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Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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De quien quereis que sea la próxima novela?
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
Te Mato!!!!!!!
se puede saber pOrqe
no has subiidO cap??
ahOriita regresO
vOy a ver jOnas
quiiero ver cap
se puede saber pOrqe
no has subiidO cap??
ahOriita regresO
vOy a ver jOnas
quiiero ver cap
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
miira te pase
de pag!
please siiguela!!
de pag!
please siiguela!!
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
hicas os adoro ahora os va el cao...
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
Capítulo 8
¡Qué confiara en él! ___________ no habría podido imaginar una expresión más irónica. Pero en aquel momento no se trataba de confianza, sino de vergüenza. Sintió que le ardía la cara mientras se imaginaba a sí misma desnuda ante él. O, más que desnuda, desnudada.
Nick, por su parte, se había quedado sorprendido al ver que se ruborizaba por segunda vez. Pero no había tiempo para hablar. ¡Era la hora de la acción!
___________ se dejó abrazar y besar en un principio, contenta de dejarle la iniciativa. Después de todo, eso se le daba muy bien: mandar. Se había mostrado extremadamente dominante cuando se conocieron, deslumbrándola de tal forma, que había tenido poco tiempo para preocuparse o sorprenderse de que se hubiera fijado en ella. Pero eso era lo que necesitaba en ese momento: entregarse ciegamente a la pasión que él parecía demostrarle. Por eso había aceptado aquella segunda luna de miel. Para volver a hacer el amor con él una vez más.
Por otro lado, ___________ no se hacía ilusiones sobre el futuro de su matrimonio. ¿Cómo habría podido, cuando ella no deseaba tener otro bebé?
Se recordó que no debería haberse sentido culpable. Era él quien debería sentirse arrepentido. Pero Nick y la culpa eran términos incompatibles. Era un ser implacable, de sangre fría…
No. lo de la sangre fría no era cierto, pensó con un gemido mientas se dejaba abrazar. La evidencia de su deseo, clavándose con desesperada urgencia en su vientre, así lo demostraba. Excitada, le echó los brazos al cuello y pudo sentir sus senos estrechamente apretados contra el duro muro de su pecho.
De alguna manera consiguió levantarla en brazos sin despegar los labios de su boca, y el beso se prolongó mientras pasaban del dormitorio al baño. Segundos después la bajaba al suelo, decidido a sacarle la blusa por la cabeza.
—Por mucho que me encante este precioso sujetador negro… —le dijo mientras arrojaba la blusa descuidadamente a un lado— tendrá que desaparecer.
Le soltó el broche delantero, sin dejar de mirarla a los ojos. A ___________ le pareció que transcurría una eternidad hasta que las dos copas se separaron. El corazón le latía a toda velocidad.
Sólo entonces Nick bajó la mirada.
—Pero esto es todavía más precioso…
___________ aspiró profundamente, preparándose para la inminente caricia. Pero la caricia no llegó. En lugar de ello. Nick apoyó las manos en la cintura de sus téjanos blancos.
Esa vez el pulso se le disparó. Muy pronto, Nick podría ver con sus propios ojos lo que ella se había hecho. ¿Se quedaría sorprendido? ¿Agradado, complacido? ¿Le gustaría ese tipo de cosas? Danielle suponía que a la mayoría de los hombres sí.
Esperaba que a Nick también. No podría soportar ver una mirada de disgusto o desagrado en sus ojos…
—Nick —pronunció de repente.
—¿Qué?
—Yo… tengo que decirte algo.
—Espero que no sea nada malo.
—En realidad no…
—Eso suena todavía peor.
___________ se arrepintió de haber hablado. Cada vez le resultaba más incómodo confesarle lo que simplemente estaba a punto de descubrir por sí mismo. Pero ya era demasiado tarde.
—Ayer… —empezó, tragando saliva… cuando fui al salón de belleza, yo, er… me hicieron un trabajo a la cera.
Nick frunció el ceño, sorprendido.
—¿Y?
—Que me lo hicieron por todo el cuerpo.
Vio que arqueaba las cejas. Pero luego sonrió. Una sonrisa decididamente sensual.
—Pequeña picara…
Esa vez le encantó su rubor, la manera en que podía sentirse avergonzada y excitada al mismo tiempo… Hasta que conoció a ___________, no había querido saber nada de vírgenes. Siempre había preferido chicas con experiencia.
Pero al fin había descubierto por qué algunos hombres tenían esa debilidad por las chicas vírgenes, especialmente aquéllas que se mostraban dispuestas a aprender los numerosos y variados placeres de la carne. Que era precisamente el caso de ___________ en aquel momento. Tenía la cabeza llena de infinitas posibilidades eróticas, y posturas…
—Dame sólo un segundo, corazón —le dijo mientras empezaba a desabrocharse los botones de la camisa—. Creo que debo desnudarme antes de seguir adelante contigo. Estás tan sexy ahora mismo… —añadió al terminar de quitársela—. Me gustaría tenerte medio desnuda durante todo el tiempo que estemos aquí. O quizá desnuda del todo, sólo con esas sandalias tan sexys…
___________ se alegró de que hubiera mencionado las sandalias, dándole una excusa para bajar la mirada en lugar de clavarla en su desnudez. Se había olvidado de lo avasalladoramente masculino que era su cuerpo.
—Casi me da lástima que tengas que quitártelas —continuó él, con sus calcetines volando hacia el otro lado de la habitación, junto con el resto de su ropa—. Pero siempre podrás ponértelas después cuando salgamos de la ducha.
¡Qué confiara en él! ___________ no habría podido imaginar una expresión más irónica. Pero en aquel momento no se trataba de confianza, sino de vergüenza. Sintió que le ardía la cara mientras se imaginaba a sí misma desnuda ante él. O, más que desnuda, desnudada.
Nick, por su parte, se había quedado sorprendido al ver que se ruborizaba por segunda vez. Pero no había tiempo para hablar. ¡Era la hora de la acción!
___________ se dejó abrazar y besar en un principio, contenta de dejarle la iniciativa. Después de todo, eso se le daba muy bien: mandar. Se había mostrado extremadamente dominante cuando se conocieron, deslumbrándola de tal forma, que había tenido poco tiempo para preocuparse o sorprenderse de que se hubiera fijado en ella. Pero eso era lo que necesitaba en ese momento: entregarse ciegamente a la pasión que él parecía demostrarle. Por eso había aceptado aquella segunda luna de miel. Para volver a hacer el amor con él una vez más.
Por otro lado, ___________ no se hacía ilusiones sobre el futuro de su matrimonio. ¿Cómo habría podido, cuando ella no deseaba tener otro bebé?
Se recordó que no debería haberse sentido culpable. Era él quien debería sentirse arrepentido. Pero Nick y la culpa eran términos incompatibles. Era un ser implacable, de sangre fría…
No. lo de la sangre fría no era cierto, pensó con un gemido mientas se dejaba abrazar. La evidencia de su deseo, clavándose con desesperada urgencia en su vientre, así lo demostraba. Excitada, le echó los brazos al cuello y pudo sentir sus senos estrechamente apretados contra el duro muro de su pecho.
De alguna manera consiguió levantarla en brazos sin despegar los labios de su boca, y el beso se prolongó mientras pasaban del dormitorio al baño. Segundos después la bajaba al suelo, decidido a sacarle la blusa por la cabeza.
—Por mucho que me encante este precioso sujetador negro… —le dijo mientras arrojaba la blusa descuidadamente a un lado— tendrá que desaparecer.
Le soltó el broche delantero, sin dejar de mirarla a los ojos. A ___________ le pareció que transcurría una eternidad hasta que las dos copas se separaron. El corazón le latía a toda velocidad.
Sólo entonces Nick bajó la mirada.
—Pero esto es todavía más precioso…
___________ aspiró profundamente, preparándose para la inminente caricia. Pero la caricia no llegó. En lugar de ello. Nick apoyó las manos en la cintura de sus téjanos blancos.
Esa vez el pulso se le disparó. Muy pronto, Nick podría ver con sus propios ojos lo que ella se había hecho. ¿Se quedaría sorprendido? ¿Agradado, complacido? ¿Le gustaría ese tipo de cosas? Danielle suponía que a la mayoría de los hombres sí.
Esperaba que a Nick también. No podría soportar ver una mirada de disgusto o desagrado en sus ojos…
—Nick —pronunció de repente.
—¿Qué?
—Yo… tengo que decirte algo.
—Espero que no sea nada malo.
—En realidad no…
—Eso suena todavía peor.
___________ se arrepintió de haber hablado. Cada vez le resultaba más incómodo confesarle lo que simplemente estaba a punto de descubrir por sí mismo. Pero ya era demasiado tarde.
—Ayer… —empezó, tragando saliva… cuando fui al salón de belleza, yo, er… me hicieron un trabajo a la cera.
Nick frunció el ceño, sorprendido.
—¿Y?
—Que me lo hicieron por todo el cuerpo.
Vio que arqueaba las cejas. Pero luego sonrió. Una sonrisa decididamente sensual.
—Pequeña picara…
Esa vez le encantó su rubor, la manera en que podía sentirse avergonzada y excitada al mismo tiempo… Hasta que conoció a ___________, no había querido saber nada de vírgenes. Siempre había preferido chicas con experiencia.
Pero al fin había descubierto por qué algunos hombres tenían esa debilidad por las chicas vírgenes, especialmente aquéllas que se mostraban dispuestas a aprender los numerosos y variados placeres de la carne. Que era precisamente el caso de ___________ en aquel momento. Tenía la cabeza llena de infinitas posibilidades eróticas, y posturas…
—Dame sólo un segundo, corazón —le dijo mientras empezaba a desabrocharse los botones de la camisa—. Creo que debo desnudarme antes de seguir adelante contigo. Estás tan sexy ahora mismo… —añadió al terminar de quitársela—. Me gustaría tenerte medio desnuda durante todo el tiempo que estemos aquí. O quizá desnuda del todo, sólo con esas sandalias tan sexys…
___________ se alegró de que hubiera mencionado las sandalias, dándole una excusa para bajar la mirada en lugar de clavarla en su desnudez. Se había olvidado de lo avasalladoramente masculino que era su cuerpo.
—Casi me da lástima que tengas que quitártelas —continuó él, con sus calcetines volando hacia el otro lado de la habitación, junto con el resto de su ropa—. Pero siempre podrás ponértelas después cuando salgamos de la ducha.
Invitado
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Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
La imagen que convocó con aquellas palabras la dejó sobrecogida. La idea de exhibirse desnuda ante él calzada únicamente con unas sandalias de tacón le resultaba demasiado… intimidante.
—Pero lo primero es lo primero —añadió él mientras se disponía a desabrocharle el botón de los téjanos—. No sé tú, pero yo de repente estoy sudando de calor.
Con un brillo de deseo en sus ojos oscuros, le bajó la cremallera, descubriendo la braga de satén blanco. Estaba a punto de bajarle el pantalón cuando ___________ se quedó sin aliento.
Pero, casi inmediatamente. Nick se detuvo.
—Creo que tendrás que descalzarte primero.
Así lo hizo.
—Y ahora el resto —ordenó él—. Hazlo. Quiero verte.
Un nudo le subió por la garganta. Pero no tenía más remedio que obedecerlo, tan excitada como estaba. Era cruel la capacidad que tenía de despertarle aquel deseo… Cruel y despiadada.
Resistirse carecía de todo sentido. En algún momento de la última semana había alcanzado un punto de no retomo, y nada excepto la muerte podía detenerla ya.
Nick no estaba muy seguro de que fuera a hacerlo, lo de desnudarse delante de él. ¡Pero sí! ¡Lo hizo!
Aquella muestra de obediencia le provocó una sensación de triunfo. Se sentía orgulloso de que una chica tan tímida como ella hubiera hecho algo tan atrevido. Descarado, incluso.
Pero esa satisfacción quedó pronto olvidada ante la vista de su cuerpo. ¡Qué hermosa era! Tenía una figura perfectamente proporcionada y deliciosamente curvilínea, de senos llenos y redondeados, fina cintura, caderas anchas y generosas, piernas largas y bien torneadas.
Quizá no debería haberse sentido tan sorprendido. Pero lo cierto era que nunca antes la había visto desnuda de pie ante él: solamente tumbada en la cama, habitualmente cubierta por las sábanas.
—Pareces una diosa griega —murmuró mientras la barría con la mirada—. No, no te cubras… —le advirtió al ver que se llevaba las manos a su sexo—. Quiero mirártelo —«y tocártelo. Y lamértelo», añadió para sus adentros.
Y ella se iba a dejar. Iba a dejar que le hiciera todo lo que gustara con ella.
Ciertamente, seguía tenido una expresión de asombro en los ojos. Pero junto al asombro estaba la excitación. Sus senos subían y bajaban al ritmo de su respiración, entreabría levemente los labios en su esfuerzo por llenarse de aire los pulmones. Nick estaba seguro de que, si en ese instante hubiera estirado la mano hacia su sexo, lo habría sentido muy, pero que muy húmedo.
___________ ansiaba que dejara de mirarla de una vez e hiciera algo. Lo que fuera. Ya le había supuesto un verdadero tormento terminar de desnudarse, sobre todo cuando tuvo que quitarse la braga. Nunca se había sentido tan vulnerable en toda su vida, ni tan excitada tampoco.
—Quédate donde estás —le ordenó él—. No te muevas. No te cubras.
___________ cerró los puños a los lados mientras lo veía descorrer la pantalla de la ducha y meterse dentro pata abrir los grifos. Se tomó su tiempo para ajustar la temperatura del agua y la dirección de los dos potentes chorros antes de reunirse nuevamente con ella.
—Vamos —la tomó de la mano.
La llevó al centro del plato, donde los dos chorros se encontraban, y la colocó de manera que el agua cayera sobre ella como una tormenta tropical, por delante y por detrás. El gemido que soltó Danielle fue de sorpresa, porque jamás había imaginado que la sensación del agua pudiera resultar tan erótica. Cuando cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás para apartarse el pelo de la cara, el impacto de los dos chorros en los senos provocó que los pezones se le endurecieran aún más.
Cuando volvió a abrir los ojos, vio que Nick había entrado en la ducha y estaba de pie frente a ella.
Estaba a punto de atraerla hacia sí cuando la miró a los ojos. Nunca había visto tanto deseo en los ojos de una mujer.
Le pidió que se diera la vuelta para poder abrazarla por detrás. Apretándola contra su cuerpo con un brazo, utilizó su mano libre para prepararla convenientemente. Pero no tardó en descubrir que no hacía falta. No sólo estaba húmeda: estaba en llamas mientras acudía al encuentro de su mano y alzaba las nalgas de la manera más provocativa posible. No tenía sentido andarse con preliminares. ¡Tenía que entrar en ella ya, rápido!
Cuando Nick la hizo volverse de nuevo, ella le echó los brazos al cuello y alzó la pierna derecha para rodearle la cadera. En esa posición, se preparó para penetrarla.
—Sí… —gruñó en el instante en que sintió su carne cerrándose sobre la suya.
El ronco gemido de Danielle fue como un reflejo de su propio placer. Placer y pasión. No le bastaba con estar dentro: el deseo de moverse era tan violento como urgente. Nick la llevó en vilo hasta la pared de azulejos, buscando un punto de apoyo.
No hubo ternura alguna en aquel acto: sólo la desesperada necesidad de desahogar la frustración de los últimos meses. Pero no era una frustración puramente física, sino también emocional. Quería experimentar el orgasmo de ___________ tanto como el suyo propio. Sólo entonces podría saber con seguridad que había vuelto a recuperar a su esposa y que podían tener un futuro juntos. Porque había llegado a temer que su segundo matrimonio terminara fracasando como el primero.
Pero ya no. Evidentemente ___________ todavía lo amaba y lo deseaba. «Más que nunca», añadió para sus adentros con una jubilosa sensación de triunfo cuando la sintió derretirse en sus brazos, en perfecta sintonía con su propio clímax. Apoyando ambas manos en la pared, cerró los ojos con fuerza y se concentró en paladear la intensidad de sus contracciones internas. Contracciones que se prolongaron una y otra vez, mientras Nick se vertía en ella de la manera más satisfactoria posible.
Hasta que finalmente cesaron, y Danielle dejó caer los brazos a los lados. Con un suspiro saciado, Nick se retiró; sólo entonces abrió los ojos, y se quedó sorprendido al ver que tenía los ojos llenos de lágrimas.
—¡___________! ¡Cariño! —exclamó, preocupado y alarmado—. ¿Qué pasa?
No parecía capaz de responder. Simplemente movió la cabeza de lado a lado, con las lágrimas rodando por las mejillas.
—¿Te he hecho daño?
Volvió a negar con la cabeza.
—Estás cansada —la meció cariñosamente en sus brazos—. Los viajes cansan mucho —o eso o había experimentado algún tipo de depresión después del orgasmo. Había mujeres que se emocionaban mucho después de hacer el amor, sobre todo si habían tenido un orgasmo como el de ___________. Nunca antes la había visto llorar después de hacerlo. Pero la gente cambiaba. Y ___________ había cambiado.
Tampoco podía descartar que aquellas lágrimas tuvieran algo que ver con el bebé que hacía tan poco había perdido.
—Vamos bajo el agua —le dijo, al ver que empezaba a temblar de frío—. Así está mejor, ¿no te parece? Date la vuelta y apóyate en mí, que voy a dejarte toda limpia.
No había tenido intención de excitarla de nuevo con el gel. Tampoco había imaginado que pudiera suceder tan rápido. Pero en el instante en que le rozó los pezones con la mano, los sintió endurecerse. Sintió que toda ella se excitaba. ¡Increíble!
Apenas unos segundos antes se había quedado totalmente saciado, convencido de que tendría que esperar a recuperarse antes de volver a hacer el amor con ella. Pero ahora ya no estaba tan seguro. Por supuesto que podría. Sin embargo… ¿le dejaría que le hiciera lo que tenía en mente?
Sólo había una manera de averiguarlo.
—Espera un poco, preciosa —le dijo mientras cerraba los grifos—. Se impone un cambio de escenario.
___________ apenas tuvo tiempo para pensar antes de que se viera enérgicamente secada con una toalla y envuelta en otra. Y tampoco quería hacerlo. Pensar sólo serviría para entristecerla, como le había ocurrido hacía unos minutos, después de que Nick le hubiera hecho el amor de una manera tan brusca en la ducha.
Había disfrutado mucho, desde luego. No había tenido ninguna queja. ¿Pero qué había hecho su mente después? La había impulsado a desear la luna; eso era. Le había hecho desear lo que no podía tener: su amor.
¡Como si eso pudiera suceder! Podía acicalarse y vestirse de la manera más provocativa del mundo, y lo único que podría esperar de Nick sería que la deseara algo más… Había estado casado con una top model, por el amor de Dios, y no la había amado. ¿Qué posibilidades tenía ella?
«Concéntrate en el sexo, ___________», se ordenó con severidad mientras se dejaba llevar en brazos al dormitorio. «Al menos podrás disfrutar».
—Agárrate a mi cuello —le dijo él mientras aguantaba su peso con una mano y retiraba la colcha de la cama con la otra.
Las sábanas eran de satén de color crema; Nick la tumbó y acto seguido le quitó la toalla. Se tendió a su lado. Gotas de agua perlaban la oscura mata de vello que cubría su pecho.
—Así está mucho mejor —murmuró mientras le apartaba el cabello todavía húmedo de la cara—. Estamos mucho más cómodos.
La besó entonces. La besó y acarició hasta que la dejó toda excitada, temblando. Cuando se cernió sobre ella, ___________ contuvo el aliento a la espera de sentirlo nuevamente dentro. Pero Nick no hizo nada de eso. Con los ojos muy abiertos, vio que empezaba a deslizar los labios todo a lo largo de su cuerpo, trazando un sendero de besos. Primero por sus senos, su estómago, su vientre…
«Oh, Dios», pensó, aturdida, cerrando los dedos sobre las sábanas.
Una parte de su ser se estremeció al imaginárselo allí abajo, haciéndole lo que le estaba haciendo. Pero al resto de su persona no le importó lo más mínimo. ¡Sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que estaba disfrutando!
Sus labios y su lengua parecían estar en todas partes, besándola, lamiéndola, chupándola. Sus dedos se mostraban igualmente implacables, aumentando su erótico tormento con una exploración increíblemente íntima. No podía creer que le estuviera haciendo todas aquellas cosas. No podía creer que ella estuviera disfrutando tanto con aquellas escandalosas libertades que él se estaba tomando con su cuerpo.
Y tampoco podía creer que se hubiera detenido tan de repente. El grito que soltó fue de pura frustración.
—Confía en mí —le pidió Nick con la cabeza apoyada sobre la leve curva de su vientre, antes de deslizar los dedos por la suave piel de su pubis—. Me encanta verte así —murmuró con una sonrisa perversa.
Era un hombre perverso, pensó ___________, sin aliento, cuando lo sintió reanudar sus caricias. Más perverso de lo que había imaginado. La tensión que le estaba provocando por dentro era tanto de placer como de dolor. De tormento y de éxtasis. En aquel momento habría sido capaz de hacer lo que fuera por él…
Pero una vez más Nick volvió a interrumpirse y alzó la cabeza.
—Es increíble —le dijo con una expresión casi perpleja—. Yo creía que ya no podía más, y de pronto resulta que sí. Pero como en el avión me dijiste que debíamos ser sinceros el uno con el otro, tengo que confesarte que no soy un gran aficionado a la postura del misionero. Así que… ¿te importaría que probáramos algo diferente?
No esperó su respuesta. Simplemente se incorporó y la ayudó a sentarse. Después, sentado frente a ella, la atrajo hacia sí y la acomodó sobre sus muslos, con las piernas bien abiertas.
Y, antes de que Danielle pudiera darse cuenta, la penetró.
—No es la mejor posición del mundo para que un hombre pueda moverse —gruñó mientras la aferraba de las caderas—. No tengo mucho espacio para apoyarme, así que tú tendrás que colaborar. Con tus músculos internos. Apriétame todo lo que puedas, hacia atrás y hacia adelante. Sí, así… Aaaah, sí… ¿ves lo bien que se te da? Y a ti también te gusta. Puedo verlo.
¿Qué si le gustaba?, se preguntó Danielle, admirada. Le encantaba. Pero quería más.
—Bésame —le ordenó ella.
A Nick le emocionó aquella apasionada exigencia. Era justamente lo que quería en una esposa. Una mujer con necesidades que fueran un reflejo de las suyas propias. Nunca había imaginado que ___________ podría estar a la altura de aquellas expectativas; que fuera capaz de proporcionarle el grado de placer que había disfrutado con Jackie.
Pero se había equivocado. ___________ prometía ser una pareja aún más excitante. Y la perspectiva de enseñarle todo lo que sabía también lo era. Además, ella nunca le daría motivos para sospechar que su placer podía ser fingido. No, su placer era real, su amor era real… Toda ella era real.
Le acunó el rostro entre las manos y la besó, ansioso de devorarle la boca y la lengua. Las caderas de Danielle seguían moviéndose como si tuvieran voluntad propia, con sus músculos tensándose y distendiéndose alrededor de su miembro… El clímax le robó a Nick el aliento, arrancándole un grito ronco. Por un instante temió que fuera a sufrir un colapso cardiaco, tal fue la opresión que le atenazó el pecho, como si se lo hubieran apretado con un tomo. Pero luego sobrevino el orgasmo de Danielle, y ya no sintió nada que no fuera placer. Oleada tras oleada de placer. ¡Un placer glorioso, arrebatador, explosivo!
Estaba empezando a volver a la realidad cuando sintió la boca de ___________, cálida y húmeda, en el cuello. Se había acurrucado en su regazo, abrazado a él… y el suspiro que soltó fue el de una mujer saciada, feliz.
Aquel suspiro le provocó una satisfacción enorme, incomparable. Si alguien en el mundo se merecía estar contenta, saciada, ésa era ___________. Lo único que le faltaba era concebir un bebé. Con un poco de suerte, en una semana, sería capaz de hacerle eso también.
Mientras tanto…
Esperó unos minutos antes de moverse, hasta que resultó obvio que se había quedado dormida. Con mucho cuidado, la tumbó en la cama antes de apartarse. Bostezó; él también estaba cansado.
¿Qué sería lo siguiente que intentaría con ella?, se preguntó cuando ya empezaba a adormilarse.
Las posibilidades, sin duda, eran infinitas…
—Pero lo primero es lo primero —añadió él mientras se disponía a desabrocharle el botón de los téjanos—. No sé tú, pero yo de repente estoy sudando de calor.
Con un brillo de deseo en sus ojos oscuros, le bajó la cremallera, descubriendo la braga de satén blanco. Estaba a punto de bajarle el pantalón cuando ___________ se quedó sin aliento.
Pero, casi inmediatamente. Nick se detuvo.
—Creo que tendrás que descalzarte primero.
Así lo hizo.
—Y ahora el resto —ordenó él—. Hazlo. Quiero verte.
Un nudo le subió por la garganta. Pero no tenía más remedio que obedecerlo, tan excitada como estaba. Era cruel la capacidad que tenía de despertarle aquel deseo… Cruel y despiadada.
Resistirse carecía de todo sentido. En algún momento de la última semana había alcanzado un punto de no retomo, y nada excepto la muerte podía detenerla ya.
Nick no estaba muy seguro de que fuera a hacerlo, lo de desnudarse delante de él. ¡Pero sí! ¡Lo hizo!
Aquella muestra de obediencia le provocó una sensación de triunfo. Se sentía orgulloso de que una chica tan tímida como ella hubiera hecho algo tan atrevido. Descarado, incluso.
Pero esa satisfacción quedó pronto olvidada ante la vista de su cuerpo. ¡Qué hermosa era! Tenía una figura perfectamente proporcionada y deliciosamente curvilínea, de senos llenos y redondeados, fina cintura, caderas anchas y generosas, piernas largas y bien torneadas.
Quizá no debería haberse sentido tan sorprendido. Pero lo cierto era que nunca antes la había visto desnuda de pie ante él: solamente tumbada en la cama, habitualmente cubierta por las sábanas.
—Pareces una diosa griega —murmuró mientras la barría con la mirada—. No, no te cubras… —le advirtió al ver que se llevaba las manos a su sexo—. Quiero mirártelo —«y tocártelo. Y lamértelo», añadió para sus adentros.
Y ella se iba a dejar. Iba a dejar que le hiciera todo lo que gustara con ella.
Ciertamente, seguía tenido una expresión de asombro en los ojos. Pero junto al asombro estaba la excitación. Sus senos subían y bajaban al ritmo de su respiración, entreabría levemente los labios en su esfuerzo por llenarse de aire los pulmones. Nick estaba seguro de que, si en ese instante hubiera estirado la mano hacia su sexo, lo habría sentido muy, pero que muy húmedo.
___________ ansiaba que dejara de mirarla de una vez e hiciera algo. Lo que fuera. Ya le había supuesto un verdadero tormento terminar de desnudarse, sobre todo cuando tuvo que quitarse la braga. Nunca se había sentido tan vulnerable en toda su vida, ni tan excitada tampoco.
—Quédate donde estás —le ordenó él—. No te muevas. No te cubras.
___________ cerró los puños a los lados mientras lo veía descorrer la pantalla de la ducha y meterse dentro pata abrir los grifos. Se tomó su tiempo para ajustar la temperatura del agua y la dirección de los dos potentes chorros antes de reunirse nuevamente con ella.
—Vamos —la tomó de la mano.
La llevó al centro del plato, donde los dos chorros se encontraban, y la colocó de manera que el agua cayera sobre ella como una tormenta tropical, por delante y por detrás. El gemido que soltó Danielle fue de sorpresa, porque jamás había imaginado que la sensación del agua pudiera resultar tan erótica. Cuando cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás para apartarse el pelo de la cara, el impacto de los dos chorros en los senos provocó que los pezones se le endurecieran aún más.
Cuando volvió a abrir los ojos, vio que Nick había entrado en la ducha y estaba de pie frente a ella.
Estaba a punto de atraerla hacia sí cuando la miró a los ojos. Nunca había visto tanto deseo en los ojos de una mujer.
Le pidió que se diera la vuelta para poder abrazarla por detrás. Apretándola contra su cuerpo con un brazo, utilizó su mano libre para prepararla convenientemente. Pero no tardó en descubrir que no hacía falta. No sólo estaba húmeda: estaba en llamas mientras acudía al encuentro de su mano y alzaba las nalgas de la manera más provocativa posible. No tenía sentido andarse con preliminares. ¡Tenía que entrar en ella ya, rápido!
Cuando Nick la hizo volverse de nuevo, ella le echó los brazos al cuello y alzó la pierna derecha para rodearle la cadera. En esa posición, se preparó para penetrarla.
—Sí… —gruñó en el instante en que sintió su carne cerrándose sobre la suya.
El ronco gemido de Danielle fue como un reflejo de su propio placer. Placer y pasión. No le bastaba con estar dentro: el deseo de moverse era tan violento como urgente. Nick la llevó en vilo hasta la pared de azulejos, buscando un punto de apoyo.
No hubo ternura alguna en aquel acto: sólo la desesperada necesidad de desahogar la frustración de los últimos meses. Pero no era una frustración puramente física, sino también emocional. Quería experimentar el orgasmo de ___________ tanto como el suyo propio. Sólo entonces podría saber con seguridad que había vuelto a recuperar a su esposa y que podían tener un futuro juntos. Porque había llegado a temer que su segundo matrimonio terminara fracasando como el primero.
Pero ya no. Evidentemente ___________ todavía lo amaba y lo deseaba. «Más que nunca», añadió para sus adentros con una jubilosa sensación de triunfo cuando la sintió derretirse en sus brazos, en perfecta sintonía con su propio clímax. Apoyando ambas manos en la pared, cerró los ojos con fuerza y se concentró en paladear la intensidad de sus contracciones internas. Contracciones que se prolongaron una y otra vez, mientras Nick se vertía en ella de la manera más satisfactoria posible.
Hasta que finalmente cesaron, y Danielle dejó caer los brazos a los lados. Con un suspiro saciado, Nick se retiró; sólo entonces abrió los ojos, y se quedó sorprendido al ver que tenía los ojos llenos de lágrimas.
—¡___________! ¡Cariño! —exclamó, preocupado y alarmado—. ¿Qué pasa?
No parecía capaz de responder. Simplemente movió la cabeza de lado a lado, con las lágrimas rodando por las mejillas.
—¿Te he hecho daño?
Volvió a negar con la cabeza.
—Estás cansada —la meció cariñosamente en sus brazos—. Los viajes cansan mucho —o eso o había experimentado algún tipo de depresión después del orgasmo. Había mujeres que se emocionaban mucho después de hacer el amor, sobre todo si habían tenido un orgasmo como el de ___________. Nunca antes la había visto llorar después de hacerlo. Pero la gente cambiaba. Y ___________ había cambiado.
Tampoco podía descartar que aquellas lágrimas tuvieran algo que ver con el bebé que hacía tan poco había perdido.
—Vamos bajo el agua —le dijo, al ver que empezaba a temblar de frío—. Así está mejor, ¿no te parece? Date la vuelta y apóyate en mí, que voy a dejarte toda limpia.
No había tenido intención de excitarla de nuevo con el gel. Tampoco había imaginado que pudiera suceder tan rápido. Pero en el instante en que le rozó los pezones con la mano, los sintió endurecerse. Sintió que toda ella se excitaba. ¡Increíble!
Apenas unos segundos antes se había quedado totalmente saciado, convencido de que tendría que esperar a recuperarse antes de volver a hacer el amor con ella. Pero ahora ya no estaba tan seguro. Por supuesto que podría. Sin embargo… ¿le dejaría que le hiciera lo que tenía en mente?
Sólo había una manera de averiguarlo.
—Espera un poco, preciosa —le dijo mientras cerraba los grifos—. Se impone un cambio de escenario.
___________ apenas tuvo tiempo para pensar antes de que se viera enérgicamente secada con una toalla y envuelta en otra. Y tampoco quería hacerlo. Pensar sólo serviría para entristecerla, como le había ocurrido hacía unos minutos, después de que Nick le hubiera hecho el amor de una manera tan brusca en la ducha.
Había disfrutado mucho, desde luego. No había tenido ninguna queja. ¿Pero qué había hecho su mente después? La había impulsado a desear la luna; eso era. Le había hecho desear lo que no podía tener: su amor.
¡Como si eso pudiera suceder! Podía acicalarse y vestirse de la manera más provocativa del mundo, y lo único que podría esperar de Nick sería que la deseara algo más… Había estado casado con una top model, por el amor de Dios, y no la había amado. ¿Qué posibilidades tenía ella?
«Concéntrate en el sexo, ___________», se ordenó con severidad mientras se dejaba llevar en brazos al dormitorio. «Al menos podrás disfrutar».
—Agárrate a mi cuello —le dijo él mientras aguantaba su peso con una mano y retiraba la colcha de la cama con la otra.
Las sábanas eran de satén de color crema; Nick la tumbó y acto seguido le quitó la toalla. Se tendió a su lado. Gotas de agua perlaban la oscura mata de vello que cubría su pecho.
—Así está mucho mejor —murmuró mientras le apartaba el cabello todavía húmedo de la cara—. Estamos mucho más cómodos.
La besó entonces. La besó y acarició hasta que la dejó toda excitada, temblando. Cuando se cernió sobre ella, ___________ contuvo el aliento a la espera de sentirlo nuevamente dentro. Pero Nick no hizo nada de eso. Con los ojos muy abiertos, vio que empezaba a deslizar los labios todo a lo largo de su cuerpo, trazando un sendero de besos. Primero por sus senos, su estómago, su vientre…
«Oh, Dios», pensó, aturdida, cerrando los dedos sobre las sábanas.
Una parte de su ser se estremeció al imaginárselo allí abajo, haciéndole lo que le estaba haciendo. Pero al resto de su persona no le importó lo más mínimo. ¡Sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que estaba disfrutando!
Sus labios y su lengua parecían estar en todas partes, besándola, lamiéndola, chupándola. Sus dedos se mostraban igualmente implacables, aumentando su erótico tormento con una exploración increíblemente íntima. No podía creer que le estuviera haciendo todas aquellas cosas. No podía creer que ella estuviera disfrutando tanto con aquellas escandalosas libertades que él se estaba tomando con su cuerpo.
Y tampoco podía creer que se hubiera detenido tan de repente. El grito que soltó fue de pura frustración.
—Confía en mí —le pidió Nick con la cabeza apoyada sobre la leve curva de su vientre, antes de deslizar los dedos por la suave piel de su pubis—. Me encanta verte así —murmuró con una sonrisa perversa.
Era un hombre perverso, pensó ___________, sin aliento, cuando lo sintió reanudar sus caricias. Más perverso de lo que había imaginado. La tensión que le estaba provocando por dentro era tanto de placer como de dolor. De tormento y de éxtasis. En aquel momento habría sido capaz de hacer lo que fuera por él…
Pero una vez más Nick volvió a interrumpirse y alzó la cabeza.
—Es increíble —le dijo con una expresión casi perpleja—. Yo creía que ya no podía más, y de pronto resulta que sí. Pero como en el avión me dijiste que debíamos ser sinceros el uno con el otro, tengo que confesarte que no soy un gran aficionado a la postura del misionero. Así que… ¿te importaría que probáramos algo diferente?
No esperó su respuesta. Simplemente se incorporó y la ayudó a sentarse. Después, sentado frente a ella, la atrajo hacia sí y la acomodó sobre sus muslos, con las piernas bien abiertas.
Y, antes de que Danielle pudiera darse cuenta, la penetró.
—No es la mejor posición del mundo para que un hombre pueda moverse —gruñó mientras la aferraba de las caderas—. No tengo mucho espacio para apoyarme, así que tú tendrás que colaborar. Con tus músculos internos. Apriétame todo lo que puedas, hacia atrás y hacia adelante. Sí, así… Aaaah, sí… ¿ves lo bien que se te da? Y a ti también te gusta. Puedo verlo.
¿Qué si le gustaba?, se preguntó Danielle, admirada. Le encantaba. Pero quería más.
—Bésame —le ordenó ella.
A Nick le emocionó aquella apasionada exigencia. Era justamente lo que quería en una esposa. Una mujer con necesidades que fueran un reflejo de las suyas propias. Nunca había imaginado que ___________ podría estar a la altura de aquellas expectativas; que fuera capaz de proporcionarle el grado de placer que había disfrutado con Jackie.
Pero se había equivocado. ___________ prometía ser una pareja aún más excitante. Y la perspectiva de enseñarle todo lo que sabía también lo era. Además, ella nunca le daría motivos para sospechar que su placer podía ser fingido. No, su placer era real, su amor era real… Toda ella era real.
Le acunó el rostro entre las manos y la besó, ansioso de devorarle la boca y la lengua. Las caderas de Danielle seguían moviéndose como si tuvieran voluntad propia, con sus músculos tensándose y distendiéndose alrededor de su miembro… El clímax le robó a Nick el aliento, arrancándole un grito ronco. Por un instante temió que fuera a sufrir un colapso cardiaco, tal fue la opresión que le atenazó el pecho, como si se lo hubieran apretado con un tomo. Pero luego sobrevino el orgasmo de Danielle, y ya no sintió nada que no fuera placer. Oleada tras oleada de placer. ¡Un placer glorioso, arrebatador, explosivo!
Estaba empezando a volver a la realidad cuando sintió la boca de ___________, cálida y húmeda, en el cuello. Se había acurrucado en su regazo, abrazado a él… y el suspiro que soltó fue el de una mujer saciada, feliz.
Aquel suspiro le provocó una satisfacción enorme, incomparable. Si alguien en el mundo se merecía estar contenta, saciada, ésa era ___________. Lo único que le faltaba era concebir un bebé. Con un poco de suerte, en una semana, sería capaz de hacerle eso también.
Mientras tanto…
Esperó unos minutos antes de moverse, hasta que resultó obvio que se había quedado dormida. Con mucho cuidado, la tumbó en la cama antes de apartarse. Bostezó; él también estaba cansado.
¿Qué sería lo siguiente que intentaría con ella?, se preguntó cuando ya empezaba a adormilarse.
Las posibilidades, sin duda, eran infinitas…
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
ooooooooooooooooo esta de lo mejor porfa siguelaaaaaaaa :affraid: :affraid: :affraid: :o :D :)
lau_13
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
NOOOOOOOOOOOOO QUE BUEN CAPITULOOOOOOO! :|
SUBI MAAAAAAAAAAS POR FIIIIIIS :o
SUBI MAAAAAAAAAAS POR FIIIIIIS :o
radiatedalove
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
¡¡OOOOMJJJJJ!!
¡¡SIGUEEEEEEEELAAAAAAAA!!
¡¡SIGUEEEEEEEELAAAAAAAA!!
{@idrunkniall.}
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
Ahhhhhhhh SIGUELAAAAA!!
Esta demasiado pro demasiado Buenaaa!
La amooooo!!
Siguelaaaa! :D
Esta demasiado pro demasiado Buenaaa!
La amooooo!!
Siguelaaaa! :D
Dayi_JonasLove!*
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
Hola
wow veo
que Nick ya comenzo su
trabajo y lo esta haciendo
muy bien :twisted:
y dejame decirte tu nove esta
para kedarse asi
plis siguela que esta buenisima
bye kisses nicky
wow veo
que Nick ya comenzo su
trabajo y lo esta haciendo
muy bien :twisted:
y dejame decirte tu nove esta
para kedarse asi
plis siguela que esta buenisima
bye kisses nicky
NickyL.A Baby
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
nick.loveyou escribió:¡¡OOOOMJJJJJ!!
¡¡SIGUEEEEEEEELAAAAAAAA!!
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
Mee encantaa!!
Seguiilaaaaaaaaaaaaaaa!!
maiih* [:
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
:affraid: :affraid: :affraid: :affraid: :affraid: como la dejas asi :face: :face: :face: eso fue lo mejor k he leido!!! :twisted: :twisted: :twisted: :twisted:
sube cap rapido xfaaaa :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce:
sube cap rapido xfaaaa :bounce: :bounce: :bounce: :bounce: :bounce:
karliss_jonatiika <3
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
:cheers: LET'S MAKE A BABY, TIGER :cheers:
MarieMoonLight
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