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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Lun 29 Jul 2013, 7:51 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 X04y

IV Temporada

2/3.


Capitulo 21



No iba a hacer el juramento. Y no iba a permitirle sacarme las
palabras. No importaba cuánto dolor pusiera sobre mí, debía
mantenerme fuerte. Pero una defensa resistente por sí sola no iba
a ser suficiente para soportar esto. Necesitaba una ofensiva, y rápido.

Contrarresta sus trucos de la mente con unos pocos de los tuyos, me
ordené a mí misma. Dante había dicho que los trucos de la mente eran mi
mejor arma. Había dicho que era mejor en eso que casi todos los nephil
que él conocía. Había engañado a Joe . Y engañaría a Baruch ahora.
Crearía mi propia realidad y lo metería con tanta fuerza dentro, que no
sabría qué lo golpeó.

Apretando mis ojos al cerrarlos para bloquear los insidiosos cantos
de Baruch para que hiciera el juramento, me catapulté dentro de su cabeza.
Mi más grande seguridad venía de saber que había consumido devilcraft
hoy por la mañana. No confiaba en mi propia fuerza, pero el devilcraft me
convertía en una versión más fuerte de mí misma. Incrementaba mis
talentos naturales, incluyendo mis aptitudes para trucos de la mente.

Volé por los oscuros y torcidos corredores de la mente de Baruch,
plantando una explosión después de la otra. Trabajé tan rápido como
pude, sabiendo que si cometía un error, si le daba una razón para pensar
que estaba reconstruyendo sus pensamientos, si dejaba una evidencia de
mi presencia…

Escogí la única cosa que sabía podría alarmar a Baruch. Nephilim.

¡El ejército de la Mano Negra!, pensé explosivamente hacia Baruch.
Asalté sus pensamientos con una imagen de Dante entrando velozmente en
la habitación, seguido de veinte, treinta, o cuarenta nephilim. Filtré
imágenes de sus enfurecidos ojos y apretados puños en su subconsciente.
Para hacer la visión más convincente, hice que Baruch pensara que estaba
viendo a sus propios hombres ser arrastrados cautivos por los nephilim.

A pesar de todo esto, sentí la resistencia de Baruch. Se mantuvo
atornillado en su lugar, no reaccionando como debía al estar rodeado de
nephilim. Temí que sospechara que algo estaba mal y me sumergí hacia
adelante.

«Te metes con nuestra líder, te metes con nosotros, todos nosotros»,
lancé las venenosas palabras de Dante en la mente de Baruch. «(_Tn) no va
a jurar lealtad ahora. Ni ahora, ni nunca».

Creé una imagen de Dante tomando el atizador de la chimenea y
hundiéndolo en las cicatrices de las alas de Baruch. Metí la vívida imagen
dentro del cerebro de Baruch.

Escuché a Baruch caer sobre rodillas antes de que abrir mis ojos. Él
estaba en cuatro patas, con los hombros hundidos. Una expresión de
completa conmoción dominaba sus rasgos. Sus ojos estaban vidriosos y
saliva se acumulaba en las esquinas de su boca. Sus manos se deslizaron a
su espalda, agarrando aire. Estaba intentando remover el atizador.

Exhalé en un agotado alivio. Lo había comprado. Se había creído mi
truco de la mente.

Una figura se movió cerca de la puerta.

Me puse de pie y arrebaté el atizador real de la chimenea. Lo levanté
sobre mi hombro preparándome para golpear, cuando Dabria entró en mi
campo visual. En la semioscuridad, su cabello brillaba con un blanco
glacial. Su boca era una línea severa.

—¿Le hiciste un truco mental? —adivinó—. Genial. Pero tenemos que
salir de aquí ahora —me dijo.

Casi reí, fría e incrédula.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Ella caminó por sobre el cuerpo inmóvil de Baruch.

—Joe  me pidió que te llevara a un lugar seguro.

Negué con la cabeza.

—Estás mintiendo. Joe  no te envió. Él sabe que eres la última
persona con la que iría. —Apreté mi agarre en el atizador. Si se acercaba
otro paso, felizmente lo metería en las cicatrices de sus alas. Y como
Baruch, ella quedaría en un estado cercano al comatoso hasta que
encontrara una forma de desalojarlo.

—No tenía muchas opciones. Entre perseguir a los otros ángeles
caídos que allanaron tu fiesta y borrar la memoria de tus amigos golpeados
por el pánico que están corriendo por la calle mientras hablamos, diría que
está un poco preocupado. ¿Acaso ustedes no tienen una palabra de código
secreto para situaciones como esta? —preguntó Dabria sin un quiebre en
su fría compostura—. Cuando estaba con Joe  teníamos una. Habría
confiado en cualquiera al que Joe  se lo diera.

No quité mis ojos de ella. ¿Palabra de código secreta? Oh, por dios,
ella era buena para meterse bajo mi piel.

—De hecho, sí tenemos un código secreto —dije—. Es “Dabria es una
sanguijuela patética que no sabe cuando seguir adelante” —Cubrí mi
boca—. Oh. Acabo de notar por qué Joe  probablemente olvidó compartir
nuestro código secreto —El desdén se vertía de mis palabras— contigo.

Sus labios se apretaron aún más.

—O me dices para lo que viniste en realidad, o meteré esta cosa tan
profundamente entre tus cicatrices, que será tu nuevo y permanente
apéndice —dije.

—No tengo que soportar esto —dijo Dabria, girándose. La seguí por
la casa vacía hacia el camino de entrada.

—Sé que estás chantajeando a Pepper Friberg —dije. Si la había
tomado por sorpresa, ella no lo mostró. Su caminar nunca se sobresaltó—.
Él piensa que Joe  lo está chantajeando y está haciendo todo lo que puede
para poner a Joe  en la vía rápida al infierno. Los créditos van para ti,
Dabria. Clamas que aún amas a Joe , pero tienes una manera divertida de
mostrarlo. Debido a ti, está en peligro de exilio. ¿Es ese tu plan? ¿Si tú no
puedes tenerlo, nadie lo hará?

Dabria apretó un botón en su llavero y las luces se encendieron en el
más exótico de los autos deportivos que nunca haya visto.

—¿Qué es eso? —pregunté. Me dio una mirada condescendiente.

—Mi Bugatti.

Un Bugatti. Ostentoso, sofisticado y único en su clase. Justo como
Dabria.

Ella se dejó caer tras el volante.

—Quizá quieras sacar a esos ángeles caídos de tu sala de estar antes
de que tu mamá vuelva. —Se pausó—. Y deberías revisar la validez de tus
acusaciones.

Comenzó a cerrar su puerta, pero yo se la abrí de un tirón.

—¿Estás negando que chantajeas a Pepper? —pregunté enojada—.
Los vi discutiendo detrás del Devil’s Handbag.

Dabria enrolló una bufanda de seda alrededor de su cabeza, lanzado
los extremos sobre sus hombros.

—No deberías escuchar tras las puertas, (_Tn). Y Pepper es un
arcángel del cual deberías mantenerte alejada. Él no juega limpio.

—Yo tampoco.

Fijó sus ojos en mí.

—No es de tu incumbencia, pero Pepper me buscó esa noche porque
sabe que tengo conexiones con Joe , e incorrectamente pensó que lo
ayudaría. —Encendió el auto, presionando el acelerador para apagar mi
respuesta.

Miré enojada a Dabria, sin creer que su interacción con Pepper
hubiera sido así de inocente. Dabria tenía un sólido registro de mentiras.
Encima de eso, no nos agradábamos la una a la otra. Ella era el
desagradable recordatorio de que Joe  había estado con alguien antes de
mí. No sería tan irritante si se quedara en el pasado donde pertenecía. En
vez de eso continuaba apareciendo como el villano con múltiples vidas de
una película de un asesino en serie.

—No eres un buen juez de carácter —dijo, poniendo el Bugatti en
marcha.

Salté hacia la parte delantera, golpeando mis manos en el capó. No
había terminado con ella aún.

—Cuando se trata de ti, no me equivoco —grité por sobre el motor—.
Eres una dañina, traicionera, egoísta y ególatra narcisista.

La mandíbula de Dabria se apretó visiblemente. Alejó unos pocos
cabellos sueltos de su rostro, salió del auto y caminó hacia mí. Con
tacones, igualaba mi altura.

—Quiero limpiar el nombre de Joe  también, ¿sabes? —dijo con su
fría voz de bruja.

—Ahora, esa es una frase digna del Oscar.

Me miró fijamente.

—Le dije a Joe  que eras inmadura e impulsiva y que no podías
olvidar tus celos respecto a lo que él y yo tuvimos lo suficiente como para
hacer que esto funcione.

Mis mejillas se sonrojaron y tomé su brazo con fuerza antes de que
pudiera evitarme.

—No le hables a Joe  sobre mí de nuevo. De hecho, no hables más
con él y punto.

—Joe  confía en mí. Eso debería ser lo suficientemente bueno para
ti.

—Joe  no confía en ti. Te está usando. Te trae de una cadena, pero
al final, eres desechable. Al minuto que ya no seas útil, se acabó.

La boca de Dabria se apretó en algo feo.

—Dado que nos estamos dando consejos la una a la otra, aquí está el
mío. Aléjate de mí. —Sus ojos me recorrieron en advertencia.

Me estaba amenazando.

Tenía algo que esconder.

Iba a desenterrar su secreto y la iba a hacer caer
.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Lun 29 Jul 2013, 8:00 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Tgtb

IV Temporada

3/3.


Capitulo 22


Alejándome del polvo de carretera que levantaron los neumáticos de
Dabria, corrí hacia el interior. Mi mamá estaría en casa en cualquier
momento, y no solo tendría que dar muchas explicaciones sobre el
brusco final de la fiesta, sino que necesitaba deshacerme del cuerpo de
Baruch. Si él realmente creía que yo había golpeado con un atizador las
cicatrices de sus alas, dejaría su cuerpo en un estado casi comatoso
durante varias horas más, lo que haría mucho más fácil moverlo.
Finalmente, un golpe de suerte.

Encontré a Joe  en la sala, agachado cerca del cuerpo de Baruch. El
alivio se apoderó de mí al verlo.

—¡Joe ! —exclamé, mientras corría.

—Ángel. —Su rostro estaba gravado por la preocupación.

Él se levantó y abrió los brazos mientras me arrojaba en ellos. Me
abrazó fuerte. Asentí con la cabeza para calmar cualquier preocupación
que él pudiera tener sobre mi bienestar, y tragué el nudo en mi garganta.

—Estoy bien. No estoy lastimada. Engañé su mente para que pensara
que había un ataque por parte de los nephilim. Y le hice creer que había
incrustado un atizador en sus cicatrices por si acaso. —Dejé escapar un
suspiro tembloroso—. ¿Cómo sabías que los ángeles caídos se habían
colado en la fiesta?

—Tu mamá me echó, pero no iba a dejarte sin protección. Monté
guardia en la calle. Hubo una gran cantidad de tráfico dirigiéndose hacia tu
casa, pero asumí que era por la fiesta. Cuando vi gente saliendo corriendo
por la puerta principal luciendo como si hubieran visto un monstruo, vine
tan rápido como pude. Había un ángel caído haciendo guardia fuera de tu
puerta que pensó que yo había aparecido para robar su botín de guerra. No
hace falta decir que tuve que apuñalarlo, y a algunos otros, en las cicatrices
de sus alas. Espero que tu madre no note que quité algunas ramas del árbol
de afuera. Funcionaron excelentes como estacas. —Su boca se torció con
picardía.

—Ella estará en casa en cualquier momento.

Joe  asintió.

—Me haré cargo del cuerpo. ¿Puedes hacer que la electricidad
funcione? La caja de fusibles está en el garaje. Comprueba si alguno de los
interruptores se disparó. Si cortaron los cables de la casa, vamos a tener
mucho más trabajo en nuestras manos.

—Estoy en ello. —Me detuve a mitad de camino al garaje y regresé—.
Dabria apareció. Me ofreció una historia endeble, diciendo que tú le dijiste
que me sacara de la casa. ¿Crees que podría haber estado ayudándolos?

Para mi sorpresa, él dijo: —Yo la llamé. Ella estaba en el área.
Perseguí a los ángeles caídos y le dije que te sacara de aquí.

Me quedé sin habla, tanto por incredulidad como irritación. No sabía
si estaba más enojada porque Dabria había dicho la verdad, o porque ella
estaba claramente siguiendo a Joe , ya que estar "en el área" era difícil de
lograr cuando considerabas que mi calle era de una milla de largo, nuestra
casa era la única en ella y terminaba en un callejón sin salida en el bosque.
Probablemente Dabria tenía un dispositivo de rastreo en él. Cuando la
había llamado, ella probablemente había estado estacionada a unos treinta
metros atrás, sosteniendo un par de binoculares.

No dudaba que Joe  me fuera fiel. Del mismo modo, no dudaba que
Dabria esperaba cambiar eso.

Calculando que ahora no era el momento para hacer estallar una
discusión, le dije: — ¿Qué le vamos a decir a mi mamá?

—Me… me encargaré de eso. —Joe  y yo giramos hacia el chirrido
parecido al de un ratón que vino desde la puerta. Marcie estaba allí,
retorciéndose las manos. Como si presintiera lo débil que eso la hacía lucir,
las dejó caer a sus costados. Apartando el cabello de sus hombros, alzó la
barbilla y dijo con más confianza en sí misma—: La fiesta fue mi idea, lo
que hace esto tanto mi lío como el tuyo. Le diré a tu madre que algunos
perdedores aparecieron para colarse en la fiesta y comenzaron a destruir
los muebles. Hicimos la única cosa responsable: cancelamos la fiesta.

Me pareció notar que Marcie estaba esforzándose para evitar mirar el
cuerpo de Baruch acostado boca abajo sobre la alfombra. Si no lo veía, no
podía ser real.

—Gracias, Marcie —dije, y lo decía en serio.

—No suenes tan sorprendida. Estoy en esto también, ya sabes. No
soy… quiero decir… soy no… —Respiró profundamente—. Soy una de
ustedes.

Abrió la boca para decir algo más, pero luego la cerró abruptamente.
No la culpaba. "No humana" era una palabra difícil de pensar, y ni hablar de
decirla en voz alta.

Un golpe en la puerta principal causó que Marcie y yo saltáramos.
Intercambiamos una breve mirada de incertidumbre antes de que Joe
hablara.

—Finge que nunca estuvimos aquí —dijo, lanzando a Baruch sobre
sus hombros y sopesándolo hacia la puerta trasera.

«¿Y Ángel?», añadió hablándome mentalmente. «Borra de la memoria
de Marcie el verme aquí esta noche. Tenemos que mantener nuestro secreto
hermético».

«Dalo por hecho», respondí.

Marcie y yo fuimos a abrir la puerta. Acababa de girar el picaporte
cuando Demi  entró pavoneándose, tirando de Kevin , sus dedos entrelazados.

—Siento llegar tarde —anunció Demi —. Tuvimos una pequeña, ejem…
—Compartió una secreta mirada de complicidad con Kevin , y los dos se
echaron a reír.

—Distracción —concluyó Kevin  por ella, sonriendo. Demi  se abanicó.

—Puedes decir eso otra vez.

Cuando Marcie y yo simplemente los miramos en silencio sombrío,
Demi  miró a su alrededor, dándose cuenta por primera vez de la casa vacía y
destrozada.

—Espera. ¿Dónde está todo el mundo? La fiesta no puede haber
terminado todavía.

—Tuvimos unos colados en la fiesta—dijo Marcie.

—Llevaban máscaras de Halloween —le expliqué—. Podría haber sido
cualquiera.

—Comenzaron a destruir los muebles.

—Enviamos a todos a su casa —añadí.

Demi  examinó los daños en estado de conmoción mudo.

«¿Colados en la fiesta?», habló Kevin  en mi mente, claramente no
estaba tragándose mis habilidades de actuación y estaba percibiendo que
había más en la historia.

«Ángeles caídos», le respondí. «Uno en particular, hizo todo lo posible
para hacerme jurar lealtad. Está todo bien», añadí rápidamente cuando vi
su cara contorsionarse con ansiedad. «No lo logró. Necesito que saques a
Demi  de aquí. Si se queda, solo va a empezar a hacer preguntas que no puedo
responder. Y tengo que limpiar antes de que mi mamá vuelva a casa».

«¿Cuándo se lo vas a contar?»

Me estremecí, la pregunta directa de Kevin  me cogió con la guardia
baja.

«No puedo contarle a Demi . No si quiero mantenerla a salvo. Un consejo
que te estoy pidiendo tener en cuenta también. Ella es mi mejor amiga,
Kevin . Nada puede ocurrirle».

«Ella se merece la verdad».

«Se merece mucho más, pero ahora mismo, su seguridad es más
importante para mí».

«¿Qué crees que es más importante para ella?», dijo Kevin . «Se
preocupa por ti y confía en ti. Muéstrale el mismo respeto».

No tenía tiempo para discutir. «Por favor, Kevin », le supliqué.

Me dio una mirada larga y consideradora. Me di cuenta que él no
estaba contento, pero también noté de que iba a dejarme ganar esta batalla,
por ahora.

—Se me ocurre una idea —le dijo a Demi —. Voy a compensarte. Vamos
a ver una película. Tú eliges. Sin influir en tu opinión, pero hay una nueva
película de superhéroes que estrenó. Tiene malas críticas, lo cual es
siempre una señal de que va a ser buenísima.

—Deberíamos quedarnos y ayudar a (_Tn) a limpiar este desastre —
dijo Demi —. Voy a averiguar quién hizo esto y enseñarles buenos modales.
Tal vez un pez muerto casualmente encontrará su camino dentro de su
casillero. Y será mejor que mantengan un ojo en sus neumáticos, porque
tengo un cuchillo que está simplemente ansioso por apuñalar caucho.

—Toma la noche libre —le dije a Demi —. Marcie me ayudará a limpiar,
¿verdad, Marcie? —Puse mi brazo sobre su hombro y lo dije muy
dulcemente, pero había una nota de arrogancia que subrayaba mis
palabras.


Demi  capturó mi mirada, y compartimos un momento de entendimiento.

—Bueno, ¿no es eso generoso de tu parte? —le dijo Demi  a Marcie—. El
recogedor está debajo del fregadero. Las bolsas de basura, también. —Le
dio un puñetazo a Marcie en el hombro—. Que se diviertan, y no se rompan
demasiadas uñas.

Cuando la puerta se cerró tras ellos, Marcie y yo nos desplomamos
contra la pared. Al mismo tiempo, dimos un suspiro de alivio.

Marcie sonrió primero.

—¡Embrujada!

Me aclaré la garganta.

—Gracias por tu ayuda esta noche —le dije, y honestamente lo decía
en serio. Por una vez en su vida, Marcie había sido… amable, me di cuenta
con un sobresalto. E iba a compensarla borrando su memoria.

Ella se empujó de la pared, quitándose el polvo de las manos.

—La noche no ha terminado todavía. ¿El recogedor está debajo del
fregadero?


______________________________________________________________________________________________________
bueno chicas ojala y les alla fascinado como a mi estos 3 capítulos
gracias x sus comentarios bye se me cuidan vale
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por DanieladeJonas Lun 29 Jul 2013, 9:06 pm

 sii los ame!!! amo que la rayis sea poderosa jojo no se metan con ella XD aunque sigue tomando Devilcraft D: hay su mama me tiene hasta... se que es por culpa de Hank pero que ya resuelvan eso, uyuyyuyuy Demi y Kevin lo ame!!! al final Marcie se porto ehhh linda... dios nunca crei que diria eso hahaha siguela pronto porfis esta en lo mejor!!
DanieladeJonas
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por maiira1D Mar 30 Jul 2013, 12:03 pm

siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
porfavor!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
maiira1D
maiira1D


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por chelis Mar 30 Jul 2013, 8:06 pm

kevin con demi?????..... cielos es un mundo paralelo!!!!!..... enserio kevin esta ahora con demi????.... y esos angeles por poco y la hacen jurar!!!!..... pero sus clases si que sirven y logro derrivaelo!!!!.....
chelis
chelis


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por andreita Vie 02 Ago 2013, 12:09 pm

ay esta nove va cada vez mejor
la rayis no bedria mentir tanto :S
andreita
andreita


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 08 Ago 2013, 12:43 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Zv8u

IV temporada

1/3


Capitulo 23



La mañana siguiente llegó rápido. El golpe en la ventana de mi
habitación actuó como alarma, y me di la vuelta para ver a Dante
detrás del vidrio, en cuclillas sobre la rama de un árbol,
haciéndome señas para hacerme salir. Levanté cinco dedos, señalizando
que saldría en ese número de minutos.

Técnicamente estaba castigada. Pero no creía que la excusa le
importara a Dante.

Afuera, el oscuro aire de la mañana tenía el fresco sabor del otoño, y
froté mis manos con fuerza para calentarlas. Un trozo de la luna todavía
colgaba en lo alto. A lo lejos, un búho chillaba con ulular lastimero.

—Un auto sin placa y con equipo de radar pasó varias veces por tu
casa esta mañana —me dijo Dante, soplando en sus manos—. Estoy
bastante seguro de que era un policía. Cabello oscuro y algunos años
mayor que yo, por lo que pude ver. ¿Qué piensas de eso?

Detective Basso. ¿Qué he hecho para estar en su radar esta vez?

—No —dije, pensando que ahora no era el momento para revelar mi
vergonzosa historia con la policía local—. Probablemente era el final de su
turno y estaba buscando algo para matar el tiempo. No va a atrapar a nadie
rebasando los límites de velocidad aquí, eso es seguro.

Una sonrisa irónica torció la boca de Dante.

—No en autos, de todos modos, estrella del atletismo. ¿Estás lista
para esto?

—No. ¿Eso sirve de algo?

Él se agachó y amarró el cordón del zapato que yo había pasado por
alto.

—Es hora del calentamiento. Ya sabes lo que tenemos que hacer.

Lo sabía, y muy bien. Lo que Dante no sabía era que mi
calentamiento también consistía en fantasear que le estaba lanzando
cuchillos, dardos y otras esquirlas a la espalda mientras corría por el
terreno boscoso, siguiéndolo hasta el fondo de nuestra aislada área de
entrenamiento. Lo que fuera para entrar en ánimo, ¿verdad?

Una vez que estuve enteramente empapada en sudor, Dante me hizo
realizar una serie de estiramientos con la intención de hacerme más ágil.
Había visto a Marcie hacer algunas de las mismas extensiones en su
habitación. Ya no estaba en el equipo de animadoras, pero aparentemente
mantener la habilidad de hacer las aberturas de piernas era importante
para ella.

—¿Cuál es el plan para hoy? —pregunté, sentada en el suelo con mis
piernas abiertas en una amplia V. Me doblé por la cintura, descansando mi
cabeza en rótula de la rodilla, sintiendo un tirón en el tendón de la corva.

—Posesión.

—¿Posesión? —repetí, desconcertada.

—Si los ángeles caídos nos pueden poseer, es justo que nosotros
aprendamos a poseerlos. ¿Qué mejor guerra que ser capaz de controlar la
mente y cuerpo de tu enemigo? —continuó Dante.

—No sabía que poseer ángeles caídos era siquiera una opción.

—Ahora lo es… ahora que tenemos el devilcraft. Nunca antes
habíamos sido lo suficientemente fuertes. He estado entrenando por meses
a un grupo selecto de nephilim, incluyéndome, en secreto sobre el proceso
de posesión. Dominar esta habilidad va a ser el punto de inflexión de la
guerra, (_Tn). Si podemos hacerlo exitosamente, tenemos una oportunidad.

—¿Has estado entrenando? ¿Cómo? —La posesión solo era posible
durante Jeshván. ¿Cómo podría haber estado practicando la técnica por
meses?


—Hemos estado entrenando en ángeles caídos. —Una sonrisa
malvada brilló en sus ojos—. Te lo dije: Somos más fuertes de lo que nunca
hemos sido. Un ángel caído vagando solo, no puede enfrentarse contra un
grupo de nosotros. Hemos estado recogiéndolos de la calle durante la
noche y llevándolos al centro de entrenamiento que Hank organizó.

—¿Hank estaba involucrado en esto? —Parecía que sus secretos
nunca iban a dejar de aparecer.

—Escogemos a los solitarios, los introvertidos, los que creemos que
nadie extrañará. Los alimentamos con un prototipo especial de devilcraft
que hace posible la posesión por períodos cortos de tiempo, aun cuando no
es Jeshván. Y luego practicamos en ellos.

—¿Dónde están ahora?

—Detenidos en el centro de entrenamiento. Mantenemos una varilla
de metal encantada con devilcraft clavada en las cicatrices de sus alas
cuando no practicamos en ellos. Los deja completamente inmovilizados.
Como ratas de laboratorio a nuestra disposición.

Estaba segura de que Joe  no sabía nada de esto. Lo habría
mencionado de ser así.

—¿Cuántos ángeles caídos tienen detenidos? ¿Y dónde está el centro
de entrenamiento?

—No te puedo decir la ubicación. Cuando establecimos el centro,
Hank, Blakely y yo decidimos que sería más seguro mantenerlo ultra
secreto. Con Hank muerto, Blakely y yo somos los únicos nephilim que
sabemos dónde está. Es mejor de esa forma. Si relajas las reglas, obtendrás
traidores. Las personas harían cualquier cosa por obtener ganancia, incluso
traicionar a su propia raza. Es la naturaleza de los nephilim justo como lo
es la de los humanos. Estamos eliminando la tentación.

—¿Me vas a llevar al centro de entrenamiento para practicar? —
Estaba segura de que habría un protocolo en eso también. Tendría que ir
con los ojos vendados o me borrarían la ruta de la memoria. Pero tal vez
podría encontrar una manera de evitarlo. Tal vez Joe  y yo podríamos
encontrar el camino al centro de entrenamiento juntos…

—No es necesario. Traje una de las ratas de laboratorio conmigo.

Mis ojos se clavaron en los árboles.

—¿Dónde?

—No te preocupes… la combinación de devilcraft y la varilla en las
cicatrices de las alas la mantiene cooperativa. —Dante desapareció detrás
de una roca, pero regresó arrastrando un ángel caído del sexo femenino
que no parecía tener más de trece en años humanos. Sus piernas, dos
palitos sobresaliendo de pantalones cortos para hacer gimnasia, no
podrían ser más gruesas que mis brazos.

Dante la arrojó, su cuerpo flojo asentándose en la tierra como un
saco de basura. Desvié la mirada de la varilla saliendo de las cicatrices de
sus alas. Sabía que ella no podía sentir nada, pero la imagen hizo que los
cabellos en la parte trasera de mi cuello se estremecieran de todas
maneras.

Tenía que recordar que ella era el enemigo. Ahora tenía una
participación personal en la guerra: Me negaba a jurar lealtad a cualquier
ángel caído. Todos eran peligrosos. Hasta el último de ellos tenía que ser
detenido.

—Una vez que saque la varilla, solo tendrás un par de segundos
antes de que empiece a pelear. Este devilcraft en particular tiene un efecto
medianamente corto y no permanecerá en su cuerpo. En otras palabras, no
bajes la guardia.

—¿Ella sabrá que la estoy poseyendo?

—Oh, lo sabrá. Ella ha pasado por esto cientos de veces. Quiero que
la poseas y le ordenes acciones por algunos minutos para que te
acostumbres a la sensación de manipular su cuerpo. Avísame cuando estés
lista para salir de su cuerpo. Tendré la varilla lista.

—¿Cómo entro en su cuerpo? —pregunté,  con mis brazos
poniéndose como piel de gallina. Me sentía fría, no solo por el frío en el
aire. No quería poseer al ángel caído, pero al mismo tiempo, necesitaba
darle a Joe  la mayor información posible de cómo funcionaba el proceso.
No podíamos resolver un problema que no comprendíamos.

—Ella estará débil por el devilcraft, lo cual ayudará. Y hemos entrado
en Jeshván, lo que significa que los conductos de posesión están abiertos
de par en par. Todo lo que tienes que hacer es engañarla con la mente.

Tomar control de sus pensamientos. Hacerla creer que quiere que la
poseas. Una vez que baje la guardia, todo se vuelve muy fácil. Gravitarás
hacia ella naturalmente. Serás succionada en su cuerpo tan rápido que
difícilmente notarás la transición. Enseguida estarás en control.

—Es tan joven.

—No dejes que eso te engañe. Es tan astuta y peligrosa como el resto
de ellos. Toma… te traje una dosis especial de devilcraft que hará tu
primer intento más fácil.

No alcancé el frasco inmediatamente. Mis dedos hormigueaban con
deseo, pero los mantuve a mis costados. Ya había tomado mucho
devilcraft. Me había prometido que pararía, y que se lo confesaría a Joe .
Hasta ahora, no había hecho ninguna de las dos cosas.

Miré el frasco del brillante líquido azul, y una feroz hambre pareció
roer a través de mi estómago. No quería el devilcraft, y al mismo tiempo, lo
necesitaba desesperadamente. Mi cabeza giró, haciéndome sentir mareada
sin él. Tomar un poco más no podría ser tan dañino. Antes de que pudiera
detenerme, extendí la mano y acepté el frasco. Mi boca ya salivaba.

—¿Debería tomarlo todo?

—Sí.

Incliné el frasco, con el devilcraft quemando como veneno por mi
garganta. Tosí y escupí, deseando que Blakely pudiera idear una manera de
hacerlo con un mejor sabor. Sería igualmente útil si pudiera minimizar los
efectos secundarios. Inmediatamente después de beber la dosis, un dolor
de cabeza se disparó en mi cráneo. La experiencia me decía que solo
empeoraría a medida que el día avanzara.

—¿Lista? —preguntó Dante.

No fui rápida en asentir para afirmar. Decir que tenía muy pocas
ganas de poseer a la chica era una subestimación. Yo había sido poseída
una vez… por Joe , en un intento desesperado de salvarme de ser
asesinada por Chauncey Langeais, un pariente perdido hace mucho tiempo
que no sentía ningún afecto familiar por mí. Mientras me alegraba que
Joe  hubiera tratado de protegerme, la violación que había sentido al ser
poseída no era algo que quisiera experimentar otra vez. O hacer pasar a
alguien más por ello.

Mis ojos barrieron a la chica. Ella había sufrido esto cientos de veces
antes. Y aquí estaba yo, a punto de hacerla pasar por todo esto otra vez.

—Lista —dije pesadamente al final.

Dante cogió la vara de las cicatrices de las alas de la chica, con
cuidado de que sus manos no tocaran la parte inferior embadurnada con el
líquido azul brillante.

—En cualquier momento —murmuró en advertencia—. Prepárate. Sus
pensamientos emitirán impulsos magnéticos. Tan pronto como sientas
actividad mental, entra en su cabeza. No malgastes tiempo en convencerla
de que quiere que la poseas.

El silencio flotaba en el bosque, espeso y tenso. Di un paso más cerca
de la chica, esforzándome para detectar cualquier información mental. Las
rodillas de Dante estaban dobladas, como si esperara poder saltar a la
acción en cualquier momento. El agudo graznido de un cuervo cruzó la
oscura extensión por encima de nosotros. Una débil señal de energía
apareció en mi radar, y esa fue toda la advertencia que tuve antes de que la
chica se lanzara hacia mí, dientes al descubierto y uñas arañando como un
animal salvaje.

Nuestras espaldas chocaron contra la tierra. Mis reflejos eran
agudos, y rodé sobre ella. Me lancé sobre sus muñecas, esperando fijarlas
por encima de su cabeza, pero se zafó de mí en una única maniobra de
atletismo. Me deslicé sobre la tierra, oyéndola aterrizar ágilmente a unos
metros de distancia. Miré arriba justo a tiempo para verla rebotar en el
aire, volando hacia mí.

Enrollándome como una bola, rodé fuera de su alcance.

—¡Ahora! —gritó Dante. Por el rabillo del ojo, lo vi levantando la
varilla, preparándose para atacar a la chica si yo fallaba.

Cerré mis ojos, focalizándome en sus pensamientos. Podía sentirlos
zumbando de esta y aquella forma, como insectos frenéticos. Me sumergí
en su cabeza, triturando todo lo que encontré a mi paso. Enredé sus
pensamientos en una masa gigante y susurré un hipnótico: Déjame entrar,
déjame entrar ahora.

Mucho más rápido de lo que esperé, las defensas de la chica se
hundieron. Justo como Dante había predicho, me sentí a mí misma
deslizándome hacia ella, como si mi alma hubiera sido succionada por un
poderoso campo de fuerza. No ofreció resistencia. La sensación tenía la
calidad de un sueño, mareante, resbaladizo, y borroso en los bordes. No
hubo un momento para definir cuándo sentí el cambio, simplemente
parpadeé y me encontré viendo el mundo desde un ángulo diferente.

Estaba dentro de ella, cuerpo, mente, y alma, poseyéndola.

—¿(_Tn)? —preguntó Dante, entrecerrando los ojos hacia mí con
escepticismo.

—Estoy dentro. —Mi voz me sobresaltó; ordené la respuesta, pero
había salido en otra voz. Más alta y más dulce de lo que podía haber
esperado de un ángel caído. Por otra parte, ella era tan joven…

—¿Sientes alguna resistencia? ¿Alguna reacción de ella de cualquier
forma? —preguntó Dante.

Esta vez sacudí mi cabeza en negativa. No estaba lista para oírme
hablar con su voz otra vez. Por mucho que Dante quisiera que practicara
dándole órdenes a su cuerpo, yo quería salir.

Me apresuré a completar una corta lista de ejercicios, ordenándole al
cuerpo del ángel caído que corriera una corta distancia, que saltara la rama
de un árbol caído con facilidad, y desatara y volviera a atar los cordones de
sus zapatos. Dante estaba en lo cierto, tenía todo el control. Y sabía que en
algún lugar muy profundo, la estaba arrastrando contra su voluntad a
través de los movimientos. Podría haberle ordenado que apuñalara las
cicatrices de sus alas y no habría tenido elección excepto cumplirla.

«Lo hice», hablé a la mente de Dante. «Voy a salir».

—Un poco más —agregó—. Necesitas más práctica. Quiero que esto
se sienta como una segunda naturaleza. Realiza los ejercicios una vez más.

Ignorando su petición, le ordené a su cuerpo que expulsara al mío, y
otra vez, la transición fue tan fácil como abrupta.

Maldiciendo bajo su aliento, Dante estrelló la vara de nuevo en las
cicatrices de las alas del ángel. Su cuerpo se desplomó como su estuviera
muerta, sus brazos y piernas golpeando el suelo en ángulos raros. Quería
alejar la mirada, pero no podía. Seguí preguntándome cómo había sido su
existencia en la tierra antes. Si alguien la buscaba. Si alguna vez sería libre
de nuevo. Y cuán sombría debía ser su perspectiva.

—Eso no duró lo suficiente —me dijo Dante, claramente molesto—.
¿No me oíste decirte que practicaras los ejercicios otra vez? Sé que es un
poco incómodo al principio…

—¿Cómo funciona? —pregunté—. Dos objetos no pueden existir en el
mismo espacio al mismo tiempo. Así que, ¿cómo funciona la posesión?

—Todo se reduce al dominio cuántico, función de onda, y la dualidad
de partículas de onda.

—No he tomado teoría cuántica aún —dije con un toque de rencor—.
Redúcelo a algo que pueda realmente entender.

—Por lo que puedo decirte, todo está de más. Funciona a un nivel
subatómico. Dos objetos sí pueden existir en el mismo lugar al mismo
tiempo. No estoy seguro de que alguien entienda realmente cómo funciona.
Es simplemente de esa forma.

—¿Es todo lo que puedes decirme?

—Ten un poco de fe, Grey.

—Bien. Te daré algo de fe. Pero quiero algo a cambio —dije, mirando
a Dante astutamente—. Eres bueno en vigilancia, ¿cierto?

—Tú puedes hacerlo peor.

—Hay un pícaro arcángel vagabundeando por el barrio llamado
Pepper Friberg. Afirma que un ángel caído lo está chantajeando, y estoy
bastante segura de que sé cuál. Quiero que me traigas la evidencia que
necesito para descubrirla.

—¿Descubrirla?

—Las mujeres pueden ser muy astutas también.

—¿Qué tiene que ver eso con liderar a los nephilim?

—Esto es personal.

—Correcto —dijo Dante lentamente—. Dime lo que tenga que saber.

—Joe  me dijo que algunos de los ángeles caídos allí afuera pueden
chantajear a Pepper Friberg por muchas cosas —páginas del Libro de
Enoch, destellos del futuro, perdón total sobre un crimen pasado,
información considerada sagrada y secreta, o incluso para ser elevado del
estatus de ángel guardián—, la lista de lo que un arcángel puede proDemi r
puede seguir y seguir, creo.

—¿Qué más dijo Joe ?

—No mucho. También quiere encontrar al chantajista. Sé que ha
estado siguiendo pistas y siguiendo al menos a un sospechoso. Pero estoy
muy segura de que está husmeando en los agujeros incorrectos. La otra
noche vi a su ex hablando con Pepper detrás de Devil’s Handbag. No pude
oír lo que decían, pero se veía confiada. Y Pepper parecía furioso. Su
nombre es Dabria.

Me sorprendió ver una sombra de reconocimiento nublar la
expresión de Dante. Cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Dabria?

Gemí.

—No me digas que también la conoces. Lo juro, está en todas partes.
Si me dices que piensas que es hermosa, te patearé por el borde del
barranco tras de ti y enviaré rodando esa una roca de ti.

—No es eso. —Dante sacudió su cabeza, la pena arrastrándose por su
rostro—. No quiero ser el que te lo diga.

—¿Decirme qué?

—Conozco a Dabria. No personalmente, pero… —La compasión en su
voz se profundizó. Me miró como si estuviera a punto de revelar una
noticia terrible.

Me había sentado en un árbol caído para contarle mi historia, pero
ahora salté sobre mis pies.

—Solo dímelo, Dante.

—Tengo espías trabajando para mí. Gente que contraté para
mantener un ojo en los ángeles caídos influyentes —confesó Dante casi
arrepentido—. No es un secreto que Joe  es altamente respetado en la
comunidad de los ángeles caídos. Es listo, inteligente y hábil. Es un buen
líder. Los años como mercenario le dan más experiencia en batalla que la
mayoría de mis hombres y yo juntos.

—¿Has estado espiando a Joe ? —dije—. ¿Por qué no me dijiste?

—Confío en ti, pero no descarto la posibilidad de que tenga
influencia en ti.

—¿Influencia? Joe  nunca ha tomado decisiones por mí, soy capaz
de hacerlo por mí misma. Estoy a cargo de esta operación. Si quisiera que
enviar espías lo habría hecho por mí misma —dije, mi irritación haciéndose
evidente.

—Buen punto.

Caminé hacia el siguiente árbol, de espaldas a Dante.

—¿Vas a decirme por qué estás divulgando todo esto en primer
lugar?

Exhaló un suspiro reacio.

—Mientras espiaba a Joe , Dabria apareció más de una vez en
nuestro radar.

Cerré mis ojos, deseando poder decirle que se detuviera allí. No
quería oír más. Dabria seguía a Joe  a todos lados, lo sabía. Pero el tono
en la voz de Dante sugería que tenía noticias mucho más devastadoras
para ofrecer que decirme simplemente que Joe  tenía una acosadora que
casualmente era su magnífica ex.

—Hace un par de noches, estuvieron juntos. Tengo evidencia. Muchas
fotos.

Apreté mi mandíbula y me di la vuelta.

—Quiero verlas.

—(_Tn)…

—Puedo manejarlo —chasqueé—. Quiero ver esa prueba que tus
hombres, mis hombres, recogieron.

Joe  con Dabria. Rebusqué en mi memoria, tratando de determinar
qué noche podría haber sido. Me sentía desesperada, celosa e inestable.
Joe  no habría hecho esto. Había alguna explicación. Le daba el beneficio
de la duda. Habíamos pasado por mucho como para que saltara sobre la
primera conclusión que volara en mi camino.

Tenía que mantener la calma. Sería absurdo juzgarlo tan pronto.
¿Dante tenía fotos? Bien. Las analizaría por mi cuenta.

Dante presionó sus labios juntos, entonces asintió.

—Las enviaré a tu casa hoy por la tarde.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 08 Ago 2013, 12:49 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 3w1n

IV temporada

2/3


Capitulo 24


Pasé por la rutina de alistarme para el día, pero se sintió mecánica.
No podía eliminar la imagen de Joe  y Dabria juntos. En ese
momento no había pensado en preguntarle a Dante los detalles, y
ahora mis preguntas sin respuesta parecían hacer agujeros en mi

cerebro. Estuvieron juntos. Tengo fotos.

¿Qué significaba eso? Juntos, ¿cómo? ¿Era ingenua por siquiera
preguntar? No. Confiaba en Joe . Estaba tentada de llamarlo pero, por
supuesto, no lo hice. Esperaría hasta ver las fotos. Si estuvieran o no,
condenados… lo sabría de inmediato.

Marcie entró en la cocina y se sentó en el borde de la mesa.

—Estoy buscando una compañera de compras para hoy, después de
la escuela.

Empujé mi tazón de cereal, ahora pasado. Había estado perdida entre
mis pensamientos durante tanto tiempo que ya no había posibilidades de
salvarlo.

—Siempre salgo de compras los viernes por la tarde —dijo Marcie—.
Es como un ritual.

—Querrás decir una tradición —corregí.

—Necesito un nuevo abrigo de otoño. Algo cálido y de lana, pero aun
así elegante —dijo, frunciendo el ceño ligeramente en contemplación.

—Gracias por la oferta, pero tengo bastante tarea de trigonometría
que hacer.

—Oh, vamos. No has hecho tarea en toda la semana, ¿por qué
comenzar ahora? Y realmente necesito una segunda opinión. Es una
compra importante. Y justo cuando estabas empezando a actuar con
normalidad —murmuró.

Me levanté de mi silla y llevé mi tazón al fregadero.

—Los halagos siempre me convencen.

—Vamos (_Tn), no quiero pelear —se quejó—. Solo quiero que vengas
de compras conmigo.

—Y yo quiero pasar trigonometría. Además, estoy castigada.

—No te preocupes, ya hablé con tu mamá. Ella tuvo tiempo para
calmarse y entrar en razón. Ya no estás castigada. Voy a esperar durante
treinta minutos después de clases. Eso te dará tiempo suficiente para que
termines trigonometría.

Entrecerré los ojos especulativamente hacia ella.

—¿Estás jugando con la mente de mi mamá?

—¿Sabes lo que creo? Que tú estás celosa de que tu madre y yo nos
hayamos unido.

Ugh.

—No es solo matemáticas, Marcie. También necesito pensar. Sobre lo
que sucedió anoche, y como prevenir que suceda otra vez. No voy a jurar
fidelidad —dije con determinación—. Y no quiero que más nephilim lo
hagan tampoco.

Marcie hizo un sonido de exasperación.

—Tú eres igual que mi padre. Por una vez deja de ser tan…

—¿Nephil? —sugerí—. ¿Un fenómeno anormal y un accidente de la
naturaleza? ¿Enfocada?

Marcie apretó sus manos tan fuerte que se ruborizaron por la sangre.
Al fin levantó su barbilla. Reto y orgullo brillaban en sus ojos.

—Sí. Un mutante, un monstruo, un fenómeno. Como yo.

Levanté mis cejas.

—Entonces, ¿eso es todo? ¿Finalmente vas a aceptar lo que eres?

Una tímida casi sonrisa apareció en su rostro.

—Bueno, sí.

—Me gusta más esta versión de ti —dije.

—Me gusta más esta versión de ti. —Marcie se levantó, tomando su
bolso de la mesada—. ¿Tenemos una cita para ir de compras o qué?

No habían pasado dos horas después de que la campana nos
despidiera, y Marcie ya había gastado casi cuatrocientos dólares en un
abrigo de lana, unos vaqueros y algunos accesorios. Yo no había gastado
cuatrocientos en mi guardarropa en todo el año. Se me ocurrió qué hubiera
pasado si yo hubiera crecido en la casa de Hank; no me la pensaría dos
veces en agotar mi tarjeta de crédito durante toda una tarde. De hecho, me
gustaría tener una tarjeta de crédito.

Marcie conducía, ya que había reclamado dos veces que no quería ser
vista en mi auto, y mientras que yo no la culpaba, eso había sido un
mensaje claro. Ella tenía dinero y yo no. Hank me había legado a mí su
maldito ejército y a Marcie su herencia. Decir que era injusto no era
suficiente.

—¿Podemos hacer una parada rápida? —le pregunté a Marcie—. Está
un poco lejos del camino pero necesito pasar a buscar algo de mi amigo,
Dante. —Me sentí mareada ante la idea de ver las fotos de Joe  y Dabria,
pero quería acabar con lo desconocido de una vez. No tenía la paciencia
para esperar hasta que Dante me las entregara. Ya que no tenía forma de
saber si ya lo había hecho, decidí ser proactiva.

—¿Dante? ¿Lo conozco?

—No. Él no va a la escuela. Toma la próxima a la derecha, vive cerca
de Casco Bay —le dije.

La ironía de este momento no podía pasar desapercibida. Durante el
verano, acusé a Joe  de involucrarse con Marcie. Ahora unos meses
después, yo estaba en el asiento del pasajero de su auto, de camino a
investigar la misma historia… solo que con una chica diferente.

Presioné el talón de mi mano entre mis ojos. Tal vez debería dejarlo
pasar. Tal vez esto decía mucho sobre mis inseguridades y simplemente
debería confiar en Joe  incondicionalmente. La cosa era, que yo confiaba
en él.

Y entonces estaba Dabria.

Además, si Joe  era inocente, y yo esperaba con todo lo que tenía
que él lo fuera, no había nada de malo en ver las fotos.

Marcie siguió mis instrucciones hasta la casa de Dante e
inmediatamente hizo un sonido de apreciación cuando vio la arquitectura.

—Este Dante, amigo tuyo, tiene estilo —dijo ella barriendo con sus
ojos la excelencia de la casa estilo Queen Anne23 situada detrás de un gran
césped delantero.

—Sus amigos le dejaron lo que tenían —dije—. No te molestes en
salir, simplemente correré hasta la puerta y buscaré lo que necesito.

—De ninguna manera. Tengo que ver el interior —dijo Marcie,
saliendo antes de que pudiera detenerla—. ¿Dante tiene novia? —Se puso
sus lentes de sol encima de su cabeza, admirando descaradamente la
riqueza de Dante.

Sí, yo, pensé. Y obviamente estaba haciendo un trabajo estelar para
mantener la farsa. Incluso mi media hermana, quien dormía en el mismo
pasillo que yo no sabía nada de mi “novio”.

Subimos al porche y tocamos el timbre. Esperamos, y tocamos otra
vez. Poniendo las manos alrededor de mis ojos, miré por la ventana al
comedor en penumbras. Qué suerte la mía, pasar cuando él no estaba en
casa.

—¡Yujú! Chicas, ¿están buscando al joven que vivía ahí?

Marcie y yo nos giramos para encontrar a una anciana de pie en la
acera. Tenía puestas unas pantuflas rosadas, ruleros rosados en su cabello
y un pequeño perro negro al extremo de una correa.

—Estamos buscando a Dante —dije—. ¿Es su vecina?

—Me mudé con mi hija y su marido al inicio del verano. Justo calle
abajo —dijo, señalando tras ella—. Mi esposo, John, se ha ido, Dios bendiga
su alma, y se encuentra ahora un asilo de ancianos o en la casa de mi
yerno. Él nunca baja el asiento del inodoro —nos informó.

«¿De qué está hablando?», preguntó Marcie en mis pensamientos. «Y,
hola. Ese perro necesita un baño. Puedo olerlo desde aquí».

Puse una sonrisa agradable y bajé los escalones del porche.

—Soy (_Tn) Grey. Soy amiga del chico que vive aquí, Dante
Matterazzi.

—¿Matterazzi? ¡Lo sabía! Sabía que era italiano. Un nombre como ese
grita italiano. Ellos están invadiendo nuestras costas —dijo la mujer—.
Cuando queramos darnos cuenta, estaré compartiendo el jardín con el
mismísimo Mussolini24. —Como para darle más peso, el perro dio un
gruñido de asentimiento.

Marcie y yo compartimos una mirada, y Marcie puso sus ojos en
blanco. Yo le dije a la mujer: —¿Ha visto a Dante hoy?

—¿Hoy? ¿Por qué lo vería hoy? Acabo de decirte que se mudó. Hace
dos días. Lo hizo en medio de la noche, solo como un italiano lo haría.
Disimulado y astuto como un mafioso siciliano. Con malas intensiones, te
diré.

—Debe estar equivocada. Dante aún vive aquí —dije intentando
mantener un tono cordial.


—¡Ja! Ese chico es
amigable. Desde el día
escurridizo como ese en
bien. Solo duró un mes,


está en sus últimas. Siempre aislado y tan poco
en que llegó. Ni siquiera dice hola. Un chico
este vecindario agradable y respetable no estaba
y no puedo decir que esté triste de verlo partir.

Debería haber leyes contra los inquilinos en este vecindario, que tiran al
piso el valor de las casas como lo hacen.

—Dante no estaba rentando. Él es el dueño. Sus amigos se la dejaron
como herencia.

—¿Eso fue lo que te dijo? —Sacudió su cabeza, mirándome con sus
agudizados ojos azules como si fuera la estúpida más grande que jamás
haya existido en el mundo—. Mi yerno es el dueño de esta casa. Ha estado
en su familia por años. Solía rentarla durante el verano antes de que la
economía colapsara. Antes, cuando se podía hacer dinero con el turismo.
Ahora tenemos que rentársela a italianos mafiosos.

—Debe estar equivocada… —empecé a decir por segunda vez.

—¡Revisa los registros del condado! Ellos no mienten. No puedo decir
lo mismo de los italianos sombríos.

El perro corría en círculos alrededor de las piernas de la mujer,
atándola con la correa. De vez en cuando se detenía y le daba a Marcie un
gruñido gutural de advertencia. Después volvía a olfatear y a correr en
círculos. La mujer se desató a si misma y caminó calle abajo.

Me quedé mirándola desde atrás. Dante era el dueño de esta casa. No
la estaba rentando.

Una aterradora sensación se posó en mi pecho. Si Dante se había ido,
¿cómo iba a conseguir más devilcraft? Casi no me quedaba nada. Me
quedaba el suministro de un día, dos si lo cortaba a la mitad.

—Bueno, creo que alguien está mintiendo —dijo Marcie—. Creo que
es ella. Nunca confío en las ancianas. Especialmente en las malhumoradas.

Casi ni la escuché. Traté de comunicarme con el celular de Dante,
rezando porque respondiera, pero no obtuve nada. Ni siquiera su correo de
voz.

Ayudé a Marcie a llevar sus bolsas adentro, mi mamá bajó las
escaleras y se nos unió.

—Uno de tus amigos dejó esto aquí —dijo ella al pasarme un sobre
de papel—. Dijo que su nombre era ¿Dante? ¿Debería conocerlo? —insistió.

Traté de no verme ansiosa cuando tomé el sobre.

—Es un amigo de Kevin  —expliqué.

Mi madre y Marcie mantuvieron sus ojos en el sobre, mirándome
expectantes.

—Probablemente es algo que quiere que le entregue a Kevin  —mentí,
sin querer agregar atención extra a la situación.

—Lucía mayor que tus amigos. No estoy totalmente cómoda con la
idea de que salgas con chicos mayores —dijo mi madre dubitativamente.

—Como dije, es un amigo de Kevin  —respondí evasivamente.

En mi habitación, respiré profundamente y rompí el sello del sobre.
Saqué varias fotografías ampliadas. Todas en blanco y negro.

Las primeras fueron tomadas por la noche. Joe  paseando por una
calle desierta. Joe  haciendo lo que parecía ser la vigilancia desde su
motocicleta. Joe  hablando por un teléfono público. Nada nuevo, ya que
sabía que estaba trabajando contra reloj para encontrar al chantajista de
Pepper.

La siguiente foto era de Joe  y Dabria.

Estaban en la nueva camioneta Ford F-150 negra de Joe . Una
pequeña llovizna atravesaba el farol encima de ellos. Dabria tenía sus
brazos alrededor del cuello de Joe , con una tímida sonrisa bailando en
sus labios. Estaban encerrados en un abrazo y Joe  no parecía estar
ofreciendo resistencia.

Pasé las últimas tres imágenes rápidamente. Mi estómago se revolvió
y supe que iba a vomitar. Besos.

Dabria besando a Joe . Allí mismo, en las fotos.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 08 Ago 2013, 1:00 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 9tif

IV Temporada

3/3.


Capitulo 25


Estaba sentada en el piso del baño, con la espalda contra la puerta
de la ducha. Mis rodillas estaban hacia arriba, y aunque estaba
funcionando el calentador, me sentía fría y húmeda. Una botella
vacía de devilcraft yacía a mi lado. Era lo último que me quedaba. Apenas
recordaba haberla bebido. Una botella completa agotada, y no había hecho
nada por mí. No podía ni siquiera hacerme inmune a la desesperación de
un corazón roto.

Confié en Joe . Lo amaba demasiado como para creer que me
lastimaría de esta manera. Tenía que haber una razón, una explicación.

Una explicación. La palabra resonaba en mi cabeza, vacía y burlona.

Alguien golpeó la puerta.

—Tenemos que compartir esto, ¿recuerdas? Y tengo la vejiga del
tamaño de una ardilla —dijo Marcie.

Tardé en ponerme de pie. Entre todas las cosas absurdas de las que
me podía preocupar, me preguntaba si Dabria besaba mejor. Si a Joe  le
gustaría que fuera más parecida a ella. Astuta, glacial, sofisticada. Me
preguntaba cuál habría sido el preciso momento en que él había vuelto a
ella. Me preguntaba si él no había terminado conmigo aún porque sabía
cuán devastada estaría.

Aún.

Una fuerte sensación de incertidumbre me apretaba.

Abrí la puerta y pasé rozando a Marcie. Había dado cinco pasos por
el pasillo cuando sentí sus ojos en mi espalda.

—¿Estás bien? —preguntó.

—No quiero hablar de eso.

—Oye, espera. ¿(_Tn)? ¿Estás llorando?

Me pasé los dedos por debajo de los ojos, sorprendida de encontrar
que había estado llorando. Todo el momento se sentía congelado y
distante. Como si estuviera pasando a lo lejos, en un sueño.

Sin volverme le dije: —Voy a salir. ¿Puedes cubrirme? Puede ser que
no logre volver antes del toque de queda.

Me detuve una vez en mi camino hacia la casa de Joe . Desvié
bruscamente el Volkswagen hacia la orilla del camino, salí, y caminé de ida
y vuelta por la banquina. Era una noche cerrada, y lo suficientemente fría
como para haber deseado traer mi abrigo. No sabía lo que le diría cuando
lo viera. No quería lanzarme en un arrebato delirante. Tampoco quería
rebajarme a llorar a gritos.

Había traído las fotos conmigo, y finalmente decidí que ellas podrían
hablar por sí mismas. Se las entregaría y limitaría mis preguntas a un
sucinto “¿Por qué?”.

La indiferencia glacial que se había apoderado de mí como una
helada, se derritió en el momento en que vi el Bugatti de Dabria
estacionado fuera de la casa de Joe . Frené a media calle de distancia,
tragando saliva. Un nudo de cólera se hinchó en mi garganta, y me empujé
fuera del auto.

Metí la llave en la cerradura de la casa y marché dentro. La única luz
provenía de una lámpara en una mesita rinconera en la sala de estar.
Dabria estaba paseando a lo largo del ventanal del balcón, pero se detuvo
cuando me vio.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, visiblemente pasmada.

Sacudí la cabeza con enojo.

—Nop. Esa es mi frase. Esta es la casa de mi novio, lo que hace que
esa sea exclusivamente mi frase. ¿Dónde está él? —exigí, ya dirigiéndome a
zancadas hacia el pasillo que conducía al dormitorio principal.

—No te molestes. No está aquí.

Me di la vuelta. Le dirigí a Dabria una mirada que incluía
incredulidad, disgusto y amenaza, todo junto.

—Entonces ¿Qué. Estás. Haciendo. Tú. Aquí? —enuncié cada palabra.
Podía sentir la ira burbujeando en mi interior, y no intenté moderarla.
Dabria había previsto esto.

—Estoy en problemas, (_Tn). —Su labio tembló.

—Yo no lo podría haber dicho mejor. —Le arrojé el sobre con las
fotos. Aterrizó cerca de sus pies—. ¿Cómo se siente saber que eres una
ladrona de novios? ¿Es eso lo que te hace sentir bien, Dabria? ¿Tomar lo
que no te pertenece? ¿O simplemente disfrutas al destrozar algo bueno?

Dabria se inclinó para recoger el sobre, pero sostuvo mi mirada
durante todo el tiempo. Arrugó las cejas con cauta incertidumbre. No podía
creer que tuviera la audacia de comportarse como si no lo supiera.

—La camioneta de Joe . —Me enfurecí—. Tú y él, alguna noche a
principios de esta semana, juntos en su camioneta. ¡Lo besaste!

Ella rompió el contacto visual solo el tiempo suficiente para mirar
dentro del sobre. Lo apoyó sobre el cojín del sofá.

—Tú no…

—Oh, yo creo que sí. No eres tan difícil de descubrir. No tienes
sentido del respeto o dignidad. Tomas lo que quieres y te olvidas de los
demás. Querías a Joe , y parece que lo obtuviste. —Ahora se me
entrecortaba la voz y me ardían los ojos. Intenté parpadear para alejar las
lágrimas, pero venían demasiado rápido.

—Estoy en problemas porque cometí un error mientras le hacía un
favor a Joe  —dijo Dabria en voz baja y preocupada, evidentemente ajena
a mis acusaciones—. Joe  me dijo que Blakely está desarrollando el
devilcraft para Dante, y que el laboratorio debía ser destruido. Me dijo que
si alguna vez me topaba con información que lo llevara hasta Blakely, o al
laboratorio, debía decírselo de inmediato.

»Hace un par de noches, muy tarde, un grupo de nephilim vinieron a
mí para que les leyera la fortuna. Rápidamente me enteré de que estaban
empleados como guardaespaldas en el ejército de Mano Negra. Hasta esa
noche, habían servido como guardias para un muy poderoso e importante
nephil llamado Blakely. Tenían mi atención. Siguieron contándome que su
trabajo era tedioso y tranquilo, y las horas largas. Esa misma noche, más
temprano, habían accedido a jugar una partida de póker para pasar el
tiempo, a pesar de que los juegos o distracciones de cualquier índole
estaban prohibidos.

»Uno de los hombres dejó su puesto para ir a comprar un mazo de
cartas. Jugaron solo unos minutos antes de ser descubiertos por su
comandante. Él inmediatamente los despidió y les dio la baja deshonrosa
del ejército. El líder de los soldados despedidos, Hanoth, estaba
desesperado por recuperar su empleo. Él tiene familia aquí y le preocupa el
soporte económico de ellos, y su seguridad, por si son castigados o
expulsados por los crímenes que él cometió. Vino a mí con la esperanza de
que yo le dijera si había una posibilidad de recuperar su empleo.

»Primero le dije su fortuna. Sentí un fuerte deseo de contarle a
Hanoth la verdad: que su ex comandante intentaba conseguir que lo
encarcelaran y torturaran, y que él y su familia debían dejar la ciudad de
inmediato. Pero también sabía que si le contaba eso, perdería toda
esperanza de encontrar a Blakely. Así que mentí. Mentí por Joe .

»Le dije a Hanoth que él debía resolver sus inquietudes directamente
con Blakely. Le dije que si rogaba por perdón, Blakely lo perdonaría. Sabía
que si Hanoth creía en mi profecía, me dirigiría hasta Blakely. Quería hacer
esto por Joe . Después de todo lo que él ha hecho por mí, dándome una
segunda oportunidad cuando nadie más lo haría… —Sus ojos llenos de
lágrimas parpadearon hacia mí—. Era lo menos que podía hacer. Lo amo —
afirmó con simpleza, encontrándose con mi dura mirada sin pestañar—.
Siempre lo amaré. Él fue mi primer amor, y no lo olvidaré. Pero él ahora te
ama a ti. —Ella dio un suspiro abatido—. Quizás llegue el día en que
ustedes dos no sean tan formales, y yo estaré esperando.

—No cuentes con ello —le dije—. Sigue hablando. Llega a la parte en
donde explicas esas fotos. —Eché un vistazo hacia el sobre en el sofá.
Parecía ocupar demasiado espacio en la sala. Quería hacer pedazos las
fotos y arrojar los restos en la chimenea.

—Hanoth pareció creer mi mentira. Se fue con sus hombres, y yo los
seguí. Tomé todos los cuidados para no ser detectada. Me superaban en
número, y si me atrapaban, sabía que estaría en un gran peligro.

»Dejaron Coldwater, dirigiéndose hacia el noroeste. Los seguí por
más de una hora. Pensé que debía estar acercándome a Blakely. Las
ciudades se habían achicado y estábamos muy lejos en el campo. Los
nephilim giraron en un camino angosto y los seguí.

»De inmediato supe que algo andaba mal. Ellos estacionaron en
medio de la carretera. Cuatro de los cinco habían dejado el coche. Los sentí
abrirse en abanico, a mis lados y detrás de mí, creando una red en la
oscuridad para rodearme. No sé cómo descubrieron que los había seguido.
Conduje todo el camino con las luces apagadas y me quedé tan atrás que
casi los perdí varias veces. Ante el temor de que ya fuera demasiado tarde,
hice lo único que podía. Corrí a pie hacia el río.

»Llamé a Joe , diciéndole todo en un mensaje. Luego me metí en la
corriente del río, con la esperanza de que la turbulencia del agua pudiera
disminuir su capacidad auditiva y no pudieran sentirme.

»Se acercaron a mí muchas veces. Tuve que dejar el río y correr por
el bosque. No podría decir en qué dirección estaba corriendo. Pero incluso
si lograba llegar a una ciudad sabía que no sería seguro. Si alguien era
testigo de Hanoth y sus hombres atacándome, los nephilim simplemente
borrarían sus memorias. Así que corrí lo más rápido y lejos que pude.

»Cuando Joe  finalmente me devolvió la llamada, yo estaba
escondida en un aserradero abandonado. No sé cuánto tiempo más podría
haber seguido corriendo. No mucho más. —Lágrimas brillaban en sus
ojos—. Él vino a buscarme. Me sacó de allí. Incluso cuando fallé en
encontrar a Blakely. —Se acomodó el cabello detrás de las orejas y
sollozó—. Él me llevó hasta Portland y se aseguró de que tuviera un lugar
seguro en donde quedarme. Antes de salir de su camioneta, lo besé. —Sus
ojos encontraron los míos. No podría decir si brillaban con desafío o con
disculpas—. Yo lo inicié, e inmediatamente lo terminé. Sé como luce en las
fotos, pero fue mi manera de darle las gracias. Había terminado antes de
empezar. Él se aseguró de ello.

Dabria se sacudió de pronto, como si hubiera sido jalada por una
mano invisible. Sus ojos se pusieron en blanco por un momento, luego
volvieron a su habitual color azul ártico.


—Si no me crees, pregúntaselo a él. Estará aquí en menos de un
minuto.



mis chicas q tal les paraceieron os tres capitulo ????
gracias x los comentarios nos leeremos luego vale ;(
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por DanieladeJonas Jue 08 Ago 2013, 8:15 pm

no bueno esto se pone cada vez... ya no se si peor o mejor!!
Dabria maldita que siente!!! porque beso a Joe!! la verdad quiero creerle Joe ama a la rayis... cuando lei lo que habia en las fotos casi me quedo sin computadora, te juro que me quede a nada de aventarla del coraje, y luego que estaba en casa de Joe! maldita!!
la rayis ya sabe poseer cuerpos D: sinceramente no me gusta se supone que la guerra es parapoder ser libre evitar precisamente que los posean ahora resulta que es la tecnica que van a usar para ganar? no esta bien.... y donde rayos esta Dante? bueno lo dire Marcie es linda ya me cae algo bien... pero que quede claro que cualquier cosa mala que haga la mato!!! ademas sigue molestandome que convenza a la mama de la rayis tan facil... ok ya que te deje  mi biblia hehe me despido pidiendote que la sigas pronto porfis!! besos :bye:
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por chelis Jue 08 Ago 2013, 9:43 pm

:wut: aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh!!!!!!!!!!!!........ Esto esta mas que buenooo!!!!!!!..... Yaaaaaaa!!!!!!!.........  Quieroooo mas caaaaaaaaaaapiiiiiiiisssssssss
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por DanieladeJonas Jue 22 Ago 2013, 8:42 pm

no la has seguido u.u
Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 1187795894
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por chelis Jue 22 Ago 2013, 9:10 pm

pon ootrooo
chelis
chelis


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Mensaje por ElitzJb Vie 23 Ago 2013, 9:50 am

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 1q73

IV Temporada

Capitulo 26



Nunca había creído que Dabria tuviera el don de profetizar, al
menos no después de haber caído, pero últimamente estaba
haciendo un buen trabajo últimamente en convencerme de

cambiar mi opinión. Menos de un minuto más tarde, la puerta de la cochera
de Joe  se abrió con un leve zumbido, y apareció en lo alto de las
escaleras. Lucía un poco maltrecho, con líneas de cansancio grabadas en su
rostro, y sus ojos mantenían un borde de hastío, y vernos a Dabria y a mí
paradas de frente en su sala de estar, no pareció mejorar su estado de
ánimo.

Nos consideró con ojos oscuros y evaluadores.

—Esto no puede ser bueno.

—Yo voy primero —empezó Dabria, aspirando una bocanada de aire.

—Ni de cerca —disparé otra vez. Encaré directamente a Joe ,
cortando a Dabria fuera de la conversación—. ¡Te besó! Y Dante, que ha
estado siguiéndote, por cierto, lo capturó con la cámara. Imagina mi
sorpresa cuando es esto lo que vi esta noche. ¿Pensaste siquiera en
decírmelo?

—Le dije que fui yo quién te besó, y que me alejaste —protestó
Dabria estridentemente.

—¿Qué estás haciendo aún aquí? —exploté hacia Dabria—. Esto es
entre Joe  y yo. ¡Vete ya!


—¿Qué estás haciendo aquí? —repitió Joe  hacia Dabria, su tono era
cortante.

—Yo… irrumpí —farfulló—. Estaba asustada. No podía dormir. No
puedo parar de pensar en Hanoth y los otros nephilim.

—Tienes que estar bromeando —dije. Miré a Joe  para corroborarlo,
esperando que no fuera a caer en su estratagema de damisela en peligro.
Dabria había venido aquí esta noche en busca de un tipo de confort en
particular, y no lo aprobaba. Ni un poco.

—Vuelve a la casa de seguridad —ordenó Joe  a Dabria—. Si te
quedas allí, estarás a salvo. —A pesar de su cansancio, sus palabras
adoptaron un tono áspero—. Esta es la última vez que voy a decirte que
mantengas el perfil bajo y te quedes fuera de los problemas.

—¿Por cuánto? —gimió Dabria prácticamente—. Estoy sola allí. Todos
los demás en la casa son humanos. Me miran de forma divertida. —Sus
ojos le suplicaban—. Puedo ayudarte. Esta vez no cometeré errores. Si me
dejas quedarme aquí…

—Ve —le ordenó Joe  bruscamente—. Ya has provocado suficientes
problemas. Con (_Tn), y con los nephilim que seguiste. No podemos estar
seguros de qué conclusiones sacaron, pero una cosa es cierta. Saben que
estás tras Blakely. Si tienen algo de cerebro, ya se habrán dado cuenta que
significa que ya sabemos por qué Blakely es vital para su operación, y lo
que está haciendo en su laboratorio secreto, donde sea que esté. No me
sorprendería si modifican completamente la operación. Y estamos de
regreso al punto de partida, ni cerca de encontrar a Blakely y de
deshabilitar el artificio —agregó Joe  con frustración.

—Solo trataba de ayudar —susurró Dabria, sus labios temblando.
Con una última mirada a Joe  que parecía la de un cachorro regañado, se
proyectó fuera.

Eso nos dejó a Joe  y a mí solos. Caminó por la habitación sin
vacilar, incluso a pesar de que estaba segura de que mi expresión estaba
lejos de ser invitante. Descansó su frente contra la mía y cerró los ojos.
Exhaló, larga y lentamente, como si estuviera agobiado por una fuerza
invisible.

—Lo siento —dijo tranquilo y con genuino arrepentimiento.
Las amargas palabras: “¿Sientes lo del beso, o que yo lo viera?”, se
balancearon en la punta de mi lengua, listas para salir, pero las tragué de
vuelta. Estaba cansada de arrastrar mi propio peso invisible, que
comprendían los celos y las dudas.

El arrepentimiento de Joe  era tan fuerte que era casi tangible.

Por mucho que me disgustara y desconfiara de Dabria, no podía
culparlo por salvar su trasero. Era mucho mejor hombre de lo que se daba
crédito. Sospechaba que años atrás, un muy diferente Joe  habría
respondido a la situación de otra forma. Estaba dándole a Dabria una
segunda oportunidad; algo por lo que él, también peleaba día a día.

—Lo siento —murmuré en el pecho de Joe .

Sus brazos se envolvieron en mí en un abrazo.

—Vi las fotos y nunca había estado tan alterada o asustada. La idea
de perderte era… inimaginable. Estaba tan enojada con ella. Aún lo estoy.
Te besó cuando no debería haberlo hecho. Por todo lo que sé, lo intentará
otra vez.

—No lo hará porque voy a dejarle muy en claro cómo son las cosas
entre nosotros de ahora en adelante. Cruzó la línea, y voy a hacerle pensar
dos veces antes de intentarlo otra vez —dijo Joe  con resolución. Levantó
mi barbilla y me besó, dejando que sus labios permanecieran mientras
hablaba—. No esperaba que vinieras a casa pero ahora que estás aquí, no
tengo intención de dejarte ir.

La culpa caliente y dolorosa se extendió a través de mí. No podía
estar cerca de Joe  y no sentir mis mentiras colgando entre nosotros. Le
había mentido sobre el devilcraft. Aún mentía. ¿Cómo pude haberlo hecho?
El disgusto hacia mí misma, hirvió en mi interior, llenándome con
vergüenza y aversión. Quería confesar todo, pero, ¿por dónde empezar?
Había sido tan negligente, dejando que las mentiras ardieran fuera de
control.

Abrí mi boca para decirle la verdad, cuando unas manos heladas
parecieron deslizarse hacia arriba por mi cuello y apretar. No podía hablar.
Casi no podía respirar. Mi garganta se llenó con materia consistente, como
la primera vez que tomé devilcraft. Una voz extraña vino a mi mente y
razonó conmigo.

Si le decía a Joe , nunca me creería otra vez. Nunca me perdonaría.
Solo le causaría más dolor si le decía. Solo tenía que pasar Jeshván, y
entonces dejaría de tomar devilcraft. Solo un poco más. Solo unas pocas
mentiras más.

Las manos heladas se relajaron. Solté una pesada respiración.

—¿Una noche ocupada? —le pregunté a Joe , queriendo cambiar de
tema, cualquier cosa para olvidar mis mentiras.

Suspiró.

—Y ni siquiera estuve cerca de atrapar al chantajista de Pepper. Sigo
pensando que es alguien a quien he estudiado, pero quizás estoy
equivocado. Quizás es alguien más. Alguien fuera de mi radar. He seguido
todas esas pistas, incluso esas que parecían una exageración. Hasta donde
sé, todos están limpios.

—¿Hay alguna forma de que Pepper lo esté inventando? Quizás no

esté siendo chantajeado realmente.

—Era la primera vez que lo

consideraba. Siempre había creído en su historia, cuando había demostrado
ser todo menos digno de confianza.

Joe  frunció el ceño.

—Es posible, pero no lo creo. ¿Por qué meterse en problemas por
inventar una historia tan elaborada?

—Porque necesita una excusa para encadenarte en el infierno —
sugerí tranquilamente, sin pensarlo—. ¿Y si los arcángeles lo elevaron para
eso? Dijo que está aquí abajo en la tierra en una asignación para ellos. No
confío en él en primer lugar, pero, ¿y si realmente lo está? ¿Y si los
arcángeles le dieron la tarea de encadenarte al infierno? No es un secreto
que quieran hacerlo.

—Legalmente, necesitan una razón para encadenarme al infierno. —
Joe  frotó su barbilla pensativamente—. A menos que hayan ido lo
suficientemente lejos en la parte más profunda, que ya no les importe la
ley. Definitivamente creo que hay algunos huevos podridos en el grupo,
pero no creo que toda la población de arcángeles haya sido corrompida.

—Si Pepper es un errante de una pequeña facción de los arcángeles, y
los otros descubren o sospechan de algún juego sucio, los empleados de
Pepper tienen la cobertura perfecta; pueden reclamar que se ha vuelto
rebelde. Arrancarán sus alas antes de que pueda testificar, y estarían fuera
del gancho. No parece tan descabellado para mí. De hecho, parece el
crimen perfecto.

Joe  me miró. La plausibilidad de mi teoría parecía asentarse sobre
nosotros como una fría niebla.

—Crees que Pepper está en una asignación de un grupo de
arcángeles torcidos para desviarme del bien —dijo lentamente al final.

—¿Conocías a Pepper antes de que cayeras? ¿Cómo era?

Joe  sacudió su cabeza.

—Lo conocía pero no bien. Era más lo que había oído. Tenía una
reputación de un tipo duro liberal, especialmente perdido en asuntos
sociales. No me sorprende que cayera con tanta fuerza en los juegos de
azar, pero sí recuerdo bien, estuvo envuelto en mi juicio. Debió haber
votado por desterrarme, extraño, ya que contradice su reputación.

—¿Crees que podemos atrapar a Pepper por volverse con los
arcángeles? Su doble vida podría ser parte de su cubierta… entonces otra
vez podría estar disfrutando de su tiempo aquí abajo solo un poco
demasiado. Si aplicamos el tipo adecuado de presión, debería hablar. Si nos
dice que una facción secreta de arcángeles lo envió aquí para encadenarte
en el infierno, al menos sabremos contra quién estamos.

Una pequeña y peligrosa sonrisa apretó la boca de Joe .

—Creo que es hora de encontrar a Pepper.

Asentí.

—Bien. Pero vas a jugar este juego desde el margen. No te quiero en
ningún sitio cerca de Pepper. Por ahora, tenemos que asumir que hará
cualquier cosa para encadenarte al infierno.

Las cejas de Joe  se juntaron.

—¿Qué estás proponiendo, Ángel?

—Yo me encontraré con Pepper. Y llevaré a Kevin  conmigo. Ni
siquiera pienses en discutir conmigo —dije en advertencia antes de que
pudiera vetar la idea—. Has llevado a Dabria como refuerzo en más
ocasiones de las que puedo recordar. Me juraste que era un movimiento
táctico y nada más. Bien, ahora es mi turno. Llevaré a Kevin  y punto final.
Por lo que sé, Pepper no sostiene ningún boleto de ida al infierno con el
nombre de Kevin  en él.

La boca de Kevin  se apretó y sus ojos se oscurecieron; prácticamente
podía sentir la objeción radiando de él. Joe  no era nada cordial con Kevin ,
pero sabía que no podía jugar esa carta; lo haría un hipócrita.

—Vas a necesitar un plan hermético —dijo al final—. No te dejaré
fuera de mi vista si hay alguna oportunidad de que las cosas marchen al
sur.

Siempre había una oportunidad de que las cosas fueran hacia el sur.

Si algo había aprendido en mi tiempo con Joe , era eso. Joe  lo
sabía también, y me preguntaba si era parte de su plan evitar que fuera.
Repentinamente me sentí como Cenicienta, impedida de ir al baile por un
pequeño tecnicismo.

—Kevin  es más fuerte de lo que le das crédito —discutí—. No va a
dejar que nada me pase. Estoy segura de que entiende que no puede decirle
ni a un alma que tú y yo aún estamos muy juntos.

Los ojos negros de Joe  hirvieron a fuego lento.

—Y estoy seguro de que entiende que si un solo cabello de tu cabeza
se pierde, se las verá conmigo. Si tiene algo de sentido común, es un trato
que aceptará de todo corazón.

Sonreí tensamente.

—Entonces está decidido. Todo lo que necesitamos ahora es un plan.

La noche siguiente era sábado. Después de decirle a mi mamá que me
quedaba con Demi  toda la semana y que teníamos que hacer un trabajo
escolar juntas el lunes, Kevin  y yo hicimos un viaje al Devil’s Handbag. No
estábamos interesados en música o bebidas, más bien en el nivel del
sótano. Había oído rumores sobre el sótano, un floreciente refugio de
juegos de azar, pero nunca realmente había entrado. Pero Pepper no podía
decir lo mismo. Joe  nos había suministrado una lista de las guaridas
favoritas de Pepper, y esperaba que Kevin  y yo tuviéramos suerte en
nuestro primer intento.

Tratando de lucir sofisticados y sencillos, seguí a Kevin  hacia la barra.

Había planchado mi cabello para tener un aspecto elegante y
maduro. Un poco de delineador líquido, lápiz labial, tacones de diez
centímetros, y un lujoso bolso prestado de Marcie, por arte de magia

envejeciéndome cinco años. Teniendo en cuenta

la complicada y

totalmente desarrollada intimidación de Kevin , no pensé que tenía que
preocuparme por un peinado. Él llevaba unos pequeños aretes plateados, y
mientras su cabello castaño estaba recogido, todavía se podía ver lo guapo
y duro que era. Kevin  y yo éramos solamente amigos, pero podía apreciar
fácilmente lo que Demi  veía en él. Enlazó mi brazo con el suyo, demostrando
ser su novia, cuando le hizo señas al camarero para hablar.


—Estamos buscando a Storky—le dijo Kevin al camarero,
acercándose para mantener una voz baja.

El camarero, al que jamás había visto antes, nos miró con disimulo.
Me miró a los ojos, tratando de mantener una mirada impasible. No te
pongas nerviosa, me dije, y hagas lo que hagas, no lo mires como si
estuvieras ocultando algo.

—¿Qué estás buscando? —preguntó bruscamente finalmente.

—Hemos oído que hay un juego con grandes apuestas esta noche —
dijo Kevin  mostrando una pila de ciento de dinero alineados perfectamente
en su cartera.

El camarero se encogió de hombros y volvió a limpiar la barra.

—No sé de qué estás hablando.

Kevin  puso uno de sus billetes en la barra, cubriéndolo con su mano.
Lo deslizó hacia el camarero.

—Qué lástima, ¿está seguro que no puede pensarlo de nuevo?

El camarero miró el billete de cien dólares.

—¿Te he visto antes?

—Toco el bajo para Serpentine. También he jugado al póker desde
Portland a Concord a Boston, y por todas partes.

Hizo un guiño de complicidad.

—Eso es. Solía trabajar por las noches en el salón de billar Z en
Springvale.

—Qué buenos recuerdos los de ese lugar —dijo Kevin  sin perder el
ritmo—. Gané mucho dinero en efectivo. Perdiendo aun más. —Sonrió
como si compartiera alguna broma privada con el camarero.

Deslizando su mano hacia la de Kevin , y mirando a su alrededor para
asegurarse que nadie lo miraba, el camarero se guardó el billete.

—Tengo que revisarlos primero —nos dijo—. No se permiten armas
escondidas.

—No hay problema —respondió Kevin  con facilidad.

Comencé a sudar aún más. Joe  nos había advertido que buscarían
armas de fuego, cuchillos ó cualquier otro objeto filoso que pudiera ser
utilizado como un arma. De modo que nos pusimos creativos. En el
cinturón de los pantalones de Kevin , escondido bajo su camisa, el
desagradable látigo encantado con devilcraft.

Kevin  había jurado que no estaba ingiriendo devilcraft, y que jamás
había oído hablar de esa súper bebida, pero pensó que podría usar el látigo
encantado que él había tomado del automóvil de Dante como capricho. El
látigo brillaba en la sombra revelando un color azul translúcido, pero
siempre y cuando el camarero no levantara la camisa de Kevin , estaríamos a
salvo.

Por invitación del camarero, Kevin  y yo caminamos alrededor de la
barra, se puso detrás de una pantalla privada, levantando los brazos. Fui
primero, soportado una breve y superficial, revisión. El camarero se movió
hasta Kevin , recorriendo sus entrepiernas y acariciando bajos sus brazos y
espaldas. Estaba oscuro detrás de la barra, y aunque Kevin  se había puesto
una camisa de algodón grueso, me pareció ver levemente el resplandor del
látigo a través de ella. El camarero se percató también. Sus cejas se
juntaron, y cogió la camisa de Kevin .

Dejé caer mi bolso a sus pies. Varios billetes de cien dólares se
derramaron. Así de fácil, la atención del camarero se volvió hacia el dinero.

—Vaya —dije, fingiendo una sonrisa coqueta mientras recogía los
billetes de vuelta al interior—. Este dinero está que pela. ¿Listo para jugar,
cosa caliente?

«¿Cosa caliente?», se hizo eco Kevin  en mis pensamientos. «Bien». Y
se inclinó para besarme duramente en la boca. Me quede sorprendida por
eso, congelándome ante su toque. «Tranquila», habló en mi mente. «Ya casi
estamos».

Me hizo un gesto casi imperceptible.

—Vas a ganar mucho esta noche, nena, puedo sentirlo —canturreó.

El camarero abrió una gran puerta de acero, tomé la mano de Kevin ,
siguiéndolo por una escalera oscura poco atractiva, olía a moho y agua
estancada. Al final, seguimos por un pasillo entornado de varias curvas,
hasta salir en un espacio abierto y decorado escasamente con mesas de
póker. Había un simple frasco convertido en velador colgando encima de
cada mesa, arrojando una mínima luz. No había música, ni bebidas, no era
una bienvenida cálida ni agradable.

En una mesa estaban cuatro jugadores, instantáneamente reconocí a
Pepper. Estaba de espaldas a nosotros, y no se volvió a vernos. No era raro.
Ninguno de los otros jugadores nos miró tampoco. Todos tenían su
atención fijamente enfocada en sus cartas. Fichas de póker estaban
ordenadas en torres en el centro de la mesa. No tenía ni idea de cuánto
dinero estaba involucrado, pero apostaba que quien perdiera, lo lamentaría
profundamente.

—Estamos buscando a Pepper Friberg —anunció Kevin . Mantuvo su
tono ligero, pero la manera en que sobresalieron sus músculos cuando los
cruzó dio una impresión diferente.

—Lo siento, cariño, mi tarjeta de baile está llena esta noche —resopló
Pepper cínicamente, meditando encima de la mano que lo había infligido.
Lo examiné detenidamente, pensando que estaba demasiado involucrado
en el juego como para ser una cubierta. De hecho, él estaba tan absorto,
que al parecer, no se había percatado en absoluto que yo estaba junto a
Kevin .

Kevin  buscó una silla de la mesa más cercana e hizo un espacio justo
al lado de Pepper.

—Tengo dos pies izquierdos de todos modos. Bailarías mejor con…
(_Tn) Grey.

Ahora Pepper sí reaccionó. Dejó las cartas boca abajo, dándose
vuelta, para verme de lleno por sí mismo.

—Hola, Pepper. Cuánto tiempo —dije—. La última vez que nos
encontramos trataste de secuestrarme, ¿no es cierto?

—El secuestro es un delito federal para los habitantes de esta tierra
—intervino Kevin —. Algo me dice que eso está mal visto en el cielo,
también.

—Baja la voz —gruñó Pepper, mirando nerviosamente a los otros
jugadores.

Levanté mis cejas, hablando directamente en los pensamientos de
Pepper.

«¿No le has dicho a tus amigos humanos lo que realmente eres? Creo
que estarían más que felices de saber que tus habilidades de póker tienen
mucho más que ver con una coacción mental que suerte y habilidad».

—Vamos a hablar de esto afuera —dijo Pepper, terminando el juego.

—Después de ti —dijo Kevin , levantándolo por el codo.

En el callejón detrás del Devil’s Handbag, hablé primero.

—Vamos hacer esto fácil para ti, Pepper. Por divertido que fuera
haber sido usada por ti para llegar a Joe , estoy dispuesta a seguir
adelante. Es la única forma que veo para continuar, claro que eso solo va a
pasar si me descifro quien te está chantajeando en realidad —le dije,
poniéndolo a prueba. Quería decirle mi teorí: que estaba jugando al chico
de los recados para el grupo secreto de arcángeles, y necesitaba una excusa
medio decente para enviar a Joe  al infierno. Pero tenía que estar segura,
decidí esperar y ver como se lo tomaba.

Pepper me miró de soslayo, sus rasgos estaban tan contrariados
como escépticos.

—¿De qué se trata?

—De que nosotros —intervino Kevin —, estamos ofreciéndonos para
encontrar a tu chantajista.

Pepper entrecerró los ojos aun más hacia Kevin .

—¿Quién eres tú?

—Piensa en mí como una bomba de tiempo bajo de ti. Si no tomas la
decisión de aceptar los términos de (_Tn), lo voy hacer por ti. —Kevin
comenzó a recoger la manga de su camisa.

—¿Me estás amenazando? —preguntó incrédulo Pepper.

—Estas son mis condiciones —dije—. Vamos a encontrar a tu
chantajista, y te lo vamos a entregar. Lo que queremos a cambio es simple.
Un juramento para dejar a Joe  tranquilo. —Pinché con un puntiagudo
palillo de diente la carnosa mano de Pepper. Dado que el camarero me
había revisado, esto era lo mejor que pude encontrar—. Un poco de sangre
y unas cuantas palabras sinceras debería de bastar. —Si conseguía hacerlo
jurar, tendría que largarse de vuelta con los arcángeles con el rabo entre
las piernas y confesar su fracaso. Si se negaba, solo daría más validez a mi
idea.

—Los arcángeles no juramos con votos de sangre —mofó Pepper.

Qué encantador, pensé.

—¿Empujas a los ángeles caídos como carnes al infierno? —preguntó
Kevin .

Pepper nos miró como si estuviéramos locos.

—¿De qué rayos estás hablando?

—¿Qué se siente ser el peón de los arcángeles? —le pregunté.

—¿Qué te ofrecen a cambio? —exigió Kevin .

—Los arcángeles no están aquí —dije—. Estás por tu cuenta, así que,
¿estás seguro de querer ir en contra de Joe  solo?

«Vamos, Pepper», pensé. «Dime lo que quiero oír. ¿Quieres que esta
inventada historia de chantaje sea una excusa para cumplir tu misión con
un grupo de arcángeles rebeldes que quieren deshacerse de Joe ?»

La expresión incrédula de Pepper se profundizó, y aproveché su
silencio.

—Vas hacer el juramento en este momento, Pepper.

Kevin  y yo nos acercamos a él.

—¡No juraré! —chirrió Peppe—. Pero voy a dejar a Joe  en paz, ¡lo
prometo!

—Si tan solo pudiera confiar en que mantendrás tu palabra —
repliqué—. El problema es que no creo que seas una persona honesta. De
hecho, creo que todo eso sobre el chantaje, es un engaño.

Los ojos de Pepper se abrieron comprendiendo. Farfulló con
incredulidad, con su rostro rosa como si lo estrangularan.

—A ver si entendí, ¿crees que estoy tras Joe  por chantajearme? —
gritó por fin.

—Sí —suplicó Kevin —. Sí, así es.

—¿Es por eso que él se ha negado a recibirme? ¿Porque piensa que
quiero encadenarlo en el infierno? ¡Yo no le estaba amenazando! —gritó
Pepper, su redondo rostro ruborizándose cada vez más por momentos—.
¡Quería ofrecerle un trabajo! ¡He estado tratando de conseguirle eso
durante todo el tiempo!

Kevin  y yo hablamos al mismo tiempo.

—¿Un trabajo? —Compartimos una mirada apresurada, escépticos.

—¿Decías la verdad? —pregunté a Pepper—. Realmente tienes un
trabajo para Joe … ¿y eso es todo?

—Sí, sí, un trabajo —gruñó Pepper—. ¿Qué pensaste? Caramba, qué
lío. Nada ha ido como debe.

—¿Cuál es el trabajo? —le interrogué.

—¡Cómo quisiera decirte! Si me hueras ayudado a alcanzar a Joe  a
tiempo, no estaría en un lío tan grande. Todo esto es tú culpa. ¡Mi oferta de
trabajo es para Joe , y solo para Joe !

—Vamos a ver si lo entiendo —dije—. ¿No crees que Joe  te esté
chantajeando?

—¿Por qué iba a pensar eso cuando ya sé quién me está
chantajeando? —disparó, exasperado.

—¿Sabes quién es el chantajista? —repitió Kevin .

Pepper me disparó una mirada de disgusto.

—Saca este nephil fuera de mi vista. ¿Que si sé quién me esta
chantajeando? —resopló con impaciencia—. ¡Sí! Se supone que voy a
reunirme con ellos esta noche. Y nunca vas a adivinar quién es.

—¿Quién? —pregunté.

—¡Ajá! Sería maravilloso poder decirte, ¿verdad? El problema es que
mi chantajista me hizo jurar un juramento para no revelar su identidad. No
te molestes en averiguarlo. Mis labios están sellados, literalmente. Dijeron
que llamarían con la ubicación de la reunión veinte minutos antes de que
tuviera que llegar ahí. Si no cubro este lío pronto, los arcángeles me van a
descubrir husmeando —añadió él, retorciendo sus manos. Noté cómo su
comportamiento rápidamente cambiaba a temeroso en mención de los
arcángeles.

Traté de permanecer imperturbable. Este no fue el movimiento que
había esperado que hiciera. Me preguntaba si esto era una táctica para
despistarnos de su rastro, o camináramos hacia una trampa.

Pero el sudor de su frente y la mirada desesperada en sus ojos
parecía genuina. Quería que esto terminara tanto como nosotros.

—Mi chantajista quiere que encante objetos usando los poderes del
cielo que todos los arcángeles poseen.

Pepper tocó ligeramente su frente rosada con un pañuelo.

—Por eso me chantajean.

—¿Qué objeto? —pregunté.

Pepper sacudió la cabeza.

—Los traerán a la reunión. Dijeron que si los encanto a sus
especificaciones, me dejarán solo. No lo conseguirán. Incluso si encanto los
objetos, los poderes del cielo solo pueden ser utilizados para el bien. Sean
cuáles sean las ideas que están tramando, no van a funcionar.

—De todos modos, ¿en realidad estás considerando hacer eso? —
pregunté con reprobación.

—¡Necesito que cubran mi espalda! Los arcángeles no pueden saber
lo que he estado haciendo. Seré desterrado. Arrancarán mis alas y todo
habrá terminado. Voy a estar atascado aquí para siempre.

—Necesitamos un plan —dijo Kevin —. Veinte minutos entre la
llamada y la reunión no nos da mucho margen de maniobra.

—Cuando tu chantajista llame, acepta la reunión —instruí a Pepper—
. Si te dicen que vayas solo, dices que lo harás. Suena tan obediente y
cooperativo como te sea posible sin pasar el límite.

—¿Y luego qué? —preguntó Pepper, batiendo sus hombros como
para airear las axilas. Traté de no mirar.

Nunca podría haber imaginado que el primer arcángel que me
encontraría iba a ser un llorón, y una rata cobarde. Tanto para los
arcángeles de mis sueños, todopoderosos, ineludibles, omniscientes, y
quizás lo más importante, ejemplares.

Fijé mis ojos en Pepper.

—Y entonces Kevin  y yo entraremos en el lugar, derribaremos al
chantajista, y te lo entregaremos.




hay dios esto ya esta llegando al desenlace ya veran
chicas quedaran con la boca abierta Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 44 285151902 
ElitzJb
ElitzJb


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