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Mensajeros Caídos {LoganLerman}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
In Love escribió:Holaa! Me gusto Muchoo Tu CAPITULO! Es lo Mas!
Y le dio su merecido al ex! Jaja
Ojala La sigas Prontoo! :D
Aww gracias por leer el capitulo 3 Ya sigo :D
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
sopha escribió:Pasen por mi novela...my only love,my hero
Agradeceria que no usaras mi novela para tu publicidad, ademas de que esta prohibido (:
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Scarlet ღ escribió:Ahora leí tu primer cap y luego me di cuenta que ya habías subido el segundo, pero tengo mucho sueño y no puedo leerlo.
Y para que no digas que no te presiono aquí estoy :D
Diciéndote que la continúes a pesar de que no haya leído el otro capítulo. PRESIÓN PRESIÓN JAJA. Sé que lo leeré rápido pronto juju.
Todos quisieran tener un ángel como él sea bueno o malo *-*
Me encantó el capi.
Beoosos Kande♥{PRESIÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓN}
JAJAJAJA esta bien bebe, lee cuando puedas y todo a tu tiempo :') Ya sigo nena!
Yo quiero un angelito como Logan <3 es muy aksldkasdj
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
HPLerman1Dpasion escribió:Nueva lectoraaaa!
Holangas, amo tus novelas, no se si alguna vez te lo dije... Bah, en realidad leo Ballads&Hits, me encanta, las otras todavia no las pude leer, pero creo que me pasare :p Esta novela la rompiooooooo ! Amo a Liv, su caracter y su actitud. Como es Zoe? La describiste?
Quiero sabeeeeeeeeeer aijfgoidsuajnds
Siguela pronto por favor
Besos
¡Bienvenidaaaaaaa!
Gracias por pasarte a mi novela y leer :3
Liv es una genia <3 yo tambien la amo, es una de mis personajes preferidas
Pues ya veran como es la actitud de Zoe xd fisicamente tiene los ojos grises y es castaña(: Besitos!
Jaeger.
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Capitulo Tres.
¡Hola! Agradezco muchisimo sus comentarios, lindas <3 Yaaaaaa se viene todo lo interesante :3 asjd,asd Bienvenidas nuevas lectoras <3 las quiero :D
- Me vas a sacar canas si sigues siendo tan inútil – resoplo con fuerza y coloco sus manos en sus caderas – no puede ser tan difícil andar en bici.
- Tengo nueve años, todavía soy chica – había refunfuñado mientras le lanzaba una mirada fulminante.
Un niño, de aproximadamente cuatro años, paso a nuestro lado totalmente feliz, y solo andaba en una bicicleta de dos ruedas. Logan me había mirada con la expresión totalmente burlona, a lo que solo pude maldecir por debajo y revolear los ojos. No era mi culpa que siempre le tuviera terror a subirme a una simple bicicleta, ya que después de todo lo que había pasado, incluso aquello me daba miedo. Ya me imaginaba que algo me empujaba desde tras hacia la autopista y era cruelmente atropellada o se salía una rueda y giraba hasta desnucarme. Al pasar los años y todos los incidentes, me volví bastante paranoica y cuidadosa en todo mi alrededor, incluso mamá había insistido mandarme a una psicóloga por mis pánicos constantes.
- Si no te apuras, voy a empujarte yo mismo – entrecerré los ojos mirándolo con odio – Eres insoportable.
- Entonces déjame sola – le saque la lengua y trate de correr encima de la bici, tratando de dejarlo atrás.
- Encima eres tonta – lo escuche reír entre dientes, y aunque no quise, no pude evitar dibujar una sonrisa en mi rostro que rápidamente se borró, temiendo a que el la haya visto – Si, la vi.
- ¡Deja de entrar en mi mente! – chille tirando la bici con fuerza sobre el suelo – No puedes meterte en mi cabeza como si fueras una lombriz.
- Te están mirando tus vecinos – rió por debajo nuevamente y al girarme, comprobé sus palabras.
Sonreí a mis vecinos, quienes hablan entre ellos en murmullos y me miraban con desprecio. Baje la cabeza y me agache para tomar mi bici y caminar unas cuantas cuadras más para alejarme de ellos; sabía que mama me había prohibido irme demasiado lejos y que no tardaría en asomar su cabeza o mandar a Ian a buscarme, pero no quería que una escena así se volviera a repetir y prefería un gran regaño de su parte.
Logan, fiel a su promesa de cuidarme, me siguió hasta tres calles más, donde cerca había una plaza donde solía venir con mi hermano y Liv – quien estaba en cama por su gran resfriado – a jugar cada vez que pudiéramos, ósea, cada vez que mama dormía la siesta, sino teníamos que venir con ella y casi nunca podíamos jugar a embarrarnos. Papa se encargaba de cubrirnos, aunque sabía que un día se cansaría y nos mandaría al frente, dándonos de regalo un buen castigo.
Intente varias veces andar, pero solo me caía y escuchaba las risotadas de Logan. Al parecer, él se cansó de ser espectador al ver que lágrimas de dolor y decepción por mí misma caían sobre mis mejillas. Me tendió la mano, la cual quede observando por unos segundos y volví la mirada hacia él. Solía tener los ojos llenos de rudeza y frialdad, pero esta vez vi algo más diferente a ello; en ese momento no lo entendí, pero no quería preguntar por si me ganara una paliza de su parte.
Al parecer, había escuchado mis pensamientos porque coloco una sonrisa torcida en su rostro, lo que me dio confianza en tomarle la mano. Tiro de mí y logro incorporarme, me convenció que me subiera la bicicleta nuevamente – a pesar de que me negué varias veces seguidas – y se mantuvo a mi lado, tomando del manubrio y dándome pequeños consejos para que mantuviera el equilibrio. Debí haberlo escuchado, así me hubiera ahorrado varios porrazos, pero Logan tenía el poder sobre mi a cada momento en que estaba lo suficientemente cerca de mí. Nunca entendí ese sentimiento de oleadas de placer y felicidad al tenerlo conmigo; tarde años en descubrir mis sentimientos por él.
Liv me llama la atención, logrando que salga de mi pequeño recuerdo con sobre saltación. La miro con mala cara, enfadada por su interrupción; sé que me he dicho a mí misma varias veces que deje de mirar el pasado y me enfoque en el presente y en el futuro, solo que a veces es inevitable no hacerlo. Mi mente quiere recordar a cada instante los momentos que pase junto a él, como si quisiera torturarme por no aceptar aunque Logan ya no se encuentra a mi lado.
- Quita esa cara de perro – la rubia revolea los ojos y su rostro cambia por completo, dejando uno lleno de preocupación – Esa iglesia me da miedo – señala a su costado, donde logro ver una parroquia de madera, con la pintura evidentemente gastada y sucia; alguna vez fue blanca, pero por los años y el descuido su color es de un gris claro. Algunos escalones están destruidos, las ventanas trizadas mientras que las puertas de madera apenas se pueden mantener en pie.
Un escalofrío recorre mi piel, logrando que mi cuerpo reaccione y lance una pequeña sacudida. Siento una enorme desesperación por entrar, también siento terror al notar como la tierra está consumiendo los ventanales; mis piernas, al igual que mi cuerpo, están sintiendo la más pura adrenalina por dentro. Me contengo para no correr adentro y averiguar qué tanto es lo que puede llegar a atraerme, que cosa tiene que me seduce de tal modo que dejo de ver sus imperfecciones.
Toda mi vida, las iglesias me han alterado; nunca voy a misa, nunca camino cerca del lugar, evito a las personas religiosas, apenas me he dejado bautizar, según mi madre. Nunca poder entender el porqué de esto, y algo me dice adentro que tampoco quiero saber.
- Sigue caminando – digo mientras me alejo del lugar, aun con desesperación. Me altere a tal modo que presiento una gran pelea con mi amiga sino se apura.
Liv parece notar que estoy de malhumor, por lo que trota un poco hasta llegar a mi lado y se mantiene callada. Respiro y exhalo con profundidad, intentando no retroceder y quedar como una loca por entrar allí; se nota que ha estado abandonada por años, y no creo que le sea gracia a nadie el que entre al lugar. Además, no sé con qué me encontrare. Necesito ser precavida y no meterme en líos; ya no hay nadie quien pueda protegerme.
- Así que… Marcus se ha escapado del centro, ¿no? ¿y ahora que hará Helen?
Suspiro, sin notar que tenía el aire contenido. Mi primo preferido, quien ha sido clasificado como esquizofrénico hace unos años, se ha fugado del centro de rehabilitación anoche. Mama me llamo para avisarme la situación por allí, y como tía Helen está desesperada por encontrarlo, más en su condición mental. Desde entonces, están buscándolo como loco, la policía está interviniendo en todas las llamadas y busca en cada parte de la ciudad al fugitivo.
Marcus era un muchacho como cualquiera, sus notas no eran ni muy altas ni muy bajas, siempre amo los deportes y por ello los practicaba, se sentaba a jugar a las barbies conmigo cuando Liv me dejaba de lado para jugar a los juegos con Ian, y me compraba películas de Barbie. Fue hasta que cumplió dieciocho años, hace cuatro años atrás, cuando comenzó a actuar extraño; estaba alterado todo el tiempo, solía gritar a quien se le cruzara en el camino, juraba que escuchaba voces en su mente y lograba alterarlo aún más cuanto trataban de tocarlo. Llego a casi suicidarse una vez tomando un frasco de pastillas tranquilizantes, por lo que Helen tuvo que internarlo para que sea controlado.
Helen culpa a April, ni siquiera mama entiende porque pero supongo que es porque April es la oveja negra de la familia y bromeaba varias veces de que era mejor escaparse de alguna de sus hermanas a soportar vivir con ellas, cosa que jamás agrado a mi madre o a mi tía, pero todos nos reíamos, incluso papá.
- El estará bien – comento con seguridad – Es inteligente. Lo sé.
- Eso espero – asiente – Están todos locos allí seguro, menos mal que nos fuimos antes de que esto pasara.
- Coincido contigo. ¿Vamos a comer algo? Me muero de hambre – señalo con el mentón el pequeño restaurante que hay cruzando la calle.
Camino hacia el lugar sin siquiera esperar a que Liv conteste; entro al lugar y siento como las miradas se enfocan en mí, logrando que mire hacia abajo y camine a pasos lentos hacia una mesa vacía de a dos. El lugar es bastante lindo, con mesas cuadradas y sillas con almohadones; se encuentra un cuadro grande de una pintura donde hay uvas y una botella de vino; debajo de él, hay un sillón largo de mimbre, junto con unos pequeños almohadones. Las paredes blancas y adornadas con pequeñas lámparas que iluminan todo el lugar.
Nos sentamos en una mesa de a dos, en la esquina y tomamos la carta. Liv parlotea sobre los chicos lindos que hay en el restaurante, también lo barato que es aquí el cenar y lo pintoresco que es el restaurante. Asiento sin prestarle mucha atención; no puedo hacerlo si mi estómago ruje y pide a gritos comida. Una vez que llega el mozo, toma nuestras órdenes y deja una pequeña canasta con unos panes, los cuales como sin siquiera esperar a que traiga nuestra cena.
- ¡Zoe! No te los comas – farfulla la rubia mirándome con mala cara.
- Cállate – replico y sigo comiendo sin importar sus protestas.
- Oye, ¿Dónde crees que estará Marcus? Digo, tú eras más cercana a él y quizás tengas una idea de…
- No sé dónde está, Liv – le interrumpo una vez que trago. – Realmente, no sé dónde se pueda encontrar, pero apoyo su decisión de escaparse, no siempre podrá estar allí.
- Pero está enfermo, no lo olvides – advierte señalándome – Te conozco como la palma de mi mano, Heiler. No llegues a cometer una locura como ocultarlo o algo así.
Coloco los ojos en blanco y meneo con la cabeza, pero soy obligada a prometer que no hace nada al sentir la mirada de Liv sobre mí, de manera amenazante y severa. No creo que Marcus sea tan tonto como para venir conmigo, cuando sabe perfectamente que no podré ayudarlo. No poseo de recursos económicos, tampoco creo que podre guardar el secreto toda la vida, pero lo apoyare sin importar mis padres, mi tía o Liv.
La sangre es sangre; no se traiciona pero tampoco se perdona.
- Hey, no mires atrás pero hay dos chicos que nos están mirando – sus palabras me quitan de mis pensamientos y levanto la vista hacia ella. Estoy a punto de girar la cabeza para saber qué tipo de chicos ahora quiere coquetear - ¡Que no te voltees, tonta! – exclama en susurro, logrando sobresaltarme.
- Se habrán dado cuenta de que hablamos de ellos con la mirada devoradora que le estas enviando.
- Aun así no lo hagas. – replica con los ojos en blanco. Sonríe de oreja a oreja - ¿y si los invitamos a cenar con nosotras?
- No.
- Oh, vamos, Zoe – hace un pequeño puchero y junta sus manos – Hazlo por mí, soy tu mejor amiga, tu hermana.
- Como si me importara.
- Haré lo que quieras por una semana – hace una pequeña cruz en la parte donde está su corazón – Te lo juro, nena.
Doy un suspiro y tomo otro pan para darle un mordisco. Asiento con la cabeza e ignoro su pequeño gritito de felicidad, lo que hace que unas personas nos miren, pero ya me he acostumbrado a estas cosas con Liv. Siempre que salimos es lo mismo, a veces me pregunto porque papá no la mando a un correccional o algo así dejara de ser tan… liberal y coqueta con todos los hombres que se le cruce en el camino; algunos ni siquiera son atractivos desde mi perspectiva, pero no puedo replicar nada, fui novia de un idiota como Evan.
La rubia se levanta y camina con su paso “seductor” – o como sea que le llame – y se aleja de la mesa. Por suerte, llega el mozo dejando nuestra cena, por lo que me pongo a comer una vez que está al frente mío. Puede que sea un poco grosero empezar sin ellos, pero aún sigo hambrienta y Liv no me dijo que sea educada o simpática. De alguna forma me la tengo que cobrar.
- Zooee – Liv canturrea mi nombre, pero aún sigo con la mirada en mi cena sin preocuparme si viene acompañada o no. – Te presento a Kyle y William. Son de Francia y vienen aquí de vacaciones.
- ¿Ah sí? Un placer, soy Zoe – digo sin humor y sin levantar la mirada.
- Hola – contestan los dos al mismo tiempo con serenidad.
Un pequeño silencio se forma entre nosotros, donde yo solo sigo con mi comida, sintiendo la mirada fuciladoras que debe estar teniendo Liv sobre mí, incluso debe estar imaginados en su mente una forma dulce y dolorosa en asesinarme por esto. Aun así, no me importa; estoy cansada de que siempre me traiga a un muchacho para que filtree igual que ella.
- ¿Quieren sentarse? – pregunto largando un suspiro. Bien, hasta ahí llego mi maldad.
- ¡Claro que lo harán! – chilla mi hermana con emoción - ¿Te sientas conmigo, Kyle?
- Bueno… - su voz es dudosa, pero de todas formas veo de reojo que se sienta junto con la rubia.
Alguien aparta la silla de mi lado, pero no escucho ni siento algún movimiento que indica que el muchacho se ha sentado. Se me hace un poco extraño el sentir su mirada sobre mí, no sé cómo lo sé, pero simplemente la siento. Una ansiedad se forma adentro de mi pecho, provocando que mi respiración falle unos instantes.
La tentación de mirarlo es tan fuerte como la fue entrar a la iglesia; malditamente atrayente y angustiante al no poder hacerlo. Trato de resistirme, de no mirarlo, porque simplemente no sé qué es lo que me está pasando este día. No ha pasado ni siquiera una semana desde que llegue y todo me está afectando.
Rendida, desvió la mirada de mi plato y al mirar hacia mi lado y arriba, soy atrapada por unos ojos celestes, tan celestes como lo es el cielo; tan puros y angelicales, transmitiendo una paz y tranquilidad hacia mi cuerpo y mi mente, logrando que mi ansiedad se disminuya con rapidez hasta desaparecer, y mi respiración regularizarse poco a poco.
Me limito a observar su piel blanca, tanto como al nieve y sumamente cuidada, casi da la impresión que es tan suave como debe ser su pelo, el cual tiene un color rubio, de un color totalmente vivo. Sus pestañas son arqueadas y largas, sus cejas gruesas y de color castaña claro. Su nariz larga y respingada, mientras que su mandíbula cuadrada y muy varonil, junto con su nuez de Adán.
Simplemente, es hermoso.
- ¿Puedo sentarme? – pregunta serenamente, en un tono completamente serio pero, al mismo tiempo, era completamente tranquilizador.
Tardo un poco en asentir con la cabeza, me apresuro a hacerlo cuando me doy cuenta que ha estado esperando varios segundos a mi respuesta. Liv me lanza una mirada interrogadora, pero decido ignorarla, decidiendo que no quiero uno de sus interrogatorios ni ahora ni después.
Mi estómago se cierra, no puedo tragar nada más. La voz de Liv y Kyle mientras bromean, se ríen y coquetean, se escuchan como ecos en mis oídos, solo estoy concentrada en lo que haga este tal William. Me intriga todo de él, incluso la misteriosa paz que logra en mí, esa que no he sentido desde que era muy pequeña; me espanta sentir esto, realmente me aterra. Para colmo, su mirada en mí no es de ayuda.
Recuerdo pocas palabras y diálogos que Logan me había contado sobre los ángeles, nefilims, demonios o lo que sea. No recuerdo exactamente cómo es que debo percibir un ángel, porque estoy completamente segura de que esta persona lo es. Si tan solo pudiera verle el ombligo – según las películas, no tienen ombligo – podría hallar la verdad. Cuando me doy cuenta de que estoy siendo realmente ridícula y estúpida, intento no ceder a la tentación de golpearme la cabeza con algún tacón de Liv.
- Me tengo que ir – digo con brusquedad parándome. No puedo soportarlo más, tengo que salir.
- ¿A dónde? – pregunta la rubia, totalmente confundida y un tanto irritada.
- A la cabaña. Necesito ir – me apresuro a guardar mis cosas y por primera vez, veo como es Kyle. Mierda, transmite tanta tranquilidad y paz como lo hace William. Sus ojos azules están golpeando los míos, son realmente hermosos, y él es tan hermoso como William, solo que sus ojos son diferentes y su pelo negro azabache.
Salgo casi corriendo, sin siquiera despedirme de ellos y con la mirada de todos en mí. Una vez en la calle, trato de respirar con profundidad y dejar de sentir la sensación de paz Nunca estoy de esa forma, desde hace años que no la he experimentado; siempre estoy en alerta, siempre estoy cuidando mis espaldas por si intentan matarme. Es ilógico que vengan dos personas y me proporcionen esa paz interior que he estado rogando por tantos años, solo que ahora, no sé si la quiero conmigo.
Me subo a un taxi cuando pasa justo delante de mí y escupo con rapidez la dirección, tratando de hacer memoria y esperar a que sea la correcta. Espero que Liv llegue pronto y sin problemas, de todas formas, va a matarme por el papelón que hice hace unos minutos. No creo que llegue a entender lo que sentí en ese momento, será realmente raro si lo hiciera, pero el caso es que le diré lo que sucedió. A lo mejor, nunca más nos cruzaremos esos dos.
Doy los billetes correspondientes al taxista y camino hacia la cabaña, observando a las otras de al lado que tienen las luces prendidas y se escuchan pequeños niños jugando y riéndose. Sonrió medianamente y llego por fin a la puerta, saco mis llaves de mi bolsillo y la coloco en la cerradura. Mi sorpresa es grande y también mi terror cuando veo que esta ha sido forjada.
Trago saliva y me pregunto si debo entrar o no. Quizás, me maten. Si tengo suerte – cosa que es poco probable – solo me habrán robado.
Me adentro en la cabaña, rezando que sea la segunda opción al menos en vez de que mi vida corra peligro. Tal vez debería haberme echado a correr a un lugar seguro, pero ello sería bastante cobarde de mi parte y atraer el peligro hacia otro lado; podrían morir algunas personas y no pienso llevar su muerte en mi conciencia.
Tengo miedo, no lo niego, solo que no puedo dar pasos atrás y escapar. Ya no.
Prendo las luces y me encuentro con nada más ni nada menos que al castaño de ojos negros, con su piel morena y su cabello desordenado y largo. Su barba se ha dejado crecer, aún más de lo que recuerdo; sigue siendo tan alto como lo fue siempre y viste con una bata blanca que debe ser del centro de rehabilitación.
Mi corazón se estruje al verlo tan delgado y desorientado.
- Zoe – dice dando pequeños pasos en mi dirección.
Mi garganta se cierra y lucho contra las lágrimas para no soltar ninguna. Finalmente, me abalanzo sobre mi primo, dándole el abrazo que tanto tiempo he esperado y ansiado.
Capitulo Tres.
- Me vas a sacar canas si sigues siendo tan inútil – resoplo con fuerza y coloco sus manos en sus caderas – no puede ser tan difícil andar en bici.
- Tengo nueve años, todavía soy chica – había refunfuñado mientras le lanzaba una mirada fulminante.
Un niño, de aproximadamente cuatro años, paso a nuestro lado totalmente feliz, y solo andaba en una bicicleta de dos ruedas. Logan me había mirada con la expresión totalmente burlona, a lo que solo pude maldecir por debajo y revolear los ojos. No era mi culpa que siempre le tuviera terror a subirme a una simple bicicleta, ya que después de todo lo que había pasado, incluso aquello me daba miedo. Ya me imaginaba que algo me empujaba desde tras hacia la autopista y era cruelmente atropellada o se salía una rueda y giraba hasta desnucarme. Al pasar los años y todos los incidentes, me volví bastante paranoica y cuidadosa en todo mi alrededor, incluso mamá había insistido mandarme a una psicóloga por mis pánicos constantes.
- Si no te apuras, voy a empujarte yo mismo – entrecerré los ojos mirándolo con odio – Eres insoportable.
- Entonces déjame sola – le saque la lengua y trate de correr encima de la bici, tratando de dejarlo atrás.
- Encima eres tonta – lo escuche reír entre dientes, y aunque no quise, no pude evitar dibujar una sonrisa en mi rostro que rápidamente se borró, temiendo a que el la haya visto – Si, la vi.
- ¡Deja de entrar en mi mente! – chille tirando la bici con fuerza sobre el suelo – No puedes meterte en mi cabeza como si fueras una lombriz.
- Te están mirando tus vecinos – rió por debajo nuevamente y al girarme, comprobé sus palabras.
Sonreí a mis vecinos, quienes hablan entre ellos en murmullos y me miraban con desprecio. Baje la cabeza y me agache para tomar mi bici y caminar unas cuantas cuadras más para alejarme de ellos; sabía que mama me había prohibido irme demasiado lejos y que no tardaría en asomar su cabeza o mandar a Ian a buscarme, pero no quería que una escena así se volviera a repetir y prefería un gran regaño de su parte.
Logan, fiel a su promesa de cuidarme, me siguió hasta tres calles más, donde cerca había una plaza donde solía venir con mi hermano y Liv – quien estaba en cama por su gran resfriado – a jugar cada vez que pudiéramos, ósea, cada vez que mama dormía la siesta, sino teníamos que venir con ella y casi nunca podíamos jugar a embarrarnos. Papa se encargaba de cubrirnos, aunque sabía que un día se cansaría y nos mandaría al frente, dándonos de regalo un buen castigo.
Intente varias veces andar, pero solo me caía y escuchaba las risotadas de Logan. Al parecer, él se cansó de ser espectador al ver que lágrimas de dolor y decepción por mí misma caían sobre mis mejillas. Me tendió la mano, la cual quede observando por unos segundos y volví la mirada hacia él. Solía tener los ojos llenos de rudeza y frialdad, pero esta vez vi algo más diferente a ello; en ese momento no lo entendí, pero no quería preguntar por si me ganara una paliza de su parte.
Al parecer, había escuchado mis pensamientos porque coloco una sonrisa torcida en su rostro, lo que me dio confianza en tomarle la mano. Tiro de mí y logro incorporarme, me convenció que me subiera la bicicleta nuevamente – a pesar de que me negué varias veces seguidas – y se mantuvo a mi lado, tomando del manubrio y dándome pequeños consejos para que mantuviera el equilibrio. Debí haberlo escuchado, así me hubiera ahorrado varios porrazos, pero Logan tenía el poder sobre mi a cada momento en que estaba lo suficientemente cerca de mí. Nunca entendí ese sentimiento de oleadas de placer y felicidad al tenerlo conmigo; tarde años en descubrir mis sentimientos por él.
Liv me llama la atención, logrando que salga de mi pequeño recuerdo con sobre saltación. La miro con mala cara, enfadada por su interrupción; sé que me he dicho a mí misma varias veces que deje de mirar el pasado y me enfoque en el presente y en el futuro, solo que a veces es inevitable no hacerlo. Mi mente quiere recordar a cada instante los momentos que pase junto a él, como si quisiera torturarme por no aceptar aunque Logan ya no se encuentra a mi lado.
- Quita esa cara de perro – la rubia revolea los ojos y su rostro cambia por completo, dejando uno lleno de preocupación – Esa iglesia me da miedo – señala a su costado, donde logro ver una parroquia de madera, con la pintura evidentemente gastada y sucia; alguna vez fue blanca, pero por los años y el descuido su color es de un gris claro. Algunos escalones están destruidos, las ventanas trizadas mientras que las puertas de madera apenas se pueden mantener en pie.
Un escalofrío recorre mi piel, logrando que mi cuerpo reaccione y lance una pequeña sacudida. Siento una enorme desesperación por entrar, también siento terror al notar como la tierra está consumiendo los ventanales; mis piernas, al igual que mi cuerpo, están sintiendo la más pura adrenalina por dentro. Me contengo para no correr adentro y averiguar qué tanto es lo que puede llegar a atraerme, que cosa tiene que me seduce de tal modo que dejo de ver sus imperfecciones.
Toda mi vida, las iglesias me han alterado; nunca voy a misa, nunca camino cerca del lugar, evito a las personas religiosas, apenas me he dejado bautizar, según mi madre. Nunca poder entender el porqué de esto, y algo me dice adentro que tampoco quiero saber.
- Sigue caminando – digo mientras me alejo del lugar, aun con desesperación. Me altere a tal modo que presiento una gran pelea con mi amiga sino se apura.
Liv parece notar que estoy de malhumor, por lo que trota un poco hasta llegar a mi lado y se mantiene callada. Respiro y exhalo con profundidad, intentando no retroceder y quedar como una loca por entrar allí; se nota que ha estado abandonada por años, y no creo que le sea gracia a nadie el que entre al lugar. Además, no sé con qué me encontrare. Necesito ser precavida y no meterme en líos; ya no hay nadie quien pueda protegerme.
- Así que… Marcus se ha escapado del centro, ¿no? ¿y ahora que hará Helen?
Suspiro, sin notar que tenía el aire contenido. Mi primo preferido, quien ha sido clasificado como esquizofrénico hace unos años, se ha fugado del centro de rehabilitación anoche. Mama me llamo para avisarme la situación por allí, y como tía Helen está desesperada por encontrarlo, más en su condición mental. Desde entonces, están buscándolo como loco, la policía está interviniendo en todas las llamadas y busca en cada parte de la ciudad al fugitivo.
Marcus era un muchacho como cualquiera, sus notas no eran ni muy altas ni muy bajas, siempre amo los deportes y por ello los practicaba, se sentaba a jugar a las barbies conmigo cuando Liv me dejaba de lado para jugar a los juegos con Ian, y me compraba películas de Barbie. Fue hasta que cumplió dieciocho años, hace cuatro años atrás, cuando comenzó a actuar extraño; estaba alterado todo el tiempo, solía gritar a quien se le cruzara en el camino, juraba que escuchaba voces en su mente y lograba alterarlo aún más cuanto trataban de tocarlo. Llego a casi suicidarse una vez tomando un frasco de pastillas tranquilizantes, por lo que Helen tuvo que internarlo para que sea controlado.
Helen culpa a April, ni siquiera mama entiende porque pero supongo que es porque April es la oveja negra de la familia y bromeaba varias veces de que era mejor escaparse de alguna de sus hermanas a soportar vivir con ellas, cosa que jamás agrado a mi madre o a mi tía, pero todos nos reíamos, incluso papá.
- El estará bien – comento con seguridad – Es inteligente. Lo sé.
- Eso espero – asiente – Están todos locos allí seguro, menos mal que nos fuimos antes de que esto pasara.
- Coincido contigo. ¿Vamos a comer algo? Me muero de hambre – señalo con el mentón el pequeño restaurante que hay cruzando la calle.
Camino hacia el lugar sin siquiera esperar a que Liv conteste; entro al lugar y siento como las miradas se enfocan en mí, logrando que mire hacia abajo y camine a pasos lentos hacia una mesa vacía de a dos. El lugar es bastante lindo, con mesas cuadradas y sillas con almohadones; se encuentra un cuadro grande de una pintura donde hay uvas y una botella de vino; debajo de él, hay un sillón largo de mimbre, junto con unos pequeños almohadones. Las paredes blancas y adornadas con pequeñas lámparas que iluminan todo el lugar.
Nos sentamos en una mesa de a dos, en la esquina y tomamos la carta. Liv parlotea sobre los chicos lindos que hay en el restaurante, también lo barato que es aquí el cenar y lo pintoresco que es el restaurante. Asiento sin prestarle mucha atención; no puedo hacerlo si mi estómago ruje y pide a gritos comida. Una vez que llega el mozo, toma nuestras órdenes y deja una pequeña canasta con unos panes, los cuales como sin siquiera esperar a que traiga nuestra cena.
- ¡Zoe! No te los comas – farfulla la rubia mirándome con mala cara.
- Cállate – replico y sigo comiendo sin importar sus protestas.
- Oye, ¿Dónde crees que estará Marcus? Digo, tú eras más cercana a él y quizás tengas una idea de…
- No sé dónde está, Liv – le interrumpo una vez que trago. – Realmente, no sé dónde se pueda encontrar, pero apoyo su decisión de escaparse, no siempre podrá estar allí.
- Pero está enfermo, no lo olvides – advierte señalándome – Te conozco como la palma de mi mano, Heiler. No llegues a cometer una locura como ocultarlo o algo así.
Coloco los ojos en blanco y meneo con la cabeza, pero soy obligada a prometer que no hace nada al sentir la mirada de Liv sobre mí, de manera amenazante y severa. No creo que Marcus sea tan tonto como para venir conmigo, cuando sabe perfectamente que no podré ayudarlo. No poseo de recursos económicos, tampoco creo que podre guardar el secreto toda la vida, pero lo apoyare sin importar mis padres, mi tía o Liv.
La sangre es sangre; no se traiciona pero tampoco se perdona.
- Hey, no mires atrás pero hay dos chicos que nos están mirando – sus palabras me quitan de mis pensamientos y levanto la vista hacia ella. Estoy a punto de girar la cabeza para saber qué tipo de chicos ahora quiere coquetear - ¡Que no te voltees, tonta! – exclama en susurro, logrando sobresaltarme.
- Se habrán dado cuenta de que hablamos de ellos con la mirada devoradora que le estas enviando.
- Aun así no lo hagas. – replica con los ojos en blanco. Sonríe de oreja a oreja - ¿y si los invitamos a cenar con nosotras?
- No.
- Oh, vamos, Zoe – hace un pequeño puchero y junta sus manos – Hazlo por mí, soy tu mejor amiga, tu hermana.
- Como si me importara.
- Haré lo que quieras por una semana – hace una pequeña cruz en la parte donde está su corazón – Te lo juro, nena.
Doy un suspiro y tomo otro pan para darle un mordisco. Asiento con la cabeza e ignoro su pequeño gritito de felicidad, lo que hace que unas personas nos miren, pero ya me he acostumbrado a estas cosas con Liv. Siempre que salimos es lo mismo, a veces me pregunto porque papá no la mando a un correccional o algo así dejara de ser tan… liberal y coqueta con todos los hombres que se le cruce en el camino; algunos ni siquiera son atractivos desde mi perspectiva, pero no puedo replicar nada, fui novia de un idiota como Evan.
La rubia se levanta y camina con su paso “seductor” – o como sea que le llame – y se aleja de la mesa. Por suerte, llega el mozo dejando nuestra cena, por lo que me pongo a comer una vez que está al frente mío. Puede que sea un poco grosero empezar sin ellos, pero aún sigo hambrienta y Liv no me dijo que sea educada o simpática. De alguna forma me la tengo que cobrar.
- Zooee – Liv canturrea mi nombre, pero aún sigo con la mirada en mi cena sin preocuparme si viene acompañada o no. – Te presento a Kyle y William. Son de Francia y vienen aquí de vacaciones.
- ¿Ah sí? Un placer, soy Zoe – digo sin humor y sin levantar la mirada.
- Hola – contestan los dos al mismo tiempo con serenidad.
Un pequeño silencio se forma entre nosotros, donde yo solo sigo con mi comida, sintiendo la mirada fuciladoras que debe estar teniendo Liv sobre mí, incluso debe estar imaginados en su mente una forma dulce y dolorosa en asesinarme por esto. Aun así, no me importa; estoy cansada de que siempre me traiga a un muchacho para que filtree igual que ella.
- ¿Quieren sentarse? – pregunto largando un suspiro. Bien, hasta ahí llego mi maldad.
- ¡Claro que lo harán! – chilla mi hermana con emoción - ¿Te sientas conmigo, Kyle?
- Bueno… - su voz es dudosa, pero de todas formas veo de reojo que se sienta junto con la rubia.
Alguien aparta la silla de mi lado, pero no escucho ni siento algún movimiento que indica que el muchacho se ha sentado. Se me hace un poco extraño el sentir su mirada sobre mí, no sé cómo lo sé, pero simplemente la siento. Una ansiedad se forma adentro de mi pecho, provocando que mi respiración falle unos instantes.
La tentación de mirarlo es tan fuerte como la fue entrar a la iglesia; malditamente atrayente y angustiante al no poder hacerlo. Trato de resistirme, de no mirarlo, porque simplemente no sé qué es lo que me está pasando este día. No ha pasado ni siquiera una semana desde que llegue y todo me está afectando.
Rendida, desvió la mirada de mi plato y al mirar hacia mi lado y arriba, soy atrapada por unos ojos celestes, tan celestes como lo es el cielo; tan puros y angelicales, transmitiendo una paz y tranquilidad hacia mi cuerpo y mi mente, logrando que mi ansiedad se disminuya con rapidez hasta desaparecer, y mi respiración regularizarse poco a poco.
Me limito a observar su piel blanca, tanto como al nieve y sumamente cuidada, casi da la impresión que es tan suave como debe ser su pelo, el cual tiene un color rubio, de un color totalmente vivo. Sus pestañas son arqueadas y largas, sus cejas gruesas y de color castaña claro. Su nariz larga y respingada, mientras que su mandíbula cuadrada y muy varonil, junto con su nuez de Adán.
Simplemente, es hermoso.
- ¿Puedo sentarme? – pregunta serenamente, en un tono completamente serio pero, al mismo tiempo, era completamente tranquilizador.
Tardo un poco en asentir con la cabeza, me apresuro a hacerlo cuando me doy cuenta que ha estado esperando varios segundos a mi respuesta. Liv me lanza una mirada interrogadora, pero decido ignorarla, decidiendo que no quiero uno de sus interrogatorios ni ahora ni después.
Mi estómago se cierra, no puedo tragar nada más. La voz de Liv y Kyle mientras bromean, se ríen y coquetean, se escuchan como ecos en mis oídos, solo estoy concentrada en lo que haga este tal William. Me intriga todo de él, incluso la misteriosa paz que logra en mí, esa que no he sentido desde que era muy pequeña; me espanta sentir esto, realmente me aterra. Para colmo, su mirada en mí no es de ayuda.
Recuerdo pocas palabras y diálogos que Logan me había contado sobre los ángeles, nefilims, demonios o lo que sea. No recuerdo exactamente cómo es que debo percibir un ángel, porque estoy completamente segura de que esta persona lo es. Si tan solo pudiera verle el ombligo – según las películas, no tienen ombligo – podría hallar la verdad. Cuando me doy cuenta de que estoy siendo realmente ridícula y estúpida, intento no ceder a la tentación de golpearme la cabeza con algún tacón de Liv.
- Me tengo que ir – digo con brusquedad parándome. No puedo soportarlo más, tengo que salir.
- ¿A dónde? – pregunta la rubia, totalmente confundida y un tanto irritada.
- A la cabaña. Necesito ir – me apresuro a guardar mis cosas y por primera vez, veo como es Kyle. Mierda, transmite tanta tranquilidad y paz como lo hace William. Sus ojos azules están golpeando los míos, son realmente hermosos, y él es tan hermoso como William, solo que sus ojos son diferentes y su pelo negro azabache.
Salgo casi corriendo, sin siquiera despedirme de ellos y con la mirada de todos en mí. Una vez en la calle, trato de respirar con profundidad y dejar de sentir la sensación de paz Nunca estoy de esa forma, desde hace años que no la he experimentado; siempre estoy en alerta, siempre estoy cuidando mis espaldas por si intentan matarme. Es ilógico que vengan dos personas y me proporcionen esa paz interior que he estado rogando por tantos años, solo que ahora, no sé si la quiero conmigo.
Me subo a un taxi cuando pasa justo delante de mí y escupo con rapidez la dirección, tratando de hacer memoria y esperar a que sea la correcta. Espero que Liv llegue pronto y sin problemas, de todas formas, va a matarme por el papelón que hice hace unos minutos. No creo que llegue a entender lo que sentí en ese momento, será realmente raro si lo hiciera, pero el caso es que le diré lo que sucedió. A lo mejor, nunca más nos cruzaremos esos dos.
Doy los billetes correspondientes al taxista y camino hacia la cabaña, observando a las otras de al lado que tienen las luces prendidas y se escuchan pequeños niños jugando y riéndose. Sonrió medianamente y llego por fin a la puerta, saco mis llaves de mi bolsillo y la coloco en la cerradura. Mi sorpresa es grande y también mi terror cuando veo que esta ha sido forjada.
Trago saliva y me pregunto si debo entrar o no. Quizás, me maten. Si tengo suerte – cosa que es poco probable – solo me habrán robado.
Me adentro en la cabaña, rezando que sea la segunda opción al menos en vez de que mi vida corra peligro. Tal vez debería haberme echado a correr a un lugar seguro, pero ello sería bastante cobarde de mi parte y atraer el peligro hacia otro lado; podrían morir algunas personas y no pienso llevar su muerte en mi conciencia.
Tengo miedo, no lo niego, solo que no puedo dar pasos atrás y escapar. Ya no.
Prendo las luces y me encuentro con nada más ni nada menos que al castaño de ojos negros, con su piel morena y su cabello desordenado y largo. Su barba se ha dejado crecer, aún más de lo que recuerdo; sigue siendo tan alto como lo fue siempre y viste con una bata blanca que debe ser del centro de rehabilitación.
Mi corazón se estruje al verlo tan delgado y desorientado.
- Zoe – dice dando pequeños pasos en mi dirección.
Mi garganta se cierra y lucho contra las lágrimas para no soltar ninguna. Finalmente, me abalanzo sobre mi primo, dándole el abrazo que tanto tiempo he esperado y ansiado.
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Ay me encantaron las capitulos ajskajak, perdon por no comentar antes es que estuve unos dias de vacas c: dios, amo como escribis! tenes que seguirla :D
Wherever
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Hola Soy Nuevaa
Ame Tu Nove, Espero Con Ansias El Proximo Capitulo :aah:
Besoos :P
Ame Tu Nove, Espero Con Ansias El Proximo Capitulo :aah:
Besoos :P
MeliiKar
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Me gusto este capitulo! Estuvo muuy Buenoo!
Ojala Subas Prontoo! Amee tu Novee! Jaja
Besitoos!
Ojala Subas Prontoo! Amee tu Novee! Jaja
Besitoos!
In Love
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Wow, quedé atónita, primero que nada me pregunto por qué se a de encontrar tantos ángeles en un mismo día, y lo de su primo me dejó como QUIERO MÁS!!! :ñomñom:
{#W}
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Me encantaaaaaaaaa ♥
que mal lo de Marcus. Y ya quiero saber todos los recuerdos de Zoe y Logan lsdkla ♥ SEGUILA, besos! Mel
que mal lo de Marcus. Y ya quiero saber todos los recuerdos de Zoe y Logan lsdkla ♥ SEGUILA, besos! Mel
#MelStyles
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Hiiii, nueva lectora! Ya debes conocerme haha
Me encanta la trama de la novela, me leí el prólogo y los 3 capítulos recién y me intrigaron muchísimo. Amo el rollo ángel salvador, siempre me han encantado los libros de ángeles. (The mortal instruments, Hush Hush..)
Tienes que seguirla! Un beso.
Me encanta la trama de la novela, me leí el prólogo y los 3 capítulos recién y me intrigaron muchísimo. Amo el rollo ángel salvador, siempre me han encantado los libros de ángeles. (The mortal instruments, Hush Hush..)
Tienes que seguirla! Un beso.
harrystyes
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
holaaaaaaaaaaaaaaa nueva lectora aqui!!!!!:) jajaj esta muy buena!!!!! SIGUELA PORFAVOR!!!!!!!!!!!!!!!!!
KarlaaMay
Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
Wherever escribió:Ay me encantaron las capitulos ajskajak, perdon por no comentar antes es que estuve unos dias de vacas c: dios, amo como escribis! tenes que seguirla :D
Gracias por pasarte <3 entiendo que no hayas podido pasar xd pero al menos has pasado ahora :3 Ya sigo!
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
MeliiKar escribió:Hola Soy Nuevaa
Ame Tu Nove, Espero Con Ansias El Proximo Capitulo :aah:
Besoos :P
BIENVENIDAAAAAAAAAAAAA!
Te agradezco de que hayas pasado a mi novela y comentes :3
Ya subo!
Jaeger.
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Re: Mensajeros Caídos {LoganLerman}
In Love escribió:Me gusto este capitulo! Estuvo muuy Buenoo!
Ojala Subas Prontoo! Amee tu Novee! Jaja
Besitoos!
Gracias por comentar bebe <3 Ya subo!
Jaeger.
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