Re: Estrictamente placer Joe Jonas y (Tn) Terminada

por **JB&1D2** Jue 31 Ene 2013, 6:01 pm

Ok mejorate !!!!

por **aranzhitha** Jue 31 Ene 2013, 6:03 pm

ah no te preocupes! Recuperate pronto!

por **~ CaraD** Jue 31 Ene 2013, 6:05 pm

Nueva lectora
Siguelaaaaaaaaaaaa:3

Espero que te recures, mejorate <3
PD: Tu novela es djfkhsjdsijfkdjsf se entiende?
Besos, #Julietta.

por **chelis** Jue 31 Ene 2013, 6:32 pm

OOOOOKIIISSS

por **Yhosdaly** Jue 31 Ene 2013, 7:05 pm

Síguelas piedad xC

por **chelis** Jue 31 Ene 2013, 7:19 pm

por **ElitzJb** Vie 01 Feb 2013, 3:26 pm

~ CaraD escribió:Nueva lectora
Siguelaaaaaaaaaaaa:3

Espero que te recures, mejorate <3
PD: Tu novela es djfkhsjdsijfkdjsf se entiende?
Besos, #Julietta.

bienvenida :hug:
espero q los siguientes capítulos te gusten disfrútalos ;)

por **chelis** Vie 01 Feb 2013, 3:52 pm

UN CAAAPIISS

por **ElitzJb** Vie 01 Feb 2013, 4:15 pm

Capitulo 15

Especial 1/2

—¿Vas a cenar esta noche en casa? —le preguntó (_Tn) a Joe cuando él se iba a trabajar.
—¿Qué hay de cena?
—Voy a probar una nueva receta de pechugas de pollo rellenas con salsa de vino.
—Cada vez me aprietan más los pantalones.
—Haces que suene como si fuera algo malo.
—Me siento como si viviera en la película Julie y Julia. La gente no debe comer tanta mantequilla, nata y vino.
—Tonterías. Julia Child y su marido pasaron de los noventa. Prefiero mantequilla y nata antes que una bolsa de patatas fritas. Es más sano y más sabroso.
—Yo no como patatas fritas.
—Si vas a protestar tanto, te pondré una ensalada.
—Vendré a cenar —se acercó a ella y añadió—: Y relléname una pechuga de pollo.
Cuando Joe llegó al trabajo, decidió que tendría que hacer algo con la rutina en la que había caído; resultaba demasiado cómoda, agradable, demasiado hogareña.
¡Pero es que esa mujer sí que sabía cocinar! Era extraño porque parecía la típica que sólo se alimenta de zanahorias y palitos de apio, pero no sólo cocinaba igual que Mozart componía, sino que además tenía un apetito voraz y disfrutaba tanto comiendo que era un placer verla.
Suponía que quemaba las calorías porque siempre estaba ocupada haciendo algo. Era una pena que no las quemara practicando sexo…
Se había prometido mantener las distancias, pero (_Tn) se estaba convirtiendo en una obsesión para él. Después de haberse acostado con ella, la veía como una especie de droga. Fantaseaba constantemente con las cosas que le haría y hasta el momento nunca había visto una cocina como el lugar más erótico de una casa.
No estaba acostumbrado a que las mujeres lo distrajeran en su trabajo ni a estar mirando constantemente el reloj, esperando a que llegara la hora de correr a casa y ver a esa belleza que lo esperaba allí.
Y cuando llegaba, ¿qué obtenía? ¿Sexo ardiente? No, comidas que le atrofiaban las arterias.
De camino a la reunión que tenía programada con una compañía de discos para intentar venderles su plan de seguros, pensó más en la situación. La señorita Cordon Bleu estaba fijando todas las reglas de la relación. No quería sexo, de acuerdo. Quería cocinar constantemente y crear un negocio desde su cocina, de acuerdo. ¿Pero utilizarlo como su conejillo de indias para probar todos los platos? No, por ahí no pasaba. No le importaría comer platos tan deliciosos y disfrutar de un buen vino si después podía quemar todas esas calorías de un modo placentero.
Pero claro, (_Tn) tenía a Philippe…, aunque Philippe estaba en Francia, muy lejos. No era él el que estaba comiéndose su comida, el que estaba compartiendo un hogar con ella. Si (_Tn) fuera suya, jamás permitiría que cocinara para otro, sabiendo lo que sus deliciosos platos podían despertar en un hombre.
Se dio cuenta de que no había llevado bien el asunto de (_Tn); había estado siguiendo sus normas tanto tiempo, que había olvidado que las reglas están para romperse.
Él era comercial, si no podía engatusar a una atractiva mujer con la que vivía para que se acostara con él, entonces no tenía cabida en el mundo de los negocios.
Al igual que el cierre de una venta, la idea de llevarse a (_Tn) a la cama lo llenó de excitación. No podía esperar, pero, ¿y si Philippe y ella iban en serio? Aprovechando que había llegado a la compañía de discos con cinco minutos de antelación, llamó a Sarah.
—¿Qué quieres? No estoy de humor.
—¿Tienes un minuto?
—Claro.
—Se trata de (_Tn).
—¿Qué le has hecho? Te juro que si la molestas o le haces daño, te mato. Es muy vulnerable, está intentando levantar un negocio y no es fácil. Así que si le creas algún problema, iré a buscarla, me la llevaré a casa y tú te quedarás cuidando de mi gato.
Después de unos segundos de silencio, Joe habló:
—Menuda bronca me has echado. ¿Te has quedado a gusto?
Ella se rió.
—Pues sí, me siento mejor. Lo siento. Son cosas personales.
—Estás a palo seco, ¿verdad? Reconozco los signos.
—Todo esto del sexo es la peor invención de la evolución.
—Y que lo digas. De hecho, te llamo por eso mismo.
—Si quieres que te expliquen lo de la semillita, entonces habla con papá. Vuelven la semana que viene y he oído que quieren hacer una barbacoa.
—Te llamo por (_Tn). Habla mucho por teléfono con un tal Philippe. ¿Sabes algo de él?
—¿Su amigo gay que vive en París? ¿Con el que estudió cocina? ¿Qué pasa con él?
Oír esas palabras para Joe fue como oír música celestial.
—¿Su amigo gay? Me pregunto si sabrá algo de lo del compromiso fingido. ¿Podemos confiar en él?
—Está en Francia y no habla inglés. Sinceramente, creo que tienes problemas mucho mayores de los que preocuparte, hermanito. Como lo de esa barbacoa en familia. Más te vale que mamá no haya estado tejiendo patucos de bebé durante su viaje.
—Tienes razón. Mira, tengo que colgar, llego tarde a una reunión. Podríamos salir alguna noche, (_Tn), tú y yo… y encontraré a un cuarto.
—Ya puedo encontrármelo yo, gracias.
—¿En serio? Creía que no estabas saliendo con nadie.
—Te equivocas.
—¿No debería eso ponerte de buen humor?
—Te equivocas, otra vez. Hasta luego.
Era difícil comprender a las mujeres en general, pero a las hermanas…

por **ElitzJb** Vie 01 Feb 2013, 4:19 pm

Capítulo 16

Especial 2/2

—Te quiero, horno —exclamó (_Tn) mientras sacaba del horno unos profiteroles absolutamente perfectos.
Aún tenía el pelo húmedo de la ducha y un delantal cubría su falda y su blusa. Cuando había estado trabajando en restaurantes, siempre había sacado tiempo para refrescarse y llevar ropa bonita, y ahora que trabajaba desde casa no veía razón para cambiar esa costumbre. Si se había duchado, cambiado de ropa y maquillado antes de que llegara Joe , había sido algo normal.
Oyó la puerta y su estúpido corazón se aceleró. Iba a tener que hacer algo porque estaban pasando demasiado tiempo juntos y, en lugar de sentirse feliz, estaba sintiendo un anhelo y un deseo dolorosamente parecidos a los de sus años de adolescente.
No fue la primera vez que se enfadó consigo misma por haberse acostado con él porque ahora sabía con todo tipo de detalles lo que se estaba perdiendo.
—Hola, cariño, ya estoy en casa.
—Tienes tu martini preparado y la cena está casi lista —respondió ella para seguirle la broma.
—Eres la mujer de mis sueños.
—Bueno, puede que haya mentido con lo del martini, pero sí que tengo la comida.
Y él tenía flores.
—Gracias. ¿A qué se deben? —dijo emocionada.
—Es mi forma de darte las gracias por estas fantásticas comidas.
¿Qué había sido de las quejas por el daño a sus arterias y a su cintura?
—Todo huele genial.
—Me he pasado un poco. He decidido cocinar todo lo que quiero poner en la boda y cronometrarlo. Es mucho trabajo, pero si contrato un pinche y camareros, lo lograré.
—¿Sabe tan bien como parece?
—Eso tendrás que decírmelo tú.
—Genial. ¿Tengo tiempo para darme una ducha antes?
—Claro —respondió ella algo sorprendida porque no solía ducharse nada más llegar del trabajo.
Y él, como si se hubiera dado cuenta de que se había quedado intrigada, dijo:
—Llevo todo el día corriendo de un lado para otro y he sudado. Necesito refrescarme.
Salió quince minutos después recién afeitado y, al verlo y oler su agradable perfume, (_Tn) sintió mariposas en el estómago.
La comida estaba deliciosa, pero a decir verdad apenas la saboreó. Joe estaba muy cambiado, se mostraba demasiado atento y fascinado con cada palabra que ella pronunciaba.
Después de que se hubiera terminado la pechuga rellena sin quejarse por el colesterol, ella le dijo:
—Tengo hojaldres de fresa de postre. ¿Quieres probarlos?
Él negó con la cabeza.
—Ninguna pareja podría llegar a tanto en su noche de bodas. Todo lo que has cocinado debe de ser afrodisíaco.
—No.
—Entonces, ¿por qué siento la necesidad de hacerte el amor cada vez que te miro?
Ella tragó saliva y bajó la mirada.
—¿Eso te pasa?
—Sí, pero acordamos que no… Tú pusiste las reglas y yo accedí a cumplirlas. No fue idea mía, pero no concibo la idea de vivir con una mujer bellísima y tener que irme a la cama frustrado.
—¿Te has sentido frustrado? —le preguntó (_Tn) mirándolo a los ojos.
—Cada noche.
—No… no sé qué decir.
—¿Y si me dices que tú también te has sentido así todas las noches?
—No todas las noches —respondió incapaz de contener la sonrisa.
—Si al menos ha habido una noche en la que te hayas quedado despierta pensando en mí, no me sentiré como un inepto.
—¿Inepto?
—Hubo un tiempo en el que me iba bastante bien con las mujeres. Puede que no lo sepas, pero…
—Claro que lo sé. Cuando íbamos al instituto, tenías todo tipo de chicas revoloteando a tu alrededor y, ¿a quién te llevabas a casa? A las muñequitas.
—¿Muñequitas?
Ella se rió.
—Así era como las llamábamos Sarah y yo. Tenían los pechos grandes, eran muy dulces, con el pelo muy largo y el cerebro pequeño. Me da la sensación de que no has cambiado mucho.
—Te equivocas. Mi gusto ha cambiado… a menos que te consideres una de esas muñequitas.
—Por supuesto que no.
—Mira, me siento atraído por ti y creo que deberías tomar un papel más activo para intentar apartarme de las muñequitas.
Ella no pudo evitar sonreír.
—¿Te suelen funcionar ese tipo de frases?
—La verdad, normalmente no tengo que esforzarme tanto.
Se acercó a ella y la levantó de la silla.
—No soy un mal tipo, lo sabes. Y tú eres una belleza… —le acarició el pelo—, y hueles tan bien… —rozó con su nariz la sensible zona de debajo de su oreja—, y sabes tan bien…
Ella no pensó, simplemente se echó hacia delante, echó los brazos alrededor de su cuello y lo besó mientras pensaba que sus reglas no la habían hecho inmune a enamorarse de él otra vez.
Por lo menos una aventura le dejaría grabados unos picantes recuerdos que con suerte la reconfortarían cuando echara una mirada al pasado.
Cuando sus labios se encontraron, las chispas que habían saltado entre ellos desde el momento en que Joe la había confundido con una extraña, ardieron con más fuerza. Lo había sorprendido, bien. Quería sorprenderlo y seguir sorprendiéndolo hasta que se diera cuenta de que no necesitaba más novias fingidas. La mujer que tenía en sus brazos era la compañera perfecta, una mujer que lo complementaba, que lo retaba a superarse y, lo más importante, que lo amaba.
No podía decirle esas palabras, pero sí que podía, y lo haría, decírselo con su cuerpo, con sus labios, con los latidos de su corazón.
Joe la llevó contra la encimera, la levantó y se situó entre sus muslos.
(_Tn) tenía la extraña sensación de estar entregándose a él con el corazón de una virgen, el mismo que le había entregado años atrás, metido en el cuerpo de una mujer experimentada. Aunque sabía dar y recibir placer, nunca lo había hecho de ese modo, nunca lo había hecho con el hombre al que había amado desde que tenía catorce años. Tembló de emoción mientras deslizaba las manos sobre los contornos de su espalda, de sus hombros y sus brazos.
Él estaba acariciándole el pelo, la cara, el cuello y acercándose a sus pechos, pero sin llegar a tocarlos, encendiendo en ella un intenso calor mientras esperaba y anhelaba que la acariciara ahí donde era tan exquisitamente sensible.
Sus pezones se endurecieron mientras él seguía besándola con la delicadeza de un hombre al que le encantaba besar. Saboreó su boca de un modo que le hizo saber que no tenía ninguna prisa y que se deleitaría así en cada parte de su cuerpo.
Pero ella vio que no tenía todo el tiempo del mundo. Una extraña ansiedad la envolvió y al instante se vio tirándole de la camiseta como si necesitara desesperadamente posar las manos sobre su torso desnudo.
Esa urgencia pareció contagiársela a él, porque de pronto (_Tn) se encontró con que él estaba quitándole la parte de arriba. Había sido casualidad, pero llevaba uno de sus conjuntos de ropa interior más bonitos y, al parecer, Joe también era fan de la lencería francesa.
La ayudó a quitase la falda y la levantó en brazos, haciéndola reír.
—Ahora mismo te quiero en mi cama.
Ella no puso ninguna objeción al plan, lo rodeó por la cintura con las piernas y se deleitó con la dureza de su excitación mientras subían las escaleras hasta el dormitorio.
Su noche en las Pocono había sido salvaje y divertida, pero ahora ella sentía que había más tiempo, que tenía más tiempo para conocerlo mejor, para complacerlo y recibir placer a cambio, una noche tras otra.
Conocía el sonido de su voz, su sentido del humor, su inteligencia y su ambición, pero no sabía que tenía cosquillas en la cara interna de los codos; sabía que tenía pecas en los hombros, pero no que su piel tenía sabor a tostadas con mantequilla.
Los dedos de Joe eran atrevidos y experimentados, pero aun así había en él una impaciencia y un entusiasmo algo adolescente que lo hacía muy especial. Cuando le apartó un mechón de la frente, sus miradas se encontraron y ella pensó que en ese momento estaban más unidos que nunca.
Cuando finalmente Joe le quitó la ropa interior, estaban tan excitados que parecía que iban a explotar. Pero él se contuvo. Le acarició los pechos delicadamente al descubrir lo sensibles que eran, saboreó sus pezones y la besó en el vientre y, cuando empezó a besarle los muslos, ella susurró:
—Espera, te quiero dentro de mí.
—Aún no. Eres mi menú degustación.
No supo si fueron sus palabras o el roce de su lengua, pero Joe apenas había acariciado su zona más íntima cuando ella llegó al clímax entre gemidos y sacudidas.
—Oh —exclamó ella tapándose los ojos—. Qué vergüenza…
—Calla —dijo él antes de volver a lo que estaba haciendo.
De haber podido hablar, (_Tn) le habría dicho que no podía llegar al clímax tan pronto de nuevo, pero al cabo de un instante un intenso calor volvía a tomar forma en su interior. Cuando él deslizó dos dedos y rozó su punto G a la vez que le daba placer con la boca, ella tuvo que agarrarse a las sábanas. Podía oír sus propios gritos hasta que de pronto no pudo aguantar más.
Bajó a la tierra después de ese mágico momento, pero aún sentía un deseo en su interior que tenía que ser saciado; agarró a Joe que, al comprender lo que quería, abrió un cajón lleno de preservativos y al cabo de un instante se hundió en su interior.
Rodaron sobre la cama y ella sintió algo mágico, algo dulce. No podía contener las emociones que la invadían mientras se aferraba a él y se movían al ritmo perfecto. Por eso, cuando llegaron juntos al clímax, no le sorprendió.
No, las ostras no eran el más poderoso afrodisíaco. Según su experiencia, el único afrodisíaco potente y verdadero era el amor.
Y por desgracia, no conocía ni cura ni antídoto.
___________________________________________________________________________________
Continuara

chicas espero q allan disfrutado de estos dos capitulos nos leeremos pronto se me cuidan :hug:

por **chelis** Vie 01 Feb 2013, 4:35 pm

GUUUAAAAUU QUE ENSEÑE A COCINAARRR!!!
POR QUE ES AFRODICIACAAAA!!!..
SE IMAGINAN COCINANDOLE ESO AUN JONAS????
Y QUE ACABARA ASIII??
JAJAJAJAJA
AAAII SIGUELAA PORFIIS

por **aranzhitha** Vie 01 Feb 2013, 6:50 pm

awwww que lindo!!!
Al fin estan juntos!! Siguela

por **chelis** Vie 01 Feb 2013, 6:56 pm

ESPERAREE OOTROOOO

por **Yhosdaly** Vie 01 Feb 2013, 9:22 pm

Síguelaa mujer por lo que más quieras!
Muero por saber que sige
Amo infinitamente como escribes
Ella esta que bota la baba por el aunque le cueste aceptarlo
Síguelaa piedad
Síguelaa no nos abandones besos xoxo

por **yamii_jjonatikacrazy!!** Sáb 02 Feb 2013, 1:02 pm

lakjsdklajklasd ame los caappp
por fin ______ dejo las reglas a un lado e hizo lo que tanto ahnelaba con Joe!!
siguela pronto!

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