You be Juliet I'll be Romeo (Logan Henderson y Tu)

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Narra __________
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Caminé hasta la valla porque sentí curiosidad y, ¡vaya que me emocioné al escuchar aquel ruido! Pero la desilusión me invadió cuando no obtuve respuesta alguna. Siempre quise viajar al Reino del Norte, y por alguna razón -que ahora sé-, mi familia siempre decía: “No”.



Dios, quería cruzar esa valla. Pero recordé la mirada de molestia que tenía mi padre cuando llegó a casa esta mañana. Estaba molesto por algo que hizo aquel antiguo amigo… Henderson.




Pensar en lo ocurrido esta mañana hizo que me sintiera confundida. Había muchas cosas que todavía no entendía. Habían muchas cosas que explicar. Definitivamente, en cuanto pudiera, le pediría explicaciones a mi familia.




¿Por qué no comencé el proceso de desarrollo cuando probé la sangre por primera vez, cuando era un bebé? ¿Por qué comencé el desarrollo ahora? ¿Qué me va a pasar? ¿Qué va a pasar con mis amigos?  


Amigos…


¡Clara!


Con todo lo ocurrido, se me ha olvidado avisarle que no iba al colegio. De seguro me ha escrito preguntándome dónde estoy.



¡Mi teléfono! Me golpeé la frente repetidamente con la mano mientras trataba de recordar dónde lo había dejado.





Recordé la orden de James. Aquella orden que ahora me parece una advertencia. Miré a mí alrededor y, como era de esperarse, el bosque estaba oscuro y tétrico. Me sentí como una diminuta hormiga, como una insignificante pelusa. Y, para ser sinceros, me sentí aterrada. Los animales nocturnos comenzaron a salir. Según yo, eran las 17 horas. Rayos, cada vez es más difícil distinguir las cosas con ésta oscuridad.  En el Reino del Sur, suele oscurecer completamente a las 18 horas pero, en invierno, gracias al clima de montaña, oscurece entre las 16 y 17 horas… las noches son más largas y la temperatura baja notablemente, nunca he tenido problemas con esto último, tengo una gran tolerancia al frío, pero...




Entonces escuché el constante golpeteo de algo contra el suelo. Mi cerebro creó la imagen de alguien corriendo rápidamente. Detuve mi acción y traté de buscar el lugar de origen, pero estaba tan confundida por los golpes que no logré concentrarme.




Dirigí la mirada a mis pies y cerré los ojos para luego suspirar. Varios segundos después, sentí algo en mi estomago, algo extraño. Algo parecido a la sensación que tuve cerca del lago pero fuerte y constante. Sentí que había alguien cerca de mí… muy cerca.  




Traté de pensar en otra cosa, en cualquier cosa que no fuese lo que estaba ocurriendo, cualquier cosa excepto las posibilidades de que ocurriera algo malo en este momento. Quería perderme en mis pensamientos. Quería ignorar todos esos ruidos. Quería pretender que no sentía una presencia. Quería simular que nada de lo que estaba pasando era cierto.




Por más que lo intenté, no lo logré. Pero, ¿cómo iba a lograrlo si aquella sensación cada vez se hacía más fuerte?  






Escuché pasos, pasos que cada vez se escuchaban más cerca.





“¿Qué haces aquí? Te dije que esperaras allá”  preguntó mi nuevo amigo.


-_________: Vi la valla y me llamó la atención –respondí mientras miraba hacia el Reino del Norte.








El alivio que sentí en el momento que supe que era James y no otra persona era tan grande que podría haber hecho una fiesta ahí mismo. Pero algo no estaba bien, todavía podía sentir una extraña presencia. Mi mirada navegaba de un árbol a otro velozmente. No sé si era paranoia pero, sentía que alguien me estaba vigilando.  





¡Oh mi…!



Un par de ojos oscuros se hicieron visibles, un par de ojos que se encontraban en el Reino del Norte, un par de ojos que me observan. La sorpresa fue tan grande que quise soltar un grito. Controlé mis emociones y sólo así fue que encontré el cuerpo al cual pertenecían aquellos ojos.  




Era un chico. Un chico de cabellos castaños claros y piel blanca, casi pálida.



Pensé en decirle a James que había alguien al otro lado de la frontera observándome  pero, por algún motivo, no lo hice.




No podía apartar la mirada de los ojos del norteño. Sus ojos me atraparon y me envolvieron en una especie de tornado (digo esto porque comencé a sentirme mareada).




Rayos, rayos, rayos, rayos…  ¡Qué ojos!





-James: ¿Nos vamos?  




No respondí, en su lugar, observé los ojos del chico.  Es lindo. Sonreí ante el pensamiento.  Me siento muy emocionada… ¡Estoy viendo a un norteño!




Entonces, cuando había decidido ir a saludarlo, él levantó su mano y la movió de lado a lado luego…, luego se fue.


Yo… sentí que había perdido algo. Sin razón alguna me sentí así.


Dios.





James preguntó qué me pasaba muchas, muchas veces.




-_________: Solo tengo un poco de miedo por tanta niebla –respondí.
-James: Ya es hora de regresar. –Colocó su mano en mi brazo y me hizo dar media vuelta, quedé frente a él- ¿Estás bien? –Preguntó por enésima vez.- Mírame a los ojos, ________.
-_________: Actúas como mi hermano –mi voz tembló. James suspiró- Estoy bien –lo miré a los ojos.
-James: No te creo.
-_________: Basta. No eres mi hermano.






Después de eso, caminamos hacia el punto de partida en silencio… un silencio estúpidamente incómodo.









Cuando llegamos a casa, Kendall me abrazó fuertemente y luego me regañó, y a James también. Bueno, no sólo nos regaño él, mis padres también lo hicieron… tan solo porque nos fuimos sin avisar. La cascada, la frontera, el chico… estas cosas deben quedar en secreto.









-Kendall: ¿A dónde fueron?
-James: Fuimos a caminar –me miró a los ojos mientras respondía, lo tomé como un: Todo lo que pasó allá, será nuestro secreto.
-Kendall: ¿A dónde? –Exigió saber.
-James: Por ahí.
-Kendall: ¿Por ahí? ¿Qué es eso? –Nos miró detenidamente- ¿A dónde fueron? –su voz sonó extrañamente gruesa.
-James: Dije que por ahí –James se mantuvo relajado.
-Kendall: ¡¿Acaso es una nueva división de Los Reinos?!
-James: Claro, ¿Que no te llegó la nota?
-Kendall: ¡James! –Gritó.
-James: Ya, Ken. Hermano, solo caminamos –soltó una bocanada de aire-. ¿A caso no confías en mí?
-Kendall: En estos momentos creo que no –James soltó una larga carcajada.
-____________: Ejem, Kendall, salimos por tu culpa.
-Kendall: ¿Por mi culpa? ¡Claro que no! ¡Yo no les dije que salieran a caminar!
-____________: No, pero sí secuestraste a mi amiga. Quería hablar con Kathy pero no la encontraba, se me había olvidado que tú también estabas aquí… ¿Sabes? Iba a salir sola al bosque para buscarla pero James, al notarlo, se ofreció a acompañarme. Envés de estar gritándole, deberías agradecerle.
-Kendall: ¡Oh! –Sus mejillas comenzaron a tornarse rosadas- Cierto. Yo… perdón por secuestrarla es que… hace tiempo que no la veía.
-____________: ¿Eh? –Sacudí mi cabeza- No me tienes que pedir disculpas, sabes que apruebo la relación –el tono rosa de sus mejillas pasó a ser rojo. Oh, qué tierno-. Ejem, es a él a quien le debes unas disculpas, por gritarle.
-Kendall: Cierto. Eh, James…
-James: ¿Si, Kendall?
-Kendall: Lo siento.
-James: ¿Qué sientes? –Mi hermano rodó sus ojos.
-Kendall: Siento haberte gritado, lo siento mucho, James.
-James: Vale, estas perdonado.





Kendall volvió  rodar sus ojos, por lo cual, James lo empujó. Después de varios empujones de parte de ambos, subieron a la habitación de Kendall con dos grandes trozos de pastel.








Fui a la cocina y, sin pensarlo, abrí la puerta de la nevera. Todavía quedaba mucho pastel. Tomé una cajita de jugo de manzana; pues no tenía hambre, sorprendentemente; y caminé hasta la sala. El único pensamiento que rondaba mi cabeza era que llegaría Helen, la señora de la limpieza, en pocos minutos; no creo que mi madre pueda dormir sabiendo el desastre que se había convertido la parte baja de la casa. Arrugué la nariz al recordar la hora. Era improbable que Helen llegara. ¡De seguro me tocaría a mí limpiar todo el desastre!





Me senté en el sofá más grande y me dispuse a tomar de mi jugo. Comencé a preparar las mentiras que tendría que decir al día siguiente porque, conociendo a mis amigas, me exigirían una respuesta. Me sobresalté al escuchar la voz de James diciendo: “¡¿En serio?!” Arrugué mi nariz y me dije que no fue nada. En una especie de susurro muy fuerte, Kendall dijo: [/i]“Sí, tal y como escuchas”.[/i] Inmediatamente después, la ridícula risa de mi hermano retumbó en mis oídos.








-_____________: ¡¿Pero qué…?! –Tomé un poco de aire.







Fue entonces que noté que estaba escuchando parte de una conversación. Como la gran curiosa que he sido toda mi vida, me dispuse a escuchar el resto.





Por un par de minutos, ambos rieron a carcajadas. Después de tranquilizarse, James dijo: “¿Le dirás a _________? Hmmm… quizás se enfade”. Cuando escuché que me mencionaban, algo dentro de mí se alarmó.









-_____________: ¿Ahora qué hiciste, Kendall? –Grité enojada.- ¡Oops! –Me tapé la boca. Segundos después, Kendall y James estaban parados frente a mí.
-Kendall: ¿Escuchaste algo?
-_____________: ¿Si? –Los ojos de Kendall se abrieron de par en par- ¿No?
-Kendall: Oh, diablos. Princesa, puedo explicarlo –elevé mi ceja izquierda.
-James: ¡Espera! Primero confirma lo que sabe, no vaya a ser que… -Kendall asintió. Oh, gracias, James.
-Kendall: Ejeeem, ¿Qué, exactamente, escuchaste? –Rodé mis ojos.







Miré sus rostros y así tuve la certeza de que Kendall no me diría nada hasta saber todo lo que escuché … y bueno, mentir no era una opción, mi hermano descubría fácilmente cuando lo hacía. Bufé.







-____________: No escuché mucho, ¿de acuerdo? Solo escuché sus risas.
-Kendall: ¿Segura? –Asentí- ¿Entonces por qué gritaste... aquello?
-____________: Porque escuché a James preguntarte si me dirías. Perdona pero, no fue mi intención escuchar su conversación –Kendall mi miró fijamente y sus ojos se entornaron levemente-… Okey, quizás sentí un poquito de curiosidad y quizás cuando,  sin querer, escuché parte de su conversación quise saber más y coloqué toda mi atención en… oops, lo siento –mordí mi labio inferior.
-Kendall: Ay, princesa, qué haré contigo –rio-. No te preocupes.
-James: Wow.
-Kendall: ¿Wow, qué? –Dijo mientras miraba al castaño.
-James: Había escuchado en el colegio que la relación entre ustedes dos era muy buena pero… wow.  
-Kendall: La amo.
-___________: Y yo lo a amo a él –me acerqué más a Kendall y lo abracé.
-James: Y no tengo ningún problema con eso.







Después de un tiempo, James se despidió de todos y se fue.









-___________: Estoy bien. Salí de casa para buscar a Katherine, entonces encontré a James, creo que estaba alimentándose, y éste se dispuso a acompañarme. No fuimos muy lejos de aquí. –Expliqué, varias horas después, a mis padres.
-Mamá: ¿Segura que estás bien? Te noto muy pensativa.
-__________: Pues, ¡claro que estoy pensativa! Ustedes me han dado nueva y extraña información, información que no he asimilado completamente, y claro, información incompleta.
-Kendall: Ella tiene razón –miró a nuestros padres, simultáneamente-. Creo que… le debemos muchas explicaciones.







Después de pensarlo por varios minutos, mi padre dijo: “Bien”.






-___________: ¿Por qué mi desarrollo ha comenzado tan tarde? -Fue lo que salió de mi boca después de pensar en una buena pregunta.
-Papa: Créeme, todos nos hacemos la misma pregunta –suspiró-.  Supongo que las palabras de Charlotte eran más ciertas de lo que creímos…
-____________: ¿Charlotte? ¿Charlotte Toker? –Pestañé.
-Kendall: Si es lo que creo, sí; nuestro padre habla de la mismísima señora Toker.  
-____________: ¿Pero por  qué…?
-Mamá: Princesa, Charlotte es la bruja de la familia.
-____________: ¿Quèeeee? –Grité. No me podía imaginar a Charlotte, una mujer tan normal como cualquiera de cuarenta años podría llegar a ser, metida en esos rollos de la hechicería. Las apariencias engañan. - Dios, esto es mucho para mí. ¿En serio? ¿Charlotte? –Maldije por lo bajo y deseé que nadie pudiera escucharme- ¿Qué dijo ella sobre mí? Y, ¿Por qué una bruja habló sobre mí?
-Kendall: Déjame explicarte algo, hermanita –miró a nuestros padres-, ellos lo harán de una forma muy… complicada –sonrió.- Cuando nace un nuevo vampiro, lo normal es llevarlo al brujo o bruja de confianza para que… digamos que tratan de ver el futuro del nuevo integrante de la sociedad. O bien, tratan de predecir qué papel cumplirá la criatura. Hmmm… esto se debe a que nuestros antepasados lo hacían para colocar un nombre adecuado a sus crías y, bueno, la costumbre quedó.
-Mamá: Nunca olvidaré ese día –dijo mientras miraba al suelo-. Charlotte dijo que debíamos cuidarte mucho. Si todo ocurría tal y como ella había visto en su sesión –me miró-, tú llegarías a ser nuestra salvación. Predijo que tu desarrollo no sería uno normal, porque tú, mi querida princesa, nunca llegarías a ser una vampiresa común.  
-Papá: “Un futuro como el de la princesita, sin duda, no le pudo haber tocado a una vampiresa común.” Esas fueron sus palabras.
-___________: Charlotte, la bruja de la familia, predijo que nada en mí sería normal y, por lo que veo, es muy cierto. Perfecto. No basta con el hecho de que ni siquiera soy humana, no, sino que entre los vampiros ¡soy extraña!
-Kendall: A decir verdad, sí. Los vampiros que sabían de… eh, tu antigua condición, siempre comentaban lo extraño que era eso. Mientras que los nuevos me preguntan por qué no te encontrabas cazando u entrenando con el resto –se encogió de hombros.
-Papá: Nadie ha podido entender el porqué de la tardanza en tu desarrollo.
-Mamá: ¿Alguna otra pregunta?
-__________: ¡Por supuesto que sí! Hmmm… ¿Nos… quemamos con el sol?
-Kendall: ¡Claro! Pero no cómo la mayoría de los humanos creen. Sí, nos quemamos… pero no tan rápido.
-Papá: Si todo tu cuerpo es expuesto a la luz del sol, se comenzaran a formar quemaduras. Dependiendo del vampiro, podemos llegar a morir en minutos… o días. Yo, por ejemplo, puedo pasar casi una semana completa bajo la luz solar antes de convertirme en cenizas.
-Kendall: Por la edad y poder, claro –mi hermano asintió.
-___________: Bueno, aquí tengo otra pregunta –miré a mis padres-: ¿Por qué lucen tan jóvenes? ¡Ustedes son viejísimos!  -Mi madre ahogó un grito. Kendall soltó una carcajada- No es por ofender, de hecho, lucen jóvenes… Es que, papá, dijiste que habías venido por primera vez a Los Reinos hace cientos de años. No entiendo… ¿Cuántos años tienen realmente?
-Mamá: Bueno, tu padre tiene unos 386 años y yo… yo tengo 132.
-___________: ¡Debes estar bromeando!
-Kendall: Eso no es nada…  
-__________: Bien, eso explica mucho –pensé en la madre de Katherine-. Y, ¿cómo funciona esto? Porque la teoría de que todos  se congelan a la misma edad no puede ser cierta, porque, supongo que la abuela también es una vampiresa, y ella no aparenta la misma edad que ustedes –una molestia en mi boca se hizo presente justo después de que terminé de hablar.
-Kendall: Sí, la abuela también es una vampiresa, una por nacimiento; eh, después te explico lo que eso significa.
-Mamá: Nosotros, los vampiros, nos congelamos luego de transformar a un humano, ¿me explico bien? –Asentí.
-Papá: Ese tema es algo extenso, mejor lo guardamos para mañana. O para las clases -¿Clases? ¿Cómo un colegio? ¡Ah! ¡El tutor!
-Kendall: Y antes de que preguntes; sí proyectamos sombra, sí nos podemos ver en los espejos y fotografías (la falta de alma no influye en esto), no podemos entrar a ninguna iglesia y los símbolos cristianos nos queman.
-___________: Oh vaya, pensé que era mamá quien leía los pensamientos –reí-. Gracias. Ahora -realicé una mueca de dolor-, necesito hacerles otra una pregunta… ¿Es normal que me duela tanto la mandíbula?  
-Kendall: Oh, en tu caso, sí; tus colmillos están creciendo.
-___________: ¡Ah! –Grité del dolor.
-Kendall: No te preocupes, el dolor no durará mucho –sobé mi mejilla.
-___________: ¿Cuánto tiempo? –Pasé la lengua por mis dientes.
-Kendall: Dos semanas, aproximadamente. –Mis ojos se abrieron- Los colmillos no salen y ya. Técnicamente, tu dentadura se está rodando para darles más espacio a tus nuevos amigos.
-___________: ¡¿Y eso es poco tiempo?! Rayos, no podré soportar tanto tiempo. -Un toc toc comenzó a retumbar en mi cabeza – Mis dientes se sienten normales. No noto ningún cambio –volví a pasar la lengua por mis dientes.
-Kendall: __________, eso no ocurre de la noche a la mañana. Mira, tus colmillos aparecieron hace unas horas por una clase de reflejo, porque necesitabas comer. Pero, se han vuelto a… ¿esconder? Bueno, no esconder, pero… Ah, como sea –Gracias, hermano, me has confundido más.
-Papa: ¿“Esconder”? ¿No pudiste encontrar un mejor término? Hijo, creo que tendrás que volver a…
-____________: Me duele la cabeza –Kendall y mi padre dejaron de hablar.
-Mamá: ¿Mucho? –Preguntó dentro de mi cabeza.
-____________: Algo. Debe ser por toda esta información… o por el cansancio.
-Papá: Mejor ve a descansar.
-____________: Okey –me levanté-. ¡Oh!  ¡Tengo otra pregunta!
-Papá: Déjalo para mañana, es mejor que vayas a descansar.






Asentí y caminé hacia las escaleras. Cuando estaba a mitad de estas, mi papá me llamó. Me di media vuelta y lo miré. Entonces dijo:





-Papá: ¿Tomaste sangre?
-____________: Sí –respondí en un tono seguro al recordar lo que pasó en el bosque.  
-Papá: Entonces, ya puedes ir a tu habitación –sonrió.
-Mamá: Que descanses.
-____________: Gracias.
-Kendall: ¡Te quiero! –Gritó.
-_____________: ¡Yo más!









Cuando terminé de subir, me tropecé si motivo alguno. Torpe. Realicé una mueca y seguí caminado. Un segundo después, tuve la sensación de que me iba a caer. Sacudí mi cabeza.





Una vez en mi habitación, fui al baño para lavarme los dientes. Me miré en el espejo. Estaba muy pálida. Abrí el grifo y eché agua en la cara con ayuda de mis manos. Aquella molestia en mi boca aumentó. ¿Qué me ocurre?, pensé. Me volví a ver en el espejo. Decidí abrir la boca frente a éste. Podría jurar que mi corazón se detuvo, por lo menos, un segundo al notar que mis incisivos superiores estaban notablemente más anchos y filosos y los inferiores estaban un poco más pequeños… pero, de todo esto, lo que más resaltaba y sorprendía eran los caninos largos y afilados. Supongo que el ardor de mis encías surgió cuando mis colmillos, de la nada, se hicieron el doble de largos.





Kendall tenía razón, esto no ocurría de la noche a la mañana, ocurría en minutos.




Entonces el dolor de cabeza se hizo aún más fuerte. Sentí una punzada en el estomago. Mis piernas comenzaron a temblar fuertemente. Me apoyé del lavabo, para evitar caerme, después abrí más la boca para tomar algo de aire, al cerrarla mis colmillos quedaron sobre mi labio inferior, el roce entre éstos logró que mi labio sangrara. Mi sangre era amarga y fuerte, no se parecía en nada a la sangre de Sean.





Un par de segundos después, mis piernas se debilitaron totalmente por lo que quedé arrodillada. Aferré mis dedos al lavabo e intenté levantarme, pero me fue imposible. Al final, dejé que mis brazos cayeran.




Abracé mi estomago fuertemente al sentir una punzada más fuerte que la primera y apoyé la cabeza contra el suelo. Sentía como si algo dentro de mí se estuviese muriendo. Mi cabeza comenzó a dar vueltas. Inconscientemente me coloqué en posición fetal. Mi garganta ardió. Comencé a llorar al sentir una punzada aún más fuerte que la anterior.  




Todo mi cuerpo se debilitó grandemente. Grité con toda la poca fuerza que me quedaba al sentir que iba a morir del dolor. Una sensación de sed se apoderó de mí.



Mi dolor se hacía más fuerte a medida que pasaba el tiempo. Mordí mi labio inferior; lo cual no fue una buena idea dado a que, mis colmillos produjeron dolorosos cortes en éstos. Lloré más fuerte que antes mientras escupía mi propia sangre.







-Kendall: ¿Princesa? –Escuché preguntar a mi hermano- ¿Dónde estas? Escuché un grito…





Intenté hablar pero no tenía aliento para responder. Mis parpados se hicieron pesados, muy pesados.






“Princesa, por favor, despierta” Escuché decir a Kendall. “Por favor, despierta” volvió a decir, esta vez, su voz sonó más lejos.








Una especie de gemido salió de mi boca antes de que mis ojos se cerraran y todo se tornara negro.