you're my wonderwall - Niall Horan & Tú - TERMINADA.

No habías pensando que esa conversación se acabaría en una pelea pero demonios, nunca habías pensando que Niall podía tener ese genio pero joder, nunca lo habías visto de esa manera. Tal vez estaba cansado, se sentía presionado … estaba tenso. En ese momento ninguno lo pensó así, se dedicaron a gritar los argumentos que tenían intentando quedar por delante del otro.

—¡No deberías de haberme dejado sola!—le gritaste enfadada.

—¿Y qué querías? ¿Quedarme y gritarte como estamos haciendo ahora?—atacó él de vuelta.

—¡Me da igual! Me habría sentido menos abandonada, te lo aseguro.

—Esto es una mierda, ya estamos peleando como si estuviéramos casados y por una tontería—bufó él sentándose en el sofá de un golpe.

—No es mi culpa—te sentaste de igual manera.

—¿Y qué quieres que haga?—te miró con gesto cansado.

—Quiero que las cosas sean como en Irlanda. Quiero que seamos igual de sencillos que ahí. Con unas películas estábamos contentos, nos bastaba sentarnos en el sofá y abrazarnos, con eso estábamos perfectamente—respiraste hondo para no empezar a llorar, odiabas pelear con las personas que querías.

—Cariño, no, no llores—te abrazó—, lo siento, lo siento mucho, ven aquí, abrázame fuerte.

—No quiero pelear Niall—lo abrazaste fuerte.

—No, ya no peleamos, tranquila—besó tu frente.

—¿Me lo prometes?—lo miraste.

—Te lo prometo—te besó suavemente.

Esperaron hasta que Harry volvió a la casa y después se despidieron con unas sonrisas, todo se había resuelto y los dos estaban bien. Pasaron por Nandos y pidieron para llevar, después se fueron a casa donde se cambiaron a pijamas, se acurrucaron en el sofá y comieron mientras que veían x-factor.

—¿Por qué no intentas de nuevo?—preguntó él.

—Porque no es para mí—sonreíste—, me gusta cantar pero lo haré en mi intimidad. Cantaré en la ducha, cantaré contigo … no necesito cantar para medio mundo.

—¿Cantarás conmigo en la ducha?—arqueó una ceja con una sonrisa pícara.

—¡Niall!—reíste empujándolo suavemente.

Él sonrió y con un rápido movimiento se subió encima de ti para empezar a besarte mientras que tú empezaste a abrazarlo con tus piernas y brazos. No sabías si eso iría más lejos ya que Niall nunca te dio ninguna señal. Sin vergüenza metiste tus manos por debajo de su camiseta y acariciaste su piel que estaba caliente y muy, muy suave. Al sentir sus manos en su espalda mordió tu labio un poco más fuerte y empezó a respirar más fuerte. Niall era carne débil.

—¿Vamos a la habitación?—le susurraste dándole pequeños besitos en el cuello.

Él asintió y te levantó y casi corriendo te llevó a la habitación. Al tocar la cama te diste cuenta que Niall realmente quería eso así que decidiste darle la mejor noche de su vida. Recordabas que no le habían hecho ciertas coas así que pensabas poner en práctica las técnicas que habías aprendido gracias a leer libros y por haber ido a un curso de sexología.

—Hoy te llevaré al cielo y no será precisamente en avión—le susurraste dándote la vuelta para quedar encima de él. Él te miró sorprendido y esperó a ver qué ibas a hacer. Ya tenía las mejillas muy rojas y su respiración era muy rápida.

Le besaste el cuello y le chupaste cada lunar que tenía dejándole pequeñas marcas, eso probablemente le traería problemas más adelante. Le quitaste la camiseta dejando su piel blanca al descubierto, sonreíste al verlo mirándote con una sonrisa nerviosa, ¿se sentía incómodo o inseguro? Le susurraste que era hermoso y le besaste el pecho y el abdomen. Sus pantalones de chándal al poco rato volaron junto a tu blusa. Niall casi se atragantó cuando vio tus pechos desnudos, él parecía virgen en esos momentos.

—Niall …—le llamaste mientras que jugabas con el elástico de sus bóxers—, has tenido relaciones sexuales, ¿verdad? ¿No eres virgen cierto?

—Sí—contestó con voz temblorosa.

—¿Lo eres?—parpadeaste sorprendida.

—¡No!—contestó sofocado mientras que movió la cadera para que bajaras sus bóxers ya.

Le bajaste los bóxers en un momento que ni siquiera se imaginó. Gimió aliviado y echó la cabeza hacia atrás mientras que tú admirabas su instrumento. Habías esperado una cosa más pequeña pero su tamaño era bueno, no se pasaba ni de grande ni de pequeño y a ti personalmente eso tampoco te importaba mucho.

—Por favor—rogó Niall mirándote—, haz algo, no te quedes mirándome así.

Reíste y con una mano tocaste su hombría haciendo que se mordiera el labio para no gritar. Sonreíste, adorabas sentirte tan poderosa en ese momento, él parecía un cachorrillo contento y feliz, era bastante gracioso verlo de esa manera. Unos minutos más tarde cuando NIall había empezado a sentirse más cómodo, se dio la vuelta dejándote a ti debajo.

—¿Tienes protección?—preguntaste cuando despertaste de la ensoñación que estabas gracias a Niall.

—Me dio uno Harry antes de irnos—rió divertido mientras que buscaba sus pantalones.

—¡Qué chico más listo!—reíste junto a él y admiraste su vista trasera cuando te dio la espalda para coger el preservativo.

—Volví—se tiró a la cama riendo.

Asentiste mientras que lo atraías hacia ti, estabas empezando a obsesionarte con esos labios que eran tan apetitosos. Era la primera vez que te sentías tan cómoda con alguien en la cama, no habías tenido muchas relaciones pero sí tenías un poco de experiencia. Y ahora que estabas observando a Niall, él también parecía tenerla, el cachorrillo contento se había ido.

—¿Te hago daño?—te besó los labios suavemente.

—No—aseguraste apretándolo contra ti.

A la mañana siguiente despertaste cuando la luz estaba molestándote, normalmente en tu casa eso no pasaba ya que te encargabas de bajar siempre las persianas, eso te hizo darte cuenta de que no estabas en tu casa y que la noche anterior había sido una de las mejores vividas. Sonreíste y te diste la vuelta en la cama encontrándote con Niall dormido, hasta con las babas colgando, con el pelo despeinado y roncando era hermoso.

—Niall, cariño—le diste pequeños besos en la espalda—, despierta.

—Uhmmm—se movió un poco.

—Son ya las doce, tenemos que despertarnos y hacer algo con nuestra vida—reíste divertida.

—¿Comer?—habló él con voz ronca mientras que empezaba a estirarse.

—Sí, es lo mejor que podríamos hacer, tengo hambre—bostezaste.

—¿Por qué no pides a domicilio?—habló con pereza.

—Vago—reíste—pero sí, lo haré.

Cogiendo su camiseta te la pusiste y saliste de la habitación dejándole un poco de espacio a Niall. Él rápidamente se levantó, cogió unos bóxers limpios y se metió al baño para lavarse la cara y los dientes, le daba vergüenza saber que le habías visto dormir, se le había caído la baba y eso era vergonzoso. Se miró al espejo y empezó a reírse, hacía tiempo ya que no tenía una novia que hasta las cosas más normales le daba vergüenza. ¡Estúpido!

—Amor ya pedí—avisaste entrando a la habitación—¿dónde estás?

—En el baño—abrió la puerta—ya he terminado, ¿quieres pasar?

—Uh sí, me daré una ducha, la necesito—asentiste acercándote a él—por cierto, buenos días.

—Buenos días—sonrió dándote un beso.

—Ahora son buenos—reíste.

Te metiste a duchar mientras que él se fue a la sala para encender la televisión y ponerse un poco al día en los deportes y demás cosas. Tú al salir, le revolviste el armario a Niall y cogiste una de sus camisetas de tirantes largos y te la pusiste como vestido. El pelo te lo recogiste en un moño alto y a que hacía calor y te fuiste a la sala donde Niall estaba viendo deportes tal como un chico normal haría.

—¿Ya?—sonrió mirándote.
—Sí, ¿cómo me queda?—diste una vuelta.

—Espectacular—tiró de ti para que cayeras en sus brazos—, todo es espectacular en ti, nunca dejas de sorprenderme.

—Lo mismo puedo decir—le besaste la mejilla—. ¿No ha llegado la comida? ¡Tengo hambre!

Ese día estuvieron todo el rato en casa viendo televisión, riendo, navegando por internet y comiendo a lo loco. Estando así era revivir los días donde todo había sido perfecto en Irlanda. No querías pelear más con Niall, te parecía la cosa más horrorosa del mundo entero.

—Hoy no hay nada que hacer, quedémonos aquí contándonos secretos diciendo a lo bajito que lo nuestro será eterno—cantó Niall a la perfección esa línea de la canción española que estaban escuchando.

—Es … genial—opinaste—, nunca lo había escuchado, el chico tiene talento, su voz es muy …

—Pablo Alborán—rió él—. Es genial sí.

—Y no entiendo mucho—reíste.

—¿Sinceramente? Yo tampoco entiendo todo pero aún así adoro el sonido de su música.

—Adoro estar de esta manera contigo—diste un suspiro contenta—. Somos simplemente tú y yo haciendo cosas normales, sin pelear, sin gritarnos. ¡No quiero volver a pelear contigo nunca más!

—No lo haremos—te besó—, lo prometo.

Los próximos días que siguieron se la pasaron de igual modo, a veces salían con los chicos, a veces solos, lo importante era aprovechar el tiempo antes de que los chicos empezaran con las promociones del nuevo álbum. Iban a estar bastante ocupados por un tiempo, ellos tenías conciertos planeados hasta el 2013, eso era impresionante, prácticamente tenían la vida ‘planeada’.

—Tengo que ir con Liam—habló Niall muy rápido—ha pasado algo. Después hablamos de lo que me querías decir, lo siento pero él me necesita de verdad.

—¿Pero qué ha pasado?—preguntaste asustada y preocupada.

—Danielle, ha pasado algo con ella—suspiró—. Bueno, te encuentro aquí, ¿no? Quédate hoy también. Me voy, nos vemos después, dame un beso.

—Cuídate mucho—le besaste con rapidez y él salió como un huracán dejándote sola y preocupada.