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Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Valeefor1D ツ escribió:NOOOOOOO!
Nicho, no hagas una tonteria!
El definitivamente ne quiere matar
Pero porque tiene que ser condenadamente perfecto!
El dia en que yo deje de odiar a Sebastian! sera cuando los cerdos vuelen!
:muere: :muere: :muere: :muere:
Lo odiare hasta el dia de mi muerte y mas alla.
Dejaria mi tipico comentario pero debo ir hacer mi tarea y no tengo mucho tiempo
Nos leemos luego
Kiss xx.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Por fin recuperamos al Nicho!
:misery: :misery: :misery: :misery:
JAJAJAJAJAJ los cerdos vuelen! xD
Siiiiiiiiiiiiiii, yo también odio a Sebastian!
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
Ntp! ;) Espero que tu tarea este fácil! ;)
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
• Raziel - Capitulo 18 (Parte 1) •
¿____(tn)?
Simón se sentó en los escalones del porche trasero de la casa, mirando hacia el camino que conducía a través del huerto de manzanas hasta el lago. Isabelle y Magnus estaban en él; Magnus miraba hacia el lago y luego a las montañas bajas que rodeaban la zona. Estaba tomando notas en un pequeño libro con una pluma cuya punta brillaba verde-azulada. Alec estaba a cierta distancia, mirando hacia los árboles que bordeaban la cresta de las colinas que separaban la casa de la calle. Parecía estar de pie lo más lejos de Magnus como podía sin dejar de estar al alcance del oído.
A Simón le parecía (aunque era el primero en admitir que no era tan observador de estas cosas), que a pesar de bromear en el coche, recientemente se había interpuesto una distancia perceptible entre Magnus y Alec, que no podía identificar claramente, pero sabía que estaba allí.
La mano derecha de Simón estaba apoyada en su mano izquierda, y con los dedos rodeaba el anillo de oro en su dedo.
____(tn), por favor.
Había estado tratando de llegar a ella cada hora desde que había recibido el mensaje de Maia sobre Luke. No había conseguido nada. Ni un atisbo de respuesta.
____(tn), estoy en la granja. Te estoy recordando aquí, conmigo.
Era un día inusualmente cálido, y un leve viento agitó las últimas hojas en las ramas de los árboles. Después de pasar demasiado tiempo preguntándose qué clase de ropa debía usar para encontrarse con ángeles; un traje parecía excesivo, incluso aunque tenía el que había usado en la fiesta de compromiso de Jocelyn y Luke; usaba jeans y una camiseta, con los brazos descubiertos a la luz del sol. Tenía tantos buenos recuerdos iluminados por el sol de este lugar, esta casa.
Él y ____(tn) había venido aquí con Jocelyn casi todos los veranos desde que tenía memoria. Nadaban en el lago, Simón se bronceaba hasta quedar marrón, y la piel blanca de ____(tn) se quemaba una y otra vez y le salían un millón de pecas más sobre los hombros y los brazos. Jugaban “béisbol de manzanas” en el huerto, que era desordenado y divertido; Scrabble y póker en la granja, lo que Luke siempre ganaba.
____(tn), estoy a punto de hacer algo estúpido, peligroso y tal vez suicida. ¿Es tan malo que quiera hablar contigo una última vez? Estoy haciendo esto para mantenerte a salvo, y ni siquiera sé si estás viva para ayudarte.
Pero si estuvieras muerta, lo sabría, ¿no es así? Lo sentiría.
―Bien. Vamos ―dijo Magnus, apareciendo al pie de la escalera. Miró el anillo en la mano de Simón, pero no hizo ningún comentario.
Se levantó y se sacudió los pantalones, luego encabezó la marcha por el camino que pasaba por la huerta. El lago brillaba más adelante como una fría moneda azul. A medida que se acercaba, Simón podía ver el viejo muelle que sobresalía del agua, donde una vez habían atado kayaks antes de que un gran pedazo de la base se hubiese roto y hubiera flotado alejándose. Pensó que casi se podía oír el perezoso zumbido de las abejas y sentir el peso del verano sobre los hombros. Cuando llegaron a la orilla del lago, se volvió y miró hacia la casa de campo, las tablas de madera pintadas de blanco con persianas verdes y el porche cubierto con muebles viejos y gastados de mimbre blanco.
―Realmente te gusta aquí, ¿eh? ―le dijo Isabelle. Su pelo negro ondeaba como una bandera con la brisa del lago.
―¿Cómo puedes saberlo?
―Por tu expresión ―dijo―. Parece que estuvieras recordando algo bueno.
―Fue bueno ―dijo Simón. Extendió la mano para subirse las gafas por la nariz, recordó que ya no las usaba, y bajó la mano―. Fui afortunado.
Ella miró hacia el lago. Llevaba pequeños aros de oro con forma de argolla, uno se enredaba un poco con su pelo, y Simón sintió ganas de acercarse y liberarla, para tocar un lado de su cara con los dedos.
―¿Y ahora no lo eres?
Se encogió de hombros. Estaba mirando a Magnus, que sostenía lo que parecía una vara larga y flexible, con la que estaba dibujando en la arena mojada de la orilla. Tenía el libro de hechizos abierto y cantaba mientras dibujaba. Alec le estaba mirando, con la expresión de alguien que mira a un extraño.
―¿Tienes miedo? ―preguntó Isabelle, moviéndose un poco más cerca de Simón. Podía sentir el calor de su brazo contra el suyo.
―No lo sé. Mucho del miedo es la sensación física: tu corazón se acelera, comienzas a sudar, el pulso se acelera. No siento nada de eso.
―Que mal ―murmuró Isabelle, mirando el agua―. Los chicos sudorosos son tan sexys.
Él le dirigió una media sonrisa, lo que fue más difícil de lo que pensaba que sería.
Tal vez tenía miedo.
―Ya es suficiente de tu charla insolente y descarada, señorita.
Los labios de Isabelle se estremecieron como si estuviera a punto de sonreír. Luego suspiró.
―¿Sabes lo que nunca se me ocurrió que querría? ―preguntó―. Un chico que me hiciera reír.
Simón se volvió hacia ella, acercándose para tomar su mano, sin preocuparse de que su hermano estuviera viendo.
―Izzy...
―Muy bien ―gritó Magnus―. He terminado. Simón, por aquí.
Se volvieron. Magnus estaba de pie dentro del círculo, que brillaba con una tenue luz blanca. Eran dos círculos, realmente, uno un poco más pequeño dentro de uno más grande, y en el espacio entre ellos, había escritos decenas de símbolos los que también brillaban, pero de un azul acero y blanco como el reflejo del lago.
Simón escuchó la suave inspiración de Isabelle, y se alejó antes de que pudiera mirarla. Sólo lo haría todo más difícil. Se movió hacia adelante, sobre el borde del círculo, hasta el centro junto a Magnus. Mirar desde el centro del círculo era como mirar a través del agua. El resto del mundo parecía vacilante y confuso.
―Ten. ―Magnus metió el libro en sus manos. El papel era delgado, cubierto de runas garabateadas, pero Magnus había grabado un listado de las palabras con la pronunciación, por encima del propio encantamiento―. Lee estás ―murmuró―. Debería funcionar.
Sosteniendo el libro contra su pecho, Simón se quitó el anillo de oro que lo conectaba a ____(tn), y se lo entregó a Magnus.
―Por si no funciona ―dijo, preguntándose de donde venía su extraña calma―, alguien debería tomar esto. Es nuestro único vínculo con ____(tn), y lo que sabe.
Magnus asintió con la cabeza y se deslizó el anillo en el dedo.
―¿Listo, Simón?
―Oye ―dijo Simón―. Recordaste mi nombre.
Magnus le lanzó una mirada indescifrable con sus ojos verde-dorados, y dio un paso fuera del círculo. Inmediatamente se volvió borroso y confuso también. Alec se unió a él a un lado, Isabelle, en el otro; se estaba sujetando los codos, e incluso a través de la oscilación de aire Simón podía ver lo infeliz que estaba.
Simón se aclaró la garganta.
―Supongo que es mejor que ustedes se vayan.
Pero no se movieron. Parecían estar esperando a que dijera algo más.
―Gracias por venir aquí conmigo ―dijo por fin, después de haber sacudido su cerebro para pensar en algo importante que decir, parecían estar esperándolo. Él no era del tipo que hacía grandes discursos de despedida o que decía adiós dramáticamente.
Miró a Alec en primer lugar.
―Hm, Alec. Siempre me has agradado más de lo que Nicholas. ―Se volvió hacia Magnus―. Magnus, me gustaría tener el descaro de usar el tipo de pantalones que usas.
Y por último, Izzy. Podía ver que ella lo estaba mirando a través de la bruma, con los ojos negros como la obsidiana.
―Isabelle ―dijo Simón. La miró, y vio la pregunta en sus ojos, pero no parecía haber nada que pudiera decir en frente de Alec y Magnus, nada que abarcara lo que sentía. Se movió hacia atrás, hacia el centro del círculo, inclinando la cabeza―. Adiós, supongo.
Le pareció que ellos le respondieron, pero la niebla entre ellos volvió borrosas sus palabras. Los vio volverse, retrocediendo por el camino a través de la huerta, hacia la casa, hasta que convirtieron en manchas oscuras. Hasta que ya no pudo verlos.
No era capaz de asimilar el no hablar con ____(tn) una última vez antes de morir; ni siquiera podía recordar las últimas palabras que habían intercambiado. Y aun así, si cerraba los ojos, oía su risa a la deriva en el huerto, podía recordar como había sido, antes de que hubieran crecido, y todo hubiese cambiado. Si moría aquí, tal vez sería conveniente. Algunos de sus mejores recuerdos estaban aquí, después de todo. Si el Ángel lo destruía con fuego, sus cenizas podrían flotar a través de la huerta de manzanas y el lago. Algo acerca de la idea parecía apacible.
Pensó en Isabelle. Luego en su familia, su madre, su padre, y Becky. ____(tn), pensó finalmente. Estés donde estés, eres mi mejor amiga. Siempre serás mi mejor amiga.
Levantó el libro de hechizos y comenzó a cantar.
―¡No! ―____(tn) se puso de pie, dejando caer la toalla mojada―. Nicholas, no puedes. Te matarán.
Tomó una camisa limpia y se la puso encogiéndose de hombros, sin mirarla mientras cerraba los botones.
―Van a tratar de separarme de Sebastian primero ―dijo él, a pesar de que no sonaba como si lo creyera―. Si eso no funciona, entonces me matarán.
―No es lo suficientemente bueno. ―Ella se acercó, pero él se apartó, poniéndose las botas.
Cuando se volvió, su expresión era sombría.
―No tengo opción, ____(tn). Esto es lo correcto.
―Es una locura. Estás a salvo aquí, no puedes desperdiciar tu vida…
―Salvarme es traición. Es poner un arma en las manos del enemigo.
―¿A quién le preocupa la traición? ¿O la Ley? ―exigió―. Me preocupas tú. Vamos a resolver esto juntos…
―No podemos resolver esto. ―Nicholas puso en su bolsillo la estela que estaba en la mesita de noche, y luego se apoderó de la Copa Mortal―. Porque voy a ser yo sólo por un poco más de tiempo. Te amo, ____(tn). ―Inclinó su rostro y la besó, lentamente―. Hazlo por mí ―susurró.
―No lo haré, absolutamente no ―dijo―. No trataré de ayudar a que te maten. Pero ya estaba caminando hacia la puerta. La llevó con él, y tropezaron en el pasillo, hablando en voz baja.
―Esto es una locura ―siseó ____(tn)―. Ponerte en el camino de peligro…
Nicholas soltó un suspiro exasperado.
―Como si tú no lo hicieras.
―Sí, y eso te pone furioso ―susurró ella mientras corría tras él por la escalera―. ¿Recuerdas lo que me dijiste en Alicante…?
Habían llegado a la cocina. Él dejó la Copa sobre el mostrador, echando mano a su estela.
―No tenía derecho a decir eso ―le dijo―. ____(tn), esto es lo que somos. Somos Cazadores de Sombras. Esto es lo que hacemos. Hay riesgos que tomamos que no son sólo los riesgos que encontramos en la batalla.
____(tn) negó con la cabeza, agarrándolo de las dos muñecas.
―No te dejaré.
Una expresión de dolor cruzó el rostro de él.
―____(tn)…
Ella respiró profundamente, casi sin poder creer lo que estaba a punto de hacer.
Pero en su mente estaba la imagen de la morgue de la Ciudad Silenciosa, cuerpos de Cazadores de Sombras tendidos sobre las losas de mármol, y ella no podría soportar pensar que Nicholas fuera uno de ellos. Todo lo que había hecho; venir aquí, soportar todo lo que había sufrido, había sido para salvar su vida, y no sólo por ella. Pensó en Alec e Isabelle, que la habían ayudado; y Maryse, que lo amaba.
Casi sin saber que estaba a punto de hacerlo, alzó la voz y gritó:
―¡Jonathan! ¡Jonathan Christopher Morgenstern!
Los ojos de Nicholas se ampliaron.
―____(tn)…―empezó, pero ya era demasiado tarde, pues ella le había lo soltado y estaba retrocediendo. Sebastian ya podría estar llegando, no había manera de decirle a Nicholas que no era que confiara en Sebastian, pero que era la única arma que tenía a su disposición que podría hacer que se quedara.
Hubo un destello de movimiento, y Sebastian estaba allí. No se había molestado en correr por las escaleras, sólo saltó y aterrizó entre ellos. Su pelo estaba desordenado por el sueño, llevaba una camiseta oscura y pantalón negro, y ____(tn) se preguntó distraídamente si él dormía con la ropa puesta.
Miró entre ____(tn) y Nicholas, sus ojos negros midieron la situación.
―¿Pelea de amantes? ―preguntó. Algo brilló en su mano. ¿Un cuchillo?
La voz de ____(tn) se estremeció.
―Su runa está dañada. Aquí. ―Puso su mano sobre su corazón―. Está tratando de regresar, entregarse a la Clave…
La mano de Sebastian salió disparada y agarró la Copa de la mano de Nicholas. La dejó sobre el mostrador de la cocina con un golpe.
Nicholas, aún blanco por la impresión, lo miró, no movió ni un músculo mientras Sebastian se acercaba y tomaba Nicholas por la parte delantera de la camisa. Los botones superiores de la camisa se abrieron, dejando al descubierto su cuello, y Sebastian lo cortó con la punta de su estela, haciéndole un iratze en la piel. Nicholas se mordió el labio, con los ojos llenos de odio mientras Sebastian lo soltaba y daba un paso atrás, con la estela en la mano.
―Honestamente, Nicholas ―dijo―. La idea de que pensaras que podrías salirte con la tuya en algo como esto me deja noqueado.
Las manos de Nicholas se cerraron en puños mientras la iratze, negra como el carbón, comenzaba a hundirse en su piel. Sus palabras salían a duras penas, casi sin aliento:
―La próxima vez... que desees ser noqueado... estaría encantado de ayudarle. Tal vez con un ladrillo.
Sebastian chasqueó la lengua.
―Me lo agradecerás más tarde. Aunque incluso tú tienes que admitir que este deseo de muerte tuyo es un poco extremo.
____(tn) esperó que Nicholas replicara otra vez. Pero no lo hizo. Su mirada recorrió lentamente el rostro de Sebastian.
Por ese momento, sólo estuvieron ellos dos en la habitación, y cuando Nicholas habló, sus palabras fueron frías y claras.
―No recordaré esto más tarde ―dijo―. Pero tú lo harás. La persona que actúa como tu amigo. ―Dio un paso hacia adelante, cerrando el espacio entre él y Sebastian―. La persona que actúa como si le agradaras, no es real. Esto es real. Este soy yo y te odio, siempre te he odiado, y no hay magia ni un hechizo en este mundo o cualquier otro que jamás vaya a cambiar eso.
Por un momento la sonrisa en el rostro de Sebastian vaciló.
Pero Nicholas no lo hizo. En cambio, desvió la mirada de Sebastian y miró a ____(tn).
―Necesito que sepas la verdad ―le dijo―; no te he dicho toda la verdad.
―La verdad es peligrosa ―dijo Sebastian, manteniendo la estela delante de él como un cuchillo―. Ten cuidado con lo que digas.
Nicholas hizo una mueca. Su pecho subía y bajaba rápidamente, estaba claro que la curación de la runa en el pecho era lo que le causaba dolor físico.
―El plan de invocar a Lilith ―comenzó―, de hacer una nueva Copa, y crear un ejército oscuro; no fue de Sebastian. Fue mío.
____(tn) se congeló.
―¿Qué?
―Sebastian sabía lo que quería ―dijo Nicholas―, pero yo me di cuenta de cómo podía hacerlo. Una nueva Copa Mortal; le di la idea. ―Se sacudió por el dolor, ella podía imaginar lo que estaba pasando debajo de la tela de su camisa. La piel juntándose, curándose, la runa de Lilith entera y brillante una vez más―. O, mejor dicho, él lo hizo. ¿Esa cosa que se parece a mí, pero no lo es? Él incendiaría el mundo si Sebastian así lo quisiera, y reiría mientras lo está haciendo. Eso es lo que estás salvando, ____(tn). Eso. ¿No lo entiendes? Prefiero estar muerto.
Su voz se ahogó mientras se doblaba. Los músculos de sus hombros se apretaron mientras unas ondas de lo que parecía ser dolor pasaban a través de él. ____(tn) recordaba sostenerlo en la Ciudad Silenciosa mientras los Hermanos estaban en su mente en busca de respuestas. Ahora levantó los ojos, con expresión de desconcierto.
Sus ojos no se dirigieron primero a ella, sino a Sebastian. Ella sintió que su corazón caía en picada, aunque sabía que esto sólo era su culpa.
―¿Qué está pasando? ―preguntó Nicholas.
Sebastian le sonrió.
―Bienvenido de nuevo.
Nicholas parpadeó, viéndose confuso por un momento, y luego su mirada pareció deslizarse hacia el interior, como lo hacía cada vez que ____(tn) intentaba sacar a relucir algo que no podía procesar; el asesinato de Max, la guerra en Alicante, el dolor que estaba causando a su familia.
―¿Es hora? ―preguntó.
Sebastian hizo una demostración de mirar el reloj.
―Más o menos. ¿Por qué no vas adelante y te seguimos? Puedes comenzar a preparar las cosas.
Nicholas miró a su alrededor.
―La Copa, ¿dónde está?
Sebastian la tomó de la mesa de la cocina.
―Justo aquí. ¿Te sientes un poco distraído?
La boca de Nicholas se levantó en una esquina, y agarró la Copa. Con buen humor. No había ni rastro del muchacho que había estado delante de Sebastian hace unos momentos y le dijo que lo odiaba.
―Está bien. Te veré allí. ―Se volvió hacia ____(tn), que aún estaba congelada en estado de shock, y la besó en la mejilla―. Y a ti.
Él se echó hacia atrás y le guiñó un ojo. Había afecto en sus ojos, pero no importaba. Este no era su Nicholas, muy claramente no era su Nicholas, y lo miró aturdida mientras cruzaba la habitación. Su estela brilló, y una puerta se abrió en la pared, ella alcanzó a ver el cielo y la llanura rocosa, y luego dio un paso a través de ella y se fue.
Ella se enterró las uñas en las palmas.
¿Esa cosa que se parece a mí, pero no lo es? Él incendiaría el mundo si Sebastian así lo quisiera, y reiría mientras lo está haciendo. Eso es lo que estás salvando, ____(tn). Eso. ¿No lo entiendes? Prefiero estar muerto.
Las lágrimas quemaban en la parte posterior de su garganta, y era lo único que podía hacer para contenerlas, mientras su hermano se volvía hacia ella, sus ojos negros muy brillantes.
―Tú me llamaste ―dijo.
―Él quería entregarse a la Clave ―susurró, sin saber por qué se estaba defendiendo. Había hecho lo que había que hacer, utilizó la única arma a mano, incluso si se trataba de una que ella despreciaba―. Lo habrían matado.
―Tú me llamaste ―dijo otra vez, y dio un paso hacia ella. Extendió la mano y levantó un largo mechón de pelo de la cara, metiéndolo de nuevo detrás de la oreja―. ¿Él te lo contó, entonces? ¿El plan? ¿Todo?
Ella contuvo un escalofrío de repulsión.
―No todo. No sé lo que pasará esta noche. ¿Qué quería decir Nicholas con ‘¿Es hora?’?
Se inclinó y le besó la frente, ella sintió que el beso le quemaba como una marca entre los ojos.
―Lo descubrirás ―dijo―. Te has ganado el derecho a estar allí, ____(tn). Puedes verlo todo desde tu lugar a mi lado, esta noche, en el Séptimo Sitio Sagrado. Los dos hijos de Valentine, juntos... al fin.
Simón se sentó en los escalones del porche trasero de la casa, mirando hacia el camino que conducía a través del huerto de manzanas hasta el lago. Isabelle y Magnus estaban en él; Magnus miraba hacia el lago y luego a las montañas bajas que rodeaban la zona. Estaba tomando notas en un pequeño libro con una pluma cuya punta brillaba verde-azulada. Alec estaba a cierta distancia, mirando hacia los árboles que bordeaban la cresta de las colinas que separaban la casa de la calle. Parecía estar de pie lo más lejos de Magnus como podía sin dejar de estar al alcance del oído.
A Simón le parecía (aunque era el primero en admitir que no era tan observador de estas cosas), que a pesar de bromear en el coche, recientemente se había interpuesto una distancia perceptible entre Magnus y Alec, que no podía identificar claramente, pero sabía que estaba allí.
La mano derecha de Simón estaba apoyada en su mano izquierda, y con los dedos rodeaba el anillo de oro en su dedo.
____(tn), por favor.
Había estado tratando de llegar a ella cada hora desde que había recibido el mensaje de Maia sobre Luke. No había conseguido nada. Ni un atisbo de respuesta.
____(tn), estoy en la granja. Te estoy recordando aquí, conmigo.
Era un día inusualmente cálido, y un leve viento agitó las últimas hojas en las ramas de los árboles. Después de pasar demasiado tiempo preguntándose qué clase de ropa debía usar para encontrarse con ángeles; un traje parecía excesivo, incluso aunque tenía el que había usado en la fiesta de compromiso de Jocelyn y Luke; usaba jeans y una camiseta, con los brazos descubiertos a la luz del sol. Tenía tantos buenos recuerdos iluminados por el sol de este lugar, esta casa.
Él y ____(tn) había venido aquí con Jocelyn casi todos los veranos desde que tenía memoria. Nadaban en el lago, Simón se bronceaba hasta quedar marrón, y la piel blanca de ____(tn) se quemaba una y otra vez y le salían un millón de pecas más sobre los hombros y los brazos. Jugaban “béisbol de manzanas” en el huerto, que era desordenado y divertido; Scrabble y póker en la granja, lo que Luke siempre ganaba.
____(tn), estoy a punto de hacer algo estúpido, peligroso y tal vez suicida. ¿Es tan malo que quiera hablar contigo una última vez? Estoy haciendo esto para mantenerte a salvo, y ni siquiera sé si estás viva para ayudarte.
Pero si estuvieras muerta, lo sabría, ¿no es así? Lo sentiría.
―Bien. Vamos ―dijo Magnus, apareciendo al pie de la escalera. Miró el anillo en la mano de Simón, pero no hizo ningún comentario.
Se levantó y se sacudió los pantalones, luego encabezó la marcha por el camino que pasaba por la huerta. El lago brillaba más adelante como una fría moneda azul. A medida que se acercaba, Simón podía ver el viejo muelle que sobresalía del agua, donde una vez habían atado kayaks antes de que un gran pedazo de la base se hubiese roto y hubiera flotado alejándose. Pensó que casi se podía oír el perezoso zumbido de las abejas y sentir el peso del verano sobre los hombros. Cuando llegaron a la orilla del lago, se volvió y miró hacia la casa de campo, las tablas de madera pintadas de blanco con persianas verdes y el porche cubierto con muebles viejos y gastados de mimbre blanco.
―Realmente te gusta aquí, ¿eh? ―le dijo Isabelle. Su pelo negro ondeaba como una bandera con la brisa del lago.
―¿Cómo puedes saberlo?
―Por tu expresión ―dijo―. Parece que estuvieras recordando algo bueno.
―Fue bueno ―dijo Simón. Extendió la mano para subirse las gafas por la nariz, recordó que ya no las usaba, y bajó la mano―. Fui afortunado.
Ella miró hacia el lago. Llevaba pequeños aros de oro con forma de argolla, uno se enredaba un poco con su pelo, y Simón sintió ganas de acercarse y liberarla, para tocar un lado de su cara con los dedos.
―¿Y ahora no lo eres?
Se encogió de hombros. Estaba mirando a Magnus, que sostenía lo que parecía una vara larga y flexible, con la que estaba dibujando en la arena mojada de la orilla. Tenía el libro de hechizos abierto y cantaba mientras dibujaba. Alec le estaba mirando, con la expresión de alguien que mira a un extraño.
―¿Tienes miedo? ―preguntó Isabelle, moviéndose un poco más cerca de Simón. Podía sentir el calor de su brazo contra el suyo.
―No lo sé. Mucho del miedo es la sensación física: tu corazón se acelera, comienzas a sudar, el pulso se acelera. No siento nada de eso.
―Que mal ―murmuró Isabelle, mirando el agua―. Los chicos sudorosos son tan sexys.
Él le dirigió una media sonrisa, lo que fue más difícil de lo que pensaba que sería.
Tal vez tenía miedo.
―Ya es suficiente de tu charla insolente y descarada, señorita.
Los labios de Isabelle se estremecieron como si estuviera a punto de sonreír. Luego suspiró.
―¿Sabes lo que nunca se me ocurrió que querría? ―preguntó―. Un chico que me hiciera reír.
Simón se volvió hacia ella, acercándose para tomar su mano, sin preocuparse de que su hermano estuviera viendo.
―Izzy...
―Muy bien ―gritó Magnus―. He terminado. Simón, por aquí.
Se volvieron. Magnus estaba de pie dentro del círculo, que brillaba con una tenue luz blanca. Eran dos círculos, realmente, uno un poco más pequeño dentro de uno más grande, y en el espacio entre ellos, había escritos decenas de símbolos los que también brillaban, pero de un azul acero y blanco como el reflejo del lago.
Simón escuchó la suave inspiración de Isabelle, y se alejó antes de que pudiera mirarla. Sólo lo haría todo más difícil. Se movió hacia adelante, sobre el borde del círculo, hasta el centro junto a Magnus. Mirar desde el centro del círculo era como mirar a través del agua. El resto del mundo parecía vacilante y confuso.
―Ten. ―Magnus metió el libro en sus manos. El papel era delgado, cubierto de runas garabateadas, pero Magnus había grabado un listado de las palabras con la pronunciación, por encima del propio encantamiento―. Lee estás ―murmuró―. Debería funcionar.
Sosteniendo el libro contra su pecho, Simón se quitó el anillo de oro que lo conectaba a ____(tn), y se lo entregó a Magnus.
―Por si no funciona ―dijo, preguntándose de donde venía su extraña calma―, alguien debería tomar esto. Es nuestro único vínculo con ____(tn), y lo que sabe.
Magnus asintió con la cabeza y se deslizó el anillo en el dedo.
―¿Listo, Simón?
―Oye ―dijo Simón―. Recordaste mi nombre.
Magnus le lanzó una mirada indescifrable con sus ojos verde-dorados, y dio un paso fuera del círculo. Inmediatamente se volvió borroso y confuso también. Alec se unió a él a un lado, Isabelle, en el otro; se estaba sujetando los codos, e incluso a través de la oscilación de aire Simón podía ver lo infeliz que estaba.
Simón se aclaró la garganta.
―Supongo que es mejor que ustedes se vayan.
Pero no se movieron. Parecían estar esperando a que dijera algo más.
―Gracias por venir aquí conmigo ―dijo por fin, después de haber sacudido su cerebro para pensar en algo importante que decir, parecían estar esperándolo. Él no era del tipo que hacía grandes discursos de despedida o que decía adiós dramáticamente.
Miró a Alec en primer lugar.
―Hm, Alec. Siempre me has agradado más de lo que Nicholas. ―Se volvió hacia Magnus―. Magnus, me gustaría tener el descaro de usar el tipo de pantalones que usas.
Y por último, Izzy. Podía ver que ella lo estaba mirando a través de la bruma, con los ojos negros como la obsidiana.
―Isabelle ―dijo Simón. La miró, y vio la pregunta en sus ojos, pero no parecía haber nada que pudiera decir en frente de Alec y Magnus, nada que abarcara lo que sentía. Se movió hacia atrás, hacia el centro del círculo, inclinando la cabeza―. Adiós, supongo.
Le pareció que ellos le respondieron, pero la niebla entre ellos volvió borrosas sus palabras. Los vio volverse, retrocediendo por el camino a través de la huerta, hacia la casa, hasta que convirtieron en manchas oscuras. Hasta que ya no pudo verlos.
No era capaz de asimilar el no hablar con ____(tn) una última vez antes de morir; ni siquiera podía recordar las últimas palabras que habían intercambiado. Y aun así, si cerraba los ojos, oía su risa a la deriva en el huerto, podía recordar como había sido, antes de que hubieran crecido, y todo hubiese cambiado. Si moría aquí, tal vez sería conveniente. Algunos de sus mejores recuerdos estaban aquí, después de todo. Si el Ángel lo destruía con fuego, sus cenizas podrían flotar a través de la huerta de manzanas y el lago. Algo acerca de la idea parecía apacible.
Pensó en Isabelle. Luego en su familia, su madre, su padre, y Becky. ____(tn), pensó finalmente. Estés donde estés, eres mi mejor amiga. Siempre serás mi mejor amiga.
Levantó el libro de hechizos y comenzó a cantar.
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―¡No! ―____(tn) se puso de pie, dejando caer la toalla mojada―. Nicholas, no puedes. Te matarán.
Tomó una camisa limpia y se la puso encogiéndose de hombros, sin mirarla mientras cerraba los botones.
―Van a tratar de separarme de Sebastian primero ―dijo él, a pesar de que no sonaba como si lo creyera―. Si eso no funciona, entonces me matarán.
―No es lo suficientemente bueno. ―Ella se acercó, pero él se apartó, poniéndose las botas.
Cuando se volvió, su expresión era sombría.
―No tengo opción, ____(tn). Esto es lo correcto.
―Es una locura. Estás a salvo aquí, no puedes desperdiciar tu vida…
―Salvarme es traición. Es poner un arma en las manos del enemigo.
―¿A quién le preocupa la traición? ¿O la Ley? ―exigió―. Me preocupas tú. Vamos a resolver esto juntos…
―No podemos resolver esto. ―Nicholas puso en su bolsillo la estela que estaba en la mesita de noche, y luego se apoderó de la Copa Mortal―. Porque voy a ser yo sólo por un poco más de tiempo. Te amo, ____(tn). ―Inclinó su rostro y la besó, lentamente―. Hazlo por mí ―susurró.
―No lo haré, absolutamente no ―dijo―. No trataré de ayudar a que te maten. Pero ya estaba caminando hacia la puerta. La llevó con él, y tropezaron en el pasillo, hablando en voz baja.
―Esto es una locura ―siseó ____(tn)―. Ponerte en el camino de peligro…
Nicholas soltó un suspiro exasperado.
―Como si tú no lo hicieras.
―Sí, y eso te pone furioso ―susurró ella mientras corría tras él por la escalera―. ¿Recuerdas lo que me dijiste en Alicante…?
Habían llegado a la cocina. Él dejó la Copa sobre el mostrador, echando mano a su estela.
―No tenía derecho a decir eso ―le dijo―. ____(tn), esto es lo que somos. Somos Cazadores de Sombras. Esto es lo que hacemos. Hay riesgos que tomamos que no son sólo los riesgos que encontramos en la batalla.
____(tn) negó con la cabeza, agarrándolo de las dos muñecas.
―No te dejaré.
Una expresión de dolor cruzó el rostro de él.
―____(tn)…
Ella respiró profundamente, casi sin poder creer lo que estaba a punto de hacer.
Pero en su mente estaba la imagen de la morgue de la Ciudad Silenciosa, cuerpos de Cazadores de Sombras tendidos sobre las losas de mármol, y ella no podría soportar pensar que Nicholas fuera uno de ellos. Todo lo que había hecho; venir aquí, soportar todo lo que había sufrido, había sido para salvar su vida, y no sólo por ella. Pensó en Alec e Isabelle, que la habían ayudado; y Maryse, que lo amaba.
Casi sin saber que estaba a punto de hacerlo, alzó la voz y gritó:
―¡Jonathan! ¡Jonathan Christopher Morgenstern!
Los ojos de Nicholas se ampliaron.
―____(tn)…―empezó, pero ya era demasiado tarde, pues ella le había lo soltado y estaba retrocediendo. Sebastian ya podría estar llegando, no había manera de decirle a Nicholas que no era que confiara en Sebastian, pero que era la única arma que tenía a su disposición que podría hacer que se quedara.
Hubo un destello de movimiento, y Sebastian estaba allí. No se había molestado en correr por las escaleras, sólo saltó y aterrizó entre ellos. Su pelo estaba desordenado por el sueño, llevaba una camiseta oscura y pantalón negro, y ____(tn) se preguntó distraídamente si él dormía con la ropa puesta.
Miró entre ____(tn) y Nicholas, sus ojos negros midieron la situación.
―¿Pelea de amantes? ―preguntó. Algo brilló en su mano. ¿Un cuchillo?
La voz de ____(tn) se estremeció.
―Su runa está dañada. Aquí. ―Puso su mano sobre su corazón―. Está tratando de regresar, entregarse a la Clave…
La mano de Sebastian salió disparada y agarró la Copa de la mano de Nicholas. La dejó sobre el mostrador de la cocina con un golpe.
Nicholas, aún blanco por la impresión, lo miró, no movió ni un músculo mientras Sebastian se acercaba y tomaba Nicholas por la parte delantera de la camisa. Los botones superiores de la camisa se abrieron, dejando al descubierto su cuello, y Sebastian lo cortó con la punta de su estela, haciéndole un iratze en la piel. Nicholas se mordió el labio, con los ojos llenos de odio mientras Sebastian lo soltaba y daba un paso atrás, con la estela en la mano.
―Honestamente, Nicholas ―dijo―. La idea de que pensaras que podrías salirte con la tuya en algo como esto me deja noqueado.
Las manos de Nicholas se cerraron en puños mientras la iratze, negra como el carbón, comenzaba a hundirse en su piel. Sus palabras salían a duras penas, casi sin aliento:
―La próxima vez... que desees ser noqueado... estaría encantado de ayudarle. Tal vez con un ladrillo.
Sebastian chasqueó la lengua.
―Me lo agradecerás más tarde. Aunque incluso tú tienes que admitir que este deseo de muerte tuyo es un poco extremo.
____(tn) esperó que Nicholas replicara otra vez. Pero no lo hizo. Su mirada recorrió lentamente el rostro de Sebastian.
Por ese momento, sólo estuvieron ellos dos en la habitación, y cuando Nicholas habló, sus palabras fueron frías y claras.
―No recordaré esto más tarde ―dijo―. Pero tú lo harás. La persona que actúa como tu amigo. ―Dio un paso hacia adelante, cerrando el espacio entre él y Sebastian―. La persona que actúa como si le agradaras, no es real. Esto es real. Este soy yo y te odio, siempre te he odiado, y no hay magia ni un hechizo en este mundo o cualquier otro que jamás vaya a cambiar eso.
Por un momento la sonrisa en el rostro de Sebastian vaciló.
Pero Nicholas no lo hizo. En cambio, desvió la mirada de Sebastian y miró a ____(tn).
―Necesito que sepas la verdad ―le dijo―; no te he dicho toda la verdad.
―La verdad es peligrosa ―dijo Sebastian, manteniendo la estela delante de él como un cuchillo―. Ten cuidado con lo que digas.
Nicholas hizo una mueca. Su pecho subía y bajaba rápidamente, estaba claro que la curación de la runa en el pecho era lo que le causaba dolor físico.
―El plan de invocar a Lilith ―comenzó―, de hacer una nueva Copa, y crear un ejército oscuro; no fue de Sebastian. Fue mío.
____(tn) se congeló.
―¿Qué?
―Sebastian sabía lo que quería ―dijo Nicholas―, pero yo me di cuenta de cómo podía hacerlo. Una nueva Copa Mortal; le di la idea. ―Se sacudió por el dolor, ella podía imaginar lo que estaba pasando debajo de la tela de su camisa. La piel juntándose, curándose, la runa de Lilith entera y brillante una vez más―. O, mejor dicho, él lo hizo. ¿Esa cosa que se parece a mí, pero no lo es? Él incendiaría el mundo si Sebastian así lo quisiera, y reiría mientras lo está haciendo. Eso es lo que estás salvando, ____(tn). Eso. ¿No lo entiendes? Prefiero estar muerto.
Su voz se ahogó mientras se doblaba. Los músculos de sus hombros se apretaron mientras unas ondas de lo que parecía ser dolor pasaban a través de él. ____(tn) recordaba sostenerlo en la Ciudad Silenciosa mientras los Hermanos estaban en su mente en busca de respuestas. Ahora levantó los ojos, con expresión de desconcierto.
Sus ojos no se dirigieron primero a ella, sino a Sebastian. Ella sintió que su corazón caía en picada, aunque sabía que esto sólo era su culpa.
―¿Qué está pasando? ―preguntó Nicholas.
Sebastian le sonrió.
―Bienvenido de nuevo.
Nicholas parpadeó, viéndose confuso por un momento, y luego su mirada pareció deslizarse hacia el interior, como lo hacía cada vez que ____(tn) intentaba sacar a relucir algo que no podía procesar; el asesinato de Max, la guerra en Alicante, el dolor que estaba causando a su familia.
―¿Es hora? ―preguntó.
Sebastian hizo una demostración de mirar el reloj.
―Más o menos. ¿Por qué no vas adelante y te seguimos? Puedes comenzar a preparar las cosas.
Nicholas miró a su alrededor.
―La Copa, ¿dónde está?
Sebastian la tomó de la mesa de la cocina.
―Justo aquí. ¿Te sientes un poco distraído?
La boca de Nicholas se levantó en una esquina, y agarró la Copa. Con buen humor. No había ni rastro del muchacho que había estado delante de Sebastian hace unos momentos y le dijo que lo odiaba.
―Está bien. Te veré allí. ―Se volvió hacia ____(tn), que aún estaba congelada en estado de shock, y la besó en la mejilla―. Y a ti.
Él se echó hacia atrás y le guiñó un ojo. Había afecto en sus ojos, pero no importaba. Este no era su Nicholas, muy claramente no era su Nicholas, y lo miró aturdida mientras cruzaba la habitación. Su estela brilló, y una puerta se abrió en la pared, ella alcanzó a ver el cielo y la llanura rocosa, y luego dio un paso a través de ella y se fue.
Ella se enterró las uñas en las palmas.
¿Esa cosa que se parece a mí, pero no lo es? Él incendiaría el mundo si Sebastian así lo quisiera, y reiría mientras lo está haciendo. Eso es lo que estás salvando, ____(tn). Eso. ¿No lo entiendes? Prefiero estar muerto.
Las lágrimas quemaban en la parte posterior de su garganta, y era lo único que podía hacer para contenerlas, mientras su hermano se volvía hacia ella, sus ojos negros muy brillantes.
―Tú me llamaste ―dijo.
―Él quería entregarse a la Clave ―susurró, sin saber por qué se estaba defendiendo. Había hecho lo que había que hacer, utilizó la única arma a mano, incluso si se trataba de una que ella despreciaba―. Lo habrían matado.
―Tú me llamaste ―dijo otra vez, y dio un paso hacia ella. Extendió la mano y levantó un largo mechón de pelo de la cara, metiéndolo de nuevo detrás de la oreja―. ¿Él te lo contó, entonces? ¿El plan? ¿Todo?
Ella contuvo un escalofrío de repulsión.
―No todo. No sé lo que pasará esta noche. ¿Qué quería decir Nicholas con ‘¿Es hora?’?
Se inclinó y le besó la frente, ella sintió que el beso le quemaba como una marca entre los ojos.
―Lo descubrirás ―dijo―. Te has ganado el derecho a estar allí, ____(tn). Puedes verlo todo desde tu lugar a mi lado, esta noche, en el Séptimo Sitio Sagrado. Los dos hijos de Valentine, juntos... al fin.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Simón! *.*
Esperemos que todo salga bien! ;)
:lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro:
Que no te valla a pasar nada! :sad:
& la rayiz! OMJ!
Que tal! (? hubieran hecho lo mismo ustedes! (?
Yo digo que estuvo bien! :scratch: pq de la otra manera, el Nicho se iba a matar!
No, no, no, & todos e pondrá peor!
:misery: :misery: :misery: :misery: :misery: :misery:
Disfruten del capi! ;)
Las leo más tarde si puedo! :maloso:
\^.^/
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
ahhhh maldicion!!!!
Maldito Sebastian!!! :muere:
Mi Nicho se volvio a ir!!!!
Pero estuvo bien asi lo podremos salvar!!
Que no le pase nada a Simon!!!
Siguela
Maldito Sebastian!!! :muere:
Mi Nicho se volvio a ir!!!!
Pero estuvo bien asi lo podremos salvar!!
Que no le pase nada a Simon!!!
Siguela
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
NO LO CREO!!!
Porque!
DIOS! Porque si todo iba bien
Bueno si yo fuera la rayis lo habria hecho pero es que AHHHHHHHHHHH
Sebastian, definitivamente si se pudiera odiar mucho mas de lo que ya lo odio lo haria, de hecho lo hago
Lo odio, lo aborresco, lo ahhh.. lo unico que se gana son mis palabrotas
Nicho ¿Porque? ¿Por que querias cometer semejante locura? Por primera vez uno de los impulso de la rayis sirvio
NICHO NO SEAS MASOQUISTA!
Ahora si me tengo que ir
Espero leer pronto el capitulo
Kiss xx.
Porque!
DIOS! Porque si todo iba bien
Bueno si yo fuera la rayis lo habria hecho pero es que AHHHHHHHHHHH
Sebastian, definitivamente si se pudiera odiar mucho mas de lo que ya lo odio lo haria, de hecho lo hago
Lo odio, lo aborresco, lo ahhh.. lo unico que se gana son mis palabrotas
Nicho ¿Porque? ¿Por que querias cometer semejante locura? Por primera vez uno de los impulso de la rayis sirvio
NICHO NO SEAS MASOQUISTA!
Ahora si me tengo que ir
Espero leer pronto el capitulo
Kiss xx.
Val x.
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
QUE HORROR!!!!!!! la rayis es una descerebrada!
Pobre Simon, este probablemente es su fin y no puede hablar con la rayis!!
Ese beso de Sebastian en la frente hasta a mi me dio escalofrio!!
SEGUILA!! un beso...
Pobre Simon, este probablemente es su fin y no puede hablar con la rayis!!
Ese beso de Sebastian en la frente hasta a mi me dio escalofrio!!
SEGUILA!! un beso...
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
aranzhitha escribió:ahhhh maldicion!!!!
Maldito Sebastian!!! :muere:
Mi Nicho se volvio a ir!!!!
Pero estuvo bien asi lo podremos salvar!!
Que no le pase nada a Simon!!!
Siguela
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Lo sé, todo es taaaan estresante!
Todo por culpa de Sebastian!
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii, esperemos pronto el Nicho este de vuelta y ya no se valla! :misery:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Valeefor1D ツ escribió:NO LO CREO!!!
Porque!
DIOS! Porque si todo iba bien
Bueno si yo fuera la rayis lo habria hecho pero es que AHHHHHHHHHHH
Sebastian, definitivamente si se pudiera odiar mucho mas de lo que ya lo odio lo haria, de hecho lo hago
Lo odio, lo aborresco, lo ahhh.. lo unico que se gana son mis palabrotas
Nicho ¿Porque? ¿Por que querias cometer semejante locura? Por primera vez uno de los impulso de la rayis sirvio
NICHO NO SEAS MASOQUISTA!
Ahora si me tengo que ir
Espero leer pronto el capitulo
Kiss xx.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Ya sé, todo va de mal en peor.....
Pero esperemos que la próxima vez que recuperemos al Nicho, sea para siempre! :hug:
& así ya no dejarlo ir! :misery:
JAJAJAJAJ ese efecto tiene Sebastian en la gente! (?
Todo mundo lo odia, igual que odiamos a Valentine!
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
I.am.rayita (Anto!!!) escribió:QUE HORROR!!!!!!! la rayis es una descerebrada!
Pobre Simon, este probablemente es su fin y no puede hablar con la rayis!!
Ese beso de Sebastian en la frente hasta a mi me dio escalofrio!!
SEGUILA!! un beso...
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
Nooooooooooo, yo hubiera echo lo mismo en su lugar! u.u
mejor eso a que maten al Nicho!
:sad: Esperemos que no le suceda nada a Simón! :lloro:
Lo sé, todo lo que Sebastian haga, dan cosa! :$ :wut:
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
\^.^/
Ya la Sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
• Raziel - Capitulo 18 (Parte 2) •
Simón mantuvo sus ojos en el papel, cantando las palabras que Magnus había escrito para él. Tenían un ritmo que era como música, ligera, aguda y fina. Se acordó de la lectura en voz alta de su parte del haftarah durante su bar mitzvah, aunque había sabido lo que significaban las palabras entonces, y ahora no.
Mientras el canto continuaba, sintió un endurecimiento en torno a él, como si el aire se estuviera volviendo más denso y más pesado. Le presionaba el pecho y los hombros. Estaba volviéndose más caliente también. Si fuera humano, el calor podría ser insoportable. Así como era, podía sentir su piel quemarse, chamuscar sus pestañas, su camisa. Mantuvo la mirada fija en el papel delante de él mientras una gota de sangre corría desde su cabello hasta caer sobre el papel.
Y entonces terminó. La última de las palabras, “Raziel,” fue dicha, y levantó la cabeza. Podía sentir la sangre corriendo por su rostro. La niebla se había despejado en torno a él, y delante vio el agua del lago, azul y brillante, quieta como el cristal.
Y entonces explotó.
El centro del lago se volvió dorado, y luego negro. El agua se precipitó fuera de él, derramándose hacia los bordes, volando en el aire hasta que Simón estuvo mirando a un anillo de agua, como un círculo de cascadas continuas, todo resplandeciente y derramándose hacia arriba y abajo, el efecto raro y extrañamente bello. Unas gotas de agua cayeron sobre él, enfriándole la ardiente piel. Inclinó la cabeza hacia atrás, justo cuando el cielo se volvió negro, todo el azul se había ido, devorado en un choque repentino de oscuridad y nubes grises. El agua salpicó hacia abajo, hacia el lago, y desde su centro, de la mayor densidad de plata, se levantó una figura de oro.
La boca Simón se secó. Había visto gran número de pinturas de ángeles, había creído en ellos, había oído las advertencias de Magnus. Y aun así sintió como si una lanza lo hubiera golpeado, mientras se desplegaban un par de alas ante él; parecían abarcar todo el cielo: eran enormes, de color blanco, oro y plata y las plumas tenían ardientes ojos de oro. Los ojos le miraban con desprecio.
Luego las alas se elevaron, dispersando las nubes delante de ellas, y se plegaron hacia atrás, y un hombre; o la forma de un hombre, inmenso e imponente, se desplegó y levantó.
Los dientes de Simón habían empezado a castañear. No estaba seguro de por qué, pero unas ondas de energía, algo más que el poder de la fuerza elemental del universo, parecía rodear el Ángel cuando se levantó en toda su estatura. El primer y más extraño pensamiento de Simón fue que parecía como si alguien hubiera tomado a Nicholas y lo hubiese inflado hasta hacerlo del tamaño de una valla publicitaria, sólo que en realidad no se parecía a Nicholas, en absoluto. Él era de oro por todas partes, de las alas a la piel, a los ojos, que no tenían blanco en absoluto, sólo un brillo de oro como una membrana. Su cabello era de oro y parecía cortado con piezas de metal que se enroscaban como hierro forjado. Era extraño y aterrador. Demasiado de cualquier cosa podría destruirte, pensó Simón. Demasiada oscuridad podría matar, pero demasiada luz podría cegar.
¿Quién se atreve a convocarme? El Ángel habló en la mente de Simón, con una voz como grandes campanas sonando.
Pregunta difícil, pensó Simón. Si fuera Nicholas, podría decir “uno de los Nefilim,” y si fuera Magnus, podría decir que era uno de los hijos de Lilith y un Brujo Mayor. ____(tn) y el Ángel ya se había reunido, por lo que se suponía que serían algo como conocidos. Pero él era Simón, sin ningún tipo de título a su nombre o cualquier gran hecho en su pasado.
―Simón Lewis ―dijo finalmente, poniendo el libro de hechizos en el suelo y enderezándose―. Hijo de la Noche, y... tu siervo.
¿Mi siervo? La voz de Raziel congelaba con la desaprobación del hielo. ¿Me convocas como a un perro y te atreves a decir que eres mi siervo? Deberías ser eliminado de este mundo, que tu destino pueda servir como una advertencia a los demás para que no hagan lo mismo. Está prohibido para mis propios Nefilim convocarme, ¿por qué debería ser diferente para ti, Daylighter?
Simón supuso que no debería sorprenderse de que el Ángel supiera lo que era, pero aun así era sorprendente, tan sorprendente como el tamaño del Ángel. De alguna manera había pensado que Raziel sería más humano.
―Yo…
¿Crees que debido a que llevas la sangre de uno de mis descendientes, tengo que mostrar misericordia? Si es así, has apostado y perdido. La misericordia del Cielo es para el que merece. No es para aquellos que violan nuestras Leyes del Acuerdo.
El ángel levantó una mano, el dedo apuntando directamente a Simón.
Simón se preparó. Esta vez no se trata de decir las palabras, sólo pensarlas. ¡Escucha, oh Israel! El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno…
¿Qué marca es esa? La voz de Raziel era de confusión. En tu frente, hijo.
―Es la marca ―balbuceó Simón―. La primera marca. La marca de Caín.
El gran brazo de Raziel bajó lentamente. Te mataría, pero la marca me lo impide. Esa marca estaba destinada a ser situada entre tus cejas por la mano del Cielo, pero sé que no lo fue. ¿Cómo puede ser esto?
El desconcierto evidente del Ángel envalentonó a Simón.
―Uno de tus hijos, los Nefilim ―dijo―. Uno especialmente dotado. Ella la puso allí, para protegerme. ―Dio un paso más cerca del borde del círculo―. Raziel, vine a pedirte un favor, en nombre de los Nefilim. Se enfrentan a un grave peligro. Uno de los suyos ha… ha sido convertido a la oscuridad, y amenaza a todos los demás. Ellos necesitan tu ayuda.
Yo no intervengo.
―Pero sí lo hiciste ―dijo Simón―. Cuando Nicholas estaba muerto, lo trajiste de vuelta. No es que no estemos todos muy contentos por eso, pero si no lo hubieses hecho, nada de esto estaría sucediendo. Así que en cierto modo, descansa en ti corregirlo.
Puede que no sea capaz de matarte, reflexionó Raziel. Pero no hay ninguna razón por la que deba darte lo que quieres.
―Ni siquiera he dicho lo que quiero ―dijo Simón.
Quieres un arma. Algo que puede separar a Jonathan Morgenstern de Jonathan Herondale. Que acabara con uno y preservaría al otro. Mucho más fácil por supuesto, simplemente matar a los dos. Tu Jonathan estaba muerto, y tal vez la muerte lo anhela aún, y él a ella. ¿Ha eso jamás pasado por tu mente?
―No ―dijo Simón―. Sé que no somos mucho en comparación contigo, pero no matamos a nuestros amigos; tratamos de salvarlos. Si el Cielo no lo quiere de esa manera, nunca debería habernos dado la capacidad de amar. ―Movió su pelo hacia atrás, dejando al descubierto la marca con más detalle―. No, no es necesario que me ayudes. Pero si no lo haces, no hay nada que me impida llamarte una y otra vez, ahora que sé que no me puedes matar. Piensa en ello como si yo estuviera apoyado en el timbre de la puerta Celestial... para siempre.
Raziel, increíblemente, pareció reírse con eso. Eres terco, dijo. Un verdadero guerrero de tu pueblo, como él, cuyo nombre llevas, Simón Macabeo. Y como él lo dio todo por su hermano Jonathan, tú darás todo por tu Jonathan, ¿o no estás dispuesto?
―No es sólo por él ―dijo Simón, un poco aturdido―. Pero, sí, lo que quieras. Te lo daré.
Si te doy lo que quieres, ¿Jurarás también que nunca me volverán a molestar?
―No creo que ese sea un problema ―dijo Simón.
Muy bien, dijo el Ángel. Te diré lo que deseo. Deseo la blasfema marca en tu frente. Tomaré la marca de Caín de ti, porque nunca fue tu lugar llevarla.
―Yo… pero si tomas la marca, entonces puedes matarme ―dijo Simón―. ¿No es lo único que se interpone entre tu ira celestial y yo?
El Ángel se detuvo a considerarlo por un momento. Juro que no te haré daño, ya sea que lleves la marca o no.
Simón vaciló. La expresión del Ángel se volvió ensordecedora. La palabra de un Ángel del cielo es lo más sagrado que hay. ¿Te atreves a desconfiar de mí, Submundo?
―Yo... ―Simón hizo una pausa por un momento terrible. Sus ojos estaban llenos de la memoria de ____(tn) de puntillas mientras apretaba la estela en su frente, la primera vez que había visto el trabajo de la marca, cuando se había sentido como el conductor de un rayo, pura energía pasando a través de él con una fuerza letal. Era una maldición, que lo había aterrorizado y lo había convertido en un objeto de deseo y miedo. La había odiado. Y sin embargo, ahora, enfrentarse a renunciar a ella, lo que lo hacía especial...
Tragó saliva.
―Está bien. Sí. Estoy de acuerdo.
El ángel sonrió y su sonrisa fue terrible, como mirar directamente al sol. Entonces, te juro que no te haré daño, Simón Macabeo.
―Lewis ―dijo Simón. —Mi apellido es Lewis.
Pero eres de la sangre y la fe de los Macabeo; algunos dicen que los Macabeo fueron marcados por la mano de Dios. En cualquier caso, eres un guerrero de los Cielos, Daylighter, te guste o no.
El Ángel se movió. Los ojos de Simón se volvieron llorosos, mientras Raziel parecía tirar del cielo con él como una tela, en remolinos de color negro, plata y blanco. El aire a su alrededor se estremeció. Algo brilló alto como el destello de la luz en un metal, y un objeto golpeó la arena y las rocas al lado de Simón con un ruido metálico.
Era una espada; nada especial para mirar, un arma batida de aspecto viejo con una empuñadura ennegrecida.
Los bordes eran desiguales, como si el ácido se los hubiera comido, a pesar de que la punta era aguda. Se veía como algo que podría haber aparecido en una excavación arqueológica, que no habían limpiado aún.
El Ángel habló. Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército del Señor. He venido ahora.»
Simón miró el objeto poco atractivo a sus pies.
―¿Y eso es esa espada?
Es la espada del Arcángel Miguel, comandante de los ejércitos del Cielo. Posee el poder del fuego del cielo. Golpea a tu enemigo con esto, y quemará el mal en él. Si él es más mal que bien, más del Infierno que del Cielo, también quemará la vida de él. Ciertamente romperá su vínculo con tu amigo y puede dañar sólo a uno de ellos a la vez.
Simón se agachó y recogió la espada. Envió una descarga a través de su mano, su brazo, a su corazón inmóvil. Instintivamente, la levantó, y las nubes por encima de él parecieron separarse por un momento, un rayo de luz apareció para golpear el metal sin brillo de la espada y hacerle zumbar.
El Ángel bajó la vista hacia él con ojos fríos. El nombre de la espada no puede ser hablado por la pobre lengua humana. Puedes llamarla Gloriosa.
―Yo...―comenzó Simón―. Gracias.
No me lo agradezcas. Te hubiera matado, Daylighter, pero tu marca, y ahora mi juramento, lo evitan. La marca de Caín estaba destinada a ser puesta sobre ti por Dios, y no lo fue. Será borrada de tu frente, su protección eliminada. Y si me llamas otra vez, no te ayudaré.
Al instante, el haz de luz de las nubes se intensificó, golpeando la espada como un látigo de fuego, envolviendo a Simón en una jaula de luz brillante y calor.
La espada quemaba, lanzó un grito y cayó al suelo, con un dolor punzando en su cabeza. Se sentía como si alguien estuviera enterrando una aguja al rojo vivo entre sus ojos. Se cubrió el rostro, enterrando la cabeza en sus brazos, dejando que el dolor pasara sobre él. Fue la peor agonía que había sentido desde la noche en que había muerto.
Se desvaneció lentamente, bajando como la marea. Se puso boca arriba, mirando hacia lo alto, con la cabeza todavía dolorida. Las nubes negras empezaron a retroceder, mostrando una franja cada vez mayor de azul, el Ángel se había ido, el lago formaba olas a la luz creciente, como si el agua estuviera hirviendo.
Simón comenzó a sentarse lentamente, con los ojos entrecerrados dolorosamente contra el sol. Podía ver a alguien corriendo por el camino de la casa al lago. Alguien con el pelo largo y negro, y una chaqueta de color morado que volaba tras ella como alas. Ella alcanzó el final del camino y saltó a la orilla del lago, sus botas levantaron nubes de arena tras ella. Lo alcanzó y se tiró al suelo, envolviendo sus brazos alrededor de él.
―Simón ―susurró.
Podía sentir el ritmo fuerte y constante del corazón de Isabelle.
―Pensé que estabas muerto ―continuó―. Te vi caer, y pensé que habías muerto.
Simón dejó que ella lo sostuviera, apoyándose en sus manos. Se dio cuenta de que estaba como un barco con un agujero en el costado, y trató de no moverse. Tenía miedo de que si lo hacía, fuera a caer.
―Estoy muerto.
―Lo sé ―replicó Izzy―. Quise decir, más muerto que de costumbre.
―Iz. ―Alzó la cara hacia la suya. Estaba de rodillas sobre él, sus piernas alrededor de sus brazos y alrededor de su cuello. Se veía incómodo. Se dejó caer de nuevo en la arena, llevándosela con él. Golpeó sobre su espalda la fría arena con ella sobre él y miró sus ojos negros. Parecían contener todo el cielo.
Ella le tocó la frente con asombro.
―Tu marca se ha ido.
―Raziel se la llevó a cambio de la espada. ―Hizo un gesto hacia ésta. En la casa de campo, pudo ver dos manchas oscuras de pie delante del porche, observándolos. Alec y Magnus―. Es la espada del Arcángel Miguel. Se llama Gloriosa.
―Simón... ―Ella lo besó en la mejilla―. Lo hiciste. Hablaste con el Ángel. Obtuviste la espada.
Magnus y Alec había comenzado a caminar hacia el lago. Simón cerró los ojos, exhausto. Isabelle se inclinó sobre él, con el pelo rozando los lados de su cara.
―No trates de hablar. ―Ella olía a lágrimas―. Ya no estás maldito ―susurró―. No estás maldito.
Simón entrelazó los dedos con los suyos. Se sentía como si estuviera flotando en un río oscuro, las sombras se cerraban en torno a él. Sólo su mano le anclaba a la tierra.
―Lo sé.
Mientras el canto continuaba, sintió un endurecimiento en torno a él, como si el aire se estuviera volviendo más denso y más pesado. Le presionaba el pecho y los hombros. Estaba volviéndose más caliente también. Si fuera humano, el calor podría ser insoportable. Así como era, podía sentir su piel quemarse, chamuscar sus pestañas, su camisa. Mantuvo la mirada fija en el papel delante de él mientras una gota de sangre corría desde su cabello hasta caer sobre el papel.
Y entonces terminó. La última de las palabras, “Raziel,” fue dicha, y levantó la cabeza. Podía sentir la sangre corriendo por su rostro. La niebla se había despejado en torno a él, y delante vio el agua del lago, azul y brillante, quieta como el cristal.
Y entonces explotó.
El centro del lago se volvió dorado, y luego negro. El agua se precipitó fuera de él, derramándose hacia los bordes, volando en el aire hasta que Simón estuvo mirando a un anillo de agua, como un círculo de cascadas continuas, todo resplandeciente y derramándose hacia arriba y abajo, el efecto raro y extrañamente bello. Unas gotas de agua cayeron sobre él, enfriándole la ardiente piel. Inclinó la cabeza hacia atrás, justo cuando el cielo se volvió negro, todo el azul se había ido, devorado en un choque repentino de oscuridad y nubes grises. El agua salpicó hacia abajo, hacia el lago, y desde su centro, de la mayor densidad de plata, se levantó una figura de oro.
La boca Simón se secó. Había visto gran número de pinturas de ángeles, había creído en ellos, había oído las advertencias de Magnus. Y aun así sintió como si una lanza lo hubiera golpeado, mientras se desplegaban un par de alas ante él; parecían abarcar todo el cielo: eran enormes, de color blanco, oro y plata y las plumas tenían ardientes ojos de oro. Los ojos le miraban con desprecio.
Luego las alas se elevaron, dispersando las nubes delante de ellas, y se plegaron hacia atrás, y un hombre; o la forma de un hombre, inmenso e imponente, se desplegó y levantó.
Los dientes de Simón habían empezado a castañear. No estaba seguro de por qué, pero unas ondas de energía, algo más que el poder de la fuerza elemental del universo, parecía rodear el Ángel cuando se levantó en toda su estatura. El primer y más extraño pensamiento de Simón fue que parecía como si alguien hubiera tomado a Nicholas y lo hubiese inflado hasta hacerlo del tamaño de una valla publicitaria, sólo que en realidad no se parecía a Nicholas, en absoluto. Él era de oro por todas partes, de las alas a la piel, a los ojos, que no tenían blanco en absoluto, sólo un brillo de oro como una membrana. Su cabello era de oro y parecía cortado con piezas de metal que se enroscaban como hierro forjado. Era extraño y aterrador. Demasiado de cualquier cosa podría destruirte, pensó Simón. Demasiada oscuridad podría matar, pero demasiada luz podría cegar.
¿Quién se atreve a convocarme? El Ángel habló en la mente de Simón, con una voz como grandes campanas sonando.
Pregunta difícil, pensó Simón. Si fuera Nicholas, podría decir “uno de los Nefilim,” y si fuera Magnus, podría decir que era uno de los hijos de Lilith y un Brujo Mayor. ____(tn) y el Ángel ya se había reunido, por lo que se suponía que serían algo como conocidos. Pero él era Simón, sin ningún tipo de título a su nombre o cualquier gran hecho en su pasado.
―Simón Lewis ―dijo finalmente, poniendo el libro de hechizos en el suelo y enderezándose―. Hijo de la Noche, y... tu siervo.
¿Mi siervo? La voz de Raziel congelaba con la desaprobación del hielo. ¿Me convocas como a un perro y te atreves a decir que eres mi siervo? Deberías ser eliminado de este mundo, que tu destino pueda servir como una advertencia a los demás para que no hagan lo mismo. Está prohibido para mis propios Nefilim convocarme, ¿por qué debería ser diferente para ti, Daylighter?
Simón supuso que no debería sorprenderse de que el Ángel supiera lo que era, pero aun así era sorprendente, tan sorprendente como el tamaño del Ángel. De alguna manera había pensado que Raziel sería más humano.
―Yo…
¿Crees que debido a que llevas la sangre de uno de mis descendientes, tengo que mostrar misericordia? Si es así, has apostado y perdido. La misericordia del Cielo es para el que merece. No es para aquellos que violan nuestras Leyes del Acuerdo.
El ángel levantó una mano, el dedo apuntando directamente a Simón.
Simón se preparó. Esta vez no se trata de decir las palabras, sólo pensarlas. ¡Escucha, oh Israel! El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno…
¿Qué marca es esa? La voz de Raziel era de confusión. En tu frente, hijo.
―Es la marca ―balbuceó Simón―. La primera marca. La marca de Caín.
El gran brazo de Raziel bajó lentamente. Te mataría, pero la marca me lo impide. Esa marca estaba destinada a ser situada entre tus cejas por la mano del Cielo, pero sé que no lo fue. ¿Cómo puede ser esto?
El desconcierto evidente del Ángel envalentonó a Simón.
―Uno de tus hijos, los Nefilim ―dijo―. Uno especialmente dotado. Ella la puso allí, para protegerme. ―Dio un paso más cerca del borde del círculo―. Raziel, vine a pedirte un favor, en nombre de los Nefilim. Se enfrentan a un grave peligro. Uno de los suyos ha… ha sido convertido a la oscuridad, y amenaza a todos los demás. Ellos necesitan tu ayuda.
Yo no intervengo.
―Pero sí lo hiciste ―dijo Simón―. Cuando Nicholas estaba muerto, lo trajiste de vuelta. No es que no estemos todos muy contentos por eso, pero si no lo hubieses hecho, nada de esto estaría sucediendo. Así que en cierto modo, descansa en ti corregirlo.
Puede que no sea capaz de matarte, reflexionó Raziel. Pero no hay ninguna razón por la que deba darte lo que quieres.
―Ni siquiera he dicho lo que quiero ―dijo Simón.
Quieres un arma. Algo que puede separar a Jonathan Morgenstern de Jonathan Herondale. Que acabara con uno y preservaría al otro. Mucho más fácil por supuesto, simplemente matar a los dos. Tu Jonathan estaba muerto, y tal vez la muerte lo anhela aún, y él a ella. ¿Ha eso jamás pasado por tu mente?
―No ―dijo Simón―. Sé que no somos mucho en comparación contigo, pero no matamos a nuestros amigos; tratamos de salvarlos. Si el Cielo no lo quiere de esa manera, nunca debería habernos dado la capacidad de amar. ―Movió su pelo hacia atrás, dejando al descubierto la marca con más detalle―. No, no es necesario que me ayudes. Pero si no lo haces, no hay nada que me impida llamarte una y otra vez, ahora que sé que no me puedes matar. Piensa en ello como si yo estuviera apoyado en el timbre de la puerta Celestial... para siempre.
Raziel, increíblemente, pareció reírse con eso. Eres terco, dijo. Un verdadero guerrero de tu pueblo, como él, cuyo nombre llevas, Simón Macabeo. Y como él lo dio todo por su hermano Jonathan, tú darás todo por tu Jonathan, ¿o no estás dispuesto?
―No es sólo por él ―dijo Simón, un poco aturdido―. Pero, sí, lo que quieras. Te lo daré.
Si te doy lo que quieres, ¿Jurarás también que nunca me volverán a molestar?
―No creo que ese sea un problema ―dijo Simón.
Muy bien, dijo el Ángel. Te diré lo que deseo. Deseo la blasfema marca en tu frente. Tomaré la marca de Caín de ti, porque nunca fue tu lugar llevarla.
―Yo… pero si tomas la marca, entonces puedes matarme ―dijo Simón―. ¿No es lo único que se interpone entre tu ira celestial y yo?
El Ángel se detuvo a considerarlo por un momento. Juro que no te haré daño, ya sea que lleves la marca o no.
Simón vaciló. La expresión del Ángel se volvió ensordecedora. La palabra de un Ángel del cielo es lo más sagrado que hay. ¿Te atreves a desconfiar de mí, Submundo?
―Yo... ―Simón hizo una pausa por un momento terrible. Sus ojos estaban llenos de la memoria de ____(tn) de puntillas mientras apretaba la estela en su frente, la primera vez que había visto el trabajo de la marca, cuando se había sentido como el conductor de un rayo, pura energía pasando a través de él con una fuerza letal. Era una maldición, que lo había aterrorizado y lo había convertido en un objeto de deseo y miedo. La había odiado. Y sin embargo, ahora, enfrentarse a renunciar a ella, lo que lo hacía especial...
Tragó saliva.
―Está bien. Sí. Estoy de acuerdo.
El ángel sonrió y su sonrisa fue terrible, como mirar directamente al sol. Entonces, te juro que no te haré daño, Simón Macabeo.
―Lewis ―dijo Simón. —Mi apellido es Lewis.
Pero eres de la sangre y la fe de los Macabeo; algunos dicen que los Macabeo fueron marcados por la mano de Dios. En cualquier caso, eres un guerrero de los Cielos, Daylighter, te guste o no.
El Ángel se movió. Los ojos de Simón se volvieron llorosos, mientras Raziel parecía tirar del cielo con él como una tela, en remolinos de color negro, plata y blanco. El aire a su alrededor se estremeció. Algo brilló alto como el destello de la luz en un metal, y un objeto golpeó la arena y las rocas al lado de Simón con un ruido metálico.
Era una espada; nada especial para mirar, un arma batida de aspecto viejo con una empuñadura ennegrecida.
Los bordes eran desiguales, como si el ácido se los hubiera comido, a pesar de que la punta era aguda. Se veía como algo que podría haber aparecido en una excavación arqueológica, que no habían limpiado aún.
El Ángel habló. Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército del Señor. He venido ahora.»
Simón miró el objeto poco atractivo a sus pies.
―¿Y eso es esa espada?
Es la espada del Arcángel Miguel, comandante de los ejércitos del Cielo. Posee el poder del fuego del cielo. Golpea a tu enemigo con esto, y quemará el mal en él. Si él es más mal que bien, más del Infierno que del Cielo, también quemará la vida de él. Ciertamente romperá su vínculo con tu amigo y puede dañar sólo a uno de ellos a la vez.
Simón se agachó y recogió la espada. Envió una descarga a través de su mano, su brazo, a su corazón inmóvil. Instintivamente, la levantó, y las nubes por encima de él parecieron separarse por un momento, un rayo de luz apareció para golpear el metal sin brillo de la espada y hacerle zumbar.
El Ángel bajó la vista hacia él con ojos fríos. El nombre de la espada no puede ser hablado por la pobre lengua humana. Puedes llamarla Gloriosa.
―Yo...―comenzó Simón―. Gracias.
No me lo agradezcas. Te hubiera matado, Daylighter, pero tu marca, y ahora mi juramento, lo evitan. La marca de Caín estaba destinada a ser puesta sobre ti por Dios, y no lo fue. Será borrada de tu frente, su protección eliminada. Y si me llamas otra vez, no te ayudaré.
Al instante, el haz de luz de las nubes se intensificó, golpeando la espada como un látigo de fuego, envolviendo a Simón en una jaula de luz brillante y calor.
La espada quemaba, lanzó un grito y cayó al suelo, con un dolor punzando en su cabeza. Se sentía como si alguien estuviera enterrando una aguja al rojo vivo entre sus ojos. Se cubrió el rostro, enterrando la cabeza en sus brazos, dejando que el dolor pasara sobre él. Fue la peor agonía que había sentido desde la noche en que había muerto.
Se desvaneció lentamente, bajando como la marea. Se puso boca arriba, mirando hacia lo alto, con la cabeza todavía dolorida. Las nubes negras empezaron a retroceder, mostrando una franja cada vez mayor de azul, el Ángel se había ido, el lago formaba olas a la luz creciente, como si el agua estuviera hirviendo.
Simón comenzó a sentarse lentamente, con los ojos entrecerrados dolorosamente contra el sol. Podía ver a alguien corriendo por el camino de la casa al lago. Alguien con el pelo largo y negro, y una chaqueta de color morado que volaba tras ella como alas. Ella alcanzó el final del camino y saltó a la orilla del lago, sus botas levantaron nubes de arena tras ella. Lo alcanzó y se tiró al suelo, envolviendo sus brazos alrededor de él.
―Simón ―susurró.
Podía sentir el ritmo fuerte y constante del corazón de Isabelle.
―Pensé que estabas muerto ―continuó―. Te vi caer, y pensé que habías muerto.
Simón dejó que ella lo sostuviera, apoyándose en sus manos. Se dio cuenta de que estaba como un barco con un agujero en el costado, y trató de no moverse. Tenía miedo de que si lo hacía, fuera a caer.
―Estoy muerto.
―Lo sé ―replicó Izzy―. Quise decir, más muerto que de costumbre.
―Iz. ―Alzó la cara hacia la suya. Estaba de rodillas sobre él, sus piernas alrededor de sus brazos y alrededor de su cuello. Se veía incómodo. Se dejó caer de nuevo en la arena, llevándosela con él. Golpeó sobre su espalda la fría arena con ella sobre él y miró sus ojos negros. Parecían contener todo el cielo.
Ella le tocó la frente con asombro.
―Tu marca se ha ido.
―Raziel se la llevó a cambio de la espada. ―Hizo un gesto hacia ésta. En la casa de campo, pudo ver dos manchas oscuras de pie delante del porche, observándolos. Alec y Magnus―. Es la espada del Arcángel Miguel. Se llama Gloriosa.
―Simón... ―Ella lo besó en la mejilla―. Lo hiciste. Hablaste con el Ángel. Obtuviste la espada.
Magnus y Alec había comenzado a caminar hacia el lago. Simón cerró los ojos, exhausto. Isabelle se inclinó sobre él, con el pelo rozando los lados de su cara.
―No trates de hablar. ―Ella olía a lágrimas―. Ya no estás maldito ―susurró―. No estás maldito.
Simón entrelazó los dedos con los suyos. Se sentía como si estuviera flotando en un río oscuro, las sombras se cerraban en torno a él. Sólo su mano le anclaba a la tierra.
―Lo sé.
:wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut:
:canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto: :canto:
:corre: :corre: :corre: :corre: :corre: :corre: :corre:
Simón eres el mejor! *.*
Ya tenemos la espada! :hug:
Ahora a esperar para poder de una vez por todas desaparecer a Sebastian!
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
Disfruten el capi! ;)
Las leo después! *.*
\^.^/
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
ahhhh ya tenemos la espada!!!!! :jojojo:
Simin eres la ley!!!
Ese Raziel es tan bueno!!! Cuando quiere!!!
Ahora solo hay que terminar con Sebastian!!! :maloso:
Muajajajaja siiiiiiii mi Nicho regresara :aah:
Siguela!!!
Simin eres la ley!!!
Ese Raziel es tan bueno!!! Cuando quiere!!!
Ahora solo hay que terminar con Sebastian!!! :maloso:
Muajajajaja siiiiiiii mi Nicho regresara :aah:
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
SIIMOONN!!!.. SIMOOON!!!.... SIIMOOONN!!!.... JAJAJA ESE SIMOOONN AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!!
HIZO REIR AL ANGEL Y BUENO ME ENCANTOO!!!
AAIII SIMON ES NUESTRO HEROOEEE!!!..... GUAAAUUUUU!!!
Y ___ POR QUE HIZO LO QUE HIZO????
AAAIIII ESPEREMOS QUE SIMON LLEGUE CON ELLLOSS!!!!
Y LOS SALVEEEE!!!
AAAII SIGUELAA PORFIISS
HIZO REIR AL ANGEL Y BUENO ME ENCANTOO!!!
AAIII SIMON ES NUESTRO HEROOEEE!!!..... GUAAAUUUUU!!!
Y ___ POR QUE HIZO LO QUE HIZO????
AAAIIII ESPEREMOS QUE SIMON LLEGUE CON ELLLOSS!!!!
Y LOS SALVEEEE!!!
AAAII SIGUELAA PORFIISS
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Ahhhh
Simon eres el mejor :aah:
Con la espada, tenemos posibilidades del que el Nicho vuelva a ser Nicho!
Soy tan feliz :corre: :corre:
Pero aunque todo va bien hasta el momento, tengo el presentimiento de que pasara algo no muy bueno, o simplemente me volvi paranoica :jojojo:
Es eso, ¿Creo? :scratch:
Aah! Simon ya no tiene la marca ! Eso tambien es bueno por un lado ya no es maldito :happuy: pero por otro ya no es invencible y eso me preocupa y mucho :ñomñom:
Como siempre, el unico culpable aqui es Sebastian :fuckya:
Y para mi mala suerte, tengo un compañero que me cae mal y que se llama Sebastian
:muere: :muere: :muere: :muere:
Y tambien lo odio, Muerte a ambos Sebastian's :muere:
Bueno, espero que la sigas pronto
o Elmo ira a tu casa a violarte
Oqno, pero yo te golpeare
Oqno eso tampoco
Solo siguela
Y ya me voy porque me estoy volviendo loca mas de lo que ya estoy
:maloso:
Todo porque..... :xd:
No se.... :-w-:
Ves ya estoy escribiendo cosas sin sentido :calor:
Espero que la sigas pronto
Kiss xx.
:bye:
Simon eres el mejor :aah:
Con la espada, tenemos posibilidades del que el Nicho vuelva a ser Nicho!
Soy tan feliz :corre: :corre:
Pero aunque todo va bien hasta el momento, tengo el presentimiento de que pasara algo no muy bueno, o simplemente me volvi paranoica :jojojo:
Es eso, ¿Creo? :scratch:
Aah! Simon ya no tiene la marca ! Eso tambien es bueno por un lado ya no es maldito :happuy: pero por otro ya no es invencible y eso me preocupa y mucho :ñomñom:
Como siempre, el unico culpable aqui es Sebastian :fuckya:
Y para mi mala suerte, tengo un compañero que me cae mal y que se llama Sebastian
:muere: :muere: :muere: :muere:
Y tambien lo odio, Muerte a ambos Sebastian's :muere:
Bueno, espero que la sigas pronto
o Elmo ira a tu casa a violarte
Oqno, pero yo te golpeare
Oqno eso tampoco
Solo siguela
Y ya me voy porque me estoy volviendo loca mas de lo que ya estoy
:maloso:
Todo porque..... :xd:
No se.... :-w-:
Ves ya estoy escribiendo cosas sin sentido :calor:
Espero que la sigas pronto
Kiss xx.
:bye:
Val x.
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Simon es un genioo! sinceramnete lo aposte todo a que se moria, osea ya me habia preparado emocionalmente para su muerte!!! QUE EMOCION!!! esta vivo...y consigio la espada! y le sacaron esa fea marca que seguramente arruinaba su cara...
Y ahora que? tienen que encontrar a Sebastian para matarlo, lo que es un poco imposible...
SEGUILA!!! un beso...
Y ahora que? tienen que encontrar a Sebastian para matarlo, lo que es un poco imposible...
SEGUILA!!! un beso...
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Lupitaaaa!!! HOLAAA porfin ya me tienes leyendo por aquí !!! Siempre me dejas con ganas de seguir leyendo te !!! Me tardé en alcanzarlas hasta este,libro como un mes Jejee pero como la semana pasada vinieron los Jonas como dos semanas me desconecte del foro!! jejejejejePero ya estoy leyendo y estoy al corriente de todo!!
Tu fiel lectora de las demás novelas is back!! :D
Síguela que la amo totalmente !!
Tu fiel lectora de las demás novelas is back!! :D
Síguela que la amo totalmente !!
Pamm Jonas
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