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Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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De quien quereis que sea la próxima novela?
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
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Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
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Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
hola
ahhhh
oh si nick
tendra mucho que
practicar
mucho mucho :twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted:
plis siguela
que muero de ganas x ver como sera la luna de miel
bye kisses nicky
ahhhh
oh si nick
tendra mucho que
practicar
mucho mucho :twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted: :twisted:
plis siguela
que muero de ganas x ver como sera la luna de miel
bye kisses nicky
NickyL.A Baby
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
[porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa siguela esta rebuenaaaaaa es la mejor :affraid: :bounce: :D :) :flower: :queen:
lau_13
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
SI SIGUELA PLISSS
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
♥..:Tiff:..♥
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
andale xfa xfa xfa siguela siguela :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: :lol: siguela siiiiiiiiiiiiiiiiii :lol: :lol: :lol:
MissKeynes96
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
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Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
Capítulo 6
La mañana del sábado sorprendió a ___________ con otra crisis de auto confianza, en esa ocasión generada por ella misma. ¿Cómo era posible que hubiera escuchado los consejos de Danielle? No era tanto la ropa nueva lo que le molestaba como el hecho de que la hubiera convencido de que fuera a aquel salón de belleza.
¡Debía de haber estado loca! El timbre del teléfono le hizo soltar un gruñido. Debía de ser Nick, para preguntarle si estaba lista. Le había telefoneado la noche anterior para avisarla de que pasaría a buscarla a las ocho de la mañana, y sólo faltaban cinco minutos.
___________ llevaba levantada desde que su reloj despertador sonó poco después de las seis. Había rechazado el desayuno de Roberta, diciéndole que ya comería algo en el aeropuerto. Estaba tan nerviosa, que sabía que sería incapaz de digerir nada.
Y ahora el momento había llegado, el momento con el que había estado soñando toda la mañana y que de repente ahora la aterrorizaba tanto.
—Sí, Nick —dijo nada más descolgar—. Ya estoy lista…
—Ahora mismo bajo.
Nada más colgar. ___________ se apresuró a mirarse en el espejo por enésima vez en esa mañana. Se alegraba de que el pantalón blanco de cintura baja fuera de tela elástica, porque era extremadamente ajustado, y parecía adherirse a su trasero y a sus muslos como una segunda piel. Lo cual, combinado con las sandalias plateadas de tacón alto, resaltaba la longitud de sus piernas… y la hacía parecer sexy.
El conjunto entero era sexy, sobre todo la blusa blanca y negra, con el pronunciado escote. Quizá si no hubiera llevado sujetador habría parecido menos provocativa. Pero el sujetador de encaje negro que había elegido atraía precisamente la mirada hacia el escote…
___________ casi se alegraba de llevar una chaqueta vaquera para cubrirse, aunque por desgracia el escote seguía quedando a la vista. Además, la chaqueta tendría que quitársela en cuanto subiera al avión. O, al menos, cuando desembarcaran en Caims. Su destino turístico tenía una temperatura medio de veintiocho grados, incluso a esas alturas del año, y una humedad muy alta.
Llevaba ropa para soportar aquel calor: diminutas camisetas y shorts, unos cuantos diminutos vestidos y dos trajes de baño especialmente diminutos: un biquini rojo, con una parte inferior que era en realidad un tanga, y un bañador de una sola pieza que le había parecido engañosamente pudoroso colgado en la percha, pero que no lo era en realidad.
A pesar de tener la figura adecuada para lucir esa clase de ropa, ___________ no se sentía nada cómoda exhibiendo su cuerpo. Se había dejado convencer para comprarse todas aquellas cosas por Danielle, que era una mujer extremadamente persuasiva. No le extrañaba que le estuviera yendo tan bien en el negocio inmobiliario.
«Estoy guapa», decidió ___________. En aquel salón de belleza sabían trabajar bien. Era sólo que tenía la sensación de que la chica que la estaba mirando desde el espejo no era ella. No, esa chica era demasiado moderna. Y, sí, sexy.
Otra vez la palabra: sexy.
De repente pensó en la pintura que había terminado la noche anterior y que estaba oculta en un armario, junto con la otra. Ambas eran buenas. Muy buenas. Sus mejores obras.
¿Se atrevería a enseñárselas algún día a Nick?
Lo dudaba seriamente.
«Al fin», pensó Nick, entrando apresurado en el estudio.
En unas pocas horas estarían en Cairns. Luego, tras un corto vuelo en helicóptero, en Dream Island, donde estarían solos en la villa más lujosa y cara de todo el complejo.
¡Apenas podía esperar!
La semana que acababa de pasar había sido una de las más largas de su vida. En cierta forma había conseguido distraerse de su creciente frustración trabajando largas horas en la oficina, después de lo cual se había empleado a fondo en el gimnasio para caer rendido en la cama. Pero aún así la espera se le había hecho interminable. Le habría sentado bien poder jugar al golf. El golf siempre conseguía relajarlo. Pero Joe estaba fuera de luna de miel y Kevin andaba desbordado de trabajo, vendiendo cosas y haciendo dinero, ya que Danielle se había pasado la mayor parte de aquella semana con ___________.
Esa mañana se había despertado excitado y aliviado. En ese momento sólo se sentía excitado.
No se había molestado en llamar. Había entrado sin más. Y se había quedado paralizado de asombro.
—¡Dios mío! —exclamó.
Seguir el consejo de Danielle había merecido finalmente la pena, pensó ___________ con una punzada de placer. Aunque no hubiera sido nada más que para ver la cara que había puesto Nick.
La expresión de sus ojos quizá no fuera de amor, pero era lo que más se acercaba. La barrió con los ojos de la cabeza a los pies, boquiabierto.
Finalmente cerró la boca, y sonrió. Una sonrisa supersensual.
—¡Guau!
Esa única palabra la ayudó a recuperar la confianza que había perdido. Le devolvió la sonrisa.
—He seguido los consejos de Danielle. Ya era hora de que cambiara de aspecto, ¿no te parece? ¿Qué piensas de mi nueva imagen? —dio una vuelta completa. Tenía el cabello más brillante y flotaba en capas sobre sus hombros.
—Pienso —pronunció con un brillo en sus ojos oscuros—, que si no salimos de aquí ahora mismo, perderemos ese avión. ¡Así que dame tu equipaje, preciosa, y vámonos ya!
Eso mismo fue lo que hizo ___________, eufórica, antes de ponerse la chaqueta, colgarse la bolsa de viaje al hombro y calarse sus elegantes gafas de sol.
Nick no dejó de contemplarla admirado durante todo el camino hasta el aeropuerto, con expresiones que iban de la diversión irónica a la abierta admiración. No se mostró tan contento durante la corta caminata a través de la terminal, sin embargo, cuando los demás hombres se fijaron en ella. Uno incluso se atrevió a silbarle.
—Granuja libidinoso… —masculló entre dientes.
___________ no estaba muy segura de que le gustara llamar tanto la atención. Se sentía rara. No estaba acostumbrada a que se la quedaran mirando. Pero le agradaba que su marido se pusiera celoso. Aun así, se alegró cuando por fin embarcaron y pudieron estar solos, en la primera clase del avión.
—Voy a tener que practicar mi cinturón negro de kárate —le comentó él una vez que colocaron su equipaje y se abrocharon el cinturón.
—¿Para qué?
—Para pegar a tus admiradores.
___________ se sonrojó de placer.
—No seas tonto.
—No soy tonto, sino sincero. Apenas te reconocí esta mañana. ___________. Estás pecaminosamente sexy.
___________ decidió no tomarse a mal su comentario. Porque tenía razón. Parecía diferente, y sí, también sexy.
—Ayer me pasé todo el día en el salón de belleza, así que debo advertirte, antes de que recibas el saldo de tu cuenta, que el tratamiento me ha costado una pequeña fortuna —un precio exorbitante, pero que había merecido la pena. Le habían blanqueado los dientes, le habían cortado y teñido el pelo, le habían agrandado los labios y depilado las cejas, le habían hecho la manicura… Incluso le habían depilado el vello del cuerpo, dejándole la piel tan lisa como una bola de billar. Hasta el último centímetro.
Oh, vaya… Se había olvidado de eso por un momento. Tragó saliva, nerviosa. ¿Debería mencionárselo en ese momento, o dejar que lo descubriera por sí mismo después?
Al final, optó por no decirle nada.
—Y mi vestuario también ha costado mucho —le informó. Al parecer, el tipo de belleza que deslumbraba a los hombres costaba un montón de dinero.
—Mi dinero es tu dinero, cariño… —sonrió mientras le tomaba la mano y se la llevaba a los labios.
Nick comprendió inmediatamente que no debería haberla tocado. Pero era demasiado tarde…
La contempló con una mezcla de curiosidad y excitación mientras le lamía suavemente las puntas de los dedos, y se metía deliberadamente su dedo corazón en la boca.
La ___________ de antes se habría quedado consternada. ¿Qué haría aquella nueva ___________?
Vio que la sorpresa que se había dibujado en sus ojos se transformaba en otra cosa. Se le dilataron las pupilas, entornó los párpados. Cuando empezó a chuparle el dedo, vio que entreabría los labios dejando escapar un leve gemido. Un gemido no de asombro, sino de placer: de puro placer sensual.
Nick siempre había sabido que ___________ era una criatura sensible y apasionada. Sólo su timidez y su falta de experiencia le habían impedido aportar una mayor creatividad a su vida sexual. Y él no había querido molestarla con demandas o peticiones que ella habría podido encontrar repulsivas, o desagradables.
En ese momento, sin embargo, se daba cuenta de que aquella nueva ___________ muy bien podía estar preparada para ampliar sus horizontes. Le excitaba imaginársela haciéndole a él lo mismo que él estaba haciendo con su dedo…
La vista del asistente de vuelo acercándose con el carrito de las bebidas lo obligó a interrumpirse. No obstante, resultó gratificante escuchar su gemido de protesta. Evidentemente estaba tan excitada como él, quizá incluso más. Tenía una mirada vidriosa que sugería que se había rendido totalmente a aquella caricia, ajena por completo a lo que la rodeaba. Sólo una intensa excitación sexual podía producir aquel efecto.
Pensó que aquella segunda luna de miel iba a ser todavía mejor de lo que había esperado.
—¿Les apetece alguna bebida, señores? —inquirió el asistente.
Nick se volvió hacia ___________, que seguía algo aturdida.
—¿Un poco de champán, cariño?
Parpadeó carias veces, asombrada, y asintió con la cabeza.
—Champán para la dama y un escocés doble para mí. Sin hielo.
___________ se bebió de un trago la copa mientras Nick saboreaba lentamente su whisky, paladeando al mismo tiempo la deliciosa perspectiva que tenía por delante. Aquella nueva ___________ estaba más que preparada y dispuesta para gozar de su segunda luna de miel. De repente, convertirla en madre había dejado de ser su objetivo principal. Lo primero era desahogar la frustración que había tenido que soportar durante los últimos tres meses.
Al volver, el asistente de vuelo se detuvo con la intención de rellenar sus vasos.
___________ se había quedado mirando su vaso, sorprendida de verlo vacío.
—No, gracias —dijo al asistente, y le devolvió el vaso. Ya estaba experimentando el efecto del alcohol en su estómago en ayunas y se sentía ligeramente mareada.
Aunque quizá no fuera el champán. Se sentía con la cabeza ligera desde que Nick le había hecho eso. Cerró con fuerza los dedos sobre los brazos de su asiento mientras evocaba lo que había sentido cuando Nick le lamió el dedo. No había querido que se detuviera. No le había importado dónde estaban, o que alguien pudiera verlos.
Y, cuando Nick se sacó su dedo de la boca, incluso había soltado un gemido de protesta.
El recuerdo le provocó una súbita oleada de vergüenza. ¿Qué debía de pensar Nick de ella?
—No —le dijo él con tono suave.
—¿No qué? —se volvió para mirarlo.
—No tienes por qué avergonzarte.
—¿Cómo…? —se interrumpió al darse cuenta de que se había puesto colorada—. Debes de pensar que soy tonta… —toda su anterior euforia se trocó en consternación. El proyecto de Danielle de convertirla en una mujer descarada y sexy había estado condenado al fracaso desde el principio. Ella no podía adquirir esa clase de confianza en sí misma. Nunca la había tenido, ni siquiera antes de su aborto.
—No pienso eso en absoluto —replicó Nick—. De hecho, admiro los cambios que has hecho en tu aspecto durante esta última semana. Estás increíble. Pero eso no es lo mismo que cambiar la persona que eres por dentro. Eres básicamente tímida. ___________. Tú nunca podrías ser una exhibicionista, algo de lo cual yo me alegro. Yo nunca me habría casado con una chica que disfrutara haciendo el amor delante de todo el mundo.
—¡Pero si eso es lo que acabas de hacer ahora mismo! —protestó ella—. Y a mí me ha gustado. Yo…
Su sonrisa la desconcertó.
—Lo sé —repuso él—, pero eso fue porque estabas tan excitada que te olvidaste de que estábamos en un lugar público.
—¿Cómo lo sabes?
—Créeme, lo sé.
___________ se lo quedó mirando fijamente.
—Soy bastante mayor que tú, ___________. Y mucho más experimentado. Reconozco los síntomas. Lo siento si te he hecho pasar vergüenza. No era mi intención hacer lo que hice. Lo que pasa es que me excité tanto que, por un momento, perdí el control.
—¿Tú? —le resultaba increíble que su marido pudiera llegar a perder el control. No lo había creído posible. No con ella, al menos.
—No te sorprendas tanto. ¿Tienes alguna idea de lo frustrado que me he sentido durante estos últimos meses? Algunas noches estaba que me subía por las paredes.
«Claro», se dijo ___________. Porque no era tanto el deseo por ella lo que le había hecho perder el control, sino simplemente el deseo de sexo…
Debería haberlo adivinado. Superado un primer momento de decepción, intentó pensar con un mínimo de lógica. No tenía sentido aspirar a la luna. Ya había sabido cómo era las cosas cuando aceptó aquella segunda luna de miel. Nick no la amaba. Sin embargo, aparentemente, tampoco le había sido infiel. Debería sentirse agradecida por ello. Y aprovecharse precisamente de su frustración.
Porque lo cierto era que él no había sido el único en subirse por las paredes, al menos durante aquella última semana…
—¿Con cuántas chicas has estado? —le preguntó de pronto.
—¡Vaya una pregunta! No tengo ni idea.
—¿Tantas han sido?
—Yo no me preocuparía por ellas si fuera tú. Me olvidé de todas desde el momento en que tú apareciste.
No le extrañaba, pensó ___________, cínica. Al fin y al cabo, la había escogido para ser la madre de sus hijos.
—¿Por qué yo? —inquirió en un impulso, a sabiendas de que estaba pisando un terreno muy resbaladizo.
—Porque eras perfecta.
Una respuesta inteligente.
—¿Te importó que fuera virgen?
—¿Importarme? —pareció sorprenderse—. ¿Por qué habría de haberme importado?
___________ se encogió de hombros.
—Porque no tenía experiencia. Tengo la sensación de que, al cabo de un tiempo, te parecí aburrida en la cama.
—A mí nunca me has parecido aburrida en la cama.
—Oh, vamos. Nick. Si vamos a dar un nuevo impulso a nuestra relación, lo menos que puedes hacer es ser sincero…
Nick se daba cuenta de que la situación estaba empezando a escapársele de las manos.
—___________, cariño, estoy siendo sincero. Yo nunca he pensado que eras aburrida en la cama. Pero eso no significa que no haya querido, en algún momento, imprimir a nuestra vida sexual un rumbo más… imaginativo. Y tengo la impresión de que tú no te opondrías si intentase hacer eso mismo durante esta segunda luna de miel. Pero, si es que te he interpretado mal, te sugiero que me lo digas ahora.
—¿Qué quieres decir con eso de un… rumbo más imaginativo?
—No creo que éste sea el lugar más adecuado para que entremos en detalles. Si confías en mí, sin embargo, como un hombre experimentado, te lo demostraré cuando lleguemos a Dream Island —le lanzó una seductora mirada—. Te prometo que no haré nada que tú puedas encontrar, er… excesivo.
—¿Cómo qué?
Nick se encogió de hombros.
—Como atarte a la cama —respondió de manera frívola, y se arrepintió de inmediato.
Vio que abría mucho los ojos, pero no distinguió brillo de alarma alguno en sus profundidades. Sólo sorpresa. Y quizás un leve fulgor de excitación.
Nick desterró aquella técnica amatoria como una de las posibilidades. Le excitaba insoportablemente imaginarse a ___________ desnuda en una cama, con los brazos por encima de la cabeza y las muñecas atadas a las barras del cabecero. Sospechaba que ella podría disfrutar de la experiencia tanto como él. Que podría entregarse con tanto entusiasmo como lo había hecho unos minutos antes, cuando le lamió el dedo. Se sentiría impotente para detenerlo, y disfrutaría aun más cuando él hubiera logrado vencer su timidez. Estaba seguro de ello.
—Por supuesto, podemos hacerlo si tú me lo pides… —añadió él.
El asistente escogió aquel momento para interrumpirlos con la comida. Nick vio que ___________ se sonrojaba intensamente mientras recibía la bandeja. No tenía la menor duda de que le preocupaba que el hombre hubiera llegado a escuchar su conversación. O quizá se tratara de un rubor de excitación…
Nick esperaba que fuera esto último. Probablemente porque él mismo estaba terriblemente excitado, para su sorpresa. Era una lástima que todavía faltara tanto para llegar a Dream Island. Realmente tendría que poner coto a una conversación tan provocativa. La espera no le iba a sentar nada bien. Pero no tenía intención de apresurar las cosas con ___________.
Así que durante la comida ejercitó un implacable control sobre su mente y su cuerpo, después de lo cual reclinó su asiento y le dijo a ___________ que iba dormir un poco.
—Despiértame cuando lleguemos, cariño —y cerró los ojos…
La mañana del sábado sorprendió a ___________ con otra crisis de auto confianza, en esa ocasión generada por ella misma. ¿Cómo era posible que hubiera escuchado los consejos de Danielle? No era tanto la ropa nueva lo que le molestaba como el hecho de que la hubiera convencido de que fuera a aquel salón de belleza.
¡Debía de haber estado loca! El timbre del teléfono le hizo soltar un gruñido. Debía de ser Nick, para preguntarle si estaba lista. Le había telefoneado la noche anterior para avisarla de que pasaría a buscarla a las ocho de la mañana, y sólo faltaban cinco minutos.
___________ llevaba levantada desde que su reloj despertador sonó poco después de las seis. Había rechazado el desayuno de Roberta, diciéndole que ya comería algo en el aeropuerto. Estaba tan nerviosa, que sabía que sería incapaz de digerir nada.
Y ahora el momento había llegado, el momento con el que había estado soñando toda la mañana y que de repente ahora la aterrorizaba tanto.
—Sí, Nick —dijo nada más descolgar—. Ya estoy lista…
—Ahora mismo bajo.
Nada más colgar. ___________ se apresuró a mirarse en el espejo por enésima vez en esa mañana. Se alegraba de que el pantalón blanco de cintura baja fuera de tela elástica, porque era extremadamente ajustado, y parecía adherirse a su trasero y a sus muslos como una segunda piel. Lo cual, combinado con las sandalias plateadas de tacón alto, resaltaba la longitud de sus piernas… y la hacía parecer sexy.
El conjunto entero era sexy, sobre todo la blusa blanca y negra, con el pronunciado escote. Quizá si no hubiera llevado sujetador habría parecido menos provocativa. Pero el sujetador de encaje negro que había elegido atraía precisamente la mirada hacia el escote…
___________ casi se alegraba de llevar una chaqueta vaquera para cubrirse, aunque por desgracia el escote seguía quedando a la vista. Además, la chaqueta tendría que quitársela en cuanto subiera al avión. O, al menos, cuando desembarcaran en Caims. Su destino turístico tenía una temperatura medio de veintiocho grados, incluso a esas alturas del año, y una humedad muy alta.
Llevaba ropa para soportar aquel calor: diminutas camisetas y shorts, unos cuantos diminutos vestidos y dos trajes de baño especialmente diminutos: un biquini rojo, con una parte inferior que era en realidad un tanga, y un bañador de una sola pieza que le había parecido engañosamente pudoroso colgado en la percha, pero que no lo era en realidad.
A pesar de tener la figura adecuada para lucir esa clase de ropa, ___________ no se sentía nada cómoda exhibiendo su cuerpo. Se había dejado convencer para comprarse todas aquellas cosas por Danielle, que era una mujer extremadamente persuasiva. No le extrañaba que le estuviera yendo tan bien en el negocio inmobiliario.
«Estoy guapa», decidió ___________. En aquel salón de belleza sabían trabajar bien. Era sólo que tenía la sensación de que la chica que la estaba mirando desde el espejo no era ella. No, esa chica era demasiado moderna. Y, sí, sexy.
Otra vez la palabra: sexy.
De repente pensó en la pintura que había terminado la noche anterior y que estaba oculta en un armario, junto con la otra. Ambas eran buenas. Muy buenas. Sus mejores obras.
¿Se atrevería a enseñárselas algún día a Nick?
Lo dudaba seriamente.
«Al fin», pensó Nick, entrando apresurado en el estudio.
En unas pocas horas estarían en Cairns. Luego, tras un corto vuelo en helicóptero, en Dream Island, donde estarían solos en la villa más lujosa y cara de todo el complejo.
¡Apenas podía esperar!
La semana que acababa de pasar había sido una de las más largas de su vida. En cierta forma había conseguido distraerse de su creciente frustración trabajando largas horas en la oficina, después de lo cual se había empleado a fondo en el gimnasio para caer rendido en la cama. Pero aún así la espera se le había hecho interminable. Le habría sentado bien poder jugar al golf. El golf siempre conseguía relajarlo. Pero Joe estaba fuera de luna de miel y Kevin andaba desbordado de trabajo, vendiendo cosas y haciendo dinero, ya que Danielle se había pasado la mayor parte de aquella semana con ___________.
Esa mañana se había despertado excitado y aliviado. En ese momento sólo se sentía excitado.
No se había molestado en llamar. Había entrado sin más. Y se había quedado paralizado de asombro.
—¡Dios mío! —exclamó.
Seguir el consejo de Danielle había merecido finalmente la pena, pensó ___________ con una punzada de placer. Aunque no hubiera sido nada más que para ver la cara que había puesto Nick.
La expresión de sus ojos quizá no fuera de amor, pero era lo que más se acercaba. La barrió con los ojos de la cabeza a los pies, boquiabierto.
Finalmente cerró la boca, y sonrió. Una sonrisa supersensual.
—¡Guau!
Esa única palabra la ayudó a recuperar la confianza que había perdido. Le devolvió la sonrisa.
—He seguido los consejos de Danielle. Ya era hora de que cambiara de aspecto, ¿no te parece? ¿Qué piensas de mi nueva imagen? —dio una vuelta completa. Tenía el cabello más brillante y flotaba en capas sobre sus hombros.
—Pienso —pronunció con un brillo en sus ojos oscuros—, que si no salimos de aquí ahora mismo, perderemos ese avión. ¡Así que dame tu equipaje, preciosa, y vámonos ya!
Eso mismo fue lo que hizo ___________, eufórica, antes de ponerse la chaqueta, colgarse la bolsa de viaje al hombro y calarse sus elegantes gafas de sol.
Nick no dejó de contemplarla admirado durante todo el camino hasta el aeropuerto, con expresiones que iban de la diversión irónica a la abierta admiración. No se mostró tan contento durante la corta caminata a través de la terminal, sin embargo, cuando los demás hombres se fijaron en ella. Uno incluso se atrevió a silbarle.
—Granuja libidinoso… —masculló entre dientes.
___________ no estaba muy segura de que le gustara llamar tanto la atención. Se sentía rara. No estaba acostumbrada a que se la quedaran mirando. Pero le agradaba que su marido se pusiera celoso. Aun así, se alegró cuando por fin embarcaron y pudieron estar solos, en la primera clase del avión.
—Voy a tener que practicar mi cinturón negro de kárate —le comentó él una vez que colocaron su equipaje y se abrocharon el cinturón.
—¿Para qué?
—Para pegar a tus admiradores.
___________ se sonrojó de placer.
—No seas tonto.
—No soy tonto, sino sincero. Apenas te reconocí esta mañana. ___________. Estás pecaminosamente sexy.
___________ decidió no tomarse a mal su comentario. Porque tenía razón. Parecía diferente, y sí, también sexy.
—Ayer me pasé todo el día en el salón de belleza, así que debo advertirte, antes de que recibas el saldo de tu cuenta, que el tratamiento me ha costado una pequeña fortuna —un precio exorbitante, pero que había merecido la pena. Le habían blanqueado los dientes, le habían cortado y teñido el pelo, le habían agrandado los labios y depilado las cejas, le habían hecho la manicura… Incluso le habían depilado el vello del cuerpo, dejándole la piel tan lisa como una bola de billar. Hasta el último centímetro.
Oh, vaya… Se había olvidado de eso por un momento. Tragó saliva, nerviosa. ¿Debería mencionárselo en ese momento, o dejar que lo descubriera por sí mismo después?
Al final, optó por no decirle nada.
—Y mi vestuario también ha costado mucho —le informó. Al parecer, el tipo de belleza que deslumbraba a los hombres costaba un montón de dinero.
—Mi dinero es tu dinero, cariño… —sonrió mientras le tomaba la mano y se la llevaba a los labios.
Nick comprendió inmediatamente que no debería haberla tocado. Pero era demasiado tarde…
La contempló con una mezcla de curiosidad y excitación mientras le lamía suavemente las puntas de los dedos, y se metía deliberadamente su dedo corazón en la boca.
La ___________ de antes se habría quedado consternada. ¿Qué haría aquella nueva ___________?
Vio que la sorpresa que se había dibujado en sus ojos se transformaba en otra cosa. Se le dilataron las pupilas, entornó los párpados. Cuando empezó a chuparle el dedo, vio que entreabría los labios dejando escapar un leve gemido. Un gemido no de asombro, sino de placer: de puro placer sensual.
Nick siempre había sabido que ___________ era una criatura sensible y apasionada. Sólo su timidez y su falta de experiencia le habían impedido aportar una mayor creatividad a su vida sexual. Y él no había querido molestarla con demandas o peticiones que ella habría podido encontrar repulsivas, o desagradables.
En ese momento, sin embargo, se daba cuenta de que aquella nueva ___________ muy bien podía estar preparada para ampliar sus horizontes. Le excitaba imaginársela haciéndole a él lo mismo que él estaba haciendo con su dedo…
La vista del asistente de vuelo acercándose con el carrito de las bebidas lo obligó a interrumpirse. No obstante, resultó gratificante escuchar su gemido de protesta. Evidentemente estaba tan excitada como él, quizá incluso más. Tenía una mirada vidriosa que sugería que se había rendido totalmente a aquella caricia, ajena por completo a lo que la rodeaba. Sólo una intensa excitación sexual podía producir aquel efecto.
Pensó que aquella segunda luna de miel iba a ser todavía mejor de lo que había esperado.
—¿Les apetece alguna bebida, señores? —inquirió el asistente.
Nick se volvió hacia ___________, que seguía algo aturdida.
—¿Un poco de champán, cariño?
Parpadeó carias veces, asombrada, y asintió con la cabeza.
—Champán para la dama y un escocés doble para mí. Sin hielo.
___________ se bebió de un trago la copa mientras Nick saboreaba lentamente su whisky, paladeando al mismo tiempo la deliciosa perspectiva que tenía por delante. Aquella nueva ___________ estaba más que preparada y dispuesta para gozar de su segunda luna de miel. De repente, convertirla en madre había dejado de ser su objetivo principal. Lo primero era desahogar la frustración que había tenido que soportar durante los últimos tres meses.
Al volver, el asistente de vuelo se detuvo con la intención de rellenar sus vasos.
___________ se había quedado mirando su vaso, sorprendida de verlo vacío.
—No, gracias —dijo al asistente, y le devolvió el vaso. Ya estaba experimentando el efecto del alcohol en su estómago en ayunas y se sentía ligeramente mareada.
Aunque quizá no fuera el champán. Se sentía con la cabeza ligera desde que Nick le había hecho eso. Cerró con fuerza los dedos sobre los brazos de su asiento mientras evocaba lo que había sentido cuando Nick le lamió el dedo. No había querido que se detuviera. No le había importado dónde estaban, o que alguien pudiera verlos.
Y, cuando Nick se sacó su dedo de la boca, incluso había soltado un gemido de protesta.
El recuerdo le provocó una súbita oleada de vergüenza. ¿Qué debía de pensar Nick de ella?
—No —le dijo él con tono suave.
—¿No qué? —se volvió para mirarlo.
—No tienes por qué avergonzarte.
—¿Cómo…? —se interrumpió al darse cuenta de que se había puesto colorada—. Debes de pensar que soy tonta… —toda su anterior euforia se trocó en consternación. El proyecto de Danielle de convertirla en una mujer descarada y sexy había estado condenado al fracaso desde el principio. Ella no podía adquirir esa clase de confianza en sí misma. Nunca la había tenido, ni siquiera antes de su aborto.
—No pienso eso en absoluto —replicó Nick—. De hecho, admiro los cambios que has hecho en tu aspecto durante esta última semana. Estás increíble. Pero eso no es lo mismo que cambiar la persona que eres por dentro. Eres básicamente tímida. ___________. Tú nunca podrías ser una exhibicionista, algo de lo cual yo me alegro. Yo nunca me habría casado con una chica que disfrutara haciendo el amor delante de todo el mundo.
—¡Pero si eso es lo que acabas de hacer ahora mismo! —protestó ella—. Y a mí me ha gustado. Yo…
Su sonrisa la desconcertó.
—Lo sé —repuso él—, pero eso fue porque estabas tan excitada que te olvidaste de que estábamos en un lugar público.
—¿Cómo lo sabes?
—Créeme, lo sé.
___________ se lo quedó mirando fijamente.
—Soy bastante mayor que tú, ___________. Y mucho más experimentado. Reconozco los síntomas. Lo siento si te he hecho pasar vergüenza. No era mi intención hacer lo que hice. Lo que pasa es que me excité tanto que, por un momento, perdí el control.
—¿Tú? —le resultaba increíble que su marido pudiera llegar a perder el control. No lo había creído posible. No con ella, al menos.
—No te sorprendas tanto. ¿Tienes alguna idea de lo frustrado que me he sentido durante estos últimos meses? Algunas noches estaba que me subía por las paredes.
«Claro», se dijo ___________. Porque no era tanto el deseo por ella lo que le había hecho perder el control, sino simplemente el deseo de sexo…
Debería haberlo adivinado. Superado un primer momento de decepción, intentó pensar con un mínimo de lógica. No tenía sentido aspirar a la luna. Ya había sabido cómo era las cosas cuando aceptó aquella segunda luna de miel. Nick no la amaba. Sin embargo, aparentemente, tampoco le había sido infiel. Debería sentirse agradecida por ello. Y aprovecharse precisamente de su frustración.
Porque lo cierto era que él no había sido el único en subirse por las paredes, al menos durante aquella última semana…
—¿Con cuántas chicas has estado? —le preguntó de pronto.
—¡Vaya una pregunta! No tengo ni idea.
—¿Tantas han sido?
—Yo no me preocuparía por ellas si fuera tú. Me olvidé de todas desde el momento en que tú apareciste.
No le extrañaba, pensó ___________, cínica. Al fin y al cabo, la había escogido para ser la madre de sus hijos.
—¿Por qué yo? —inquirió en un impulso, a sabiendas de que estaba pisando un terreno muy resbaladizo.
—Porque eras perfecta.
Una respuesta inteligente.
—¿Te importó que fuera virgen?
—¿Importarme? —pareció sorprenderse—. ¿Por qué habría de haberme importado?
___________ se encogió de hombros.
—Porque no tenía experiencia. Tengo la sensación de que, al cabo de un tiempo, te parecí aburrida en la cama.
—A mí nunca me has parecido aburrida en la cama.
—Oh, vamos. Nick. Si vamos a dar un nuevo impulso a nuestra relación, lo menos que puedes hacer es ser sincero…
Nick se daba cuenta de que la situación estaba empezando a escapársele de las manos.
—___________, cariño, estoy siendo sincero. Yo nunca he pensado que eras aburrida en la cama. Pero eso no significa que no haya querido, en algún momento, imprimir a nuestra vida sexual un rumbo más… imaginativo. Y tengo la impresión de que tú no te opondrías si intentase hacer eso mismo durante esta segunda luna de miel. Pero, si es que te he interpretado mal, te sugiero que me lo digas ahora.
—¿Qué quieres decir con eso de un… rumbo más imaginativo?
—No creo que éste sea el lugar más adecuado para que entremos en detalles. Si confías en mí, sin embargo, como un hombre experimentado, te lo demostraré cuando lleguemos a Dream Island —le lanzó una seductora mirada—. Te prometo que no haré nada que tú puedas encontrar, er… excesivo.
—¿Cómo qué?
Nick se encogió de hombros.
—Como atarte a la cama —respondió de manera frívola, y se arrepintió de inmediato.
Vio que abría mucho los ojos, pero no distinguió brillo de alarma alguno en sus profundidades. Sólo sorpresa. Y quizás un leve fulgor de excitación.
Nick desterró aquella técnica amatoria como una de las posibilidades. Le excitaba insoportablemente imaginarse a ___________ desnuda en una cama, con los brazos por encima de la cabeza y las muñecas atadas a las barras del cabecero. Sospechaba que ella podría disfrutar de la experiencia tanto como él. Que podría entregarse con tanto entusiasmo como lo había hecho unos minutos antes, cuando le lamió el dedo. Se sentiría impotente para detenerlo, y disfrutaría aun más cuando él hubiera logrado vencer su timidez. Estaba seguro de ello.
—Por supuesto, podemos hacerlo si tú me lo pides… —añadió él.
El asistente escogió aquel momento para interrumpirlos con la comida. Nick vio que ___________ se sonrojaba intensamente mientras recibía la bandeja. No tenía la menor duda de que le preocupaba que el hombre hubiera llegado a escuchar su conversación. O quizá se tratara de un rubor de excitación…
Nick esperaba que fuera esto último. Probablemente porque él mismo estaba terriblemente excitado, para su sorpresa. Era una lástima que todavía faltara tanto para llegar a Dream Island. Realmente tendría que poner coto a una conversación tan provocativa. La espera no le iba a sentar nada bien. Pero no tenía intención de apresurar las cosas con ___________.
Así que durante la comida ejercitó un implacable control sobre su mente y su cuerpo, después de lo cual reclinó su asiento y le dijo a ___________ que iba dormir un poco.
—Despiértame cuando lleguemos, cariño —y cerró los ojos…
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
NOOOO COMO LA DEJAS AHI!!!!!!!!?
TINES Q SEGUIRLA Y PRONTO!!!!!!!!!!
TINES Q SEGUIRLA Y PRONTO!!!!!!!!!!
Faby Evans Jonas
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
sigueeeeeeee sigueeeee xfaaaaaaaaaaa
karliss_jonatiika <3
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
HEY LINDAA NOVE SIGELA JAJAJ NUEVA LECTORA :D
Invitado
Invitado
Re: Luna de miel de un millonario (Nick y Tu)[TERMINADA]
wow me encantaa la novee:D
sigueelaa porfavorr
soy nueva lectoraaaa:)
sigueelaa porfavorr
soy nueva lectoraaaa:)
Yarijonas
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