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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

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Mensaje por DanieladeJonas Vie 23 Ago 2013, 9:47 pm

ahhhh esto esta intenso!!
quien lo chantajea?!! me dejo con la duda
auchhh la rayis y Kevin con todo haha
que bueno que Joe ya ponga en su lugar a Dabria ¬¬
siguela pronto porfis!!! ya casi se acaba? :O
DanieladeJonas
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por chelis Sáb 24 Ago 2013, 12:00 pm

Aaaaaaaaahhh!!!!!... Lo que crece son mis uñas de tanto que me las como!!!!..... Cielos y tu dices que ya se acaba y lo que falta de emoción!!!!!!!!..... Aaaaaaaaaaahhhhhh
chelis
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por DanieladeJonas Jue 12 Sep 2013, 4:06 pm

siguela porfis!!! sigo en suspenso D:
DanieladeJonas
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 12 Sep 2013, 6:46 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Oqjz


Capitulos 27


1/3

¿Qué? ¡No puedes hacer eso! —Pepper escupió las palabras
con furia—. Ellos no estarán felices y se negarán a trabajar
conmigo. Peor aun, ¡podrían ir directamente a los
arcángeles!

—Tu chantajista no volverá a trabajar contigo. A partir de ahora, él o
ella tratará directamente con nosotros —le dije—. Kevin  y yo vamos a
recuperar los objetos que quieren encantar y podríamos necesitar tu
cooperación para evaluarlos. Si puedes decirnos para qué crees que
podrían haber tenido la intención de utilizarlos, la información podría ser
valiosa.

—¿Cómo sé si puedo confiar en ti? —dijo Pepper con un agudo tono
de protesta.

—Siempre hay un juramento de sangre…—Dejé la idea colgando—.
Juraré mis intenciones y tú jurarás mantenerte alejado de Joe . A no ser
que, por supuesto, aún seas demasiado bueno para un juramento.

—Esto es horrible —dijo Pepper, tirando de su cuello como si éste lo
estuviera apretando—. ¡Qué enredo!

—Kevin  y yo tendremos un equipo en el lugar. Nada saldrá mal —le
aseguré a Pepper y luego añadí una rápida instrucción privada a Kevin ,
hablándole mentalmente: Mantenlo en calma mientras llamo a Joe , ¿sí?

Caminé hasta el final del callejón antes de realizar la llamada. Las
hojas crujieron debajo de mis pies y me acurruqué dentro de mi abrigo
para calentarme. De todas las noches, había elegido la mas fría para estar
afuera. Mi piel estaba algo escarchada y mi nariz moqueaba.

—Soy yo, tenemos a Pepper.

Oí a Joe  suspirar con alivio.

—No creo que la doble vida sea una actuación —continúe—. Él tiene
un verdadero problema con las apuestas. Tampoco creo que esté en una
misión de los arcángeles para encadenarte en el infierno. Puede haber
estado en una originalmente, pero ha renunciado a ella para dedicarse a
vivir en una forma de vida humana. Ahora la gran noticia. Él sabe que no lo
estás chantajeando; todo este tiempo ha estado intentando localizarte por
un trabajo.

—¿Qué trabajo?

—No lo dijo. Creo que él lo ha dejado. Tiene problemas más grandes
de los cuales preocuparse. Ha previsto reunirse con el verdadero
chantajista esta noche. —No dije el resto, pero eso no me impidió pensarlo.
Estaba segura que Dabria estaba detrás de todo esto, habría apostado mi
vida en ello—. No sabemos la hora o el lugar del encuentro todavía. Cuando
el chantajista llame a Pepper, vamos a tener unos veinte minutos.
Tendremos que movernos rápido.

—¿Crees que es una trampa?

—Creo que Pepper es un cobarde que se alegra de que estemos
yendo y que él no tenga que hacerlo.

—Estoy listo —dijo Joe  sombríamente—. Tan pronto como sepa
adónde vamos, te veré allí. Haz una última cosa por mí, Ángel.

—Dime.

—Quiero encontrarte sana y salva cuando esto termine.

La llamada llegó diez minutos antes de la medianoche. Pepper no
podría haber dado mejores respuestas si las hubiera ensayado. “Sí, iré
solo”. “Sí, encantaré los objetos”. “Sí, puedo estar en el cementerio en veinte
minutos”. Al instante que colgó, dije: —¿Qué cementerio? ¿Coldwater?

Asintió.

—En el interior del mausoleo. Se supone que debo esperar allí por
nuevas instrucciones.

Me volví hacia Kevin .

—Solo hay un mausoleo en el cementerio de la ciudad. Está justo al
lado de la tumba de mi padre. No podíamos haber elegido un mejor sitio
nosotros mismos. Hay árboles y lápidas en todas partes y estará oscuro. El
chantajista no será capaz de darse cuenta de que eres tú quien está en el
mausoleo y no Pepper hasta que sea demasiado tarde.

Kevin  tiró de la capucha negra que había estado cargando toda la
noche por encima de su cabeza, dejando que cubriera parte de su rostro.

—Soy mucho más alto que Pepper —dijo dudosamente.

—Camina encorvado. Tu sudadera es lo suficientemente holgada; no
serán capaces de notar la diferencia desde la distancia. —Me enfrenté a
Pepper—. Dame tu número de teléfono. Manténlo encendido. Voy a
llamarte al minuto que tengamos a tu chantajista.

—Tengo un mal presentimiento —dijo Pepper, limpiándose las
manos en sus pantalones.

Kevin  levantó el borde de su capucha, revelando a Pepper su inusual
cinturón, que brillaba de un azul sobrenatural.

—No iremos sin estar preparados.

Pepper apretó sus labios, no antes de que un gemido de
desaprobación escapara.


—Devilcraft. Los arcángeles nunca pueden saber que estuve involucrado en esto.

—Una vez que Kevin  inmovilice a tu chantajista, Joe  y yo
entraremos rápidamente. Esto es casi tan simple como parece —le expliqué
a Pepper.

—¿Cómo sabes que ellos no van a tener su propia seguridad? —
preguntó.

Una imagen de Dabria cruzó por mi mente. Ella solo tenía un amigo,
e incluso eso era mucho decir. Era una pena que su único amigo ayudara a
derrotarla esta noche. No podía esperar ver la expresión en su rostro
cuando Joe  la golpeara fuerte, y esperaba que rudamente, directo en las
cicatrices de sus alas.

—Si vamos a hacer esto, tenemos que movernos ya —dijo Kevin ,
mirando su reloj—. Tenemos menos de quince minutos.

Agarré a Pepper por la manga antes de que pudiera escapar.

—No olvides tu parte del trato, Pepper. Una vez que tengamos a tu
chantajista, tú y Joe  han terminado.

Él asintió con seriedad.

—Dejaré tranquilo a Joe . Te doy mi palabra. —No me gustaba la
chispa de picardía que pareció encenderse momentáneamente en la parte
posterior de sus ojos—. Pero no puedo hacer nada si él viene a buscarme —
añadió crípticamente.
ElitzJb
ElitzJb


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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 12 Sep 2013, 6:51 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Jbft

Capitulo 28

2/3

Kevin  condujo su Barracuda por toda la ciudad, y yo cargaba la
escopeta. Había bajado el volumen del estéreo, con Radiohead
sonando. Sus rasgos duros, aparecían y desaparecían de la vista
mientras pasábamos bajo las farolas de las luces de las calles.
Condujo con las dos manos en el volante, precisando su posición de “diez
y dos”.

—¿Nervioso? —le pregunté.

—No me insultes, Grey —sonrió, pero no se relajó.

—Así que, ¿qué sucede entre Demi  y tú? —le pregunté, tratando de
mantener nuestras mentes alejadas de lo que nos esperaba. No había
necesidad de pensar demasiado las cosas, o empezar a imaginar los peores
escenarios. Éramos Joe , Kevin  y yo contra Dabria. El vencerla no iba a
durar más de un par de segundos.

—No te pongas toda amigable conmigo.

—Es una pregunta válida.

Kevin  presionó algunas muescas en el estéreo.

—Yo no soy de los que besan y cuentan.

—¡Así que ya se han besado! —Moví las cejas—. ¿Algo más que deba
saber?

Estuvo a punto de sonreír.

—Absolutamente no. —El cementerio saltó a la vista en la siguiente
curva, y él inclinó la cabeza hacia allá—. ¿Dónde quieres que estacione?

—Aquí. Vamos a caminar el resto del camino.

Kevin  asintió.

—Un montón de árboles. Fácil para ocultarse. ¿Estarás en el
estacionamiento superior?

—Con vista desde lo alto. Joe  estará estacionado en la puerta sur.
No te dejaremos fuera de nuestra vista.

—Tú no lo harás.

No hice ningún comentario sobre la rivalidad entre Joe  y Kevin .
Joe  podría agarrar a Kevin  con la misma consideración que a una
serpiente bajo sus pies, pero si dijo que estaría allí, lo haría.

Salimos del Barracuda. Kevin  tiró de su capucha para ocultar su
rostro, y dejó caer sus hombros.

—¿Cómo me veo?

—Como el gemelo perdido de hace mucho tiempo de Pepper.
Recuerda, al momento en que el chantajista entre en el mausoleo, lo
esposas con el látigo. Voy a estar esperando tu llamada.

Kevin  me dio un ligero puñetazo, de buena suerte, supongo, entonces
echó a correr a paso constante hacia las puertas del cementerio. Lo vi
brincar sobre ellas con facilidad y desaparecer en la oscuridad.

Llamé a Joe . Después de varios intentos, me mandó al correo de
voz. Impaciente, le dije a la grabación: —Kevin  ha entrado. Me voy a mi
puesto. Llámame en el momento que recibas esto. Necesito saber que estás
en posición.

Colgué, temblando contra las ráfagas del viento helado. Las ramas
que el otoño había desnudado se sacudían con un sonido hueco,
repiqueante. Metí mis manos debajo de mis brazos para entrar en calor.
Algo no estaba bien. No era normal en Joe  ignorar  una llamada, sobre
todo una mía, durante una situación de urgencia. Quería hablar de este giro
inoportuno de eventos con Kevin , pero él ya estaba fuera de vista. Si lo
perseguía ahora, me arriesgaría a descubrir la operación. En lugar de eso
caminé cuesta arriba hacia el estacionamiento que estaba asentado en una
colina con vista al cementerio.

Una vez en posición, miré hacia abajo a las filas de lápidas torcidas
con la hierba muy oscura creciendo tan alto que parecía de color negro.
Ángeles de piedra con alas astilladas parecían flotar en el aire justo por
encima del suelo. Las nubes oscurecían la luna, y dos de las cinco luces en
el estacionamiento no funcionaban. A un lado, el mausoleo blanco
irradiaba una débil luminiscencia fantasmal.

«¡Kevin !», le grité, hablándole mentalmente, poniendo toda mi energía
mental detrás de él. Cuando me respondió solo el silbido del viento
barriendo sobre las colinas, supuse que estaba fuera de alcance. Yo no
sabía hasta qué punto podía llegar mi lenguaje mental, pero parecía que
Kevin  estaba demasiado lejos.

Una pared de piedra rodeaba el estacionamiento, y me agaché detrás
de ella, manteniendo mis ojos fijos en el mausoleo. Un perro negro
larguirucho de repente saltó por encima del muro, casi haciéndome caer
hacia atrás. Un par de ojos salvajes contemplaban desde la estrecha cara
del animal. El perro salvaje se paseó junto a la pared, deteniéndose para
gruñir territorialmente hacia mí, y luego salió de la vista. Gracias a Dios.

Mi visión era mejor de lo que había sido cuando era humana, pero
estaba lo suficientemente lejos del mausoleo para no poder distinguir
tantos detalles como me hubiera gustado. La puerta parecía cerrada, pero
eso tenía sentido, Kevin  la habría cerrado tras él.

Contuve la respiración, esperando a que Kevin  saliera arrastrando a
Dabria, atada e indefensa. Los minutos pasaron. Me moví en cuclillas,
tratando de lograr que la sangre fluyera en mis piernas. Revisé mi celular.
No había llamadas perdidas. Solo podía asumir que Joe  se estaba
apegando al plan y patrullando la puerta baja del cementerio.

Un horrible pensamiento me llegó de golpe. ¿Qué tal si Dabria había
visto a través del disfraz de Kevin ? ¿Y si ella sospechaba que él había traído
refuerzos? Mi estómago se cayó hasta mis rodillas. ¿Y si ella había llamado
a Pepper con un nuevo lugar de encuentro después de que Kevin  y yo
hubiéramos dejado Devil’s Handbag? De cualquier manera, Pepper hubiera
sabido contactarme. Habíamos intercambiado números.

Estaba ocupada con estos pensamientos inquietantes cuando el perro
negro regresó, dirigiendo un gruñido amenazador hacia mí desde las
sombras de la pared. Aplanó sus orejas contra la cabeza y arqueó la
espalda amenazadoramente.

«¡Fuera!», le susurré de nuevo, haciendo un gesto con la mano.

Esta vez me enseñó los puntiagudos dientes blancos, rasguñando el
suelo ferozmente. Estaba a punto de cambiarme a una distancia segura por
la pared, cuando…

Un alambre caliente se clavó en mi garganta desde atrás, bloqueando
mi vía respiratoria. Clavé las uñas en el alambre, sintiéndolo contraerse
más y más fuerte. Me había caído sobre mi trasero, mis piernas
sacudiéndose. Desde mi visión periférica, noté que una extraña luz azul
emanaba del alambre. Parecía quemar mi piel como si hubiera sido
sumergido en ácido. Mis dedos se ampollaban con calor donde rascaban el
alambre, haciéndolo agonizante de agarrar.

Mi atacante jaló hacia atrás el alambre, más fuerte. Luces explotaron
a través de mi visión. «Una emboscada».

El perro negro siguió ladrando y saltando frenéticamente en círculos,
pero la imagen se estaba disolviendo rápidamente. Estaba perdiendo la
conciencia. Convocando la poca energía que me quedaba, me centré en el
perro, instándolo hablándole por la mente. «¡Muerde! ¡Muerde a mi
atacante!»

Estaba demasiado débil para intentar un truco mental sobre mi
atacante, sabiendo que me sentiría tentar torpemente su mente. Aunque
nunca había intentado engañar a la mente de un animal, el perro era más
pequeño que un nephil o un ángel caído, y si era posible obligarlo, tendría
sentido que un animal un poco más pequeño que requiriera menos
esfuerzo...

«¡Ataca!», pensé hacia el perro otra vez, sintiendo mi mente
desplazarse por un somnoliento y oscuro túnel.

Para mi asombro e incredulidad, el perro corrió hacia adelante y
hundió sus garras en la pierna de mi atacante. Escuché unos dientes cortar
los huesos, y la maldición gutural de un varón. La familiaridad de la voz
me sorprendió. Yo conocía esa voz. Confiaba en esa voz.

Impulsada por la traición y la ira, me lancé a la acción. La mordedura
del perro era suficiente distracción para que mi atacante aflojara su control
sobre el alambre. Cerré mis manos por completo alrededor del alambre,
haciendo caso omiso de la quemadura de fuego lo suficientemente larga
para jalar de mi cuello y arrojarlo a un lado. El serpenteante cable se
deslizó sobre la grava, y lo reconocí al instante.

Era el látigo de Kevin .
ElitzJb
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por chelis Jue 12 Sep 2013, 6:54 pm

:wut: :wut: :wut: :wut: 
 esto realmente se esta poniendo interesante!!!!!!!!....... Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhh!!!!!..... Pon otrooooo!!!
chelis
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Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Empty Re: Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA)

Mensaje por ElitzJb Jue 12 Sep 2013, 7:13 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Qh1a

Capitulo 29

3/3.

Pero no era Kevin  quien me atacaba.

Luchando por aire mientras inspiraba de nuevo, vi a Dante

moverse para atacar, y de inmediato me di la vuelta e incrusté mi pie en su
estómago. Voló hacia atrás, cayendo al suelo, luciendo desconcertado.

Sus ojos se endurecieron al instante. También lo hicieron los
míos. Me abalancé sobre él, a horcajadas sobre su pecho y sin piedad,
golpeando su cabeza repetidamente contra el suelo. No lo suficiente para
dejarlo inconsciente; lo quería aturdido, capaz de hablar. Tenía un montón
de preguntas que quería que respondiese en este mismo instante.

«Tráeme el látigo», le ordené al perro, y transmití la imagen en su
mente para que entendiera mi directriz.

El perro trotó obedientemente, arrastrando el látigo entre los dientes,
aparentemente inmune a los efectos de devilcraft. ¿Era posible que este
prototipo no pudiese hacerle daño? De cualquier manera, no me lo podía
creer. Podía hablar con la mente a los animales. O al menos con este.

Di vuelta a Dante sobre su estómago y utilicé el látigo para esposar
sus muñecas. Me quemó los dedos, pero estaba demasiado enfadada para
prestarle atención. Él hizo un gemido de protesta.

De pie, le di una patada en las costillas para despertarlo
completamente.

—Las primeras palabras que salgan de tu boca mejor que sean una
explicación —le dije.

Con una mejilla apretada contra la grava, sus labios se curvaron en
una sonrisa intimidatoria.

—No sabía que eras tú —dijo inocentemente, burlándose de mí.

Me agaché, trabando nuestras miradas.

—Si no quieres hablar conmigo, te voy a entregar a Joe . Tú y yo
sabemos que ese camino va a ser mucho más desagradable.

—Joe  —se rió Dante entre dientes—. Llámalo. Adelante. A ver si
responde.

Un miedo helado revoloteó en mi pecho.

—¿Qué quieres decir?

—Suelta mis manos y tal vez te diga, con gran detalle, lo que hice con
él.

Le di una bofetada en el rostro tan fuerte, que mi propia mano dolió.

—¿Dónde está Joe ? —le pregunté otra vez, tratando de mantener el
pánico fuera en mi voz, sabiendo que solo divertiría a Dante.

—¿Quieres saber lo que le hice a Joe ... o a Joe  y a Kevin ?

El suelo pareció inclinarse. Habíamos caído en una emboscada, de
acuerdo. Dante había quitado a Joe  y Kevin  de la foto y luego había
venido por mí. Pero, ¿por qué?

Armé el rompecabezas por mi cuenta.

—Estás chantajeando a Pepper Friberg. Eso es lo que estás haciendo
aquí en el cementerio, ¿no? No te molestes en responder. Es la única
explicación que tiene sentido. —Yo había pensado que era Dabria. Si no
hubiera sido así de obstinada con ello, tal vez hubiera podido ver la imagen
completa, tal vez podría haber estado abierta a otra posibilidad, tal vez
podría haber recogido las señales de alerta...

Dante se estiró con un largo suspiro, evasivo.

—Hablaré cuando desates mis manos. No al revés.

Estaba tan consumida por la ira, que me sorprendí al encontrar
lágrimas ardiendo detrás de mis ojos. Yo había confiado en Dante. Le había
dejado entrenarme y asesorarme. Había construido una relación con él.
Había llegado a considerarlo como uno de mis aliados en el mundo
nephilim. Sin su guía, no hubiese hecho ni la mitad de lo que había logrado.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué chantajear a Pepper? ¿Por qué? —grité
cuando Dante simplemente parpadeó hacia mí en silencio, con aire
satisfecho.

No podía decidirme a patearlo de nuevo. Apenas podía estar de pie,
estando tan conmocionada con la ultrajante y reciente traición. Me apoyé
en la pared de piedra, respirando profundamente para mantener la mente
centrada. Mis rodillas temblaban.

La parte posterior de mi garganta se sentía resbaladiza y estrecha.

—Desata mis manos, (_Tn). No te iba a hacer daño, no realmente.
Necesitaba que te calmaras, eso es todo. Quería hablarte y explicarte lo que
estoy haciendo y por qué. —Hablaba con tranquila seguridad, pero yo no
iba a caer en ella.

—¿Están Joe  o Kevin  lastimados? —le pregunté. Joe  no podía
sentir dolor físico, pero eso no significaba que Dante no estaba empleando
algún prototipo de devilcraft nuevo al hacerle daño.

—No. Les ataron de la misma manera que me has atado a mí. Están
molestos como pocas veces los he visto, pero nadie está en peligro
inmediato. El devilcraft no es bueno para ellos, pero pueden durar un
tiempo más sin efectos secundarios negativos.

—Entonces te voy a dar exactamente tres minutos para responder a
mis preguntas antes de ir tras ellos. Si no has respondido a mis preguntas
satisfactoriamente en ese periodo, llamaré a los coyotes. Han sido un
estorbo por estos lugares, comiendo gatos y perros domésticos pequeños,
sobre todo con el invierno aproximándose y los alimentos escaseando. Pero
estoy segura de que miras las noticias.

Dante soltó un bufido.

—¿De qué me estás hablando?
—Puedo hablar con la mente a los animales, Dante. Lo que explicará
que el perro te atacara exactamente en el momento en que lo necesité.
Estoy segura de que a los coyotes no les importaría un bocado fácil. No
puedo matarte, pero eso no quiere decir que no pueda hacer que te
arrepientas de haberte cruzado en mi camino. Primera pregunta, ¿por qué
estás chantajeando a Pepper Friberg? Los nephilim no bailan con los
arcángeles.

Dante hizo una mueca mientras trataba infructuosamente de rodar
sobre su espalda.

—¿No puedes desatar el látigo para que podamos tener una
conversación civilizada?

—Tiraste a civilizada por la ventana el momento en que trataste de
estrangularme.

—Voy a necesitar mucho más de tres minutos para explicarte lo que
está pasando —respondió Dante, sin sonar en lo más mínimo preocupado
por mi amenaza. Decidí que era el momento de mostrarle lo en serio que
iba.

«Comida», le dije al perro negro, que se había quedado por los
alrededores para observar el proceso con interés. Con su piel sobrante
yaciendo en el suelo, me di cuenta de que estaba flacucho y algo
desnutrido, y si necesitaba más pruebas de su hambre, su ritmo y la rutina
ansiosa de lamer sus labios hubiera sido suficiente. Para aclarar mi orden,
envié a su mente una imagen de la carne de Dante, luego di un paso atrás,
renunciando a mi derecho sobre Dante. El perro se reincorporó
rápidamente y hundió sus dientes en la parte posterior de su brazo.

Dante maldijo y trató de retorcerse para librarse del agarre.

—¡No podía tener a Pepper husmeando en mis planes! —escupió
finalmente—. ¡Llama al perro!

—¿Qué planes?

Dante se retorció, subiendo el hombro para esquivar al perro.

—Pepper fue enviado a la Tierra por los arcángeles para ejecutar una
investigación en toda regla sobre mí y Blakely.

Armé el escenario en mi cabeza, y luego asentí.

—Porque los arcángeles sospechan que el devilcraft no desapareció
con Hank y que tú todavía lo estás utilizando, pero quieren saber con
seguridad antes de actuar, ¿cierto? Tiene sentido. Sigue hablando.

—Así que necesitaba una manera de distraer a Pepper, ¿de acuerdo?
¡Aleja a tu perro de mí!

—Aún no me has dicho por qué lo estás chantajeando.

Dante se retorció de nuevo para evadir las feroces mandíbulas de mi
nuevo perro favorito.

—Dame un respiro aquí.

—Mientras más rápido hables, más pronto le daré a mi nuevo mejor
amigo aquí algo más que masticar.

—Los ángeles caídos necesitan a Pepper para que encante varios
objetos usando el poder del cielo. Saben sobre el devilcraft, y saben que
Blakely y yo lo controlamos, así que quieren aprovechar el poder del cielo.
Quieren asegurarse de que los nephilim no tengan oportunidad de ganar la
guerra. Están chantajeando a Pepper.

De acuerdo, eso también parecía plausible. Había solo una cosa que
no tenía sentido.

—¿Cómo es que estás tú en este desastre?

—Estoy trabajando para los ángeles caídos —dijo, tan quedadamente
que estaba segura de que había oído mal.

Me incliné más cerca.

—¿Te importaría repetir eso?

—Estoy vendido, ¿de acuerdo? Los nephilim no van a ganar esta
guerra —agregó él a la defensiva—. De cualquier forma que lo veas, cuando
todo esté dicho y hecho, los ángeles caídos van a salir de esto a la cabeza.
Y no solo porque planean aprovechar los poderes del cielo. Los arcángeles
simpatizan con los ángeles caídos. Los antiguos lazos son profundos. No es
así para nosotros. Los arcángeles consideran a nuestra raza una
abominación, siempre lo han hecho. Nos quieren fuera, y si eso significa
aliarse temporalmente con ángeles caídos para lograrlo, lo harán. Solo
aquellos de nosotros quienes formen una temprana alianza con los ángeles
caídos tendrán oportunidad de sobrevivir.

Miré fijamente a Dante, incapaz de digerir sus palabras. Dante
Matterazzi, confabulado con el enemigo. El mismo Dante que estuvo de pie
del lado de la Mano Negra. El mismo Dante quien me entrenó
fervientemente. No podía captarlo.


—¿Qué hay sobre nuestro ejército nephilim?—dije, mi ira resurgiendo.

—Están condenados. Muy profundamente, lo sabes. No queda mucho
tiempo antes de que los ángeles caídos realicen su movida y seamos
empujados dentro de la guerra. He acordado darles devilcraft. Tendrán los
poderes del cielo y del infierno, y estarán respaldados por los arcángeles.
Todo el asunto habrá acabado en menos de un día. Si me ayudas a que
Pepper encante los objetos, responderé por ti. Me aseguraré de que algunos
de los ángeles caídos más influenciados sepan que ayudaste y que eres leal
a la causa.

Di un paso hacia atrás, viendo a Dante a través de nuevos ojos. Ni
siquiera sabía quién era él. Él no podría ser más que un extraño para mí de
lo que estaba siendo en ese momento.

—Yo no… toda esta revolución, ¿todo fue mentira? —Finalmente me
las arreglé para escupir las palabras.

—Instinto de supervivencia —dijo—. Lo hice para salvarme a mí
mismo.

—¿Y el resto de la raza nephilim? —balbuceé.

Su silencio me dijo justo cuán preocupado estaba por su seguridad.
Un encogimiento de hombros desinteresado no podría haber sido más
revelador. Dante estaba en esto por sí mismo, fin de la historia.

—Ellos creen e ti —dije, con un sentimiento de malestar creciendo en
lo profundo de mi corazón—. Ellos cuentan contigo.

—Ellos cuentan contigo.

Me estremecí. El impacto completo de la responsabilidad que pesaba
sobre mis hombros parecía estar aplastándome en ese momento. Yo era su
líder. Yo era su rostro en esta campaña. Y ahora mi más confiable
consejero estaba desertando. Si el ejército había estado de pie antes con
pies débiles, una de esas rodillas había sido pateada a un lado.

—No puedes hacerme esto —dije amenazadoramente—. Te voy a
exponer. Les diré a todos lo que planeas realmente. ¡No conozco todo sobre
la ley nephilim, pero estoy bastante segura de que tienen un sistema para
ocuparse de los traidores, y de alguna manera dudo que sea muy judicial!

—¿Y quién va a creerte? —dijo Dante casualmente—. Si discuto que
tú eres el verdadero traidor, ¿a quién crees que le van a creer?

Él estaba en lo correcto. ¿A quién le creerían los nephilim? ¿A la
joven e inexperta impostora puesta en el poder por su padre muerto? ¿O
al fuerte, capaz y carismático hombre quién tenía ambos, el aspecto y las
habilidades de un legendario dios Romano?

—Tengo fotografías —dijo Dante—. De ti con Joe . De ti con Pepper.
Incluso algunas tuyas viéndote amigable con Dabria. Voy a acusarte, (_Tn).
Eres simpatizante con la causa de los ángeles caídos. Así es cómo lo voy a
presentar. Te destruirán.

—No puedes hacer eso —dije, con la furia crepitando en mi pecho.

—Estás caminando hacia un callejón sin salida. Esta es tu última
oportunidad para darte la vuelta. Ven conmigo. Eres más fuerte de lo que
crees. Formaríamos un equipo imparable. Podrías serme útil.

Solté una risa áspera.

—¡Oh, he acabado totalmente contigo usándome! —Tomé una gran
roca de la pared de ladrillos, planeando aplastarla sobre el cráneo de
Dante, dejarlo inconsciente y reclutar la ayuda de Joe  para decidir qué
hacer con él después, cuando una cruel y retorcida expresión transformó
las oscuras facciones de Dante, haciéndole parecer decididamente más un
demonio que un legendario dios romano.

—Qué malgasto de talento —murmuró en un tono de reprimenda. Su
expresión era demasiado petulante, dado que yo lo tenía capturado, y allí
fue cuando una horrible sospecha comenzó a formarse en mi mente. El
látigo que sujetaba sus muñecas no estaba causando que su piel se
ampollase al igual que la mía lo había hecho. En efecto, aparte de tener su
rostro enterrado en gravilla, no parecía estar incómodo.
El látigo chasqueó liberando las muñecas de Dante, y en un instante,
se puso de pie de un salto.

—¿Realmente creíste que permitiría que Blakely creara un arma que
podría ser usado en mi contra? —se mofó, su labio superior curvándose
sobre sus dientes. Dando una orden al látigo, la craqueó hacia mí. Un calor
abrazador cortó a través de mi cuerpo. Lanzándome sobre mis pies.
Aterricé fuertemente y sin aire. Mareada por el impacto, me escabullí hacia
atrás, tratando de enfocar a Dante.

—Te gustaría saber que tengo toda la intención de tomar tu posición
como comandante del ejército nephilim. —Dante sonrió sarcásticamente—.
Tengo el apoyo de toda la raza de ángeles caídos. Y planeo liderar a los
nephilim justo dentro de las manos de los ángeles caídos. No sabrán lo que
hice hasta que sea muy tarde.

La única razón por la que Dante me estaría diciendo cualquier cosa
sobre esto era que el creyera sinceramente que yo no tendría una
oportunidad de detenerlo. Pero no iba a tirar la toalla, ahora ni nunca.

—Tomaste un juramento frente Hank para ayudarme a liderar su
ejército a la libertad, tú idiota arrogante. Si tratas de robar mi título, ambos
veremos la consecuencia de romper nuestros votos. La muerte, Dante. No
exactamente una complicación menor —le recordé cínicamente.

Dante rió entre dientes con mofa.

—Sobre ese juramento. Una completa y total mentira. Cuando la dije
pensé que te convencería de confiar en mí. No es que necesitara hacer un
esfuerzo. Los prototipos de devilcraft que te di habían estado haciendo un
buen trabajo haciendo que confiaras en mí.

No había tiempo para que la decepción sobre él se hundiera
completamente. El látigo envió un segundo azote de llamas a través de mis
ropas. Impulsada a la acción únicamente por mi instinto de supervivencia,
rasguñé sobre la pared, oyendo el al perro ladrar y atacar detrás de mí, y
caí en el lado opuesto. La ladera empinada y resbaladiza por el rocío me
envió rodando y derrapando hacia las lápidas cuesta abajo.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por DanieladeJonas Jue 12 Sep 2013, 8:02 pm

hijo de su $#&%/##%#%%$$*%*!!!!!!!!!!! maldito desgraciado!!!!!!! hasta ya me caia bien!!! rayis, Joe, quien sea hagame el favor de matarlo!!!!!! estoy super enojadisima!! la rayis contra al perro? wowow nadie le gana XD siguela pronto no nos puedes dejar asi!!! esto esta buenisimo... nonono lo que le sigue *.*
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por chelis Vie 13 Sep 2013, 8:49 am

Sabia que dante era un falso!!!!!!.... Aaaaaaaahhhh que le hizo a joe???????..... Y la raayis bien que se defendió!!!!.... Aaaaaahhh sigue porfiiiiisss!!!!...
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por ElitzJb Vie 27 Sep 2013, 5:47 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 8yuc


IV Temporada

Capitulo 30


Al final de la colina, miré hacia arriba, pero no vi a Dante. El perro
negro brincaba detrás de mí, girando con lo que parecía ser
ansiedad. Me senté. Nubes densas ocultaban la luna, temblé
violentamente mientras el frío pellizcaba mi piel. De repente fui consciente
de lo que me rodeaba, y me puse de pie y corrí por la multitud de tumbas
hacia el mausoleo. Para mi sorpresa, el perro se apresuró más, mirando
hacia atrás cada pocos pasos para asegurarse de que estaba todavía
siguiéndolo.

—¡Kevin ! —grité, lanzándome por la puerta abierta del mausoleo
apresurándome a entrar.

No había ventanas. No podía ver. Impacientemente, recorrí con mis
manos el lugar, tratando de sentir lo que me rodeaba. Tanteé un pequeño
objeto y lo escuché alejarse. Palmeando el suelo de piedra fría, agarré la
lámpara que Kevin  había llevado con él y que obviamente había tirado, y la
encendí.

Ahí. En la esquina. Kevin  estaba sobre su espalda, sus ojos estaban
abiertos pero aturdidos. Me apresuré hacia él, tirando del látigo azul
brillante que apretaba sus muñecas hasta que lo dejé libre. Su piel estaba
ampollada y rezumaba. Él dio un gemido de dolor.

—Creo que Dante se ha ido, pero mantente alerta —le dije—. Hay un
perro resguardando la entrada… está de nuestro lado. Quédate aquí hasta
que regrese. Necesito encontrar a Joe .

Kevin  gimió de nuevo, esta vez maldecía el nombre de Dante.

—No lo vi venir —murmuró.

Eso nos hacía dos.

Me apresuré a salir, corriendo a toda velocidad por el cementerio, el
cual había caído en una perfecta oscuridad. Hice mi camino por un seto de
arbustos, arando mi atajo hacia el estacionamiento. Salté a través de la reja
de hierro y corrí hacia la camioneta negra aparcada en el estacionamiento.

Vi el escalofriante azul brillante detrás de las ventanas cuando
todavía estaba a unos cuantos pies de distancia. Abriendo la puerta, saqué
a Joe , lo acosté en el pavimento, y empecé el laborioso proceso de
desenrollar el látigo, que serpenteaba a lo largo de su pecho, sujetando sus
brazos a los costados como si fuera un tortuoso corsé. Sus ojos estaban
apagados, su piel emanaba un azul pálido. Al final jalé el látigo suelto y lo
puse a un lado, sin ser consciente de mis dedos quemados.

—Joe  —dije, sacudiéndolo. Las lágrimas saltaron a mis ojos, y mi
garganta estaba seca por las emociones—. Despierta, Joe . —Lo sacudí
más fuerte—. Vas a estar bien. Dante se ha ido, y desaté el látigo. Por favor,
despierta. —Puse resolución en mi voz—. Vas a estar bien. Ahora estamos
juntos. Necesito que abras los ojos. Necesito saber que me estás
escuchando.

Su cuerpo estaba ardiendo, el calor emanaba de su ropa, y rompí su
camisa. Jadeé al ver la piel ampollada, con marcas donde había estado el
látigo. Las peores heridas se rizaban como papel quemado y
ennegreciendo. Solo un soplete podría producir un daño igual.

Sabía que él no podía sentirlo, pero yo sí. Mi mandíbula se apretó con
odio venenoso hacia Dante incluso cuando las lágrimas caían por mi rostro.
Dante había cometido un error enorme e imperdonable. Joe  era todo
para mí, y si el devilcraft dejaba algún daño, haría que Dante se
arrepintiera de este simple asalto por el resto de su vida, lo que si tenía
que decir, es que no sería larga. Pero mi cólera a punto de estallar fue
puesta a un lado por el sufrimiento que me consumía al ver a Joe . Dolor,
culpa y desasosiego como hielo frío caían en picado en mi interior.

—Por favor —murmuré, mi voz se quebraba—. Por favor, Joe ,
despierta —rogué, besando su boca y deseando que milagrosamente lo
despertara. Le di a mi cabeza una fuerte sacudida para alejar los malos
pensamientos. No permitiría que se formaran. Joe  era un ángel caído. No
podía ser lastimado. No de esta manera. No importaba cuán potente fuera
el devilcraft… no podía causarle un daño permanente a Joe .

Sentí los dedos de Joe  agarrar los míos un momento antes de que
su voz baja vibrara débilmente en mi mente.

«Ángel».

Con esa sola palabra, mi corazón se llenó de alegría.

«¡Estoy aquí! Estoy justo aquí. Te amo, Joe . ¡Te amo tanto!», sollocé
en respuesta. Antes de que pudiera contenerme, mi boca voló a la suya.
Estaba a horcajadas sobre sus labios, mis codos estaban plantados en cada
lado de su cabeza, sin querer causarle más daño, pero incapaz de
contenerme de abrazarlo. Entonces, justo así, él me abrazó en un fuerte
abrazo, y me derrumbé sobre él.

—¡Te haré más daño! —chillé, levantándome de él—. El devilcraft… tu
piel…

—Tú eres lo que me hace sentir mejor, Ángel —murmuró,
encontrándose con mi boca y cortando efectivamente mi protesta. Sus ojos
se cerraron, las líneas del cansancio y el estrés apretaban sus rasgos, y aún
así la manera en que él me besaba derretía cualquier otra preocupación. Me
relajé en mi postura, hundiéndome encima de su forma larga e inclinada.
Su mano se movió a la parte trasera de mi camisa, sintiéndola cálida y
sólida mientras se acercaba más.

—Estaba aterrada de lo que quizás te pudiera suceder —escupí.

—Estaba aterrorizado pensando lo mismo sobre ti.

—El devilcraft… —empecé.

Joe  exhaló debajo de mí, y mi cuerpo se hundió con el suyo. Su
respiración llevaba consigo alivio y emociones crudas. Sus ojos, llenos de
todo y de sinceridad, se encontraron con los míos.

—Mi piel puede ser reemplazada. Pero tú no, Ángel. Cuando Dante se
fue, pensé que se había terminado. Pensé que te había fallado. Nunca había
rezado tanto en mi vida.

Parpadeé para alejar las lágrimas que estaban sobre mis pestañas.

—Si él te hubiera alejado de mí… —Estaba demasiado aturdida como
para terminar el pensamiento.

—Él intentó alejarte de mí, y esa es razón suficiente para mí, para
marcarlo como hombre muerto. Él no se saldrá con la suya. Lo he
perdonado varias veces por pequeños traspiés en el nombre de ser
civilizado y entender sobre tu rol como líder de su ejército predecesor,
pero esta noche él tiró a un lado las viejas reglas. Usó el devilcraft contra
mí. No le debo algún gesto de cortesía. La próxima vez que nos
encontremos, él jugará con mis reglas. —A pesar del evidente cansancio en
cada músculo en su cuerpo, la decisión de su voz no contenía vacilación o
compasión.

—Él trabaja para los ángeles caídos, Joe . Ellos lo tienen en su
bolsillo.

Nunca había visto a Joe  tan sorprendido como en ese momento.
Sus ojos se ampliaron, digiriendo esta nueva noticia.

—¿Te dijo eso?

Asentí seriamente.

—Él dijo que no hay manera de que los nephilim salgan victoriosos
de esta guerra que se avecina. A pesar de cada palabra convincente,
contradictoria, y llena de esperanza él ha estado traicionando a los
nephilim —agregué amargamente.

—¿Nombró a un ángel caído en específico?

—No. Él está en esto para salvar su pellejo, Joe . Dice que cuando
la guerra empiece, los arcángeles se pondrán del lado de los ángeles caídos.
Después de todo, su historia viene desde atrás. Es difícil darle tu espalda a
tu sangre, incluso si es mala. Y aún hay más. —Tomé un respiro hondo—.
El siguiente movimiento de Dante es robar mi título como líder del ejército
de la Mano Negra, y marchar con los nephilim directo a las manos de los
ángeles caídos.

Joe  estaba en un silencio anonadado, pero vi
correr tan rápidos como el fuego detrás de sus ojos
hacían verse al borde de la navaja. Él sabía, como
conseguía con éxito quitarme mi título, mi juramento a
Fallar solo significaba una cosa: la muerte.
sus pensamientos negros, lo que lo yo, que si Dante
Hank estaría roto.

—Dante también es el chantajista de Pepper —dije.

Joe  dio un seco asentimiento.

—Asumí eso cuando me emboscó. ¿Cómo pagó su tarifa Kevin ?

—Él está en el mausoleo, con un increíblemente inteligente perro
callejero que lo vigila.

Joe  levantó sus cejas.

—¿Debería preguntar?

—Creo que el perro está compitiendo intensamente por tu trabajo
como mi ángel guardián. Él alejó a Dante y esa es la razón por la que pude
salir.

Joe  trazó la curva de mi pómulo.

—Tendré que agradecerle por salvar a mi chica.

A pesar de las circunstancias, sonreí.

—Vas a amarlo. Ambos comparten el mismo sentido de la moda.

Dos horas después, estacioné la camioneta de Joe  en su garaje.
Joe  estaba desplomado en el asiento del pasajero, su tez estaba lavada,
su piel seguía irradiando la misma tonalidad azul. Él sonrió con una
sonrisa floja mientras hablaba, pero podía decir que le tomaba esfuerzo;
era un complot para tranquilizarme. El devilcraft lo había debilitado, pero
la pregunta era por cuánto tiempo. Estaba agradecida de que Dante hubiera
volado cuando lo hizo. Me imaginé que tenía que agradecerle a mi nuevo
amigo perro por eso. Si Dante hubiera terminado lo que empezó,
hubiéramos estado en más peligro que lo que sufrimos y hubiera sido
difícil escapar. Una vez más, dirigí mi gratitud al perro callejero negro.
Desprolijo y espeluznantemente inteligente. Y leal a pesar de su propio
detrimento.
Joe  y yo nos habíamos quedado en el cementerio con Kevin  hasta
que se recuperó lo suficiente para manejar a casa por sí solo. Y el perro
negro, a pesar de varios intentos para dejarlo, incluyendo forcejear para
moverlo de la cama de la camioneta de Joe , persistentemente saltaba de
nuevo al interior. Rindiéndonos, dejamos que se nos uniera.

Lo llevaría a un refugio de animales después de que hubiera dormido
lo suficiente para pensar claramente.

Pero tanto como quería colapsar en la cama de Joe , en el momento
en que puse un pie dentro de su casa, había todavía mucho trabajo que
hacer. Dante estaba dos pasos por delante. Si descansábamos antes de
tomar las medidas de contraataque, quizás tendríamos que empezar a
montar una bandera blanca de rendición.

Entré a la cocina de Joe , pasando mis manos detrás de mi cuello
como si el gesto sacara un nuevo y brillante movimiento. ¿Qué estaría
pensando ahora Dante? ¿Cuál sería su siguiente movimiento? Él había
amenazado con destruirme si lo acusaba de traición, así que al menos él
había considerado que tal vez haría eso. Lo que significaba que él
probablemente estaba ocupado en una de dos cosas. Primero, ideando una
coartada irrefutable. O segundo, y el más lejano de los problemas,
retándome a pelear para propagar la noticia de que yo era la traidora. El
pensamiento congeló mis circuitos.

—Empieza con el inicio —dijo Joe  desde el sofá. Su voz fue baja,
fatigada, pero sus ojos quemaban con ira. Él puso una almohada debajo de
su cabeza y dirigió su completa atención a mi lado—. Dime exactamente
qué pasó.

—Cuando Dante me dijo que estaba trabajando con los ángeles
caídos, lo amenacé con delatarlo, pero solo se rió, diciendo que nadie me
creería.

—No lo harán —estuvo de acuerdo Joe .

Puse mi cabeza contra la pared, suspirando por la frustración.

—Él me dijo después sus planes de ser el líder. Los nephilim lo aman.
Ellos desean que él sea su líder. Lo puedo ver en sus ojos. No importa cuán
vehementemente trate de advertirles. Le darán la bienvenida como su
nuevo líder con los brazos abiertos. No veo una solución. Nos ha ganado.

Joe  no respondió rápidamente. Cuando lo hizo, su voz era baja.

—Si tú atacas públicamente a Dante, les darás a los nephilim una
excusa para realmente ir en contra tuya, eso es cierto. Las tensiones están
al máximo, y ellos están buscando un desagüe para su incertidumbre. Por
lo que denunciar públicamente Dante no es la movida que vamos a hacer.


—Entonces, ¿cuál es? —pregunté, girándome para mirarlo

directamente. Él tenía claramente algo en mente, pero no podía adivinar
qué.

—Vamos a dejar que Pepper se encargue de Dante por nosotros.

Cuidadosamente examiné la lógica de Joe .

—Y ¿Pepper lo hará porque no puede arriesgarse a que Dante lo
delate con los arcángeles? Pero entonces, ¿no tiene Pepper que hacer que
Dante desaparezca?

—Pepper no va a ensuciarse sus propias manos. Él no quiere dejar un
rastro que lo conduzca de vuelta a él para que los arcángeles lo
encuentren. —La boca de Joe  se endureció en una mueca—. Estoy
empezando a tener una idea de lo que Pepper quería de mí.

—¿Tú crees que Pepper esperaba que tu hicieras que Dante
desapareciera para él? ¿Es eso la tan llamado oferta de trabajo?

Los ojos negros de Joe  me partieron.

—Solo hay una manera de averiguarlo.

—Yo tengo el número de Pepper. Arreglaré un encuentro ahora
mismo —dije con disgusto. Y aquí es cuando pensaba que Pepper no podía
caer más bajo. En lugar de ser un hombre que encarara sus propios
problemas, el cobarde trataba de tirar todo el riesgo sobre Joe .

—Sabes, Ángel, él tiene algo que podría sernos útil —añadió Joe
pensativamente—. Podríamos convencerlo de robar del cielo, si jugamos
bien. He intentado evitar la guerra, pero tal vez ya sea hora de lucha.
Vamos a terminar esto. Si derrotas a los ángeles caídos, tu juramento
estará cumplido —Sus ojos miraron los míos—. Y seremos libres. Juntos.
No más guerra. No más Jeshván.

Comencé a preguntar en qué estaba pensando, cuando la obvia
respuesta me golpeó. No podía cree que no hubiese pensado en ello antes.
Sí, Pepper tenía acceso a algo que nos podría dar el poder de negociación
sobre los ángeles caídos, y proteger la fe en mí. Entonces ¿realmente
queríamos atravesar ese camino? ¿Era nuestro derecho poner toda la
población de ángeles caídos en grave peligro?

—No sé, Joe …

Joe  se levantó y cogió su chaqueta de cuero.

—Llama a Pepper. Nos reuniremos con él ahora.

La parte trasera de la estación de gasolina estaba vacía. El cielo era
negro, y las ventanas de la tienda estaban grasientas. Joe  estacionó su
motocicleta, y ambos nos volvimos. Una breve y rechoncha forma se
contoneó fuera de las sombras, y después de mirar con receló por los
alrededores, corrió con rapidez hacia nosotros.

Los ojos de Pepper viajaron hipócritamente hacia la mirada de Joe .

—Pareces un poco peor vestido, viejo amigo. Creo que es razonable
decir que la vida en la tierra no ha sido amable.

Joe  ignoró el insulto.

—Sabemos que Dante es tu chantajista.

—Sí, sí es Dante. El sucio cerdo. Dime algo que no sepa.

—Quiero saber sobre tu trabajo. —Pepper tamborileó sus dedos
juntos, sus penetrantes ojos nunca dejando los de Joe .

—Sé que tú y tu novia aquí mataron a Hank Millar. Necesito a alguien
así de despiadado.

—Tuvimos ayuda. Los arcángeles —le recordó Joe .

—Soy un arcángel —dijo con mal humor Pepper—, quiero que Dante
muera y te daré los instrumento para hacerlo.

Joe  asintió con la cabeza.

—Lo haremos. Al precio justo.

Pepper parpadeó, sorprendido. No pensó que hubiera podido llegar a
un acuerdo tan fácilmente. Se aclaró la garganta.

—¿Qué tienes en mente?

Joe  me miró, e incliné la cabeza. Era hora de sacar el proverbial as
de la manga. Con un poco de tiempo para pensar, Joe  y yo habíamos
decidido que esto era una carta que no podíamos permitirnos no jugar.

—Queremos tener acceso a cada pluma de ángeles caídos que se
almacenan en el cielo —anuncié.

La extravagante sonrisa drenó los ojos de Pepper y le di una risa fría.

—¿Estás loca? No puedo darte eso. Se necesita todo un comité para
liberar esas plumas. ¿Y qué estás planeando hacer? ¿Quemarlas todas?
¡Enviarías a cada ángel caído en la tierra al infierno!

—¿Realmente estás decepcionado por eso? —pregunté con toda
seriedad.

—¿A quién le importa lo que yo piense? —gruñó—. Hay reglas. Hay
procedimientos. Solo los ángeles caídos que han cometido un serio crimen
o incumplimiento en la humanidad son enviados al infierno.


—Estas son tus opciones—dijo Joe  fríamente—. Ambos

conocemos el procedimiento para liberarlas. Tienes todo lo que se necesita.
Elabora un plan y llévalo a cabo. O es eso, o pierde la oportunidad sobre
Dante.

—¡Una pluma posiblemente! ¿Pero miles? ¡Nunca escaparía de ello! —
protestó Pepper estridentemente.

Joe  dio un paso hacia él, y Pepper retrocedió con miedo, sus
brazos volando para proteger su cara.

—Mira alrededor —le dijo Joe  en voz rápida y letal—. Este no es un
lugar para llamar hogar. Serás el más nuevo ángel caído, y van a hacer que
lo recuerdes. No durarás ni la semana de iniciación.

—¿I..i… iniciación? —La oscura mirada de Joe  envió un escalofrió
por mi espina dorsal—. ¿Q… q… qué he de hacer? —gimió Pepper
suavemente—. No puedo pasar por la iniciación. No puedo vivir a tiempo
completo en la tierra. Necesito ser capaz de regresar al cielo cuando quiera.

—Consigue las plumas.

—No puedo h… h… hacerlo —hipó Pepper.

—No tienes una oportunidad. Vas a conseguir esas plumas, Pepper. Y
yo voy a matar a Dante. ¿Has pensado en este plan?

Asintió miserablemente.

—Te traeré una daga especial. Matará a Dante. Si los arcángeles van
detrás de ti, e intentas darles mi nombre, cortarás tu propia lengua con la
daga. La he encantado. La daga no te dejará traicionarme.

—Me parece bien.

—Si quieres seguir con esto, puedes contactarme. No mientras esté
en el cielo. Toda la comunicación se volverá oscura hasta que termine. Si
puedo terminar —gimió desdichadamente—. Te dejaré saber cuando tenga
las plumas.

—Las necesitamos para mañana —le dije a Pepper.

—¿Mañana? —dijo preocupado—. ¿Te das cuenta de lo que estás
pidiendo?

—El lunes a la medianoche como muy tarde —dijo Joe , sin tiempo
para protestas.

Pepper le dio un intranquilo guiño.

—Te traeré tantas como pueda.

—Necesitarás hacer un inventario —le dije.

—Tenemos un trato.

Pepper tragó.

—¿Todas y cada una de ellas?

Esa era la idea, sí. Si Pepper tenía éxito en conseguir las plumas, los
nephilim tendrían una manera de ganar la guerra con un solo golpe de
comienzo. Dado que no podíamos encadenar a los ángeles caídos en
nuestros propios infiernos, teníamos que dejar sus talones de Aquiles, la
forma angelical de sus plumas, para nosotros. A cada ángel caído se le
daría una opción: liberar a sus nephilim de su juramento o hacer un nuevo
juramento de paz, o crear un nuevo hogar para sí en un lugar mucho más
cálido que Coldwater, Maine.

Si nuestro plan funcionaba, no importaría si Dante me acusaba de
traición, si yo ganaba la guerra, nada mas importaría para los nephilim. Y a
pesar de su falta de fe en mí, quería ganar esto por ellos. Era lo correcto.
Encontré la mirada de Pepper, dirigiéndole una muy seria tras de mí.

—Todas ellas.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por ElitzJb Vie 27 Sep 2013, 5:52 pm

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IV Temporada


Capitulo 31


Kevin  me llamó tan pronto como Joe  y yo estuvimos de regreso en
la casa. Ya era domingo, justo después de las tres de la mañana.
Joe  cerró la puerta principal detrás de nosotros y puse mi
teléfono en altavoz.

—Podríamos tener un problema —dijo Kevin —. He recibido un
puñado de mensajes de amigos diciendo que Dante hará un anuncio
público para los nephilim esta noche en Delphic, después de cerrar.
¿Después lo que pasó esta noche, nadie más encuentra esto raro?

Joe  maldijo. Traté de mantener la calma, pero se tiñeron de negro
los bordes de mi visión.

—Todo el mundo está especulando y sus teorías están todas sobre la
mesa —continuó Kevin —. ¿Alguna idea sobre qué trata esto? Ayer a la
noche el idiota pretendió ser tu amigo. ¿Y ahora esto?

Apoyé mi mano en la pared para sostenerme. Mi cabeza daba vueltas
y mis rodillas temblaban. Joe  tomó el teléfono por mí.

—Ella te llamará, Kevin . Avísanos si oyes otra cosa.

Me hundí en el sofá de Joe . Metí mi cabeza entre las rodillas e hice
varias respiraciones rápidas.

—Él va a hacer pública mi traición. Más tarde, esta noche.

—Sí —acordó Joe  en voz baja.

—Me encerrará en prisión. Tratarán de torturarme para que confiese.

Joe  se arrodilló delante de mí y puso sus manos protectoramente
en mis caderas.

—Mírame, Ángel.

Mi cerebro automáticamente se puso en acción.

—Necesitamos contactar con Pepper. Necesitamos la daga antes de lo
que pensábamos. —Un sollozo sacudió mi pecho—. ¿Qué pasa si no
conseguimos la daga a tiempo?

Joe  atrajo mi cabeza hasta su pecho, con delicadeza masajeando
los músculos de detrás de mi cuello, los cuales estaban tan tensos que
cuando apretó pensé que se iban a romper.

—¿Crees que voy a dejarles poner siquiera un mano en sobre ti? —
dijo con la misma suave voz.

—¡Oh, Joe ! —Arrojé mis brazos alrededor de su cuello, las lágrimas
quemando mi rostro—. ¿Qué vamos a hacer?

Él inclinó mi rostro para que le viera. Pasó su pulgar debajo de mis
ojos, secando mis lágrimas.

—Pepper va a venir. Traerá la daga y mataré a Dante. Tú conseguirás
las plumas y ganarás la guerra. Y después te llevaré lejos. A algún lugar
donde nunca escucharemos la palabra «Jeshván» o «guerra» de nuevo. —Se
veía como si quisiera creerlo, pero su voz titubeaba un poco.

—Pepper nos prometió las plumas y la daga para el lunes a la media
noche. ¿Pero qué hay del anuncio de Dante de esta noche? No podemos
detenerlo. Pepper tiene que traer pronto la daga. Tenemos que encontrar la
manera de contactar con él. Vamos a tener que correr el riesgo.

Joe  se quedó en silencio, frotando su mano sobre sus labios,
pensando una idea.

Al final dijo: —Pepper no podrá resolver el problema para esta
noche, vamos a tener que hacer esto por nuestra cuenta. —Sus ojos,
inquebrantables y resueltos, me sacudieron—. Vas a pedir una reunión
urgente y obligatoria con los nephilim más destacados. Prográmala para
esta noche y adelántate a Dante. Todo el mundo está esperando que lances
una ofensiva para catapultar a nuestra raza a la guerra, y con esto
pensarán que es… tu primer movimiento militar. Tu anuncio derrotará a
Dante. Los nephilim vendrán, y por curiosidad también lo hará Dante.

»Delante de todo el mundo, dejarás en claro que eres consciente de
que hay facciones que están a favor de Dante en el poder. Luego les dirás
que pondrás fin a todas sus dudas. Convéncelos que ser su gobernante y
de que tú crees que puedes hacer un mejor trabajo que Dante. Después
desafíalo a un duelo por el poder.

Me quedé mirando a Joe , confundida y dudosa.

—¿Un duelo? ¿Con Dante? No puedo pelear contra él, ganará.

—Si nosotros retrasamos el duelo hasta que Pepper vuelva, el duelo
no sería nada más que un truco para detener a Dante y comprarnos
tiempo.

—¿Y si no podemos retrasar el duelo?

Los ojos de Joe  se volvieron afilados hacia mí, pero no respondió
mi pregunta.

—Tenemos que actuar ahora. Si Dante descubre que también tienes
algo que decir esta noche, pondrá sus planes en espera hasta que sepa qué
traes entre manos. No tiene nada que perder. Sabe que si lo denuncias
públicamente, simplemente tendría que señalarte con el dedo. Créeme,
cuando él descubra que lo estás retando a un duelo, va a romper el
champán. Es arrogante, (_Tn). Y egocéntrico. Nunca cruzará por su cabeza
que puedas ganar. Estará de acuerdo con el duelo, pensando que dejaron
caer una torta en su regazo. ¿Una declaración pública de su traición
desordenada y un largo juicio… o robando tu poder con un simple disparo
de una pistola? Se pateará a sí mismo por no pensar en eso primero.

Mis articulaciones se sentían como goma.

—Si el duelo sigue adelante, ¿vamos a atacar con armas de fuego?

—O espadas. Lo que prefieras, pero te sugeriría las pistolas. Es más
fácil que puedas aprender a disparar que luchar con una espada —dijo
Joe  calmadamente ig(_Tn)ndo el sufrimiento en mi voz.

Me sentía abandonada.

-Dante estará de acuerdo con el duelo porque sabe que puede
derrotarme. Es más fuerte que yo, Joe . ¿Quién sabe cuánto devilcraft ha
consumido? No sería una pelea justa.

Joe  tomó mis temblorosas manos y les dio un beso suave sobre
mis nudillos.

—El duelo era una moda hace cientos de años en la cultura humana,
pero sigue siendo aceptable para el ejército nephilim. Para ellos el más
rápido y obvio camino para resolver un conflicto. Dante querrá liderar el
ejército nephilim y vas a hacerle creer a él y a todos los demás nephilim
cuanto lo deseas.

—¿Por qué no solo les decimos a los nephilim destacados sobre las
plumas de la reunión? —Mi corazón se hinchó de esperanza—. Ellos no se
preocuparán por nada cuando sepan que tengo una manera segura de
ganar la guerra y restablecer la paz.

—Si Pepper fracasa, lo verán como tu fracaso. Acercarse no contará.
Cualquiera te saludará como su fueras su salvadora por obtener las
plumas, o te crucifican por fallar. Hasta que estemos seguros de que
Pepper va a tener éxito, no podemos mencionar las plumas.

Pasé mis manos por mi cabello.

—No puedo hacer esto.

Joe  dijo: —Si Dante está trabajando para los ángeles caídos y si
consigue el poder, la raza de los nephilim caerán más profundamente en la
esclavitud que nunca. Me preocupa que los ángeles caídos utilicen el
devilcraft para hacer más esclavos nephilim mucho después que Jeshván
termine.

Negué tristemente con mi cabeza.

—Hay demasiado en juego. ¿Y si fracaso?

He indudablemente lo haría.

—Hay más, (_Tn). Tu juramento a Hank.

El terror se formó como trozos de hielo en la boca de mi estómago.
Una vez más, recordé cada palabra hablada con Hank Millar la noche en
que me presionó para tomar las riendas de su condenada rebelión.

«Voy a llevar a tu ejército. Si rompo esta promesa, entiendo que mi
mamá y yo estamos prácticamente muertas». Lo que no me dejaba mucha
opción, ¿verdad? Si quería estar en la Tierra con Joe , y mantener a mi
mamá con vida, tengo que mantener mi título como líder del ejército
nephilim. No podía dejar que Dante me rebasara en eso.

—Un duelo es un espectáculo raro y en especial del tipo de dos
nephilim de alto perfil, tal como tú y Dante, será un evento que no podrá
perderse —dijo Joe —. Estoy esperando lo mejor, que seamos capaces de
sacar el duelo y que Pepper no falle, pero pienso que deberíamos
prepararnos para lo peor. El duelo puede ser tu único escape.

—¿De qué tan gran audiencia estamos hablando?

La mirada de Joe  se encontró con la mía y era fría y confiada. Pero
por un momento, vi parpadear simpatía detrás de sus ojos.

—Cientos.

Tragué con fuerza.

—No puedo hacer esto.

—Te voy a entrenar, Ángel. Voy a estar a tu lado en cada paso del
camino. Eres mucho más fuerte de lo que eras hace dos semanas y todo eso
después de unas horas de trabajo con un entrenador que solo estaba
haciendo lo suficiente para hacerte creer que estaba comprometido. Él
quería que pensaras que te estaba entrenando, pero realmente dudo que
estuviera haciendo algo más que poner tus músculos en la resistencia
mínima. No creo que te des cuenta de lo poderosa que eres. Con
entrenamiento verdadero, puedes vencerlo. —Joe  agarró la parte trasera
de mi cuello, acercando nuestros rostros.

Me miró con tanta confianza y seguridad que casi destrozó mi
corazón.

«Puedes hacerlo. Es una tarea que nadie envidiaría y te admiro aún
más por considerarlo», habló en mi mente.

—¿No hay alguna otra salida? —Pero yo había pasado los últimos
momentos analizando frenéticamente las circunstancias desde cada ángulo
posible. Con la cuestionable probabilidad de éxito de Pepper, en
combinación con el juramento que le hice a Hank, y la precaria situación
de la raza nephilim, no había otra salida. Tenía que pasar por esto.

—Joe , tengo miedo —susurré.

Me estrechó en sus brazos. Besó la parte superior de mi cabeza y me
acarició el cabello. No necesitaba decir las palabras para que yo supiera que
estaba asustado también.

—No voy a dejar que pierdas este duelo, Ángel. No voy a dejar que te
enfrentes a Dante sin saber que puedo controlar el resultado. El duelo
parecerá justo, pero no lo será. Dante selló su destino en el momento en
que se puso en su contra. No lo voy a dejar escapar sin pagar las
consecuencias. —Sus palabras murmuradas sonaron más fuerte—. Él no va
a salir de esta con vida.

—¿Puedes manipular el duelo?

La venganza que ardía en su mirada me dijo todo lo que necesitaba
saber.

—Si alguien se entera… —empecé.

Joe  me besó, fuerte, pero con un brillo divertido en sus ojos.

—Si me atrapan, va a significar el dejar de besarte. ¿Realmente crees
que me arriesgaría a eso? —Su rostro se puso serio—. Sé que no puedo
sentir tu tacto, pero siento tu amor, (_Tn). En mi interior. Significa todo
para mí. Me gustaría poder sentirte de la misma manera que tú me sientes,
pero tengo tu amor. Nada volverá a superar eso. Algunas personas pasan
toda su vida sin sentir las emociones que me has dado. No hay
arrepentimiento en eso.

Mi barbilla temblaba.

—Tengo miedo de perderte. Tengo miedo de fracasar, y de lo que va
a pasar con nosotros. No quiero hacer esto —protesté, aunque sabía que no
había una trampilla mágica para poder escapar. No podía correr, no podía
ocultarme. El juramento que le había hecho a Hank me encontraría, sin
importar lo mucho que intentara desaparecer. Tenía que permanecer en el
poder. Mientras el ejército existiera, tenía que cumplir con él. Apreté las
manos de Joe —. Prométeme que estarás conmigo todo el tiempo.
Prométeme que no me harás pasar por esto sola.

Joe  levantó mi barbilla.

—Si pudiera hacer que esto desapareciera, lo haría. Si pudiera estar
en tu lugar, no lo dudaría. Pero me queda una opción y esa es estar a tu
lado hasta el final. No flaquearé, Ángel, te puedo prometer eso. —Pasó las
manos por mis brazos, sin saber que su promesa hizo más por animarme
que el gesto. Casi me hizo llorar—. Voy a empezar a pasar la noticia de que
has convocado una reunión urgente para esta noche. Llamaré a Kevin  en
primer lugar y le diré que corra la voz. No tomará mucho tiempo para que
las noticias se difundan. Dante habrá oído tu anuncio antes de que pase
una hora.

Mi estómago dio un vuelco nauseabundo. Me mordí el interior de la
mejilla, luego me obligué a asentir. Más me valdría aceptar lo inevitable.
Cuanto antes me enfrentará a lo que se avecinaba, más pronto podría
formular un plan para vencer mi miedo.

—¿Qué puedo hacer para ayudar? —le pregunté.

Joe  me observó, frunciendo el ceño ligeramente. Acarició mi labio
con su pulgar, luego mi mejilla.

—Estas helada, Ángel. —Él inclinó la cabeza hacia el pasillo que
conduje a lo más profundo de la casa adosada—. Vamos a llevarte a la
cama. Voy a encender la chimenea. Lo que necesitas ahora es calor y
descanso. Voy a hacer un baño caliente, también.

Efectivamente, escalofríos violentos sacudieron mi cuerpo. Era como
si, en un instante, todo el calor había sido absorbido de mí. Supuse estaba
entrando en shock. Mis dientes castañeteaban, y las puntas de mis dedos
vibraban con un extraño, temblor involuntario.

Joe  me alzó en brazos y me llevó de vuelta a su dormitorio.
Empujó la puerta con el hombro, quitó el edredón, y me depositó
suavemente en su cama.

—¿Una bebida? —me preguntó—. ¿Té de hierbas? ¿Caldo?

Mirando su rostro, tan serio y preocupado, la culpa se disparó en mi
interior. Supe en ese momento que Joe  haría cualquier cosa por mí. Su
promesa de estar a mi lado era prácticamente un juramento. Él era parte de
mí, y yo era parte de él. Haría cualquier cosa, lo que fuera, para
mantenerme aquí con él.

Me obligué a abrir la boca antes de que me acobardara.

—Hay algo que tengo que decirte —le dije, mi voz sonaba débil y
crispada. No había planeado llorar, pero las lágrimas brotaron de mis ojos.
Estaba abrumada por la vergüenza.

—¿Ángel? —dijo Joe , su tono inquisitivo.

Había dado el primer paso, pero ahora estaba congelada. La voz de la
justificación atravesó mi mente, diciéndome que no tenía derecho a echarle
esto encima a Joe . No en su estado actual debilitado. Si me preocupaba
por él, mantendría mi boca cerrada. Su recuperación era más importante
que desahogarme confesando algunas mentiras piadosas. Ya sentía esas
mismas manos heladas deslizarse por mi garganta.

—No… no es nada —lo corregí—. Solo necesito dormir. Y tienes que
llamar a Kevin . —Me viré hacia la almohada para que no me viera llorar. Las
manos heladas se sentían muy reales, listas para cerrarse en mi cuello si
decía demasiado, si contaba mi secreto.

—Tengo que llamarlo, eso es cierto. Pero más que eso, necesito que
me digas qué está pasando —dijo Joe , con la suficiente preocupación
deslizándose en su tono para indicarme que yo estaba más allá del punto
en el que podía utilizar una simple distracción para librarme de esto.

Las manos heladas estaban enroscadas alrededor de mi garganta.
Estaba demasiado asustada para hablar. Demasiado asustada por las
manos, y por la forma en que ellas me harían daño.

Joe  encendió una lámpara junto a la cama y tiró suavemente de mi
hombro, tratando de ver mi cara, pero solo me retorcí más lejos.

—Te quiero —me atasqué. La vergüenza se disparó en mi interior.
¿Cómo podía decir esas palabras y mentirle?

—Lo sé. Al igual que sé que estás ocultando algo. Este no es tiempo
para secretos. Hemos llegado demasiado lejos para regresar por ese
camino —me recordó Joe .

Asentí con la cabeza, sintiendo las lágrimas deslizarse en la funda de
la almohada.

Él tenía razón. Lo sabía, pero eso no lo hacía más fácil de confesar. Y
no sabía si podría. Esas manos invernales, cerrando mi garganta, mi voz…

Joe  se metió en la cama a junto a mí, arrastrándome contra él.
Sentí su aliento en la nuca, el calor de su piel tocando la mía. Su rodilla
encajaba perfectamente en la curva de la mía. Besó mi hombro, su pelo
negro caía sobre mi oreja.

«Te… te… mentí», le confesé mentalmente, sintiendo que tenía que
empujar las palabras a través de una pared de ladrillo. Me tensé, esperando
que las manos frías me sujetaran, pero para mi sorpresa, su agarre parecía
debilitarse por mi confesión. Su tacto frío resbaló y se tambaleó. Animada
por este pequeño avance, seguí adelante. «Le mentí a la única persona cuya
confianza significa más para mí que cualquier otra cosa. Te mentí, Joe  y
no sé si pueda perdonarme».

En lugar de exigir una explicación, Joe  siguió un rastro de besos
lentos y firmes por mi brazo. No fue hasta que besó la parte interior de mi
muñeca que habló.

—Gracias por decírmelo —dijo en voz baja.

Me di la vuelta, parpadeando de asombro.

—¿No quieres saber en qué te mentí?

—Quiero saber qué puedo hacer para que te sientas mejor. —Masajeó
mis hombros con círculos tiernos y dándome un cierto consuelo.

No me sentiría mejor hasta que me sincerara. No era responsabilidad
de Joe  aligerar mi carga, era mía y sentía cada una punzada de
culpabilidad como si me atravesaran con una espada de hierro.

—He estado tomando devilcraft. —No había pensado que mi
vergüenza podría aumentar, pero parecía aumentar en mi interior por tres
tallas—. Todo este tiempo he estado tomándolo. Nunca bebí el antídoto
que conseguiste de Blakely. Lo guardé, diciéndome que lo tomaría más
adelante, después de Jeshván, cuando ya no necesitara ser un súper
humano, pero era una excusa. Nunca tuve la intención de tomarlo. Todo
este tiempo he estado confiando en el devilcraft. Estoy aterrorizada de no
ser lo suficientemente fuerte sin él. Sé que tengo que parar y sé que está
mal. Pero me da habilidades que no puedo obtener por mi cuenta. Te
engañé mentalmente para que pensaras que bebí el antídoto y, ¡nunca he
estado más arrepentida en mi vida!

Bajé mi mirada, incapaz de soportar la decepción y el disgusto que
seguramente aparecería en el rostro de Joe . Era lo suficientemente
horrible saber la verdad, pero oírme decirla voz alta hería muy
profundamente. ¿Quién era yo ahora? no me reconocía y era la peor
sensación que jamás había experimentado. En algún momento, me había
perdido. Y tan fácil como era culpar al devilcraft, yo había tomado la
decisión de robarle esa primera botella a Dante.

Finalmente Joe  habló. Su voz fue tan firme, tan llena de admiración
silenciosa, me hizo preguntarme si él pudo haber sabido mi secreto todo
este tiempo.

—¿Sabías que la primera vez que te vi, pensé: Nunca he visto nada
más cautivante y hermoso?

—¿Por qué me dices esto? —le dije tristemente.

—Te vi y quería estar cerca de ti. Quería que me dejaras entrar,
quería conocerte de la manera en que nadie más lo hizo. Te quería, todo de
ti. Ese deseo casi me volvió loco. —Joe  hizo una pausa, respirando
suavemente, como si me aspirara—. Y ahora que te tengo, lo único que me
asusta es tener que volver a ese lugar. Tener que desearte de nuevo, sin
ninguna esperanza de que mi deseo sea cumplido alguna vez. Eres mía,
Ángel. Cada parte de ti. No voy a dejar que nada cambie eso.

Apoyé mi peso sobre el codo, mirándolo fijamente.

—No te merezco, Joe . No me importa lo que digas. Es la verdad.

—No me mereces —estuvo de acuerdo—. Te mereces algo mejor.
Pero no te podrás librar de mí y más vale que te saques eso de la cabeza.
—Me puse debajo de él con un movimiento ágil, él rodó encima de mí, sus
ojos negros estaban completamente ausentes—. No tengo intención de
dejarte ir fácilmente, algo a tener en cuenta. No me importa si es otro
hombre, tu madre, o los poderes del infierno los que traten de separarnos,
no estoy cediendo y no estoy diciendo adiós.

Parpadeé con mis pestañas húmedas.

—No voy a dejar que nada se interponga entre nosotros tampoco.
Especialmente no el devilcraft. Tengo el antídoto en el bolso. Lo tomaré
ahora mismo. Y, ¿Joe ? —añadí con emoción sincera—. Gracias… por
todo. No sé qué haría sin ti.

—Manos mal —murmuró—. Porque no voy a dejarte escapar.

Me hundí en la cama, feliz.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por chelis Vie 27 Sep 2013, 7:13 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!!!..... YA CASI ESTAMOS EN LA PARTE FINAL VERDAD?????... POR QUE TODO SE ESTA PONIENDO COLOORR DE HORMIGAAAA!!!!.....
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por DanieladeJonas Vie 27 Sep 2013, 7:56 pm

awwwww que belloo momento!!! 
esta fue mi parte favorita:
—Si me atrapan, va a significar el dejar de besarte. ¿Realmente crees
que me arriesgaría a eso? —Su rostro se puso serio—. Sé que no puedo
sentir tu tacto, pero siento tu amor, (_Tn). En mi interior. Significa todo
para mí. Me gustaría poder sentirte de la misma manera que tú me sientes,
pero tengo tu amor. Nada volverá a superar eso. Algunas personas pasan
toda su vida sin sentir las emociones que me has dado. No hay
arrepentimiento en eso.


la ame *.*  
tssss no me esperaba que le pidieran a Pepper las plumas
maten al maldito de Dante!!!! 
siguela pronto porfis 
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por ElitzJb Vie 27 Sep 2013, 8:18 pm

Un Angel Caido y Un Amor Prohibido (Finale IV Temporada) Joe y _Tn. (TERMINADA) - Página 45 Ogu9


IV Temporada

Capitulo 32


Como anticipaba, el rumor de mi encuentro con los nephilim de
mayor rango se extendió. Para la tarde del domingo, los canales de
los nephilim zumbaban de anticipación y especulación. Estaba
recibiendo toda la presión, y las noticias del anuncio de Dante habían
fracasado. Me había robado el show, y Dante no había protestado. No tenía
dudas de que Joe  estaba en lo cierto, Dante estaba poniendo sus planes
en espera hasta que pudiera ver mi siguiente movimiento.

Kevin  llamaba a cada hora con una actualización, lo cual usualmente
era para decirme las últimas teorías que los nephilim estaban produciendo
respecto a mi primer golpe combativo contra los ángeles caídos:
emboscada, destruir las líneas de comunicación, enviar espías, y secuestrar
a los comandantes de los ángeles caídos, eran algunos que conformaban la
glorificada lista.

Como Joe  había predicho, los nephilim habían concluido
rápidamente que la guerra era la única razón por la que había llamado a
una reunión. Me preguntaba si Dante había llegado a la misma conclusión.
Desearía poder decir que sí, que lo había engañado, pero la experiencia me
había enseñado que él era lo suficientemente astuto como para creerlo —él
sabía que yo tenía algo planeado.

—Grandes noticias —dijo Kevin  animadamente por el teléfono—. Los
nephilim importantes y de alto poder han aceptado tu solicitud para una
reunión. Han determinado la locación, y no es Delphic. También, están
manteniendo las cosas en privado. Como era de esperarse, es una fiesta
solo con invitación. Veinte nephilim a lo mucho. Sin filtraciones, muchos
guardias. Cada nephil invitado será revisado antes de entrar. La buena
noticia es, estoy en la lista de invitados. Tomó algo de manipulación y
conversaciones acarameladas, pero estaré ahí contigo.

—Solo dime la locación —dije, tratando de no sonar con náuseas.

—Quieren encontrarse en la vieja casa de Hank Millar.

Mi espina tuvo un cosquilleo. Nunca sería capaz de borrar esos ojos
azul ártico que su nombre invocaba a mi mente.

Empujé su fantasma a un lado y me concentré. ¿Un clásico georgiano
colonial en un respetable barrio humano? No parecía lo suficientemente
sombrío como para cubrir un encuentro nephilim.

—¿Por qué ahí?

—Los de alto rango pensaron que eso mostraría algo de respeto a la
Mano Negra. Buena idea, creo. Él comenzó todo este desastre — añadió
Kevin  sarcásticamente.

—Sigue hablando así, y te van a sacar a patadas de la lista de
invitados.

—La reunión ha sido programada para hoy a las diez de la noche.
Mantén tu celular cerca, en caso de que escuche algo más. No te olvides de
actuar sorprendida cuando te llamen con los detalles. No puedo tenerlos
pensando que ya tienen un problema de espías. Una cosa más, lo siento
sobre Dante. Me siento responsable. Yo los presenté. Si pudiera, lo
desmembraría. Y luego ataría un ladrillo a cada uno de sus miembros, los
llevaría al mar, y los lanzaría por la borda. Levanta el mentón, cubro tu
espalda.

Corté, y me giré hacia Joe , quien había estado apoyado contra la
pared mirándome cuidadosamente durante toda la conversación.

—La reunión es esta noche —le dije—. En la vieja residencia Millar. —
No podía atreverme a finalizar el pensamiento hundiéndose en mi mente.
¿Una casa privada? ¿Revisiones? ¿Guardias? ¿Cómo diablos iba Joe  a
entrar? Para mi más grande desaliento, parecía que iba a ir sin él esta
noche.

—Eso está bien —dijo Joe  calmadamente—. Estaré ahí.

Admiraba su fría confianza, pero no podía ver como posiblemente
iba a colarse dentro sin ser notado.

—La casa estará altamente resguardada. Al minuto que pongas tus
pies en la calle, ellos lo sabrán. Quizás si hubieran seleccionado un museo
o un palacio de justicia, pero no esto. La casa Millar es grande, pero no tan
grande. Tendrán cada pulgada cuadrada cubierta.

—Justamente para lo que me había preparado. Ya trabajé en los
detalles. Kevin  va a dejarme entrar.

—No funcionará. Espías de los ángeles caídos estarán esperando, e
incluso si Kevin  abre una ventana para ti, ya habrán pensado en eso. No
solo te capturarán a ti, sino sabrán que Kevin  es un traidor…

—Voy a poseer el cuerpo de Kevin .

Me estremecí. Lentamente, su solución tomó forma en mi mente. Por
supuesto. Era Jeshván. Joe  no tendría problemas en controlar el cuerpo
de Kevin . Y desde la perspectiva de una persona en el exterior, no habría
forma de darse cuenta de la diferencia entre los dos. Joe  sería bienvenido
en la reunión en un pestañear. Era el disfraz perfecto. Solo por un pequeño
problema.

—Kevin  nunca estará de acuerdo.

—Ya lo hizo.

Lo miré fijamente incrédula. —¿Ya lo hizo?

—Lo está haciendo por ti.

Mi garganta repentinamente se apretó. No había nada en el mundo
por lo que Kevin  peleara que por impedir que los ángeles caídos lo

poseyeran.

Me di cuenta en ese momento cuanto mi amistad debía

significar para él. Para que él hiciera esto —la única cosa que él aborrecía —
no había palabras. Solo una profunda, dolorosa gratitud hacia Kevin , y la
determinación de no fallarle.

—Esta noche, necesito que seas cuidadoso —le dije.

—Seré cuidadoso. Y no voy a sobrepasar mi bienvenida. Al minuto
que te hayas ido de la reunión segura, y que me haya quedado lo suficiente
como para descubrir todo lo que pueda, Kevin  tendrá su cuerpo de vuelta.
Me aseguraré que nada le pase.

Apreté a Joe  en un fuerte abrazo. —Gracias—susurré.

Más tarde esa noche, una hora antes de las diez, partí de la casa de
Joe . Me fui sola, manejando un auto rentado debido a la petición de mis
anfitriones nephilim. Ellos le habían puesto cada punto a la i y cruzado
cada t y no iban a dar pie a la posibilidad de que fuera seguida por un
nephilim curioso, p peor, un ángel caído que pudiera haberse enterado de
la reunión secreta de esta noche.

Las calles estaban oscuras y resbalosas bajo una capa de niebla. Mis
luces delanteras barrían la cinta negra del pavimento que corría sobre
cerros y alrededor de curvas. Tenía el aire acondicionado a todo dar, pero
no logró quitar el frío danzando en mis huesos. No sabía que esperar de
esta noche, y eso hacía que fuera difícil planificar. Tenía que resolver las
cosas a medida que me enteraba, la forma que menos me gustaba. Quería
entrar en la casa Millar con algo a que aferrarme además de mis propios
instintos, pero eso era todo lo que tenía. Finalmente me detuve en frente
de la antigua vieja de Marcie.

Me senté en el auto por un momento, mirando a las blancas
columnas y las negras persianas. El césped estaba perdido bajo las hojas
caídas. Ramitas marrón y los remanentes de hortensias, sobresalían de
maceteros de terracota gemelos flanqueando el pórtico. Los periódicos en
variados estados de descomposición ensuciaban la entrada. La casa había
sido abandonada luego de la muerte de Hank y no lucía tan acogedora o
elegante como yo recordaba. La mamá de Marcie se había mudado a un
condominio en el río, y Marcie, bueno, Marcie se había tomado la frase mi
casa es su casa en serio.

Suaves luces brillaban detrás de las ventanas cubiertas por cortinas,
y mientras ellas no revelaban siluetas, sabía que varios de los líderes más
influyentes y poderosos del mundo de los nephilim estaban sentados justo
tras la puerta principal, esperando para emitir juicios respecto a las
noticias que estaba a punto de entregar, también sabía que Joe  estaría
aquí, asegurándose que ningún daño me fuera hecho.

Aferrándome a ese pensamiento, dejé salir un entrecortado suspiro y
marché hacia la puerta principal.

Golpeé.

La puerta principal se abrió, y fui apurada a entrar por una alta
mujer cuyos ojos se quedaron en mí lo suficiente como para comprobar mi
identidad. Su cabello había sido peinado hacia atrás en una apretada
trenza, y no había nada fuera remarcable o memorable en su rostro.

Ella murmuró un respetuoso pero reservado saludo y luego, con un
rápido gesto de su mano, me dirigió hacia el interior de la casa.

El ruido de mis zapatos hizo eco en el suavemente iluminado pasillo.
Pasé retratos de la familia Millar, sonriendo detrás de polvorientos vidrios.
Un jarrón de lirios muertas se encontraba a en el mesón de la entrada.
Toda la casa olía a embotellado. Seguí el camino de luces hacia el comedor.

Tan pronto como pasé las puertas francesas, la conversación en
susurros terminó. Había seis hombres y cinco mujeres, sentados a lo
alrededor de una larga y pulida mesa caoba. Unos pocos nephilim más
estaban de pie alrededor de la mesa, luciendo nerviosos y aprehensivos.
Casi miré dos veces cuando vi a la madre de Marcie. Sabía que Susanna
Millar era nephilim, pero siempre se había sentido como un pensamiento
intangible navegando en la parte trasera de mi mente.

Viéndola esta noche, atendiendo una reunión secreta de inmortales,
repentinamente la hizo sentir…amenazante, Marcie no estaba con ella.
Quizá Marcie no había querido venir, pero una explicación más probable
era que no había sido invitada. Susanna parecía el tipo de madre que se
doblaba hacia atrás para mantener la vida de su hija libre de incluso la más
pequeña complicación.

Encontré el rostro de Kevin  en la multitud. Sabiendo que Joe  lo iba
a poseer, hizo que el estruendo de mi estómago me diera un momentáneo
indulto. Él encontró mis ojos e inclinó su cabeza, un asentimiento secreto
de aliento. Un sentimiento profundo de tranquilidad y seguridad me llenó.
No estaba en esto sola. Joe  cuidaba mi espalda. Debía haber sabido que
él encontraría una forma de estar aquí, sin importar el riesgo

Y después ahí estaba Dante. Sentado en la cabeza de la mesa, vestía
una playera de casimir negra de cuello de tortuga y su ponderoso ceño. Sus
dedos estaban sobre su boca, y cuando sus ojos vieron los miso, sus labios
se convirtieron en una burla. Sus cejas se levantaron en un discreto pero
inconfundible desafío. Desvié la mirada.

Volteé mi atención a una mujer más vieja en un vestido de coctel
morado y diamantes, sentada en el lado opuesto de la larga mesa. Lisa
Martin. La segunda de Hank, ella era la nephil con más influencia y
respetada que conocí. No me gustaba o confiaba en ella. Sentimientos que
tenía que suprimir por los siguientes minutos, si no quería pasar por esto.

—Estamos tan contentos que hayas instigado esta reunión, (_Tn).

Su voz caliente, real y aceptada se deslizó como miel en mis oídos.
Mi corazón se tranquilizó. Si pudiera tenerla de mi lado, estaba a mitad del
camino.

—Gracias —logré decir por fin.

Hizo un gesto hacia la silla vacía junto a ella diciéndome que me
sentara.

Caminé hacia la silla, pero no me senté, tenía miedo de perder la
compostura si lo hacía. Apoyando mis manos en la mesa para sostenerme,
me salté los placeres y me dirigí directo a la verdadera razón de mi visita.

—Estoy consciente que no todos en este cuarto piensan que soy la
mejor persona para dirigir el ejército de mi padre —declaré sin rodeos. La
palabra “padre” sabia como bilis en mi boca, pero recordé la amonestación
de Joe  para atar a Hank de cualquier manera que pudiera esta noche. Los
nephilim lo adoraban, y si podía usar su aprobación, aun una aprobación
detrás de la puerta, debía hacerlo.

Hice contacto visual con todos los que estaban sentados en la mesa y
los pocos sentados detrás de ella. Tenía que mostrarles que tenía la fuerza
y el coraje, y más que nada, que no estaba complacida con su poco apoyo.

—Sé que algunos de ustedes han venido con una lista de hombres y
mujeres que están mejor capacitados para la tarea. —Me detuve
nuevamente, volteando el peso de mi mirada en Dante. Sostuvo mi mirada,
pero vi el odio chisporroteando sus ojos cafés—. Y sé que Dante Matterazzi
está a la cabeza de esa lista.

Un murmullo circuló por el cuarto pero nadie disputó mi reclamo.

—No los llamé aquí esta noche para discutir mi primer ataque
ofensivo en la guerra contra los ángeles caídos. Los llamé porque sin un
fuerte líder y con su aprobación individual, no habrá guerra. Los ángeles
caídos nos pueden separar. Necesitamos unión y solidaridad —los urgí con
convicción—. Creo que soy la mejor líder y mi padre así lo pensó.
Claramente, no los he convencido. Y es por lo que esta noche estoy
desafiando a Dante Matterazzi a un duelo. El ganador dirigirá este ejército
de una vez por todas.

Dante se levantó disparado.

—¡Pero estamos saliendo! —Su expresión pintaba el retrato perfecto
de conmoción mezclado con orgullo dolido—. ¿Cómo puedes sugerir pelear
conmigo? —dijo, su voz hundiéndose con humillación.

No había esperado que alegara nuestra falsa relación, construido en
la débil fundación de mi acuerdo tácito y nunca realizado —una relación
que había olvidado inmediatamente, y que ahora había agriado mis huesos,
pero no me dejó en silencio. Serenamente dije: , —Estoy dispuesta a quitar
del camino a cualquiera —eso es lo que significa liderar a los nephilim
significa para mi. Por esto te desafío oficialmente a duelo Dante.

Ningún Nephil habló. La sorpresa se registró en sus expresiones,
rápidamente seguida con satisfacción. Un duelo. El ganador toma todo.
Joe  había estado en lo correcto —los Nephilim aun estaban atrincherados
en un mundo arcaico, regido por los principios Darvinianos. Estaban
satisfechos con este cambio en el evento, era claro como el cristal la
adoración en sus ojos que tenían hacia la de Dante, que ningún nephil en el
cuarto dudaba quien resultaría ganador.

Dante trató de mantener su rostro impasible, pero vi una leve sonrisa
por mi desdicha y por su buena fortuna. Pensó que yo había cometido un
error, correcto. Pero sus ojos inmediatamente se entrecerraron con cautela.
Aparentemente no iba a caer en el cebo precipitadamente.

—No puedo hacer eso —anunció—. Sería traición. —Sus ojos
barrieron el cuarto, calibrando si sus galantes palabras le habían hecho
ganar alguna aprobación—. He dado mi lealtad a (_Tn), y no puedo pensar
de hacer ningún acto que lo contradiga.


—Como tu comandante, te ordeno a batirte en duelo—repliqué

secamente. Aun era el líder de este ejército, demonios, y no iba a dejar
quebrarme con palabras dulces y adulación—. Si realmente eres el mejor
líder, me haré a un lado. Quiero lo que es mejor para mi gente.

Había ensayado las palabras cien veces, y mientras estaba dando un
discurso bien practicado, quise decir cada palabra. Pensé en Kevin , en
Marcie, en miles de nephilim que nunca llegaría a conocer, pero que aun
me importaban , porque sabía que eran buenos hombres y mujeres, que no
merecían estar esclavizados por ángeles caídos cada año. Ellos merecían
una lucha justa. E iba a hacer lo mejor posible para darles una.

Había estado equivocada antes —vergonzosamente equivocada.
Había evitado luchar por los nephilim por miedo a los arcángeles. Y aún
más reprendible, por que alguien use la guerra como una excusa para
obtener más devilcraft. Todo este tiempo había estado más preocupada de
mi misma que de la gente que he estado encargada de liderar. Eso se
terminaba ahora. Hank había confiado en mí con este rol, pero no lo iba a
hacer por él. Lo iba a hacer porque era la cosa con más moral de hacer.

—Pienso que (_Tn) tiene un buen punto— habló Lisa Martin—. No hay
nada menos inspirador que un liderazgo propagándose solo. Tal vez Mano
Negra estaba en lo correcto acerca de ella. —Un encogimiento de
hombros—. Tal vez cometió un error. Ahora tomaremos el asunto en
nuestras manos y resolverlo de una vez por todas. Después podremos ir a
la guerra contra nuestros enemigos, unidos detrás de un fuerte líder.

Le di un movimiento de apreciación. Si la tenía a ella de mi lado, los
otros tendrían que hacerse a un lado.

—Estoy de acuerdo —dijo un nephil del otro lado del cuarto.

—Yo también.

Más murmullos se propagaron a través del comedor.

—Todos los que estén a favor, hacerlo saber —dijo Lisa.

Uno por uno, levantaron las manos. Joe  me miró, después levantó
su brazo. Sé que lo mató hacerlo, pero no teníamos alternativa. Si Dante me
dejaba sin poder, podría morir. Mi única oportunidad era luchar, y tratar de
ganar.

—Tenemos mayoría —dijo Lisa—. El duelo tendrá lugar al amanecer
mañana lunes. Mandaré la localización, una vez que esté determinada.

—Dos días —intercedió Joe  inmediatamente, hablando con la voz
de Kevin —. (_Tn) nunca ha usado una pistola. Necesitará entrenar.

También necesitaba darle tiempo a Pepper para que regresara del
cielo con su daga encantada, esperanzo hacer que del duelo un punto
discutible.

Lisa sacudió su cabeza.

—Demasiado tiempo. Los ángeles caídos podrían venir contra
nosotros cualquier día. No tenemos idea de por qué han esperado, pero
nuestra suerte no puede no permanecer.

—Y nunca dije nada acerca de pistolas —habló Dante, dándole una
mirada a Joe  y a mí con perspicacia como si estuviera tratando de
adivinar en qué andábamos. Buscó en mi rostro por algún signo de
emoción—. Prefiero sables.

—Es la decisión de Dante —declaró Lisa—. El duelo no fue su idea. Se
reserva el derecho a escoger el arma. ¿Entonces escoges los sables?

—Más elegante —explicó Dante, apretando cada onza de aprobación
de sus compañeros nephilim.

Me endurecí, resistiéndome la urgencia de enviarle a Joe  una
petición de ayuda.

—(_Tn) nunca ha tocado una espada en su vida —argumentó Joe ,
otra vez hablando a través de la voz de Kevin —. No será una pelea justa si
ella no puede entrenar. Denle hasta el martes por la mañana.

Nadie fue rápido para apoyar la solicitud de Joe . El desinterés en el
cuarto era tan espeso, que podría haberlo alcanzado y golpearlo. Mi
entrenamiento era la última de sus preocupaciones. De hecho, entre más
pronto Dante estuviera en poder su actitud pasiva lo decía, mejor.

—¿Estás hablado que tu la entrenarías Kevin ? —le preguntó Lisa a
Joe .

—A diferente a algunos de ustedes, yo no he olvidado que ella aun es
nuestra líder —contestó Joe  con un borde frío.

Lisa inclinó su cabeza como para decir, Muy bien. —Entonces está
decidido. En dos mañanas a partir de hoy. Hasta entonces, les deseo lo
mejor a los dos.

No esperé. Con el duelo en camino, y mi parte en este peligroso plan
confirmado, me fui. Sabía que Joe  tendría que quedarse un poco más
para medir la reacción del cuarto y posiblemente escuchar información
vital, pero me encontré a mi misma esperando que se apresurara.

Esta no era una noche en la que quisiera estar sola.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por ElitzJb Vie 27 Sep 2013, 8:21 pm

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IV Temporada

Capitulo 33


Sabiendo que Joe  estaría ocupado hasta que el último de los
nephilim dejara la vieja casa de los Millars, conduje a la de Demi .
Estaba llevando mi chaqueta vaquera con el dispositivo de rastreo y
sabía que Joe  podría encontrarme si lo necesitaba. Mientras tanto, había
algo que tenía sacar de mi pecho.

Ya no podía hacer esto por mi cuenta. Había tratado de mantener a
Demi  a salvo, pero necesitaba a mi mejor amiga.

Tenía que contarle todo.

Calculando que la puerta principal no era la mejor manera de llegar
hasta Demi  a esta hora de la noche, tomé el camino a través de su patio,
salté la valla metálica y di unos golpecitos en la ventana de su dormitorio.

Un momento después las cortinas se abrieron de par en par y su
rostro apareció detrás de vidrio. A pesar de que la hora pasaba de la
medianoche, no se había puesto el pijama. Levantó la ventana unos
centímetros.

—Chica, has elegido un mal momento para aparecer. Pensé que eras
Kevin . Él llegará en cualquier momento.

Cuando hablé, mi voz sonó ronca y temblorosa.

—Tenemos que hablar.

Demi  no se inmutó.

—Llamaré a Kevin  y cancelaré. —Deslizó la ventana para dejarla
abierta del todo e invitarme a entrar—. Dime qué pasa por tu mente,
cariño.

Para su crédito, Demi  no gritó, lloró histéricamente o huyó de la
habitación en el momento en que terminé de contarle los fantásticos
secretos que mantuve para mí durante los últimos seis meses. Hubo una
vez que se estremeció cuando le expliqué que los nephilim eran los
descendientes de los seres humanos y los ángeles caídos, pero aparte de
eso, su expresión se mantuvo libre de horror e incredulidad. Ella escuchó
atentamente mientras yo describía las dos razas de inmortales en guerra, el
papel de Hank Millar en todo, y cómo él había arrojado su equipaje en mi
regazo. Incluso se las arregló para sonreír ligeramente cuando levanté el
manto de las verdaderas identidades de Joe  y Kevin .

Cuando terminé, simplemente inclinó la cabeza, escrutándome.
Después de un momento, dijo: —Bueno, eso explica muchas cosas.

Fue mi turno para parpadear.

—¿En serio? ¿Eso es todo lo que tienes que decir? No estás, no sé…
¿aturdida? ¿Confundida?¿Desconcertada?¿Histérica?

Demi  se tocó la barbilla pensativamente.

—Sabía que Joe  era demasiado bueno para ser humano.

Estaba empezando a preguntarme si incluso me había oído decir que
yo no era humana.

—¿Qué hay de mí? ¿Estás completamente tranquila con la idea de
que soy no solo un nephilim, sino que se supone que tengo que estar
liderando a todos los demás nephilim allá fuera —Señalé con el dedo hacia
la ventana— en la guerra contra los ángeles caídos? Ángeles caídos, Demi .
Como en la Biblia. Malhechores del cielo desterrados.

—En realidad, creo que es bastante increíble.

Levanté mi ceja.

—No puedo creer que estés tan tranquila al respecto. Esperaba algún
tipo de reacción. Esperaba un estallido. Basada en experiencias pasadas,
esperaba brazos agitados y saludables dosis de malas palabras, por lo
menos. Bien podría estar contándole esto a una pared de ladrillo.

—Cariño, me haces sonar como una diva.

Eso provocó un tic en mis labios.

—Tú lo has dicho, no yo.

—Solo pienso que es muy raro que me contaras que la manera más
fácil de detectar un nephilim es por su altura, y tú, amiga mía, no eres
extraordinariamente alta —dijo Demi —. Ahora yo, por ejemplo. Yo soy alta.

—Tengo una altura promedio porque Hank…

—Lo entiendo. Ya me has explicado la parte sobre hacer un
juramento para convertirse en nephilim mientras eras humana, de ahí la
constitución media, pero aun así apesta, ¿no? Quiero decir, ¿y si el
juramento de transformación te hubiera hecho alta? ¿Qué si te hubiera tan
alta como yo?

No sabía a dónde iba Demi  con esto, para ser sincera sentía como si
estuviera perdiendo el punto. Esto no era sobre lo alta que era. Era sobre
abrir su mente a un mundo inmortal que supuestamente no existía y yo
había simplemente hecho estallar la burbuja de seguridad en la que ella
había estado viviendo.

—¿Tu cuerpo sana rápidamente ahora que eres nephilim? —continuó
Demi —. Porque si no recibiste ese beneficio, fuiste estafada.

Me puse rígida.

—Demi , yo no te conté sobre nuestra capacidad de acelerar la
curación.

—Jum. Supongo que no lo hiciste.

—¿Cómo podrías saberlo, entonces? —Miré a Demi , revisando cada
palabra de nuestra conversación. Definitivamente no se lo había dicho. Mi
cerebro parecía luchar para ir en cámara lenta. Y luego, sin más, la
comprensión vino corriendo hacia mí, demasiado rápido para digerirla. Me
tapé la boca con la mano.

—¿Tú…?

Demi  sonrió.

—Te dije que te estaba guardando secretos.

—Pero… No puede… No es…

—¿Posible? Sí, eso es lo que pensé al principio también. Pensé que
estaba sufriendo algún efecto secundario de la menstruación. Estas últimas
dos semanas he estado cansada, con calambres y totalmente cabreada con
el mundo. Luego, hace una semana, me corté el dedo al cortar una
manzana. Se curó tan rápido que casi pensé que había imaginado ver
sangre. Más cosas raras sucedieron después. En educación física, lancé el
balón de voleibol con tanta fuerza que golpeó la pared del fondo en el lado
opuesto de la cancha. Durante las pesas, no tuve problema en levantar lo
que los chicos más voluminosos de la clase estaban levantando. Lo escondí,
por supuesto, porque no quería llamar la atención sobre mí hasta que
averiguara lo que le estaba pasando a mi cuerpo. Confía en mí, (_Tn). Soy
un nephilim cien por cien. Kevin  se percató enseguida. Me ha estado
enseñado el ABC y ayudándome frente a la idea de que hace diecisiete años
mi mamá yació con un ángel caído. Ayudó saber que Kevin  pasó por un
cambio físico similar y tuvo que comprender a sus propios padres.
Ninguno de nosotros puede creer que te haya llevado tanto tiempo
averiguarlo. —Ella golpeó mi hombro.

Sentí que mi mandíbula colgaba estúpidamente abierta.

—Tú. Tú eres… realmente nephilim. —¿Cómo no lo había visto?
Debería haberlo detectado en un instante… Podía con cualquier otro
nephil, o ángel caído para el caso. ¿Era porque Demi  era mi mejor amiga en
el mundo, y lo había sido durante tanto tiempo, que no podía verla de
cualquier otra manera?

—¿Qué te ha contado Kevin  sobre la guerra? —le pregunté al fin.

—Esa era una de las razones por las que él estaba viniendo esta
noche, para ponerme al corriente. Parecería como si fueras una parte
importante, Señorita Abeja Reina. ¿Líder del ejército de la Mano Negra? —
Demi  dejó escapar un silbido de admiración—. Demonios, chica, asegúrate
de colocar eso en tu currículum.
ElitzJb
ElitzJb


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