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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn

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Mensaje por DanieladeJonas Mar 14 Ago 2012, 9:38 pm

esto.. pero... ahhh
Joe pobrecito!! el esta intentanto ver como pueden estar juntos
la rayis que le pasa?!! creo que le ganaron los celos!!
pobre Joe como le dice eso?!!
ahh ya casi lloro!!
siguela pronto porfis!!
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn - Página 16 Empty Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn

Mensaje por chelis Miér 15 Ago 2012, 5:23 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!
POR QUE ES INJUSTAA LA VIIDAAAAA!!!!
AAII QUE NO SE SEPAREEEEEENN PORFIISS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por ElitzJb Mar 21 Ago 2012, 6:11 pm

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II TEMPORADA

Capitulo 3

1/2


Me bajé de la esquina de la cama, mirando al vació. La ira comenzaba a
desaparecer, pero casi deseé que pudiera quedarme atrapada en su fiebre por
siempre. El vació que dejó atrás lastimaba más que el agudo dolor que sentí
cuando Joe se marchó. Traté de dar sentido a lo que había sucedido pero mis
pensamientos eran un lío. Las palabras que gritamos sonaron en mis oídos, pero
se hizo un eco atropellador, como si estuviera recordando una pesadilla en
lugar de una conversación.
¿Realmente habíamos terminado? ¿En realidad quería decir que era
permanente? ¿No hubo manera de burlar al destino o, más inmediatamente, las
amenazas del arcángel? En el camino de una respuesta, mi estómago se retorció,
amenazando con enfermar.
Me apresuré hacia el baño y me arrodille sobre la taza, mis oídos
repicaban y mi respiración se volvió superficial y entrecortada. ¿Qué había
hecho? Nada permanente, definitivamente nada permanente. Mañana nos
veríamos otra vez y todo regresaría a ser como antes. Sólo fue una pelea. Una
estúpida pelea. Esto no era el fin. Mañana nos daríamos cuenta de lo
insignificante que había sido y nos disculparíamos. Pondríamos esto atrás. Nos
arreglaríamos.
Me puse de pie y giré hacia el lavabo. Mojé una toalla, la presioné contra
mi cara. Mi mente aún se sentía como si girara más rápido que un carrete de
hilo al ser desenredado y cerré mis ojos con fuerza para hacer que el
movimiento se detuviera. ¿Pero qué hay de los arcángeles? Me pregunté
nuevamente. ¿Cómo podía Joe tener una relación normal cuando ellos
constantemente nos miraban? Me congelé. Ellos podrían estar mirándome justo
ahora. Podrían estar viendo a Joe. Tratando de decir si él había cruzado la
línea. Buscando por cualquier excusa para mandarlo al infierno, y lejos de mí,
para siempre.
Sentí que mi furia se encendía nuevamente. ¿Por qué no podrían dejarnos
en paz? ¿Por qué estaban tan dispuestos a destrozar a Joe? Joe me había
dicho que él era el primer ángel caído que obtenía sus alas de regreso y se
convertía en ángel guardián. ¿Estaban los arcángeles molestos por eso? ¿Sentían
que de alguna manera Joe los había engañado? ¿O que hizo trampa en su
ascenso desde el fondo? ¿Querían ponerlo en su lugar? ¿O ellos simplemente no
confiaban en él?Cerré los ojos, sintiendo una lágrima bajar por el lado de mi nariz. Tendré
todo de vuelta, pensé. Quise desesperadamente llamar a Joe pero no supe si lo
pondría en algún riesgo. ¿Podían los arcángeles escuchar conversaciones
telefónicas? ¿Cómo se supone que Joe y yo tengamos una conversación
honesta si ellos estaban espiando?
Tampoco pude dejar de lado mi orgullo tan rápido. ¿No se daba cuenta
que estaba muy equivocado? La verdadera razón por que la que habíamos
peleado en primer lugar fue porque él se había rehusado a decirme qué estaba
haciendo en la casa de Marcie la noche anterior. Yo no era del tipo celoso, pero
el sabía mi historia con Marcie. El sabía que esta era una de esas ocasiones en las
que tenía que saber.
Había algo más que me hacía enfermar. Joe dijo que Marcie había sido
atacada en el baño de hombres de Bo's Arcade. ¿Qué estaba haciendo Marcie en
Bo's? Hasta donde yo sabía, nadie en Coldwater High iba a Bo's. De hecho,
antes de conocer a Joe, nunca había escuchado del lugar. ¿Fue una
coincidencia que el día después de que Joe estuvo mirando por la ventana de
la habitación de Marcie, ella se apareciera por las puerta frontal de Bo's? Joe
había insistido que no era nada más que negocios entre ellos, ¿pero qué
significaba eso? Y Marcie era muchas cosas, entre ellas seductora y persuasiva.
No sólo ella no aceptaba un no por repuesta, ella no aceptaba ninguna repuesta
que no fuera lo que ella quería.
¿Qué si esta vez ella quería a... Joe?
Un fuerte rap en la puerta frontal me sacó de mi ensueño.
Me acurruqué sobre los montones de almohadas en mi cama, cerré los
ojos, y le marqué a mi mamá.
—Los Parnells están aquí.
—¡Ack! Estoy en el semáforo de Walnut. Estaré ahí en dos minutos.
Invítalos a pasar.
—A penas recuerdo a Kevin, y no recuerdo casi a su madre. Los invitaré a
pasar, pero no haré una pequeña charla. Me encerraré en mi recámara hasta que
regreses.
Traté de transmitirle en mi tono que algo iba mal, pero no era como que
pudiera confiar en mi mamá. Ella odiaba a Joe. No le simpatizaba. No podía
escuchar la felicidad y el alivio en su voz. No ahora.
—(tn).
—¡Bien! Hablaré con ellos —cerré mi teléfono y lo lancé a través de la
habitación. Tomé mi tiempo para caminar hacia la puerta y quitar el seguro. El chico
parado en la alfombrilla era alto y fornido. Podía decirlo por su ajustada
playera que descaradamente anunciaba PLATINUM GYM, PORTLAND. Un
aro de plata corría a través del lóbulo de su oreja derecha y sus Levi's colgaban
peligrosamente de sus caderas. Llevaba una gorra con estampado hawaiano de
color rosa, parecía recién salida de un estante de una tienda de segunda mano y
la cual tenía que ser una broma, y sus lentes de sol me recordaron a Hulk
Hogan5. A pesar de todo esto, él tenía cierto encanto juvenil.
Las comisuras de boca se elevaron.
—Tú debes ser (tn).
—Tú debes ser Kevin.
Él entró y se quitó los lentes. Sus ojos escanearon el vestíbulo dirigiéndose
hacia la cocina y a la sala.
—¿Dónde está tu mamá?
—En camino a casa con la cena.
—¿Qué cenaremos?
No me gustó su uso de la palabra “cenaremos”. No había un plural.
Estaba la familia Grey, y la familia Parnell. Dos entidades separadas que
compartirían la misma mesa por una noche.
Cuando no respondí, él presionó.
—Coldwater es más pequeño de lo que estoy acostumbrado.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
—También es más frío que Portland.
Me miró de la cabeza a los pies, después sonrió levemente.
—Lo he notado —me esquivó en su caminó a la cocina y tiró de la puerta
del refrigerador—. ¿Tienes cerveza?
—¿Qué? No.
La puerta del frente aún estaba abierta y voces llegaron desde el exterior.
Mi mamá entró desde el umbral, cargando dos bolsas de comestibles. Una
mujer robusta con un mal corte de cabello estilo pixie y un maquillaje rosa
cargado, la siguió dentro.
—(tn), ella es Lynn Parnell —dijo mi mamá—. Lynn, ella es (tn).

—¡Oh Dios! —Dijo la Sra. Parnell, juntando sus manos— Es igual a ti, ¿no
lo crees, Blythe? ¡Y mira esas piernas! Tan largas como Las Vegas Strip.6
Hablé.
—Sé que es un mal momento, pero no me siento muy bien, así que iré a
recostarme.
Me deshice de la obscura mirada que mi madre lanzó en mi dirección. Le
regresé mi mirada más injusta.
—Kevin ha crecido mucho, ¿no es así, (tn)? —Ella dijo.
—Muy observadora.
Mi mamá puso las bolsas sobre el mostrador y se giró hacia Kevin.
—(tn) y yo estábamos un poco nostálgicas esta mañana, recordando
todas las cosas que ustedes dos solían hacer. (tn) me dijo que solías tratar de
hacerla comer cochinillas.
Antes de que Kevin pudiera defenderse, dije,
—Él solía freírlas vivas bajo una lupa y no trató de conseguir que yo las
comiera. Se sentó sobre mí y apretó mi nariz hasta que necesité aire y tuve que
abrir la boca. Después las arrojó dentro.
Mi mamá y la Sra. Parnell compartieron una mirada rápida.
—Kevin siempre fue muy persuasivo —dijo la Sra. Parnell rápidamente—.
Él puede lograr que las personas hagan cosas que ellos nunca soñarían hacer. Es
hábil para eso. Me convenció de comprarle un Ford Mustang 1966, en perfecto
estado. Por supuesto, golpeó en un buen momento, yo tenía mucho sentimiento
de culpa después del divorcio. Bien. Como decía, Kevin probablemente hizo las
mejores cochinillas fritas de toda la cuadra.
Todos me miraron para una confirmación.
No podía creer que estuviéramos discutiendo esto como si fuera un tema
de conversación perfectamente normal.
—Entonces —Kevin interrumpió, rascándose el pecho. Sus bíceps se
flexionaron cuando lo hizo, cosa que probablemente ya sabía—, ¿qué hay para
cenar?
—Lasaña, pan de ajo y aspic—dijo mi mamá con una sonrisa—. (tn)
hizo el aspic.
¿Ahí tienen un buen equipo de lucha? Estaba segura que enfrentamos a
Coldwater antes, pero después Kevin me recordó que Coldwater es Clase C.
Lentamente salí de la niebla de mis pensamientos. ¿Teníamos un equipo
de lucha?
—No sé nada acerca de luchas —dije categóricamente— pero, el equipo de
baloncesto fue a las estatales una vez.
La Sra. Parnell se atragantó con el vino.
—¿Una vez? —sus ojos saltaron de mí a mi mamá, demandando una
explicación.
—Hay una fotografía del equipo cruzando la oficina principal —dije— por
la apariencia de la fotografía, fue hace como sesenta años.
Los ojos de la Sra. Parnell se agrandaron.
—¿Sesenta años? —Se secó la boca con la servilleta— ¿Hay algo mal con la
escuela? ¿El entrenador? ¿El director de atletismo?
—No es importante —dijo Kevin—, me tomaré el año.
La Sra. Parnell bajó su tenedor con un fuerte chink.
—Pero si tú amas la lucha.
Kevin tomó otro bocado de lasaña y levantó un hombro con indiferencia.
—Y es tu último año.
—¿Y? —Kevin dijo, revolviendo su comida.
La Sra. Parnell puso sus codos sobre la mesa y se inclinó hacia el frente.
—Que no entrarás a la universidad con tus notas, señor. Tu única
esperanza tan tarde en este juego es que una universidad comunitaria te acepte.
—Tengo otras cosas que quiero hacer.
Sus cejas se alzaron.
—¿Oh? ¿Cómo repetir el último año?
Tan pronto como lo dijo, vi una chispa de miedo en sus ojos.
Kevin masticó dos veces más y después tragó con dificultad.
—¿Me pasas el aspic, Blythe?
Mi mamá tomó el tazón y se lo dio a la Sra. Parnell, quien lo puso frente a
Kevin de una manera poco cuidadosa.
—¿Qué pasó el último año? —preguntó mi mamá, acabando con el
silencio incómodo.La Sra. Parnell movió la mano desdeñosa.
—Oh, tú sabes cómo es esto. Kevin se metió en unos cuantos problemas,
cosas usuales. Nada que la madre de un adolescente no haya visto antes.
Ella rió, pero su tono era apagado.
—Mamá —dijo Kevin en un tono que sonó como advertencia.
—Tú sabes cómo son los chicos —la Sra. Parnell parloteaba, moviendo su
tenedor—, ellos no piensan. Viven el momento. Son temerarios. Alégrate de
tener una hija, Blythe. Oh, Dios. Ese pan de ajo me hace agua la boca, ¿me pasas
una rebanada?
—No debí decir nada —murmuró mi mamá, dándole el pan—. No puedo
expresar lo suficiente cuán encantados estamos de tenerlos de regreso en
Coldwater.
La Sra. Parnell asintió vigorosamente
—Nosotros estamos contentos de regresar, y en una pieza.
Hice una pausa mientras comía, mirando a Kevin y a su mamá, tratando de
entender qué estaba pasando. Los chicos serán chicos, eso lo creía. Lo que no
creía era la ansiosa insistencia de la Sra. Parnell en que los problemas de su hijo
caían en la categoría de típicos. Y la manera en como Kevin supervisaba cada
palabra que salía de su boca no ayudaba a que yo cambiara de parecer.
Pensando que había más de la historia de lo que ellos decían, puse una
mano en mi corazón y dije:
—Kevin, no fuiste por la noche robando señales de camino para ponerlas
en tu recámara, ¿o sí?
La Sra. Parnell explotó en una genuina, casi aliviada, risa. Bingo.
Cualquier problema que Kevin tuviera, no era tan inofensivo como robar señales
de camino. No tenía cincuenta dólares, pero si los hubiera tenido, habría
apostado que los problemas de Kevin eran todo menos usuales.
—Bueno —dijo mi mamá, con una gran sonrisa—, estoy segura de que lo
que haya sido está en el pasado. Coldwater en un grandioso lugar para un
nuevo comienzo. ¿Ya te registraste para las clases, Kevin? Algunas de ellas se
llenan rápido, especialmente las clases avanzadas.
—Clases avanzadas —bufó Kevin divertido—, sin ofender, pero no aspiro
tan alto. Como mi mamá —tomó su hombro y lo sacudió un poco rudo para ser
amistoso— así que aclarándolo amablemente, si voy a la universidad, no será
por mis notas.Sin dar oportunidad a nadie en la mesa de alejarnos del tema de los
problemas de Kevin, dije:
—Oh, vamos, Kevin. Me estás matando. ¿Qué hay de malo con tu pasado?
No puede ser tan horrible como para que no lo compartas con viejas amistades.
—(tn) —empezó mi mamá.
—¿Arrestos por manejar alcoholizado o drogado? ¿Robar un coche?
Bajo la mesa, sentí el pie de mi mamá sobre el mío. Ella dirigió una aguda
mirada que me decía, ¿qué pasa contigo?
La silla de Kevin se arrastró en el suelo, y se puso de pie.
—¿El baño? —Preguntó a mi mamá. Él estiro el cuello— Indigestión.
—Subiendo las escaleras —su voz sonaba como una disculpa.
Ella estaba disculpándose por mi comportamiento, cuando fue ella la que
organizó la ridícula velada. Cualquiera con un poco de percepción hubiera visto
que el punto de esta cena no era el de compartir alimentos con una familia de
viejos amigos. Demi tenía razón, esto fue un lindo encuentro. Bien, tenía nuevas
para mi mamá. ¿Kevin y yo? No pasaría.
Después de que Kevin se disculpara, la Sra. Parnell sonrió, como para
borrar los últimos cinco minutos y empezar de nuevo.
—Así que dime —dijo alegremente—, ¿(tn) tiene novio?
—No —dije al mismo tiempo que mi mamá—, algo así.
—Eso es confuso —dijo la Sra. Parnell, masticando un gran bocado de
lasaña, mirándonos a mi mamá y a mí.
—Su nombre es Joe —dijo mi mamá.
—Un nombre raro —murmuró la Sra. Parnell—. ¿Qué opinan sus padres?
—Es un sobrenombre —explicó mi mamá—. Joe se mete en muchas
peleas. Siempre necesita ser parchado.8
Repentinamente me arrepentí de haberle explicado que Joe era su
sobrenombre.
La Sra. Parnell sacudió su cabeza.
—Creo que es un nombre de pandillero. Todos los pandilleros usan
sobrenombres. Slasher, Slayer, Maimer, Mauler, Reaper. Joe.
Rodé los ojos.
—Joe no es un pandillero.
—Eso es lo que tú crees —dijo la Sra. Parnell— las pandillas son para los
chicos de la ciudad, ¿cierto? Son cucarachas que salen sólo de noche —se quedó
en silencio, y creí ver que posaba su mirada sobre la silla vacía de Kevin—. Los
tiempos están cambiando. Hace unas semanas vi La ley y el orden sobre una
nueva variedad de pandilleros suburbanos. Ellos se hacen llamar sociedades
secretas, o sociedades de sangre, o cosas sin sentido, pero todas son similares.
Pensé que era basura sensacionalista de Hollywood, pero el padre de Kevin dijo
que él está viendo cada vez más de eso. Él debe saber, siendo policía.
—¿Tú esposo es policía? —pregunté.
—Ex-esposo, pudre su alma.
Es suficiente. La voz de Kevin se escuchó desde el sombrío vestíbulo, y yo di
un salto. Estaba a punto de cuestionarme si él había ido al baño o si se había
quedado fuera del comedor, espiando, cuando me di cuenta que no había
pensado que él no habló fuerte. De hecho, estaba muy segura de que él había
hablado en mis... pensamientos. No. No mis pensamientos. En los de su madre.
Y que de alguna manera yo los escuché.
La Sra. Parnell subió sus manos
—Lo que decía no era que su alma... no estoy tomándolo tan mal, es sólo
como me siento.
—Dije que pararas de hablar —la voz de Kevin estaba tranquila, misteriosa.
Mi madre giró, como si a penas notara que Kevin había entrado en el
comedor. Parpadeé aturdida. No podría realmente haberle escuchado hablar en
los pensamientos de su mamá. Quiero decir, Kevin era humano... ¿o no lo era?
—¿Así es como le hablas a tu propia madre? —dijo la Sra. Parnell,
agitando su dedo hacia él. Pero podía decir que era más para nuestro beneficio
que por algún propósito real de poner a Kevin en su lugar.
Su mirada fría se mantuvo en su mamá por un momento, después se retiró
hacia la puerta y la azotó tras su espalda.
La Sra. Parnell limpió su boca, pintado su servilleta con su labial rosa.
—El lado desagradable del divorcio —dejó escapar un suspiro largo y
afligido—. Kevin no era temperamental. Por supuesto, puede ser que esté
creciendo para ser un digno hijo de su padre. En fin, éste es un tema
desagradable e inapropiado para la cena. ¿Joe lucha, (tn)? Apuesto que
Kevin podría enseñarle unas cuantas cosas.
—Él juega pool —dije, sin inspiración en la voz; no tenía deseos de hablar
sobre Joe. No aquí, no ahora. No cuando el mencionar su nombre obstruía mi
garganta. Más que nunca, deseé haber traído mi celular a la mesa. No me sentíani la mitad enojada, lo que podía significar que Joe se había calmado también.
¿Me había perdonado lo suficiente como para mandarme un mensaje o llamar?
Todo estaba tan enredado, pero tenía que haber alguna manera de superarlo.
Esto no era tan malo como parecía. Encontraríamos una manera de hacerlo
funcionar.
La Sra. Parnell asintió
—Polo. Ahora es un verdadero deporte en Maine.
—Pool, como en las salas de billar —corrigió mi mamá, sonando un poco
desanimada.
La Sra. Parnell movió la cabeza como si no estuviera segura de que había
escuchado bien.
—Semilleros de la actividad pandillera —dijo finalmente—. En la ley y el
orden, jóvenes varones, acaudalados y de clase alta, manejaban los salones de
billar del vecindario como si fueran casinos de Las Vegas. Mejor mantén un ojo
sobre ese Joe tuyo, (tn). Podría haber una cara de él que mantiene oculta de
ti. Una cara que mantiene en la obscuridad.
—No es un pandillero —repetí por lo que se sintió la millonésima vez,
luchando por mantener un tono cortés.
Pero tan pronto como lo dije, me di cuenta que no tenía manera de estar
segura que Joe nunca estuvo en una pandilla. ¿Un grupo de ángeles caídos
cuenta como una pandilla? No sabía mucho de su pasado, particularmente
antes de que me conociera...
—Ya veremos —dijo dudando la Sra. Parnell—, ya veremos.


Una hora después, la comida se había acabado, los platos estaban lavados,
finalmente la Sra. Parnell se había ido a buscar a Kevin, y yo me retiré a mi
habitación. Mi celular estaba tirado en el suelo, con la pantalla hacia arriba,
mostrando que no tenía ni nuevos mensajes ni llamadas perdidas.
Mi labio tembló, y enterré las palmas de mis manos en mis ojos para
detener las lágrimas que comenzaban a nublar mi visión. Para evitar
estancarme en todas las cosas horribles que había dicho a Joe, traté de pensar
en una manera de repararlo todo. Los arcángeles no podían prohibirnos hablar
o vernos, no cuando Joe era mi ángel guardián. Él tenía que permanecer en
mi vida. Nos mantendríamos haciendo lo que siempre habíamos hecho. En un
par de días, después de que tuviéramos nuestra primera pelea real, las cosas
regresarían a la normalidad. ¿A quién le importaba mi futuro? Podría pensar enello después, no es como si tuviera que tener planeada toda mi vida en este
preciso momento.
Pero había una cosa que no encajaba. Joe y yo habíamos pasado los dos
últimos meses mostrando abiertamente nuestro afecto, sin reserva alguna.
¿Entonces por qué ahora estaba mostrando preocuparse acerca de los
arcángeles?
Mi mamá asomó su cabeza en mi habitación.
—Iré a comprar algunos artículos de aseo para mi viaje de mañana.
Regresaré pronto. ¿Necesitas algo?
Noté que ella no mencionó a Kevin como un posible prospecto a novio.
Aparentemente su incierto pasado había acabado con sus impulsos de
casamentera.
—Estoy bien, de todas formas, gracias.
Ella estaba cerrando la puerta, pero se detuvo.
—Tenemos un pequeño problema. Se me escapó decirle a Lynn que no
tienes coche. Ella ofreció que Kevin puede llevarte a la escuela de verano. Le dije
que no sería necesario, pero creo que ella pensó que sólo era por decirlo, no por
que estuviera preocupada por Kevin. Ella dijo que podías recompensarle por su
tiempo dándole un tour por Coldwater, mañana.
—Demi me llevará a la escuela.
—Dejé eso en claro, pero ella no aceptó un no por respuesta. Sería mejor
que tú explicaras las cosas directamente a Kevin. Agradécele la oferta, pero dile
que ya tienes quién te lleve.
Justo lo que quería. Interactuar más con Kevin.
—Me gustaría que Demi siguiera llevándote —añadió lentamente—, de
hecho, si Kevin llega a venir mientras estoy fuera esta semana, tal vez lo mejor
sería que mantuvieras tu distancia.
—¿No confías en él?
—No lo conocemos muy bien —ella dijo cuidadosamente.
—Pero Kevin y yo solíamos ser amigos, ¿recuerdas?
Me miró empáticamente.
—Eso fue hace mucho tiempo. Las cosas cambian.
Exactamente mi punto.
—Me gustaría conocer mejor a Kevin antes de que pases mucho tiempo con
él —ella continuó—, cuando regrese, veré que puedo encontrar.
Eso fue un giro inesperado.
—¿Vas a desenterrar su pasado?
—Lynn y yo somos buenas amigas. Ella está bajo mucho estrés. Tal vez
necesite alguien en quien confiar —dio un paso hacia mi vestidor, puso un poco
de mi crema en su palma, y la frotó en sus manos—. Si ella menciona a Kevin,
bueno, no dejaré de escucharla.
—Si ayuda a armar tu caso de que él no es muy bueno, realmente pienso
que actuó muy raro en la cena.
—Sus padres acaban de divorciarse —dijo en el mismo, cuidadoso, tono
neutral —estoy segura de que está pasando por mucha confusión. Es difícil
perder a un padre.
Ni que lo digas.
—La subasta termina la tarde del miércoles, y yo debería estar de regreso
para la cena. Demi se quedará mañana por la noche, ¿cierto?
—Cierto —dije, recordando que aún tenía que discutir esto con Demi, pero
no podía imaginar que había un problema—. Por cierto, estoy pensando en
conseguir un trabajo.
Mejor soltarlo así, especialmente, si es que tenía suerte, conseguiría el
trabajo antes de que ella regresara.
Mi mamá parpadeó.
—¿De dónde viene esto?
—Necesito un coche.
—Pensé que Demi estaba de acuerdo con llevarte.
—Me siento como un parásito.
Ni siquiera podía ir a la tienda por tampones de emergencia sin llamar a
Demi. Peor aún, hoy estuve así de cerca de tener que pedirle a Marcie Millar que
me llevara a la escuela. No quería hacer peticiones innecesarias a mi mamá,
especialmente cuando estábamos tan ajustadas con el dinero, pero tampoco
quería que esta mañana se repitiera. He estado anhelando un coche desde que
mi mamá vendió el Fiat, y ver el Cabriolet esta tarde me impulsó a tomar cartas
en el asunto. Pagar yo misma por el coche me parecía un buen compromiso.
—¿No crees que un trabajo interferirá con la escuela? —preguntó, su tono
me decía que no estaba de acuerdo con la idea. No esperaba que lo estuviera.
—Sólo estoy tomando una clase.
—Sí, pero es química.—Sin ofender, pero creo que puedo manejar dos cosas a la vez.
Ella se sentó en el borde de mi cama.
—¿Pasa algo? Estás muy enérgica esta noche.
Tomé un segundo extra para responder, estando muy cerca de decirle la
verdad.
—No. Estoy bien.
—Pareces estresada.
—Un día largo. Oh, y ¿mencioné que Marcie Millar es mi compañera de
química?
Podía decir por su expresión que ella sabía qué tan profunda era esa
herida. Después de todo, era con mi mamá con quien me refugié la mayoría de
las veces, los últimos once años, después de que me cruzara con Marcie. Y fue
mi mamá quien recogía los pedazos, uniéndolos, y enviándome nuevamente a
la escuela, más fuerte, sabía y armada con nuevos trucos de mi lado.
—Estoy pegada a ella las próximas ocho semanas.
—Te digo que, si tú consigues sobrevivir las ocho semanas sin matarla,
podemos hablar de conseguirte un coche.
—Sabes hacer negociaciones difíciles, mamá.
Ella besó mi frente.
—Espero un reporte completo en los dos primeros días después de mi
regreso. Nada de fiestas salvajes cuando no esté.
—No prometo nada.
Cinco minutos después, mi mamá bajaba por el camino en su Taurus. Dejé
que la cortina se pusiera en su lugar, me acurruqué en el sofá y miré mi celular.
Pero no tenía llamadas.
Alcancé el collar de Joe, que aún colgaba alrededor de mi cuello, y lo
apreté, más fuerte de lo que esperaba. Fui golpeada por el horrible pensamiento
de que tal vez fuera lo último que tenía de él.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por ElitzJb Mar 21 Ago 2012, 6:13 pm

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II TEMPORADA

Capítulo 4

2/2



El sueño vino en tres colores: Blanco, negro y grisáceo.
Era una noche fría. Estaba de pie, descalza, sobre el camino empedrado.
Lodo y lluvia llenando rápidamente los baches en el piso. Piedras y hojas caídas
se extendían alrededor de mí interminablemente; la oscuridad consumía todo
lo visible, excepto por una luz que estaba a 100 metros de distancia, la cual
provenía de una taberna construida de piedra y madera. La luz de las velas
alumbraba todas y cada una de las ventanas. Pensaba en irme a refugiar ahí
pero, a lo lejos, escuché el muy conocido sonido de campanas.
Mientras el sonido se hacía más alto, me hice hacia un lado del camino,
poniendo una distancia segura para poder observar. Una carroza con caballos
apareció en el camino y se detuvo justamente donde momentos antes había
estado de pie. En cuanto el carruaje se detuvo, el conductor se deslizó del
asiento, sacudiéndose de lodo las botas, corrió hacia la puerta de la carroza y la
abrió.
Una figura negra emergió. Un hombre. Una capa colgaba de sus hombros,
la llevaba abierta y ondeaba con el viento, pero su rostro iba tapado por la
capucha de ésta.
—Espera aquí— Le dijo al conductor.
—Mi señor, está lloviendo fuertemente…
El hombre que traía la capa asintió en dirección a la taberna —. Tengo
negocios, no voy a tardar demasiado. Mantén a los caballos listos.
Los ojos del chofer se fijaron en la taberna—. Pero, mi señor… son
vagabundos y ladrones los que abundan ahí, y hay un aire extraño ésta noche.
Lo siento en los huesos—. Masajeó su brazo con suavidad, como si un escalofrío
le hubiese llegado de golpe—. Mi señor, sería mejor que nos apresuráramos
para regresar con la señora y los pequeños.
—No le digas nada de esto a mi esposa— El hombre de la capucha abrió y
cerró sus manos enguantadas, mientras observaba la taberna—. Tiene
demasiado por lo cual preocuparse—. Murmuró.
Gire mi atención a la taberna y las luminosas velas parpadearon en las
pequeñas e inclinadas ventanas. El techo estaba ladeado igual, inclinado unpoco hacia la derecha, como si las herramientas con la que la construyeron
hubieran estado lejos de ser exactas. Hiervas se extendían alrededor de todo el
establecimiento, y de vez en cuando, un grito o el sonido de cristales
rompiéndose se escuchaba, proveniente de adentro.
El conductor tapó su nariz con la manga del saco—. Mi propio hijo murió
de Plaga hace dos años. Es una cosa terrible lo que usted y su esposa están
pasando.
En el silencio rígido que prosiguió los caballos cabalgaron
impacientemente, seguidos por una oleada de vapor. Pequeñas nubes de aire
congelado salían de sus hocicos. La imagen era tan autentica, que me asustó.
Nunca antes mis sueños se habían sentido tan reales.
El hombre de la capa había comenzado a caminar hacia la taberna. Los
bordes del sueño comenzaron a desaparecer detrás de él. Después de un
momento de vacilación, comencé a caminar detrás de él, con miedo de que si no
me mantenía cerca, yo también desaparecería. Me deslicé por la puerta
segundos después.
A mitad de la pared había un horno gigante, con una chimenea de
ladrillos. Varios cuencos de madera, tazas de estaño y utensilios colgaban de
largos clavos de lado a lado de la pared, alrededor del horno. Tres barriles se
habían amontonado en la esquina. Un perro sarnoso estaba hecho una bola y
acostado frente a ellos. Un montón de desperdicios, platos sucios y tazas
estaban tirados en el suelo, o lo que se suponía era el suelo: Era tierra, allanada
suavemente y espolvoreada con serrín. Cuando la pisé, el lodo que estaba
pegado en mis talones se hizo aun más desagradable. Estaba deseando una
ducha caliente cuando la aparición de diez o más clientes que estaban a nuestro
alrededor se hizo presente en mi mente.
La mayoría de los hombres tenían el pelo por los hombros, con raras y
puntiagudas barbas. Sus pantalones eran holgados, y estaban metidos en sus
botas altas, sus mangas levantadas. Usaban sombreros de ala ancha, que me
recordaban a los que usaban los peregrinos.
Estaba soñando, definitivamente, con una época demasiado vieja en la
historia, y ya que los detalles eran tan vívidos, debería de tener alguna idea de
con qué periodo de la historia me encontraba fantaseando, pero estaba perdida.
Lo más probable fuera que estuviéramos en Inglaterra, entre el siglo quince y
dieciocho. Había sacado un A en historia del mundo éste año, pero estaba
completamente segura que “Periodos del tiempo por vestimenta” no había sido
un examen al que me hubiese presentado; nada en esta escena lo había sido.—Estoy buscando a un hombre— Le dijo el hombre de la capa al
cantinero, que estaba detrás de una mesa que le llegaba a la cintura, la cual yo
asumía que servía como una barra de bar. —. Me dijeron que debía verlo aquí
hoy por la noche, pero me temo que no sé su nombre.
El cantinero, un hombre enano, calvo a excepción de algunos cabellos que
se pegaban en la coronilla, observó al hombre— ¿Algo de beber? — Preguntó, y
estiró sus labios enseñando una maza negra que, se suponía, debían de ser sus
dientes.
Tragué en seco las náuseas que me atacaron el estómago en cuanto vi sus
dientes y di un paso hacia atrás.
El hombre de la capa no mostró la misma repulsión que yo tenía, de
hecho… sólo asintió brevemente con la cabeza— Necesito encontrar a este
hombre lo antes posible. Me dijeron que tú serías capaz de ayudar.
La sonrisa forzada del cantinero se desplomó en sus labios— A la orden;
puedo ayudarle a encontrarlo, mi señor. Pero confíe en un hombre viejo y tome
un trago o dos primero. Algo que le pueda calentar la sangre en una noche tan
fría— Puso un pequeño vaso con líquido frente al hombre.
Detrás del gorro, el hombre negó con la cabeza, de nuevo —Me temo que
estoy un poco apurado. Dígame dónde puedo encontrarlo— sacó unas
monedas y las puso frente a él.
El cantinero guardó las monedas y apuntó hacia la puerta trasera con un
movimiento de cabeza—Está en lo profundo del bosque. Pero, mi señor,
algunos dicen que el bosque está embrujado. Dicen que el hombre que entre al
bosque, es el hombre que jamás regresará.
El hombre de la capa se recargó en la barra y bajó la voz —Me gustaría
hacerle una pregunta personal. ¿El mes judío de Cheshvan significa algo para
usted?
—No soy Judío—contestó lentamente el cantinero, pero algo en su mirada
me dijo que esta no era la primera vez que le preguntaban aquello.
—El hombre que vine a ver me dijo que estuviera aquí la primera noche
del mes de Chesvan. Dijo que necesitaba que le ayudara en algo y que duraría
toda la noche.
El cantinero se rascó la barbilla— “Toda la noche” es mucho tiempo.
—Demasiado. No habría venido de no ser por el miedo que tengo a lo que
ese hombre podría hacer en caso de que no me presentara. Mencionó los
nombres de toda mi familia. Los conocía. Tengo una esposa hermosa y cuatro
hijos. No quiero que ellos salgan heridos.El cantinero bajó la voz, como si estuviese contando un chisme demasiado
jugoso— El hombre que ha venido a ver es…—se calló al instante, recorriendo
con una mirada sospechosa la taberna.
—Es inusualmente poderoso— dijo el hombre de la capa—. He visto su
fuerza, es un hombre demasiado fuerte. Hablé con él. Seguramente no esperará
que abandone mis deberes y a mi familia por tanto tiempo, entenderá que tengo
que regresar lo antes posible. Tiene que ser razonable.
—No sabía que ese hombre pudiera ser “razonable” — Dijo el cantinero.
—Mi hijo pequeño tiene la peste —Dijo el hombre con capucha y una nota
de desesperación le llenó la voz—, los doctores no creen que viva demasiado.
Mi familia me necesita. Mi hijo me necesita.
—Tome un trago—Dijo el cantinero y le volvió a acercar un vaso.
El hombre con capa se levantó abruptamente y salió por la puerta trasera.
Le seguí.
Afuera, caminé descalza sobre el frío lodo detrás de él. La lluvia
continuaba cayendo, y tenía que tener cuidado al caminar porque podía
resbalarme. Me limpié los ojos con las manos y vi la capa del hombre
desaparecer tras la línea de árboles al final del bosque.
Caminé detrás de él, vacilando antes de pasar la línea de los árboles.
Agarré mi cabello con las dos manos y me adentré en las sombras.
Hubo un movimiento y de repente el hombre de la capa corría
directamente hacia mí. Se tropezó y cayó. Su capa estaba llena de ramas y hojas;
en desesperación, la desabrochó del cuello. De su boca salió un chillido de puro
terror, sus manos cayeron a sus lados y su cuerpo comenzó a convulsionarse.
Corrí hacia él. Las ramas me golpeaban contra los brazos y las piedras se
incrustaban en mis pies. Me arrodillé a su lado. El gorro seguía tapándole la
cara, menos la boca, la cual la tenía abierta en estado de shock.
— ¡Gírese!- Ordené mientras intentaba desenredarlo de la parte de tela
que se había enrollado con unas ramas.
Pero él no podía escucharme. Por primera vez, el sueño tomó esa muy
familiar ventaja. Así como todas las pesadillas en las que me había visto
atrapada, mientras más peleaba por algo, más lejos parecía estar de mi alcance.
Lo tomé de los hombros y lo sacudí— ¡Gírese! Puedo sacarlo de aquí, pero
necesito de su ayuda.
—Soy Barnabas Underwood— Arrastró las palabras—, ¿Sabes el camino
de regreso a la taberna? Eso es, buena chica— Dijo, dándole unas palmaditas al
aire como si estuviera palmeando una mejilla imaginaria.Me puse rígida. No había manera de que él pudiera verme. Estaba
alucinando con otra chica. Tenía que hacerlo. ¿Cómo podía verme si no podía
oírme?
—Corre de regreso y dile al cantinero que mande ayuda— Continuó—.
Dile que no hay ningún hombre. Dile que uno de los ángeles del demonio vino
a poseer mi cuerpo y desechar mi alma. Dile que envíe un padre, agua bendita
y rosas.
A la mención de los ángeles del demonio, el vello de mis brazos se erizó.
Giró su cabeza, con fuerza, de nuevo hacia el bosque— ¡El ángel! —
Susurró con pánico— ¡El ángel ya viene!
Su boca se retorció en distorsionadas formas. Parecía como si estuviera
peleando consigo mismo por el control de su cuerpo. Su espalda se arqueó
completamente, y el gorro se deslizó de su rostro.
Seguía teniendo la capa entre mis manos, pero sentí como se aflojaron al
instante. Observé al hombre con un jadeo de sorpresa atascado en mi garganta.
Él no era Barnabas Underwood.
Él era Hank Miller.
El padre de Marcie.

Abrí los ojos.
Rayos de luz entraban por mi ventaba. El panel estaba abierto y una brisa
entró para darle un suave beso frío a mi piel. Mi corazón seguía acelerado por
la pesadilla, pero tomé aire y me auto convencí de que no era real.
Honestamente, ahora que tenía los pies bien plantados en la realidad, estaba
más asustada por haber soñado con el padre de Marcie que con otra cosa. En un
apuro por olvidarlo, mandé todos esos pensamientos hasta el final de mi
cabeza.
Saqué mi teléfono de debajo de la almohada y comprobé si tenía mensajes.
Joe no había llamado. Poniendo la almohada encima de mi cabeza me
acurruqué, intentando ami(tn)r la sensación de vacío que tenía dentro.
¿Cuántas horas habían sido desde que Joe se había ido? Doce. ¿Cuántas horas
hasta que lo volviera a ver? No sabía. Eso era lo que realmente me preocupaba.
Mientras más tiempo pasaba, más sentía que esa pared de hielo que estaba
entre nosotros se iba fortaleciendo.
Sólo supera éste día. Me dije a mi misma e intenté tragué la saliva que se
había quedado atascada en mi garganta. La extraña distancia que se había dado
entre nosotros no podía durar para siempre. No iba a resolverse nada si meocultaba en mi cama todo el día. Vería a Joe de nuevo. Inclusive tenía la
esperanza de que pasara a por mí hoy a la escuela. Era eso o yo podría llamarle.
Seguí con estos ridículos pensamientos para poder evitar pensar en los
arcángeles. Acerca del infierno. Acerca de cómo estaba lo suficientemente
preocupada porque Joe y yo nos estuviéramos metiendo en un problema
demasiado grande, tan grande que ninguno de los dos podríamos arreglar.
Me levanté de la cama y encontré un Post-It amarillo pegado en el espejo
del baño.
¿Las buenas noticias? Convencí a Lynn para que no enviara a Kevin a por ti ésta
mañana.
¿Las malas noticias? Lynn ha planeado que le des un tour por la ciudad.
En éste punto, estoy completamente segura que decir “No” no funcionará.
¿Te importaría enseñarle la ciudad después de clases?
Mantén el tour corto. Demasiado corto.
Deje su número en la mesa de la cocina.
Besos - Mamá.
PD: Te llamaré hoy por la noche desde mi hotel.
Gruñí y apoyé mi cabeza en la encimera. Si no quería pasar ni diez
minutos con Kevin, ¿Cómo iba a pasar varias horas?
Cuarenta minutos después, ya me había bañado, vestido, y comido un
tazón de avena de fresas. Alguien tocó la puerta. Cuando la abrí Demi estaba
frente a mí sonriente— ¿Lista para otro día interesante en la escuela de verano?
— Preguntó.
Tomé mi mochila del ganchillo en el que estaba colgada en el armario—
¿Sólo terminemos con esto, de acuerdo?
— ¡Oh! ¿Quién se hizo pis en tus cereales?
—Kevin Parnell— Joe.
—Ya veo que el problema de incontinencia no desapareció con el tiempo.
—Estoy obligada a darle un tour por la ciudad después de clases.
—Es como una cita. ¿Por qué habrías de odiarlo?
—Deberías de haber estado aquí ayer por la noche. La cena fue demasiado
rara. La mamá de Kevin empezó a contarnos su problemático pasado y él la
calló. No sólo eso sino que parecía como si la estuviera amenazando. Luego se
excusó diciendo que necesitaba usar el baño, pero terminó espiándonos desde
el pasillo— Y luego le habló mediante pensamientos a su madre. O algo así.
—Parece como si quisiera mantener su vida en privado. Suena como que
vamos a tener que hacer algo para cambiar eso.Iba dos pasos delante de Demi, guiando el camino, pero me detuve al
instante. Experimenté un momento de inspiración— Tengo una excelente
idea—Dije y me giré para observarla—. ¿Por qué no le das tú el tour a Kevin?
No, en serio, Demi. Lo amarías. Tiene esa inmadura y rebelde actitud de chico
malo. Inclusive preguntó si teníamos cerveza. Escandaloso ¿Cierto? Creo que
sería perfecto para ti.
—No puedo. Tengo una cita para comer con Nick.
Sentí una punzada en el corazón. Joe y yo también íbamos a salir a
comer hoy, pero de alguna manera, dudaba que esos planes fueran a llevarse a
cabo. ¿Qué había hecho? Tenía que llamarle. Tenía que encontrar alguna
manera de hablar con él. No iba a terminar las cosas así como así. Era absurdo.
Pero una voz en mi interior me preguntó por qué el no me había marcado
primero.
Tenía que disculparse tanto como yo.
—Te pagaré ocho dólares y treinta y dos centavos para que salgas con
Kevin. Es mi última oferta— Dije.
— Tentador, pero no. Y hay otra cosa, Joe probablemente no estará
demasiado feliz si tú y Kevin hacen un hábito de estar saliendo a hacer
“recorridos”. No me malinterpretes, no me podría importar menos lo que Joe
piense, y si lo quieres volver loco con esto, bien. Más poder para ti. De todos
modos, creo que ya expuse mi punto.
Iba a la mitad de los escalones del porche cuando el nombre de Joe me
detuvo. Pensé en cortarle a Demi que por el momento no éramos novios, pero
aun no estaba lista para decirlo en voz alta. Sentí que mi teléfono, con la imagen
de Joe de fondo de pantalla, se quemaba en mi bolsillo. Parte de mi quería
tirarlo entre los árboles y más allá de la carretera. Parte de mi no podía perderlo
así de rápido. Aparte, si le decía a Demi, recalcaría que cuando dos personas
terminaban, eso les daba derecho a ver a otras personas, y eso era una
conclusión equivocada. No estaba buscando salir con otras personas, ni
tampoco Joe. O eso esperaba. Esto era sólo una pelea. Nuestra primer pelea
real. No íbamos a durar demasiado separados. Por la emoción del momento, los
dos habíamos dicho cosas que no habíamos tomado en serio.
—Si yo fuera tú, cancelaría—Dijo Demi y sus tacones de diez centímetros
sonaron contra el asfalto— Eso es lo que yo hago cuando me encuentro en
algún embrollo. Llama a Kevin y dile que tu gato está tosiendo y se le salieron
los intestinos, y que tienes que llevarlo al veterinario después de clases.
—Estuvo aquí ayer en la noche. Sabe que no tenemos un gato.
—Entonces, a menos que tenga espagueti recocido en la cabeza a manera
de cerebro, entenderá que no estás interesada.Lo consideré. Si le cancelaba a Kevin lo del tour por la ciudad, tal vez
podría tomar el auto de Demi y seguirlo. Podría descubrir realmente lo que había
sucedido ayer por la noche y quitarme la duda de saber si Kevin le había hablado
mediante el pensamiento a su madre. Hace un año habría tomado esa idea
como ridícula, pero las cosas eran diferentes ahora. Joe me había hablado
mediante el pensamiento numerosas veces. También Chauncey (Alias Jules) un
Nephilim de mi pasado. Ya que los ángeles caídos no envejecían, y yo conocía a
Kevin desde que tenía cinco, rechacé esa idea. Pero inclusive si Kevin no era un
ángel caído, todavía podría ser un Nephilim.
Pero y si era un Nephilim, ¿Qué estaba haciendo en Coldwater? ¿Qué
hacía viviendo una ordinaria y adolescente vida? ¿Sabía que era un Nephilim?
¿Lo sabía Lynn? ¿Kevin ya había jurado lealtad a los ángeles caidos? Y si no lo
había hecho, ¿Era mi responsabilidad avisarle con respecto a ello? No me había
llevado bien con Kevin, pero eso no significaba que porque me cayera mal
tendría que dar su cuerpo dos semanas cada año.
O tal vez él no era un Nephilim. Tal vez estaba imaginándome demasiadas
cosas y estaba exagerando el hecho de que le había hablado con el pensamiento
a su madre.
Después de química, fui hacia mi casillero. Tomé mi mochila y mi teléfono
móvil y salí hacia el estacionamiento. Kevin estaba sentado en el capó de su
Mustang azul grisáceo. Seguía usando su sombrero hawaiano, y se me vino a la
mente que si siguiera utilizándolo, no lo reconocería el día en que no lo trajera
puesto. Agregando un punto: Ni siquiera sabía de qué color era su cabello.
Saqué el Post-it que mi madre me había dejado en la cocina de mi mochila y
llamé a su número.
—Ésta debe de ser (tn) Gray— Contestó— Espero que no llames para
cancelarme.
—Malas noticias. Mi gato está enfermo. El veterinario me dio la cita de las
doce treinta. Vamos a tener que dejar el tour para otro día, lo siento— Colgué,
sin esperar sentir la culpa que me abordó el cuerpo. Después de todo, era sólo
una pequeña mentira. Y ni una sola parte de mí creía que Kevin realmente
deseaba hacer un tour por Coldwater. O al menos eso era lo que me estaba
diciendo a mi misma para convencer a mi consciencia.
—Claro—Dijo Kevin y me colgó.
Solamente pude cerrar mi teléfono cuando Demi llegó detrás de mí— Lo
cancelaste muy bien. Esa es mi chica.
— ¿Te importaría si uso el Neon por la tarde? — Pregunté, viendo como
Kevin se bajaba del capó de su auto y llamaba por su celular.
— ¿A qué se debe la ocasión?—Quiero seguir a Kevin.
— ¿Para qué? Esta mañana dejaste demasiado claro que no estabas
interesada.
—Algo acerca de él está mal.
—Sí, se le llaman gafas de sol. ¿Has escuchado de Hulk Hogan? De todos
modos, lo siento. Tengo mi cita con Nick.
—Sí, pero Nick podría llevarte para que así yo pueda usar el Neon—Dije,
observando por la ventana para ver si Kevin aun no se subía al Mustang. No
quería que se fuera hasta que convenciera a Demi de prestarme las llaves del
Neon.
— Claro que él puede, pero luego me vería necesitada. Los chicos de ahora
quieren mujeres fuertes e independientes.
— Si me dejas llevarme el Neon le llenaré el depósito.
La expresión de Demi se suavizó un poco— ¿Todo el camino?
—Todo el camino— O lo que fuese que ocho dólares y treinta y dos
centavos pudieran comprar.
Demi se mordió el labio— OK— Dijo lentamente— Pero tal vez debería de
ir contigo y hacerte compañía. Asegurarme de que nada malo va a suceder.
— ¿Y qué hay de Nick?
—Sólo porque ya tenga un novio perfecto, no quiere decir que vaya a dejar
a mi mejor amiga sola. Aparte, tengo un presentimiento de que vas a necesitar
ayuda.
—Nada malo va a suceder. Voy a seguirlo en el auto, ni se dará cuenta de
que voy a estar ahí— pero apreciaba la oferta. Los meses anteriores me habían
cambiado. Ya no era esa niñita inocente y tonta que alguna vez había sido, y
llevar a Demi conmigo me convencía en más de un nivel. Especialmente si Kevin
era un Nephilim. El otro Nephilim que había conocido, había tratado de
matarme.


Después de que Demi llamó a Nick para cancelar, esperamos a que Kevin
pusiese trás el volante y saliese de su sitio de aparcamiento para poder salir del
edificio. Demi y yo corrimos hacia su Dodge Neon morado de 1955— Tú
conduces—Dijo Demi y me tiró las llaves. Algunos minutos después, alcanzamos
al Mustang y me mantuve tres autos detrás de él. Kevin condujo hacia la
autopista que iba hacia la costa y lo seguí.
Media hora después, Kevin se estacionó en una placita que daba hacia el
mar. Conduje lentamente, dándole tiempo de que se metiera en una tienda
mientras yo me estacionaba a dos autos de él.Parece que Kevini “el chiflado” va de compras—Dijo Demi—. Hablando
de compras, ¿No te importa si voy a ver algunas tiendas mientras tú haces tu
vigilancia obsesiva amateur? Nick dice que le gustan las bufandas, y mi
guardarropa está desierto de ellas.
—Ve a verlas.
Quedándome en el mismo lugar, vi como Kevin entraba a una tienda de
moda y salía quince minutos después con una bolsa en las manos. Fue hacia
otra tienda y salió diez minutos después con otra bolsa. Nada fuera de lo
normal ni nada que me hiciera pensar que él podría ser un Nephilim. Después
de la tercera tienda, la atención de Kevin se disipó hacia un grupo de chicas
universitarias que comían en la calle de enfrente. Estaban sentadas debajo de
una sombrilla afuera del restaurante, usando shorts y Bikinis. Kevin sacó su
celular y tomó algunas cándidas fotos.
Me giré para observar el vidrio del restaurante y ahí fue cuando lo vi.
Estaba sentado del otro lado del cristal. Estaba vestido en pantalones caquis,
una camisa azul y una chaqueta color crema. Su cabello rubio se veía aun más
largo porque lo traía en una cola de caballo. Estaba leyendo el periódico.
Mi padre.
Dobló el papel y se dirigió hacia la parte trasera del establecimiento.
Corrí, crucé la calle y entré a la cafetería. Me deslicé hacia la parte de atrás
de la cafetería, buscándole frenéticamente. El pasillo en blanco y negro
terminaba con dos puertas, el baño de hombres a la izquierda y el de mujeres a
la derecha. No había otra salida, lo que quería decir que mi padre tendría que
estar en el baño de hombres.
— ¿Qué es lo que estás haciendo? —La voz de Kevin se escuchó detrás de
mí.
Me di la media vuelta— ¿Cómo- Qué- Qué haces tú aquí?
—Te iba a preguntar lo mismo. Sé que me seguiste, no actúes tan
sorprendida. Se le llama espejo retrovisor. ¿Me estás acosando por alguna razón
en especial?
Mis pensamientos estaban demasiado revueltos como para importarme
qué era lo que estaba diciendo— Ve adentro del baño de caballeros y dime si
hay un hombre con camisa azul ahí.
Kevin le dio unas palmaditas a mi frente— ¿Drogas? ¿Problemas de
personalidad? Estás actuando como una loca.
— ¡Sólo hazlo!
Kevin le dio una patada a la puerta y la mandó volando. Escuché cómo
abría las puertas de los cubículos y segundos después salió.
—Nada.
—Vi a un hombre con camisa azul entrar ahí. No hay ninguna otra
salida— Giré mi atención hacia la otra puerta, el baño de mujeres. Entré y abrí
cada uno de los cubículos, el corazón me golpeaba fuerte el pecho. Los tres
estaban vacíos.
Me di cuenta que estaba sosteniendo el aliento, y lo dejé salir. Tenía
demasiadas emociones dentro de mí, decepción y miedo en la lista principal.
Había pensado que había visto mi padre vivo. Pero había sido un cruel juego
de mi imaginación. Mi padre se había ido. Jamás iba a regresar y necesitaba
encontrar alguna manera de aceptar eso. Me deslicé por la pared, con mi
espalda contra los azulejos, mientras sentía como todo el cuerpo me temblaba
por las lágrimas que ahora salían.

*********************

continuara espero q les alla gustado este mini-maraton
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por DanieladeJonas Miér 22 Ago 2012, 1:37 pm

ahh los ame!!
que onda con Kevin??
y con ese sueño??
y vio a su padre??? wowow
que misterio!!!
siguela pronto porfa!!! :D
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por JB&1D2 Miér 22 Ago 2012, 3:02 pm

Quede agotada!!
Kevin es muy raro
que mal que se haya peleado con Joe
siguelaaaa :D
JB&1D2
JB&1D2


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Mensaje por chelis Miér 22 Ago 2012, 6:35 pm

QUE ESCONDERAN KEVIN ... JOOEEEEE!!!!??
AAII QUE MISTERIOOSSOO EL QUE HAYA VISTO A SU PAPII AAIII!!1
TIENES QUE PONER OTROO CAAAPIISS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por berenice_89 Miér 22 Ago 2012, 6:50 pm

SIGUELA ME ENCANTA
berenice_89
berenice_89


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Mensaje por Julie Miér 22 Ago 2012, 7:16 pm

Me encanta tu novela♥ Siguela :3
Julie
Julie


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Mensaje por chelis Miér 22 Ago 2012, 8:23 pm

:D
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por ElitzJb Jue 23 Ago 2012, 5:17 pm

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II TEMPORADA

Capitulo 5


Kevin estaba de pie en la entrada con los brazos cruzados.
—Así que así es el interior del baño de chicas. Tengo que decir que está
muy limpio—
Mantuve mi cabeza inclinada y me limpié la nariz con el dorso de la mano.
—¿Te importa?
—No me voy a ir hasta que me digas por qué estás siguiéndome. Sé que
soy un chico fascinante, pero esto se está empezando a parecer a una insana
obsesión —Me puse de puntillas y me eché agua fría en la cara. Ig(tn)ndo el
reflejo de Kevin en el espejo, cogí un pañuelo y me sequé.
—También vas a decirme a quién estabas buscando en el baño de chicos —
dijo Kevin.
—Pensé que había visto a mi padre —contesté, reuniendo todo el coraje
que pude para enmascarar el punzante dolor—. Ahí tienes. ¿Satisfecho? — Hice
una bola con el papel y lo tiré a la basura. Me estaba dirigiendo a la salida
cuando Kevin cerró la puerta y se apoyó en ella, bloqueándome.
—Una vez que encuentren al tipo que lo hizo y lo envíen lejos de por vida,
te sentirás mejor.
—Gracias por el peor consejo que he recibido — dije amargamente
pensando que lo que me haría sentir mejor sería tener a mi padre de vuelta.
—Créeme. Mi padre es policía. Él vive por decir a los familiares
supervivientes que encontró al asesino. Van a encontrar al tipo que destrozó tu
familia y le harán pagar. Vida por vida. Entonces es cuando encuentras paz.
Salgamos de aquí, me siento como un asqueroso en el baño de las chicas — él
esperó—. Se supone que eso te haría reír.
—No estoy de humor —Juntó sus dedos sobre su cabeza y se encogió de
hombros, pareciendo incómodo, como si odiase los momentos difíciles y mucho
menos supiese resolverlos — Escucha, juego al billar en Springvale esta noche.
¿Quieres venir?
—Paso — No estaba de humor para jugar Billar. Lo único que conseguiría
sería llenar mi cabeza de recuerdos de Joe que no quería. Recordé esa
primera noche cuando le perseguí para acabar un trabajo de biología y le
encontré jugando al billar en el en sótano del Bo’s. Recordé cuando él me
enseñó a jugar. Recordé la forma en que se colocó detrás de mí, tan cerca, que
sentí electricidad.
Aún más, recordé la forma que tenía de aparecer cuando le necesitaba.
Pero ahora que le necesitaba. ¿Dónde estaba? ¿Estaría pensando en mí?
Estaba de pie en frente del porche rebuscando las llaves en mi bolso. Mis
zapatos empapados por la lluvia chirriaban contra las tablas y mis pantalones
mojados pesaban demasiado contra mis piernas. Después de seguir a Kevin, Demi
me había llevado a rastras a varias boutiques para darle mi opinión sobre
bufandas, y mientras yo le decía lo que pensaba sobre una seda violeta contra
un trapo pintado a mano en punto muerto, una tormenta voló desde el océano.
Para cuando llegamos corriendo al estacionamiento y nos metimos al coche, nos
habíamos empapado; encendimos la calefacción todo el camino a casa, pero mis
dientes estaban tiritando, mi ropa se sentía como hielo en mi piel y todavía
estaba temblando desde que había creído ver a mi padre.
Empujé mi hombro contra la puerta que estaba húmeda e hinchada, luego
palmeé la pared interior hasta que mis dedos dieron con el interruptor de la luz.
En el baño de arriba, me despojé de mi ropa y la colgué en la barra de la ducha
para secarla. Al otro lado de la ventana los rayos atravesaban el cielo y los
truenos resonaban como fuertes pisadas por el techo.
Había estado sola en la granja durante numerosas tormentas antes, pero
toda la experiencia no me hacia acostúmbrame mas a ellas. La tormenta de esta
tarde no era la excepción. Se suponía que Demi debía estar aquí ahora, para
quedarse a dormir, pero decidió juntarse con Nick por un par de horas ya que
había cancelado con él esta tarde. Desearía poder viajar hacia atrás en el tiempo
y decirle a ella que espiaría a Kevin por mi cuenta, y que ella me acompañara a la
granja por la tarde.
Las luces del baño parpadearon dos veces. Esa fue toda la advertencia que
tuve antes de que se apagaran, dejándome parada en la ducha a oscuras. La
lluvia golpeaba duro contra las ventanas, escurriéndose por el cristal. Me quede
parada un momento, esperando a ver si la luz se restauraba. La lluvia se volvió
granizo, golpeando la ventana lo suficientemente fuerte que creí que el vidrio se
rompería.
Llamé a Demi —Se cortó mi electricidad.
—Sí. Las farolas se murieron. Mierda.
—¿Quieres manejar de vuelta y hacerme compañía?
—Veamos. No especialmente.
—Prometiste que dormirías aquí.
—También le prometí a Nick que nos veríamos en Taco Bell. No voy a
cancelarle dos veces en un mismo día. Dame un par de horas, luego soy toda
tuya. Te llamaré cuando esté lista. Definitivamente estaré ahí antes de
medianoche.
Colgué y exprimí mi memoria tratando de recordar donde fue la última
vez que vi los fósforos. No estaba tan oscuro como para que necesitara usar
velas para ver, pero me gustaba la idea de iluminar este lugar tanto como fuera
posible, especialmente desde que estaba sola. La luz tenía una manera de
mantener a los mounstros de mi imaginación acorralados.
Había candelabros en la mesa del comedor, recordé, envolviéndome en
una toalla y bajando las escaleras al nivel principal. Y velas largas en los
gabinetes, ¿Pero donde estaban los fósforos?
Una sombra se movió en los campos de atrás de la casa y giré la cabeza
hacia la ventana de la cocina. Las láminas de lluvia se derramaban por el vidrio,
distorsionando el mundo exterior, me acerqué para tener una mejor vista. Lo
que sea que hubiese visto se había ido.
Un coyote, me dije, sintiendo una repentina adrenalina. Solo un coyote.
El teléfono de la cocina chilló y lo agarré, mitad porque estaba
sorprendida y mitad porque quería escuchar una voz humana. Estaba rogando
que fuera Demi llamando para decir que había cambiado de parecer.
—¿Hola?
Esperé.
—¿Hola?
La estática crujió en mi oído.
—¿Demi? ¿Mamá? —Por el rabillo del ojo vi otra sombra escabullirse a
través del campo. Tomando una respiración estabilizadora, me recordé a mi
misma que no había ninguna forma de que estuviera en verdadero peligro.
Quizás Joe no era mi novio, pero seguía siendo mi ángel guardián. Si había
un problema, estaría aquí. Pero aunque lo pensara, me preguntaba si podría
contar con Joe para algo más…
Él debía de odiarme, pensé. Él estaría deseando no tener que ver nada
conmigo. Debía estar todavía furioso y eso era el porque no hacía el esfuerzo
de contactarme.
El problema con ese tren de pensamientos es que solo me hizo enojar más.
Aquí estaba yo preocupándome por él, pero las opciones eran, donde que
estuviera, él no se estaba preocupando por mi. Había dicho que no se iba a
tragar mi decisión de terminar, pero eso era exactamente lo que estaba
haciendo. No había enviado mensajes de texto o llamado. No había hecho nada.
Y no era como si no tuviera una razón. El podía tocar mi puerta este mismo
momento y decirme que había estado haciendo donde Marcie dos noches atrás.
Él podía decirme por qué salió corriendo cuando le dije que lo amaba.
Sí. Estaba enojada. Sólo esta vez, iba a hacer algo al respecto.
Colgué el teléfono de la casa y busqué en mi celular el número de Kevin.
Iba a tirar la precaución con el viento y aceptar su oferta. Incluso si sabía que
era por las razones equivocadas, quería salir con Kevin. Quería hacer sentir a
Joe lo que yo sentía. Si él creía que me iba a sentar en casa y llorar por él,
estaba equivocado. Habíamos terminado, yo era libre para salir con otros
chicos. Y mientras lo hacía, iba a probar la habilidad de Joe para mantenerme
a salvo. Quizás Kevin si era un Nephilim. Quizás incluso él era problema. Quizás
él era exactamente la clase de chico de la que debía mantenerme apartada. Sentí
una dura sonrisa atravesar mi rostro, mientras me daba cuenta que no
importaba lo que hiciera, o lo que Kevin podría hacer, Joe tenía que
protegerme.
—¿Te has ido a Springvale ya? —le pregunté a Kevin, después de marcar
su número.
—¿Salir conmigo no era tan malo después de todo?
–Si te vas a regodear con eso, no voy a ir.
Escuché su sonrisa —Tranquila Grey, solo estaba jugando contigo.
Le había prometido a mi mamá mantenerme alejada de Kevin, pero no
estaba preocupada. Si Kevin se metía conmigo, Joe tenía que aparecer.
—¿Bueno? —dije —¿Vas a venir a recogerme o qué?
—Pasaré después de las siete.
Springvale es un pequeño pueblo pesquero, y la mayoría de las personas
están en la calle principal: La oficina de correos, un par de restaurantes de
pescados y papas, unas cuantas tiendas al frente y el salón de billar Z.
Z es de un solo piso, con una ventana de cristal que ofrecía una vista hacia
adentro del billar y bar. Basura y hierbas decoran el exterior.
Dos hombres, de cabeza afeitada y aretes, estaban fumando en la acera,
justo enfrente de la puerta principal.
Tiraron sus cigarrillos al suelo y entraron al billar.
Kevin se estacionó en un espacio vacío cerca de la puerta.
—Voy a correr un par de cuadras para ver si encuentro un cajero
automático —dijo mientras apagaba el motor.
Miré detenidamente el letrero que colgaba en la ventana del billar. El salón
de billar Z. El nombre cosquilleó algo en mi memoria.
—¿Por qué este lugar me parece familiar? —pregunté.
—Hace un par de semanas un chico se desangró en una de las mesas. Fue
una pelea en la barra. Salió en todas las noticias— Oh.
—Iré contigo —Me ofrecí rápidamente.
Se bajó del auto y lo seguí.
—Nah —Dijo a través de la lluvia— Te empaparás, espera adentro,
volveré en 10 minutos.
Sin darme tiempo de decir algo más, se encogió de hombros frente a la
lluvia, puso sus manos en los bolsillos y comenzó a trotar calle abajo.
Limpié la lluvia de mi rostro y me paré debajo del edificio, mientras
sopesaba mis opciones. Podría ir adentro sola, o podría esperar aquí afuera a
Kevin. No habían pasado ni cinco segundos cuando mi piel comenzó a picar.
Junto a la acera pasaba un poco de tráfico, no estaba completamente desolado
aquí. Aquellos que estaban bajo la lluvia usaban camisas de franela y botas de
trabajo. Se veían más grandes, fuertes y rudos que el hombre que merodeaba la
calle principal. Unos cuantos me miraban mientras pasaban. Miré hacia la
dirección en que Kevin se había ido y lo vi rodear los edificios y desaparecer en
un callejón. Lo primero que pensé fue que tendría dificultades para encontrar
un cajero automático en el callejón al lado del billar. Después pensé que quizás
me había mentido y no estaba buscando un cajero. Pero entonces ¿qué estaba
haciendo en un callejón bajo la lluvia? Quería seguirlo, pero no sabía cómo
hacer para evitar que me viera. Lo último que necesitaba era que él me atrapara
espiándolo de nuevo. Eso seguro no promovería la confianza entre nosotros.
Pensé que quizás podría averiguar qué estaba haciendo, mientras lo
observaba por una de las ventanas dentro del billar, tiré de la manija de la
puerta.
El aire de adentro era frio y plagado de humo y transpiración de hombre.
El techo era bajo y las paredes de concreto. Un par de posters de carros, un
calendario de Sports Illustrated y un espejo Budweiser eran la única decoración.
No había ninguna ventana en la pared que me separaba de Kevin. Me paseé por
el pasillo central, adentrándome más en la sala oscura y manteniendo mi
respiración profunda, tratando de filtrar mi aire de sustancias cancerígenas.
Cuando llegué al fondo del salón dirigí mi vista hacia la puerta que daba al
callejón trasero. No era tan conveniente como una ventana, pero al menos
serviría de algo. Si Kevin me atrapaba espiándolo simplemente fingiría inocencia
y diría que salí por un poco de aire fresco.
Después de asegurarme que nadie me veía, abrí la puerta y asomé mi
cabeza.
Unas manos agarraron el cuello de mi chaqueta, arrastrándome hacia
afuera y me pusieron contra la pared del exterior.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Joe demandó, la lluvia chocaba contra su
espalda, salpicando hacia todos lados.
—Jugando billar —balbuceé, mi corazón aun estaba acelerado por la
sorpresa.
—Jugando billar —repitió, sonando incrédulo.
—Estoy aquí con un amigo. Kevin Parnell.
Su expresión se endureció.
—¿Tienes un problema con eso? —Le dije—, Terminamos, ¿Lo recuerdas?
Puedo salir con otros chicos si quiero — Estaba enojada— con los arcángeles,
con el destino, con las consecuencias— Estaba enojada por estar aquí con Kevin y
no con Joe. Y estaba enojada con Joe por no abrazarme y decirme que
quería dejar en el pasado todo lo que había sucedido hace veinticuatro horas.
Todo lo que nos rodeaba se desvaneció, solo estábamos él y yo ahora.
Joe desvió su mirada al suelo y se presionó el puente de la nariz, podía
adivinar que estaba intentando tener paciencia.
—Kevin es un Nephilim, de primera generación, un purasangre, justo como
lo era Chauncey.
Parpadeé. Era verdad, entonces.
—Gracias por el dato, pero ya lo sospechaba — Él hizo un gesto de
disgusto.
—Deja de actuar como si fueras valiente. El es un Nephilim.
—No todos los Nephilim son Chauncey Langeais —dije con irritación—
No todos los Nephilims son malvados. Si le dieras a Kevin una oportunidad,
verías que-
—Kevin no es cualquier Nephilim viejo —dijo Joe interrumpiéndome—,
él es miembro de la sociedad de sangre que ha estado tomando fuerza, la
sociedad quiere liberar a los Nephilim de la esclavitud de los ángeles caídos en
el Cheshvan; han estado reclutando miembros como locos para pelear contra
los ángeles caídos, una guerra inminente se aproxima, si la sociedad se vuelve
lo suficientemente fuerte los ángeles caídos se retirarán y comenzarán a usar a
los humanos como sus juguetes.
Mordí mi labio y lo miré inquieta, sin querer comencé a recordar mi sueño
de anoche. Cheshvan. Nephilim. Ángeles caídos. No podía escapar de nada de
eso.
—¿Porque los ángeles caídos no poseen a los humanos? —Pregunté—
¿Por qué usan Nephilims?
—Los cuerpos humanos no son tan fuertes como los cuerpos Nephilim —
contestó Joe—. Una posesión de dos semanas los mataría. Miles de humanos
morirían cada Cheshvan—y es más difícil poseer un humano —continuó—. Los
Ángeles caídos no pueden forzar a los humanos a entregar sus cuerpos, tienen
que persuadirlos de hacerlo y eso toma tiempo y esfuerzo. Además, los cuerpos
humanos se deterioran fácilmente, no muchos ángeles caídos desean pasar todo
el problema de poseer un humano para que en una semana esté muerto.
Un escalofrió de aprensión me recorrió el cuerpo.
—Es una triste historia, pero es difícil culpar a Kevin o a cualquier
Nephilim por eso. Yo tampoco querría a un ángel caído posesionando mi
cuerpo por dos semanas una vez al año. Esto no suena como un problema de
Nephilims, suena como un problema de ángeles caídos.
Su mandíbula se tensó.
—Z no es un lugar para ti, vuelve a casa.
—Acabo de llegar.
—Bo es nada comparado con este lugar.
—Gracias por el dato, pero no estoy de humor para quedarme en casa sola
sintiendo lastima por mí — Joe dobló su brazo y me miró fijamente,
estudiando mi expresión.
—¿Te estás poniendo en peligro, para volver conmigo? —Adivinó— Por si
no lo recuerdas no fui yo quien terminó todo.
—No seas engreído, esto no es sobre ti —Joe hurgó en su bolsillo
buscando sus llaves.
—Te llevare a casa —Su tono me dijo que yo era un inconveniente y que si
cualquier otra opción se cruzara en su camino, optaría por ella.
—No quiero que me lleves y no necesito tu ayuda.
El se rió, pero su risa carecía de humor.
—Te subirás al jeep, incluso si tengo que arrastrarte dentro de él, no te
quedarás en este lugar. Es demasiado peligroso.
—Tú no puedes darme ordenes —, él apenas y me miró.
— Y mientras estás en ello, también dejaras de ver a Kevin.
Sentí mi ira burbujear. ¿Cómo se atrevía a asumir que yo era débil e inútil?
¿Cómo se atrevía a intentar controlarme y decirme a donde podía y no podía ir?
¿Cómo se atrevía a decirme con quien salir? ¿Cómo se atrevía a actuar como si
yo no significara nada para él?
Lo miré desafiante.
—No me hagas ningún favor más. No te lo he pedido. Ya no te quiero
como mi ángel guardián.
Joe se paro sobre mí, una gota de lluvia cayó de su cabello aterrizando
en mi cuello. La sentí deslizarse por mi piel, desapareciendo en el cuello de mi
blusa. Sus ojos siguieron la gota y empecé a temblar en mi interior.
Quería decirle que lamentaba todo lo que dije. Quería decirle que no me
importaba Marcie, o lo que los arcángeles pensaran. Que me importaban
nosotros. Pero la cruda verdad era que nada que dijera o hiciera podría arreglar
todo esto. No podía preocuparme por nosotros. No si quería permanecer cerca
de Joe. No si no quería que se hundiera en el infierno.
Entre más discutíamos, más fácil me era ser arrastrada por el odio y
convencerme de que él no significaba nada para mí, que yo podía continuar sin
él.
—Retráctate —dijo Joe en voz baja.
No podía mirarlo, y no podía retractarme. Levanté mi barbilla y fijé mi
vista en la lluvia. Maldito sea mi orgullo, y maldito sea el suyo también.
—Retráctate, (tn) —Joe repitió con más firmeza.
—No puedo hacer lo correcto contigo en mi vida —Dije, odiándome por
permitir que mi barbilla temblara.
— Esto será más fácil para todos si nosotros…quiero una ruptura limpia.
He estado pensándolo —No, yo no había estado pensándolo para nada. No
quería decir esas palabras. Pero una pequeña, horrible y despreciable parte de
mí quería lastimar a Joe tanto como yo él me había lastimado—.Te quiero
fuera de mi vida.
Después de un largo silencio Joe se acercó más a mí y metió algo dentro
de mi bolsillo trasero del pantalón. No pude distinguir si imagine que su mano
se quedo ahí más de lo necesario.
—Efectivo —Explicó— Vas a necesitarlo.
Saqué el dinero.
—No quiero tu dinero —cuando no tomó el dinero lo puse contra su
pecho, pero antes de poder quitar mi mano él la tomo con la suya sosteniéndola
contra su cuerpo.
—Tómalo— el tono de su voz me hizo entender que no sabía nada. No lo
entendía a él, o a su mundo. Era una extraña, y nunca encajaría.
—La mitad de los tipos allá adentro cargan un arma. Si algo pasa, tira el
dinero sobre la mesa y corre hacia la puerta, nadie va a seguirte cuando hay una
pila de dinero para tomar.
Recordé a Marcie. ¿Estaba insinuando que tal vez alguien trataría de
apuñalarme? Apenas y me reí ¿En verdad creyó que podría asustarme? Lo
quisiera o no como mi ángel guardián era irrelevante. El hecho era que nada de
lo que yo dijera o hiciera lo haría dejar su trabajo. Él tenía que mantenerme a
salvo. El hecho de que él estuviera ahí en ese momento lo probaba.
Soltó mi mano y giró la manija de la puerta, los músculos de su brazo se
tensaron. La puerta se cerró detrás de él, aun chirriando sobre sus bisagras.


*************

continuara

espero q les alla gustado
gracias x leer la novela
las quiero :P
cada ves se pondrá mejor y algo mas confuso :)
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por DanieladeJonas Jue 23 Ago 2012, 5:41 pm

ya me esta cayendo mal la rayis!!
por que le dijo eso a Joe?? okok tambien tiene sus buenas razones
pero aun asi que feo!! :( hehe lo siento
no soporto que lastimen a Joe *.*
Kevin es un Nephilim wowow :O
solo dime algo porfavor!! y juro que no vuelvo a preguntar!!
que la rayis dijera que ya no queria que fuera su angel guardian
traera problemas?? dime que no!! es que (ya te conte sombre mi imaginacion) me imagine que porque ella dijo eso se volvia realidad y ahh noo!!!
hahaha ok ya mejor me calmo.... es que tu nove me vuelve loca!!
la amo!! asi que porfitas siguela pronto!!
DanieladeJonas
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Mensaje por chelis Jue 23 Ago 2012, 6:34 pm

AAAAII PERO ALGOO OCULTA JOEEEE!!!
POR QUE???
AAAIII.. AUNQUE ___ SE COMPORTE ASIII .. LO SIGUE QUERIENDOO PERO NO SABE QUE ES LO QUE REALMENTE OOOCUURRREEE
SIGUELA PORFIISS
chelis
chelis


http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por JB&1D2 Sáb 25 Ago 2012, 9:11 pm

Estoy que mato a la rayis es muy terca ya la estoy odiando por porqué es asi??
siguelaaaa
JB&1D2
JB&1D2


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Mensaje por ElitzJb Dom 26 Ago 2012, 6:09 pm

Chicas tengo una mini novela si quieren pueden pasarse y leerla :arrow: La Verdadera Historia de la Bella Durmiente (joe y tu) hot es muy divertida se los aseguro
ElitzJb
ElitzJb


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