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Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Maratón 1/3
Al principio ella solo mira fijamente con sus ojos verdes enormes, llenos de incredulidad y luego levanta su mentón y enseña sus dientes. Pero antes de que pueda atacar, yo embisto contra ella, determinada a llegar a ella primero, de hacer que caiga mientras pueda.
Pero cuando salto hacia delante, veo este resplandeciente velo de suaves luces doradas. Un círculo luminoso situado justo al otro lado, brillando y atrayéndome como el de mi sueño y aunque Drina plantó esos sueños, aunque probablemente sea una trampa, no puedo evitar cambiar de dirección y dirigirme hacia eso.
Caigo en una brillante bruma, una lluvia de luz tan amorosa, tan cálida e intensa, que calma mis nervios y tranquiliza todos mis temores. Y cuando aterrizo en un campo de verdes pastos, estos me sostienen y amortiguan mi caída. Observo el prado que me rodea con sus flores abriéndose y mostrando unos pétalos que parecen que tienen luz en su interior y rodeado por unos árboles que alcanzan más allá del cielo y cuyas ramas estás caídas por el peso de jugosas frutas y mientras me quedo allí tendida, observándolo todo, no puedo evitar sentirme como si ya hubiera estado antes aquí.
— Ever. —
Me levanto de un salto, lista y preparada para luchar, y cuando veo que es Zayn retrocedo un paso sin tener idea de a favor de quién él está realmente.
— Ever, relájate. Está bien. — El asiente con la cabeza, sonriendo mientras ofrece su mano.
Pero me rehúso a aceptarla, me rehúso a caer en el cebo. Así que retrocedo otro paso mientras mis ojos buscan a Drina.
— Ella no está aquí. — El asiente con la cabeza mientras sus ojos están fijos en los míos. — Estas a salvo, soy solo yo. —
Yo vacilo, debatiéndome si creerle o no, dudando de que él alguna vez podría ser considerado como algo seguro. Mirándolo fijamente, mientras pongo mis opciones (que son pocas) en una balanza, hasta que finalmente le pregunto, — ¿Dónde estamos?— En lugar de mi verdadera pregunta, la cual es: ¿Estoy muerta?
— Te aseguro que no estás muerta. — El ríe, leyendo mis pensamientos. — Estas en Summerland. — Yo lo miro sin entender nada. — Es como un lugar entre lugares. Como un cuarto de espera, o una parada de descanso. Una dimensión entre dimensiones, si así lo quieres. —
— ¿Dimensiones?— Lo miro entrecerrando los ojos, la palabra sonando extraña, desconocida, al menos en la manera en que él la está usando y cuando él alcanza mi mano, yo rápido me alejo, sabiendo que es imposible ver nada claro cada vez que él me toca.
El me mira larga y tendidamente, luego se encoje de hombros y me hace señas para que lo siga por un prado en donde cada flor, cada árbol, cada brizna de grama, se inclinan, se balancean y giran como si fueran compañeros en un baile infinito. — Cierra los ojos, — él susurra y como no lo hago, el añade, — por favor. —
Y yo los cierro a medias.
— Confía en mí. — Él suspira. — Al menos esta vez. —
Así que lo hago. — ¿Ahora qué?—
— Ahora imagina algo. —
— ¿A qué te refieres?— le pregunto, inmediatamente imaginándome a un elefante gigante.
— Imagina otra cosa, — él dice, — rápido. —
Yo abro mis ojos, sorprendida al ver a un gigantesco elefante embistiendo contra nosotros. Luego lanzo un grito ahogado, sorprendida cuando lo transformo en una mariposa, una hermosa mariposa monarca que aterriza justo en la punta de mi dedo. — ¿Cómo…?— Yo miro a Zayn y la mariposa, mientras sus negras antenas se mueven contra mí.
Zayn ríe. — ¿Quieres intentar otra vez?—
Yo presiono mis labios y lo miro tratando de pensar en algo bueno, algo mejor que un elefante y una mariposa.
— Adelante, — él urge. — Es tan divertido. Nunca te aburres. —
Yo cierro los ojos e imagino que la mariposa se convierte en un ave y cuando abro los ojos, me encuentro con un majestuoso y colorido papagayo posado en mi dedo.
Pero cuando un reguero de caca chorrea por mi brazo, Zayn me da una toalla y dice, — ¿Qué tal algo que no necesite tanta… limpieza?—
Yo suelto al ave y la veo alejarse volando, luego cierro mis ojos, deseando fervientemente, y cuando los abro otra vez, Orlando Bloom ha tomado su lugar.
Zayn gruñe y mueve su cabeza. — ¿Él es real?— Susurro, mirando boquiabierta por el asombro mientras Orlando Bloom me sonríe y me guiña.
Zayn dice que no, moviendo la cabeza. — No puedes manifestar gente real, solamente alguien parecido. Por suerte, no tardará mucho en desvanecerse. —
Y cuando lo hace, no puedo evitar sentirme un poco triste. — ¿Qué está pasando?— Pregunto, mirando a Zayn. — ¿Dónde estamos y cómo puede ser esto posible?—
Zayn sonríe y hace que un hermoso caballo blanco aparezca. Luego de ayudarme a montarme y acomodarme, él hace que aparezca uno negro para él. — Vamos a dar un paseo, — él dice, guiándome por el sendero.
Corremos uno junto al otro por un camino hermoso que pasa a través de un valle de flores, árboles y un brillante riachuelo con los colores del arcoíris y cuando veo a mi papagayo posado junto a un gato, cambio de dirección, lista para espantarlo.
Pero Zayn agarra las riendas y dice, — No te preocupes. No hay enemigos. Todo aquí es pacífico. —
Corremos en silencio mientras yo miro boquiabierta toda la belleza que me rodea, intentando captarlo todo, pero al poco tiempo mi mente comienza a dar vueltas con toda clase de preguntas y sin ninguna idea de cómo comenzar.
— ¿El velo que viste, ese que te atrajo?— El me mira. — Yo lo puse allí. —
— ¿En el acantilado?— El asiente con la cabeza.
— Y en tu sueño. —
— Pero Drina dijo que ella creó mi sueño. — Yo lo miro, observando como el monta con tanta confianza, tan seguro en la silla. Pero luego recuerdo la pintura en su pared, la de él montando un caballo blanco con una espada a su costado y concluyo que él ha está practicando por mucho tiempo.
— Drina te mostró la localización y yo te mostré la salida. —
— ¿Salida?— le digo mientras mi corazón comienza a latir fuertemente otra vez.
El mueve la cabeza y sonríe. — No esa clase de salida. Ya te lo dije, no estás muerta. En realidad, estás más viva que nunca. Capaz de manipular materia y manifestar cualquier cosa que quieras. Lo último en la satisfacción instantánea. — El ríe. — Pero no vengas aquí muy seguido porque te lo advierto: es adictivo. —
— ¿Entonces ustedes dos crearon mi sueño?— Le digo mientras mi voz aumenta de tono, sin gustarme nada de esto.
— No ese sueño en particular, no. —
Yo lo miro con el ceño fruncido, moviendo la cabeza cuando digo, — Bueno, discúlpame ¿pero, no crees que eso es un poco invasivo? O sea ¡cielos! ¿Y por qué no intentaste detenerlo si sabías que iba a pasar?—
El me mira con ojos tristes y cansados. — No sabía que era Drina. Yo estaba solamente observando tus sueños, estabas asustada por algo, así que te enseñé cómo llegar aquí. Este es siempre un lugar seguro para venir. —
— ¿Y por qué Drina no me siguió?— Le digo, buscándola en los alrededores otra vez.
El alcanza mi mano y aprieta mis dedos. — Porque Drina no puede verlo, solo tú podrías verlo. —
Yo lo miro con mis ojos entrecerrados. Todo es tan raro, tan extraño y nada tiene sentido.
— No te preocupes, ya lo entenderás. Pero por ahora ¿por qué no intentas disfrutarlo?—
— ¿Por qué me parece tan familiar?— le digo, sintiendo la sensación de reconocimiento, pero incapaz de recordarlo.
— Porque aquí fue en dónde te encontré. —
Yo lo miro.
— Encontré tu cuerpo fuera del auto, cierto. Pero tu alma ya se había ido y estaba vagando aquí. —
El detiene ambos caballos y me ayuda a desmontar, luego me dirige hacia un área cubierta de grama, tan brillante y reluciente en la cálida luz dorada que parece que emana de la nada, y lo próximo que sé es que él ha manifestado un acogedor sofá y una butaca en combinación para nuestros pies.
— ¿Quieres añadir algo más?— El sonríe.
Yo cierro mis ojos e imagino una mesita de café, lámparas, golosinas, una bonita alfombra persa y cuando abro los ojos otra vez, estamos en una sala exterior completamente amueblada.
— ¿Qué pasa si llueve?— le pregunto.
— No lo…—
Pero es muy tarde, ya estamos empapados.
— Los pensamientos crean, — él dice haciendo una sombrilla gigante, la lluvia cayendo rítmicamente por los lados y sobre la alfombra. — Es lo mismo que en la Tierra, solo que tarda más. Pero aquí en Summerland, es instantáneo. —
— Eso me recuerda a lo que mi mamá solía decir: ‘¡ten cuidado con lo que deseas, podrías tenerlo!’— digo riendo.
El asiente con la cabeza. — Ahora ya sabes de dónde se originó eso. ¿Te importaría hacer que la lluvia pare, para que nos podamos secar?— El sacude su mojado pelo contra mí.
— ¿Cómo..?—
— Solo piensa en un lugar cálido y seco. — El sonríe.
Y lo próximo que sé es que estamos acostados en una hermosa playa con arena rosada.
— Dejémoslo así ¿quieres?— El ríe mientras yo creo una toalla azul para los dos y un océano turquesa para que convine.
Y cuando me acuesto y cierro mis ojos, él lo confirma. No es que yo no haya comenzado a sospecharlo, pero aún así no le he dicho en una oración completa. Una que comience con: — Yo soy un inmortal. — Y termine con: — Y tú también lo eres. — No es algo que escuches todos los días.
— ¿Entonces los dos somos inmortales?— Yo digo, abriendo un ojo para mirarlo, preguntándome cómo puedo tener una conversación tan bizarra con un tono de voz tan normal. Pero estoy en Summerland; nada puede ser más bizarro que eso.
El mueve la cabeza en forma afirmativa. — ¿Y me hiciste inmortal cuando morí en el accidente?— El asiente con la cabeza otra vez.
— ¿Pero cómo? ¿Tiene algo que ver con esa extraña bebida roja?—
El respira profundamente antes de contestar. — Sí. —
— ¿Pero por qué yo no tengo que beberlo todo el tiempo como tú?—
El aparta la mirada y mira hacia el mar. — Eventualmente lo harás. —
Me siento y tomo un hilo suelto de mi toalla, aun incapaz de que mi mente envuelva todo esto. Recordando un tiempo en mi no tan distante pasado cuando pensaba que el ser psíquica era una maldición y ahora resulta esto.
— No es tan malo como piensas, — él dice, poniendo su mano sobre la mía. — Mira a tu alrededor, no hay nada mejor que esto. —
— ¿Pero por qué? ¿O sea, alguna vez se te ocurrió que tal vez yo no querría ser inmortal, que tal vez debiste haberme dejado ir?— Yo observo como él se encoje, apartando su mirada y mirando alrededor, enfocándose en todo, menos en mi.
Luego él se gira hacia mí y dice, — Primero que nada, tienes razón. Fui egoísta. Porque la verdad es que te salvé más por mí que por ti. No podría soportar el perderte otra vez, no después de…— El se detiene y mueve su cabeza. — Pero aún así, no estaba seguro sí iba a funcionar. Obviamente supe que te había traído de vuelta, pero no estaba seguro de por cuánto tiempo. No estaba seguro si de verdad te había transformado hasta que te vi en el acantilado justo ahora…—
— ¿Estabas observándome en el acantilado?— yo lo miro sin poder creerlo.
El asiente con la cabeza.
— ¿Quieres decir que estabas allí?—
— No, te estaba vigilando remotamente. — él se frota la mandíbula. — Es demasiado para explicar. —
— Déjame tener esto claro. ¿Estabas vigilándome, remotamente, lo cual es lo mismo porque podías ver todo lo que estaba pasando y aún así no intentaste salvarme?— y cuando lo digo, estoy tan molesta que apenas puedo respirar.
El sacude la cabeza. — No hasta que tú quisiste ser salvada. Ahí fue cuando hice que el velo apareciera e hice que te sintieras atraída a él. —
— ¿Quieres decir que me ibas a dejar morir?— yo me alejo de él rápidamente, sin querer estar cerca de él.
El me mira, su rostro completamente serio cuando dice, — Si eso era lo que querías, entonces sí. — El sacude su cabeza. — Ever, la última vez que hablamos, en el lote de estacionamiento, dijiste que me odiabas por lo que te había hecho, por ser egoísta, por separarte de tu familia, por traerte de vuelta y, aunque tus palabras de verdad dolieron, supe que tenías razón. No tenía derecho a interferir. Pero entonces en el acantilado, cuando te llenaste de tanto amor, bueno, ese amor fue lo que te salvó, te restauró y entonces fue cuando supe. —
¿Pero y qué paso en el hospital? ¿Por qué entonces no me pude restaurar? ¿Por qué tuve que sufrir con todos los yesos, las cortadas y contusiones? ¿Por qué no me pude… regenerar, como hice en el acantilado? Yo pienso, cruzando mis brazos sobre mi pecho, sin creerlo del todo.
— Solo el amor sana. El enfado, la culpa y el miedo lo único que pueden hacer es destruirte y separarte de tus verdaderas habilidades. — El asiente con la cabeza, mirando más allá de mí.
— Y esa es otra cosa, — lo fulmino con la mirada. — Tu habilidad de leer mi mente, cuando yo no puedo leer la tuya. No es justo. —
El ríe. — ¿De verdad quieres leer mi mente? Pensé que mi aire de misterio era una de las cosas que te gustaban de mí. —
Yo bajo la mirada y miro mis rodillas, mis mejillas ardiendo mientras pienso en todos los pensamientos vergonzosos que él ha sabido.
— Hay maneras para protegerte ¿sabías? Tal vez deberías ver a Ava—
— ¿Conoces a Ava?— lo miro boquiabierta, sintiéndome súbitamente a la defensiva.
El sacude la cabeza. — Mi única conexión con Ava es a través de ti, tus pensamientos sobre Ava. —
Yo miro a otra parte, observando a una familia de conejos saltando, y luego lo vuelvo a mirar a él.
— ¿Y la carrera de caballos?—
— Premonición, tu también lo hiciste. —
— ¿y qué pasó con la carrera que perdiste?—
El ríe. — Tengo que perder algunas, de otra manera la gente tiende a sospechar. Pero luego me repuse ¿no crees?—
— ¿y los tulipanes?—
El sonríe. — Manifestando. Lo mismo que hiciste con el elefante y esta playa. Es simple física cuántica. La conciencia hace que la materia exista donde solo era mera energía. No es tan difícil como la gente cree. —
Yo entrecierro los ojos, sin entender nada. No importa cuán ‘simple’ él crea que es.
— Nosotros creamos nuestra propia realidad y sí, tú puedes hacerlo en tu casa, — él dice, anticipando mi próxima pregunta, esa que se acaba de formar en mi cabeza. — En realidad, tú ya lo has hecho, lo que pasa es que no te has dado cuenta porque se tardó mucho más. —
— A ti no te toma mucho tiempo. —
El ríe. — Yo he estado aquí desde hace mucho, el tiempo suficiente para aprender algunos trucos. —
— ¿Cuánto tiempo?— le pregunto mirándolo, recordando la habitación en su casa y preguntándome exactamente con qué estoy lidiando. El suspira y mira a otra parte.
— Mucho tiempo. —
— ¿Y ahora yo también voy a vivir por siempre?—
— Eso depende de ti. — El se encoje de hombros. — Tú no tienes que hacer nada de esto. Puedes simplemente sacar todo esto de tu mente y seguir con tu vida. Decidir dejarlo ir en el momento correcto. Yo solo te di la habilidad, pero la decisión es tuya. —
Yo miro al océano, su chispeante agua tan brillante, tan hermosa, se me hace difícil creer que existe gracias a mí y, aunque es divertido jugar con una magia tan poderosa, mis pensamientos pronto se vuelven a cosas más siniestras.
— Necesito saber qué pasó con Haven. Ese día que te sorprendí…— Yo hago una mueca al recordar. — ¿Y qué pasa con Drina? Ella es inmortal también ¿cierto? ¿Tú la hiciste inmortal? ¿Y cómo comenzó todo esto? ¿Cómo te convertiste en inmortal? ¿Cómo sucedió algo así? ¿Sabías que ella mató a Evangeline y que por poco mata a Haven? ¿Y qué pasa con esa habitación tuya?—
— ¿Podrías repetir las preguntas?— El ríe.
— Ah, y otra cosa ¿a qué diablos se refería Drina cuando dijo que me ha matado ya varias veces?—
— ¿Drina dijo eso?— Sus ojos se vuelven enormes mientras su rostro pierde color.
— Sí. — Yo asiento con la cabeza, recordando la expresión petulante y altanera que ella tenía cuando me dio la noticia. — Ella dijo algo así como: aquí vamos de nuevo, mortal estúpida, siempre fallas en este juego, bla, bla, bla. ¿Y no que estabas vigilando, que habías visto todo?—
El mueve su cabeza, hablando entre dientes. — Yo no vi todo, sintonicé tarde. Ay Dios, Ever, todo esto es culpa mía, todo. Debí haberlo sabido, nunca debí haberte involucrado, debí haberte dejado sola…—
— Ella también dijo que te había visto en Nueva York, o al menos eso le dijo a Haven. —
— Ella mintió, — él dice entre dientes. — Yo no fui a Nueva York. —
Y cuando me mira, sus ojos están llenos de tanto dolor, que alcanzo su mano y la sostengo. Conmovida por lo triste y vulnerable que luce y solo quiero borrarlo. Presiono mis labios contra su cálida y expectante boca, deseando expresar que todavía hay posibilidades de que lo perdone, sea lo que sea que haya hecho.
— El beso se vuelve más dulce con cada reencarnación. — El suspira, apartando el pelo de mi cara. — Aunque nunca llegamos a ir más lejos y ahora sé por qué. — El presiona su frente contra la mía, infundiéndome de tanta dicha, de un amor completamente consumado y luego suspira profundamente y se aparta. — Ah, sí, tus preguntas, — él dice, leyendo mi mente. — ¿Por dónde comienzo?—
— ¿Qué tal desde el principio?—
El asiente, su mirada a la deriva, de regreso al principio, mientras yo cruzo mis piernas y me pongo cómoda. — Mi padre era un soñador, un artista, un aficionado de las ciencias y la alquimia, una idea popular en aquella época…—
— ¿Cuál época?— Le pregunto, hambrienta de lugares, fechas, cosas que puedan ser investigadas y no una letanía filosófica con ideas abstractas.
— Una época muy antigua. — El ríe. — Soy bastante mayor que tú. —
— ¿Sí pero exactamente cuántos años tienes? O sea ¿con qué clase de diferencia de edades estoy lidiando?— Le pregunto, mirando incrédulamente mientras él mueve la cabeza.
— Todo lo que necesitas saber es que mi padre, junto con sus compañeros alquimistas, creían que todo se reducía a un solo elemento, y que si lograbas aislar ese elemento, entonces podrías crear con eso lo que fuera. El trabajó por años en esa teoría, creando formulas, abandonando formulas, y después, cuando él y mi madre… murieron, yo continué la investigación hasta que finalmente la perfeccioné. —
— ¿Y cuántos años tenías?— Le pregunto, intentándolo otra vez. — Joven. — Se encoje. — Bastante joven. —
— ¿Entonces aún así puedes crecer?—
Él ríe. — Si, llegue hasta cierto punto, y luego solo paré. Sé qué prefieres la teoría del vampiro congelado en el tiempo, pero esto es la vida real, Ever, no una fantasía. —
— Ok, entonces…— Lo urjo, ansiosa por más.
— Entonces, mis padres murieron, yo quedé huérfano. Ya sabes, en Italia, de donde soy, los apellidos generalmente hacían referencia a la profesión de la persona. Esposito significa huérfano, o expuesto. El nombre me fue dado, aunque deje de usarlo hace un siglo o dos, ya que ya no iba conmigo. —
— ¿Por qué no usaste tu verdadero apellido?—
— Es complicado. Mi padre… cazaba. Así que creí que lo mejor era distanciarme. —
— ¿Y Drina?— Pregunto, mi garganta reduciéndose tan solo con la mención de su nombre.
Él asiente. — Poverina… o, pobre pequeña yo. Éramos pupilos en la iglesia; Es ahí donde nos conocimos. Y cuando ella se enfermo, no podía soportar el perderla, así que la hice tomar a ella también. —
— Ella dijo que estaban casados. — Presiono mis labios, mi garganta sintiéndose caliente y seca, sabiendo que ella no dijo exactamente eso, aunque estaba definitivamente implícito cuando dijo su nombre, su nombre completo.
Él me mira de soslayo y luego aleja la mirada, meneando la cabeza y murmurando bajo su respiración.
— ¿Es verdad?— Pregunto, mi estomago se sacude, mi corazón presiona fuertemente mi pecho.
Él asiente. — Pero no es como tú piensas, pasó hace tanto tiempo que ya ni siquiera importa. —
— Entonces ¿Por qué no se divorciaron? Quiero decir, si prácticamente no importa, — Digo, mis cachetes calientes, mis ojos punzantes.
— Así que propones que yo me presentara en la corte con un certificado de boda datado en varios siglos atrás, ¿Y pida el divorcio?—
Presiono mis labios y alejo la mirada, sabiendo que tiene razón, pero aún así.
— Ever, por favor. Tienes que darme algo de crédito. No soy como tú. Tú sólo has estado, bueno, en esta vida al menos, 17 años, ¡mientras que yo he vivido cientos! Más que el tiempo suficiente para cometer algunos errores. Y aunque hay ciertamente suficientes cosas por las que juzgarme, no creo que mi relación con Drina sea una de ellas, las cosas eran diferentes entonces. Yo era diferente. Yo era vanidoso, superficial, y extremadamente materialista. Yo hacía todo por mí, tomando todo lo que podía. Pero en el momento en que te conocí todo cambio, y cuando te perdí, bueno, nunca había sentido un dolor semejante. Pero luego, cuando reapareciste…— El frena, su mirada lejos. — Bueno, ni bien te había encontrado, que te perdí de nuevo. Y así seguía, una y otra vez. Un círculo infinito de amor y pérdida… hasta ahora. —
— Así que, nosotros… ¿Reencarnamos?— Digo, la palabra sonando extraña en mi lengua.
— Tu sí…yo no. — Él se encoje. — Yo siempre estoy aquí, siempre igual. —
— Entonces, ¿quién era yo?— Pregunto, no segura de creerle, pero fascinada con el concepto. — ¿Y por qué no lo recuerdo?—
Él sonríe, feliz por cambiar de tema. — El viaje de vuelta incluye un paseo por el Río del Olvido. Se supone que no lo recuerdes, estás acá para aprender, para involucrarte, para pagar tus deudas de Karma. Cada vez empiezas de nuevo, forzada a encontrar tu camino. Porque Ever, la vida no se supone que sea un examen a libro abierto. —
— Entonces, ¿no estás haciendo trampa al quedarte?— Digo, sonriéndole satisfecha al Sr. Déjame Decirte Como Funciona el Mundo.
Él se encoge. — Algunos dirían que sí. —
— ¿Y cómo es posible que sepas todo esto si nunca lo has hecho?—
— He tenido suficientes años para estudiar los misterios de la vida. Y he conocido algunos profesores extraordinarios en el camino. Todo lo que necesitas saber de tus anteriores personalidades es que siempre fuiste femenina. — Sonríe, acomodando mi pelo detrás de la oreja. — Siempre hermosa. Y siempre importante para mí. —
Miro el océano, haciendo algunas olas solo porque si, luego lo hago ir todo. Todo. Todo eso. Volviendo al living.
— ¿Cambio de escenario?— Sonríe.
— Si, pero solo el escenario, no el tema. — Él suspira.
— Así que después de años de buscarte te encontré de nuevo… Y ya sabes el resto. —
Tomo aliento y miro fija la lámpara, encendiéndola y apagándola con mi mente, tratando de entender todo esto.
— Termine con Drina hace mucho tiempo, pero ella tiene la mala costumbre de reaparecer. ¿Y la noche en St. Regis? ¿Cuándo nos viste juntos? Yo estaba tratando de convencerla de que siga con su vida, de una vez por todas. Aunque obviamente, no funciono muy bien. Y sí, ya sé que mato a Evangeline, porque ¿ese día en la playa cuando te despertaste sola?—
Entrecierro los ojos, pensando: ¡Lo sabia! ¡Sabía que no estaba surfeando!
— Acababa de encontrar su cuerpo, pero ya era tarde para salvarla. Y si, se lo de Haven también, pero por fortuna, fui capaz de salvarla. —
— Así que ahí es donde estabas esa noche… Cuando dijiste que habías ido por un vaso de agua…—
Él asiente.
— ¿Entonces en que más me has mentido?— Pregunto, cruzando los brazos en el pecho. — ¿Y donde fuiste la noche de Halloween después de la fiesta?—
— Me fui a casa, — Dice, mirándome intensamente. — Cuando vi la forma en que Drina te miraba, bueno, pensé que lo mejor sería alejarme. Solo que no pude. Lo intente. Lo he estado intentando todo el tiempo. Pero no podía. No puedo alejarme de ti. — Él menea la cabeza. — Y ahora lo sabes todo. Aunque creo que es bastante obvio por que no podía ser muy directo en ese momento. —
Yo me encojo y miro a otro lado, no dispuesta a entregarme tan fácil, aún cuando sea verdad.
— Oh, y mi ‘escalofriante cuarto’ como lo llamas… Bueno, resulta ser que es mi lugar feliz… No muy diferente de ese recuerdo que tú guardas de los últimos momentos en el auto con tu familia. —
Y cuando me mira, yo corro la mirada, avergonzada de haberlo dicho.
— Aunque tengo que admitirlo, me reí bastante cuando me di cuenta de que pensabas que era un chupasangre. — Sonríe.
— Oh, bueno, perdón. Quiero decir ya que hay inmortales corriendo por ahí, creí que también podíamos traer a las hadas, magos, hombre lobos, y…— Meneo la cabeza. — O sea, Dios, ¡hablas de todo esto como si fuera normal!—
Él cierra los ojos y suspira. Y cuando los abre de nuevo dice, — Para mí es normal. Ésta es mi vida. Y ahora es la tuya también si la eliges. No es tan malo como crees, Ever, de verdad. — Me mira por un largo tiempo, y aún cuando una parte de mi quiere odiarlo por lograr su cometido, simplemente no puedo.
Y cuando siento un cálido y sobrecogedor tironcito, yo miro a la mano que él está sosteniendo y digo, — Basta. —
— ¿Basta qué?— Me mira, sus ojos cansados, la piel que los rodea tensa y pálida.
— Deja de hacer esa calidez, ya sabes. ¡Tan solo basta!— Digo, mi mente dividida entre amor y odio.
— Yo no estoy haciendo eso, Ever. — Sus ojos en los míos.
— ¡Claro que eres tú! Lo estás haciendo con tu… como sea. — Ruedo los ojos y cruzo los brazos en el pecho, preguntándome donde vamos a llegar ahora.
— Yo no estoy haciendo eso. Lo juro. Yo no use trucos para seducirte. —
— Oh, sí, ¿cómo tulipanes?—
Sonríe. — No tienes ni idea de lo que significan, ¿verdad?—
Presiono mis labios y miro a otro lado. — Las flores tienen significado. No hay nada azaroso en eso. — Respiro hondo y re ordeno la mesa con la mente, desando poder hacerlo con mi cabeza en cambio.
— Hay tanto que enseñarte, — Dice. — Aunque no es todo diversión y juegos. Necesitas tener cuidado, proceder con atención. — Él hace una pausa y me mira, asegurándose de que lo escucho. — Tienes que tener cuidado de usar bien tus poderes; Drina es un buen ejemplo de eso. Y debes ser discreta… lo que quiere decir que no puedes compartir esto con nadie, y me refiero a nadie, ¿entiendes?—
Yo me encojo, pensando: Como sea. Sabiendo que él puede leer mis pensamientos cuando él menea la cabeza y se inclina a mí. — Ever, de verdad, no se lo puedes decir a un alma. Promételo. — Lo miro.
Él levanta una ceja, su mano apretando la mía.
— Honor de scout, — murmuro, mirando hacia otro lado.
Él deja ir mi mano y se relaja, recostándose contra los almohadones cuando dice, — Pero en busca de revelarte completamente todo necesitas saber que aún hay una forma de salir de esto. Todavía puedes cruzar al otro lado. A decir verdad, podrías haber muerto en el acantilado, pero en cambio, eliges quedarte. —
— Pero yo estaba preparada para morir, quería morir. —
— Te diste fuerza con tus memorias. Te diste poder a ti misma con amor. Es como ya te dije antes… los pensamientos crean. Y en tu caso, crearon curación y fuerza. Si tu realmente hubieses querido morir simplemente te habrías dado por vencida. En algún nivel más profundo debes de haberlo sabido. —
Y justo cuando le estoy por preguntar por qué él estaba espiando en mi cuarto mientras dormía, él dice, — No es lo que tú crees. —
— ¿Entonces como es?— Pregunto, no sabiendo si realmente quiero conocer la respuesta.
— Yo estaba ahí para…observar. Yo me sorprendí de que pudieras verme, yo estaba transformado por así decirlo. —
Yo enlazo mis brazos alrededor de las rodillas y las traigo cerca de mi pecho. Todo lo que acaba de decir se me va arriba de la cabeza, pero entiendo la esencia, lo suficiente como para estar adecuadamente asustada.
Él se encoge. — Ever, me siento responsable por ti, y…—
— ¿Y querías chequear la mercancía?— Lo miro, mis cejas levantadas.
Pero él sólo ríe. — ¿Puedo recordare de tu afición por los pijamas de franela?—
Ruedo los ojos. — Así que te sientes responsable por mí, como… ¿como un padre?— Digo, riendo mientras él se encoge.
— No, no como un padre. Pero Ever, solo estuve en tu cuarto esa vez, la noche en que nos vimos en St. Regis, si hubo otros momentos…—
— Drina. — Yo me encojo, imaginándola en mi cuarto, espiándome. — ¿Estás seguro de que no puede venir acá?— Pregunto, mirando alrededor.
Toma mi mano y la aprieta, tratando de dejarme tranquila cuando dice, — Ni siquiera sabe que existe. No sabe cómo llegar. Hasta donde ella sabe, tú sólo te desvaneciste en el aire. —
— ¿Pero como llegaste tu aquí? ¿Moriste alguna vez, como yo?—
El niega con la cabeza. — Hay dos tipos de alquimia… física, con la que me encuentro por mi padre, y espiritual, con la que me encuentro cuando siento algo más, algo más grande, algo mayor que yo. Yo estudie y practique y trabaje duro para llegar acá, aún aprendí MT. — Él se detiene y me mira. — Meditación trascendental de Maharishi Mahesh Yogi. — Sonríe.
— Um, si estás tratando de impresionarme, no está funcionando. No tengo ni idea de que quiere decir eso. —
Se encoje. — Sólo digamos que me tomo cientos de años el trasladarlo de mental a físico. Pero tu…. Desde el momento en que paseaste en el campo, se te fue concedido una especie de pasaje detrás de escenario, tus visiones y la telepatía son producto de ello. —
— Dios, con razón odias la escuela, — Digo, queriendo cambiar el tema a algo concreto, algo que realmente pueda entender. — quiero decir, debes de haber terminado como, un millón, billón de años atrás, ¿no?— Y cuando él se contrae de dolor, me doy cuenta que su edad es un punto débil, lo que es algo gracioso, considerando que él eligió vivir para siempre. — O sea, ¿Por qué molestarse? ¿Para qué siquiera inscribirse?—
— Ahí es donde entras tú. — Sonríe.
— Oh, así que ves una chica con jeans sueltos y capucha, y tienes que tenerla tan mal, que decides repetir la escuela, sólo para acercarte a ella?—
— Suena correcto. — Él ríe.
— ¿No podrías haber encontrado otra forma de entrar en mi vida? Es sólo que no tiene mucho sentido. — Meneo la cabeza y ruedo los ojos, enojándome nuevamente, hasta que el pasa sus dedos por el costado de uno de mis cachetes y me mira a los ojos.
— El amor nunca lo tiene. — Yo trago fuerte, sintiéndome tímida, eufórica, e insegura, todo de una vez.
Luego carraspeo y digo, — Creí que dijiste que eras malo en el amor. — Entrecierro los ojos en los suyos, en mi estomago un frío y amargo nudo, preguntándome por qué no puedo ser sólo feliz cuando el chico más hermoso del planeta me confiesa su amor. ¿Por qué insisto en ser negativa?
— Esperaba que ésta vez fuese diferente, — Él susurra.
Yo me doy vuelta, respirando con dificultad mientras digo, — No sé si estoy lista para todo esto. No sé qué hacer. —
Él me aprieta contra su pecho, sus brazos alrededor mío, mientras dice, — No hay apuro para decidirse. —
Y cuando me giro él tiene ésta mirada lejana en sus ojos. — ¿Qué sucede?— Pregunto. — ¿Por qué me miras así?—
— Porque no soy bueno con las despedidas, — Dice, intentando una sonrisa que no pasa de sus labios. — Ahora ves, ya hay dos cosas para lo que soy malo… el amor y las despedidas. —
— Tal vez están conectadas. — Presiono mis labios, intentando no llorar. — Así que, ¿A dónde te vas?— Intento que mi voz suene calma y neutral, aún cuando mi corazón no quiere latir, y mi respiración se niega a salir, y siento como si me estuviese muriendo por dentro.
Él se encoje y mira a lo lejos.
— ¿Vas a volver?—
— Depende de ti. — Luego me mira y dice, — Ever, ¿Todavía me odias?—
Yo niego con la cabeza, pero mantengo su mirada.
— ¿Me amas?—
Giro la cabeza y miro a otro lado. Sabiendo que sí, sabiendo que lo amo con cada pelo, cada célula de mi cuerpo, cada gota de sangre, que estoy que exploto de amor, hirviendo, pero tan sólo no puedo decirlo. Pero nuevamente, si realmente puede leer mi mente, no tengo por qué decirlo. Él debería saberlo.
— Siempre es más lindo escucharlo, — Dice, acomodando mi pelo detrás de mi oreja, y presionando sus labios en mi cachete. — Cuando te decidas, sobre mí, sobre ser inmortal, sólo dilo y estaré aquí. Tengo toda la eternidad por delante; vas a darte cuenta que puedo ser bastante paciente. —
Sonríe, luego busca en su bolsillo, retirando el caballo de plata con cristales incrustados que me compro en las carreras. El que yo le devolví cuando se lo tire aquel día en el estacionamiento.
— ¿Puedo?— Él hace un gesto.
Asiento, mi garganta demasiado seca para hablar, mientras él cierra el la pulsera, luego toma mi cara entre sus manos. Corriendo mi flequillo a un costado y besando mi cicatriz, enfundándome de todo el amor y perdón que sé que no merezco.
Pero cuando intento alejarme, él me toma aún más fuerte y dice, — Tienes que perdonarte, Ever. No eres responsable por nada de eso. —
— ¿Y qué sabes tú?— Me muerdo mi propio labio.
— Sé que te culpas por algo que no es tu culpa. Sé que amas a tu hermanita con todo tu corazón y te preguntas todos los días si haces lo correcto al alentar sus visitas. Te conozco, Ever. Sé todo sobre ti. —
Yo me doy vuelta, mi cara mojada con las lagrimas que no quiero que él vea. — Nada de eso es verdad. Lo has entendido todo mal, yo soy un fenómeno, y cosas malas le pasan a todos los que se acercan a mí, aún cuando soy yo la que las merece. — Yo meneo la cabeza, sabiendo que no merezco ser feliz, no merezco este amor.
Él me abraza, su tacto calmo y tranquilizador, pero incapaz de borrar la verdad. — Tengo que irme, — Susurra finalmente. — pero, Ever, si quieres amarme, si realmente quieres estar conmigo, entonces tendrás que aceptar lo que somos. Entenderé si no puedes. —
Y luego lo beso, presionándome contra él, necesitando el contacto de sus labios sobre los míos, dejándome llevar en el maravilloso, cálido brillo de su amor, aumentando e hinchándose y expandiéndose hasta que cubre cada espacio, cada rendija, cada rincón. Y cuando abro los ojos y me alejo, estoy nuevamente en mi cuarto, sola.
Capítulo 31
Al principio ella solo mira fijamente con sus ojos verdes enormes, llenos de incredulidad y luego levanta su mentón y enseña sus dientes. Pero antes de que pueda atacar, yo embisto contra ella, determinada a llegar a ella primero, de hacer que caiga mientras pueda.
Pero cuando salto hacia delante, veo este resplandeciente velo de suaves luces doradas. Un círculo luminoso situado justo al otro lado, brillando y atrayéndome como el de mi sueño y aunque Drina plantó esos sueños, aunque probablemente sea una trampa, no puedo evitar cambiar de dirección y dirigirme hacia eso.
Caigo en una brillante bruma, una lluvia de luz tan amorosa, tan cálida e intensa, que calma mis nervios y tranquiliza todos mis temores. Y cuando aterrizo en un campo de verdes pastos, estos me sostienen y amortiguan mi caída. Observo el prado que me rodea con sus flores abriéndose y mostrando unos pétalos que parecen que tienen luz en su interior y rodeado por unos árboles que alcanzan más allá del cielo y cuyas ramas estás caídas por el peso de jugosas frutas y mientras me quedo allí tendida, observándolo todo, no puedo evitar sentirme como si ya hubiera estado antes aquí.
— Ever. —
Me levanto de un salto, lista y preparada para luchar, y cuando veo que es Zayn retrocedo un paso sin tener idea de a favor de quién él está realmente.
— Ever, relájate. Está bien. — El asiente con la cabeza, sonriendo mientras ofrece su mano.
Pero me rehúso a aceptarla, me rehúso a caer en el cebo. Así que retrocedo otro paso mientras mis ojos buscan a Drina.
— Ella no está aquí. — El asiente con la cabeza mientras sus ojos están fijos en los míos. — Estas a salvo, soy solo yo. —
Yo vacilo, debatiéndome si creerle o no, dudando de que él alguna vez podría ser considerado como algo seguro. Mirándolo fijamente, mientras pongo mis opciones (que son pocas) en una balanza, hasta que finalmente le pregunto, — ¿Dónde estamos?— En lugar de mi verdadera pregunta, la cual es: ¿Estoy muerta?
— Te aseguro que no estás muerta. — El ríe, leyendo mis pensamientos. — Estas en Summerland. — Yo lo miro sin entender nada. — Es como un lugar entre lugares. Como un cuarto de espera, o una parada de descanso. Una dimensión entre dimensiones, si así lo quieres. —
— ¿Dimensiones?— Lo miro entrecerrando los ojos, la palabra sonando extraña, desconocida, al menos en la manera en que él la está usando y cuando él alcanza mi mano, yo rápido me alejo, sabiendo que es imposible ver nada claro cada vez que él me toca.
El me mira larga y tendidamente, luego se encoje de hombros y me hace señas para que lo siga por un prado en donde cada flor, cada árbol, cada brizna de grama, se inclinan, se balancean y giran como si fueran compañeros en un baile infinito. — Cierra los ojos, — él susurra y como no lo hago, el añade, — por favor. —
Y yo los cierro a medias.
— Confía en mí. — Él suspira. — Al menos esta vez. —
Así que lo hago. — ¿Ahora qué?—
— Ahora imagina algo. —
— ¿A qué te refieres?— le pregunto, inmediatamente imaginándome a un elefante gigante.
— Imagina otra cosa, — él dice, — rápido. —
Yo abro mis ojos, sorprendida al ver a un gigantesco elefante embistiendo contra nosotros. Luego lanzo un grito ahogado, sorprendida cuando lo transformo en una mariposa, una hermosa mariposa monarca que aterriza justo en la punta de mi dedo. — ¿Cómo…?— Yo miro a Zayn y la mariposa, mientras sus negras antenas se mueven contra mí.
Zayn ríe. — ¿Quieres intentar otra vez?—
Yo presiono mis labios y lo miro tratando de pensar en algo bueno, algo mejor que un elefante y una mariposa.
— Adelante, — él urge. — Es tan divertido. Nunca te aburres. —
Yo cierro los ojos e imagino que la mariposa se convierte en un ave y cuando abro los ojos, me encuentro con un majestuoso y colorido papagayo posado en mi dedo.
Pero cuando un reguero de caca chorrea por mi brazo, Zayn me da una toalla y dice, — ¿Qué tal algo que no necesite tanta… limpieza?—
Yo suelto al ave y la veo alejarse volando, luego cierro mis ojos, deseando fervientemente, y cuando los abro otra vez, Orlando Bloom ha tomado su lugar.
Zayn gruñe y mueve su cabeza. — ¿Él es real?— Susurro, mirando boquiabierta por el asombro mientras Orlando Bloom me sonríe y me guiña.
Zayn dice que no, moviendo la cabeza. — No puedes manifestar gente real, solamente alguien parecido. Por suerte, no tardará mucho en desvanecerse. —
Y cuando lo hace, no puedo evitar sentirme un poco triste. — ¿Qué está pasando?— Pregunto, mirando a Zayn. — ¿Dónde estamos y cómo puede ser esto posible?—
Zayn sonríe y hace que un hermoso caballo blanco aparezca. Luego de ayudarme a montarme y acomodarme, él hace que aparezca uno negro para él. — Vamos a dar un paseo, — él dice, guiándome por el sendero.
Corremos uno junto al otro por un camino hermoso que pasa a través de un valle de flores, árboles y un brillante riachuelo con los colores del arcoíris y cuando veo a mi papagayo posado junto a un gato, cambio de dirección, lista para espantarlo.
Pero Zayn agarra las riendas y dice, — No te preocupes. No hay enemigos. Todo aquí es pacífico. —
Corremos en silencio mientras yo miro boquiabierta toda la belleza que me rodea, intentando captarlo todo, pero al poco tiempo mi mente comienza a dar vueltas con toda clase de preguntas y sin ninguna idea de cómo comenzar.
— ¿El velo que viste, ese que te atrajo?— El me mira. — Yo lo puse allí. —
— ¿En el acantilado?— El asiente con la cabeza.
— Y en tu sueño. —
— Pero Drina dijo que ella creó mi sueño. — Yo lo miro, observando como el monta con tanta confianza, tan seguro en la silla. Pero luego recuerdo la pintura en su pared, la de él montando un caballo blanco con una espada a su costado y concluyo que él ha está practicando por mucho tiempo.
— Drina te mostró la localización y yo te mostré la salida. —
— ¿Salida?— le digo mientras mi corazón comienza a latir fuertemente otra vez.
El mueve la cabeza y sonríe. — No esa clase de salida. Ya te lo dije, no estás muerta. En realidad, estás más viva que nunca. Capaz de manipular materia y manifestar cualquier cosa que quieras. Lo último en la satisfacción instantánea. — El ríe. — Pero no vengas aquí muy seguido porque te lo advierto: es adictivo. —
— ¿Entonces ustedes dos crearon mi sueño?— Le digo mientras mi voz aumenta de tono, sin gustarme nada de esto.
— No ese sueño en particular, no. —
Yo lo miro con el ceño fruncido, moviendo la cabeza cuando digo, — Bueno, discúlpame ¿pero, no crees que eso es un poco invasivo? O sea ¡cielos! ¿Y por qué no intentaste detenerlo si sabías que iba a pasar?—
El me mira con ojos tristes y cansados. — No sabía que era Drina. Yo estaba solamente observando tus sueños, estabas asustada por algo, así que te enseñé cómo llegar aquí. Este es siempre un lugar seguro para venir. —
— ¿Y por qué Drina no me siguió?— Le digo, buscándola en los alrededores otra vez.
El alcanza mi mano y aprieta mis dedos. — Porque Drina no puede verlo, solo tú podrías verlo. —
Yo lo miro con mis ojos entrecerrados. Todo es tan raro, tan extraño y nada tiene sentido.
— No te preocupes, ya lo entenderás. Pero por ahora ¿por qué no intentas disfrutarlo?—
— ¿Por qué me parece tan familiar?— le digo, sintiendo la sensación de reconocimiento, pero incapaz de recordarlo.
— Porque aquí fue en dónde te encontré. —
Yo lo miro.
— Encontré tu cuerpo fuera del auto, cierto. Pero tu alma ya se había ido y estaba vagando aquí. —
El detiene ambos caballos y me ayuda a desmontar, luego me dirige hacia un área cubierta de grama, tan brillante y reluciente en la cálida luz dorada que parece que emana de la nada, y lo próximo que sé es que él ha manifestado un acogedor sofá y una butaca en combinación para nuestros pies.
— ¿Quieres añadir algo más?— El sonríe.
Yo cierro mis ojos e imagino una mesita de café, lámparas, golosinas, una bonita alfombra persa y cuando abro los ojos otra vez, estamos en una sala exterior completamente amueblada.
— ¿Qué pasa si llueve?— le pregunto.
— No lo…—
Pero es muy tarde, ya estamos empapados.
— Los pensamientos crean, — él dice haciendo una sombrilla gigante, la lluvia cayendo rítmicamente por los lados y sobre la alfombra. — Es lo mismo que en la Tierra, solo que tarda más. Pero aquí en Summerland, es instantáneo. —
— Eso me recuerda a lo que mi mamá solía decir: ‘¡ten cuidado con lo que deseas, podrías tenerlo!’— digo riendo.
El asiente con la cabeza. — Ahora ya sabes de dónde se originó eso. ¿Te importaría hacer que la lluvia pare, para que nos podamos secar?— El sacude su mojado pelo contra mí.
— ¿Cómo..?—
— Solo piensa en un lugar cálido y seco. — El sonríe.
Y lo próximo que sé es que estamos acostados en una hermosa playa con arena rosada.
— Dejémoslo así ¿quieres?— El ríe mientras yo creo una toalla azul para los dos y un océano turquesa para que convine.
Y cuando me acuesto y cierro mis ojos, él lo confirma. No es que yo no haya comenzado a sospecharlo, pero aún así no le he dicho en una oración completa. Una que comience con: — Yo soy un inmortal. — Y termine con: — Y tú también lo eres. — No es algo que escuches todos los días.
— ¿Entonces los dos somos inmortales?— Yo digo, abriendo un ojo para mirarlo, preguntándome cómo puedo tener una conversación tan bizarra con un tono de voz tan normal. Pero estoy en Summerland; nada puede ser más bizarro que eso.
El mueve la cabeza en forma afirmativa. — ¿Y me hiciste inmortal cuando morí en el accidente?— El asiente con la cabeza otra vez.
— ¿Pero cómo? ¿Tiene algo que ver con esa extraña bebida roja?—
El respira profundamente antes de contestar. — Sí. —
— ¿Pero por qué yo no tengo que beberlo todo el tiempo como tú?—
El aparta la mirada y mira hacia el mar. — Eventualmente lo harás. —
Me siento y tomo un hilo suelto de mi toalla, aun incapaz de que mi mente envuelva todo esto. Recordando un tiempo en mi no tan distante pasado cuando pensaba que el ser psíquica era una maldición y ahora resulta esto.
— No es tan malo como piensas, — él dice, poniendo su mano sobre la mía. — Mira a tu alrededor, no hay nada mejor que esto. —
— ¿Pero por qué? ¿O sea, alguna vez se te ocurrió que tal vez yo no querría ser inmortal, que tal vez debiste haberme dejado ir?— Yo observo como él se encoje, apartando su mirada y mirando alrededor, enfocándose en todo, menos en mi.
Luego él se gira hacia mí y dice, — Primero que nada, tienes razón. Fui egoísta. Porque la verdad es que te salvé más por mí que por ti. No podría soportar el perderte otra vez, no después de…— El se detiene y mueve su cabeza. — Pero aún así, no estaba seguro sí iba a funcionar. Obviamente supe que te había traído de vuelta, pero no estaba seguro de por cuánto tiempo. No estaba seguro si de verdad te había transformado hasta que te vi en el acantilado justo ahora…—
— ¿Estabas observándome en el acantilado?— yo lo miro sin poder creerlo.
El asiente con la cabeza.
— ¿Quieres decir que estabas allí?—
— No, te estaba vigilando remotamente. — él se frota la mandíbula. — Es demasiado para explicar. —
— Déjame tener esto claro. ¿Estabas vigilándome, remotamente, lo cual es lo mismo porque podías ver todo lo que estaba pasando y aún así no intentaste salvarme?— y cuando lo digo, estoy tan molesta que apenas puedo respirar.
El sacude la cabeza. — No hasta que tú quisiste ser salvada. Ahí fue cuando hice que el velo apareciera e hice que te sintieras atraída a él. —
— ¿Quieres decir que me ibas a dejar morir?— yo me alejo de él rápidamente, sin querer estar cerca de él.
El me mira, su rostro completamente serio cuando dice, — Si eso era lo que querías, entonces sí. — El sacude su cabeza. — Ever, la última vez que hablamos, en el lote de estacionamiento, dijiste que me odiabas por lo que te había hecho, por ser egoísta, por separarte de tu familia, por traerte de vuelta y, aunque tus palabras de verdad dolieron, supe que tenías razón. No tenía derecho a interferir. Pero entonces en el acantilado, cuando te llenaste de tanto amor, bueno, ese amor fue lo que te salvó, te restauró y entonces fue cuando supe. —
¿Pero y qué paso en el hospital? ¿Por qué entonces no me pude restaurar? ¿Por qué tuve que sufrir con todos los yesos, las cortadas y contusiones? ¿Por qué no me pude… regenerar, como hice en el acantilado? Yo pienso, cruzando mis brazos sobre mi pecho, sin creerlo del todo.
— Solo el amor sana. El enfado, la culpa y el miedo lo único que pueden hacer es destruirte y separarte de tus verdaderas habilidades. — El asiente con la cabeza, mirando más allá de mí.
— Y esa es otra cosa, — lo fulmino con la mirada. — Tu habilidad de leer mi mente, cuando yo no puedo leer la tuya. No es justo. —
El ríe. — ¿De verdad quieres leer mi mente? Pensé que mi aire de misterio era una de las cosas que te gustaban de mí. —
Yo bajo la mirada y miro mis rodillas, mis mejillas ardiendo mientras pienso en todos los pensamientos vergonzosos que él ha sabido.
— Hay maneras para protegerte ¿sabías? Tal vez deberías ver a Ava—
— ¿Conoces a Ava?— lo miro boquiabierta, sintiéndome súbitamente a la defensiva.
El sacude la cabeza. — Mi única conexión con Ava es a través de ti, tus pensamientos sobre Ava. —
Yo miro a otra parte, observando a una familia de conejos saltando, y luego lo vuelvo a mirar a él.
— ¿Y la carrera de caballos?—
— Premonición, tu también lo hiciste. —
— ¿y qué pasó con la carrera que perdiste?—
El ríe. — Tengo que perder algunas, de otra manera la gente tiende a sospechar. Pero luego me repuse ¿no crees?—
— ¿y los tulipanes?—
El sonríe. — Manifestando. Lo mismo que hiciste con el elefante y esta playa. Es simple física cuántica. La conciencia hace que la materia exista donde solo era mera energía. No es tan difícil como la gente cree. —
Yo entrecierro los ojos, sin entender nada. No importa cuán ‘simple’ él crea que es.
— Nosotros creamos nuestra propia realidad y sí, tú puedes hacerlo en tu casa, — él dice, anticipando mi próxima pregunta, esa que se acaba de formar en mi cabeza. — En realidad, tú ya lo has hecho, lo que pasa es que no te has dado cuenta porque se tardó mucho más. —
— A ti no te toma mucho tiempo. —
El ríe. — Yo he estado aquí desde hace mucho, el tiempo suficiente para aprender algunos trucos. —
— ¿Cuánto tiempo?— le pregunto mirándolo, recordando la habitación en su casa y preguntándome exactamente con qué estoy lidiando. El suspira y mira a otra parte.
— Mucho tiempo. —
— ¿Y ahora yo también voy a vivir por siempre?—
— Eso depende de ti. — El se encoje de hombros. — Tú no tienes que hacer nada de esto. Puedes simplemente sacar todo esto de tu mente y seguir con tu vida. Decidir dejarlo ir en el momento correcto. Yo solo te di la habilidad, pero la decisión es tuya. —
Yo miro al océano, su chispeante agua tan brillante, tan hermosa, se me hace difícil creer que existe gracias a mí y, aunque es divertido jugar con una magia tan poderosa, mis pensamientos pronto se vuelven a cosas más siniestras.
— Necesito saber qué pasó con Haven. Ese día que te sorprendí…— Yo hago una mueca al recordar. — ¿Y qué pasa con Drina? Ella es inmortal también ¿cierto? ¿Tú la hiciste inmortal? ¿Y cómo comenzó todo esto? ¿Cómo te convertiste en inmortal? ¿Cómo sucedió algo así? ¿Sabías que ella mató a Evangeline y que por poco mata a Haven? ¿Y qué pasa con esa habitación tuya?—
— ¿Podrías repetir las preguntas?— El ríe.
— Ah, y otra cosa ¿a qué diablos se refería Drina cuando dijo que me ha matado ya varias veces?—
— ¿Drina dijo eso?— Sus ojos se vuelven enormes mientras su rostro pierde color.
— Sí. — Yo asiento con la cabeza, recordando la expresión petulante y altanera que ella tenía cuando me dio la noticia. — Ella dijo algo así como: aquí vamos de nuevo, mortal estúpida, siempre fallas en este juego, bla, bla, bla. ¿Y no que estabas vigilando, que habías visto todo?—
El mueve su cabeza, hablando entre dientes. — Yo no vi todo, sintonicé tarde. Ay Dios, Ever, todo esto es culpa mía, todo. Debí haberlo sabido, nunca debí haberte involucrado, debí haberte dejado sola…—
— Ella también dijo que te había visto en Nueva York, o al menos eso le dijo a Haven. —
— Ella mintió, — él dice entre dientes. — Yo no fui a Nueva York. —
Y cuando me mira, sus ojos están llenos de tanto dolor, que alcanzo su mano y la sostengo. Conmovida por lo triste y vulnerable que luce y solo quiero borrarlo. Presiono mis labios contra su cálida y expectante boca, deseando expresar que todavía hay posibilidades de que lo perdone, sea lo que sea que haya hecho.
— El beso se vuelve más dulce con cada reencarnación. — El suspira, apartando el pelo de mi cara. — Aunque nunca llegamos a ir más lejos y ahora sé por qué. — El presiona su frente contra la mía, infundiéndome de tanta dicha, de un amor completamente consumado y luego suspira profundamente y se aparta. — Ah, sí, tus preguntas, — él dice, leyendo mi mente. — ¿Por dónde comienzo?—
— ¿Qué tal desde el principio?—
El asiente, su mirada a la deriva, de regreso al principio, mientras yo cruzo mis piernas y me pongo cómoda. — Mi padre era un soñador, un artista, un aficionado de las ciencias y la alquimia, una idea popular en aquella época…—
— ¿Cuál época?— Le pregunto, hambrienta de lugares, fechas, cosas que puedan ser investigadas y no una letanía filosófica con ideas abstractas.
— Una época muy antigua. — El ríe. — Soy bastante mayor que tú. —
— ¿Sí pero exactamente cuántos años tienes? O sea ¿con qué clase de diferencia de edades estoy lidiando?— Le pregunto, mirando incrédulamente mientras él mueve la cabeza.
— Todo lo que necesitas saber es que mi padre, junto con sus compañeros alquimistas, creían que todo se reducía a un solo elemento, y que si lograbas aislar ese elemento, entonces podrías crear con eso lo que fuera. El trabajó por años en esa teoría, creando formulas, abandonando formulas, y después, cuando él y mi madre… murieron, yo continué la investigación hasta que finalmente la perfeccioné. —
— ¿Y cuántos años tenías?— Le pregunto, intentándolo otra vez. — Joven. — Se encoje. — Bastante joven. —
— ¿Entonces aún así puedes crecer?—
Él ríe. — Si, llegue hasta cierto punto, y luego solo paré. Sé qué prefieres la teoría del vampiro congelado en el tiempo, pero esto es la vida real, Ever, no una fantasía. —
— Ok, entonces…— Lo urjo, ansiosa por más.
— Entonces, mis padres murieron, yo quedé huérfano. Ya sabes, en Italia, de donde soy, los apellidos generalmente hacían referencia a la profesión de la persona. Esposito significa huérfano, o expuesto. El nombre me fue dado, aunque deje de usarlo hace un siglo o dos, ya que ya no iba conmigo. —
— ¿Por qué no usaste tu verdadero apellido?—
— Es complicado. Mi padre… cazaba. Así que creí que lo mejor era distanciarme. —
— ¿Y Drina?— Pregunto, mi garganta reduciéndose tan solo con la mención de su nombre.
Él asiente. — Poverina… o, pobre pequeña yo. Éramos pupilos en la iglesia; Es ahí donde nos conocimos. Y cuando ella se enfermo, no podía soportar el perderla, así que la hice tomar a ella también. —
— Ella dijo que estaban casados. — Presiono mis labios, mi garganta sintiéndose caliente y seca, sabiendo que ella no dijo exactamente eso, aunque estaba definitivamente implícito cuando dijo su nombre, su nombre completo.
Él me mira de soslayo y luego aleja la mirada, meneando la cabeza y murmurando bajo su respiración.
— ¿Es verdad?— Pregunto, mi estomago se sacude, mi corazón presiona fuertemente mi pecho.
Él asiente. — Pero no es como tú piensas, pasó hace tanto tiempo que ya ni siquiera importa. —
— Entonces ¿Por qué no se divorciaron? Quiero decir, si prácticamente no importa, — Digo, mis cachetes calientes, mis ojos punzantes.
— Así que propones que yo me presentara en la corte con un certificado de boda datado en varios siglos atrás, ¿Y pida el divorcio?—
Presiono mis labios y alejo la mirada, sabiendo que tiene razón, pero aún así.
— Ever, por favor. Tienes que darme algo de crédito. No soy como tú. Tú sólo has estado, bueno, en esta vida al menos, 17 años, ¡mientras que yo he vivido cientos! Más que el tiempo suficiente para cometer algunos errores. Y aunque hay ciertamente suficientes cosas por las que juzgarme, no creo que mi relación con Drina sea una de ellas, las cosas eran diferentes entonces. Yo era diferente. Yo era vanidoso, superficial, y extremadamente materialista. Yo hacía todo por mí, tomando todo lo que podía. Pero en el momento en que te conocí todo cambio, y cuando te perdí, bueno, nunca había sentido un dolor semejante. Pero luego, cuando reapareciste…— El frena, su mirada lejos. — Bueno, ni bien te había encontrado, que te perdí de nuevo. Y así seguía, una y otra vez. Un círculo infinito de amor y pérdida… hasta ahora. —
— Así que, nosotros… ¿Reencarnamos?— Digo, la palabra sonando extraña en mi lengua.
— Tu sí…yo no. — Él se encoje. — Yo siempre estoy aquí, siempre igual. —
— Entonces, ¿quién era yo?— Pregunto, no segura de creerle, pero fascinada con el concepto. — ¿Y por qué no lo recuerdo?—
Él sonríe, feliz por cambiar de tema. — El viaje de vuelta incluye un paseo por el Río del Olvido. Se supone que no lo recuerdes, estás acá para aprender, para involucrarte, para pagar tus deudas de Karma. Cada vez empiezas de nuevo, forzada a encontrar tu camino. Porque Ever, la vida no se supone que sea un examen a libro abierto. —
— Entonces, ¿no estás haciendo trampa al quedarte?— Digo, sonriéndole satisfecha al Sr. Déjame Decirte Como Funciona el Mundo.
Él se encoge. — Algunos dirían que sí. —
— ¿Y cómo es posible que sepas todo esto si nunca lo has hecho?—
— He tenido suficientes años para estudiar los misterios de la vida. Y he conocido algunos profesores extraordinarios en el camino. Todo lo que necesitas saber de tus anteriores personalidades es que siempre fuiste femenina. — Sonríe, acomodando mi pelo detrás de la oreja. — Siempre hermosa. Y siempre importante para mí. —
Miro el océano, haciendo algunas olas solo porque si, luego lo hago ir todo. Todo. Todo eso. Volviendo al living.
— ¿Cambio de escenario?— Sonríe.
— Si, pero solo el escenario, no el tema. — Él suspira.
— Así que después de años de buscarte te encontré de nuevo… Y ya sabes el resto. —
Tomo aliento y miro fija la lámpara, encendiéndola y apagándola con mi mente, tratando de entender todo esto.
— Termine con Drina hace mucho tiempo, pero ella tiene la mala costumbre de reaparecer. ¿Y la noche en St. Regis? ¿Cuándo nos viste juntos? Yo estaba tratando de convencerla de que siga con su vida, de una vez por todas. Aunque obviamente, no funciono muy bien. Y sí, ya sé que mato a Evangeline, porque ¿ese día en la playa cuando te despertaste sola?—
Entrecierro los ojos, pensando: ¡Lo sabia! ¡Sabía que no estaba surfeando!
— Acababa de encontrar su cuerpo, pero ya era tarde para salvarla. Y si, se lo de Haven también, pero por fortuna, fui capaz de salvarla. —
— Así que ahí es donde estabas esa noche… Cuando dijiste que habías ido por un vaso de agua…—
Él asiente.
— ¿Entonces en que más me has mentido?— Pregunto, cruzando los brazos en el pecho. — ¿Y donde fuiste la noche de Halloween después de la fiesta?—
— Me fui a casa, — Dice, mirándome intensamente. — Cuando vi la forma en que Drina te miraba, bueno, pensé que lo mejor sería alejarme. Solo que no pude. Lo intente. Lo he estado intentando todo el tiempo. Pero no podía. No puedo alejarme de ti. — Él menea la cabeza. — Y ahora lo sabes todo. Aunque creo que es bastante obvio por que no podía ser muy directo en ese momento. —
Yo me encojo y miro a otro lado, no dispuesta a entregarme tan fácil, aún cuando sea verdad.
— Oh, y mi ‘escalofriante cuarto’ como lo llamas… Bueno, resulta ser que es mi lugar feliz… No muy diferente de ese recuerdo que tú guardas de los últimos momentos en el auto con tu familia. —
Y cuando me mira, yo corro la mirada, avergonzada de haberlo dicho.
— Aunque tengo que admitirlo, me reí bastante cuando me di cuenta de que pensabas que era un chupasangre. — Sonríe.
— Oh, bueno, perdón. Quiero decir ya que hay inmortales corriendo por ahí, creí que también podíamos traer a las hadas, magos, hombre lobos, y…— Meneo la cabeza. — O sea, Dios, ¡hablas de todo esto como si fuera normal!—
Él cierra los ojos y suspira. Y cuando los abre de nuevo dice, — Para mí es normal. Ésta es mi vida. Y ahora es la tuya también si la eliges. No es tan malo como crees, Ever, de verdad. — Me mira por un largo tiempo, y aún cuando una parte de mi quiere odiarlo por lograr su cometido, simplemente no puedo.
Y cuando siento un cálido y sobrecogedor tironcito, yo miro a la mano que él está sosteniendo y digo, — Basta. —
— ¿Basta qué?— Me mira, sus ojos cansados, la piel que los rodea tensa y pálida.
— Deja de hacer esa calidez, ya sabes. ¡Tan solo basta!— Digo, mi mente dividida entre amor y odio.
— Yo no estoy haciendo eso, Ever. — Sus ojos en los míos.
— ¡Claro que eres tú! Lo estás haciendo con tu… como sea. — Ruedo los ojos y cruzo los brazos en el pecho, preguntándome donde vamos a llegar ahora.
— Yo no estoy haciendo eso. Lo juro. Yo no use trucos para seducirte. —
— Oh, sí, ¿cómo tulipanes?—
Sonríe. — No tienes ni idea de lo que significan, ¿verdad?—
Presiono mis labios y miro a otro lado. — Las flores tienen significado. No hay nada azaroso en eso. — Respiro hondo y re ordeno la mesa con la mente, desando poder hacerlo con mi cabeza en cambio.
— Hay tanto que enseñarte, — Dice. — Aunque no es todo diversión y juegos. Necesitas tener cuidado, proceder con atención. — Él hace una pausa y me mira, asegurándose de que lo escucho. — Tienes que tener cuidado de usar bien tus poderes; Drina es un buen ejemplo de eso. Y debes ser discreta… lo que quiere decir que no puedes compartir esto con nadie, y me refiero a nadie, ¿entiendes?—
Yo me encojo, pensando: Como sea. Sabiendo que él puede leer mis pensamientos cuando él menea la cabeza y se inclina a mí. — Ever, de verdad, no se lo puedes decir a un alma. Promételo. — Lo miro.
Él levanta una ceja, su mano apretando la mía.
— Honor de scout, — murmuro, mirando hacia otro lado.
Él deja ir mi mano y se relaja, recostándose contra los almohadones cuando dice, — Pero en busca de revelarte completamente todo necesitas saber que aún hay una forma de salir de esto. Todavía puedes cruzar al otro lado. A decir verdad, podrías haber muerto en el acantilado, pero en cambio, eliges quedarte. —
— Pero yo estaba preparada para morir, quería morir. —
— Te diste fuerza con tus memorias. Te diste poder a ti misma con amor. Es como ya te dije antes… los pensamientos crean. Y en tu caso, crearon curación y fuerza. Si tu realmente hubieses querido morir simplemente te habrías dado por vencida. En algún nivel más profundo debes de haberlo sabido. —
Y justo cuando le estoy por preguntar por qué él estaba espiando en mi cuarto mientras dormía, él dice, — No es lo que tú crees. —
— ¿Entonces como es?— Pregunto, no sabiendo si realmente quiero conocer la respuesta.
— Yo estaba ahí para…observar. Yo me sorprendí de que pudieras verme, yo estaba transformado por así decirlo. —
Yo enlazo mis brazos alrededor de las rodillas y las traigo cerca de mi pecho. Todo lo que acaba de decir se me va arriba de la cabeza, pero entiendo la esencia, lo suficiente como para estar adecuadamente asustada.
Él se encoge. — Ever, me siento responsable por ti, y…—
— ¿Y querías chequear la mercancía?— Lo miro, mis cejas levantadas.
Pero él sólo ríe. — ¿Puedo recordare de tu afición por los pijamas de franela?—
Ruedo los ojos. — Así que te sientes responsable por mí, como… ¿como un padre?— Digo, riendo mientras él se encoge.
— No, no como un padre. Pero Ever, solo estuve en tu cuarto esa vez, la noche en que nos vimos en St. Regis, si hubo otros momentos…—
— Drina. — Yo me encojo, imaginándola en mi cuarto, espiándome. — ¿Estás seguro de que no puede venir acá?— Pregunto, mirando alrededor.
Toma mi mano y la aprieta, tratando de dejarme tranquila cuando dice, — Ni siquiera sabe que existe. No sabe cómo llegar. Hasta donde ella sabe, tú sólo te desvaneciste en el aire. —
— ¿Pero como llegaste tu aquí? ¿Moriste alguna vez, como yo?—
El niega con la cabeza. — Hay dos tipos de alquimia… física, con la que me encuentro por mi padre, y espiritual, con la que me encuentro cuando siento algo más, algo más grande, algo mayor que yo. Yo estudie y practique y trabaje duro para llegar acá, aún aprendí MT. — Él se detiene y me mira. — Meditación trascendental de Maharishi Mahesh Yogi. — Sonríe.
— Um, si estás tratando de impresionarme, no está funcionando. No tengo ni idea de que quiere decir eso. —
Se encoje. — Sólo digamos que me tomo cientos de años el trasladarlo de mental a físico. Pero tu…. Desde el momento en que paseaste en el campo, se te fue concedido una especie de pasaje detrás de escenario, tus visiones y la telepatía son producto de ello. —
— Dios, con razón odias la escuela, — Digo, queriendo cambiar el tema a algo concreto, algo que realmente pueda entender. — quiero decir, debes de haber terminado como, un millón, billón de años atrás, ¿no?— Y cuando él se contrae de dolor, me doy cuenta que su edad es un punto débil, lo que es algo gracioso, considerando que él eligió vivir para siempre. — O sea, ¿Por qué molestarse? ¿Para qué siquiera inscribirse?—
— Ahí es donde entras tú. — Sonríe.
— Oh, así que ves una chica con jeans sueltos y capucha, y tienes que tenerla tan mal, que decides repetir la escuela, sólo para acercarte a ella?—
— Suena correcto. — Él ríe.
— ¿No podrías haber encontrado otra forma de entrar en mi vida? Es sólo que no tiene mucho sentido. — Meneo la cabeza y ruedo los ojos, enojándome nuevamente, hasta que el pasa sus dedos por el costado de uno de mis cachetes y me mira a los ojos.
— El amor nunca lo tiene. — Yo trago fuerte, sintiéndome tímida, eufórica, e insegura, todo de una vez.
Luego carraspeo y digo, — Creí que dijiste que eras malo en el amor. — Entrecierro los ojos en los suyos, en mi estomago un frío y amargo nudo, preguntándome por qué no puedo ser sólo feliz cuando el chico más hermoso del planeta me confiesa su amor. ¿Por qué insisto en ser negativa?
— Esperaba que ésta vez fuese diferente, — Él susurra.
Yo me doy vuelta, respirando con dificultad mientras digo, — No sé si estoy lista para todo esto. No sé qué hacer. —
Él me aprieta contra su pecho, sus brazos alrededor mío, mientras dice, — No hay apuro para decidirse. —
Y cuando me giro él tiene ésta mirada lejana en sus ojos. — ¿Qué sucede?— Pregunto. — ¿Por qué me miras así?—
— Porque no soy bueno con las despedidas, — Dice, intentando una sonrisa que no pasa de sus labios. — Ahora ves, ya hay dos cosas para lo que soy malo… el amor y las despedidas. —
— Tal vez están conectadas. — Presiono mis labios, intentando no llorar. — Así que, ¿A dónde te vas?— Intento que mi voz suene calma y neutral, aún cuando mi corazón no quiere latir, y mi respiración se niega a salir, y siento como si me estuviese muriendo por dentro.
Él se encoje y mira a lo lejos.
— ¿Vas a volver?—
— Depende de ti. — Luego me mira y dice, — Ever, ¿Todavía me odias?—
Yo niego con la cabeza, pero mantengo su mirada.
— ¿Me amas?—
Giro la cabeza y miro a otro lado. Sabiendo que sí, sabiendo que lo amo con cada pelo, cada célula de mi cuerpo, cada gota de sangre, que estoy que exploto de amor, hirviendo, pero tan sólo no puedo decirlo. Pero nuevamente, si realmente puede leer mi mente, no tengo por qué decirlo. Él debería saberlo.
— Siempre es más lindo escucharlo, — Dice, acomodando mi pelo detrás de mi oreja, y presionando sus labios en mi cachete. — Cuando te decidas, sobre mí, sobre ser inmortal, sólo dilo y estaré aquí. Tengo toda la eternidad por delante; vas a darte cuenta que puedo ser bastante paciente. —
Sonríe, luego busca en su bolsillo, retirando el caballo de plata con cristales incrustados que me compro en las carreras. El que yo le devolví cuando se lo tire aquel día en el estacionamiento.
— ¿Puedo?— Él hace un gesto.
Asiento, mi garganta demasiado seca para hablar, mientras él cierra el la pulsera, luego toma mi cara entre sus manos. Corriendo mi flequillo a un costado y besando mi cicatriz, enfundándome de todo el amor y perdón que sé que no merezco.
Pero cuando intento alejarme, él me toma aún más fuerte y dice, — Tienes que perdonarte, Ever. No eres responsable por nada de eso. —
— ¿Y qué sabes tú?— Me muerdo mi propio labio.
— Sé que te culpas por algo que no es tu culpa. Sé que amas a tu hermanita con todo tu corazón y te preguntas todos los días si haces lo correcto al alentar sus visitas. Te conozco, Ever. Sé todo sobre ti. —
Yo me doy vuelta, mi cara mojada con las lagrimas que no quiero que él vea. — Nada de eso es verdad. Lo has entendido todo mal, yo soy un fenómeno, y cosas malas le pasan a todos los que se acercan a mí, aún cuando soy yo la que las merece. — Yo meneo la cabeza, sabiendo que no merezco ser feliz, no merezco este amor.
Él me abraza, su tacto calmo y tranquilizador, pero incapaz de borrar la verdad. — Tengo que irme, — Susurra finalmente. — pero, Ever, si quieres amarme, si realmente quieres estar conmigo, entonces tendrás que aceptar lo que somos. Entenderé si no puedes. —
Y luego lo beso, presionándome contra él, necesitando el contacto de sus labios sobre los míos, dejándome llevar en el maravilloso, cálido brillo de su amor, aumentando e hinchándose y expandiéndose hasta que cubre cada espacio, cada rendija, cada rincón. Y cuando abro los ojos y me alejo, estoy nuevamente en mi cuarto, sola.
***
Mili1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Maratón 2/3
— ¿Pero qué pasó? Buscamos en todas partes y no te encontramos. Creí que estabas en camino— Giro, dándole la espalda a la ventana y algo enojada por no haber pensado en una buena excusa de antemano, poniéndome en una posición incómoda al tener que inventar una en el momento.
— Sí, pero después… bueno, me agarraron calambres, y…—
— Frena ahí, — Dice Miles. — De verdad, no digas más. —
— ¿Me perdí de algo?— Pregunto, cerrando los ojos ante los pensamientos que aparecen en mi cabeza, las palabras apareciendo frente a mí como noticias de la CNN: ¡Ew! ¡Desagradable! ¿Por qué la gente insiste en hablar de esas cosas?
— ¿Algo más que el hecho de que Drina no apareció nunca? No, nada. Me pasé la primer parte de la noche ayudando a Haven a buscarla, y la segunda, tratando de convencerla de que esta mejor sin ella. Te juro, parece como si estuvieran saliendo. La amistad más rara del que nunca he visto, ¡Ever! ¡Ja! ¿Lo entendiste?— A él le encanta hacer un chiste de mi nombre. (Otra vez, hacen juego de palabra con el nombre de Ever, que en ingles es nunca)
Yo gateo fuera de mi cama, dándome cuenta de que es el primer mañana desde hace una semana que me levanto sin resaca. Y aunque sé que eso califica como algo muy bueno, eso no cambia el hecho de que me sienta peor que nunca.
— ¿Entonces qué hacemos? ¿Te parece si salimos a hacer compras fashion para navidad?—
— No puedo. Sigo castigada, — Digo, rebuscando en una pila de remeras y frenando en la que Zayn me compro en nuestra visita a Disney, antes de que todo cambiara, antes de que mi vida pasara de extraña a extraordinariamente extraña.
— ¿Por cuánto más?—
— No lo sé.— Tiro el teléfono en mi placard, y me pongo una capucha verde lima en la cabeza, sabiendo que no importa cuánto tiempo me quiera tener castigada Sabine, si quiero salir, voy a salir, solo tengo que asegurarme de volver antes que ella lo haga a la casa. O sea, es difícil mantener a una psíquica contenida. Aunque me provee de la excusa perfecta para quedarme en casa, evitar todas las energías, que es la única razón por la que sigo encerrada.
Levanto el teléfono justo a tiempo para escuchar a miles decir, — Ok, bien, llámame cuando te liberen. —
Me pongo unos jeans, luego me siento en mi escritorio. Y aunque mi cabeza late, mis ojos queman, y mis manos tiemblan, estoy determinada a pasar el día sin la ayuda del alcohol, Zayn, o viajes ilícitos a planos astrales. Deseando haber sido más insistente… demandante con Zayn para que me enseñara como escudarme. Quiero decir, ¿Por qué la solución parece siempre fluir a Ava?
Sabine toca la puerta y yo me vuelvo cuando ella entra en la habitación. Su cara esta pálida y preocupada, sus ojos rodeados de rojo, y su aura se ha vuelto manchada y gris. Y me encojo cuando me doy cuenta de que se trata de Jeff, y que ella finalmente descubrió todas sus mentiras. Mentiras que yo podría habérselo revelado desde un principio, evitándole todo este dolor de cabeza, si tan sólo no hubiese puesto mis necesidades por sobre las de ellas.
— Ever, — Dice, haciendo una pausa al lado de mi cama. — Estuve pensando. Ya que no estoy muy cómoda con todo esto del castigo, y ya que casi eres una adulta, creo que ya debería tratarte como una así que…—
Así que ya no estás castigada, pienso, finalizando la oración en mi cabeza. Pero cuando me doy cuenta que ella sigue creyendo que mis problemas se deben a mi pena, mi cara se pone roja de vergüenza.
—…Ya no estás castigada. — Sonríe, un gesto de paz que yo no merezco. — Pero me preguntaba si habías cambiado de opinión sobre hablar con alguien, porque conozco este terapeuta que…—
Yo meneo la cabeza antes de que pueda terminar, sabiendo que sus intenciones son buenas, pero negando cada parte de ello. Y cuando se da vuelta para irse, me sorprendo a mi misma diciendo, — Hey, ¿Quieres salir a cenar hoy?—
Ella duda en la entrada, claramente sorprendida por la oferta.
— Yo invito. — Sonrió dándole coraje, sin tener idea de cómo voy a hacer para pasar la noche en un restaurante lleno de gente, pero pensando que puedo usar algo de la plata que gane en las carreras para pagar la cuenta.
— Eso estaría bien, — Ella dice, tocando la pared con los nudillos antes de irse al hall. — Estaré de vuelta para las siete. —
En el momento que escucho la puerta del frente cerrarse y la cerradura caer en su lugar, Riley toca mi hombro y grita, — ¡Ever! ¡Ever! ¿Puedes verme?—
Y yo casi salto fuera de mi piel. — Dios, Riley, ¡Me asustaste! ¿Y por qué estas gritando?— Digo, preguntándome por qué actúo de manera hosca cuando la verdad es que estoy más que emocionada de verla de nuevo.
Ella menea la cabeza y se tira en la cama. — Para tu información, he tratado de llegar a ti por días. ¡Creí que habías perdido la habilidad de verme y estaba empezando a asustarme!—
— Perdí la habilidad. Pero sólo porque empecé a tomar… Mucho. Y luego me echaron de la escuela. — Niego con la cabeza. — Fue un desastre. —
— Lo sé. — Asiente, sus cejas juntas mostrando su preocupación. — Estaba viendo todo el tiempo, saltando delante de ti, gritando y aplaudiendo, todo tratando de llamar tu atención, pero estabas demasiado tomada como para verme. ¿Recuerdas esa vez cuando la botella salió disparada de tu mano?— Ella sonríe y se pone delante de mí. — Fui yo. Y tuviste suerte de que no te diera con ella en la cabeza. Entonces, ¿Qué diablos paso?—
Me encojo y miro el suelo, sabiendo que le debo una respuesta para tranquilizar su preocupación, pero sin estar segura de por dónde empezar. — Bueno, es como que, toda esa energía se volvió tan abrumadora, no la podía soportar. Y cuando me di cuenta que con el alcohol me podía resguardar, creo que solo quería seguir sintiéndome bien, no quería volver a como estaba. —
— ¿Y ahora?—
— Y ahora…— Dudo, mirándola. — Y ahora estoy de nuevo donde empecé. Sobria y miserable. — Río.
— Ever…— Hace una pausa, evitando mi mirada antes de centrarla de nuevo en mí. — Por favor, no te enojes, pero creo que deberías ir a ver a Ava. — Y cuando empiezo a plantarme, ella levanta una mano y dice, — Solo escúchame, ¿Si? Realmente creo que te puede ayudar. A decir verdad sé que te puede ayudar. Ella ha estado tratando de ayudarte pero no la has dejado. Pero ahora, bueno, está claro que te estás quedando sin opciones. Quiero decir, o bien empiezas a tomar de nuevo, o te quedas en tu cuarto para siempre, o vas a ver a Ava. No es muy complicado, ¿No crees?—
Yo meneo la cabeza a pesar del dolor, luego la miro y digo, — Escucha, sé que estas enamorada de ella, y bien, como sea, esa es tu decisión. Pero ella no tiene nada para mi, así que por favor… déjalo ahí de una vez, ¿Si?—
Riley menea la cabeza. — Estás equivocada. Ava te puede ayudar. Además, ¿Cómo puede lastimarte el hacerle una llamada?—
Me siento ahí, pateando el marco de mi cama y mirando fijo el suelo, pensando que lo único que Ava ha hecho por mí es hacer mi vida aun más difícil de lo que ya era. Y cuando finalmente miro a Riley una vez más, noto como ella ha dejado de lado los disfraces de Halloween por los jeans, remera y Converse que las chicas de 12 años normalmente usan, pero ella también se ha vuelto translúcida, y prácticamente puedo ver a través de ella.
— ¿Qué paso con Zayn? ¿El día que fuiste a su casa? ¿Siguen juntos?— Pregunta.
Pero no quiero hablar de Zayn, ni siquiera sabría por dónde empezar. Además, sé que ella solo está tratando de desviar la atención de ella misma y su apariencia.
— ¿Qué está pasando?— Pregunto, mi voz levantándose, frenética. — ¿Por qué te estás desvaneciendo así?— Pero ella solo me mira y menea la cabeza. — No tengo mucho tiempo. —
— ¿Qué quieres decir… con que no tienes mucho tiempo? Vas a volver, ¿Verdad?— Grito, entrando en pánico mientras ella me saluda con la mano y desaparece de mi vista, dejando la tarjeta de Ava en su lugar.
Capítulo 32
— ¿Pero qué pasó? Buscamos en todas partes y no te encontramos. Creí que estabas en camino— Giro, dándole la espalda a la ventana y algo enojada por no haber pensado en una buena excusa de antemano, poniéndome en una posición incómoda al tener que inventar una en el momento.
— Sí, pero después… bueno, me agarraron calambres, y…—
— Frena ahí, — Dice Miles. — De verdad, no digas más. —
— ¿Me perdí de algo?— Pregunto, cerrando los ojos ante los pensamientos que aparecen en mi cabeza, las palabras apareciendo frente a mí como noticias de la CNN: ¡Ew! ¡Desagradable! ¿Por qué la gente insiste en hablar de esas cosas?
— ¿Algo más que el hecho de que Drina no apareció nunca? No, nada. Me pasé la primer parte de la noche ayudando a Haven a buscarla, y la segunda, tratando de convencerla de que esta mejor sin ella. Te juro, parece como si estuvieran saliendo. La amistad más rara del que nunca he visto, ¡Ever! ¡Ja! ¿Lo entendiste?— A él le encanta hacer un chiste de mi nombre. (Otra vez, hacen juego de palabra con el nombre de Ever, que en ingles es nunca)
Yo gateo fuera de mi cama, dándome cuenta de que es el primer mañana desde hace una semana que me levanto sin resaca. Y aunque sé que eso califica como algo muy bueno, eso no cambia el hecho de que me sienta peor que nunca.
— ¿Entonces qué hacemos? ¿Te parece si salimos a hacer compras fashion para navidad?—
— No puedo. Sigo castigada, — Digo, rebuscando en una pila de remeras y frenando en la que Zayn me compro en nuestra visita a Disney, antes de que todo cambiara, antes de que mi vida pasara de extraña a extraordinariamente extraña.
— ¿Por cuánto más?—
— No lo sé.— Tiro el teléfono en mi placard, y me pongo una capucha verde lima en la cabeza, sabiendo que no importa cuánto tiempo me quiera tener castigada Sabine, si quiero salir, voy a salir, solo tengo que asegurarme de volver antes que ella lo haga a la casa. O sea, es difícil mantener a una psíquica contenida. Aunque me provee de la excusa perfecta para quedarme en casa, evitar todas las energías, que es la única razón por la que sigo encerrada.
Levanto el teléfono justo a tiempo para escuchar a miles decir, — Ok, bien, llámame cuando te liberen. —
Me pongo unos jeans, luego me siento en mi escritorio. Y aunque mi cabeza late, mis ojos queman, y mis manos tiemblan, estoy determinada a pasar el día sin la ayuda del alcohol, Zayn, o viajes ilícitos a planos astrales. Deseando haber sido más insistente… demandante con Zayn para que me enseñara como escudarme. Quiero decir, ¿Por qué la solución parece siempre fluir a Ava?
Sabine toca la puerta y yo me vuelvo cuando ella entra en la habitación. Su cara esta pálida y preocupada, sus ojos rodeados de rojo, y su aura se ha vuelto manchada y gris. Y me encojo cuando me doy cuenta de que se trata de Jeff, y que ella finalmente descubrió todas sus mentiras. Mentiras que yo podría habérselo revelado desde un principio, evitándole todo este dolor de cabeza, si tan sólo no hubiese puesto mis necesidades por sobre las de ellas.
— Ever, — Dice, haciendo una pausa al lado de mi cama. — Estuve pensando. Ya que no estoy muy cómoda con todo esto del castigo, y ya que casi eres una adulta, creo que ya debería tratarte como una así que…—
Así que ya no estás castigada, pienso, finalizando la oración en mi cabeza. Pero cuando me doy cuenta que ella sigue creyendo que mis problemas se deben a mi pena, mi cara se pone roja de vergüenza.
—…Ya no estás castigada. — Sonríe, un gesto de paz que yo no merezco. — Pero me preguntaba si habías cambiado de opinión sobre hablar con alguien, porque conozco este terapeuta que…—
Yo meneo la cabeza antes de que pueda terminar, sabiendo que sus intenciones son buenas, pero negando cada parte de ello. Y cuando se da vuelta para irse, me sorprendo a mi misma diciendo, — Hey, ¿Quieres salir a cenar hoy?—
Ella duda en la entrada, claramente sorprendida por la oferta.
— Yo invito. — Sonrió dándole coraje, sin tener idea de cómo voy a hacer para pasar la noche en un restaurante lleno de gente, pero pensando que puedo usar algo de la plata que gane en las carreras para pagar la cuenta.
— Eso estaría bien, — Ella dice, tocando la pared con los nudillos antes de irse al hall. — Estaré de vuelta para las siete. —
En el momento que escucho la puerta del frente cerrarse y la cerradura caer en su lugar, Riley toca mi hombro y grita, — ¡Ever! ¡Ever! ¿Puedes verme?—
Y yo casi salto fuera de mi piel. — Dios, Riley, ¡Me asustaste! ¿Y por qué estas gritando?— Digo, preguntándome por qué actúo de manera hosca cuando la verdad es que estoy más que emocionada de verla de nuevo.
Ella menea la cabeza y se tira en la cama. — Para tu información, he tratado de llegar a ti por días. ¡Creí que habías perdido la habilidad de verme y estaba empezando a asustarme!—
— Perdí la habilidad. Pero sólo porque empecé a tomar… Mucho. Y luego me echaron de la escuela. — Niego con la cabeza. — Fue un desastre. —
— Lo sé. — Asiente, sus cejas juntas mostrando su preocupación. — Estaba viendo todo el tiempo, saltando delante de ti, gritando y aplaudiendo, todo tratando de llamar tu atención, pero estabas demasiado tomada como para verme. ¿Recuerdas esa vez cuando la botella salió disparada de tu mano?— Ella sonríe y se pone delante de mí. — Fui yo. Y tuviste suerte de que no te diera con ella en la cabeza. Entonces, ¿Qué diablos paso?—
Me encojo y miro el suelo, sabiendo que le debo una respuesta para tranquilizar su preocupación, pero sin estar segura de por dónde empezar. — Bueno, es como que, toda esa energía se volvió tan abrumadora, no la podía soportar. Y cuando me di cuenta que con el alcohol me podía resguardar, creo que solo quería seguir sintiéndome bien, no quería volver a como estaba. —
— ¿Y ahora?—
— Y ahora…— Dudo, mirándola. — Y ahora estoy de nuevo donde empecé. Sobria y miserable. — Río.
— Ever…— Hace una pausa, evitando mi mirada antes de centrarla de nuevo en mí. — Por favor, no te enojes, pero creo que deberías ir a ver a Ava. — Y cuando empiezo a plantarme, ella levanta una mano y dice, — Solo escúchame, ¿Si? Realmente creo que te puede ayudar. A decir verdad sé que te puede ayudar. Ella ha estado tratando de ayudarte pero no la has dejado. Pero ahora, bueno, está claro que te estás quedando sin opciones. Quiero decir, o bien empiezas a tomar de nuevo, o te quedas en tu cuarto para siempre, o vas a ver a Ava. No es muy complicado, ¿No crees?—
Yo meneo la cabeza a pesar del dolor, luego la miro y digo, — Escucha, sé que estas enamorada de ella, y bien, como sea, esa es tu decisión. Pero ella no tiene nada para mi, así que por favor… déjalo ahí de una vez, ¿Si?—
Riley menea la cabeza. — Estás equivocada. Ava te puede ayudar. Además, ¿Cómo puede lastimarte el hacerle una llamada?—
Me siento ahí, pateando el marco de mi cama y mirando fijo el suelo, pensando que lo único que Ava ha hecho por mí es hacer mi vida aun más difícil de lo que ya era. Y cuando finalmente miro a Riley una vez más, noto como ella ha dejado de lado los disfraces de Halloween por los jeans, remera y Converse que las chicas de 12 años normalmente usan, pero ella también se ha vuelto translúcida, y prácticamente puedo ver a través de ella.
— ¿Qué paso con Zayn? ¿El día que fuiste a su casa? ¿Siguen juntos?— Pregunta.
Pero no quiero hablar de Zayn, ni siquiera sabría por dónde empezar. Además, sé que ella solo está tratando de desviar la atención de ella misma y su apariencia.
— ¿Qué está pasando?— Pregunto, mi voz levantándose, frenética. — ¿Por qué te estás desvaneciendo así?— Pero ella solo me mira y menea la cabeza. — No tengo mucho tiempo. —
— ¿Qué quieres decir… con que no tienes mucho tiempo? Vas a volver, ¿Verdad?— Grito, entrando en pánico mientras ella me saluda con la mano y desaparece de mi vista, dejando la tarjeta de Ava en su lugar.
***
Mili1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Maratón 3/3
Antes de que pueda apagar el auto, ya ella esta esperándome en la puerta de entrada. O de verdad es psíquica, o ha estado allí parada desde que colgamos. Pero cuando veo la preocupación en su rostro, me siento culpable por pensarlo.
— Ever, bienvenida. — Ella dice sonriendo mientras me conduce por los escalones de la entrada, hasta entrar a una sala bonitamente decorada.
Yo miro fijamente a mí alrededor, observando las fotos enmarcadas, la elaborada mesita de café, los libros, el sofá y las sillas en combinación y estoy sorprendida de lo normal que luce todo.
— ¿Esperabas paredes púrpuras y bolas de cristal?— Ella ríe haciéndome señas con sus manos para que la siga a una cocina alumbrada por el sol, con el piso de piedra color beige, utensilios de acero inoxidable y un bloque de cristal en el techo para filtrar la luz solar. — Haré un poco de té, — ella dice, poniendo el agua a hervir y ofreciéndome una silla en la mesa.
Yo observo mientras ella se ocupa en poner galletas en un plato y servir el té, y cuándo se sienta frente a mí al otro lado de la mesa, la observo y digo, — Este... discúlpame por haber actuado tan grosera y eso.— Me encojo de hombros, sintiéndome incómoda por lo fuera de lugar e inadecuada que sueno.
Pero Ava solo sonríe y posa su mano sobre la mía, y al momento de ella hacer contacto, no puedo evitar sentirme mejor. — Estoy contenta de que hayas venido, he estado muy preocupada por ti. —
Yo miro a la mesa, mis ojos fijos en el mantel individual color verde lima, y sin saber por dónde comenzar.
Pero como ella está a cargo, me lo facilita. — ¿Has visto a Riley?— Ella pregunta mirándome a los ojos. Y yo no puedo creer que ella haya decidido comenzar con eso.
— Sí. — Digo finalmente. — Y para tu información, ella no se ve muy bien. — Yo presiono mis labios y evito mirarla, convencida de que ella es de alguna manera responsable.
Pero Ava solo ríe. ¡Ríe! — Confía en mí, ella está bien. — Ella asiente con la cabeza y toma un sorbo de su té.
— ¿Qué confíe en ti?— Yo la miro boquiabierta y moviendo la cabeza, mientras la observo como ella bebe su té y le da un mordisco a su galleta con esa calma tan serena que de verdad me lleva al borde. — ¿Por qué debería hacerlo? ¡Tú fuiste la que le lavaste el cerebro! ¡Fuiste tú quien la convenció de alejarse!— Le grito, deseando no haber venido aquí. ¡Qué enorme y colosal error!
— Ever, sé que estas molesta y sé lo mucho que la extrañas ¿pero tienes alguna idea de lo que ella ha sacrificado para estar contigo?— Yo miro más allá de su ventana, mis ojos observando la fuente, las plantas y la pequeña estatua de Buda, mientras me preparo para una contestación realmente estúpida. — Eternidad. —
Yo entorno mis ojos. — Por favor, lo más que ella tiene es tiempo. —
— Me refiero a algo más. —
— ¿Sí? ¿Cómo qué?— Le pregunto, pensando que debería poner la galleta en el plato y largarme de una buena vez. Ava es una chiflada, una farsante y habla con demasiada autoridad sobre las cosas más intolerables.
— El que Riley esté aquí implica que ella no pueda estar con ellos. —
— ¿Ellos?—
— Tus padres y Buttercup. — Ella asiente con la cabeza, trazando con el dedo el borde de su copa mientras me mira.
— ¿Cómo sabes sobre…?—
— Por favor, pensé que ya habíamos pasado esta etapa. — Ella dice con sus ojos fijos en los míos.
— Esto es ridículo. — Mascullo, evitando mirarla y preguntándome qué es lo que Riley puede ver en una persona así.
— ¿Lo es?— Ella aparta el castaño cabello de su cara, revelando una frente suave y sin arrugas, libre de toda preocupación.
— Este bien. Me lo voy a tragar. Si sabes tanto, entonces dime, ¿dónde crees que esta Riley cuando no está conmigo?— Le pregunto mientras mis ojos se encuentran con los de ella. Pensando: Esto va a estar bueno.
— Vagando. — Ella eleva su copa hasta sus labios y toma otro sorbo.
— ¿Vagando? Ah, está bien. — Yo río. — Como si tú fueras a saber. —
— Ella no tiene otra opción ahora que ha decidido quedarse contigo. —
Yo miro a la ventana, mi aliento sintiéndose caliente y acortada, mientras me convenzo a mí misma de que de ninguna manera puede eso ser cierto.
— Riley no cruzó el puente. —
— Estas en lo incorrecto. Yo la vi. — La fulmino con la mirada. — Ella movió su brazo diciéndome adiós y todo, todos me dijeron adiós. Yo lo sé muy bien. Yo estuve allí. —
— Ever, no tengo ninguna duda de lo que viste, pero lo que quiero decir es que Riley no logró llegar al otro lado. Ella paró a mitad de camino y regresó corriendo para encontrarte. —
— Lo siento, pero estas mal. — Le digo. — Eso para nada es cierto.— Mi corazón está latiendo con fuerza mientras recuerdo ese último momento, las sonrisas, las despedidas, y luego -y luego nada- ellos desaparecieron, mientras yo luchaba, suplicaba y pedía poder quedarme. Ellos se fueron mientras yo me quedé y fue completamente mi culpa. Debí haber sido yo. Todas las cosas malas son debido a mí.
— Riley regresó al último segundo, — ella continúa. — Cuando nadie estaba mirando y tus papás y Buttercup ya habían cruzado. Ella me lo dijo, Ever, hemos hablado de eso muchas veces. Tus padres se fueron, tú regresaste a la vida y Riley se quedó atascada, dejada atrás y ahora ella pasa su tiempo vagando y visitándote a ti, a mí, antiguos vecinos y amigos y a algunos artistas atrevidos. — Ella sonríe.
— ¿Sabes sobre eso?— La miro con mis ojos enormes.
Ella asiente con la cabeza. — Es natural, aunque la mayoría de las entidades atadas a la Tierra se aburren rápido. —
— ¿Qué cosa dijiste que está atada a la Tierra?—
— Entidades, espíritus, fantasmas, es lo mismo. Aunque es diferente para los que ya han cruzado. —
— ¿Me estás diciendo que Riley está atascada?—
Ella asiente. — Tienes que convencerla de que se tiene que ir. —
Yo muevo la cabeza pensando: Difícilmente depende de mí. — Ella ya se fue. Ya ella casi ni viene. — Yo mascullo, mirándola como si ella fuera responsable, porque en realidad lo es.
— Tienes que darle tu bendición. Tienes que dejarle saber que está bien. —
— Mira, — digo cansada del tema, de que Ava se meta en mis asuntos diciéndome como tengo que vivir mi vida. — yo vine aquí para que me ayudaras, no para escuchar esto. Si Riley se quiere quedar, entonces que se quede, eso es asunto de ella. Solo porque ella tenga 12 años no significa que yo le pueda que decir lo que tiene que hacer. Ella es bastante obstinada ¿sabías?—
— Mmm, me pregunto de quién lo heredó. — Ava dice, tomando de su té y mirándome.
Pero aunque ella sonríe, intentándolo hacer como si fuera una broma, yo solo la miro y digo, — Si cambiaste de idea y ya no me quieres ayudar, solo dilo. — Me levanto de la silla, con mis ojos lagrimosos, mi cabeza palpitando y aún así estoy totalmente preparada para irme si tengo que hacerlo, recordando lo que mi papá me enseñó acerca de la clave para negociar: que tienes que estar dispuesto a irte, sin importar lo que sea.
Ella me mira por un momento y luego me hace señas para que me siente. — Como ordenes. — Ella suspira. — Esto es lo que tienes que hacer. —
Cuando Ava me acompaña hasta la salida, me sorprendo al ver que ya oscureció. Supongo que pasé allí dentro más tiempo del que pensé, aprendiendo paso por paso sobre la meditación y aprendiendo como cerrarme y crear mi propio escudo psíquico. Pero aunque las cosas no comenzaron muy bien, especialmente con todo el asunto sobre Riley, estoy contenta de haber venido. En mucho tiempo, es la primera vez que me siento completamente normal y sin el apoyo del alcohol o Zayn.
Le doy las gracias otra vez, me dirijo a mi auto y cuando estoy a punto de sentarme, Ava me mira y dice, — ¿Ever?—
Yo la miro, viendo su figura enmarcada solamente por la leve luz del porche, ahora que su aura no es visible. — De verdad deseo que me permitas enseñarte cómo deshacer el escudo. Puede ser que luego lo extrañes, — ella dice, intentando convencerme.
Pero ya hemos hablado de esto más de una vez. Además, ya he me he decidido y no hay marcha atrás. Le estoy diciendo hola a una vida normal y adiós a la inmortalidad, a Zayn, a Summerland, al fenómeno psíquico y a todo lo que tenga que ver con eso. Desde el accidente, todo lo que siempre quise fue ser otra vez normal y ahora lo soy y planeo mantenerlo así.
Digo que no con la cabeza e introduzco la llave en la ignición, mirándola otra vez cuando ella dice, — Ever, por favor, piensa en lo que te dije. Lo has entendido mal. Le has dicho adiós a la persona equivocada. —
— ¿De qué estás hablando?— Le pregunto, queriendo ir a casa para poder comenzar a disfrutar mi vida una vez más.
Pero ella solo sonríe. — Yo creo que sabes a qué me refiero. —
Capítulo 33
Antes de que pueda apagar el auto, ya ella esta esperándome en la puerta de entrada. O de verdad es psíquica, o ha estado allí parada desde que colgamos. Pero cuando veo la preocupación en su rostro, me siento culpable por pensarlo.
— Ever, bienvenida. — Ella dice sonriendo mientras me conduce por los escalones de la entrada, hasta entrar a una sala bonitamente decorada.
Yo miro fijamente a mí alrededor, observando las fotos enmarcadas, la elaborada mesita de café, los libros, el sofá y las sillas en combinación y estoy sorprendida de lo normal que luce todo.
— ¿Esperabas paredes púrpuras y bolas de cristal?— Ella ríe haciéndome señas con sus manos para que la siga a una cocina alumbrada por el sol, con el piso de piedra color beige, utensilios de acero inoxidable y un bloque de cristal en el techo para filtrar la luz solar. — Haré un poco de té, — ella dice, poniendo el agua a hervir y ofreciéndome una silla en la mesa.
Yo observo mientras ella se ocupa en poner galletas en un plato y servir el té, y cuándo se sienta frente a mí al otro lado de la mesa, la observo y digo, — Este... discúlpame por haber actuado tan grosera y eso.— Me encojo de hombros, sintiéndome incómoda por lo fuera de lugar e inadecuada que sueno.
Pero Ava solo sonríe y posa su mano sobre la mía, y al momento de ella hacer contacto, no puedo evitar sentirme mejor. — Estoy contenta de que hayas venido, he estado muy preocupada por ti. —
Yo miro a la mesa, mis ojos fijos en el mantel individual color verde lima, y sin saber por dónde comenzar.
Pero como ella está a cargo, me lo facilita. — ¿Has visto a Riley?— Ella pregunta mirándome a los ojos. Y yo no puedo creer que ella haya decidido comenzar con eso.
— Sí. — Digo finalmente. — Y para tu información, ella no se ve muy bien. — Yo presiono mis labios y evito mirarla, convencida de que ella es de alguna manera responsable.
Pero Ava solo ríe. ¡Ríe! — Confía en mí, ella está bien. — Ella asiente con la cabeza y toma un sorbo de su té.
— ¿Qué confíe en ti?— Yo la miro boquiabierta y moviendo la cabeza, mientras la observo como ella bebe su té y le da un mordisco a su galleta con esa calma tan serena que de verdad me lleva al borde. — ¿Por qué debería hacerlo? ¡Tú fuiste la que le lavaste el cerebro! ¡Fuiste tú quien la convenció de alejarse!— Le grito, deseando no haber venido aquí. ¡Qué enorme y colosal error!
— Ever, sé que estas molesta y sé lo mucho que la extrañas ¿pero tienes alguna idea de lo que ella ha sacrificado para estar contigo?— Yo miro más allá de su ventana, mis ojos observando la fuente, las plantas y la pequeña estatua de Buda, mientras me preparo para una contestación realmente estúpida. — Eternidad. —
Yo entorno mis ojos. — Por favor, lo más que ella tiene es tiempo. —
— Me refiero a algo más. —
— ¿Sí? ¿Cómo qué?— Le pregunto, pensando que debería poner la galleta en el plato y largarme de una buena vez. Ava es una chiflada, una farsante y habla con demasiada autoridad sobre las cosas más intolerables.
— El que Riley esté aquí implica que ella no pueda estar con ellos. —
— ¿Ellos?—
— Tus padres y Buttercup. — Ella asiente con la cabeza, trazando con el dedo el borde de su copa mientras me mira.
— ¿Cómo sabes sobre…?—
— Por favor, pensé que ya habíamos pasado esta etapa. — Ella dice con sus ojos fijos en los míos.
— Esto es ridículo. — Mascullo, evitando mirarla y preguntándome qué es lo que Riley puede ver en una persona así.
— ¿Lo es?— Ella aparta el castaño cabello de su cara, revelando una frente suave y sin arrugas, libre de toda preocupación.
— Este bien. Me lo voy a tragar. Si sabes tanto, entonces dime, ¿dónde crees que esta Riley cuando no está conmigo?— Le pregunto mientras mis ojos se encuentran con los de ella. Pensando: Esto va a estar bueno.
— Vagando. — Ella eleva su copa hasta sus labios y toma otro sorbo.
— ¿Vagando? Ah, está bien. — Yo río. — Como si tú fueras a saber. —
— Ella no tiene otra opción ahora que ha decidido quedarse contigo. —
Yo miro a la ventana, mi aliento sintiéndose caliente y acortada, mientras me convenzo a mí misma de que de ninguna manera puede eso ser cierto.
— Riley no cruzó el puente. —
— Estas en lo incorrecto. Yo la vi. — La fulmino con la mirada. — Ella movió su brazo diciéndome adiós y todo, todos me dijeron adiós. Yo lo sé muy bien. Yo estuve allí. —
— Ever, no tengo ninguna duda de lo que viste, pero lo que quiero decir es que Riley no logró llegar al otro lado. Ella paró a mitad de camino y regresó corriendo para encontrarte. —
— Lo siento, pero estas mal. — Le digo. — Eso para nada es cierto.— Mi corazón está latiendo con fuerza mientras recuerdo ese último momento, las sonrisas, las despedidas, y luego -y luego nada- ellos desaparecieron, mientras yo luchaba, suplicaba y pedía poder quedarme. Ellos se fueron mientras yo me quedé y fue completamente mi culpa. Debí haber sido yo. Todas las cosas malas son debido a mí.
— Riley regresó al último segundo, — ella continúa. — Cuando nadie estaba mirando y tus papás y Buttercup ya habían cruzado. Ella me lo dijo, Ever, hemos hablado de eso muchas veces. Tus padres se fueron, tú regresaste a la vida y Riley se quedó atascada, dejada atrás y ahora ella pasa su tiempo vagando y visitándote a ti, a mí, antiguos vecinos y amigos y a algunos artistas atrevidos. — Ella sonríe.
— ¿Sabes sobre eso?— La miro con mis ojos enormes.
Ella asiente con la cabeza. — Es natural, aunque la mayoría de las entidades atadas a la Tierra se aburren rápido. —
— ¿Qué cosa dijiste que está atada a la Tierra?—
— Entidades, espíritus, fantasmas, es lo mismo. Aunque es diferente para los que ya han cruzado. —
— ¿Me estás diciendo que Riley está atascada?—
Ella asiente. — Tienes que convencerla de que se tiene que ir. —
Yo muevo la cabeza pensando: Difícilmente depende de mí. — Ella ya se fue. Ya ella casi ni viene. — Yo mascullo, mirándola como si ella fuera responsable, porque en realidad lo es.
— Tienes que darle tu bendición. Tienes que dejarle saber que está bien. —
— Mira, — digo cansada del tema, de que Ava se meta en mis asuntos diciéndome como tengo que vivir mi vida. — yo vine aquí para que me ayudaras, no para escuchar esto. Si Riley se quiere quedar, entonces que se quede, eso es asunto de ella. Solo porque ella tenga 12 años no significa que yo le pueda que decir lo que tiene que hacer. Ella es bastante obstinada ¿sabías?—
— Mmm, me pregunto de quién lo heredó. — Ava dice, tomando de su té y mirándome.
Pero aunque ella sonríe, intentándolo hacer como si fuera una broma, yo solo la miro y digo, — Si cambiaste de idea y ya no me quieres ayudar, solo dilo. — Me levanto de la silla, con mis ojos lagrimosos, mi cabeza palpitando y aún así estoy totalmente preparada para irme si tengo que hacerlo, recordando lo que mi papá me enseñó acerca de la clave para negociar: que tienes que estar dispuesto a irte, sin importar lo que sea.
Ella me mira por un momento y luego me hace señas para que me siente. — Como ordenes. — Ella suspira. — Esto es lo que tienes que hacer. —
Cuando Ava me acompaña hasta la salida, me sorprendo al ver que ya oscureció. Supongo que pasé allí dentro más tiempo del que pensé, aprendiendo paso por paso sobre la meditación y aprendiendo como cerrarme y crear mi propio escudo psíquico. Pero aunque las cosas no comenzaron muy bien, especialmente con todo el asunto sobre Riley, estoy contenta de haber venido. En mucho tiempo, es la primera vez que me siento completamente normal y sin el apoyo del alcohol o Zayn.
Le doy las gracias otra vez, me dirijo a mi auto y cuando estoy a punto de sentarme, Ava me mira y dice, — ¿Ever?—
Yo la miro, viendo su figura enmarcada solamente por la leve luz del porche, ahora que su aura no es visible. — De verdad deseo que me permitas enseñarte cómo deshacer el escudo. Puede ser que luego lo extrañes, — ella dice, intentando convencerme.
Pero ya hemos hablado de esto más de una vez. Además, ya he me he decidido y no hay marcha atrás. Le estoy diciendo hola a una vida normal y adiós a la inmortalidad, a Zayn, a Summerland, al fenómeno psíquico y a todo lo que tenga que ver con eso. Desde el accidente, todo lo que siempre quise fue ser otra vez normal y ahora lo soy y planeo mantenerlo así.
Digo que no con la cabeza e introduzco la llave en la ignición, mirándola otra vez cuando ella dice, — Ever, por favor, piensa en lo que te dije. Lo has entendido mal. Le has dicho adiós a la persona equivocada. —
— ¿De qué estás hablando?— Le pregunto, queriendo ir a casa para poder comenzar a disfrutar mi vida una vez más.
Pero ella solo sonríe. — Yo creo que sabes a qué me refiero. —
***
Mili1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Maratón. CAPÍTULO EXTRA {de regalo por la tardanza :3}
Ya sin castigo y liberada de toda la carga psíquica, me paso los días siguientes con Miles y Haven, encontrándonos para tomar café, ir de compras, ver películas, paseando por el pueblo, viendo los ensayos de Miles, emocionada por que mi vida haya vuelto a la normalidad.
Y en la mañana de navidad, cuando Riley aparece, me siento más tranquila al darme cuenta de que aún puedo verla.
— Hey, ¡Espérame!— Dice ella, bloqueando la puerta justo cuando yo estoy por bajar las escaleras. — ¡No hay manera de que abras tus regalos sin mí!— Y cuando sonríe, está tan radiante y clara que parece incluso sólida, nada desdibujado o translúcido en ella. — ¡Sé que es lo que vas a recibir!— Ella ríe, — ¿Quieres una pista?—
Yo niego con la cabeza y me río. — ¡Absolutamente no! Amo el no saber para cambiar un poco, — Digo, sonriendo mientras ella camina al centro de mi habitación y ejecuta una perfecta serie de volteretas. —
Hablando de sorpresas. — Ella dice con risitas. — Jeff le compro un anillo a Sabine! ¿Puedes creerlo? Se mudó de la casa de su madre, se compro su propia casa, ¡Y esta rogándole que vuelvan y empiecen de nuevo!—
— ¿De verdad?— Digo, mirando sus jeans descoloridos y zapatillas atadas, feliz de que haya dejado los disfraces atrás y ya no esté copiándome.
— Pero Sabine se lo está enviando de vuelta. Quiero decir, al menos por lo que yo sé. No es que ella haya recibido el anillo aún, así que tendremos que esperar y ver. Aun así, la gente raramente te sorprende, ¿Sabes?—
— ¿Sigues espiando a las celebridades?— Pregunto, queriendo saber si tiene algún chisme.
Ella hace una mueca y rueda los ojos. — Dios no. Estaba siendo seriamente corrupta. Además, siempre es más de lo mismo, ladrones de tiendas, alcohólicos, drogadictos, anoréxicos, todos seguidos de rehabilitación. Lavarse, levantarse y repetir… Bostezo. —
Me río, desando poder abrazarla. Tenía tanto miedo de haberla perdido.
— ¿Qué tanto miras?— Pregunta, mirándome con atención.
— A ti. — Sonrío.
— ¿Y?—
— Y, estoy tan feliz de que estés acá. Y de poder verte. Tenía miedo de haber perdido esa habilidad cuando Ava me mostró como hacer ese escudo. —
Ella sonríe. — Para ser honesta, la perdiste. Tuve que usar un poco más de energía para que puedas verme. A decir verdad, estoy usando algo de la tuya. ¿Te sientes cansada?—
Me encojo. — Un poquito, pero, recién me levanto. —
Ella menea la cabeza. — No importa. Sigo siendo yo. —
— Hey, Riley. — La miro. — Sigues…visitando a Ava?— Pregunto, reteniendo la respiración mientras espero su respuesta.
Ella niega con la cabeza. — No. Ya supere eso también. Ahora vamos, no me quiero perder tu cara cuando desenvuelvas tu nuevo IPhone! Oops!— Ella se ríe, poniendo su mano sobre la boca mientras retrocede a través de la puerta cerrada del cuarto.
— ¿Lo dices de verdad?— Susurro, saliendo de la manera tradicional. — ¿No te tienes que ir, o estar en otro lado?—
Ella se sube a la baranda y se desliza hacia abajo mientras mira hacia atrás y me sonríe cuando dice, — No, ya no más. —
Sabine devolvió el anillo, yo tenía un nuevo IPhone, Riley volvió a visitarme todos los días, a veces incluso acompañándome a la escuela, Miles se puso a salir con uno de los bailarines de Hairspray, Haven se tiñó el pelo de marrón oscuro, se deshizo de todo lo gótico, empezó el doloroso proceso de borrar el tatuaje con láser, quemo todos los vestidos parecidos a los de Drina, y los reemplazo por emo.
Año nuevo pasó y se fue, marcado por una pequeña reunión en mi casa que incluyó cidra para mí (yo estaba oficialmente fuera de mi salsa), Champagne contrabandeado para mis amigos, y una noche en el jacuzzi, lo que fue bastante tonto en cuanto a las fiesta que suelen hacerse en New York, pero para nada aburrida. Stacia y Honor todavía me miraban fijo, muy cercano a lo de antes, aún peor en los días que yo usaba algo bonito, Sr. Robins se consiguió una vida (una sin su hija y sin su mujer), Sta. Machado todavía se encogía cuando examinaba mi arte, entre todo estaba Zayn.
Como un culto alrededor de un altar, como atarse a un libro, él llenaba todos los espacios blancos y vacíos y lo mantenía todo junto, todo unido. Cada examen sorpresa, cada shampoo, cada comida, cada película, cada canción, cada vez que me metía en el jacuzzi, lo tenía en mi mente, reconfortada sólo sabiendo que él se encontraba allá afuera… en algún lugar… aun cuando yo me había decidido en contra de él.
Para el día de San Valentín, Miles y Haven están enamorados… aunque no entre ellos. Y aún cuando nos sentamos juntos en el almuerzo, podría bien haberlo hecho sola. Ellos estaban muy ocupados asomados a su teléfono para notar mi existencia, mientras mi IPhone está a mi lado, en silencio e ignorado.
— ¡Oh mi Dios! ¡Esto es graciosísimo! ¡No se puede creer lo brillante que es él!— Miles dice, por millonésima vez, mirando por encima del texto, su cara roja de reírse, mientras piensa en la contestación perfecta.
Y aunque estoy feliz por ellos, feliz porque son felices y todo eso, mi mente sigue en la clase de arte, y me pregunto si no debería escaparme. Porque acá, en la escuela Bay View, hoy no es sólo el día de San Valentín, sino también el día del Corazón Secreto. Lo que quiere decir que esas piruletas grandes, rojas y en forma de corazón, esas que tiene pequeñas notas de amor rosas que han sido repartidas durante toda la semana, se van a distribuir a sus destinatarios finalmente. Y mientras Miles y Haven están emocionados por recibir las suyas aún cuando sus novios no vienen a nuestra escuela, yo sólo quiero terminar el día, de alguna manera sana e ilesa. Y aunque tengo que admitir que dejar de usar el IPod, la capucha y los lentes, ha incrementado considerablemente el interés de algunos hombres, no es que yo esté interesada en ninguno de ellos. Porque la verdad es, que no hay nadie en esta escuela (¡O en este planeta!) que se pueda comparar con Zayn. Nadie. Simplemente imposible.
Y no es que esté muy apurada por bajar mis expectativas. Para el momento en que suena la campana para el sexto período, sé que no puedo faltar. Mis días de escaparme, como mis días de tomar, se han terminado. Así que me la aguanto y me dirijo a clase, inmersa en la última tarea… recrear alguno de los mismo.. Y yo elegí cubismo… cometiendo el error de pensar que podía ser fácil. Pero no lo es. De hecho, está lejos de serlo.
Y cuando siento a alguien parado detrás de mí, me doy vuelta y digo, — ¿Si?— Mirando con atención la piruleta que tiene en la mano, luego poniendo la atención nuevamente en mi trabajo, asumiendo que se equivoco de persona. Pero cuando toca mi hombre nuevamente ésta vez no me molesto en mirar, sólo meneo la cabeza y digo, — Lo siento, chica equivocada. —
Él murmura algo por lo bajo, luego se clara la garganta y dice, — Tu eres Ever, ¿no?—
Yo asiento.
— Entonces tómalo de una vez. — Él menea la cabeza, — Tengo que entregar toda esta caja antes de que suene la campana. —
Deja caer la piruleta en mi mano y va hacia la puerta, y yo bajo mi pincel, abro la tarjeta, y leo: Pensando en ti. Siempre, Zayn.
Bueno gente, les deje este de regalito por mi ausencia! jajajaj quedan solo cuatro capítulos, aún no se si voy a subir los cuatro juntos o dos un día y dos el siguiente, pero de todas formas, la novela termina el lunes, muy a mi pesar. Las amooo
Capítulo 34
Ya sin castigo y liberada de toda la carga psíquica, me paso los días siguientes con Miles y Haven, encontrándonos para tomar café, ir de compras, ver películas, paseando por el pueblo, viendo los ensayos de Miles, emocionada por que mi vida haya vuelto a la normalidad.
Y en la mañana de navidad, cuando Riley aparece, me siento más tranquila al darme cuenta de que aún puedo verla.
— Hey, ¡Espérame!— Dice ella, bloqueando la puerta justo cuando yo estoy por bajar las escaleras. — ¡No hay manera de que abras tus regalos sin mí!— Y cuando sonríe, está tan radiante y clara que parece incluso sólida, nada desdibujado o translúcido en ella. — ¡Sé que es lo que vas a recibir!— Ella ríe, — ¿Quieres una pista?—
Yo niego con la cabeza y me río. — ¡Absolutamente no! Amo el no saber para cambiar un poco, — Digo, sonriendo mientras ella camina al centro de mi habitación y ejecuta una perfecta serie de volteretas. —
Hablando de sorpresas. — Ella dice con risitas. — Jeff le compro un anillo a Sabine! ¿Puedes creerlo? Se mudó de la casa de su madre, se compro su propia casa, ¡Y esta rogándole que vuelvan y empiecen de nuevo!—
— ¿De verdad?— Digo, mirando sus jeans descoloridos y zapatillas atadas, feliz de que haya dejado los disfraces atrás y ya no esté copiándome.
— Pero Sabine se lo está enviando de vuelta. Quiero decir, al menos por lo que yo sé. No es que ella haya recibido el anillo aún, así que tendremos que esperar y ver. Aun así, la gente raramente te sorprende, ¿Sabes?—
— ¿Sigues espiando a las celebridades?— Pregunto, queriendo saber si tiene algún chisme.
Ella hace una mueca y rueda los ojos. — Dios no. Estaba siendo seriamente corrupta. Además, siempre es más de lo mismo, ladrones de tiendas, alcohólicos, drogadictos, anoréxicos, todos seguidos de rehabilitación. Lavarse, levantarse y repetir… Bostezo. —
Me río, desando poder abrazarla. Tenía tanto miedo de haberla perdido.
— ¿Qué tanto miras?— Pregunta, mirándome con atención.
— A ti. — Sonrío.
— ¿Y?—
— Y, estoy tan feliz de que estés acá. Y de poder verte. Tenía miedo de haber perdido esa habilidad cuando Ava me mostró como hacer ese escudo. —
Ella sonríe. — Para ser honesta, la perdiste. Tuve que usar un poco más de energía para que puedas verme. A decir verdad, estoy usando algo de la tuya. ¿Te sientes cansada?—
Me encojo. — Un poquito, pero, recién me levanto. —
Ella menea la cabeza. — No importa. Sigo siendo yo. —
— Hey, Riley. — La miro. — Sigues…visitando a Ava?— Pregunto, reteniendo la respiración mientras espero su respuesta.
Ella niega con la cabeza. — No. Ya supere eso también. Ahora vamos, no me quiero perder tu cara cuando desenvuelvas tu nuevo IPhone! Oops!— Ella se ríe, poniendo su mano sobre la boca mientras retrocede a través de la puerta cerrada del cuarto.
— ¿Lo dices de verdad?— Susurro, saliendo de la manera tradicional. — ¿No te tienes que ir, o estar en otro lado?—
Ella se sube a la baranda y se desliza hacia abajo mientras mira hacia atrás y me sonríe cuando dice, — No, ya no más. —
Sabine devolvió el anillo, yo tenía un nuevo IPhone, Riley volvió a visitarme todos los días, a veces incluso acompañándome a la escuela, Miles se puso a salir con uno de los bailarines de Hairspray, Haven se tiñó el pelo de marrón oscuro, se deshizo de todo lo gótico, empezó el doloroso proceso de borrar el tatuaje con láser, quemo todos los vestidos parecidos a los de Drina, y los reemplazo por emo.
Año nuevo pasó y se fue, marcado por una pequeña reunión en mi casa que incluyó cidra para mí (yo estaba oficialmente fuera de mi salsa), Champagne contrabandeado para mis amigos, y una noche en el jacuzzi, lo que fue bastante tonto en cuanto a las fiesta que suelen hacerse en New York, pero para nada aburrida. Stacia y Honor todavía me miraban fijo, muy cercano a lo de antes, aún peor en los días que yo usaba algo bonito, Sr. Robins se consiguió una vida (una sin su hija y sin su mujer), Sta. Machado todavía se encogía cuando examinaba mi arte, entre todo estaba Zayn.
Como un culto alrededor de un altar, como atarse a un libro, él llenaba todos los espacios blancos y vacíos y lo mantenía todo junto, todo unido. Cada examen sorpresa, cada shampoo, cada comida, cada película, cada canción, cada vez que me metía en el jacuzzi, lo tenía en mi mente, reconfortada sólo sabiendo que él se encontraba allá afuera… en algún lugar… aun cuando yo me había decidido en contra de él.
Para el día de San Valentín, Miles y Haven están enamorados… aunque no entre ellos. Y aún cuando nos sentamos juntos en el almuerzo, podría bien haberlo hecho sola. Ellos estaban muy ocupados asomados a su teléfono para notar mi existencia, mientras mi IPhone está a mi lado, en silencio e ignorado.
— ¡Oh mi Dios! ¡Esto es graciosísimo! ¡No se puede creer lo brillante que es él!— Miles dice, por millonésima vez, mirando por encima del texto, su cara roja de reírse, mientras piensa en la contestación perfecta.
Y aunque estoy feliz por ellos, feliz porque son felices y todo eso, mi mente sigue en la clase de arte, y me pregunto si no debería escaparme. Porque acá, en la escuela Bay View, hoy no es sólo el día de San Valentín, sino también el día del Corazón Secreto. Lo que quiere decir que esas piruletas grandes, rojas y en forma de corazón, esas que tiene pequeñas notas de amor rosas que han sido repartidas durante toda la semana, se van a distribuir a sus destinatarios finalmente. Y mientras Miles y Haven están emocionados por recibir las suyas aún cuando sus novios no vienen a nuestra escuela, yo sólo quiero terminar el día, de alguna manera sana e ilesa. Y aunque tengo que admitir que dejar de usar el IPod, la capucha y los lentes, ha incrementado considerablemente el interés de algunos hombres, no es que yo esté interesada en ninguno de ellos. Porque la verdad es, que no hay nadie en esta escuela (¡O en este planeta!) que se pueda comparar con Zayn. Nadie. Simplemente imposible.
Y no es que esté muy apurada por bajar mis expectativas. Para el momento en que suena la campana para el sexto período, sé que no puedo faltar. Mis días de escaparme, como mis días de tomar, se han terminado. Así que me la aguanto y me dirijo a clase, inmersa en la última tarea… recrear alguno de los mismo.. Y yo elegí cubismo… cometiendo el error de pensar que podía ser fácil. Pero no lo es. De hecho, está lejos de serlo.
Y cuando siento a alguien parado detrás de mí, me doy vuelta y digo, — ¿Si?— Mirando con atención la piruleta que tiene en la mano, luego poniendo la atención nuevamente en mi trabajo, asumiendo que se equivoco de persona. Pero cuando toca mi hombre nuevamente ésta vez no me molesto en mirar, sólo meneo la cabeza y digo, — Lo siento, chica equivocada. —
Él murmura algo por lo bajo, luego se clara la garganta y dice, — Tu eres Ever, ¿no?—
Yo asiento.
— Entonces tómalo de una vez. — Él menea la cabeza, — Tengo que entregar toda esta caja antes de que suene la campana. —
Deja caer la piruleta en mi mano y va hacia la puerta, y yo bajo mi pincel, abro la tarjeta, y leo: Pensando en ti. Siempre, Zayn.
***
Bueno gente, les deje este de regalito por mi ausencia! jajajaj quedan solo cuatro capítulos, aún no se si voy a subir los cuatro juntos o dos un día y dos el siguiente, pero de todas formas, la novela termina el lunes, muy a mi pesar. Las amooo
Mili1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
jsadhakjshdakjshdakjsdhkasjdshd <3
Y pensarrrrrrrr que sé como termina u.u
Y pensaaaaaaaaaaaaaar que este chico es hermoso.
Y pensaaaaaaaaaaaaar que te extraño xD
Espero el proximo, te amoooooooooooo <3
Y pensarrrrrrrr que sé como termina u.u
Y pensaaaaaaaaaaaaaar que este chico es hermoso.
Y pensaaaaaaaaaaaaar que te extraño xD
Espero el proximo, te amoooooooooooo <3
Roochi.1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Roochi.1D escribió:jsadhakjshdakjshdakjsdhkasjdshd <3
Y pensarrrrrrrr que sé como termina u.u
Y pensaaaaaaaaaaaaaar que este chico es hermoso.
Y pensaaaaaaaaaaaaar que te extraño xD
Espero el proximo, te amoooooooooooo <3
Y pensaaaaaaaaaaar que yo también te extraño :3
Ahora la sigoooooooooooooo, love u !
Mili1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Capítulo 35
Salgo corriendo por la puerta, impaciente por subir y enseñarle a Riley mi piruleta del día de San Valentín, la que hace el sol brillar, los pájaros cantar, daba la vuelta al día e incluso cuando había rechazado todo lo que tenía que ver con el remitente. Pero cuando la veo sentada sola en el porche, segundos antes de que se girara y me viera, viéndola ahí tan pequeña y sola, me recordé lo que me dijo Ava, ‘Que había dicho adiós a la persona equivocada’, el aire salió bruscamente de mí.
— Hey—, dijo mirándome. — nunca creerás lo que acabo de ver en Oprah. Hay un perro al que le faltan las dos patas delanteras y aun así puede…—
Dejo caer mi bolsa al suelo y me siento al lado suyo, agarrando el mando y dándole al mute.
— ¿Qué pasa?— me dice frunciendo el ceño por haberle silenciado a Oprah.
— ¿Qué haces aquí?— pregunto.
— Um, aquí en el porche, esperando a que llegases a casa…. — poniéndose bizca y sacándome la lengua. — Evidentemente—
— No, me refiero a ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no estás en algún otro sitio?—.
Tuerce su boca y se vuelve hacia la TV, su cuerpo tieso, cara impasible, prefiriendo a Oprah muda que a mí.
— ¿Por qué no estás con Mamá, Papá y Buttercup?— pregunto, viendo como su labio inferior comienza a temblar, al principio suavemente, pero rápidamente en un temblor completo, haciéndome sentir tan mal que tengo que forzar las palabras para poder continuar. — Riley—, me paro, tragando saliva. — Riley, creo que no deberías volver nunca más aquí—
— ¿Me estas echando?— se pone de pie en un salto, con sus ojos bien abiertos.
— No, nada de eso, solamente…—
— ¡Tú no puedes prohibirme visitarte, Ever! ¡Puedo hacer lo que me dé la gana! ¡Cualquier cosa! ¡Y no hay nada que puedas hacer!— dice, negando con la cabeza y andando por la habitación.
— Eso ya lo sé—, asiento, — Pero tampoco creo que deba incitarte a ello—.
Se cruza de brazos y aprieta sus labios fuertemente, dejándose caer sobre el porche, pataleando como hace cuando está enfadada, disgustada, frustrada, o todo a la vez.
— Es solo que, bueno, por un tiempo parecía que estuvieras ocupada con otra cosa, en algún otro sitio, y parecías tan feliz con ello. Pero ahora parece que te la pasas aquí todo el tiempo de nuevo y me preguntaba si era por mí. Porque no podría soportar pensar el no tenerte por aquí, es más importante tu felicidad. Espiando vecinos y celebridades, viendo Oprah y esperándome, bueno, no creo que sea la mejor manera de estar…— paro, cogiendo mucho aire, deseando no tener que continuar, pero sabiendo que tenía que hacerlo. — Porque aunque verte sea una de las mejores partes del día, no puedo dejar de pensar que hay otro lugar mejor para que estés—.
Ella sigue mirando la TV mientras la miro, sentada en silencio hasta que finalmente dice — Para tu información soy feliz, estoy perfectamente bien y feliz—. Mueve la cabeza y rueda sus ojos, cruzando sus brazos sobre su pecho. — A veces vivo aquí, y otras veces vivo en otro sitio. En ese lugar llamado Summerland, el cual es bastante impresionante, por si no te acordabas—. Ella me mira por el rabillo del ojo.
Asiento. Oh, definitivamente lo recordaba.
Ella se reclina sobre el cojín y cruza sus piernas — Así que ambos son buenos lugares ¿verdad? ¿Cuál es el problema?—.
Yo presiono mis labios y la miro, no dejándome convencer por sus argumentos, sabiendo que estaba haciendo lo correcto, la única manera de hacerlo bien.
— El problema es, creo que hay algún lugar mejor incluso, algún lugar donde Mamá, Papá y Buttercup te están esperando…—
— Mira, Ever— , me corta, — Sé que piensas que estoy aquí porque quería tener trece años y como eso nunca ocurrirá lo estoy haciendo a través de ti. Y eso, puede que sea en parte verdad, pero ¿nunca te has parado a pensar que es porque tampoco puedo dejarte?— me mira, sus ojos pestañeando rápidamente, pero cuando empiezo a hablar ella levanta la mano y continua. — al principio los seguía porque, bueno, ellos eran los padres y creía que yo también debería ir, pero cuando vi que tú te quedabas, fui a buscarte, pero cuando llegue allí, tú ya te habías ido, no fui capaz de encontrar el puente otra vez y entonces me quede atascada. Pero entonces conocí algunas personas que habían estado ahí durante años, bueno, lo que para ti son años, y ellos me enseñaron el sitio y…. —
— Riley…— empecé, pero ella me corto bruscamente.
— Y para que lo sepas, he visto a Mamá, Papá y Buttercup, y están bien. Actualmente están mejor que bien, están felices. Solamente desean que dejes de sentirte tan culpable todo el tiempo. Pueden verte. Lo sabes ¿verdad? Simplemente tú no puedes verles. Tú no puedes ver a los que han cruzado el puente, solo puedes ver a los que son como yo—.
Pero no me importa a quién puedo o no puedo ver. Me he quedado en la parte en la que ellos quieren que deje de sentirme tan culpable, aunque sé que solamente están siendo amables y paternalistas, intentando aliviar mi culpa. Porque la verdad es que el accidente fue culpa mía. Si no hubiese hecho a mi padre volver para que yo pudiese coger esa estúpida sudadera del campamento para animadoras Pinecone Lake que me olvidé, nunca hubiésemos estado en ese lugar, en esa carretera, en el mismo exacto momento en el que ese estúpido y confundido ciervo corrió enfrente del coche obligando a mi padre a dar un volantazo, derrapando sobre el asfalto, chocándose contra el árbol y matando a todo el mundo menos a mí. Mi culpa. Toda ella. Enteramente mía.
Pero Riley niega con la cabeza y dice — Si tiene que ser la culpa de alguien seria de Papá, porque todo el mundo sabe que no tienes que dar un volantazo cuando un animal sale corriendo enfrente de tu coche. Se supone que debes golpearle y seguir. Pero tú y yo sabemos que nunca haría eso, o sea que intentó salvarnos a todos pero al final solo salvó al ciervo. Pero a lo mejor la culpa la tiene el ciervo, quiero decir, no tenía nada que hacer en la carretera, cuando tenía un precioso bosque en el que vivir. O a lo mejor es del quitamiedos por no ser más fuerte, firme, de un material más resistente. O quizás es culpa de la marca del coche por fallarle la dirección y tener frenos de mierda. O quizás… — ella para y me mira. — La cosa es que no es culpa de nadie. Ocurrió así. Paso de la manera en que se suponía que tenía que pasar—.
Me atraganto sollozando, deseando poder creerlo, pero no puedo. Conozco la verdad mejor que ella. Sé la verdad.
— Todos lo sabemos, y lo aceptamos. O sea que ya va siendo hora de que tú también lo aceptes. Simplemente no era tu hora. —
Pero era mi hora. Zayn hizo trampa y ¡por eso estoy aquí! Trago saliva y miro la TV. Oprah ya ha terminado y el Dr. Phil está en su lugar….una cabeza calva enana y una boca grande que nunca deja de moverse.
— ¿Recuerdas cuándo yo era transparente? Eso era porque estaba preparándome para cruzar. Todos los días me acercaba más y más al otro lado del puente. Pero justo cuando decidí seguir adelante fue cuando me pareció que más me necesitabas. Y no pude dejarte… aun no puedo dejarte— dice.
Pero aunque yo realmente quiero que se quede, ya le he robado una vida. No quiero robarle también su vida después de la muerte.
— Riley, es hora de que te vayas— le digo, susurrando tan suavemente que parte de mí esperaba que no lo hubiese oído. Pero una vez que lo he dicho sé que es lo adecuado y lo digo otra vez más alto, las palabras sonando más convincentes. — Creo que deberías irte—, repito, sin creer lo que mis oídos están oyendo.
Ella se levanta del porche, sus ojos abiertos pero tristes, sus mejillas brillando con lágrimas cristalinas.
Y entonces vuelvo a tragar saliva y digo — No tienes ni idea de cuánto me has ayudado. No sé lo que habría hecho sin ti. Eres la única razón por la que me levanto cada día y pongo un pie enfrente de otro. Pero estoy mejor ahora y es hora de que tú te…. — me paro, con las palabras atragantadas en mi garganta, incapaz de continuar.
— Mamá dijo que eventualmente acabarías mandándome de vuelta— Ella sonríe.
La miro, preguntándome que es lo que quiere decir.
— Ella dijo: “algún día tu hermana finalmente crecerá y hará lo correcto” —
Y en el momento en que ella lo dice, las dos nos empezamos a reír. Riéndonos de lo absurdo de la situación. Riéndonos de la tendencia de nuestra madre a decir “algún día crecerás y… llenarás el vacío”. Riéndonos para quitarnos la tensión de encima y el dolor de decir adiós. Riéndonos por el mero hecho de la sensación de bienestar.
Y cuando las risas empiezan a ceder, la miro y digo — Aun así vendrás a decir hola de vez en cuando ¿verdad?—
Ella niega con la cabeza y mira a otro lado — Dudo mucho que puedas verme, ya que no puedes ver ni a Mamá ni a Papá—.
— ¿Qué pasa con Summerland? ¿Podré verte ahí?—, pregunto, pensando que puedo volver a Ava y que ella me enseñe a quitar el escudo, pero solo para visitar a Riley en Summerland, para nada más.
Ella se encoje de hombros — No estoy segura. Pero lo haré lo mejor que pueda para enviarte algún tipo de señal, algo para que sepas que estoy bien, algo específicamente de mi—.
— ¿Cómo qué?— pregunto, con pánico porque la estoy viendo desaparecer. No me esperaba que ocurriese tan deprisa. — ¿Y cómo lo sabré? ¿Cómo sabré que es tuya?—
— Confía en mí, lo sabrás— sonríe, despidiéndose con la mano mientras desaparece.
***
Mili1D
Re: Evermore [Zayn Malik] → ADAPTADA
Capítulo 36
En el momento en que Riley se marcha, rompo a llorar y me tiro al suelo, sabiendo que he hecho lo correcto, pero aun así deseando que no doliera tanto. Me quedo así por un rato, encogida sobre el porche, mi cuerpo apretado como una pelota pequeña, recordando todo lo que dijo sobre el accidente y que no era mi culpa. Pero aunque yo deseaba poder creerlo, sabía que no era verdad. Cuatro vidas terminaron ese día, y todo por mi culpa. Todo por una estúpida sudadera de color azul del campamento para animadoras.
— Te conseguiré otra— dijo mi padre mirándome por el retrovisor, sus ojos encontrándose con los míos, ambos de color azul. — Si doy la vuelta ahora, encontraremos tráfico—.
— Pero es mi favorita—, dije lloriqueando. — La que me dieron en el campamento de animadoras, no puedes comprarla en una tienda— dije haciendo pucheros sabiendo que estaba a pocos segundos de lograr lo que quería.
— ¿Tanto te gusta?—.
Asentí sonriendo mientras él negaba con la cabeza.
Tomó un largo respiro y cambió la dirección del coche, encontrando mi mirada en el espejo retrovisor en el exacto momento en el que el ciervo salió a la carretera.
Quería creer a Riley, para que mi cerebro pensase de esa manera. Pero sabiendo que la realidad nunca me dejaría.
Mientras me limpiaba las lágrimas de la cara, recordé las palabras de Ava. Pensando si Riley era la persona correcta a la que decir adiós, entonces Zayn debe ser la persona equivocada. Fui a coger la piruleta que había dejado encima de la mesa y me quedé atónita al ver que se había convertido en un tulipán. Un gran, gigante, brillante, tulipán rojo.
Entonces salí corriendo hacia mi habitación, saqué mi portátil y lo puse sobre mi cama, y rápidamente me puse a buscar el significado de las flores, examinando rápidamente la página hasta que leí: En los años ochocientos, la gente frecuentemente comunicaba sus intenciones mediante las flores que enviaban, ya que algunas flores tenían significados específicos. Aquí hay algunos de los más tradicionales: Fui bajando con el ratón por la página en orden alfabético, mis ojos escaneando en busca de tulipán, y conteniendo mi respiración mientras leía: Tulipanes rojos “amor eterno”. Entonces, solo por diversión, miré capullo de rosa blanca y me descojoné cuando leí: Capullo de rosa blanca “el corazón que no conoce el amor; corazón ignorante de amor.”
Y sabía que me había estado poniendo a prueba. Todo este tiempo. Manteniendo este secreto de vida cambiante sin absolutamente ninguna idea de cómo decírmelo, sin saber si yo lo aceptaría, lo rechazaría, o me alejaría de él. Tonteando con Stacia solamente para lograr una reacción, para que él pudiese meterse en mis pensamientos y ver si me importaba. Y me he vuelto tan buena mintiéndome a mí misma, negándome mis sentimientos sobre casi todo, que he acabado finalmente confundiéndonos a ambos.
Y mientras que yo sinceramente no apruebo lo que él hizo, tengo que admitir que funcionó. Y ahora, todo lo que tengo que hacer para verle otra vez es decir las palabras altas y claras y él se manifestará justo aquí, enfrente de mí. Lo he amado desde el primer día. Le he amado incluso cuando juré que no lo hacía. No puedo remediarlo, simplemente lo quiero. Y aunque no estoy muy segura de todo esto de la inmortalidad, Summerland era bastante molón.
Además, si Riley tiene razón, si hay tal cosa como la fe y el destino, entonces ¿también se le aplicará a él? Cierro mis ojos y me imagino la sensación del caliente y maravilloso cuerpo de Zayn enrollado sobre mí, los suspiros de sus suaves y dulces labios en mi oreja, mi cuello, mi mejilla, la manera en la que su boca se siente sobre la mía.
Me sumerjo en esa imagen, la sensación de nuestro amor perfecto, nuestro beso perfecto, y susurro las palabras que he estado guardando todo este tiempo, las palabras que tenía tanto miedo de pronunciar, las que le traerán de vuelta a mí. Las digo una y otra vez, mi voz haciéndose más fuerte cada vez, resonando cada vez más en la habitación. Pero cuando abro mis ojos, estoy sola. Y sé que he esperado demasiado.
***
Mili1D
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