Enamorada de mi… ¡¿Hermano?! (Zayn Malik y tú) | Terminada |

Abrí mis ojos lentamente. Fruncí el ceño ante el tremendo dolor de trasero y espalda que se presentó al instante, además del calor que sentía. Me acomodé en el piso y recargué mi espalda en la tina. Suspiré y acaricié el cabello de Zayn. Los ronquidos que salían de su boca eran tan tiernos… Sonreí y lo cubrí con la cobija. Su cabeza reposaba en mi regazo, su cuerpo estaba en posición fetal y mis piernas estaban inmóviles. Terminé durmiendo alrededor de las cuatro de la madrugada, en llevar a Niall a su casa, aguantar la burla eterna de mi mejor amiga y por su puesto… estar en el baño oyendo disculpas mientras Zayn vomitaba en el escusado. Había bebido mucho por culpa de los chicos (Louis y Niall), le dieron unas mezclas malditas de Ron, Tequila y todo el alcohol con los grados suficientes para que cayera en un coma etílico. Malditos infelices.
-Zayn –lo llamé cariñosamente- Zayn –lo meneé un poco desde su hombro- Mierda –mascullé con enojo- ¡ZAYN! –grité muy fuerte. El grito le sobresaltó inmediatamente y por obra de no sé quién él ya estaba parado, con los pies descalzos sobre la baldosa.
-Oh, mierda… Agh –gruñó y tomo ambos lados de su cabeza, aplastándola con dolor. Su cara –que se veía malditamente sensual- retorcida por el ataque de la resaca. Ja, ja.
-Ay –suspiré y me levanté del suelo- ¿Qué voy a hacer contigo Zayn Malik? –puse mis manos en jarras, recargando mi peso en un pie. Mientras le sonreía de forma maternal… Por más que quería molestarme y tronarle la cabeza a golpes, no podía. Hoy… ¡MIERDA! ¡HOY NOS CASAMOS!- Mierda, mierda, mierda –bajé la tapa del retrete y salí corriendo hacia nuestra habitación. Eran las 11:26, en 35 minutos vendría mi madre con la maquillista a arreglarme. La boda comenzaba a las dos de la tarde y yo lucía como un zombie y ni hablar de Zayn.
-¡¿QUE HORA ES?! –llegó rápidamente con la respiración entrecortada y gruñó- Mierda, Liam vendrá por mi para arreglarme en su casa… no nos hemos duchado –el color de sus mejillas lo abandonó y lucía muy preocupado- Perdón amor –torció la boca y me abrazo fuertemente. Mientras susurraba más disculpas a mi oído. Vencida por el cariño de su voz le rodee la cintura con mis brazos y lo apegué más a mi cuerpo sobándole la espalda.
-Ya, no te preocupes… -me separé de él y le acaricié la mejilla- Vamos a que tomes algo y te duchas en casa de Liam, a las doce llega la maquillista… así que no nos veremos, hasta el altar –hice un puchero, el rió cariñosamente y me besó despacio. Un beso muy casto y tierno para remediar el daño.
-Te amo, te amo –suspiró por prolongado tiempo y me abrazó nuevamente. Colocó su boca en la raíz de mi pelo mientras me daba besos en la coronilla y yo me derretía de amor entre sus brazos. Las lágrimas comenzaron a descender con rapidez y me aferré a su cuerpo torneado mientras sollozaba como una niña.
-Te amo más –dije con la voz entrecortada mientras le besaba el cuello y aspiraba su aroma. Mi aroma a Zayn, tan delicioso y tan mío.
-No llores –me estrechó con fuerza y los latidos de su corazón incrementaron de ritmo- Todo saldrá de maravilla, al fin vamos a formar una familia, al fin serás mía –su voz se cortó- Por fin… -susurró. Sonreí ampliamente con mi mejilla en su pecho y le besé. Ambos nos encontrábamos con las mejillas empapadas y con la emoción (o nervios) a flor de piel. Dejé un último beso en su boca y caminamos hasta la cocina a prepararle un café.


-Por Dios hija, ¿Qué te pasó? ¿Un camión te arrolló? –dijo mi madre entrando con los ojos gigantescos, tomando mi cara para observarla con precisión mientras la joven maquillista reía y dejaba sus cosas sobre la encimera de la cocina.
-No mamá –bufé- Zayn salió de copas anoche, por culpa de los chicos y me desvelé por su culpa –me encogí de hombros y sonreí como tonta- Hola –me dirigí a la menuda pelirroja quien observaba la escena con curiosidad.
-No luce tan mal señora –dijo con su voz cantarina y estiró su mano- Lorain –sonrió ampliamente y le devolví el gesto, estrechando su mano con una perfecta manicura.
-_____ -solté su mano- ¿Dónde me arreglarás?
-En tu habitación ¿no? –intervino mamá y  ambas asentimos. Nos dirigimos con una charla animada sobre la boda y los arreglos a mi alcoba. Lorain comenzó a sacar sus herramientas de belleza mientras yo me  duchaba con el agua muy caliente para remover todo el estrés y mi cara de espanto. Después de cepillar mis dientes y desenredar mi cabello salí envuelta en la toalla. Mi madre charlaba con Lorain mientras observaban la fotografía del peinado que quería y combinaban algunas sombras.
-Vez –dijo mamá enfocando su mirada en mí- Luces mucho mejor –sonrió y asentí.
-Me colocaré la ropa interior –dije con las mejillas sonrojadas y me introduje de nuevo al baño con la bolsa de Victioria’s Secret. Había escogido un lindo conjunto de lencería blanco, con bastante encaje. Las bragas eras minúsculas, jamás me había puesto una tanga y me sentía realmente incómoda. A trompicones salí de nuevo con la bata bien amarrada y una toalla rosa envuelta en mi cabello.
-Deja ver como luces –rió mamá. Mis mejillas se encendieron con violencia y negué frenéticamente.
-Mamá, contrólate –hice cara de espanto y me senté en el taburete frente a mi tocador.
-Que sangrona –bufó y se acomodó en la cama- ¿Por qué empezarás, cariño? –le preguntó a Lorain.
-Comenzaré con un bálsamo para su rostro, después con el peinado y por último el maquillaje –dijo con suficiencia embarrando en mi rostro una crema muy fresca.
-¿Tan mal luzco? –reímos- Ya me habían hecho mascarilla ayer –subí mis ojos hacia ella.
-Lo sé –dijo- Pero esto es para que tu rostro se limpie completamente y que luzca fresco a la hora de aplicar el maquillaje –sonrió- Cierra los ojos –obedecí con una ligera sonrisa y me dejé consentir por un rato.




Entré con los ojos aguados, con la marcha nupcial cantando a mí alrededor. La Iglesia estaba adornada muy linda con arreglos florales por doquier y una alfombra roja bajo mis pies. Había mucha gente con una inmensa sonrisa, mientras que mis mejillas las sentía entumidas de tanto mostrar los dientes. Tomé el brazo de mi padre, quién plantó un beso en mi mejilla y acariciaba mi mano con cariño.
-Luces hermosa –susurró y le miré.
-Tu también –sonreí de medio lado y me apegué a su cuerpo. Llevaba un smokin negro que resaltaba sus músculos, con una camisa blanca, moño negro, zapatos italianos y unas flores adornando su bolsillo. Lucía realmente guapo y olía bien.
-¿Lista? –preguntó a unos escasos metros de distancia y asentí levemente. Tomé la mano de Zayn, sus bellos ojos avellana se encontraban cristalizados y el también lucía abruptamente sexy, bello y perfecto. Su cabello peinado hacia arriba, su hermoso cuerpo cubierto por un genuino traje de vestir blanco, que se ceñía ante cada músculo. Llevaba la loción que más me gustaba y sonreía enormemente.
-Estás preciosa –susurró besando mi mano y estrechándola entre la suya. Rogaba por que las lágrimas no rodaran, mi maquillaje había quedado al punto y me sentía como princesa. Nos arrodillamos en nuestro lugar mientras no dejábamos de vernos con una sonrisa de enamorados.
-Luces tan irresistible –susurré. Reímos levemente y volvió a besar mis nudillos.
-Te amo –susurró. Parpadee un par de veces para alejar a las estúpidas lágrimas y apreté su mano.
-Y yo a ti –sonreí de medio lado y suspiré.
El cura comenzó a hablar y nos concentramos en cada palabra que salía de su boca. Todos los presentes sonreían ante nuestras miradas cariñosas que nos brindábamos y Solange lloraba levemente, junto con Dalhya. Niall me miraba con su cara de hermano mayor y todos nuestros amigos sonreían. Es uno de los mejores días de mi vida y estoy muy feliz. El sacerdote siguió con su rito, preguntándonos algunas cosas, mientras que las lágrimas picaban con fiereza mis ojos.
-Yo, Zayn, te quiero a ti, _____, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida –sonrió con algunas lágrimas en sus ojos- Hasta que la muerte nos separe –mordí mi labio inferior para evitar que mi labio temblase y proseguí con decir mis votos de amor. Las lágrimas comenzaron a derramarse por nuestras mejillas y Zayn volvió a besar mi mano.
-Zayn, ¿aceptas como esposa a _____ y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?
-Sí, acepto –asintió con una sonrisa inmensa y en ese instante, me dieron muchas ganas de saltar, gritar y parlotear por toda la ciudad diciendo que Zayn era ya mi esposo. Sonreí sinceramente mientras metía la argolla de matrimonio en su dedo anular. Tomó el otro anillo entre sus manos, sonriéndole a Jay quien llevaba su trajecito blanco muy parecido al de mí… esposo.
-_____, ¿aceptas como esposo a Zayn y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe? –preguntó el sacerdote.
-Sí –suspiré con una inmensa sonrisa en mi rostro y asentí- Acepto –mi marido sonrió hacia mí e introdujo la argolla en mi dedo. Besó mi mano, mientras mis mejillas estaban empapadas de lágrimas. Sorbí mi nariz y observamos al padre.
-Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre –sonrió- Zayn –subió un poco las cejas y reímos todos en la Iglesia- Puedes besar a tu esposa –sonrió enormemente. Mi hombre me tomo de la cintura y acarició mi mejilla, todos murmuraron un “aw” y Jay reía levemente.
-Al fin –susurró cerca de mis labios- Mía –gruñó y me haló y apegó a su cuerpo.
-Tuya mi amor –susurré- Siempre –suspiró alegre y me besó tiernamente. Sus labios danzaban al ritmo de nuestros latidos, lentos, disfrutando del momento. Me deslizó un poco hacia abajo como princesa y me observó.
-Siempre tuyo –rozó nuestras narices y dejo un casto beso sobre mis labios.
-Siempre –murmuré y lo abracé fuertemente. Todos en la Iglesia explotaron a gritos, porras y aplausos. La marcha nupcial volvió a presentarse y la ceremonia ya había terminado. Nos tomamos firmemente de la mano y corrimos como locos por el pasillo. Tiré el ramo entre la gente que se amontonó en la entrada y Danielle lo cachó, saltando como niña pequeña y acompañada de los gritos de las chicas. Nos introdujimos dentro de la Limosina blanca después de algunas fotos y comenzamos a reír como tontos.
-¡Gracias por hacerme feliz, por ser mi esposa, por amarme! –gritó eufórico. El chofer comenzó a reír y abrió el quema cocos del auto.
-Ven –sonreí ansiosa y asomamos nuestros cuerpos por el aire. El viento soplaba con violencia al ritmo de las llantas del coche y tomé su rostro con firmeza y lo besé con amor- Te amo, siempre –le di un beso- Siempre. Eres. Mío –dije, separando las palabras con cada beso.
-Te amo más –gruñó sexymente e introdujo su lengua en mi boca. Gemí bajo mientras continuaba saboreándole la boca.
-Te amo –susurré con la respiración entrecortada y lo abracé.
-¿Sabes lo feliz que me haces? –susurró en mi oído. Volví a derramar lágrimas y me separé de él- ¿No? –sonrió. Negué con la cabeza limpiando mis mejillas y reímos- Pues me haces el hombre más feliz del universo… no puedo esperar a que sea nuestra noche de bodas, a que me digas que la prueba de embarazo es positiva, a escuchar el primer llanto de nuestro hijo –comenzó a sollozar- A cargar en mis brazos al producto de nuestro amor, a envejecer a tu lado… Te amo _____, te amo desde siempre, desde el primer momento en que observé tus hermosos ojos verdes –sonreí nuevamente y volvimos a unir nuestros labios en un suave y apasionado beso lleno de sentimientos y de amor puro, sincero y verdadero.

Y… es aquí, en este momento en el que te das cuenta que los finales felices si existen, que por más de que la vida te ponga obstáculos para avanzar sobre el camino, mientras ames a esa persona, todo es posible de superar. Sé que éste no es un final, que falta mucho por recorrer y descubrir de la mano de la persona que amé, amo y amaré siempre, pero… es el comienzo de mi vida a su lado. De la vida a lado de la persona por la que luché tanto y ahora… es mío y yo soy suya completamente. En plenitud.

-Creo que estoy embarazada –sonreí de medio lado y Zayn me observó con unos gigantescos ojos miel.
-¿Embarazada?