El Club de las Cinco {One Direction}

Me baje del automóvil y camine hasta la entrada de mi casa. Podía sentir que seguía mirando desde dentro del coche; me di vuelta y le mire una mirada amenazante.
— ¿No tienes a otra persona para acosar? – Me burle.
El vidrio derecho comenzó a bajar y lo vi asomarse a el.
— Solo quiero asegurarme que llegues bien a casa, si no Elizabeth me matara. – No entendía aun porque le decía ‘Elizabeth’ a mi madre, después de todo, era su tía.
Corrí hasta apoyarme en la ventana y meter mi cabeza. Él estaba totalmente despeinado y tenía un olor extraño que no me importaba preguntar de que.
Mi primo era un desastre ambulante; pero siempre me cubría cuando había una fiesta o me largaba de casa sin que mi mamá se diera cuenta.
— ¿Te iras para tu casa? – le pregunte.
— Claro que si mamá… -hizo puchero.
— Lo digo enserio… -fruncí el ceño.
— Si iré para casa Gemma; además ya no me queda dinero ni para una alegría. –una “alegría” era sinónimo de una “put a” y eso lo tenía en claro. Él era como yo, bueno no tan como yo… el tenia sus limites.
— No puedo creerlo, -abrí la boca burlona- te vi tirarte a dos chicas y te quedas con las ganas de más –reímos- me sorprendes.
— ¿Yo te sorprendo? –alzo las cejas- pero yo tuve que soportar ver como le devorabas la boca a una muchacha y como te fuiste a aquella habitación con ese tipo de azul –reí ante tal observación que mi primito había echo.
Solo se quedo sonriendo y por segundos me perdí en sus ojos; esos hermosos ojos marrones que tenia « Tierra llamando a Gemma » pensé y reaccione. Él se acercó y me dio un beso en la mejilla.
— ¿Sabes que eres mi prima preferida verdad? –
— Zayn, soy la única prima que tienes. –Moví mis cejas y salí de la ventana.
El solo reír y prendió el motor del coche. Se movió y solo le dedique un saludo con la mano y una sonrisa dulce. Cuando por fin se había ido; entre a mi hogar y silenciosamente subí hasta mi cuarto.

Esta era mi realidad… estaba enamorada de mi primo, pero, no podía decir nada. No porque no confié en mis amigas; sino porque no se como reaccionarían ella si les digiera que estoy enamorada. No somos las chicas más románticas del mundo, ademas, mis amigas dicen que el amor duele, igual según yo eso no es cierto. La soledad duele, el rechazo duele, perder a alguien duele, no entenderse duele… Ellas confunden estas cosas con el amor, pero la realidad es que el amor es la única cosa en este mundo que cubre todo mi dolor y me hace sentir a algo maravilla y viva a la vez.

Desperté con la luz que corría entre las cortinas de mi habitación. Era raro que yo me levantara a esta hora; y más luego de una noche como la de ayer. Pero queria ver a mis amigas primero; realmente yo las extrañaba.
Me quite la ropa de la noche anterior y la mande para lavar, así que entre en la ducha. Al salir me coloque una remera blanca y un pantalón y zapatos.
Baje al comedor y vi que mi madre estaba lo suficiente mente concentrada en prepara tostada; Mark -mi padrastro-, leía su periódico y tenia su tasa de café y mi el mocoso de Frederic de seguro seguía durmiendo.
— Mamá –le llame pero esta seguía preocupada por la comida – Mamá… -dije un poco más fuerte pero me ignoro al igual que el inepto de su esposo.
« Me largo con las chicas » pronuncia en mí adentro y solo salí de mi casa.

No se si lo había echo sin darse cuenta o por puro provecho de fingir que no existía. La verdad es que yo le recordaba a mi papá. Eras idénticos, tanto animicamente. Bueno en realidad eramos parecidos... pero saben, la gente cambiar; yo tuve que cambiar para poder seguir con todo esto.

Desde que mi padre se fue cambie mucho... y me doy cuenta. No quiero dejar entrar a la gente en mi corazon. Es difícil para mi. Porque una vez que los dejo entrar, no quiero dejarlos ir. Y cuando la cagan, es como: ¿Por qué me haces esto? Te dí mis sentimientos, hice todo por ti y aún así me lastimaste. Eso solo me hace pensar, que soy una mala persona.

Camine unas cuadras hasta que vi a lo lejos a una rubia que hablaba con una morocha y llevaban 3 botellas en sus manos. Me vieron y camine más rápido hacia ellas.— ¿Que hace vagando por estas horas y con... alcohol? - le pregunte.
— Íbamos a buscarte a tu casa tonta. - hablo Alice.
— Y nos trajimos un refresco -sonrió Josie.

Comenzamos a caminar las tres por la calle. Eras las únicas tres personas en todo el suburbio que reían mientras balanceabas las bebidas. No teníamos que decir nada; sabíamos que nos dirijamos a la cada de Camila y, por ende, donde estaba Camila de seguro se encontraba Heather. Ellas eran muy unidas; todas lo eramos; pero siempre una encuentra a su par, por eso Josie y Alice pasaban más tiempo juntas que las cinco. Yo no tengo ningún problema, al final del día, sabíamos que eramos justa mente eso; cinco chicas solitarias.

Estábamos sentadas en la puerta de la casa de Camila cuando la vimos llegar... Era imposible no reírnos, a la pobre le paso un tornado por encima. La muy zorra -con cariño- llego en short y camiseta abierta dejando ver su brazier negro. Sin duda tuvo una buena noche. Aunque no recuerdo con quien la vi irse a la salida.
— Ya, ya, entendí, soy patética – buffo y comenzó a buscar algo dentro de su bolso.
Alise ce paso y se coloco a su lado; parándonos nosotras tambien.
— No, no lo eres – dijo Ali.
Pasamos dentro y nos hizo ir directo a su habitación. Me lance a la cama de Cam, y suspire. De verdad había tenido hasta ahora, un buen día.
—Dios, no puedo creer que falte tan poco para la escuela. - rezongo Alice.
— El lunes, para ser exactos. - añadió Josie.
— Más tarea, menos sexo. -reímos al decir eso. Que mentira más grande.
Estábamos entretenidas cambiando de canal a cada rato la tv de la habitación. Se notaba que nos faltaba alguien.
— ¿Y Heather? –pregunto Camila con una toalla en la mano a punto de entrar a ducharse.
Nos mordimos los labios y reímos a -mal- pensar todas las cosas que podía estar haciendo ella.
— ¿Quien sabe? -dije.
— ¿La llamaste? - le pregunto.
Cam asintió y se metió para el baño.

Mientras ella se duchaba nos quedamos hablando de la mini fiesta que hubo la noche anterior, a la cual Josie falto y nos encargábamos de contarle todo. Me di cuenta en mi relato que este había sido un verano un poco diferente al pasado. No sabia si era porque no estábamos las cinco juntas o tal vez, solo tal vez, hubiera pasado más de lo que se contó.