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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Capítulo 13
"Gracias por acompañarme esta noche".
Joe hablaba calmadamente mientras acompañaba a ______ a la Sala de Lectura.
La cabeza de ella giraba de un lado al otro al supervisar los enormes estantes con libros que se alzaban imponentes hasta el decorado cielorraso y le daban el nombre a la habitación.
Varias velas titilaban en los candelabros de la pared, y las cortinas estaban bien
cerradas, debido a la lluvia que silbaba contra los vidrios de las ventanas. No era una habitación grande, pero ciertamente daba la impresión de estar bien cuidada y bien usada.
"Qué preciosa", sonrió ella.
"Me gusta. ¿Quieres un poco de jerez, o tal vez oporto?".
Él la condujo hasta una pequeña mesa donde había copas y jarras.
"Gracias. Un poco de jerez estaría bien".
La luz de la vela hizo que un arco iris de cristal destelle desde las delicadas copas
cuando ______ levantó el jerez hasta sus labios.
Los ojos de Joe siguieron cada movimiento de ella.
"¿Terminó con éxito la reunión de negocios?". La pregunta fue amable e imparcial.
"Sí. Aburrida como pocas, pero necesaria. Ya están aseguradas algunas inversiones,
y otras sujetas a consideración. Tenía que ir, pero me alegro de estar en casa".
Un agradable fuego crepitaba y se elevaba en el gran hogar y ______ se acercó a él, atraída quizás por el señuelo de dos sillas de espaldar alto que habían sido ubicadas frente a él.
"Veo que está listo para nuestra partida, Señor", dijo despreocupada, pasando un
dedo por el costado de la mesa.
"Realmente lo estoy, ______. Jugar contigo será un gran placer, estoy seguro".
El dedo se detuvo en su movimiento sobre el brilloso tablero.
"Confío en que no se desilusione".
"Contigo, imposible".
La respuesta fue firme e hizo que ______ levantara rápidamente la cabeza. Sus ojos se encontraron por uno o dos segundos, luego él la hizo sentar frente a él y se estiró para alcanzar un peón negro y uno blanco.
Con las manos detrás de él, Joe mezcló los peones, mostrando las manos
nuevamente, cada una de ellas encerrando un peón diferente.
"Las damas eligen. ¿Quieres elegir tu color?".
______ levantó la mano y tocó apenas el revés de la mano izquierda de él.
Joe abrió su puño y reveló el peón blanco.
"La dama juega con el blanco. El primer movimiento es tuyo, ______".
______ hizo un gesto de aceptación con la cabeza.
Joe tomó asiento frente a ella y los dos competidores se inclinaron para jugar.
El peón blanco hizo el movimiento inicial de costumbre, y fue eludido por una
igualmente acostumbrada respuesta del negro.
______ se inclinó un poco hacia la mesa, mientras analizaba su próximo
movimiento. Un caballo blanco se unió al combate.
Joe achicó los ojos, pensó unos instantes y luego movió otro peón.
______ respondió con otro peón más, sobresaltándose un poco cuando un tronco se acomodó en el hogar. La lluvia golpeteaba contra las ventanas, acentuando el sonido.
Joe deslizó su peón diagonalmente y se apoderó del de ella. "Veo que tienes
experiencia en este juego, ______".
"Ciertamente la tengo, mi Señor. Mi padre me enseñó cuando era pequeña, y
siempre me ha gustado el desafío".
"Ciertamente demuestras tu predisposición a sacrificar las pequeñas cosas por la
persecución de metas mayores".
______ apretó un poco sus codos hacia adentro, haciendo que el valle entre sus
senos sea más profundo. "Espero que siempre sepa qué estratagema usar para obtener la victoria, mi Señor".
La mirada de Joe bajó hasta los suaves montes que su escotado vestido dejaba
ver.
Él se movió en su silla.
______ permitió que su caballo quite al ofensivo peón negro e hizo que Joe la
mire con sorpresa.
"¿Por lo visto también crees en el juego agresivo?".
______ sostuvo el peón con ambas manos, haciéndolo girar hacia atrás y hacia
adelante, como calentándolo entre las palmas de sus manos. Ella se lamió los labios, dejando un brillo húmedo sobre ellos. "¿Se puede considerar agresivos a ese tipo de movimientos? ¿No es ganar el objetivo, sin importar qué estratagema se utilice?".
"Parecería que has puesto a mi peón en peligro", dijo Joe, inclinándose en su
silla y dejando que su camisa se abra sobre su pecho. "Eres una mujer bastante atrevida. Especialmente cuando te dispones a ganar".
Los ojos de ______ se apartaron bruscamente del espectáculo de los sólidos
músculos de Joe, que reflejaban la luz dorada del fuego. La garganta de ella se
movió mientras tragaba en silencio.
La mano de Joe se estiró sobre la mesa y tocó la parte superior del caballo de
ella, haciendo un círculo, rozándolo con su uña y finalmente golpeándolo con el dedo.
Ella se inclinó hacia delante, acercando sus senos a ese dedo.
Sus pezones se endurecieron debajo de la delgada cobertura, sobresaliendo
orgullosamente a través de la muselina. "Me enseñaron que sólo la victoria cuenta, mi Señor. Ningún sacrificio es demasiado grande".
Joe sonrió y puso su caballo en juego. "Estamos bien asociados aquí, entonces.
¿Ves cómo mis movimientos siguen tan de cerca los tuyos? ¿Quizás hasta se
corresponden? ¿Estamos destinados a seguirnos el uno al otro en el juego... de ajedrez? ¿A movernos juntos, al unísono, las dos mentes como una?".
______ trajo su mano al tablero y sus dedos acariciaron la alta figura de su torre.
Subían y bajaban, a veces en círculos, a veces aferrándose, jugando ociosamente
mientras ella analizaba su próximo movimiento.
Joe se movió en su silla una vez más.
"¿Está cómodo, mi Señor? ¿Quizás su silla es demasiado baja?".
La pregunta de ______ perforó el silencio de la habitación e hizo que una de las
cejas de Joe se levantara. "Creo que es más el caso de que mi anticipación está muy
alta. La idea de dominarte me tiene muy... excitado...".
"¿Dominarme?".
"En el ajedrez, por supuesto". Joe levantó su reina y la alzó hasta sus labios. "La
idea de hacer ese movimiento final, ______...". Pasó la pieza por sus labios y la deslizó hasta su mentón. "La mera idea de que puedo triunfar sobre tus estrategias esta noche me tiene todo anudado".
"Y si ganara, mi Señor", ______ puso su otro caballo en juego. "Creo que no hemos conversado sobre el premio".
Joe miró fijamente el tablero.
"Le toca a usted, mi Señor".
Joe levantó la cabeza y la miró. Volvió a poner la reina cuidadosamente sobre el
tablero. "Si yo gano, ______, creo que puedo reclamar como premio¼ ¿un beso?".
"¿Un beso, mi Señor?".
"Un beso, ______. Entregado libremente. ¿Te parece justo?".
La respuesta de ______ fue rápida y decidida. "De acuerdo".
Joe movió un peón negro hacia adelante un pequeño espacio con una mano que
temblaba muy levemente. "¿Y si fueras tan afortunada como para capturar mi rey,
______? ¿Qué querrías reclamar como tu premio?".
Los ojos de él recorrieron su cuerpo, mientras una gota de transpiración bajaba por
entre sus senos. Él se lamió los labios y abrió las piernas estiradas debajo de la mesa, apenas rozando el muslo de ella con su rodilla.
Apenas se pudo escuchar que ella tomó aire por sobre el sonido de su ropa al
rozarse en la quietud de la habitación.
"¿Qué pediré?".
"Esa fue mi pregunta, sí".
La mirada de ______ permaneció fija sobre el tablero mientras pasaba los dedos por las piezas. Su muslo se movió contra el de Joe debajo de la mesa, presionando muy levemente, y haciendo que el pulso en el cuello de él latiera más rápido. Él la miró mientras ella respondió con otro peón más.
"Es una pregunta interesante. Hay mucho que me gustaría pedir".
Él respiró de manera irregular. "Sólo tienes que pedirlo".
La mirada de ______ permaneció fija en el tablero. "Le toca a usted".
Joe se pasó una mano por el cabello y observó el juego. Tomó un alfil y lo
deslizó hacia delante bruscamente. "Estoy esperando...".
"Y yo estoy pensando". ______ se inclinó hacia delante aún más, permitiendo que
Joe disfrute de sus senos y de la imagen de ella pasándose un desventurado peón
por la piel debajo de su cuello, y más abajo, hasta su escote.
"¿Qué estás pensando?". Sus palabras fueron casi ásperas ahora, tan ásperas como
el sonido de su respiración. Sus pies se trabaron alrededor de una de las piernas de ella y la tiraron hacia él por debajo de la mesa. Ella levantó la vista y lo miró.
"¿Qué estás pensando?", repitió él, moviendo la pierna de ella hacia atrás y hacia
adelante junto con la de él.
"Estoy pensando que si muevo este peón aquí...".
La mano de Joe interrumpió su movimiento. "No más movimientos hasta que
me digas qué querrás al final del juego si ganas".
Su tono no admitía discusión alguna.
______ permaneció sentada e inmóvil, con su pierna entre las de él y su muñeca en su puño.
Respiró hondo, empujando los pezones contra la apretada tela de su vestido. "Si
gano yo, pido esta noche contigo".
Se hizo un silencio en la habitación. Hasta el fuego dejó de crepitar, como
impactado por lo que acababa de escuchar.
Lentamente, sin soltar su muñeca, Joe se levantó de su silla. Una mano tiró el
tablero al suelo, desparramando piezas de ajedrez por doquier.
La otra acercó a ______ hacia él hasta apretarla contra su cuerpo.
"Tú ganas".
* * * * *
La boca de Joe aplastó la de ella en un beso que dejó la mente de ella
inconsciente y su cuerpo ya excitado en éxtasis.
Sus brazos la estrecharon aún más contra sí, y ella automáticamente deslizó su
mano por los hombros de él y alrededor de su cuello, ayudándolo a dejar pegada la
carne de ambos.
______ era prácticamente incapaz de pensar. Los labios de él estaban haciendo todo lo que ella había imaginado que harían. Firmes, cálidos, exigentes, la acariciaban y excitaban y luego se abrían para permitir que su lengua excite los rincones de su boca.
Ella boqueó para tomar aire y él siguió a la respiración dentro de su boca. Ella se
dio cuenta por primera vez de la maravillosa sensación de que un hombre adore sus
suaves tejidos, aprenda las diferentes texturas de su lengua, deslizándose por entre sus dientes y excitándola con pequeños toques y vueltas.
Sin ningún pensamiento consciente, ella siguió su ejemplo, imitando su intrusión al
deslizar su propia lengua dentro de la boca de él y saborearlo.
Cálido, dulce, con matices de jerez, el sabor de Joe tenía una embriaguez propia
y se extendía hasta las rodillas de ella.
Ella sintió que los brazos de él se movían hacia abajo y a los pocos segundos era
levantada del suelo y contra el cuerpo de él.
"¿Estás segura?", preguntó él bruscamente, despegando su boca de la de ella para
hacer la pregunta.
Ella no tuvo oportunidad de responder antes de que él la estuviera besando
ávidamente, comiendo sus labios, chupando su lengua, apretando su cuerpo con las
manos y abrazándola contra él con una fuerza de hierro.
Los brazos de ella rodearon su cuello, devolviéndole el abrazo salvajemente.
"Estoy segura", dijo ahogada mientras hacía fuerza para despegarse y tomar aire.
"Bien". Joe salió de la habitación a grandes pasos y subió casi corriendo al
segundo piso con ______ en sus brazos.
La casa estaba oscura y silenciosa, y en breves instantes la puerta se cerró con llave
y él estaba bajándola al suelo al lado de la cama.
"Te deseo. Nunca he deseado tanto a nadie". Las palabras de Joe eran ásperas,
pero honestas, como lo eran sus ojos.
"Lo sé". ______ volvió a mirarlo. Había tomado una decisión esta noche. No iba a
retroceder.
"¿Por qué esta noche?". Joe pasó suavemente las manos por sus senos,
sonriendo un poco cuando los pezones se hicieron notoriamente visibles debajo de sus dedos. "¿Por qué ahora, ______?".
______ pasó sus manos por el firme pecho de Joe y abrió atrevidamente su
camisa. Él se la quitó, complaciente, y la arrojó a un rincón en sombras. Ella obedeció a un impulso interior y se inclinó hacia delante, pasando la lengua por el disco plano de su pezón.
Lo escuchó jadear y eso la hizo estremecer; el sólo hecho de aceptar que ella podía
causar ese tipo de reacciones era un logro en sí mismo.
Ella levantó los ojos hacia Joe y vio que las manchas doradas destellaban de
deseo por ella. "Porque yo también te deseo, Joe. Porque quiero tus manos sobre mí. Quiero conocer el placer de nuevo, pero quiero conocer lo verdadero esta vez. Porque por primera vez desde que recuerdo, quiero que me toque un hombre -tú-. Porque quiero saber cómo es hacer el amor y no tener sexo".
Ella dejó que su mirada se pasee por el cuerpo de él. "Porque quiero tocarte y
aprender sobre ti y que tú me toques. Porque no puedo dejar de preguntarme cómo es tener a un hombre dentro mío haciéndome sentir maravillosa en lugar de... en lugar de... bueno, supongo que quiero ver si juntos podemos borrar el pasado, Joe".
Él le tomó la mano sobre su pecho y la deslizó entre ellos, permitiéndole sentir
cómo su pene empujaba contra sus pantalones. Ella envolvió su mano a su alrededor, con curiosidad, y apretó un poco, sonriendo cuando él respiró hondo de repente.
"No sé si puedo borrar tus recuerdos, ______. Pero, ¡demonios!, me puedo asegurar bien de que tengas algunos nuevos".
Sus manos se deslizaron detrás de ella y su vestido cayó hasta la cintura.
"Puedo besar estas bellezas...". Sus labios cayeron sobre sus pezones y él pasó la
lengua alrededor de uno, haciéndola boquear. "Y chuparlos también", él se movió hasta el otro seno, chupando suavemente su rígida punta. "Y mucho más, ______, amor".
Separó su boca de ella y apretó sus senos desnudos contra su cuerpo, dejando que los sensibilizados pezones sientan la aspereza de su vello y el calor de su cuerpo.
Era el turno de ella de explorar, y sin dudarlo, se estiró hasta alcanzar la parte
delantera de sus pantalones.
"Creo que es hora de dispensar de estos, Joe", murmuró, luchando con las
cintas. "Malditas cosas...".
Las manos de ______ se zambulleron por la abertura, hambrientas por tocar su
pene, y con un gemido él se quitó los pantalones y cayó en las palmas de las manos de ella.
"Ah, Joe", dijo en voz baja.
Él estaba tan duro y caliente; era maravilloso tocarlo. Su piel era suave en algunos
lugares, áspera en otros, y ella encontró que sus dedos estaban fascinados por la
diferencias en las texturas que iba descubriendo.
Tocó la gotita de humedad que se juntó en la pequeña rayita sobre la cabeza y
levantó los ojos cuando la mano de él agarró su muñeca.
"Me harás perder en mi deseo demasiado rápido si sigues con eso, ______.
Perdámonos juntos".
Él deslizó sus manos por debajo de su ropa arrugada y empujó todo por sobre sus
caderas hasta el suelo.
Ella estaba desnuda, parada delante de él, sintiendo que el calor salía del cuerpo de
él formando olas que rompían sobre el suyo.
Por un momento, ninguno tocó, sólo liberando sus sentidos y regocijándose en la
enormidad de este momento.
______ podía olerlo, sentir su calor, y casi absorber su deseo a través de la piel. No tenía idea de que ella podía conocer a un hombre a tantos niveles diferentes, cada uno causando una respuesta dentro de ella que sólo agregaba combustible al fuego.
"______, tócame".
El susurro enronquecido tocó los oídos y el corazón de ______ al mismo tiempo.
Era una súplica, un aliciente, una plegaria y una exigencia.
Ella tocó.
Tomó su polla entre las manos y la frotó por su vientre, queriendo experimentarlo
a un nivel diferente de cualquier idea convencional.
Ella se acercó a él, obligándolo a levantarse, y su mano se deslizó por debajo de él
para agarrar el firme trasero.
Ella apretó sus cuerpos, haciendo un sándwich con la polla de Joe contra su
suavidad.
Su gemido la dejó contenta.
Las manos de él sobre su parte trasera la dejaron aún más contenta, y cuando él
empezó a amasar y agarrar, y a deslizar sus dedos hacia arriba y hacia abajo por su
abertura, ella no pudo quedarse quieta. Las caderas de ella comenzaron a moverse
contra la dureza de él que tenía delante y las manos que tenía detrás.
"Joe", dijo ella en voz baja, mientras se inclinaba un poco y alineaba su clítoris
con las bolas de él.
"Abre las piernas, ______".
Las manos de él abrieron sus cachetes y él deslizó un dedo hacia su estrecho
pimpollito de rosa. Las millones de terminaciones nerviosas enviaron estremecimientos de placer por toda ella cuando Joe las acarició suavemente.
Estirándose, recogió sus jugos y los esparció hacia arriba y alrededor de su tensa
argolla de músculos, acariciándola con un toque tan leve como el de una pluma. ______ sintió que su cuerpo comenzaba a prenderse fuego y que sus caderas se movían con más fuerza contra él.
Sus rodillas comenzaban a doblarse y ______ supo que no podría mantenerse en
pie mucho más.
No tenía que hacerlo. A los pocos segundos que sus piernas empezaron a temblar,
Joe la había tumbado sobre el cubrecama detrás de ellos.
El cuerpo de él estaba completamente sobre ella: duro, caliente, en movimiento y la
tocaba, la pellizcaba, la acariciaba, la enloquecía.
Ella se retorcía, incapaz de acercarse más a él pero consciente de que debía hacerlo o morir en el intento.
Joe deslizó la mano por su vientre mientras le chupaba enérgicamente un seno.
Ella sabía que estaba haciendo alguna clase de sonidos, pero era incapaz de
controlarlos. Luego él encontró su clítoris y los ruidos se convirtieron en gritos de
placer.
"Dios, Joe", sollozó ella.
"Te gusta eso, ¿no?". Dio una respuesta con voz enronquecida, que lo hizo que
apartarse del seno por un total de cinco segundos.
"Sííííí...", respondió ella, echando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. "Ay,
síííí...".
Él deslizó la mano hasta sus inflamados y húmedos pliegues, explorando,
acariciando, encontrando lugares que la hacían retorcerse y lugares que la hacían
suspirar.
Él la excitaba y agitaba, a veces alejándose e insertando uno o dos dedos dentro de
ella, para volver a jugar con su clítoris un poco más.
Él movió la cabeza de su seno para mordisquear sus labios.
"Ah, ______. No me canso de ti", la voz de Joe era ronca al volver ávidamente a
los pezones de ella.
Sus caderas se retorcían y levantaban debajo de él, y él se apartó de sus senos y se
deslizó por la cama. Sin más, separó bien sus muslos y enterró su cara contra su
vulva, lamiendo y lengüeteando su carne, y haciendo que algo se le atorara en su
garganta por el impacto y el placer.
Fue increíble, eliminó todo pensamiento racional de su cabeza y la volvió salvaje.
Levantó las caderas, empujándose contra su cara, buscando su lengua, sus labios,
ofreciendo todo lo que tenía, todo lo que era, para el placer de él.
Pero aún no era suficiente.
"Joe, no esperes...". Ella dijo las palabras jadeando, con la cabeza dando vueltas
frenéticamente sobre la almohada.
Joe obedeció.
Se levantó sobre ella, sosteniendo su peso sobre ambas manos.
"______. Abre los ojos. Mírame, ______.
Ella era incapaz de negarle nada en este punto, aun cuando quería esconderse de
cualquier distracción y concentrar su atención en lo que él le estaba haciendo.
Su pene le rozó la vulva, estimulando, abriendo, alentándola. "Mírame a mí,
______. Este es tu nuevo recuerdo llegando... justo... ahora".
Con tres embestidas enérgicas, la había penetrado.
Con tres ágiles movimientos había llenado su cuerpo y perforado su alma.
Él se detuvo dentro de ella.
Los ojos de ella se abrieron grandes, enfocados sobre él, viendo que sus ojos
marrones se oscurecían hasta ser casi negros mientras el cuerpo de él se apropiaba del de ella. Una gota de sudor temblaba en su sien, y los músculos de sus hombros
sobresalían.
"Dios. Muévete, Joe, por favor, muévete...".
Ella abrió las piernas tanto como pudo, como para devorar al hombre cuya polla
estaba enterrada hasta el fondo dentro de ella.
Ella se lanzó contra él y con un enorme jadeo, él le devolvió el embate,
arremetiendo sin piedad con sus caderas y su pene; la ternura quedó olvidada, y la
seducción fue cosa del pasado.
Ésta no era una forma gentil y educada de hacer el amor. Ésta era una cogida
primitiva y necesitada, y ______ estaba en éxtasis.
Su cuerpo respondía a cada una de las exigencias con una propia. Cuando él la
embestía, ella empujaba para atrás. Las manos de él bajaron hasta el trasero de ella, mientras deslizaba las piernas por el costado de la cama, trayéndola con él y sin perderse una embestida.
De pie, pudo aumentar la intensidad de su posesión implacable, aferrándose
fuertemente a ella con las manos y ayudándola a empalarse a sí misma con su polla
machacadora.
Era cruda, casi violenta, y era todo lo que ______ imaginó alguna vez que sería.
Una extraña tirantez comenzó a apoderarse de su respiración, y sus ojos
encontraron los de Joe.
"Joe... yo me... es...".
"Sí, lo sé...". Sus palabras temblaban mientras su cuerpo mantenía el incesante
ritmo de pillajes y retiradas. Una mano encontró rápidamente su clítoris, y los labios de ella se separaron de sus dientes en un gruñido salvaje.
Con las manos retorciéndose entre las sábanas, y las piernas ahora fuertemente
trabadas alrededor de Joe, ______ esperó que la ola encumbrándose rompiera,
saboreando cada momento de creciente tensión, cada músculo que se contraía y cada momento que el cuerpo de Joe tocaba el suyo.
Finalmente, la espera había terminado.
Ella se acabó ferozmente, silenciosamente y durante lo que pareció ser años.
* * * * *
Joe sintió deseos de aullar cuando vio a la mujer sobre su cama sacudirse y
convulsionarse alrededor de su pene.
Él desaceleró su ritmo, conteniendo su propio orgasmo por pura fuerza de
voluntad. Recordó el momento en que la tocó; cómo ella le había rogado por más a los pocos segundos. Se preguntó si esta noche sería lo mismo.
Los músculos de ella se relajaron un poco alrededor de él, y él volvió a deslizarse
una vez más dentro de ella.
Ella era sedosa, húmeda y más caliente que cualquier cosa que había experimentado jamás. Su sexo se aferraba a él paralizándolo, y él sintió como si no pudiera irse nunca de donde estaba en ese momento.
El cuerpo de ella encajaba bien en el de él.
Ella tembló, abriendo los ojos y atrayéndolo con su mirada gris y tempestuosa.
Como lo esperaba, una palabra salió de su boca.
"Más".
Algún instinto primitivo rugió de placer en la mente de Joe. Su mujer quería
más de él. Por Dios que lo tendría.
Se deslizó rápidamente fuera de ella, ignorando su gritito de protesta.
Este fue rápidamente acallado por la ropa de cama, al darla vuelta sobre su
estómago y dejar que sus piernas cuelguen sobre el costado de la cama.
Él se acomodó entre sus muslos y volvió a empujar dentro de su sexo caliente
antes de que ella tuviera tiempo de tomar aire.
Esta vez sus embates fueron más lentos y acompañados por la presión de sus
manos mientras las pasaba del trasero a los hombros, y de vuelta.
Ella corrió el cabello de su cuerpo, dándole acceso a su piel desnuda.
Él se inclinó hacia delante, empujándose contra su trasero y su columna,
manteniendo su ritmo de empuje y frotando su carne contra la de ella.
Ella suspiró y luego gimió; levantó un poco el trasero para empujarse contra él y al
mismo tiempo exigir, alentar, disfrutar, y pura y simplemente amar.
Admirado de su propio control, Joe se dispuso a jugar. Era casi como si su polla
supiera que esta mujer era especial. Que merecía algo más que una cogida rápida, no importa qué satisfactoria fuera. Esta mujer iba a tener una noche llena de increíbles recuerdos si él y su polla tenían algo que decir al respecto.
Él deslizó una mano debajo de ella para masajear su sexo suavemente y
acariciar tiernamente su clítoris. Ella estaba empapada con sus propios fluidos; los
muslos, húmedos con miel tibia; la piel, mojada con sudor. Joe supo que lo que
llenaba su nariz era una combinación de los olores de ambos; él también estaba
sudando.
Se enderezó un poco y miró hacia abajo, donde sus cuerpos se unían. Su pene se
deslizaba dentro y fuera del cuerpo de ella con facilidad, reluciendo donde ella lo
bañaba con sus líquidos. El trasero de ella era perfecto, suave y redondeado, y hasta la marca le pareció erótica y estimulante.
La cubrió suavemente con la mano, sonriendo mientras ella también empujaba
contra él, como ansiosa por aumentar su contacto de la forma que pudiera.
Él aflojó los cachetes de ella, separándolos, y se humedeció un dedo en su miel. Su
ano pequeño y estrecho, arrugado y rosado, rogaba que él lo tocara.
Ella se retorció y gruñó cuando él comenzó su delicada excitación, sin perder ni por
un instante el ritmo de las embestidas de su penetración.
Ella comenzó a respirar entrecortadamente cuando él empujó un dedo contra ella.
"Joe... qué...".
"No hables, amor. Déjame jugar contigo".
Él la sintió relajarse debajo de sus manos, y otro pedacito de su corazón se quebró
por la confianza que ella estaba depositando en él.
Él comenzó a aumentar la velocidad, que se correspondía con la ahora rítmica
presión de su dedo contra la abertura de ella.
Ella volvió a gemir, respondiendo salvajemente a sus movimientos.
A los pocos segundos, el dedo de él se ensartó en los músculos de ella, que gimió
cuando su dedo se hundió en su zona oscura.
Él deslizó un brazo por debajo de ella y tiró de su trasero, acercándolo aún más a él,
todo sin levantarla de la cama.
Sus arremetedoras caderas chocaban contra el trasero de ella mientras su dedo se
movía en su ano virgen, excitando suavemente las terminaciones nerviosas que él sabía que había allí.
Él sintió que ella se tensaba, pensó que ella podría haber dejado de respirar
realmente, y luego ella explotó.
Esta vez, su alarido fue ensordecedor.
Cada músculo de su cuerpo se contrajo y se endureció. El dedo de Joe estaba
aplastado, y su polla se sentía como si estuviera atrapado en un cepo viviente.
Él jadeó, sin poder comprender la fuerza del cuerpo de ella mientras acababa
alrededor de su cuerpo.
Su sexo tiraba, apretaba y aplastaba salvajemente su pene, enviando su mente al
espacio y su cuerpo al orgasmo más monumental que podía recordar.
Embistió profundamente dentro de su cuerpo, tan profundo como pudo llegar,
separando sus manos del trasero de ella y dirigiendo su pene donde quería estar.
Él juro que pudo sentir el vientre de ella tratando de llegar al alma de él mientras su sexo ondeaba hacia arriba y hacia abajo de su pene; cada uno de los órganos del
cuerpo de él gritó al descargarse.
Explotó dentro de ella, llenándola, inundándola, ahogando su útero, su sexo y
cubriendo sus tejidos con su leche caliente.
Fue un momento diferente de cualquiera que había experimentado. Durante unos
segundos, se preguntó si su muerte era inminente, al sentir que se le borroneaba la
visión, su corazón se detenía por completo y su existencia se derramaba por un ojito en la punta de su pene.
Cuando pasó su clímax y su cuerpo decidió aferrarse a la vida, Joe les permitió a
sus torturados músculos el lujo de la relajación.
Comenzó a salir, pero un gemido de ______ lo mantuvo donde estaba.
"No te muevas, por favor. Quédate un momento".
Joe aventuró una sonrisa. "Ah, ______", susurró él mientras apoyaba todo su
cuerpo sobre la espalda de ella para permitir cuidadosamente que ella sintiera todo su peso. "No iré a ningún lado".
______ hizo un sonido, que para Joe se pareció mucho a un ronroneo.
Las siguientes palabras que él pronunció, lo sorprendieron enormemente: "Sólo
quiero tenerte cerca de mi corazón".
Lemoine
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
hola!!! Nueva lectora!!!!
Me encanta la nove!!!
Amo a Joe es tan dfghjks
Siguela!!!!
Bienvenida aranzhitha disfruta del cap ;)
Lemoine
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
awwww mi Joe tan lindo la ama!!!!
Es tan dfghjks lo amo
Gracias x la bienvenida!!!
Siguela!!!!
Es tan dfghjks lo amo
Gracias x la bienvenida!!!
Siguela!!!!
aranzhitha
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Aww que belloo mi Joseph es tan asdfghgkjhgfd lo amo
Siguelaa
Siguelaa
JB&1D2
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
ahhahahahahah dios mio q noche mas buena esta pasando la rayis me dejaron sedienta de mas
ejeje siguela esta increíblemente estupenda ♥.♥
ejeje siguela esta increíblemente estupenda ♥.♥
ElitzJb
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
OOOOOOOOOOOOOOOHHH!!!!!.. OOOOOOOOOHHH!!!!..... OOOOOHHHH!!!!!.. OOO DIGO YOOOOOO!!!!!!..
PERO MI PREGUNTA ES DONDE ETAN ESTO HOOMBREEESSS?????
AAII CIELOOSSS JOE ES TODO LO QUE UNA QUIEREEEEE!!!
PERO MI PREGUNTA ES DONDE ETAN ESTO HOOMBREEESSS?????
AAII CIELOOSSS JOE ES TODO LO QUE UNA QUIEREEEEE!!!
chelis
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Capítulo 14
Había algo que golpeaba, rasgueaba y hacía que ______ volviera a despertar a un
nivel de conciencia después de un sueño profundo.
Ella se dio vuelta debajo de las cobijas, para encontrarse sola, pero había voces en la habitación.
Los recuerdos volvieron a fluir. Recuerdos de pasión, de cuerpos calientes y sudor y
el olor a sexo y a deseo. Le dolían un poco los músculos, pero era un dolor maravilloso; sonrió al recordar las palabras susurradas de Joe.
Él los tranquilizó a ambos bajo las arrugadas cobijas y la apretó fuerte contra él,
contra su corazón, como lo había prometido.
Allí, con su cuerpo relajado y su mente tarareando, se había dormido contra el
constante redoble del corazón de él.
Ahora, parecía que algo los había despertado. Algo o alguien...
Sintió la presencia de Joe junto a su cama, y abrió los ojos para verlo encender
una vela.
"______, amor", dijo él suavemente.
"Estoy despierta, Joe. ¿Qué pasa?".
La cara de él estaba en sombras, pero la tocó suavemente al acariciar su enredado
cabello y sacarlo de su cara.
"Tenemos un problema, corazón. Hubo un incendio en la Crescent".
______ sintió que su corazón se detenía.
Se sentó rápidamente en la cama, sin que le importe su desnudez y tomó a Joe
por los hombros.
"¿Qué tan serio fue? ¿Quién salió lastimado? ¿Están todos bien? ¿Y Matty? Joe,
¿puedes llevarme hasta allí? Debo ir...".
Ella lo empujó a un lado y salió volando de la cama, casi tropezándose con sus
propios pies.
"Ey, ______, ahora cálmate. Primero, nadie salió lastimado".
Ella luchaba frenéticamente con su desabillé, pero las mangas estaban al revés y no
podía ponerlas como debían estar.
Le temblaban las manos y veía borroso. "Un incendio. Ay, Dios, Joe, un maldito
incendio...".
Las manos de él cayeron firmemente sobre sus hombros.
"______, escúchame. Escucha, maldición...". La hizo girar con fuerza y la agarró
del mentón para hacer que lo mire. "Todos están bien. El daño fue poco porque lo
detuvieron antes de que se extendiera demasiado. Matty está bien, las muchachas están
bien y tú no debes preocuparte. Ahora...". Él aflojó la presión sobre sus hombros, y ella
sintió que la respiración volvía a sus pulmones. "¿Me estás escuchando?".
Ella asintió con la cabeza distraídamente. "Pero yo debería estar...".
Joe gruñó. "Donde deberías estar es dentro de ese desabillé y abajo conmigo en
unos cinco minutos". Elizabeth Wentworth trajo la noticia junto con un mensaje de
Matty. Ella querrá dártelo personalmente. ¿Puedes hacer eso, ______? ¿Ponerte el
desabillé y luego bajar a la sala de desayuno? Debo agarrar algo de ropa y te veré allí.
¿Está bien?".
Él la sacudió un poquito y luego le dio un fuerte beso sobre los temblorosos labios.
"No te preocupes, amor. Todo estará bien".
Mientras ______ se dirigía a la planta baja, se preguntaba, con un poco de histeria,
si algo volvería a estar bien otra vez. Había agarrado su propio desabillé, atándolo
fuertemente a su cuello, y había pasado un cepillo por su cabello enredado,
ruborizándose al recordar cómo había quedado así.
Sus muslos aún estaban pegajosos de la pasión de Joe, y su cuerpo latía con
placer satisfecho. Pero el corazón le dolía por otro motivo: la idea de que ella era
responsable por lo que había sucedido en la Crescent.
Fiel a su palabra, Joe la estaba esperando. Pero la estaba esperando junto a la
Señorita Elizabeth Wentworth, que se veía tan hermosa a la luz del día como lo hacía la
primera vez que ______ la vio en la Crescent. Al ver la imagen de la pareja juntos, se le
cayó el alma al suelo. En ese momento, enfrentó la realidad de su situación, la realidad
de la situación de Joe y el inevitable final de su romance.
No podía haber futuro para una madama de burdel y un conde.
Enderezando los hombros, entró en silencio.
"¿Señorita Elizabeth?".
"Ah, entonces estás aquí. No lo creí al principio, pero su amiga, la señora Matty,
insistió tanto. ¿Cómo puede estar aquí sin que nadie lo sepa?".
Los ojos azules y brillantes de Elizabeth se paseaban con curiosidad de Joe a
______, ninguno de los cuales reveló ni con un pestañeo que habían sido levantados de
una encamada que dejó las sábanas empapadas de sexo. "Me disculpo, Madame
______, debí haberme presentado, pero pensé que quizás querría leer esto primero".
Le extendió un pergamino a ______, quien lo tomó calmadamente y se retiró a un
costado de la habitación para leerlo.
"Elizabeth, deja de mirar, siéntate y cuéntame qué sucedió exactamente. Y por
favor, recuerda", la voz de Joe era severa e intransigente, "que no estás con un
grupo de jóvenes mujeres que invitaste a Almacks. La dramatización y la ornamentación no serán bienvenidas. Los hechos simples, sin adornos, si eres tan
amable".
Elizabeth suspiró. "Joseph, eres una dulzura, pero realmente me recuerdas a mi
padre a veces. Gracias a Dios que no tengo ningún interés en ti como pretendiente. Creo
que te dispararía mucho antes de formalizar el enlace".
______ estaba absorta en su nota y se negó a permitir que las palabras de Elizabeth
afecten su calma exterior. Por dentro, por supuesto, exhalaba un enorme suspiro de
alivio al pensar que al menos no había dormido con un hombre que se había
comprometido para casarse. Volvió a doblar su nota y se acercó nuevamente a la pareja
que estaba cerca del fuego.
"De verdad, Señorita Elizabeth, díganos por favor qué pasó. Ahora que estoy
segura de que no hay heridos involucrados, puedo poner mi mente en restaurar la
Crescent y encontrar a los responsables".
______ mantuvo el tono calmo y amable, y se sintió segura de que su capa de
imperturbabilidad estaba nuevamente en su lugar. Luego miró a Joe, sólo para ver
que su mirada ardiente la recorría de pies a cabeza.
A pesar de su control, se sonrojó.
Elizabeth observó la acción paralela con interés, pero se abstuvo de hacer algún
comentario. "Bueno, no hay grandes cosas que contar".
______ tomó asiento mientras miraba a Elizabeth relatar las aventuras de la noche.
La reconfortó el hecho de que Joe se movió naturalmente para tomar una posición
detrás de ella, apoyándose, protector, en el espaldar de la silla de ella.
"Un pequeño grupo de nosotros había decidido visitar la Crescent esta noche. Tony,
por supuesto, a quien le encanta la Sala de Billares, y Pomeroy querían probar su
arenque ahumado, Madame ______. Es realmente excelente, sabe, especialmente con
esa exquisita salsa...".
"¿Elizabeth? Te estás yendo por las ramas...". Joe juntó las cejas.
______ giró levemente. "Por favor, Joe. Deja que la Señorita Elizabeth cuente la
historia a su manera". Se volvió hacia la mujer. "Lo siento. Gracias por el cumplido
sobre el arenque, pero estamos comprensiblemente ansiosos por llegar a la parte del
incendio".
Elizabeth continuó. "Bueno, era apenas pasada la una, y yo pensé que tendría
tiempo de pasar por el tumulto de Devonshire, cuando vi a un hombre de aspecto
extraño espiando por una de las ventanas más bajas. Una de las ventanas traseras más
bajas. ¿Sabe a cuáles me refiero?".
______ asintió con la cabeza, recordando las ventanas que daban al pequeño jardín.
De noche, estaban oscuras, a pesar de que las cortinas estaban, en rara ocasión, cerradas.
El jardín era muy privado, y los visitantes no tenían acceso a él. Ella frunció el ceño.
"Bueno, ver su cara así realmente me hizo saltar, como se pueden imaginar. Estaba
a punto de mencionárselo a alguien, cuando lo vi tirar su mano hacia atrás y lanzar un objeto. Lo lanzó justo por la ventana, rompiendo el vidrio -destrozándolo, en verdad-.
Aterrizó a unos cinco pies de mí y explotó enseguida".
Elizabeth dijo esto con tanta calma que le llevó unos instantes a ______ registrar
por completo el significado de sus palabras. Cuando lo hizo, salió como una explosión
de su silla y corrió al lado de la otra mujer.
"Mi pobre niña. ¿Está bien? ¿Se ha lastimado?". Miró con preocupación el rostro de
Elizabeth y notó el peinado torcido y detectó un leve hedor a humo.
Elizabeth le sonrió. "No necesita actuar como mi chaperona, ______. Estoy bien.
Bueno, me alcanzó un poco, pero un señor tan amable se acercó y lo apagó". Extendió el
ruedo de su vestido, donde un gran trozo de seda chamuscada y ennegrecida hacía de
testigo mudo de la verdad de su despreocupada declaración.
______ palideció y la boca de Joe se afinó.
"De hecho", continuó Elizabeth con una risita malvada, "el hombre que lo pisoteaba
terminó tironeando de mi vestido, con mucha fuerza. No se dio cuenta de la fuerza hasta
que miró hacia arriba y encontró mis senos mirándolo a la cara".
Joe suspiró.
Los ojos de ______ se agrandaron. "Señorita Elizabeth. Eso es terrible. Lamento
profundamente que haya pasado una cosa así en mi casa. ¿Averiguó su nombre? Él
debe ser reprendido con severidad".
"¿Por qué motivo?". Las cejas de Elizabeth se levantaron mientras una sonrisa
cruzaba por su rostro. "Quedó atónito por un par de segundos, pero luego sonrió y...".
Ella se inclinó hacia ______, dándole la espalda a Joe. "¿Sabe qué hizo?".
Muda, ______ dijo que no con la cabeza.
"Le dio un besito a uno de ellos y dijo: ´Señora, creo que su vestido está apagado,
pero el fuego se ha extendido hasta mis pantalones´. ¿No estuvo encantador?".
Elizabeth rió tontamente.
"Dios, Elizabeth", exhaló Joe, pasándose una mano por el cabello. "No tienes
ningún tipo de decoro, ¿eh?".
"Bueno, Joseph, por amor de Dios, no seas tan remilgado. Había humo por todas
partes, la gente gritaba y corría y fastidiaba, como si se fuera a acabar el mundo. Y aquí
había un hombre con la presencia como para hacer lo que era necesario y aún divertirse
un poco al mismo tiempo". Sus ojos azules bajaron hasta su falda. "Quisiera saber quién
era, sin embargo. No le pregunté su nombre".
Se dio vuelta entusiasmada hacia ______.
"Ay, ______. Quizás usted pueda averiguármelo... quizás él sea un miembro o algo
así, quizás lo conozca...".
______ palmeó la mano de Elizabeth distraídamente. "Veré qué puedo hacer,
Elizabeth. Pero tenemos un problema un poco mayor que la identidad de su
maleducado caballero".
"¿De veras?".
"Sí, así es". Joe estaba mirando a ______ y por un segundo pudo leerle el
pensamiento como si hubiera sido el suyo propio. De hecho, pudo haberlo sido, ya que
ambos estaban muy en sintonía con los peligros potenciales de la situación.
"El tema es así, Elizabeth", dijo Joe. "Tenemos dudas ahora de que alguien esté
detrás de ______, y, por carácter transitivo, de la Crescent". Él levantó la mano para
adelantarse a las preguntas de Elizabeth. "Más tarde. Podrás hablar de todo eso más
tarde. Pero la cuestión es así. Tú has visto al autor del hecho. Lo viste bien, ¿verdad?".
Elizabeth asintió con la cabeza. "Se veía bastante feo. Tenía un bigote extraño".
"¿Te das cuenta de que eres una testigo ahora? ¿Y alguien que podría enviar a ese
hombre muy fácilmente al calabozo?".
Elizabeth se encogió un poco cuando se dio cuenta de la importancia de ese
comentario. "Demonios. Ahora estará detrás de mí, también".
Joe miró a ______. "Ella podrá ser frívola e indecorosa, pero nunca nadie la
acusó de no ser inteligente".
______ le frunció el ceño a Joe y volvió su atención a Elizabeth. "Debemos
asegurar su seguridad por todos los medios, Elizabeth".
Elizabeth colocó su labio inferior entre los dientes y lo mordisqueó distraídamente.
"Supongo que podría retirarme al campo durante unos días, Mamá y Papá aún
están allí...".
"Y el resto del mundo sabrá inmediatamente dónde te has ido. Claro. Qué astuto. Ir
exactamente donde se espera que vayas".
Elizabeth le echó una mirada de disgusto a Joe. "Bueno, Sr. Genio. ¿Tiene una
idea mejor?".
"De hecho", dijo Joe, pasando la mirada de Elizabeth a ______, "creo que sí".
* * * * *
Elizabeth se acomodó en el carruaje y miró a su acompañante. "Puede decir lo que
quiera de él, pero tiene que admitir que Joe es extraordinariamente competente
cuando se trata de conseguir cosas. Quizás sea el soldado que hay en él".
"Desde luego".
A Elizabeth, que no era conocida por su reserva o por su paciencia, le fastidió la
amable respuesta. Miró por la ventana a la temprana luz del día, casi sin poder creer
que Joseph Jonas había logrado que ambas se cambiaran, empacaran y se ubicaran
en su carruaje, para ser enviadas al Coto de Caza Calverton sin más demora. Hasta se
las arregló para que las acompañara una escolta de media docena de hombres a caballo.
Ninguna de las muchachas había pegado un ojo, pero ninguna confesaría estar
cansada ahora. Elizabeth sabía que estaba demasiado tensa para siquiera pensar en
cerrar los ojos y sólo podía adivinar cómo se sentía ______.
Porque esa mujer tenía, sin lugar a dudas, el mejor control de sí misma que había
visto jamás.
Elizabeth se permitió hacer una pequeña sonrisa al pensar en el brebaje especial que
tomó de su cómoda en los quince minutos que Joe le dio para empacar. Un
admirador lo había traído de París, donde estaba aparentemente de última moda,
habiendo sido parte del cargamento que trajo Napoleón cuando volvió de su campaña a
Egipto.
El té que se hacía con ese brebaje, se rumoreaba, hacía cosas maravillosas con las
inhibiciones de uno. Elizabeth no podía esperar para probarlo y pensó que ______ sería
quizás la sujeto de prueba perfecta. Junto consigo misma, por supuesto.
Era su maldición. Lo había aceptado hacía tiempo. La infinita búsqueda por sentir,
por experimentar, por conocer. En especial sobre sí misma y su cuerpo. Todavía era
virgen, técnicamente, de todas formas, pero disfrutaba de acabarse, si estaba sola o si le
permitía a alguien el privilegio de ayudarla.
En realidad, además de Joe, sólo Ryan Penderly había tenido ese honor y no era
muy bueno que digamos para eso.
Frunció el ceño levemente.
"¿Problemas, Elizabeth?". ______ había notado su gesto.
"Siempre, ______. Siempre". Ella le sonrió también, esperando que quizás
desarrollaran una relación amistosa. Elizabeth era demasiado atractiva para tener
muchas amigas fieles entre sus contemporáneas, y aunque devota a sus propias
investigaciones hedonistas, extrañaba ocasionalmente el compañerismo que le podía
ofrecer otra mujer.
"Eres demasiado joven y muy, muy hermosa para estar plagada de problemas",
respondió ______, socarronamente.
"Ja. Eso es, ´Ja´ a los dos comentarios, ______. Por ser una mujer de negocios
inteligente, verdaderamente tienes algunas ideas tontas. Primero, la edad no tiene una
maldita cosa que ver con los problemas, y estoy segura de que eso lo sabes muy bien,
manejando un lugar como la Crescent. Segundo", levantó dos dedos, "ser atractiva
significa que los hombres me fastidian mientras tratan de asegurarse si valgo algo en
cuestiones de dote, y las otras muchachas se pegan a mí como cola con la esperanza de
conseguir algún soltero elegible que yo deje. Todas sus madres, o me aman, o me
odian".
Ella suspiró ruidosamente. "Dios, odio tanto eso. Un juego tan estúpido".
"¿Qué es lo que quieres, Elizabeth?".
La pregunta hizo que Elizabeth se apoyara en el asiento y pensara. Era una
pregunta simple, pero la respuesta era compleja, incompleta y un poco perturbadora.
Porque la verdad de la cuestión era que Elizabeth no estaba segura de saberlo.
"Bueno, quizás es más fácil comenzar asegurándome de que sé lo que no quiero...".
Sus ojos azules miraron por la ventana del carruaje, viendo poco de la campiña que
dejaban atrás.
______ permaneció en silencio, ofreciendo paciencia y lugar para la reflexión.
Elizabeth estaba agradecida.
"No quiero que me casen como una cláusula en un contrato comercial. De eso estoy
segura". Asintió decididamente con la cabeza.
"¿Es probable que eso suceda?".
"Afortunadamente, no. Mi familia tiene suficiente dinero y bienes como para hacer
de mí un premio en este Mercado del Matrimonio, pero no necesitan títulos, y Mamá
me ha apoyado para que me tome mi tiempo antes de decidirme a establecerme. Tengo
la sospecha de que no me dejará repetir sus errores...". La boca de Elizabeth se frunció
al pensar en la cruzada de su madre por las mujeres perdidas y el intento de su padre
por mantener a su madre ocupada asegurándose de que haya muchas de ellas.
"Yo tampoco quiero que me cortejen por lo que tengo. Quiero que me amen por
quién soy. Y por quién puedo ser con el hombre indicado".
"Ese es un punto de vista interesante y sofisticado".
Elizabeth sonrió complacida. "Gracias. Sabía que entendería. Creo que hay muchas
cosas que compartimos, ______. Un sentido de la independencia, una curiosidad, un
interés en el mundo y sus métodos. ¿No está de acuerdo?".
"En algunos aspectos, quizás", respondió ______ con cautela.
"Verá, usted está inmersa en volverse completamente independiente. Tiene su
propio negocio y usa su propia sexualidad para extender sus objetivos financieros. Ah,
no me malinterprete, por favor...". Ella levantó una mano. "Supe desde el primer
momento que usted era simplemente la dueña de la Crescent. Nadie que se ve como
usted y se comporta como usted podría ser jamás una de las empleadas".
"¿Usted cree que no?".
"Definitivamente. ¿Por qué imagina que tantos miembros del pueblo vienen ahora a
la Crescent tan abiertamente? Vienen porque usted está allí, ______. Su personalidad es
tan elegante y majestuosa como la de cualquiera en la Casa Carlton y más, de hecho.
Usted recibe a sus invitados tan correctamente como lo haría Sally Jersey y es tan
accesible como la Sra. Drummond-Burrell".
______ arrugó la nariz ante la comparación que hizo Elizabeth de ella con dos de
las protectoras detrás del fenómeno de Almacks.
"Usted hace que la gente sienta que la Crescent está sólo un escalón por debajo en el
esquema de las cosas que, digamos, Cavendish Square, y usted los hace sentir
muchísimo más cómodos de lo que Caro Lamb lo hizo alguna vez. Enfrentémoslo,
______, usted es una dama, hecha y derecha. Sin importar dónde esté o qué haga,
siempre será una dama".
La expresión de ______ se ablandó un poco cuando le hizo una pequeña, pero
genuina, sonrisa a Elizabeth.
"Es demasiado amable".
"Para nada. Sólo estoy siendo honesta. Además, por supuesto, tengo toda la
intención de hacerle un montón de preguntas sobre las actividades de la Crescent. Una
muchacha no puede saber demasiado antes de que finalmente le entregue su cuerpo a
un hombre. Y quiero saberlo todo. Cómo complacerlo, cómo asegurarse de que él la
complazca, qué tipo de cosas podemos hacer juntos. Toda esa maravillosa información
que las muchachas como yo no se supone que sepamos".
______ rió, sorprendiendo a ambas. "¿Y usted cree que yo sé todo eso?". Era obvio
que le resultaba divertido.
"Bueno, desde luego, mi querida ______. No podría irse a la cama con Joseph
Jonas y no aprender algo".
La boca de ______ se cerró de golpe, pero antes de que pudiera reprocharle los
comentarios a Elizabeth, la otra muchacha intervino.
"Ni se moleste, ______. Ustedes dos sólo necesitan estar en la misma habitación
para sacarse chispas. Juro que Joseph la habría desvestido y poseído justo en frente de
mí la otra noche si la cuestión no hubiera sido tan seria. Él estaba mal".
Ella sonrió del otro lado del carruaje.
"Esto sí, por supuesto, marca un par de diferencias entre nosotras. Dudo que usted
sea virgen. Y está enamorada de Joseph Jonas. Así que lo que quiero saber es,
¿cómo es realmente hacer el amor con un hombre?".
Lemoine
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Capítulo 15
______ se ahorró tener que responder las preguntas totalmente inadecuadas de
Elizabeth gracias al sonido de pezuñas golpeando junto al carruaje. A los pocos
instantes, el vehículo disminuyó la velocidad y Joe entró, tiró sus guantes de montar
al lado de Elizabeth y se sentó cómodamente al lado de ______.
"Bueno, damas, espero que se hayan entretenido las dos juntas. Estaremos allá en
apenas un par de horas".
Su chaqueta emanaba un perfume de aire fresco y caballos, y a ______ le resultó
difícil resistir el impulso de enterrarle la nariz en su pecho e inhalar. Mezclado con el
masculino perfume propio de Joe, la fragancia estaba haciendo estragos en su
cuerpo. Unos estragos maravillosos.
Ella miró las manos de él, que descansaban sobre las rodillas, y trató de
concentrarse en otra cosa que no fuera su recientemente despertada conciencia de él.
Sus intentos fallaron miserablemente; sólo podía pensar en lo que esas manos le
habían hecho en la oscuridad de su cama. Tuvo que hacer mucho esfuerzo para
despegar su atención y ponerla nuevamente en la conversación.
"... Así que después de todo pude alcanzarlas. Arthur, por supuesto, está mucho
más atrás con el otro carruaje, nunca le gustó cabalgar arriesgadamente".
______ giró la cabeza y se permitió el placer de mirarlo.
"¿Está convencido de que éste es el curso de acción adecuado, mi Señor?".
Joe sonrió. "Ya que has estado llamándome Joe desde hace un tiempo, y
frente a Elizabeth también, es un poco tonto ponerse tan formal conmigo, ¿no crees?".
______ se ruborizó y miró hacia otro lugar.
"______, amor, Elizabeth es una querida amiga. Yo confío en ella y la aprecio.
Espero que tú también lo hagas".
"Desde luego que sí. Sólo que yo...".
Elizabeth se inclinó hacia adelante y palmeó la mano de ______. "Te comprendo,
______. Tú eres una persona reservada. Cualquiera se da cuenta de eso. Sólo porque yo
tiendo a ser un poco estridente a veces...".
Joe estalló de la risa. "Llamarte sólo estridente es como decir que la Torre de
Londres es una casa de piedra grande".
Elizabeth le frunció el ceño y rápidamente lo ignoró, volviendo su atención a
______. "Él puede ser una fastidiosa molestia a veces, ______, pero puedes confiar en
Joe, y espero que puedas confiar en mí también. Me gustaría pensar que podríamos
ser amigas, tú y yo...".
______ miró hacia arriba y se encontró con unos ojos azules, sonrientes y honestos.
La estaban mirando fijamente, pidiéndole que tenga confianza de compartir algo,
algunos valores o creencias indefinibles que las unieran como mujeres y como amigas.
Sintió que sus labios se curvaban y su mano se movía para agarrar la de Elizabeth.
"Tú eres el diablo en persona, ¿verdad?", sonrió ella.
Elizabeth tomó eso como un enorme cumplido. "Sí. Y sólo una mujer muy
inteligente como tú podría reconocerlo".
Joe suspiró en voz alta. "Ay, Dios, ya estamos listos".
Elizabeth giró hacia él, pero antes de que pudiera dar rienda suelta a su diatriba,
Joe tomó la mano de ______ y la apretó fuertemente para evitar que ella la quitara.
"______, quiero que sepas que estarás a salvo en el Coto de Caza Calverton". La
agarró con más fuerza y su voz se tornó seria.
"Prometí protegerte tanto a ti como a Elizabeth y he puesto diferentes clases de
medidas de seguridad en funcionamiento que nos estarán esperando cuando
lleguemos. Un mensajero será enviado antes de que salga el sol con instrucciones".
La voz de Joe era calma ahora, pero muy intensa. "Voy a pedirles que ambas
permanezcan en la casa lo más posible. Habrá guardias apostados alrededor de la
propiedad en varios puntos, pero será difícil, si no imposible, protegerlas a ambas si se
pasean por allí como si nada pasara".
______ inclinó su cabeza, asintiendo. Ella veía un fundamento en las palabras de
Joe, aun cuando Elizabeth hizo un poco de puchero ante ellas.
"La casa es bastante nueva, ambas saben que he reconstruido una buena parte de
ella recientemente". Esto significa que la confección es excelente, las trabas son nuevas y
firmes, y las ventanas están bien aseguradas. Esto no es más una pila de escombros con
un par de ratas de inquilinas, sino una casa sólidamente construida. Será mucho más
fácil de cuidar que algo más antiguo que no habría soportado los embates del tiempo".
______ se agitó, deseosa de hacer una pregunta, pero temerosa de que sus palabras
revelaran demasiado.
Como si pudiera percibir sus necesidades, Joe se dio vuelta hacia ella y levantó
una ceja. "¿Preguntas?".
"Tu personal, Joe. ¿Han estado contigo por mucho tiempo?".
"Por años, ______. Yo tenía una pequeña casa de mi propiedad mucho antes de
descubrir que había heredado el Coto. Mis criados la hicieron funcionar sin sobresaltos
mientras yo estaba afuera, en Europa, pero estuvieron más que felices de irse y mudarse
aquí, donde creían que el entorno hacía más justicia a la elevada opinión que tienen de
sí mismos".
Él se rió socarronamente. "Luego vieron el lugar".
"¿Mal?". ______ escondió sus emociones, recordando el último vistazo que le echó
al Coto de Caza Calverton: una encendida pila de brasas disparando chispas a un cielo
oscuro.
"Casi totalmente en ruinas. Llevó casi seis meses sacar los escombros y tener una
idea de lo que quedó a nivel de los cimientos. El fuego, por supuesto, se quedó con
mucho de ellos, pero todos los criados habían huido luego del desastre, y había sido
bastante devastado por el clima, los animales y algún saqueador fortuito. No es que
hubiera demasiado para saquear".
______ recordó el refinado plato de plata y muchas piezas valiosas de jade. Alguien
se había beneficiado con el incendio. Se preguntaba quién habría sido.
"Entonces todo mi personal es mío, confío en ellos, han estado conmigo desde que
usaba los sacos cortos, prácticamente. Un hecho que me recuerdan diariamente cuando
estoy aquí. Hay un par de muchachos locales que me ayudan con el ganado, pero
conozco a todos por el nombre".
Elizabeth rió tontamente. "Tienes que admitir, no hay nada más triste que tu criada
te mire y te recuerde algo muy vergonzante que hiciste cuando tenías cuatro años".
Joe rió y asintió.
______ dejó que la conversación siga su curso mientras miraba por la ventana y se
preguntaba cuánto de este Coto recordaría.
El tiempo en que estuvo allí, lo tenía borrado ahora, deliberadamente, supuso.
Como nueva esposa, no había tenido ninguna visita. En parte por el
bienintencionado deseo de darle privacidad a los recién casados, pero en parte porque
su marido no era muy apreciado en la zona.
Así que era muy improbable que encontrara a alguien que conociera o que la
pudiera recordar de los seis meses que había vivido allí.
El hecho de que los todos criados eran gente de Jonas fue una gran
tranquilidad. ______ había odiado al personal de Calverton.
Eran altivos, sarcásticos, crueles y les encantaba atormentar a una joven muchacha
que resultó ser incapaz de darle un heredero a su patrón. Trató de sentir pena por
aquellos que perecieron en las llamas, pero todo lo que podía recordar era el
desagradable aliento de Johnny Dobbs mientras se empujaba dentro de ella, sonriendo
y murmurando todo tipo de cosas asquerosas.
Ella sintió un escalofrío.
La mano de Joe agarró la de ella más fuertemente. "¿Estás bien, corazón?",
preguntó él suavemente, protegido por el ruido dentro del carruaje.
______ miró a Elizabeth y notó que estaba descansando contra los almohadones del
rincón, con los ojos cerrados. El encaje a la altura de sus senos caía con regularidad y
parecía estar dormida.
Atrevidamente, se permitió devolverle el apretón a la mano de Joe.
Él la acercó sobre el asiento y la acomodó contra su cuerpo, luego pasó un brazo por
los hombros de ella y la hizo girar para que pueda apoyarse contra él.
"Trata de descansar, amor. Todavía falta un rato. Luego estaremos allí y tú estarás a
salvo, y tú y yo...".
Él sacó la lengua para apenas rozar la oreja de ella. Ella sintió otro escalofrío, esta
vez por la llama que él encendía en lo profundo de su vientre.
"... Tú y yo encontraremos algunas otras formas de divertirnos. Y no pienses que
tendrá que ver con el ajedrez...".
* * * * *
Fue con una mezcla de orgullo y temor que Joseph Jonas, el Séptimo Conde,
regresó al Coto de Caza Calverton con dos mujeres, una de las cuales se volvía más
importante para él a medida que pasaba cada minuto.
Él sabía que la casa se veía bien; sus obreros y sus arquitectos habían hecho un
trabajo admirable. Él quería con desesperación que a ______ le gustara y sin embargo,
él mismo no se sentía muy apegado a la casa. No había crecido allí, conocía a pocos, por
no decir a ninguna persona del lugar, y no le importaba demasiado la propiedad. Era
un proyecto para Joe. Uno al que le había prodigado su tiempo y su atención
acostumbrados, pero un proyecto al fin.
Nunca se había convertido en su "hogar".
Esto es, hasta el momento en que acompañó a ______ a cruzar el umbral.
Al verla parada allí, charlando cómodamente con la Sra. Hughes, el mundo se
movió un poco de su eje de repente. Ella se veía perfecta. Se veía como si estuviera
totalmente cómoda en ese entorno. De hecho, parecía como si hubiera nacido en ese
entorno.
Se veía como en casa.
Se veía como el hogar de él. Su amarre. La pieza que a él le faltaba. Ese algo
indefinible que él había estado buscando sin siquiera saberlo.
Él tragó saliva, con fuerza. Esto era demasiado para manejar todo de una vez.
"Entonces, Señor Joseph, finalmente trajo a casa a una joven y agradable dama". La
Sra. Hughes le hizo una gran sonrisa a ______.
Joe se preguntó cómo lo sabría. ¿Por qué ______ y no Elizabeth? Igualmente
encantadora, igualmente experta en manejar presentaciones. ¿Cómo supo la Sra.
Hughes? Pensó en preguntarle en la primera oportunidad que tuviera.
"Dos jóvenes y agradables damas, Hughiie", bromeó Joe. "¿Supongo que recibió
mi mensaje?".
La Sra. Hughes suspiró. "Qué terribles sucesos. Sí, supimos, y he preparado
habitaciones para todos ustedes". Ella le disparó una mirada directa y bastante
intimidante a Joe, quien la recibió blandamente. "La señorita Elizabeth tendrá la
suite de invitados arriba de las escaleras, la señorita _________ tendrá las Habitaciones
de las Rosas más allá por el pasillo, y usted, por supuesto, tendrá la suite del Conde".
Joe sonrió. Bendita sea por no mencionar que las Habitaciones de las Rosas
estaban destinadas a la futura Condesa y eran contiguas a la suite del Conde. Su
corazón se aceleró y su pene se agitó.
"La señorita __________" miró a Joe con ojos inquisidores. Ella había aceptado la
sugerencia de él sobre un nombre apropiado sin objeciones, sabiendo que "______" era
poco usual y podría despertar comentarios poco felices en la proximidad de oídos
inadecuados.
Ella no sabía que él había elegido deliberadamente ese nombre, por supuesto. Él
quería que ella esté cómoda y también sabía que al escuchar su propio nombre
provocaría una reacción natural, también algo que él quería.
El mundo permanecería totalmente ignorante del paradero de ______ y Elizabeth,
en lo que a Joseph Jonas respectaba.
"Déjenme acompañarlas, señoritas, a sus habitaciones...". Él les ofreció los brazos a
las muchachas y las condujo arriba, mientras la señora Hughes iba de aquí para allá
para preparar té y bocadillos para los agotados viajeros.
"Aquí estarás, Elizabeth, ¿qué te parece?". Joe abrió una gran puerta hacia una
soleada habitación con ventanales del suelo al techo que daban a una larga extensión de
césped.
"Ay, Joe, perfecta. Es realmente encantadora". Elizabeth entró alegremente,
alisó el suave terciopelo dorado del sofá y abrió el escritorio para ver sus secretos.
"¿Puedo escribir cartas?".
"Creo que deberías hacerlo. Tus padres deben estar informados de lo que ha
sucedido, a pesar de que te recomendaría no decirles dónde estás, por supuesto. Sólo
diles que estás a salvo y protegida".
Elizabeth asintió con la cabeza. "Ellos entenderán. Y sé que están ocupados, así que
probablemente sea un alivio para ellos no tener que molestarse con mis andanzas por
un tiempo".
Algo en su tono atrajo el oído de Joe, y ______ también lo escuchó, obviamente.
Ella le ganó de mano, siguió a Elizabeth hasta dentro de su habitación y le dio un gran
abrazo. "A nosotros nos encantan tus 'andanzas´, Elizabeth. Te hacen ser quién eres".
Ella sonrió y dejó salir a su hoyuelo a ventilarse. "De hecho, creo que debería
pedirte que me enseñes algunas de ellas".
Joe resopló y desvió la mirada. "Ay, Dios. No lo creo, ______...".
Elizabeth le sonrió maliciosamente a ambos. "Bueno, creo que si de ´andanzas´ se
trata, ustedes dos podrían quizás enseñarme a mí...".
______ se sonrojó y Joe decidió que era tiempo de salir de la habitación. Rápido.
"Descansa, Elizabeth. Escribe tus cartas, desempaca; tu equipaje deberá estar aquí
pronto. Nos encontraremos abajo en una hora más o menos para almorzar y tener una
sesión sobre estrategias... hay algunos puntos que debemos tocar por la seguridad de
ambas".
Joe condujo a ______ fuera de la habitación y cerró la puerta detrás de ellos,
dejando a Elizabeth para que desempacara. Sin decir palabra, él giró y la condujo por el
pasillo, hasta el final.
"Estas son las habitaciones del Conde, ______. Las mías, por carácter transitivo,
supongo".
Él le mostró a ______ una suite recién estrenada, elegante y con un leve olor a
pintura.
"¿Y mis habitaciones?".
"Por aquí...". Él cruzó su estudio, hasta su habitación, pasando por la enorme cama
de cuatro postes. Una suave alfombra de color bordó oscuro acolchó sus pasos.
Un minucioso tallado bordeaba una puerta del otro lado, y Joe abrió el
picaporte.
"Éstas, amor mío, son tus habitaciones. Justo al lado de las mías".
Él sonrió e hizo un gesto para que ella pase delante de él.
* * * * *
Ella estaba al lado de su dormitorio. El corazón de ______ estaba en algún lugar de
su garganta mientras comprendía el significado de la distribución de los dormitorios.
Una sensación de alegría se apoderó de ella. Él aún la deseaba. Él la quería cerca
durante la noche. Podían ir y venir como quisieran, y la servidumbre no se enteraría.
Otra vocecita decía "¿y qué?", pero ______ la ignoró. Estaba demasiado feliz en este
momento para permitir que cualquier clase de dudas ensombrecieran su placer.
Entró a una habitación llena de luz solar y flores. O eso parecía al principio. Su
dormitorio también tenía una cama con cuatro postes, pero era liviana y elegante. Las
colgaduras de cama estaban bordadas con grandes rosas damasquinadas y el
cubrecama hacía juego. La alfombra tenía los mismos tonos apagados de rosa y verde;
Joe abrió la puerta del otro lado, mostrándole una sala de estar decorada en los
mismos tonos.
No había ningún recuerdo desagradable que llenara estas habitaciones. Habían sido
barridos junto con el dañado yeso y reemplazados con luz y color. Los lúgubres y
sombríos rincones que la habían acechado en su cabeza durante tanto tiempo ya no
estaban. Estas habitaciones, y ésta en particular, eran completamente nuevas.
Era elegante, encantadora, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Joe estuvo frente a ella al instante. "¿Qué, amor? ¿No te gusta?".
"J... J... Joe". Se le atoró la voz, en un momento en que era tan impropio de ella
que se preguntó si estaría perdiendo la cabeza. Todo lo que quería hacer era lanzarse a
los brazos de él y quedarse allí para siempre.
"Es hermosa. Tan hermosa...", ella susurró las palabras mientras levantaba los ojos
hasta su cara. Vio cómo se le suavizaban las arrugas de preocupación y observó cómo
sus ojos se volvían más cálidos con algo que no era preocupación.
Ese "algo" reverberaba entre las piernas de ella.
"Joe", dijo ella en voz baja, estirando una mano hacia él en un vago gesto, sin
estar segura de qué pedía, pero sabiendo que él tenía la respuesta.
Él la tenía.
Sus labios estuvieron sobre los de ella antes de que hubiera terminado el
pensamiento, limpiando su cabeza y excitando su cuerpo hasta temperaturas febriles en
pocos segundos.
Unas manos se mezclaban para desenganchar, desatar y desenmarañar, y lo
escuchó suspirar cuando sus senos saltaron libres de la parte superior de su vestido
hacia las manos de él.
"Joe... la puerta...".
Luego de murmurar un insulto, Joe dejó sus senos, se apuró a cruzar la
habitación, cerró la puerta de un golpe y la trabó, y dejó su camisa y chaqueta en el
camino de vuelta. Su calor estaba apretado contra ella antes de que se diera cuenta de
que había regresado.
Sus manos se deslizaron hacia abajo y la libraron de su vestido y ropa interior, así
como las de ella liberaron a su pene de sus pantalones.
"Joe... quiero...".
"¿Qué quieres, amor? Pídelo. Lo que sea...", murmuró Joe desde sus senos,
obviamente olvidando el viejo dictamen de no hablar con la boca llena.
"Quiero conocerte".
Una risa rápida salió al encuentro del comentario. "Bueno, mi cielo, no sé cómo
vamos a manejar eso. Ya hemos sido presentados, hemos estado juntos desnudos, y he
estado dentro de ti. Me arriesgaría a aventurar que me conoces bastante bien...".
"Eso no es lo que quiero decir". ______ se apartó de él y pasó los ojos por su
cuerpo. Excitó delicadamente un pezón chato y le encantó la forma en que se endurecía
bajo los dedos de ella.
"Quiero explorar. Hacer el Gran Tour. De Joseph Jonas".
La expresión de Joe fue impagable. Ella se mordió el labio para detener la risa
que quería explotar cuando él la miró fijo como si ella fuera Papá Noel, el Duque de
Wellington y su Hada Madrina todos en uno.
Ella se aprovechó de su estado atónito dándose vuelta y empujándolo a la cama.
"Primero te liberamos de éstas", dijo ella, acomodándose sus abotinados pies entre
las rodillas.
Joe limpió su garganta. Bruscamente.
Sabiendo lo que él veía cuando ella se agachó y tiró de su bota, ______ quedó
desconcertada ante su propia desfachatez. Pero era como si hubiera dejado sus
escrúpulos y sus inhibiciones atrás, en Londres. Aquí ella era libre de obedecer sus
impulsos internos. ¡Y qué diablos!, estaba descubriendo que tenía muchos de ellos.
La bota de él apretó con fuerza su trasero cuando ella liberó un pie y repitió la
acción con la otra, al tiempo que sentía su pie descalzo contra sus cachetes mientras él
empujaba en dirección opuesta.
"Tan hermoso, ______ Tu trasero es una obra de arte".
Ella rió por lo bajo mientras le sacaba la otra bota y la tiraba al piso con un golpe.
"Joe, los traseros no son hermosos".
"El tuyo sí lo es. Cree esto que te digo".
Ella se movió entre las piernas de él y lo ayudó a salir de sus pantalones, encantada
con la forma en que su pene embestía contra ella, como una piedra imán hacia el norte.
Finalmente, ella lo tuvo desnudo. Lo empujó sobre su espalda, lo alentó a recostarse
sobre la cama y se puso cómoda para arrodillarse a su lado.
Ella se pasó la lengua por los labios
Ahora sí ella podía jugar.
* * * * *
El mundo de Joe desapareció cuando su atención se concentró en la mujer que lo
tocaba.
La expresión de ella estaba llena de interés y fascinación cuando pasaba las manos
por su cabello y hasta sus hombros. Le encantó cómo se le curvaron un poco los labios
cuando ella se inclinó y le dio un besito muy suave sobre la boca seguido de unos
toquecitos con la lengua a su mentón y a su cuello.
Cada tanto, sus senos rozaban el cuerpo de él, y tuvo que luchar contra el impulso
de levantarse y empujarla fuerte contra él. Era difícil, porque él podía percibir su
excitación, que se correspondía con la suya propia.
Él también podía percibir su olor y saber que se estaba calentando y humedeciendo
en un lugar que él quería explorar. Terriblemente.
Pero ella le había pedido la oportunidad de aprender sobre él, y por Dios que él se
la daría. Si resultaba que él moría de placer durante la experiencia, bueno, se habría
muerto feliz.
"Aaahh...". Una bocanada de risa salió de él por sorpresa cuando ella rozó el lugar
sensible justo debajo de su axila.
Ella sonrió. "Joe, eres cosquilloso. Nunca lo habría adivinado".
Joe se mordió el labio y se decidió a no reaccionar. "No mucho. Y apuesto a que
yo puedo encontrar tus lugares cosquillosos en menos de diez segundos".
Ella se rió en voz alta, rastreando sus músculos con la punta de los dedos.
"Probablemente lo harías. Esa es una apuesta que no aceptaré. Estoy demasiado
ocupada con mi expedición de descubrimiento".
Se inclinó hacia delante y chupó delicadamente su pezón, haciéndolo girar con su
lengua y trayendo un gemido de placer a su garganta.
"Dios, ______, me encanta cuando haces eso".
Ella se tiró hacia atrás con una amorosa lamida final. "Nunca supe que los hombres
podían ser tan sensibles ahí". Ella pasó sus manos por todo el largo de su torso, entre
una caricia y un masaje.
Joe suspiró de placer. "Los hombres son sensibles en todas partes, ______", rió
él. "Cualquier cosa que nos hagas a nosotros, los debiluchos, vamos a responder".
______ bajó hasta su ombligo, reptando por la cama un poco.
La voz de Joe se volvió más áspera cuando las manos de ella se sumergieron en
el pequeño pozo e hicieron cosquillas en la piel de su abdomen.
"Cosas como esa...". Él tragó mientras la lengua de ella seguía a la punta de sus
dedos. "Cuando haces algo como eso, me hace querer... uuuuh", gimió él.
Ella había deslizado las manos hasta el límite de su vello púbico y sus senos estaban
rozando su carne. Él podía sentir sus tensos pezones mientras se apretaban contra él. La
lengua de ella pasó por su ombligo y luego se movió hacia el sur, haciendo palpitar
cada terminación nerviosa. Su pene estaba más duro que el tronco de un árbol y se
sentía como si fuera del mismo tamaño. Él rogó que no rebotara contra su cabeza y la
matara.
"¿Te hace querer qué cosa, Joe?", preguntó ella, soplando suavemente sobre la
piel que su lengua había humedecido.
Las caderas de Joe se movieron nerviosamente.
"Me... me... tú me haces querer devolverte el favor. Quiero tener mi lengua sobre
ti, ______. Por todos lados...".
Su voz le falló cuando ella llegó a destino y tomó su pene con las manos. Él era tan
sensible a ella que podía sentirle la respiración saliendo de sus orificios nasales,
mientras ella pasaba los dedos sobre él para aprender más y sentirlo al mismo tiempo
que lo miraba.
Él estaba perdido. "Dios, ______", murmuró, arqueando la cabeza hacia atrás un
poco mientras su mano exploraba sus aristas y venas, tocando con suavidad,
acariciando y agregando un apretoncito de yapa de vez en cuando.
"¿Te gusta esto, Joe?. ¿Es algo placentero para ti?".
Joe sólo pudo gruñir. Los labios de ella se habían cerrado sobre su pene, y el
resto de su mente se había ido a algún otro lugar. Lo que quedaba había alcanzado el
placer máximo.
Cautelosamente, ella deslizó su boca sobre él, movió la lengua un poco, lamió y
probó, y descubrió texturas, recovecos y grietas que él ni sabía que tenía.
Otras mujeres le habían hecho este servicio antes, muchas veces. Él era un soldado y
esto era aceptado como la forma más segura de obtener placer de las mujeres que
encontraban en sus campañas. Joe nunca había tenido deseos de contagiarse
ninguna de las virulentas enfermedades venéreas que eran comunes en cualquier
ejército, entonces él se desahogaba de esta manera.
Pero esta era una sensación totalmente diferente. Esto era algo que trascendía el
acto físico. Esto era una fusión, una ofrenda, un compartir, que era exclusivo de esta
experiencia. La forma en que la lengua de ______ lo amaba era suave y cálida y
deseosa, y él sintió que necesitaba cada pequeño movimiento que ella le daba.
Levantó un poco la cabeza para verla cómo se movía sobre su cuerpo, su cabello
dorado tirado hacia atrás y excitando la piel de los muslos de él.
Sus cachetes se movían mientras ella chupaba, imponiendo su propio ritmo, que
tiraba de su corazón como lo hacía de sus pelotas.
Claramente, ella era una novata en esta clase de diversión, sus movimientos eran un
poco torpes y dubitativos, pero Joe no querría que fueran de ninguna otra manera.
Era mucho más que el contacto de la boca de ella contra su pene. Era el deseo de ella de
saborearlo, tocarlo y aprender los placeres que llegaban profundamente dentro de él.
Ella estaba chupando del lugar al que nadie se había acercado antes.
Su corazón.
Intrépida y aventurera, ella movió una mano entre sus piernas y encontró sus bolas.
Las tomó suavemente entre las manos, como si fueran el tesoro más frágil que existía.
Joe no podía discutir, porque en este momento, lo eran.
Ella encontró el pequeño punto debajo de la cabeza que lo hacía retorcerse y gemir.
"_________...", silbó él, apretando los dientes y aferrándose por su vida a su auto-
control.
"Joe, déjala ir", dijo ella en voz baja, soplando aire sobre su polla mojada y
haciéndolo temblar. "Quiero que te acabes. Te vi acabarte en la mano de Jane en la
Crescent y quise ser yo la que te hacía acabar. Déjame serlo esta vez, Joe. Regálame
esa experiencia. Por favor...".
No tuvo que pedirlo dos veces.
Tan pronto como sus labios se volvieron a deslizar por su pene, ella dejó que su
mano tome la base y deslizó su otra mano por debajo de sus bolas hasta ese punto
maravillosamente sensible que le hacía parar cada pelo de su cuerpo y convulsionaba
sus músculos.
"Dios, me voy a... no puedo aguantar...".
Él supo que iba a perder la batalla. ______ se lo había pedido amablemente, y a
pesar de que su mente le decía que ella era una dama y que no debería estar haciendo
esto, el resto de él gritaba por acabarse y se zambullía preparado hacia su pene.
Ella movió la cabeza más rápido, más segura ahora de sus movimientos. Para
Joe, todo había terminado.
A los pocos segundos sintió que su trasero se endurecía, sus piernas se ponían
rígidas, y era como si un rayo recorriera su columna, pasara por sus bolas y subiera por
su polla, haciéndola explotar en la calidez de la boca de ______.
Ella hizo un zumbido cuando él se acabó, eyaculando largo y profundo en su
garganta. Se aferró a él con fuerza, aplastándolo un poco como si le ordeñara hasta la
última gota.
Exhausto, el cayó pesadamente sobre la cama.
"Ay, Dios mío. ______. Ay, Dios mío".
Claramente, su juicio lo había abandonado. Una mujer le había dado uno de los
placeres más grandes que había experimentado, y eso fue lo mejor que se le ocurrió. Él
suspiró.
"Me parece que disfrutaste eso", ella estaba a su lado con una sonrisa muy
maliciosa en su cara.
Ella entrecerró los ojos, se inclinó hacia delante y lo besó suavemente, dejándolo
sentir el gusto de sí mismo en sus labios. "Ahora sabes que gusto tienes tú", susurró
ella. "Es agradable. Un poco saladito, totalmente único. Y eres tan maravilloso al tacto,
Joe. Ese fue un momento que siempre atesoraré. Tenerte mientras te acababas. Fue
mágico".
Joseph Jonas estaba perdido. Miró en sus ojos grises y vio el placer genuino y
la honestidad brillando desde adentro. En ese momento supo que se había enamorado [ ].
La batalla había terminado, la campaña había finalizado. Él había tomado sus
objetivos con gran éxito y, cuando volvió a bajar la polvareda, tuvo que admitir la
derrota.
Lo habían enrollado, con infantería y armas. Su adversario, con una combinación de
astucia, inteligencia, sensualidad y cariño, lo había derrotado decididamente y tomado
prisionero. Ahora ella tenía su corazón.
Lemoine
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
awwww qud lindo mi Joseph esta enamoradode ella!!!!
Es tan dulce y tierno!!
Siguela!!
Es tan dulce y tierno!!
Siguela!!
aranzhitha
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
BUENO SIN COMENTARIOS!!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
QUE CAAAPIIISSSS.. ESE JOEEE YA CAAAYOOO!!!!... ESPEREMOS QUE ___ NO LO HAGA SUFRIR MUUCHOO!!!
AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!
QUE CAAAPIIISSSS.. ESE JOEEE YA CAAAYOOO!!!!... ESPEREMOS QUE ___ NO LO HAGA SUFRIR MUUCHOO!!!
chelis
Re: Madam Charlie (Joe & Tu)[TERMINADA]
Capítulo 16
______ sintió que era tarde cuando se despertó la mañana siguiente. El sol brillaba a través de las cortinas medio abiertas, y el lado de la cama de Joe
estaba vacío y frío.
Después de recuperarse de sus juegos sensuales del día anterior, los hechos se
sucedieron alrededor de ______ a gran velocidad. También Elizabeth se había
declarado perdida al querer comprender los arreglos de seguridad de Joe.
Pero él fue un torbellino, organizando a su personal y sus guardias extras para que
estén a no más de una pulgada de ellas.
A Elizabeth le pidieron que describa al hombre de la Crescent varias veces, e
incluso trató de dibujarlo ante la insistencia de Joe.
Desafortunadamente, ella no podía alegar mucho talento en el arte de hacer
retratos, entonces se abandonaron los esfuerzos.
______ no pudo dejar de mirar a su alrededor cuando se dio cuenta de que estaba
otra vez en el Coto de Caza Calverton.
También pasó una considerable cantidad de tiempo preguntándose por qué no se
sentía más incómoda al haber vuelto al lugar donde había tantos recuerdos
desagradables.
Pero no le llevó mucho tiempo entender que el Coto de Caza Calverton de su
pasado se había ido con el humo.
Las habitaciones oscuras y lúgubres que solían aparecer en sus pesadillas ya no
estaban. La escalera principal era casi lo único que se veía vagamente similar a sus
recuerdos e incluso relucía encerada y tenía una hermosa alfombra Aubusson, que se
extendía por todo su largo. Muchas de las habitaciones reconstruidas todavía estaban
vacías, y Joe admitió sin tapujos que todo el dinero que había heredado fue
destinado a la construcción. Él opinaba que las generaciones futuras podrían
preocuparse por el color de las cortinas; su obligación era ver que hubiera unas buenas
ventanas sólidas de donde colgarlas.
En verdad, ______ no pudo ver nada del Coto de Caza Calverton que la había
acechado durante tanto tiempo y, sin darse cuenta, se deshizo de otro peso sobre sus
hombros.
En mitad de la tarde, una nube de polvo que anunció que se acercaba un jinete a
gran velocidad ocasionó un pequeño revuelo.
Joe envió a las muchachas a la biblioteca y él mismo esperó en la puerta. Una
pistola de duelo estaba discretamente apoyada en una pequeña mesita en las sombras,
al alcance de la mano.
______ y Elizabeth resoplaron con disgusto ante un trato tan arrogante y espiaron
cautelosamente desde la habitación, ansiosas por saber quién había llegado.
Unas fuertes voces acompañadas de la risa de Joe les aseguraron que todo
estaba bien, y salieron de la habitación apuradas para correr a la puerta de entrada.
Allí, sobre los escalones, ______ vio que Joe estaba siendo abrazado por un
viquingo. Bueno, alguien que encajaba en la descripción de cómo ella siempre imaginó
que se vería un viquingo.
Muy alto, musculoso y con una maraña de cabello muy rubio, el hombre reía y
palmeaba a Joe en la espalda. Con fuerza.
______ hizo una mueca de dolor por él.
Vio el uniforme. Este debía ser uno de los antiguos compañeros de armas de Joe.
Elizabeth estaba muy quieta a su lado. "Es él, ______...", susurró.
"¿Mm? ¿Quién es?".
"Ese es el hombre que besó mi seno".
______ se sobresaltó y se dio cuenta de que Elizabeth estaba colgada de su brazo,
fuertemente aferrada.
"Jamás olvidaría ese cabello o esos ojos", la voz de Elizabeth se apagaba mientras
miraba al hombre debajo de los escalones. "¿Qué crees que esté haciendo aquí? Y no
recuerdo haberlo visto con uniforme...".
Los hombres se dieron vuelta y vieron a las dos muchachas del brazo paradas en la
puerta.
La mirada de Joe dejó ampollas sobre ______ y, por un segundo, se olvidó
dónde estaba.
Pero un sonido de su compañero recobró su atención, y juntos subieron el gran
número de escalones.
"Mira quién está aquí...", dijo Joe, sonriendo de oreja a oreja.
"Ah, estoy mirando", murmuró Elizabeth, en voz baja.
"______, Elizabeth, este es el Teniente General Sir Spencer Marchwood. Spencer,
quisiera presentarte a la señorita ____________ y a la señorita Elizabeth Wentworth".
"Damas, es un día poco común cuando algo brilla más que el sol, pero debo llegar a
la conclusión de que hoy es realmente un día poco común".
Sir Spencer hizo una graciosa reverencia, y ______ se preguntó si él sería uno de los
hombres de Wellington, quienes eran famosos por sus modales suaves y su discurso
cortés. Sir Spencer emanaba encanto, pero este fue atemperado por la maliciosa curva
de sus labios al levantar la mano de Elizabeth.
"Besar esta mano produce un cosquilleo en mi columna, señorita Elizabeth. Su piel
es increíblemente suave contra mis labios". Hizo una pausa y la miró a los ojos. "Tal
como la recuerdo".
Hasta ______ se estremeció y Elizabeth enmudeció. Cielos, el hombre era bueno.
Joe limpió su garganta. "Adentro, por favor, damas. Spencer tiene novedades".
El resto de la tarde se pasó con una conversación sobre la gran victoria de
Wellington cerca de un pequeño pueblo en Bélgica.
Spencer aparentemente estaba en camino para reunirse con su regimiento, pero no
pudo llegar a Bruselas a tiempo. Entonces volvió de la costa tan pronto como llegaron
los primeros mensajes y escuchó los rumores que ligaban a Joseph Jonas con
problemas.
"Después de todo, no podía dejar que un viejo camarada lidiara con este tipo de
cosas solo. Iba a arruinarlo todo, seguro".
Joe suspiró. "Entonces hay habladurías sobre esta cuestión. Maldición, esperaba
que pudiéramos mantenerlo en secreto. Eso no significa que toda la brigada va a
aparecerse en mi puerta en pocas horas, ¿o sí?".
"No te vendría mal la ayuda extra", murmuró Arthur al traer una bandeja cargada
con vasos de cerveza fresca y una tetera.
"Arthur, viejo bruto. ¿Todavía estás arando los campos de por aquí?".
Arthur llevó a cabo la increíble proeza de rebajar con la mirada al hombre que se
erguía por sobre él al menos de doce pulgadas. "¿Sigue con su cerebro en sus
pantalones, Sir Spencer?".
Joe rió por lo bajo. "Ni siquiera intentes superar a Arthur, Spencer. Nunca lo
lograrás. Ahora, déjame contarte qué está sucediendo y tú nos podrás contar sobre...
¿cómo se llamaba? ¿Waterloo?".
Aparentemente, hablar sobre la guerra era tan arduo como extenso, porque mucho
antes de que los hombres hubieran terminado, Elizabeth y ______ se encontraron
dormitando frente al fuego. La cena había sido muy informal y dominada por
reminiscencias de amigos, suspiros sobre pérdidas y risas por correrías pasada.
Todas las cuales eran totalmente fascinantes para los caballeros, pero aburridas al
poco rato para sus acompañantes femeninas.
Ambos hombres se pusieron de pie cortésmente cuando ______ y Elizabeth
anunciaron que se retiraban a descansar.
Joe disparó una caliente mirada a ______, y Spencer desvistió muy obviamente
a Elizabeth con los ojos.
Ambas muchachas se fueron ruborizadas y entre risas al subir a sus habitaciones.
______ trató de esperar despierta, pero Joe tardaba mucho en venir y el sueño
se apoderó de ella antes de que él subiera.
Ella sintió vagamente que él la atraía a sus brazos y la daba vuelta para escuchar el
sólido golpeteo de su corazón debajo de su oreja.
Se durmió, contenta, sabiendo que él estaba ahí.
Pero ahora era de mañana, él se había levantado y ya no estaba. Hora de que ella
enfrentara el día y lo que fuera que él trajera.
Trajo a Elizabeth.
* * * * *
"Bueno, al fin", dijo una voz exasperada. ______ se levantó sobre su almohada para
ver a Elizabeth despidiendo a una criada y trayendo la comida de la mañana de ______
ella solita.
"He tenido toda la noche para pensar en él y he llegado a una decisión". Apoyó la
bandeja sobre la mesa al lado de la cama con un golpe y aterrizó en la cama al lado de
______, cruzó las piernas al estilo indio y se levantó la falda de una manera muy poco
elegante.
"Deseo a Spencer Marchwood".
______ cerró los ojos. "Creo que quisiera tomar el té primero, por favor. Y pásame
las tostadas, también. ¿Has comido algo?".
"Sí, comí". Aunque ese bollo se ve muy fresco. ¿No te importa?". ______ hizo un
vago gesto con la mano mientras Elizabeth se apropiaba del bollo, le untaba manteca y
se lo devoraba gustosa.
"Bueno", dijo ______, dejando que sus ojos finalmente se enfocaran en su
compañera. "Deseas a Spencer Marchwood".
"Sí".
"Define ´deseo´".
"Bueno, lo quiero en mi cama. Sobre mí. Llevándose mi virginidad. Creo que él
hará un excelente trabajo. ¿Qué te parece?".
______ tosió cuando una miga enorme se alojó en su tráquea. Necesitó varios
sorbos de té restaurador para hacer que su voz vuelva a salir.
"Elizabeth, esto no es algo que deberías tomar a la ligera. Esto es algo que deberías
reservar para tu marido. Y pensé que habías dicho que Ryan Penderly era la víctima,
em, el candidato para eso".
Elizabeth le levantó una ceja a ______. "No has visto a Ryan Penderly. Es
agradable. Agradable, ______". Sus labios se curvaron. "Él se merece una esposa
agradable, hijos agradables. Al principio pensé que podía ser yo, pero cuanto más
tiempo pasa, más me doy cuenta de que yo no soy agradable". Ella suspiró y apoyó el
resto de su bollo.
"Quiero más, ______. Quiero emoción. Quiero estrellas y clarines y fuegos
artificiales. Quiero sentir. Hace poco tiempo, me preguntaste qué quería. Bueno, ahora
lo sé. Quiero sentir a Spencer Marchwood. Cuando sus labios tocaron mi piel, fue como
un fuego o lo que dicen que hace esa máquina de electricidad. Un hormigueo, una
sensación casi dolorosa que se dispara hasta unas partes muy privadas...".
Elizabeth miró a ______. "¿Entiendes algo de lo que te estoy diciendo?".
______ le devolvió la mirada. "Ah, sí. Ah, sí, claro que entiendo".
"Bueno, entonces. Créeme cuando te digo que he conocido a muchos hombres... no
podría ser yo parte del pueblo y que no hayan pasado cerca mío como postores en una
subasta". Sus labios se fruncieron con desagrado. "Ninguno de ellos me hizo sentir
jamás como él lo hace, ______. Ni uno".
"Ninguno de ellos te ha besado un seno, tampoco", le recordó ______.
"Verdad. Pero la cuestión es, tuve la misma sensación ayer cuando él me besó la
mano". Ella se abanicó con la mano la parte superior del vestido y se sonrojó un poco.
"Él me tocó y todo empezó a suceder. Podía sentir mis senos... fue muy inusual...".
______ sonrió reconfortándola. "En realidad, no. Eso fue excitación, Elizabeth. Ese
hombre te excita. Sexualmente. Eso es bueno. Comúnmente, él hablaría con tus padres y
ustedes dos podrían profundizar su relación...".
"Pero ese es el punto, ______. No quiero eso. Simplemente quiero saber qué hay
entre nosotros. Cuál es el potencial para nuestro placer mutuo. No quiero pensar en
herederos y linajes y dotes. ¿Por qué no puedo simplemente disfrutarlo solita? ¿Por qué
tiene que afectar el futuro de la nación? Sólo quiero cogérmelo, por amor de Dios".
______ levantó las cejas. "Bueno, eso es llamar a las cosas por su nombre, ¿no?"
"Estoy cansada de las chicas melosas que van de aquí para allá y parece que se van
a desmayar si alguien solamente menciona una parte del cuerpo en su presencia".
Elizabeth asintió vigorosamente. "Yo no soy así".
"No, eso es más que seguro", acordó ______ con una sonrisa. "¿Entonces quieres
que lo mantenga quieto mientras tú lo desvistes y juegas con él?".
La pregunta tomó a Elizabeth con la guardia baja y se detuvo, pasmada, antes de
estallar en carcajadas.
"Ay, Dios, ______, eres maravillosa. Estoy tan contenta de conocerte". Tomó unos
instantes hasta que la algarabía se apagó. "No, no quiero pensar que necesitaremos
llegar tan lejos; además, Joe nunca permitiría que tocaras a otro hombre mientras él
estuviera cerca. Hasta un ciego podría percibir eso". Ella se rió por lo bajo. "Siempre me
pregunté cómo sería Joe cuando encontrara a su mujer. Ahora lo sé. En realidad es
muy dulce".
El corazón de ______ se detuvo por un segundo. "¿Su mujer?".
"Sin lugar a dudas. Conozco a Joseph Jonas y a su familia desde hace años.
Jugábamos juntos, bueno, debería decir que yo jugaba con su hermana menor. Nunca
he visto a Joe mirar a una mujer como te mira a ti. Es especial, posesivo y
apasionado y, ah, no lo sé. Es simplemente único. Más vale que le correspondas con tu
amor, ______, porque detestaría ver a Joe lastimado".
Elizabeth le disparó a ______ una mirada muy punzante.
El corazón de ______ comenzó a latir de nuevo, fuerte y sólido. "¿Cómo podría no
amarlo?".
La simple pregunta quedó flotando entre las muchachas por unos instantes. Luego,
Elizabeth se inclinó hacia delante y abrazó fuerte a ______ durante unos segundos. "Me
alegra tanto".
Se apartó y se apoderó de la última tostada. "Vamos, apúrate y vístete. Necesito
hablarte sobre algo que traje conmigo que me muero por probar. Encuéntrame en la sala
de desayuno cuando estés lista, ¿sí?".
______ sonrió y asintió con la cabeza, y enderezó la bandeja mientras Elizabeth se
deslizaba para bajar de la cama y salía de la habitación rápidamente.
Sola con sus pensamientos, ______ miró fijamente su taza de té.
"Lo amo". Ella dijo las palabras en voz alta, como probando cómo le quedaban.
"Estoy enamorada de Joseph Jonas".
Salían más fácilmente cuanto más las decía.
Ahora todo lo que debía hacer era decidir si esto era lo mejor que le había pasado en toda su vida. O quizás lo peor.
Lemoine
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