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Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
OOOH MY GOOOOOSH!!!
SIGUELA MUERO MUERO MUERO MUERO REEEMUERO!
EN SERIO AMO ESTAS ADAPTACIONES!
AMO AMO AMO ESTO QUE HACES NIÑA
ES UN TRABAJO PERO AL CABO NOS HACER FELIZ!
BESOS CUIDATE Y SIGUELA CUANDO PUEDAS! <3
:hug:
SIGUELA MUERO MUERO MUERO MUERO REEEMUERO!
EN SERIO AMO ESTAS ADAPTACIONES!
AMO AMO AMO ESTO QUE HACES NIÑA
ES UN TRABAJO PERO AL CABO NOS HACER FELIZ!
BESOS CUIDATE Y SIGUELA CUANDO PUEDAS! <3
:hug:
Gisse
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
HAY DIRAS QUE SOY MALA LECTORA O UNA MENSA O NO SE PERO ES QUE SI ESTOY AL PENDIENTE Y ESO !! solo que aaa no puedo terminar de leer el CAP me da cosa imaginarme como se siente Liam hay noo encerio no puedo ... DIRAS que soy medio medio monja !! Jajajaja y aveces pero es que AAAAA no c
Ajajjaa ok si estoy loca ! Pero respirare ajajajaja
Besos !
Cdt
Ajajjaa ok si estoy loca ! Pero respirare ajajajaja
Besos !
Cdt
Vikilita
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Gisse escribió:siguelaaa por fis por fiis!!
Holaaa, ahorita la sigo.
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Deyca <3 escribió:Mariaaaaaaaaaaan ok primero de lo que la abuela los encontró fue OMG! que verguenza en serio! .... Pero que genial que haya podido encontrar un trabajo pero por otro lado que mal porque se tuvo que alejar de rayis y la abuelita, y haaay se me parte el corazón con eso de que lo esperaba con ansias pero él no volvía por el tonto de Enrique que quiere pasar mas tiempo en el expedición acaso no sabe que hay gente que tiene FAMILIA!!! ok ya no me altero pero en serio esta preciosaaa!!! siguela cuando puedas besitos :)
Dey xx
Owww, que bella nena, bueno ya la seguire y veran que pasa (:
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Capítulo 11
¿Pide recompensa el ojo por ver? EPICTETO
Todo hombre se hace a sí mismo. Cada segundo de su vida, cada suceso que le acontece, cada decisión que toma y cada palabra que pronuncia, se mezclan y fusionan hasta convertirse en los sentimientos y principios que llenan el ánfora intangible que contiene su personalidad. De cada persona depende llenarlo de miel… o de hiel.
Nadie puede pedir recompensas ni explicaciones por lo que es, ya que es él quien se ha creado a sí mismo.
Cuando _______ entró en su casa, se dirigió con rapidez a su habitación, cerró la puerta con llave, se tumbó sobre la cama sin molestarse en quitarse los zapatos y acarició con dedos impacientes el cuaderno.
Era una libreta normal y corriente con tapas rojas de cartón. Estaban muy ajadas, como si Liam hubiera tocado constantemente la cubierta. Los bordes estaban doblados y el alambre en forma de canutillo que mantenía unidas las hojas estaba retorcido en uno de los extremos, como si en un momento dado se hubiera salido de su sitio y él hubiera intentado colocarlo. En una de las esquinas había una pequeña mancha, parecía de humedad. Tenía la forma de una lágrima que hubiera sido limpiada con las yemas de los dedos.
_______ acercó el usado cuaderno hasta su rostro y besó con dulzura la mancha. Quizá fuera una gota de alguna bebida, o una mancha de tomate, pero todo su ser le decía que era una parte del alma de Liam que había sido derramada sin su consentimiento.
Acarició con los pómulos las suaves tapas, e inhaló profundamente, intentando captar el aroma de su amigo. Mar, viento, soledad.
Quizá no lo oliera realmente, pero su cerebro se llenó con el sabor de la sal, el frío del viento, la tristeza de la soledad.
Se alejó lentamente del inesperado tesoro, inspiró con fuerza para intentar sosegar su alborotado corazón, y lo abrió.
Las palabras saltaron directamente de las hojas cuadriculadas hasta su corazón.
—Idiota, estúpido… —susurró _______ en el silencio de su habitación, tendida sobre la cama, abrazando el cuaderno mientras amargas lágrimas de añoranza se derramaban sobre sus mejillas—. Nunca me importó nada más que tú. Eres todo lo que deseaba. Ni dinero ni casa ni trabajo. Solo tú —musitó limpiándose las lágrimas para continuar leyendo.
Los siguientes capitulos, son las cartas (cuaderno) que Liam le envio a la rayis.
¿Pide recompensa el ojo por ver? EPICTETO
Todo hombre se hace a sí mismo. Cada segundo de su vida, cada suceso que le acontece, cada decisión que toma y cada palabra que pronuncia, se mezclan y fusionan hasta convertirse en los sentimientos y principios que llenan el ánfora intangible que contiene su personalidad. De cada persona depende llenarlo de miel… o de hiel.
Nadie puede pedir recompensas ni explicaciones por lo que es, ya que es él quien se ha creado a sí mismo.
Cuando _______ entró en su casa, se dirigió con rapidez a su habitación, cerró la puerta con llave, se tumbó sobre la cama sin molestarse en quitarse los zapatos y acarició con dedos impacientes el cuaderno.
Era una libreta normal y corriente con tapas rojas de cartón. Estaban muy ajadas, como si Liam hubiera tocado constantemente la cubierta. Los bordes estaban doblados y el alambre en forma de canutillo que mantenía unidas las hojas estaba retorcido en uno de los extremos, como si en un momento dado se hubiera salido de su sitio y él hubiera intentado colocarlo. En una de las esquinas había una pequeña mancha, parecía de humedad. Tenía la forma de una lágrima que hubiera sido limpiada con las yemas de los dedos.
_______ acercó el usado cuaderno hasta su rostro y besó con dulzura la mancha. Quizá fuera una gota de alguna bebida, o una mancha de tomate, pero todo su ser le decía que era una parte del alma de Liam que había sido derramada sin su consentimiento.
Acarició con los pómulos las suaves tapas, e inhaló profundamente, intentando captar el aroma de su amigo. Mar, viento, soledad.
Quizá no lo oliera realmente, pero su cerebro se llenó con el sabor de la sal, el frío del viento, la tristeza de la soledad.
Se alejó lentamente del inesperado tesoro, inspiró con fuerza para intentar sosegar su alborotado corazón, y lo abrió.
Las palabras saltaron directamente de las hojas cuadriculadas hasta su corazón.
15 de mayo de 2010
Empiezo esta carta y no sé si me atreveré a arrancar la página del cuaderno y mandártela algún día. Quizá lo haga si logro convertirme en alguien digno de ti… Solo el tiempo lo dirá.
Imagino que no querrás saber nada de mí y, antes de que te sientas tentada de romper estas hojas, quiero que sepas que no soy un cobarde. No he huido, aunque pueda parecerlo.
La última vez que nos vimos toqué el paraíso con las manos.
Toda mi vida he estado buscándote y, cuando por fin te encontré, supe que no podía permanecer a tu lado.
Siempre he sabido que no soy nada, que no tengo nada. No puedo ni quiero pensar en acercarme a ti si no tengo un futuro que ofrecerte. Esa última noche fui consciente de ello.
Necesito encontrar algo con lo que ofrendarte como te mereces. Necesito ser un hombre del que puedas sentirte orgullosa.
Abandoné la casa de tu abuela decidido a hacer lo que fuera necesario para merecerte. Y sucedió algo inesperado e increíble, conocí a dos hombres que me ofrecieron un trabajo.
Empiezo esta carta y no sé si me atreveré a arrancar la página del cuaderno y mandártela algún día. Quizá lo haga si logro convertirme en alguien digno de ti… Solo el tiempo lo dirá.
Imagino que no querrás saber nada de mí y, antes de que te sientas tentada de romper estas hojas, quiero que sepas que no soy un cobarde. No he huido, aunque pueda parecerlo.
La última vez que nos vimos toqué el paraíso con las manos.
Toda mi vida he estado buscándote y, cuando por fin te encontré, supe que no podía permanecer a tu lado.
Siempre he sabido que no soy nada, que no tengo nada. No puedo ni quiero pensar en acercarme a ti si no tengo un futuro que ofrecerte. Esa última noche fui consciente de ello.
Necesito encontrar algo con lo que ofrendarte como te mereces. Necesito ser un hombre del que puedas sentirte orgullosa.
Abandoné la casa de tu abuela decidido a hacer lo que fuera necesario para merecerte. Y sucedió algo inesperado e increíble, conocí a dos hombres que me ofrecieron un trabajo.
—Idiota, estúpido… —susurró _______ en el silencio de su habitación, tendida sobre la cama, abrazando el cuaderno mientras amargas lágrimas de añoranza se derramaban sobre sus mejillas—. Nunca me importó nada más que tú. Eres todo lo que deseaba. Ni dinero ni casa ni trabajo. Solo tú —musitó limpiándose las lágrimas para continuar leyendo.
7 de junio de 2010
Desde que embarqué no he vuelto a tocar tierra. Sigo escribiéndote cada día que tengo un segundo libre, pero dudo de que alguna vez logre reunir el valor para mandarte lo que escribo.
Te añoro con tanta fuerza que a veces creo que la vasta soledad del mar se burla de mí trayéndome tu voz sobre la espuma de las olas. Siento tu presencia en cada soplo de viento y me doy la vuelta buscándote, aun sabiendo que no estás aquí, conmigo.
Me estoy volviendo loco pensando en ti, y lo único que puedo hacer es depositar estos pensamientos sobre el frío papel.
Desde que embarqué no he vuelto a tocar tierra. Sigo escribiéndote cada día que tengo un segundo libre, pero dudo de que alguna vez logre reunir el valor para mandarte lo que escribo.
Te añoro con tanta fuerza que a veces creo que la vasta soledad del mar se burla de mí trayéndome tu voz sobre la espuma de las olas. Siento tu presencia en cada soplo de viento y me doy la vuelta buscándote, aun sabiendo que no estás aquí, conmigo.
Me estoy volviendo loco pensando en ti, y lo único que puedo hacer es depositar estos pensamientos sobre el frío papel.
Última edición por MarianMorgenstern el Vie 22 Feb 2013, 10:03 am, editado 1 vez
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
17 de junio de 2010
Navegamos siguiendo la corriente marina del Atlántico norte. Estamos investigando la evolución de la comunidad biológica. Los científicos que dirigen esta expedición quieren comprobar hasta qué punto resulta sensible al cambio climático. Por lo que les oigo quejarse, imagino que es peor de lo que pensaban. Aún no hemos pisado tierra, y a veces creo que no lo haremos jamás.
No hay nada a nuestro alrededor excepto agua, hielo y ballenas. Esta soledad abrumadora me hace darme cuenta de lo tonto que fui, de lo equivocados que eran mis pensamientos y prioridades. Nada es más importante que estar contigo, nada es más necesario que sentir tu presencia junto a mí. Aunque no tenga qué ofrecerte, aunque no merezca tu cariño.
Te echo tanto de menos que duele.
1 de julio de 2010
Hoy es un día importante.
He dejado de ser pinche de cocina y me he convertido en el ayudante personal de Enrique Ramos. Es uno de los investigadores principales, un tipo muy listo y emprendedor, al que por desgracia para él (y suerte para mí) el frío extremo le causa bastantes problemas: se le agrieta la piel, sobre todo la de las manos y el rostro, y le salen unos eccemas que no le dejan vivir, siempre según él, claro. Así que me ha pedido que le ayude a recolectar las muestras del agua. No es un trabajo complicado, solo tengo que vigilar que la grúa saque sin golpear (demasiado) las boyas que colocaron en invierno. Parece ser que lo hago bastante bien, ya que me ha desterrado de la cocina y ahora me paso varias horas al día en la cubierta del barco.
Me gusta el cambio. Creo que es un trabajo importante, aunque me temo que no es mi habilidad para recoger muestras lo que me ha hecho obtener el puesto de ayudante de Enrique, sino, más bien, que cuando está conmigo deja de ser un hombre taciturno y se convierte en un gran orador y me expone teorías científicas que, si te soy sincero, no comprendo. Pero a él le da igual. Dice que conmigo se le aclara la mente y que mi presencia le insta a ampliar sus ideas y así él mismo las entiende mejor. Imagino que él sabrá de lo que habla, porque yo no me entero de nada.
Poco a poco me estoy convirtiendo en alguien necesario en esta expedición. Daría lo que fuera por que pudieras verme ahora mismo, estoy seguro de que te sentirías orgullosa de mí.
12 de julio de 2010
Hemos arribado a la base de Hornsund en Svalbard. Es un archipiélago de islas que está a medio camino entre Noruega y el Polo Norte. Vamos a navegar recorriendo su costa para recabar información de las distintas plataformas de estudio. Es un paraje agreste y frío, incluso ahora en verano.
A veces, veo a lo lejos los enormes cruceros que surcan el mar de Groenlandia, llenos de turistas helados y ansiosos por fotografiar el fiordo que da nombre a esta base. Y pienso que soy un privilegiado por estar aquí. Sé que nunca en toda mi vida volveré a observar paisajes tan bellos como los que ahora cautivan mis ojos.
Siempre había pensado que el Ártico era un lugar deshabitado, alejado de todo rastro de vida. No podía estar más equivocado. Aún no hemos llegado al Polo Norte geográfico, pero, por lo que veo aquí, me puedo hacer una idea de lo que me voy a encontrar.
Las islas están habitadas por animales tan hermosos que duele mirarlos, sabiendo, como sé, que algunos de ellos han sido masacrados hasta casi el exterminio, y que otros servirán de diversión para cazadores insensibles.
He visto zorros de pelaje tan blanco que se confunden con la nieve. He visto focas barbudas, con cabezas diminutas para su gran tamaño y enormes mostachos, cuidar con gran cariño a sus crías, pequeños peluches vivientes de mirada inocente y ojos cautivadores. He visto morsas enormes de aterradores colmillos tomando el sol plácidamente sobre el hielo, y pequeñas gaviotas de alas tricolores volando en un cielo asombrosamente azul. Pensar que toda esta belleza perecerá por nuestras manos si no hacemos nada por evitarlo me llena de pesar.
Daría mi vida por que pudieras ver lo que yo veo. A mi lado, junto a mí, cogidos de la mano.
15 de julio de 2010
No te puedes ni imaginar el frío que hace aquí. Está todo cubierto de hielo, y eso que es verano. No quiero ni imaginarme cómo será el invierno.
Paso casi todo el tiempo al aire libre, recogiendo muestras y aprendiendo a usar el Slocum Glider. Es un robot amarillo cargado de sensores que se hunde en el mar hasta unos cien metros de profundidad. Mide los niveles de salinidad, temperatura y la cota de penetración de los rayos solares. Enrique compara los datos recogidos el año pasado con los que sacamos ahora y… Sean cuales sean los de este año, no deben de ser muy buenos. Enrique está muy enfadado con el mundo, argumenta que no dejaremos nada vivo para las futuras generaciones.
Por las noches sueño contigo, y pienso en si algún día volveré a verte. Si tendré la posibilidad de crear una nueva generación de preciosas niñas de melena castaña y ojos profundos como los tuyos.
¿Me seguirás queriendo cuando regrese o te habrás olvidado de mí?
¿Me sigues recordando en estos momentos?
¿Sueñas conmigo como yo lo hago contigo, cada noche, cada día, cada segundo que pasa?
Sé que son esperanzas vanas. Hace más de dos meses que no sabes nada de mí. Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de que existo. Pero cada vez que ese pensamiento se asoma a mi mente, quiero morir.
Soy un egoísta que no quiere que le olvides, aunque tu felicidad dependa de ello.
Todavía no soy el hombre que quiero llegar a ser, el que te mereces… Pero poco a poco lo conseguiré.
Aunque me deje la vida en ello. Lo juro.
Navegamos siguiendo la corriente marina del Atlántico norte. Estamos investigando la evolución de la comunidad biológica. Los científicos que dirigen esta expedición quieren comprobar hasta qué punto resulta sensible al cambio climático. Por lo que les oigo quejarse, imagino que es peor de lo que pensaban. Aún no hemos pisado tierra, y a veces creo que no lo haremos jamás.
No hay nada a nuestro alrededor excepto agua, hielo y ballenas. Esta soledad abrumadora me hace darme cuenta de lo tonto que fui, de lo equivocados que eran mis pensamientos y prioridades. Nada es más importante que estar contigo, nada es más necesario que sentir tu presencia junto a mí. Aunque no tenga qué ofrecerte, aunque no merezca tu cariño.
Te echo tanto de menos que duele.
1 de julio de 2010
Hoy es un día importante.
He dejado de ser pinche de cocina y me he convertido en el ayudante personal de Enrique Ramos. Es uno de los investigadores principales, un tipo muy listo y emprendedor, al que por desgracia para él (y suerte para mí) el frío extremo le causa bastantes problemas: se le agrieta la piel, sobre todo la de las manos y el rostro, y le salen unos eccemas que no le dejan vivir, siempre según él, claro. Así que me ha pedido que le ayude a recolectar las muestras del agua. No es un trabajo complicado, solo tengo que vigilar que la grúa saque sin golpear (demasiado) las boyas que colocaron en invierno. Parece ser que lo hago bastante bien, ya que me ha desterrado de la cocina y ahora me paso varias horas al día en la cubierta del barco.
Me gusta el cambio. Creo que es un trabajo importante, aunque me temo que no es mi habilidad para recoger muestras lo que me ha hecho obtener el puesto de ayudante de Enrique, sino, más bien, que cuando está conmigo deja de ser un hombre taciturno y se convierte en un gran orador y me expone teorías científicas que, si te soy sincero, no comprendo. Pero a él le da igual. Dice que conmigo se le aclara la mente y que mi presencia le insta a ampliar sus ideas y así él mismo las entiende mejor. Imagino que él sabrá de lo que habla, porque yo no me entero de nada.
Poco a poco me estoy convirtiendo en alguien necesario en esta expedición. Daría lo que fuera por que pudieras verme ahora mismo, estoy seguro de que te sentirías orgullosa de mí.
12 de julio de 2010
Hemos arribado a la base de Hornsund en Svalbard. Es un archipiélago de islas que está a medio camino entre Noruega y el Polo Norte. Vamos a navegar recorriendo su costa para recabar información de las distintas plataformas de estudio. Es un paraje agreste y frío, incluso ahora en verano.
A veces, veo a lo lejos los enormes cruceros que surcan el mar de Groenlandia, llenos de turistas helados y ansiosos por fotografiar el fiordo que da nombre a esta base. Y pienso que soy un privilegiado por estar aquí. Sé que nunca en toda mi vida volveré a observar paisajes tan bellos como los que ahora cautivan mis ojos.
Siempre había pensado que el Ártico era un lugar deshabitado, alejado de todo rastro de vida. No podía estar más equivocado. Aún no hemos llegado al Polo Norte geográfico, pero, por lo que veo aquí, me puedo hacer una idea de lo que me voy a encontrar.
Las islas están habitadas por animales tan hermosos que duele mirarlos, sabiendo, como sé, que algunos de ellos han sido masacrados hasta casi el exterminio, y que otros servirán de diversión para cazadores insensibles.
He visto zorros de pelaje tan blanco que se confunden con la nieve. He visto focas barbudas, con cabezas diminutas para su gran tamaño y enormes mostachos, cuidar con gran cariño a sus crías, pequeños peluches vivientes de mirada inocente y ojos cautivadores. He visto morsas enormes de aterradores colmillos tomando el sol plácidamente sobre el hielo, y pequeñas gaviotas de alas tricolores volando en un cielo asombrosamente azul. Pensar que toda esta belleza perecerá por nuestras manos si no hacemos nada por evitarlo me llena de pesar.
Daría mi vida por que pudieras ver lo que yo veo. A mi lado, junto a mí, cogidos de la mano.
15 de julio de 2010
No te puedes ni imaginar el frío que hace aquí. Está todo cubierto de hielo, y eso que es verano. No quiero ni imaginarme cómo será el invierno.
Paso casi todo el tiempo al aire libre, recogiendo muestras y aprendiendo a usar el Slocum Glider. Es un robot amarillo cargado de sensores que se hunde en el mar hasta unos cien metros de profundidad. Mide los niveles de salinidad, temperatura y la cota de penetración de los rayos solares. Enrique compara los datos recogidos el año pasado con los que sacamos ahora y… Sean cuales sean los de este año, no deben de ser muy buenos. Enrique está muy enfadado con el mundo, argumenta que no dejaremos nada vivo para las futuras generaciones.
Por las noches sueño contigo, y pienso en si algún día volveré a verte. Si tendré la posibilidad de crear una nueva generación de preciosas niñas de melena castaña y ojos profundos como los tuyos.
¿Me seguirás queriendo cuando regrese o te habrás olvidado de mí?
¿Me sigues recordando en estos momentos?
¿Sueñas conmigo como yo lo hago contigo, cada noche, cada día, cada segundo que pasa?
Sé que son esperanzas vanas. Hace más de dos meses que no sabes nada de mí. Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de que existo. Pero cada vez que ese pensamiento se asoma a mi mente, quiero morir.
Soy un egoísta que no quiere que le olvides, aunque tu felicidad dependa de ello.
Todavía no soy el hombre que quiero llegar a ser, el que te mereces… Pero poco a poco lo conseguiré.
Aunque me deje la vida en ello. Lo juro.
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
17 de julio de 2010
Hoy ha llegado a la base un barco que regresará a Noruega en pocos días. Todo el mundo está como loco preparando cartas para sus familias, escribiendo folios y folios sobre lo que hemos vivido hasta la fecha. Todos menos yo.
No me atrevo a mandarte lo que he escrito.
No puedo evitar imaginar que, si te llega un sobre con mi nombre, ni siquiera te molestarás en abrirlo. Pero tampoco puedo dejar de desear comunicarme contigo, aunque sea con una carta de la que nunca obtendré respuesta. No sé qué hacer. Tengo apenas dos días para pensarlo.
19 de julio de 2010
Mañana se marchará el buque con las cartas de los miembros de la expedición. He decidido escribirte una postal, más bien una fotografía que Mario ha tomado del barco.
Llámame cobarde, o mejor aún, iluso. Pero pienso que, al mandarte esta postal, si quieres saber al menos quién la remite, tendrás que leer el reverso.
Soy feliz pensando que tus dedos van a acariciar las palabras que he escrito. Te imagino leyéndome, pensando en mí y todo mi cuerpo se tensa anhelante por sentir tu tacto, tu aroma, tu risa alegre, tu mirada acariciante.
Te quiero. Por favor, no me olvides.
2 de agosto de 2010
Los días son eternos, el sol no se pone nunca.
A veces Enrique y yo nos olvidamos de comer. Es difícil llevar un horario cuando nunca amanece ni anochece. Paso las noches en blanco, mirando en el horizonte los matices anaranjados que indican la llegada de la noche, aunque el sol continúe brillando inclemente en el cielo. Observo los tonos rosados reflejarse sobre el mar y recuerdo cada momento que pasamos juntos. Cada atardecer que viví a tu lado.
Me duele pensar en ti, saber que no puedo tocarte, verte, escucharte.
Anhelo con toda mi alma sentir tu presencia a mi lado.
21 de agosto de 2010
Mañana cambiamos de rumbo, Enrique quiere seguir la corriente circumpolar ártica para recoger más muestras de krill y filoplancton.
No te puedes ni imaginar la de seres que viven en un vaso de agua cristalina a un grado bajo cero. Desde que Enrique me enseñó a mirar por el microscopio, no he vuelto a poder beber agua sin antes pensar que me estoy tragando miles de bichitos casi transparentes con antenas y patitas diminutas.
¿Dónde estás ahora?
Te imagino de vacaciones en la playa, nadando en el mar, y pienso que las olas que te acarician son las mismas que tocan el hielo sobre el que camino cada día. Sé que es una locura, pero no puedo evitar agacharme junto a la orilla, quitarme los guantes y rozar con las yemas el gélido mar. Mis dedos se entumecen, comienzan a cosquillearme y sé que si continúan sumergidos unos segundos más acabaran congelándose, pero no quiero sacarlos. Imagino que son tus labios los que los acarician, y tu lengua la que los humedece y aunque el frío penetra en mi cuerpo es ardiente calor lo que siento.
Estar tan lejos de ti es lo más difícil y estúpido que he hecho en mi vida.
Espero que puedas perdonarme por ello.
10 de septiembre de 2010
No serías capaz de reconocerme si me vieras.
El trabajo al aire libre me ha quemado la cara, no demasiado, no te asustes. Ya no soy el tipo pálido y debilucho de antaño. Tengo la nariz y las mejillas tan rojas y cortadas que parece que se me van a abrir de un momento a otro. ¿Sabías que el hielo refleja el ochenta por ciento de los rayos del sol? No me da tiempo a ponerme moreno cuando empiezo a pelarme y vuelvo a quemarme.
¿Ya ha llegado el otoño a España? Aquí está comenzando el invierno. Seguimos en alta mar, pero Enrique me ha avisado de que pronto regresaremos a casa. Quizá nos veamos antes de lo esperado.
Recalaremos en Nueva Âlesund dentro de un par de días y por fin podré volver a tener contacto con el resto del mundo. He estado pensando en mandarte estos folios, pero no me atrevo. Creo que volveré a enviarte una postal. Necesito saber que vas a leerla, y la única manera que se me ocurre de estar seguro es esa.
Desearía poder hablar contigo, recibir noticias tuyas, pero no tengo manera de comunicarme excepto por carta y, aun en el supuesto de que me respondieras, no me quedo en las bases el tiempo necesario para recibirlas.
Fui un idiota al irme. Echo de menos tus caricias, tu sonrisa, tus gestos, tu mal genio. Pero era necesario. Cuando regrese te sentirás orgullosa del hombre en que me he convertido.
Imagino que estarás enfadada por mi silencio y no querrás saber nada de mí. Y aunque pensar eso me hace morir un poco cada día, estoy firmemente decidido a reconquistar tu cariño. Estos meses de soledad me han enseñado a ser paciente y perseverante.
No podrás librarte de mí.
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
17 de septiembre de 2010
Han surgido imprevistos.
No regresaré a primeros de octubre como esperaba. Los ciclos biológicos del krill se han alterado debido al cambio climático, por lo que Enrique quiere posponer nuestro regreso hasta que los haya estudiado en profundidad.
Los demás miembros del equipo de investigación no están seguros de que sea conveniente continuar navegando más allá de finales de este mes. El invierno es muy duro en el Ártico, ni nosotros ni el barco estamos debidamente preparados ni aprovisionados para resistirlo y así se lo han hecho saber el capitán y los oficiales de puente. Pero Enrique está empeñado en continuar y él es quien manda, así que nos tocará quedarnos aquí hasta que las ranas críen pelo.
No puedo llegar a expresar con palabras la consternación que siento en estos momentos. La absoluta decepción e indignación que recorren mis venas con cada latido de mi corazón.
Es muy duro albergar la esperanza de volver a España, a casa, a ti, durante dos semanas, y que de buenas a primeras, y sin anestesia, corten de raíz ese anhelo imposible de olvidar.
Estoy frustrado, enfadado, rabioso… Desesperado.
Estoy horadando un camino de ira con cada paso que doy en cubierta, tengo ganas de dar patadas al maldito robot amarillo y sus asquerosos sensores. Desearía lanzar cada trasto de este barco al mar para así quedarnos sin material con el que realizar los estudios y poder volver.
Apenas puedo controlar mi mal genio ante Enrique. Sé que el trabajo que él hace es importante, imprescindible incluso. Pero te echo tanto de menos que creo que me volveré loco si no ponemos pronto rumbo a España.
20 de septiembre de 2010
Necesito controlar mi rabia. No puedo continuar así. Hace seis meses la diosa Fortuna me brindó una oportunidad única al ponerme sobre la cubierta de este barco.
Desde entonces he trabajado duro, me he dejado la piel en cada labor que he efectuado, he realizado trabajos que me han agotado hasta casi desfallecer, he pasado un miedo aterrador caminando casi a ciegas sobre glaciares inestables, he recogido muestras a escasos metros de los osos polares, temiendo a cada segundo que pasaba convertirme en un sabroso aperitivo para ellos. Pero todo esfuerzo da su fruto. Soy la persona en este barco en la que más se apoya Enrique, en la que más confía. Y estoy a punto de tirar este privilegio por la borda por culpa de la frustración que me carcome.
Últimamente no hago más que discutir con él, me dejo llevar por la ira y digo palabras que ni siquiera siento.
Necesito reordenar mis pensamientos, relajarme, y aprender de nuevo a esperar. Pero es duro, muy duro.
Estaba tan seguro de que te vería antes de acabar septiembre, que con cada día que pasa me siento morir.
Es horrible sentir sobre la piel el paso del tiempo cuando la incertidumbre del regreso anhelado ni siquiera se perfila.
27 de septiembre de 2010
El destino se sigue burlando de mí. Necesito verte, tanto como respirar.
A veces creo que Enrique dará su brazo a torcer y nuestro regreso será inminente. Otras, sin embargo, se muestra obstinado en continuar, y nuestras esperanzas de cambiar de rumbo se esfuman, de la misma manera que se desvanecen en el mar las estelas que dejan las ballenas al sumergirse bajo las olas.
He pasado esta última semana agonizando lentamente cada segundo, anhelando hasta morir la llegada del día que te veré de nuevo. Y cada día que pasa parece más incierto el retorno. No sé si podré soportarlo.
Espérame, no me olvides.
Han surgido imprevistos.
No regresaré a primeros de octubre como esperaba. Los ciclos biológicos del krill se han alterado debido al cambio climático, por lo que Enrique quiere posponer nuestro regreso hasta que los haya estudiado en profundidad.
Los demás miembros del equipo de investigación no están seguros de que sea conveniente continuar navegando más allá de finales de este mes. El invierno es muy duro en el Ártico, ni nosotros ni el barco estamos debidamente preparados ni aprovisionados para resistirlo y así se lo han hecho saber el capitán y los oficiales de puente. Pero Enrique está empeñado en continuar y él es quien manda, así que nos tocará quedarnos aquí hasta que las ranas críen pelo.
No puedo llegar a expresar con palabras la consternación que siento en estos momentos. La absoluta decepción e indignación que recorren mis venas con cada latido de mi corazón.
Es muy duro albergar la esperanza de volver a España, a casa, a ti, durante dos semanas, y que de buenas a primeras, y sin anestesia, corten de raíz ese anhelo imposible de olvidar.
Estoy frustrado, enfadado, rabioso… Desesperado.
Estoy horadando un camino de ira con cada paso que doy en cubierta, tengo ganas de dar patadas al maldito robot amarillo y sus asquerosos sensores. Desearía lanzar cada trasto de este barco al mar para así quedarnos sin material con el que realizar los estudios y poder volver.
Apenas puedo controlar mi mal genio ante Enrique. Sé que el trabajo que él hace es importante, imprescindible incluso. Pero te echo tanto de menos que creo que me volveré loco si no ponemos pronto rumbo a España.
20 de septiembre de 2010
Necesito controlar mi rabia. No puedo continuar así. Hace seis meses la diosa Fortuna me brindó una oportunidad única al ponerme sobre la cubierta de este barco.
Desde entonces he trabajado duro, me he dejado la piel en cada labor que he efectuado, he realizado trabajos que me han agotado hasta casi desfallecer, he pasado un miedo aterrador caminando casi a ciegas sobre glaciares inestables, he recogido muestras a escasos metros de los osos polares, temiendo a cada segundo que pasaba convertirme en un sabroso aperitivo para ellos. Pero todo esfuerzo da su fruto. Soy la persona en este barco en la que más se apoya Enrique, en la que más confía. Y estoy a punto de tirar este privilegio por la borda por culpa de la frustración que me carcome.
Últimamente no hago más que discutir con él, me dejo llevar por la ira y digo palabras que ni siquiera siento.
Necesito reordenar mis pensamientos, relajarme, y aprender de nuevo a esperar. Pero es duro, muy duro.
Estaba tan seguro de que te vería antes de acabar septiembre, que con cada día que pasa me siento morir.
Es horrible sentir sobre la piel el paso del tiempo cuando la incertidumbre del regreso anhelado ni siquiera se perfila.
27 de septiembre de 2010
El destino se sigue burlando de mí. Necesito verte, tanto como respirar.
A veces creo que Enrique dará su brazo a torcer y nuestro regreso será inminente. Otras, sin embargo, se muestra obstinado en continuar, y nuestras esperanzas de cambiar de rumbo se esfuman, de la misma manera que se desvanecen en el mar las estelas que dejan las ballenas al sumergirse bajo las olas.
He pasado esta última semana agonizando lentamente cada segundo, anhelando hasta morir la llegada del día que te veré de nuevo. Y cada día que pasa parece más incierto el retorno. No sé si podré soportarlo.
Espérame, no me olvides.
_______ pasó la página, pero ya no había nada más escrito, ninguna indicación sobre qué podría haber pasado, excepto la nota que llegó junto al cuaderno. Ninguna noticia de cuándo volvería.
Volvió a leer todas y cada una de las anotaciones. Sonrió al ver como poco a poco había ido cambiando la escritura de su amigo, haciéndose más firme en cada trazo, más certera en cada frase. Mostrándole un hombre más seguro de sí mismo. Un hombre que le declaraba su amor en cada palabra escrita.
Fue a la cocina y descolgó el calendario de la pared, marcó cada fecha escrita en el cuaderno e intentó recordar qué había hecho ella ese día en concreto. Comparó sus vivencias y se mordió los labios al percatarse de que Liam estaba viviendo una experiencia única. Una experiencia que, posiblemente, le habría cambiado. Pensó no por primera vez cuándo volvería a verle, si regresaría pronto o no.
La última anotación en el diario la había asustado. Lo imaginaba capeando tremendos temporales, encerrado en una jaula de hielo, aislado y afligido, solo en mitad de la nada sin poder volver a casa, a sus brazos, junto a ella.
Sus dedos temblaron sujetando aún las páginas.
Cerró los ojos y lo vio ante ella tal y como lo había visto la primera vez, con los pantalones raídos, el pelo revuelto, la barba de varias semanas, y retorciendo el andrajoso gorro negro entre sus finos dedos. Obligó a su mente a dar un paso adelante en el tiempo, a recordar la última vez que lo tuvo frente a ella.
Estaba sentado en el sofá de su casa. Tenía el torso desnudo, ella misma se había ocupado de deshacerse de la camiseta. Sus párpados entornados no podían ocultar el brillo de sus ojos. Respiraba con agitación, todo su cuerpo temblaba debido al orgasmo que ella le había proporcionado. Era el hombre más hermoso del mundo. Seguía estando muy delgado; las costillas todavía se le marcaban bajo la piel, pero ya no tenía los pómulos tan afilados ni su estómago era tan cóncavo. La mirada perdida que mostraban sus ojos el día que lo conoció había dado paso a una mirada risueña que acompañaba a una sonrisa mágica.
_______ abrió los ojos y buscó en el cajón de su mesilla la última imagen que tenía de él. Aquella que le mandó estando ya en el barco, esa fotografía que se había aprendido de memoria a fuerza de mirarla una y otra vez. Recorrió con las yemas de los dedos por enésima vez el rostro amado, e intentó imaginar cómo sería en esos momentos.
¿Habría cambiado mucho?
¿Seguiría tan delgado?
¿Su piel estaría tostada por el sol, o seguiría quemándose y pelándose? Sonrió al pensar esto último.
Guardó la fotografía junto al cuaderno y se mordió los labios. No sabía cuándo lo volvería a ver, pero una cosa tenía clara: cuando regresara, lo primero que haría sería hacerle pagar por cada una de las lágrimas que había derramado por él. Lo segundo, comerle a besos; y lo tercero, cortarle las piernas para que no volviera a escaparse de su lado
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Lamento no haber puesto a tges, pero estaba ocupada recien hace dos semanas empece clases y estaba organizandome, espero les gusten. les subire pronto. Mañana si es posible (:
Comenten.
Besitooooos.
Cuidence (:
Comenten.
Besitooooos.
Cuidence (:
MarianMorgenstern
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Subiiiisteeeee!!! y me los leí de una jajaja tú sabes como soy :P pero bueno me encantaaarooon!!! las cartas de Liam son tan :enamorado: pidiendole que no lo olvide DIOS! YO QUIERO A UN CHICO ASÍ! jajajaja ok ando muy emocionada porque ya subi mi capi y mas porque estoy en una de tus noves :3 esperaré a que subas de nuevo besitos :)
Dey xx
Deyca <3
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Que hermoso!!!!!
siguela pronto :)
siguela pronto :)
Carolina!
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
siguela por fiiis!!! aaah muero muero muero ! amo esta nove en serio!!! :))
Gisse
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Siguela porfavooooor muero de intriga volvera liam???
Gisse
Re: Quedate Conmigo - Liam & Tu - (Adaptada) - Terminada -
Capítulo 12
Dicen que quien espera desespera. Pero solo quien espera tiene la oportunidad de ver hecho realidad lo que tanto anhela.
Era la víspera del día de la Inmaculada Concepción. No había apenas trabajo y _______ y su abuela ocupaban sus manos y sus mentes en sendas labores de punto de cruz. Estaban sentadas en silencio, tras el mostrador, con los ojos fijos en las puntadas lentas y cadenciosas que acompañaban sus pensamientos. Únicamente la corriente de aire frío que se coló por la puerta al ser abierta las alertó de que acababa de entrar un cliente.
Uno muy silencioso.
—Buenos días —saludó _______ con educación dejando la labor en un cajón y levantándose para atenderle.
—Hola, ___ —la acarició una voz conocida.
Dolores se levantó de un salto de su silla mientras _______ miraba al hombre paralizada.
Liam estaba ante ella, erguido en la entrada de la tienda, con un enorme petate fuertemente aferrado en una de sus manos, mientras mantenía la otra cerrada en un puño y pegada al costado. La
miraba como si no supiera si acercarse a ella y devorarla, o dar media vuelta y salir corriendo.
_______ se acercó despacio hasta él, observándolo con los ojos
entrecerrados, intentando dilucidar si era un sueño o si él estaba allí en realidad, con ella.
Su amigo había cambiado mucho, muchísimo. Su rostro lucía moreno excepto alrededor de los ojos, donde la piel estaba pálida, como si hubiera estado todo el día abrasándose bajo el sol con unas enormes gafas de nieve puestas. En la comisura de sus labios y el perfil de sus ojos se marcaban arrugas que antes no estaban,
su cuello era más grueso y sus hombros eran más anchos, o quizá fuera la postura segura y erguida que había adoptado. Los pantalones vaqueros se ajustaban a sus piernas, marcando músculos que antes no tenía. Observó sus fuertes manos, percatándose de que sus dedos finos y delgados ahora eran morenos y callosos. Se fijó en los cortes que decoraban la piel del dorso, los nudillos agrietados por el frío y las yemas oscurecidas, casi amoratadas.
Liam mantuvo la mirada fija sobre la muchacha. Estaba más delgada, pero su rostro seguía siendo igual de hermoso que hacía medio año, cuando él, como un estúpido, se alejó de ella. Sus ojos pardos eran igual de profundos y luminosos, sus labios igual de gruesos y sensuales. Todo su cuerpo clamó ante la necesidad de tocarla, de sentirla contra su piel. Alzó la mano lentamente, temiendo angustiado que ella rechazara su caricia.
_______ reaccionó por fin.
Le dio un fuerte manotazo, impidiendo que la tocara. Liam cerró los ojos, herido. Había imaginado que ella lo
rechazaría, pero en el fondo de su corazón esperaba que lo
hubiera perdonado. Ya veía que no era así.
—¡No te atrevas a tocarme! —siseó _______ enfadada. Tras ella, Dolores permaneció inmóvil, no queriendo interrumpir aquel reencuentro.
Liam dio un paso atrás, resuelto a escuchar y aceptar sus recriminaciones, e igualmente decidido a conquistarla de nuevo si era preciso. Esta vez no pensaba huir ni mucho menos cejar en su empeño. Seis meses de soledad eran mucho tiempo para pensar y él tenía sus sentimientos muy claros.
—Ah, no. ¡Ni se te ocurra volver a marcharte! —exclamó _______ entendiendo mal su gesto—. Si sales por esa puerta te juro que te seguiré y te cortaré las piernas —amenazó—. Vas a escuchar todo lo que tengo que decirte aunque para ello tenga que atarte a la silla —le advirtió furiosa.
Liam asintió con la cabeza, esperando y anhelando los gritos que sabía vendrían a continuación. Necesitaba escuchar su voz y le daba lo mismo si era para gritarle enfadada o susurrarle
enamorada.
Pero no fue solo su voz lo que escuchó.
—¡Estúpido! ¡Idiota! —exclamó _______ marcando cada palabra con un sonoro bofetón—. ¡Mentiroso! ¡Cobarde! —gritó con rabia posando las manos sobre sus recios hombros y empujándole con fuerza—. ¿Cómo te atreves a presentarte tan tranquilo, como si no hubieras estado fuera meses y meses? ¿Tienes la más remota idea del miedo que he pasado? ¿De las cosas tan horribles que se
me han pasado por la cabeza al ver que no regresabas, sin saber nada de ti? ¿No podías haberme escrito más a menudo, haber llamado?
—No tenía manera de comunicarme contigo —se aventuró a explicarle Liam. Ella no pudo resistirlo; le volvió a golpear en la cara, pero esta vez fue más una caricia que un guantazo.
—¡Y a mí qué narices me importa eso! ¡No es culpa mía si te largas como un imbécil al fin del mundo! —replicó _______ incapaz de razonar—. No podías haberte ido a… Bilbao, Londres, Berlín… o incluso a China. ¡No! ¡El señor tenía que largarse lejos de la civilización y tener así la excusa perfecta para no hablar conmigo! ¡Pues ahora me vas a escuchar te guste o no! —Él agachó la cabeza sin saber qué decir—. Ah, no. No se te ocurra dejar de mirarme —ordenó ella posando las palmas de las manos sobre los morenos pómulos del hombre—. ¡Si vuelves a intentar alejarte de mí, te juro que…! —exclamó enfadada—. No vuelvas a hacerlo —susurró de repente, fijando en él sus ojos brillantes—. No vuelvas a marcharte sin decir nada… no vuelvas a dejarme sola —suplicó abrazándole y besándole impetuosa mientras las
lágrimas que llevaba conteniendo desde que lo viera de pie frente a ella comenzaban a fluir incontrolables por sus mejillas.
Liam no pudo hacer otra cosa que corresponder a su beso y abrazarla como si le fuera la vida en ello. Y así era.
Olvidó que estaban en un lugar público, que una anciana los observaba atenta y sin perderse detalle, que llevaba puesta la misma ropa desde hacía más de veinticuatro horas y que la
incipiente barba podría arañar la suave piel de su amada. Olvidó el miedo a perderla, el pesar de saber que la había herido con su huida, la decisión de arrodillarse a sus pies y suplicarle perdón.
Lo olvidó todo, hasta que un fuerte carraspeo tras ellos les hizo separarse.
—Los jóvenes no aprenderéis nunca —fingió regañarles Dolores. Liam la miró entre avergonzado y decidido, y ella a cambio le sonrió—. Puede que no sea tan guapa como mi nieta, pero igualmente quiero mi beso —comentó riendo—. ¡Ven aquí de una vez y dame un abrazo!
Liam se plantó en dos zancadas junto a Dolores y la envolvió en un abrazo de oso levantándola del suelo y girando sobre sí mismo. Y en ese momento, se percató de que la anciana en realidad era muy chiquitina; apenas pesaba cuarenta kilos y no le llegaba a los hombros. Siempre la había visto como una mujer imponente y en realidad era un ángel diminuto de mejillas sonrosadas y pelo blanco.
—¡Bájame, bruto, que me estoy mareando! —exclamó ella entre risas.
Liam obedeció al momento, depositándola sobre el suelo y dándole un cariñoso beso en la frente. Luego se colocó junto a _______ y tomó una de sus manos con la suya. Ella se soltó cruzándose de brazos y mirándole enfadada.
—No te creas que se me ha pasado el enfado, aún tienes que pagar por todo lo que me has hecho pasar —advirtió.
—Cuando quieras. Como quieras. Donde quieras —susurró él contra su oído asiéndole la mano de nuevo. No había pasado los últimos seis meses perdido en el Ártico para volver a cometer los mismos errores. A partir de ese instante todo lo que deseaba lo iba a obtener, y en ese momento quería sentir la piel de _______ tocando la suya.
Ella le miró sorprendida por su respuesta. Era la primera vez que él hacía algo así. Parecía que no solo había cambiado físicamente durante su separación.
—¡Basta ya de ceños fruncidos! —exclamó Dolores mirando a su nieta—. Cuéntanos qué has hecho durante todo este tiempo.
—Tengo una idea mejor. Es casi la hora de cerrar, vamos a buscar a Sonia, Anny y Román y os invito a comer en el Soberano
—propuso Liam con una enorme sonrisa en los labios.
—No hace falta, Liam —rechazó la anciana. El muchacho no se había pasado medio año perdido de la mano de Dios para al regresar tirar el dinero como si le sobrase.
—Es un capricho que tengo —insistió apretando la mano de _______. Feliz de sentir su contacto de nuevo.
Dicen que quien espera desespera. Pero solo quien espera tiene la oportunidad de ver hecho realidad lo que tanto anhela.
Era la víspera del día de la Inmaculada Concepción. No había apenas trabajo y _______ y su abuela ocupaban sus manos y sus mentes en sendas labores de punto de cruz. Estaban sentadas en silencio, tras el mostrador, con los ojos fijos en las puntadas lentas y cadenciosas que acompañaban sus pensamientos. Únicamente la corriente de aire frío que se coló por la puerta al ser abierta las alertó de que acababa de entrar un cliente.
Uno muy silencioso.
—Buenos días —saludó _______ con educación dejando la labor en un cajón y levantándose para atenderle.
—Hola, ___ —la acarició una voz conocida.
Dolores se levantó de un salto de su silla mientras _______ miraba al hombre paralizada.
Liam estaba ante ella, erguido en la entrada de la tienda, con un enorme petate fuertemente aferrado en una de sus manos, mientras mantenía la otra cerrada en un puño y pegada al costado. La
miraba como si no supiera si acercarse a ella y devorarla, o dar media vuelta y salir corriendo.
_______ se acercó despacio hasta él, observándolo con los ojos
entrecerrados, intentando dilucidar si era un sueño o si él estaba allí en realidad, con ella.
Su amigo había cambiado mucho, muchísimo. Su rostro lucía moreno excepto alrededor de los ojos, donde la piel estaba pálida, como si hubiera estado todo el día abrasándose bajo el sol con unas enormes gafas de nieve puestas. En la comisura de sus labios y el perfil de sus ojos se marcaban arrugas que antes no estaban,
su cuello era más grueso y sus hombros eran más anchos, o quizá fuera la postura segura y erguida que había adoptado. Los pantalones vaqueros se ajustaban a sus piernas, marcando músculos que antes no tenía. Observó sus fuertes manos, percatándose de que sus dedos finos y delgados ahora eran morenos y callosos. Se fijó en los cortes que decoraban la piel del dorso, los nudillos agrietados por el frío y las yemas oscurecidas, casi amoratadas.
Liam mantuvo la mirada fija sobre la muchacha. Estaba más delgada, pero su rostro seguía siendo igual de hermoso que hacía medio año, cuando él, como un estúpido, se alejó de ella. Sus ojos pardos eran igual de profundos y luminosos, sus labios igual de gruesos y sensuales. Todo su cuerpo clamó ante la necesidad de tocarla, de sentirla contra su piel. Alzó la mano lentamente, temiendo angustiado que ella rechazara su caricia.
_______ reaccionó por fin.
Le dio un fuerte manotazo, impidiendo que la tocara. Liam cerró los ojos, herido. Había imaginado que ella lo
rechazaría, pero en el fondo de su corazón esperaba que lo
hubiera perdonado. Ya veía que no era así.
—¡No te atrevas a tocarme! —siseó _______ enfadada. Tras ella, Dolores permaneció inmóvil, no queriendo interrumpir aquel reencuentro.
Liam dio un paso atrás, resuelto a escuchar y aceptar sus recriminaciones, e igualmente decidido a conquistarla de nuevo si era preciso. Esta vez no pensaba huir ni mucho menos cejar en su empeño. Seis meses de soledad eran mucho tiempo para pensar y él tenía sus sentimientos muy claros.
—Ah, no. ¡Ni se te ocurra volver a marcharte! —exclamó _______ entendiendo mal su gesto—. Si sales por esa puerta te juro que te seguiré y te cortaré las piernas —amenazó—. Vas a escuchar todo lo que tengo que decirte aunque para ello tenga que atarte a la silla —le advirtió furiosa.
Liam asintió con la cabeza, esperando y anhelando los gritos que sabía vendrían a continuación. Necesitaba escuchar su voz y le daba lo mismo si era para gritarle enfadada o susurrarle
enamorada.
Pero no fue solo su voz lo que escuchó.
—¡Estúpido! ¡Idiota! —exclamó _______ marcando cada palabra con un sonoro bofetón—. ¡Mentiroso! ¡Cobarde! —gritó con rabia posando las manos sobre sus recios hombros y empujándole con fuerza—. ¿Cómo te atreves a presentarte tan tranquilo, como si no hubieras estado fuera meses y meses? ¿Tienes la más remota idea del miedo que he pasado? ¿De las cosas tan horribles que se
me han pasado por la cabeza al ver que no regresabas, sin saber nada de ti? ¿No podías haberme escrito más a menudo, haber llamado?
—No tenía manera de comunicarme contigo —se aventuró a explicarle Liam. Ella no pudo resistirlo; le volvió a golpear en la cara, pero esta vez fue más una caricia que un guantazo.
—¡Y a mí qué narices me importa eso! ¡No es culpa mía si te largas como un imbécil al fin del mundo! —replicó _______ incapaz de razonar—. No podías haberte ido a… Bilbao, Londres, Berlín… o incluso a China. ¡No! ¡El señor tenía que largarse lejos de la civilización y tener así la excusa perfecta para no hablar conmigo! ¡Pues ahora me vas a escuchar te guste o no! —Él agachó la cabeza sin saber qué decir—. Ah, no. No se te ocurra dejar de mirarme —ordenó ella posando las palmas de las manos sobre los morenos pómulos del hombre—. ¡Si vuelves a intentar alejarte de mí, te juro que…! —exclamó enfadada—. No vuelvas a hacerlo —susurró de repente, fijando en él sus ojos brillantes—. No vuelvas a marcharte sin decir nada… no vuelvas a dejarme sola —suplicó abrazándole y besándole impetuosa mientras las
lágrimas que llevaba conteniendo desde que lo viera de pie frente a ella comenzaban a fluir incontrolables por sus mejillas.
Liam no pudo hacer otra cosa que corresponder a su beso y abrazarla como si le fuera la vida en ello. Y así era.
Olvidó que estaban en un lugar público, que una anciana los observaba atenta y sin perderse detalle, que llevaba puesta la misma ropa desde hacía más de veinticuatro horas y que la
incipiente barba podría arañar la suave piel de su amada. Olvidó el miedo a perderla, el pesar de saber que la había herido con su huida, la decisión de arrodillarse a sus pies y suplicarle perdón.
Lo olvidó todo, hasta que un fuerte carraspeo tras ellos les hizo separarse.
—Los jóvenes no aprenderéis nunca —fingió regañarles Dolores. Liam la miró entre avergonzado y decidido, y ella a cambio le sonrió—. Puede que no sea tan guapa como mi nieta, pero igualmente quiero mi beso —comentó riendo—. ¡Ven aquí de una vez y dame un abrazo!
Liam se plantó en dos zancadas junto a Dolores y la envolvió en un abrazo de oso levantándola del suelo y girando sobre sí mismo. Y en ese momento, se percató de que la anciana en realidad era muy chiquitina; apenas pesaba cuarenta kilos y no le llegaba a los hombros. Siempre la había visto como una mujer imponente y en realidad era un ángel diminuto de mejillas sonrosadas y pelo blanco.
—¡Bájame, bruto, que me estoy mareando! —exclamó ella entre risas.
Liam obedeció al momento, depositándola sobre el suelo y dándole un cariñoso beso en la frente. Luego se colocó junto a _______ y tomó una de sus manos con la suya. Ella se soltó cruzándose de brazos y mirándole enfadada.
—No te creas que se me ha pasado el enfado, aún tienes que pagar por todo lo que me has hecho pasar —advirtió.
—Cuando quieras. Como quieras. Donde quieras —susurró él contra su oído asiéndole la mano de nuevo. No había pasado los últimos seis meses perdido en el Ártico para volver a cometer los mismos errores. A partir de ese instante todo lo que deseaba lo iba a obtener, y en ese momento quería sentir la piel de _______ tocando la suya.
Ella le miró sorprendida por su respuesta. Era la primera vez que él hacía algo así. Parecía que no solo había cambiado físicamente durante su separación.
—¡Basta ya de ceños fruncidos! —exclamó Dolores mirando a su nieta—. Cuéntanos qué has hecho durante todo este tiempo.
—Tengo una idea mejor. Es casi la hora de cerrar, vamos a buscar a Sonia, Anny y Román y os invito a comer en el Soberano
—propuso Liam con una enorme sonrisa en los labios.
—No hace falta, Liam —rechazó la anciana. El muchacho no se había pasado medio año perdido de la mano de Dios para al regresar tirar el dinero como si le sobrase.
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MarianMorgenstern
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