El Club de las Cinco {One Direction}

- Heather – me llamo mamá desde la sala. Camine hacia donde se encontraba y le hice un gesto en la cabeza para que siguiera hablando - ¿Puedes llamar a tu hermano? Necesito hablar algo importante con ustedes – continuo en un tono que dejaba ver su nerviosismo.

Bufe y asentí con pocas ganas mientras subía las escaleras. Una vez en el piso de arriba, golpee la puerta de la habitación de mi hermano menor, la cual quedaba al frente de la mía y de al lado de mi madre. Segundos después, el me abrió y se removió el pelo con su mano mientras sus rizos se comenzaron a deformar.

- Torpe, mamá nos llama – dije con un poco de irritación. Tenía trabajo que hacer y Gina me estaba retrasando bastante.

- Bajo en un segundo.

- No. Ahora – ordene mientras le señalaba con la mano las escaleras.

Connor bufo y cerró la puerta de su habitación detrás de él. Con los pies desganados, ambos comenzamos a bajar las escaleras hasta llegar nuevamente a la sala. Mi casa no era tan grande y lujosa como la mayoría de las casas alrededor, pero si era bonita y deba la sensación de tranquilidad. O bueno, desde que él se había ido todo estaba tranquilo.

Mientras mamá se decidía si hablar o no, comencé a ver los retratos colgados en las paredes y en los estantes. Había fotos por doquier de mis hermanas cuando eran chicas, o de mis sobrinos cuando eran bebes y también fotos de las cuales notaba su crecimiento.

- Chicos – deje de mirar los cuadros y concentre mi mirada en mi madre, me cruce de brazos. Revolee los ojos cuando Connor me exigió con la mirada que me sentara, así que lo hice. – Hay algo importante que deben saber.

- ¿Qué sucede, mama? – pregunto mi hermano con preocupación - ¿Hay problemas con el dinero? ¿Le paso algo a las demás? ¿Estas enferma?

- Si hay problemas de dinero, puedo darte mi sueldo de este mes – dije cortantemente, aunque ciertamente preocupada. Lo que menos quería era que mamá estuviera nerviosa para pagar las cuentas.

- No, nada de eso – hizo una leve sonrisa – Sucede que es otra cosa. ¿Se acuerdan que les conté que estaba teniendo citas con un hombre?

- ¿Te hizo algo? – inquirió Connor levantándose del sillón, dejando ver el rostro lleno de ira.

- Siéntate – dije aun mirando fijamente a mi madre – Connor, siéntate – el acato mis órdenes.

- No, él es simplemente una maravillosa persona – sonrió verdaderamente. Vaya. A Gina sí que le había pegado el amor – Creo que es tiempo de que lo conozcan ¿No? Más aun con la decisión que he tomado.

- ¿Quién es? – susurre.

Mama me miro directo a los ojos, estaba preocupada y bastante nerviosa. Una ira comenzó a crecer dentro de mí. Lo que estaba por decir no podía ser nada bueno.

- Geoff Payne. Tu jefe. Me voy a casar con él.

Y eso fue todo. Simplemente me levante y subí con rapidez las escaleras mientras escuchaba los llamados de mi madre. Cerré la puerta de un portazo y me dispuse a tomar un libro, mis audífonos, mi celular y tantas estupideces para poder distraerme. Me sentía traicionada, dolida y asustada. Ya no quería pasar por lo mismo que antes.

Justo cuando cerraba mi mochila, mi fiel compañera por donde quiera que vaya, ella abrió la puerta y se quedó parada donde estaba. Pase a su lado chocando su hombro.

- Heather, por favor. No puedes hacerme esto – murmuro angustiada.

- ¡¿Hacerte que?! ¡¿Acaso te estoy golpeando?! – grite con fuerza cuando me di la vuelta - ¡Dime de una puta vez que estoy haciendo además de gritarte!

- ¡Heather! ¡No le grites a mamá! – exclamo Connor apareciendo a mi lado, tocando mi hombro.

- ¡Tú no me toques, imbécil! – lo empuje tan fuerte que su cuerpo impacto contra la pared. Poco me importo, me volví a mi madre que tenía los ojos cristalinos - ¡Dijiste que no ibas a dejar que nadie volviera a meterse en nuestras vidas! ¡Dijiste que los tres saldríamos adelante sin la ayuda de nadie! ¡Dijiste que no volverías a estar con nadie más después de lo que paso con Stephan!

- ¡Por favor, escúchame!

- ¡No! – apreté con fuerza los dientes para reprimir las lágrimas.

Me fui. Me fui de mi casa para estar más tranquila. Sabía que si me quedaba mucho tiempo comenzaría a decir tantas cosas que luego me arrepentiría, haría llorar más a mamá y seguramente a Connor.

Saque mi celular de mi mochila y llame a Camila, quizás ella podría llegar a comprenderme un poco, pero la muy maldita no contestaba ni una sola vez. Entonces decidí una cosa: caminar hasta la casa de mi mejor amigo, Zayn Malik. Eso sí, antes mande un mensaje largo a Geoff dándole mi denuncia y un pasaje para irse bien a la mierda por revolcarse con mi madre todos estos putos meses.

Después de unas cuantas cuadras, llegue a mi lugar objetivo. Camine pasando el pórtico y toque la puerta unas cuatro veces para que el idiota me abriera. Zayn era un chico moreno, con un peinado al estilo de Elvis Presley solo que con un mechón rubio; sus ojos miel eran preciosos al igual que el cuerpo totalmente sexy que poseía. Y hablando de cuerpos, pude observar su cuerpo bien formado una vez que abrió la puerta. Se frotaba los ojos y se lo veía totalmente despeinado.

- ¿Te acostaste con alguien?

- No ¿Por qué? ¿Acaso crees que mi vida redondea en el sexo? – pregunto con sarcasmo y se apoyó en el marco de la puerta mientras se cruzaba los brazos – Tus ojos están cristalinos.

- No te importa – conteste con brusquedad y dirigí mi mirada hacia abajo.

- Vamos, francesita. – me tendió su mano mientras soltaba un suspiro.

La tome sin dudarlo y me hizo pasar adentro. Cerro la puerta tras de el con seguro y se volteo hacia a mí, pero yo seguía mirando hacia abajo, sin atreverme a levantar la mirada. No quería que Zayn me viera llorar, aunque él había sido el único que había visto mis lágrimas en tantas ocasiones.

Me mordí el labio inferior tratando de no dejar caer nada de mis ojos, pero todo fue en vano cuando el moreno me redondeo con sus fuertes brazos mi cuerpo. Apoye mi cabeza en su hombro y deje escapar algunas lágrimas.

- ¿Vas a decirme que te pasa o pasamos directamente a la habitación?

- Se va a casar. Me mintió. Dijo que no dejaría que nadie más entrara a su vida. Nos prometió que solamente íbamos a ser nosotros tres una familia – murmure con la voz quebrada.

Zayn se quedó en silencio, como siempre lo hacía cada vez que me veía llorar. Para el, o para la mayoría de las personas que me conocían – incluso mis tantas hermanas – verme llorar era algo inexplicable ¿Cómo una persona tan insensible, soberbia y frívola podría tener sentimientos? Y así era como la mayoría de las personas me veía. Excepto Zayn, y claramente las chicas.

De pronto, sentí sus labios contra los míos, comenzando a danzar mientras sus brazos me estrechaban más hacia él. Empujo su lengua entrando en mi boca y comenzó a juguetear con la mía. Coloque mis manos en su nuca intentando intensificar el beso.

No sé en qué momento, pero ya estábamos en su habitación, besándonos salvajemente mientras sus manos recorrían cada espacio de mi cuerpo y las mías imitaban su gesto. Un fuego comenzó a crecer dentro mío una vez que comenzó a juguetear con mis pechos, intentando sacar inútilmente mi brasier.

- Debes sacarme la remera, idiota – murmure con la voz ronca.

- No soy un maldito virgen – respondió con brusquedad. – Solo cierra la boca.

Iba a replicar de que se fuera bien a la mierda y que entrara de una buena vez en mí, pero sus labios sellaron los míos volviendo a besarme con pasión, haciéndome jadear cuando sentí su miembro contra mi cuerpo. Él sonrió con egocentrismo y me quito mi musculosa con rapidez para desabrochar mi brasier, y una vez que lo hizo comenzó a besar mis pechos haciéndome jadear aún más.

A decir verdad, Zayn era un completo experto en el arte del sexo. Mi primera vez había sido con el cuándo cumplí catorce años. Ese día le había contado lo sucedido con Stephen, como él me había dicho lo gorda que estaba y la vergüenza que le daba el ser su hija, así que Zayn me dijo que yo era hermosa y perfecta. Jamás olvidare la forma en la que me hizo el amor aquella noche, tan dulce y cuidadoso. Y cada vez que tenía problemas, el sexo que él me daba era mi salida, además de las drogas y el alcohol que consumíamos casi siempre.

Quizás era una relación algo estúpida, ósea, el acostarte con tu mejor amigo de toda la vida solo para escapar del dolor y no llorar, pero él me entendía. Si yo estaba mal, lo buscaba. Si él estaba mal, me buscaba. No había sentimientos más allá de amistad. No había estúpidos celos. No había dolor.
Justo cuando comenzó a desabrocharme los pantalones mi celular comenzó a sonar ruidosamente.

- Contesta – dijo con la voz ronca mientras me lo pasaba. – Puede ser tu madre – revolee los ojos. Observo por breves momentos la pantalla – O una tal “Mi capitana preferida”.

Le quite el celular al mismo tiempo que lo empujaba provocando que él se cayera a un costado de la cama. Reí y le di una mirada de disculpas, a lo que él solo revoleo los ojos.

- Cam – largue un suspiro.

- ¿Qué sucedió? Me llamaste como veinte veces – respondió ella.

- Hey, fueron solo dos, exagerada.

- Bien – casi podía verla revoleando los ojos en mi mente - ¿Dónde estás? Invite a las chicas a pasar un rato. Las clases empiezan el lunes y necesitamos un tiempo para las cinco.

- Iré de inmediato.

Corte la llamada sin siquiera despedirme y me dispuse a colocarme la ropa. Era verdad, necesitábamos un tiempo para las cinco, estar de nuevo en contacto después de tanto tiempo. Alice se había ido de viaje con su familia mientras que Josie se quedaba ayudando a su madre en los comedores infantiles. Cam, Gemma y yo hicimos de las nuestras casi todo el verano, entre fiestas, porros y unos cuantos polvos, además.

- ¿Enserio te vas a ir? – pregunto incrédulo Zayn – ¿Me vas a dejar así? – pregunto señalando sus bóxer dejando ver un bulto grande.

Me reí sin poder evitarlo y asentí la cabeza.

- El club me llama.

- ¿Cuándo me las presentaras?

- Jamás. – respondí con sequedad – Se lo coqueto que eres y te prohíbo estar con mis amigas. Eso complicaría las cosas entre nosotros.

- Esto está complicando las cosas entre nosotros ¡No puedes venir, poner la pava al fuego y luego no querer quitarla! – gruño molesto. Amaba hacerlo enfadar.

- Lo siento, Malik. El deber me llama.

Pero antes de que pudiera cruzar la puerta, sus brazos me envolvieron y me llevaron de vuelta a la cama. Luche contra el riéndome sin poder evitarlo, pero Zayn estaba decidido a toda costa a que me acostase con él.

- Bien, solo una hora – dije tratando de estar seria, pero sin éxito.

- Una hora no te será suficiente – murmuro dándole besos en mi cuello, haciéndome experimentar el dulce placer – Querrás más y más. Y estoy dispuesto a dártelo.