you're my wonderwall - Niall Horan & Tú - TERMINADA.

Tres meses más tarde no sabías si las cosas habían mejorado o empeorado. Los chicos estaban con promociones casi todos los días, era milagro si algún día descansaban. Eso te molestaba porque no podías ver a ninguno de los chicos ya que si tenían un poco de tiempo libre lo aprovechaban para dormir y dormir. Vivían durmiendo y viajando. Eso te había hecho alejarte de Niall, llevabas cinco días sin hablar con él y lo peor de todo era que ni te atendía las llamadas ni te había ido a ver. Era frustrante, muy frustrante y te enfadaba muchísimo, estaban a punto de cumplir los cuatro meses de relación y él simplemente te ignoraba, parecía que el mal novio volvía a salir a la superficie.

—Es increíble que a las dos de la madrugada llamen a mi puerta—bufaste mientras que te levantabas dormida—¡mañana trabajo gente enferma!

Abriste la puerta de un tirón y Niall estaba ahí viéndote serio. Sonrió levemente y entró para después cerrar la puerta con rapidez. Te cogió de la cintura y te estampó contra la puerta para darte un beso descomunal, un beso que te dejó en las nubes flotando. Querías pedirle respuestas, querías regañarlo pero no te dejó respirar en ningún momento, si dejaba tu boca lo único que salía de ella eran gemidos y jadeos. Había pasado cinco días … le extrañabas así que decidiste pasarlo solo por esa vez.

—Buenas noches cariño—te susurró él dando un suspiro cansado.

—No te duermas, quiero preguntarte cosas—lo moviste suavemente.

—Ahora no … cuando nos despertemos—gruñó—, mañana tengo el día libre por suerte.

Lo miraste y viste que su cara estaba muy pálida y se veía muy cansado. Suspiraste y lo abrazaste apretándolo contra ti, así fue como te quedaste profundamente dormida. A la mañana siguiente despertaste cuando tu alarma sonó avisándote que era hora de ir a trabajar. Niall ni siquiera se movió cuando la alarma sonó o cuando empezaste a andar por la casa vistiéndote y demás. Dormía profundamente así que le preparaste el desayuno y después te fuiste a trabajar, ya despertaría él cuando quisiera.

Estar en el trabajo y que alguna adolescente te mirara más insistente ya se había convertido en algo normal, desde que habían aparecido las fotos con Niall y tú de la mano en el centro comercial, ya todo el mundo te conocía como la novia del famoso rubio de One Direction. Odiabas cuando te miraban así tan atentamente como si fueras un bicho raro o algo parecido, te estudiaban cada movimiento y era enervante. ¿Quién demonios se sentía cómodo sintiéndose observado? Suspiraste y seguiste doblando las camisetas para después ponerlas en los estantes tal como te había dicho tu jefe. Desde que se había enterado que salías con una superestrellas, parecía hacerte trabajar más, como si estuviera encima de tuya siempre.

—Esas niñas que están ahí delante de la tienda haciendo fotos se tienen que ir—bufó el viejo acercándose a ti—, ves a decirles.

—No voy a ir para decirles eso—te negaste—, no puedo hacerlo, ellas están en el centro comercial, eso no nos importa a nosotros.

—¡Esas niñas están aquí porque saben que estás saliendo con ese mocoso!—gritó él histérico.

—Tranquilo señor—lo miraste asustada—, y no hable así de mi novio porque no lo conoce.

—¡Cállate y sigue con tu trabajo!—salió de ahí disparado.

Respiraste con fuerza y dejaste la ropa que te quedaba por colocar para salir un poco fuera a tomar aire, necesitabas hacerlo. Avisaste a tu compañera para que te cubriera y cogiste tu bolso y saliste por la puerta de detrás que daba justo donde había unas pequeñas escaleras. Ahí te sentaste y te encendiste un cigarrillo, sí, ibas a tener problemas con Zayn y también con Niall pero tu jefe te había estresado demasiado.

—____(TN)—te llamaron unas chicas—¿podríamos hacernos unas fotos contigo?

—Chicas … yo no soy nadie famoso, ni admirable ni nada parecido, no creo que quieran una foto con alguien tan insignificante como yo—suspiraste cansada—, lo siento.

—Sabemos que fuiste a X-FACTOR, vimos tu audición—se encogieron de hombros ellas. Eran dos chicas, una era más grande que otra, parecían más bien hermanas.

—Pero eso no cambia nada—sonreíste—, ¿quieren sentarse y hablar un rato conmigo?

—¡Nos encantaría!—se sentaron ellas rápidamente.

Estuviste con las chicas hablando como una media hora, por respeto no fumaste más aunque quisiste y tuviste ganas de hacerlo. Le hablaste de lo que se vendía más o menos en el centro comercial, en dónde había cosas a buen precio, de qué vendías tú en la tienda en que trabajabas. Ellas eran nuevas, no habían recorrido mucho Londres y estaban un poco perdidas ya que no sabían dónde ir a comprar buenas cosas a buen precio. Al ver que habías tardado ya mucho, te despediste y volviste a entrar dándote de bruces con tu jefe que al parecer venía en busca tuya. Mal, eso significaba problemas.

—A mi oficina, por favor—te dejó andar delante de él.

Había dos posibilidades, que te bajara el sueldo o que directamente te despidieran por ‘mala trabajadora’. Y bueno … no te equivocaste. Te informó que el dinero que tenía que darte te lo iba a meter en el banco como muy tarde mañana y que ya no tenías que venir a trabajar ya que no te necesitaban más. No entendías por qué había pasado eso pero saliste de la oficina, cogiste tus cosas y te largaste de ahí. No tener trabajo apestaba, odiabas estar en casa sin hacer nada y lo más importante, sin tener ni un maldito dinero. Suspiraste y cogiste un taxi, lo bueno de todo era que habías estado ahorrando desde tiempo atrás … no te quedabas muy, muy pobre. Esperabas que Niall estuviera todavía en tu casa ya que necesitabas estar con alguien, te estabas deprimiendo y eso no era bueno.

—¿Niall?—llamaste cuando entraste. Todo estaba en silencio y tal como lo habías dejado al irte, bueno, todo menos el desayuno que se lo había comido el rubio. Dejaste el bolso en el sofá y fuiste a la habitación donde te encontraste a Niall durmiendo como tronco en la cama. ¡Hasta roncaba! Empezaste a reír, él no solía roncar pero al parecer estaba cansado.

Lo dejaste que durmiera y te metiste a la ducha, te diste una ducha larga y después te vestiste con ropa de casa que era una blusa que Niall tenía en tu casa y unos pantalones de chándal grises que eran muy cómodos. Te hiciste un moño alto y te dedicaste a buscar anuncios de trabajo en Internet y en periódicos. Encontraste unos cuantos que te podrían interesar pero estaban lejos de tu casa y te era imposible ir en autobús o taxi tantas horas. Cerca de ti solo habías encontrado dos trabajos más o menos aceptables, uno era niñera los fines de semana y otra era llevar, preparar la comida y recoger a unos hermanos del colegio. Sí, todo implicaba cuidar de niños pequeños. ¿Cómo se te daría eso? Te quedaste un buen rato pensativa, los niños te gustaban.

—¿_____(TN)?—te llamó Niall cuando llegó a la sala—¿Ya has venido del trabajo? ¿Tanto he dormido?

—Son las cinco y media babe—sonreíste—y me han despedido.

—¿Qué? ¿Cómo es eso?—te miró abriendo los ojos más de lo normal.

—No sé, simplemente ya no me necesitan según él—reíste sin humor—, en fin, ahora estaba buscando trabajos, encontré unos, ¿qué te parece ser niñera?

—Bueno, no es un mal trabajo si te gustan los pequeños—se sentó a tu lado—. Por cierto, hola, dame un beso.

—Hola—le besaste riendo—¿cómo dormiste?

—Emmmm bien—rió sonrojándose—, sí, dormí mucho, lo sé.

—Está bien, necesitabas descansar—le volviste a besar.

—Tú te ves cansada también, ¿no dormiste bien?

—Recuerdo que alguien no me dejó dormirme hasta las cinco de la mañana—arqueaste una ceja mirándolo divertida—, viniste con energías.

—Hacía tiempo que no te veía …—se sonrojó.

—Sí, y no creo que haya sido por mi culpa—lo miraste seria.

—Estaba cansado, llegaba a casa de mal humor por el cansancio, la rodilla me ha hecho pasar noches fritas … no quería pagar mi enojo y frustración contigo, no te lo mereces—habló mirándote con sinceridad—. Sabía que pelearíamos si venía a verte así que me dediqué a dormir hasta anoche que ya no pude más y vine a verte.
—¿Me ext
rañaste a mi o extrañaste follar?—lo dijiste sin ninguna delicadeza. Habías sido algo brusca, lo reconocías.

—¿A qué viene eso?—frunció el ceño—Sabes perfectamente que eso para mí vale una mierda. Pensaba que me conocías más.

—Lo siento, fui algo brusca …—suspiraste—, lo siento, no quería, soy una tonta.

—No pasa nada—contestó rápido—, me voy a vestir.

—¿Para qué?—preguntaste deprisa.

—Me iré—balbuceó.

—¡No! No me dejes sola—te levantaste detrás de él—, por favor, no me siento bien. ¡Lo siento Niall! Soy una imbécil, lo sé, ¿vale? ¿Me perdonas?

—No es por eso babe, pero tengo que verme con Harry—sonrió él tierno.

—¿Dónde van a ir?—preguntaste con desesperación, todavía sentías que Niall estaba enfadado contigo y no querías quedarte en casa, no sola, no ahora que te sentías deprimida.

—Tenemos que vernos con Ed, tiene concierto—sonrió—¿quieres venir con nosotros?

—¿Puedo?

—Síp, así lo conoces también.

Los dos se vistieron y salieron de ahí. Primero fueron a casa de Niall para que se cambiara de ropa y después fueron al apartamento de Harry, de ahí irían al concierto.

—Estás hermoso—reíste cuando Niall llegó recién duchado y cambiado de ropa.

—Gracias—sonrió—, vámonos que nos espera el taxi.

Sonreíste y seguiste a Niall. Lo miraste un largo rato, él era hermoso, te atraía en todas las maneras posibles. Para ti era casi perfecto, lo estropeaba cuando salía el ‘mal novio’ a la superficie. Aún así te sentías una suertuda de estar a su lado, eras tú quien caminaba de la mano con él, eras tú quien lo besaba … eras tú quien veía sus defectos pero lo seguías durmiendo. Como bien habías dicho hace tiempo, hasta con la baba colgándole y durmiendo te parecía lo más atractivo del mundo. Y no, no era difícil de quererlo ya que Niall era una persona que se te metía en la piel y corazón de una forma muy, muy rápida. Reíste suavemente apretando su mano, ¿quién te diría a ti que ibas a salir con uno de tus ‘mejores amigos’? Ya llevaban cuatro meses juntos y habían sido los mejores meses. Con cosas peores y otras mejores … pero había sido bueno.

—¿En qué tanto piensas?—te preguntó mirándote pensativo él también.

—En que tengo mucha suerte de tenerte a mi lado … solo eso—admitiste riendo.

—¿Y por qué de repente eso?—arqueó una ceja.

—Porque siento que no te merezco.

—No digas eso, el que no te merece soy yo. Soy muy estúpido y lento en esto y … torpe. Me cuesta creer que todavía sigas aquí—apretó tu mano—. Te quiero mucho _____(TN), lo prometo.