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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Capítulo 18
Ellos estaban desparramados en el sillón del estudio de él. Joe no podía recordar
por nada en el mundo cómo habían llegado allí, su mente quedó en blanco después de
un orgasmo que superaba a todos los orgasmos.
Pero allí estaban, calientitos y acurrucados juntos debajo de una de las cobijas suaves
que a él le gustaba tener aquí para las noches frías.
El trasero de ______ estaba pegado contra su entrepierna, y la sensación le pareció
encantadora.
E increíblemente excitante. Su pene se agitó cuando el reloj dio las dos. Se sentía
con la mente limpia, maravillosamente, satisfecho y lujurioso al mismo tiempo. Él
sonrió. Esto verdaderamente debía ser el cielo. Si no lo era, él no iba a ir.
______ se movió en sus brazos, gimiendo un poco y apretándose contra él.
"Mmm, Joe", murmuró ella mientras él la mantenía cerca y tomaba un seno con
su mano.
"Mmm, ______", replicó él, lamiéndole la oreja.
"Más, Joe...", murmuró, dándose vuelta hacia él y abriendo los ojos.
"¿Más?".
"Ah, sí. Tengo que ponerme al día por toda la vida. Más, Joe".
Él no era de rechazar un pedido de una dama, y Joe la besó, larga e
intensamente, sorprendiéndose a sí mismo por la rapidez de su nueva erección. No
había pasado más de una hora desde que la había cogido hasta volverse estúpido, y
ahora él la quería de nuevo.
"¿Qué deseas, ______?".
"Te deseo a ti, Joe. Dentro de mí, sobre mí, en todos lados, en cualquier lado¼",
susurró ella contra los labios de él. "Lo quiero todo".
Eso era algo difícil.
Ella se volvía más resbaladiza a cada segundo mientras el labio de él mordisqueaba
el de ella y sus manos se paseaban acariciando su cuerpo. Él la acercó, juntando la parte
de abajo de sus cuerpos y tomando sus cachetes con las manos.
Ella acomodó su trasero entre sus manos y gimió cuando sus dedos separaron
levemente sus cachetes.
"Dios, Joe, eso se siente bien", dijo ella, empujándose aún mas entre sus manos.
"Date vuelta, amor mío", dijo Joe, alcanzando una almohada y acomodándola
debajo de las caderas de ella.
Ella meneó el trasero provocativamente.
"Abre tus piernas un poco", le ordenó él, deslizándose entre ellas y pasando su
pene hacia arriba por su raya y de vuelta hacia su sexo.
Ella gimió. "Dios, eso es maravilloso". Sus caderas se retorcieron.
Joe pasó la mano por debajo de ella y recogió su miel, deslizándola hacia arriba
y alrededor, entre sus cachetes y especialmente alrededor de su anillo de estrechos
músculos anales.
"No te lastimaré, amor, ¿de acuerdo?".
"Tú nunca podrías lastimarme, Joe", respondió ella, abriendo sus piernas aún
más.
Joe se ponía más duro a cada segundó. Ella parecía querer esto, conocer su
intrusión en ese lugar oscuro y secreto suyo. Ser tocada donde nunca nadie la había
tocado jamás.
Él continuó desparramando su fluido resbaladizo, escuchando sus gemidos y
oliendo su fragancia de mujer mientras ella empapaba su mano y la almohada y su
pene. Cuando no pudo humedecerla más, se levantó un poco y tocó su ano con la
punta de su pene.
Una gota de su propia leche se deslizó de él y agregó al estado resbaladizo de ella.
Ella suspiró de placer.
"Sólo relájate para mí, querida mía", dijo él, preguntándose si ella sabría que ésta
era la primera vez para él, también. "Déjate llevar, solo siénteme aquí, empujando
contra ti".
Él reemplazó su pene por sus dedos, sabiendo que zambullirse en ella la lastimaría.
Esa no era su meta.
Suavemente, permitió que un dedo presionara a través de sus músculos y dentro de
su cuerpo. Ella se sobresaltó y suspiró cuando él se acomodó adentro.
Luego agregó otro dedo, que estiró, movió un poquito y la alentó a aceptarlo.
Él deslizó su otra mano por debajo de ella y excitó su clítoris, dejando que los
movimientos paralelos de sus dedos aumentaran su excitación.
Ella jadeó y boqueó y se lanzó contra sus manos, exigiendo, necesitando, deseando
todo lo que él tenía para dar.
Los músculos de ella eran tan estrechos alrededor de sus dedos que Joe se dio
cuenta de que no se animaba a penetrarla por ahí. Este era un momento para el placer
exquisito, no para un recuerdo de dolor. Ella había tenido suficiente de eso.
Él reacomodó un poco su posición.
Con una mano todavía excitando su ano y la otra jugando con su clítoris, deslizó su
pene cuidadosamente dentro del calor ardiente de su sexo, llenándola prácticamente
de todas las maneras que conocía.
El trasero de ella apretaba contra él, y sus pelotas tocaban la parte de atrás de los
muslos de ella. Ella gimió de placer.
Ella deslizó su propia mano por debajo de sí mientras se tocaba los pezones y
aumentaba desvergonzadamente sus propias sensaciones jugando, tirando y
apretándolos.
A Joe lo sacudió su propia calentura. Verla así, vulnerable, expuesta, caliente,
sin esconder nada de sus respuestas a cada cosa que él le hacía, fue el momento más
erótico que podía recordar.
Ninguna mujer antes había generado este tipo de emociones en su mente, su
corazón o sus entrañas.
Ni tampoco mujer alguna había usado su cuerpo para expresarle sus sentimientos
como ______ lo hacía en ese momento.
Los sonidos y los movimientos de ella le decían cuánto amaba la sensación de sus
dedos dentro de ella, su pene en ella y sus pelotas golpeando fuerte contra su carne.
Él movió sus dedos más profundamente dentro de su ano, la escuchó gemir y casi
sintió su propio pene mientras embestía dentro de su sexo.
Su mente vacilaba mientras su orgasmo se acercaba, y todo el cuerpo de ______ se
tensó preparándose para su semen.
"Ahora, ______, ahora...", gritó él, tirando su cabeza hacia atrás y bombeando
dentro de ella tan duro que debería haberle hecho salir los ojos hasta la mitad de la
habitación.
El cuerpo de ella se convulsionó, prendiéndose y liberando, prendiéndose y
liberando, y llevándolo más y más alto. Cada músculo debajo de la cintura de ella se
aferraba a cualquier parte del cuerpo de él que pudiera.
Él supuso que tendría moretones en los dedos y en el pene cuando esto terminara,
pero por Dios que valía la pena. Él se sacudió y tembló y finalmente su pene liberó su
semen, eyaculando chorros calientes dentro del cuerpo de ______ en una corriente
interminable. Llenándola con la vida de él. Su futuro. Su alma.
Él sollozó y sintió que una lágrima se derramaba por su cara.
Dios bendito, ¿podría sobrevivir toda una vida haciendo el amor así? Pero más
importante, ¿cómo podría sobrevivir sin hacerlo?
* * * * *
Estaba amaneciendo. ______ podía sentirlo, aun cuando la luz todavía no se había
filtrado a través de las gruesas cortinas que protegían las ventanas del estudio de
Joe.
El hombre a su lado dormía un sueño profundo y tranquilo. Exhausto también,
quizás, ______ sonrió para sí. La había montado dura y maravillosamente, dándole una
noche que quedaría como su recuerdo favorito por el resto de su vida.
Ella se movió con cuidado, preguntándose cómo había sobrevivido su cuerpo.
Reduciendo la presión sobre el sofá, hizo una mueca cuando sintió punzadas en un
par de lugares, pero en general se sentía increíblemente bien. Ella tenía la cabeza clara,
alerta y un poco rígida, pero sorprendentemente entera.
Al darse vuelta, tiró suavemente de la gruesa cobija sobre los hombros de Joe. Él
olfateó y hundió su cara en la almohada.
______ agarró otra cobija, se envolvió en ella y salió sigilosamente de la habitación.
Necesitaba lavarse, vestirse y quizás encontrar algo de ropa para Elizabeth y
Spencer. Dondequiera que estuvieran.
Si su noche fue algo parecida a la de ______, aquellos dos podrían estar aún ahora
boca abajo sobre la elegante escalinata. O arriba de los establos. Con el entusiasmo de
Elizabeth y la evidente habilidad de Spencer, el cielo era el límite para ellos, quizás.
______ volvió a sonreír, sintiéndose extraordinariamente feliz.
El vestíbulo estaba desierto y los pasillos vacíos, y ella estuvo en su cuarto en pocos
segundos.
El agua en la jarra estaba fría, pero refrescante, y se sintió bastante recompuesta
cuando se lavo la pegajosidad.
Sus manos se detuvieron al pasar un trapo por su sexo. Sus mejillas se
ruborizaron al recordar algunas de las cosas que había hecho y le había dejado hacer a
Joe.
¿Dejado hacer?
Ja, resopló para sí. Ella lo había alentado en cada paso que el dio.
Ella sabía sin lugar a dudas que estaba perdidamente enamorada de Joseph Jonas, el Séptimo Conde de Calverton. Lo que no sabía era qué iba a hacer
exactamente al respecto.
Suspiró mientras se deslizaba dentro de la camisola y abrochaba su desabillé bien
apretado. Algo tendría que hacer al respecto, pero quizás se robaría otro día de placer
antes de tener que enfrentar el tema. Antes de tener que revelarle la verdad finalmente
sobre su identidad.
Ella tenía miedo de que una vez que lo hubiera hecho, su idilio terminara. Todo lo
que le quedaría serían sus recuerdos.
Rogó poder llenar este día con algunos más.
Con un manojo de ropas, salió de la habitación y comenzó a caminar por el pasillo,
para ser detenida repentinamente por la imagen de una figura que salía de las
habitaciones de Joe.
¿Arthur, quizás?
No, se movía demasiado sigilosamente por el pasillo en sombras, casi como si él
mismo fuera una sombra.
Luego lo olió.
Humo.
Por un espantoso segundo, se congeló, paralizada por el olor, los sonidos y los
recuerdos del primer incendio que había experimentado allí volviendo a inundar su
conciencia.
Boqueó y giró para huir, en dirección a la escalera, rogando que sus piernas la
mantuvieran en pie.
Llegó al primer escalón y sintió una mano que tiraba de su desabillé y la hacía
detener.
Finalmente encontró sus pulmones y gritó tan alto como pudo.
"Joe... ¡FUEGO!".
Una voz detrás de ella siseó en su oído mientras la tiraban contra un áspero saco.
"Maldita perra. ¿Por qué nunca estás donde se supone que estés?".
Ella luchó contra el hombre que la agarraba, dejando caer la ropa sobre los
escalones y retorciéndose y tironeando, haciendo lo mejor de sí para poder colocarle un
puñete o un codazo a su agresor.
Tiró la cabeza hacia atrás y la golpeó con fuerza contra su mentón, sacándole un
sorpresivo grito y enviando estrellas a su visión.
"Eso es, pu*a...".
Sintió un sólido golpe cortante detrás de su oreja y vio que las escaleras se elevaban
cerca de ella.
Dio un paso y su pie se atoró en la maraña de ropas que se habían caído alrededor
de ella.
Se resbaló y cayó, girando, tropezando, golpeándose contra la alfombra Aubusson y
finalmente contra el piso de mármol del vestíbulo.
Alguien gritaba su nombre, pero no podía escuchar bien¼ luego todo se oscureció.
* * * * *
A Joe le pareció que todo su mundo se terminaba. Estaba parado, prácticamente
desnudo, en su propio vestíbulo, viendo cómo ______ bajaba la escalera a los tumbos
para aterrizar hecha un bollo sobre el frío piso de mármol.
Y siguiéndola había un hombre con una pistola grande.
Antes de que Joe pudiera hacer mucho más que gritar su nombre, el hombre
estaba encima de ella, apuntando el arma a su cabeza.
______ no se movía.
A Joe se le paró el corazón en el pecho y levantó los ojos para ver al hombre
parado sobre ella.
Una película roja nubló su visión por un instante.
"¿Quién carajo eres?".
Una risa aguda fue la respuesta. "¿No querrías saberlo?"
Del otro lado del vestíbulo, se abrió una puerta y Spencer entró abruptamente,
seguido de Elizabeth.
A los pocos segundos, Elizabeth había sido empujada otra vez por la puerta y
Spencer estaba parado solo, alerta, listo para una palabra o acción de Joe. Ambos
hombres estaban tan desnudos como se puede estar cuando llevas puesta sólo una
cobija, y ninguno estaba armado.
Joe se sintió completamente desvalido y furioso, y asustado hasta la médula.
______ aún no se movía. Su corazón golpeaba como loco. Se negaba a creer que ella
estuviera otra cosa que inconsciente.
"¿Qué está pasando, Joe?", preguntó Spencer en voz baja.
"No lo sé. Este hombre empujó a ______ por las escaleras. Estoy tratando de
averiguar por qué".
"______? Ah, ese es su nombre ahora, ¿no?". El hombre agitó el revólver, luego lo
volvió a apuntar a la mujer entre sus piernas.
"Me gustaba más ____________. En realidad me gustaba la Señora ____________. Hacía que
meter mi pija en su concha fuera mucho más excitante".
En ese instante los engranajes en la mente de Joe hicieron un clic para
acomodarse y supo quién era el hombre.
"¿Entonces usted era el valet de su difunto esposo, ¿no? ¿El que iba a ayudar para
que continúe el linaje?".
Joe trataba de sacar la atención del hombre de ______ y Spencer y concentrarla
sobre sí. Él sabía que si le echaba un pequeño vistazo, eso permitiría a Spencer moverse
un poco y un poco más, hasta que ambos estuvieran en una posición donde uno tuviera
una oportunidad contra él.
No funcionó. El hombre permaneció con la mirada fija en ______. Su arma hacía lo
mismo.
"Ah, sí, ese era yo. Y usted debería estar estrechando mi mano y agradeciéndome
por haber fallado, ¿o no, mi Señor?".
El énfasis puesto en las dos últimas palabras se le escapó a Joe. Su atención se
dividía en varias direcciones diferentes, buscando soluciones, descartando ideas,
trabajando furiosamente para planear su respuesta.
"Ella tiene un cuerpecito caliente, ¿no, mi Señor? Realmente me gustó cogérmela,
¿sabe? Una lástima que gritara tanto. Ocasionalmente, él me dejaba amordazarla, pero
la mayoría de las veces le gustaba escuchar el ruido".
Él la empujó con su dedo del pie, haciendo que la sangre de Joe hirviera. Pero,
como un soldado experto que era, sabía que su enojo sólo nublaría su juicio. Con un
gran esfuerzo se sentó sobre su furia y alentó al hombre a hablar. Quizás ésa era la
forma de distraerlo.
"Por supuesto que ella era un poco pálida y amarilla, todo ese cabello. Más que
nada nos gustaban oscuras y fogosas como esa María. Esa sí que era una pequeña y caliente corrupción para nuestro placer. Ella podía chupar un atizador y sacarle el baño
de bronce, ella podía hacerlo. Hacía que el patrón esté todo listo y paradito, pero lo
perdía antes de que pudiera metérsela a ésta".
______ gimió levemente, y Joe sintió que la vida volvía a inundar su cuerpo.
Estaba viva. Podía estar muy lastimada, pero estaba viva.
"¿Cómo te llamas?".
"¿Cómo me llamo? Bueno, demonios, mi Señor, usted debería estar preguntando el
nombre de ella". El hombre rió de nuevo. Su arma nunca se movió ni una pulgada y aún
apuntaba derecho a la cabeza de ______.
"Todavía es una maldita molestia, también, eso es lo que ella es. Nunca está donde
se supone que debe estar".
Joe frunció el ceño. "No entiendo".
Spencer se movió una pulgada más o menos hacia un lado.
"Yo ni me molestaría, señor. Mi dedo sobre este gatillo puede desparramar su
cerebro por todo este piso de mármol nuevo mucho antes de que usted me alcance. Y
ahí es donde estará mi satisfacción, lo verá".
Sus ojos brillaban locamente mientras miraba a los hombres y otra vez a ______.
Joe meneó la cabeza levemente a Spencer, haciéndole saber que no empeorara la
situación. Obviamente, este hombre tenía algo que quería descargar de su pecho.
"Usted planea matarla, ¿verdad?", dijo Joe con calma.
"Ah, sí. Ya he tratado de hacerlo antes, ¿sabe? Pero salió todo mal". Pestañeó por un
momento, como para aclarar su visión. Joe tomó aire, pero la cabeza del hombre
volvió a levantarse antes de que se pudiera mover.
"Yo quería mucho a ese viejo. Era como un padre para mí. Me enseñó cosas. Como
a leer y escribir, y me dejaba compartir sus placeres. No fue su culpa ser viejo y morir
en el surco, como dicen. Sólo quería un heredero. Y él me había dado tanto; era mi
obligación moral ayudarlo. Fue culpa de ella...". Su voz se endureció y sacudió la mano.
La respiración de Joe abandonó su cuerpo al observar que el dedo del hombre
temblaba sobre el gatillo.
"Cuando se veía que no iba a funcionar, pensamos que era hora de deshacerse de
ella. O al menos yo lo pensé. Sabía que él iba a llevarla a su cama esa noche, y siempre
iba por su brandy justo antes de cogerla. Entonces supe que si había un incendio
cuando ella estuviera sola, él quedaría desvinculado. Sería libre. Podíamos intentarlo de
nuevo...".
Las lágrimas rodaban por la cara del hombre mientras Joe y Spencer escuchaban
su horrible historia. ______ todavía estaba debajo de él, pero Joe había estado
echándole el ojo y pudo haber jurado que la vio moverse apenas.
"Pero ella no estaba allí. Demonios, ella no estaba allí. Él se había olvidado, mi
patrón, que íbamos a hacerlo esa noche. Se había llevado a María, en cambio. Yo no lo sabía. Encendí el fuego en el vestidor de él. No quise matarlos. Yo lo quería. Fue culpa
de ella".
Esta vez pateó a ______, que gruñó cuando su bota le pegó en las costillas.
"De ella. Toda de ella. Usted pregunta quién soy yo, bueno, yo soy Johnny Dobbs. Y
le puedo decir quién es ella, mi Señor. Esta perra, en la que usted estuvo metiendo su
verga toda la noche, es la Señora ____________ Calver. La Condesa de Calverton, viuda de título"
Miró a Joe, sonriendo como un loco a través de las lágrimas que rodaban por sus
mejillas. "Gracioso, ¿no es así? ¡Se ha estado cogiendo a la viuda de Philip Calverton!".
De repente se escuchó un fuerte ruido y la expresión en el rostro de Dobbs cambió a
una de sorpresa.
Se miró a sí mismo hacia abajo y pareció sorprendido al ver un pequeño círculo de
sangre sobre su pecho. Se hacía más grande. Miró hacia arriba a Joe y agitó la mano.
"Todo culpa de ella...".
Caminó tambaleándose y ______ rodó alejándose inmediatamente, moviéndose
como un borrón por el piso.
Dobbs tropezó, cayendo sobre una rodilla. Con otra mirada atónita a Joe, cayó
hacia delante sobre su cara y yació quieto.
La sangre se juntó debajo de él, de color escarlata brillante contra el mármol negro y
blanco.
Joe lo ignoró y corrió hacia ______, cayó de rodillas a su lado y la agarró contra
su pecho. Se aferró más fuertemente a ella de lo que se había agarrado algo en toda su
vida. Ella gimió y levantó una mano hasta su cabeza.
"Estás viva, ______, Dios, estás viva". Joseph Jonas mantuvo a su mujer contra
su corazón e hizo algo que nunca en su vida había hecho. Sollozó.
Lemoine
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
awww mi Joseph!!
Pero quien disparo?? No me quedo claro!!
Siguela!!!
Pero quien disparo?? No me quedo claro!!
Siguela!!!
aranzhitha
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!!
JOEEEEE!!!! ERES UNICOOOO!!!
PERO Y AHORAAAA???
SE QUEDARA CON ____????
ARREGLARAN LAS COSAS??
AAAAAIII PON OOTROOOO
JOEEEEE!!!! ERES UNICOOOO!!!
PERO Y AHORAAAA???
SE QUEDARA CON ____????
ARREGLARAN LAS COSAS??
AAAAAIII PON OOTROOOO
chelis
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
oh por dios ese HDP aparecio para matarla nah asi q eso fue lo q en verdad sucedió no me lo puedo creer sigual por favor ame como joe la quiere a ella dios es tan hermoso lo adoro mas sigue
me mataras si no la sigues yaaaaaaaaaaaaa
me mataras si no la sigues yaaaaaaaaaaaaa
ElitzJb
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
jajajajaja ya voy ya voy,, chicas olvide decirles Qe la nove esta llegando a su fin solo Qedan dos capitulos y el epílogo,, así Qe les pregunto,, Qieren Qe les suba todo YA??
Lemoine
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Lemoine escribió:Solo una Qe hable por TODAS :P
todo de unaaaaaaaaaaaa xD
ElitzJb
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Capítulo 19
El pandemonio que estalló en el vestíbulo seguía siendo como un borrón para
______. Le dolían las costillas y tenía un terrible dolor de cabeza, por lo que sólo era
vagamente consciente de que Spencer salió corriendo hacia la parte trasera del vestíbulo
y tiró de una Elizabeth desnuda para sacarla de las sombras.
Una muy desnuda Elizabeth que llevaba una gran pistola de duelo.
Parecía que no había perdido el tiempo y corrió por las ventanas de la pequeña sala
y se metió en la biblioteca de Joe, donde la intrépida mujer, aún completamente
desnuda, preparó y cargó una de las valiosas pistolas de duelo que había exhibidas allí
en una vitrina.
Para el asombro de todos ellos, ella volvió sigilosamente al vestíbulo sin ser vista y
disparó tranquilamente a Dobbs por la espalda.
Cuando Spencer la trajo hacia delante y la cubrió con una de las batas que había
agarrado de las escaleras, ella tropezó y cayó sobre él mientras iba hacia ______.
"Dios mío, ______, ¿estás bien?", preguntó Elizabeth.
______ recordaba que logró sonreír débilmente desde la cercanía de los brazos de
Joe. "Gracias a ti, Elizabeth, gracias a ti", susurró ella.
Joe no podía hablar, sólo la abrazaba fuerte y secaba sus lágrimas sobre el
cabello de ella. Spencer fue a revisar a Dobbs.
"Está muerto".
Elizabeth palideció y se dio vuelta, y enseguida vomitó.
En ese momento, un grito alertó a todos sobre el humo en el pasillo de arriba, pero
______ recordaba poco más desde que Joe la levantó del suelo y la llevó lejos del
ruido.
Se desmayó otra vez en sus brazos.
Eso había sucedido varias horas atrás.
Ahora el fuego había sido extinguido y los daños fueron mínimos; Elizabeth estaba
metida en su cama, con Spencer haciendo guardia sobre ella como un agresivo perro
guardián y ella misma había sido bañada, vestida y sentada en el estudio de Joe.
Sobre el mismo sofá donde habían compartido tanta pasión no más de doce horas atrás.
Ella había superado sus argumentos, peleado contra sus órdenes e ignorado sus
exigencias.
Su dolor de cabeza había disminuido a un apagado latido, sus costillas le dolían un
poco y tenía algunos moretones para mostrar por su caída, pero en general era
notablemente afortunada por estar entera.
Lo que realmente le dolía era su corazón.
La verdad había salido a la luz de la peor manera posible. Ahora Joseph Jonas
sabía quién era y había llegado el momento de que ellos se separaran. No podía haber
otro curso de acción.
Joe entró silenciosamente a la habitación y se sentó detrás de su escritorio.
______ apreció el gesto. Mantener la distancia entre ellos haría más fácil esta
conversación difícil.
"¿Estás bien?". Su voz era calma y no mostraba nada de la emoción que había
dejado salir cuando la abrazó fuerte más temprano.
"Sí, gracias. Tengo algunos golpes y moretones, ese tipo de cosas. Realmente tuve
mucha suerte".
"Gracias a Elizabeth. Verdaderamente, es una joven muy intrépida". La boca de
Joe se torció formando una sonrisa.
______ no pudo evitar sonreírle también. "Sí lo es, realmente. Yo quería darme una
vuelta y verla, pero Sir Spencer está rondando el pasillo y prohibiendo a todos
absolutamente que molesten su descanso".
"Es un oficial severo y posesivo en lo que a ella concierne. Dudo que ella tenga la
oportunidad de volver a hacer tiro al blanco desnuda si lo dejan opinar a él".
______ palideció ante sus palabras, porque le volvieron a traer los recuerdos a la
mente.
"______, debemos hablar".
"Lo sé. Déjame comenzar, por favor, y decirte que lamento que hayas tenido que
descubrir quién era yo de esa forma tan terrible". Ella bajó la vista hacia su falda y se
dio cuenta de que había entrelazado sus dedos fuertemente. Hizo fuerza para
separarlos y lucho por mantener el control.
"¿Por qué no me lo dijiste?".
"¿Decirte? ¿Cómo podía haber hecho eso, Joe? Se suponía que yo estaba muerta.
El mundo creía que Philip Calverton y su nueva esposa habían muerto esa noche.
Siendo yo la joven esposa. No quería tener nada más que ver con el nombre de
Calverton".
"¿Ni siquiera conmigo?".
"Especialmente contigo. Tú eras una verdadera amenaza para mis secretos. Luego
cuando nos unió el destino...".
"Y encontramos la pasión juntos".
"Sí", ella tragó y no pudo mirarlo a los ojos, "cuando eso sucedió, estaba en un
verdadero enredo".
Se paró y caminó nerviosamente por la habitación. "Una cosa era que tuvieras un
romance con... con una madama de un burdel. Y otra cosa era que tuvieras un romance
con la esposa de tu... lo que fuera. ¿La Condesa de Calverton, viuda de título,
durmiendo con el actual Conde? ¿Puedes imaginarte qué haría el pueblo con ese
bocadillo de información? Sería tu ruina, Joe".
Miró por la ventana, ciegamente, sin ver la luz del sol que bañaba los verdes
prados.
"Te lo habría dicho. En algún momento, te lo habría dicho. No fue porque no
confiara en ti que no te lo dije antes. Jamás pienses eso. Fue porque...".
"¿Por qué?".
"Porque yo estaba... yo estaba feliz. Por primera vez en mi vida había encontrado a
alguien que me hacía feliz de tantas maneras que ni siquiera puedo comenzar a
contarlas. Y yo quería más. Quería más días de placer, de felicidad. Algo que me
mantuviera calentita y pudiera recordar cuando fuera vieja y canosa. Entonces pospuse
decírtelo, Joe. Aun cuando nos trajiste aquí, no pude decírtelo. No estaban criados
de antes, todo era nuevo. No tenía idea de que Dobbs todavía trabajaba en los establos,
aguardando el momento. Y tú nunca supiste su nombre, ¿verdad?".
Suspirando, Joe meneó la cabeza. "No. Si lo hubiera sabido, quizás algo hubiera
hecho el clic antes de esta mañana, pero no lo hizo".
"De una cosa me alegro, sin embargo". Ella se dio vuelta para mirar a Joe y se
apoyó contra el bajo alféizar de la ventana. "Al menos sé que yo no maté a Philip
Calverton".
Joe frunció el ceño. "Por supuesto que no lo hiciste. Fue el fuego. No hay duda
de eso...".
______ cerró los ojos para no ver el amor que brillaba en su mirada. No podía
permitirse el lujo de disfrutarlo. El dolor al irse sería demasiado grande.
"Fui a su habitación esa noche, Joe. Yo sabía que él quería volver a intentar y yo
no tenía ganas. Entonces me tomé mucho tiempo. Hasta le envié a María un mensaje,
supuestamente de Philip. Esperaba que si ella estaba allí, no me querrían a mí. Pero sí lo
hicieron. Y cuando llegué allí, ella estaba ella estaba, bueno, digamos que ella estaba
complaciéndolo. Y a mí me revolvió el estómago e hice caer una vela al salir corriendo a
buscar un orinal".
Ella abrió los ojos de nuevo, sin darse cuenta de que el dolor de años estaba
reflejado en sus profundidades grises, a la vista de Joe.
"Pensé que había sido mi vela la que había comenzado el fuego, Joe. Todos estos
años, viví sabiendo que probablemente había matado a mi esposo y a su amante".
* * * * *
La mente de Joe estaba totalmente confundida. La mujer que amaba más que a
la vida misma no era quien él pensó que era, pero era en realidad la viuda de un pariente muy lejano. A pesar de que su existencia no le negaba la herencia, ciertamente
la complicaba. Su corazón se compadeció de ______ cuando ella reveló sus temores más
profundos. ¿Cómo habrá sido vivir con tanta culpa?
Ciertamente, explicaba su comportamiento majestuoso e inalcanzable, y su rígido
auto-control.
"Matty estaba aquí en ese entonces, ¿no?", preguntó él, más por tener algo que decir
que por la necesidad de saber.
"Sí. Ella logró sacarme cuando nos dimos cuenta cuánto de Calverton se estaba
incendiando. Era una casa mal cuidada, Joe. Había muchas cosas en mal estado y se
quemó como un cajón de manzanas. Un pedazo de madera ardiente cayó sobre Matty
mientras nos íbamos, y eso es lo que le dejó las cicatrices. A pesar de eso, ella tomó...".
"¿Tomó qué cosa, ______?".
"Ella siempre decía que yo era demasiado buena para Calverton", ______ intentó
hacer una pequeña sonrisa. "Ella decía que yo debía haberme casado con un buen
hombre y tener muchos niños. Entonces mientras corríamos del incendio, ella agarró un
par de joyas que yo había traído conmigo. Y gracias a su previsión, tuvimos suficiente
para comprar la Crescent".
"¿Comprar la Crescent? ¿No la heredaste?".
"No. Pertenecía a la prima de Matty. Yo quería que fuera de Matty, pero ella dijo
que no, que prefería quedarse como estaba. Yo no quería que nadie supiera dónde
estaba o quién era, entonces durante un tiempo me vestí de muchacho. Era simplemente
______, el mandadero de la Crescent. En realidad, fue divertido".
Joe la miró como si estuviera descubriendo sus rasgos otra vez. ¿Cómo podría
hacerle entender?
"No sé si puedo explicar qué maravilloso fue ser libre, Joe. Libre de un
matrimonio que era más una tortura que otra cosa, pero también libre de cualquiera de
las restricciones que la sociedad impone a la mujer. Como ______, podía ir a cualquier
lado, hacer cualquier cosa, decir cualquier cosa y aprender lo que quisiera. Ese tipo de
libertad es lo que era tan atractivo".
Ella suspiró y volvió a caminar. "Pude caminar por la ciudad sin ser notada. Pude ir
a la Bolsa de Comercio y satisfacer mi interés en los negocios. Los caballeros siempre
están dispuestos a demostrar sus conocimientos a un muchacho joven y prometedor. Si
hubiera ido como mujer, me habrían dado té y acompañado hasta la puerta".
Joe asintió en silencio.
"Pude conocer a las muchachas también. Ah, ellas adivinaron mi secreto, pero se
dieron cuenta de que no tenía otra opción. Ellas no sabían quién era yo, por supuesto,
sólo que me estaba escondiendo y estaba tratando de ser útil. Tomé el dinero que
obtuvimos por mis joyas y comencé a invertirlo. Resultó ser que tenía talento para las
inversiones, porque para cuando Anne se enfermó y supimos que la Crescent estaba en
venta, tenía más que suficiente para comprarla. Creo que ella estuvo feliz de dejarla ir,
sabiendo que yo la tendría".
"Y tú comenzaste a mejorar la vida de todas las muchachas que trabajaban para ti".
______ se sobresaltó un poco ante sus palabras. "Tú has estado haciendo tus
investigaciones".
"Desde luego".
Ella se encogió de hombros. "Alguien tenía que empezar. Yo sólo sabía que ninguna
de mis muchachas sufriría jamás lo que yo sufrí, si yo podía evitarlo. No era mucho,
pero me ayudaba a dormir mejor".
"¿Y ahora?".
Allí estaba. La gran pregunta. Flotando entre ellos como una nube de smog en un
día de invierno en Londres.
"¿Ahora? Ahora no sé qué hacer".
Joe se puso de pie y se acercó a ella.
______ se movió hacia atrás: no lo quería cerca de ella. No quería saber aún el dolor
que le iba a ocasionar dejarlo.
"¿Puedo hacer una sugerencia?".
"No".
"¿No?".
"No, Joseph, este... este lo que sea que hemos tenido entre nosotros. Debe terminar.
Aquí y ahora".
Se hizo un silencio, mientras Joe la miraba, jugando con una pluma de un juego
sobre su escritorio.
Ella no podía mirarlo a los ojos.
"¿Por qué?". Su pregunta rebotó contra los estantes de libros. "¿Porque no sientes
nada por mí?".
Ella resopló. "No seas estúpido. Eso no tiene nada que ver con esto".
Le dio la espalda y se perdió la sonrisa que encendió sus rasgos.
______ continuó, con el mismo tono de voz, retorciendo ambas manos juntas.
"Únicamente tiene que ver con quiénes somos. Y tenemos que enfrentar ser quienes
somos. Sin más escondidas. No para nosotros, al menos".
Ella se dio vuelta y recompuso su dignidad, volviendo a ser la impenetrable y
elegante mujer de la Crescent.
"Yo era la Condesa de Calverton, casada con y viuda de Philip, el Sexto Conde, y
tu... lo que fuera que era. Primo quinto. O algo así". Ella hizo un gesto con la mano
desestimando los detalles molestos.
"También soy Madame ______, dueña y propietaria de la Crescent, una casa de
placer. Tú eres el Coronel Joseph Jonas, héroe de guerra y ahora el Séptimo Conde
de Calverton. Cualquier futuro para nosotros dos es imposible".
"¿Imposible?".
"Sí. Completamente. Te acabaría socialmente si supieran que duermes con la viuda
de tu predecesor. También podría arruinarte socialmente si supieran de tu relación con
Madame ______. Aunque no tanto. Por alguna razón, el pueblo toma esas cuestiones
menos seriamente".
Ella hizo una pausa para tomar aire.
"Aunque mi negocio probablemente se beneficiaría si se supiera lo de nuestra
relación, sólo sería porque los hombres harían fila para tomar tu lugar una vez que
nuestra vinculación terminara. No permitiré eso".
La quijada de Joe se endureció ante sus palabras y la pluma entre sus dedos se
partió en dos.
"Veo que a ti también te desagradaría", agregó ella con ironía. "En consecuencia,
debo irme, Joe. Debo hacer los arreglos para volver a la Crescent en poco tiempo, tan
pronto como mis pertenencias estén empacadas. Cuanto antes me vaya, antes podrás
aclarar este asunto con Dobbs. Las autoridades querrán una explicación por su muerte,
pero estoy segura de que tú y Sir Spencer podrán mantener a Elizabeth fuera de esto y
satisfacer a todos los involucrados".
Ella cruzó la puerta, tratando de mantener su cabeza en alto y sus lágrimas bajo
control. No podía, sin embargo, mirar a Joe.
"Debo agradecerte por tu completa e increíble devoción por protegerme. Dijiste que
me mantendrías a salvo y lo hiciste. Por eso, te debo más de lo que podría devolverte.
Lo mejor que puedo hacer por ti ahora es dejarte y pedirte que me perdones. Tu futuro
y el mío van por caminos diferentes".
Ella se arriesgó a mirarlo cuando sonó un golpe sobre la puerta.
Arthur metió la cabeza silenciosamente. "Disculpe, Señor. El carruaje de la señorita
____________ está listo".
Joe asintió y Arthur se retiró.
"______". La voz de él la detuvo en su camino. "Te amo".
A ella se le escapó un sollozo de su garganta. "No lo hagas, Joe. Por el amor de
Dios, no hagas esto más difícil". Ella cerró los ojos cuando los inundaron las lágrimas.
"¿Por qué no? Me estás dejando. Yo no quiero que te vayas por unos motivos
estúpidos, de apariencias o de reputación".
"No son estúpidos y tú lo sabes. No tengo otra opción. ¿Tú crees que yo quiero
dejarte?".
"No lo sé, ______. ¿Qué quieres tú?".
Allí estaba, esa pregunta exasperante que ella le había hecho a Elizabeth como
varias vidas atrás.
Ella reunió cada onza del coraje que tenía a mano y cruzó la habitación hasta
Joe, con la cabeza en alto y las lágrimas controladas por pura fuerza de voluntad.
"Lo que yo quiero es que tú seas feliz, Joe. Lo que quiero es que tú sepas que has
hecho una persona nueva de mí. Alguien que se ha librado de muchos de sus pesares, alguien que ha dejado atrás sus fantasmas. Alguien que ahora tiene suficientes
recuerdos para que le duren toda la vida. Y son buenos, Joe, gracias a ti".
Ella estiró su mano y rozó la mejilla de él, mientras observaba cómo sus ojos
marrones color jerez ardían y le devoraban la cara.
"Quiero que sepas que nunca he amado a nadie antes que a ti, Joe, y jamás
amaré a nadie otra vez. Por eso debo irme".
Ella se inclinó hacia delante y rozó sus labios suavemente contra los de él.
Giró y salió de la habitación, y a los pocos instantes estaba instalada en su carruaje.
"Adiós, señorita ____________, que tenga un buen viaje", dijo Arthur mientras cerraba
la puerta del carruaje.
"Gracias, Arthur. Fue un placer conocerlo".
Arthur le sonrió ampliamente.
Ella supuso que él estaría contento de verla irse. Los caballos tiraron del carruaje y
______ miró por la ventana. Esta vez no estaba dejando atrás una pila de escombros
ardientes.
Estaba dejando su alma.
* * * * *
Joe se sentó en su estudio vacío y escuchó cómo los caballos se alejaban por el
camino de piedritas del Coto de Caza Calverton y alejaban a ______ de él, llevándola a
Londres.
Sus labios se apretaron ante el vacío que sintió, no sólo en la habitación sino
también en su corazón.
Él la quería a ella. Al lado de él ahora, justo en este momento y por el resto de sus
vidas. De alguna manera tenía que hacerlo realidad.
Ella lo había dejado por todos los motivos correctos y por muchos incorrectos.
La sociedad, él sabía, laceraría a ambos si sus vínculos familiares se hacían públicos.
Aunque no había ningún lazo de sangre en absoluto entre ellos, el mero susurro sobre
algo parecido al incesto los acabaría a ambos.
Él hizo una mueca al recordar los rumores desagradablemente titilantes que ya
circulaban sobre Byron y su hermana, luego del nacimiento de su hija el año pasado.
Él no tenía deseos de que su fama se dispersara tanto como la del poeta, ni que su
propia reputación fuera mancillada por el escándalo, pero el hecho era que estaba
involucrado en una relación sexual con la viuda del Conde del que había heredado su
título.
Al pueblo no le importaban las relaciones. Ellos simplemente inventarían una
propia para que encajara con sus cínicas y chismosas necesidades.
No, se necesitaban medidas drásticas en esta situación y Joe sabía que era el
momento de tomar algunas decisiones importantes sobre el curso de su vida.
Una vida que incluía a ______. Él nunca creyó que una mujer pudiera volverse tan
importante para él para que toda su existencia tuviera que ser reorganizada por ella. Y
aun así, no había ninguna duda en su cabeza de que iba a hacer exactamente eso.
Una vida sin ______ era inimaginable. Aun ahora sentía el dolor de su partida. Ella
se había ido diez minutos y él se sentía solo. De una forma nueva y desagradable. Como
si alguien se hubiera llevado un brazo o una pierna suya, por error.
La puerta se abrió, interrumpiendo sus confundidas meditaciones, y Arthur metió
la cabeza.
"Usted querrá que yo le empaque, ¿verdad?".
Joe suspiró. El hombre era extraño a veces.
"Arthur, tu serás mi perdición. ¿Podrías buscar a Spencer y pedirle que me dedique
cinco minutos? Átalo y usa una espada, si tienes que hacerlo, para distraerlo de
Elizabeth, pero necesito pedirle consejos. Y vuelve tú mismo con él. Necesito que unas
ideas pasen por tu brillante mente también".
Arthur resopló. "Ya era hora, si me pregunta".
Joe levantó una ceja ante su inmutable valet. "¿En serio?".
"Sí, en serio. Lo he estado observando, merodeando en busca de sexo, durante casi
diez años, esperando que encontrara a esa mujer que satisficiera más que sólo a eso...".
Arthur hizo un gesto despreciativo con la mano, señalando la polla de Joe. "Parece
que ahora es el momento".
Joe le sonrió. "¿Eso crees, verdad?".
"Si, por cierto, Coronel. Y en mi humilde opinión, ella es una buena elección".
"Arthur, realmente eres un hombre de gran perspicacia".
"Siempre he pensado eso", acordó Arthur, modestamente.
"Y no hay una pizca de humildad en tu cuerpo".
"Bueno, por supuesto que no. Soy su valet, ¿o no? Servimos juntos, ¿no? Hemos
Tenido sexo en algunas de las mejores casas de putas en Europa juntos, ¿cierto?".
Joe meneó la cabeza y rió. "Esos días pasaron hace mucho, amigo mío. Una
nueva aventura nos espera ahora. ¿Estaremos a la altura? ¿Qué te parece?".
Arthur se puso de pie. Llegaba casi a la altura del mentón de Joe. "Nada está
muy lejos para el 'Nonagésimo Quinto de Combate'".
El lema de su antiguo batallón encendió el alma de Joe. "Entonces manos a la
obra. Consígueme a Spencer y saca los baúles. Nos vamos de viaje".
Ese Arthur es un pillo,, ya sabrán porQe ;)
Lemoine
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