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Mensajeros Caídos {LoganLerman}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 5 de 19. • 1, 2, 3, 4, 5, 6 ... 12 ... 19
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
{#W} escribió:Wow, quedé atónita, primero que nada me pregunto por qué se a de encontrar tantos ángeles en un mismo día, y lo de su primo me dejó como QUIERO MÁS!!! :ñomñom:
Muy pronto lo sabras nena :3 asdasd Pobre Marcus u.u pero ya veras dentro de poco :3 ya subo!
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
harrystyes escribió:Hiiii, nueva lectora! Ya debes conocerme haha
Me encanta la trama de la novela, me leí el prólogo y los 3 capítulos recién y me intrigaron muchísimo. Amo el rollo ángel salvador, siempre me han encantado los libros de ángeles. (The mortal instruments, Hush Hush..)
Tienes que seguirla! Un beso.
BIENVENIDAAAAAAAAAAA!
Te agradezco tanto que te hayas pasado por mi novela y hayas comentado :3 Yo tambien amo los libros con angeles *-* Falling for Grace (la saga) es mi preferida :3 me encanta <3 Ya sigo!
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
KarlaaMay escribió:holaaaaaaaaaaaaaaa nueva lectora aqui!!!!!:) jajaj esta muy buena!!!!! SIGUELA PORFAVOR!!!!!!!!!!!!!!!!!
BIENVENIDAAAAAAAAA!
Gracias por pasarte a mi novela y tomarte el tiempo de leer y comentar :3 Ya sigo!
Jaeger.
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Capitulo Cuatro.
Capitulo Cuatro.
Marcus se sienta en el pequeño sillón color marrón de la sala, su vista está perdida hacia un lugar donde no puedo ingresar; abre y cierra las manos numerosas veces mientras su respiración está siendo irregular. Parece que dentro de él hay una batalla interna donde trata de mantener la calma.
Duele verlo así, sin su sonrisa característica, sin sus ojos brillando de emoción ante las locuras que cometía con Ian. Aunque ahora que lo pienso, mi hermano, mi primo y también mi prima – la hermana de Marcus – han cambiado en un punto de su vida, no han sido los mismos; como si sus almas se hubieran oscurecido y maldecidas.
- Todos al cumplir dieciocho… nosotros…– la voz del muchacho me hace sobresaltar con la brusquedad que salgo de mis pensamientos. El sigue mirando a un punto fijo, sin siquiera mirarme.
- ¿Qué pasa con ustedes? – frunzo el ceño y me acerco unos pasos, agachándome justo delante de él.
El parece pensar antes de hablar, como si no estuviera seguro si seguir hablando o no; me desespera el hecho de que no suelte nada al pasar los segundos. Decido rendirme, debe estar cansado y diciendo incoherencias.
- ¡No! – exclama con furia denotando en su voz. Me asusto y caigo hacia atrás – No, no estoy loco. Solo que las voces no se callan, nunca lo hacen, ¿Sabes? Es horroroso – su cuerpo empieza a temblar con brusquedad, lo que me hace asustarme nuevamente – Nunca lo entendí, para ahora lo sé. ¿Cómo hago para que se detenga?
Siento como algo se empieza a romper dentro de mí, vuelvo a tragarme las lágrimas mientras me digo a mi misma que llorar no hará nada para ayudarlo; debe seguir siendo tan orgulloso y sentir pena por él lo molestara bastante. Me paro con cuidado y le paso una mano por la espalda, masajeándole y tratándole de hacer entender que estoy para él, que siempre contara conmigo pase lo que pase.
- ¿Quieres un te? ¿Algo para comer? Te ves hambriento…
- Dame un té, solo eso – susurra con lentitud.
- Espérame aquí, ya vengo, ¿sí?
Tardo unos minutos esperar a que la pava se caliente e invertir el agua en la taza de porcelana. Pongo dos cucharadas de azúcar y revuelvo; camino hacia mi primo, aun preocupada porque siga mirando a la nada, se lo tiendo y él lo toma, sin siquiera mirarme.
- Esta caliente, cuidado – murmuro cuando finalmente está en sus manos y le da pocos sorbos.
- Gracias.
Muerdo mis uñas y le echo una mirada hacia el reloj: son las ocho y cuarto, por lo que Liv estará por llegar dentro de un rato si es que no pasa por la cabaña de alguno de los muchachos antes. Temo que venga y vea que Marcus está aquí, en el sofá y tomando un té caliente. Sé que querrá que le digamos a Tía Helen, que lo llevemos a rastras hacia el centro de rehabilitación, creerá que es lo correcto y para su recuperación, solo que algo me dice que no es lo mejor para él ni para nadie.
No puedo dejar que Marcus siga consumiéndose en ese lugar. No pienso permitirlo. Aunque si me intriga la forma en que llego aquí, atravesando miles de kilómetros que hay desde aquí hasta Londres.
- April – susurra, y por primera vez, me mira a los ojos – Fue gracias a April.
¿Nuestra tía? ¿Pero cómo pudo ella encontrarlo y traerlo hasta aquí? ¿Cómo pudo abrir la puerta cuando estaba perfectamente cerrada con llaves y estas estaban en mi cartera? Además, ¿en qué momento lo hizo cuando todos deben estar teniendo un ojo sobre ella?
Mis preguntas se interrumpen cuando me doy cuenta de algo que he estado ignorando: el respondió mi pregunta, sí, pero en ningún momento hable en voz alta, ¿o lo hice?
Trato de recordar con exactitud o si, sin querer, pensé en voz alta, pero la sonrisa torcida de Marcus hace que me sienta más cerca de la verdad.
- Puedo leer las mentes. No estoy loco, solo tengo un don. – su sonrisa se engancha y tiembla al mismo tiempo, con los ojos llenos de alivio y ahogada – Ella me explico que soy especial, que no tengo que sentirme mal por esto, porque hare cosas grandiosas con este poder, ¿sabes? Soy normal, no estoy loco. Soy normal.
Su voz se rompe cuando las lágrimas comienzan a redondear en su mejilla, empapándolas con totalidad. Aun confundida por sus palabras, me acerco hacia él y lo abrazo, dejando que solloce en mis piernas mientras repite una y otra vez para sí mismo de que es normal. No puedo evitar sentirme mal y derrochar algunas lágrimas; no puedo creer cuanto ha sufrido, cuando ha ansiado salir del centro de rehabilitación, cuando se ha mutilado por pensar que era un fenómeno.
Acaricio su cabello, tan lizo y suave como lo recordaba. Sé que le gusta que le hagan eso, lo tranquiliza, y es lo que necesita. No creo que darle un calmante sea lo mejor cuando ha estado mayor parte de todos estos años con esas mierdas. Solo tiene que dormir, al menos esta noche.
Media hora después, Marcus duerme en mis piernas y ronca tan ruidosamente como siempre lo ha hecho, cosa que me hace sonreír con melancolía. Me recuerda a los días donde venía a visitarnos junto con su hermana y Helen, como nos empeñábamos en utilizar sus trucos bromistas hacia el vecino de al lado.
¿Alguna vez volverá a ser el mismo? Esto me hace sentir escalofríos, se la respuesta de ante mano, incluso antes de preguntar: Marcus jamás volverá a ser el mismo después de esos cuatro años donde ha sido encerrado contra su voluntad por su madre, siendo empestillado todos los días y enloqueciéndose de verdad.
La puerta se abre dejando escuchar unas risitas; Liv está entrando con el muchacho que supuestamente se llama Kyle. Seguro la muy perra quería acostarse con él en nuestra cabaña, pensando que estaría dormida en la otra habitación. Al menos agradezco el hecho de que tengamos habitaciones separadas.
La rubia se calla y se muestra impresionada ante lo que ve. Le echo una mirada fulminante y pongo el dedo índice sobre mis labios, marcando que deben guardar silencio. No necesito que haga un alboroto y despierte a Marcus, bastante costo dormirlo y ella no puede venir y cárgalo todo.
Liv despide a su acompañante con una corta despedida, se le escucha un tanto molesta y también preocupada; sé que le asusta el estado mental de mi primo, pero debería saber que no sería capaz de hacernos nada. Marcus esta aterrorizado porque lo encuentren, Liv tiene que apoyarlo en estos momentos.
Una vez solas, se acerca a pasos lentos hacia a mí, tomando una respiración honda y expulsándola por los orificios de su nariz.
- ¿Qué es esto? – susurra y cruza sus brazos, mirándome con acusación.
Suspiro y revoleo los ojos. Sera una larga noche.
Al otro día.
Siento el ambiente tan tenso como nunca antes lo había sentido. Liv está tomando su café mientras que Marcus toma a pequeños sorbos su té, aun con la vista perdida y casi sin hablar, solo con pequeños susurros que se es difícil de escuchar. Mi hermana no está de acuerdo con que él se quede aquí, no quiere tenerlo cerca y arriesgar nuestro bienestar, y si es verdad que Marcus lee la mente, pues ha leído la de Liv, ya que ni siquiera le ha dirigido la palabra.
Me molesta mucho la actitud de la rubia, bastante a decir verdad; también es su primo, desde el momento en que fue adoptada, Marcus se volvió su familia y nunca el trato diferente a mi o a Ian. Aunque de todas formas, entiendo que no quiera meternos en problemas y tenga miedo de que algo nos pase.
- Bien – dice mi hermana mientras deja la taza de café sobre la mesa. – Marcus, ¿Cómo has llegado aquí? ¿Alguien lo sabe?
Mi primo deja su taza con brusquedad sobre la mesa, casi pareciera que su intención es molestar a Liv, pero ella no se ha inmutado o dejado asustar. Solo se mantiene con su vista fija hacia él y sin parpadear, incluso a mí me da un poco de miedo su mirada desafiante. No es bueno verla enojada.
- April – contesta con sequedad.
- ¿Cómo te escapaste?
- April. – repite nuevamente.
Liv parece pensarse su siguiente pregunta.
- ¿Qué harás ahora? El verano no durara por siempre, hay cosas que debes pensar.
Me sorprendo de que la rubia acepte al menos que Marcus comparta el verano con nosotras, creía que se iba a oponer duramente y echarlo a patadas en menos de lo que canta un gallo – cosa que sería muy fácil siendo cinta negra – dejando al castaño en la calle, prácticamente. Estoy orgullosa de Liv, sé que le cuesta pero estoy segura de que no querrá que Marcus pase por lo mismo después de que le conté como se encontraba la noche anterior.
Liv no le deja hablar y le dice que irán a la peluquería para arreglar su cabello, también que deberá afeitarse y conseguir ropa nueva antes de que la gente se empiece a preguntar que hace vestido así. Mientras mi hermana comienza a parlotear y Marcus revolear los ojos ante las palabras fluidas con rapidez, tomo mi chaqueta para salir a dar un paseo. El día esta hermoso y tengo que aprovecharlo, aquí hace un poco de frió a pesar de ser verano y es mejor abrigarme antes de coger un resfriado.
- ¿A dónde vas? – pregunta la rubia deteniéndome antes de que cruce la puerta – Te recuerdo que tenemos una misión para que tu primo se vea como una persona decente.
- Solo voy a salir a dar una vuelta por el bosque – pongo los ojos en blanco y meneo la cabeza - Se supone que vine aquí para más libertad.
Ella relaja su cara y asiente.
- No vuelvas tarde, tenemos muchas cosas que hacer.
- Cuídate – dice Marcus, embozando una pequeña sonrisa.
Devuelvo el gesto y me despido de los dos con la mano. Sé que Liv no me querrá adentro para disculparse con mi primo por su actitud tan brusca, suele bastante orgullosa a veces y le costara pedir perdón. Al menos sé que Marcus la entenderá y se dejara someter a la pequeña tortura que la rubia le hará vivir, pues no pienso volver por si le ocurre hacerme un cambio de look.
No puedo evitar pensar en la confesión de mi primo de anoche, de cómo se supone que lee mentes. Parte de mi cree que es un verdadero disparate, que Marcus ha estado consumiendo drogas o estuvo demasiado tiempo tomando pastillas, aunque esto no puede concordar con April; ella jamás dejaría que el volviera a caer en hoyos oscuros donde se perderá nuevamente. Otra parte quiere creerle, tiene la necesidad y urgencia de creer palabra por palabra, intentando comprender del todo.
Ayer pensé también en Lola e Ian, Marcus dijo que ellos a los dieciocho les sucedían algo o es eso lo que me dio a entender. Trato de recordar la época en que cambiaron tanto, y me doy cuenta que Lola lo ha hecho bastante, aunque solo creía que era porque estaba harta de Helen. Cuando Marcus, su mellizo, fue encerrado en un centro de rehabilitación, se empleó en hacerle la vida imposible a su madre, comenzando a tratar con las drogas, el alcohol y pasarse del toque de queda. No tardo en preparar sus cosas y vivir con April por un tiempo hasta que consiguió un trabajo.
Por parte de Ian, hubo una época donde no salía de su cuarto, estaba encerrado en cuatro paredes que parecían serle fiel y sujetarlo en cadenas para que no fuese liberado. Mamá había estado increíblemente preocupada por él, Ian solo recién había cumplido dieciocho años, dejo de parecer el chico simpático, algo vergonzoso y atento; estaba paranoico a cada instante, lo único que podía hacer era dibujar en su libreta una y otra vez. Nadie podía acercarse a ella, la cuidaba como si fuera lo más preciado y secreto que podía haber en su vida. Nuevamente, April tuvo que intervenir.
No sé qué tanto tiene que ver ella con todo lo que estaba sucediendo o lo que sucede con Marcus, pero nada de esto me da buena espina, incluso me sofoca el solo pensar que puedan llegar a pasar más cosas como las que hemos vivido. Aun no se ha manifestado ningún cambio en Liv, salvo que a la noche observo como se retuerce en su cama por las constantes pesadillas que tiene, como grita y pide en gemidos ser desatada y salvada.
Tengo miedo de que la profecía se esté por cumplir, que no solo me dañe a mí, sino también a los demás; tanto como a quienes amo como a quienes no.
Saco mis lágrimas pequeñas que he derramado sin darme cuenta, utilizando un pequeño pañuelo de color marrón que tengo en mi bolsillo. Levanto la cabeza hacia arriba y observo las copas del árbol, las cuales con sus ramas y hojas impiden que entren los rayos del sol hacia a mí, y muy pocos se escabullen por pequeñas aberturas. La melodía característica de los pájaros cantar se escucha tan claramente, endulzando el sentido y creando una paz interior.
Sonrió con tranquilidad al no sentir un destello de pánico o algo por el estilo. Toda mi vida he tenido miedo a la paz, a la serenidad de los eventos. Las cosas malas suceden después de que la tormenta haya pasado, como si no fuera suficiente y lloviera, con truenos y siguieran rayos por doquier. Como si quisieran ahogar a una aldea entera, ahogar a más personas en las grandes ciudades, inundarse en las pobres casas, perder todo lo adquirido.
Me sobresalto cuando los pájaros dejan de cantar abruptamente. El miedo y el terror están presentes en mí, impidiéndome dar siquiera un paso para volver a la cabaña. Quito esa idea de inmediato. Si vuelvo también atacaran a Liv y a Marcus, pero ¿y si ellos ya se han ido? ¿Si ya se han marchado? No sé qué hora es ni cuánto tiempo ha pasado, tampoco sé exactamente cuánto he caminado por el bosque, a cuanta distancia estoy.
Hay ruidos detrás de mí, por lo que giro con rapidez, intentando buscar la razón entre los arbustos, las yerbas y los pinos, pero no veo nada, no hay nada que pueda tranquilizarme y hacerme ver que solo es mi imaginación. Se escucha nuevamente a mi costado y me doy vuelta, aterrorizada al no poder encontrar nada.
Unas voces comienzan a hacerse presente, gritando, chillando y por su forma de expresarse, maldiciendo. No entiendo sus palabras, nunca antes las he escuchado, solo que tengo miedo y no estoy preparada para morir, al menos no ahora, no cuando no he hecho todas las cosas que he querido hacer en toda mi vida. Las palabras y los chillidos se vuelven más fuerte, los siento como si estuvieran gritando en mis oídos, tengo el presentimiento que estos sangraran si siguen así.
Con más atención, observo a mí alrededor, buscando los culpables de esto. Sus alas negras me confirman mis suposiciones, y cuando termino de pensar en que son demonios, escucho risotadas que provocan un escalofrió recorriendo toda mi espina dorsal. Han venido por mí, y he sido tan estúpida como para no ser más atenta a mis acciones, incluso deseo en este momento haberme quedado y soportar la tortura que Liv le estará aplicando a Marcus con tantas cremas y ropa.
Los demonios están dando vuelta por los pinos una y otra vez, con más rapidez que antes, lo que levanta viento y las hojas esparcidas por el suelo están en el aire. Me cubro con mis brazos la vista para que nada entre en mis ojos, y sin importarme, comienzo a correr con rapidez, sintiendo la adrenalina golpear mis músculos.
Mas risotadas se escuchan en mi intento de escape, casi estoy segura que creían que haría esto, que correría por mi vida. Una línea de llamas se encuentra delante mío, cortando mi carrera con brusquedad, giro con rapidez, intentando correr hacia otro lado, pero me encuentro en un círculo de llamas, incluso más grandes y altas. Están alcanzando los árboles y creando un gran incendio.
Miro a mí alrededor sin saber qué hacer, comienzo a desesperarme y a derramar lágrimas por la frustración y angustia. Mi cuerpo tiembla y estoy pensando seriamente pasar por las llamas, quizás solo tomen mi chaqueta de cuero y pueda arrancármela antes de que me queme la piel, pero será inevitable no salir con alguna quemadura.
<< No podrás salir, niña tonta >> la voz de una mujer interrumpe mis pensamientos, con maldad y satisfacción. Puedo jurar que ama verme en este estado.
Algo me golpea con fuerza el brazo, provocando un gran dolor y que de mis labios se escape un grito de dolor. Mis rodillas se debilitan ante tanto dolor y caigo de rodillas al suelo. Juro que duele, duele tanto que es casi igual como cuando me rompí la pierna cuando tenía nueve años e intentaba bajar las escaleras con rapidez al ver una criatura en el cuarto de mi tía Helen.
Comienzo a toser incontrolablemente, sin poder detenerme siquiera un segundo a respirar. El humo está afectando gravemente mis pulmones, impidiendo que llegue aire a mis pulmones, mi vista se nubla y cada vez me siento más mareada. La risotada de la mujer llena de malicia y desagrado resuena en mi mente una y otra vez. Las llamas parecen venir en mi dirección, encerrándome cada vez más en el círculo; la rama de los arboles están cayendo a mi lado, por lo que sino muero consumida por las llamas o asfixiada, tendré suerte de que una me golpee en la nuca y me mate.
Con mi cuerpo desganado y dándome por vencida, me dejo caer en el suelo frió, esperando la hora en que todo acabe. Me siento estúpida al tener la pequeña esperanza de que Logan vendrá a rescatarme, que me sacara del aprieto en el que yo misma me he puesto, pero sé que no lo hará; el prometió nunca más volver, el prometió jamás regresar.
No sé cuánto tiempo pasa, solo que en un momento comienzo a sentir pequeñas gotas sobre mi rostro hasta que segundos después, me encuentro empapada completamente. Aun así, no tengo fuerzas suficientes para levantarme y correr, solo quiero quedarme acostada y dejar de luchar por mi vida. Estoy cansada de huir, estoy cansada de estar paranoica a cada instante por temor de morir, estoy harta de siempre preocupar a quienes están a mí alrededor. Extraño tanto a Logan que incluso me duele, me duele tanto que no esté a mi lado cuando prometió que estaría conmigo.
Justo cuando creo que me quedare dormida, unas manos hacen contacto con mi cuerpo, levantándolo y llevándolo en sus brazos. Estoy por protestar de que me deje allí, explicarle lo difícil que es mi vida al sentirme insegura a cada instante, al voltear cada vez que estoy por la calle o encerrarme en mi cuarto cada vez que estoy sola, pero en cuanto entreabro un poco los ojos, observo la figura de William, tan precioso y hermoso como cuando lo vi por primera vez. Sus ojos atraviesan los míos, penetrando dentro de mi alma una vez más.
- Solo duerme – escucho su voz susurrante y melodiosa.
Le hago caso, cierro los ojos y me dejo llevar.
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
OMG! Esta Super este Capitulo! Lo Amee!
Tenes que seguirlaaa! La amoo!
Besos :)
Tenes que seguirlaaa! La amoo!
Besos :)
In Love
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Estuve esperando tanto este capitulo D: asaskjas la semana que viene va a nacer mi hermanita y se llama Lola Isabella e.e bueno, me estoy yendo de tema, me encantoooooooooooooo<3 Logan te extraño :c ah
Wherever
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
wooow me encanto el capitulo
tenia la esperanza de que la hubiese rescatado logan
pero bueno :lloro:
Espero el proximo!
besosss :P
tenia la esperanza de que la hubiese rescatado logan
pero bueno :lloro:
Espero el proximo!
besosss :P
MeliiKar
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
:imdead: OH MY GOD, ¡como puedes dejarlo así! Y encima pones a Willian dslgjsldkg me da buenas vibraciones ese chico jaja Me encanta, en serio
Síguela y pronto!
Síguela y pronto!
harrystyes
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!! no puedo esperar más, ¡quiero otro capítulo! la verdad decribiste tan bien la situación que hasta me dolió...
{#W}
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
In Love escribió:OMG! Esta Super este Capitulo! Lo Amee!
Tenes que seguirlaaa! La amoo!
Besos :)
Hola! Gracias por comentar :3 Es un gusto que el capitulo te gustara n.n ya subo capitulo :3
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Wherever escribió:Estuve esperando tanto este capitulo D: asaskjas la semana que viene va a nacer mi hermanita y se llama Lola Isabella e.e bueno, me estoy yendo de tema, me encantoooooooooooooo<3 Logan te extraño :c ah
Lamento la espera :c asdf ¿Enserio se llama asi? Yo tambien me llamo Isabella!
Ya subo!
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
MeliiKar escribió:wooow me encanto el capitulo
tenia la esperanza de que la hubiese rescatado logan
pero bueno :lloro:
Espero el proximo!
besosss :P
Logan aparecerá muy pronto, sucede que William también es muy importante en la historia :3 Ya la sigo! Gracias por comentar :3
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
harrystyes escribió::imdead: OH MY GOD, ¡como puedes dejarlo así! Y encima pones a Willian dslgjsldkg me da buenas vibraciones ese chico jaja Me encanta, en serio
Síguela y pronto!
Soy una maldita, por eso :C
Ese chico tiene que dar buenas vibraciones :$ sino voy a fracasar realmente ._.
Ya la sigo, linda! Gracias por tomarte el tiempo de contestar :3
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
{#W} escribió:Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!! no puedo esperar más, ¡quiero otro capítulo! la verdad decribiste tan bien la situación que hasta me dolió...
¿Otro capitulo? Mmm, bueno(? JAJAJAxd Ya subo uno, muy pronto, linda <3 Gracias por haber comentado :DD
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Quiero pedirles disculpas por haberme tardado en subir, pero tenia el cumpleaños de una amiga, compre el regalo y también ropa para mi ahijada.
Agradezco de corazón cada uno de sus comentarios, realmente son muy importantes para mi y, simplemente, gracias por leer y comentar.
Las quiero <3
- ¿Cuándo sabré que puedo utilizar mi don? ¿Me darán dinero por hacer buenas obras? ¿Conoceré a algún famoso? – le pregunte una noche a Logan, con solo catorce años.
El me miro con cara de pocos amigos y me rebajo de tal forma que me sentí ofendida ante su expresión hacia a mí. No solo ofendida, también dolida. Era increíble como una palabra, una mueca o una mirada suya podía destruirme en cuestiones de segundos, y de la misma forma, podía hacerme sentir tan bien, tan feliz y completa.
Estábamos en mi cuarto mientras que mamá había llevado a Liv a la peluquería luego de que esta hiciera un gran escándalo de que su cabello lucia horrible. Logan no había dudado en aparecer y quedarse a mi lado para mantener un ojo sobre mí. Por más raro que pareciera, el siempre desaparecía cuando la rubia estaba presente; sabía que le irritaba tanto que Liv hablara solo de cosas como muchachos, maquillaje y chismes como toda una típica adolescente. Ella aun no creía la existencia de Logan por más veces que yo le había comentado, pero tampoco me despreocupaba demasiado en insistir; algún día lo veía con sus propios ojos y debería tragarse sus palabras.
- Esas son cosas superficiales. ¿Qué mierda tienen en la cabeza las adolescentes hoy en día?
- No sé, pero yo tengo en mente a Paul McCartney y Ringo Starr – levante mis manos al aire, defendiéndome de sus acusaciones – No me puedes culpar por ello.
Revoleo los ojos, se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, ignorando cuando le volví a insistir de que me contara. Aquellos días Logan había estado más distante de mí que de lo común, incluso me evitaba lo mayormente posible, como si no quisiera que pasara tiempo con él; sus visitas a las noches se disminuían y poco tiempo pasaba a mi lado. Me exasperaba tanto que fuera así, era frustrante e irritante, y por más que no quisiera, era bastante hiriente. Él estaba al tanto de mis emociones, de mis sentimientos y todo lo que respectaba hacia él; Logan sabía cuán grande era lo que sentía por él, no le era muy difícil de descifrar si a cada instante estaba en mi cabeza, leyendo las mentes de quienes estuvieran a mí alrededor, incluso la mía.
- ¿Me vas a decir cómo puedo curar a las personas?
- Todavía faltan cuatro años. – contesto con sequedad.
- ¿Y no es mejor que vaya practicando? Vamos, Logan, solo dímelo – suspire molesta.
Me miro por una brevedad de segundos donde sentí mi cuerpo estremecerse. Sus ojos azules siempre habían sido mi perdición, dejándome completamente atontonada e hipnotizada en ellos. Pero con correr su vista de la mía con brusquedad, hizo que mi corazón sintiera una pequeña puntazo de decepción y dolor. Por más que mis sentimientos no eran correspondidos, no tenía por qué tratarme así; ¿Qué podía hacer? Logan era así y dudaba si algún día cambiaría.
- Solo míralo fijamente a los ojos y piensa en todas las cosas buenas que la vida te ha dado. Le transmites ese amor, esperanza y felicidad que has vivido, pero no llegues a pensar en cosas malas, porque si no esa persona tomara ese odio, rencor o dolor que tengas, convirtiéndose en suyo.
Asentí sin decir o pensar en nada mas, y para cuando me quise darme cuenta, Logan ya se había marchado sin siquiera decirme adiós. Actitudes así se siguieron repitiendo, provocando que solo estuviera más triste y frustrada por todas las formas en que me evitaba.
Solo quería que él estuviera conmigo como antes.
Mis parpados pesan en cuanto intento abrirlos, y cuando lo hago, la oscuridad se hace presente en la habitación; me sobresalto y me siento de inmediato en mi lecho, tal acción brusca hace que una punzada me golpee la cabeza con dolor, casi haciéndome gemir. Trato de recordar cómo es que he llegado a mi habitación, donde esta Liv y Marcus, si algo les ha sucedido, si no estoy en otro lugar que no sea mi cabaña. Cierro los ojos con fuerza y respiro con profundidad, tratando de calmarme y repetirme a mí misma que estoy a salvo, que estoy en la cabaña y que nada le ha pasado a mis personas amadas. Sobre todo, me digo que ignore el sueño, que ignore aquel recuerdo en donde todo comenzó, cuando él finalmente se alejó.
Todo se me está escapando de las manos y me está desesperando; no he tenido un ataque así desde que tenía quince años, el ultimo día en que Logan estuvo conmigo; Ian está comenzando a tener problemas nuevamente con mis padres, y temo que se vuelva a aislar como hace cuatro años, y ahora Marcus se ha escapado de la clínica gracias a April (debo recordar preguntarle cómo), jura que lee mentes y no sé si creerle, aunque debería confiar plenamente en sus palabras por más disparatadas que sean; Creo que él también me tomaría de loca si le cuento de Logan.
Mis pensamientos son dispersados una vez que observo la figura de Liv entrando en la habitación vistiendo con sus típicos jean ajustados, una blusa blanca con pequeñas flores de todos colores y un saco de lana de color rosa pálido; enciende la lámpara que hay en la mesita de luz y me fijo por primera vez que tiene una taza de té en sus manos.
- Deberías recostarte, Zoe – hace una mueca parecida a una sonrisa, pero se ve claramente que esta tan preocupada por mí, algo que me hace sentirme culpable.
- ¿Qué paso? – frunzo el ceño, asustada.
- William te encontró en mitad del bosque en el incendio – contesta colocando una mano en mi hombro y tirando lentamente hacia atrás hasta que mi espalda da en el acolchado. – Nos diste un gran susto a mí y a Marcus, tienes suerte de que le haya pasado mi número a Kyle y así fue más fácil contactarnos.
- Lo que menos tengo es suerte, créeme – suspire recordando por pequeños fragmentos como las llamas comenzaron a redondearme, el golpe en mi brazo, la risotada de la mujer y las palabras en un lenguaje distinto.
Un pequeño escalofrió pasa por mi cuerpo cuando recuerdo el gran dolor que había experimentado hace quizás horas. Me quito mi chaqueta y con lentitud, por si las dudas de que provocar alguna lección ante mi brusquedad, pero una vez que me toco el brazo, no siento dolor. Frunzo el ceño extrañada ante la situación, tal golpe me hubiera quebrado el brazo; estoy segura de que esa mujer no me tiro una roca, no hubo sonido alguno después – o al menos del que yo pudiera percatarme – y casi no hay rocas grandes para provocarme tal dolor.
- Will también dijo que te habías dado un golpe feo, pero que no había que preocuparse, no te dolería mucho y solo tendrías un moretón, así que... ¡Oh! – Liv gime colocando una mano en su pecho y observando con los ojos bien abiertos- Wow, se ve bastante feo.
- No me duele – susurro extrañada.
- Z, deja de hacerte la valiente, no es necesario.
- No me duele, Liv – le miro con mala cara y aparto la vista de ella soltando un bufido - ¿Qué tan grande es?
- Eh, demasiado, Z. Mierda, ¿se puede saber con qué carajo te golpeaste para que quede así?
Estoy por soltarle todo lo que ha sucedido, pero en el pasado he aprendido que este tipo de cosas solo altera a Liv y no es aconsejable verla como se retuerce de terror cada noche y cada día. Doy una tonta excusa que difícilmente se la traga, debido a que soy tan mala mentirosa y ella me conoce prácticamente desde siempre, es un problema convencerla de que me golpee con una rama o me caí arriba de una piedra. Cuando finalmente se cree la historia que he creado –o seguramente, finge creerme- me obliga a tomar él te sorbo por sorbo hasta que lo termino finalmente.
Escucho la puerta crujir y levanto la mirada al instante, veo a mi primo sonreír con preocupación y también con alivio. Sonrió al notar su cambio, su cabello negro esta corto con las puntas hacia arriba, se ha afeitado totalmente la barba y esta vestido de pies a cabeza, con jean azules y una camisa blanca metida adentro del pantalón.
- ¿Qué tal estas, pequeña? – pregunta mientras con pasos lentos se acerca hacia a nosotras- Sera mejor que te des un baño luego.
- Huelo a humo, ¿verdad?
Liv y Marcus asienten con la cabeza, por lo que me dedico a soltar un suspiro.
- ¿William esta aun aquí? Quiero agradecerle – aclare al ver la mirada divertida en Liv, quien revoleo los ojos luego.
- Se ha marchado, Kyle y él iban a hablar con el guardabosque para que averigüen que fue lo que causo el incendio. – explico Liv.
- Si, como sea – gruñe Marcus frunciendo la boca – Rubia, ve a prepararle a Zoe la ducha, y también podrías hacer la cena.
Mi mejor amiga bufa ante las palabras de mi primo, y este solo ríe al saber que causo molestia en ella. Cuando Liv se va, Marcus toma lugar donde segundos antes estaba ella, con sus ojos comienza a inspeccionarme de arriba a abajo, lo que me hace sentirme demasiado incomoda. Deseo que deje de hacerlo, más aun cuando sus ojos se centran en mis ojos, como si estuviera explorando adentro mío. Esto último provoca una sensación de escalofríos, lo que me hace sobresaltarme un poco y menear la cabeza.
Como si pasara un flash, recuerdo mi duda.
- ¿Marcus? – lo llamo al notarlo algo tenso.
- ¿Qué sucede?
- ¿Cómo es que April te saco del centro de rehabilitación? – pregunto observándolo fijamente.
- Ahora tienes que descansar, luego te contare.
Cuando estoy a punto de replicar, noto lo pesado que siento mi cuerpo, incluso pienso que he dormido tan poco cuando en verdad abre dormido más de ocho horas. Los parpados comienzan a cerrarse de a poco, estoy luchando para no quedarme dormida nuevamente, una tarea que se me es malditamente difícil. La dulce calidez que me transfiere la mano de mi primo mientras acaricia mi cabello me estremece, está acariciando mi cabello de la forma en que solo una persona podía hacerlo.
Cierro los ojos, dejándome vencer y caer en los brazos de Morfeo, permitiendo que la oscuridad se apodere de mi mente una vez más.
Lo último que veo es la imagen de Logan con sus alas mitad negra y mitad blanca.
Me sorprende el saber que los libros de April también están en un pueblo tan alejado como lo es Wengen, son uno de los mejores libros que hay aquí y los que tienen más copias en la biblioteca de la ciudad, la cual es extremadamente enorme, separada por estantes con secciones largas y libros viejos y gastados. Hemos llegado hace casi media hora y Liv parece estar llevándose todos los de la sección de suspenso y terror; Marcus parece distraído y absorbo en sus pensamientos, ojeando sin interés los libros y volviéndolos a colocar en el estante. Yo estoy parada enfrente de la gran colección de April Lewis.
Mi tía escribía novelas desde que era joven, novelas románticas, dramáticas, de ciencia ficción o de terror, inventando historias y viviendo en un computador día tras día para terminarlas. Al cabo de un tiempo, comenzó a escribir libros filosóficos religiosos, examinando cada párrafo de la biblia y examinándolo una y otra vez, dando su punto de vista de los hechos y cambiando el pensamiento de las personas. Tenía tanto éxito que sus conferencias eran distintas partes del continente y, a veces, también en el exterior; muchas veces me había invitado a ir con ella, solo que mama no quería dejarnos solas ni un segundo. Sigo sin comprender porque mi madre no quiere que lea sus libros, aún más porque April con todo su éxito dejo todo de la noche a la mañana. Ya no hay más libros, ni conferencias o viajes. Ella parece estar bien con eso, por lo que la apoyo.
- Hey, Z – me llama Liv, por lo que me doy vuelta y le doy una media sonrisa. Agita con emoción un libro entre sus manos que por la distancia no logro distinguir – Cuentos de Navidad, Charles Dickens ¿Recuerdas?
- Ian nos lo leía cada noche buena – mi sonrisa se extiende debido a los recuerdos junto a mi hermano. Al principio era una tradición que manteníamos solo nosotros dos después de que el aprendiera a leer, pero cuando vino Liv, ella se sumó a nosotros.
- Deberíamos hacer que lo lea para esta navidad – opina volviendo a colocar el libro entre los estantes – Hace años que no lo hace.
Asiento aun cuando ella no puede mirarme, comenzando a sentir la tortuosa tristeza que comienza a embargarme poco a poco. Ian no solo se encerraba o vivía constantemente paranoico, sino que nos evitaba a Liv y a mí todo el tiempo, como si fuéramos una especie de demonios o algo así; no comía cuando estábamos nosotras, evitaba con desesperación el contacto con nosotras y solía mirarnos de lejos. Fueron épocas tristes, dolorosas y por momentos casi sentía morirme con lentitud al sentir como el lazo de hermandad tan fuerte que compartíamos, se iba quebrando poco a poco. Lo peor es que no había nada que yo pudiera hacer para salvarlo, solo podía mirar mis manos y rezar para que la solución apareciera en ellas: un milagro que, obviamente, no apareció hasta que nuestra tía intervino, siete meses después de los dieciocho de Ian.
- Yo me llevare este – la voz de Marcus me quito de mis pensamientos. No note cuando se acercó hasta a mí. Se apoya en los estantes y pone al frente de mí el libro.
- ¿Un diccionario de alemán? – levanto las cejas al ver la portada.
- No todos tenemos la fluidez y los viajes hacia Hamburgo como tú – contesto en un tono divertido, a lo que solo revolee los ojos y volví a concentrarme en los libros de mi tía, pero sin saber cuál tomar. – Deberías leer “Otra vez aquí”.
Marcus saca el libro del estante con un ágil movimiento y me lo pasa. Miro su rostro encontrándome con una media sonrisa, pero no llega hasta sus ojos, lo que me hace dudar sin saber por qué. Lo tomo entre mis manos y observo la portada; antes de que pudiera preguntarle de que se trata, lo veo alejándose hacia donde esta Liv, caminando hacia ella a una sección más apartada. Doy vuelva el libro y leo la sola línea que hay como reseña.
No puedo evitar pensar en Logan al leer aquellas palabras, hiriéndome con su dulce y doloroso recuerdo que late en mi mente como si fuera un disco rayado, imposible de pasar a la siguiente canción, la cual se espera con ansiedad y casi a ruegos. Aprieto con fuerza los dientes y me repito con severidad que no me eche a llorar ahora, y menos cuando Liv y Marcus están cerca; ya los he preocupado ayer y hoy no tiene por qué suceder lo mismo.
Una risita cruel y de hermosa melodía llegan hasta mis oídos, congelándome por completo y permitiendo soltarme unas pequeñas lágrimas. Con mi cuerpo temblando, miro hacia mi costado dejando caer el libro de mis manos; mi boca se abre en grande mientras una oleada de dolor/placer se intensifica dentro de mí, arrebatando toda la tristeza y golpeándome con fuerte, haciéndome sentir una masoquista por amar este dolor profundo que tengo. Su imagen sigue igual que estos años, con su cabello castaño oscuro, solo que esta vez es más corto y con las puntas hacia arriba; el zafiro de sus ojos sigue siendo tan intenso y abrumador como hace tres años atrás; viste con unos jean negros y una remera blanca pegada al cuerpo, remarcando el contorno de su cuerpo bien trabajado. Por último, sus alas majestuosas, idolatradas y hermosas, mitad negra y mitad blanca, están extendidas levemente y se agitan con suavidad en el aire.
Es Logan. Después de tanto tiempo, tengo a Logan a unos solo centímetros.
Trato de hablar, pero solo hámago palabras que se quedan estancadas en mi garganta, siento está siendo estrangulada y desarrollando más nudos en mi interior. Lágrimas caen sin que yo pueda evitarlo, y lo agradezco, de esa forma, quizás pueda hablar.
- Estas aquí – musito casi sin aire.
Una sonrisa comienza a extenderse en su rostro, la típica sonrisa arrogante a la que casi siempre mantenía en su rostro, solo que esta vez, sus ojos no están vacíos, tienen un brillo de felicidad que me es capaz de transmitir, incluso aunque no lo hiciera, me es inevitable no sentirme tan dichosa y con la emoción rebalsando. Casi no puedo dejar mis manos tranquilas, se retuercen entre sí, intentando mantenerme en control y no impulsar mi cuerpo hacia el encuentro con el de Logan.
<< Sígueme >> lo oigo murmurar en mi mente, como en los viejos tiempos. La nostalgia me golpea aún más con fuerza, mis piernas tiemblan por completo y tardo en captar su orden, aun así lo sigo cuando veo el semblante de su cuerpo desaparecer hacia la dirección contraria donde se fueron Marcus y Liv. Con desesperación y temor a que el desaparezca, camino lo más equilibrada y rápido que puedo para alcanzarlo. Lo veo llegar al final del estante cuando estoy por la mitad, y dobla hacia la izquierda.
No lo veo y eso es lo que me hace correr, sin importarme si mi vista esta nublada o si las lágrimas brotan de mis ojos, recorriendo mis mejillas con urgencia de liberarme de tantas emociones acumuladas. ¿Cuántas veces he soñado con estar tan cerca de él en todo este tiempo? ¿Cuántas veces fueron las que llore sobre mi almohada, dejándola completamente empapada y despertarme a las mañanas con los ojos rojos, hinchados y con orejeras? ¿Cuántas veces me arrepentí de haberlo besado sin su permiso y me culpe a mí misma por haber provocado su partida? Ahora estoy cerca de él, ahora podre sentir su tacto nuevamente.
En cuanto doblo, siento como el alma se me cae a los pies al no ver su figura en ninguna parte del lugar. ¿Y si fue mi imaginación? ¿Y si solo fue el anhelo desesperado de querer verlo? No es que es la primera vez que mi mente me haya echo jugadas así, pero el escuchar su voz en mi cabeza con claridad no es algo que este creando mi inconsciencia. ¿Y si después de todo me estoy volviendo loca? ¿Estoy perdiendo la cabeza? ¿O realmente lo vi?
Dejo de pensar con brusquedad cuando observo mejor a mi alrededor – echando un segundo vistazo por si ha vuelto – y me centro en un libro que brilla con intensidad, una luz plateada que pasa a gris mediante el tiempo en que sigue brillando, y de alguna manera, irradia una paz que logra tranquilizarme. Me asusto al sentir aquella sensación donde solo logra colocarme en situaciones peligrosas.
Con pasos lentos y vagos, aun sintiendo la desilusión, decepción y tristeza por dentro, saco con cuidado el libro del estante y en el momento en que lo abro en dos, la luz deja de emitirse.
El corazón se me detiene de golpe.
Es la pluma blanca y negra que tome cuando conocí a Logan, incluso está escrito con un marcador fino mi nombre en la rama delgada. Una serie de dudas comienza a rembolsar con pesadez en mi cabeza, logrando una ligera puntada debido al peso que tiene ahora. ¿Qué hace aquí? Lo último que recuerdo de ella es que la acaricie y luego la guarde en mi cajón una noche antes de que Liv y yo partiéramos de casa. Es casi imposible que este aquí cuando estoy a kilómetros de mi hogar, ¿o acaso fue él quién la trajo? ¿Por eso había aparecido ante mí? ¿Para traerme la pluma? ¿Y con que finalidad? Tiene que tener un fin para traerme lo que alguna vez formo parte de sus alas.
Tomo la pluma con los dedos temblando y la levanto hacia arriba, observándola con fijes y dándome cuenta de que, en todo este tiempo en que la he conservado, nunca ha perdido su elegancia y suavidad; esta tan cuidada, tan hermosa y es como si recién se le hubiese caído.
Mi vista se vuelve hacia el libro viejo y gastado, arrugo la frente al notar que hay palabras, textos y párrafos en un extraño lenguaje, incluso no distingo o reconozco los símbolos, solo que me intriga el no saber porque Logan dejo justamente la pluma en el libro.
- ¡Z! – la voz de Liv retumba a lo lejos, pero no soy capaz de hacerle caso – Hey, ¿Qué pasa? – pregunta acercándose unos pasos mas – Zoe, ¿Por qué estabas llorando? – esta vez, suena preocupada.
Le paso el libro, mis manos están tan débiles y frágiles que si sigo sosteniéndolo – y más con su peso por las cantidades de páginas – me romperé las manos antes de que me dé cuenta. Solo me concentro en la pluma, aferrándome a ella como un símbolo de que no soñé o imagine todo lo que paso con Logan, de que él en verdad existe y que cuido de mi por mucho tiempo; es lo único que me hace sentirme bien, con fortaleza y que estoy cuerda, que no he enloquecido y que no es producto de mi imaginación, no me está jugando ninguna broma.
- Zoe, ¿estás bien? – Marcus aparece a mi costado. Sus ojos están fijos en mí pero me niego a quitar la vista de la pluma para observarlo. Temo en que desaparezca y terminar desquiciada. – Te entiendo – murmura el pelinegro y me frota la espalda como forma de apoyo.
- Este libro es interesante – murmura Liv tratando de despejar la atención - ¿Qué te pareció a ti, Z?
- No entiendo la letra- murmuro quitándome con la manga de mi abrigo las lágrimas recorridas en mis mejillas.
- ¿Enserio? Pero si es fácil…
Liv comienza a murmurar palabras que no logro captar el significado, pero que me son vagamente familiares. Decido ignorarla y concentrarme en el dolor que estoy sintiendo en el pecho, como si me estuvieran arrancando parte de mi alma. Aún no entiendo porque apareció de la nadad después de tantos años, y en unos segundos, con la misma facilidad, desaparezca sin dejas rastro y la pluma que había recogido cuando tenía apenas cinco años.
Estoy tan confundida que no logro pensar las cosas con claridad, no puedo comprender el porqué de su visita, el porqué de su marcha, el porqué de este sufrimiento. Hoy estaba, pero ayer cuando iba a morir no me salvo, ¿Acaso es una señal de que está cansado de ser mi guardián? ¿Pero entonces por qué me trajo la pluma?
- ¡Cuidado, Zoe! – el grito de Marcus me hace sobresaltar. Por una fracción de segundos, veo que apunta hacia la dirección opuesta a la que esta, y cuando volteo, un libro viene justo al frente de mí.
Me agacho con rapidez, esquivando la enciclopedia que, seguramente, me habría roto la nariz. No se me puede pasar por la mente de que Liv, Marcus o alguna persona que este redondeando el lugar, haya sido el responsable del ataque porque veo miles de libros flotando en el aire, en cualquier dirección, golpeándose con estanques y mesas.
- ¿Qué mierda…?
- ¡¿Qué hiciste, Liv?! – exclama Marcus, mirando a mi amiga de forma acusadora. Frunzo el ceño sin entender porque la regaña a ella; él posa su vista en mi – Ella los convoco, la muy estúpida no sabía que estaba leyendo.
- ¡Yo no hice nada! – chillo la rubia, y de un segundo a otro, veo como los libros atacan a Marcus, haciéndolo soltar unos cuantos gemidos de dolor.
- ¡Lee esa mierda de nuevo para que dejen de atacarme!
Liv lo ignora con una sonrisa socarrona en el rostro impregnada con la satisfacción en sus ojos claros. Le dirijo una mirada asesina para que capte la señal de que debe detener esto antes de que tengamos problemas y vengan más personas a observar el espectáculo. Ella revolea los ojos y comienza a leer en la extraña lengua, provocando que los libros caigan en el suelo y algunos regresen en su sección
Miro a Marcus con interrogación y este me devuelve la mirada de la misma forma, solo que oculta algo más.
Todo está yéndose de las manos, y es lo que más odio.
Agradezco de corazón cada uno de sus comentarios, realmente son muy importantes para mi y, simplemente, gracias por leer y comentar.
Las quiero <3
Capitulo Cinco.
- ¿Cuándo sabré que puedo utilizar mi don? ¿Me darán dinero por hacer buenas obras? ¿Conoceré a algún famoso? – le pregunte una noche a Logan, con solo catorce años.
El me miro con cara de pocos amigos y me rebajo de tal forma que me sentí ofendida ante su expresión hacia a mí. No solo ofendida, también dolida. Era increíble como una palabra, una mueca o una mirada suya podía destruirme en cuestiones de segundos, y de la misma forma, podía hacerme sentir tan bien, tan feliz y completa.
Estábamos en mi cuarto mientras que mamá había llevado a Liv a la peluquería luego de que esta hiciera un gran escándalo de que su cabello lucia horrible. Logan no había dudado en aparecer y quedarse a mi lado para mantener un ojo sobre mí. Por más raro que pareciera, el siempre desaparecía cuando la rubia estaba presente; sabía que le irritaba tanto que Liv hablara solo de cosas como muchachos, maquillaje y chismes como toda una típica adolescente. Ella aun no creía la existencia de Logan por más veces que yo le había comentado, pero tampoco me despreocupaba demasiado en insistir; algún día lo veía con sus propios ojos y debería tragarse sus palabras.
- Esas son cosas superficiales. ¿Qué mierda tienen en la cabeza las adolescentes hoy en día?
- No sé, pero yo tengo en mente a Paul McCartney y Ringo Starr – levante mis manos al aire, defendiéndome de sus acusaciones – No me puedes culpar por ello.
Revoleo los ojos, se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared, ignorando cuando le volví a insistir de que me contara. Aquellos días Logan había estado más distante de mí que de lo común, incluso me evitaba lo mayormente posible, como si no quisiera que pasara tiempo con él; sus visitas a las noches se disminuían y poco tiempo pasaba a mi lado. Me exasperaba tanto que fuera así, era frustrante e irritante, y por más que no quisiera, era bastante hiriente. Él estaba al tanto de mis emociones, de mis sentimientos y todo lo que respectaba hacia él; Logan sabía cuán grande era lo que sentía por él, no le era muy difícil de descifrar si a cada instante estaba en mi cabeza, leyendo las mentes de quienes estuvieran a mí alrededor, incluso la mía.
- ¿Me vas a decir cómo puedo curar a las personas?
- Todavía faltan cuatro años. – contesto con sequedad.
- ¿Y no es mejor que vaya practicando? Vamos, Logan, solo dímelo – suspire molesta.
Me miro por una brevedad de segundos donde sentí mi cuerpo estremecerse. Sus ojos azules siempre habían sido mi perdición, dejándome completamente atontonada e hipnotizada en ellos. Pero con correr su vista de la mía con brusquedad, hizo que mi corazón sintiera una pequeña puntazo de decepción y dolor. Por más que mis sentimientos no eran correspondidos, no tenía por qué tratarme así; ¿Qué podía hacer? Logan era así y dudaba si algún día cambiaría.
- Solo míralo fijamente a los ojos y piensa en todas las cosas buenas que la vida te ha dado. Le transmites ese amor, esperanza y felicidad que has vivido, pero no llegues a pensar en cosas malas, porque si no esa persona tomara ese odio, rencor o dolor que tengas, convirtiéndose en suyo.
Asentí sin decir o pensar en nada mas, y para cuando me quise darme cuenta, Logan ya se había marchado sin siquiera decirme adiós. Actitudes así se siguieron repitiendo, provocando que solo estuviera más triste y frustrada por todas las formas en que me evitaba.
Solo quería que él estuviera conmigo como antes.
Mis parpados pesan en cuanto intento abrirlos, y cuando lo hago, la oscuridad se hace presente en la habitación; me sobresalto y me siento de inmediato en mi lecho, tal acción brusca hace que una punzada me golpee la cabeza con dolor, casi haciéndome gemir. Trato de recordar cómo es que he llegado a mi habitación, donde esta Liv y Marcus, si algo les ha sucedido, si no estoy en otro lugar que no sea mi cabaña. Cierro los ojos con fuerza y respiro con profundidad, tratando de calmarme y repetirme a mí misma que estoy a salvo, que estoy en la cabaña y que nada le ha pasado a mis personas amadas. Sobre todo, me digo que ignore el sueño, que ignore aquel recuerdo en donde todo comenzó, cuando él finalmente se alejó.
Todo se me está escapando de las manos y me está desesperando; no he tenido un ataque así desde que tenía quince años, el ultimo día en que Logan estuvo conmigo; Ian está comenzando a tener problemas nuevamente con mis padres, y temo que se vuelva a aislar como hace cuatro años, y ahora Marcus se ha escapado de la clínica gracias a April (debo recordar preguntarle cómo), jura que lee mentes y no sé si creerle, aunque debería confiar plenamente en sus palabras por más disparatadas que sean; Creo que él también me tomaría de loca si le cuento de Logan.
Mis pensamientos son dispersados una vez que observo la figura de Liv entrando en la habitación vistiendo con sus típicos jean ajustados, una blusa blanca con pequeñas flores de todos colores y un saco de lana de color rosa pálido; enciende la lámpara que hay en la mesita de luz y me fijo por primera vez que tiene una taza de té en sus manos.
- Deberías recostarte, Zoe – hace una mueca parecida a una sonrisa, pero se ve claramente que esta tan preocupada por mí, algo que me hace sentirme culpable.
- ¿Qué paso? – frunzo el ceño, asustada.
- William te encontró en mitad del bosque en el incendio – contesta colocando una mano en mi hombro y tirando lentamente hacia atrás hasta que mi espalda da en el acolchado. – Nos diste un gran susto a mí y a Marcus, tienes suerte de que le haya pasado mi número a Kyle y así fue más fácil contactarnos.
- Lo que menos tengo es suerte, créeme – suspire recordando por pequeños fragmentos como las llamas comenzaron a redondearme, el golpe en mi brazo, la risotada de la mujer y las palabras en un lenguaje distinto.
Un pequeño escalofrió pasa por mi cuerpo cuando recuerdo el gran dolor que había experimentado hace quizás horas. Me quito mi chaqueta y con lentitud, por si las dudas de que provocar alguna lección ante mi brusquedad, pero una vez que me toco el brazo, no siento dolor. Frunzo el ceño extrañada ante la situación, tal golpe me hubiera quebrado el brazo; estoy segura de que esa mujer no me tiro una roca, no hubo sonido alguno después – o al menos del que yo pudiera percatarme – y casi no hay rocas grandes para provocarme tal dolor.
- Will también dijo que te habías dado un golpe feo, pero que no había que preocuparse, no te dolería mucho y solo tendrías un moretón, así que... ¡Oh! – Liv gime colocando una mano en su pecho y observando con los ojos bien abiertos- Wow, se ve bastante feo.
- No me duele – susurro extrañada.
- Z, deja de hacerte la valiente, no es necesario.
- No me duele, Liv – le miro con mala cara y aparto la vista de ella soltando un bufido - ¿Qué tan grande es?
- Eh, demasiado, Z. Mierda, ¿se puede saber con qué carajo te golpeaste para que quede así?
Estoy por soltarle todo lo que ha sucedido, pero en el pasado he aprendido que este tipo de cosas solo altera a Liv y no es aconsejable verla como se retuerce de terror cada noche y cada día. Doy una tonta excusa que difícilmente se la traga, debido a que soy tan mala mentirosa y ella me conoce prácticamente desde siempre, es un problema convencerla de que me golpee con una rama o me caí arriba de una piedra. Cuando finalmente se cree la historia que he creado –o seguramente, finge creerme- me obliga a tomar él te sorbo por sorbo hasta que lo termino finalmente.
Escucho la puerta crujir y levanto la mirada al instante, veo a mi primo sonreír con preocupación y también con alivio. Sonrió al notar su cambio, su cabello negro esta corto con las puntas hacia arriba, se ha afeitado totalmente la barba y esta vestido de pies a cabeza, con jean azules y una camisa blanca metida adentro del pantalón.
- ¿Qué tal estas, pequeña? – pregunta mientras con pasos lentos se acerca hacia a nosotras- Sera mejor que te des un baño luego.
- Huelo a humo, ¿verdad?
Liv y Marcus asienten con la cabeza, por lo que me dedico a soltar un suspiro.
- ¿William esta aun aquí? Quiero agradecerle – aclare al ver la mirada divertida en Liv, quien revoleo los ojos luego.
- Se ha marchado, Kyle y él iban a hablar con el guardabosque para que averigüen que fue lo que causo el incendio. – explico Liv.
- Si, como sea – gruñe Marcus frunciendo la boca – Rubia, ve a prepararle a Zoe la ducha, y también podrías hacer la cena.
Mi mejor amiga bufa ante las palabras de mi primo, y este solo ríe al saber que causo molestia en ella. Cuando Liv se va, Marcus toma lugar donde segundos antes estaba ella, con sus ojos comienza a inspeccionarme de arriba a abajo, lo que me hace sentirme demasiado incomoda. Deseo que deje de hacerlo, más aun cuando sus ojos se centran en mis ojos, como si estuviera explorando adentro mío. Esto último provoca una sensación de escalofríos, lo que me hace sobresaltarme un poco y menear la cabeza.
Como si pasara un flash, recuerdo mi duda.
- ¿Marcus? – lo llamo al notarlo algo tenso.
- ¿Qué sucede?
- ¿Cómo es que April te saco del centro de rehabilitación? – pregunto observándolo fijamente.
- Ahora tienes que descansar, luego te contare.
Cuando estoy a punto de replicar, noto lo pesado que siento mi cuerpo, incluso pienso que he dormido tan poco cuando en verdad abre dormido más de ocho horas. Los parpados comienzan a cerrarse de a poco, estoy luchando para no quedarme dormida nuevamente, una tarea que se me es malditamente difícil. La dulce calidez que me transfiere la mano de mi primo mientras acaricia mi cabello me estremece, está acariciando mi cabello de la forma en que solo una persona podía hacerlo.
Cierro los ojos, dejándome vencer y caer en los brazos de Morfeo, permitiendo que la oscuridad se apodere de mi mente una vez más.
Lo último que veo es la imagen de Logan con sus alas mitad negra y mitad blanca.
Al otro día.
Me sorprende el saber que los libros de April también están en un pueblo tan alejado como lo es Wengen, son uno de los mejores libros que hay aquí y los que tienen más copias en la biblioteca de la ciudad, la cual es extremadamente enorme, separada por estantes con secciones largas y libros viejos y gastados. Hemos llegado hace casi media hora y Liv parece estar llevándose todos los de la sección de suspenso y terror; Marcus parece distraído y absorbo en sus pensamientos, ojeando sin interés los libros y volviéndolos a colocar en el estante. Yo estoy parada enfrente de la gran colección de April Lewis.
Mi tía escribía novelas desde que era joven, novelas románticas, dramáticas, de ciencia ficción o de terror, inventando historias y viviendo en un computador día tras día para terminarlas. Al cabo de un tiempo, comenzó a escribir libros filosóficos religiosos, examinando cada párrafo de la biblia y examinándolo una y otra vez, dando su punto de vista de los hechos y cambiando el pensamiento de las personas. Tenía tanto éxito que sus conferencias eran distintas partes del continente y, a veces, también en el exterior; muchas veces me había invitado a ir con ella, solo que mama no quería dejarnos solas ni un segundo. Sigo sin comprender porque mi madre no quiere que lea sus libros, aún más porque April con todo su éxito dejo todo de la noche a la mañana. Ya no hay más libros, ni conferencias o viajes. Ella parece estar bien con eso, por lo que la apoyo.
- Hey, Z – me llama Liv, por lo que me doy vuelta y le doy una media sonrisa. Agita con emoción un libro entre sus manos que por la distancia no logro distinguir – Cuentos de Navidad, Charles Dickens ¿Recuerdas?
- Ian nos lo leía cada noche buena – mi sonrisa se extiende debido a los recuerdos junto a mi hermano. Al principio era una tradición que manteníamos solo nosotros dos después de que el aprendiera a leer, pero cuando vino Liv, ella se sumó a nosotros.
- Deberíamos hacer que lo lea para esta navidad – opina volviendo a colocar el libro entre los estantes – Hace años que no lo hace.
Asiento aun cuando ella no puede mirarme, comenzando a sentir la tortuosa tristeza que comienza a embargarme poco a poco. Ian no solo se encerraba o vivía constantemente paranoico, sino que nos evitaba a Liv y a mí todo el tiempo, como si fuéramos una especie de demonios o algo así; no comía cuando estábamos nosotras, evitaba con desesperación el contacto con nosotras y solía mirarnos de lejos. Fueron épocas tristes, dolorosas y por momentos casi sentía morirme con lentitud al sentir como el lazo de hermandad tan fuerte que compartíamos, se iba quebrando poco a poco. Lo peor es que no había nada que yo pudiera hacer para salvarlo, solo podía mirar mis manos y rezar para que la solución apareciera en ellas: un milagro que, obviamente, no apareció hasta que nuestra tía intervino, siete meses después de los dieciocho de Ian.
- Yo me llevare este – la voz de Marcus me quito de mis pensamientos. No note cuando se acercó hasta a mí. Se apoya en los estantes y pone al frente de mí el libro.
- ¿Un diccionario de alemán? – levanto las cejas al ver la portada.
- No todos tenemos la fluidez y los viajes hacia Hamburgo como tú – contesto en un tono divertido, a lo que solo revolee los ojos y volví a concentrarme en los libros de mi tía, pero sin saber cuál tomar. – Deberías leer “Otra vez aquí”.
Marcus saca el libro del estante con un ágil movimiento y me lo pasa. Miro su rostro encontrándome con una media sonrisa, pero no llega hasta sus ojos, lo que me hace dudar sin saber por qué. Lo tomo entre mis manos y observo la portada; antes de que pudiera preguntarle de que se trata, lo veo alejándose hacia donde esta Liv, caminando hacia ella a una sección más apartada. Doy vuelva el libro y leo la sola línea que hay como reseña.
“Deja vú. Karma. Vidas pasadas.”
No puedo evitar pensar en Logan al leer aquellas palabras, hiriéndome con su dulce y doloroso recuerdo que late en mi mente como si fuera un disco rayado, imposible de pasar a la siguiente canción, la cual se espera con ansiedad y casi a ruegos. Aprieto con fuerza los dientes y me repito con severidad que no me eche a llorar ahora, y menos cuando Liv y Marcus están cerca; ya los he preocupado ayer y hoy no tiene por qué suceder lo mismo.
Una risita cruel y de hermosa melodía llegan hasta mis oídos, congelándome por completo y permitiendo soltarme unas pequeñas lágrimas. Con mi cuerpo temblando, miro hacia mi costado dejando caer el libro de mis manos; mi boca se abre en grande mientras una oleada de dolor/placer se intensifica dentro de mí, arrebatando toda la tristeza y golpeándome con fuerte, haciéndome sentir una masoquista por amar este dolor profundo que tengo. Su imagen sigue igual que estos años, con su cabello castaño oscuro, solo que esta vez es más corto y con las puntas hacia arriba; el zafiro de sus ojos sigue siendo tan intenso y abrumador como hace tres años atrás; viste con unos jean negros y una remera blanca pegada al cuerpo, remarcando el contorno de su cuerpo bien trabajado. Por último, sus alas majestuosas, idolatradas y hermosas, mitad negra y mitad blanca, están extendidas levemente y se agitan con suavidad en el aire.
Es Logan. Después de tanto tiempo, tengo a Logan a unos solo centímetros.
Trato de hablar, pero solo hámago palabras que se quedan estancadas en mi garganta, siento está siendo estrangulada y desarrollando más nudos en mi interior. Lágrimas caen sin que yo pueda evitarlo, y lo agradezco, de esa forma, quizás pueda hablar.
- Estas aquí – musito casi sin aire.
Una sonrisa comienza a extenderse en su rostro, la típica sonrisa arrogante a la que casi siempre mantenía en su rostro, solo que esta vez, sus ojos no están vacíos, tienen un brillo de felicidad que me es capaz de transmitir, incluso aunque no lo hiciera, me es inevitable no sentirme tan dichosa y con la emoción rebalsando. Casi no puedo dejar mis manos tranquilas, se retuercen entre sí, intentando mantenerme en control y no impulsar mi cuerpo hacia el encuentro con el de Logan.
<< Sígueme >> lo oigo murmurar en mi mente, como en los viejos tiempos. La nostalgia me golpea aún más con fuerza, mis piernas tiemblan por completo y tardo en captar su orden, aun así lo sigo cuando veo el semblante de su cuerpo desaparecer hacia la dirección contraria donde se fueron Marcus y Liv. Con desesperación y temor a que el desaparezca, camino lo más equilibrada y rápido que puedo para alcanzarlo. Lo veo llegar al final del estante cuando estoy por la mitad, y dobla hacia la izquierda.
No lo veo y eso es lo que me hace correr, sin importarme si mi vista esta nublada o si las lágrimas brotan de mis ojos, recorriendo mis mejillas con urgencia de liberarme de tantas emociones acumuladas. ¿Cuántas veces he soñado con estar tan cerca de él en todo este tiempo? ¿Cuántas veces fueron las que llore sobre mi almohada, dejándola completamente empapada y despertarme a las mañanas con los ojos rojos, hinchados y con orejeras? ¿Cuántas veces me arrepentí de haberlo besado sin su permiso y me culpe a mí misma por haber provocado su partida? Ahora estoy cerca de él, ahora podre sentir su tacto nuevamente.
En cuanto doblo, siento como el alma se me cae a los pies al no ver su figura en ninguna parte del lugar. ¿Y si fue mi imaginación? ¿Y si solo fue el anhelo desesperado de querer verlo? No es que es la primera vez que mi mente me haya echo jugadas así, pero el escuchar su voz en mi cabeza con claridad no es algo que este creando mi inconsciencia. ¿Y si después de todo me estoy volviendo loca? ¿Estoy perdiendo la cabeza? ¿O realmente lo vi?
Dejo de pensar con brusquedad cuando observo mejor a mi alrededor – echando un segundo vistazo por si ha vuelto – y me centro en un libro que brilla con intensidad, una luz plateada que pasa a gris mediante el tiempo en que sigue brillando, y de alguna manera, irradia una paz que logra tranquilizarme. Me asusto al sentir aquella sensación donde solo logra colocarme en situaciones peligrosas.
Con pasos lentos y vagos, aun sintiendo la desilusión, decepción y tristeza por dentro, saco con cuidado el libro del estante y en el momento en que lo abro en dos, la luz deja de emitirse.
El corazón se me detiene de golpe.
Es la pluma blanca y negra que tome cuando conocí a Logan, incluso está escrito con un marcador fino mi nombre en la rama delgada. Una serie de dudas comienza a rembolsar con pesadez en mi cabeza, logrando una ligera puntada debido al peso que tiene ahora. ¿Qué hace aquí? Lo último que recuerdo de ella es que la acaricie y luego la guarde en mi cajón una noche antes de que Liv y yo partiéramos de casa. Es casi imposible que este aquí cuando estoy a kilómetros de mi hogar, ¿o acaso fue él quién la trajo? ¿Por eso había aparecido ante mí? ¿Para traerme la pluma? ¿Y con que finalidad? Tiene que tener un fin para traerme lo que alguna vez formo parte de sus alas.
Tomo la pluma con los dedos temblando y la levanto hacia arriba, observándola con fijes y dándome cuenta de que, en todo este tiempo en que la he conservado, nunca ha perdido su elegancia y suavidad; esta tan cuidada, tan hermosa y es como si recién se le hubiese caído.
Mi vista se vuelve hacia el libro viejo y gastado, arrugo la frente al notar que hay palabras, textos y párrafos en un extraño lenguaje, incluso no distingo o reconozco los símbolos, solo que me intriga el no saber porque Logan dejo justamente la pluma en el libro.
- ¡Z! – la voz de Liv retumba a lo lejos, pero no soy capaz de hacerle caso – Hey, ¿Qué pasa? – pregunta acercándose unos pasos mas – Zoe, ¿Por qué estabas llorando? – esta vez, suena preocupada.
Le paso el libro, mis manos están tan débiles y frágiles que si sigo sosteniéndolo – y más con su peso por las cantidades de páginas – me romperé las manos antes de que me dé cuenta. Solo me concentro en la pluma, aferrándome a ella como un símbolo de que no soñé o imagine todo lo que paso con Logan, de que él en verdad existe y que cuido de mi por mucho tiempo; es lo único que me hace sentirme bien, con fortaleza y que estoy cuerda, que no he enloquecido y que no es producto de mi imaginación, no me está jugando ninguna broma.
- Zoe, ¿estás bien? – Marcus aparece a mi costado. Sus ojos están fijos en mí pero me niego a quitar la vista de la pluma para observarlo. Temo en que desaparezca y terminar desquiciada. – Te entiendo – murmura el pelinegro y me frota la espalda como forma de apoyo.
- Este libro es interesante – murmura Liv tratando de despejar la atención - ¿Qué te pareció a ti, Z?
- No entiendo la letra- murmuro quitándome con la manga de mi abrigo las lágrimas recorridas en mis mejillas.
- ¿Enserio? Pero si es fácil…
Liv comienza a murmurar palabras que no logro captar el significado, pero que me son vagamente familiares. Decido ignorarla y concentrarme en el dolor que estoy sintiendo en el pecho, como si me estuvieran arrancando parte de mi alma. Aún no entiendo porque apareció de la nadad después de tantos años, y en unos segundos, con la misma facilidad, desaparezca sin dejas rastro y la pluma que había recogido cuando tenía apenas cinco años.
Estoy tan confundida que no logro pensar las cosas con claridad, no puedo comprender el porqué de su visita, el porqué de su marcha, el porqué de este sufrimiento. Hoy estaba, pero ayer cuando iba a morir no me salvo, ¿Acaso es una señal de que está cansado de ser mi guardián? ¿Pero entonces por qué me trajo la pluma?
- ¡Cuidado, Zoe! – el grito de Marcus me hace sobresaltar. Por una fracción de segundos, veo que apunta hacia la dirección opuesta a la que esta, y cuando volteo, un libro viene justo al frente de mí.
Me agacho con rapidez, esquivando la enciclopedia que, seguramente, me habría roto la nariz. No se me puede pasar por la mente de que Liv, Marcus o alguna persona que este redondeando el lugar, haya sido el responsable del ataque porque veo miles de libros flotando en el aire, en cualquier dirección, golpeándose con estanques y mesas.
- ¿Qué mierda…?
- ¡¿Qué hiciste, Liv?! – exclama Marcus, mirando a mi amiga de forma acusadora. Frunzo el ceño sin entender porque la regaña a ella; él posa su vista en mi – Ella los convoco, la muy estúpida no sabía que estaba leyendo.
- ¡Yo no hice nada! – chillo la rubia, y de un segundo a otro, veo como los libros atacan a Marcus, haciéndolo soltar unos cuantos gemidos de dolor.
- ¡Lee esa mierda de nuevo para que dejen de atacarme!
Liv lo ignora con una sonrisa socarrona en el rostro impregnada con la satisfacción en sus ojos claros. Le dirijo una mirada asesina para que capte la señal de que debe detener esto antes de que tengamos problemas y vengan más personas a observar el espectáculo. Ella revolea los ojos y comienza a leer en la extraña lengua, provocando que los libros caigan en el suelo y algunos regresen en su sección
Miro a Marcus con interrogación y este me devuelve la mirada de la misma forma, solo que oculta algo más.
Todo está yéndose de las manos, y es lo que más odio.
Jaeger.
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