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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El Club de las Cinco {One Direction}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Al fin me puse al día! me encantaron los capítulos y suban cuando puedan :3 <3.
Summer.
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
*O* epa, ese Zayn coqueto. <3 ya quiero ver en que quedan estos dos, ya saben, son primos. Eso estaría interesante -cjas-
Leí desde el iPod, no es para nada cómodo leer desde esta madre :{ suban en cuanto puedan, ly.
Leí desde el iPod, no es para nada cómodo leer desde esta madre :{ suban en cuanto puedan, ly.
uncool.
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Alice.
—¿Por que no lo intentas mejor Ashley? —. Cuestioné a la rubia que tenía de pie en frente de mi.
Estaba junto con el resto del equipo en el entrenamiento... Cómo siempre, no todo era paz y tranquilidad. La muchacha Ashley últimamente ha estado "desafiandome". Todos los demás comentan que ella planea ser la capitana del equipo, y que quiere hacerme la vida imposible.
Lo que no sabían era que no me intimidaba. Ella era una porrista para nada flexible... Jamás podría ser la capitana.
—¡Me estoy esforzando! Además... Esto esta perfecto. ¿Que más pretendes?—. Me preguntó bruscamente.
Tuve que respirar por unos segundos, para tranquilizarme, y evitar lanzarle palabras prohibidas en los entrenamientos.
—Sólo te estoy pidiendo que lo hagas mejor. No te está saliendo como antes—. Respondí con una sonrisa torcida.
Pude ver como la rubia rodaba sus ojos, y suspiraba. Regresó a su lugar, a hacer lo de antes.
La detestaba.
Miré mi reloj. Sólo quince minutos más y todo acababa.
Estábamos entrenando donde el équipo de futbol américano practicaba... Por lo que varios idiotas se sentaban en las tribunas a observar... Estúpidos, no tienen nada que hacer.
Mientras hacia una de las últimas rutinas que teníamos preparada, Ashley estaba sentada a unos metros. Sus brazos estaban cruzados, y podía sentir sus grandes ojos mirándome a mi con amargura... Ella no podría lograr lo que quería, no me haría sentir mal.
Cuando por fin todo acabó, me despedí de mis compañeras y comencé a alejarme en dirección hacia dentro de la escuela... Debía sacar unos libros que dejé en mi casillero.
—Hey Alice...—. Sentí una voz femenina detrás de mi.
—¿Que pasa Ashley? —. Pregunté intentando sonar amable y gentil.
—Sólo... quería preguntarte algunas cosas.
La miré extrañada y curiosa. Quizás sólo quería amenazarme... De todos modos no me intimidaría.
—¿Tú... Tienes algo con Liam?
Si en ese momento, estuviera comiendo o bebiendo algo, me hubiera atragantado y ahogado. ¿A que venía esa extraña pregunta?
—No, no por supuesto que no—. Sacudí mi cabeza una y otra vez.
—Bueno... Entonces eso me alivia—. Suspiró y sonrió—. Planeo invitarlo a salir... Ya sabes sólo como amigos.
No pude ocultar mi risa por sus palabras y por lo que me estaba contando.
—Lo siento... Es que en serio no me la vi venir—. Expliqué parando de reír aunque continuaba sonriendo.
—Bueno... He oído rumores de que él piensa mucho en mi—. Comentó con sus ojos brillando.
Sabía que todo esto lo estaba haciendo a próposito... Sólo para molestarme. Pero a mi no me importa absolutamente nada la vida de Liam. Si quiere salir con la más estúpida de la escuela, pues que lo haga.
—Eso es grandioso. ¿Sabes? ¡Ve y ínvitalo! Mucha suerte! —. Exclamé alejándome de ella y sonriendo triunfal.
Seguro que intentaba desanimarme o que me enfadara, pero seguro que la dejé con la boca muy abierta, con mi alegría y mis felicitaciones.
Mientras caminaba hacia mi casillero, aún riéndome de la idiota de Ashley, tuve el desagrado de cruzarme cara a cara con Tomlinson.
—Idiota—. Susurré rodando mis ojos.
—¿Yo idiota? Miren quién lo dice...—. Respondió parando de caminar y girándose para mirarme.
—No me molestes Tomlinson. No es un buen día—. Advertí con la voz cortante.
—¿En serio? ¿Y que harás? ¿Agitar tus porras una y otra vez?
—Cierra la boca... Precioso te quedaba el traje de porrista la vez pasada—. Comenté riéndome. Se puso serio, no le gustaba recordar aquello. —¿Sabes? No sé que estoy haciendo ahora... Hablando con el que está haciendole daño a Josie.
Al momento de mencionar a mi amiga, su rostro se torno más serio y amargo. Rodee mis ojos, conteniendome las ganas de abofetearlo.
—Yo no le hice nada—. Murmuro observando al suelo.
—¡Por favor! Basta de mentir, y admite lo que estás haciendo... ¿Puedes no ser un idiota por una vez en tu día? —. Pregunté. Pero al momento de hacerlo, Louis explotó con sus exclamaciones.
—¿Y que hay de ti? ¿La capitana de porristas? ¡Te gusta Payne y no lo admites! ¡Y es tu Ex novio! ¿Que dices de eso? —. La que se sintió intimidada esta vez fui yo. ¿Que estaba diciendo?
—No es verdad—. Susurré mirando el suelo.
—¿No lo admitirás? ¿Te asusta o te da miedo que no te corresponda? ... Porque puedo darte la respuesta a esa pregunta...
—Deja de hablar tonterías—. Fue lo último que murmuré para después caminar hacia mi casillero, y dejar a ese gran idiota en el medio del pasillo solo.
Deseaba con todas mis fuerzas que un rayo impactará donde el se encontrara... Hasta ahora sólo demostraba que era un grandísimo idiota... Por causarle las extrañas reacciones a mi amiga Josie y por acusarme de tener "sentimientos" hacia Liam. ¿Nadie podía no opinar? No, claro que no. Porque todos en esta escuela, estaban al pendiente de los demás.
Cerré mi casillero con fuerza y bastante enfadada luego de sacar las cosas que eran necesarias.
Suspiré y me di cuenta que aún era algo temprano para regresar a casa.
Las cosas en mi hogar sólo eran problemas y más problemas. Mi mamá y su esposo, Steve, habían comenzado a discutir con frecuencia.
Mi hermano menor, Lucas, se asustaba por los gritos que oía en la noche, y abría la puerta de mi habitación con su rostro preocupado y deprimido.
Prefería no ir a casa, además debía hacer algunos ejercicios de Matemática, porque mis notas habían decaído bastante.
Me dirigí hacia la biblioteca con pasos lentos y mi frente arrugada. No era mi cosa preferida hacer tarea, y mucho menos de matemática.
Por suerte, el lugar se encontraba vacío. Sería extraño encontrar a algún estudiante por aquí a esta hora... Detrás del mostrador estaba la bibliotecaria, una señora de anteojos, cabello rubio y corto, y su cuerpo... redondo.
Tomé asiento en una mesa alejada, y después saqué los libros y algunas hojas.
Cada cinco minutos, borraba algún error que cometía. No estaba concentrada en la tarea, además no tenía muchas ganas.
Continué resolviendo lo que podía... Que eran muy pocos. Pero al menos, algo habré hecho.
Oí la puerta de la biblioteca abrirse, supuse que alguien había entrado, sin embargo, no despegué la mirada de mi hoja. Debía concentrarme.
—¿La capitana de porristas estudiando? Debe ser un chiste—. Tuve que levantar mi mirada de lo que estaba haciendo, y tuve el desagrado de encontrarme con el idiota de Payne.
—No estoy para juegos... Debo concentrarme en matemáticas—. Respondí volviendo mi atención al libro, con una mueca.
—¿Desde cuando eres buena en esa asignatura? —. Preguntó, y pude notar su sonrisa burlona en su rostro.
—¿Vienes a estudiar? Pues, entonces me voy a otro lado a terminar esto—. Lo observé enfadada y con el ceño fruncido.
—Estoy aquí buscando algunos libros—. Se encogió de hombros y tomó asiento en la silla que estaba a mi lado.
Asentí con mi cabeza, y empecé a guardar todas mis cosas en mi mochila. Sólo deseaba terminar la tarea y alejarme de Liam.
—¿Tienes que irte?—. Me preguntó. No le dije nada, sólo un movimiento con mi cabeza.
—Entonces... ¿Ashley está contigo en el equipo?—. Preguntó de repente, lo que me dejó bastante sorprendida. Lo mire cuestionante.
—Así es... Pero ¿Que pasa con ella?
Soltó una pequeña risa, que logro confundirme aún más.
—Saldré con ella... Quizás te interese saber sobre lo que hacen tus compañeras—. Sonrió y me guiñó un ojo. Y yo... Sentía que salía humo por mis orejas.
—¿De veras? ¿Vas a salir con Ashley? Valla... Es una gran pérdida de tiempo—. Solté una risa, mirándolo con mis brazos cruzados.
—¿Qué estas diciendo? No entiendo tus reacciones, Ally—. Comentó. Sabía que se estaba burlando de mi. —Sólo saldré con una chica, una chica muy linda...
Rodee los ojos, y tomé cada una de mis cosas.
—¿Por que me cuentas estas cosas? No son mis asuntos... —. Le dije confundida.
—Sólo creí que te interesaría saber... Por si alguna de tus porristas sale con alguien—. La sonrisa burlona que estaba grabada en el rostro de Liam, me enfurecía.
—No me interesa. Haz lo que quieras con ella.
—¿Lo que quiera? ¿Eso incluye sexo? —. Lo miré incrédula por sus palabras... Y después solté una carcajada de mis labios.
Suerte que no había nadie en la biblioteca.
—Suerte con eso. Saldrás corriendo seguramente—. Esta vez yo le guiñe un ojo.
Me propuse a irme, pero él continuó hablándome.
—¿Y tú que harás en estos días? —. Preguntó curioso. —¿Estudiar? ¿Quedarte en casa? ¿Mirar películas románticas?
Deseaba con ansias que Liam se callara y dejara de seguir hablando. Sentía que se estaba burlando de mi, y eso me enfadaba muchísimo.
—De hecho... Saldré con alguien—. Murmure sonriendo cínicamente.
Pude ver como su rostro se asombraba. ¡Justo lo que quería lograr!
—¿En serio? ¡Hagamos una doble cita! —. Exclamó levantando sus brazos con alegría.
En el acto, me arrepentí de lo que dije. No tenía ninguna cita, probablemente organizabamos una fiesta con las demás chicas, y allí vería chicos... Pero ¿Cita? Nada.
—Aún no sé a que lugar iremos... Además, no quisiera arruinar tu diversión con "Ashley"—. Resalté su nombre con una sonrisa burlona. Liam no era él unico que podía molestarme.
—Entonces... Alice, la capitana del equipo de porristas... ¿No acepta una doble cita? ¡Increíble! —. Sus palabras hacían que mi malhumor comenzara a hacerse presente.
Liam estaba esperando que le dijera que aceptaba la doble cita... Estaba segura. Pero... ¿Por que? Además, debía conseguir a alguien que me acompañara.
—Dime el lugar y a que hora. Iré y te haré tragar tus palabras—. Murmuré acercándome a él, apretando los dientes.
—Pareces enfadada—. Comentó inocente.
Rodee los ojos.
—No Liam... Estoy brincando de felicidad. Nos veremos luego—. Me alejé de él con brusquedad, para luego tomar mis cosas y marcharme de la biblioteca.
Decidí regresar a casa. Si me quedaba en la escuela, probablemente volvería a verlo, y eso era lo que menos deseaba... Además, se acercaba la hora del anochecer, y se haría muy tarde.
Mientras caminaba con prisa, para llegar rápido, me puse a pensar en lo que había hecho.
Debía conseguir a alguien que me acompañara a la estúpida doble cita. ¡Quería golpearme a mi misma!
Acepté sin pensarlo. Ahora tendría que estar con Ashley, la más hueca de la escuela... Liam, de quien no quería saber absolutamente nada, y otra persona, que sería mi cita.
¿En que me metí?
|Mili#Jonas|
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Siento que me quedo más corto de lo planeado. :/ En fin, ojalá les guste... No me convenció pero quería subir ahora. :)
Patu, espero tu capítulo.
Un saludo a todas! :3
Patu, espero tu capítulo.
Un saludo a todas! :3
|Mili#Jonas|
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Me muero Mili! JAJAJAJAJ ay dios, Alice se mando una macana enorme porque ahora tiene que invitar a alguien para que salga con ella en la doble cita con Liam ¡Tonto Payne! Se que Tomlinson sigue afectado por lo de Josie u.u estupido D:
Espero a Patu :3
Espero a Patu :3
Jaeger.
----
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Ay Mili, a mi me encanto. Todas vamos a golpear al Liam & a Louis, dkjghgkfj. Alice es muy linda, jeje de verdad, ah. Y bueno, Patu te esperooo.
nayeon.
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Chicas me encantan los capítulos, van super genial todas. Las historias cada vez se ponen mejor; me dan ganas de saber que pasaran luego. Ally sigue sintiendo cosas por Liam, adkl. Louis me haca enojar xd, espero que puedan seguir pronto<3.
:-w-:
Melissa.
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
hjasgdjasghsgjljsgh Siguela sjabdsjakdb me encanta ! *Q* <3
Veronica'Rios
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Nueva lectora c: Me encanta la novela chicas, es genial, en serio. Y se nota que se esfurzan porque es genial su novela, y saben trabajar en equipo. ¡Las cinco hacen la novela hermosa! Así que graicas por compartirla y ashí.
En cuanto a la novela, ¡ODIO A LOUIS! nah, en la vida real te amo culón, ailaviu asdasdas ¡Liam es un mujeriego y un forro! pero en realidad es super bueno, y esta re bueno akasjask ailaviu Leeyum...
¡Ya quiero que Patu suba! Y saber que la va a pasar a la inocenteno tan inocente Jos, y como reaccionar las chicas, seguro van a querer matar y castrar a Louéh.
Tambien ¿que habra pasado en la cita de Heather y Logan? Pobrecito el ruloso...yo te consuelo Harry (? :twisted:
khasksajask que hara Alice ahora?cagamos Va a tener que conseguir un chico :oo
Camila tiene que besar al Irlandés, son tan tiernos juntos kjasksajen todo caso me lo deja a mí
Pobre Gemma ama a su primo, que dificíl ... y que tiernus Zayn askjsaksa le tienemiedo a la pelí. Y ama a Gemma, yo lo sé, lo presiento(?
Kande, Cami, Hava, Mili, y Patu HERMOSA NOVELA ! :DD<3 beshos.
En cuanto a la novela, ¡ODIO A LOUIS!
¡Ya quiero que Patu suba! Y saber que la va a pasar a la inocente
Tambien ¿que habra pasado en la cita de Heather y Logan? Pobrecito el ruloso...
khasksajask que hara Alice ahora?
Camila tiene que besar al Irlandés, son tan tiernos juntos kjasksaj
Kande, Cami, Hava, Mili, y Patu HERMOSA NOVELA ! :DD<3 beshos.
Juuli
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Chiquillasss :3 lamento haberme tardado un poco en subir, ando algo ocupada pero ya terminé el cap *-*
Bueno, gracias por estar siempre y dejarnos sus comentarios y bienvenida a Juuli, nuestra nueva lectora <3
Espero que les guste el cap, lo hice medio larguito c: las amamos ♥
Bueno, gracias por estar siempre y dejarnos sus comentarios y bienvenida a Juuli, nuestra nueva lectora <3
Espero que les guste el cap, lo hice medio larguito c: las amamos ♥
Capítulo 29
{Josie}
Guardé todos mis libros y cuadernos en el casillero, dejando mi mochila prácticamente vacía. Tenía tareas que entregar para el lunes, pero como dudaba que pudiera llegar a hacerlas, no me importó demasiado de cualquier modo, ni haberme saltado la última clase del día tampoco. Mis notas eran lo bastante altas como para que pudiera permitirme un descuido como aquel. Además, con el cansancio que se apoderaba frecuentemente de mi cuerpo, me venía de mil maravillas llevar poco peso.
Me dirigí a las gradas que había en la cancha de fútbol y aguardé a que tocara el timbre, intentando calmar mi nerviosismo. Traté de leer un libro para distraer mi mente de las preocupaciones que me venían agobiando en la última semana; sin embargo, para cuando sonó la campana, seguía atascada en la misma línea. Cerré el libro con frustración mientras veía a mis amigas acercándose a las gradas para saludarme.
—Sé que hoy no es viernes de reunión, pero creí que podríamos anular esa regla por esta vez, no estoy segura de soportar hasta la próxima semana —comenté.
—Bueno, suéltalo, rubia, ¿qué sucede? —inquirió Gemma, observándome con curiosidad. Las demás la siguieron, excepto Heather. Por como me miraba supe que ya sabía lo que estaba por decir.
—Hoy me haré un test de embarazo —anuncié al fin, cruzándome de brazos y bajando la cabeza, intimidada al tener todas sus miradas en mí—. No creo que pueda aguantarlo sola… —comencé a decir, pero mi voz se perdió.
Todas se acercaron de inmediato a abrazarme, pero me contuve para no llorar. Estaba harta de ser tan inestable.
—Vamos a mi casa, entonces —dijo Heather y nosotras asentimos.
En el camino compré el test, y luego nos dirigimos sin más hacia la casa de la pelirroja. Con cada minuto que pasaba solo lograba llenarme más de ansiedad, los nervios me revolvían el estómago y enredaban mis pensamientos. Apenas llegamos le pedí permiso a Heath y me dirigí directamente al cuarto de baño. No pude pronunciar más palabra, pues los latidos frenéticos de mi corazón me ahogaban.
Con las manos temblorosas abrí la pequeña caja y me concentré en seguir cuidadosamente las instrucciones. Luego solo quedaba esperar…al cabo de cinco minutos, me levanté del retrete de un solo salto y me aproximé al lavabo, retirando el test del pequeño recipiente con orina y conté: una línea.
Sentí como mi pulso parecía detenerse al igual que todo a mi alrededor. Pero entonces, una segunda línea hizo acto de presencia. Ni siquiera me molesté en gritar, llorar o maldecir. Solo me limité a tirar lo que había utilizado y dejar el baño en condiciones de nuevo antes de regresar con las demás. Escuché el suave murmullo de sus voces, que me indicó que se encontraban en el cuarto de la pelirroja. Una vez que ingresé, todas se levantaron de la cama, observándome atentamente, intentando descifrar el resultado pero mi semblante no pareció transmitirles nada.
—¿Y bien? —aventuró Alice, con la voz temblorosa y expectante.
Esta vez tampoco me sentía capaz de pronunciar alguna palabra. No porque tuviese el corazón en la garganta, sino porque ahora que por fin sabía a ciencia cierta lo que me ocurría, los nervios se habían disipado ante la confirmación de mis peores miedos. Ahora lo único que sentía era un terrible abatimiento.
Me limité a asentir con la cabeza.
Miradas de incredulidad en algunas, exclamaciones ahogadas en otras. Ni una sola palabra. Ninguna sabía bien qué decir en realidad, o cómo reaccionar, si felicitándome o sintiendo compasión por mí. Estaba claro que la llegada de un hijo a esta edad no era un gran motivo de festejos.
—Debería irme —dije por fin, cortando el tenso silencio—. Ya saben, debo hablar con mi familia y eso. —A medida que pronunciaba esas palabras, mi voz se fue volviendo menos firme. Ahora los nervios volvían a encogerme las entrañas de solo imaginar lo que me esperaba.
—Te llevaré —ofreció Heather.
—Vamos con ustedes —resolvió Camila.
El trayecto fue lento, tortuoso y silencioso. En parte agradecía aquel silencio, pues lo que menos me apetecía era hablar. De repente, traté de imaginarme a mí misma cargando a un niño o a una niña. Siendo madre…en nueve meses. La imagen me pareció tan surrealista que durante los siguientes minutos sentí como si estuviera dentro de una larga y agotadora ensoñación de la cual saldría pronto. Y vaya que salí.
—Fuerzas, rubia, tú puedes con esto —me alentó Gemma, dándome unas palmaditas al hombro desde el asiento trasero. Las demás la imitaron dándome palabras de aliento, y yo solo pude agradecerles apenas, sonriendo débilmente. Mi rostro seguramente habría perdido todo su color para ese entonces y apenas podía controlar el temblor en mi cuerpo cuando entré a la casa.
Deposité mi mochila en el sofá con parsimonia, intentando hacer que el tiempo corriera más lento, y así poder retrasar aquél momento que tanto me temía.
—¿Qué tal te fue, Joss? —Vi a mi madre acercándose a mí, y su sonrisa desvaneciéndose al ver mi rostro—. ¿Qué tienes? —preguntó afligida, tocando mi mejilla.
—¿Están todos en la casa? —logré decir.
—¿Cómo? —Mi pregunta pareció desconcertarla—. Sí, claro que sí. Tranquila, están todos bien.
Negué débilmente con la cabeza, ese no era, ni por asomo, el problema real.
—¿Podrían venir a la cocina un momento? Debo decirles algo —pronuncié con dificultad. Ella solo asintió, sin tranquilizarse mucho ante mi estado, pero aún así cumplió mi petición y al cabo de unos minutos todos estuvieron reunidos en la mesa, lanzándome miradas apremiantes para que comenzara de una vez y los dejara retomar sus tareas. Sí, no era muy tomada en cuenta en esa casa –a excepción de por mi madre- a menos que hiciera algo malo. Bueno, ahora sí acababa de cagarla en grande, así que me prestarían atención.
Intenté pensar en una introducción coherente para el tema, pero las palabras parecían atascarse en mi boca reseca. Sentí la tensión acumulándose en el ambiente, y en mi cuerpo, hasta el punto de casi hacerme estallar. Bien, tendría que soltarlo sin más.
—Quería decirles que hace unas semanas estuve notando algunos cambios vertiginosos en mi organismo, como sabrán. —Todos parecieron prestarme un poco más de atención con eso. Mi madre había prometido llevarme al médico, pero ya ni siquiera era necesario—. Y hace unos momentos verifiqué que…estoy embarazada.
Un silencio abrupto le abrió paso a algunas risitas nerviosas, confusas.
—¿Es en serio, Josie? —preguntó Marie, sin saber bien si reírse o regañarme por lo que acababa de decir.
La verdad, hasta hace un mes atrás, yo tampoco hubiera imaginado que algo de esto ocurriría. Es más, si lo pensaba bien, cualquiera que oyera que estaba embarazada se echaría a reír. A menos que hubieran estado en las dos fiestas salvajes en las que me descontrolé, era difícil imaginar algo así de alguien como yo.
—Sí, me hice un test.
—¡Pero si ni siquiera tienes novio! —comentó mi madre, con asombro. Todos se negaban a creer mis palabras aún.
—Eso ustedes no pueden saberlo —espeté ofendida—. De hecho, estuve manteniendo una relación con aquél chico del comedor —dije, mirando fijamente a mi madre.
No era del todo cierto, ni mentira. Por algún motivo creía que oír eso le resultaría menos espantoso que saber la verdad: que quedé embarazada en mi primera vez estando drogada, y que Louis y yo solo teníamos una relación de sexo.
Todos guardaron silencio otra vez, ahora con los semblantes serios y afligidos, tomando consciencia de la veracidad de mis palabras. Un golpe brusco sobre la mesa me hizo sobresaltar terriblemente. Levanté la vista para encontrarme con la mirada de mi padre, que echaba fuego. Me encogí intimidada, recordando todos aquellos años de maltratos hacia mis hermanos, pero sobre todo a mi madre y sentí un profundo miedo de ese hombre repugnante.
—Que puta asquerosa eres —me espetó, mirándome con un odio que ningún padre debería sentir jamás hacia sus hijos—. ¡¿Sigues viendo a ese hijo de puta?! —Negué rápidamente con la cabeza, odiándome por estar tan asustada—. Era lógico, ahora seguro se hará el desentendido y tendremos que correr con todos los gastos del crío ¡pero no lo permitiré! ¡Te vas de aquí, hoy mismo!
Me quedé estática al oír sus palabras.
—¿Me…me estás echando? —pregunté incrédula. Me esperaba mil reacciones ante la noticia, pero jamás algo como esto.
—Obviamente, así que ve a empacar tus cosas, puta de mierda.
—¡No lo soy! —grité, derramando varias lágrimas sin apenas notarlo. Esto estaba yendo lejos, y demasiado. El odio le ganó al miedo, y me puse pie, furiosa—. Además, si mal no recuerdo, tu madre tenía la misma edad que yo cuando se embarazó de un tipo que le doblaba la edad ¿eh? —escupí con malicia, satisfecha de ofender a esa mujer que al igual que él y toda su puta familia se daban aires de perfección y grandeza, sin siquiera estar cerca de ello.
Una fuerte bofetada me quemó la mejilla derecha y tuve que afirmarme en la mesa para no perder el equilibrio. Me tomó un par de segundos asimilar lo que había ocurrido. Si bien no era novedad que mi padre distribuía golpes de diestro a siniestro, era la primera vez que me hacía daño…físicamente, claro, porque en lo demás me había humillado y pisoteado demasiadas veces antes.
Posiblemente me hubiera dado otro golpe de no ser porque Alan, mi hermano, lo detuvo y le dio un buen empujón, pero no pude concentrarme en nada más. Busqué con desesperación la mirada de mi madre, que permanecía quieta en su lugar con los ojos llorosos aunque sin defenderme. ¡Cuán decepcionada debía estar de mí! Y de solo pensar en eso, un dolor insoportable me oprimía el pecho y me hacía querer gritar.
—Ya lo decía yo, con amistades como esas ¿qué se podía esperar?
—Cállate, Marie —le ladré exasperada.
Sin embargo, súbitamente recordé aquella fiesta en la cual Heather prácticamente me había drogado. ¿Acaso me hubiera ido a la cama con Louis esa noche de haber estado sobria? Lo más probable era que no. Pero no era correcto pensar así. La culpa no era de nadie, ni siquiera del idiota de Tomlinson porque técnicamente, él había tomado todas las precauciones.
Le di un último vistazo a mi madre, que seguía impasible, y supe que estaba totalmente sola. Así que me dirigí a mi cuarto, dispuesta a largarme de esa maldita casa de una buena vez. En realidad, siempre lo quise. Todo era puro odio en ese lugar, pero aún así me dolía ser echada como un perro. Aunque viniendo de mi padre no era tan sorprendente en realidad.
—¿Josie, estás bien? —escuché a mi hermano llamando al otro lado de la puerta y me sorprendí. Desde que se había casado con esa perra…es decir, con Jessica, estaba tan cambiado y distante de todos, en especial de mí. Éramos tan unidos. Y ahora creí notar su antiguo tono protector.
—No —respondí, con la voz estrangulada y él abrió la puerta con delicadeza.
—Ponte esto. —Me tendió un paquete con hielo. Seguramente su pregunta iba referida al golpe y la verdad ya comenzaba a sentir la hinchazón.
—Gracias.
—¿Qué vas a hacer con eso? —Señaló mis bolsos y mi maleta.
—¿No es obvio? Me largo, como me lo pidieron. Nadie se opuso así que… —Me encogí de hombros para ocultar mi dolor.
—Estamos todos en shock. Pero cambiarán de opinión, Robert no puede echarte.
—Ya lo hizo. Y gracias de todos modos, pero sabes como es ese hombre cuando se le pone algo en la cabeza. Además, cree que esta puta casa es solo suya cuando al final todos terminaron pagándola.
Alan permaneció pensativo unos instantes.
—¿Y si vienes unos días conmigo hasta que se calme?
¿Vivir en su diminuto departamento? ¿Con Jessica y su familia de vagos que también estaban allí viviendo gratis?
—No, gracias. Me las arreglaré, tengo adonde ir por unos días.
—¿Segura?
—Claro, gracias en serio, de todos modos —volví a mentir.
Una vez que tuve mi equipaje listo, le envié un mensaje a las chicas para que nos reuniéramos urgentemente en cualquier casa que estuviera disponible. Al final, resultó ser de nuevo la de Heather y en pocos minutos su auto estuvo de nuevo frente a mi casa. Inspiré profundamente, armándome de valor pero cuando pasé por la sala solo estaba mi madre allí, lo cual me facilitó las cosas.
Nos miramos en silencio en unos minutos, y prácticamente le rogué con la mirada que dijera algo. Una puta palabra nada más. Que me pidiera que me quedase. Pero no lo hizo, y con eso me bastó para entender que nunca me comprendería, ni me perdonaría por mi error.
Furiosa, tomé mis cosas y me largué dando un sonoro portazo. Una vez afuera, las demás me observaron totalmente desconcertadas y comenzaron a llover las preguntas pero no les respondí nada hasta que terminamos de cargar todo en el auto y estuvimos en marcha.
—¿Qué pasó, Joss? ¡Dinos de una vez! —chilló Alice—. ¿Acaso te irás a vivir con Louis?
La miré sorprendida, preguntándome como había llegado a esa suposición tan disparatada. Solté una risita triste y ácida.
—Claro que no. Tomlinson jamás permitiría que me quedara en su casa.
—¿Por qué no? —quiso saber Gemma.
—Él no quiere a su hijo, no me cree que sea suyo. —Miré el único bolso que llevaba conmigo, pues todo lo demás iba en el baúl—. Mis padres me echaron —solté por fin—. ¿Adonde iré ahora?
Mis palabras provocaron una gran conmoción en el interior del vehículo. Heather frenó en seco y me obligó a mirarla.
—Pues a mi casa, nena. Por algo eres mi mejor amiga ¿no? —preguntó en tono obvio, y agradecí que no me mirara con lástima, que fuera la misma de siempre.
Consiguió hacerme sonreír.
—Odiaré ser una carga, pero estoy desesperada, así que acepto. Gracias en serio, Heath.
—Bah, nada de eso, tenemos mucho espacio y además mi mamá se pondrá como loca —comentó con malicia, a lo que todas soltamos una carcajada. ¿Alguna vez dejaría de hacerle la contra a esa mujer? Luego de que les contara lo ocurrido intentaron, por todos los medios, subirme el ánimo.
Mentalmente di las gracias de que aquel castigo de sábado me permitiera conocer mejor a estas chicas. Ahora son mis hermanas. Sinceramente, no sé que haría sin ellas…
Me dirigí a las gradas que había en la cancha de fútbol y aguardé a que tocara el timbre, intentando calmar mi nerviosismo. Traté de leer un libro para distraer mi mente de las preocupaciones que me venían agobiando en la última semana; sin embargo, para cuando sonó la campana, seguía atascada en la misma línea. Cerré el libro con frustración mientras veía a mis amigas acercándose a las gradas para saludarme.
—Sé que hoy no es viernes de reunión, pero creí que podríamos anular esa regla por esta vez, no estoy segura de soportar hasta la próxima semana —comenté.
—Bueno, suéltalo, rubia, ¿qué sucede? —inquirió Gemma, observándome con curiosidad. Las demás la siguieron, excepto Heather. Por como me miraba supe que ya sabía lo que estaba por decir.
—Hoy me haré un test de embarazo —anuncié al fin, cruzándome de brazos y bajando la cabeza, intimidada al tener todas sus miradas en mí—. No creo que pueda aguantarlo sola… —comencé a decir, pero mi voz se perdió.
Todas se acercaron de inmediato a abrazarme, pero me contuve para no llorar. Estaba harta de ser tan inestable.
—Vamos a mi casa, entonces —dijo Heather y nosotras asentimos.
En el camino compré el test, y luego nos dirigimos sin más hacia la casa de la pelirroja. Con cada minuto que pasaba solo lograba llenarme más de ansiedad, los nervios me revolvían el estómago y enredaban mis pensamientos. Apenas llegamos le pedí permiso a Heath y me dirigí directamente al cuarto de baño. No pude pronunciar más palabra, pues los latidos frenéticos de mi corazón me ahogaban.
Con las manos temblorosas abrí la pequeña caja y me concentré en seguir cuidadosamente las instrucciones. Luego solo quedaba esperar…al cabo de cinco minutos, me levanté del retrete de un solo salto y me aproximé al lavabo, retirando el test del pequeño recipiente con orina y conté: una línea.
Sentí como mi pulso parecía detenerse al igual que todo a mi alrededor. Pero entonces, una segunda línea hizo acto de presencia. Ni siquiera me molesté en gritar, llorar o maldecir. Solo me limité a tirar lo que había utilizado y dejar el baño en condiciones de nuevo antes de regresar con las demás. Escuché el suave murmullo de sus voces, que me indicó que se encontraban en el cuarto de la pelirroja. Una vez que ingresé, todas se levantaron de la cama, observándome atentamente, intentando descifrar el resultado pero mi semblante no pareció transmitirles nada.
—¿Y bien? —aventuró Alice, con la voz temblorosa y expectante.
Esta vez tampoco me sentía capaz de pronunciar alguna palabra. No porque tuviese el corazón en la garganta, sino porque ahora que por fin sabía a ciencia cierta lo que me ocurría, los nervios se habían disipado ante la confirmación de mis peores miedos. Ahora lo único que sentía era un terrible abatimiento.
Me limité a asentir con la cabeza.
Miradas de incredulidad en algunas, exclamaciones ahogadas en otras. Ni una sola palabra. Ninguna sabía bien qué decir en realidad, o cómo reaccionar, si felicitándome o sintiendo compasión por mí. Estaba claro que la llegada de un hijo a esta edad no era un gran motivo de festejos.
—Debería irme —dije por fin, cortando el tenso silencio—. Ya saben, debo hablar con mi familia y eso. —A medida que pronunciaba esas palabras, mi voz se fue volviendo menos firme. Ahora los nervios volvían a encogerme las entrañas de solo imaginar lo que me esperaba.
—Te llevaré —ofreció Heather.
—Vamos con ustedes —resolvió Camila.
El trayecto fue lento, tortuoso y silencioso. En parte agradecía aquel silencio, pues lo que menos me apetecía era hablar. De repente, traté de imaginarme a mí misma cargando a un niño o a una niña. Siendo madre…en nueve meses. La imagen me pareció tan surrealista que durante los siguientes minutos sentí como si estuviera dentro de una larga y agotadora ensoñación de la cual saldría pronto. Y vaya que salí.
—Fuerzas, rubia, tú puedes con esto —me alentó Gemma, dándome unas palmaditas al hombro desde el asiento trasero. Las demás la imitaron dándome palabras de aliento, y yo solo pude agradecerles apenas, sonriendo débilmente. Mi rostro seguramente habría perdido todo su color para ese entonces y apenas podía controlar el temblor en mi cuerpo cuando entré a la casa.
Deposité mi mochila en el sofá con parsimonia, intentando hacer que el tiempo corriera más lento, y así poder retrasar aquél momento que tanto me temía.
—¿Qué tal te fue, Joss? —Vi a mi madre acercándose a mí, y su sonrisa desvaneciéndose al ver mi rostro—. ¿Qué tienes? —preguntó afligida, tocando mi mejilla.
—¿Están todos en la casa? —logré decir.
—¿Cómo? —Mi pregunta pareció desconcertarla—. Sí, claro que sí. Tranquila, están todos bien.
Negué débilmente con la cabeza, ese no era, ni por asomo, el problema real.
—¿Podrían venir a la cocina un momento? Debo decirles algo —pronuncié con dificultad. Ella solo asintió, sin tranquilizarse mucho ante mi estado, pero aún así cumplió mi petición y al cabo de unos minutos todos estuvieron reunidos en la mesa, lanzándome miradas apremiantes para que comenzara de una vez y los dejara retomar sus tareas. Sí, no era muy tomada en cuenta en esa casa –a excepción de por mi madre- a menos que hiciera algo malo. Bueno, ahora sí acababa de cagarla en grande, así que me prestarían atención.
Intenté pensar en una introducción coherente para el tema, pero las palabras parecían atascarse en mi boca reseca. Sentí la tensión acumulándose en el ambiente, y en mi cuerpo, hasta el punto de casi hacerme estallar. Bien, tendría que soltarlo sin más.
—Quería decirles que hace unas semanas estuve notando algunos cambios vertiginosos en mi organismo, como sabrán. —Todos parecieron prestarme un poco más de atención con eso. Mi madre había prometido llevarme al médico, pero ya ni siquiera era necesario—. Y hace unos momentos verifiqué que…estoy embarazada.
Un silencio abrupto le abrió paso a algunas risitas nerviosas, confusas.
—¿Es en serio, Josie? —preguntó Marie, sin saber bien si reírse o regañarme por lo que acababa de decir.
La verdad, hasta hace un mes atrás, yo tampoco hubiera imaginado que algo de esto ocurriría. Es más, si lo pensaba bien, cualquiera que oyera que estaba embarazada se echaría a reír. A menos que hubieran estado en las dos fiestas salvajes en las que me descontrolé, era difícil imaginar algo así de alguien como yo.
—Sí, me hice un test.
—¡Pero si ni siquiera tienes novio! —comentó mi madre, con asombro. Todos se negaban a creer mis palabras aún.
—Eso ustedes no pueden saberlo —espeté ofendida—. De hecho, estuve manteniendo una relación con aquél chico del comedor —dije, mirando fijamente a mi madre.
No era del todo cierto, ni mentira. Por algún motivo creía que oír eso le resultaría menos espantoso que saber la verdad: que quedé embarazada en mi primera vez estando drogada, y que Louis y yo solo teníamos una relación de sexo.
Todos guardaron silencio otra vez, ahora con los semblantes serios y afligidos, tomando consciencia de la veracidad de mis palabras. Un golpe brusco sobre la mesa me hizo sobresaltar terriblemente. Levanté la vista para encontrarme con la mirada de mi padre, que echaba fuego. Me encogí intimidada, recordando todos aquellos años de maltratos hacia mis hermanos, pero sobre todo a mi madre y sentí un profundo miedo de ese hombre repugnante.
—Que puta asquerosa eres —me espetó, mirándome con un odio que ningún padre debería sentir jamás hacia sus hijos—. ¡¿Sigues viendo a ese hijo de puta?! —Negué rápidamente con la cabeza, odiándome por estar tan asustada—. Era lógico, ahora seguro se hará el desentendido y tendremos que correr con todos los gastos del crío ¡pero no lo permitiré! ¡Te vas de aquí, hoy mismo!
Me quedé estática al oír sus palabras.
—¿Me…me estás echando? —pregunté incrédula. Me esperaba mil reacciones ante la noticia, pero jamás algo como esto.
—Obviamente, así que ve a empacar tus cosas, puta de mierda.
—¡No lo soy! —grité, derramando varias lágrimas sin apenas notarlo. Esto estaba yendo lejos, y demasiado. El odio le ganó al miedo, y me puse pie, furiosa—. Además, si mal no recuerdo, tu madre tenía la misma edad que yo cuando se embarazó de un tipo que le doblaba la edad ¿eh? —escupí con malicia, satisfecha de ofender a esa mujer que al igual que él y toda su puta familia se daban aires de perfección y grandeza, sin siquiera estar cerca de ello.
Una fuerte bofetada me quemó la mejilla derecha y tuve que afirmarme en la mesa para no perder el equilibrio. Me tomó un par de segundos asimilar lo que había ocurrido. Si bien no era novedad que mi padre distribuía golpes de diestro a siniestro, era la primera vez que me hacía daño…físicamente, claro, porque en lo demás me había humillado y pisoteado demasiadas veces antes.
Posiblemente me hubiera dado otro golpe de no ser porque Alan, mi hermano, lo detuvo y le dio un buen empujón, pero no pude concentrarme en nada más. Busqué con desesperación la mirada de mi madre, que permanecía quieta en su lugar con los ojos llorosos aunque sin defenderme. ¡Cuán decepcionada debía estar de mí! Y de solo pensar en eso, un dolor insoportable me oprimía el pecho y me hacía querer gritar.
—Ya lo decía yo, con amistades como esas ¿qué se podía esperar?
—Cállate, Marie —le ladré exasperada.
Sin embargo, súbitamente recordé aquella fiesta en la cual Heather prácticamente me había drogado. ¿Acaso me hubiera ido a la cama con Louis esa noche de haber estado sobria? Lo más probable era que no. Pero no era correcto pensar así. La culpa no era de nadie, ni siquiera del idiota de Tomlinson porque técnicamente, él había tomado todas las precauciones.
Le di un último vistazo a mi madre, que seguía impasible, y supe que estaba totalmente sola. Así que me dirigí a mi cuarto, dispuesta a largarme de esa maldita casa de una buena vez. En realidad, siempre lo quise. Todo era puro odio en ese lugar, pero aún así me dolía ser echada como un perro. Aunque viniendo de mi padre no era tan sorprendente en realidad.
—¿Josie, estás bien? —escuché a mi hermano llamando al otro lado de la puerta y me sorprendí. Desde que se había casado con esa perra…es decir, con Jessica, estaba tan cambiado y distante de todos, en especial de mí. Éramos tan unidos. Y ahora creí notar su antiguo tono protector.
—No —respondí, con la voz estrangulada y él abrió la puerta con delicadeza.
—Ponte esto. —Me tendió un paquete con hielo. Seguramente su pregunta iba referida al golpe y la verdad ya comenzaba a sentir la hinchazón.
—Gracias.
—¿Qué vas a hacer con eso? —Señaló mis bolsos y mi maleta.
—¿No es obvio? Me largo, como me lo pidieron. Nadie se opuso así que… —Me encogí de hombros para ocultar mi dolor.
—Estamos todos en shock. Pero cambiarán de opinión, Robert no puede echarte.
—Ya lo hizo. Y gracias de todos modos, pero sabes como es ese hombre cuando se le pone algo en la cabeza. Además, cree que esta puta casa es solo suya cuando al final todos terminaron pagándola.
Alan permaneció pensativo unos instantes.
—¿Y si vienes unos días conmigo hasta que se calme?
¿Vivir en su diminuto departamento? ¿Con Jessica y su familia de vagos que también estaban allí viviendo gratis?
—No, gracias. Me las arreglaré, tengo adonde ir por unos días.
—¿Segura?
—Claro, gracias en serio, de todos modos —volví a mentir.
Una vez que tuve mi equipaje listo, le envié un mensaje a las chicas para que nos reuniéramos urgentemente en cualquier casa que estuviera disponible. Al final, resultó ser de nuevo la de Heather y en pocos minutos su auto estuvo de nuevo frente a mi casa. Inspiré profundamente, armándome de valor pero cuando pasé por la sala solo estaba mi madre allí, lo cual me facilitó las cosas.
Nos miramos en silencio en unos minutos, y prácticamente le rogué con la mirada que dijera algo. Una puta palabra nada más. Que me pidiera que me quedase. Pero no lo hizo, y con eso me bastó para entender que nunca me comprendería, ni me perdonaría por mi error.
Furiosa, tomé mis cosas y me largué dando un sonoro portazo. Una vez afuera, las demás me observaron totalmente desconcertadas y comenzaron a llover las preguntas pero no les respondí nada hasta que terminamos de cargar todo en el auto y estuvimos en marcha.
—¿Qué pasó, Joss? ¡Dinos de una vez! —chilló Alice—. ¿Acaso te irás a vivir con Louis?
La miré sorprendida, preguntándome como había llegado a esa suposición tan disparatada. Solté una risita triste y ácida.
—Claro que no. Tomlinson jamás permitiría que me quedara en su casa.
—¿Por qué no? —quiso saber Gemma.
—Él no quiere a su hijo, no me cree que sea suyo. —Miré el único bolso que llevaba conmigo, pues todo lo demás iba en el baúl—. Mis padres me echaron —solté por fin—. ¿Adonde iré ahora?
Mis palabras provocaron una gran conmoción en el interior del vehículo. Heather frenó en seco y me obligó a mirarla.
—Pues a mi casa, nena. Por algo eres mi mejor amiga ¿no? —preguntó en tono obvio, y agradecí que no me mirara con lástima, que fuera la misma de siempre.
Consiguió hacerme sonreír.
—Odiaré ser una carga, pero estoy desesperada, así que acepto. Gracias en serio, Heath.
—Bah, nada de eso, tenemos mucho espacio y además mi mamá se pondrá como loca —comentó con malicia, a lo que todas soltamos una carcajada. ¿Alguna vez dejaría de hacerle la contra a esa mujer? Luego de que les contara lo ocurrido intentaron, por todos los medios, subirme el ánimo.
Mentalmente di las gracias de que aquel castigo de sábado me permitiera conocer mejor a estas chicas. Ahora son mis hermanas. Sinceramente, no sé que haría sin ellas…
Patu
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
Pobre chica, ni una sola buena a lo largo de toda la novela; la hacemos sufrir cual perra. Robert es muchas cosas, la palabra que mejor lo definiría es hijo de puta; ¿Cómo puede pegarles? Por lo que dijo e hizo uno se da cuenta que es bastante impulsivo y agresivo. Me pregunto como una chica como Josie, sumisa y tímida, ha podido vivir por tanto tiempo en esa casa; parece que la madre es un poco... ¿Negadora? No lo sé, me hace acordar mucho a mi mamá.
Amé el capítulo Patu, espero el próximo :'3
Amé el capítulo Patu, espero el próximo :'3
Cami
Re: El Club de las Cinco {One Direction}
jkashdjkshdfjhdjh Dios jkasdhjksadj siguela *-* hjasbdjksadjb me encanta probe chica xd jasdhashdj Dis me encanat siguela
Veronica'Rios
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