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Trilogía Existence {Nick&_____}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
dios adoro cada vez mas a mi nick es tan hermoso
ta rayis lo quiere ahahahah q bien yo se q lo quiere
aunq me da lastima q lastime a kevin xq el también la quiere vamos coloca mas
ta rayis lo quiere ahahahah q bien yo se q lo quiere
aunq me da lastima q lastime a kevin xq el también la quiere vamos coloca mas
ElitzJb
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Capitulo 9
—¡No se parece para nada a nuestro gimnasio! ¡GAH! ¿Qué tan fantastico luce este lugar? —Demi se giró para vernos, sonriéndonos, extremadamente contenta por la decoración del gimnasio. Tenía razón. Habían hecho un excelente trabajo convirtiendo el gimnasio en una estrellada noche oceánica.
—Es impresionante. —Estuve de acuerdo, mientras el brazo de Kevin me acercaba más a él.
—¿Tienes ganas de bailar? —Me preguntó, mientras la música cambió a una canción lenta de Lady Gaga, Just Dance. Negué con la cabeza y miré en dirección a las mesas.
—¿Podemos sentarnos en una? No estoy segura de que mi costilla esté lista para este tipo de movimientos. —Me dirigió hacia las mesas, mientras Demi agarraba a Joe y lo arrastraba a la pista de baile. Me reí de la expresión de dolor de Joe y me volví para decirle algo a Kevin, cuando me di cuenta de que su atención se concentraba en la entrada. Había una mueca en su rostro. Nick acababa de entrar. Se veía impresionante en un par de pantalones vaqueros, una camiseta negra y botas militares. Me tomó un momento apartar mis ojos de él y notar que Kendra se pegaba a su lado. Estaba fundida y vertida en el vestido rojo que llevaba puesto. En realidad, no era un vestido en absoluto, sino algo que tenía pintado sobre su cuerpo. Los celos se encendieron en mi pecho a la vista del brazo de Nick alrededor de su cintura. Miré hacia arriba, a Kevin, quien seguía mirando a la pareja con disgusto.
—¿Estás bien? —Le pregunté y él apartó su mirada de Kendra y Nick.
Asintió con la cabeza, se detuvo y me estudió un momento.
—Tienes algunas clases con Nick y has estado hablando con él unas cuantas veces, ¿No es así? —Asentí, sin saber de qué se trataba, así que esperé por más—. Algo en él me inquieta. Kendra tiene algunos problemas que la hacen inestable y estoy empezando a preocuparme de que Nick no sea el tipo de persona que ella necesita. Parece oscuro y siniestro.
Mis celos fueron olvidados y se remplazaron por la ira ¿Kevin pensaba que Nick no era suficientemente bueno para Kendra, la perra del pueblo? Me las arreglé para mantener una furiosa ráfaga de risa y miré hacia la pista de baile deseando de alguna manera poder escaparme. Tenía que calmarme.
—¿Qué? Te ves molesta. No me malinterpretes, Kendra no me gusta, _______. No se trata de eso. —Tomó mi otro brazo y me atrajo hacia él para mirarlo. Su anterior expresión de hostilidad hacia Nick había desaparecido. Ahora parecía preocupado y por primera vez no me importaba calmar su preocupación.
—Mírame. No la quiero. Tú eres todo lo que quiero. Te amo, _______. No es así con Kendra. Simplemente no quiero que le hagan daño. Tiene...
—Problemas, sí, te he oído. —dije, interrumpiéndolo antes de que lo olvidara e hiciera una escena. Tomé una respiración profunda, recordándome a mí misma que me lo tomaba como algo personal debido a mis sentimientos por Nick—. Mira, si Nick Walker tiene algún interés en Kendra, entonces ella debe tener suerte. Por lo que sabemos, él es: inteligente, honesto, talentoso y compasivo.
Fulminé con mi mirada a Kevin quien parecía estar asimilando mis palabras. Quería decir algo más y seguir defendiendo a Nick pero sabía que había dicho suficiente.
—Necesito algo de beber. Enseguida regreso. —dije antes de girarme y alejarme. Era grosero, pero necesitaba poner un poco de espacio entre mi ira y Kevin.
Demi me saludó cuando pasé por donde bailaban ella y Joe. Forcé una sonrisa, pero seguí caminando. El vestido ceñido de Kendra llamó mi atención y me volví para verla envuelta alrededor de Nick, riendo y bailando de la manera que lo hacen las parejas, en cuestión de segundos. Los celos anudaron mi estómago debido a la forma en que Nick la sujetaba y la tocaba de maneras en que nunca me había tocado a mí. No me dirigí hacia la mesa de los refrescos. En su lugar, me dirigí a las puertas traseras. Necesitaba alejarme de Kevin y Nick. Hice una pausa en la puerta. Estar a solas en la oscuridad no podía ser una buena idea.
La risa de Kendra resonó en mis oídos y me decidí en ese momento, prefería hacer frente a la delicadamente escalofriante alma rubia que ver a Nick sosteniendo a Kendra.
La brisa de la noche se había enfriado en las últimas semanas. Envolví mis brazos alrededor de mi cintura y caminé hacia el campo de fútbol abandonado. Las emociones agitándose dentro de mí me dieron una sensación de valentía. Seguí andando, lejos de la música y las risas. Volví a pensar en el verano pasado, en el rancho de mi tía y lo fácil que las cosas habían sido. Había pasado mi tiempo montando caballos y ayudando a mi tía con la muerte de mi tío. Mamá me había sugerido que la fuera a visitar para que no estuviera sola. Había estado de acuerdo en ir, pensando que podría ayudar estar lejos de este pueblo y de los recuerdos de Jay. Lo había hecho, en un sentido. Después de unas pocas semanas, me había dado cuenta de que Jay y yo nunca estuvimos destinados a estar juntos. Otra ventaja de estar en el rancho había sido las almas errantes que parecían ser escasas. Había sido un breve respiro de mi vida. Sin embargo, las últimas semanas del verano, esperaba con interés volver a casa. Miré hacia atrás en el gimnasio y pensé en todas las cosas locas que habían sucedido desde mi regreso.
—¿Por qué no estás adentro bailando con tu cita? —La voz de Nick rompió el silencio, me giré y lo vi recostado contra la pared de cemento del estadio. Me encogí de hombros y agaché la cabeza, mientras estudiaba mis pies. No quería que viera el dolor o la envidia en mis ojos. Ya era bastante malo que probablemente ya lo supiera—. Se ve muy triste sentado en una mesa solo, —dijo Nick, en la noche silenciosa. Un parpadeo de culpa profunda en mi estómago, no era suficiente para enviarme adentro. Me encogí de hombros otra vez y no me encontré con su mirada penetrante. Se rió, el bajo y sexy sonido envió un escalofrío a través de mí—. Así que, ¿Te has decidido a intentar la cosa de ignorarme de nuevo, para ver si me voy? —Preguntó con un toque de humor en su voz.
Me mordí el labio para sonreír y negué con la cabeza.
—Sé que no funciona contigo.
—¿Por qué estás aquí, ______? ¿Qué pasa? —Preguntó en voz baja. De mala gana lo miré. Se veía tan increíblemente hermoso de pie con los brazos cruzados delante de su pecho. El pelo oscuro, que se curvaba en los extremos, parecía bailar en la brisa.
—Nada que te concierna. —Mentí. Él inclinó la cabeza hacia un lado y me dedicó una sonrisa maliciosa.
—¿En serio?
Asentí con la cabeza. —En serio.
Sus manos cayeron a los costados mientras se alejaba de la pared dando un paso hacia mí. —¿Verme bailar con Kendra no te molesta? — Preguntó en un ronco susurro. Sacudí la cabeza y miré hacia otro lado, negándome a retroceder ante su cercanía. Sus ojos me devoraron tan intensamente como si estuviera realmente tocándome. Mi corazón empezó a golpear con fuerza contra mis costillas y lo miré.
Sus ojos se movieron de mi vestido, a mi cara. —Sabía que el rosa pálido te sentaría. La mayoría de las chicas no pueden llevarlo, pero en ti, es perfecto.
Tragué saliva, atemorizada de que mi corazón estuviera a punto de explotar, justo en mi pecho. No quería pensar sobre la manera en que su mirada hacía que cada célula de mi cuerpo cobrara vida.
—Crees que no te quiero tocar de la misma manera en que toco a Kendra. Tienes razón. —Sus palabras cayeron como agua helada sobre mí y di un paso atrás, lejos de él, como si acabara de abofetearme. El latido de mi corazón disminuyó y tomé una rápida bocanada de aire, asustada, por un momento, de no ser capaz de respirar.
Su mano se acercó, agarró la mía y me levantó contra él. —Cuando toco a Kendra, mentalmente, me atemoriza tener que seguir fingiendo estar interesado en ella.
Dejé de tratar de retirar mi mano de la suya y me quedé mirándolo.
Esto sonaba como algo que yo quería oír.
—Cuando no puedo controlar mi necesidad de ti y me permito tocarte, se enciende un monstruo en mi interior sobre el que tengo miedo de perder el control. Tú me haces sentir cosas que nunca he sentido antes. Algo pasa —hizo una pausa y bajó la mirada de mis ojos a mis labios—, cuando estoy cerca de ti de esta manera, —tocó mis labios con la yema de su dedo y temblé. Cerró los ojos como si le doliera—, y cuando reaccionas de la manera en la que lo haces, siento el zarpazo dentro de mí, por tener lo que quiero.
Abrió los ojos y me miró con una intensidad que me hubiera asustado si no confiara en él completamente.
—Tú eres lo único que más quiero en el mundo, sin embargo lo único que no puedo tener. Porque tenerte completamente sería imposible. No puedes ir donde yo voy. —Se detuvo y acunó mi rostro entre sus manos—. El propósito de mi existencia es no tener una pareja. Es ser solitario y frío. Hasta ahora, ha sido todo lo que he conocido. Luego te convertiste en el designio y todo cambió. —Dejó caer las manos de mí y se alejó, mientras una dolorosa desesperación nublaba sus ojos—. Vete, ______. Corre, por favor, corre. No soy lo que crees que soy. No soy “inteligente, honesto, talentoso y compasivo” y oírte decir esas palabras en mi defensa, sentí como un líquido caliente a través de mis venas frías. Quieres saber lo que soy y no puedo decírtelo. Si lo supieras, no tendría que pedirte que corras.
Él gruñó y se alejó de mí, huyendo hacia la oscuridad. No podía dejarlo ir. Corrí tras él y se volvió bruscamente. Su mirada enojada me sorprendió y me congeló. La ira pareció irse inmediatamente y una expresión de tortura se apoderó de sus rasgos perfectamente cincelados. Jadeé al ver la transformación.
—No me importa lo que eres, —le dije, dando un paso hacia él—, no me puedes asustar y no voy a salir corriendo. ¿Qué es lo que dice la canción que me cantas? “Sin embargo te quedas. Aferrándote a mí, pero te quedas, extendiendo la mano que yo alejo. El frío no es para que permanezcas, sin embargo tú, tú te quedas. Cuando sé que no es adecuado para ti”.—Le repetí sus palabras en la oscuridad. Su rostro se encogió por el dolor.
—Vete, _______. Ahora. No me puedo controlar más. —Susurró en la oscuridad.
Di otro paso hacia él. Un gruñido surgió de su pecho y se apoderó de mí en un movimiento rápido. Su boca encontró la mía al instante. Sus dientes mordieron mi labio inferior y luego golpeó suavemente su lengua sobre la mordedura. Mi primer sabor de él hizo girar mi mundo. De alguna manera sabía que sería así. Agarré en mis puños la camiseta de Nick. Necesitaba mantenerlo aquí contra mí, finalmente, permitiendo lo que había estado anhelando. Sus brazos se apretaron a mí alrededor y oí un jadeo en la oscuridad, pero no estoy segura de si era de él o mío. Mi propósito estuvo completo. No había nada que quisiera o deseara más que esto. Había una oscuridad tirando de nosotros, no podía comprender qué era exactamente peor, incluso a través de la bruma de placer, supe que se encontraba allí. Nick arrastró varios besos por mi cuello y murmuró palabras que no entendí. Solté su camiseta para poder apoderarme de su rostro, atrayendo con deseo su boca de nuevo a la mía. Sus manos lentamente corrieron por mi espalda y se deslizaron por mis costillas. Mi respiración se atascó, mientras sus pulgares rozaron la parte inferior de mi sujetador. Nick alejó su boca de la mía, jadeando ruidosamente. Me estremecí al verlo tan necesitado como yo por esto.
—No puedo _______. Quiero esto tan malditamente fuerte. Pero no puedo. —En un abrir y cerrar de ojos estuve sola, sentada en el pasto frío en el centro del campo de fútbol. Mi respiración era entrecortada y la cabeza me daba vueltas. ¿Dónde estaba Nick? Mis ojos lo buscaron desesperadamente en la oscuridad. ¿Por qué tenía que dejarme? La sensación de euforia desapareció con él y mi cuerpo dolía por su pérdida.
—¿______? —Una preocupada voz llamó desde detrás de mí. No me giré, porque reconocí la voz de Kevin. Había venido a buscarme y aquí estaba yo sentada en mi vestido rosa pálido, comprado para otro chico, en medio de un campo de fútbol abandonado. Tal vez comenzaba a volverme loca. Se arrodilló delante de mí con temor y preocupación en su hermoso rostro.
—Dios, me has asustado. Vine afuera, te busqué y te vi cayéndote o desmallándote... ¿Estás bien? lo siento, _______, no quería molestarte. Por favor, por favor, perdóname. —Sostuvo mis manos entre las suyas, sin embargo, el calor de su cuerpo no podía penetrar en el frío que se filtraba a través de mí. Lo miré fijamente, sabiendo que tenía que decir algo. Pero ¿Qué podía decir?
—Está bien. Simplemente no me encuentro bien. Mi cabeza. —Me toqué la cabeza para el efecto—. Lo siento, pero sólo quiero ir a casa. —Se levantó y me ayudó a levantarme, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura como un medio de apoyo. Caminamos en silencio a través del campo y del oscuro estacionamiento. No estoy segura de si se sentía enojado o herido, pero ahora sólo necesitaba estar sola. Mi mente no era capaz de envolverse alrededor de lo que había sucedido y yo sabía que en el fondo tenía la esperanza de que Nick estaría en mi habitación esperando por mí.
No volvimos a hablar durante todo el viaje de vuelta. Odiaba el silencio, pero no había manera de explicar lo que había sucedido. Cuando se detuvo en mi entrada, apagó el auto y luego me miró.
—Espero que puedas perdonarme por haberte hecho sentir mal. — Dejó salir un suspiro de disgusto—. Aquí estoy, todo preocupado por la vida personal de Kendra y termino perjudicando a la única mujer que he amado por mi estupidez. —Se detuvo y sacudió la cabeza—. Aún no estás curada de algo que te causé. Nunca te quejas sobre ello, pero sé que aún estás superando todavía los efectos de tu caída. No sé si voy a ser capaz de perdonarme por dejar que mi estúpida boca te molestara tanto que... —hizo una seña con la mano como si fuera hacia el campo de fútbol que se encontraba a millas de distancia—...te vas sola y triste a causa de la tensión que te infligí.
No podía dejarlo culparse a sí mismo por lo que pasó más. Me obligué a eliminar mi estado de bruma y tomé su mano.
—Kevin, escúchame. Lo que ha pasado esta noche no es tu culpa. Todavía no estoy segura de lo que me pasó, pero nadie tiene la culpa, excepto yo. No tienes nada, y lo digo enserio, nada que ver con eso.
La pequeña llama de alivio en sus ojos no era lo suficientemente fuerte para compensar su expresión torturada. Puso mi mano en su boca y la besó.
—Te amo, _______ Moore. —Había estado diciendo esas tres palabras mucho esta noche.
Sabía que no podía decir las palabras que él quería oír. Nick era especial para mí, pero no lo quería, al menos no de la forma en que él me quería a mí. Hice lo único que podía pensar, me incliné y lo besé suavemente en los labios, y luego giré y me bajé del auto. Me dirigí a la puerta sin mirar atrás.
Mi habitación se sentía vacía, pero, de alguna manera, sabía que sería así. Algo había ocurrido esta noche. No sabía lo que era, pero sabía que era importante. Me acerqué a la silla donde Nick pasaba sus noches y me acurruqué en ella. No vendría esta noche. Necesitaba estar cerca de él y esta parecía ser la única manera. El silencio parecía cortar a través de mí como un cuchillo y lágrimas tibias corrieron por mi cara. Extrañaba su voz llenando mi habitación con calor. No quería que me dejara. El temor que se hubiera ido dolía mucho, obstaculizando mis vías respiratorias. El alma rubia que me había asustado ya no me parecía importante. La ausencia de Nick hacía doler mi pecho. No pude aguantar el silencio más, así que comencé a cantar suavemente en la oscuridad.
—Es impresionante. —Estuve de acuerdo, mientras el brazo de Kevin me acercaba más a él.
—¿Tienes ganas de bailar? —Me preguntó, mientras la música cambió a una canción lenta de Lady Gaga, Just Dance. Negué con la cabeza y miré en dirección a las mesas.
—¿Podemos sentarnos en una? No estoy segura de que mi costilla esté lista para este tipo de movimientos. —Me dirigió hacia las mesas, mientras Demi agarraba a Joe y lo arrastraba a la pista de baile. Me reí de la expresión de dolor de Joe y me volví para decirle algo a Kevin, cuando me di cuenta de que su atención se concentraba en la entrada. Había una mueca en su rostro. Nick acababa de entrar. Se veía impresionante en un par de pantalones vaqueros, una camiseta negra y botas militares. Me tomó un momento apartar mis ojos de él y notar que Kendra se pegaba a su lado. Estaba fundida y vertida en el vestido rojo que llevaba puesto. En realidad, no era un vestido en absoluto, sino algo que tenía pintado sobre su cuerpo. Los celos se encendieron en mi pecho a la vista del brazo de Nick alrededor de su cintura. Miré hacia arriba, a Kevin, quien seguía mirando a la pareja con disgusto.
—¿Estás bien? —Le pregunté y él apartó su mirada de Kendra y Nick.
Asintió con la cabeza, se detuvo y me estudió un momento.
—Tienes algunas clases con Nick y has estado hablando con él unas cuantas veces, ¿No es así? —Asentí, sin saber de qué se trataba, así que esperé por más—. Algo en él me inquieta. Kendra tiene algunos problemas que la hacen inestable y estoy empezando a preocuparme de que Nick no sea el tipo de persona que ella necesita. Parece oscuro y siniestro.
Mis celos fueron olvidados y se remplazaron por la ira ¿Kevin pensaba que Nick no era suficientemente bueno para Kendra, la perra del pueblo? Me las arreglé para mantener una furiosa ráfaga de risa y miré hacia la pista de baile deseando de alguna manera poder escaparme. Tenía que calmarme.
—¿Qué? Te ves molesta. No me malinterpretes, Kendra no me gusta, _______. No se trata de eso. —Tomó mi otro brazo y me atrajo hacia él para mirarlo. Su anterior expresión de hostilidad hacia Nick había desaparecido. Ahora parecía preocupado y por primera vez no me importaba calmar su preocupación.
—Mírame. No la quiero. Tú eres todo lo que quiero. Te amo, _______. No es así con Kendra. Simplemente no quiero que le hagan daño. Tiene...
—Problemas, sí, te he oído. —dije, interrumpiéndolo antes de que lo olvidara e hiciera una escena. Tomé una respiración profunda, recordándome a mí misma que me lo tomaba como algo personal debido a mis sentimientos por Nick—. Mira, si Nick Walker tiene algún interés en Kendra, entonces ella debe tener suerte. Por lo que sabemos, él es: inteligente, honesto, talentoso y compasivo.
Fulminé con mi mirada a Kevin quien parecía estar asimilando mis palabras. Quería decir algo más y seguir defendiendo a Nick pero sabía que había dicho suficiente.
—Necesito algo de beber. Enseguida regreso. —dije antes de girarme y alejarme. Era grosero, pero necesitaba poner un poco de espacio entre mi ira y Kevin.
Demi me saludó cuando pasé por donde bailaban ella y Joe. Forcé una sonrisa, pero seguí caminando. El vestido ceñido de Kendra llamó mi atención y me volví para verla envuelta alrededor de Nick, riendo y bailando de la manera que lo hacen las parejas, en cuestión de segundos. Los celos anudaron mi estómago debido a la forma en que Nick la sujetaba y la tocaba de maneras en que nunca me había tocado a mí. No me dirigí hacia la mesa de los refrescos. En su lugar, me dirigí a las puertas traseras. Necesitaba alejarme de Kevin y Nick. Hice una pausa en la puerta. Estar a solas en la oscuridad no podía ser una buena idea.
La risa de Kendra resonó en mis oídos y me decidí en ese momento, prefería hacer frente a la delicadamente escalofriante alma rubia que ver a Nick sosteniendo a Kendra.
La brisa de la noche se había enfriado en las últimas semanas. Envolví mis brazos alrededor de mi cintura y caminé hacia el campo de fútbol abandonado. Las emociones agitándose dentro de mí me dieron una sensación de valentía. Seguí andando, lejos de la música y las risas. Volví a pensar en el verano pasado, en el rancho de mi tía y lo fácil que las cosas habían sido. Había pasado mi tiempo montando caballos y ayudando a mi tía con la muerte de mi tío. Mamá me había sugerido que la fuera a visitar para que no estuviera sola. Había estado de acuerdo en ir, pensando que podría ayudar estar lejos de este pueblo y de los recuerdos de Jay. Lo había hecho, en un sentido. Después de unas pocas semanas, me había dado cuenta de que Jay y yo nunca estuvimos destinados a estar juntos. Otra ventaja de estar en el rancho había sido las almas errantes que parecían ser escasas. Había sido un breve respiro de mi vida. Sin embargo, las últimas semanas del verano, esperaba con interés volver a casa. Miré hacia atrás en el gimnasio y pensé en todas las cosas locas que habían sucedido desde mi regreso.
—¿Por qué no estás adentro bailando con tu cita? —La voz de Nick rompió el silencio, me giré y lo vi recostado contra la pared de cemento del estadio. Me encogí de hombros y agaché la cabeza, mientras estudiaba mis pies. No quería que viera el dolor o la envidia en mis ojos. Ya era bastante malo que probablemente ya lo supiera—. Se ve muy triste sentado en una mesa solo, —dijo Nick, en la noche silenciosa. Un parpadeo de culpa profunda en mi estómago, no era suficiente para enviarme adentro. Me encogí de hombros otra vez y no me encontré con su mirada penetrante. Se rió, el bajo y sexy sonido envió un escalofrío a través de mí—. Así que, ¿Te has decidido a intentar la cosa de ignorarme de nuevo, para ver si me voy? —Preguntó con un toque de humor en su voz.
Me mordí el labio para sonreír y negué con la cabeza.
—Sé que no funciona contigo.
—¿Por qué estás aquí, ______? ¿Qué pasa? —Preguntó en voz baja. De mala gana lo miré. Se veía tan increíblemente hermoso de pie con los brazos cruzados delante de su pecho. El pelo oscuro, que se curvaba en los extremos, parecía bailar en la brisa.
—Nada que te concierna. —Mentí. Él inclinó la cabeza hacia un lado y me dedicó una sonrisa maliciosa.
—¿En serio?
Asentí con la cabeza. —En serio.
Sus manos cayeron a los costados mientras se alejaba de la pared dando un paso hacia mí. —¿Verme bailar con Kendra no te molesta? — Preguntó en un ronco susurro. Sacudí la cabeza y miré hacia otro lado, negándome a retroceder ante su cercanía. Sus ojos me devoraron tan intensamente como si estuviera realmente tocándome. Mi corazón empezó a golpear con fuerza contra mis costillas y lo miré.
Sus ojos se movieron de mi vestido, a mi cara. —Sabía que el rosa pálido te sentaría. La mayoría de las chicas no pueden llevarlo, pero en ti, es perfecto.
Tragué saliva, atemorizada de que mi corazón estuviera a punto de explotar, justo en mi pecho. No quería pensar sobre la manera en que su mirada hacía que cada célula de mi cuerpo cobrara vida.
—Crees que no te quiero tocar de la misma manera en que toco a Kendra. Tienes razón. —Sus palabras cayeron como agua helada sobre mí y di un paso atrás, lejos de él, como si acabara de abofetearme. El latido de mi corazón disminuyó y tomé una rápida bocanada de aire, asustada, por un momento, de no ser capaz de respirar.
Su mano se acercó, agarró la mía y me levantó contra él. —Cuando toco a Kendra, mentalmente, me atemoriza tener que seguir fingiendo estar interesado en ella.
Dejé de tratar de retirar mi mano de la suya y me quedé mirándolo.
Esto sonaba como algo que yo quería oír.
—Cuando no puedo controlar mi necesidad de ti y me permito tocarte, se enciende un monstruo en mi interior sobre el que tengo miedo de perder el control. Tú me haces sentir cosas que nunca he sentido antes. Algo pasa —hizo una pausa y bajó la mirada de mis ojos a mis labios—, cuando estoy cerca de ti de esta manera, —tocó mis labios con la yema de su dedo y temblé. Cerró los ojos como si le doliera—, y cuando reaccionas de la manera en la que lo haces, siento el zarpazo dentro de mí, por tener lo que quiero.
Abrió los ojos y me miró con una intensidad que me hubiera asustado si no confiara en él completamente.
—Tú eres lo único que más quiero en el mundo, sin embargo lo único que no puedo tener. Porque tenerte completamente sería imposible. No puedes ir donde yo voy. —Se detuvo y acunó mi rostro entre sus manos—. El propósito de mi existencia es no tener una pareja. Es ser solitario y frío. Hasta ahora, ha sido todo lo que he conocido. Luego te convertiste en el designio y todo cambió. —Dejó caer las manos de mí y se alejó, mientras una dolorosa desesperación nublaba sus ojos—. Vete, ______. Corre, por favor, corre. No soy lo que crees que soy. No soy “inteligente, honesto, talentoso y compasivo” y oírte decir esas palabras en mi defensa, sentí como un líquido caliente a través de mis venas frías. Quieres saber lo que soy y no puedo decírtelo. Si lo supieras, no tendría que pedirte que corras.
Él gruñó y se alejó de mí, huyendo hacia la oscuridad. No podía dejarlo ir. Corrí tras él y se volvió bruscamente. Su mirada enojada me sorprendió y me congeló. La ira pareció irse inmediatamente y una expresión de tortura se apoderó de sus rasgos perfectamente cincelados. Jadeé al ver la transformación.
—No me importa lo que eres, —le dije, dando un paso hacia él—, no me puedes asustar y no voy a salir corriendo. ¿Qué es lo que dice la canción que me cantas? “Sin embargo te quedas. Aferrándote a mí, pero te quedas, extendiendo la mano que yo alejo. El frío no es para que permanezcas, sin embargo tú, tú te quedas. Cuando sé que no es adecuado para ti”.—Le repetí sus palabras en la oscuridad. Su rostro se encogió por el dolor.
—Vete, _______. Ahora. No me puedo controlar más. —Susurró en la oscuridad.
Di otro paso hacia él. Un gruñido surgió de su pecho y se apoderó de mí en un movimiento rápido. Su boca encontró la mía al instante. Sus dientes mordieron mi labio inferior y luego golpeó suavemente su lengua sobre la mordedura. Mi primer sabor de él hizo girar mi mundo. De alguna manera sabía que sería así. Agarré en mis puños la camiseta de Nick. Necesitaba mantenerlo aquí contra mí, finalmente, permitiendo lo que había estado anhelando. Sus brazos se apretaron a mí alrededor y oí un jadeo en la oscuridad, pero no estoy segura de si era de él o mío. Mi propósito estuvo completo. No había nada que quisiera o deseara más que esto. Había una oscuridad tirando de nosotros, no podía comprender qué era exactamente peor, incluso a través de la bruma de placer, supe que se encontraba allí. Nick arrastró varios besos por mi cuello y murmuró palabras que no entendí. Solté su camiseta para poder apoderarme de su rostro, atrayendo con deseo su boca de nuevo a la mía. Sus manos lentamente corrieron por mi espalda y se deslizaron por mis costillas. Mi respiración se atascó, mientras sus pulgares rozaron la parte inferior de mi sujetador. Nick alejó su boca de la mía, jadeando ruidosamente. Me estremecí al verlo tan necesitado como yo por esto.
—No puedo _______. Quiero esto tan malditamente fuerte. Pero no puedo. —En un abrir y cerrar de ojos estuve sola, sentada en el pasto frío en el centro del campo de fútbol. Mi respiración era entrecortada y la cabeza me daba vueltas. ¿Dónde estaba Nick? Mis ojos lo buscaron desesperadamente en la oscuridad. ¿Por qué tenía que dejarme? La sensación de euforia desapareció con él y mi cuerpo dolía por su pérdida.
—¿______? —Una preocupada voz llamó desde detrás de mí. No me giré, porque reconocí la voz de Kevin. Había venido a buscarme y aquí estaba yo sentada en mi vestido rosa pálido, comprado para otro chico, en medio de un campo de fútbol abandonado. Tal vez comenzaba a volverme loca. Se arrodilló delante de mí con temor y preocupación en su hermoso rostro.
—Dios, me has asustado. Vine afuera, te busqué y te vi cayéndote o desmallándote... ¿Estás bien? lo siento, _______, no quería molestarte. Por favor, por favor, perdóname. —Sostuvo mis manos entre las suyas, sin embargo, el calor de su cuerpo no podía penetrar en el frío que se filtraba a través de mí. Lo miré fijamente, sabiendo que tenía que decir algo. Pero ¿Qué podía decir?
—Está bien. Simplemente no me encuentro bien. Mi cabeza. —Me toqué la cabeza para el efecto—. Lo siento, pero sólo quiero ir a casa. —Se levantó y me ayudó a levantarme, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura como un medio de apoyo. Caminamos en silencio a través del campo y del oscuro estacionamiento. No estoy segura de si se sentía enojado o herido, pero ahora sólo necesitaba estar sola. Mi mente no era capaz de envolverse alrededor de lo que había sucedido y yo sabía que en el fondo tenía la esperanza de que Nick estaría en mi habitación esperando por mí.
No volvimos a hablar durante todo el viaje de vuelta. Odiaba el silencio, pero no había manera de explicar lo que había sucedido. Cuando se detuvo en mi entrada, apagó el auto y luego me miró.
—Espero que puedas perdonarme por haberte hecho sentir mal. — Dejó salir un suspiro de disgusto—. Aquí estoy, todo preocupado por la vida personal de Kendra y termino perjudicando a la única mujer que he amado por mi estupidez. —Se detuvo y sacudió la cabeza—. Aún no estás curada de algo que te causé. Nunca te quejas sobre ello, pero sé que aún estás superando todavía los efectos de tu caída. No sé si voy a ser capaz de perdonarme por dejar que mi estúpida boca te molestara tanto que... —hizo una seña con la mano como si fuera hacia el campo de fútbol que se encontraba a millas de distancia—...te vas sola y triste a causa de la tensión que te infligí.
No podía dejarlo culparse a sí mismo por lo que pasó más. Me obligué a eliminar mi estado de bruma y tomé su mano.
—Kevin, escúchame. Lo que ha pasado esta noche no es tu culpa. Todavía no estoy segura de lo que me pasó, pero nadie tiene la culpa, excepto yo. No tienes nada, y lo digo enserio, nada que ver con eso.
La pequeña llama de alivio en sus ojos no era lo suficientemente fuerte para compensar su expresión torturada. Puso mi mano en su boca y la besó.
—Te amo, _______ Moore. —Había estado diciendo esas tres palabras mucho esta noche.
Sabía que no podía decir las palabras que él quería oír. Nick era especial para mí, pero no lo quería, al menos no de la forma en que él me quería a mí. Hice lo único que podía pensar, me incliné y lo besé suavemente en los labios, y luego giré y me bajé del auto. Me dirigí a la puerta sin mirar atrás.
Mi habitación se sentía vacía, pero, de alguna manera, sabía que sería así. Algo había ocurrido esta noche. No sabía lo que era, pero sabía que era importante. Me acerqué a la silla donde Nick pasaba sus noches y me acurruqué en ella. No vendría esta noche. Necesitaba estar cerca de él y esta parecía ser la única manera. El silencio parecía cortar a través de mí como un cuchillo y lágrimas tibias corrieron por mi cara. Extrañaba su voz llenando mi habitación con calor. No quería que me dejara. El temor que se hubiera ido dolía mucho, obstaculizando mis vías respiratorias. El alma rubia que me había asustado ya no me parecía importante. La ausencia de Nick hacía doler mi pecho. No pude aguantar el silencio más, así que comencé a cantar suavemente en la oscuridad.
- Regreso:
- Hola chicas, acabo de darme cuenta de que el foro ya funciona, tengo sueñito (por primera vez en mi vida, es super raro... Siempre me desvelo lol) Mañana les hablo mejor de todo lo que paso en estos días y pues, contesto sus comentarios. Gracias por comentar, por cada uno de sus comentarios un bebe panda nace en los refugios de China (No es verdad, pero sigan comentando :P) LOGE YA! :(L): Un abrazo psicologico con todo el FUAAAA! Pa' toas' las nenas, ia tu sabe' lol Las amo! Disfruten el cap
Si tengo algún error o algo así, hanganmelo saber, estoy aquí para mejorar como escritora-adaptadora, nadie es perfecto aparte de Dios.
IreGarciaT
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
ahhhhh plis no la dejes así siguelaaaaa
No me cansare de decir que amo tu nove
Es asombrosa!!!
Siguelaaaaaaaaa!!!
No me cansare de decir que amo tu nove
Es asombrosa!!!
Siguelaaaaaaaaa!!!
Karli Jonas
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
AY NO STOP IT NOW ESTOY EN SHOCK POST CAP PERFECTO DE NOVELA (? AME EL CAP PERFECTO ESTUVO .......INEXPLICABLE NO SE COMO DCIRLO ASHH SEGUILA
Nick's wife
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
AY NO STOP IT NOW ESTOY EN SHOCK POST CAP PERFECTO DE NOVELA (? AME EL CAP PERFECTO ESTUVO .......INEXPLICABLE NO SE COMO DCIRLO ASHH SEGUILA
Nick's wife
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
AHHH SE BESARON agfsgdfsagfgfs oh my fuckin god al fin xD odio la actitud de Nick de una vez queme diga que cosa es lo que oculta xD Ame el cap.Seguilaaaaaaaaaaa!
M i c a e l a
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
aaaaaaaaa se besaron yei!!!!!! Sabes adore el cap porfa siguela me encanta la adaptacion ^^
Bea JMG
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Pliiiiis necesito un cap para viviiiiir si? UN CAP MÁS Y NO JODEMOS MÁS
Nick's wife
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
ahhhhh se besaron... SE BESARON!!!!
dios que emocion!! pero pobre Nick
que la quiere pero no pueden estar juntos...
pero tambien pobre de Kevin :/
le dijo que le amaba y ella solo podia pensar en Nick
maldita sea que dificil desicion...
no se puede quedar con los dos??
hahahaha siguela pronto porfis!!!
dios que emocion!! pero pobre Nick
que la quiere pero no pueden estar juntos...
pero tambien pobre de Kevin :/
le dijo que le amaba y ella solo podia pensar en Nick
maldita sea que dificil desicion...
no se puede quedar con los dos??
hahahaha siguela pronto porfis!!!
DanieladeJonas
Re: Trilogía Existence {Nick&_____}
Capitulo 10
Él no volvió. Pasé todo el fin de semana encerrada en mi habitación esperándolo, pero nunca vino. Me levanté, el lunes en la mañana, muy temprano y me vestí con tal desesperación que casi corrí fuera de la casa hasta llegar a la escuela.
Cuando mi madre preguntó: —¿Kevin no te llevará hoy? —Me detuve con mi mano en la perilla, insegura de cómo responder. Dejé que sus llamadas fueran a mi correo de voz el fin de semana.
Después de escuchar sus suplicantes mensajes, finalmente lo llamé y le aseguré que me encontraba en la cama, enferma. Él esperaba llevarme a la escuela esta mañana. Me obligué a mi misma a sentarme y comer mi desayuno mientras esperé diez minutos más, a que Kevin llegara. De alguna manera, me las arreglé para aparentar paciencia, hasta que entré por la puerta principal de la escuela. No pude sentirlo. Él no estaba aquí. El puchero en los labios rojizos de Kendra me aseguró que no se escondía de mí.
Simplemente, no estaba aquí. Cada clase que pasaba sin él, se sentía como un agujero negro expandiéndose cada vez más en mi mundo. Kevin me miraba con una mezcla de preocupación y frustración que sabía que trataba de ocultar. Una vez que la última campana sonó, salí de la biblioteca y me dirigía a casa. Necesitaba que él estuviera allí.
Pero no estaba. Estuvo ausente por dos días más.
Para cuando entré a la clase de Literatura Inglesa el jueves, lo sentí. El cálido hormigueo creció más de lo acostumbrado después de cuatro días de ausencia. Miré hacia el final de la habitación y allí se encontraba él, dándole a Kendra su sonrisa torcida mientras trazaba su mandíbula con la punta de su dedo. Río, y él se acercó más y le susurró algo al oído que causo que echará su cabeza hacia atrás y se carcajeara. Ella miró en mi dirección y sonrió triunfalmente. Mi mirada viajó de ella a Nick, quien parecía no prestarme atención en absoluto.
Él la observaba con una sonrisa seductora. Me besó y me dejó sola, confundida, y luego desapareció por cuatro días.
Actuaba como si nada hubiera pasado.
Lo miré fijamente, deseando que me notara, que reconociera mi presencia. No lo hizo. Incapaz de observar más la situación, me di la vuelta y salí de la habitación. Kevin se encontraba afuera de la puerta, dónde lo dejé. Hablaba con Justin y me miró con una sonrisa de sorpresa.
—Hola, ¿Olvidaste algo? —Preguntó, alargando su mano. Negué con mi cabeza, con miedo de que el enorme agujero que Nick hizo en mi corazón fuera visible para todo el mundo. Me acerqué a Kevin y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Sus brazos me rodearon al instante.
—Hablaremos después, hombre. —Le escuché decirle a Justin sobre mi cabeza.
—¿Qué pasa? —Susurró a mi oído, mientras continuaba abrazándome. Quería llorar porque no lo amaba. Kevin me amaba y sería fácil enamorarme. Nunca me lastimaría de la manera en que Nick acababa de hacerlo. Él era tan bueno y honesto. ¿Por qué no lo amaba a él? Me apreté fuertemente contra su cuerpo, con miedo de que pudiera escuchar mis pensamientos y me alejara en cualquier momento. Sin embargo, Kevin no podía escuchar mis temores.
Me acercó más y comenzó a frotar pequeños círculos en mi espalda con su mano. Las lágrimas brotaron de mis ojos y odié llorar en sus brazos por otro chico. Kevin se merecía alguien que pudiera amarlo. En una ocasión lo odié, porque pensé que él creía ser demasiado bueno para mí. Ahora, me odiaba a mi misma porque sé que él era demasiado bueno para mí. No lo merezcía, me aferré a él de todos modos. Quizás no lo amaba, pero lo necesitaba. Él no tenía idea de que mis entrañas se sentían como si hubieran sido arrancadas de mi cuerpo, debido a que alguien o algo me rechazó.
—Sr. Brown, ______ no se siente bien. Necesita ir a enfermería. Me aseguraré de llevarla y traerle un justificante. —Le explicó Kevin a mi maestro mientras me abrazaba.
—Bien, ¿Tú la llevarás entonces? —La voz del Sr. Brown sonó preocupada.
—Sí, señor. —La puerta se cerró y el pasillo se convirtió en silencio.
No quería ir a enfermería, pero sabía que no podía quedarme en el pasillo todo el día, dejando que Kevin me abrazara. A pesar de que sabía que si yo le pedía eso, él lo haría. Di un paso atrás para levantar mi mirada a su rostro. Su cara era una máscara de preocupación mientras secó una lágrima de mi mejilla.
—¿Qué pasa, _______? —preguntó en voz baja.
Me las arreglé para sonreír un poco. —Creo que el malestar se acaba de ir. Me siento bien otra vez. Esta semana fue miserable. —Admití, necesitaba agregar algo de verdad en lo que decía.
Él asintió y me jaló de regreso a sus brazos. —Lo siento. No puedo soportar verte llorar. Me mata. —dijo en voz baja y me apretó contra él. Kevin era mi vínculo con el mundo real y mi fuente de consuelo, especialmente ahora que mi corazón se sentía roto sin posibilidad de repararse. Lo que me asustó más fue el hecho de que mi corazón había sido roto por alguien que ni siquiera conocía.
Fui a enfermería, pero sólo me quedé allí el tiempo suficiente para que Literatura Inglesa terminara. Una vez que mi clase de Algebra II estuviera a punto de comenzar, le aseguré a la enfermera Tavers que me sentía mucho mejor y quería ir a clase. Algebra II pasó a ser la única clase que no compartía con Nick o Kendra. Podía sobrellevarlo. Kevin estaría conmigo en Historia Universal, así la presencia de Nick sería más fácil de ignorar.
Puse un pie en el pasillo y la inquietante advertencia en mi cabeza de que alguien me observaba hizo que los vellos de mi brazo se erizaran. Miré a los lados del pasillo vacío, pero no había nadie. El miedo parecía atorarse en mi garganta y me obligué a tomar una calmada respiración antes de dirigirme hacia Algebra II con mi pase de la enfermera Tavers. Caminé más rápido de lo normal, esperando ver a más personas. Estar sola en el pasillo me traía recuerdos aterradores.
Especialmente ahora, ya que no estoy segura de si Nick vendría a mi rescate.
Él ni siquiera me miraba, así que ¿Por qué vendría hasta aquí si un alma me persiguiera? La sensación de ser observada se intensifico mientras más cerca llegaba al final del pasillo.
¿Por qué Algebra II tenía que estar al final del pasillo? Miré por encima de mi hombro y el pasillo seguía vacío. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y me eché a correr. No podía verla, pero sabía que se encontraba allí. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Mantuve mis ojos en la puerta del salón de clase. Todavía parecía estar muy lejos, sin embargo, sabía que si gritaba podían escucharme. El frío se hizo más fuerte y el aire se volvió más pesado, haciendo que fuera difícil respirar. Necesitaba dejar de correr para forzar el oxigeno a entrar en mis pulmones, pero no me dejaría en paz por mucho tiempo.
Una puerta se abrió justo cuando mi visión comenzó a ser borrosa por mi falta de oxigeno y aire, mis pulmones ardían. El frío desapareció. Bajé mis libros y puse mis manos en mis rodillas, jadeando por más aire, relajándome y tratando de calmar mi corazón. Los pasos acercándose me sorprendieron y levanté la mirada, lista para correr nuevamente cuando vi a Nick alejarse.
Lo que sea que me siguió huyó por su culpa. Afortunadamente para mí, no notó que a Nick no le importaba mantenerme a salvo. Mi corazón ya no se aceleraba por miedo, pero dolía por el rechazo. Tomé mis libros del piso y observé la silueta de él, alejándose, una vez más, antes de dirigirme a mi clase.
—Si no estás lista para comenzar con mi discurso, no tengo prisa. — Kevin se inclinó y susurró en mi oído. Ordenamos pizza y estábamos abrazados en el sofá viendo televisión.
La verdad era esa, no me sentía de humor para trabajar en su discurso. Todo lo que realmente quería hacer era disfrutar de la calidez de estar en sus brazos. Estar sentados en el sofá, sintiendo los brazos de mi novio, me ayudaba a mantener el miedo en control. Cuando Kevin se marchara, tendría que ir a mi dormitorio sola.
La idea de enfrentarme a mi habitación después de mi experiencia de hoy, en el pasillo, me aterrorizaba. Ver a Nick alejarse de mí, como si él fuera un chico sin ninguna preocupación en el mundo, mientras yo jadeaba en busca de aire, me dejó con un sentimiento de desesperación. Alargué mi brazo y tomé la mano de Kevin en la mía. Él estaba aquí. Claro que no me protegería contra las almas psicóticas. Sólo Nick podría detener eso... aquello... la cosa que fuera ella. Pero Nick no se encontraba aquí. Kevin era todo lo que tenía y quería absorber su presencia todo el tiempo que pudiera. Kevin sostuvo mi mano con la suya y permanecimos en silencio. No estoy segura de qué veíamos. Él reía en voz alta algunas veces y el sonido me hacía sonreír. Disfruto verlo feliz.
Algunas veces olvido lo que es ser feliz.
El timbre de su teléfono interrumpió mis pensamientos y salté. Estaba en el borde esta noche.
Sonrió. —Es mi teléfono, no la alama de incendio. Jesús, estás nerviosa esta noche. —Busco el móvil en su bolsillo y lo sacó.
—¿Hola? —Hizo una pausa—. Estoy con _______ justo ahora... lo sé, pero estoy ocupado... No hemos terminado todavía. —Kevin me miró disculpándose—. De acuerdo, estoy en camino. —frunció el ceño, mientras cerraba su teléfono.
—Era mi papá. Necesita que vaya con él a dejar el coche de mamá con el mecánico. Van a arreglarlo mañana a primera hora. No puede irse a la cama hasta dejar el auto y después tiene que trabajar un doble turno en la estación.
Me senté recta y forcé una sonrisa. Mi madre no llegaba en casa aún y el pensamiento de estar sola me hizo querer acurrucarme como una bola y llorar. —Oh, bueno, umm, entonces ve. Trabajaremos en el discurso mañana.
Él frunció el ceño y deslizó una mano en mi cabello, frotando su pulgar contra mi oído. —Pareces tensa. No me gusta dejarte inquieta.
Sonreí y me encogí de hombros. —Probablemente necesite dormir un poco.
Mentí, esperaba que lo creyera. Se inclinó y me besó suavemente. Deslicé mis manos detrás de su cuello y profundicé el beso. Kevin tomó mi rostro en sus manos y ladeó su cara para acomodarse perfectamente. Me sumergí en la comodidad de su cercanía y calidez. Sabía que necesitaba dejarlo ir para ayudar a su papá, pero me aferré. Dejarlo ir significaba que estaría sola. Me apreté contra él, sin pensar en cómo mi necesitad de compañía podía ser malinterpretada con pasión. Un gemido salió del pecho de Kevin y me presionó suavemente contra el sofá y me cubrió con su cuerpo.
Nunca habíamos dejado que las cosas fueran tan lejos antes. Nick estaba allí, en algún lugar en el centro: una fuerza invisible que me hacía distanciarme de Kevin. Sería un error permitir que las cosas vayan aún más lejos. Que Kevin creyera que podemos dar un paso más allá en nuestra relación no sería justo para ninguno. Nick siempre estaría en mi mente. Kevin merecía algo más que ser el segundo. Incluso ahora, mientras se presiona contra mí y su respiración suena agitada, no siento nada salvo seguridad. Su mano se desliza por debajo de mi camisa y sé que es hora de detenernos. Justo cuando roza la parte inferior de mi sujetador rompo el beso.
—No. —Susurré y su mano se retira lentamente. Su respiración sonaba entrecortada y pude sentir su corazón latiendo contra el mío. Lentamente se sentó y extendió su mano para levantarme también. Pasó una mano a través de su cabello rubio y se rió temblorosamente.
—Wau. —dice, sonriendo. No estoy segura de qué decir, porque “Wau” no era lo que yo sentía—Lo siento, me dejé llevar. —Se disculpó, bajando la mirada hacia mi camisa, la cual estaba levantada, justo encima de mi ombligo. La tiré hacia abajo y le sonreí tranquilizadoramente. No era como si acabara de tratar de violarme.
—No te disculpes. Necesitábamos parar. Tu papá está esperando.
Kevin asintió, su expresión seguía siendo un poco vidriosa, y se puso de pie. Tomó su chaqueta, agarró sus libros y llaves.
—¿Estarás bien hasta que tu mamá llegue a casa? —Preguntó.
Quise reír por la respuesta a esa pregunta. En su lugar, asentí y sonreí. No era como si pudiera decirle que un alma perturbada quería matarme por razones que yo no entendía.
La puerta cerrándose detrás de Kevin dejó un fuerte peso sobre mi pecho. Pensé en salir afuera y quedarme en el jardín, para así ver las otras casas iluminarse y las personas dentro de ellas. De alguna manera, ver a las otras personas sonaba seguro. Caminé y me detuve en frente de la puerta. Podría quedarme aquí hasta que mamá llegara a casa. Si cualquier cosa se presentaba, podía correr hasta la calle y gritar. Por supuesto, todo el mundo pensaría que estoy loca, pero llamaría la atención.
—No creo que esas medidas drásticas sean necesarias. Ve a la cama, Pagan, estaré aquí. —Me giré hacia el sonido de la voz de Nick. El alivio y la ira se apoderaron de mí al mismo tiempo. Quería lanzar mis brazos alrededor de él, pero también quería darle un puñetazo en su perfecta nariz.
—Preferiría que no lo hicieras. Sólo ve a la cama. —Su tono frío me hirió más que el miedo. No me miraba, en su lugar veía una revista de deportes que Kevin olvidó. Sus botas se apoyaban sobre la mesa mientras reclinaba su silla. Las lágrimas ardieron en mis ojos, pero no lloraría frente a él. Esa era una humillación que me rehusaba a darle. En su lugar, subí las escaleras corriendo.
El agua caliente apartó mis lágrimas mientras estuve en la ducha más tiempo del necesario. Allí mis sollozos fueron camuflados. Una vez que las lágrimas dejaron de caer y todo lo que quedó fue un gran hueco, cerré el agua, salí a la alfombra blanca y envolví una toalla a mí alrededor. Estudié a la chica frente al espejo. Sus ojos rojizos e hinchados.
Ninguna cantidad de agua podía lavar la tristeza que reflejaba. Él estaba aquí y yo me encontraba a salvo. Era algo que agradecer. No tenía el coraje para preguntarle por qué había venido. No quería que me viera llorar. No quería que supiera que pasé media hora llorándole. ¿Quizás robó mi corazón o tomó mi alma? No podía estar segura, pero me rehusé a que tomará mi orgullo, también.
Apreté la toalla más fuertemente y me dirigí a mi habitación. Entré, sabiendo que estaría vacía. Nick no quería estar cerca de mí. Una pequeña parte tenía la esperanza de encontrarlo sentado en la silla de la esquina con la guitarra en sus manos. Lágrimas nuevas brotaron de mis ojos. Necesito controlar esta agonía o lo que sea que es. Alargué mi brazo buscando mi suéter, pero no me atreví a usar cualquier cosa que me recordara a Nick y las noches que pasó cantándome para dormir. En cambio, saqué mi camisa de dormir y la deslicé sobre mi cabeza. Era rosa pálido. Sonreí tristemente, notando que nunca había pensado en eso antes. De inmediato me la quité y la deje caer en el suelo. No podía usarla, tampoco. Abrí mi armario y saqué una camisa de Kevin que tenía y me la puse. Todavía podía sentir a Kevin y eso me dio el poder para ser capaz de ignorar a Nick y abrazar a Kevin con mis acciones, incluso si mi corazón pensaba de manera diferente. Caminé hacia mi cama y me recosté, pensando en la música que no podría escuchar.
El silencio hacía eco a través de la casa, pero sabía que no seguía sola. Él observaba. No quería cerrar mis ojos, esperanzada de que él viniera a sentarse en su silla y tocara música para mí. El único sonido que pude escuchar fue el lento goteo del grifo en el baño y el asentamiento de la casa. Si Nick no estuviera en la planta baja, cualquier pequeño sonido me hubiera hecho saltar y correr hacia la puerta. Sin embargo, con él vigilándome, era capaz de cerrar mis ojos y ser arrullada por el silencio.
La música vino en mis sueños. La inquietante y dulce música llenó el agujero de dolor en mi corazón. Sonreí, buscando la fuente del sonido, pero no encontré nada. Fue sólo un sueño hermoso.
Cuando mi madre preguntó: —¿Kevin no te llevará hoy? —Me detuve con mi mano en la perilla, insegura de cómo responder. Dejé que sus llamadas fueran a mi correo de voz el fin de semana.
Después de escuchar sus suplicantes mensajes, finalmente lo llamé y le aseguré que me encontraba en la cama, enferma. Él esperaba llevarme a la escuela esta mañana. Me obligué a mi misma a sentarme y comer mi desayuno mientras esperé diez minutos más, a que Kevin llegara. De alguna manera, me las arreglé para aparentar paciencia, hasta que entré por la puerta principal de la escuela. No pude sentirlo. Él no estaba aquí. El puchero en los labios rojizos de Kendra me aseguró que no se escondía de mí.
Simplemente, no estaba aquí. Cada clase que pasaba sin él, se sentía como un agujero negro expandiéndose cada vez más en mi mundo. Kevin me miraba con una mezcla de preocupación y frustración que sabía que trataba de ocultar. Una vez que la última campana sonó, salí de la biblioteca y me dirigía a casa. Necesitaba que él estuviera allí.
Pero no estaba. Estuvo ausente por dos días más.
Para cuando entré a la clase de Literatura Inglesa el jueves, lo sentí. El cálido hormigueo creció más de lo acostumbrado después de cuatro días de ausencia. Miré hacia el final de la habitación y allí se encontraba él, dándole a Kendra su sonrisa torcida mientras trazaba su mandíbula con la punta de su dedo. Río, y él se acercó más y le susurró algo al oído que causo que echará su cabeza hacia atrás y se carcajeara. Ella miró en mi dirección y sonrió triunfalmente. Mi mirada viajó de ella a Nick, quien parecía no prestarme atención en absoluto.
Él la observaba con una sonrisa seductora. Me besó y me dejó sola, confundida, y luego desapareció por cuatro días.
Actuaba como si nada hubiera pasado.
Lo miré fijamente, deseando que me notara, que reconociera mi presencia. No lo hizo. Incapaz de observar más la situación, me di la vuelta y salí de la habitación. Kevin se encontraba afuera de la puerta, dónde lo dejé. Hablaba con Justin y me miró con una sonrisa de sorpresa.
—Hola, ¿Olvidaste algo? —Preguntó, alargando su mano. Negué con mi cabeza, con miedo de que el enorme agujero que Nick hizo en mi corazón fuera visible para todo el mundo. Me acerqué a Kevin y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Sus brazos me rodearon al instante.
—Hablaremos después, hombre. —Le escuché decirle a Justin sobre mi cabeza.
—¿Qué pasa? —Susurró a mi oído, mientras continuaba abrazándome. Quería llorar porque no lo amaba. Kevin me amaba y sería fácil enamorarme. Nunca me lastimaría de la manera en que Nick acababa de hacerlo. Él era tan bueno y honesto. ¿Por qué no lo amaba a él? Me apreté fuertemente contra su cuerpo, con miedo de que pudiera escuchar mis pensamientos y me alejara en cualquier momento. Sin embargo, Kevin no podía escuchar mis temores.
Me acercó más y comenzó a frotar pequeños círculos en mi espalda con su mano. Las lágrimas brotaron de mis ojos y odié llorar en sus brazos por otro chico. Kevin se merecía alguien que pudiera amarlo. En una ocasión lo odié, porque pensé que él creía ser demasiado bueno para mí. Ahora, me odiaba a mi misma porque sé que él era demasiado bueno para mí. No lo merezcía, me aferré a él de todos modos. Quizás no lo amaba, pero lo necesitaba. Él no tenía idea de que mis entrañas se sentían como si hubieran sido arrancadas de mi cuerpo, debido a que alguien o algo me rechazó.
—Sr. Brown, ______ no se siente bien. Necesita ir a enfermería. Me aseguraré de llevarla y traerle un justificante. —Le explicó Kevin a mi maestro mientras me abrazaba.
—Bien, ¿Tú la llevarás entonces? —La voz del Sr. Brown sonó preocupada.
—Sí, señor. —La puerta se cerró y el pasillo se convirtió en silencio.
No quería ir a enfermería, pero sabía que no podía quedarme en el pasillo todo el día, dejando que Kevin me abrazara. A pesar de que sabía que si yo le pedía eso, él lo haría. Di un paso atrás para levantar mi mirada a su rostro. Su cara era una máscara de preocupación mientras secó una lágrima de mi mejilla.
—¿Qué pasa, _______? —preguntó en voz baja.
Me las arreglé para sonreír un poco. —Creo que el malestar se acaba de ir. Me siento bien otra vez. Esta semana fue miserable. —Admití, necesitaba agregar algo de verdad en lo que decía.
Él asintió y me jaló de regreso a sus brazos. —Lo siento. No puedo soportar verte llorar. Me mata. —dijo en voz baja y me apretó contra él. Kevin era mi vínculo con el mundo real y mi fuente de consuelo, especialmente ahora que mi corazón se sentía roto sin posibilidad de repararse. Lo que me asustó más fue el hecho de que mi corazón había sido roto por alguien que ni siquiera conocía.
Fui a enfermería, pero sólo me quedé allí el tiempo suficiente para que Literatura Inglesa terminara. Una vez que mi clase de Algebra II estuviera a punto de comenzar, le aseguré a la enfermera Tavers que me sentía mucho mejor y quería ir a clase. Algebra II pasó a ser la única clase que no compartía con Nick o Kendra. Podía sobrellevarlo. Kevin estaría conmigo en Historia Universal, así la presencia de Nick sería más fácil de ignorar.
Puse un pie en el pasillo y la inquietante advertencia en mi cabeza de que alguien me observaba hizo que los vellos de mi brazo se erizaran. Miré a los lados del pasillo vacío, pero no había nadie. El miedo parecía atorarse en mi garganta y me obligué a tomar una calmada respiración antes de dirigirme hacia Algebra II con mi pase de la enfermera Tavers. Caminé más rápido de lo normal, esperando ver a más personas. Estar sola en el pasillo me traía recuerdos aterradores.
Especialmente ahora, ya que no estoy segura de si Nick vendría a mi rescate.
Él ni siquiera me miraba, así que ¿Por qué vendría hasta aquí si un alma me persiguiera? La sensación de ser observada se intensifico mientras más cerca llegaba al final del pasillo.
¿Por qué Algebra II tenía que estar al final del pasillo? Miré por encima de mi hombro y el pasillo seguía vacío. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal y me eché a correr. No podía verla, pero sabía que se encontraba allí. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Mantuve mis ojos en la puerta del salón de clase. Todavía parecía estar muy lejos, sin embargo, sabía que si gritaba podían escucharme. El frío se hizo más fuerte y el aire se volvió más pesado, haciendo que fuera difícil respirar. Necesitaba dejar de correr para forzar el oxigeno a entrar en mis pulmones, pero no me dejaría en paz por mucho tiempo.
Una puerta se abrió justo cuando mi visión comenzó a ser borrosa por mi falta de oxigeno y aire, mis pulmones ardían. El frío desapareció. Bajé mis libros y puse mis manos en mis rodillas, jadeando por más aire, relajándome y tratando de calmar mi corazón. Los pasos acercándose me sorprendieron y levanté la mirada, lista para correr nuevamente cuando vi a Nick alejarse.
Lo que sea que me siguió huyó por su culpa. Afortunadamente para mí, no notó que a Nick no le importaba mantenerme a salvo. Mi corazón ya no se aceleraba por miedo, pero dolía por el rechazo. Tomé mis libros del piso y observé la silueta de él, alejándose, una vez más, antes de dirigirme a mi clase.
***
—Si no estás lista para comenzar con mi discurso, no tengo prisa. — Kevin se inclinó y susurró en mi oído. Ordenamos pizza y estábamos abrazados en el sofá viendo televisión.
La verdad era esa, no me sentía de humor para trabajar en su discurso. Todo lo que realmente quería hacer era disfrutar de la calidez de estar en sus brazos. Estar sentados en el sofá, sintiendo los brazos de mi novio, me ayudaba a mantener el miedo en control. Cuando Kevin se marchara, tendría que ir a mi dormitorio sola.
La idea de enfrentarme a mi habitación después de mi experiencia de hoy, en el pasillo, me aterrorizaba. Ver a Nick alejarse de mí, como si él fuera un chico sin ninguna preocupación en el mundo, mientras yo jadeaba en busca de aire, me dejó con un sentimiento de desesperación. Alargué mi brazo y tomé la mano de Kevin en la mía. Él estaba aquí. Claro que no me protegería contra las almas psicóticas. Sólo Nick podría detener eso... aquello... la cosa que fuera ella. Pero Nick no se encontraba aquí. Kevin era todo lo que tenía y quería absorber su presencia todo el tiempo que pudiera. Kevin sostuvo mi mano con la suya y permanecimos en silencio. No estoy segura de qué veíamos. Él reía en voz alta algunas veces y el sonido me hacía sonreír. Disfruto verlo feliz.
Algunas veces olvido lo que es ser feliz.
El timbre de su teléfono interrumpió mis pensamientos y salté. Estaba en el borde esta noche.
Sonrió. —Es mi teléfono, no la alama de incendio. Jesús, estás nerviosa esta noche. —Busco el móvil en su bolsillo y lo sacó.
—¿Hola? —Hizo una pausa—. Estoy con _______ justo ahora... lo sé, pero estoy ocupado... No hemos terminado todavía. —Kevin me miró disculpándose—. De acuerdo, estoy en camino. —frunció el ceño, mientras cerraba su teléfono.
—Era mi papá. Necesita que vaya con él a dejar el coche de mamá con el mecánico. Van a arreglarlo mañana a primera hora. No puede irse a la cama hasta dejar el auto y después tiene que trabajar un doble turno en la estación.
Me senté recta y forcé una sonrisa. Mi madre no llegaba en casa aún y el pensamiento de estar sola me hizo querer acurrucarme como una bola y llorar. —Oh, bueno, umm, entonces ve. Trabajaremos en el discurso mañana.
Él frunció el ceño y deslizó una mano en mi cabello, frotando su pulgar contra mi oído. —Pareces tensa. No me gusta dejarte inquieta.
Sonreí y me encogí de hombros. —Probablemente necesite dormir un poco.
Mentí, esperaba que lo creyera. Se inclinó y me besó suavemente. Deslicé mis manos detrás de su cuello y profundicé el beso. Kevin tomó mi rostro en sus manos y ladeó su cara para acomodarse perfectamente. Me sumergí en la comodidad de su cercanía y calidez. Sabía que necesitaba dejarlo ir para ayudar a su papá, pero me aferré. Dejarlo ir significaba que estaría sola. Me apreté contra él, sin pensar en cómo mi necesitad de compañía podía ser malinterpretada con pasión. Un gemido salió del pecho de Kevin y me presionó suavemente contra el sofá y me cubrió con su cuerpo.
Nunca habíamos dejado que las cosas fueran tan lejos antes. Nick estaba allí, en algún lugar en el centro: una fuerza invisible que me hacía distanciarme de Kevin. Sería un error permitir que las cosas vayan aún más lejos. Que Kevin creyera que podemos dar un paso más allá en nuestra relación no sería justo para ninguno. Nick siempre estaría en mi mente. Kevin merecía algo más que ser el segundo. Incluso ahora, mientras se presiona contra mí y su respiración suena agitada, no siento nada salvo seguridad. Su mano se desliza por debajo de mi camisa y sé que es hora de detenernos. Justo cuando roza la parte inferior de mi sujetador rompo el beso.
—No. —Susurré y su mano se retira lentamente. Su respiración sonaba entrecortada y pude sentir su corazón latiendo contra el mío. Lentamente se sentó y extendió su mano para levantarme también. Pasó una mano a través de su cabello rubio y se rió temblorosamente.
—Wau. —dice, sonriendo. No estoy segura de qué decir, porque “Wau” no era lo que yo sentía—Lo siento, me dejé llevar. —Se disculpó, bajando la mirada hacia mi camisa, la cual estaba levantada, justo encima de mi ombligo. La tiré hacia abajo y le sonreí tranquilizadoramente. No era como si acabara de tratar de violarme.
—No te disculpes. Necesitábamos parar. Tu papá está esperando.
Kevin asintió, su expresión seguía siendo un poco vidriosa, y se puso de pie. Tomó su chaqueta, agarró sus libros y llaves.
—¿Estarás bien hasta que tu mamá llegue a casa? —Preguntó.
Quise reír por la respuesta a esa pregunta. En su lugar, asentí y sonreí. No era como si pudiera decirle que un alma perturbada quería matarme por razones que yo no entendía.
La puerta cerrándose detrás de Kevin dejó un fuerte peso sobre mi pecho. Pensé en salir afuera y quedarme en el jardín, para así ver las otras casas iluminarse y las personas dentro de ellas. De alguna manera, ver a las otras personas sonaba seguro. Caminé y me detuve en frente de la puerta. Podría quedarme aquí hasta que mamá llegara a casa. Si cualquier cosa se presentaba, podía correr hasta la calle y gritar. Por supuesto, todo el mundo pensaría que estoy loca, pero llamaría la atención.
—No creo que esas medidas drásticas sean necesarias. Ve a la cama, Pagan, estaré aquí. —Me giré hacia el sonido de la voz de Nick. El alivio y la ira se apoderaron de mí al mismo tiempo. Quería lanzar mis brazos alrededor de él, pero también quería darle un puñetazo en su perfecta nariz.
—Preferiría que no lo hicieras. Sólo ve a la cama. —Su tono frío me hirió más que el miedo. No me miraba, en su lugar veía una revista de deportes que Kevin olvidó. Sus botas se apoyaban sobre la mesa mientras reclinaba su silla. Las lágrimas ardieron en mis ojos, pero no lloraría frente a él. Esa era una humillación que me rehusaba a darle. En su lugar, subí las escaleras corriendo.
El agua caliente apartó mis lágrimas mientras estuve en la ducha más tiempo del necesario. Allí mis sollozos fueron camuflados. Una vez que las lágrimas dejaron de caer y todo lo que quedó fue un gran hueco, cerré el agua, salí a la alfombra blanca y envolví una toalla a mí alrededor. Estudié a la chica frente al espejo. Sus ojos rojizos e hinchados.
Ninguna cantidad de agua podía lavar la tristeza que reflejaba. Él estaba aquí y yo me encontraba a salvo. Era algo que agradecer. No tenía el coraje para preguntarle por qué había venido. No quería que me viera llorar. No quería que supiera que pasé media hora llorándole. ¿Quizás robó mi corazón o tomó mi alma? No podía estar segura, pero me rehusé a que tomará mi orgullo, también.
Apreté la toalla más fuertemente y me dirigí a mi habitación. Entré, sabiendo que estaría vacía. Nick no quería estar cerca de mí. Una pequeña parte tenía la esperanza de encontrarlo sentado en la silla de la esquina con la guitarra en sus manos. Lágrimas nuevas brotaron de mis ojos. Necesito controlar esta agonía o lo que sea que es. Alargué mi brazo buscando mi suéter, pero no me atreví a usar cualquier cosa que me recordara a Nick y las noches que pasó cantándome para dormir. En cambio, saqué mi camisa de dormir y la deslicé sobre mi cabeza. Era rosa pálido. Sonreí tristemente, notando que nunca había pensado en eso antes. De inmediato me la quité y la deje caer en el suelo. No podía usarla, tampoco. Abrí mi armario y saqué una camisa de Kevin que tenía y me la puse. Todavía podía sentir a Kevin y eso me dio el poder para ser capaz de ignorar a Nick y abrazar a Kevin con mis acciones, incluso si mi corazón pensaba de manera diferente. Caminé hacia mi cama y me recosté, pensando en la música que no podría escuchar.
El silencio hacía eco a través de la casa, pero sabía que no seguía sola. Él observaba. No quería cerrar mis ojos, esperanzada de que él viniera a sentarse en su silla y tocara música para mí. El único sonido que pude escuchar fue el lento goteo del grifo en el baño y el asentamiento de la casa. Si Nick no estuviera en la planta baja, cualquier pequeño sonido me hubiera hecho saltar y correr hacia la puerta. Sin embargo, con él vigilándome, era capaz de cerrar mis ojos y ser arrullada por el silencio.
La música vino en mis sueños. La inquietante y dulce música llenó el agujero de dolor en mi corazón. Sonreí, buscando la fuente del sonido, pero no encontré nada. Fue sólo un sueño hermoso.
Capitulo 11
A la mañana siguiente, Nick se había ido. Lo esperaba, pero aun así bajé corriendo las escaleras por si se hubiera quedado. Pasaron los días y Nick siguió ignorándome. Durante los días en la escuela continuó flirteando con Kendra. Me volví invisible en cualquier sitio dónde él estuviese. Por la noche, él entraría a la sala alrededor de la hora de dormir y se sentaría en el sofá sin reconocerme. Nada tenía sentido. No importó cuántas veces intenté hacer conversación y él permaneció en silencio. Una persona solo puede sufrir cierta cantidad de humillación y yo llene mi cuota. Si quería ignorarme, entonces está bien. Me daba por vencida.
—No voy a aceptar un no por respuesta. Si tengo que ir personalmente a tu casa y vestirte y luego llamar a Joe para que te recoja y te tire sobre su hombro para llevarte al concierto, lo haré. No dudes de mí. —Demi puso una mano en su cintura y alzó la barbilla con determinación.
Discutir con ella cuando se ponía así era inútil.
Joe se rió entre dientes. —La llevaré sobre mi hombro si tengo que hacerlo, pero tal vez deberíamos discutir primero el transporte con Kevin. No estoy realmente seguro de que vaya a querer que lleve a su chica cargada en mi hombro.
Demi sacudió su mano hacia él. —¡Da igual! Él no le hará nada que ella no quiera hacer. Tú vas a tener que cargarla y yo voy a tener que hacer frente a Kevin y sentarme sobre él mientras ustedes escapan lejos.
Me reí y me sorprendió lo bien que se sintió.
—¿Qué es eso de ti sentándote sobre mí? —Preguntó Kevin mientras se acercó y pasó su brazo alrededor de mi cintura.
Demi puso los ojos en blanco. —Estoy intentando explicar a ______ que no voy a aceptar un NO por respuesta. Va a ir al concierto esta noche y punto.
Kevin me apretó ligeramente la cadera.
—¿Así que entonces hablamos de una posible situación de rehenes? — dijo con voz burlona.
Joe se rió entre dientes. —Parece que sí.
Kevin me miró, sonriendo maliciosamente. —¿Quieres que salgamos corriendo y ver si pueden alcanzarnos?
Me reí y sacudí la cabeza. —No, está bien. Iré si es tan importante para Demi.
Demi dejó escapar un suspiro demasiado dramático. —Oh, bien, no tenía ganas de discutir con él.
—Hubiera sido divertido verte intentarlo. —Joe rió y me costó mucho no pensar que acababa de aceptar ir al concierto benéfico de Cold Soul en la playa. Ver a Nick en el escenario con la misma guitarra en sus manos con la que me había tocado tantas noches y escuchar su voz siendo compartida con miles de personas, hicieron que el agujero que tengo en el corazón creciese. Si pudiera encontrar una forma para detener el dolor, lo haría. Nada parecía ayudar.
—Va a ser increíble, _______. Ya sé que realmente no te importa lo de Nick Walker, pero confía en mí, él sabe tocar. —Demi deslizó su brazo entre el de Joe y le miró con una sonrisa tímida—. Pero no puede disparar tres punteros como tú, cariño, así que quita esa mueca de tu sexy cara. —Joe sonrió y la besó en la cima de la cabeza.
Ver el amor en los ojos de Demi cuando miró a Joe hizo que el agujero de mi corazón doliera aún más. Nunca amaría a Kevin de esa manera. Nick Walker había dañado mi corazón y lo reclamo en el proceso.
—Solo no empieces a babear con eso de la estrella del rock. Soy un fan de su música también, pero puedo aprender a odiarle rápido si me siento celoso. —El tono de Joe sonaba burlón, pero nadie dudaba de que lo que decía era la verdad.
Kevin se rió entre dientes. —No creo que tenga que preocuparme de que _______ comience a babear. Cold Soul no canta su tipo de música. Tengo la sensación que no estará allí por mucho tiempo.
Demi miró más a Kevin. —No le des ninguna idea o excusa. No estoy bromeando. Te patearé el trasero si siquiera miras a la salida de mala manera. —Kevin echó la cabeza hacia atrás y rió.
—Estoy muy feliz de que tengas un buen sentido del humor —dijo Joe con una sonrisa—. Tus brazos son mucho más grandes que los míos.
Empecé a reír, pero el impulso murió instantáneamente cuando mis ojos se encontraron con Nick. Se puso frente a Kendra, cuya espalda estaba contra la pared mientras ella le sonreía. Se inclinó y le susurro al oído. Necesité toda mi fuerza y auto-preservación para apartar mis ojos de la intimidad entre ellos. Mi respiración se volvió profunda por el dolor en mi pecho.
Kevin debió sentir el cambio en mí, porque me acercó más a él y me acarició el brazo desnudo. Cuanto más nos alejamos de Nick, más fácil se volvió respirar.
La brisa de la noche del golfo era inusualmente cálida teniendo en cuenta que eran finales de otoño. Un largo escenario con brillantes luces que lo rodeaban fue montado en el paseo marítimo frente a la playa. Había miles de personas cubriendo la arenosa costa. Las hogueras se podían ver bajo la multitud. Un par de estudiantes de secundaria ya eran esposados por consumir bebidas alcohólicas. No sería la primera, ni la última noche. Sujeté la mano de Kevin con más fuerza mientras tuvimos que zigzaguear entre la multitud siguiendo la estela de Demi. Ella había organizado para la compañía de su padre el comprar algunos de los asientos especiales bajo una gran carpa, por un precio superior a los demás boletos. Yo habría sido feliz juntándome con la multitud en la arena, pero Demi no. Nos detuvimos en la entrada.
—Demi Wouters y tres invitados. —dijo con un aire altivo que solo parecía salir de ella cuando alardeaba sobre el poder de su padre. No lo hace a menudo, a menos que quisiese algo, como librarnos de comprar entradas. Harold Wouters propietario de Wouters Realty. Wouters Realty controla todos los bienes comerciales de alta gama del estado. En otras palabras, eran los dueños de la ciudad.
—Por aquí, Señorita Wouters. —dijo la joven mujer, mientras se volvía y nos llevó en frente de una fila de asientos con una vista perfecta del escenario.
Genial, no solo tendría que escuchar la voz que tan desesperadamente quería olvidar, sino que tendría un perfecto panorama suyo también. Eché un vistazo a Kevin, quien arqueó las cejas como si estuviese impresionado con nuestros asientos y me dio una de sus sonrisas ansiosas.
Fingir un dolor de cabeza no iba a funcionar. Demi enloquecería y Kevin realmente parecía estar entusiasmado por los buenos asientos.
—¡Estamos bien atendidos! Esto es de lo que estoy hablando. —Joe sonreía y miraba a su alrededor hacia la mesa de elaborados refrescos montada al final de la carpa.
—Chicos, pueden comer al deseo de sus corazones. Vayan y dejen de babear. —dijo Demi, con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
Demi la besó con fuerza en los labios y miró a Kevin. —Vamos, hombre, vamos a acabar con esa comida de lujo. —Kevin se volvió hacia mí como si estuviera pidiendo permiso. Asentí con la cabeza. Me recordó a un fiel cachorrito. Se agachó y me dio un beso rápido en los labios antes de seguir a Joe.
—Deja de fruncir el ceño como si te hubiera traído a un bar lleno de humo. Vamos, chica, diviértete. —Forcé una sonrisa, lo que solo consiguió profundizar el ceño fruncido de Demi—. ¿Qué pasó contigo, _______? Te costaba no mirar a Nick y poner esa mirada de tonta admiración en tu cara. Ahora, le ves y pareces como si estuvieras a punto de vomitar ¿Hirió tus sentimientos o algo? ¿Es eso por lo que no quieres estar aquí?
¿Me hirió? Ella nunca podría saber lo mucho que me había herido. Negué con la cabeza e intenté esforzarme aún más para que mi sonrisa pareciese más realista.
—Por supuesto que no. Solo me di cuenta que era un idiota. Algo en él es frío y no me gusta estar cerca de él. —Miré a las olas rompiéndose en la orilla. Si ella profundizase en mis ojos, notaría mi agonía.
—Hmmm, de acuerdo entonces. Supongo que tienes razón acerca de lo del frío. Algo en él parece difícil y muy irreal.
Ella no tenía idea de lo irreal que él era.
La brisa había empezado a enfriarse y los asientos bajo la carpa estaban llenos. Quería estar en cualquier otro sitio lejos aquí, no con una perfecta vista del escenario en el que Nick cantaría pronto. Las luces se apagaron y el público enloqueció. Kevin puso sus brazos alrededor de mi espalda y me incliné hacia él, esperando que su cercanía me ayudase a pasar esto.
Con un redoble de tambor y el sonido de una guitarra eléctrica, las luces destellaron tan brillantemente como los fuegos artificiales que explotaban por encima. Un grupo de tres chicos había tomado el escenario. Uno sentado detrás de la batería con largos rizos rubios y los otros dos de pie a cada lado del escenario con guitarras en sus manos. La música llenó el aire nocturno y gritos salieron de la playa. Había tanta multitud en la costa que ya no podías ver la arena. Una fuerte explosión y una nube de humo me hicieron saltar. Los gritos y los cánticos solo sonaron más fuerte. Nick salió del humo que ahora se filtraba del escenario. Vi como su cabello oscuro danzaba con la brisa y como llegó al micrófono que le esperaba en el centro del escenario.
Lo cogió entre sus manos y luego se volvió directamente hacia la carpa. Directamente hacia mí.
“Quieres lo que no puedes tener. Lo veo en tus ojos. El dolor que llena tus noches es a causa de mi sarta de mentiras. Te he abierto la puerta para que te vayas. Hay un camino mejor para ti, aunque yo quiero que te quedes. He roto las reglas, me he desviado del camino pero cuando te conocí supe que salvarte valía la ira. Déjame irme ahora, antes de que sea demasiado tarde. Déjame irme ahora, antes de que sepas que soy y tu amor se vuelva odio.
Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno. Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado a mí. No hay manera de que lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte. Aléjate de mí.
Veo la vida que sé que llevarás sin mí aquí. Es lo que te mereces, es a donde perteneces, es todo lo que quiero y todo lo que temo. Una vez que te conocí tenía que salvarte, pero me salvaste. Ahora me estoy marchando y dejándote ir libre. En ni un solo momento se me olvida que hay un fuego dentro de mí que enciendes con tu toque. Lastimarte no era el plan pero tenía que ocurrir por mi mano.
Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno. Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado a mí. No hay manera de que lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte. Aléjate de mí.”
Me temblaban las manos en mi regazo. Su mirada nunca se apartó de la mía.
Las palabras eran para mí. No podía respirar por el dolor constriñéndome la garganta. ¿Por qué hacía esto? ¿No me había herido lo suficiente? Las lágrimas que picaban en mis ojos caerían libremente, rodando por mis mejillas, anunciando a mis amigos lo mucho que me habían afectado las palabras de Nick. No lo podían saber.
Nadie podía. Me puse de pie y me alejé. No podía sentarme allí y escuchar nada más. En una especie de trance desesperado me abrí paso entre los fans gritando y los cuerpos sudorosos. Podría respirar si solo pudiese escaparme, poner alguna distancia entre sus palabras y yo. Una vez que salí de la carpa, me giré y corrí hacia la oscuridad. Lejos del miedo. No le tenía miedo a él, pero sus palabras me asustaban. Él se iba. Se me hizo un nudo en el estómago cuando lo pensé y corrí más deprisa hasta que la arena de la playa estuvo oscura y vacía. El sonido de la música sonaba en la distancia y miré sobre mi hombro para ver si Kevin o Demi habían conseguido seguirme. Nadie iba a venir. Estaba realmente sola. Jadeando, caí de rodillas y solté el llanto que había estado tratando de aguantar desde que empezó a cantar. Lágrimas calientes se arrastraron por mi cara. El pecho me dolía mucho, y me era imposible realizar respiraciones profundas.
El aire nocturno bajó varios grados. No era dolor el que asfixiaba mi respiración, era el frío que venía con ella.
Me di la vuelta lentamente, sabiendo que ella me miraba.
Podía sentir su presencia. Ella era ese miedo helado. Sin embargo, el agujero negro de dolor que Nick había dejado en mi pecho hacía que el peligro que ella poseía palideciese en comparación. Me puse de pie y la enfrenté, dándome cuenta que mi miedo había sido remplazado por el odio. Ya no me asustaba. Me enfadó. Algo acerca de su aparición causó la angustia de Nick e hizo que quisiera hacerle daño por el papel que interpretaba en mi dolor. La miré mientras su cabello rubio flotaba, sin restricciones con la brisa del golfo.
—¿Qué es lo que quieres de mí? —Grité a través de mis lágrimas.
Di un paso hacia ella, apretando mis manos en puños. No quería que pensase que podía hacer que me acobardase. No quería que pensara que me podía asustar nunca más. Su risa tintineante llenó la oscuridad que nos rodeaba.
—Está designado. —dijo, con una voz que había llegado a aborrecer.
—¿Qué está designado? ¿Eh? ¿Sabes? ¡Consigue una maldita vida y déjame jodidamente en paz! —Di un paso más hacia ella, queriendo golpearla pero sabiendo que eso no haría ningún bien.
Su risa tintineante se volvió profundamente siniestra.
—Estaba designado y rompió las reglas. —Su risa murió y miró hacia mí—. ¡Por ti! ¡Rompió las reglas por ti! ¿Por qué por ti? Una simple humana con un tiempo designado, era todo muy sencillo, pero él lo complicó tanto — Curvó su dedo hacia mí—. Vamos, acércate y corregiré su error. —Tragué y el miedo que pensé que había superado comenzó a volver poco a poco. Nick también había dicho que ella había venido a corregir un error.
—¿Qué error? —Pregunté.
Inclinó la cabeza como si me estudiase. —Tú eres diferente a los demás. Supongo que eras interesante para él. Su existencia es más bien monótona.
Luché contra la tentación de arremeter contra ella, a sabiendas de que probablemente la atravesaría. Quería que me acercase. Necesitaba mantener las distancias. Negué con la cabeza y di un paso atrás. Mi respiración comenzó a hacerse más profunda. Traté de retroceder otro paso, pero una mano de hielo envolvió mi muñeca y comenzó a tirar de mí hacia las olas, con una fuerza contra la que no podía luchar. El primer chapoteo con el agua fría y salada me sobresaltó. Esto era real. Esta vez me encontraba sola y nadie me escucharía.
Empecé a dar patadas y a forcejear, pero ella continuó arrastrándome hacia el golfo con poco esfuerzo. No tenía ninguna oportunidad de sobrevivir en las aguas profundas. Las olas se hacían cada vez más grandes y ella me arrastraba hacia abajo. Iba a ahogarme. ¿No podía solamente matarme asfixiándome como había empezado a hacer en el colegio antes de que Nick la interrumpiera? Las luces y la música danzaban en la distancia. Esta vez estaba sola y nadie me salvaría. Por extraño que parezca, no tenía ganas de gritar. No temía a la muerte por más tiempo. Pero ojalá hubiera sido capaz de despedirme.
Cerré los ojos mientras el agua me llegaba a la barbilla y la primera ola se estrellaba contra mi cabeza. Mientras dejé que mi cuerpo se aflojase y acepté este destino, escuché a alguien gritar mi nombre.
¿Alguien me había encontrado aquí? Empecé a sacudirme fuera de su agarre y gritar, pero me di cuenta que probablemente solo le quitaría la vida a él también. Ella no estaba aquí para ellos. Tenía que irme en silencio. El que había venido a por mí, no se merecía este destino.
Un destello de luz brillante llenó el agua oscura y mi muñeca fue instantáneamente liberada de su apretón de hielo. Luché para encontrar la superficie del agua y llenar de aire mis ardientes pulmones.
—¡NO! ¡Dije NO! Yo hice esta elección y rompí esta regla, pero fui yo quien la rompió. He dejado tu interferencia impune el tiempo suficiente. Esto termina ahora.
Quería abrir los ojos y verle. Podía escucharle pero el agua salada se metía en mis ojos y lo hacía imposible.
Otra ola se estrelló contra mí y empecé a patalear frenéticamente mientras el agua llenaba mi nariz no preparada para ello. Cálidos brazos rodearon mi cintura y me aferré a ellos sabiendo que le pertenecían a él. Ahora me encontraba a salvo. Mi cabeza atravesó la superficie y comencé a ahogarme con el agua salada.
—Aquí, déjame. —Nick secó mis ojos con un pañuelo frío y el ardor desapareció al igual que mi tos. Era como si nunca hubiera sido hundida bajo las frías olas del mar. Finalmente pude ver la cara de Nick. Él me cargaba de nuevo.
—¿Por qué, ______? —Cerró los ojos y tocó mi frente con la suya y respiró hondo—. ¿Por qué? Sabías que ella seguía asechándote. La sentiste. ¿Por qué viniste aquí sola? ¿Pensaste que enfrentarla era la respuesta?
Negué con la cabeza y le miré fijamente a sus ojos tan cercanos a los míos. —No, solo quería alejarme. Necesitaba pensar. Verte... —Me detuve antes de decir nada más.
Una sonrisa triste se formó en su boca.
—Todo lo que ella podía hacer era tratar de matarte. En tanto que tú realmente te enfrentases a la muerte, La Muerte habría tenido que venir y llevarte. Eso no iba a suceder —Se detuvo y respiró entrecortadamente antes de tocar mi cabeza con sus labios. Sus labios se movieron a mi mejilla antes de detenerse en mi boca—. Por mucho que quiera besarte, no puedo —Dejó salir una risa suave—. Eres una chica frustrante. No eres como ninguna de las almas que he conocido. —Toqué su cara y me incliné para tocar sus labios con los míos, pero él se echó hacia atrás y negó con la cabeza—. No — Susurró—. No lo hagas. No puedo. Eres demasiado especial. Mi deseo por ti se sobrepone a lo que sé que es mejor para ti. No puedo arriesgar eso de nuevo.
—No me dejes. —Supliqué.
Tocó mis labios con la yema de su dedo. —No lo haré. Al menos, no esta noche.
—No voy a aceptar un no por respuesta. Si tengo que ir personalmente a tu casa y vestirte y luego llamar a Joe para que te recoja y te tire sobre su hombro para llevarte al concierto, lo haré. No dudes de mí. —Demi puso una mano en su cintura y alzó la barbilla con determinación.
Discutir con ella cuando se ponía así era inútil.
Joe se rió entre dientes. —La llevaré sobre mi hombro si tengo que hacerlo, pero tal vez deberíamos discutir primero el transporte con Kevin. No estoy realmente seguro de que vaya a querer que lleve a su chica cargada en mi hombro.
Demi sacudió su mano hacia él. —¡Da igual! Él no le hará nada que ella no quiera hacer. Tú vas a tener que cargarla y yo voy a tener que hacer frente a Kevin y sentarme sobre él mientras ustedes escapan lejos.
Me reí y me sorprendió lo bien que se sintió.
—¿Qué es eso de ti sentándote sobre mí? —Preguntó Kevin mientras se acercó y pasó su brazo alrededor de mi cintura.
Demi puso los ojos en blanco. —Estoy intentando explicar a ______ que no voy a aceptar un NO por respuesta. Va a ir al concierto esta noche y punto.
Kevin me apretó ligeramente la cadera.
—¿Así que entonces hablamos de una posible situación de rehenes? — dijo con voz burlona.
Joe se rió entre dientes. —Parece que sí.
Kevin me miró, sonriendo maliciosamente. —¿Quieres que salgamos corriendo y ver si pueden alcanzarnos?
Me reí y sacudí la cabeza. —No, está bien. Iré si es tan importante para Demi.
Demi dejó escapar un suspiro demasiado dramático. —Oh, bien, no tenía ganas de discutir con él.
—Hubiera sido divertido verte intentarlo. —Joe rió y me costó mucho no pensar que acababa de aceptar ir al concierto benéfico de Cold Soul en la playa. Ver a Nick en el escenario con la misma guitarra en sus manos con la que me había tocado tantas noches y escuchar su voz siendo compartida con miles de personas, hicieron que el agujero que tengo en el corazón creciese. Si pudiera encontrar una forma para detener el dolor, lo haría. Nada parecía ayudar.
—Va a ser increíble, _______. Ya sé que realmente no te importa lo de Nick Walker, pero confía en mí, él sabe tocar. —Demi deslizó su brazo entre el de Joe y le miró con una sonrisa tímida—. Pero no puede disparar tres punteros como tú, cariño, así que quita esa mueca de tu sexy cara. —Joe sonrió y la besó en la cima de la cabeza.
Ver el amor en los ojos de Demi cuando miró a Joe hizo que el agujero de mi corazón doliera aún más. Nunca amaría a Kevin de esa manera. Nick Walker había dañado mi corazón y lo reclamo en el proceso.
—Solo no empieces a babear con eso de la estrella del rock. Soy un fan de su música también, pero puedo aprender a odiarle rápido si me siento celoso. —El tono de Joe sonaba burlón, pero nadie dudaba de que lo que decía era la verdad.
Kevin se rió entre dientes. —No creo que tenga que preocuparme de que _______ comience a babear. Cold Soul no canta su tipo de música. Tengo la sensación que no estará allí por mucho tiempo.
Demi miró más a Kevin. —No le des ninguna idea o excusa. No estoy bromeando. Te patearé el trasero si siquiera miras a la salida de mala manera. —Kevin echó la cabeza hacia atrás y rió.
—Estoy muy feliz de que tengas un buen sentido del humor —dijo Joe con una sonrisa—. Tus brazos son mucho más grandes que los míos.
Empecé a reír, pero el impulso murió instantáneamente cuando mis ojos se encontraron con Nick. Se puso frente a Kendra, cuya espalda estaba contra la pared mientras ella le sonreía. Se inclinó y le susurro al oído. Necesité toda mi fuerza y auto-preservación para apartar mis ojos de la intimidad entre ellos. Mi respiración se volvió profunda por el dolor en mi pecho.
Kevin debió sentir el cambio en mí, porque me acercó más a él y me acarició el brazo desnudo. Cuanto más nos alejamos de Nick, más fácil se volvió respirar.
***
La brisa de la noche del golfo era inusualmente cálida teniendo en cuenta que eran finales de otoño. Un largo escenario con brillantes luces que lo rodeaban fue montado en el paseo marítimo frente a la playa. Había miles de personas cubriendo la arenosa costa. Las hogueras se podían ver bajo la multitud. Un par de estudiantes de secundaria ya eran esposados por consumir bebidas alcohólicas. No sería la primera, ni la última noche. Sujeté la mano de Kevin con más fuerza mientras tuvimos que zigzaguear entre la multitud siguiendo la estela de Demi. Ella había organizado para la compañía de su padre el comprar algunos de los asientos especiales bajo una gran carpa, por un precio superior a los demás boletos. Yo habría sido feliz juntándome con la multitud en la arena, pero Demi no. Nos detuvimos en la entrada.
—Demi Wouters y tres invitados. —dijo con un aire altivo que solo parecía salir de ella cuando alardeaba sobre el poder de su padre. No lo hace a menudo, a menos que quisiese algo, como librarnos de comprar entradas. Harold Wouters propietario de Wouters Realty. Wouters Realty controla todos los bienes comerciales de alta gama del estado. En otras palabras, eran los dueños de la ciudad.
—Por aquí, Señorita Wouters. —dijo la joven mujer, mientras se volvía y nos llevó en frente de una fila de asientos con una vista perfecta del escenario.
Genial, no solo tendría que escuchar la voz que tan desesperadamente quería olvidar, sino que tendría un perfecto panorama suyo también. Eché un vistazo a Kevin, quien arqueó las cejas como si estuviese impresionado con nuestros asientos y me dio una de sus sonrisas ansiosas.
Fingir un dolor de cabeza no iba a funcionar. Demi enloquecería y Kevin realmente parecía estar entusiasmado por los buenos asientos.
—¡Estamos bien atendidos! Esto es de lo que estoy hablando. —Joe sonreía y miraba a su alrededor hacia la mesa de elaborados refrescos montada al final de la carpa.
—Chicos, pueden comer al deseo de sus corazones. Vayan y dejen de babear. —dijo Demi, con una sonrisa de satisfacción en el rostro.
Demi la besó con fuerza en los labios y miró a Kevin. —Vamos, hombre, vamos a acabar con esa comida de lujo. —Kevin se volvió hacia mí como si estuviera pidiendo permiso. Asentí con la cabeza. Me recordó a un fiel cachorrito. Se agachó y me dio un beso rápido en los labios antes de seguir a Joe.
—Deja de fruncir el ceño como si te hubiera traído a un bar lleno de humo. Vamos, chica, diviértete. —Forcé una sonrisa, lo que solo consiguió profundizar el ceño fruncido de Demi—. ¿Qué pasó contigo, _______? Te costaba no mirar a Nick y poner esa mirada de tonta admiración en tu cara. Ahora, le ves y pareces como si estuvieras a punto de vomitar ¿Hirió tus sentimientos o algo? ¿Es eso por lo que no quieres estar aquí?
¿Me hirió? Ella nunca podría saber lo mucho que me había herido. Negué con la cabeza e intenté esforzarme aún más para que mi sonrisa pareciese más realista.
—Por supuesto que no. Solo me di cuenta que era un idiota. Algo en él es frío y no me gusta estar cerca de él. —Miré a las olas rompiéndose en la orilla. Si ella profundizase en mis ojos, notaría mi agonía.
—Hmmm, de acuerdo entonces. Supongo que tienes razón acerca de lo del frío. Algo en él parece difícil y muy irreal.
Ella no tenía idea de lo irreal que él era.
La brisa había empezado a enfriarse y los asientos bajo la carpa estaban llenos. Quería estar en cualquier otro sitio lejos aquí, no con una perfecta vista del escenario en el que Nick cantaría pronto. Las luces se apagaron y el público enloqueció. Kevin puso sus brazos alrededor de mi espalda y me incliné hacia él, esperando que su cercanía me ayudase a pasar esto.
Con un redoble de tambor y el sonido de una guitarra eléctrica, las luces destellaron tan brillantemente como los fuegos artificiales que explotaban por encima. Un grupo de tres chicos había tomado el escenario. Uno sentado detrás de la batería con largos rizos rubios y los otros dos de pie a cada lado del escenario con guitarras en sus manos. La música llenó el aire nocturno y gritos salieron de la playa. Había tanta multitud en la costa que ya no podías ver la arena. Una fuerte explosión y una nube de humo me hicieron saltar. Los gritos y los cánticos solo sonaron más fuerte. Nick salió del humo que ahora se filtraba del escenario. Vi como su cabello oscuro danzaba con la brisa y como llegó al micrófono que le esperaba en el centro del escenario.
Lo cogió entre sus manos y luego se volvió directamente hacia la carpa. Directamente hacia mí.
“Quieres lo que no puedes tener. Lo veo en tus ojos. El dolor que llena tus noches es a causa de mi sarta de mentiras. Te he abierto la puerta para que te vayas. Hay un camino mejor para ti, aunque yo quiero que te quedes. He roto las reglas, me he desviado del camino pero cuando te conocí supe que salvarte valía la ira. Déjame irme ahora, antes de que sea demasiado tarde. Déjame irme ahora, antes de que sepas que soy y tu amor se vuelva odio.
Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno. Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado a mí. No hay manera de que lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte. Aléjate de mí.
Veo la vida que sé que llevarás sin mí aquí. Es lo que te mereces, es a donde perteneces, es todo lo que quiero y todo lo que temo. Una vez que te conocí tenía que salvarte, pero me salvaste. Ahora me estoy marchando y dejándote ir libre. En ni un solo momento se me olvida que hay un fuego dentro de mí que enciendes con tu toque. Lastimarte no era el plan pero tenía que ocurrir por mi mano.
Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. No puedes venir a donde estoy yendo, no puedes atravesar mi infierno. Aléjate de mí antes de que colapse y te lleve conmigo. Mi camino solo me está destinado a mí. No hay manera de que lo tomes también. Te he dado vida cuando estaba en mis manos darte muerte. Aléjate de mí.”
Me temblaban las manos en mi regazo. Su mirada nunca se apartó de la mía.
Las palabras eran para mí. No podía respirar por el dolor constriñéndome la garganta. ¿Por qué hacía esto? ¿No me había herido lo suficiente? Las lágrimas que picaban en mis ojos caerían libremente, rodando por mis mejillas, anunciando a mis amigos lo mucho que me habían afectado las palabras de Nick. No lo podían saber.
Nadie podía. Me puse de pie y me alejé. No podía sentarme allí y escuchar nada más. En una especie de trance desesperado me abrí paso entre los fans gritando y los cuerpos sudorosos. Podría respirar si solo pudiese escaparme, poner alguna distancia entre sus palabras y yo. Una vez que salí de la carpa, me giré y corrí hacia la oscuridad. Lejos del miedo. No le tenía miedo a él, pero sus palabras me asustaban. Él se iba. Se me hizo un nudo en el estómago cuando lo pensé y corrí más deprisa hasta que la arena de la playa estuvo oscura y vacía. El sonido de la música sonaba en la distancia y miré sobre mi hombro para ver si Kevin o Demi habían conseguido seguirme. Nadie iba a venir. Estaba realmente sola. Jadeando, caí de rodillas y solté el llanto que había estado tratando de aguantar desde que empezó a cantar. Lágrimas calientes se arrastraron por mi cara. El pecho me dolía mucho, y me era imposible realizar respiraciones profundas.
El aire nocturno bajó varios grados. No era dolor el que asfixiaba mi respiración, era el frío que venía con ella.
Me di la vuelta lentamente, sabiendo que ella me miraba.
Podía sentir su presencia. Ella era ese miedo helado. Sin embargo, el agujero negro de dolor que Nick había dejado en mi pecho hacía que el peligro que ella poseía palideciese en comparación. Me puse de pie y la enfrenté, dándome cuenta que mi miedo había sido remplazado por el odio. Ya no me asustaba. Me enfadó. Algo acerca de su aparición causó la angustia de Nick e hizo que quisiera hacerle daño por el papel que interpretaba en mi dolor. La miré mientras su cabello rubio flotaba, sin restricciones con la brisa del golfo.
—¿Qué es lo que quieres de mí? —Grité a través de mis lágrimas.
Di un paso hacia ella, apretando mis manos en puños. No quería que pensase que podía hacer que me acobardase. No quería que pensara que me podía asustar nunca más. Su risa tintineante llenó la oscuridad que nos rodeaba.
—Está designado. —dijo, con una voz que había llegado a aborrecer.
—¿Qué está designado? ¿Eh? ¿Sabes? ¡Consigue una maldita vida y déjame jodidamente en paz! —Di un paso más hacia ella, queriendo golpearla pero sabiendo que eso no haría ningún bien.
Su risa tintineante se volvió profundamente siniestra.
—Estaba designado y rompió las reglas. —Su risa murió y miró hacia mí—. ¡Por ti! ¡Rompió las reglas por ti! ¿Por qué por ti? Una simple humana con un tiempo designado, era todo muy sencillo, pero él lo complicó tanto — Curvó su dedo hacia mí—. Vamos, acércate y corregiré su error. —Tragué y el miedo que pensé que había superado comenzó a volver poco a poco. Nick también había dicho que ella había venido a corregir un error.
—¿Qué error? —Pregunté.
Inclinó la cabeza como si me estudiase. —Tú eres diferente a los demás. Supongo que eras interesante para él. Su existencia es más bien monótona.
Luché contra la tentación de arremeter contra ella, a sabiendas de que probablemente la atravesaría. Quería que me acercase. Necesitaba mantener las distancias. Negué con la cabeza y di un paso atrás. Mi respiración comenzó a hacerse más profunda. Traté de retroceder otro paso, pero una mano de hielo envolvió mi muñeca y comenzó a tirar de mí hacia las olas, con una fuerza contra la que no podía luchar. El primer chapoteo con el agua fría y salada me sobresaltó. Esto era real. Esta vez me encontraba sola y nadie me escucharía.
Empecé a dar patadas y a forcejear, pero ella continuó arrastrándome hacia el golfo con poco esfuerzo. No tenía ninguna oportunidad de sobrevivir en las aguas profundas. Las olas se hacían cada vez más grandes y ella me arrastraba hacia abajo. Iba a ahogarme. ¿No podía solamente matarme asfixiándome como había empezado a hacer en el colegio antes de que Nick la interrumpiera? Las luces y la música danzaban en la distancia. Esta vez estaba sola y nadie me salvaría. Por extraño que parezca, no tenía ganas de gritar. No temía a la muerte por más tiempo. Pero ojalá hubiera sido capaz de despedirme.
Cerré los ojos mientras el agua me llegaba a la barbilla y la primera ola se estrellaba contra mi cabeza. Mientras dejé que mi cuerpo se aflojase y acepté este destino, escuché a alguien gritar mi nombre.
¿Alguien me había encontrado aquí? Empecé a sacudirme fuera de su agarre y gritar, pero me di cuenta que probablemente solo le quitaría la vida a él también. Ella no estaba aquí para ellos. Tenía que irme en silencio. El que había venido a por mí, no se merecía este destino.
Un destello de luz brillante llenó el agua oscura y mi muñeca fue instantáneamente liberada de su apretón de hielo. Luché para encontrar la superficie del agua y llenar de aire mis ardientes pulmones.
—¡NO! ¡Dije NO! Yo hice esta elección y rompí esta regla, pero fui yo quien la rompió. He dejado tu interferencia impune el tiempo suficiente. Esto termina ahora.
Quería abrir los ojos y verle. Podía escucharle pero el agua salada se metía en mis ojos y lo hacía imposible.
Otra ola se estrelló contra mí y empecé a patalear frenéticamente mientras el agua llenaba mi nariz no preparada para ello. Cálidos brazos rodearon mi cintura y me aferré a ellos sabiendo que le pertenecían a él. Ahora me encontraba a salvo. Mi cabeza atravesó la superficie y comencé a ahogarme con el agua salada.
—Aquí, déjame. —Nick secó mis ojos con un pañuelo frío y el ardor desapareció al igual que mi tos. Era como si nunca hubiera sido hundida bajo las frías olas del mar. Finalmente pude ver la cara de Nick. Él me cargaba de nuevo.
—¿Por qué, ______? —Cerró los ojos y tocó mi frente con la suya y respiró hondo—. ¿Por qué? Sabías que ella seguía asechándote. La sentiste. ¿Por qué viniste aquí sola? ¿Pensaste que enfrentarla era la respuesta?
Negué con la cabeza y le miré fijamente a sus ojos tan cercanos a los míos. —No, solo quería alejarme. Necesitaba pensar. Verte... —Me detuve antes de decir nada más.
Una sonrisa triste se formó en su boca.
—Todo lo que ella podía hacer era tratar de matarte. En tanto que tú realmente te enfrentases a la muerte, La Muerte habría tenido que venir y llevarte. Eso no iba a suceder —Se detuvo y respiró entrecortadamente antes de tocar mi cabeza con sus labios. Sus labios se movieron a mi mejilla antes de detenerse en mi boca—. Por mucho que quiera besarte, no puedo —Dejó salir una risa suave—. Eres una chica frustrante. No eres como ninguna de las almas que he conocido. —Toqué su cara y me incliné para tocar sus labios con los míos, pero él se echó hacia atrás y negó con la cabeza—. No — Susurró—. No lo hagas. No puedo. Eres demasiado especial. Mi deseo por ti se sobrepone a lo que sé que es mejor para ti. No puedo arriesgar eso de nuevo.
—No me dejes. —Supliqué.
Tocó mis labios con la yema de su dedo. —No lo haré. Al menos, no esta noche.
IreGarciaT
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