Pureza Virginal [Joe & tú ]

huy me encanto el fin q bien q resolvieron todo
adore como la rayis defendió su amor x joe ..... y ya me pase a leer tu otra adaptación
espero el epilogo :)

Pureza Virginal

Epílogo

Dos meses más tarde…
El olor del sándalo impregnaba el aire. Joseph sonrió para sí mismo. Casi en cada rincón de la habitación había una vela encendida. Y desde fuera, por la ventana del dormitorio, entraba la delicada melodía de las campanas danzando al viento.

Todo en su mundo había cambiado desde el momento de conocer a Invitado. Y todo había cambiado también por las noches, gracias a Dios. Joseph ni siquiera recordaba cómo era su vida antes, cuando estaba solo. Ni quería recordarlo.

La puerta del baño se abrió y de pronto una rendija de luz iluminó el dormitorio. Joseph se apoyó en un codo y observó a Invitado, cuya silueta se dibujaba contra la luz, preguntándose en qué estaría pensando y deseando leer su expresión. Pero con aquella luz, era imposible.

—¿Y bien? —preguntó al ver que ella no decía nada—. ¿Cuál es el veredicto?

En lugar de contestar, Invitado apagó la luz, cruzó la habitación y saltó sobre la cama. Se colocó a horcajadas sobre el cuerpo de Joseph y se puso en acción, como hacía siempre que estaba cerca de él.

—Vamos, Invitado, suéltalo ya —insistió Joseph.

Invitado se echó a reír, y sus carcajadas animaron a Joseph. ¿Qué había hecho de bueno en su vida, para merecer una mujer así? Invitado posó las palmas de las manos sobre su pecho y dejó que sus cabellos cayeran por los lados como una cortina dorada. Y entonces lo besó. Posó sobre él diminutos besos, entre palabra y palabra:

—El —beso— veredicto —beso— es —beso—: «sí» —gran beso.
—¿Sí? —repitió Joseph. Invitado alzó la cabeza para mirarlo y sonreír—. ¿Estás segura?
—Segura. Muy segura. Completamente segura —respondió Invitado.

El corazón de Joseph echó a latir desesperado; sus manos apretaron con fuerza la cintura de Invitado para volver a soltarla de inmediato.

—Lo siento —se disculpó con una mueca, sujetándola con más delicadeza.
—Estoy embarazada, Joseph —sacudió la cabeza Invitado pletórica de amor—, pero no soy de cristal.
—Sí, lo sé, es solo que es tan…
—¿Tan nuevo? —preguntó ella.
—Sí, supongo.
—¿Pero estás feliz?
—Definitivamente.

Invitado se meneó contra su cuerpo y sintió cómo se tensaba el de Joseph. Una lenta sonrisa curvó sus labios, mientras el delicioso deseo se iba apoderando de ella.

—Bien, ya veo que estás feliz —rió nerviosamente ella.
—Cariño, no has visto nada aún —gimió él.

Invitado se levantó el camisón lentamente, sacándoselo por la cabeza y tirándolo a un lado. A la luz de las velas, observó los ojos de Joseph oscurecerse mientras alzaba las manos para abrazar sus pechos. Sus dedos le rozaron los pezones, y ella echó la cabeza atrás, arqueándose. Cada noche era igual, y sin embargo diferente. Cada vez que él la tocaba, era como si fuera la primera vez. Chispas de fuego prendían en su interior. Su cuerpo se excitaba, se calentaba y humedecía para él. Y esperaba que siempre fuera así, mágico.
—Tengo que poseerte —murmuró él.
—Ya me posees, marine —susurró ella inclinándose lentamente sobre él.

Centímetro a glorioso centímetro, Invitado lo tomó y lo introdujo en el fondo de su ser. Su lentitud los torturaba a ambos, Invitado observaba los rasgos de Joseph retorcerse de placer.

Entonces él bajó una mano hasta el centro de su ser, comenzando a acariciar aquella carne caliente y húmeda hasta que Invitado meneó las caderas y gritó su nombre. Se sentía total e íntimamente abrazado en el interior de ella. Sus cuerpos estaban unidos, sus almas enlazadas. Él volvió a tocarla, acariciando aquel punto sensible una y otra vez, hasta que Invitado estalló. Rayos de fuego convulsionaron su cuerpo. Invitado volvió a gritar su nombre.

Joseph la agarró de las caderas, la levantó y la penetró profundamente, y luego le dio todo lo que tenía.

Al cesar las últimas convulsiones, Invitado se dejó caer sobre él y Joseph la abrazó con fuerza. Podía sentir el aliento de Invitado en el rostro como una bendición.

—¿Sabes? —dijo ella en voz baja, agotada—. Creo que debo advertirte: siempre quise tener una familia numerosa.
—¿Cómo de numerosa? —preguntó él.
—Ah, pues… el siete es un número bonito, ¿no te parece?
¿Siete niños?, ¿con Invitado? El corazón le estallaba de felicidad. Josephalcanzó la sábana y los tapó a los dos.
—El siete es perfecto —contestó en un murmullo, estrechándola mientras Invitadose quedaba dormida.



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Gracias a TODAS por leer la novela y les dejo la invitación hecha a mi otra adapción: Asuntos Pendientes (Joe & Tú)

Owww que belleza..
Que bello final
7 niños WOW jajajajajaja interesante jajaja
Gracias por subir la adaptación

hay mas bello el epiologo me fascino .....
q mal q alla terminado tan pronto la adore enserio
no piden nada sabes q son una familia de 7 nah es para enloquecerse
pero a su ves es hermoso

la ame enserio
esuvo hermosa gracais pors ubirla

qe hermooooooooooooooooooooooso

me encantó <3