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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
AHHHHHHH LO AMEEEEE
ESTAN LINDO
YO CREO QUE ELLA SE VA A METER EN UN GRAN PROBLEMA
ESTOY SEGURA QUE ESTE ES EL MEJOR CAPITULO ASTA AHORA
MUCHOS BESOS Y SIGUELAAAAA
ESTAN LINDO
YO CREO QUE ELLA SE VA A METER EN UN GRAN PROBLEMA
ESTOY SEGURA QUE ESTE ES EL MEJOR CAPITULO ASTA AHORA
MUCHOS BESOS Y SIGUELAAAAA
Meltabares de jonas
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
HOLA HE VUELTO
(No es necesario qe diga que estoy muerta ya lo sabes)
2 palabras... LO AME
Fue tan asghgfdsasdfgfdsfggfd lo ame asi de sencillo ahora quiero que la sigas-
Rayis por favor se muy cuidado, mira que ese maldito de Sebastian es un tramposo
Izy jamas pense leerla tan tranquila y tan no se como decirlo ¿Fragil? Maybe.
Pero bueno, espero que se puedan arreglar las cosas pronto
Quiero a mi Nicho normal solo el no atado al loco de patio de Sebastian
Lo odio ODIO A SEBASTIAN :muere:
Oqya
Siguela pronto
Kiss xx.
(No es necesario qe diga que estoy muerta ya lo sabes)
2 palabras... LO AME
Fue tan asghgfdsasdfgfdsfggfd lo ame asi de sencillo ahora quiero que la sigas-
Rayis por favor se muy cuidado, mira que ese maldito de Sebastian es un tramposo
Izy jamas pense leerla tan tranquila y tan no se como decirlo ¿Fragil? Maybe.
Pero bueno, espero que se puedan arreglar las cosas pronto
Quiero a mi Nicho normal solo el no atado al loco de patio de Sebastian
Lo odio ODIO A SEBASTIAN :muere:
Oqya
Siguela pronto
Kiss xx.
Val x.
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
:amor: :aah: SIIIIII.. PRIMERO SIMON CORRRIENDO AL LADO DE IZZY!!!!!... MAGNUS CON ALEC!!!!!!!!....... Y BUENO ___ CON NICK!!!!!.....
ESPEREMOS QUE PASARA AHORAAAA!!!!... :muack: Y NO PUEDE QUERER A SEBASTIAN!!!!!!... ME REUSOOOOO!!!!!... AUNQUE SON HERMANOS??? NONONONONONOOOOO!!!! :imdead: QUE NO SE ENCARIÑE CON EL!!!!
ESPEREMOS QUE PASARA AHORAAAA!!!!... :muack: Y NO PUEDE QUERER A SEBASTIAN!!!!!!... ME REUSOOOOO!!!!!... AUNQUE SON HERMANOS??? NONONONONONOOOOO!!!! :imdead: QUE NO SE ENCARIÑE CON EL!!!!
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Wow!
Me asuste un poco con eso de que no hay vuelta atras! es muy valiente la rayis...yo nunca haria ni la mitad de lo que ella hace, ni aunque amara a Nicholas tanto como ella!
SEGUILA! un beso!
PD.: definitivamente ya me re acostumbre a leer novelas de Nick Jonas, a pesar de que soy belieber y todo eso... pero las novelas y las adaptaciones que hacen con Nick siempre son tan adictivas!
Me asuste un poco con eso de que no hay vuelta atras! es muy valiente la rayis...yo nunca haria ni la mitad de lo que ella hace, ni aunque amara a Nicholas tanto como ella!
SEGUILA! un beso!
PD.: definitivamente ya me re acostumbre a leer novelas de Nick Jonas, a pesar de que soy belieber y todo eso... pero las novelas y las adaptaciones que hacen con Nick siempre son tan adictivas!
I.am.rayita (Anto!!!)
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
awwww Izzy me da tanta ternura :amor:
es tan linda y parece desprotegida :lloro:
Magnus todavia siente celos de Nicholas?? :misery:
que va a hacer la rayiz ahora??? :corre:
quiero a mi Nicho de vuelta
muerte a Sebastian :muere: :muere:
siguela :bye:
es tan linda y parece desprotegida :lloro:
Magnus todavia siente celos de Nicholas?? :misery:
que va a hacer la rayiz ahora??? :corre:
quiero a mi Nicho de vuelta
muerte a Sebastian :muere: :muere:
siguela :bye:
aranzhitha
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Meltabares de jonas escribió:AHHHHHHH LO AMEEEEE
ESTAN LINDO
YO CREO QUE ELLA SE VA A METER EN UN GRAN PROBLEMA
ESTOY SEGURA QUE ESTE ES EL MEJOR CAPITULO ASTA AHORA
MUCHOS BESOS Y SIGUELAAAAA
:aah: :aah: :aah: :aah: :aah: :aah:
Que bueno que te haya gustado! ;)
JAJAJAJA crees bien! ;) Ella esta envuelta en un problemón! u.u
Siiiiiiiiiiiiiiiiiii verdad, fue muy lindo el capi! *.*
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Valeefor1D ツ escribió:HOLA HE VUELTO
(No es necesario qe diga que estoy muerta ya lo sabes)
2 palabras... LO AME
Fue tan asghgfdsasdfgfdsfggfd lo ame asi de sencillo ahora quiero que la sigas-
Rayis por favor se muy cuidado, mira que ese maldito de Sebastian es un tramposo
Izy jamas pense leerla tan tranquila y tan no se como decirlo ¿Fragil? Maybe.
Pero bueno, espero que se puedan arreglar las cosas pronto
Quiero a mi Nicho normal solo el no atado al loco de patio de Sebastian
Lo odio ODIO A SEBASTIAN :muere:
Oqya
Siguela pronto
Kiss xx.
Hola! :)
JAJAJAJA bueno, que bien que estes de vuelta! ;)
:ilusion: :ilusion: :ilusion: :ilusion: :ilusion: :ilusion:
Lo sé! ha sido el mejor capitulo de todos! *.*
La rayiz es inteligente! (Esperemos! :scratch: )
Siiiiiiiiiiiiiiiii, esperemos que la surte le cambie a Izzy pronto! ;)
:twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted:
Muerte a Sebastian! :muere: :muere:
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
chelis escribió: :amor: :aah: SIIIIII.. PRIMERO SIMON CORRRIENDO AL LADO DE IZZY!!!!!... MAGNUS CON ALEC!!!!!!!!....... Y BUENO ___ CON NICK!!!!!.....
ESPEREMOS QUE PASARA AHORAAAA!!!!... :muack: Y NO PUEDE QUERER A SEBASTIAN!!!!!!... ME REUSOOOOO!!!!!... AUNQUE SON HERMANOS??? NONONONONONOOOOO!!!! :imdead: QUE NO SE ENCARIÑE CON EL!!!!
:aah: :aah: :aah: :aah: :aah: :aah: :aah:
Lo sé el capitulo fue PERFECTO! :(L):
:pokerface: :pokerface: :pokerface: :pokerface: :pokerface: :pokerface:
Bueno tu más que nadie sabe de lo que es capaz Sebastian! u.u
Esperemos que la rayis sea inteligente! ;)
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
I.am.rayita (Anto!!!) escribió:Wow!
Me asuste un poco con eso de que no hay vuelta atras! es muy valiente la rayis...yo nunca haria ni la mitad de lo que ella hace, ni aunque amara a Nicholas tanto como ella!
SEGUILA! un beso!
PD.: definitivamente ya me re acostumbre a leer novelas de Nick Jonas, a pesar de que soy belieber y todo eso... pero las novelas y las adaptaciones que hacen con Nick siempre son tan adictivas!
:happuy: :happuy: :happuy: :happuy: :happuy: :happuy:
La rayiz es la mejor! *.*
Ese es el poder del Amor! :(L):
Haces todo lo impensable por la persona que Amas! :(L):
\^.^/
Ya la sigo! ;)
PD: JAJAJAJAJ te dije que ibas a acabar acostumbrándote! ;) & espera a ver las adaptaciones que pondré! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
aranzhitha escribió:awwww Izzy me da tanta ternura :amor:
es tan linda y parece desprotegida :lloro:
Magnus todavia siente celos de Nicholas?? :misery:
que va a hacer la rayiz ahora??? :corre:
quiero a mi Nicho de vuelta
muerte a Sebastian :muere: :muere:
siguela :bye:
Todos ellos son los mejores! *.*
:aah: :aah: :aah: :aah: :aah: :aah: :aah:
Bueno Izzy por fin se sentirá útil con lo de las hermanas de hierro y eso! ;)
Esperemos que pronto cambie su suerte! ;)
Nicholas siempre será una sombra entre la relación de Magnus y Alec!
Uy la rayiz no tiene ni idea de lo que se viene! :fiu:
:sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: :sad: Todas queremos al Nicho de vuelta! u.u
\^.^/
Ya la sigo! ;)
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
• El Fuego Prueba al Oro - Capitulo 8 (Parte 1) •
Maia nunca había estado en Long Island, pero cuando pensaba en ello, siempre había imaginado que se parecía mucho a Nueva Jersey: mayormente suburbana, un lugar donde en realidad vivía la gente que trabajaba en Nueva York o Filadelfia.
Había dejado caer su equipaje en la parte posterior de la camioneta sorprendentemente desconocida de Jordan. Cuando salían, él conducía un destartalado Toyota rojo, y siempre estaba lleno de viejas tazas de café arrugadas y envoltorios de comida rápida, con el cenicero repleto de cigarrillos fumados hasta el filtro. La cabina de esta camioneta estaba comparativamente limpia, ya que la única basura era una pila de papeles en el asiento del pasajero. Él los apartó a su lado, sin hacer ningún comentario mientras ella trepaba al interior.
No habían hablado mientras cruzaban Manhattan, y dentro del Long Island Expressway, Maia finalmente se había adormilado, con la mejilla contra el frío cristal de la ventanilla. Al final, se despertó cuando se metieron en un bache de la carretera que la sacudió hacia delante. Parpadeó, frotándose los ojos.
―Lo siento ―le dijo Jordan con tristeza―. Iba a dejarte dormir hasta que llegáramos allí.
Ella se sentó, mirando a su alrededor. Estaban viajando por una carretera asfaltada de dos carriles y el cielo sobre ellos apenas empezaba a aclarar. Había campos sembrados a ambos lados del camino, una ocasional casa de granja o un silo, cabañas de madera que aparecían a lo lejos, rodeadas por vallas.
―Es bonito ―dijo ella, sorprendida.
―Sí ―Jordan hizo un cambio de marchas, aclarándose la garganta―. Ya que de todos modos estás despierta… ¿puedo mostrarte algo antes que lleguemos a Praetor House?
Ella vaciló sólo por un momento antes de asentir. Y ahora allí estaban, botando por un camino de tierra de un solo carril, con árboles a cada lado. La mayoría eran caducos; el camino estaba lodoso, y Maia bajó la ventanilla para olfatear el aire.
Árboles, agua salada, hojas descomponiéndose lentamente, pequeños animales que corrían por la hierba alta. Respiró hondo, una vez más, justo cuando se salieron del camino hacia un pequeño espacio de giro en forma de círculo. Delante de ellos estaba la playa, extendiéndose hasta una oscura agua color azul acerado. El cielo era casi de color lila.
Miró a Jordan. Él estaba mirando fijo hacia delante.
―Solía venir aquí, mientras estaba entrenando en Praetor House ―le contó―. A veces sólo a observar el agua y aclarar mi cabeza. Los atardeceres aquí… Cada uno es diferente, pero todos son hermosos.
―Jordan.
Él no la miró.
―¿Si?
―Lamento lo que pasó antes. Ya sabes, salir corriendo del astillero naval.
―Está bien. ―Él soltó lentamente el aliento, pero ella podía adivinar, por la tensión de sus hombros y el modo en que su mano aferraba la palanca de cambios, que no estaba realmente relajado. Trató de no mirar el modo en que la tensión delineaba los músculos de su brazo, acentuando las depresiones en sus bíceps―. Era demasiado para que lo aceptaras, lo entiendo. Yo sólo…
―Creo que deberíamos tomarlo con calma. Trabajar con miras a ser amigos.
―No quiero que seamos amigos.
Ella no pudo ocultar su sorpresa.
―¿No quieres?
Él movió las manos, desde la palanca de cambios hacia la rueda del volante. El aire caliente que salía de la calefacción hacia el interior del coche, se mezclaba con el aire más fresco fuera de la ventanilla abierta de Maia.
―No deberíamos hablar de esto ahora.
―Quiero hacerlo ―dijo ella―. Quiero hablar de eso ahora. No quiero estar estresada por nosotros, cuando estemos en Praetor House.
Él se deslizó hacia abajo en su asiento, mordiéndose el labio. Su enmarañado cabello castaño caía descuidado sobre su frente.
―Maia…
―Si no quieres que seamos amigos, entonces ¿qué somos? ¿Enemigos otra vez?
Él giró la cabeza, la mejilla contra el respaldo del asiento del coche. Esos ojos eran exactamente como los recordaba, color avellana con motas de verde, azul y otro.
―No quiero que seamos amigos ―dijo― porque aún te amo. ¿Maia, sabes que ni siquiera he besado a alguien desde que rompimos?
―Isabelle…
―Quería que se emborrachara y hablara de Simón. ―Sacó las manos del volante, como dirigiéndolas a ella, pero las dejó caer de nuevo en su regazo, con una mirada de derrota en el rostro―. Sólo te he amado a ti. Pensar en ti me inspiró durante mi entrenamiento. La idea de que pudiera ser capaz de reconciliarme contigo algún día. Y lo haré, en cualquier forma que pueda, excepto una.
―No quieres ser mi amigo.
―No quiero ser sólo tu amigo. Te amo, Maia. Estoy enamorado de ti. Siempre lo he estado. Siempre lo estaré. Ser sólo tu amigo me mataría.
Ella miró hacia el océano. El borde del sol apenas estaba asomándose por encima de agua y sus rayos iluminaban el mar con tonos de púrpura, oro y azul.
―Es tan hermoso aquí.
―Esa es la razón por la que solía venir aquí. No podía dormir y entonces observaba salir el sol. ―Su voz era suave.
―¿Puedes dormir ahora? — se volvió hacia él.
Él cerró los ojos.
―Maia… si vas a decir que no, que no quieres ser otra cosa que mi amiga… sólo dilo. Arranca la bandita, ¿de acuerdo?
Pareció prepararse, como su fuera a recibir un golpe. Sus pestañas dibujaban sombras sobre sus pómulos. Había pálidas cicatrices blancas sobre la piel olivácea de la garganta, cicatrices que le había hecho ella. Maia se soltó el cinturón de seguridad y se escurrió en el asiento hacia él. Escuchó que contenía el aliento, pero no se movió, así que ella se inclinó y lo besó en la mejilla. Inhaló su esencia. El mismo jabón, el mismo shampoo, pero sin el persistente aroma de los cigarrillos. El mismo muchacho. Fue besando a través de su mejilla hasta la comisura de su boca y, finalmente, fue incluso más lejos, posando su boca sobre la de él.
Sus labios se abrieron bajo los de ella, mientras gruñía, bajo en su garganta. Los hombres lobo no eran gentiles entre ellos, pero sus manos eran ligeras sobre ella mientras la alzaba y la sentaba en su regazo, envolviendo los brazos en torno a su cuerpo mientras el beso se profundizaba. La sensación de tenerlo, la tibieza de sus brazos cubiertos de cordero al rodearla, el latido de su corazón, el sabor de su boca, el choque de labios, dientes y lengua que le robaban el aliento. Sus manos se deslizaron por la nuca del muchacho y se fundió contra él, mientras sentía los suaves rizos de su espeso cabello, exactamente el mismo que siempre había tenido.
Cuando finalmente se separaron, los ojos de Jordan estaban vidriosos.
―He estado esperando esto por años.
Ella trazó la línea de su clavícula con un dedo. Podía sentir el latido de su propio corazón. Por unos instantes, no fueron dos hombres lobo en una misión para una organización mortalmente secreta; fueron dos adolescentes haciéndolo en un coche en la playa.
―¿Estuvo a la altura de tus expectativas?
―Estuvo mucho mejor. ―Su boca se torció en las esquinas―. Eso significa…
―Bueno… ―admitió ella―. Ésta no es la clase de cosas que haces con tus amigos, ¿verdad?
―¿Ah, no es así? Tendré que decírselo a Simón. Va a estar seriamente decepcionado.
―Jordan. ―Lo golpeó ligeramente en el hombro, pero estaba sonriendo y él también, con una inusualmente sonrisa grande y tonta extendiéndose sobre su rostro.
Ella se acercó y puso su rostro contra el hueco de su cuello, respirándolo en conjunto con la mañana.
Estaban luchando a través del lago congelado, la ciudad helada destellaba como una lámpara en la distancia. El ángel con las alas doradas y el ángel con las alas de fuego negro. ____(tn) estaba de pie en el hielo, mientras sangre y plumas caían a su alrededor. Las plumas doradas ardían como fuego cuando tocaban su piel, pero las plumas negras eran tan frías como el hielo.
____(tn) se despertó con el corazón palpitante, enredada en un nudo de mantas. Se sentó, apartando bruscamente las mantas de su cintura. Estaba en una habitación desconocida. Las paredes eran de yeso blanco y ella yacía en una cama de madera negra, aún con la ropa que había llevado la noche anterior. Se deslizó fuera del lecho y sus pies desnudos tocaron el frío suelo de piedra, mientras miraba a su alrededor en busca de su mochila.
La encontró fácilmente, apoyada en una silla de cuero negro. No había ventanas en la habitación: la única luz provenía de araña de luces de cristal suspendida sobre su cabeza, fabricada con vidrios negros tallados. Pasó la mano por su mochila y se dio cuenta, para su molestia aunque no era sorpresivo, que alguien ya había revuelto su contenido.
Su cuaderno de arte había desaparecido, incluyendo su estela. Todo lo que le quedaba era su cepillo del pelo y una muda de jeans y ropa interior. Al menos, el anillo de oro aún estaba en su dedo.
Lo tocó ligeramente y pensó hacia Simón. Estoy dentro.
Nada.
¿Simón?
No hubo respuesta. Se tragó la inquietud. No tenía la menor idea de dónde estaba, qué hora era, o cuánto tiempo había estado fuera de combate. Simón podía estar dormido. No podía entrar en pánico y asumir que los anillos no funcionaban. Tenía que poner el piloto automático. Comprobar dónde estaba, aprender lo que pudiera.
Trataría de localizar a Simón otra vez, más tarde.
Respiró hondo y trató de concentrarse en su entorno inmediato. Dos puertas se abrían hacia el dormitorio. Intentó con la primera y encontró que se abría a un pequeño cuarto de baño de vidrio y cromo, con una bañera de bronce con patas de garra. Tampoco había ventanas aquí. Se duchó rápidamente y se secó con una mullida toalla blanca, antes de cambiarse a unos jeans limpios y un suéter, para luego regresar al dormitorio, recoger sus zapatos y probar con la segunda puerta. Bingo. Aquí estaba el resto de la… ¿casa? ¿Departamento?
Estaba en una gran habitación, la mitad de la cual estaba dedicada a una larga mesa de vidrio. La mayoría de las negras luces que colgaban de cristal tallado, pendían del cielorraso, enviando sombras danzantes contra las paredes. Todo era muy moderno, desde las sillas de cuero negro a la gran chimenea, enmarcada en cromo pulido. Había un fuego ardiendo en ésta. Por lo que alguien debía estar en la casa o había estado muy recientemente.
La otra mitad de la habitación estaba decorada con una gran pantalla de televisión, una brillante mesa de café negra, sobre la que se dispersaban juegos y controladores y bajos sofás de cuero negro. Un conjunto de escaleras de cristal se dirigían al piso superior, en forma de espiral. Después de echar un vistazo en torno, ____(tn) comenzó a subir. El vidrio era perfectamente claro, y le daba la impresión que estaba subiendo una escalera invisible en el cielo.
El segundo piso era muy similar al primero: muros pálidos, suelo negro, un largo corredor con puertas que se abrían hacia él. La primera puerta conducía a lo que era, claramente, un dormitorio principal. Una enorme cama de palo de rosa, adornada con cortinas blancas de gasa, ocupaba la mayor parte del espacio. Aquí había ventanas, teñidas de azul oscuro. ____(tn) cruzó la habitación para mirar hacia fuera.
Por un momento, se preguntó si estaba de regreso en Alicante. Estaba mirado a través de un canal, otro edificio con las ventanas cubiertas de postigos verdes cerrados. El cielo estaba gris, el canal era de un oscuro color azul-verdoso y había un puente visible, justo a su derecha, que cruzaba sobre el agua. Había dos personas, de pie sobre el puente. Una de ellas tenía una cámara de fotos frente al rostro y tomaba fotos diligentemente. Entonces, no era Alicante. ¿Ámsterdam? ¿Venecia? Buscó por todas partes una forma de abrir la ventana, pero no parecía haber una; golpeó el vidrio y gritó, pero los que cruzaban el puente no se dieron por aludidos. Después de unos momentos, se marcharon.
____(tn) regresó a la habitación, se dirigió a uno de los armarios y lo abrió. El corazón se salteó un latido.
El armario estaba lleno de ropas, ropas de mujer. Magníficos vestidos de encaje, satén, perlas y flores. Los cajones contenían camisolas y ropa interior, camisas en algodón y seda, faldas, aunque no jeans o pantalones. Incluso había zapatos alineados: sandalias y zapatos de tacón, y pares de medias dobladas. Por un momento sólo se quedó mirando, preguntándose si había otra chica quedándose en ese lugar, o si a Sebastian le había dado por el travestismo. Pero toda la ropa conservaba las etiquetas y todas ellas eran, aproximadamente, de su talla. No sólo eso, se percató lentamente al observarlas. Eran exactamente de las formas y colores que se adaptaban a ella: azules, verdes y amarillos, cortados para un cuerpo pequeño. Al final, sacó una de las camisas más simples, una blusa color verde oscuro de mangas ranglan con un lazo de seda al frente. Después de descartar su camisa sobre el piso, se embutió la blusa y se miró en el espejo que colgaba en el interior del armario.
Le quedaba perfectamente. Delineaba la mayor parte de su pequeña figura, ajustándose a su cintura y haciendo más oscuro el verde de sus ojos. Le arrancó la etiqueta, sin querer ver lo mucho que costaba y salió corriendo de la habitación, sintiendo un escalofrío que le recorría la columna vertebral.
La siguiente habitación era, claramente, la de Nicholas. Lo supo en el momento en que entró. Olía como él, a su colonia y jabón, y al aroma de su piel. La cama era de madera de ébano, con sábanas y mantas blancas, perfectamente tendida. Estaba tan limpia como su habitación del Instituto. Había libros apilados junto a su cama, los títulos estaban en italiano, francés y latín. La daga de plata de los Herondale, con su diseño de pájaros, estaba encajada en la pared de yeso. Cuando miró más de cerca, pudo ver que sujetaba una fotografía en su lugar. Una fotografía de ella y Nicholas, que había tomado Izzy. Lo recordaba, un día claro a principios de octubre, Nicholas sentado en los escalones de entrada del Instituto con un libro sobre el regazo. Ella estaba sentada un escalón por encima, su mano en el hombro, inclinándose para ver qué estaba leyendo.
La mano de él cubría la suya, casi ausentemente, y él estaba sonriendo. Ese día, ella no había podido verle el rostro y no sabía que estaba sonriendo de ese modo, no hasta ahora. Su garganta se contrajo y salió de la habitación para recuperar el aliento. No podía actuar de esa manera, se dijo con severidad. Como si cada visión de Nicholas en la forma en que estaba ahora, fuera un puñetazo en el estómago. Tenía que fingir que no le importaba, como si no observara ninguna diferencia. Entró en la siguiente habitación, muy parecida a la anterior, pero ésta era un desastre: la cama era una maraña de sábanas y edredón negros, un escritorio de vidrio y acero cubierto de libros y papeles, ropas de muchacho esparcida por todas partes. Jeans, chaquetas, camisetas y equipos de cazador. Su mirada cayó sobre algo que brillaba plateado, apoyado sobre la mesita de noche cerca de la cama. Se movió hacia delante, observándola, sin poder creerles a sus ojos.
Era la pequeña caja de su madre, la que tenía las iniciales J.C. La que su madre solía sacar cada año, una vez al año, y llorar silenciosamente sobre ella, con las lágrimas corriendo por su rostro para salpicar sus manos. ____(tn) sabía lo que había en la caja: un mechón de cabello, tan fino y blanco como la pelusa del diente de león, algunas ropitas infantiles, un zapatito de bebé, lo suficientemente pequeño como para caberle en la palma de la mano. Retazos de su hermano, una suerte de collage del niño que su madre había querido tener, había soñado tener, antes de que Valentine hubiera hecho lo que hizo y convirtiera a su propio hijo en un monstruo.
Su estómago dio un vuelco y se volvió para salir rápidamente de la habitación… directo a una pared de carne viviente. Los brazos fueron a rodearla, envolviéndola en un abrazo y ella vio que eran delgados y musculosos, cubiertos con fino vello pálido y, por un momento, pensó que era Nicholas quien la sostenía. Empezó a relajarse.
―¿Qué estabas haciendo en mi habitación? ―dijo Sebastian en su oreja.
Isabelle había sido entrenada para levantarse temprano cada mañana, con lluvia o sol, y una ligera resaca no hizo nada para evitar que eso sucediera. Se incorporó lentamente y bajó la mirada, parpadeando, hacia Simón.
Nunca antes había pasado una noche entera en la cama con otra persona, a menos que contara el meterse en la cama de sus padres cuando tenía cuatro años y miedo a las tormentas. No podía dejar de mirar fijamente a Simón, como si él fuera alguna especie de animal exótico. Él yacía sobre su espalda, con la boca ligeramente abierta y el cabello sobre los ojos. Cabello castaño común, ojos marrones comunes. Su camiseta estaba ligeramente levantada. Él no era musculoso como un Cazador de Sombras.
Tenía un estómago suave y plano, pero nada de abdominales marcados, y aún había un toque de suavidad en su rostro. ¿Qué tenía que la fascinaba? Era bastante lindo, pero ella había salido con guapísimos caballeros hadas, sexys Cazadores de Sombras…
―Isabelle ―dijo Simón, sin abrir los ojos―. Deja de mirarme.
Isabelle suspiró con irritación y se arrojó de la cama. Rebuscó en su bolsa su equipo de cazadora y se encaminó al cuatro de baño.
Estaba a mitad de camino cuando la puerta se abrió, y Alec emergió en una nube de vapor. Tenía una toalla alrededor de la cintura, otra sobre los hombros y se estaba frotando enérgicamente su húmedo cabello negro. Se suponía que a Isabelle no debería sorprenderla el verlo; él también había sido entrenado para levantarse temprano por las mañanas, igual que ella.
―Hueles a sándalo ―dijo ella, a modo de saludo. Odiaba el aroma del sándalo. Le gustaban las fragancias dulces: vainilla, canela, gardenia.
Alec la miró.
―Nos gusta el sándalo.
Isabelle hizo una mueca.
―O ése es el "nosotros" de la realeza cuando hablan en plural o Magnus y tú se están convirtiendo en una de esas parejas que creen que son una sola persona. "Nos gusta el sándalo". "Adoramos la música". "Esperamos que disfrutes de nuestro obsequio navideño", lo cual es, si me preguntas, sólo una forma barata de evitar tener que comprar dos regalos.
Alec le dirigió un húmedo y feroz parpadeo.
―Lo entenderás…
―Si vas a decirme que lo entenderé cuando esté enamorada, voy a ahogarte con esa toalla.
―Y si sigues evitando que regrese a mi habitación y me vista, le diré a Magnus que acaba acopio de pixies para que te aten nudos en el cabello.
―Oh, fuera de mi camino. ―Isabelle pateó el tobillo de Alec hasta que él se movió, sin prisas, por el pasillo. Tenía la sensación de que, si se volvía y lo miraba, él le estaría sacando la lengua, así que no lo hizo. En lugar de ello, se encerró en el baño y encendió la ducha a todo vapor. Luego, miró la canasta de productos de baño y soltó una palabra impropia de una dama.
Champú, acondicionador y jabón, de sándalo. Ugh.
Cuando finalmente salió, vestida con su equipo de cazadora y con el cabello recogido, encontró a Alec, Magnus y Jocelyn esperándola en la sala de estar. Había donas, que no quería, y café, que sí. Se sirvió una generosa cantidad de leche en la taza y se sentó, mirando a Jocelyn quien llevaba, para sorpresa de Isabelle, un equipo de Cazador de Sombras.
Era extraño, pensó. Las personas a menudo le decían que se parecía a su madre, aunque ella no lo veía por sí misma, y ahora se preguntaba si eso pasaba en la misma forma en que ____(tn) se parecía a Jocelyn. El mismo color de cabello, sí, pero también el mismo conjunto de rasgos, la misma inclinación de la cabeza, la misma línea resuelta de la mandíbula. La misma sensación de que esa persona puede parecer una muñeca de porcelana, pero es de acero por debajo. Aunque, Isabelle lo deseaba, de igual modo que ____(tn) había heredado los ojos verdes de su madre, ella podría haber obtenido los ojos azules de Maryse y Robert. El azul era mucho más interesante que el negro.
―Tal como la Ciudad Silenciosa, sólo hay una Ciudadela de Adamantio, pero hay muchas puertas a través de las cuales pueden encontrarla ―dijo Magnus―. La más cercana a nosotros es la de un viejo monasterio agustino sobre Grymes Hill, en Staten Island. Alec y yo cruzaremos por un Portal con ustedes, y las esperaremos hasta que regresen, pero no podemos acompañarlas todo el camino.
―Lo sé ―dijo Isabelle―. Porque ustedes son chicos. Más lloricas.
Alec le apuntó con el dedo.
―Tómalo con seriedad, Isabelle. Las Hermanas de Hierro no son como los Hermanos Silenciosos. Son menos amables y no les gusta ser molestadas.
―Prometo que tendré el mejor comportamiento ―dijo Isabelle y depositó su taza de café vacía sobre la mesa―. Vamos.
Había dejado caer su equipaje en la parte posterior de la camioneta sorprendentemente desconocida de Jordan. Cuando salían, él conducía un destartalado Toyota rojo, y siempre estaba lleno de viejas tazas de café arrugadas y envoltorios de comida rápida, con el cenicero repleto de cigarrillos fumados hasta el filtro. La cabina de esta camioneta estaba comparativamente limpia, ya que la única basura era una pila de papeles en el asiento del pasajero. Él los apartó a su lado, sin hacer ningún comentario mientras ella trepaba al interior.
No habían hablado mientras cruzaban Manhattan, y dentro del Long Island Expressway, Maia finalmente se había adormilado, con la mejilla contra el frío cristal de la ventanilla. Al final, se despertó cuando se metieron en un bache de la carretera que la sacudió hacia delante. Parpadeó, frotándose los ojos.
―Lo siento ―le dijo Jordan con tristeza―. Iba a dejarte dormir hasta que llegáramos allí.
Ella se sentó, mirando a su alrededor. Estaban viajando por una carretera asfaltada de dos carriles y el cielo sobre ellos apenas empezaba a aclarar. Había campos sembrados a ambos lados del camino, una ocasional casa de granja o un silo, cabañas de madera que aparecían a lo lejos, rodeadas por vallas.
―Es bonito ―dijo ella, sorprendida.
―Sí ―Jordan hizo un cambio de marchas, aclarándose la garganta―. Ya que de todos modos estás despierta… ¿puedo mostrarte algo antes que lleguemos a Praetor House?
Ella vaciló sólo por un momento antes de asentir. Y ahora allí estaban, botando por un camino de tierra de un solo carril, con árboles a cada lado. La mayoría eran caducos; el camino estaba lodoso, y Maia bajó la ventanilla para olfatear el aire.
Árboles, agua salada, hojas descomponiéndose lentamente, pequeños animales que corrían por la hierba alta. Respiró hondo, una vez más, justo cuando se salieron del camino hacia un pequeño espacio de giro en forma de círculo. Delante de ellos estaba la playa, extendiéndose hasta una oscura agua color azul acerado. El cielo era casi de color lila.
Miró a Jordan. Él estaba mirando fijo hacia delante.
―Solía venir aquí, mientras estaba entrenando en Praetor House ―le contó―. A veces sólo a observar el agua y aclarar mi cabeza. Los atardeceres aquí… Cada uno es diferente, pero todos son hermosos.
―Jordan.
Él no la miró.
―¿Si?
―Lamento lo que pasó antes. Ya sabes, salir corriendo del astillero naval.
―Está bien. ―Él soltó lentamente el aliento, pero ella podía adivinar, por la tensión de sus hombros y el modo en que su mano aferraba la palanca de cambios, que no estaba realmente relajado. Trató de no mirar el modo en que la tensión delineaba los músculos de su brazo, acentuando las depresiones en sus bíceps―. Era demasiado para que lo aceptaras, lo entiendo. Yo sólo…
―Creo que deberíamos tomarlo con calma. Trabajar con miras a ser amigos.
―No quiero que seamos amigos.
Ella no pudo ocultar su sorpresa.
―¿No quieres?
Él movió las manos, desde la palanca de cambios hacia la rueda del volante. El aire caliente que salía de la calefacción hacia el interior del coche, se mezclaba con el aire más fresco fuera de la ventanilla abierta de Maia.
―No deberíamos hablar de esto ahora.
―Quiero hacerlo ―dijo ella―. Quiero hablar de eso ahora. No quiero estar estresada por nosotros, cuando estemos en Praetor House.
Él se deslizó hacia abajo en su asiento, mordiéndose el labio. Su enmarañado cabello castaño caía descuidado sobre su frente.
―Maia…
―Si no quieres que seamos amigos, entonces ¿qué somos? ¿Enemigos otra vez?
Él giró la cabeza, la mejilla contra el respaldo del asiento del coche. Esos ojos eran exactamente como los recordaba, color avellana con motas de verde, azul y otro.
―No quiero que seamos amigos ―dijo― porque aún te amo. ¿Maia, sabes que ni siquiera he besado a alguien desde que rompimos?
―Isabelle…
―Quería que se emborrachara y hablara de Simón. ―Sacó las manos del volante, como dirigiéndolas a ella, pero las dejó caer de nuevo en su regazo, con una mirada de derrota en el rostro―. Sólo te he amado a ti. Pensar en ti me inspiró durante mi entrenamiento. La idea de que pudiera ser capaz de reconciliarme contigo algún día. Y lo haré, en cualquier forma que pueda, excepto una.
―No quieres ser mi amigo.
―No quiero ser sólo tu amigo. Te amo, Maia. Estoy enamorado de ti. Siempre lo he estado. Siempre lo estaré. Ser sólo tu amigo me mataría.
Ella miró hacia el océano. El borde del sol apenas estaba asomándose por encima de agua y sus rayos iluminaban el mar con tonos de púrpura, oro y azul.
―Es tan hermoso aquí.
―Esa es la razón por la que solía venir aquí. No podía dormir y entonces observaba salir el sol. ―Su voz era suave.
―¿Puedes dormir ahora? — se volvió hacia él.
Él cerró los ojos.
―Maia… si vas a decir que no, que no quieres ser otra cosa que mi amiga… sólo dilo. Arranca la bandita, ¿de acuerdo?
Pareció prepararse, como su fuera a recibir un golpe. Sus pestañas dibujaban sombras sobre sus pómulos. Había pálidas cicatrices blancas sobre la piel olivácea de la garganta, cicatrices que le había hecho ella. Maia se soltó el cinturón de seguridad y se escurrió en el asiento hacia él. Escuchó que contenía el aliento, pero no se movió, así que ella se inclinó y lo besó en la mejilla. Inhaló su esencia. El mismo jabón, el mismo shampoo, pero sin el persistente aroma de los cigarrillos. El mismo muchacho. Fue besando a través de su mejilla hasta la comisura de su boca y, finalmente, fue incluso más lejos, posando su boca sobre la de él.
Sus labios se abrieron bajo los de ella, mientras gruñía, bajo en su garganta. Los hombres lobo no eran gentiles entre ellos, pero sus manos eran ligeras sobre ella mientras la alzaba y la sentaba en su regazo, envolviendo los brazos en torno a su cuerpo mientras el beso se profundizaba. La sensación de tenerlo, la tibieza de sus brazos cubiertos de cordero al rodearla, el latido de su corazón, el sabor de su boca, el choque de labios, dientes y lengua que le robaban el aliento. Sus manos se deslizaron por la nuca del muchacho y se fundió contra él, mientras sentía los suaves rizos de su espeso cabello, exactamente el mismo que siempre había tenido.
Cuando finalmente se separaron, los ojos de Jordan estaban vidriosos.
―He estado esperando esto por años.
Ella trazó la línea de su clavícula con un dedo. Podía sentir el latido de su propio corazón. Por unos instantes, no fueron dos hombres lobo en una misión para una organización mortalmente secreta; fueron dos adolescentes haciéndolo en un coche en la playa.
―¿Estuvo a la altura de tus expectativas?
―Estuvo mucho mejor. ―Su boca se torció en las esquinas―. Eso significa…
―Bueno… ―admitió ella―. Ésta no es la clase de cosas que haces con tus amigos, ¿verdad?
―¿Ah, no es así? Tendré que decírselo a Simón. Va a estar seriamente decepcionado.
―Jordan. ―Lo golpeó ligeramente en el hombro, pero estaba sonriendo y él también, con una inusualmente sonrisa grande y tonta extendiéndose sobre su rostro.
Ella se acercó y puso su rostro contra el hueco de su cuello, respirándolo en conjunto con la mañana.
**************************************
Estaban luchando a través del lago congelado, la ciudad helada destellaba como una lámpara en la distancia. El ángel con las alas doradas y el ángel con las alas de fuego negro. ____(tn) estaba de pie en el hielo, mientras sangre y plumas caían a su alrededor. Las plumas doradas ardían como fuego cuando tocaban su piel, pero las plumas negras eran tan frías como el hielo.
____(tn) se despertó con el corazón palpitante, enredada en un nudo de mantas. Se sentó, apartando bruscamente las mantas de su cintura. Estaba en una habitación desconocida. Las paredes eran de yeso blanco y ella yacía en una cama de madera negra, aún con la ropa que había llevado la noche anterior. Se deslizó fuera del lecho y sus pies desnudos tocaron el frío suelo de piedra, mientras miraba a su alrededor en busca de su mochila.
La encontró fácilmente, apoyada en una silla de cuero negro. No había ventanas en la habitación: la única luz provenía de araña de luces de cristal suspendida sobre su cabeza, fabricada con vidrios negros tallados. Pasó la mano por su mochila y se dio cuenta, para su molestia aunque no era sorpresivo, que alguien ya había revuelto su contenido.
Su cuaderno de arte había desaparecido, incluyendo su estela. Todo lo que le quedaba era su cepillo del pelo y una muda de jeans y ropa interior. Al menos, el anillo de oro aún estaba en su dedo.
Lo tocó ligeramente y pensó hacia Simón. Estoy dentro.
Nada.
¿Simón?
No hubo respuesta. Se tragó la inquietud. No tenía la menor idea de dónde estaba, qué hora era, o cuánto tiempo había estado fuera de combate. Simón podía estar dormido. No podía entrar en pánico y asumir que los anillos no funcionaban. Tenía que poner el piloto automático. Comprobar dónde estaba, aprender lo que pudiera.
Trataría de localizar a Simón otra vez, más tarde.
Respiró hondo y trató de concentrarse en su entorno inmediato. Dos puertas se abrían hacia el dormitorio. Intentó con la primera y encontró que se abría a un pequeño cuarto de baño de vidrio y cromo, con una bañera de bronce con patas de garra. Tampoco había ventanas aquí. Se duchó rápidamente y se secó con una mullida toalla blanca, antes de cambiarse a unos jeans limpios y un suéter, para luego regresar al dormitorio, recoger sus zapatos y probar con la segunda puerta. Bingo. Aquí estaba el resto de la… ¿casa? ¿Departamento?
Estaba en una gran habitación, la mitad de la cual estaba dedicada a una larga mesa de vidrio. La mayoría de las negras luces que colgaban de cristal tallado, pendían del cielorraso, enviando sombras danzantes contra las paredes. Todo era muy moderno, desde las sillas de cuero negro a la gran chimenea, enmarcada en cromo pulido. Había un fuego ardiendo en ésta. Por lo que alguien debía estar en la casa o había estado muy recientemente.
La otra mitad de la habitación estaba decorada con una gran pantalla de televisión, una brillante mesa de café negra, sobre la que se dispersaban juegos y controladores y bajos sofás de cuero negro. Un conjunto de escaleras de cristal se dirigían al piso superior, en forma de espiral. Después de echar un vistazo en torno, ____(tn) comenzó a subir. El vidrio era perfectamente claro, y le daba la impresión que estaba subiendo una escalera invisible en el cielo.
El segundo piso era muy similar al primero: muros pálidos, suelo negro, un largo corredor con puertas que se abrían hacia él. La primera puerta conducía a lo que era, claramente, un dormitorio principal. Una enorme cama de palo de rosa, adornada con cortinas blancas de gasa, ocupaba la mayor parte del espacio. Aquí había ventanas, teñidas de azul oscuro. ____(tn) cruzó la habitación para mirar hacia fuera.
Por un momento, se preguntó si estaba de regreso en Alicante. Estaba mirado a través de un canal, otro edificio con las ventanas cubiertas de postigos verdes cerrados. El cielo estaba gris, el canal era de un oscuro color azul-verdoso y había un puente visible, justo a su derecha, que cruzaba sobre el agua. Había dos personas, de pie sobre el puente. Una de ellas tenía una cámara de fotos frente al rostro y tomaba fotos diligentemente. Entonces, no era Alicante. ¿Ámsterdam? ¿Venecia? Buscó por todas partes una forma de abrir la ventana, pero no parecía haber una; golpeó el vidrio y gritó, pero los que cruzaban el puente no se dieron por aludidos. Después de unos momentos, se marcharon.
____(tn) regresó a la habitación, se dirigió a uno de los armarios y lo abrió. El corazón se salteó un latido.
El armario estaba lleno de ropas, ropas de mujer. Magníficos vestidos de encaje, satén, perlas y flores. Los cajones contenían camisolas y ropa interior, camisas en algodón y seda, faldas, aunque no jeans o pantalones. Incluso había zapatos alineados: sandalias y zapatos de tacón, y pares de medias dobladas. Por un momento sólo se quedó mirando, preguntándose si había otra chica quedándose en ese lugar, o si a Sebastian le había dado por el travestismo. Pero toda la ropa conservaba las etiquetas y todas ellas eran, aproximadamente, de su talla. No sólo eso, se percató lentamente al observarlas. Eran exactamente de las formas y colores que se adaptaban a ella: azules, verdes y amarillos, cortados para un cuerpo pequeño. Al final, sacó una de las camisas más simples, una blusa color verde oscuro de mangas ranglan con un lazo de seda al frente. Después de descartar su camisa sobre el piso, se embutió la blusa y se miró en el espejo que colgaba en el interior del armario.
Le quedaba perfectamente. Delineaba la mayor parte de su pequeña figura, ajustándose a su cintura y haciendo más oscuro el verde de sus ojos. Le arrancó la etiqueta, sin querer ver lo mucho que costaba y salió corriendo de la habitación, sintiendo un escalofrío que le recorría la columna vertebral.
La siguiente habitación era, claramente, la de Nicholas. Lo supo en el momento en que entró. Olía como él, a su colonia y jabón, y al aroma de su piel. La cama era de madera de ébano, con sábanas y mantas blancas, perfectamente tendida. Estaba tan limpia como su habitación del Instituto. Había libros apilados junto a su cama, los títulos estaban en italiano, francés y latín. La daga de plata de los Herondale, con su diseño de pájaros, estaba encajada en la pared de yeso. Cuando miró más de cerca, pudo ver que sujetaba una fotografía en su lugar. Una fotografía de ella y Nicholas, que había tomado Izzy. Lo recordaba, un día claro a principios de octubre, Nicholas sentado en los escalones de entrada del Instituto con un libro sobre el regazo. Ella estaba sentada un escalón por encima, su mano en el hombro, inclinándose para ver qué estaba leyendo.
La mano de él cubría la suya, casi ausentemente, y él estaba sonriendo. Ese día, ella no había podido verle el rostro y no sabía que estaba sonriendo de ese modo, no hasta ahora. Su garganta se contrajo y salió de la habitación para recuperar el aliento. No podía actuar de esa manera, se dijo con severidad. Como si cada visión de Nicholas en la forma en que estaba ahora, fuera un puñetazo en el estómago. Tenía que fingir que no le importaba, como si no observara ninguna diferencia. Entró en la siguiente habitación, muy parecida a la anterior, pero ésta era un desastre: la cama era una maraña de sábanas y edredón negros, un escritorio de vidrio y acero cubierto de libros y papeles, ropas de muchacho esparcida por todas partes. Jeans, chaquetas, camisetas y equipos de cazador. Su mirada cayó sobre algo que brillaba plateado, apoyado sobre la mesita de noche cerca de la cama. Se movió hacia delante, observándola, sin poder creerles a sus ojos.
Era la pequeña caja de su madre, la que tenía las iniciales J.C. La que su madre solía sacar cada año, una vez al año, y llorar silenciosamente sobre ella, con las lágrimas corriendo por su rostro para salpicar sus manos. ____(tn) sabía lo que había en la caja: un mechón de cabello, tan fino y blanco como la pelusa del diente de león, algunas ropitas infantiles, un zapatito de bebé, lo suficientemente pequeño como para caberle en la palma de la mano. Retazos de su hermano, una suerte de collage del niño que su madre había querido tener, había soñado tener, antes de que Valentine hubiera hecho lo que hizo y convirtiera a su propio hijo en un monstruo.
J.C.
Jonathan Christopher.
Jonathan Christopher.
Su estómago dio un vuelco y se volvió para salir rápidamente de la habitación… directo a una pared de carne viviente. Los brazos fueron a rodearla, envolviéndola en un abrazo y ella vio que eran delgados y musculosos, cubiertos con fino vello pálido y, por un momento, pensó que era Nicholas quien la sostenía. Empezó a relajarse.
―¿Qué estabas haciendo en mi habitación? ―dijo Sebastian en su oreja.
*************************************
Isabelle había sido entrenada para levantarse temprano cada mañana, con lluvia o sol, y una ligera resaca no hizo nada para evitar que eso sucediera. Se incorporó lentamente y bajó la mirada, parpadeando, hacia Simón.
Nunca antes había pasado una noche entera en la cama con otra persona, a menos que contara el meterse en la cama de sus padres cuando tenía cuatro años y miedo a las tormentas. No podía dejar de mirar fijamente a Simón, como si él fuera alguna especie de animal exótico. Él yacía sobre su espalda, con la boca ligeramente abierta y el cabello sobre los ojos. Cabello castaño común, ojos marrones comunes. Su camiseta estaba ligeramente levantada. Él no era musculoso como un Cazador de Sombras.
Tenía un estómago suave y plano, pero nada de abdominales marcados, y aún había un toque de suavidad en su rostro. ¿Qué tenía que la fascinaba? Era bastante lindo, pero ella había salido con guapísimos caballeros hadas, sexys Cazadores de Sombras…
―Isabelle ―dijo Simón, sin abrir los ojos―. Deja de mirarme.
Isabelle suspiró con irritación y se arrojó de la cama. Rebuscó en su bolsa su equipo de cazadora y se encaminó al cuatro de baño.
Estaba a mitad de camino cuando la puerta se abrió, y Alec emergió en una nube de vapor. Tenía una toalla alrededor de la cintura, otra sobre los hombros y se estaba frotando enérgicamente su húmedo cabello negro. Se suponía que a Isabelle no debería sorprenderla el verlo; él también había sido entrenado para levantarse temprano por las mañanas, igual que ella.
―Hueles a sándalo ―dijo ella, a modo de saludo. Odiaba el aroma del sándalo. Le gustaban las fragancias dulces: vainilla, canela, gardenia.
Alec la miró.
―Nos gusta el sándalo.
Isabelle hizo una mueca.
―O ése es el "nosotros" de la realeza cuando hablan en plural o Magnus y tú se están convirtiendo en una de esas parejas que creen que son una sola persona. "Nos gusta el sándalo". "Adoramos la música". "Esperamos que disfrutes de nuestro obsequio navideño", lo cual es, si me preguntas, sólo una forma barata de evitar tener que comprar dos regalos.
Alec le dirigió un húmedo y feroz parpadeo.
―Lo entenderás…
―Si vas a decirme que lo entenderé cuando esté enamorada, voy a ahogarte con esa toalla.
―Y si sigues evitando que regrese a mi habitación y me vista, le diré a Magnus que acaba acopio de pixies para que te aten nudos en el cabello.
―Oh, fuera de mi camino. ―Isabelle pateó el tobillo de Alec hasta que él se movió, sin prisas, por el pasillo. Tenía la sensación de que, si se volvía y lo miraba, él le estaría sacando la lengua, así que no lo hizo. En lugar de ello, se encerró en el baño y encendió la ducha a todo vapor. Luego, miró la canasta de productos de baño y soltó una palabra impropia de una dama.
Champú, acondicionador y jabón, de sándalo. Ugh.
Cuando finalmente salió, vestida con su equipo de cazadora y con el cabello recogido, encontró a Alec, Magnus y Jocelyn esperándola en la sala de estar. Había donas, que no quería, y café, que sí. Se sirvió una generosa cantidad de leche en la taza y se sentó, mirando a Jocelyn quien llevaba, para sorpresa de Isabelle, un equipo de Cazador de Sombras.
Era extraño, pensó. Las personas a menudo le decían que se parecía a su madre, aunque ella no lo veía por sí misma, y ahora se preguntaba si eso pasaba en la misma forma en que ____(tn) se parecía a Jocelyn. El mismo color de cabello, sí, pero también el mismo conjunto de rasgos, la misma inclinación de la cabeza, la misma línea resuelta de la mandíbula. La misma sensación de que esa persona puede parecer una muñeca de porcelana, pero es de acero por debajo. Aunque, Isabelle lo deseaba, de igual modo que ____(tn) había heredado los ojos verdes de su madre, ella podría haber obtenido los ojos azules de Maryse y Robert. El azul era mucho más interesante que el negro.
―Tal como la Ciudad Silenciosa, sólo hay una Ciudadela de Adamantio, pero hay muchas puertas a través de las cuales pueden encontrarla ―dijo Magnus―. La más cercana a nosotros es la de un viejo monasterio agustino sobre Grymes Hill, en Staten Island. Alec y yo cruzaremos por un Portal con ustedes, y las esperaremos hasta que regresen, pero no podemos acompañarlas todo el camino.
―Lo sé ―dijo Isabelle―. Porque ustedes son chicos. Más lloricas.
Alec le apuntó con el dedo.
―Tómalo con seriedad, Isabelle. Las Hermanas de Hierro no son como los Hermanos Silenciosos. Son menos amables y no les gusta ser molestadas.
―Prometo que tendré el mejor comportamiento ―dijo Isabelle y depositó su taza de café vacía sobre la mesa―. Vamos.
& con ustedes Damas & Caballeros!
Sebastian!
:muere: :muere: :muere: :muere: :muere: :muere:
Todo se esta poniendo color de hormiga!
:imdead: :imdead: :imdead: :imdead: :imdead:
Disfruten del capi! ;)
Las leo después! *.*
\^.^/
Lu wH!;*
X
:bye:
HeyItsLupitaNJ
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
:gasp: QUE SUSTO NOS DIO SEBASTIAN :imdead:
:misery: NO ME GUSTAN LOS SUEÑOS DE _____!!! CREO QUE SON PREMOVISIONES O COMO SE LLAME :xd:
Y ME ENCANTA COMO SE LLEVAN IZZY Y ALEC
:misery: NO ME GUSTAN LOS SUEÑOS DE _____!!! CREO QUE SON PREMOVISIONES O COMO SE LLAME :xd:
Y ME ENCANTA COMO SE LLEVAN IZZY Y ALEC
chelis
Re: Cazadores de Sombras - Ciudad de Almas Perdidas - NicholasJ&TU (Adaptación)- TERMINADA!
Siguela :ilusion:
Kiss xx.
Kiss xx.
Val x.
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