El ladrón de corazones (Joe & tú)

¡Genial!, por fin mis padres habían confiado en mí y me habían dejado sola en casa mientras ellos se iban a una de sus tantas reuniones aburridas. Siempre me obligaban a ir con ellos, ya era rutina, todos los fines de semana debía ir con ellos a New York y teníamos que pasar todo el fin de semana allí. Pero por fin me habían dejado sola en casa y podía hacer lo que me diera la gana. Como comienzo de mi gran noche llame a algunos amigos para hacer una fiesta, y salió genial había comida, bebidas y buena música, pero se me paso tan rápido.... a las 6 de la mañana salieron de mi casa, yo me puse a recoger puse la música a tope, mas tarde con toda la casa ya en silencio me fui a dar un gran baño de espuma para relajarme un poco. Lo necesitaba, anda que si lo necesitaba, estaba cansadísima, me quede tan relajada que casi me quedo dormida de no ser por el ruido que oí. Hizo que abriera los ojos asustada, pero no podía ser nada ya que yo estaba sola en casa "Que tonta eres _______" me dije a mi misma y volví a cerrar los ojos hasta que un nuevo sonido volvió a sonar pero esta vez mas fuerte que la anterior. Esta vez si que me asuste, me levante despacio de la bañera sin hacer mucho ruido y me coloque una toalla alrededor de mi cuerpo - ¿Mamá?, ¿Papá? - pregunte en voz alta pero no recibí respuesta alguna. Si fueran mis padres me hubieran llamado antes, ellos no podían ser. A lo mejor solo se había caído algo "¿Caerse algo dos veces seguidas?" me pregunte a mi misma " Imposible". Salí despacio del baño y me quede parada en el pasillo apoyada en la pared. Esperando alguna otra señal pero esta no apareció así que fui andando hacia mi cuarto, otra vez, y esta vez mucho mas fuerte, mientras iba caminando hacia mi cuarto lo volví a oír. Me entró el pánico y eche a correr hasta mi cuarto y en menos de un segundo me vestí, si es que había alguien abajo no me podía ver con solo una toalla. Estaba parada en mi habitación sin saber que hacer, el miedo se iba apoderando de mi y me iba comiendo poco a poco, mi respiración era rápida y costosa. Me sente apoyando mi espalda a la pared, pegando mis rodillas a mi pecho, enfrente de la puerta cerrada, apunto de llorar al sentirme sola en casa con un extraño. Todavía no estaba del todo segura de que hubiera algo o alguien allí abajo lo único que sabía era que estaba mas que paralizada por el miedo y era imposible moverme de ese sitio. De nuevo otro sonido volvio a retumbar por toda la casa hasta llegar a mis oídos, gire mi cabeza hacia la derecha como queríendo evadir esa situación. Justo ahi junto al pie de la cama estaba mi movil, mi única salvación, lo cogí con desesperación intentando recordar cual era el número de la policía " 213, no...piensa _________ piensa ...501...¡NO!, 112 ¡Si!", cogí de nuevo el telefono y me dispuse a marcar, marque el primer numero "Piiiiiii", sonó por toda la habitación " No, se me había olvidado quitar el sonido al movil", las manos me temblaban demasiado y más cuando empezé a oír pasos subiendo por las escaleras, deje con nerviosismo el movil debajo de la cama por si acaso y lágrimas de impotencia y de miedo comenzaron a surgir por mi rostro. Cada vez los pasos eran mas fuertes, se estaba acercando a mi habitación. Pensé en lo peor y me puse a rezar, era lo único que podía hacer en aquella situación. Sabía que aquel extraño estaba detras de la puerta, lo notaba, lo sentía. Vi como el picaporte comenzaba a girar y la puerta se habría despacio pero con fuerza. No podía dejar de llorar y mis sollozos eran oíbles ya que ya me habían descubierto. Levante la mirada hacia la puerta, preparada para lo peor, lo que vi me paralizó el corazón, era un hombre, vestido entero de negro de los pies a la cabeza, no le pude ver la cara ya que llevaba encima un pasamontañas, y llevaba encinma una pistola con dirección a mi cuerpo. - ¡Mierda! - dijo mientras se quitaba el pasamontañas y lo tiraba con fuerza hacía el suelo. Es ahí cuando pude observar su rostró, era moreno ojos negros en los que si los mirabas fijamente podrías ver a la mismisima muerte, pelo corto y negro.

- Se suponía que aquí no debía de haber nadie - dijo mas para sí que para mí. Después cogió su móvil y marcó un número, eso si, sin quitar la pistola de mi dirección - Estoy jodido tío, no era que aquí no había nadie?, la casa no está vacía, ¿y que coño quieres que haga? esta bien, Adiós - Colgó el teléfono y dirigió su mirada hacia mí - Haber que coño hago ahora contigo - me dijo.
Se acercó un poco mas a mi y yo me pege mas contra la pared - Vamos levanta - me dijo pero yo no me moví - He dicho que te levantes, no tengo todo el día - me dijo mientras me agarraba del brazo y tiraba de mi sin ninguna preocupación, me empujo hasta bajar las escaleras. Cuando llegue allí mire todo incredula, todo estaba patas arriba, estaba todo tirado por todos los sitios, pero solo el salón, la cocina estaba en perfecto estado.
- Vamos muevete - dijo mientras me tiraba al sofa. Miro dentro de su mochila y sacó dos cuerdas y se drigió hacía mi.
- No me hagas ..daño porfavor - dije con la voz entrecortada y temblorosa.
- Bueno, bueno, pero si habla y todo - me dijo - pensé que te había comido la lengua el gato- dijo mientras ataba mis manos con una de las dos cuerdas, y luego cogió la otra y la dirigió a mis pies, pero yo fui mas rápida y le pegue una patada en la pierna. Mi como su cara se enfureció y me agarro del pelo tirándome hacia él- Sera mejor que no vuelvas a hacer eso si no quieres que te vuele la cabeza.
Me hato los pies y salió de allí en dirección al hall, después de unos minutos regreso con pistola en mano.
- ¿Donde están las llaves de esta maldita casa? - me dijo , "¿Quería las llaves de casa? - ¡Que me contestes! - grito.
- Están....están en el primer cajón del hall- dije con miedo.
- Así me gusta, vas progresando - y desapareció allí y volvió al hall, oí como cogía las llaves y también oí como cerraba la puerta. Volvió al salón con un trozo de esparadrapo en la boca.
- No, por favor....no - como vi que no me hacía caso comencé a gritar - ¡SOCORRO!, ¡AYUDAAAA!- pero él fue mas rápido y me puso el esparadrapo el la boca.
- Así estas mejor, calladita estas mas guapa- dijo y se sentó en el otro sofá justo enfrente de mi. Sacó de nuevo el móvil y volvió a marcar otro número - Ya esta, ya la tengo bien amarrada - dijo mirándome - Si, debe de ser su hija, no hay problema, pero daros prisa - y colgó. Se apoyó en el sofá mientras me miraba fijamente. Yo no pude aguantar mas las ganas de llorar y rompí en llanto.
- ¡Oh!, vamos por dios, no me digas que te vas a poner a llorar como una niñita - dijo riéndose en mi cara.
No le hize ni caso y seguí llorando, pero no porque quisiese sino porque no podía parar de llorar.
Las horas pasaban y pasaban y yo seguía en el sofá amarrada de pies a cabeza y él enfrente de mi como pensando algo. De pronto se levanto y camino hasta la cocina después regreso con un sándwich y agua y se paro enfrente de mi.
- ¿Tienes hambre?- me pregunto. Yo gire la cabeza para no mirarlo, pero el era mucho mas fuerte que yo y me agarro de la cara y me obligo a mirarle de nuevo- he dicho que si tienes hambre, no me hagas repetírtelo otra vez porque te juro que soy capaz de dejarte sin comida hasta que te mueras de hambre, ¿tienes hambre si o no? - yo asentí con la cabeza. Y después me quito el esparadrapo de la boca.
- ¡AHH! - grite cuando me lo quito.
-Come- me dijo mientras me daba a morder del sándwich. Yo estaba hambrienta asi que no tuve mas remedio que morder, y así me dio todo el sándwich y el agua. Se levanto y volvió a coger el esparadrapo.
-¡No! Por favor, prometo no hablar, pero no me lo pongas por favor - le dije.
- Esta bien, pero como te oiga decir una sola palabra te lo pongo y no te lo quito ¿esta claro? - yo asentí y é se volvió a sentar en el mismo sitio de antes. Después de un rato de silencio sonó su móvil.
- Al habla Joe - dijo, Joe, se llamaba Joe - ¿Que?, no se cuanto aguantare, esta bien Adiós.
Me quede mirándole, cada movimiento que hacía, cada mirada que diriga, todo.
- ¿A que venías aquí? - me atreví a preguntar, el rápidamente me miro.
-¿Que? - pregunto.
-Si, ¿que ha que has venido? - volví a decir.
- A traerte el periódico no te jod*, pues a robar he venido a robar - dijo.
No le volví ha hablar, no tenía ganas de nada. Había pasado casi un día entero tirada en el sofá con un criminal frente a mi, y cada vez me dolían mas las muñecas y los tobillos por las malditas cuerdas que me había puesto. El dolor se iba haciendo mas fuerte a medida que iba pasando el tiempo, y yo cada vez me quejaba mas, Joe de vez en cuando me miraba pero no parecía importarle lo mas mínimo. Cuando me mire las muñecas vi sangre resbalando por ellas lo cual me asusto mucho y en ese momento vi como él se levantaba y subía a la planta de arriba. "Es mi oportunidad" pensé, me empecé a mover de un lado a otro del sofá aguantando el dolor que me producían las cuerdas, me moví mas hasta que caí del sofá - Auuh- dije. Y me fui arrastrando hasta donde estaba el teléfono fijo, cuando estaba apunto de cogerle con la boca él apareció por la puerta.

- Vaya no desaprovechas ninguna oportunidad de escapar, y yo que pensaba que te quedarias quietecita como una niña buena - dijo sonriendo.
- ¡Pues te equivocas! -grite - no pienso parar hasta salir de aqui.
- Jajajaj- se rio de mi- ¿Enserio?
- Te van a coger, ya lo veras y te pudrirás toda tu vida en la carcel- dije con odio.
-¡Cállate! -me grito, me cogió con poco esfuerzo y me volvió a tirar al sofa donde estaba antes.
- ¿Que haces? - dije al ver que me cogía las manos que estaban amarradas a las cuerdas- Auuu!
- Curarte, eso es lo que voy ha hacer - me dijo mientras me quitaba las cuerdas de mis muñecas ensangrentadas.
- ¡Ahy..Cuidado! - dije.
- Quejica - susurro.
Me empezó a curar con cuidado cada una de las heridas que se habían formado en mi muñeca. Me sorprendo realmente la forma en la que me curaba, era delicado. Dirigi mi mirada hacía su cara, hacia sus ojos que miraban directamente a mis heridas. Era realmente guapo, por no decir hermoso. Estaba tan cerca de mis manos que podía sentir su respiración en ellas. Y me di cuenta de que el no tenía cara de ladrón....
- ¿Porque haces esto? - dije mirandole
- el levanto su cara hasta coincidir con mis ojos- ¿Cual, curarte?
- No, esto, lo de robar, ya sabes -dije y se empezó a reir - ¿De que te ries? Lo digo enserio, no tienes pinta de ladron.
- A no, ¿y de que tengo pinta he?- dijo mirandome mas fijamente a los ojos, cosa que me puso nerviosa.
- No lo se, pero esto seguro que no lo haces por ti, sino por alguien, tu no eres asi- dije.
- Bueno ya esta bien - dijo poniendo se nervioso y levantándose del suelo - ¿tu que eres psicóloga o que?
- No, pero lo veo en tus ojos - dije, pero el no me volvio a hablar mas. Se volvio a sentar en frente de mi, pero esta vez no me ható las manos sino que me dejo suelta- ¿Cuantos años tienes?
- ¿¡No puedes estar un segundo callada!?
- No, ¿y?
- 26..tengo 26.
- Valla
- ¿Valla que? - pregunto con curiosidad.
- No nada, yo tengo 17 - dije - ¿Cuanto tiempo mas me vas a tener aqui?
- Lo que a mi me de la gana
- Valla
- ¿Valla QUE?
- Nada solo que eres muy aburrido...
- ¿Aburrido?, te tengo de rehen en tu casa para que no me coga la polí y a ti solo se te ocurre decir que soy aburrido, tendrías que estar cagadita de miedo.
- Pues no lo estoy.
- ¿A no?, ¿no lo estas?- me dijo mientras iba hacía mi y me cogia y me puso de pies agarrando me él.
- Joe, me haces daño para porfavor -dijo dolorida
- Que no me llames Joe jode*r, que no lo entiendes yo para ti soy Joseph - dijo enfadado mirandome a los ojos.

No se lo que me pasaba con él, pero no le tenía el miedo que se le debería tener a un ladrón que entra en tu casa. Talvez me estaba volviendo loca pero al mirarle a los ojos me sentía tan bien. Si, debo de estar loca.

Ya había pasado un día entero, un día entero metida en esta pesadilla. No había vuelto ha hablar mas con él, no habíamos pronunciado palabra alguna, bueno él si pero solo mientras hablaba por su maldito teléfono. Hablaba y hablaba y a medida que pasaba el tiempo se desesperaba más. Ahora mismo yo estaba como siempre, en el salón tirada en el sofá, ya no estaba atada de pies y manos sino que solo tenía unas esposas en las manos. Él estaba por la casa, investigándola de arriba a bajo, pero poco me importaba ya. Estaba mirando al vacío sin pensar en nada cuando escuche las sirenas de los policías, entonces una corriente de felicidad recorrió todo mi cuerpo al pensar que ya me quedaba muy poco tiempo encerrada en mi casa con aquel loco. Enseguida escuche las grandes y fuertes pisadas de Joe bajando por las escaleras, la primera impresión que tuve de él nada mas verle aparecer por las escaleras era de nerviosismo, estaba nervioso y era normal si yo hubiera secuestrado a alguien también lo estaría.
Miraba una y otra vez por la ventana tratando de no ser visto por la multitud de a fuera e iba repitiendo una detrás de otra la palabra ¡Mierda!

- Te lo dije - le dije con odio - te dije que iban a venir muy pronto a por mi y que te iban a meter en la cárcel.
- CALLATÉ, no me dejas pensar - decía mientras iba de un lado a otro de la casa.
- Pero si no tienes nada que pensar, ya esta, te han pillado - dije con mucho valor.
- ¿Es que no puedes callar esa put* boca aunque sea solo por una vez en tu vida?- dijo y se sentó en el sofá enfrente a mi. Apoyó sus codos en sus rodillas y tapo su cara con sus manos, se veía realmente mal - No puede ser, no sé que hacer, ¡mierda!, ¡mierda! No quiero ir a la cárcel ¡JODER! - grito pegándole una patada a la mesa que separaba los dos sofás, yo pegue un salto por el susto.

De verdad que no sabía que me pasaba, como podía estar tan tranquila -dentro de lo que cabe- estando con una persona como él. Pero muy en el fondo yo sabía que no era así de verdad.
Se veía tan indefenso allí enfrente de mi...

- Joe, es mejor que te entregues...- dije.
- ¿¡Que no lo entiendes!? ¡NO PUEDO! no puedo dejar que le pase nada a mi hermana - dijo en un sollozo.
- ¿Tu hermana? - pregunte extrañada.
- ¿Que? - dijo él - no, olvida lo que dije.
- Entonces en ese momento lo comprendí todo - ¿es eso verdad?, es por tu hermana, yo sabía que no eras así.
- ¿De que hablas?, por favor déjalo ya, ni siquiera me conoces.
- No, no lo dejo - dije mientras me ponía de pies y me sentaba en el mismo sofá donde estaba él - Estas haciendo esto por tu hermana...
- De repente salto y se puso de pies - ¡Ya esta!, no te soporto mas - yo lo miraba desde abajo aterrorizada, él hizo intención de pegarme una torta pero se paro - A quien quiero engañar, yo no soy así...- y se dejo caer de nuevo en el sofá, derrumbado.
- Joe.... - dije con miedo.
- Me tienen cogido de los huevos, y si no les pago lo que les debo....si no se lo pago matan a mi hermana - dijo con la cabizbajo.
- Pero ¿como?, ¿por qué? - dijo incrédula.
- Les debo una gran suma de dinero, y ellos me avisaron, lo hacían una y otra vez pero yo no les hacía caso hasta el día que me entere que habían secuestrado a mi hermana. Ese mismo día se pusieron en contacto conmigo y me dijeron que debía asaltar una casa con gran suma de dinero y debía robar si no lo conseguía matarían a mi hermana - dijo echándose a llorar.

Después de haberme contado eso yo no sabía que hacer, ni que decir. Lo único que se me ocurrió fue poner mis dos manos -ya que tenía las esposas- en su espalda para mostrarle mi apoyo. El levantó la cara para mirarme y lo único que pude hacer fue atraerle hacía mi para darle consuelo, apoyó su cabeza en mi pecho y yo le rodeé con mis manos esposadas alrededor del cuello. Y así nos quedamos por unos minutos mientras él se desahogaba.

- Sabes, esto sería mas fácil si no estuviera esposada... -dije y él se río. Sacó su cabeza de alrededor de mis brazos y me miró.
- Yo...yo lo siento, no soy así. Lo que pasa es que todo esto estaba tan bien preparado - dijo mientras ponía una de sus manos en mi mejilla - tu no deberías estar aquí, tendrías que estar con tus padres y yo...yo me puse nervioso, no sabia que hacer.
- Tranquilo - le dije con ternura.

Nos quedamos así quietos por unos minutos hasta que yo tome la iniciativa. Me acerqué a él hasta chocar su frente con la mía. Nuestras miradas se chocaban la una con la otra y mi nariz jugaba con la suya. Él parecía no tener ningún problema con mi acercamiento así que yo acabe con el poco espacio que había entre los dos y pose mis labios encima de los suyos, antes de darme cuenta él ya me estaba respondiendo al beso con mucha intensidad. Nuestras bocas, nuestros labios chocaban con una gran necesidad y yo no tenía ni el mas mínimo pensamiento de apartarme de él, atrás de nosotros se seguían oyendo las sirenas de los policías y de mas que seguían viniendo, pero a nosotros no nos importaba ni lo mas minino, todo lo contrarío, yo apenas les oía. Yo no quería separarme de él, pero en algún momento debía de hacerlo o me quedaría sin aire. Nos separamos lenta y pausadamente, fue poco lo que me separe de él ya que todavía mi frente y mi nariz rozaban las suyas.

- Esto no tenía que haber pasado, lo sabes ¿no? - me dijo.
- Lo se - dije con los ojos aun cerrados.
- Donde se ha visto esto.... - dijo.
- Bueno...- dije como dándole poca importancia y abrí los ojos para mirarle - desde pequeña me dijeron que yo era especial - dije con una sonrisa la cual el me la respondió.
- Esto no puede ser - me dijo - yo tenía las ideas claras y ahora apareces tu y...y me lo descolocas todo, absolutamente todo - acabo de decir eso y me dio otro beso, pero este fue rápidamente interrumpido.

- "Sea quien sea le ordenamos que salga en estos mismos instantes con las manos en alto si no quiere que las consecuencias sean mayores" - dijo una persona, que sería un policía, por un megáfono. Joe y yo nos separamos y yo le mire intentando averiguar que era lo que estaba pensando.

- ¿Y ahora que? - pregunte yo.
- Ahora no lo se...- me dijo - no tengo ni put* idea de que hacer - se giró hacía mi - entiéndeme, yo sé que quieres que todo esto se acabe, pero yo no puedo dejarte salir sino todo esto se acaba y la vida de mi hermana esta en juego.
- Lo se, pero quizá allá algo que se pueda... - fui interrumpida.
- ¿hacer?, si te dejo libre me cogen y si me meten en la cárcel mi hermana muere. Debo salir de aquí como sea y con él dinero.
- Pero es el dinero de mis padres, no puedo dejar que hagas eso - dije.
- Pues igual que tú no puedes dejarme coger el dinero, yo no puedo dejarte libre - dijo serio.

Quería salir de allí lo antes posible pero ¿como? Joe no lo iba a permitir y por mis propios medios no iba a lograr nada. Además tampoco quería que le pasara algo a él, ya se, ya se parece que estoy loca ¿no? pero dentro de mi estoy empezando a sentir cosas muy raras por él, es algo que nunca he experimentado con ninguna otra persona. Joe daba vueltas de un lado a otro mirando al suelo, nervioso, pensando alguna forma de salir de aquí sano y salvo. Sin pensarlo dos veces, como si algo me estuviera empujando hacia él, me levante y me dirigí a donde estaba.

- Tranquilo, algo se nos ocurrirá - dije
- ¿Que?, ¿no es que querías salir de aquí? - me pregunto él
- Y quiero, pero también quiero que salgas tu, y no precisamente que te metan en la cárcel - dije firme.

No le deja hablar ni una sola palabra mas, solo le besé para que callara. Para que se diera cuenta de que en verdad le apoyaba.

- ¿Porque? - me pregunto después de besarnos.
- ¿Porque que? - pregunte.
- ¿Porque me intentas ayudar?, no nos conocemos de nada...soy un extraño para ti.
- Lo se, pero aunque hasta mi me sorprenda no quiero que te pase nada. ¿Sabes? estoy empezando a sentir cosas por ti que no sabía que podía sentir y...

Esta vez fue él el que no me dejo seguir hablando y me interrumpió con un apasionado beso. Yo le seguí, por supuesto, hasta que nos quedamos sin aire.

- Te quiero - me dijo en un susurro.
- Te quiero - le conteste yo.
- ¿Sabes que?- me pregunto.
- ¿Que?
- No me podía haber tocado una persona mejor que tu para dejarla secuestrada aquí conmigo - dijo y yo solté una carcajada.

Y así pasó una semana mas, cada vez había mas policías allá fuera y la gente de prensa ya estaban con sus cámaras esperando nuevas noticias sobre nosotros. Joe y yo los ignorábamos, una cosa ya estaba decidida y era que no dejaría que le detuvieran. Solo había pasado una semana con él, pero fue la mejor semana de mi vida - esta bien, quitando el primer día - y esa semana no me la quita nadie.

- Nunca pensé enamorarme mientras intentaba robar una casa - me dijo mientras estábamos recostados los dos en el sofá.
- Ya ves, las vueltas que da la vida - dije en un suspiro - ¿Joe..?
- Dime.
- ¿Que va a pasar luego? ya sabes.... ¿después de todo esto?
- ¿Te soy sincero o te miento?
- Se sincero por favor
- Suspiro - No lo se...

Ninguno de los dos dijo nada, los dos nos quedamos en completo silencio. Solo se oían los movimientos de los policías afuera y alguna que otra alarma. Hasta que algo nuevo se oyó.

“No se lo repito mas veces, salga ahora que esta a tiempo, la sentencia será menor. No intente escapar por que no lo conseguirá ¡jamás!" Era uno de los tantos mensajes de voz que nos mandaban desde afuera durante toda la semana. Pero este venía cargado con más furia y menos paciencia. Yo me levante del pecho de Joe, le mire fijamente y le bese como nunca. No podría creerlo esto se acababa. Con lágrimas en los ojos volví a mirar a Joe.

- Tenemos que hablar... - dije.

Desde ese momento no había podido dejar de pensar en que poder hacer, cada vez esto se ponía mas difícil y yo a cada día que pasaba estaba mas contra la espada y la pared. ¿Y os preguntareis porqué? pues muy sencillo, porque a cada día que pasaba me enamoraba mas de Joe, y si no fuera por las sirenas de policías que había fuera de casa habría olvidado completamente que estaba secuestrada. Los policías cada día insistían en que le saliera pero el no podía salir o su hermana moriría pero tampoco podría quedarse toda la vida encerrado aquí.
JAMÁS, jamás me había enamorado de alguien tan rápido y tanto en tan poco tiempo, pero era un echo, una realidad, estaba enamorada de Joe. Y por lo visto el sentía lo mismo que yo.
Estas tres semanas que pase con él fueron sin duda las mejores de mi vida.

- ¿Que es lo que quieres saber? - me pregunto.
- ¿Como secuestraron a tu hermana?, ¿como sabían quien era?
- (suspiro) La estuvieron investigando durante un mes entero y cuando decidieron que era el momento oportuno no se lo pensaron dos veces y la secuestraron - decía lleno de rabia en su interior - Y si quieres saber donde la tienen no me lo preguntes por que si yo mismo lo supiera ya hubiera ido allí a arrancarle los ojos al desgraciado que este con ella.
- Joe, esto se ha acabado...
- ¿Que quieres decir con que se ha acabado?- dijo confundido.
- Quiero decir que llevamos tres semanas aquí encerrados y los policías no van a estar aquí mas por las buenas y no me extrañaría nada que en cualquier momento intenten tirar la puerta abajo. Por eso no puedes pasar mucho tiempo mas aquí metido, debes salir para salvar a tu hermana de la muerte.
- ¿Pero como?, ya lo sabes es imposible...
- No, no es imposible, tengo una idea.
- Soy todo oídos.
- Primero de todo, te daré el dinero que necesites para tu hermana.
- Pero...
- No quiero "peros" Joe, lo voy a hacer y punto
- Pero si la ultima vez que hablamos de esto me dijiste que no me darías el dinero.
- Pero yo he cambiado de opinión desde la ultima vez que hablamos, y ahora déjame hablar - respire hondo - Hay algo que se les a escapado a los policías, y ese algo es la puerta trasera de mi casa.
- ¿Que?, ¿tienes puerta trasera?
- Si, en el desván de abajo hay una puerta que da afuera de la casa, lo que pasa es que no se ve porque justo en la salida hay muchos arbustos y no se ve nada. Como los policías no están allí podrás escapar sano y salvo.
- Pero los policías te preguntaran por mi rostro, ¿que les dirás?
- Les diré que no le vi, siempre estabas enmascarado- dije y a continuación recibí un pequeño beso en la boca por parte de él- ¿y esto?
- Por que eres la mejor, y por qué te quiero - me beso de nuevo.
- Yo también te quiero...
- ¿Y cuando llevaremos a cabo nuestro malicioso plan?
- Mañana mismo, a primera hora de la mañana.


¿Acaso era que él no se daba cuenta de nada?, ¿no se daba cuenta de que una vez que él saliera de aquí no volveríamos a vernos?, no se daba cuenta - que era muy raro - o es que no le importaba nada.
Me deshice de sus brazos ya que me estaba dando un caluroso abrazo y me senté en el sofá. Él me miro extrañado por mi repentino cambio de humor.

-¿Que pasa ahora?
- ¿De verdad que no te das cuenta?
- No... ¿Que pasa?
- Joe, después de que te vayas no nos volveremos a ver. No se, a lo mejor a ti no te importa pero a mi...a mi si.
- No __________ claro que me importa, solo es que no me había parado a pensarlo. Además yo contaba en que si nos podíamos seguir viendo.
- ¿A si? ¿Y como Joe? llegas a mi casa y le digo a mis padres << mama, papa este es Joe el hombre que me secuestro y del cual me enamoré. Ahora me voy a dar una vuelta con él.
- No __________, ya sabes ellos no me han visto el rostro no sabrán quien soy, no pasaría nada.
- No lo se Joe, es demasiado arriesgado.
- ¿Y que prefieres que no nos volvamos a ver nunca mas?, porque yo no quiero eso.
- No claro que Joe, claro que no quiero eso. Ven - le dije y él se acercó a mi - te quiero mas que nada.
- Y yo a ti - y me beso, esta vez con un beso largo. Una lágrima resbaló por mi mejilla mientras seguía besándome con él- No quiero que llores, no me gusta verte a si.
- Es que esto es muy difícil, pero ven - le dije agarrándole de la mano - vamos a por el dinero - y nos fuimos escaleras arriba.

Subimos arriba, a la habitación de mis padres, entramos dentro de ella y yo me dirigí a la caja fuerte que había escondida en el armario, Joe me siguió. Marqué las combinaciones y esta se abrió. Joe me dijo la cantidad que necesitaba y yo se la di. Luego Joe anduvo por la habitación mientras yo descansaba sentada en el suelo.

- ¿Esta eres tu con tus padres? - me pregunto mirando una foto que había en la mesilla de mi madre.
- Si, ahí tenía 8 años.
- Te pareces mucho a tu madre - me dijo.
- Si.... (Suspiro)
- Los volverás a ver pronto - me dijo sentándose a mi lado en el suelo - tranquila.
- Lo se, solo que me da cosa pensar en lo preocupados que deben de estar por mi y yo aquí....
- Ya, pronto acabara esto y les volverás a ver.
- Eso es lo que me preocupa Joe, que esto se acabé. Cualquiera que me oiga diría que estoy loca no querer ser libre después de un secuestro, pero...pero si sintieran la mitad de las cosas que yo siento aquí - dije señalando mi corazón - entonces si que me entenderían.
- Yo te entiendo, tampoco me quiero alejar de ti... (Suspiro) espero que todo esto salga bien.
- Yo también - dije y me apoyé en su pecho.

Cada vez que pensaba en que este seria el último día que compartiría con él en mi interior se formaba una sensación extraña de no querer abandonarlo nunca en la vida. Que cosas tan raras le sucede a alguno a lo largo de su vida, y sino mírame a mi encontrar alguien al que amo secuestrada en casa y lo peor es que él es que me esta secuestrando. Después de unos minutos mas en los que los dos meditamos sobre nuestras cosas Joe habló.

- Vamos... - dijo levantándose - si este va a ser el ultimo día que te tenga en mis brazos será mejor que lo aprovechemos.
- Tienes razón y me levante yo también.