Last Kiss | Harry Styles.

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Y ahí estaba ella, recordando aquellos "Te amo" que salían de las sinceras palabras de su amor, aquellas palabras que amaba escuchar, de una forma u otra. A veces, era verbalmente, otras por medio de señas, no faltaban las escritas y las dibujadas, y la ultima, pero la más importante, la manera de como se lo demostraba. Era claro y más que nada, sincero.
Esos días que se fueron sin avisar. Aquellas memorias sin repetir, aquellas paginas sin pasar y aquél libro sin cerrar…
Es fácil recordar las sonrisas que se formaban en los rostros de ambos, aquellas sonrisas que algunas veces, estaban una contra otra, formando parte de un perfecto beso que, si no fuera por el aire, aun no se hubiese detenido. Todo… todo se esfumó; todo se lo fue llevando el tiempo; todo se fue poco a poco. Ya no hay vuelta atrás.
Él debía irse del país. Las cosas para su familia no estaban del todo bien en Holmes Chapel. Todo iba empeorando día a día, sin parar. Era gracias al negocio de sus padres, que quebró gracias a los rumores que circulaban alrededor de la ciudad, lo que provocó que el dinero para la familia fuese un gran problema prácticamente sin solución. El chico no tenía unas buenas notas en la escuela, ya que se incorporó dos meses tarde después de la cirugía de suma importancia en su pierna izquierda, donde había recibido una bala luego de haber tratado de defender a su novia de ésta.
Ya había pasado el último adiós, ya se habían despedido…, pero, lo que no sucedió, fue su último beso.


—¡¿Estás Loco?! — exclamó la castaña. — ¡Mi mamá me va a matar!
Estaba enloqueciendo por completo. Era demasiado tarde para entrar en su casa después de la fiesta en la discoteca a la cual tenía prohibido asistir. Eran exactamente la una y cincuenta y ocho de la madrugada, era imposible que su madre no se diese cuenta de que dos adolescentes estuviesen merodeando alrededor de la casa. Además, si hablaban tan solo un poco más alto, su madre se daría cuenta y despertaría con un grito ensordecedor a punto de ser expulsado. Le costarían dos semanas castigada en su habitación, y otra más por dejarse influenciar por su novio que, desafortunadamente, no era tan agradable para los padres de Isabelle.
—Entonces, querida, ¡te tocará ir a mi casa!
—¡No, Styles! Es demasiado tarde también para entrar en tu casa. Además, me da bastante pena con Anne. — hizo una mueca ante la sugerencia del rizado. Era cierto. Muy pero muy cierto.
—Vamos, Issy… — la tomó de ambas manos, mientras que se encontraban sentados en las escaleras al frente de la puerta principal blanca, con una placa plateada en el centro superior que poseía los números "131" de la hermosa casa que apropiaba la familia Hamilton. Lluvia era lo que estaba por venir; el cielo estaba gris y repleto de nubes y, además, una brisa bastante fría recorría cada pequeño rincón del cuerpo ambos. Los arboles se tambaleaban y algunas hojas caían al suelo. — ¡En mi casa no sucederá nada! Mi mamá me entenderá, lo prometo.
—No… no quiero meterte en problemas.
—Pero si es así… ¿Entonces a donde iremos? — dijo desilusionado.
—Mi auto está allí. — le señaló en dirección contraria a él, haciendo que voltease. — Podemos dormir allí, por lo menos hasta las seis de la mañana para que no se den cuenta. Te llevas mi auto y les digo que Jenny se lo llevó.
—¿Estás segura? No quiero que te alejen de mí. No de nuevo. — le posó su mano en la mejilla, mientras que acariciaba con su pulgar el pómulo, provocando que Belle se sonrojara y que le dedicara una sonrisa.
—No dejaré que eso pase. — responde la chica. — Vamos. — a continuación, ambos se levantan y se dirigen al auto que, por suerte, no tenía activada la alarma.
Isabelle comenzó a sentir las pequeñas gotas frías en su pelo y en su mejilla, que obviamente, provenían del cielo oscuro. Tomados de las manos, comenzaron a caminar un poco más rápido que anteriormente, fue entonces cuando entrelazaron sus dedos que, estaban apunto de empaparse por las gotas de lluvia que caían con delicadeza en sus poros. Aquellas gotas comenzaban a caer aún más seguido y más rápido, hasta convertirse en una llovizna que asechaba el lugar. Empezaron a correr, mientras que el rizado se quitaba la chaqueta y soltaba por un momento la mano de la mujer que tanto amaba. Allí fue cuando tomó la chaqueta con ambas manos y la subió por encima de ambas cabezas, logrando protegerlas de la lluvia.
La castaña abrió rápidamente la puerta de los asientos traseros y entró al auto, con la respiración agitada. Lo mismo sucedió con el muchacho una vez adentro del lugar más seguro -en ese momento- para quedarse. Cerró la puerta con cuidado, para no provocar algún sonido.
—Uff… — soltó la castaña, mientras que se llevaba la mano izquierda al brazo derecho y, la mano derecha al brazo izquierdo, haciendo una equis con ambas extremidades. — Hace frío.
—Opino lo mismo. — continuó Harry. Entonces, llevó su mano izquierda por encima del hombro de Belle y con su otra mano, la acercó a él a partir del brazo del lado contrario. Ella se acurrucó entre sus brazos.
El joven sonrió ligera y silenciosamente. Giró su cabeza hasta visualizar el cabello ligeramente rizado y de un tono caramelo de su pareja. No entendía como podía amarla de esa manera; no entendía de donde salió tanto amor hacia ella…, simplemente, comenzó a sentir sentimientos que permanecían ocultos dentro de él mismo.
La chica alzó la mirada y pudo notar la sonrisa que Harry había formado hace varios minutos atrás. Ella sonrió en su defensa, pero a la vez, frunció el ceño.
—¿Qué ves?— inquirió con inocencia.
Hubo un silencio bastante cómodo, de no más de un minuto.
—Eres hermosa.
Entonces, cerró sus ojos y alzó ligeramente su rostro, hasta conseguir los labios del rizado que tanto amaba. Se fundieron en un beso casi infinito y completamente, amoroso. Ambas bocas chocaban una con otra, con un toque de delicadeza y de suma lentitud. Isabelle no pudo contener sus manos y, ellas se posaron en el rostro del joven, haciendo del beso uno más intenso y apasionado. Y, el muchacho la soltó y sin querer, cayó encima de ella. Posó ambas manos en cada lado de su amada, para no aplastarla en ese lugar.
Isabelle llevó ambas manos a la nuca de Harry, encontrándose con unos bucles naturales que nadie más -excepto ella- podía tocar sin el consentimiento de Harry. Inconscientemente, comenzó a juguetear con su cabello, desordenándolo un poco y a la vez, enrollándolo.
Harry bajó una de sus manos al estómago de la muchacha y comenzó a jugar con la punta del suéter que llevaba puesto. Lentamente, comenzó a subirlo. Ambos podían sentir los latidos de corazón del otro, que en ese momento, iban a millón.
—Quiero que esto sólo lo sepamos tú y yo. — comentó Harry, separándose un poco de los labios de su chica.
—Estoy de acuerdo. — y allí, pudo quitarle la camisa que, en ese momento, estorbaba.
Isabelle acarició el torso de Harry, sin separarse de sus labios ni una sola vez. El rizado, por su parte, comenzaba a desesperarse, ya que no podía alcanzar a quitarle completamente el suéter. Fue un intento difícil, pero gratamente, eficiente. Tan rápido como él bajaba sus propios jeans, tan rápido como Belle bajaba los suyos. Se esforzaron para no separarse en ningún momento mientras se retiraban las prendas el uno al otro.
Y allí estaban, como Dios los trajo al mundo. Y, sabían exactamente lo que estaba a punto de ocurrir. La castaña se aferró a la espalda de su chico, presionando sus uñas contra ella.
—Hazlo.

Se fundieron en una noche hermosa, que ninguno de los dos jamás olvidará. Los besos jamás se detuvieron y sus deseos fueron concedidos aquella noche de otoño. Todo era perfecto. La noche perfecta, el clima perfecto, la pareja perfecta… y el lugar menos indicado, pero a la vez perfecto para ellos. Fue la noche en la que ambos perdieron la inocencia de la manera más hermosa posible.
Terminados sus actos: Harry, de la manera más honesta posible, dijo:
—Te amo.

Fin del Flashback

Eran las ocho de la noche, y ella se encontraba deprimida. Estaba sentada en el mismo lugar en el que le había sugerido a su pareja que entraran en el auto a pasar la noche helada. Llevaba puesta la sudadera de gran tamaño del rizado, que le cubría hasta las rodillas y que le tapaba las manos, para dejar unas mangas completamente largas que pasaban diez centímetros de más de sus manos.
Se abrazaba las piernas que se encontraban contra su pecho, recordando cada pequeño momento de amor que ellos tuvieron. Cada detalle, cada abrazo, cada beso… todo.
Isabelle, hace un año, era la estudiante más tímida del instituto: no hablaba con nadie, no compartía con nadie… era completamente ignorada por toda la población estudiantil. Pero, en la fiesta de bienvenida en el nuevo año escolar, el chico más popular fue retado a invitar a bailar a alguna chica que estuviese "al final de la cadena alimenticia". Entonces, Harry invitó a Isabelle a la pista de baile, en donde nadie jamás la había invitado a estar. Hablaron un poco mientras danzaban con lentitud la balada del momento. Allí se conocieron y, se hicieron los mejores amigos.
Ella no podía seguir allí… no así, no en ese momento. Se quebraría en llanto. Por lo tanto, se levantó y entró nuevamente a su casa. Su madre se encontraba cocinado y, pudo ver como su hija se aguantaba el llanto con su cabeza baja.
—Mi vida, ¿estás bien? — inquirió preocupada.
—Sí, mamá. No te preocupes. — respondió la joven, mientras que subía poco a poco las escaleras, en camino a su habitación.
Se adentró en ella, cuyas paredes estaban repletas de fotos de Belle junto a él. Era deprimente ver como él se alejó de ella en contra de su voluntad. No podía entender como esto sucedía.
Se detuvo y observó los recuerdos grabados en las paredes. Podía jurar ver como las imágenes cobraban vida, recordándole el momento en el que se tomaban las fotografías. Todo era increíblemente hermoso en aquellos días de infinito amor y cariño entre los dos. Lástima que todo se había ido, dejando un rastro imborrable en los sentimientos de Isabelle. Eran miles los recuerdos que ella estaba visualizando en aquel lugar…, como esos momentos en los que ella solía verlo dormir; esos en los que ella podía sentir su aliento y los latidos de su corazón, tanto como sentía el oxígeno en sus pulmones.
El teléfono en la pared comenzó a sonar, por lo tanto, ella se acercó y lo tomó para llevárselo a su oreja y preguntar quién es.
—¿Belle? — escuchó al otro lado del teléfono.— ¡Es Dannie!
—¡Danielle! — exclamó. — ¿Como está todo en Italia?
—Perfecto.
—Me alegro, linda.
—Quería saludarte, gracias a que Liam estuvo charlando todo el tiempo con Karen. — confesó la muchacha.
—Aww, que tierno…, y... oye…
—¿Si?
—¿Tienes idea de como está Harry? — Danielle pudo sentir el tono esperanzado de su amiga al otro lado del teléfono…, estaba mal. Lo pudo notar en su tono de voz. Lo extrañaba con todo su ser.
Dan suspiró, no podía darle toda la información que quería mencionarle a Isabelle, ya que no la poseía. Tenía ganas de decirle lo bien que estaba Harry…, pero simplemente no sabía absolutamente nada acerca de él después de la graduación.
—Linda, yo… — murmuró y miró a su alrededor. — yo… querida, él aún está en Holmes Chapel.
—¡¿Qué?! — exclamó, sin poder creerlo.
—Si, linda. Su avión se retrasó hace dos horas. — explicó. — Y el avión se retrasará treinta minutos más.
Se cubrió el rostro con su mano libre, tratando de contener posiblemente un llanto lleno de alegría. Su amiga no mentía en realidad, pero a su mente le costaba procesar todo lo ocurrido.
—Dannie, no estoy para juegos…
—¡Es en serio! —exclamó. — Te aconsejo que vayas rápido si te quieres despedir de Harry, cariño.
—¡Te amo! —gritó de la emoción. — Te llamo después. ¡Gracias!
Soltó una risita y abrió la boca para contestarle, pero su celular le avisó que ya había colgado y su mente, le avisó que había hecho un bien para su mejor amiga.
Isabelle tomó su celular y se peinó un poco, para luego salir corriendo y bajar las escaleras, tropezándose casi que con todos los escalones. Lucas iba subiendo las escaleras con una taza de té en la mano, pero la rapidez con la que su hermana bajaba las escaleras era lo suficiente como para que su té derramara unas gotas en el suelo.
—¡Belle! — gritó un tanto molesto —. ¡¿Qué te ocurre?!
—¡Voy al aeropuerto! — le gritó a la vez que tomaba sus llaves y abría la puerta con velocidad.
—¡¿A esta hora?! — ya era muy tarde para que su hermana menor lo haya escuchado, pues ya había cerrado la puerta y lo había dejado con las palabras en la boca. No sabía si se trataba de algo malo o algo bueno, pero no le prestó mucha atención y continuó con su camino hasta su habitación.
La joven se apresuró hasta quedar al frente de su auto, el cual abrió con rapidez. Pero, desgraciadamente, notó que la máquina pedía auxilio, ya que ésta no tenía gasolina. Maldijo por lo bajo y se bajó nuevamente, dispuesta a correr los dos kilómetros de longitud que eran desde su casa hasta el aeropuerto.
El camino era largo, pero eso no impidió que sus piernas siguiesen con su camino. Iba corriendo como nunca antes; ni siquiera en la secundaria en educación física… jamás había corrido tanto como ahora lo hacía. Comenzaba a agotarse, pero sin importarle absolutamente nada, siguió con su rumbo.
Al llegar al aeropuerto, pudo ver que comenzaba a llover, exactamente como aquella noche de octubre. Un avión estaba varado allí, abordando gente. Debía apresurarse.
—¡No! — exclamó para sí misma, mientras que corría en dirección a la zona de abordaje.
Chocó con toda una multitud, sin poder visualizar una cabeza llena de rizos… o por lo menos hasta ese momento.
—¡Harry! — gritó con todas sus fuerzas. El chico no se dio vuelta, por lo tanto, lo llamó dos veces más. Tampoco se daba cuenta.
Comenzó a correr y a empujar a todos aquellos que estaban a punto de subirse al avión, mientras que ellos soltaban algunos insultos y malas palabras de sus bocas, notando que la muchacha no pedía siquiera una disculpa después de golpearlos a todos -obviamente, sin querer-.
—¡Harry!— gritó de nuevo. Pudo tener la suerte de que el chico se diese media vuelta y de que pudiese escuchar a una voz llamándolo desde lejos. Buscó con la mirada a la mujer dueña de esa voz demasiado familiar para sus oídos…, fue allí, cuando logró visualizarla a lo lejos.
Era ella.
—¡¿Izzy?! — gritó con todas sus fuerzas al encontrar los ojos miel de la persona que tanto amaba.
—¡Harry!
Corrió a la castaña que se encontraba a unos metros de él, hasta quedar fundidos en un abrazo completamente encantador. Sus preocupaciones, sus llantos, sus malos recuerdos… habían desaparecido.
—¿Qué haces aquí? — inquirió, curioso.
La gente en ese lugar comenzaba a reducirse, ya que todos los pasajeros para aquel avión, habían abordado. Isabelle se alarmó y se alejó de él por un momento.
—Harry, ¡las personas! ¡El avión te va a dejar!
—Eso no importa ahora…¡Te amo! — exclamó —. ¡Amo que estés aquí! — posó ambas manos en el rostro de Isabelle, prestando suma atención a los ojos que lo tenían absolutamente y locamente enamorado.
—Vine a despedirme…— confesó, recuperando la actitud depresiva que anteriormente tenía —. Agradecería que no te fueras. — su voz, finalmente, se quebró.
—No…, shh… tranquila. — le acarició la mejilla, a la vez que removía las gotas dulces que brotaban de sus ojos —. Todo estará bien… ¡Nos volveremos a ver!
Hubo un largo silencio incomodo, cosa que alarmaba los sentimientos de Belle, quien comenzaba a creer que volvería a presenciar la presencia de Harry. Pero, el silencio que había provocado… lo había arruinado todo. Sus esperanzas, sus pensamientos, sus deseos de que alguna vez volvería a verlo directamente a los ojos… se habían ido. Ya no estaban. Ahora entendía que, de alguna u otra forma, el silencio le había servido de una respuesta en extremo realista y dolorosa. Días, semanas, meses o incluso años podrían pasar y ella… ella no volvería a abrazarlo como antes. No volvería a sentir el contacto de sus dedos en su piel; él no volvería a juguetear con su cabello como lo hacía antes; ella no volvería a verlo en persona. Al parecer, este era el final. El final de la relación. Todo acababa aquí.
Sin importar que sabía perfectamente que no volvería a verlo de nuevo, siguió con el juego.
—¿Lo prometes?
La miró por un momento, lleno de dolor en su corazón.
—Lo prometo.
—Llamando a los pasajeros del vuelo ciento veintiséis con destino a Italia. — se escuchó la voz robótica de una mujer, que anunciaba el pronto despegue del avión. Isabelle no pudo contener sus lágrimas.
—Me tengo que ir… nos veremos en otra vida.
El chico se volteó, con las lagrimas contenidas en sus ojos que, se estaban tornando rojizos gracias al esfuerzo puesto en reprimirlas. Era demasiado para él… necesitaba expulsar su depresión de alguna manera.
—¡No! ¡Espera!
Sin nada más que decir, la castaña lo tomó del brazo y lo atrajo hasta sus labios. Los labios de Harry rozaban los de Isabelle con suma delicadeza y lentitud. Harry sabía en donde tocar para que Isabelle desease más… para que ella necesitara sus besos tanto como necesitaba el oxígeno en sus pulmones. Se necesitaban, sin duda, el uno al otro. El rizado la sujetó de la cintura y la elevó ligeramente; entonces, ella alzó ambas piernas y dejó que Harry la cargase solo por un momento. Ella era en extremo delgada y de peso ligero, por lo tanto, fue bastante fácil para el joven sujetarla alrededor de su cintura. Isabelle tomó el rostro del chico entre sus manos y se dejó llevar por el beso perfecto.
—Último llamado a los pasajeros del vuelo ciento veintiséis con destino a Italia.
Fue allí cuando ambos reaccionaron y se detuvieron. Harry la bajó con delicadeza, sin parar de mirarla a los ojos.
Era el final definitivo de su relación.
—Bien… creo que esto es todo. — comentó cabizbajo.
—No pensé que esto terminaría así…
—Ni yo… —mantenían distancia. Una terrible y dolorosa distancia —. Tu nombre será por siempre el nombre de mis labios.
Entonces, se voltea y se va. Isabelle ve todo en cámara lenta…: como los pasos de Harry se incrementan; como él se aleja cada vez más; como la puerta se abre y se cierra detrás de él… y como sin darse cuenta, acababa de suceder su último beso.

Hermoso:33<3

NOOOOOOOOOO ME HICISTE LLORAR!!!!!!!!!!!!!!MALOTA! me encanto es tan linda esta nove, ya abriste la puerta del llanto, ahora no mepuedo calmar :( pero sigue por que me encanto!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Elisama Black; Gracias, cielo.

Kat-Kat; No llores, cariño :( Cero lagrimitas.
Calmate, cieliitooooo :D
Lamento decirte esto... pero es un OneShot.
De hecho, esta en esa categoría /:
Besos.

Anto Tomlinson♥; Gracias, linda.
Muchas muchas muchas gracias por leerlo :D
Si... esa parte venía de la canción, y cuando la puse, sentí que me había quedado perfecto.
Jejeje.
Besos.

Mensaje para todas:
Muchisisisisisisisisisisisimas gracias por leer el Shot, de verdad que lo aprecio con todo mi ser, amores.
Me alegra que les haya gustado :)
¡Besos y nos vemos tal vez en otro fic!
Con cariño: Chanti.