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El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
No hay problema solo no la canceles me encanta esta novelavikathorihoran escribió:No hay problem, honey solo no canceles, tus FIELES lectoras te seguiran hasta el fin del mundo, i love your fanfic, y te perdono por que te amo!onedirectionfanboy#1 escribió:PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON!!!!!!!!!!!!!!!!!!
lamento no actualizar y perdon si tampoco actualizo hoy pero no he podido por que han surgido muchos problemas espero y me perdonen y espero no haber perdido lectores, asi que de nuevo:
PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON PERDON!!!
ya me perdonaron? no?
PERDON PERDON PERDON....
tratare de actualizar hoy o mañana, NO ME MATEN!!
Siguela!
Abraos Y Abrazos sicologicos!!
A_mil_años
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
hola! gracias a todas (os) por comprender mi ausecia, pero bueeno, tuve muchos problemas
aqui esta el cap espero y les guste y perdonen si hay algun error xD
y quiero decirles que la novela consta de 17 capitulos
osea que ya solo faltan 10 caps
hdsjnnsad solo 10!
een fin, bienvenidas a todas las nuevas lectoras
y disfruten el cap ;)
aqui esta el cap espero y les guste y perdonen si hay algun error xD
y quiero decirles que la novela consta de 17 capitulos
osea que ya solo faltan 10 caps
hdsjnnsad solo 10!
een fin, bienvenidas a todas las nuevas lectoras
y disfruten el cap ;)
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Capítulo 7
Harry miró fijamente a Louis; su mente no paraba de darle vueltas a lo que
acababa de decir.
¿Sería cierto? ¿Podría atreverse a creerlo? ¿A tener esperanza después de
tanto tiempo…?
— ¿Tu apellido es Alexander? —repitió, incrédulo.
— Sí —le respondió Louis, con una sonrisa alentadora en el rostro.
Cupido observó a su hermano con una mirada severa.
— ¿Ya habéis intimado vosotros dos?
— No —contestó Harry—. Aún no —y pensar que había estado enfadado por
eso…
Louis había evitado que cometiera el tercer error más grande de su vida. En
ese momento lo besaría. Una sonrisa iluminó el rostro de Cupido.
— Bueno, maldita sea mi suerte… En fin, mejor no nombrar la cuerda en casa
del ahorcado… Nunca he conocido a una persona que pudiese estar cerca de ti más de diez minutos sin arrojarse a…
— Cupido —le cortó Harry, antes de que soltara un largo discurso acerca del
número de personas con las que se había acostado—. ¿Tienes algo más que decir que nos sea útil?
— Una cosa más. La fórmula de mami sólo tendrá éxito si Príapo no lo
descubre. Si lo hace, podría evitar que te liberaras con su característica mala
sombra.
Harry apretó los puños ante el recuerdo de algunas de las acciones más
repugnantes de su hermano.
Por alguna razón que no alcanzaba a comprender, Príapo le había odiado
desde que nació. Y con el paso de los años, su hermano había dado un nuevo
significado a la expresión «rivalidad fraternal».
Harry dio un sorbo a su bebida.
— No lo descubrirá a menos que tú se lo digas.
— A mí no me mires —replicó Cupido—. No soy de los suyos. Me confundes
con el primo Dion. Y ahora que lo recuerdo, tengo que reunirme con mis chicos.
Planeamos hacer un gran tributo al viejo Baco esta noche —alargó el brazo y dejó la mano con la palma hacia arriba—. Mi arco, si eres tan amable.
Con mucho cuidado, para no pincharse, Harry lo sacó del bolsillo y se lo
devolvió.
En ese momento percibió la extraña mirada de su hermano mayor; una
mirada de afecto sincero.
— Estaré cerca por si me necesitas. Sólo tienes que llamarme; por mi
nombre, nada de Cupido. Y por favor, deja eso de «bastardo inútil», ¡joder! —le miró con una sonrisa presuntuosa—. Debería haber sabido que eras tú.
Harry no dijo nada mientras recordaba lo que había sucedido la última vez
que tomó la palabra de su hermano, y le pidió ayuda.
Cupido se levantó, miró a Louis y a Niall, y sonrió a Harry.
— Buena suerte con tu intento de obtener la libertad. Que la fuerza de Ares y
la sabiduría de Atenea te guíen.
— Y que Hades se encargue de asar tu vieja alma.
Cupido lanzó una carcajada.
— Demasiado tarde. Lo hizo cuando sólo tenía trescientos años y no fue tan
horrible. Nos vemos, hermanito.
Harry no habló mientras Cupido se abría camino hacia la puerta de salida,
como cualquier ser humano normal. La camarera les trajo el pedido y él cogió la
extraña comida, consistente en un trozo de carne metido en dos rebanadas de pan; pero en realidad no tenía mucha hambre. Había perdido el apetito.
Louis cubrió la carne con una cosa roja, la tapó con el pan y le dio un
bocado. Niall picoteaba de una ensalada aderezada con la misma salsa.
Alzando la mirada, Louis se dio cuenta del ceño con que Harry la observaba
mientras comía. Parecía aún más preocupado que antes, y tenía la mandíbula tan
tensa que se veía que estaba apretando con fuerza los dientes.
— ¿Qué te ocurre? —le preguntó.
Él entrecerró los ojos suspicazmente.
— ¿Estás dispuesto realmente a hacer lo que Eros ha dicho?
Louis dejó la hamburguesa en el plato y se limpió la boca con la servilleta. En
realidad, no le gustaba mucho la idea de que Harry usase su cuerpo para obtener la libertad. Sería una relación de una sola noche, sin compromisos ni promesas.
Harry se iría en cuanto acabase con él. No tenía ninguna duda al respecto.
¿Por qué iba a querer quedarse junto a él un hombre como Harry, que bien
podía tener a cualquier mujer de la tierra comiendo de su mano?
Aun así, no podía condenarlo a seguir viviendo eternamente en un libro. No
cuando él era la llave para liberarlo.
— Cuéntame una cosa —dijo Louis en voz baja—; quiero saber cómo
acabaste metido en el libro; la historia completa. Y qué le ocurrió a tu esposa.
No lo habría creído posible, pero la mandíbula de Harry se tensó aún más.
Estaba intentado esconderse de nuevo.
Pero Louis se negó a que huyera. Ya era hora de que entendiera por qué le
preocupaba el hecho de acostarse con él.
— Harry, me estás pidiendo mucho. No tengo demasiada experiencia con los
hombres.
Él frunció el ceño.
— ¿Eres virgen?
— Ojalá —balbució Louis.
vio el dolor en sus ojos mientras le contestaba en un murmullo.
Avergonzado, Louis miró al suelo.
¡No!, rugió su mente. No era posible que hubiese sufrido lo que estaba
imaginando. Una inesperada furia se despertó en su interior ante la mera posibilidad.
— ¿Te han violado?
— No —susurró Louis—. No… exactamente.
La confusión disipó la ira de Harry.
— Entonces, ¿qué quieres decir?
— Era joven y estúpido —continuó Louis muy despacio.
— El muy cerdo se aprovechó de que sus padres acababan de morir y de que
él estaba muy mal —le contó Niall con voz áspera—. Era uno de esos sucios
embusteros que te sueltan lo de «sólo quiero cuidarte», para aprovecharse y
después salir corriendo una vez que lo consiguen.
— ¿Te hizo daño? —le preguntó Harry.
Louis asintió.
Una nueva oleada de furia lo asaltó. No sabía muy bien por qué le importaba
tanto lo que pudiera sucederle a Louis, pero por alguna razón que no acababa de
comprender, así era. Y quería vengarse en su nombre. Vio cómo le temblaba la
mano, se la cubrió con la suya, y comenzó a acariciarle suavemente los nudillos con el pulgar.
— Sólo lo hice una vez —confesó Louis en un murmullo—. Ya sé que la
primera vez duele, pero no sabía que fuese así. Y el daño físico no fue el peor; lo
más horrible fue el hecho de que no pareció importarle nada mi sufrimiento. Me sentí como si sólo estuviese allí para complacerle, como si ni siquiera fuese una persona.
A Harry se le hizo un nudo en el estómago. Sabía muy bien a lo que Louis se
refería.
— Esa misma semana —prosiguió Louis—, como no me llamaba ni me
contestaba, fui a su apartamento para verlo. Era primavera y tenía las ventanas
abiertas. Cuando me acerqué… —un sollozo lo interrumpió.
— Él y su compañero de piso habían hecho una apuesta para ver cuál de los
dos desfloraba más vírgenes ese año —le contó Niall—. Louis les escuchó
burlarse de él.
Una furia letal y siniestra lo poseyó. Él había conocido a muchos hombres de
esa calaña. Y jamás había podido soportarlos. De hecho, siempre le había dado
mucho gusto librar a la tierra de su hedionda presencia.
— Me sentí utilizado; como un estúpido —murmuró Louis mirándolo. La
agonía que reflejaban sus ojos lo abrasó—. No quiero volver a sentirme así —se
tapó la cara con una mano, pero no antes de que Harry captara la humillación en su mirada.
— Lo siento mucho, Louis—susurró él, abrazándolo.
Entonces eso era. Esa era la fuente de sus demonios. La abrazó con fuerza,
apoyando la mejilla sobre su cabeza. El suave aroma lo rodeó.
Cómo ansiaba poder consolarlo. Y qué culpable se sentía. Él también había
usado a Penélope. Los dioses eran testigos de que él le había hecho a su esposa
mucho más daño, a fin de cuentas.
Se merecía estar maldito, pensó con amargura.
Se lo había ganado a pulso, y no volvería a hacer daño a Louis. Era una
persona honesta, con un gran corazón y se negaba a aprovecharse de él.
— No pasa nada, Louis—lo consoló con ternura, envolviéndolo aún más
entre sus brazos y acunándolo. Lo besó suavemente en la cabeza—. No te pediré
que hagas esto por mí.
Louis alzó la vista muy sorprendido. No podía creer que dijese algo así.
— No puedo dejar de hacerlo.
— Sí que puedes. Simplemente olvídalo —había dolor en su voz. Y una
cadencia extraña, algo que le daba una ligera idea del hombre que una vez había
sido.
— ¿Realmente crees que puedo hacerlo?
— ¿Y por qué no? Todos los miembros de mi familia me dieron de lado. Tú ni
siquiera me conoces —su mirada se ensombreció al soltarlo.
—Harry…
— Hazme caso, Louis. No lo merezco —tragó saliva antes de volver a
hablar—. Como general, fui implacable en el campo de batalla. Aún puedo ver las
miradas horrorizadas de los miles de hombres que murieron bajo mi espada,
mientras los hacía pedazos sin el más mínimo asomo de remordimiento —buscó la mirada de Louis—. ¿Por qué iba alguien como tú a ayudar a alguien como yo?
Louis recordó cómo Harry había acunado y consolado al niño, cómo había
amenazado a Cupido para evitar que le hiciese daño; y entonces supo por qué.
Puede que en su pasado hubiese hecho cosas espantosas, pero no era un ser
perverso. Podría haberlo violado si hubiese querido. Y en lugar de hacerlo, ese
hombre que apenas si había conocido un gesto amable, se había limitado a
consolarlo.
No, a pesar de todos los crímenes que pudiera haber cometido en el pasado,
había bondad en él.
Harry había sido un hombre de su tiempo. Un general de la Antigüedad,
forjado en el fragor de muchas batallas. Un hombre que se había criado en
condiciones tan brutales que no podía acabar de imaginárselas.
— ¿Y tu esposa? —preguntó Louis.
Un músculo comenzó a latirle en la mandíbula.
— Le mentí, la traicioné y la engañé, y al final, la maté.
Louis se tensó ante la inesperada confesión.
— ¿Tú la mataste?
— Puede que no fuese yo el que le quitara la vida, pero fui el responsable,
después de todo. Si no… —su voz se desvaneció mientras cerraba los ojos con
fuerza.
— ¿Qué? —preguntó Louis—. ¿Qué ocurrió?
— Forcé mi destino, y el suyo. Y al final, las Parcas me castigaron.
Louis no pensaba quedarse así.
— ¿Cómo murió?
— Enloqueció cuando descubrió lo que le hice. Lo que Eros había hecho… —
Harry enterró la cara entre las manos mientras los recuerdos lo asaltaban—. Fui un estúpido al creer que Eros podía conseguir que alguien me amara.
Louis alargó el brazo y le pasó la mano por el rostro. Harry lo miró. Estaba
increíblemente hermoso allí sentado. La ternura de sus ojos no dejaba de
sorprenderlo. Ninguna persona lo había mirado nunca de ese modo.
Ni siquiera Penélope. Siempre había faltado algo cuando su mujer lo miraba,
o cuando lo acariciaba.
Su corazón, comprendió con un sobresalto. Louis estaba en lo cierto. Era
muy diferente cuando el corazón no estaba involucrado. Era algo muy sutil, pero
siempre había percibido el vacío en las caricias de Penélope, en sus palabras; y eso había hecho que su alma ennegrecida sufriera aún más.
Súbitamente, Cupido se materializó junto a Niall y miró a Harry con una
tímida sonrisa.
— Olvidé decirte algo.
Harry dejó escapar un suspiro encolerizado.
— No sé por qué tenéis la costumbre de olvidaros de algo. Y, suele ocurrir,
que ese algo es siempre lo más importante. ¿Qué has olvidado esta vez?
Cupido no fue capaz de enfrentar la mirada de su hermano.
— Como muy bien sabes, estás condenado a, digámoslo así, sentirte forzado
a complacer a la persona que te invoque.
Harry lanzó una rápida mirada a Louis y su miembro se tensó
malévolamente en respuesta.
— Soy muy consciente de ese hecho.
— ¿Pero eres consciente de que con cada día que pase sin poseerla, tu
cordura irá desapareciendo? Para cuando el mes esté llegando a su fin, serás un
loco desesperado por la falta de sexo y la única forma de sanarte será ceder a tus
deseos. Si no lo haces, hermano, sufrirás una agonía tan dolorosa que el castigo de Prometeo a tu lado parecerá una estancia en los Campos Elíseos.
Niall jadeó.
— ¿Prometeo no es el dios que supuestamente entregó el fuego a la
humanidad? —preguntó Louis.
— Sí —respondió Cupido.
Louis miró nervioso a Harry.
— ¿El que fue encadenado a una roca y condenado a que todos los días un
águila se comiese sus entrañas?
— Y a que cada noche se recuperara para que el pájaro pudiera seguir
comiendo al día siguiente —acabó Harry en su lugar. Los dioses sabían cómo
castigar a aquéllos que los fastidiaban.
Una ira amarga se extendió por sus venas mientras observaba a Cupido.
— Os odio.
Cupido asintió.
— Lo sé. Ojalá no hubiese hecho nunca lo que me pediste. Lo siento mucho.
Lo creas o no, mami y yo estamos muy arrepentidos.
Con las emociones revueltas, Harry no fue capaz de decir nada. Desolado, lo
único que veía era el rostro de Penélope en su mente, y la visión le hacía encogerse de dolor.
Una cosa era que su familia lo castigara a él, pero nunca deberían haber
tocado a los que eran inocentes.
Cupido depositó una cajita en la mesa, frente a él.
— Si no quieres abandonar la esperanza, vas a necesitar esto.
— Cuídate de los regalos de los dioses —dijo Harry amargamente, mientras
abría la caja para encontrar dos pares de grilletes de plata y un juego de diminutas
llaves, colocadas sobre un lecho de satén azul oscuro. Al instante reconoció el
intrincado estilo de su padrastro.
— ¿Hefesto?
Su hermano asintió.
— Ni Zeus puede romperlas. Cuando sientas que pierdes el control, te
aconsejo que te encadenes a algo realmente sólido y que te mantengas… —esperó un momento mientras miraba fijamente a Louis— alejado de él.
Harry tomó aire. Podría reírse ante la ironía, pero ni siquiera era capaz de
reunir fuerzas. De una u otra manera, en cada invocación, siempre acababa
encadenado a algo.
— Eso es inhumano —balbució Louis.
Cupido le dedicó una mirada feroz.
— Hazme caso; si no lo encadenas, lo lamentarás.
— ¿Cuánto tiempo tardará? —preguntó Harry.
Él se encogió de hombros.
— No lo sé. Depende mucho de ti y del autocontrol del que dispongas —
espetó Cupido—. Conociéndote, es bastante posible que ni siquiera las necesites.
Harry cerró la caja. Podía ser muy fuerte, pero no tenía el optimismo de su
hermano. Lo había perdido hacía mucho, lenta y dolorosamente.
Eros le palmeó la espalda.
— Buena suerte.
Harry no dijo nada mientras su hermano se alejaba. Miraba fijamente la caja
mientras las palabras de Cupido resonaban en su cabeza. Si algo había aprendido a lo largo de los siglos, era a dejar que las Parcas se salieran con la suya.
Era una estupidez pensar que tenía la oportunidad de ser libre. Era su
penitencia y debía aceptarla. Era un esclavo, y un esclavo seguiría siendo.
— ¿Harry? —le llamó Louis—. ¿Qué te pasa?
— No podemos hacerlo. Llévame a casa, Louis. Llévame a casa y déjame
que te haga el amor. Vamos a olvidarlo antes de que alguien, seguramente tú, salga herido.
— Pero ésta es tu oportunidad de ser libre. Podría ser la única que tengas.
¿Has sido convocado antes por alguna persona que llevara el nombre de Alejandro?
— No.
— Entonces, debemos hacerlo.
— No lo entiendes —le dijo entre dientes—. Si lo que Eros dice es cierto, para
cuando llegue esa noche, no seré yo mismo.
— ¿Y quién serás?
— Un monstruo.
Louis le miró con escepticismo.
— No creo que pudieras serlo.
Harry lo observó, furioso.
— Tú no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer. Cuando la locura de los
dioses se abate sobre alguien, no hay manera de encontrar ayuda, ni esperanza de hallarla —el estómago se le contrajo con un nudo—. No deberías haberme
convocado, Louis—concluyó, alargando el brazo para coger su vaso.
— ¿Te has parado a pensar que quizás todo esto estaba predestinado? —
preguntó Louis súbitamente—. Quizás fui yo él que te invocó porque estaba dispuesto que yo te liberara.
Harry contempló a Niall a través de la mesa.
— Me convocaste porque Niall te engañó. Lo único que quería era que
tuvieras unas cuantas noches placenteras para que pudieras olvidarlo todo y
buscases a un hombre decente, sin temor a que pudiera hacerte daño.
— Pero es posible que…
— No hay peros que valgan, Louis. No estaba predestinado.
Louis bajó la mirada hasta su muñeca. Acercó la mano y acarició la inscripción
en griego que ascendía por la cara interna del brazo.
— ¡Qué bonito! —exclamó—. ¿Es un tatuaje?
— No.
— ¿Y qué es? —insistió.
— Príapo lo grabó a fuego —respondió él, ignorando la pregunta.
Niall se incorporó un poco y le echó un vistazo.
— Dice: «Maldito seas por toda la eternidad y más allá».
Louis dejó la mano sobre la inscripción y miró a Harry a los ojos.
— No puedo imaginar todo lo que has debido sufrir durante tanto tiempo. Y
más me cuesta entender que fuese tu propio hermano quien te hiciese algo así.
— Como dijo Cupido, sabía que no debía tocar a una de las vírgenes de
Príapo.
— ¿Y por qué lo hiciste entonces?
— Porque fui un estúpido.
Louis rechinó los dientes; tenía unas ganas horribles de estrangularlo. ¿Por
qué nunca contestaba a lo que se le preguntaba?
— ¿Y qué te hizo…?
— No me apetece hablar del tema —le espetó.
Louis le soltó el brazo.
— ¿Alguna vez has dejado que alguien se te acerque, Harry? Apuesto a que
siempre has sido uno de esos tipos que no abren su corazón porque no confían en
nadie. Uno de ésos que preferirían que les cortasen la lengua antes de que alguien descubriera que no son seres insensibles, sino todo lo contrario. ¿Te comportaste así con Penélope?
Harry apartó la mirada mientras los recuerdos le embargaban.
Recuerdos de una infancia plagada de hambre y privaciones.
Recuerdos de noches agónicas deseando…
— Sí —respondió sencillamente—. Siempre estuve solo.
Louis sufría por él. Pero no podía permitir que se conformara.
De algún modo tenía que encontrar la forma de llegar hasta su corazón. De
animarle a que luchara por romper la maldición.
Debía haber algún modo de hacerle luchar.
Y en ese momento juró encontrarlo.
Harry miró fijamente a Louis; su mente no paraba de darle vueltas a lo que
acababa de decir.
¿Sería cierto? ¿Podría atreverse a creerlo? ¿A tener esperanza después de
tanto tiempo…?
— ¿Tu apellido es Alexander? —repitió, incrédulo.
— Sí —le respondió Louis, con una sonrisa alentadora en el rostro.
Cupido observó a su hermano con una mirada severa.
— ¿Ya habéis intimado vosotros dos?
— No —contestó Harry—. Aún no —y pensar que había estado enfadado por
eso…
Louis había evitado que cometiera el tercer error más grande de su vida. En
ese momento lo besaría. Una sonrisa iluminó el rostro de Cupido.
— Bueno, maldita sea mi suerte… En fin, mejor no nombrar la cuerda en casa
del ahorcado… Nunca he conocido a una persona que pudiese estar cerca de ti más de diez minutos sin arrojarse a…
— Cupido —le cortó Harry, antes de que soltara un largo discurso acerca del
número de personas con las que se había acostado—. ¿Tienes algo más que decir que nos sea útil?
— Una cosa más. La fórmula de mami sólo tendrá éxito si Príapo no lo
descubre. Si lo hace, podría evitar que te liberaras con su característica mala
sombra.
Harry apretó los puños ante el recuerdo de algunas de las acciones más
repugnantes de su hermano.
Por alguna razón que no alcanzaba a comprender, Príapo le había odiado
desde que nació. Y con el paso de los años, su hermano había dado un nuevo
significado a la expresión «rivalidad fraternal».
Harry dio un sorbo a su bebida.
— No lo descubrirá a menos que tú se lo digas.
— A mí no me mires —replicó Cupido—. No soy de los suyos. Me confundes
con el primo Dion. Y ahora que lo recuerdo, tengo que reunirme con mis chicos.
Planeamos hacer un gran tributo al viejo Baco esta noche —alargó el brazo y dejó la mano con la palma hacia arriba—. Mi arco, si eres tan amable.
Con mucho cuidado, para no pincharse, Harry lo sacó del bolsillo y se lo
devolvió.
En ese momento percibió la extraña mirada de su hermano mayor; una
mirada de afecto sincero.
— Estaré cerca por si me necesitas. Sólo tienes que llamarme; por mi
nombre, nada de Cupido. Y por favor, deja eso de «bastardo inútil», ¡joder! —le miró con una sonrisa presuntuosa—. Debería haber sabido que eras tú.
Harry no dijo nada mientras recordaba lo que había sucedido la última vez
que tomó la palabra de su hermano, y le pidió ayuda.
Cupido se levantó, miró a Louis y a Niall, y sonrió a Harry.
— Buena suerte con tu intento de obtener la libertad. Que la fuerza de Ares y
la sabiduría de Atenea te guíen.
— Y que Hades se encargue de asar tu vieja alma.
Cupido lanzó una carcajada.
— Demasiado tarde. Lo hizo cuando sólo tenía trescientos años y no fue tan
horrible. Nos vemos, hermanito.
Harry no habló mientras Cupido se abría camino hacia la puerta de salida,
como cualquier ser humano normal. La camarera les trajo el pedido y él cogió la
extraña comida, consistente en un trozo de carne metido en dos rebanadas de pan; pero en realidad no tenía mucha hambre. Había perdido el apetito.
Louis cubrió la carne con una cosa roja, la tapó con el pan y le dio un
bocado. Niall picoteaba de una ensalada aderezada con la misma salsa.
Alzando la mirada, Louis se dio cuenta del ceño con que Harry la observaba
mientras comía. Parecía aún más preocupado que antes, y tenía la mandíbula tan
tensa que se veía que estaba apretando con fuerza los dientes.
— ¿Qué te ocurre? —le preguntó.
Él entrecerró los ojos suspicazmente.
— ¿Estás dispuesto realmente a hacer lo que Eros ha dicho?
Louis dejó la hamburguesa en el plato y se limpió la boca con la servilleta. En
realidad, no le gustaba mucho la idea de que Harry usase su cuerpo para obtener la libertad. Sería una relación de una sola noche, sin compromisos ni promesas.
Harry se iría en cuanto acabase con él. No tenía ninguna duda al respecto.
¿Por qué iba a querer quedarse junto a él un hombre como Harry, que bien
podía tener a cualquier mujer de la tierra comiendo de su mano?
Aun así, no podía condenarlo a seguir viviendo eternamente en un libro. No
cuando él era la llave para liberarlo.
— Cuéntame una cosa —dijo Louis en voz baja—; quiero saber cómo
acabaste metido en el libro; la historia completa. Y qué le ocurrió a tu esposa.
No lo habría creído posible, pero la mandíbula de Harry se tensó aún más.
Estaba intentado esconderse de nuevo.
Pero Louis se negó a que huyera. Ya era hora de que entendiera por qué le
preocupaba el hecho de acostarse con él.
— Harry, me estás pidiendo mucho. No tengo demasiada experiencia con los
hombres.
Él frunció el ceño.
— ¿Eres virgen?
— Ojalá —balbució Louis.
vio el dolor en sus ojos mientras le contestaba en un murmullo.
Avergonzado, Louis miró al suelo.
¡No!, rugió su mente. No era posible que hubiese sufrido lo que estaba
imaginando. Una inesperada furia se despertó en su interior ante la mera posibilidad.
— ¿Te han violado?
— No —susurró Louis—. No… exactamente.
La confusión disipó la ira de Harry.
— Entonces, ¿qué quieres decir?
— Era joven y estúpido —continuó Louis muy despacio.
— El muy cerdo se aprovechó de que sus padres acababan de morir y de que
él estaba muy mal —le contó Niall con voz áspera—. Era uno de esos sucios
embusteros que te sueltan lo de «sólo quiero cuidarte», para aprovecharse y
después salir corriendo una vez que lo consiguen.
— ¿Te hizo daño? —le preguntó Harry.
Louis asintió.
Una nueva oleada de furia lo asaltó. No sabía muy bien por qué le importaba
tanto lo que pudiera sucederle a Louis, pero por alguna razón que no acababa de
comprender, así era. Y quería vengarse en su nombre. Vio cómo le temblaba la
mano, se la cubrió con la suya, y comenzó a acariciarle suavemente los nudillos con el pulgar.
— Sólo lo hice una vez —confesó Louis en un murmullo—. Ya sé que la
primera vez duele, pero no sabía que fuese así. Y el daño físico no fue el peor; lo
más horrible fue el hecho de que no pareció importarle nada mi sufrimiento. Me sentí como si sólo estuviese allí para complacerle, como si ni siquiera fuese una persona.
A Harry se le hizo un nudo en el estómago. Sabía muy bien a lo que Louis se
refería.
— Esa misma semana —prosiguió Louis—, como no me llamaba ni me
contestaba, fui a su apartamento para verlo. Era primavera y tenía las ventanas
abiertas. Cuando me acerqué… —un sollozo lo interrumpió.
— Él y su compañero de piso habían hecho una apuesta para ver cuál de los
dos desfloraba más vírgenes ese año —le contó Niall—. Louis les escuchó
burlarse de él.
Una furia letal y siniestra lo poseyó. Él había conocido a muchos hombres de
esa calaña. Y jamás había podido soportarlos. De hecho, siempre le había dado
mucho gusto librar a la tierra de su hedionda presencia.
— Me sentí utilizado; como un estúpido —murmuró Louis mirándolo. La
agonía que reflejaban sus ojos lo abrasó—. No quiero volver a sentirme así —se
tapó la cara con una mano, pero no antes de que Harry captara la humillación en su mirada.
— Lo siento mucho, Louis—susurró él, abrazándolo.
Entonces eso era. Esa era la fuente de sus demonios. La abrazó con fuerza,
apoyando la mejilla sobre su cabeza. El suave aroma lo rodeó.
Cómo ansiaba poder consolarlo. Y qué culpable se sentía. Él también había
usado a Penélope. Los dioses eran testigos de que él le había hecho a su esposa
mucho más daño, a fin de cuentas.
Se merecía estar maldito, pensó con amargura.
Se lo había ganado a pulso, y no volvería a hacer daño a Louis. Era una
persona honesta, con un gran corazón y se negaba a aprovecharse de él.
— No pasa nada, Louis—lo consoló con ternura, envolviéndolo aún más
entre sus brazos y acunándolo. Lo besó suavemente en la cabeza—. No te pediré
que hagas esto por mí.
Louis alzó la vista muy sorprendido. No podía creer que dijese algo así.
— No puedo dejar de hacerlo.
— Sí que puedes. Simplemente olvídalo —había dolor en su voz. Y una
cadencia extraña, algo que le daba una ligera idea del hombre que una vez había
sido.
— ¿Realmente crees que puedo hacerlo?
— ¿Y por qué no? Todos los miembros de mi familia me dieron de lado. Tú ni
siquiera me conoces —su mirada se ensombreció al soltarlo.
—Harry…
— Hazme caso, Louis. No lo merezco —tragó saliva antes de volver a
hablar—. Como general, fui implacable en el campo de batalla. Aún puedo ver las
miradas horrorizadas de los miles de hombres que murieron bajo mi espada,
mientras los hacía pedazos sin el más mínimo asomo de remordimiento —buscó la mirada de Louis—. ¿Por qué iba alguien como tú a ayudar a alguien como yo?
Louis recordó cómo Harry había acunado y consolado al niño, cómo había
amenazado a Cupido para evitar que le hiciese daño; y entonces supo por qué.
Puede que en su pasado hubiese hecho cosas espantosas, pero no era un ser
perverso. Podría haberlo violado si hubiese querido. Y en lugar de hacerlo, ese
hombre que apenas si había conocido un gesto amable, se había limitado a
consolarlo.
No, a pesar de todos los crímenes que pudiera haber cometido en el pasado,
había bondad en él.
Harry había sido un hombre de su tiempo. Un general de la Antigüedad,
forjado en el fragor de muchas batallas. Un hombre que se había criado en
condiciones tan brutales que no podía acabar de imaginárselas.
— ¿Y tu esposa? —preguntó Louis.
Un músculo comenzó a latirle en la mandíbula.
— Le mentí, la traicioné y la engañé, y al final, la maté.
Louis se tensó ante la inesperada confesión.
— ¿Tú la mataste?
— Puede que no fuese yo el que le quitara la vida, pero fui el responsable,
después de todo. Si no… —su voz se desvaneció mientras cerraba los ojos con
fuerza.
— ¿Qué? —preguntó Louis—. ¿Qué ocurrió?
— Forcé mi destino, y el suyo. Y al final, las Parcas me castigaron.
Louis no pensaba quedarse así.
— ¿Cómo murió?
— Enloqueció cuando descubrió lo que le hice. Lo que Eros había hecho… —
Harry enterró la cara entre las manos mientras los recuerdos lo asaltaban—. Fui un estúpido al creer que Eros podía conseguir que alguien me amara.
Louis alargó el brazo y le pasó la mano por el rostro. Harry lo miró. Estaba
increíblemente hermoso allí sentado. La ternura de sus ojos no dejaba de
sorprenderlo. Ninguna persona lo había mirado nunca de ese modo.
Ni siquiera Penélope. Siempre había faltado algo cuando su mujer lo miraba,
o cuando lo acariciaba.
Su corazón, comprendió con un sobresalto. Louis estaba en lo cierto. Era
muy diferente cuando el corazón no estaba involucrado. Era algo muy sutil, pero
siempre había percibido el vacío en las caricias de Penélope, en sus palabras; y eso había hecho que su alma ennegrecida sufriera aún más.
Súbitamente, Cupido se materializó junto a Niall y miró a Harry con una
tímida sonrisa.
— Olvidé decirte algo.
Harry dejó escapar un suspiro encolerizado.
— No sé por qué tenéis la costumbre de olvidaros de algo. Y, suele ocurrir,
que ese algo es siempre lo más importante. ¿Qué has olvidado esta vez?
Cupido no fue capaz de enfrentar la mirada de su hermano.
— Como muy bien sabes, estás condenado a, digámoslo así, sentirte forzado
a complacer a la persona que te invoque.
Harry lanzó una rápida mirada a Louis y su miembro se tensó
malévolamente en respuesta.
— Soy muy consciente de ese hecho.
— ¿Pero eres consciente de que con cada día que pase sin poseerla, tu
cordura irá desapareciendo? Para cuando el mes esté llegando a su fin, serás un
loco desesperado por la falta de sexo y la única forma de sanarte será ceder a tus
deseos. Si no lo haces, hermano, sufrirás una agonía tan dolorosa que el castigo de Prometeo a tu lado parecerá una estancia en los Campos Elíseos.
Niall jadeó.
— ¿Prometeo no es el dios que supuestamente entregó el fuego a la
humanidad? —preguntó Louis.
— Sí —respondió Cupido.
Louis miró nervioso a Harry.
— ¿El que fue encadenado a una roca y condenado a que todos los días un
águila se comiese sus entrañas?
— Y a que cada noche se recuperara para que el pájaro pudiera seguir
comiendo al día siguiente —acabó Harry en su lugar. Los dioses sabían cómo
castigar a aquéllos que los fastidiaban.
Una ira amarga se extendió por sus venas mientras observaba a Cupido.
— Os odio.
Cupido asintió.
— Lo sé. Ojalá no hubiese hecho nunca lo que me pediste. Lo siento mucho.
Lo creas o no, mami y yo estamos muy arrepentidos.
Con las emociones revueltas, Harry no fue capaz de decir nada. Desolado, lo
único que veía era el rostro de Penélope en su mente, y la visión le hacía encogerse de dolor.
Una cosa era que su familia lo castigara a él, pero nunca deberían haber
tocado a los que eran inocentes.
Cupido depositó una cajita en la mesa, frente a él.
— Si no quieres abandonar la esperanza, vas a necesitar esto.
— Cuídate de los regalos de los dioses —dijo Harry amargamente, mientras
abría la caja para encontrar dos pares de grilletes de plata y un juego de diminutas
llaves, colocadas sobre un lecho de satén azul oscuro. Al instante reconoció el
intrincado estilo de su padrastro.
— ¿Hefesto?
Su hermano asintió.
— Ni Zeus puede romperlas. Cuando sientas que pierdes el control, te
aconsejo que te encadenes a algo realmente sólido y que te mantengas… —esperó un momento mientras miraba fijamente a Louis— alejado de él.
Harry tomó aire. Podría reírse ante la ironía, pero ni siquiera era capaz de
reunir fuerzas. De una u otra manera, en cada invocación, siempre acababa
encadenado a algo.
— Eso es inhumano —balbució Louis.
Cupido le dedicó una mirada feroz.
— Hazme caso; si no lo encadenas, lo lamentarás.
— ¿Cuánto tiempo tardará? —preguntó Harry.
Él se encogió de hombros.
— No lo sé. Depende mucho de ti y del autocontrol del que dispongas —
espetó Cupido—. Conociéndote, es bastante posible que ni siquiera las necesites.
Harry cerró la caja. Podía ser muy fuerte, pero no tenía el optimismo de su
hermano. Lo había perdido hacía mucho, lenta y dolorosamente.
Eros le palmeó la espalda.
— Buena suerte.
Harry no dijo nada mientras su hermano se alejaba. Miraba fijamente la caja
mientras las palabras de Cupido resonaban en su cabeza. Si algo había aprendido a lo largo de los siglos, era a dejar que las Parcas se salieran con la suya.
Era una estupidez pensar que tenía la oportunidad de ser libre. Era su
penitencia y debía aceptarla. Era un esclavo, y un esclavo seguiría siendo.
— ¿Harry? —le llamó Louis—. ¿Qué te pasa?
— No podemos hacerlo. Llévame a casa, Louis. Llévame a casa y déjame
que te haga el amor. Vamos a olvidarlo antes de que alguien, seguramente tú, salga herido.
— Pero ésta es tu oportunidad de ser libre. Podría ser la única que tengas.
¿Has sido convocado antes por alguna persona que llevara el nombre de Alejandro?
— No.
— Entonces, debemos hacerlo.
— No lo entiendes —le dijo entre dientes—. Si lo que Eros dice es cierto, para
cuando llegue esa noche, no seré yo mismo.
— ¿Y quién serás?
— Un monstruo.
Louis le miró con escepticismo.
— No creo que pudieras serlo.
Harry lo observó, furioso.
— Tú no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer. Cuando la locura de los
dioses se abate sobre alguien, no hay manera de encontrar ayuda, ni esperanza de hallarla —el estómago se le contrajo con un nudo—. No deberías haberme
convocado, Louis—concluyó, alargando el brazo para coger su vaso.
— ¿Te has parado a pensar que quizás todo esto estaba predestinado? —
preguntó Louis súbitamente—. Quizás fui yo él que te invocó porque estaba dispuesto que yo te liberara.
Harry contempló a Niall a través de la mesa.
— Me convocaste porque Niall te engañó. Lo único que quería era que
tuvieras unas cuantas noches placenteras para que pudieras olvidarlo todo y
buscases a un hombre decente, sin temor a que pudiera hacerte daño.
— Pero es posible que…
— No hay peros que valgan, Louis. No estaba predestinado.
Louis bajó la mirada hasta su muñeca. Acercó la mano y acarició la inscripción
en griego que ascendía por la cara interna del brazo.
— ¡Qué bonito! —exclamó—. ¿Es un tatuaje?
— No.
— ¿Y qué es? —insistió.
— Príapo lo grabó a fuego —respondió él, ignorando la pregunta.
Niall se incorporó un poco y le echó un vistazo.
— Dice: «Maldito seas por toda la eternidad y más allá».
Louis dejó la mano sobre la inscripción y miró a Harry a los ojos.
— No puedo imaginar todo lo que has debido sufrir durante tanto tiempo. Y
más me cuesta entender que fuese tu propio hermano quien te hiciese algo así.
— Como dijo Cupido, sabía que no debía tocar a una de las vírgenes de
Príapo.
— ¿Y por qué lo hiciste entonces?
— Porque fui un estúpido.
Louis rechinó los dientes; tenía unas ganas horribles de estrangularlo. ¿Por
qué nunca contestaba a lo que se le preguntaba?
— ¿Y qué te hizo…?
— No me apetece hablar del tema —le espetó.
Louis le soltó el brazo.
— ¿Alguna vez has dejado que alguien se te acerque, Harry? Apuesto a que
siempre has sido uno de esos tipos que no abren su corazón porque no confían en
nadie. Uno de ésos que preferirían que les cortasen la lengua antes de que alguien descubriera que no son seres insensibles, sino todo lo contrario. ¿Te comportaste así con Penélope?
Harry apartó la mirada mientras los recuerdos le embargaban.
Recuerdos de una infancia plagada de hambre y privaciones.
Recuerdos de noches agónicas deseando…
— Sí —respondió sencillamente—. Siempre estuve solo.
Louis sufría por él. Pero no podía permitir que se conformara.
De algún modo tenía que encontrar la forma de llegar hasta su corazón. De
animarle a que luchara por romper la maldición.
Debía haber algún modo de hacerle luchar.
Y en ese momento juró encontrarlo.
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
*-* Me encanta! Soy tu Fan pero no había escrito :misery: era algo como antisocial (?)
Jajaja pero me gusto el escrito, aunque estuvo triste la narración de Lou :wut:
Jajaja pero me gusto el escrito, aunque estuvo triste la narración de Lou :wut:
isabellaazucarera
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
O: Ha! Esta bueno el capitulo, tienes que seguirla muy pronto!!!
Susy
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Oh por dios...se que Louis va a salvarlo º-º y Harry se va a quedar despues de eso...
Odio dejar comentarios cortos y feos pero me tengo que ir pero no queria haber leido sin comentar que la sigas pronto
Un abrazo cielo
Gracias por subir ^^
Xx
Odio dejar comentarios cortos y feos pero me tengo que ir pero no queria haber leido sin comentar que la sigas pronto
Un abrazo cielo
Gracias por subir ^^
Xx
Noah Disorder
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
POR DIOSS!!
Hombre siguela pronto!!!
Esto se pone bueno!!!
Hazz y Lou no van a garchar hasta el final del mes?!?!?!
Cuidate Bye
Hombre siguela pronto!!!
Esto se pone bueno!!!
Hazz y Lou no van a garchar hasta el final del mes?!?!?!
Cuidate Bye
CherryDrug
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Te odio Priapo!! Ire con mi ejercito de duodicornios y te atacare!!! Ok, volviendo a la cordura (nunca)
Ame demasiado el capi!!! fue perfectamente perfecto!!!
Siguela!!
Abrazos Sicologicos!! :hug:
Ame demasiado el capi!!! fue perfectamente perfecto!!!
Siguela!!
Abrazos Sicologicos!! :hug:
#Yesterday
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Me encanto el capítulo
Síguela
Te odio priapo cuanto encuentre ya verás :wut:
Adiós XXX
Síguela
Te odio priapo cuanto encuentre ya verás :wut:
Adiós XXX
A_mil_años
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
asdfghjkl asdgshadgs
La amo !! Dios es tan sdfasdsasdas
Nueva Fiel lectora aqui presente !!! Ahora que eh descubierto tu novela no podre morir en paz hasta que descubra que pasa al final D:
Os amo a ti y a tu novela !! :ilusion:
La amo !! Dios es tan sdfasdsasdas
Nueva Fiel lectora aqui presente !!! Ahora que eh descubierto tu novela no podre morir en paz hasta que descubra que pasa al final D:
Os amo a ti y a tu novela !! :ilusion:
Didith
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
Si no tuvieras buen gusto por leer libros.
jamas hubieses puesto esta novela así que "callate" :muack:
Estaré en el siguiente...
extrañe la novela... antes subías un cap por dia.. y yo era perfecta.
porque la miraba antes de dormir ahahah me encanta. ME ENCANTA.
BUEN FIN DE SEMANA MEN ! :corre:
jamas hubieses puesto esta novela así que "callate" :muack:
Estaré en el siguiente...
extrañe la novela... antes subías un cap por dia.. y yo era perfecta.
porque la miraba antes de dormir ahahah me encanta. ME ENCANTA.
BUEN FIN DE SEMANA MEN ! :corre:
julyALC
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
jaja no te preocupes, puedes comentar cuando quierasisabellaazucarera escribió:*-* Me encanta! Soy tu Fan pero no había escrito :misery: era algo como antisocial (?)
Jajaja pero me gusto el escrito, aunque estuvo triste la narración de Lou :wut:
me alegra que te guste
si, ese maldito de Paul!
Ángel J.D
Re: El Dios del Placer-Larry Stylinson (HOT)-TERMINADA
me alefra que te gusteSusy1599 escribió:O: Ha! Esta bueno el capitulo, tienes que seguirla muy pronto!!!
en un momento subo
estoy terminando algunos detalles
Ángel J.D
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