Pasiones Ocultas (Así te conocí)

La música sonaba alta mientras caminábamos entre la gente hacia la salida de la VIP; quería visarle a Sheila que me iba pero cuando miré hacia la barra la vi con Marcos muy bien entretenida y no quería cortar eso de ninguna manera, mucho menos teniendo a Alex ahí conmigo, después de lo que había pasado y teniendo en cuenta de que quería que habláramos me decidí solo a seguirlo. Me sentía algo acalorada y se debía a lo que había sucedido hacía un rato, tenía que tratar de controlar mis hormonas pero no podía evitar el querer más de él, ¿qué rayos pasaba conmigo? Parecía una maldita zorra en busca de sexo, claro que solo sexo con él pero a pesar de eso sentía que lo necesitaba a todo momento; era su culpa y lo que generaba en mi, la forma en la que caminaba, esa manera de mirar tan seria y excitante, todo él era jodidamente atractivo y lo sabía, por eso las mujeres lo miraban de esa forma a medida que iba pasando, porque lo deseaban, pero estaba conmigo… o bueno en ese momento al menos lo estaba.


Finalmente cuando salimos del club aún estaba oscuro, eran las 5 de la mañana, el baile seguiría hasta las 7 como de costumbre y me parecía extraño que Alex se fuera de ahí siendo aún tan temprano, pero ni siquiera dije palabra pues temía que se arrepintiera y volviera dejándome sola. Llegamos a su auto y abrió la puerta para que entrara, antes de eso lo miré quedándome parada fuera del mismo.
-¿Estás en condiciones de conducir?- pregunté pues su estado al llegar no había sido del todo bueno.
-¿Prefieres que pida un taxi para ti? Nos vamos en mi auto o no me voy- dijo serio y claro, jodida mierda… ahora estaba serio y parecía algo molesto, los cambios de humor de este tipo iban a terminar dándome un ataque. Suspiré y no dije nada, después de todo no se veía tan mal y caminaba recto aunque el tema de las drogas no era nada agradable, cualquier cosa lo haría detenerse. Pero salió del sitio de forma correcta, quizá hasta se le había pasado el efecto de esas porquerías que estaba consumiendo o quién sabe. Las calles estaban llenas de personas en el centro, se debía a que era fin de semana y la mayoría de esas personas eran jóvenes que salían de fiesta como nosotros; las ventanillas del auto iban abiertas y el frío aire golpeaba en mi rostro despejando mi mente del caluroso y cerrado lugar en el que habíamos estado. No dijo mucho durante el camino y yo tampoco porque iba pensando qué demonios le diría, siempre me sucedía lo mismo, al final terminaba odiándome a mi misma por ser tan cobarde, ¿por qué demonios me inhibía tanto estando delante de él? Si sola podía pensar en todo lo que quería decirle y una vez que lo tenía en frente me sentía como un cachorrito asustado, no quería ser así, él tenía algo que me reprimía, como si siempre llevase el control de todo, como si pudiera solo con una mirada hacer que mi boca se cerrara y eso me estaba resultando frustrante.


Nos detuvimos en una cafetería que se encontraba en la zona céntrica y debido a la hora estaba algo vacía, solo un par de jóvenes bebiendo café en uno de los extremos y por como se reían probablemente venían de alguna fiesta, a pesar de ello una de las chicas miró a Alex de arriba abajo casi con la boca abierta y quise bajarle los dientes, mi parte celosa siempre despertaba cuando cosas así sucedían. Tomamos asiento en una de las mesas y Alex pidió dos cafés a la mesera que se marchó con el pedido dejándonos ya solos y a mi con un gran nudo en la garganta, a pesar de ello lo miré directo a los ojos para poder hablar de una buena vez.
-Yo… no debería haber sucedido lo del club… -dije algo entreverada y sintiéndome una total idiota; él enarcó una ceja y soltó una risa que me hizo enrojecer de vergüenza.
-Seguro… se notaba que no querías que sucediera- dijo en un tono irónico.
-¿Te da gracia ponerme incómoda? Porque no es divertido- dije molesta.
-Me divierte de vez en cuando y a demás me excita cuando te sonrojas así, puedes irte si no te gusta- respondió y lo miré totalmente consternada, definitivamente estaba hecho un idiota, podía pararme e irme de ahí y no entendía por qué rayos permanecía sentada dónde estaba dejando que me hablara así. –Lo siento… me estoy pasando- dijo a los segundos.
-Menos mal que te das cuenta-
-Me acostumbré de nuevo a hablar con chicas de una noche, supongo que debemos hablar tu y yo- dijo mientras la mesera dejaba los cafés sobre la mesa y se marchaba.
-Bueno, yo no soy como las demás y lo sabes… tampoco pretendo más de lo que puedes darme, creo que siempre me lo has dejado claro- le dije, ¿pero que carajo estaba diciendo? yo no quería decir eso, yo quería pedirle más, lo quería conmigo y no solo unas noches, yo no era así, ¿por qué me conformaba con solo eso? Pregunta tonta…me conformaba porque lo amaba.
-Se lo que quieres, no tienes que mentirme, te conozco demasiado bien Sam. El problema es que nose si pueda darte eso, pasaron muchas cosas en estos meses, creo que antes de que te fueras me involucré demasiado contigo y no era la idea- me dijo, ok…¿qué quería decir eso? ¿Qué me había querido quizá? Lo que fuera era claro que no estaba dispuesto a volver a sentirlo por el significado de sus palabras ahora.
-Y…. ¿qué quieres? Digo… - dije suspirando sin saber qué decir y algo nerviosa mientras él bebí café con total tranquilidad, una tranquilidad que no tenía idea de donde sacaba. -¿No quieres verme más?- pregunté como una niña a punto de ser decepcionada.
-Yo no dije eso, solo digo que no estoy seguro de poder darte lo que quieres- dijo, lo odié por no hablar claro y no ser concreto, esto estaba estresándome.
-Se claro Alex…- pedí-
-Sabes como soy Sam, no me gustan las relaciones convencionales, podemos estar juntos pero no prometo ser la persona que deseas-
-Me gustas así…- dije, y así era aunque claro que no quería que estuviera con otras ni nada pero bueno trataría de que todo marchara relativamente bien.
-En ese caso no hay mucho más que decir, ¿cómo están las cosas con tus padres?- preguntó para cambiar de tema, era mejor dejar lo demás aunque yo como siempre me quedaba con mil preguntas para hacer pero presionarlo solo serviría para que se alejara.
-Mal de mi parte, aunque ellos creen que todo está perfecto- comenté algo frustrada.
-No viven y no dejan que vivas, deberías irte de ahí-dijo y lo miré unos segundos sin decir nada. –Sería lo más sano que hicieras tu vida lejos de personas que tratan de controlarte- dijo
-Si, puede que tengas razón, no lo había pensado- dije pensativa, claro que si llegaba a plantearles eso a mis padres me encerrarían de por vida en una torre con un dragón cuidando la entrada. -¿Cómo van tus cosas?- pregunté
-Bien, trabajo con mi padre en la empresa como siempre, bueno quizá ahora más tiempo que antes, supongo que ha hecho que me guste lo que hago mientras estoy en vacaciones- comentó mientras yo bebí un poco del amargo café; era hasta raro tener este tipo de conversación tranquila con Alex, ¿era que nunca hablábamos de nada antes? Quizá porque siempre estábamos sin ropa y ocupados en otra cosa, pero resultaba agradable esto de vez en cuando.


Tras beber los cafés y hablar de una que otra cosa, me llevó hasta casa cuando ya eran las 6 y media de la mañana, hubiese preferido irme con él a su apartamento pero como no me dijo nada yo tampoco lo propuse, no quería parecer una desesperada aunque quizá lo era, pero solo con él. Bajó del auto y me acompañó hasta la puerta de casa y justo cuando iba a despedirse la puerta se abrió y salió mi padre con una cara que me dejó claro lo enojado que estaba porque su hija se había escapado y ahora aparecía con un hombre, sin decir mucho me dio una bofetada en el rostro con fuerza tomándome totalmente por sorpresa y haciendo que mi rostro girase.
-¡¿Pero qué demonios se cree que hace?!- le gritó Alex poniéndose delante de mi, entre el dolor de mi mejilla, la rabia por lo que mi padre acababa de hacer y Alex así de enojado no sabía en qué terminaría esto.
-¡Señor Douball, que sorpresa!- le dijo él con el mayor tono irónico que pudo haber usado. –No va a decirme usted cómo disciplinar a mi hija- añadió luego tomándome del brazo pero él hizo que me soltara.
-¡No vuelva a tocarla porque le juro que le arranco los ojos! No la toque…-le dijo en un amenazante tono que me heló la sangre, Alex daba miedo cuando hablaba así, ni siquiera sabía que pudiese generar eso; yo no sabía qué hacer, las lágrimas me caían por las mejillas y sostenía el brazo de Alex con fuerza como si solo así me sintiera segura.
-Samantha entra ya mismo a la casa y usted váyase antes de que llame a la policía y se lo lleven a dónde debería estar- respondió él ya con poca paciencia.
-Ella no se va a ningún lado, escuche bien… si lega a tocarle un solo pelo juro que me voy a encargar de hundirlo, ya que tanto le interesa lo que la puta sociedad en la que está dice y no dice sobre la reputación de su familia, haré que todos se enteren de lo que le hizo a su hija y no me refiero solo al golpe sino a mandarla con una mujer que a demás de loca y fanática religiosa no tiene dinero… ¿o me va a decir que alguien sabe que es usted quién la mantiene?- le dijo, ¿cómo rayos Alex sabía algo así? ¿y cómo era que yo no sabía que esa vieja no tenía dinero y mi padre la mantenía? Sabía que era pariente suyo pero creí que pertenecía a la alta sociedad también. Mi padre solo lo miró algo sorprendido durante unos segundos y no dijo palabra… no podía creen que Alex hubiese conseguido sobornarlo de esa manera, y no podía creer que lo hubiese hecho para defenderme, eso me hizo sentir de cierta forma bien dentro de todo este lío en el que estaba metido.
-Entra en 5 minutos-dijo y se marchó dentro de la casa; ni bien lo hizo Alex me miró.
-¿Estás bien?- preguntó inspeccionando mi rostro. –Ese maldito infeliz…- dijo con rabia.
-Ya Alex… él no me hará nada, no quiero que te metas en líos por mi- dije limpiádome las lágrimas que seguían saliendo.
-¿Yo? Si te toca lo hundo… no sabe con quién se metió- dijo, nunca lo había visto tan enojado.
-Es mejor que entre, no me hará nada…- dije mirándolo. –Gracias por defenderme-
-No dejaré que nadie te haga daño-dijo pasando su mano por mi mejilla, ¿tenían que pasar estas cosas para que yo viera su lado dulce o para que viera que de verdad le importaba? Me besó suavemente y quise detener el tiempo ahí mismo pero debía entrar antes de tener más problemas. –Mañana te llamo- dijo antes de irse y asentí para luego entrar a la casa e irme directo a mi habitación.