Confía en mí (Harry)

Melanie1D escribió:Hey! me acabo de pasar a leer tu novela y si la verdad si me dejo con cara de asdfghjkl y porque Bethany no les dice aunque sea algo así de nada pero porquitooooooo :( que tenga un poco de confianza no? Bueno continuala pronto que esta muy buena tu novela ;D

Me alegra mucho que te haya gustado :D. Lamento muchísimo la tardanza, es posible que suba en un rato, aún estoy escribiendo el capítulo ;). Gracias por pasarte <3.

Melanie1D escribió:Hey! me acabo de pasar a leer tu novela y si la verdad si me dejo con cara de asdfghjkl y porque Bethany no les dice aunque sea algo así de nada pero porquitooooooo :( que tenga un poco de confianza no? Bueno continuala pronto que esta muy buena tu novela ;D

Me alegra mucho que te haya gustado :D. Lamento muchísimo la tardanza, es posible que suba en un rato, aún estoy escribiendo el capítulo ;). Gracias por pasarte <3.

La cabeza martilleaba, era como si taladraran dentro de ella una y otra vez. Me obligué a abrir los ojos despacio, acostumbrándome a la poca luz que había en la habitación. Paredes ropa pálido y la pared del fondo pintada de morado, las cortinas de los grandes ventanales bloqueaban la luz proviniendo del exterior. Pero sí había una encendida, la de la lámpara en mi escritorio. Y la silla estaba ocupada. La persona que estaba sentada me daba la espalda, leyendo un libro tal vez. Me froté los ojos y me di cuenta de que estaba en mi casa, aún con el uniforme puesto. Mis zapatos estaban uno al lado del otro a los pies de la cama y mi chaqueta a un lado.
—¿Harry?—me atreví a hablar, con la voz ronca.
—Hasta que al fin despiertas. Creí que tendríamos que ir comprando el ataúd y todo…—dijo burlón, dejando el libro de lado y girándose hacia mí. Se paró y se sentó a mi lado en la cama, dejando un espacio prudente entre los dos.
—¿Qué pasó?
—Te desmayaste. La doctora dijo que era más por tu posible mala alimentación, y tu mamá dijo que no estabas durmiendo muy bien. Horan le dijo a la enfermera que no comías en el receso. Así que supongo que la noticia que te dio tu mamá fue lo que colmó el vaso…
—¿Qué?—pregunté girándome a una velocidad increíble hacia él.
—Tu madre no me quiso decir para no tener problemas contigo…
—Maldición, Colin—sentí todo darme vueltas cuando me paré abruptamente. Harry pareció notarlo porque se paró rápidamente y me agarró por los brazos. Sentía las lágrimas acumularse en mis ojos. Tragué saliva, tragándome las emociones de paso.
—¡Suéltame!—me solté del agarre de Harry y salí corriendo de la habitación. Corrí por el pasillo y abrí de golpe la puerta del cuarto de Anabelle.
—Al fin despiertas—ella se levantó de su cama y se acercó a mí.
—¿Qué pasó con Colin? ¿Dónde está?
—No me dijo donde está. Se rompió un brazo en un accidente. Pero no es nada grave. Siento mucho si te alteré—ella intentó acariciar mi rostro, pero no la dejé, me aparté un poco. Ella entendió y dejó caer su mano.
—Entonces está bien…—suspiré, dejando que la preocupación se fuera de a poco.
—¿Por qué no me dejas consolarte? ¿Por qué no me dejas abrazarte?
—No quieras hacer el papel de madre ahora, Anabelle—espeté y me di media vuelta para regresar a mi habitación. Harry estaba recargado en la pared afuera de mi habitación, al lado de la puerta.
—¿Por qué tratas a tu mamá así? Es tu mamá…
—¿Estabas espiando?—pregunté incrédula.
—No hace falta que espíe para escuchar lo que decían, tus gritos te delataban.
—No te metas Harry, esto te incumbe—solté exasperada.—Debes irte ahora Harry.
—Está bien—sus ojos dejaron de brillar como hace un rato y tomó su chaqueta. Tomó su mochila y se la colgó al hombro.—Adiós—murmuró y salió de la habitación.
—Harry—volví llamarlo y él se giró, con esperanza en sus ojos. Debía agradecerle, pero… yo no le había obligado a nada—. Nada…—suspiré. El volvió a girarse para seguir su camino.
Mamá había salido al pasillo y se lo encontró.
—Adiós Harry, gracias por todo—mamá me dio un corto abrazo y le sonrió antes de acompañarlo al piso de abajo.
—¿Ya te vas Harry?—se escuchó la voz de Cole asomándose por el barandal de las escaleras.
—Sí enano, pronto volveré a seguir jugando con tus soldaditos—le sonrió. Me había asomado por el pasillo viendo todo. Volví a mi habitación cuando vi que mamá venía subiendo. Cerré la puerta y me tiré a la cama, sin tener las más mínimas intenciones de hacer las tareas de ese día.
Hundí la cabeza en la almohada y pensé en Colin, como muchas veces había hecho. Un sonido me sacó de mis pensamientos, era mi teléfono. Estiré la mano y lo tomé, sin siquiera ver de quién era el número.
—¿Hola?
—¿Cómo estás Beth?
—¿Niall? ¿Cómo es que tienes mi número?
—Cuando tenía tu teléfono me atreví a guarda mi número en tu teléfono. Pensé que algún día lo necesitarías, ¿no?
—Eh… como sea—refunfuñé.
—¿Qué sucedió?
—Eh… dicen que no he comido mucho, que tal vez se me bajó el azúcar… nada importante.
—¿Cómo que nada importante? Por Dios Bethany—Niall había comenzado a alterarse, así que me dispuse a cortarlo.
—No es nada Niall. Adiós, tengo que hacer tarea. Deja ya de preocuparte—dije y colgué antes de que reclamara cualquier otra cosa. Me cambié la ropa por mi pijama y me hundí entre las sábanas nuevamente, intentando olvidarme de todo por un momento.
—Te traje la cena, por si quieres comer—Anabelle entró y dejó una bandeja sobre la mesa de noche haciendo algo más de ruido del necesario, tal vez por la molestia.

—¡Bethany! ¡Bethany! ¡Levántate!—Claire gritaba a la vez que entraba a mi habitación.
—Está bien, bajo en unos minutos—la verdad era que tenía unas horas despierta. No había podido dormir mucho durante la noche, pero me había quedado allí, tirada en la cama, sin ganas de levantarme, como si el cuerpo me pesara o estuviera pegado a las colchas que cubrían la cama.
En veinte minutos ya tenía el uniforme puesto y mi cabello castaño cayendo por mis hombros. Tomé las gafas que usaba para leer y que me rehusaba a usar y las metí en mi bolso mientras tomaba algunas libretas con apuntes.
Bajé las escaleras escuchando el sonido que hacían los tacones contra el suelo. Me senté en la mesa sin decir nada y comí las tostadas que estaban en un plato para mí. Luego me bebí el vaso de jugo de naranja y me acerqué a los mellizos, que veían caricaturas antes de ir al colegio.
—¿Ya desayunaron?—pregunté luego de besar ambas cabezas. Ellos asintieron, sin despegar los ojos del televisor.
—¿Harry vine hoy?—preguntó Cole, ahora mirándome. Claire también me miró.
—No lo creo…
—¿Por qué no? El dijo que íbamos a jugar con los soldaditos que mamá me compró…
—Pues no lo sé. Cuando venga te digo. Ya me voy, adiós—tomé las llaves de mi auto y salí de la casa, sin ver ningún rastro de Anabelle.
Solo unos minutos hicieron falta para que estuviera buscando un espacio libre para estacionarme. Vi uno vacío y me dispuse a avanzar hacia allí, un carro se me atravesó, haciendo que frenara de golpe para no chocar.
—Lenta—se burló Blair saliendo de su auto. Se fue contoneando las caderas y con su bolso de marca colgando en su brazo. Resoplé y me calmé para no perder el control y atropellarla y hacer que volara por los aires. Afortunadamente encontré otro espacio y me bajé del auto luego de subir el techo y asegurarme de que estaba bien cerrado. Vi a Harry a lo lejos, hablando con Louis y con el chico de la fiesta, Zayn. El me miró, pero unos segundos después debió la vista y continuó su conversación debajo de un árbol.
Tal vez eso era lo mejor.
Seguí caminando y me fui directamente a mi casillero. Y mientras rebuscaba entre mis libros, tuve la idea de que debía recorrer aquella escuela. Era enorme, cosa que aumentaba mi curiosidad. Recordé que en mis días de soledad solía caminar por toda la escuela, a tal punto de conocer cada pasillo, cada puerta, cada atajo y cuartos que nadie había pisado, nadie del alumnado, a menos que le enseñara. Aunque fácilmente podría perderme aquí. “Reto aceptado”, pensé.
Al momento de cerrar la puertecilla de metal, escuché risas acercarse. Me giré y vi como Niall y Susan caminaban hacia mí hablando y riendo. Aún no me confiaba de ella. Sentí las la sangre calentarse en mis venas y la furia me invadió.
—¿Así que ya son muy amiguitos y todo?—pregunté con veneno.
—¿Por qué te molesta tanto?—preguntó Niall. Le murmuró algo a Susan y se acercó un poco más a mí para que ella no escuchara.—¿Por qué te molesta que ella me hable?
—¿Qué tal si te está usando? ¿Qué tal si simplemente no quiere ser tu amiga? Me dijiste que nadie se te acercaba y ahora, ¡puf! Aparece ella de la nada. Esa no me la trago Niall.
—Que tú no confíes en nadie no significa que yo tampoco lo haga, ¿entendido? Además, ¿sabes qué? Ahora mismo ella se comporta más como una amiga que tú.
—Pues pásala bien con Susan—escupí su nombre.—Si algo pasa no me busques, solo piensa que te diría “te lo dije”—me di la vuelta y caminé lejos de allí. Fui al laboratorio de Química y no me sorprendí al encontrarlo vacío, aun faltaban cinco minutos para comenzar. Me senté en una de las mesas, rogando porque mi compañera no fuera muy conversadora.
—Hey, tú debes ser Bethany. Soy Stacey—ella sonrió y se sentó a mi lado. Vi como otros pocos estudiantes se iban acomodando en sus asientos.—Y al parecer tú serás mi nueva compañera. No tengo muy buena suerte con esto de las compañeras de laboratorio. No soportaba a la anterior, la veía cada día y aparte tenerla cerca, me da miedo—ella se estremeció. Sí, la tipa parecía ser muy conversadora.
—Estás en mi asiento—levanté la mirada ante la voz chillona y levanté las cejas.
—Lo siento, no vi tu nombre escrito por ningún lado—dije sin intenciones de levantarme.
—Aléjate Blair. Recuerda que esta es nuestra primera clase y los asientos no están asignados.
—¿La prefieres a ella sobre mí?
—No la conozco, y créeme que sí—asintió Stacey.
—Ya verás…—Blair parecía que iba a sufrir un tic nervioso de la furia.
—Esfúmate y ya deja de molestar, que estoy hablando con Bethany de cosas realmente interesantes.
Ok, ya me agradaba la chica. Blair se fue haciendo berrinche como niña pequeña y se sentó en los últimos asientos de la fila.
—Siento eso. Puede ser realmente insoportable cuando se lo propone. Créeme cuando te digo que planeo mudarme.
—¿Mudarte? ¿Por qué lo dices?—decidí hablarle por lo menos hasta que llegara la profesora, ella me había defendido, y al menos necesitaba llevarme relativamente bien con mi compañera si no quería hacer las reuniones de trabajo odiosas e incómodas.
—¿No lo sabes? Esa cosa de allá es mi hermana melliza.
—¿En serio? No se parecen—lo dije porque los ojos de Stacey eran verdes y su cabello era castaño y era más baja que Blair.
—Gracias al Señor—rió la castaña.—Oh, mira, ahí viene Susan. ¡Hola Sue!—se levantó para abrazarla y Sue solo me dirigió una mirada tímida y se sentó detrás de nosotras. Unos segundos después entró Harry acompañado de Zayn. Stacey lo saludó con la mano y se acercó al chico moreno.
—Hola Stace—dijo el moreno y la besó suavemente en los labios. El y el chico de rizos se sentaron delante de nosotras. Stacey volvió a sentarse a mi lado.
—No sabía que Zayn y tú… bueno que…
—Sí, somos novios—ella sonrió.—Zaynie, ¿ya invitaste a Beth a la fiesta?—la chica de cabello castaño se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa para que el moreno la escuchara.
—Sí, es su decisión ir o no—él se encogió de hombros.
—Perfecto, irás. Podemos cambiarnos juntas y todo—ella casi brincaba de la emoción, y yo no había dicho nada.
—Descuida, irá—dijo Harry en voz baja.
—No lo sé…—dije mirando a mi compañera de mesa.
—Por favor—dijo ella juntando sus manos casi rogando.
¿Por qué ella actuaba así? A penas me conocía
—No lo sé…
—Y no me vengas con eso de que es porque no me conoces o no te conozco. Vamos, sé que eres una buena persona, y es tu oportunidad para hacer amigos y conocer gente…
¿Y quién dijo que yo quería hacer amigos?
—Déjalo Stace, la fiesta es para gente con clase, como nosotros. Ella no entra en ese rango—dijo Blair desde el otro lado del salón.
—Entonces, ¿a qué horas irás a mi casa?—le pregunté mirando a la chica a mi lado. Esta respondió chillando y abrazándome unos segundos, hasta que llegó la maestra e interrumpió toda conversación. Blair me miró retadoramente desde su asiento.
Stacey parecía realmente ser una buena persona, pero… el miedo me invadía cada vez que conocía a otra persona que me contaba todo acerca de ella y resultaba que todo era perfecto, y al momento de preguntar algo acerca de mí, yo simplemente no podía responder. No quería ver en sus ojos la sorpresa y la lástima que les causaría el saber lo que me había pasado.
Pero… tal vez podía salir con ellos y no contarle nada que me ponga en peligro, ¿cierto? ¿Podía intentarlo? ¿Debía bajar un poco la barrera de orgullo actitud mordaz? Maldición, Colin sabría qué hacer en este momento. Lo necesitaba.
—¿Beth? ¿Beth? ¿Estás en este mundo? La clase ya terminó—me llamó mi compañera. Maldición, ni siquiera había tomado apuntes.—Tranquila, te presto mis notas—ella me tendió su libreta de color rosa con un osito en la portada.
—Gracias—me sorprendí. ¿Cuándo había sido la última vez que lo había dicho? No lo recordaba bien. Hasta me sorprendí a mí misma sonriéndole a la chica.
—¿Qué tienes ahora?
—Creo que Educación Física…
—¡Yo también! Vamos—entrelazó su brazo con el mío y caminamos por el pasillo.
—No quiero ofenderte pero, ¿no tienes otra amiga? Digo, porque ahora estás conmigo y eso…
—Tranquila no me ofendo. La verdad es que mi mejor amiga se mudó a Italia y pues… ahora paso la mayoría del tiempo con Zayn y Harry. Y Susan vive en la misma calle que yo, pero no es que seamos mejores amigas y eso. Si no quieres andar conmigo me lo puedes decir, prometo no ofenderme. Además, no sería la primera vez…
—No se siente muy bien ser rechazada, ¿Verdad?
—En verdad no. Y todo porque no pienso en qué zapato es más caro que otro, o si comprar perlas o rubíes… o en el vestido de la nueva línea de Gucci…
—Sí, te entiendo. Perfectamente.
—Aunque sí me gusta estar a la moda y eso… no soy el típico prototipo de niña rica y hueca. Eso es lo que me molesta a mi hermana, que no estoy en su bando, y por tanto, se ha encargado de que nadie se me acerque.
Alguien que se sentía como yo. De alguna manera me hacía sentir bien conocer a alguien que había pasado o está pasando por lo mismo que yo.
—Entonces… si quieres me puedo ir…
—No, no, no hay problema. Vamos al gimnasio—mi tono fue suave. Hace mucho tiempo que no escuchaba mi voz así. Y parece que a Harry, que iba a unos pasos delante de nosotras hablando con Zayn le sorprendió también, porque me miró unos segundos antes de reanudar su marcha.
—Además, Blair tiene razón. No estás en su rango—la miré confusa y por parte dolida. Ella me miró y sonrió—. Estás es uno mucho mayor.

Nueva lectora! Siguela pronto :D

Viernes. El final de la semana había llegado al fin. Me senté en la mesa en la que me esperaba Stacey. No comprendía por qué me sentía tan bien con ella. Como cuando comencé a hablar con… con Niall. Suspiré pesadamente… sí que le debía una disculpa, pero él debía entender que sólo me preocupaba por él… Lo vi mirarme en una mesa un poco alejada de la nuestra y luego volvió a sus asuntos con Susan.
—¿Todavía sigues peleada con Niall?—Stacey frunció levemente el ceño mientras mordía su emparedado. Yo no le había dicho nada acerca de Niall. Prácticamente no le había dicho nada de mí. Le había dicho que me había mudado de Francia y que era nueva. Más nada. Hablábamos de cualquier tontería o ella me contaba de sus cosas, pero nunca indagó en mi vida.
—¿Qué…?
—No soy tonta Beth. Se nota que están peleados. ¿Sabes? Nunca me he acercado a Niall. No porque lo crea raro ni nada de lo que dicen. Es que… no lo sé. Nunca lo hice y ya. Siempre andaba cabizbajo, siempre con cara triste. Y tú apareciste de repente y le hablaste, ya no andaba tan cabizbajo, hasta sonreía y todo. El tenía amigos. Pero sus vidas se hicieron imposibles por aquella relación, no aguantaron, y se fueron. Pero tú te sabes defender, y nadie se mete con otra persona que puede ganarle en una discusión.
—Exacto, él me dice que nadie se le acerca y de repente se le acerca esa…
—¿Susan?
—Esa misma. Solo estoy preocupada por él—le conté lo que le había dicho a Susan y a Niall hace unos días.
—Oh Dios mío Beth… creo que deberías ir a disculparte con los dos… ahora.
—¿Por qué? Ni siquiera sé las intenciones que tiene ella con Niall… ¿y si es por interés?—Stacey rió, casi atragantándose con el pan.
—No Beth—volvió a reír—. Esa chica no mataría ni a una hormiga. A ella le gusta Niall desde hace mucho. Yo misma le dije que se acercara a Niall este año, que tomara confianza.
Mierda.
—Oh Dios—me tapé la cara—. Vuelvo ahora, ¿sí?—tomé mi bandeja y me acerqué a la mesa. Me quedé parada frente a la silla que estaba al lado del rubio.
Bien… yo, una persona que dije no cogerle cariño a nadie y tomar confianza con nadie, que prometió no hablar con nadie a menos que sea estrictamente necesario ahora se contradecía. Estaba preocupada por una persona que posiblemente podría considerar como amigo, y debía pedir disculpas. Parece que lo que decía Anabelle y Harry era cierto. Todos necesitábamos de alguien.
Mi lado tierno y dulce luchaba por salir. Yo había enterrado ese antiguo “yo” en lo más hondo de mi corazón, hundiéndolo y cubriéndolo con una gruesa actitud mordaz y sarcástica. Mi barrera protectora para que nadie la destruyera.
—¿Puedo sentarme?—y me sorprendí de nuevo. Mi voz salió suave, como con Stace hace unos días. Niall me miró con las cejas alzadas al igual que Susan.
—No me digas que me vienes a reclamar porque estoy con Susan. Dime, ¿Stacey no se acercó a ti por interés?—rodé los ojos y me senté.
—No diré esto dos veces, así que… lo siento. Eso es para los dos. En serio, lamento mi actitud.
—¿Qué?—Niall puso una mano detrás de su oído y se acercó más a mí, como si no hubiera escuchado. Se rió entre dientes y rodé los ojos nuevamente, empujándolo un poco.
—¿Te sientas con nosotras?—le pregunté a Susan. Ella se sorprendió pero asintió—. Adelántate, voy en un segundo—ella miró a Niall y tomó su bandeja. Se fue hacia la mesa en donde esperaba Stacey, que le sonrió cuando la vio llegar. Niall y yo nos paramos con nuestras bandejas en mano y caminamos despacio hacia la mesa—. En serio. Perdona Niall. Yo…
—¿Sabes? Te ves más linda cuando usas ese tono dulce. No soy estúpido. Sé que te escondes detrás de una barrera, pretendiendo ser una chica dura cuando de verdad eres tierna y dulce por dentro. He conocido personas así.
—No sabes de qué hablas—maldición. ¿Tan transparente soy? Bueno… solía serlo, pero creí haber pintado bien esa “transparencia”.
—Ok, ¿Qué te hizo cambiar de opinión acerca de Susan?—preguntó cuando nos sentábamos en la mesa. Ella se había sentado al lado de Stacey y yo me senté en frente de Sue, Niall a mi lado.
—Digamos que estoy al tanto de sus intenciones—le guiñé un ojo.
—¿Qué?—preguntó Niall confuso.
—Nada—respondimos las tres al unísono, nos miramos entre nosotras y reímos juntas al ver la cara de Niall.
—Chicas…—negó con la cabeza mientras tomaba de su lata de refresco.

¿Entonces así se sentía tener amigas? ¿Esa sería la razón por la cual me sentía feliz? Al menos eso creía… ¿hacía lo correcto? Miles de preguntas pasaban por mi cabeza mientras las veía correr de un lado a otro saliendo y entrando de mi armario.
Hace unos momentos me había decidido. Había decidido quedarme con ellas, sin revelar ningún detalle de mi vida pasada. Nada. Aún no estaba segura del todo. Tenía miedo… si lo descubrían, se alejarían, y no tendría nadie de vuelta. Y a pesar de que decía que sola me iba mejor, me daba miedo la soledad. Desde pequeña nunca me había gustado estar sola. Y por eso fue la frustración y depresión en mi antiguo colegio. Estaba sola.
—¿En serio no te molesta que nos pongamos tu ropa?—preguntó Sue por enésima vez.
—¡Que no!—les grité mientras me acercaba a ellas. Tomé un pantalón corto de encaje de color crema y una blusa un poco más ancha de color amarillo neón. Cogí unos zapatos de tacón corrido de color negro y me fui al baño a cambiar. Cuando salí ya vestida las dos chicas aún no habían salido. La puerta se abrió.
—Hola—Anabelle sonrió.—No sabes cómo me alegro que tengas nuevas amigas…
—Sabes lo que pienso acerca de esa palabra.
—Estoy harta de lo que piensas de esa palabra. Esas chicas se ve que son realmente buenas. Es tu oportunidad de tener personas buenas a tu lado. Entiende que lo que sufriste ya es parte del pasado, y que nunca fueron tus amigas. No tienes por qué estar viviendo en el pasado. Eres hermosa, joven y con una vida entera por delante. ¿Cómo piensas tener novio, o casarte si no confías ni siquiera en tu propia madre?—Anabelle hablaba entre susurros con los ojos cristalinos.
—La confianza es algo que se gana, Anabelle—me crucé de brazos, evitando su mirada. La puerta del armario se abrió y de ahí salieron las dos ya vestidas.—Chicas, están hermosas—dijo Anabelle sonriéndoles.
—Oh mi Dios, Anabelle Lefebvre, es un placer conocerla—rodé los ojos cuando Stacey dijo aquello.
—El placer es mío, chicas. ¿Por qué no se quedan a dormir cuando vengan de la fiesta? Así mejor vienen juntas a la noche.
—No lo sé…—musitó Sue.
—Aurore—Stace junto sus dos manos y me hizo ojos de perrito. Las dos me miraron mientras rogaban y yo rodé los ojos y asentí, mientras las dos me abrazaban. ¿Cómo podían ellas querer estar conmigo con la forma como las trataba? Otra cosa que me hacía sentir peor persona.
—Terminen de maquillarse y nos vamos, antes de que se haga tarde—dije delineándome los ojos.

Stacey me había dicho que la fiesta era en la inmensa casa de su novio, Zayn. Y no se equivocaba en lo de inmensa. La puerta principal estaba abierta, pero cubierta por una cortina de tiras brillantes que tocaban el suelo. Atravesamos la cortina plateada y nos encontramos con una enorme sala abarrotada de gente. Los muebles habían sido trasladados a los lados donde las personas se sentaban a beber y conversar. El centro había sido reservado para la pistad de baile y en una esquina, en una pequeña tarima se encontraba el moreno, haciendo de DJ. No recordaba la última vez que había ido a una fiesta, bueno… sí lo recordaba. Y no había sido nada lindo. Sin poder evitarlo, apreté más el brazo de Stacey al recordar lo que había pasado en aquella fiesta unos meses atrás.
—¿Qué pasa?—preguntó ella preocupada.
—Nada, lo siento—ella frunció levemente el ceño pero luego sonrió de lado. No me sentía en mi ambiente. Me sentía como una extraña, como que no debería estar allí. Susan desapareció entre el mar de gente y luego Stace enganchó su brazo al mío y caminamos hacia donde estaba su chico. Ella se subió a la tarima y besó en los labios a Zayn.
—Están hermosas—nos dijo cuando bajó de la tarima, dejando descansar los audífonos en su cuello. El besó mi mejilla como saludo—. Qué bueno que viniste—me sonrió.
—Volvemos ahora—dijo ella volviendo a besarlo y me tomó del brazo nuevamente.
—¿A dónde vamos?
—¿A dónde más? A la pista, esto es una fiesta.
—Stace… yo…
—Beth… vamos, solo vamos a divertirnos un poco. Prometo no dejarte sola, si es lo que te preocupa.
—Promételo—casi rogué con la mirada, sintiendo una opresión en el pecho.
—Lo prometo—muchas veces Fleur me había dicho esas dos palabras, y yo como la estúpida que era le había creído. Pero ahora viniendo de Stacey, se sentía bien, mejor. — Ven, vamos a beber algo—nos acercamos a la barra. Yo pedí solo un refresco, ya que yo conducía. Ella pidió lo mismo, pero le echaron un poco de alcohol a su bebida. Nos apoyamos de la barra mientras veíamos a las personas bailar como locas.—Mira, ese es Peter. Guapo, ¿no?
—Está como quiere—le dije al ver al chico que bailaba entre un grupo de gente.
—Antes de salir con Zayn me acerqué y le coqueteé y todo. El me hablaba y eso. El me llevó a una esquina alejada, fue en una de estas fiestas que hace Zayn cada tantos meses. Creí que me pediría una cita…
—¿Qué te dijo?
—Que quería que le presentara a Harry…
—¡Es gay!—me reí fuerte al ver la cara de mi… ¿Amiga?—No tengo nada contra los gays, pero eso fue totalmente épico. Dios mío—reí nuevamente.
—No sabes el coraje que me dio. Le grité que él no era del tipo de Harry y me fui. Cuando le conté a Zayn no dejó de reírse de mí una semana. Pero luego me dijo que él no sabía de qué se perdía y que él sí saldría conmigo. Y de eso hace ya un año—suspiró, con una sonrisa tonta.—Ven, vamos a bailar.
Me llevó a la pista y tan sólo me dejé llevar por la música que era controlada por Zayn. Las fiestas a las que solía asistir con mis “amigos” no se acercaba ni un poco a esta.
Una hora pasó cuando salí de la multitud, sintiendo gotas de sudor recorrer mi espalda y el cabello pegado a mi nuca. De un momento a otro, no vi a Stacey por ningún lado. La busqué por todos lados con la mirada. Me salí del mar de personas y caminé hacia un pasillo, buscándola. Se escuchaban muchos sonidos extraños. Adolescentes teniendo sexo como si no hubiera mañana.
—Hola hermosa—escuché una voz detrás de mí. Mi piel se erizó, y no precisamente de la buena manera. Me giré despacio y miré al chico que me acorralaba contra la pared.—¿Qué haces tan sola? ¿Quieres compañía?
Me asusté al escuchar esas palabras.
—Hola hermosa.
—Daniel, ¿qué pasa? No me digas que estás borracho tan temprano—le dije frunciendo el ceño.
—No lo estoy. ¿Por qué estás tan sola?—me acorraló contra la pared y acercó sus labios a mi cuello—¿Quieres compañía?
—Daniel, sí estás borracho.
—Aléjate—le espeté al tipo queriendo sonar firme, pero soné más asustada que otra cosa.
—No seas ruda, ven, vamos a divertirnos un rato. El me agarró de la cintura y comenzó a besar mi cuello con fiereza mientras caminaba hacia una puerta.
—¡Suéltame! ¡Ayuda!—mis gritos eran en vano gracias a la potente música.
—Daniel, aléjate.
—Preciosa, déjate llevar—me alejó de la gente y me metió a una habitación.—Haré que te diviertas esta noche hermosa.
—Daniel… no estoy lista aún…
—¡No me vengas con eso! Me tienes esperando desde hace mucho.
—Dijiste que esperarías hasta que estuviera lista Daniel—dije llorando a mares.
—Ya no me importa—me quitó la blusa arrojándola a algún lado. Hizo lo mismo con mi falda y me miró de una manera que me dio asco.
—¡Déjame ir!—gritaba desesperada. La puerta se abrió de golpe y dos chicos más entraron con botellas de cerveza en sus manos.
—¿Listos para la diversión chicos?—Daniel seguía mirándome de arriba abajo mientras me tocaba de una manera repugnante y los dos chicos me sujetaban por los brazos.
—Sí—los dos dijeron al unísono. Y mis gritos no sirvieron de nada.
Yo gritaba desesperada a medida que aquella bestia me besaba mientras nos metía a lo que era un baño. Se deshizo de mi blusa amarilla mientras yo lloraba a mares, como aquella noche. Ese era el mismo chico al que le había hablado mal, es que estaba fumando sentado sobre su auto el primer día de clases.
—Deja ya de hacer tanto ruido—sentía como si mi garganta se fuera a romper de un momento a otro por la fuerza de mis gritos.
—¡Suéltame! ¡Por favor! ¡Déjame!—el manoseaba mis piernas y mi cintura. Era demasiado fuerte para mí, y mis piernas temblaban por el pánico que me invadía. El desabrochó mis shorts, aunque no los bajó, introdujo sus manos dentro de estos, apretando mi trasero, cosa que hizo que gritara más fuerte.
Oh Dios… aquella noche se repetiría de nuevo…

—¿Dónde está Beth? No la veo—le dijo Stacey a su novio, muy preocupada.—La he buscado por todos lados. Dios santo…
—Debe estar con algún chico, descuida—Zayn trato de calmar a su chica.
—¡Ese es el problema! Ella no confía en nadie Zayn. No lo hace totalmente conmigo ni con Niall, mucho menos con otra gente.
—¡Chris! Cúbreme un momento—Zayn llamó a uno de los chicos para que hiciera de DJ mientras él salía a buscar a la chica de cabellos caramelos junto con su chica.
—¿Han visto a Bethany? Llevo rato buscándola—Harry apareció de la nada con un vaso en su mano y con unas ansias por volver a ver a Aurore.
—La estamos buscando. Dios… no la encuentro por ningún lado.
—¿Qué? No oigo nada, vengan—Harry los tomó de la mano con pudo a los dos y los sacó del tumulto de personas, acercándose al “pasillo de la acción”.
—Que la estaba buscando. Prometí no dejarla sola, lo prometí—Stace estaba preocupada, porque no sabía que pasaba con su amiga. Porque al igual que Niall y Harry, ella sabía que había algo malo con ella, algo que hacía que actuara así con los demás. Y porque algo dentro de ella le decía que había algo malo.
—¿Hace mucho que se fue?—preguntó el chico de cabellos rizados.
—Hace unos quince minutos. No debí dejarla sola—volvió a decir Stacey al borde del llanto.
—Ya cariño…
—¡Mira!—ella interrumpió a su novio, mientras se agachaba a unos metros, tomando un bolso negro—. Es el bolso de Bethany.
Un grito.
—¿Escucharon eso?—Harry se alertó, temiendo lo peor. Otro grito.
—Por favor que no sea Beth, por favor que no sea Beth—decía Stacey una y otra vez mientras los tres caminaban a través del pasillo guiados por los gritos. Harry entró primero al baño, de donde provenían los gritos. La puerta estaba abierta. Encendió la luz y los tres se quedaron mudos ante la escena.
—¡Maldito imbécil!—rugió Harry cuando lo vio. El chico mantenía a ya chica de cabello caramelo pegada a la pared, su blusa estaba en el suelo y sus shorts de encaje estaban desabotonados y él la manoseaba con atrevimiento mientras ella parecía ida, con lágrimas bajando de sus ojos y sus ojos sin vida. Al momento en que Zayn tomó al chico de la camiseta y Harry lo golpeó, haciendo que soltara a la chica, esta cayó al suelo con un golpe seco. Stace vio un punto rojo en su brazo y lo examinó. Y vio algo que la impactó en el suelo del baño. Una jeringuilla…
—¡La has drogado maldito idiota!—ella se alteró comenzando a soltar puñetazos en direcciones no planeadas. A pesar de que era una buena señal de que no le había inyectado todo el contenido de la jeringuilla ella sentía la rabia misma tomar control de ella.—Eres un mal nacido Aaron. ¡Eres un engendro!—Zayn tuvo que tomar a su novia de la cintura, la cual derramaba lágrimas por su amiga y por sus propios recuerdos. Aaron ya estaba medio inconsciente, tirando en una esquina.
Mientras los dos novios se habían encargado de Aaron, Harry se había agachado y había abotonado con sumo cuidado los pantalones de la chica, que lo observaba ida, con la mirada ausente y vacía. Tomó su blusa y la pasó por su cabeza.
—Ayúdame con esto Beth, por favor—dijo él casi al borde de la histeria. Logro ponérsela totalmente y la cargó en brazos.
—Toma, llévala a su auto, iré a buscar a Susan para irnos de aquí—dijo Stacey metiendo las llaves del auto de Bethany en el bolsillo de los pantalones de Harry, el cual tenía sus manos ocupadas. Salió del baño con Zayn pisándole los talones y se perdieron entre la gente.
—Harry…—el chico de cabellos rizados pudo escuchar sus nombres salir en un susurro de los labios de Bethany.
—Sí hermosa, no cierres los ojos, quédate despierta. Estarás bien—el salió dando algunos empujones y divisó su auto. Dejó que sus pies tocaran el suelo, aún sosteniéndola de la cintura para evitar que se cayera y se metió al asiento trasero con ella, dejando que la cabeza de la chica descansara en su regazo.
—¿Harry?—ella preguntaba confundida.
—Aurore, soy yo, tranquila—él acarició su brazo suavemente.
—¡No me toques! ¡Déjame!—ella se alteró y comenzó a moverse tratando de librarse del agarre de Harry. Ella se levantó, quedando sentada y alejándose lo más que podía de Harry.
—Soy yo, Harry, soy yo—él la atrajo hacia sí y la abrazó, mientras ella se relajaba poco a poco, dejando de golpearlo.
—Harry…—ella murmuró, ya dejando caer su peso contra el chico, sintiéndose débil y rara.—No me dejes sola… no me dejes sola—ella musitó, mirando a la nada y más asustada que nunca.
—Nunca… lo prometo…

Siguela!! Esta buenisima la novela

Emma. escribió:Siguela!! Esta buenisima la novela

Gracias por leer y comentar <3. Ya subo el capítulo 8 ^^.

Abrí los ojos de golpe, y con un sudor frío recorriendo mi nuca y espalda. Ese había sido un sueño horrible. Bueno… una parte, ya que mi cabeza había dado vueltas al sentir un pinchazo en mi brazo. Estaba tan mareada que no salía nada coherente de mi boca. Instintivamente me agarré el brazo, y para mi sorpresa, este dolió. Lo miré, y con la poca luz que entraba de la ventana pude ver un punto rojo y algunas manchas que comenzaban a tornarse moradas en mis brazos, como si fueran garras.
Maldición.
Sentí mis ojos picar, y las lágrimas no tardaron en aparecer. Nada de eso había sido un sueño. Tan solo recordaba parte de él, pero podía recordar sus manos tocando en partes privadas y de una manera muy sucia y pervertida.
Y no me importó más nada. Lloré, lloré por lo malditamente desafortunada que me sentía. ¿Esto tenía que pasar de nuevo? ¿Justo a mí?
—Oh nena, ven aquí—unos brazos me envolvieron y me estremecí, recordando el tacto de aquel sujeto—. Hermosa, soy yo—escuché una voz triste. Me giré un poco y me encontré con el rostro adormilado de Stace. Susan, que dormía en el sofá de una manera incómoda y con su ropa todavía puesta se acercó y se sentó frente a mí. Flexioné las piernas y me abracé, hundiendo mi rostro entre mis rodillas, llorando como nunca.—Lo siento tanto—murmuró Stace abrazándome junto con Sue. Ella lloraba. ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué lloraba si era yo la del problema?—Es todo mi culpa. Perdóname… yo… yo no debí dejarte sola. Prometí estar contigo en todo momento, ¿y qué hago yo? Me voy y te dejo sola… lo siento muchísimo—levanté mi rostro y las aparté. Moviéndome para verlas de frente.
—No llores—le murmuré con la voz quebrada. Le limpié las mejillas con mis dedos.—No tienes la culpa. Ya, no llores por favor—le rogué. Nunca me había gustado ver a nadie llorar, a pesar de que yo lo hacía muy frecuentemente. Ahora no tenía ganas de responder con tono mordaz o con sarcasmo, ahora no quería ser ruda y alejar a los demás. Ahora me sentía tan vulnerable y sucia que mi barrera se había debilitado.—Pero necesito saber todo lo que pasó.
—¿Por qué? ¿No sería mejor olvidarlo?
—Quiero saber…—insistí, mirándola con súplica.
—Ok—Stace suspiró antes de comenzar—. Me alejé de ti porque Zayn me llamaba. Unos minutos después salí a buscarte y no te vi. Te busqué por todos lados y luego me comencé a preocupar. Le dije a Zayn y entre los tres comenzamos a buscarte. Escuchamos algo desde el baño y pues vi tu bolso en el suelo. El tipo te había drogado y estabas medio ida y…
—Dímelo, por favor. Todo… dímelo todo…
—Si lo que quieres saber es si el tipo te violó, no… no le dimos tiempo a hacerlo. Harry te sacó de ahí y por lo que me dijo estabas pálida y murmurabas cosas—no pude evitar suspirar de alivio. Aunque aún sentía sus manos tocarme por todos lados—. No sabes el coraje que me dio al ver esa jeringuilla en el suelo. Tanto que me olvidé de ti por unos segundos y fui a golpearlo, Zayn tuvo que apartarme. El maldito de Aaron lo volvía a hacer—Stace se derrumbó y lloró, tapando su rostro con sus manos mientras Sue acariciaba una de sus piernas en señal de apoyo.
—¿De qué hablas? ¿Qué volvía a hacer?
—A drogar a alguien para abusar de ella…—murmuró levantando la vista y pude apreciar algo que nunca esperaría de una persona como ella. Había odio, rencor, tristeza y agonía en su mirada.
—No me digas que…—no pude terminar y sentí una opresión en el pecho.
—Hace dos años entré a la escuela. Y yo era la nueva. No hablaba con nadie, a pesar de que moría de ganas. Pues Aaron se me acercó, y pues se portó lindo conmigo. Me invitó a su casa a estudiar después de clase. Y como yo era muy ingenua y me dejé llevar por un lindo rostro fui. Pero nunca me imaginé que me obligaría a hacer tantas cosas asquerosas y degradantes para cualquier mujer. Y al ver que me resistía, me drogó, pero no lo suficiente, pues recordé todo al día siguiente. Estaba aún en su casa, tirada en el suelo de su habitación desnuda, mientras él me miraba de una manera horrible desde su cama. Me dijo que no le dijera a nadie, o me haría la vida imposible. Yo como era de esperarse estaba asustada y pues nunca le dije a nadie. La única que lo sabía hasta ahora era Susan, que me encontró un día drogándome por culpa de ese idiota. Sí… digamos que caí en la tentación y fue una etapa que no quiero recordar. No puedo creer que metía esas porquerías en mi cuerpo—ella lloró desconsoladamente de nuevo. Sue había permanecido callada hasta el instante, pero noté que lloraba en silencio. Abracé a Stacey, porque la entendía perfectamente, porque sabía cómo se sentía ella.
—¿Zayn no lo sabe?
—No lo sabía, hasta ayer. Sabía que si se enteraba iba a querer matar a Aaron. Pero ayer se me salió un comentario mientras lo golpeaba y él preguntó luego. El se enojó porque no le había contado y discutimos.
—Lo arreglarán—me separé de ella y le sequé las lágrimas de nuevo—. ¿Por qué no las conocí antes?—ellas me miraron sorprendidas—Nos hubiéramos evitado tantos sufrimientos con la compañía equivocada—me lamenté.
—Odio cuando la gente me dice cosas malas de ti, que eres una mala persona. Y no tienen razón. Sé que detrás de ese comportamiento tosco y rudo, se esconde alguien de verdad, alguien hermoso que quiere salir, pero que tiene mucho miedo. Y no me importas cómo me trates o lo que digan, sé que eres una gran persona, más de lo que quieres admitir o dejar demostrar—ella sonrió.
—Es cierto… incluso con el comienzo que tuvimos—comentó Sue. Las tres nos abrazamos y aún con la ropa de la fiesta, nos volvimos a dormir, las tres abrazadas.
—En tan poco tiempo… ya las quiero chicas…—murmuré, pensando que se habían dormido.

A la mañana siguiente, las tres se habían levantado a eso de las once de la mañana. Beth les había prestado ropa para que se cambiaran. La primera en entrar al baño había sido Stacey, siendo seguida por Susan. Las dos vieron despertar a Bethany con una sonrisa enorme.
—¿Qué?—preguntó esta levantándose mientras se frotaba los ojos. Las miró con el ceño fruncido, como si estuvieran locas.
—También te queremos—dijeron las dos a la vez que se lanzaban a abrazarla. Beth se quedó estática y las empujo, parándose de la cama. Las dos chicas cayeron en la mullida superficie de espaldas.
—¿De qué están hablando? ¿Están locas o siguen con la borrachera?
—Pues tú dijiste que nos querías, anoche. Así que queríamos que supieras que también te queremos—sonrió Susan.
—¿Yo? Ok, definitivamente están locas—trató de ocultar Beth. Esta misma entró en la ducha, y las demás habían salido de la habitación ante el llamado de la mamá para desayunar.
—Buen día chicas—dijo ella amablemente y apresurada, ya que tenía que ir al trabajo urgentemente, a pesar de ser sábado.
—Buen día—dijeron las dos al unísono.
—Con lo que pasó anoche… no le digan que me dijeron, ¿ok? Tampoco les diré que lo sé por ustedes.
—¿Por qué?—preguntó Susan frunciendo el ceño.
—Porque ella está muy cerrada. Y si ella me acerco a hablarle aunque sea para consolarla, me mandará a cualquier parte y pues… la noto más feliz últimamente. Algún día hablaremos. Espero que sea pronto—la mujer, con aspecto cansad suspiró.—Desayunen, nos vemos después. Gracias por todo—las abrazó y se fue—. ¡Niños! ¡Su tía los espera, vamos!—los mellizos salieron corriendo y cruzaron la puerta sin percatarse de la presencia de las dos amigas de su hermana.
A los pocos minutos de irse Anabelle, volvieron a tocar la puerta.
—Yo iré—dijo Stace levantándose de su asiento para dirigirse a abrir la puerta.—Pasa—la figura de Harry se hizo paso a un lado de Stacey e ingresó a la casa.
—¿Cómo está ella?—preguntó el chico de cabello rizado preocupado, aceptando un vaso de jugo que le tendía Susan.
—Pues… anoche realmente nos sorprendió…
—¿Les contó algo?—sus ojos verdes se agrandaron, esperanzado.
—No. Pero estaba dulce, y frágil… no lo sé, esa era la verdadera Beth. Aunque subió su barrera esta mañana. Anoche dijo que nos quería—Harry casi escupe la bebida, y tosió varias veces al atragantarse mientras Susan palmeaba su espalda. Stace continuó hablando.—Esta mañana le dijimos que lo habíamos escuchado y lo negó totalmente. Pero… creo que hemos avanzado…
—Sí… es un paso enorme… considerando su comportamiento—comentó Harry una vez se había calmado.
—Chicos, yo iré a casa de Niall, me ha llamado y le voy a explicar todo—Susan desapareció de ahí rápidamente.
Harry sonrió inconscientemente, al recordar la sensación que había tenido al tenerla entre sus brazos, rogándole que no se fuera, que no la dejara. Una voz lo sacó de su ensoñación, pero aquella no era la misma voz frágil y quebrada de la otra noche.

—Harry—su nombre salió de mi boca cuando lo vi sentado en el sofá, junto con las otras chicas. Stace me dirigió una mirada, advirtiendo el comentario sarcástico que estaba por decir. Suspiré, sabiendo que eso tenía que decirlo porque sí. Stace tomó el vaso vació que tenía Harry entre sus manos y desapareció de allí rápidamente. Me acerqué a él, hasta quedar frente a frente, ya que se había parado.—Gracias…
—De nada—él sonrió de lado.
—¿Qué haces aquí Styles?—me crucé de brazos, dejando la amabilidad de lado. Su sonrisa no despareció en ningún momento, como si se lo esperara.
—Viena ver cómo estabas. ¿Qué? ¿Acaso está prohibido?—levantó una de sus castañas cejas y se cruzó de brazos.
—Yo no te pedí tu preocupación…
—Lo sé. Yo decidí regalártela.
—Pues no la quiero…
—Igual la tendrás. Sabes que la quieres… muy en el fondo.
—¿Y qué te hace pensar eso? Ni siquiera me conoces…
—¿Y quién lo hace actualmente? ¡Ni tu propia madre!—él se quejó, exasperado.
—No te incumbe—canturreé mientras me sentaba en el sofá y me cruzaba de piernas, tratando de ignorar su presencia.—¿No tienes nada mejor que hacer?
—De hecho sí, pero quise venir a saber cómo estabas—dijo él, se notaba un poco molesto y algo dentro de mí se revolvió.
—Pues vete y hazlo. Adiós Harry—evité su mirada.
—Adiós—murmuró para luego irse y cerrar la puerta detrás de él. Esperé escuchar un portazo que hiciera retumbar las ventanas, pero cerró suavemente.
—¿Qué fue eso?—preguntó Stace entrando a la sala cruzada de brazos.
—¿Qué cosa?—la miré con el ceño fruncido.
—Beth… en serio… a veces quiero golpearte con un bate de béisbol. ¿Por qué prácticamente echaste a Harry?
—Porque es mi casa y yo decido quién se queda y quién no—me encogí de hombros.
—Ay que linda, me hace sentir privilegiada—sonrió con ternura—. Ok, eso no vine al caso—su actitud cambio bruscamente y volvió a fruncir el ceño mientras se sentaba a mi lado.—¿Por qué trataste así a Harry?
—¡Porque él no entiende que no quiero que se preocupe por mí! ¡Porque no le pido que haga absolutamente nada por mí y porque no quiero nada de él tampoco!
—Oh Señor, apiádate de mí para no matar a esta—ella miró al techo, como si rogara al cielo. La miré con las cejas levantadas—. El sólo quiere ayudarte, quiere hacerte saber que sí puedes confiar en él, en mí, en Sue, en Zayn, ¡en Niall! Hasta en Louis. Puedes confiar en todos nosotros…—su teléfono la interrumpió. Resopló frustrada y contestó—. ¿Qué? Sí… Sí Liam… pues dile a tu mamá que ya voy… ¡Que sí! Serás sordo… ¡Dame cinco y voy para allá!—colgó.—Es Liam, Liam Payne—ella se levantó.—Su familia y la mí se conocen desde que iban a la universidad juntos, y somos como primos. Te lo presentaré luego. Tengo que ir a su casa.
—¿Quieres que te preste mi auto?
—No. Vive en la otra calle, de hecho. Te llamaré luego, y pobre de ti si no me contestas—me amenazó apuntándome con su índice, besó mi mejilla y desapareció de mi vista, saliendo rápidamente.
La tarde la pasé sola. Los mellizos se quedarían en la casa de una tía, Anabelle no volvía del trabajo hasta tarde... si es que volvía. Susan había salido con Niall a algún sitio, Stace había llamado y dijo que saldría con Zayn y su primo Liam. Y pues yo… estaba sola. Y antes me hubiera molestado, pero ahora, cuando estaba sola, los recuerdos invadían mi mente como una película que no se acababa.
—¿Te quieres sentar con nosotros?—preguntó aquella voz aguda, proviniendo de la chica rubia.
—¿Yo? ¿En serio?—pregunté señalándome, pensando en que podía ser una broma.
—Sí, no veo a alguien más detrás de ti—ella rió.
—Pues… está bien—me senté a un lado de la rubia. O sea… yo… ¿sentada en la mesa de los populares? Y habían sido ellos los que me habían invitado, la líder, Fleur. En la mesa había porristas, algunos chicos del equipo de fútbol, en fin… gente popular con los que podías llegar a lo más alto si te hablaban, o con los que podías tocar el suelo si eras un enemigo.
—Soy…
—Fleur… lo sé—ella sonrió de lado.
—Yo soy Daniel—me saludó aquel chico sentado a mi lado con sus ojos profundamente azules. Sonreí embobada. Había tomado a aquel chico como mi amor platónico desde que había ingresado a la escuela, y él, de un día para otro, ya me hablaba.
—Esto será muy divertido—sonrió Fleur abiertamente, mostrando su perfecta y blanca dentadura.
Y sí que fue divertido. Claro, para ellos. Me hicieron sentir especial… me hicieron contarle todo de mí, abrirme a ellos. Como esperaba, llegué a la cima, a ser una más, otra popular. Y cuando se aburrieron… toqué fondo… muy en el fondo.
El timbre sonó, sacándome de los viejos recuerdos. Sentí mis ojos picar y respiré un par de veces para que aquellas gotas saladas no cayeran.
—¿Qué estás haciendo aquí?—pregunté al abrir la puerta.
—Algo me decía que tú tampoco tenías planes, ¿me equivoco?

buena tu nove i like

:O QUIEN FUE EL QUE TOCO? Harry? Oh si:$ ajajajajjaajajaja Siguela pronto

Siguela pronto (Perdón si no la he comentado pero es que de un día para otro se me olvido mi contra XP )

Esperare lo que sea con tal de leer esta Novela *-*