El Club de las Cinco {One Direction}

{Heather}

Miércoles, 17:30 pm.

Sabía que era algo injusto para las chicas que no le contáramos este tipo de cosas, pero Camila y yo siempre habíamos sido compinches en todo. Si tenía que ir a romperle los vidrios a alguien, ella vendría conmigo; si tenía que escaparme en mitad de la noche de mi casa para ir a una fiesta en plena semana, Camila me acompañaría; si necesitaba vengarme de alguien, no cabía dudas de que ella estaría a mi lado para acompañarme en mi travesura.

Nuestras personalidades eran parecidas, quizás podían pensar que chocarían, pero lo cierto era que jamás habíamos discutido aunque sea una vez. Podíamos ser malditamente orgullosas las dos, tan frías y al mismo tiempo tan sensibles, y sabía que no habría nadie para que me comprendiera más que ella, por lo que no dude en ir a su casa luego de que le hubiéramos jugado la pequeña broma a Cowell, echándole aerosol a su auto y rociando los asientos con pis de mi pequeño gato – el cual Geoff me había regalado hace menos de una semana – Colega. Nos habíamos pasado de la raya, pero eso era lo que menos nos importaba.

Mientras manejaba lejos de la escuela, escuchábamos Green Day soltando grandes carcajadas y cantando a gritos las canciones que sonaban en la radio. Ese día le tocaría a Liam usar la minibús, pero yo ya me había apropiado totalmente de ella, lo que no le toco otra que irse caminando a regañadientes cuando lo amenace de que le contaría a su padre sobre nuestra relación anteriormente. Lo que menos quería era que su padre se enterase de ese pasado.

Llegamos a la casa de Camila al mismo tiempo que su padre salía del lugar mientras hablaba con un hombre no mucho más grande que él. Según lo que sabía, era el asistente del padre de mi amiga. Al vernos bajar, solo levanto la mano en forma de saludo y se subió a su auto con su acompañante sin decir nada más. Observe de reojo como Camila revoleaba los ojos.

- ¿Qué tal la escuela, chicas? ¿Terminaron el trabajo en la biblioteca? – pregunto la madre de la castaña apenas ingresamos.

- Buenas tardes, señora – le sonreí de lado y salude también a la hermana menor de mi amiga.

- Nos fue bien, solo necesitamos arreglar algo en mi habitación. No nos molesten. – murmuro Camila mientras se disponía a ir a su cuarto seguida por mí.

Una vez que llegamos, le puso seguro a su cuarto y nos echamos al piso junto con las almohadas. En verdad, no había ningún trabajo como habíamos dicho, pero teníamos que decir algo para que no sospecharan de nada, solo faltaba que nos confesáramos entre las dos. Me era más fácil expresarme con Camila, nunca entendía bien porque, suponía que era por lo parecidas que éramos.

- Empieza tu – le dije impaciente, recordando como hace días veníamos posponiendo esto. Solo compartíamos dos clases y casi ni tiempo nos daban para hablar debido a que siempre mantenía un ojo sobre nosotras.

- Niall me beso en la biblioteca, casi lo hacemos sino fuera porque Gemma y Zayn aparecieron – mi sorpresa era evidente en mi rostro. No era que justamente yo podía juzgarla; yo vivía revolcándome con Zayn, pero Camila siempre había insistido que Niall no era un objeto sexual como todos los hombres – y vino el domingo por la tarde y me beso de nuevo. Logan casi lo mata.

- La pregunta es – dude antes de hablar, sabía que me sería difícil sacarle la verdad - ¿Te gusto el beso? ¿Te gusta Niall?

- ¡¿Qué?! ¡No! – chillo mientras se sentaba en el suelo, repetí su acto – Es mi mejor amigo.

- ¿Qué tiene? – revolee los ojos – Cam, sabes como es mi relación con Malik, y lo conozco desde que nací prácticamente. Junto con mi prima íbamos juntos a la guardería y nunca nos habíamos separado…

- ¡Pero es Niall! – largue un gran suspiro y la mire de forma insistente. – Bien, quizás me gusto, pero no pasara nada más.

- Si tú lo dices – levante las manos al aire y volvimos a recostarnos – solo no seas tonta, no dejes que tu orgullo se sobreponga por delante.

- Heath…

- Lo sé, lo sé. No soy quien para decírtelo.

Camila decidió cambiar de tema, y aunque estaba segura de que lo hacía apropósito, decidí no insistirle más; ella me lo contaría cuando estuviera preparada, de lo contrario, volvería a insistirle cuando tuviera más tiempo para pensar en las cosas. En cambio, me puse a relatarle parte por parte mi cita con su primo, a lo que solo soltaba preguntas y chillidos mientras seguía el relato.

Logan había sido tan divertido y se compartido bastante bien. La película era una de comedia romántica, tal como me gustaban – y sospechaba que mi amiga había tenido algo que ver – por lo que nos pasamos a carcajadas en la hora y media que duraba. Me llevo hacia un pequeño restaurante donde nos sentamos a comer y a charlar sobre todas las cosas que teníamos en común, ya fueran videojuegos, revistas de comics, libros, películas, música y The Beatles. Logan era tan fan como yo, obsesivo hasta el punto en que quería tatuarse su canción preferida de la gran banda histórica.

Todo se derrumbó en el momento en que Styles había entrado de la mano con una muchacha, riéndose y dándose pequeños besos en forma cariñosa. Lo peor fue cuando me di cuenta de que esa chica era hermosa, demasiado hermosa para ser cierto; con cabellera rubia, ojos dulcemente marrones, delgada y piernas largas y hermosas. Me sentí tan insignificante a su lado.

Eso no había sido todo, sino que Styles me envió una sonrisa socarrona y eligió una mesa justo al lado de la mía y de Logan. Debía haberlo imaginado, aunque no podía entender como el muy hijo de puta sabría dónde estaba y como se había enterado de mi cita. Sospechaba de Liam, estaba más que segura que el muy pendejo lo hizo para vengarse de mí. Las chicas habían estado casi todo el día chillando divertidas y gritando a los mil vientos sobre mi cita, tanto que Connor apareció con su tono de hermano menor celoso.

Y desde ahí, la noche fue más incómoda. Logan había notado mi incomodidad, y se veía bastante irritado al escuchar la risa histérica de la rubia – cosa que hizo que perdiera todo su encanto- y me propuso irnos. Con gusto acepte la invitación, y todo volvió a estar mejor. Fuimos a un pequeño pub donde la noche se centraba en canciones de nuestra banda preferida, subimos un par de veces a demostrar lo horribles que éramos en cuanto al canto, pero a pesar de que su voz era muy gruesa, me gustaba como cantaba.

Lerman en ningún momento tuvo otras intenciones de llevarme a la cama, si me abrazaba por los hombros y me besaba, pero había sido lo más romántico y cariñoso sin necesidad de estúpidas palabras cursis. La noche había sido una de mis más grandes citas, y si íbamos al caso, fue mi primera cita. Podía revolcarme con cuantos quisiera, pero ninguno me había pedido exactamente una cita, una salida al cine, una cena en un restaurante. No dude en decirle que si para la próxima cita.

- ¿No crees que Logan querrá algo serio contigo? – me pregunto con los ojos abiertos, sorprendida ante todo lo que le estaba contando – Cuando volvió, estaba más que feliz, te juro que su estúpida sonrisa no se borró en todo el día.

- No lo sé – masculle, e inevitablemente, me ruborice. Agradecía que Camila no estuviera viéndome en esos momentos – Aunque no lo creas, también me gusto pasar tiempo con él, pero… mierda.

- Styles.

- ¿Por qué carajo me tuve que meter con él? Soy una idiota. Debí hacerle caso a Zayn.- Camila tomo mi mano en forma de apoyo. No la aparte – Además, seguro que le gusta más esa estúpida rubia. ¿Pero qué digo? Quizás ni siquiera guste de mí.

- No sea ridícula – bufo mi amiga – Si no le gustaras, no se hubiera acostado contigo. Fue con esa idiota para darte celos, no empieces a decir que eres fea o una estupidez así, ¿Me entendiste?

Asentí sin pocos ánimos, pero eso no pareció bastarle ya que me dio un golpe en la cabeza donde solté una exclamación por el dolor. Luego de mirarla fulminantemente, ambas nos echamos a reír a carcajadas como idiotas.

Amaba tenerla como mi mejor amiga.

Viernes.

- ¿Qué? – Mama abrió los ojos en grande. Solté una risita cuando la cacerola de sus manos se le cayó al suelo – No sé de qué te estas riendo, Heather – suspiro mientras se agachaba y la levantaba, colocándolo arriba de la mesada – No puedes venir y decirme que una amiga tuya se quedara a vivir porque la echaron de su casa. Geoff y Liam también viven aquí y…

- ¿Disculpa? – la detuve, enviándole una mirada fulminante – Esta casa es tanto mía como tuya y Connor. Esos dos mendigos de mierda no tienen nada que ver aquí.

- ¡Heather Isabelle Stark! – grito molesta.

Mama me estaba cansando con sus actitudes de pendeja, con sus maneras tan egoístas que tenía al ser conmigo y con Connor. En su mundo solo redondeaba Geoff, y no solo era yo la que me daba cuenta, mis hermanas estaban abriendo los ojos y en cualquier momento intervendrían. Sabía que si mi hermano estaba pensando seriamente en ir a vivir con Stephan, era por la manera en que Gina nos había descuidado. A pesar de que Connor fuera tan duro y fuerte, era aún más sensible que yo, incluso era más propenso a las depresiones. No reaccionaba la misma forma en la que yo, pero si se cerraba por días, miraba a un punto fijo y no salía de allí por mucho que lo intentáramos.

Debía dejar los puntos claros, así que me apoye en la mesa y la mire directamente a los ojos.

- ¿Qué acaso vas a dejar a tus hijos de lado por tener a tu lado a un hombre que te coja todas las noches?

Mi mejilla ardió en cuanto sentí su bofetada, dando vuelta mi cara. Su exclamación ahogada no me sorprendió, sabía que sus impulsos violentos eran más fuerte que ella, pero luego venia el arrepentimiento. La volví a mirar fijamente en los ojos, aguantándome las lágrimas, tragándomelas igual que el nudo que tenía en mi garganta. Mi madre sostenía sus manos sobre su boca, sollozando y con la mirada llena de arrepentimiento.

- ¿Qué fue ese ruido? – dijo Liam entrando en la cocina.

Voltee a mirarlo y vi que no venía solo, sino con Connor y Geoff. Los tres miraron impresionados por la escena. Mama estaba llorando a mares en silencio, con la mirada en el suelo, yo solo podía seguir sosteniéndoles la mirada mientras la mejilla me seguía ardiendo como mil demonios. Había olvidado que mi madre tenía la mano dura.

- Ella está pasando la misma situación que tu – volví hacia Gina, mirándola con frialdad – Tú la viviste igual a mi edad y siempre me enseñaste a ayudar a las personas, más cuando lo valen, así que la decisión está tomada.

- ¿Qué decisión? – pregunto Geoff acercándose - ¿Estas bien, cariño?

- La amiga de Heather – su voz sonó ronca y ahogada, pero no sentí una pizca de arrepentimiento – vivirá con nosotros un tiempo.

Gina le envió una mirada significativa a su novio, duraron así al menos unos segundos, hasta que este asintió sin nada más que decir.

- Me parece bien, no veo porque negarme.

Solté una risita acida y llena de cinismo. El hombre volteo a verme confundido.

- ¿Crees que tienes derecho a negarte cuando ni una puta vez pagaste los impuestos o hipoteca de esta casa? Esta casa no es tuya, Payne, ni tampoco de tu hijo – le lance una mirada fulminante a Liam, quien me veía molesto – Sino que nos pertenece a Gina, a Connor y a mí, sobre todo a Connor.

- Heath, ya está, no vamos a seguir peleando. – mi hermano menor se acercó hasta a mí, tomándome de los hombros – tus amigas están en el piso de arriba y no es momento de tener una pelea así.

- Tú opinas igual que yo – me solté de su agarre con brusquedad. – Ya te dije lo que pensaba, mama. Tómalo o déjalo, pero no olvides quien importa aquí; no soy yo, no eres tú: es Connor.

Tome la mano de mi hermano, tirando de él y caminando con rapidez hacia las escaleras mientras pequeñas lágrimas seguían derramándose por mi mejilla. Al llegar al piso de arriba, escuche las risotadas de mis amigas hablando sobre el futuro bebe de Josie, mas emocionadas que nunca. Me alegraba que no se hayan dado cuenta de nuestra discusión “familiar”.

De mi vuelta y observe el rostro inexpresivo de Connor. Había dejado de asistir a la psicóloga porque mama gastaba toda la plata para salir con Geoff, sino fuera por ayuda de mis hermanas, también hubiera dejado todos los deportes. Lo abrace con fuerza, dejando caer más lágrimas cuando me devolvió el abrazo. Pudiera ser que no le demostraba mi amor constantemente, pero si había una persona delante de mi madre, mis hermanas o mis amigas, era mi hermano. El único que podía entregarle mi corazón completo, confiando en que jamás lo rompería.

- Te amo, ¿Lo sabes? – murmure separándome de él, sintiendo sus dedos pulgares quitándome las lágrimas. – Y deja de crecer, idiota, se supone que yo soy la mayor.

Su carcajada se hizo presente en el pasillo.

- Eres tú la que no crece más, tonta. – volvió a abrazarme, incluso con más fuerza- Te amo, Heath, por más que seas idiota.

Era reconfortante saber que, al menos una persona, me aceptaba tal como era, con todos mis defectos incluidos.

{Camila}