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El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu) - Página 12 Empty Re: El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu)

Mensaje por Belieber&Smiler♥ Dom 10 Oct 2010, 11:49 am

Capítulo 13

   
Ash se rió con ganas cuando Artemisa lo ancló a ella en los temblores de su último orgasmo. Suspirando en completa satisfacción, ella lo mantuvo cerca hasta que el último pequeño temblor sacudió su cuerpo.

-Ah,- jadeó en su oreja cuando pasó un brazo alrededor de su cuello, mientras sus largas, y bien formadas piernas, se deslizaban de alrededor de la cintura de él hacia el suelo a fin de que ella pudiese soportar su propio peso.

Ash se quitó el sudor de la cara con una mano. Cada músculo en su cuerpo estaba punzando de la maratón al que ella lo había sometido en las últimas seis horas. Su largo cabello rubio estaba húmedo mientras todo su cuerpo estaba cubierto por un fino brillo de sudor. Él gustosamente le dio la bienvenida a la fresca brisa que susurraba desde la barandilla.

Apoyándose contra la pared, Artemisa se rió seductoramente.

- Seguramente no te darás por vencido tan fácilmente, Acheron. Sólo dos más y podrás irte. ¿Me pregunto que posición deberíamos probar para el próximo?

Él se apartó y le dedicó una retorcida sonrisa mientras convocaba una toalla y la usaba para pasarla por su pecho.

- Realmente, ese fue tu sexto y ahora tú misma me alimentarás antes de que me vaya.

Completamente desinhibido por su desnudez, él se pasó la toalla por los hombros y la sujetó allí con ambas manos.

Su expresión cayó inmediatamente.

- ¿Qué?- Ella miró sobre el hombro de él su reloj de arena colocado en el estante por encima de la cama. Estaba todavía medio lleno de arena. – Estás equivocado, Acheron. Solo han sido cuatro veces desde que empecé a cronometrar.

Apoyando un brazo sobre la pared en la que ella estaba, él saboreó la sensación de haberla superado otra vez. Un día ella aprendería a no jugar estos juegos con él. ¿Pero qué diablos? Al menos esto lo mantenía en sus zapatos.

- Desde cuando tú comenzaste a cronometrar tu tiempo, sí. Pero no desde que yo comencé a cronometrar el mío.

Él chasqueó sus dedos y cinco relojes de arena aparecieron al lado del de ella. Cada uno había empezado justo antes de que sus orgasmos comenzaran. Un reloj de arena marcaba la hora desde que empezó el primero hasta que él le había dado el sexto dentro del tiempo marcado.

Todos habían desaparecido excepto los dos últimos, pero era el cuarto reloj de arena el que era importante. Sujeto entre las manos de dos gárgolas negras cuando los últimos granos de arena caían rápidamente desde lo alto hasta el fondo, era su llave para la libertad. Él mantuvo su mano extendida y éste salió disparado del estante a la mano que esperaba de modo que pudiera enseñárselo a ella.

- Este empezó antes, justo antes de que consiguieras tus dos últimos orgasmos y te desvanecieras de la habitación para retrasar nuestro pacto. Tú volviste después de que tú reloj de arena había terminado y empezase otra vez, pero el mío estaba todavía corriendo… marcando el tiempo desde cuando terminaron esos dos hasta estos cuatro. Ahora he cumplido con nuestro pacto, Artie. Has tenido tus seis orgasmos en una hora.

Ella gritó indignada.

- ¡No! Eso no fue lo que acordamos. Tú --
-Sí, lo fue – dijo él serenamente, cortándola antes de que devolver el reloj de arena a su estante. - Esa fue la redacción exacta de nuestro trato. Tú estableciste los términos y yo los acaté. Ahora tienes que liberarme durante diez horas.

Ella cerró las manos y las apoyó en sus caderas mientras su cara se volvía tan roja como su pelo. Él sabía que tenía que estar conteniendo su lengua para evitar llamarle mentiroso. Pero ella sabía que él tenía razón – él no podría mentir. Una vez que daba su palabra, era inquebrantable.

- ¡Te odio!

Él bufó.

- No continúes diciéndome eso, Artie. Es cruel elevar mis esperanzas.

En su cólera, ella retiró de un golpe su pelo sobre su hombro mientras seguía echando humo por él. Su mirada se centró en su cuello expuesto, lo cual causaba que su estómago rugiera.

Ella se detuvo instantáneamente. Sus ojos verdes se hicieron más oscuros mientras sus latidos aumentaban.

Incapaz de aguantar la tentación, Ash la atrajo hacia él con un brazo, sumergió su cabeza, y presionó sus labios a la vena palpitante que lo seducía igual que el canto de una Sirena. La dulce fragancia de su sangre hizo que su propio corazón latiera más rápido cuando abrió la boca para saborearla. Él notó sus incisivos creciendo hasta que él supo que eran lo suficiente largos como para que le dieran lo que él necesitaba.

Con un profundo gruñido de su garganta, él hundió sus colmillos en el cuello de ella y saboreó la vida que fluía dentro de ella. Alimentándose era la única vez que él en realidad quería estar en su presencia. La única vez que ella no lo enfurecía más allá de su mejor tolerancia.

Aquí, por un momento, él encontró su sosiego. Su sangre lo calmaba al tiempo que nutría su hambre. Sin separarse de ella, él le separó otra vez los muslos y se introdujo de nuevo a sí mismo en su cuerpo.

Levantando sus piernas del suelo, ella lloriqueó de felicidad mientras sus manos vagaban por su espalda mientras él continuaba tomando lo que él necesitaba.

Él pronto estaría libre de ella…





____(tu) levantó la mirada del suelo cuando Nicholas entró en el cuarto con un aire de distracción rodeándole. Había algo extraño en su conducta. No era como si estuviese preocupado. Normalmente cuando él estaba en un cuarto, él estaba en el cuarto.

- ¿Estás bien?

Con cara sombría, se frotó detrás del cuello con la mano.

- No lo sé. Las palabras de Jack siguen dándome vueltas en la cabeza. Igual que hurones o alguna otra cosa vil y mala. No es que los hurones sean particularmente malos, ellos tienen buen sabor cuando estoy en forma de leopardo.

____(tu) hizo una mueca de desagrado.

-Eso es asqueroso.

Él le guiñó un ojo.

- Lo sé, solo bromeaba. No me gusta ningún tipo de carne cruda… excepto la carne de hembra.
- ¡Ew! Eso es peor, tú caníbal necromaniaco.
- ¿Quieres decir necrofílico?
- No. Necromaniaco como en “Lunatic With The Dead”.

Él pareció considerarlo.

- Realmente, ¿No sería in-necromaniaco, como en “los no muertos”?

____(tu) levantó las manos en señal de rendición. Ella sabía cuándo había sido superada oralmente.

– Volviendo al tema de Jack. ¿Qué te preocupa exactamente?
-Después de que salieras, él siguió diciendo que él pensaba que uno de los nuestros, un Dark-Hunter, traicionaría al resto de nosotros.

Eso le preocupaba a ella, también. Era realmente un pensamiento espeluznante, pero a le resultaba difícil de creer que los hombres y mujeres que había conocido arriba se volvieran unos contra los otros. Allí parecía haber tácito respeto y hermandad existente entre ellos.

- Chico, como dijo Erika, él es simplemente como un rayo de sol, ¿no te parece?

Nicholas no pareció encontrar el humor en su comentario sarcástico.

- Sí, pero creo que él tiene razón. ¿Puedes imaginarte cuando daño podría hacer un Daimon que poseyese el cuerpo de un Dark Hunter?

Más del que ella realmente quería pensar. Los Daimons habían hecho bastante daño en forma de Daimon. Imaginarse uno enmascarado como un buen tipo… eso podría ponerse feo realmente rápido.

- ¿Qué tan fácil podría suceder eso? Quiero decir, que vosotros pateáis el trasero de los Daimons, ¿correcto?
- No lo sé – ellos ya cogieron a dos de nosotros y estuvieron condenadamente cerca de matarme. Es suficiente para hacer que me pregunte cuanto del sinsentido de Jack es cierto y que no. Él inclinó la cabeza como si se diese cuenta de que esas palabras realmente la estaban preocupando.

A ella no le gustaba el pensamiento de ser el cebo de un Daimon. Pero tampoco que lo fuera él.

- No te preocupes por eso, ____(tu). Solo pensaba en voz alta.- Él se movió para poner en sus manos la carpeta que traía.
- ¿Qué es esto?
- Un Regalo de Leo.

____(tu) lo dejó a un lado cuando vio a Nicholas retirarse de regreso hacia la pared. Algo realmente no estaba bien con él. Era como si él sintiese algo que ella no podía, y eso le recordó a una mascota que clavaba los ojos en la pared. Y al igual que la mascota, eso la ponía nerviosa.

- ¿Oye?

Él la miró.

- Quiero hablarte acerca de algo que dijo Erika antes cuando tú estabas preocupado.

Él la miró con ceño.

- No llevo calzones púrpura en la cama y no persigo juguetes de gato cuando me los arrojan al suelo delante de mí.

____(tu) quedó aturdida por su inesperada respuesta. Ajá. Era obvio que el hombre tenía algunos asuntos ocultos.

- ¿Y eso? ¿De qué me estás hablando? – preguntó ella con una risa.

Él se vio perplejo por su pregunta.

- ¿No es eso lo que ella te dijo de mí? Normalmente lo es… y definitivamente no es verdad.

____(tu) no podría hablar mientras trataba de contener la risa. Lo más seguro, es que no considerase chistoso se objeto de burla, pero fue difícil de ocultar. Su boca se abría y cerraba como un pez mientras buscaba una respuesta adecuada.

Finalmente logró controlarse lo suficiente para hablar.

- Bueno, ciertamente puedo garantizar la falta de calzones por mí misma. He estado allí abajo lo suficiente como para saberlo. Por lo que respecta a lo otro… eso puede ser interesante. ¿Quizás deberíamos intentar un experimento?

Nicholas negó con la cabeza ante ella.

- Así que, ¿Cuál es la pregunta entonces?

____(tu) vaciló cuando consideró que quizás él respondiese. Por no mencionar, que ella estaba un poco cautivada por la escabrosa apariencia que tenía parado en la habitación como si estuviese preparado para pelear con alguien.

-Erika dijo que, por regla general, no permites que la gente esté cerca de ti más de veinticuatro horas.

Él asintió con la cabeza.

- Es cierto.

Ella no podía imaginarse como toleraba él esa clase de aislamiento. A ella le gustaba estar sola, pero no siempre. Había definitivamente veces cuando quería tener amigos encima. O honestamente, cuando necesitaba tener a alguien alrededor de ella.

- ¿Y eso por qué?

Con diversión en su cara, soltó un bufido.

- ¿Por qué por si no lo has notado la mayoría de las personas son como un dolor en el trasero? Me ahorro el problema a mi mismo de tener que tratar con ellos y evito acercarme a ellos para empezar.

A pesar de la sinceridad de su tono, ella no compró esa respuesta. Vino demasiado automáticamente, como si la hubiese estado ensayando repetidamente. De hecho, ella aprendía cada vez más sobre este hombre. Había una inexpresividad extraña que llegaba a sus ojos cada vez que él no estaba siento honesto, o cada vez que escondía algo.

Él tenía esa mirada ahora.

Levantándose, ella caminó hacia él. Ellos estaban tan cerca que ella podría sentir el calor de su piel. Oler la definida, hormigueante fragancia de su loción para después de afeitarse. Su expresión se volvió precavida.

- Háblame, Nicholas.

Él apartó la mirada mientras un velo descendía sobre sus facciones. ____(tu) colocó su mano contra el músculo que se marcaba en su mandíbula. La barba oscura de su mejilla rasparon amablemente la palma de su mano mientras sentía una conexión interior para con él. Esto le recordaba una domesticada bestia salvaje.

Sus ojos llamearon como si su acción le irritase.

- No necesito que me apacigües, ____(tu). No soy un niño.
- Bien –dijo ella seriamente. – Yo no soy una niñera. Personalmente me gusta evitar a la mayoría de niños, desde que ellos son rudos, maleducados, y normalmente huelen igual que alguna extraña mezcla de zumo y fruta.- Ella frunció el ceño cuando sus palabras la golpearon con un toque de humor. - Espera un momento, ya lo tengo, tú me recuerdas a un niño.

Él le dedicó una mirada irritada.

Ella le sonrió al tiempo que palmeaba su mejilla a modo de broma. Algo que le recordó que realmente estaba acariciando a un leopardo salvaje y que podría arrancarle el brazo si quisiera. Ese pensamiento envió una sensación extraña a través de ella. Ella realmente tentaba al diablo.

- Lo siento,- dijo ella, no con temor, pero sintiéndose culpable por que a él no le hiciera gracia su comentario. – No pude resistirlo. Ella bajó su mano de su cara antes de tomar su enorme, cicatrizada mano entre las de ella. -Ahora sabes que soy periodista, así que podrías responder a mi pregunta, o dejar que siga preguntándote hasta volverte loco.

Nicholas se expresó con un bajo gruñido salido de lo más profundo de su garganta. No estaba en su naturaleza confiar en las personas. Aun cuando había sido mortal, siempre había preferido mantener sus asuntos personales—eso, personales.

Pero él conocía ya lo bastante a ____(tu) como para darse cuenta de que ella no estaba bromeando. Ella se quedaría pegada a su cola como un perro de caza al acecho de un zorro. En cierto modo, él en realidad respetaba su persistencia y alguna parte extraña de él realmente quería ser honesta con ella. Él quería tener alguien que le conociera.

Para ahorrarles a los dos una enorme cantidad de tiempo y dolor, él le contestó.

- ¿Honestamente? No quiero a las personas a mí alrededor por dos razones: O te traicionan o se mueren sobre ti. De cualquier manera, estás jodido y te pasas todo el tiempo obsesionado por lo que no viste venir. O que hiciese algo o no hiciste nada para causarlo. No te ofendas, pero no me gusta ser herido y solo tiendo a evitarlo.

Él vio compasión en sus ojos azules mientras ella acariciaba su mano con su pulgar.

- Háblame sobre eso. Mi papá nos abandonó cuando yo era demasiado joven incluso para recordar como era. Él donó su esperma, luego huyó de sus responsabilidades. Mi madre nunca le mencionó, pero yo sé que nunca volvió a ser la misma después de que él se marchase. Hasta el día en que murió, ella se había negado a salir con nadie. Y cuando me metí en problemas con mi carrera, todas esas personas que se hacían llamar mis amigos, huyeron como ratas asustadas en un barco que se está hundimiento. Personas que había conocido y en quienes creía, incluso la única persona que creía amar. Los únicos que se quedaron fueron Jimmy y Angie, y aunque parezca mentira, Leo… y no me sacó para que me viniese abajo. Intenté con todas mis fuerzas no hundirme.

Si bien iba en contra de su naturaleza, Nicholas la atrajo a sus brazos y la sujetó quedamente contra él para darle todo el consuelo que pudiese. Al bajar la mirada vio la débil cicatriz en su muñeca.

- Dime algo, ____(tu).
- ¿Qué?
- ¿Cuándo intentaste quitarte la vida?

____(tu) tragó al recordar aquella horrible, fría noche de noviembre. Había ocurrido una semana después de que Alex la hubiera dejado, y ella se había visto obligada a dejar su casa para mudarse a un pequeño apartamento infestado de cucarachas.

Ellos incluso le requisarían el coche aquella tarde.

En un día de fiesta.

- Fue el día de Acción de Gracias,- susurró ella mientras sentía las lágrimas pinchando sus ojos. - Jimmy y Angie no habían podido pasarlo conmigo porque sus padres habían venido desde el pueblo. Ellos me habían invitado, pero lo último que quería era poner cara de felicidad cuando todo en mi vida salía mal. Sin mencionar que no quería contestar ninguna pregunta de sus padres acerca de los reportajes en las noticias que habían estado viendo, dónde yo no salía bien parada.
Así que allí estaba yo, en mi horroroso apartamento. A solas, pensando en mi madre, y en cuanto la echaba de menos, y me di cuenta en ese momento, que todas las cosas que yo había querido de niña – mis sueños de tener una familia y carrera – se habían ido todos. Todas las cosas por las que había trabajado tan duramente se habían esfumado, una a una. No había nadie que se quedara a mi lado a través de todo ese escándalo. Alguien que sujetase mi mano y me dijera que todo iba a ir bien y que estaría allí para mí. Sólo me tenía a mí, y yo estaba demasiado cansada para dar otro paso sola. Estaba muy herida y no había nadie que entendiese siquiera por lo que estaba pasando. Nadie que hubiese visto desmoronarse su vida entera para nada. Así que decidí que el mundo estaría mucho mejor sin mí.

Él la acunó contra su pecho.

-Pero no moriste.
- No,- dijo ella, sorbiendo las lágrimas de regreso. - Después de que me hubiese cortado las venas, me di cuenta de lo estúpida que estaba siendo. Más que eso, me di cuenta de que si me mataba, entonces esos bastardos que me habían hecho caer en una trampa ganarían. No les importarían que me fuese. Probablemente se sentirían satisfechos, y eso me dio la fuerza que necesité para sobrevivir. Después de todo lo que me habían quitado, no iba a dejarlos que me quitaran nada más. Así que llamé una ambulancia y me prometí a mí misma que nunca sería tan débil otra vez. Mis enemigos pueden tomar lo que quieran de mí, pero mi vida es mía y mientras respire, tendrá valor. No me daré por vencida. No otra vez.

Nicholas sintió algo cálido atravesándolo al oír sus palabras. Ella era asombrosa. Y era más fuerte de lo que alguien tenía derecho a ser.

Era extraño, pero de toda la gente que él había conocido en larga vida, con la excepción de Cael, ella era la única que realmente podía entender sus sentimientos. Ella sabía de primera mano de lo que él hablaba cuando se trataba de perder algo.

- Diablos, somos un buen par, ¿verdad?- dijo él quedamente.
- Podría ser peor.

Sus palabras le asombraron.

- ¿Cómo Así?
- Podríamos ser Jack.

Él se rió suavemnet ante su interminable humor. Algunas veces era seco y oscuro, pero nunca le fallaba. Ella lo llevaba puesto como una armadura.

- Buen punto.

Aclarándose la voz, ella se apartó. Él no se perdió su sutil gesto de enjugarse una lágrima con su dedo meñique antes de volver a mirarle

- ¿Cuál es su pacto de todas maneras? ¿Por qué tiene él la marca del arco y la flecha en su cara mientras el resto de vosotros los tenéis en zonas más privadas?
- No tengo ni idea. Nunca he visto antes un Dark-Hunter que lo tuviese en un lugar tan obvio. Creo que Zoe podría haberse acercado cuando le dijo si Artemisa le había abofeteado.

____(tu) le sonrió al pensar en ello.

- Bien, si él fue tan amable con ella como lo ha sido para el resto de nosotros, podría entender su motivación.
- Sí, pero en cierto modo siento lástima por él. Él no es el mismo hombre que solía chatear en la Web. Él era sarcástico todo el tiempo, pero puedo respetar eso. Ahora él está amargado y enojado.

Nicholas negó con la cabeza cuando recordó como solía ser Jack. No había nada que él pudiera hacer para cambiar eso. Sólo el tiempo le permitía a Jack recobrar alguna semejanza de lo que había sido antes.

- Ya basta de hablar de Jack. Necesitas revisar esa carpeta. Leo piensa que es una prueba que nos puede ayudar con los Daimons.

Eso captó su interés inmediatamente. Ella se volvió para coger la carpeta y se sentó con las piernas cruzadas en el colchón para leerlo.

La ingle de Nicholas dio un tirón ante eso y no estaba seguro por qué… bueno, de acuerdo, lo estaba. Había algo muy invitador acerca de esa posición que hacía que inapropiados pensamientos lo traspasaran. Él tenía que otorgarle crédito, ella era caliente en la cama y sobre el suelo, y él se preguntaba cómo sería en otros lugares como en el mostrador de la cocina, la ducha, y fuera en el bosque, bajo las estrellas.

Su cuerpo realmente ardía ante esos pensamientos.

Pero ella estaba completamente enfrascada en su trabajo ahora mismo. Ella ni siquiera parecía saber que él estaba en la habitación cuando empezó a pasar páginas y a leerlas. Su frente arrugada, ella agarró la computadora portátil y abrió el Google.

- ¿Quieres algo de beber?
- Café,- dijo ella en un tono distraído mientras agarraba un lápiz y empezaba a hacer anotaciones.
- ¿Solo?
- Con crema y azúcar, o un caramelo Macchiato es siempre bienvenido.
-Ooo, una mujer Starbucks tras mi propio corazón.

Eso finalmente le hizo levantar la mirada.

- Esa es la mejor parte de vivir en Seattle. Veinticuatro tiendas en un radio de diez bloques. Es la única cosa que no extraño de vivir en D.C.

Él se rió.

-Bien, veré de conseguirte alguno.

Ella volvió a su investigación mientras él iba por el café.

Nicholas se detuvo en la puerta un segundo solo para observarla. Se veía hermosa pero cansada. Sobre todo, se veía decidida. Él recordó un tiempo cuando él había tenido esa clase de fuego. Un tiempo cuando él había vivido para la emoción de la caza. No estaba seguro de cuando esos sentimientos se habían desvanecido. Cuando había aprendido la complacencia de solo ir a través de los movimientos de la vida. De encontrar a una compañera temporal para el sexo de una noche y dejarla para luego encontrar una nueva la siguiente.

Ahora él se preguntaba que sería tener una mujer que conocía sus preferencias. Tener una mujer que lo supiera todo de él y a quién no le importara que fuese ambos, leopardo y hombre.

Reprimiendo esos pensamientos antes de lo metieran en problemas, dejó el cuarto y se dirigió arriba. Por más que ____(tu) le atrajese, ella estaba fuera del menú. No había esperanza para ellos, él ya había tenido su compañera, y se había jurado a si mismo para Artemisa. Por más que pudiese desearlo de otra manera, no había ninguna clase de futuro para ellos. Él fue a la cocina para encontrar a Terra trabajando apresuradamente en la cocina cuando ayudaba a preparar aperitivos para sus clientes del club.

Ella hizo una pausa al verlo

- ¿Necesitas algo?
- Yeah, él necesita irse.

Suspirando con disgusto, él se giró para ver a Phoenix detrás de él.

- Déjame, Nix. No estoy realmente de humor para tus estupideces.
- Ya, eso es por que eres un minino.

La cólera que pasó a través de él fue tan despiadada que Nicholas realmente se sorprendió de no ir a por la garganta de su hermano. Nicholas se volvió lentamente con la mirada centelleante.

- ¿Yo? ¿Yo soy el minino?
- Eso es lo que he dicho.
- Uh-hum. ¿Si soy el cobarde aquí, entonces por qué yo estoy muerto y tú estás vivo?¿No estabas emparejado hace cuanto, doscientos años, y nunca te vinculaste con Georgette? ¿Qué estabas esperando, Phoenix? Hubo varias lunas azules durante ese período.

Gruñendo de rabia, Phoenix empezó a ir por él solo para que Terra lo golpease de vuelta.

- El Santuario, Nix.

Con la respiración trabajosa miraba a Nicholas con ganas de sangre.

Terra dejó escapar un profundo suspiro.

- Deja la cocina, Phoenix. Puedes ir sobre tus dos piernas o te puedo cargar.

Su mirada fija se deslizó para la de ella.

- No te atrevería.
-Oh, confía en mí.- dijo ella casi mortal. - Lo haría y soy lo bastante hombre como para hacerlo, también.

Él le frunció los labios antes de salir de la cocina por la puerta de vaivén que llevaba al club.

Terra se limpió las manos en su delantal antes de que se volviese a mirar a Nicholas.

- ¿Ahora donde estábamos?
- Café.
- Un café marchando.

Impresionado por la compañera de Dorian, Nicholas la observó cuando ella se movió hacia el mostrados donde estaban las cafeteras. La compañera de su hermano era una bestia interesante. Ella no se pareció en nada al tipo de Dorian. Y por alguna razón, la curiosidad de Nicholas le venció.

- ¿Estás vinculada con Dorian?

Ella hizo una pausa al llenar la taza grande para contemplarle.

- Sí. A diferencia de Phoenix, él no es un minino.

Nicholas se rió a pesar de sí mismo como ella volvió a llenar la taza y luego sacó un termo que llenó también.

- ¿Cuánto tiempo hace que estáis emparejados?
-Setenta y cinco años-. Ella colocó la taza grande y el termo con un pequeño envase de azúcar y crema en una bandeja para él.
- ¿Cuánto tiempo hace que estáis vinculados?
- Cuánta curiosidad.- su mirada se clavó en la de él, y para su sorpresa, ella le contestó. - Setenta y cinco años. Dorian nunca quiso volver a casa y encontrar a su compañera muerta después de todo lo que ustedes habían tenido que pasar. Él dijo que los Destinos nos unieron por una razón y su lugar estaba al lado del mío, incluso en la muerte.

Un nuevo respeto creció dentro de Nicholas por su hermano. Pero más que eso, él recordó el horror de la noche en que su pueblo había sido destruido. Cuando los hombres habían comenzado a caer alrededor de ellos, habían supuesto que sus compañeras no habían sobrevivido.

Habían corrido de regreso a casa sólo a descubrir simplemente cuantos de clan no se habían vinculado a sus compañeras.

El golpe más duro para Nicholas había sido su madre. Dado que sus padres supuestamente se amaban y respetaban el uno al otro, él solo había asumido que estaban vinculados. Pero aparentemente su padre no la había amado lo bastante.

- Gracias, Terra,- dijo él, tomando la bandeja.
- ¿Nicholas?

Él hizo una pausa para mirarla.

- Dorian piensa en ti todo el tiempo y se siente responsable de no haberse acercado para defenderte de Phoenix.- ella miró alrededor como si le diera vergüenza el habérselo confesado. – Solo pensé que te gustaría saberlo.

A Nicholas se le formó un nudo en la garganta. Así que tenía un hermano que todavía lo amaba. No es que eso cambiase nada. Dorian era todavía demasiado cobarde para hacerle frente a los demás o hacer saber a Nicholas que él no estaba de acuerdo con que lo hubiesen exiliado.

Así sea. Él había vivido estos pasados trescientos años sin ellos, él ciertamente podría vivir más tiempo.

Él inclinó su cabeza hacia Terra antes de dejarla para regresar con ____(tu) que roía su lápiz hasta no poder más.

- Vas a romperte los dientes con eso -. Él colocó sobre suelo la bandeja al lado de ella.

Ella parecía estar perpleja por sus palabras.

- ¿Qué?

Él señaló el lápiz.

- ¿Tienes hambre?

Ella lo miró y se rió.

- No, es una mala costumbre que inicié en escuela elemental. Mi viejo jefe solía decir que él podía adivinar cuando andaba detrás de algo bueno por el número de lápices mordidos sobre mi escritorio -. Ella dejó a un lado el lápiz y estiró por el café.
- Asumo por el estado del lápiz que has encontrado algo.

Ella echó la crema y añadió azúcar.

- Sí y no. Aparentemente la esposa del jefe de policía murió un par de meses atrás al visitar Europa con su hijo.
- ¿De veras?

Ella asintió con la cabeza

- He bajado algunas fotos de ella en los diversos acontecimientos sociales, pero nada me llama la atención.- cogiendo la taza de café en una mano, ella sostuvo en alto una hoja de papel de la carpeta donde Leo había escrito una nota pequeña: Hace que El Sombrerero Loco parezca Cuerdo. - Creo que Leo tenía razón.
- Pues bien, asunto terminado.

El teléfono de Nicholas empezó a sonar, lo sacó de sus pantalones y contestó.

- Soy Nicholas.

Era la voz de Otto.

- Oye, Nicholas, tenemos aquí una situación en la que te necesitamos. ¿Puedes encontrarte con nosotros en Post Alley?
- ¿Cuándo?
- ¿En quince minutos?
- Allí estaré. Él colgó el teléfono para ver la mirada interrogativa de ____(tu). - Otto me quiere en Poste Alley-.
- ¿Por qué? Pensaba que tú tenías que estar descansando.

Nicholas negó con la cabeza.

-Otto no dijo por qué, pero debe ser importante para que él llame.

____(tu) asintió en acuerdo.

- ¿Puedo pillar un medio de transporte?
- ¿Por qué?
- Curiosidad. Vamos. Tú eres un gato. Seguramente tú, de todas las personas, puedes apreciar eso.
- No sé… - vaciló Nicholas.
- Oh, no uses ese tono conmigo. O voy contigo o voy por mi cuenta.
- ¿Y si no quiero que vayas?

Ella le dio una mirada malhumorada.

- Sabes, te verías realmente raro con vestido y tacones altos.
- ¿Qué se supone que quieres decir con eso?
- Quiero decir que no eres mi madre. Ahora deja de discutir y ayúdeme a encontrar mis zapatos.

Por la expresión en su cara ella podía decir que él no era feliz, pero le ayudó a buscar sus zapatos, los cuales estaban enterrados bajo una pila de los papeles de Jimmy.

No les llevó demasiado tiempo alcanzar el callejón, el cual no estaba muy lejos de Pike Market.

Ellos habían cogido el Porche de Phoenix y se acaban de bajar cuando oyeron la agravada voz de Zoe en la oscuridad.

- No me haga subir corriendo esa cuesta, Daimon, y derramar mi café. Si lo hago, te aseguro que sufrirás despiadadamente antes de que te mate.
- Esa mujer es muy rara,- dijo ____(tu) a Nicholas cuando le seguía hacia la voz de Zoe.

Ellos sólo habían dado unos pocos pasos más antes de se toparan con Dragon.

- ¿Qué estáis haciendo vosotros aquí?- les preguntó él.
- Me llamó Otto - dijo Nicholas.

Dragón hizo una pausa.

- A mí también. Qué tan extraño que nos quiera a ambos aquí. Fuera a descubierto.

Eso era extraño. ____(tu) miró de acá para allá entre los hombres.

- ¿Dijo que quería?
- No lo hizo- contestaron al unísono.

Dragón y Nicholas intercambiaron una mirada cautelosa.

- ¿Soy solo yo -preguntó Nicholas.- o repentinamente tienes un mal presentimiento acerca de esto?

Ellos oyeron a Zoe emitir un grito de guerra.

Los hombres emprendieron una carrera mortal subiendo la cuesta. Sin pensar, ____(tu) corrió detrás de ellos, pero cuando alcanzaron lo alto de la cuesta y ella vio a Menkaura, Cael, y Bella también allí, ella se dio cuenta de que era una trampa.

Y ellos todos habían caído directamente en ella.
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El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu) - Página 12 Empty Re: El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu)

Mensaje por Belieber&Smiler♥ Dom 10 Oct 2010, 12:08 pm

Capítulo 14


Nicholas maldijo cuando se percató de lo que estaba pasando. ____(tu) había estado en lo cierto. Los Daimons los habían reunido sabiendo así que sus poderes se debilitarían y eso los reduciría drásticamente – haciéndoles presa fácil para los Spathis. Maldición, deberían haber escuchado a Jack. Él incluso les había advertido sobre los teléfonos. ¿Quién sabría que el brusco bastardo les había estado diciendo la verdad?
Y por supuesto, Jack era el único de ellos que no estaba aquí…

- Tenemos que separarnos.- Las palabras apenas habían dejado los labios de Cael antes que los bolt-hold empezaran a abrirse alrededor, atrapándolos en el estrecho callejón.

Los Spathis emergían desde lo alto y el fondo de la cuesta.

- Oh, estamos jodidos.- dijo Bellela Mujer Bella cuando tiró del látigo fuera de su cinturón y lo hizo restallar en el aire ante ella. - ¿Alguien tiene una idea brillante?
- Yeah.- dijo Zoe sacando un cuchillo de la parte de arriba de su bota.- Aprendamos a teletrasportarnos.

Todos ellos miraron a Nicholas.

- Desearía poder ayudaros tíos. Pero me despojaron de ese poder cuando morí.

Belle frunció el ceño ante él.

- Bueno, ¿Qué tan bueno eres, leopardo?

Él no lo sabía en ese momento. Ésta era una mala situación y todos lo sabían.

Su adrenalina se rugió protestando por una pelea en la que probablemente sería su muerte, él se volvió a ____(tu).

- Necesitamos sacarte de aquí.

Ella se mofó de él gesticulando hacia la cima y el fondo de la cuesta dónde los Spathis ganaban fuerza.

- Sin intención de ofender, Hombre Gato, a menos que sepas algo que yo no sé, no creo que los Daimons vayan a dejarme marchar.

Por mucho que odiara admitirlo, ella tenía razón. Enfadado por haberse permitido acabar atrapado en algo como eso, él hizo aparecer una estaca en su mano.

- Ya conoces la leyenda. Apuñálalos en el corazón y ellos morirán.- Él le dio a ella la estaca.

Los ojos de ____(tu) mantenían un grado de temor cuando rodeó la estaca con su mano y le ofreció una valerosa sonrisa.

- Llámame Buffy. Ni siquiera soy rubia, pero no me pidas que lleve esos tops.

Ella miró a Zoe.

- O corsé.

Nicholas levantó su mano con la estaca y besó la parte de atrás de sus nudillos. Parados allí con su muerte inminente, él sentía una oleada de respeto por ella la cual nunca había conocido. Más que eso, algo sublimemente tierno tocó su corazón.

Fuese lo que fuese que sucediera esa noche, él sólo esperaba que ella saliese de ello de una pieza.

____(tu) le ofreció una alentadora sonrisa antes de retrocediese un paso. A regañadientes, él la dejó ir y se volvió para pelear.

Cuando los Daimons venían hacia ella lentamente, los Dark Hunters formaron un círculo dándose las espaldas los unos a los otros.

Nicholas trató de poner a ____(tu) detrás de él, pero ella no iba

- ____(tu), mantente en el medio.

Ella encontró su mirada sin sobresaltarse.

- Pon tu cabeza en la pelea, Nicholas, y no te preocupes por mí. Soy la única aquí que no está sintiendo como merma su fuerza.

Zoe se mofó de su bravuconada.

- También eres la única de nosotros que tiene un alma que pueden robar y sangre que pueden beber.

____(tu) abrió su boca para responder, luego volvió a cerrarla.

- Muy buen punto.

Entonces ella literalmente brincó a detrás de él.
Nicholas se giró para asegurarse que ella estaba tan lejos de ser lastimada como podía en ese momento.

Dadrón sacó sus nunchakus mientras Menkaura envolvía una extraña cadena de oro alrededor de un puño.

Los Daimons no atacaron de inmediato. Más bien, avanzaban arrastrándose hacia ellos como si saborearan el cuadro de tenerlos juntos.

- ¿Qué están esperando?- preguntó Belle.

Nicholas apretó los dientes cuando se dio cuenta de la respuesta.

- A que nos debilitemos todavía más
- A la mierda con eso.- argumentó Cael antes de dejar escapar un grito de Guerra y se lanzase al daimon más cercano a él.

Sin pensar, Nicholas rompió la formación para ayudar a Cael cuando dos daimons se lanzaron contra la espalda de Cael. De repente se desató el infierno cuando los se abalanzaron sobre ellos.

____(tu) no podía respirar cuando vio a los Daimons ir tras los Dark-Hunters. Había tantos de ellos, que ni siquiera estaba segura si los Dark-Hunters estarían todavía de pie.

Ella se tambaleó hacia atrás cuando un Daimon se abalanzó sobre ella, entonces se detuvo a unos pasos de ella. Él husmeó de una manera que le recordaba a un perro que pilla un olor en el viento.

- Tú no eres uno de ellos.- dijo él con una encantada sonrisa.- Eres humana.
- Y tú no.

Él se abalanzó sobre ella.

____(tu) agarró su camisa y se cayó al suelo con él de remolque. Poniéndose boca arriba, ella levantó sus piernas y lo lanzó por encima de su cabeza, lejos de ella, luego se giró hasta estar de nuevo de pie. Él aterrizó en el Contenedor cuando el siguiente Daimon se abalanzó hacia ella. Ella le dio un codazo a la mujer en la cara, luego giró con ella, tratando de lanzarla.

La mujer hundió sus colmillos en el brazo de ____(tu).

____(tu) siseó cuando el dolor la atravesó.

- Odio pelear como una chica pero…- Ella la agarró de los pelos y tiró tan fuerte como pudo.

La daimon gritó antes de que ____(tu) le diese un cabezazo.
Nicholas se giró para ver a ____(tu) repeliendo a sus asaltantes. Atónito por su habilidad, él no advirtió al daimon que se le acercaba por la espalda. Algo caliente se desgarró en su hombro. Él se volvió con una maldición para darle un puñetazo al daimon. Él se tambaleó de regreso pero dejó el cuchillo profundamente incrustado en el hombro de Nicholas. Arrancándolo con una maldición y una mueca de feroz disgusto, lo lanzó directamente al pecho del Demonio. Él explotó en una ducha de oro que cayó como lluvia sobre Nicholas.

Nicholas atrapó el cuchillo antes de que se cayese al suelo y lo dirigió a ____(tu). Ella ejecutó a un mawasbi-geri o una patada barrida tan perfecta que incluso Bruce Lee habría quedado impresionado. Dios la amaba, ella sabía como cuidar de si misma. Dragón realmente la había enseñado bien.

Y antes de que Nicholas pudiera alcanzarla, ella se volvió contra el daimon más cercano ella y le apuñaló con la estaca.

Nicholas patinó al detenerse cuando ella mató a un daimon como una profesional. Ella se volvió hacia Nicholas, pero se quedó quieta cuando se dio cuenta de que tenía el pelo negro.

Él le dedicó una torcida sonrisa.

- Recuérdame que nunca te disguste otra vez.
- Hecho.

Él se movió hacia Daimon que llegaba a espaldas de ella, pero antes de que Nicholas pudiera dar un paso, ella había codeado al Daimon en la cara y lo había lanzado al suelo, dónde ella le inmovilizó con su brazo retorcido en su espalda y su pie derecho en la parte baja de su columna vertebral.

Dándose cuenta de que ella podía cuidarse sola, Nicholas se volvió para ver a Belle rodeada por un grupo de daimons. Ella estaba herida y sangraba abundantemente mientras un enorme daimon balanceaba un hacha a su alrededor.

Belle alcanzó al daimon con su látigo en la mejilla. Este se echó impulsivamente hacia atrás, luego gruñó antes de que balancease el hacha. Él entrecerró los ojos cuando ella se zafó por su derecha.

Nicholas se abalanzó sobre el daimon y de un golpe en la espalda lo alejó de Belle.

El daimon dio vueltas cuando dos más de ellos se le unieron. Él podía oír a Belle restallando su látigo y a Dragón peleando con sus nunchakus mientras él mantenía sus ojos adiestrados en el hacha del daimon a fin de que pudiese capear los mortíferos balanceos. Nicholas se cayó al suelo y comenzó a rodar, luego pateó los pies del daimon de bajo él. Agarrando el hacha cuando se lanzaba hacia la calle, Nicholas la arqueó de regreso hacia el pecho del daimon y lo mató.

Y aún así seguían viniendo Daimons.

Una paloma a la espalda de Nicholas, lo golpeó hacia delante. El hacha salió volando de su mano como él le cayó al suelo y aterrizó a los pies de otro daimon. Riéndose, el daimon recogió el hacha y fue tras él detrás.

Nicholas intentó retroceder, solo para tambalearse contra otro Daimon que lo apartó de un empujón de regreso hacia el hacha. Nicholas se transformó en un leopardo al mismo momento que el daimon se abalanzaba. Él erró a Nicholas y decapitó al otro Daimon. Pero antes de que Nicholas pudiera pensar, otro Daimon lo alcanzó con otro hacha contra de su pata trasera.

Gritando, sus poderes se deshicieron por el dolor y volvió a la forma de hombre en contra de su voluntad. Él apenas tuvo tiempo de convocar ropas para cubrirse y alejarse rodando antes de que estuvieran sobre él.

Para su sorpresa, ____(tu) estaba allí con un hacha que le debía de haber quitado a otro Daimon.

- Atrás.- gruñó ella, ahuyentándolos de Nicholas.

Nicholas trató de levantarse sólo para que su salvajemente quebrada pierna cediese bajo su peso. Sus fuerzas comenzaba a fallarle y él sabía que los otros Dark Hunters no estaban mucho. No importaba lo que él quisiera, su dolor le mantenía en forma humana.

Iban a morir.

Los Daimons parecían hacerse más fuertes mientras los Dark Hunters se debilitaban a cada latido. Aún así, Nicholas no iba a morir en el suelo como un roedor asustado. Él se esforzó por ponerse de pie. Un daimon lo alcanzó de un puñetazo en la mandíbula que hizo que le temblaran todos los huesos. Él saboreó sangre cuando se partió el labio. Escupiéndola sobre el suelo, Nicholas cabeceó al daimon, luego lo alejó de una patada cuando algo llamó su atención a derecha.

Eran dos Daimons con hachas atrapando a Belle entre ellos. Congelado por el horror, observó impotentemente, sabiendo que no podría llegar a tiempo.

Un escalofriante momento de pena pasó a través de todos ellos cuando la vieron caer sobre sus rodillas un instante antes de que los daimons la asesinaran a sangre fría. ____(tu) permaneció mirando con horror el cuerpo de la mujer tendida sobre un charco de sangre sobre el oscuro asfalto mientras otros daimons se chocaban los cinco unos a otros.

Zoe gritó y se abalanzó a por ellos, solo para que otro daimon la hiciese caer de un barrido de su pierna. Ella cayó de bruces, después se giró y alejó de una patada al daimon que intentaba apuñalarla.

Nicholas fue golpeado tan fuerte, que juraría haber oído como se rompían tres costillas.

Antes de que pudiera recuperar sus sentidos, Menkaura fue arrojado encima de él. El peso de él fue suficiente para terminar de romper las costillas de Nicholas. Con la respiración dificultada por el dolor, él captó la mirada de pánico de Menkaura cuando se dio cuenta de lo que él mismo sabía.

No tenían forma de escapar.

Nicholas empujó al enorme hombre de su pecho y trató de respirar a través del horrible dolor que parecía penetras cada parte de él.

- Llama a Stryker.- gritó uno de los daimons a los demá.- Él querrá estar aquí para verles morir.
- Yeah.- dijo una profunda, enfadada voz, que hacía echo en los muros de ladrillos de a su alrededor.- Llama al bastardo. Realmente me encantaría poner mis manos sobre él ahora mismo.

Nicholas contuvo el aliento cuando reconoció la última voz que él había esperado oír.

____(tu) vaciló cuando los Daimons se congelaron en la mitad de sus ataques. Todos ellos clavaban los ojos en fondo de la cuesta.

Ella se volvió para ver que ellos habían empezado a transpirar y sentir caer su propia mandíbula.

Yeah, eso lo había hecho.

Recortado por la luz de la luna, el hombre allí era increíblemente alto, con largo pelo negro que tenía una franja roja al frente. Una extraña niebla etérea se arremolinaba a su alrededor como si acariciase el cuerpo de su amante. Vestido en pantalones de cuero negros y un largo abrigo de cuero con las mangas recogidas para exponer sus antebrazos y guantes de cuero sin dedo negros, él parecía el típico tipo Gótico que merodeaba por Capitol. Pero cuando bajó caminando lentamente la colina con un largo, sostenido paso predatorio emanaba un aura de poder tan peligroso que hizo que cada pelo de su cuerpo se le pusiese de punta.

Los Daimons convocaron sus bolt-hole.

- Creo que no.- dijo el recién llegado cuando cada bolt se cerraba sin que hubiesen sido utilizados.

Una poderosa explosión agitó el aire. Esta emanó fuera del hombre como una onda supersónica. Ella sintió que esta la traspasaba y enfriaba su misma alma.

Y cuando tocó a cada uno de los Daimons, gritaron de dolor, luego explotaron en un colorido polvo.

Maldición, ellos no habían podido hacer nada.

Sin estar completamente segura de si este hombre era un amigo, ____(tu) corrió sobre Nicholas, quien se estaba agarrando firmemente sus costillas y sangrando abundantemente por su pierna, hombro, frente, y boca. Menkaura yacía al lado de él, también mal herido. La frente de Menkaura estaba abierta con un corte y por la manera en que su brazo estaba torcido, era obvio que estaba roto. Ella se arrodilló al lado de Nicholas y le ayudó a ponerse depie.

- Ya era hora de que aparecieras, cabrón.- refunfuñó Zoe mientras limpiaba la sangre de su propia barbilla. - ¿Dónde diablos estado?

El hombre la ignoró cuando fue hacia donde Belle había sido asesinada como si él supiese lo que había ocurrido antes de su llegada. Con sus facciones atormentadas, él clavó una rodilla en el suelo y recogió el pequeño collar de plata que había estado alrededor del cuello de Belle. Él lo agarró con fuerza en su puño antes de que doblase su cabeza como si rezase y apoyase en el la frente.

____(tu) estaba siendo atravesada por la agonía que él exudaba. Era obvio que él lamentaba profundamente la pérdida de Belle.

Él llevó el collar a sus labios para besarlo antes de que se pudiera lentamente de pie lo los mirara. Él deslizó el collar en su bolsillo.

____(tu) estaba por hacerse una idea aproximada de que este era el misterioso Acheron que lideraba a los Dark-Hunters. Pero, demonios, ¿Quién se iba a imaginar que el Gran Malo era apenas un niño y no viejo sabio? Incluso aunque él estaba completamente desarrollado, él no podía pasar demasiado de los veinte años.

Todavía, había algo poderoso acerca de él. Algo convincente y aterrador. Al igual que Savitar, era obvio que él no era humano y que podía comandar poderes primigenios que nadie más podía.

Y entonces cuando él miró alrededor ella vio sus ojos. ____(tu) realmente se cayó de espaldas en la calle cuando los vio. Ellos a diferencia de cualquier otra cosa que ella hubiese visto antes tenían mucho poder,tanta sabiduría y dolor, que envió una sacudida a través de ella.

Esos no eran los ojos de un humano. Ellos formaban remolinos de mercurio plateado cuando miraba la escena alrededor de él. Y cuando esos ojos caían sobre cada Dark Hunter, se curaban instantáneamente sus lesiones.

- Gracias, Acheron.- Dijo Dragón irritablemente mientras se limpiaba las manos ensangrentadas en su abrigo.- ¿Pero no pudiste haber llegado antes?

La cólera sangraba de cada poro del cuerpo de Ash cuando tendió su mano para ayudar a Dragon a levantarse.

- Confía en mí, vine lo más rápido que pude.

Nicholas se levantó el mismo, después se giró para ayudar a ____(tu).

- Oí que estabas atado. Con doble nudo al poste de una cama, según recuerdo.
- ¿Perdón?- la pregunta pareció ofender a Ash. - ¿Quién te dijo eso?
- Un enorme, enojado pajarillo, sobre una tabla de Surf.

Ash hizo una mueca de doloroso disgusto.

- ¿Él lo sabe? Genial. Es justo lo que me hacía falta.

Zoe curvó sus labios ante eso.

- ¿Hemos estado a punto de morir por que tú estabas pasando tiempo con tu novia?

Ash cortó a Zoe con una seca mirada.

- Ocúpate de tus propios asuntos, amazona. No estoy realmente de humor para tus pullas.- él se volvió a mirar a los demás.- ¿Cómo estáis el resto?
- Aparte de jodidos, con el ego sumamente dañado, estamos bien.- dijo Cael.- ¿Por qué usted no ha estado contestando nuestras llamadas"?
- No pude.
- Uh-huh- Cael se vio menos que impresionado por esa respuesta.- Bien, Bienvenido a Seattle. Tenemos una situación importante con los Daimons. Están en aliados con la Policía y patean nuestros traseros por todas las calles. Hemos perdido a Troy y a Aloysius y ahora a Belle.
- Gracias por el resumen, Cael. Pero ya caí en la cuenta.
- Bien, por que yo me voy a casa. Puedes poner tu trasero para que te lo pateen durante un rato.

Menkaura caminó hacia Ash.

- Me alegro de que hayas venido, pero realmente huviese deseado que estuvieras aquí un poco antes.

Como Menkaura se marchó ____(tu) oyó a Ash susurrar…

- Ni la mitad que yo.- él se volvió a mirar a los demás.- ¿Alguna queja más?

Zoe abrió su boca.

- No empieces.- chasqueó Ash.- Ya oigo toda la perorata en tu cabeza cabeza, Zoe. Yo lo he hecho lo mejor que he podido, ¿vale?
- Ya, bueno, tu mejor apesta.- Y con eso, ella se volvió sobre sus talones, mascullando acerca de su café derramado y hombres sin valor.

Nicholas palmeó a ____(tu) en el brazo, antes de acercarse a Ash.

- ¿Estás bien?- le preguntó Nicholas
   
- No. Tengo personas que han muerto y una extremadamente limitada cantidad de tiempo antes de que tenga que marcharme otra vez. Como dijo Zoe dice, esto apesta.
- Tú sabes cómo es Zoe-. Cuando Nicholas golpeó a Ash en la espalda, este siseó y se puso rígido como sintiese una increíble cantidad de dolor.
- ¿Va todo bien?- le preguntó ____(tu)

Ash se recobró a sí mismo casi instantáneamente.

- Bien. Tenemos grandes problemas ahora mismo.- respondió Ash mirando hacia la calle más allá de ____(tu)

Ella miró sobre su hombro para ver lo que había visto él… un coche de policía.
Ella contuvo el aliento cuando lo vio pasar desapareciendo calle abajo. Ella miró a Nicholas.

- Eso estuvo cerca.
- Necesitamos llevaros de vuelta a los dos al Serengeti.

____(tu) estaba perpleja por las palabras de Acheron.

- ¿Cómo sabes donde nos hemos estado quedando?
- Soy omnisciente, ____(tu).

Un escalofrío bajo por su columna vertebral por que él sabía su nombre.

- Uh-hum. Parece ser que eso abunda a nuestro alrededor -. Ella miró a Nicholas.- ¿Alguna vez te sientes fuera de esto?
-Todo el tiempo.- asintió él

Pues bien, eso lo respondía todo.

Cuando los hombres se volvieron a subir la cuesta, ____(tu) no podía dejar de mirar el callejón. No había signos de que se hubiese librado una batalla allí. Ni uno. Ni el polvo de los Daimons, ninguna huella de que Belle hubiese estado alguna vez ahí, viva…

Una suave brisa recorrió el estrecho y todo se veía extrañamente tranquilo y quieto. Era una vida trágica la que vivían los Dark Hunters. Daban sus vidas por la humanidad y nadie sabía siquiera que estaban ahí. Y cuando morían, se desvanecían en la nada.

Esto impactó a ____(tu) con dolorosa claridad. ¿Cuántas batallas como ésta había luchado Nicholas a través de los siglos? ¿Cuántas heridas habría atendido sin que Acheron se las curara? Él en realidad estaba solo sin nadie allí para él.

Buen dios, Nicholas habría muerto si no llegase a haber ido al refugio y lo hubiese sacado. Ese pensamiento hizo que se doliera por él.

- ¿____(tu)?

Ella contempló a Nicholas.

- ¿Estás bien, bebé?

Asintiendo, ella se dirigió a ellos y tomó su mano, necesitando sentir una conexión física con él mientras sus emociones eran tan crudas.

Acheron la miró como si supiese exactamente que era lo que ella pensaba.

- ¿No puedes ayudarnos a que los humanos dejen de atacar a los Dark Hunters? - le preguntó a Ash cuando se dirigían al coche de Phoenix.

Ash abrió la puerta del coche para ella.

- Esa es una pregunta intencionada, ____(tu). Y no es fácil responder como a ti te gustaría.

Nicholas hizo una pausa al lado del conductor.

- ¿Estarás más tarde en el club?
- Sí. Os veré entonces chicos.

____(tu) se metió en el coche. Ash cerró su puerta al mismo tiempo que Nicholas cerraba la suya.

Ella observó a Acheron alejarse del coche y volverse hacia la cuesta. Cuando Nicholas comenzó a apartarse, ella podría jurar que Acheron se había evaporado en la niebla.

-Ese es un hombre extraño-.
-Sí, lo és.
- ¿No puede él exterminar a todos los Daimons como ha hecho esta noche?
- Probablemente.
- ¿Entonces por qué no lo hace él?

Nicholas la miró mientras cambiaba de marcha.

- No tengo ni idea. Supongo que se reduce a lo que diría Ash. Solo por que puedas hacer algo no significa que debas. Hay un montón de cosas en este mundo que no tienen sentido. Imagino que los Daimons y los Apolitas están en alguna clase de balanza con el resto de nosotros y si él los exterminara a todos ellos, lo destruiría.
-Pero no sabes si eso es cierto.
- No. Sólo lo supongo.

____(tu) consideró eso cuando se dirigieron a las oscuras calles.

Una balanza…

Esto parecía una tontería para ella, pero entonces ¿Qué sabía ella? Sólo era una periodista quién hasta hace cosa de dos días no sabía nada de su existencia.

- ¿Qué crees que harán los Daimons ahora que Acheron está aquí? - le preguntó a Nicholas.
- No lo sé con seguridad, pero si fuera ellos, correría a esconderme.


Acheron dejó escapar un largo, cansado suspiro cuando se emitió a si mismo al callejón detrás del Serengeti. Él podía sentir una presencia dentro del club que lo entristecía hasta la parte más profunda de su conciencia.

Jack Gautier.

Acheron no le había visto desde la noche en que Jack se había suicidado y Ash lo había sacado del Hades y lo dejara en las garras de Artemisa. Jack le odiaba y tenía todo el derecho a hacerlo.

En un arranque de furia, Acheron había sido quien lo maldijera a morir. La culpabilidad de eso se enconaba dentro de Acheron como una herida abierta que él sabía que nunca se curaría.

Y por culpa del odio de Jack, Ash había sido incapaz de entrenarle y lo había enviado a vivir con Savitar. Él no sabía por qué Savitar en ese momento y ese lugar. Sin duda Savitar lo sabía, pero él nunca compartiría esa información.

Él sabía mantener los secretos incluso mejor que Ash. Cómo deseó haber podido ver el futuro de Jack. Pero para Ash estaba prohibid ver su propio futuro o el futuro de alguien por el que se preocupase.

- No necesito posponer lo inevitable,- dijo él en voz baja. Él no era un cobarde.

Preparándose a si mismo para lo que iba a venir, Ash entró en el club por la puerta de atrás.

Él se encontró primero a Dorian cuando el Were Hunter tomaba una caja de botellas del cuarto de almacenaje.

- Ash,- dijo él, abriendo los ojos sorprendido.- Estás en la ciudad.
- Hola, Dori. ¿Cómo está tu compañera?
- Ella está bien. ¿Cómo está Simi?

Él podía sentir Caronte en la forma del tatuaje gateando por su bíceps hasta colocarse sobre su hombro donde a ella le gustaba dormir.

– Igual.
- ¿Está ella contigo?

Simi estaba casi siempre con él.

- Ella quizás venga de visita después.
- Avísanos un poco antes y preveniré a Terra de que tenga a mano una caja de Salsa Barbacoa.
- Hecho.- Ash pasó junto a él, entrando en la cocina. Él saludó a Terra y a los cocineros antes de salir a través de la puerta que daba al club. La música hip-hop allí era alta. Estaba sonando “Grillz” de Nelly.

Ash estaba sorprendido de que Jack pudiese aguantar ese modo de tocar. Personalmente, a Ash le gustaba toda clase de música, pero Jack no era realmente muy partidario del Rap o el Hip-Hop. Él solo escuchaba Metal y Cajón Zydeco.

Y Ash supo el instante en el que Jack lo vió. El odio subió por su columna vertebral igual que un choque eléctrico.

Temiendo el encuentro, Ash se volvió para encontrar a Jack detrás de él. Se había ido el buen amigo que solía bromear y reírse con él y en su lugar había un enemigo que Ash sabía estaba tramando su muerte incluso mientras lo miraba.

La cara de Jack era completamente estoica.

- Bien, pero mira a quién han traído los leopardos. Me sorprende que te hayas tomado la molestia.
- Hola, Jack.
- Jódete.- Jack miró su vaso de güisqui, después lo fulminó con la mirada.- ¿Sabes que es lo que más odio de ser un Dark Hunter?
- ¿El hecho de que no puedas emborracharte?

Jack puso el vaso en la bandeja de una camarera que pasaba junto a ellos.

- Tener que tratar contigo.

Ash asintió. Todavía era demasiado pronto para esto. Jack necesitaba más tiempo.

- Ya nos veremos.

Jack agarró el brazo de Ash cuando se marchaba y lo obligó a mirarle.

- Me verás ahora, bastardo.

Antes de que Ash pudiera moverse, Jack le dio puñetazos en la mandíbula. Él se tambaleó hacia atrás por la fuerza de eso. Y si Jack hubiese estado prestando atención, él se habría dado cuenta de algo significativo. Ash no sintió el golpe que le acababa de dar. Los Dark-Hunters no podían golpearse entre ellos. Pero entonces, Ash no era igual que los otros.

Su primer instinto fue devolverle el golpe a Jack, pero Ash se refrenó antes de que él hiciese más daño al cajún. El público alrededor de ellos se apartó, mientras que los Were miraban a su alrededor nerviosos debatiéndose sobre si deberían meterse o no entre los dos Dark Hunters, o más importante aún, si deberían interferir con Ash.

La cara de Jack estaba desencajada por la furia.

- ¿Cómo pudiste destruir Nueva Orleans?

Ash le miró ceñudo.

- ¿Qué?
- Ya me has oído. ¿No te bastó con asesinarme? ¿Tuviste que castigar a mis amigos y mi familia, también?
- Jack, aguarda un momento.

Él apartó a Ash, moviéndolo hacia una mesa.

- Acabo de pasar las últimas horas mirando las fotos… las personas. Pudiste haber detenido eso y no lo hiciste.

Ash sintió su cólera chasqueando. Ellos estaban llamando demasiado la atención aquí en el bar.

- No sabes de lo que estás hablando.

Jack fue implacable cuando le respondió a Ash.

- Sí, lo sé. Sé lo que eres. Trajiste de vuelta a Kyrian y Amanda del otro lado. Salvaste a su bebé de los Daimons y no hiciste nada para ayudar a mi madre. Tú afirmas amar Nueva Orleans y aún así no hiciste nada para ayudar a la ciudad cuando ella más te necesitó.
- Eso no es cierto, Jack. Estuve allí e hizo todo lo que podía hacer. Pero incluso yo tengo límites y reglas acerca de lo que puedo y no puedo hacer. Dios mío, tú eras como un hermano para mí. ¿Cómo puedes pensar que alguna vez haría cualquier cosa para lastimarle?
- Tú me mataste, ¿Recuerdas?
- No. Yo os quería a ti y a tu madre como nunca he querido a otro ser humano en toda mi vida. Nunca quise veros a los dos heridos.
- ¡Puro cuento! Un chasquido de tus dedos y podrías haber detenido la tormenta. Talon podría haberla doblegado. Pero tú no le dejaste, ¿verdad?

Ash asintió. El destino no era tan fácil de controlar.

- No es tan simple.
- Es simple.- él volvió a apartar a Ash de un empujón.

Las gente en el bar parecía inquieta ahora, especialmente los Weres. Jack estaba llamando demasiado la atención sobre ellos y estaba diciendo cosas que no se suponía que debía decir.

- Déjame, Jack. Hablo en serio.

Jack agarró a Ash por el frente de su abrigo y lo atrajo lo suficiente cerca para que pudiera susurrar en su oreja.

- ¿O qué? ¿Me matarás otra vez?

Él se rió de esto como si le divirtiese enormemente.

Dejándolo ir, Jack retrocedió y alisó las solapas de la chaqueta de Ash

- Sabes, lo siento. Olvidé todos los modales que mi madre se esforzó tanto en enseñarme.- Él entrecerró sus ojos significativamente.- ¿Cómo está Simi? ¿Se ha tirado a algún tipo nuevo últimamente?

Eso hizo que se rompiera el precario control que Ash tenía sobre su temperamento. Él bramó de rabia cuando se sintió a si mismo perder el control. Echando la cabeza hacia atrás, él congeló a todo el mundo en el bar. Todos. Ellos permanecían silenciosamente en el lugar mientras la música continuada tocando mientras él y Jack se enfrentaban el uno al otro. No como amigos. Como enemigos.

La cara de Jack se volvió pálida cuando vió la verdadera forma de Ash.

- Nunca supiste cuando cerrar tu boca, Cajún-. Su voz era un gutural gruñido demoníaco.
- ¿Qué eres tú?

Ash bajó la mirada a sus manos azules que estaban jaspeadas por plata. Su mirada ahora estaba nublada por el fuego que formaba remolinos en sus iris y pupilas.

Cerrando sus ojos, él apartó de un empujón sus emociones a un lado y regresó a su forma humana. Cuánto desearía borrar la memoria de Jack, pero Jack era una de esas personas entre un trillón que eran inmunes a la manipulación de mente de Ash. Fue lo que les había hecho amigos.

Desafortunadamente, Jack no era inmune a los poderes de dios de Ash, y eso era lo que les había hecho enemigos.

- Por tu bien, Jack. Manténte lejos de mí y nunca digas el nombre de Simi en mi presencia otra vez.

Jack sonrió con maldad.

- Un día, Ash, voy a encontrar la manera de matarte por lo que has hecho a las personas que amo.
- No me amenaces, niño. Tú no tienes esos poderes.
- No es una amenaza- dijo él, sus ojos ardiendo. - Es una promesa.

Ash gruñó cuando se abrió camino a través de las personas congeladas.

- Sigue caminando, Ash. Pero recuerda cuándo sientas mi mano dándote el tiro de gracia que tú eres la razón por la que yo estoy aquí.

Ash se detuvo y se giró hacia él.

- No, Jack. Tú eres simplemente otro error que Artemisa ha hecho y que no me causará otra cosa que sufrimiento.

Jack agarró una botella de la mesa que tenía al lado y se la arrojó a Ash.
Ash astilló la botella de cristal antes de que le alcanzase. Los pedazos colgaron silenciosamente en el aire durante unos diez segundos completos antes de caer al piso como polvo inofensivo.

Dando media vuelta, él se dirigió hacia la puerta en el intento de poner tanta distancia física entre ellos como fuese posible.

Él estaba tan absorto, de hecho, que no advirtió a la única persona en una esquina que no estaba congelada. La única persona quien había presenciado el encuentro completo.

Cuando el cuarto volvió a la normalidad y Jack regresó hacia la barra, la mujer de oscura cabellera sonrió diabólicamente.

Ahora esto era algo que ellos definitivamente podrían usar…
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Mensaje por Invitado Dom 10 Oct 2010, 12:29 pm

Sigueelaa!
pobre Nick :I && Belle :I
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Mensaje por maru!! Dom 10 Oct 2010, 2:17 pm

tienes q seguirlaaaaaaaaaa xfavor!!! :D
maru!!
maru!!


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Mensaje por Invitado Dom 10 Oct 2010, 3:11 pm

siguelaaaaa
me encantooooo los caps
pero pobre Belle ...¡¡¡
vamos siguelaaa
sube cap...¡¡¡
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Mensaje por *annie d' jonas* Dom 10 Oct 2010, 11:03 pm

waooooo!! no lo puedo creerrr tan amigos q eran ellos 2 y ahora enemigos oh diossssss!!! o.0
qiero otro capppp!!!
plizzzzzz
sube pronto!
*annie d' jonas*
*annie d' jonas*


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Mensaje por Faby Evans Jonas Dom 10 Oct 2010, 11:33 pm

no puedo creer que se odien tantoooo!!!!
nooo es q tienes que seguirla ya!!!
haha me dio ternura cuando le dijo bebe :arre:
siguelaaaaa
Faby Evans Jonas
Faby Evans Jonas


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Mensaje por Invitado Lun 11 Oct 2010, 5:48 pm

Hey xfaa siguelaaa
vamos sube cap
sube yaaaa
vamos linda siguelaaaaaaaaaa
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Mensaje por Faby Evans Jonas Mar 12 Oct 2010, 6:40 pm

si no subes... yo morire
Faby Evans Jonas
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Mensaje por MarieMoonLight Mar 12 Oct 2010, 6:49 pm

:evil: ¿¿COMO SE ATREVE A INSULTAR A LA SIMI?? :evil:

CERDOOO....BARBACOA DE GAUTIER, Simi lo adoraba El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu) - Página 12 63064

MarieMoonLight
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Mensaje por Belieber&Smiler♥ Mar 12 Oct 2010, 6:51 pm

Capítulo 15
   
Satara se emitió a sí misma directamente en Kalosis. Por una vez, Stryker no estaba en el vestíbulo o -La Sala de Guerra,- como una vez había sido apropiadamente designado. De hecho, la habitación estaba extrañamente vacía, con su trono situado solo sobre el estrado.
El inesperado silencio era extraño.

Todos los Daimons que normalmente se reunían aquí debían estar en sus propias casas, las cuales se alineaban en las oscuras calles que formaban este reino dónde el sol estaba eternamente proscrito.

La leyenda Atlante decía que este era el palacio de Misos, el diós Atlante de la Muerte y la Violencia, Archon, el pacífico rey de los Dioses, creo este reino para controlar a Misos y mantenerle prisionero, junto con todos sus siervos que hacían presa de todos los Atlantes y de la humanidad.

El trono negro esculpido con Dragones, Calaveras y tibias de Stryker había sido creado por Thasos (la personificación Atlante de La Muerte) para el propio Misos mientras se encargaba de que todo maldito fuera enviado a Kalosis para ser castigado. Finalmente, Archon había enviado a su reina, Apollymi, a este reino para mantenerla alejada mientas su hijo vivía.

Después de que su amado hijo hubiese muerto, Apollymi había dejado su prisión en este reino y había destruido a todo el panteón Atlante – tal como los Destinos habían profetizado. Y cuando ella se abrió paso a través de Grecia, inclinándose por destruir todo el mundo, algunos de los Dioses griegos encontraron la manera de devolverla a su prisión en Kalosis.

Nadie supo cómo lo habían hecho y ni una sola vez, en todo este tiempo, hubo ninguno de ellos que dijese la más mínima palabra.

Pero no había pasado mucho tiempo en su nueva prisión cuando Apollymi se extendió al exterior mentalmente y convocó a Stryker de modo que pudiese enseñarle como robar las almas humanas para salvar a su gente.

Ese había sido un día infernal…

Y Satara estaba agradecida de que su hermano hubiese vivido, porque a través de él, ella tenía la oportunidad de acabar con su esclavitud como doncella de Artemisa de una vez por todas. Eso si podía encontrar al desaparecido bastardo para contarle sus noticias.

Sabiendo que su tiempo era sumamente finito, ella se lanzó a través de los cuartos del palacio, buscándole.
Por raro que parezca, ella le encontró donde menos se lo esperaba… en su dormitorio.

Y no estaba solo. Había media docena de Daimons, hombres y mujeres, tumbado sobre él y en su cama. Sin contar los dos que estaban en el suelo delante de ella.

Ella sabía que la asombraba más, el hecho de que fue una orgía o el hecho de que Stryker realmente estuviese teniendo sexo con alguien. Dada su frialdad, honestamente no había pensado que él se tomaría la molestia.

No obstante, él no parecía estar particularmente involucrado con las dos mujeres y un hombre que estaban tratando de complacerle. Más bien, él parecía aburrido y preocupado.

- Disculpad,- le habló Satara. Todos ellos se congelaron ante el sonido de su voz.- En realidad odio interrumpir esto, pero tengo una situación que creo que Stryker estará muy interesado y no tengo tiempo para esperar a que ustedes acaben.

Stryker apartó a la mujer que estaba encima de él y se enderezó.

- Dejadnos.

Sin una sola palabra, recogieron rápidamente sus ropas y pasaron junto a Satara, hacia la puerta.

Stryker no se dio prisa cuando cogió una túnica y se la puso por encima mientras se levantaba de la cama.

Bien. Si su desnudez no le molestaba a él, ciertamente no le iba a molestar a ella.

Enfrentándola, se limpió un poquito de sangre que tenía en la esquina de su boca con el dedo el cual lamió a continuación.

- ¿Desde que interrumpiste mi cena y todavía tengo hambre, podrías ser breve?

Satara estaba asombrada por sus palabras.

- ¿Eso era la cena?

Él la miró con aburrimiento cuando acortó la distancia entre ellos

- Sí. Me gusta jugar con mi comida antes de comérmela.

Eso sonaba más al cruel daimon que ella conocía. Pero no era por eso por lo que ella estaba allí.

- Acheron se ha liberado del Olimpo y yo he sido llamada al templo de Artemisa. Pensé que querrías saber que él está en Seattle ahora con sus Dark Hunters.

Stryker dejó escapar un largo, enojado suspiro.

- Imagino que era demasiado esperar que ella lo hubiese retenido por más tiempo.- él se detuvo antes de volver a mirarla.- ¿Eso es todo?
- No. Él estuvo en el Serengeti hace algunos minutos y descubría algo muy intrigante.






____(tu) se sobresaltó cuando Nicholas sujetó una bolsa de hielo contra su ojo.

- Para una mujer que puede defenderse por si misma en una pelea, no puedo creer que te hayas golpeado con una puerta indefensa.

Ella entrecerró sus ojos en él.

- Dado el tamaño de mi moratón, yo discutiría la parte indefensa. Esa puerta tiene un buen gancho de izquierda. Además, no es culpa mía. Estaba distraída.
- ¿Por qué?

Su culo, la verdad sea dicha, pero ella no estaba dispuesta de darle la satisfacción de saber que ella había estado tan concentrada en su cuerpo que no había prestado atención por dónde andaba.

- No me acuerdo.
-Uh-huh-.
- No, no me acuerdo.

Él le apartó el pelo de la frente con una simple caricia mientras mantenía en hielo sobre el chichón.

- Esta noche estuviste asombrosa, por cierto.
- Gracias, pero ni la mitad de bien que todos vosotros, chico.

Su corazón se apretó cuando inadvertidamente pensó en Belle y justo después de eso vino otro pensamiento aún más perturbador que el de antes. Era una imagen de Nicholas tendido sobre el suelo… siendo ejecutado de la misma manera.

Mirándole ahora, ella no podía sacárselo de la cabeza. La muerte de Belle había sido demasiado fácil para conformarse. Para ser tan poderosos, los Dark Hunters tenían un horrible talón de Aquiles.

No obstante, la mayoría de los seres, sobrenaturales o de otra forma, morían generalmente cuando se les cortaba la cabeza. Realmente no había manera de dar marcha atrás a menos que fueses el personaje de una telenovela o de una película de terror.

De repente, alguien gritó desde el piso de arriba, causando que ____(tu) saltase y se diese contra la bolsa de hielo. A esto le siguió el ruido de pies corriendo y algo muy grande cayéndose al suelo.

- ¿Y ahora qué?- suspiró ella, cansada de la constante pelea por sus vidas. Honestamente, ella solo quería algunos minutos de paz.
- No lo sé-. Nicholas le dio la bolsa de hielo antes de que fuese a mirar.

____(tu) dejó la bolsa en el colchón antes de salir detrás de él. Subieron corriendo las escaleras hacia el pasillo.

Toda la familia de Nicholas estaba allí, junto con otro par de Weres y la médico que ella había visto a su llegada.

Pero fue Jack quien llamó su atención. Él estaba sentado sobre el piso, llorando con sus brazos envueltos alrededor de sus piernas, meciéndose.

- ¿Qué ha pasado?- Le preguntó Nicholas a Terra, quien permanecía a un lado mirando perpleja a Jack.

Los ojos de Terra estaban profundamente tristes.

- Patricia murió hace algunos minutos a causa de sus lesiones.

____(tu) se sintió enferma por las noticias.

- No hay derecho,- gimió Jack tirándose del pelo. - Ella nunca le hizo daño a nadie. ¿Por qué está muerta? ¡Por qué!

La doctora le dio unas palmaditas a Jack en la espalda antes de levantar la mirada hacia Dorian.

- Creo que vosotros deberíais volver al trabajo. Yo me encargaré de Jack.

Ellos asintieron antes de obedecer.

El padre de Nicholas se tomó un momento para entrecerrar los ojos en su hijo y fruncir los labios con repugnancia.

- ¿Por qué estás aquí todavía?

Nicholas no le dio la satisfacción de mostrar emoción alguna.

- Yo también te quiero, Papá.

Su cara estaba tan contorsionada por la furia que ____(tu) esperaba que él saltase a por Nicholas. Y él probablemente lo habría hecho si Dorian no lo hubiese sacado a fuera.

La cara de Nicholas no dejó traslucir nada, pero sus ojos hablaban del daño que le había hecho el rechazo de su padre. Y en ese momento, ella odió a su padre por el dolor que le causaba a Nicholas.

Con el corazón quebrándose por Jack y Nicholas, ____(tu) se volvió para bajar de nuevo las escaleras hasta que se dio cuenta de que Nicholas no la seguía. En lugar de eso, él fue junto Jack y se arrodilló en el piso al lado de él. La doctora se asombró un poco pero no dijo nada mientras Jack sollozaba.

- ¿Por qué no pudo al menos estar despierta durante algunos minutos?- murmuró Jack. – Solo quería hablar con ella una última vez. Quería decirle cuando la quería. Lo mucho que ella significaba para mí.

Nicholas extendió la mano y tocó su antebrazo para reconfortarle.

- Ella lo sabía, Jack.

Él negó con la cabeza.

- No, no lo sabía. Siempre me quejaba cada vez que ella me pedía que hiciera algo. ¿Por qué me quejé continuamente? Debería haber hecho algo, una sola vez, sin quejarme. Oh Dios, solo la quiero recuperar. Lo siento tanto, Mamá.

Los ojos de ____(tu) se llenaron de lágrimas cuando lo escuchó y recordó cuanto dolor había sentido cuando se enteró de la muerte de su madre. Había sido el peor momento de su vida. Todavía lo era. Y al igual que Jack, ella había pensado en todas las cosas que ella había querido cambiar. Cuántas cosas había querido decir, que ya no podría.

Ella observó en silencio mientras Nicholas continuaba sentado en el suelo al lado de él. Lo dos sentados hombro con hombro con sus espaldas contra a pared mientras la doctora se apartaba para dejarles espacio.

Nicholas dejó escapar un suspiro cansado.

- ¿Sabes lo que yo más extraño de mi madre? Ella solía cantar por las noches mientras tejía a la luz del fuego.

Jack levantó la mirada con el ceño fruncido.

- Tu madre no tejía. Ella era un Were.
- Sí, lo sé. Era un pasatiempo extraño el que tenía, pero ella lo amaba. Hacía toda clase de cosas, pero sus guantes eran mis favoritos. Yo siempre podía sentirla cuando los llevaba puestos. Oler su perfume. Por alguna razón, nunca podía conservarlos. Así que ella me hacía uno nuevo igual al que todavía tenía, lo besaba, lo ponía en mi mano, y luego me decía “Mi pobre pequeño gatito mejor será que no extravíes o haré unos con tu piel”. Yo me reía, me marchaba con ellos, y volvía a perder uno a cada rato.

- A mi mamá le gustada leer,- susurró Jack. - Cuando era niño, la subscribí para uno de esos clubes de lectura donde consigues un ramo gratis, no me di cuenta de que tenía que pagar los portes. Ella fingió estar tan entusiasmada, pero me sentí como un completo estúpido cuando mi hermana Brynna me dijo que mamá tuvo que pagar los libros. Así que hice que Erika me contratara para llevarles los libros de la escuela a casa durante dos meses para pagarle la deuda a mamá.

Nicholas parecía consternado ante eso.

- ¿Y sobreviviste?

Jack realmente intentó sonreír.

- Bueno, digamos solamente que me gané cada centavo y aún más.- sorbiendo por la nariz, él miró a Nicholas.- ¿Deja de dolor alguna vez?

No había nada excepto cruda agonía en que esa mirada oscura cuando Nicholas clavó los ojos en el suelo delante de ellos.

- No realmente. Siempre habrá una parte de ti que extrañe. Verás algo que te recuerda a ella y querrás contárselo, solo para darte cuenta de que ella ya no está más allí. Entonces sentirás su pérdida otra vez.

Otra lágrima se deslizó por la mejilla de Jack.

– No me estás ayudando, Nicholas.
- Lo sé, amigo-. Él se giró para mirar con sinceridad a Jack. - Pero eventualmente harás las paces contigo mismo, y eso es la cosa más importante. Eventualmente, incluso podrás sonreír otra vez cuando pienses en ella.

Jack borró las lágrimas de sus mejillas y dejó escapar un cansado suspiro.

- Gracias por hablar con conmigo.
- No hay problema. No hay nada peor que quedarse solo para acongojarse. Si quieres hablar, ya sabes dónde estoy.
-En el sótano.

Nicholas asintió.

- ¿Vas a estar bien?
- Sí. Tad y Jessica se encargan de todo. Solo tengo que recoger a Brynna cuando llegue en pocas horas.

Nicholas le palmeó en el brazo antes de levantarse y darse cuenta que ella estaba todavía allí, observándolos. Él realmente se sonrojó antes de pasar de largo, de regreso al sótano.

____(tu) se quedó allí por un momento, completamente abrumada por la ternura que ella sintió por él, y cuando esto surgió, ella se dio cuenta de lo fácil que sería acabar enamorándose de Nicholas. De hecho, una parte diminuta suya ya lo estaba. La mayoría de hombres habrían sido tan insensibles en esa situación que no tendrían compasión en absoluto por alguien más.

Y entonces ella se dio cuenta de otra cosa. Eso era por lo que él toleraba a Erika. Ella podría sacarle de quicio, pero en su mente ella era la cosa más cercana que tenía a una familia.

Eso era por lo que probablemente él la tolerara, a ella, una desconocida, a su lado. Él sabía cuánto le dolía a ella la pérdida de Angie y Jimmy.

Sintiéndose extrañamente llorosa, ella le siguió hasta el sótano, dónde estaba revisando las notas de Jimmy. Él le daba la espalda mientras la luz caía sobre su pelo. ____(tu) cerró sus ojos e inspiró su cálido perfume. Necesitando estar cerca de él, cruzó el cuarto y se presionó a sí misma contra su espalda, luego envolvió sus brazos alrededor de su cintura.

Nicholas realmente tembló ante la ilimitada ola de ternura que pasó a través de él con sus acciones. Sus emociones se estaban agitando en su interior. Cólera y odio por la muerte de Belle. Dolor y compasión por Jack. Y algo que él aún no podía comenzar a analizar por ____(tu).

Él se volvió en sus brazos para capturar sus labios con los de él. Ahuecó su cara en sus manos mientras exploraba cada pulgada de su boca decadente. Ella sabía a miel y cielo.

La cabeza de ____(tu) dio vueltas cuando literalmente rasgó la camiseta de Nicholas por su espalda. No sabía por qué, pero tenía que tenerle. Ahora mismo. Aquí mismo.

Él bajó la mirada con la más tierna expresión atontada cunado ella sacó la camiseta por sus brazos.

Él le dio una abierta sonrisa taimada.

-Si tienes tanta prisa…

Las ropas de ambos desaparecieron.

____(tu) se reía incluso cuando el aire frío la hacía tiritar. Al menos hasta que él la jaló hacia sí y la inmovilizó contra la pared. Mareada con la sensación de su duro cuerpo contra el de ella, envolvió sus piernas alrededor de su cintura y enterró sus labios contra su cuello para chupar su piel espinosa incluso aunque su nariz se congestionaba.

Nicholas presionó su mejilla contra las de ella mientras saboreaba cuan suave y caliente era su cuerpo. Él adoraba la sensación de sus piernas alrededor de él, de sus diminutos rizos haciéndole cosquillas en el estómago mientras sus senos se presionaban contra su pecho. Era la sensación más dulce que alguna vez había conocido.

Incapaz de soportarlo, él se empujó a sí mismo profundamente en su cuerpo. Ella gritó al tiempo que clavaba sus uñas en los hombros de él. Él apoyó su cabeza contra la pared hasta que ella comenzó a estornudar. Su cuerpo apretado alrededor del de él, mejoraba simplemente lo bien que ella lo sentía.

Hasta que ella estornudó otra vez.

Él gimió cuando se dio cuenta que su pelo estaba en la cara de ella.

-Esto realmente apesta.- Él la apartó para ver su nariz congestionada.- ¿Estás bien?

Ella contestó con otro estornudo.

Irritado y realmente queriendo rasurarse el cuerpo entero, él la ayudó a salirse de ella y retrocedió para darle espacio para que pudiera recuperarse.

____(tu) se sentía fatal cuando inhaló por la nariz. Por no mencionar, que él le recordaba a un niño pequeño al que le habían robado su caramelo. Esto estrujó su corazón. Pobre Gato con Botas.

Pero ella no iba a dejar que algo tan mezquino les robase ese momento.

Mirándole, ella presionó el dorso de su mano contra su nariz para abrir las vías a fin de que pudiese respirar mejor.

Nicholas estaba a punto de convocar sus ropas cuando ____(tu) se arrodilló delante de él. Antes de que él pudiera moverse, ella lo acomodó gentilmente en su mano.

Un escalofrío atravesó su columna ante la sensación de su sus dedos masajeando su bolsa.

- ¿Qué está haciendo, ____(tu)? Tú eres alérgica.

Ella le contempló, se lamió los labios, y le dio la mirada seductora más caliente que alguna vez había visto en la cara de una mujer.

- Algunas cosas son dignas de sufrir.

Y lo siguiente que supo, es que ella había sumergió su cabeza para lamer suavemente su punta. Su pene se irguió en respuesta a su lengua caliente, dulce. Él gruñó desde lo profundo de la garganta cuando ella lo metió tomó más de él en la boca.

Su corazón latía a toda velocidad, él enterró su mano amablemente en su pelo y se inclinó hacia adelante con un brazo contra la pared a fin de que él la pudiera observar. De cuando en cuando, ella se retiraba para estornudar, pero después regresaba.

En toda su vida, jamás lo habían tocado de esa manera. Dios, cómo la admiraba, incluso aunque sabía que no tenía derecho a estar con ella. Él destruía todo lo que tocaba, y todavía él desesperadamente quería quedarse con ella. Si solo pudiera…

____(tu) se relamió los labios antes de volver a él otra vez. Ella adoraba su sabor. Pero sobre todo, ella amaba la gentil expresión de su cara mientras la miraba. La sensación de su mano acariciándola tiernamente mientras ella le daba placer.

Y cuando él se corrió, ella no se apartó. En lugar de eso, ella continuó hasta que no hubiese dejado nada. Ella se apartó apoyándose en la pared de modo que pudiese mirarlo a él. Una lenta, cariñosa sonrisa se extendió por su cara mientras se la quedaba mirando.

- Eres la mejor.- suspiró él acariciando sus labios con los dedos.

Ella chupó su pulgar.

- No realmente, pero me alegro de que tú lo creas.

Él le ayudó a levantarse, después la giró de modo que la espalda de ella quedase contra su pecho. Él se envolvió los brazos a su alrededor y la mantuvo contra él. Ella podía sentirle acariciándola contra la parte de atrás de su cabeza.

- ¿Qué va a ocurrir con nosotros, Nicholas?- preguntó ella quedamente.
- No lo sé. Pero ahora mismo me alegro de que estés aquí conmigo.

____(tu) se dolió al saber que no podría permanecer así. Y lo peor de eso estaba en el hecho que ella no podía volver a su antigua vida. Ella sabía cosas de su mundo que la obsesionarían para siempre.

Pero ninguno de ellos más que el hecho de que ella tendría que tratar con Nicholas en el futuro sin ser una parte de la vida de él. ¿Por qué tenía que sentirse de esa manera con un hombre que ella sabía no podía tener? Para ella no era justo desear la única cosa que nunca podría reclamar.

Entonces lo sintió, el cosquilleo suave de los colmillos de él contra de su cuello. Ella gimió de lo bien que se sentía mientras arqueaba la espalda en expectación de lo que estaba por venir.

Nicholas ahuecó sus senos en sus manos y acarició sus sensibles pezones con su palma mientras su aliento le escaldaba la piel. Luego él bajó una mano para darle acariciarla antes de deslizarse a si mismo una dulce pulgada cada vez hasta estar profundamente enterrado en ella.

Ella gimió ante lo bien que lo sentía empujando en ella. Él cogió sus manos en las de ella y la llevó a su boca a fin de que pudiera mordisquear su palma.

____(tu) no podía explicarlo, pero ella se sentía como si fuese una parte de ese hombre. Como si estuviesen conectados. Eso no tenía ningún sentido para ella. No había explicación. Ella nunca se había sentido así en toda su vida.

Ella no se sentía sola. Incluso aunque el mañana la asustara, ella no tenía miedo. Nada pareció tener importancia para ella mientras estuviera con Nicholas.

Nicholas inhaló la dulce fragancia dulce de su piel. No había nada sobre esta tierra que oliese mejor que su ____(tu). Nada que se sintiese mejor que su piel deslizándose a través de él. Su mano tocando su cara. Cerrando los ojos, él saboreó ese toque precioso.

Él no sabía como iban a hacer para evadirse de esto, pero una cosa era cierta. Él no iba a dejar que nada le ocurriera. Nunca. Él le devolvería su vida. Se merecía al menos eso.

Y entonces la sintió apretarse a su alrededor un instante antes de que alcanzase el orgasmo. Él apretó sus dientes y la sujetó en sus brazos mientras aceleraba sus empujes hasta que él pudiera unirse a ella allí.

Ambos respiraban pesadamente cuando se recostaron en la puerta. Nicholas no quería moverse, pero desafortunadamente su cuerpo se deslizó del de ella y le dejó sintiéndose extrañamente vacío. Él no quería dejarla. Ni siquiera por un segundo.

Ella se volvió para sonreírle antes de que le mordiese el labio inferior.

- ¿Estás todavía congestionada? Preguntó él.
- Sí, pero tú vales la pena.

Él se rió de eso antes de besarla. Él apenas la había saboreado antes de que él sintiera un horrible dolor picante en su palma.
Su corazón dejó de latir ante la sensación que no había sentido en cientos de años.

No podía ser…

____(tu) siseó, sacudiendo su mano como para enfriarlo.

- Que...- su voz se debilitó cuando ella vió en su palma lo que él estaba viendo en la suya.

La marca.

- ¿Nicholas?- jadeó ella.

Su visión se oscureció ante el conflicto de emociones que tenían lugar en su interior.

- No puedo emparejarme.

No como un Dark-Hunter. ¿No era posible… verdad?

¿Qué diablos era esto?

- ¿Pero eso es lo que es, verdad?-preguntó ella frunciendo el ceño confundida.

Él asintió, incapaz de creer en maldita suerte. Él estaba muerto. ¿Cómo podía formar una pareja? Esto desafiaba a la lógica. Él no podía tener hijos, no podía comprometerse.

Y después de esto, él ni siquiera podría tener relaciones sexuales otra vez…

- Malditos seáis, Destinos – siseó él.

¿En qué estarían pensando?

____(tu) agarró su mano para ocultar el meticuloso intrincado trabajo. No sabía que era lo que había esperado de él, pero enfado seguro que no era.

- No sabía que yo fuese tan repugnante para ti.

La cólera se evaporó de su cara.

- ¿Cómo puedes pensar eso? Pero diablos, ____(tu), ¿Entiendes lo que esto significa?
- Sí. Estás jodido.

Nicholas volvió a inclinar su cabeza.

- No puedo creerlo.
- Bueno, mira el lado bueno de las cosas, en estos tiempos si le dije a las personas que tu gente existe, ellos me encerrarían y se reirían contigo.
- No tiene gracia.

Ella levantó su mano para plantarla en su cara.

- Lo sé. Mira, te pondré las cosas fáciles. Tú te emparejas conmigo y entonces podré dejarte ir y serás libre para, perdona el juego de palabras, merodear como un gato alrededor de quién tu quieras.
- Eso no funciona así.

____(tu) frunció el ceño.

- ¿Qué quieres decir?
- Mientras tú vivas, no podré tener relaciones sexuales con nadie excepto tú.
- Y, si no nos emparejamos, tú eres un eunuco.
- Básicamente, sí.

Un pequeño temblor de miedo la traspasó mientras consideraba lo que él acababa de decirle. Siempre que ella viviera…

- No vas a matarme, ¿verdad?

Él se vió tanto asombrado como ofendido por su pregunta

- ¿Qué? ¿Estás loca? ¿Por qué haría eso?
- Veamos, diez segundos después de que te conocí, arrancaste la garganta de un tipo y ahora me estás diciendo que mientras que yo esté viva tu estarás jodido. Asesinar parece ser el mejor curso de acción para ti incluso aunque yo voto fuertemente en contra de ello.
- No te preocupes. No puedo matarte. Juré proteger la vida humana.

Ella no sabía que la ofendía más de todo eso. El hecho de que consideraría matarla o el hecho de que solo la librara de eso un juramento.

- Bueno, gee, gracias, cariño. Estoy encantada de significar tanto para ti.

Su cara se iluminó.

- No iba en serio.
-Uh-huh.

Él apoyó su frente contra la de ella y dejó escapar un frustrado suspiro.

- No puedo creer que esté emparejado con alguien que es alérgico a mí.
- ¿Tú? Yo soy la única que debería estar teniendo un mal momento ¿Cómo tengo que presentarte a la gente? ¿Hola, este es mi… qué? ¿Otra cosa? ¿Compañero? ¿Mascota?

Él cerró sus ojos y apretó sus dientes.

- ¿Por qué debe ser cada relación que tengo tan condenadamente imposible?

____(tu) echó marcha atrás e inclinó la cabeza de él a fin de que su mirada y la de él estuvieran a la misma altura.

- Hey, ahora, ¿Que clase de conversador pesimista eres tú Hombre Gato? Yo soy la única que debería estar enloqueciendo aquí fuera. Quiero decir, demonios, tú puedes pegarme pulgas o algo por el estilo.

Él se rió.

- Te daré algo mejor.- él le dio unas palmadas juguetonas en el trasero.
- Mejor deja de hacer eso. Podría atraerte con engaños a la luz del sol y luego hace que te castraran.
- No necesitas la luz del día para eso. Todo lo que tienes que hacer es salir por esa puerta y no regresar en tres semanas.

Su humor murió ante sus horribles palabras.

- No quiero hacerte eso, Nicholas.
- ¿Por qué no? ¿Qué importancia tiene de todas maneras? No podemos vivir juntos. Acheron nunca lo permitirá.
-Él no es deteniendo a Cael.

Nicholas se detuvo a considerar eso. Ella estaba en lo cierto.

- ¿Tienes alguna idea de lo que conllevaría vivir conmigo?

Ella arrugó su nariz como si ella oliese algo sucio.

- Si tú eres como la mayoría de hombres, probablemente quieres decir calcetines y ropa interior sucia en el piso. El asiento del inodoro levantado por la noche. Comerte toda la mantequilla de cacahuete y no decírmelo. Pero, -ella lo dijo en serio – no esperes que yo limpie la caja del gato. Erika necesita tareas, también.

Él quedó aturdido por ella. Ella siempre podía encontrar humor en todo.

-Tu vida estará en constante peligro.
- ¿Disculpa? ¿Tienes amnesia? ¿Te has perdido las últimas cuatro docenas de ataques sobre nosotros? Y eso sin contar que la jamba de la puerta casi me decapita.
-____(tu), estoy hablando en serio.
- También yo. Quiero decir, sí, habría tenido tiempo para enamorarme de ti y realmente me gustaría que fueses humano. Pero nadie es perfecto. La gran mayoría de los hombres son perros y no gatos… y yo soy alérgica a ti—

Él cortó sus palabras completamente con un beso.

- Mira, no tenemos que decidir esto ahora mismo. Te estoy pidiendo el resto de tu vida. Literalmente. No hay tal cosa como el divorcio en nuestro mundo. Tenemos tres semanas para decidirnos. Así que quiero que tú realmente entiendes lo que estás firmando, ¿ok?
-Bueno, pero no olvidemos que en esas tres semanas, podemos estar muertos o en prisión, lo cual para ti significaría la muerte de todas maneras.
- Cierto.

____(tu) dejó que él la jalara a sus brazos. Ella honestamente no estaba segura de esto y se alegraba de que él le diese tiempo para pensar en ello. Pero ella no podía dejarle solo y sin ninguna clase de contacto humano otra vez. Eso era solo grave y cruel. Especialmente dado lo amable que él había sido con ella a través de todo esto.

Aún así, tenían un largo camino y se volvía más espeluznante a cada minuto. Ella no sabía lo que le depararía el mañana. Solo esperaba que para ellos, hubiese ese mañana.






- ¿Qué quieres decir con, se escaparon?

Trates suspiró cuando encaró al bastardo humano al que más bien dejaría seco antes que tratar con él. Pero Stryker quería esta alianza humana aún si él pensaba que era estúpida y los rebajaba. Así que ahí estaba él, jugando con el Jefe de policía cuando lo que él realmente quería hacer con Paul Heilig era rajar su garganta y beber su podrida alma.

- Los teníamos atrapados en un callejón cuándo Acheron llegó y mató a cada Daimon que allí había. Ahora vamos a retirarnos hasta que él se vaya.
- ¡Tonterías! Tú me prometiste--
- Escúchame, humano,- siseó Trates a través de sus colmillos agarrados con fuerza.- Tú no quieres entrometerse con ese Dark Hunter. Él no es como los demás.
- Ellos todavía se deben a la noche y cuando algo vive perpetuamente en el lado oscuro de la luna, todo lo que tienes que hacer es sacarlo a la luz para matarlo.

Trates sostuvo en alto sus manos.

- Estoy aquí para decirte lo que dijo Lord Stryker. Haz lo que quieras. Este es tu funeral -. Él se volvió para convocar el portal para regresar a Kalosis.

Pero tan pronto como le dio la espalda a Paul, el jefe de policía se lanzó contra él.

Trates siseó cuando sintió un profundo, golpe de dolor en su corazón. Quedándose sin aliento, él bajó la mirada para ver una pequeña hoja de espada perforando su pecho… directamente a través de su marca de Daimon.

Paul sacó de un tirón su espada un instante antes de que el daimon explotase en polvo de oro.

- Estás equivocado en eso, Trates. Es tu entierro.

Y pronto sería el de muchos más. Si Stryker era tan cobarde como para hacer lo necesario para proteger a sus hijos, entonces estaba perdido. Pero Paul no era igual.

Él ya había perdido a su esposa a manos de un Dark-Hunter, él no estaba dispuesto a perder a sus hijos. No importaba como fuese, él iba a conservarlos.

Nicholas Kontis todavía vivía y mientras lo siguiera haciendo, Paul podría oír la voz de su esposa gritando que la vengara. Y mientras un solo Dark Hunter vagara por las calles de su ciudad, sus hijos estarían en peligro.

Eso no podía permitirlo.
Sacando el teléfono móvil de su cinturón, él llamó a su jefe sustituto.

- Oye, necesito una orden de registro.
- ¿Para?
- “The Happy Hunting Ground”

Si Trates no le dijera donde se estaba ocultando Nicholas, él conocía a una persona que haría.

Belieber&Smiler♥
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El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu) - Página 12 Empty Re: El Lado Oscuro De La Luna (Nick&tu)

Mensaje por Belieber&Smiler♥ Mar 12 Oct 2010, 7:05 pm

Capítulo 16



- ¿Cael?

Cael se detuvo cuando oyó la voz de Acheron detrás de él. Se volvió sobre la acera para verle paseando en medio de la niebla de la noche. Había algo realmente espeluznante acerca de Acheron. Siempre lo había habido.

Él conoció por primera vez a Acheron el 15 de septiembre, del 904, en una fría noche parecida a esta, en Cornwall. Cael había estado cubierto con la sangre de una fiesta invasora de que los Vikingos realizaron esa noche. El incendio que él había iniciado había chamuscado su pelo y producido ampollas en su piel.

Pero eso le había dado igual. Todo lo que había importado era vengar a su esposa, su hermano, su madre, y su hermana quienes habían que sido asesinados por los vikingos.

Aun después de todos estos siglos, él todavía podría ver hermosa cara llena de pecas de Morag, oír la gentil cadencia de su voz cuando decía su nombre. Con el pelo más rojo que el sol y una sonrisa igual de radiante, ella había sido todo su mundo.

Ella y su hermana pequeña quien había estado al borde de edad adulta.

Corynna había tenido los ojos tan azules que rivalizaban con el cielo y una risa tan musical que debería haber pertenecido a un pájaro cantor.

Y su padre los había vendido a todos ellos como esclavos para salvar su propia vida. Pero los vikingos no querían esclavos. Querían víctimas con las que practicar. Atado con cadenas, Cael había observado impotentemente como cada uno de ellos había sido torturado y asesinado por diversión mientras sus gritos de dolor y súplicas por su muerte habían hecho eco en sus oídos.

Ni siquiera su propia muerte había sido capaz de silenciar sus angustiadas voces. No había borrado la imagen de ellos siendo golpeados y desmembrados. Había veces incluso ahora en las que él se despertaba, sacudido por esos recuerdos.

Acheron había aparecido ante él después de que él hubiera cobrado su venganza en esos que habían hecho presa de su familia, y le había mostrado a él, un simple bastardo campesino, cómo oponerse a los Daimons y cómo vivir otra vez cuando ya no le quedaba nada en este mundo por lo que vivir.

Él le debía todo al atlante líder de los Dark-Hunters. Si Acheron no le hubiese mostrado como dejar el pasado a un lado y seguir adelante con su vida, él nunca habría hecho eso en ese momento y lugar.

Nunca habría conocido a Amaranda.

A través de ella, él había encontrado lo único que él había pensado que había perdido para siempre.

El amor.

Sobre todo, ella le dio tranquilidad, paz, y aceptación. Ella fue su refugio en una vida dura que no había sido otra cosa que violencia y lucha hasta el día que ella había aparecido. Y él haría cualquier cosa para mantener eso y a ella.

Excepto herir a Acheron herido. Cael no era nada sin lealtad, y él odiaba estar dividido entre las dos personas a las que más quería en este mundo.

Él le ofreció a Acheron una sonrisa de medio lado y usó el saludo de uno de los dibujos animados favoritos de Acheron.

- Saludos, O Gran Gazoo. Qué tan agradable que vuelvas a unirte a nosotros en el Planeta Tierra otra vez.

Ash comenzó a rodar sus ojos.

- Gracias, Barney. ¿Cómo están Betty y Bam Bam?
- Genial, si puedo mantenerlos apartados de Wilma y Pebbles. Esas mujeres no dan más que problemas.
- Nah, ellas son buenas mujeres. Es la de rojo la única que hace caer a los buenos hombres.

Riéndose, Cael extendió su mano a Acheron.

- ¿No es verdad, mi braither?

Ash extendió su mano y se la estrechó. Cael iba a darle una palmada en la espalda, solo para hacer que él se apartara.

Cael no se perdió la mueca de incomodidad que Acheron ocultó rápidamente.

- ¿Estás bien?

Acheron se encogió de hombros si tratara de aliviar alguna incomodidad.

- Me lastimé antes en la espalda. Pronto estaré bien.

Cael asintió.

- Es bueno ser inmortal, ¿huh?
- Algunos días, de ninguna manera.

Se quedaron en silencio mientras bajaban hacia calle abierta, en frente de una pequeña cafetería donde un grupo de estudiantes de universidad holgazaneaban, estudiaban y hablaban mientras la música se filtraba fuera de la tienda. Cael no estaba lejos de casa, pero no tenía intención de llevar a Ash allí. Él siempre había mantenido tanta distancia como fuera posible entre su jefe y su esposa.

Acheron sabía cosas que nadie tenía derecho a saber y eso siempre le daba escalofríos.

- ¿Necesitas algo?- preguntó Cael.

Ash no habló cuando miles de pensamientos atravesaron su mente. Él quería advertir a este hombre y sabía que si lo hacía, cambiaría muchos más destinos que el de Cael. La interminable cadena de cambios se escapaba de su mente.

Unas mil vidas se reescribirían por una simple palabra…

No hables.

Era más fácil de decir que de hacer. Cómo odiaba saber lo que iba a pasar y estar sometido por una conciencia humana que lo refrenaba. No obstante, si no fuese por esa conciencia, no que le sucediese a Cael o a otra persona no le importaría lo más mínimo. No se preocuparía de nada excepto de si mismo.

Él se había convertido en Savitar…

Ash se sobresaltó ante ese pensamiento. Recobrándose ante Cael se dio cuenta de lo que él estaba haciendo, Ash se restregó su mejilla.

- No, solo quería desearte buenas noches.

Por la cara de Cael él podía asegurar que el celta no le creía.

- Sí, vale. Te veré después.

Él se volvió y comenzó a dirigirse hacia su casa.

Ash se quedó allí en la calle, viendo como se marchaba. Cada parte de él quería hacer volver a Cael y advertirle.

Y cada parte de él sabía por qué no podía.
Él no sabía si maldecir o darle las gracias a Artemisa por ese regalo.

Pero entonces la única cosa peor que conocer el futuro era no conocerlo, lo cual ocurría cada vez que el futuro lo involucraba a él o alguien cuyo futuro influenciaba directamente el suyo.

-Hola, guapo.

Él volteó su cabeza para encontrar a un estudiante de universidad sumamente atractiva a su lado. Con encrespado pelo negro, ella vestía pantalones vaqueros y un top verde tan ajustado que exhibía sus curvas a la perfección.

-Hola.
- ¿Quieres entrar a beber algo? Yo invito.

Ash se detuvo cuando vio su pasado, presente y futuro simultáneamente en su mente. Su nombre era Tracy Phillips. Una estudiante de ciencias políticas, ella iba a acabar en la Escuela de Medicina en Harvard y entonces sería una de las principales los investigadores que ayudarían a aislar un genoma mutado que la raza humana todavía no sabía ni que existía.

El descubrimiento de ese genoma salvaría la vida de su hija menor y sería la causa de que su propia hija fuese a la Escuela de Medicina. Esa hija, con la ayuda y la guía de su madre, un día llevaría a cabo reformas médicas que cambiarían la forma del mundo de la medicina y de los gobiernos que trataban la asistencia médica para la salud. Dos de ellos formarían generaciones de médicos y salvarían miles de vidas permitiéndoles tener a la gente tratamientos médicos avanzados que de otra manera no habrían podido pagar.

Y ahora mismo, todo Tracy podría pensar era en lo bien que se veía su culo en los pantalones de cuero, y en lo mucho que le gustaría sacárselos.

En pocos segundos, ella entraría en la cafetería y se encontraría con una camarera llamada Gina Torres. El sueño de Gina era ir a la universidad por sí misma para ser médico y salvar las vidas de los trabajadores marginales que no podían permitirse asistencia médica, pero por problemas familiares no había podido ir a clases este año. Aún así Gina le diría a Tracy cómo planeaba ir el año que viene con una beca.

Esa noche, tarde, después de que la mayor parte de los estudiantes de universidad se marchasen, las dos charlarían acerca de los planes y sueños de Gina.

Y en un mes desde ahora, Gina moriría en un atípico accidente de coche que Tracy vería en las noticias. Ese trágico evento combinado con la casual reunión de esta noche conduciría a Tracy a su destino. En un instante, ella se daría cuenta de lo superficial que había sido su vida, y trataría de cambiar eso y sería más consciente de las personas alrededor de ella y de sus necesidades. Su hija pequeña se llamaría Gina Tory en honor de la Gina que ahora mismo pasaba el paño sobre una mesa mientras se imaginaba una vida mejor para todo el mundo.

Así en efecto, Gina lograría su sueño. Por que al morir salvaría miles de vidas y que habría traído asistencia médica para aquellos que no podían permitirse el lujo de pagarla.

La raza humana era una cosa asombrosa. Pocas personas se daban cuenta cuantas vidas cambiaban con solo un inadvertido contacto. Cómo la palabra correcta o equivocada dicha casualmente podía impulsar o destruir la vida de otro.

Si Ash aceptara la invitación de Tracy a un café, su destino se cambiaría y ella terminaría como una bien pagada directora de banco. Decidiría que el matrimonio no era para ella y se iría a vivir con un compañero y nunca tendría hijos.

Todo cambiaría. Todas las vidas debería haber salvado estarían perdidas.

Y conocer cada palabra dicha y cada gesto hecho era la más pesada de las cargas que Ash llevaba.

Sonriendo amablemente, él negó con la cabeza.

- Tengo que irme. Que pases una buena noche.

Ella le dedicó una ardiente mirada.

- Bueno, pero si cambias de idea, estaré aquí dentro estudiando durante algunas horas.

Ash la observó cuando lo dejó y entró en la tienda. Ella colocó sobre mochila en el suelo bajo la mesa y comenzó a desempacar sus libros. Suspirando de cansancio, Gina tomó un vaso de agua y se dirigió hacia ella…

Y mientras él los observaba a través del pintado cristal, las dos mujeres entablaron una conversación y pusieron sus destinados futuros en movimiento.

Con el corazón dolorido, él volvió a mirar hacia la dirección en que Cael se había ido y el odioso futuro que le esperaba a su amigo. Pero era el destino de Cael.

Su propio destino.

-Imora thea mi savur,- susurró Ash en Atlantean.

Dios sálveme de amar.




____(tu) se recostaba contra la pared mientras buscaba a través de los archivos de Jimmy.

- Demonios, Jim. Solo soy periodista, no lectora de mentes. – dijo ella, imitando a Bones McCoy en una frase de StarTrek. - ¿No podías dejarme algunas obvias migas que seguir? ¿Una barra entera de pan es demasiado pedir?

Con el estómago dolorido, ella decidió tomarse un descanso y cliqueó sobre la carpeta de fotos.

Un dolor agridulce laceró su pecho como ella pasó las fotos de Angie y él en una fiesta el año pasado. Dios mío, lo que ella no daría por oírle decir a Angie “Cinco por cinco” otra vez. Por oír la voz raspante de Jimmy bromeando con ella acerca de que era demasiado tensa todo el tiempo.

- ¿Estás bien?

Sobresaltada, saltó ante la profunda voz de Nicholas cuando él entró en la habitación con ese silencioso paso gatuno suyo.

- Me asustaste…- ella se detuvo para mirarlo de cerca.

Honestamente, él era la mejor cosa que ella hubiese visto alguna vez en su vida. Él tenía su pelo recogido en una cola de caballo y aunque su camisa estaba arrugada, esta no disimulaba sus marcados músculos. Distrayéndose a ella de ese pensamiento, indicó la computadora portátil con un gesto de su barbilla.

- Solo curioseaba en las fotos de Jimmy.

Él le dio el café que había subido a buscar para ella.

- Quizás deberías cerrar el archivo.

Él se sentó al lado de ella de modo que pudiese ver también la pantalla.

- No, está bien. Es solo que encontré este set de fotos de la fiesta de Halloween del año pasado de Jimmy. Él fue de Frankenstein y Angie fue –-
- ¿De la Prometida de Frankenstein?
- No… ella fue de Vaca Sagrada -. ____(tu) sonrió ante el recuerdo - Ella siempre fue un poco excéntrica de esa manera.

Nicholas se rió como le enseñó la foto de Angie en un traje de vaca con un halo suspendido por encima de su cabeza y una cruz de madera gigante colgando de su cuello. Él sólo la había visto un par de veces en el refugio mientras lo tenían cautivo, pero la mujer había parecido bastante decente.

Pero su sonrisa murió cuando ____(tu) abrió la siguiente foto y vio a las personas en ella.

No podía ser. Seguramente estaba equivocado…

____(tu) pasó a otra

-¡Espera! Vuelve atrás.

____(tu) frunció el ceño.

- ¿Por qué?

Él dejó a un lado su café y frunció el ceño mientras examinaba la foto de una mujer rubia alta que vestía como un clásico vampiro de Hollywood, completando su aspecto con unos demasiado reales colmillos, de pie con su brazo alrededor de Angie.

– La conozco.

____(tu) le dedicó mirada que no tenía nada de contenta.

- Para que conste, Gato con Botas, espero que no hables en el sentido bíblico de la palabra, por que si tú has--
- No,- dijo él, cortándole el hilo a su acalorada perorata, aunque una parte de él estaba halagada de que ella se sintiese así. - Ella es un daimon… o era. Yo la maté.

____(tu) se mofó de él.

- No, a ella no.

Nicholas miró de nuevo y estudió las facciones patricias bien definidas de la mujer. En una parte de su mente, él todavía podía verla vestida con un par de pantalones negros sueltos y una blusa roja cuando la encontró de pie sobre sus víctimas. La visión de verla cuando ella se había limpiado la sangre de la boca y se había reído por ello, lo había disgustado.

- Fue ella, estoy seguro de eso.

Aún así había duda en esos ojos azules de ____(tu).

- ¿Cómo podrías saberlo? ¿Memorizas la cara de cada Daimon que te cargas?
Él le dedicó una mirada graciosa.

- No, pero la recuerdo.
- ¿Porqué era un bollito?

Él negó con la cabeza.

- Porque ella no huyó de mí. Ella realmente me desafió a que la matara. Ella dijo que tenía una tarjeta que la libraba de prisión y que a menos que quisiese que cada Dark-Hunter en Seattle muriera, la dejaría en paz.

A ____(tu) no le hacía gracia.

- Así que naturalmente tuviste que matarla.

Si una mirada seca mirada pudiera mutilar, ella estaría descuartizada en el suelo.

- Ella acababa de arrebatar las vidas de una mujer embarazada y su hijo pequeño fuera de una lavandería. Tuve que matarla para liberar esas dos almas o ambas almas habrían muerto.
- Fascinante y grotesco, pero ella no puede ser esta mujer.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque ella es la esposa de Paul Heilig, el jefe de policía. Y murió en un accidente de coche en Europa. Yo vi las fotos de eso.

Nicholas se volvió frío ante sus palabras como si confirmasen sus sospechas.

- ¿Qué?
- Ya me has oído.

Ella pasó las fotos hasta que llegó a una del Daimon con dos rubios muy altos vestidos como vampiros a lo Bela Lugosi y un hombre bajo, rellenito con pelo oscuro, resaltado con gris, y gafas, que vestía como un explorador. El hombre parecía rondar aproximadamente los cincuenta, con pelo lacio y afilados ojos grises.

- Esos son ella, sus hijos, y su marido.

Nicholas entrecerró su mirada en ellos antes de volverse a mirar a ____(tu).

- ¿No crees que es raro que el jefe de policía esté casado con una mujer que parece tener la misma edad de sus hijos?
- Cirugía plástica, bebé. Algunos de los mejores cirujanos del país viven aquí mismo.
- Ya, así como también lo hacen algunos de los mejores Daimons.


____(tu) se quedó helada cuando clavó los ojos en la mujer, y sus emociones se desbordaron. Todo eso ahora tenía sentido.

- ¿Es justo como tú dices, verdad? Él se casó con una Apolita que se convirtió en Daimon, y ahora él está usando su posición para mantenerles a salvo.
- Salvo por su esposa a quién yo maté. No es extraño que quisieron torturarme en la…-Su voz se desvaneció cuando recordó algo que el veterinario medio apolita había dicho.- Paul quiere ver sufrir a este…

Como no sabía quien era Paul, lo había olvidado completamente. Pero ahora lo entendía. Paul era Paul Heilig. Jefe de policía y padre de dos hijos Daimon.

Estaban jodidos.

- ¿Cuándo la mataste?-preguntó ____(tu).
- No lo sé. Hace aproximadamente dos meses, tal vez.

Esa era la misma época en que la esposa del jefe había muerto. ____(tu) recordaba los artículos acerca de ello claramente. No había vuelto ningún cuerpo a los Estados Unidos para enterrar, pero ellos habían hecho una ceremonia en su memoria.

Por supuesto que si ella era un Daimon, no habría habido ningún cuerpo para enterrar. Por raro que pareciera, lo hacía la tapadera perfecta.

Oh jeez, ahora estás pensando igual que Leo. Pero entonces Leo no era el chiflado por quien ella lo había tomado…

- ¿Recuerdas algo acerca de ella?
- Claro,- jadeó él. – Era una sucia perra con un gancho de derechas tremendo.
- Eso no,- chasqueó ____(tu). -Algo que pudiera ayudarnos a identificarla como la esposa del jefe de policía.
- Las palabras la tarjeta que me libra de la cárcel –-
- Tal vez ella jugaba mucho al Monopoly. Quien sabe que rarezas tengan los Daimons para pasar el tiempo.

Ante la desdeñosa mirada de Nicholas ella sostuvo sus manos en alto a modo de rendición.

– Está bien, mala puñalada de mi parte. Por favor continúa.
- Asocia eso con la paranoia de Jimmy acerca de que alguien importante en su departamento estaba cubriendo las muertes y las desapariciones. Vamos, ____(tu), es demasiado para ser coincidencia.
- Sé que estoy jugando al abogado del diablo. Tenemos que tener una prueba concreta antes de que acusemos a este hombre de tendernos una trampa y ocultar asesinatos.
- ____(tu)…- dijo él en tono de regaño.
- Mira, Nicholas, ya arruiné mi vida porque algo que parecía un pato y graznaba como un pato resultó ser un tigre con un batallón de abogados que se encargaron de quitarme todo lo que tenía o pudiera llegar incluso a tener. Todas las evidencias estaban allí, bien definidas y perfectas, y salté sobre ellas, para que a la mañana, todo lo que decía que él era culpable fuese solo una mala coincidencia para mí. No quiero cometer ese error otra vez -. Ella sostuvo en alto su muñeca para mostrarle las cicatrices que ella todavía llevaba. -Yo realmente no quiero revivir mi pasado.

El estómago de Nicholas se encogió con fuerza ante la vista de las cicatrices dónde, ella se había cortado la muñeca.

- ____(tu)…
- ¿No me compadezcas, vale? Sé que fue estúpido. Pero estaba completamente sola. Todo en lo que alguna vez había creído me calló encima y tuve que pasar juicio tras juicio hasta que se asentaran los escombros y me dejaran sin hogar, sin amigos y desesperada. Me obligaba a levantarme de la cama cada mañana de modo que pudiesen patearme otra vez. Y entonces decidí que aunque estaba arruinada, no estaba muerta, y que mi vida, tal como era, era mía y me negué a dejarles que me arrebataran eso, también. Había recorrido un largo camino, pero eso había sido duro y brutal, y lo último que quiero es acusar un honrado oficial, altamente condecorado y volver a vivir esa pesadilla una vez más. ¿Lo entiendes?

La garganta de Nicholas estaba apretada con el dolor que oía en su voz, la agonía que ella mantenía en sus ojos. Él besó su muñeca, y la sujetó en su mano mientras enganchaba su mirada en la de ella.

- Nunca volverás a vivir eso, ____(tu). Te lo prometo.
-No hagas promesas que no puedes mantener.
- Puedo mantener esta. Y si estoy equivocado, yo cargaré solo con mi error. Pero si tengo razón…
-Jimmy será vengado.





Cael acaba de llegar a la puerta trasera del Happy Hunting Ground cuando su teléfono móvil comenzó a sonar. Él lo sacó de su cinturón para ver el número de Amaranda. Abriendo la tapa, lo sostuvo contra su oreja.

- ¿Dime, nena?
- No regreses a casa.
- ¿Qué?- dijo él, Él dijo, no estaba seguro de lo que había oído con la música tan alta.
- NO. VENGAS. A CASA.- ella lo repitió ligeramente más alto que la última vez.
- ¿Es una broma?- preguntó enfadado. Amaranda nunca le habría dicho que no volviese a casa. -Si eres tú, Stryker, ve a joderte tu mismo.- Él cerró de golpe el teléfono, luego abrió la puerta.

Como siempre, el club estaba concurrido y bullicioso con los chicos de la universidad girando en la pista de baile y bebiendo alcohol en abundancia en las mesas que rodeaban el local. Él saludó con un movimiento de cabeza al primo de Amaranda que estaba esperando mesas cuando él pasó.

Nada parecía fuera de lo normal.

Cael cerró sus ojos y registró el edificio mentalmente para localizar alguna detección de Daimons. Nada alertó su radar. Queriendo hacer una doble comprobación en caso de que todavía estuviese mermado por la anterior pelea, el sacó su teléfono y echó a andar el programa de rastreo de Daimons que llevaba en él.

Esto, también, le dio negativo.

Fantástico, no había nada allí que necesitase su atención…excepto su esposa.

Cael se quitó la chaqueta y se la echó al hombre mientras bajaba las escaleras hacia el sótano. Deseando pasar algún tiempo con Amaranda, él se dirigió hacia su cuarto al tiempo que empezaba a silbar.

Hasta que abrió la puerta.

Su silbido se detuvo a media tonada. Kerri estaba en su habitación, atada y amordazada. Sus ojos eran grandes y llenos de terror cuando le rogó con la mirada que la pusiese en libertad.

Y en ese instante, él se encontró cara a cara con su pasado. El dolor de eso era casi lisiante. Y sobre todo, podía sentir sus poderes de Dark Hunter debilitarse.

¿Era eso alguna clase de broma? Si lo era, él estaba jodidamente seguro de que no le hacía gracia.

- ¿Qué diablos está pasando, Kerri?

Él sólo había dado un paso hacia ella cuando la puerta se cerró de golpe detrás de él.

Él se giró para encontrar allí a un varón humano, taladrándole con la mirada. En la mitad de los cincuenta, el hombre bajito y rellenito tenía astutos ojos grises que traslucían su locura.

- ¿Qué diablos significa todo esto?- exigió Cael.
- ¿Dónde está Nicholas Kontis?

Cael se obligó a no dejar traslucir nada.

- ¿Quién?
- No te hagas el estúpido conmigo.- gruñó el hombre, escupiendo en su rabia. –Responde la pregunta.
- No puedo. No conozco a nadie llamado Nicholas.

La incredulidad disfrazó sus facciones.

- ¿No?
- No.

El hombre chasqueó cuando se movió hacia la silla de Kerri.

- Lástima. Supongo que tendré que mataros a ti y a tu puta entonces -. Él se dirigió hacia Kerri, cuyos ojos se ensancharon aun más cuando comenzó a gritar a través de su mordaza.
- Ella es inocente.

El hombre le dedicó una cruel mirada.

- Nadie es inocente. Y aun si ella fuera, no me importa -. Él sacó un cuchillo de caza de su chaqueta y lo apuntó contra la garganta de Kerri. -Díme donde está ese bastardo o vela morir.

- Pero yo no sé— -él se calló cuando el hombre presionó el cuchillo tan cerca que pinchó el cuello de Kerri.

Ella gritó, tratando de apartar su cuello de la hoja.

- Vale, vale,- dijo Cael, tratando de buscar una manera de evadirlo al tiempo que sus poderes se debilitaban aún más.

Pero lo que más le preocupaba era, ¿A dónde se había ido Amaranda? Obviamente, ella fue la que le había llamado y este idiota las había confundido a las dos Aun así, si cualquier cosa le ocurriese a Kerri, Amaranda nunca se lo perdonaría.

Ni se perdonaría él a si mismo.

Y entonces él lo sintió… esa sensación de picazón ante la presencia de un Daimon.

Solo que allí había dos.

La puerta se abrió y el mundo entero de Cael se vino abajo. Amaranda estaba entre los dos Daimons con sus manos atadas a la espalda. Ella estaba pálida y temblando mientras sangraba por una herida en su cuello.

Habían estado alimentándose de ella y por su apariencia, casi la habían dejado seca.

- Mira a quién encontramos tratando de advertirle, Papá.
- ¡Maldito! - gruñó Cael. Sin pensarlo, se abalanzó sobre ellos.

Aunque sus poderes casi se habían extinguido, él atrapó al primero por la cintura y ambos cayeron desgarbadamente en el pasillo. El daimon no soltó a Amaranda, quien aterrizó encima de Cael.

Él se tomó un segundo para asegurarse de que ella estaba bien antes de hacer pedazos la cuerda que le ataba las manos a ella y patear entonces al segundo daimon alejándolo de ellos. Gruñendo, Cael trató de alcanzar al que había abordado sólo a para oír un disparo de un arma.

Él se impulsó hacia atrás cuando las balas impactaron en su cuerpo en una rápida sucesión. El dolor de ello le robó el aliento mientras caía desangrándose al suelo.

El daimon lo levantó y le asestó un puñetazo en la mandíbula. El impacto lo envió de vuelta a la pared de modo que el otro daimon pudiera patearle en el estómago.

Cuando el Daimon se movió para patear a Cael otra vez, él agarró su pierna y lo empujó de regreso. El Daimon resbaló sobre la sangre de Cael y golpeó el suelo con un ruido sordo. Él pateó al Daimon en las costillas y se volvió a agarrar el otro.

- Quédate quieto, cabrón, o le meteré a tu pequeña compañera de juegos una bala en el cerebro. Y desde que ella es apolita, esto acortará incluso más su reducida vida.

Cael se congeló instantáneamente.

- Date la vuelta.

Él lo hizo y vio que el hombre mayor tenía a Amaranda delante de él con su arma apuntando a su cabeza. El corazón de Cael dio un salto al ver el terror en los ojos de ella mientras su propia cólera nublaba su vista. Maldito fuese ese bastardo por asustarla.

- Todo irá bien, nena.
- No si no contestas a mi pregunta-. Él cargó el gatillo contra la sien de ella.

Cael oyó a Amaranda rezando en atlante en apenas un susurro.
Si le daba la localización de Nicholas, lo matarían. Si no lo hacía, matarían a Amaranda.

Su mejor amigo o su esposa. ¿Cómo podía decidir?

- Bien,- gruñó el hombre. –Que sea a tu manera -. Él comenzó a apretar el gatillo.
- ¡No!- gritó Cael, dando un paso adelante. – Él está...

No podía decirlo. Él simplemente no podía hacerlo. Habiendo sido traicionado, ¿Cómo podía él traicionar a alguien más?

- No juegues conmigo, chico.

Cael aspiró profundamente apuntó una sincera mirada de odio hacia el bastardo.

- Él está en The Last Super Club en Pioneer Square-.

El hombre estrechó una dudosa mirada en él.

Uno de los daimons agarró a Cael por el pelo y jaló de su cabeza hacia atrás.

- ¿Estás mintiéndonos, Dark-Hunter?
- No,- él mintió con convicción. - No me atrevería.
- ¿Tú que piensas, Papá?- preguntó el daimon que le sujetaba al hombre que llevaba el arma.
- O nos está diciendo la verdad o es un maldito buen mentiroso. Desde que no se cual, creo que deberíamos mantenerlos vivos, por si acaso.

Imágenes de su familia muriendo mientras había estado impotente para detenerse su tortura rasgaron a través de su mente. Él miró a Amaranda y a su hermana y vio el terror en sus ojos.

No había manera en el infierno en que él volvería a vivir ese momento. Él estaba por la labor de dejar que fuesen torturados mientras él estaba impotente para detenerlo. Y con ese pensamiento, el último de sus poderes de Dark Hunter se evaporó.

El hombre le lanzó un par de esposas al Daimon, quien las atrapó y aplicó una sobre la muñeca de Cael. Él se balanceó y codeó al Daimon directamente en la cara.

- ¡Derrick! – gritó el hombre antes de que comenzase a disparar sobre Cael otra vez.


Cael se negó a detenerse. Sacó su daga y se volvió para matar al Daimon.

Se oyó otro disparo, un instante antes de Cael sintió algo afilado y caliente perforar su espalda. Era el cuchillo que el hombre había usado para amenazar a Kerri. Cael lo supo en el instante en que la hoja no se proyectó fuera del frente de su pecho. El hombre retorció la hoja lateralmente y luego la rompió completamente en la empuñadura para dejar la hoja sepultada profundamente en el corazón de Cael.

Los oídos de Cael zumbaron cuando mientras saboreaba su propia sangre. Él oyó los gritos de Amaranda a través de la neblina cunando su vista se oscureció.

Se estaba muriendo…

Incapaz de respirar por el dolor, cayó de rodillas.

Amaranda dejó escapar un grito ante la vista de Cael cayendo. La agonía y la pena la atacaron y despertó la luchadora que había dentro de ella. Su furia enraizó, lanzándose contra el hombre que le había apuñalado. Antes de que pudiese alcanzarle, su hijo Daimon se volvió para luchar con ella. Él la agarró y la abofeteó con dureza. Ella giró para enfrentarle otra vez y luego actuó por puro instinto apolita.

Ella se lanzó a su garganta y hundió sus colmillos en la carne. Su padre maldijo como la arrancó alejándola de su hijo, pero en el proceso él mismo causó que ella seccionase la yugular del Daimon. En lugar de morir rápidamente, él cayó al suelo y yació allí mientras su sangre se derramaba sobre él y se estremecía incontrolablemente.

Su padre dejó escapar un angustiado grito antes de que él disparase contra Amaranda y su hermana.

Con su vista perdiendo intensidad por dolor, Amaranda cayó al suelo y no pudo moverse. Era como si estuviese completamente paralizada.

- Así es como me ayudas,- gritó el hombre, - ¡Os veré a todos vosotros muertos! ¡Muertos!.

Él la pisoteó repetidamente en su pequeña espalda antes de que el otro Daimon lo separase de ella.

- Vamos, Papá, llevaremos luto por Derrick más tarde. Tenemos que salir de aquí antes que los Apolitas se den cuenta de estamos aquí y de lo que hemos hecho.
- Tengo una orden de registro.
- Y acabas de matar a dos miembros de su familia. Las órdenes de registro no son para tu gente, no la mía. Nos matarán a ambos.

Él la pisoteó una última vez antes de marcharse.

Amaranda apenas podría ver por las lágrimas en sus ojos. Ella nunca había conocido un dolor físico o mental como el que parecía estar padeciendo ahora.

- Cael,- lloriqueó ella, necesitando tocarle. Incluso aunque todo lo que ella quería hacer era cerrar sus ojos y dejar que la muerte la alejase de la agonía de su cuerpo, ella se negó a irse sin sostener su mano.

Eso era lo que él le había prometido a ella la noche en que se habían casado.

- No dejaré que mueras a solas. Yo estaré allí contigo, tu mano en mi mano, hasta el fin.

Ella no le dejaría morir sin que saber que ella estaba allí para él. Su mano en la de ella él.

Con todo el cuerpo tembloroso, ella se arrastró a través del piso resbaladizo hasta que ella llegar hasta él. Para su sorpresa, él estaba todavía vivo, pero sólo apenas. Había lágrimas en sus ojos mientras respiraba imperceptibles jadeos. Ya no más del color negro de un Dark Hunter, sus ojos ahora eran de un bello ámbar.

- ¿Cael?

Ella vio el fuego en sus ojos como él cuando clavó los ojos en ella.

- Sunshine – jadeó él.

Ella ahogó un sollozo como él la llamó por el apodo que le había dado a ella durante sus votos matrimoniales… votos que él había escrito solamente para ella.

- Incluso aunque camine sólo en la noche, nunca conoceré oscuridad mientras que tú, mi Sunshine usted, estés a mi lado.

Él tragó mientras extendía la mano para tocar su mejilla.

- Lamento no haberte escuchado.

Amaranda se lamió los labios, volviendo a saborear la sangre del Daimon.

- Está bien, cariño.- Ella colocó la cabeza sobre su pecho y lo sostuvo mientras él jugaba con su pelo.

Ella esperaba morir totalmente de esa manera. Cerrando sus ojos, ella esperó a que la muerte se la llevara.

O así pensaba ella. Pero cuando los segundos pasaban y la respiración de Cael se iba haciendo más débil, la de ella solo se hacía más fuerte.

Y más fuerte.

El dolor de su cuerpo se retiró cuando algo comenzó a arder en el centro de su pecho.

No era excesivamente doloroso, pero no era muy cómodo.

Era…

Ella sintió que su vista se hacía más sensible. Jadeando, ella se levantó cuando se dio cuenta de lo que ocurría.

Se estaba convirtiendo en Daimon.

¿Pero cómo? Ella no había…

Su mirada cayó al Daimon que ella había asesinado.

- Oh Dios – jadeó ella cuando se dio cuenta.

Ella había bebido la sangre de un Daimon y en esa sangre estaban las almas humanas que él había robado. Ahora esto estaba convirtiendo su cuerpo.

Y estaba salvando su vida…

Ella bajó la mirada a su pecho para ver la pequeña mancha negra sobre su corazón—el lugar donde las almas humanas se reunían a fin de nutrir su sangre daimon y evitar que su cuerpo apolita decayese. Y cuando observaba, su cuerpo expulsó las balas fuera de su carne y se sanó a si mismo.

Con su corazón latiendo apresuradamente, ella miró hacia el daimon cuya sangr todavía salía a raudales de él. Había sólo tres formas de matar a un Daimon. La luz del sol, perforando su marca Daimon sobre su corazón, y seccionándole la yugular.

El Daimon no estaba muerto todavía. Una vez que su sangre fuese completamente expulsada de su cuerpo, él se convertiría en polvo.

Pero ella podría salvar a Cael…

Él nunca te perdonará.

Tal vez, pero moría, él se convertiría en una Sombra y pasaría el resto de la eternidad sufriendo un perpetuo infierno. No habría diosa que le ofreciese clemencia. Ningún trato con Artemis que le devolviese la vida. Su cuerpo se desharía en polvo y él estaría atrapado sin su alma. Por siempre. Ninguna forma de que descansara. Ninguna forma de regenerarse o reencarnarse.

Solo una eternidad de dolor.

Más que nada, él estaría solo.

- Perdóname, Cael,- susurró ella, extendiendo sus labios sobre los de él para besarle suavemente.

Sin otro pensamiento, agarró el brazo del Daimon y tiró de él hacia ella. Agarrando un cuchillo del cinturón del Daimon, le abrió la muñeca. Ella vaciló. La sangre del Dark Hunter era venenosa para los Daimons, ¿Sería la de los Daimons venenosa para los Dark Hunters? ¿Por intentar salvar a Cael, acabaría destruyéndolo? ¿Pero que elección tenía? Si no hacía nada, él ciertamente moriría. Decidiendo que debería afrontar el riesgo, ella sujetó la muñeca del Daimon sobre los labios de Cael.

Demasiado débil para apartarse, él no tuvo más opción que dejar que la sangre entrase en su cuerpo.

Sus ojos se abrieron repentinamente cuando gritó de dolor. Él se contorsionó en el suelo como si estuviese en absoluta agonía.

Amaranda retrocedió, apartando el brazo del daimon.

Él rodó de lado, maldiciendo y sacudiéndose como si algo estuviese intentando hacerlo pedazos.

- No,- jadeó ella, aterrorizada de que solo hubiese conseguido lastimarlo aún más. Ella depositó la cabeza de él en su regazo y le sujetó cerca mientras él agarraba su camisa con tanta fuerza que los huesos de sus nudillos sobresalieron.

Y entonces lo vio…

El cuchillo estaba saliendo de su espalda. Lentamente, dolorosamente, poquito a poco, salió hasta aterrizar en el suelo con un sonoro golpe.

Amaranda clavó los ojos en eso mientras sentía que la respiración de Cael se estabilizaba. Él aflojó su asidero en ella.

Ella bajó la mirada y vio algo que de acuerdo con las leyes de los Dark Hunter no se suponía que ocurriese. Los ojos de Cael eran ahora una sombra antinatural de ámbar con vetas negras corriendo a través de ellos.

- ¿Qué me has hecho, Amaranda?- preguntó en un rabioso, demoníaco tono.
- Te he salvado, Cael.

Pero incluso cuando esas palabras abandonaron sus labios, ella sabía la verdad. Ella no lo había salvado.

Ella les había condenado a ambos directamente al infierno.
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Mensaje por *annie d' jonas* Mar 12 Oct 2010, 7:41 pm

waooooo!! ahhh qierooo massssssssss!!!!
*annie d' jonas*
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Mensaje por Invitado Mar 12 Oct 2010, 8:56 pm

Sigueelaa!
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Mensaje por Invitado Mar 12 Oct 2010, 9:29 pm

Woooow
OMG'''''¡¡¡¡
k cap me ha encantado y fascinado
xfa siguelaaaaaaaaa
sube cap
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