Sentimientos Mutuos[Logan Lerman] Terminada.

Madison se preparó para ir a clases con mucha precaución en elegir que usaría ese día. Había pensado tomar un vestido sencillo y lindo para asistir, pero luego olvido aquello y se decidió por sus jeans con camisas y remeras de bandas. Coloco un pañuelo verde arriba de su cabeza haciéndole lucir mucho mejor. Sonrió ante el espejo y se aplicó el delineador un poco, no tan resaltado como antes, sino un poco más suave.

Bajo con alegría las escaleras y al ver a su familia desayunar, beso las mejillas de sus padres, quienes le
sonrieron con amor. Choco los puños con Jake y se sentó arriba de la banqueta del desayunador para desayunar junto con su familia.

- Nathan y yo iremos hoy con unos amigos a cenar – dijo Natalie sonriendo.

- No vuelvas muy tarde. Recuerda que es tu último año y debes estar mucho más aplicada – le aconsejo su madre sonriéndole.

- Si, mama. Lo sé – revoleo los ojos su hermana pero sin quitar la sonrisa.

- Por fin comenzare la preparatoria ¿Hay chicas lindas para que me presentes, Mad? – pregunto Jake.

- Tu no vas a salir con nadie – replico Madison entrecerrando los ojos – En cuanto te vea con alguien juro que desaparecerá de la faz de la tierra y te enviare a un convento.

Jake abrió la boca sorprendido, pero de inmediato comenzó a reír como idiota y abrazo a su hermana mayor, quien estaba hablando muy enserio. A pesar de que Jake sea dos años menor que ella, le sacaba una cabeza a la pobre de Madison, quien sin duda, había quedado la enana de la familia, algo con la que todos la molestaban.

- Si ya han terminado, apúrense ¿O no querrán llegar tarde a su primer día de escuela? – dijo su padre levantando su plato y dejándolo en el regadero.

- Descuida, cariño. Yo limpiare todo – le dijo su esposa sonriéndole. El asintió y dio las gracias.

- ¿Quieren que los lleve? – dijo Natalie balanceando la llave de un lugar a otro.

- ¡Sí! – respondieron en unision sus hermanos pequeños.

- Pues lastima. No lo hare – rio malvadamente mientras los dos la fulminaban con la mirada.

- ¡Oh! ¡Olvide de contarles! – chillo Donna sonriendo a toda su familia.

- ¿Qué sucedió, mama? – pregunto Jake tomando un poco de su jugo de naranja.

- ¡La tía Evangeline se casara!

Madison, quien estaba comiendo un poco de su tocino, comenzó a toser cuando se atraganto y Jake le dio unas palmaditas en la espalda para luego tomar un poco del jugo que le paso Natalie.

No podía creerlo ¿Acaso Sabina tenía razón cuando decía que los caminos de las personas si o si en algún momento se cruzarían? ¿Y qué pasaría con ella? Sabina le había dicho que por ahora tenía el papel de amiga, que por ahora tenía que sufrir ¿Y si más adelante ella y Logan eran novios? ¿Si ambos tenían un futuro y si…?

Se puso seria de inmediato. Fingió una sonrisa de felicidad y le prometió a su madre que llamara a su tía para darles las felicitaciones y ayudarle en lo que pueda. No podía pensar en que hubiera pasado tal y tal cosa, porque la cruda realidad era que ella jamás estaría con Logan. Él no la amaba y debía aceptarlo de una buena vez por todas, por su propio bien.

Se despidió de su familia y comenzó a caminar junto con su hermano hacia la parada del auto bus. Una vez al frente, se subieron los y se sentaron juntos. Comenzaron a hablar sobre que extrañarían las vacaciones, además de que Madison le contaba sobre los profesores y las materias que tendría ya que su hermano menor estaba algo nervioso. Él quería entrar al equipo de básquet, era muy bueno en el deporte así que Madison lo apoyo diciéndole que estaría dándole ánimos donde quiera que estuviera.

El autobús se estaciono al frente de la escuela. Ambos hermanos se bajaron, deseándose suerte y despidiéndose. Madison no sabía con exactitud qué haría en cuanto viera a Logan, pero deseaba con todas sus fuerzas de que no le tocara ninguna clase con él. Solo debía soportar un año y luego se iría a estudiar lejos de aquella ciudad, lejos de él y de todo lo que fuera una amenaza para su corazón roto.

Diviso a lo lejos a Rouse, quien se veía bastante nerviosa y se mordía constantemente las uñas.

- ¡Hasta que por fin llegas! – exclamo cuando vio que la castaña se aproximaba.

- Hola, ¿Qué tal, Madi? Te eche de menos – dijo con sarcasmo e ignoro la mirada fulminadora de su amiga - ¿Qué sucede?

- Josh Hutcherson volvió ¿Puedes creerlo?

Madison sonrió abiertamente sin poder evitarlo ¡Sabina tenía razón! ¡Josh iba a volver! Lo que significaba que su mejor amiga por fin estaría con el chico que amaba.

- ¡Sí! ¡Rouse! ¡Es el momento para que te declares! – chillo emocionada.

- Espera ¿Qué? – murmuro sorprendida mientras abría en grande los ojos.

- Oh, vamos ¡Siempre te gusto Josh! ¡Y ahora con el de vuelta puedes decirle que te gusta!

- ¿Cómo sabias que me gusta? – murmuro Rouse sorprendida.

- ¡Dios mío! ¡Es lógico que te guste! – exclamo Madison aun sonriendo y saltando de alegría.

- Si sigues saltando y chillando, juro que voy a golpearte.

- ¡Lo siento! – dijo mientras reía como idiota – Mierda ¿Lucy y Dean estarán juntos?

- ¿Dean Collins? Oh, es un idiota – revoleo los ojos – Lucy se le declaro en el verano pero él dijo que todavía no estaba seguro de lo que sentía por ella.

- Ya verás que pronto estarán juntos. Tarde o temprano – le guiño un ojo su amiga mientras la rubia fruncía el ceño.

Ambas caminaron hacia la dirección para recoger su horario. Cuando la secretaria se los dio, Rouse comenzó a contarle de su verano mientras Madison asentía y sonreía, hasta que lo vio de lejos. El mantenía una mirada preocupada sobre ella y algo triste. Comenzó a avanzar hacia su dirección, provocando que la sonrisa de Madison se borrara. No iba a esperar hasta que Lerman estuviera al frente de ella, así que tomo la mano de su amiga y la llevo hasta el patio, desapareciendo de la vista del castaño.

Sentía su corazón romperse y acelerarse con fuerza al mismo tiempo. A veces no entendía sus diversos sentimientos, pero si de algo estaba segura, era que no volvería a caer en el mismo juego, siendo la estúpida enamorada mientras él se aprovechaba de eso.

- ¿Qué sucede? – pregunto extrañada la rubia.

Madison miro a su amiga. Si antes temía de contarle sus sentimientos hacia su hermanastro, ahora no lo tendría. Le conto desde el principio todo a la rubia, dejándola con la boca abierta y triste por su amiga. Obviamente, no le conto sobre su viaje al pasado y todo lo que había vivido, Rouse la tomaría por loca y le insistiría en que valla a un psiquiatra.

No llego contarle hasta más de la mitad cuando el timbre sonó.

- Luego seguiré contándote, pero ahora debemos ir a clases.

- No – dijo su amiga con el ceño fruncido. – Vamos a tomar un helado y me sigues contando.

Madison iba a replicar, pero en cuanto vio alejarse a su amiga hacia el estacionamiento, no le quedó otra que seguirla. Con pasos apresurados por ambas, llegaron hasta el estacionamiento y se subieron al auto gris de la rubia.

A la salida

Madison había vuelto para la tercera hora, donde anteriormente había estado explicándole con sumo de detalles a Rouse. Ella parecía entender realmente a la castaña mientras seguía relatándole, con fuerzas para no llorar, todo lo que había sucedido desde el momento en que se enamoró de Lerman.

Rouse no pareció tomarlo mal, pero si le dijo que Logan era un idiota y que se merecía lo mejor. Madison sonreía con tristeza al recordar aquellas palabras, pero después de todo quizás todos tenían razón ¿Por qué ella debía quedarse en el camino por alguien como él? Él nunca la había amado, el solo había jugado con ella.
Suspiro y miro hacia adelante. Abrió en grande los ojos y unas pequeñas lagrimas quisieron aparecer al ver que Sabina estaba en la parada del colectivo, sonriéndole con ternura y abriendo los brazos. La castaña, con dolor y emoción, corrió hacia la mujer chocolate esperando por abrazarla y disculparse de todos los errores que había cometido. Sin embargo, una vez que estaba por tener el contacto con esta, desapareció ante sus ojos como si fuera una niebla.

Ella creyó que estaba alucinando, pero se juraba y se juraba que había visto a su estrella allí misma recibiéndola con los brazos abiertos. Quizás Sabina no iba a perdonarla por todo lo que le había dicho, y pues, muy merecido se lo tenía por decirles tales cosas.

Con la mente aun pensando en su estrella, comenzó a caminar hacia su casa, sin tener muchas ganas de tomar el auto bus. Al pasar al lado de Debbie y Sheila, las saludo con una débil sonrisa y siguió caminando.
Hasta que escucho su voz.

- Madison – dijo Logan sentado en auto sacando la cabeza por la ventana – Madison, mírame.

- ¿Qué estás haciendo, Logan? – pregunto Sheila evidentemente celosa.

- No te importa – le respondió con brusquedad el castaño mientras le fulminaba con la mirada, claramente esto no podía ver Madison, ya que se concentraba más en caminar con más rapidez al ver que el castaño se distraía. - ¡Espera, Madison!

- Déjame en paz, Lerman – espeto la castaña sin siquiera voltear a verlo.

Segundos después sintió una mano sujetando su brazo y obligándola a caminar. Aunque se resistiera, Logan era más fuerte y la obligo a subirse en el asiento delantero mientras todos observaban con la boca abierta lo que estaba pasando.

Al pasar los minutos, mientras el castaño manejaba a un destino desconocido para Madi, el ambiente fue tenso y silencioso, sin poder decir nada y solo escuchando la música que pasaba en ese momento. Ella se preguntó del porqué de su actitud ¿Qué quería el con ella? Era obvio que Sheila se habría subido a su auto sin dudarlo, seguramente el obligo a subirse al auto para darles celos a su ex. Típico de Lerman.

Llegaron a un parque, el parque donde en el pasado ellos habían bailado “Magic”. Su corazón dio un fuerte latido y se sintió incomoda al estar nuevamente ese lugar, pero ahora en un tiempo presente.

- ¿Qué quieres? – pregunto nada más al salir del auto. Se cruzó de brazos y miro enojada al castaño de ojos azules.

- Solo quiero hablar contigo – respondió el poniendo sus manos en su pantalón. – Tuve un raro sueño…

- ¿Me secuestraste por poco para contarme sobre un sueño? - levanto las cejas indignada. – Lo siento, Logan, pero debo irme.

Se giró sobre sus talones y antes de que pudiera dar un paso, el castaño volvió a tomarla del brazo haciendo que sus rostros estén demasiado cerca. Madison se separó un poco, sintiéndose incomoda ante tal cercanía. Antes quizás lo hubiera disfrutado, pero había bastado un mes entero para decirse a ella misma que Logan Lerman no se metería mas en su vida. El ya no formaba parte de ella.

- El sueño… fue contigo – susurro el perdido en los ojos verdes de Madison. Ella sintió su corazón encogerse y miro hacia abajo pero el con su mano levanto su mentón. – Desde ese día en que me fui a lo de Sheila, no he parado de pensar en ti, Madison. No sé qué me está pasando pero…

- ¿Estás diciéndome que después de que te acostaste con Sheila, te pusiste a pensar en mí? – replico la muchacha empujándolo – Eres un cerdo ¡Me das asco! – exclamo molesta, lista para darle un merecido cachetazo, pero él le tomo de la mano y la miro fastidiado.

- ¿Por qué siempre sacas conclusiones apresuradas? Además, no me acosté con Sheila esa noche, simplemente hablamos y luego dormí en mi casa.

- No te creo – se soltó de su agarre con brusquedad - ¿Por qué no me dejas tranquila? Estaba perfectamente si ti...

Se mordió el labio inferior y se odio por ser tan débil delante de él. Podía sentir las pequeñas gotas redondeando su mejilla, pero se las limpio con el puño, aunque ya sabía que era demasiado tarde como para que el castaño no se diera cuenta. Lo odio más cuando él le dio una mirada recargada de lastima y de arrepentimiento. Estaba cansada de que todas las personas sintieran pena por ella, y en parte sabía que era su culpa, porque ella tampoco hacia nada para librarse de ese amor que la ataba a alguien que simplemente no sentía el mismo amor.

- Solo déjame en paz, Logan.

Corrió hacia la calle, pero antes de que Logan pudiera perseguirla, un taxi cruzaba justo en ese momento. Madison levanto la mano en alto para detenerlo, y el hombre al verla, paro de inmediato. La castaña se subió y dijo con rapidez su dirección viendo con desesperación como Logan se acercaba más a ella. Pero antes de que pudiera llegar a la puerta, el taxista arranco dejando a Logan con las palabras en la boca y un dolor insoportable en su interior.

Volvió al parque y se sentó en el césped, apoyando su espalda en el tronco del árbol. Froto sus manos contra su rostro en forma de tranquilizarse. Sentía tanta impotencia y dolor, además se odiaba a el mismo, pues sabía que había tardado demasiado tiempo para descifrar sus sentimientos por Madison. Desde aquel sueño, donde ella y el habían pasado miles de cosas, como si hubieran sido las cosas si ellos se hubieran conocido antes. En la supuesta boda de su primo Greg, como beso a Madison, haciéndolo experimentar cosas que jamás sintió, cosas que tampoco sentía cuando estaba con Sheila. Luego lo estúpido que había sido por dejar a la castaña por su ex novia.

Sin esperanzas, tomo un diente de León. Se rio sin gracia de el mismo, de lo patético que era y por lo que estaba a punto de hacer, pero simplemente algo le dijo que si la estrella fugaz, la cual pasaba justo cuando el conducía a la casa de Sheila, cumplió su deseo, un diente de León podría hacerlo. Lo corto del tallo y lo puso al frente de él. Cerro los ojos con fuerza y solo pensó en Madison, en su sonrisa, en sus ojos, en sus gestos, en todo lo que la era ella. Sonrió inconscientemente y soplo con fuerza.

“Deseo poder volver cinco minutos atrás, cuando estaba ella conmigo.”

Apretó con más fuerza, teniendo confianza y fe en que su deseo se cumpliría.

- ¿Por qué no me dejas tranquila? – Escucho al voz de Madison, lo que fue suficiente para que abriera los ojos - Estaba perfec…

- Porque te amo – interrumpió a la muchacha, dejándola sorprendida. – Porque fui un idiota y no quiero alejarme de ti. Lo siento, Madison. Realmente fui un imbécil al no darme cuenta que siempre fuiste tú, estaba tan obsesionado con Sheila que no vi lo que en verdad amaba – se acercó a escasos centímetros de ella, tomo su cabeza en sus manos y con sus pulgares limpio las lágrimas que la castaña había empezado a soltar – Y si no me crees ahora, te juro que hare lo posible por hacerte creer que en verdad te quiero. No me voy a rendir porque sé que también tú me quieres.

Y sin decir más, tomo posesión de los labios de la castaña y los beso con timidez, temiendo el rechazo de la muchacha, pero al ver que eso no llegaba, entre abrió sus labios y dejo que su lengua pasara adentro de su boca. Madison le correspondió el beso, poniendo sus manos sobre las mejillas de Logan, acercándolo más a ella.

Cuando sus respiraciones comenzaron a fallar, se separaron, pero sin separar sus frentes. Logan redondeo con sus brazos el cuerpo de la castaña, mientras ella seguía perdida en sus ojos sin poder creerse que todo aquello estaba sucediendo. Finalmente, sonrió y el imito el gesto.

Ahora que sus sentimientos eran mutuos, su historia recién comenzaba.

- ¡Bien, bien! ¡Todos tranquilos! – dijo Aarón parándose arriba de una silla y agitando las manos.

- Cariño, así estás haciendo más revueltos – se rio Mía junto con Lucy.

- ¡Hutcherson! – le llamo a su amigo castaño, quien estaba abrazando a Rouse por detrás - ¿Me quieres ayudar? Enserio, necesito ayuda antes de que Madison me mate.

- ¡Pídele a Dean que no está haciendo nada!

- ¡Yo estoy supervisando la comida! – repuso el rubio tragando un bocadillo.

- Ustedes para organizar una bienvenida son horrorosos – murmuro divertida la rubia mientras observaba como las personas hacían más que hablar y hablar entre ellos mientras trataban de comerse todos los bocadillos que habían.

- Estuve organizando también la reunión n°17 del Club de fans – replico Aarón ofendido y cruzándose los brazos.

- No puedo creer que Madison y el tengan un club de fans para todos los raros que le gustan los súper héroes – murmuro Debbie a la pelirroja.

- ¡Escuche eso, rubia! – chillo el pelinegro.

Efectivamente, lo que tanto Madison y Aarón habían ocultado a sus mejores amigos era su fascinación por los superhéroes, además de los comics y las películas de estas. Al principio, Aarón se avergonzaba de sus gustos, pero Madison tiempo atrás le había propuesto la idea, y el por no querer que su novia se avergonzara de él, desistió de la idea. Pero allí estaba, con su novia a su lado después de tantos años juntos y aún era presidente del gran Club que se había vuelto famoso en toda la ciudad.

Rouse se fijó por la ventana y vio el auto que se acercaba. Empujo a Aarón de la silla y se subió arriba de ella para callarlos a todos. Aunque el muchacho por una parte quería matarla, por otra estaba contento de que todos se hayan callado y siguieran el plan de darle la bienvenida a Logan.

Al abrirse la puerta, todos saltaron emocionados y gritaron el típico “¡Sorpresa!” para darle la bienvenida al castaño, quien pasaría sus vacaciones allí con todos sus amigos.

Logan sonrió contento a todos sus amigos y se separó de su novia para saludar a todos. Madison abrazo a Rouse y a Aarón, agradeciéndoles por haberla ayudado.

Luego del último año de la preparatoria – donde Madison y Logan por fin se habían dado una oportunidad – el castaño partió hacia New York para estudiar Escritura Creativa, mientras que Madison se quedó en la ciudad para seguir la carrera de maestra. A pesar de la distancia que ambos tenían que soportar, seguían juntos, comunicándose, apoyándose y visitándose cada vez que pudieran.

Aquella distancia, había reforzado más su amor, a pesar de las típicas peleas que pudieran tener, siempre se solucionaban.

Madison era feliz. Tenía a su familia en un excelente estado, vivía con Rouse en un departamento, sus notas eran excelentes, sus amigos seguían allí a pesar de los años y los sucesos, y Logan seguía amándola.
Decidió darle su espacio al verlo tan feliz con sus amigos. La noche ya había llegado y eran principios del verano. Se sentó en un sillón de mimbre largo que había en el pórtico y observo la luna y las estrellas. Sintió que alguien se sentaba a su lado, y al voltear, vio que estaba su novio con una gran sonrisa en el rostro. No tardo en corresponder el gesto y apoyo su cabeza en el pecho del castaño.

- Sabes que te amo ¿Verdad?

La castaña rio feliz al escucharlo nuevamente. No había ni una sola vez en que Logan Lerman, el chico frio e irritable, no parara de decir lo mucho que la amaba.

Ella asintió y se acercó para darle un corto beso en los labios, el cual el correspondió de inmediato.

- Te amo más que a nada en el mundo, Lerman – le aseguro la castaña y se levantó haciendo que él se incorpore – Amo esta canción ¡Vamos a bailar!

Arrastro al castaño adentro de la casa donde la fiesta había empezado, y bailaron junto con todos sus amigos reunidos y felices de estar nuevamente juntos. Incluso Madison podía jurar que Dean y Lucy volvían a mirarse de forma cómplice, y supo que su historia pasaría quisieran o no, pues su sentimientos, al igual que los de ella y los de Logan, eran mutuos.

Sabina observaba todo desde la ventana junto con León, los dos sonriendo por una misión completa nuevamente.

- Deberíamos hacer equipo más seguido – le dijo el hombre sonriéndole.

- Olvídalo, chico. Yo voy por mi cuenta – replico la mujer chocolate cruzándose de brazos. – Y si me disculpas, una niña en Australia me requiere ya mismo. Amor de nuevo – negó con la cabeza.

- Justo un niño en Londres requiere mi ayuda. Algo así de amor de verano ¿No?

- Diste en el blanco, amigo.

FIN.