"Chico travieso" (Joe y tú)

¿ESTÁN PREPARADAS?

SI CAPITAN ESTAMOS LISTOS, NO LOS ESCUUUUUUUCHO, SI CAPITAN ESTAMOS LISTOS.. VIVE EN UNA PIÑA DEBAJO DEL MAR, BOB ESPONJA ♪♫



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(??????????????

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAA
HOY ESTOY EN ESOS DIAS QUE NO PARAS DE FLASHEAR Y DECIS CUALQUIER BOLUDES *___*(??
PERDON A LAS PERSONAS QUE ESTAN LEYENDO ESTO(?
Y SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSI
YA ME ASEGURE LA ROPA INTERIOR COSA DE QUE TODO SIGA EN SU LUGAR(? Y ESPERO EL CAAAAAAAAAAAAAAAAP

:twisted:

NANANA PASÉ DE PAGINAA
SOY MUY GROSA 8)
ADE DECIME QUE SOY GROSA
(? JAJAJAJAJAJA

—En cualquier sitio excepto aquí —gruñó—. Ahora a dormir, picaruela. Estaré maldito si tengo a nuestros padres oyéndonos aquí estrujándonos los cerebros. Estoy muy contento de mantener mis partes privadas intactas si es lo mismo para ti.

Ella rió entre dientes, echando aire alrededor, entonces el horror de todos los horrores, porque su control estaba bordeando hacia lo inexistente, ese trasero pequeño y curvilíneo se metió en sus caderas, almohadillando la plenitud furiosa de su polla. Hijo de puta.

—Buenas noches, Joe. —Su fuerte ronroneo casi le tuvo corriéndose en los pantalones—. Quizá mañana veamos lo que puedes hacer realmente sin tus primos alrededor para aprobarlo.

Una sonrisa le curvó los labios. Oh, él le mostraría todo lo bueno, de una manera que nunca podría imaginarse.


Capítulo 9

______ miró fijamente a la cama mientras salía de la ducha a la mañana siguiente. Estaba perfectamente hecha, el edredón florido alisado, las almohadas amontonadas ordenadamente en la cabecera. Y sobre los pies del colchón estaba la ropa que ella no había llevado desde el ataque.
Los vaqueros de cintura baja estaban remendados y desteñidos, y sabía exactamente cuán bajos eran. La pretina apenas alcanzaba los huesos de la cadera, con el cierre delantero hundiéndose casi una pulgada.

La camisa blanca veraniega estilo chaleco se alzaba sobre el ombligo, y revelaría el anillo de vientre que brillaba encima de la camisa. La esmeralda miel brillante centelleaba y brillaba bajo un rayo de sol que entraba por la ventana. Había elegido esa gema particular a causa de su semejanza con los ojos de Joe.
_____ respiró profundamente antes de girar la cabeza para mirar fijamente a Joe donde estaba sentado en el sillón reclinable. Inclinado hacia delante, sus brazos descansaban en las rodillas, la miraba en silencio, la emoción arremolinándose en su mirada. Compasión, comprensión, determinación.

Ella dio un paso más cerca de la cama, volviéndose a mirar fijamente la ropa. Había estado demasiado asustada para llevarla antes, aterrorizada de que su forma de vestir había de algún modo causado el ataque.
Todavía estaba asustada, pero mientras estaba allí de pie, se dio cuenta de que el terror que la había llenado a menudo antes de que Joe volviera, ahora no estaba allí. Así como él la había protegido de esos matones años antes, sabía que la protegería ahora.
Se aclaró la garganta antes de hablar.

— ¿Estás seguro de que le puedes atrapar? —Agarró el anillo del vientre, mirándolo fijo y atentamente.

—Estoy seguro, ______. —Su voz era oscura, profunda, segura.

— ¿Sabes quién es? —Conocía a Joe y a sus primos. Y sabía que Kevin y Nick habían estado investigando el ataque desde que sucedió.

—Todavía no. Pero lo sabremos. No está lo bastante cuerdo para ocultarse mucho tiempo.

¿Podría ser una mujer otra vez, más que una niña ocultándose? ______ admitió, solamente en silencio, que la mujer había estado protestando por la ropa ancha y la falta de la aventura desde hace un año. Estaba para volver, justo como el psicólogo le había advertido que estaría.
Asintió lentamente.

—Necesito ir al pueblo hoy. Al balneario. —La cera íntima había sido postergada demasiado.
La tensión comenzó a crepitar en el cuarto. Sabía que él sabría lo que significaba. Joe era un experto en el cuerpo de una mujer y en todos los variados procedimientos que ellas usaban para tentar a un hombre.

—Me gustaría llevarte. —Su voz era ronca—. Podríamos recoger la cena para más tarde y salir al lago.
Ella inhaló pesadamente antes de asentir. Podía sentir en su interior temblores con el conocimiento de que una vez que la llevara al lago, ella estaría en su cama.

—Eso suena bien —dijo mientras se giraba hacia él lentamente.
Ella dejó caer la toalla que la cubría, miró los ojos ardientes de él, a su cara ruborizaba y su cuerpo atrajo su inmediata atención mientras se paraba delante de él.

—Es difícil ponerlo. —Le tendió el piercing—. ¿Me ayudarías?

— ¡Buen Dios! —Su mirada se movió hacia ella lentamente—. Es la casa de papá, ______. Si te follo aquí, me matará.

—No te pedí que me follaras, Joe. —Mantuvo su voz baja, íntima mientras se movía hacia él—. Te he pedido que me pongas el piercing. —Extendió el brazo, los dedos sosteniendo la gema brillante.

Adoraba provocar a Joe, siempre lo había hecho. La mirada en sus ojos la dejaba jadeante, mostraba su hambre. Era la razón por la que siempre le había esperado, siempre había sabido que le pertenecía. Durante años, cada vez que la miraba, se la comía con los ojos, la consumía con un hambre en ellos. Justo como lo hacía ahora.

Sin hablar, él se adelantó, abriendo las piernas antes de agarrarle las caderas con la mano, empujándola hacia delante. La mano estaba caliente en su carne, raspando contra ella, enviando chisporroteantes impulsos de placer barriendo por sus terminaciones nerviosas.

—Dame el anillo. —Su expresión era pesada con intención sensual mientras tomaba el anillo de sus dedos.

______ estaba de pie inmóvil, silenciosa mientras él insertaba el curvado
metal en el diminuto agujero antes de chasquear la bola en su lugar. Pero no se detuvo de tocarla allí. Colocó la esmeralda en forma de lágrima sobre la entrada del ombligo antes de que sus dedos rozaran el bajo vientre.
Su matriz se convulsionó bajo sus dedos mientras el placer rompió a través de ella. Más abajo, sentía las curvas del coño humedecerse aún más de lo estaban mientras la vagina pulsaba con pesada necesidad.

—Mira que bonito —susurró él, los ojos centrados entre sus muslos mientras los dedos de ella se agarraban a sus hombros y las rodillas temblaban—. Estás mojada para mí, _____.

—Siempre estoy mojada para ti. He estado mojada durante años, Joe —lloriqueó.
Se dio cuenta del error que había cometido al provocarlo. Ella estaba demasiado hambrienta, le necesitaba demasiado para tentar lo que sabía que no podía tener bajo el techo de Paul.

Ella miró fijamente hacia abajo a Joe en una neblina de la necesidad mientras él se movía, acercando la cabeza, presionando los labios en su bajo vientre mientras ella jadeaba ante su contacto. Las manos de dedos largos le acariciaron desde las caderas a los muslos, apartándolos suavemente con el codo antes de levantar la cabeza. Él miró fijamente los pliegues enrojecidos de su montículo. El pulgar acarició el tatuaje justo encima del coño. El águila en vuelo, un ala hundiéndose en la carne húmeda.

—Quiero saborearte, ______ —gimió, su voz volviéndose más áspera—. Quiero tumbarte, abrir esas bonitas piernas y lamer todo ese suave jarabe.
La debilidad la inundó, llevándose el aliento, sus sentidos, y convirtiéndolos en un duro dolor solo por eso.

—Estás tan mojada. —Los dedos de una mano se arrastraron por el muslo, luego se deslizaron lentamente, tan lentamente, pero con resultados destructivos, por la densa humedad que había entre los suaves dobleces de carne.

—Joe —respiró, deslizando los dedos por su pelo mientras la cabeza se hundía en su vientre otra vez—. Por favor, tócame. Por favor.
Ella había esperado tanto, soñado tan desesperadamente su toque que ahora que sucedía, temía que solo fuera otro sueño.

—Haré más que tocarte, nena —susurró mientras los labios se movían más cerca del dolor que latía en su clítoris—. Voy a tocarte, saborearte, voy a hacerte chillar por mí, _______. Rogar por más.
Bien. Ella podría manejar eso.

—Ahora.

Ella sentía su risita, el sonido áspero, llenó de hambre cuando sus dedos rodearon su clítoris. Sus caderas se arquearon hacia delante mientras un grito grave salía de sus labios. La necesidad llameaba dentro de ella con una intensidad que apartó todo de su mente.

—Shhh, nena —gimió él, los dedos separándola—. Recuerda a Paul.

¿Paul quién?

Su respiración susurró sobre el húmedo brote que latía, enviando sus sentidos a tambalearse cuando un golpe sonó a la puerta. _______ saltó en el puño de Joe mientras le sentía tensarse bajo su asidero.

—Joe, me dirijo fuera. Necesito hablar contigo antes de salir —llamó Paul a través del grueso panel—. Sal aquí, chico, así puedo ir a trabajar.
Ella oyó sus pasos que retirándose mientras los dedos de Joe se deslizaban lentamente de la carne.

—Maldición —exhaló él, haciéndola retroceder mientras levantaba la cabeza para mirarla fijamente—. Eres peligrosa, cariño.

—No pares. —______ sacudió la cabeza mientras él se levantaba de la silla, acariciándole la espalda con las manos, aún sosteniéndola.

—Te llevaré al balneario —murmuro—. Y más tarde, te mostraré cuánto adoro tener tu dulce coñito desnudo para mí. Vístete, nena, para que podamos escaparnos un rato.
Los labios susurraron sobre los suyos, ignorando su súplica silenciosa por más mientras ella separaba los labios.

—Vístete —le dijo otra vez, retrocediendo—. Deja de volverme loco, nena. Vamos a salir de aquí.

Bien, los dos podían jugar a este juego, ______ estaba segura. Estrechó los ojos mientras miraba a Joe pasear por el dormitorio, su cuerpo tenso con la tensión y el bulto en sus pantalones tan aparente que había sacado los faldones de su camisa blanca de algodón para cubrirlo. Estaba segura de que no había manera de que Paul no fuera a darse cuenta del problema de su hijo.

Rió disimuladamente ante el pensamiento del duro de Joe retorciéndose bajo la mirada de su padre. Paul era un buen tipo, pero sabía como era. No había deseado que esta relación se desarrollara entre ella y Joe, ni tampoco su madre, aunque no estaba segura de por qué. Ella siempre había querido a Joe, y a pesar del matrimonio de Paul y su madre, nunca había entendido las razones para su desaprobación.

Veinte minutos más tarde, vestida y sintiéndose más femenina y menos atemorizada de lo que se había sentido en meses, ______ descolgó el teléfono y llamó al balneario. Marla Reiner, su técnica predilecta, estaba disponible y ansiosa de ver a ______ volver a sus visitas regulares. Con una pequeña maniobra, Marla logró incluirla en el horario y desconectó la llamada con un alegre adiós.

Respirando profundamente, _______ colocó la mano en el estómago para tranquilizar a las mariposas que corrían por su sistema antes de moverse a la puerta del dormitorio y dirigirse abajo.

En un resquicio de su mente estaba el conocimiento de que nada sería jamás lo mismo después de este día. Una vez Joe la tuviera, sabia lo que sucedería. Las preguntas todavía la inundaban, mientras sufría una instintiva molestia respecto a la idea de que Joe no pudiera querer tocar jamás a otra mujer, no importaba la relación que se desarrollaba entre ella y sus primos.

Dios, era tan extraño tener ese pensamiento en su mente. Siempre había estado lejano, un conocimiento de lo que podría suceder si ella entraba alguna vez en la cama de Joe. No habría sólo un hombre, sino tres complaciéndola. Ahora que podría ser la realidad, se encontraba curiosa y vacilante. Excitada y asustada. Pero _______ sabía que no estaba dispuesta a retroceder. Quizá fuera diferente, quizá no lo fuera.

Durante años habían abundado los rumores sobre los primos Jonas. Las mujeres cuchicheaban sus nombres con placer travieso al pensar en ellos.
Sus amigas le habían informado bromeando que estaba loca por no meterse en la cama de Kevin o de Nick mientras Joe estaba en el servicio.
Podría hacerlo. Pero profundamente sabía a quien pertenecía su corazón para hacer la diferencia. Solos, Kevin y Nick no tenían atracción para ella. Pero con Joe…
Ella dio un paso a la cocina, mientras él giraba para encararla, los ojos miel profundos aprobando, y hambrientos.

Pertenecía a Joe.

F l r e n c i a. escribió:NANANA PASÉ DE PAGINAA
SOY MUY GROSA 8)
ADE DECIME QUE SOY GROSA
(? JAJAJAJAJAJA

ERES RE GROSAAAAAA ♥

Jjajajaja
LO AME!!
Dios!!
Me hare un piercing en le ombligo!! :twisted:
SIGUELAAAA!!!

OOOOOBVIO QUE PERTENEZCO A JOE
LO AMO
AAAAAAAAAAAAAAAYYY
ADE QUIERO MÁS!!
:bounce:
SEGUILAAAAAAAAAAAAA

siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :) siguela :)

uuuhhh!!! ade nueva lectora!!!! me encanta la nove!!!!!!
dios!! espero proximo capp!!!!!

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Durante años habían abundado los rumores sobre los primos Jonas. Las mujeres cuchicheaban sus nombres con placer travieso al pensar en ellos.
Sus amigas le habían informado bromeando que estaba loca por no meterse en la cama de Kevin o de Nick mientras Joe estaba en el servicio.
Podría hacerlo. Pero profundamente sabía a quien pertenecía su corazón para hacer la diferencia. Solos, Kevin y Nick no tenían atracción para ella. Pero con Joe…
Ella dio un paso a la cocina, mientras él giraba para encararla, los ojos verdes profundos aprobando, y hambrientos.
Pertenecía a Joe.

****

Dios, ella era magnífica. Joe no podía mantener los ojos lejos de ella mientras conducía el camión por Somerset, escuchando su voz suave atrapándolo con chismes locales.

Johnny Flowers intercambiaba mujeres con su peor enemigo, Buck Layne. Crista Jansen regresó a casa y se había mudado a casa de sus padres fuera del pueblo. Nadie sabía por qué había vuelto al pueblo después de tantos años lejos, pero todos rumoreaban acerca de ello. Joe apostaba a que Kevin estaba interesado en eso. Había estado caliente como el infierno por Crista antes de que ella se fugara a la universidad ocho años antes.

Una de las viejas amigas de Joe ahora poseía el café que él, Kevin y Nick habían frecuentado antes de que Joe se fuera, y para la mayoría, todas las cosas que habían cambiado, todo estaba bastante igual. Era una de las cosas que Joe adoraba sobre su casa. Era familiar, entrañable.


El lago Cumberland era un lugar de misterio y belleza, y los pequeños pueblos que lo rodeaba estaban llenos de amigos y familia y recuerdos que lo habían mantenido a través de los últimos ocho años en el servicio.
Y recuerdos de _______.

La miró otra vez, la luz que reflejaba en la esmeralda en su bonito vientre atrajo su mirada otra vez. Le hacia ponerse duro. Maldición, se estaba muriendo por ella, su polla latía como un dolor de muelas en su vaqueros y la boca se le hacia agua por el sabor de ella.

Entró en los límites de la ciudad, navegando el tráfico de verano mientras al popular balneario donde las mujeres del pueblo parecían congregarse.

—Aquí estás. —Se metió en un espacio vacío delante de la entrada y se giró hacia ella—. He programado mi número en tu móvil, llámame antes de salir. Me reuniré con Nick y Kevin en un café calle arriba, así que no estaré lejos.
Esos labios besables se curvaron en una lenta, prometedora sonrisa mientras se inclinaba cerca.

—Apuesto a que puedo andar por la calle por mi misma, Joe —susurró burlonamente, enviando una sacudida de temor a través de su alma.

— ¡No! —No había querido que su voz sonara tan dura, pero el ligero estremecimiento y la chispa de temor y enfado que llenó sus ojos le aseguró que había sido mucho más duro de lo que había pretendido.
Joe tomó un rápido y fuerte aliento antes de pasarse los dedos por el pelo, la frustración comiéndole vivo.

—Lo siento, nena —gruñó, su voz todavía más áspera de lo que quería—. No me asustes así. Dame un momento, ¿vale? —Le dio una rápida y consoladora sonrisa—. Déjame protegerte, ______.
Ella se sentó contra la puerta ahora, sus ojos grises tranquilos, su expresión cerrada hasta que echó un vistazo fuera y bajó la cabeza.

—Entiendo, Joe —suspiró finalmente—. Pero estoy cansada de ocultarme. —
Se giró hacia él, con un ceño en las cejas—. Estoy cansada de permitirle ganar.
Y ella le estaba rompiendo el corazón y aterrorizándolo. Conocía a ______. Era impulsiva, terca, y una vez que se decidía, raramente cambiaba.

—_______, prométeme que me llamarás antes de salir. —Se estiró hacia ella, pasándole los dedos por la mejilla, sintiendo el pequeño temblor de respuesta que corrió por ella—. No luches conmigo por esto, por favor. Él es un loco…

—Yo no estoy loca. —Le apartó la mano y le fulminó con la mirada—. Te llamaré, Joe. Pero no creo que vaya a intentar nada en pleno día. Sería demasiado arriesgado.

—Punto tomado. —Asintió—. Pero no podemos estar seguros, tampoco. Hasta que sepamos con que tratamos, vamos a ser cuidadosos.

—Eso lo dice el hombre que quiere pinchar al loco dejándole creer que voy a tomar a los primos Jonas todos a la vez —le recordó—. Creo que andar por la calle es malditamente mas seguro.

—Exactamente por lo que no debes pasear por la calle sola —indicó suavemente—. Él sabe que te tengo ahora, _______. Lo cuál significa que Kevin y Nick no están lejos de sus ojos. Desde ahora en adelante, no le podemos subestimar. No daremos nada por sentado.

Joe aprisionó la violencia que se alzaba dentro de él. Cuando la miró a su cara vulnerable, viendo la necesidad de vivir en los ojos, la desesperación creciente que acechaba justo más allá de las profundas sombras grises, quiso matar. Sabía que si se las arreglaba alguna vez para agarrar al bastardo que osó tocarla, entonces lo mataría. No dejaría nada para la justicia que lo condenara.

—Bien. Te llamaré antes de salir —dijo bruscamente con una chispa de enfado por la que no podía culparla—. Pero no te acostumbres a recogerme si no te importa. Tengo otras pocas cosas que querría hacer mientras estoy en el pueblo.

Ella se estiró para agarrar la manilla de la puerta. Igualmente rápido Joe la agarró por el brazo, haciéndola girarse hacia él. La mano se movió, los dedos se enredaron en su cabello mientras le echaba la cabeza atrás y capturaba sus labios rápidamente con los suyos.

El calor del verano, relampagueante y el dulce sabor de la pasión de una mujer se encontraron con su hambre, tensando su intestino con lujuria. No podía esperar para tenerla debajo de él. En ese momento, nada importaba excepto conseguir pasar el resto del día hasta que pudiera llevarla a la casa flotante y a la cama grande que los aguardaba allí.
Se forzó a soltarla segundos más tarde, mirando fijamente a sus rasgos aturdidos con una satisfacción tan intensa que hizo que sus pelotas se apretaran.

—Eso no fue justo. —Ella sonrió a pesar del castigo, las mejillas ruborizadas con el calor y su respirar jadeante.

—Seguro que lo fue —susurró él, echándola atrás, a pesar de la necesidad de envolverla en sus brazos y escaparse con ella. Quería ocultarla. Para cerciorarse de que nadie pudiera tocarla jamás otra vez—. Necesito tocarte, nena. Siempre es justo, considerando cuanto he esperado para hacerlo.

Ella bufó ante eso antes de pasarse los dedos por el pelo y mostrarle una mirada contrariada.

—Nadie te hizo esperar.

Salió del camión antes de que él pudiera detenerla, lanzándole una sonrisa alegre antes de cruzar la acera y entrar en el balneario.
Joe exhaló bruscamente. Ella iba a ser su muerte, no había otro camino.
Con su inocencia brillante, tentadores ojos y cuerpo dulcemente redondeado, sabía que era capaz de hacerle maldecir tan a menudo como suspiraba de necesidad.
Dio a la cabeza un tirón rápido antes de salir del parking y conducir calle abajo hasta el café donde había dicho a Kevin y Nick que se encontraran con él.

El Reginald’s Café estaba modelado de nuevo, el interior fresco y dando la bienvenida mientras entraba. Kevin y Nick esperaban en una de las mesas de atrás, con unos humeantes cafés delante.

—Ya era hora de que llegaras, primo —gruño Kevin mientras él se deslizaba en la silla enfrente de él—. Pensaba que íbamos a tener que ir allá y rescatar a ______ nosotros mismos de tus garras.
Nick rió entre dientes mientras Joe se recostaba en su silla y miraba a su primo curiosamente. Kevin había cambiado con el paso de los años, más que cualquiera de ellos, pensaba Joe a veces. Era más oscuro, a pesar de la jovialidad, más callado de lo que solía ser.

Joe no sabía lo que había sucedido durante los años que pasó en los Marines, pero había afectado a su primo. Nick era tan perezoso como siempre, su sonrisa tranquila, sus ojos atentos. Por supuesto, ninguno estaba tan relajado, tan despreocupado como solían ser.

Había una oscuridad en ellos que siempre había acechado justo bajo la superficie. Una diferencia que los separaba de los otros hombres, que los hacía parecer más salvajes, más peligrosos. Y de alguna manera eran más peligrosos. Lo habían demostrado exteriormente.

— ¿Qué pasa? —Joe podría decir que allí pasaba más que un mal humor general.

Kevin se inclinó hacia delante, estrechando los ojos.

—Tuviste compañía fuera anoche. —La voz de Kevin era baja—. En ese pequeño montículo encima de la casa que mira al cuarto de _______. Lo comprobé esta mañana antes de dirigirme aquí. Debe haber estado allí toda la noche. El césped estaba hundido donde se sentó, con marcas de garra en el lado donde el bastardo clavó los dedos en el suelo. Está cabreado.
Y no tenían ni la menor idea de quien era. Joder.

— ¿Adónde vamos desde aquí, Joe? —Nick le miraba con una chispa de entusiasmo en los ojos que Joe sabía era debido más al pensamiento de una buena pelea que a la oportunidad de tocar a ________.

—La voy a llevar de vuelta al barco esta noche —respondió—. Nos dirigiremos a la ensenada. Deberíamos permanecer toda la noche. Veremos cómo afronta lo que quiere conseguir. Cenaremos en el barco. Dejemos que el bastardo piense que nos lo estamos pasando bien. Después de anochecer dos pueden deslizarse a tierra firme y yo me adentraré más en el agua. Veremos que sucede.

Kevin y Nick asintieron con tono pesimista. Estaban esperando, atentos, sus cuerpos ahora en alarma máxima. Nadie habría advertido el cambio.
Ellos se detuvieron mientras la camarera se movía hacia ellos, sus pasos lentos, la cabeza hacia abajo, las ondas de bruñidos rizos castaños atados en una cola de caballo baja, los bonitos rasgos clásicos tiesos y tensos.

Joe levantó la cabeza hacia la mujer. Crista Jensen mantuvo la cabeza cuidadosamente baja mientas rellenaba las tazas de café antes girar para irse.

—No me has preguntado si quiero algo para comer, Crista. —Kevin les sorprendió a todos con su voz burlona—. ¿No te advirtió Jenny que nos cuidaras bien?

—Cállate, Kevin —murmuró Nick, su voz baja era fácilmente audible.

Joe miró como Crista sacaba el cuadernillo de pedidos del bolsillo trasero de sus vaqueros, un lápiz de detrás de la oreja y miraba a Kevin con una chispa de ira. Kevin la miraba fijamente, expectante.

— ¿Qué querrías ordenar, Kevin? —Sus palabras fueron rechinadas, su voz áspera.

—Eh. Nada en este momento, pero asegúrate de comprobarlo en unos pocos minutos. —La sonrisa de Kevin fue todo dientes, un gruñido depredador si Joe hubiera visto jamás uno.

—Me aseguraré de hacerlo. —La sonrisa de Crista no fue menos antagonista mientras devolvía el cuaderno de pedidos al bolsillo, recogía la cafetera y se marchaba a zancadas.

En el minuto en que se giró, los ojos de Kevin se estrecharon y un destello de enfado ardió en las profundidades mientras se ponía de pie, hurgó en el bolsillo y dejó unos pocos dólares en la mesa.

—Os veré en el puerto —dijo bruscamente antes de salir a zancadas del café.
Joe miró perplejo antes de girarse a Nick.

— ¿Qué infiernos fue eso?

—Kevin caliente —Nick se rió por lo bajo—. Ella no le hará caso.

Joe miró a la mujer en cuestión y refrenó su sonrisa cuando advirtió su mirada, centrada directamente en Kevin mientras salía furioso del café. Triste, fatigada, su expresión marcada con la indecisión. Sí, ella le hacía caso, quizás más de lo que el tontorrón merecía.

Ahora era un interesante estudio.

SIGUELA
SIGUELA...PORFIS

OH, KEVIN ESTA ENAMORADO DE LA CAMARERA? O YO INTERPRETE CUALQUIER COSA? (ALGO QUE ES MUY PROBABLE(?) :| JAJAJAJ
YA QUIERO IR AL BARCO :twisted:
QUIERO ACCION CON CHOU!
JAJAJAJA
Y ME PARECE QUE EL PENDRIVE DE FII SE ESTA HACIENDO UNA PARTY CON EL MICROFONO DE JOE QUE NI TE CUENTO JAJAJAJA
ME ENCANTO EL CAP ADE :D
I MISS YOU TOO Y TAMBIEN MISSEO(? SUBIR CAP EN LA NOVE, ME DA PENA QUE YA HAYA TERMINADO U_U
AAH, ANTES QUE ME OLVIDE, DECIME SI NO TE MORISTE EN HEART & SOUL CUANDO JOE DICE "RIGHT HERE" Y PONE ESA CARA TERRIBLEMENTE VIOLABLE?
SIN LUGAR A DUDAS ESE FUE MI MOMENTO FAVORITO DE LA PELI, QUE COMO YA TE HABIA CONTADO CASI ME HAGO PIPI Y ME AHOGO EN BABA JAJAJAJAJA