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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn

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Mensaje por ElitzJb Lun 18 Jun 2012, 5:02 pm

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Maraton 3/4

Capitulo 4


Yo me adelanté para inspeccionar la ventana del lado del conductor. Cristal
sólido. Cerré mis ojos. Cuando los volví a abrir, la ventana seguía intacta.


Caminé hasta la parte de atrás del auto, casi terminaba de rodearlo cuando de
repente me paré en seco. Había una pequeña grieta en el parabrisas.


Demi lo vio al mismo tiempo.


- “¿Estás segura que
no fue una ardilla?”


Mi mente volvió a los letales ojos tras la máscara de esquiar. Ellos eran tannegros que no
podía distinguir las pupilas. Eran negros como los de… Joe.


- “Mírame, estoy llorando de alegría,” dijo Demi, tumbándose de forma poco
elegante en el Neón para abrazarlo. “Una pequeña grieta. ¡Eso es todo!”


Yo fingí que sonreía, pero mi estómago estaba revuelto. Cinco minutos antes, el
cristal de la ventana se había deshecho y la puerta estaba encorvada. Ahora,
mirando al auto, todo eso parecía imposible. No, parecía una locura. Pero yo vi
como atravesó el cristal con su puño y sentí como sus uñas se clavaban en mi
hombro.


¿Verdad?


Mientras más intentaba recordar el accidente, menos podía. Pequeñas lagunas de
información perdida llenaban mi memoria. Los detalles se estaban perdiendo.
¿Era él alto? ¿Bajo? ¿Delgado? ¿Musculoso? ¿Me dijo algo?


No podía recordar. Esa era la parte más aterradora.



A la mañana siguiente, Demi y yo salimos a las siete y quince
y conducimos a Enzo’s Bristol para tomar un desayuno de leche vaporosa. Con mis
manos envueltas alrededor de mi tasa china, intenté aliviar el frío que
recorría el interior de mi cuerpo. Sí me bañé y me puse una camisola y un cardigán
que me prestó Demi, también me puse un poco de maquillaje, pero casi ni recuerdo
cuando lo hice.








- “No mires ahora,” dijo Demi, “pero el señor Suéter Verde sigue mirando para
acá, estimando tus largas piernas a través de tus jeans… Ah! Me acaba de saludar.
No estoy bromeando. Me acaba de dar un pequeño saludo militar, de esos que
hacen con dos dedos. Que adorable.”


Yo no la estaba escuchando. El accidente de anoche se estuvo repitiendo en mi
cabeza durante toda la noche, llevándose consigo toda posibilidad de dormir.
Mis pensamientos estaban enredados, mis ojos estaban pesados y no podía
concentrarme.


- “El señor Suéter Verde se ve normal, pero su copiloto parece un chico muy
malo,” dijo Demi. “Emite cierta señal de no-jodas-conmigo. Dime que no parece al
hijo de Drácula. Dime que estoy imaginando cosas.”


Alzando mis ojos lo suficiente como para verlo sin parecer que lo estaba
viendo, me fijé en las facciones finas y atractivas de su rostro. El pelo rubio
colgaba hasta sus hombros. Sus ojos eran de color del cromo. No estaba
afeitado. Estaba impecablemente vestido con una chaqueta a la medida y unos
jeans oscuros de diseñador.


-“Estas imaginando cosas,” dije.


- “¿No te fijaste en ese par de ojos profundos? ¿En esa forma de uve que la raíz de su
cabello deja en su frente, al estilo Drácula? ¿En su cuerpo alto y delgado? Él puede que
sea hasta más alto que yo.”


Demi mide casi seis pies de alto y le encantan los tacones. Tacones altos.
También tiene la costumbre de no salir con chicos más bajos que ella.


- “Bueno ¿cuál es el problema?” Preguntó Demi. “Te has vuelto incomunicable.
¿Esto no tiene que ver con la grieta en mi parabrisas, verdad? ¿Qué importa que
hayas golpeado un animal? Le pudo haber pasado a cualquiera. Aunque está
comprobado que las probabilidades hubieran sido menos si tu mamá se mudara fuera de
la jungla.”


Le iba a contar a Demi lo que había pasado de verdad. Pronto. Solo necesitaba un
poco de tiempo para juntar los detalles. El problema era que no veía cómo podría
hacerlo. Los únicos detalles que recuerdo estaban incompletos. Era como si un borrador
hubiera dejado mi memoria en blanco. Pensando, recordé que un aguacero caía en
cascada sobre las ventanas del Neón, causando que todo afuera se viera borroso. ¿Habré golpeado de verdad a un venado?


- “Mmm, mira eso,” dijo Demi. “el señor Suéter Verde se está levantando de su silla. Vaya,
eso sí es un cuerpo que visita el gimnasio regularmente.
Definitivamente está caminando hacia nosotras. Sus ojos están buscándote.”


Medio latido después, fuimos saludadas con un simpático, - “Hola.”


Demi y yo lo miramos al mismo tiempo. El señor Suéter Verde estaba parado tras
nuestra mesa, sus pulgares estaban enganchados en los bolsillos de sus jeans.
Tenía ojos azules y el pelo rubio estratégicamente despeinado caía sobre su frente.


- “Hola a ti,” dijo Demi. “Soy Demi y esta es (tn) Grey.”


Miré seriamente a Demi. No me gustó que ella diera mi apellido, se sintió como
si hubiera violado el contrato entre chicas y mejores amigas cuando se
encuentran con chicos desconocidos. Hice un leve movimiento de mano como saludo y
llevé la tasa a mis labios, quemando mi lengua inmediatamente.


Él arrastró una silla de la mesa de al lado y se sentó al revés, sus brazos
descansando en donde se suponía que estuviera su espalda. Extendiendo una mano en
mi dirección, dijo, - “Soy Elliot Saunders.” Sintiéndome demasiado formal, le estreché la
mano. - “Y este es
Jules,” añadió, alzando su barbilla en dirección a su amigo, al cual Demi
subestimó cuando le llamó ‘alto’.


Jules inclinó todo su cuerpo y se sentó en una silla al lado de Demi, y bajo
Su cuerpo la silla parecía muy pequeña.


Ella le dijo, - “Creo que eres el chico más alto que he visto en mi vida. En
serio. ¿Cuánto mides?”


- “Seis pies, diez pulgadas,” masculló Jules, hundiéndose en su silla y
cruzándose de brazos.


Elliot aclaró su garganta.- “¿Puedo comprarles algo para comer?”


- “Estoy bien,” dije, levantando mi
taza. “Ya ordené.”


Demi me pateó bajo la mesa. - “Ella quiere una dona rellena de crema de






vainilla. Que sean dos.”


- “¿No es eso demasiado para tu dieta?” Le pregunté a Demi.


- “El grano de la vainilla es una fruta. Una fruta marrón.”


- “Es una legumbre.”


- “¿Estás segura sobre eso?” No lo estaba.


Jules cerró los ojos y se apretó el puente de su nariz. Aparentemente él estaba
tan contento de estar sentado con nosotras, como yo lo estaba por tenerlos a
ellos allí.


Mientras Elliot caminaba hacia el mostrador, permití que mis ojos lo
recorrieran. Definitivamente él estaba en la secundaria, pero nunca antes lo
había visto en CHS. Lo hubiera recordado. Él tiene una personalidad carismática
y llevadera, de esas que no pasan desapercibidas. Si no me hubiera sentido tan
trastornada, definitivamente me hubiera interesado para una amistad, o tal vez
para algo más.


- “¿Vives por aquí?” Le preguntó Demi a Jules.


- “Mmm.”


- “¿Vas a la escuela?”


- “Kinghorn Prep.” Había un aire de superioridad en la manera en que él lo dijo.


- “Nunca he oído de ella.”


- “Es una escuela privada en Portland. Comenzamos a las nueve.” El levantó su
manga y miró su reloj.


Demi sumergió un dedo en la espuma de la leche y luego lo lamió.- “¿Es cara?”


Por primera vez, Jules la miró directo a los ojos. Sus ojos se estrecharon,
mostrando un poco de blanco alrededor de los bordes.


- “¿Eres rico? Apuesto que lo eres,” ella dijo.




Jules miró a Demi como si ella hubiera matado una mosca en su
frente. Él alejó su silla un par de pulgadas, distanciándose de nosotras.


Elliot regresó con una caja con media docena de donas.


- “Dos cremas de vainilla para las damas,” él dijo, empujando la caja hacia mí,
“y cuatro glaseadas para mí. Supongo que me tengo que llenar ahora porque no sé
cómo es la cafetería de Coldwater High.”


Demi casi escupe su leche. - “¿Vas a ir a CHS?”


- “Comenzaré hoy. Me acabo de transferir de Kinghorn Prep.”


- “(tn) y yo vamos a CHS,” dijo Demi. “Espero que aprecies tu buena suerte.
Cualquier cosa que necesites saber -incluyendo a quién deberías invitar
para el baile de primavera- solo pregunta. (tn) y yo no tenemos pareja… todavía.”


Decidí que era tiempo para separarnos. Jules estaba obviamente aburrido y molesto, y el
estar en su compañía no ayudaba a mi ya agotado ánimo. Hice un gran espectáculo
mirando al reloj de mi celular y dije, “Será mejor que nos vayamos a la escuela, Demi.
Tenemos que estudiar para el examen de bilogía. Elliot, Jules; fue un placer conocerles.”


- “Nuestro examen de bilogía es para el viernes,” dijo Demi.


Mi interior se estremeció, pero aún así sonreí entre dientes. - “Correcto. Me refería a que
tengo un examen de inglés. Las obras de… Geoffrey Chaucer.” Todo el mundo supo que
estaba mintiendo.


De una manera lejana, mi rudeza me molestó un poco, especialmente porque Elliot no
había hecho nada para merecerlo. Pero no quería estar sentada aquí por más
tiempo. Quería seguir adelante, distanciándome de lo que paso anoche. Tal vez la
desvanecida memoria no era tan mala después de todo. Mientras más temprano
olvidara lo que pasó, más rápido mi vida volvería a retomar su normalidad.


- “Espero que pases bien tu primer día de clases y quizá nos veamos en el
almuerzo,” le dije a Elliot. Luego tomé a Demi por el codo, la obligué a
levantarse y la conduje hasta la puerta.


El día escolar casi se había acabado, solo quedaba biología y me dirigí a la
clase después de que hiciera una parada rápida en mi casillero para cambiar los
libros. Demi y yo llegamos antes que Joe, ella se deslizó en su silla vacía y buscó en su
mochila, sacando una caja de Hot Tamales.


- “Por aquí va una fruta roja,” ella dijo, ofreciéndome la caja.


- “Déjame adivinar… ¿La canela es una fruta?” Alejé la caja.


- “Tampoco almorzaste,” dijo Demi, frunciendo el entrecejo.


- “No tengo hambre.”


- “Mentirosa. Siempre tienes hambre. ¿Esto tiene que ver con Joe? ¿No piensas que él
de verdad te esta acosando, verdad? Porque anoche solo estaba bromeando con todo
ese asunto en la biblioteca.”


Comencé a masajearme circularmente las sienes. El sordo dolor que tomó por residencia
mis ojos aumentó por la mención de Joe. “Joe es lo menos que me preocupa,” dije.
Eso no era exactamente cierto.


- “Mi asiento, si no te molesta.”


Demi y yo miramos simultáneamente al sonido de la voz de Joe.


El sonó lo suficientemente simpático, pero siguió observando a Demi mientras colgaba su
mochila en su hombro y parecía que ella no se podía mover lo suficientemente rápido
porque él movió su brazo hacia el lado, invitándola a que se saliera del medio.


- “Luciendo bien, como siempre,” él me dijo mientras se sentaba en su silla. Se
recostó en ella, extendiendo sus piernas. Sabía que era alto, pero nunca me había puesto
a medirlo. Ahora, mirando sus piernas, supuse que él medía más de seis pies. Quizá seis y
una pulgada.


- “Gracias,” respondí sin pensar e inmediatamente quise retirar lo dicho.
¿Gracias? De todas las cosas que pude haber dicho, ‘gracias’ era la peor. No quería que
Joe pensara que me gustaban sus cumplidos. Porque no me gustaban…la mayor parte
de ellos. No se necesitaba mucha percepción para darme cuenta que él era problemático
y ya tenía demasiados problemas en mi vida. No tenía necesidad de invitar más. Quizá si
lo ig(tn)ba, eventualmente él dejaría de intentar iniciar conversaciones y entonces
podríamos sentarnos uno al lado del






otro en silenciosa armonía, como los demás compañeros del salón.


- “También hueles bien,” dijo Joe.


- “Se llama tomar una ducha.” Yo estaba mirando directamente hacia el frente.
Cuando él no contestó, miré hacia el lado. “Jabón. Champú. Agua caliente.”


- “Desnuda. Sé el proceso.”


Abrí mi boca para cambiar el tema, pero la campana me interrumpió.


- “Aparten sus libros,” dijo el entrenador desde detrás de su escritorio. “Les
voy a repartir un examen corto para prepararlos para el examen del viernes.” Él
se detuvo frente a mí, lamiendo sus dedos mientras intentaba separar las hojas
de los exámenes. “Quiero quince minutos de silencio mientras responden las
preguntas. Luego, discutiremos el capítulo siete. Buena suerte.”


Trabajé con las primeras preguntas, respondiéndolas con un rítmico desplazo de
hechos memorizados. Si no fue otra cosa, el examen robó mi concentración,
apartando el accidente de anoche y la voz que cuestionaba mi salud mental.
Haciendo una pausa para quitarme el calambre que le había dado a la mano con la
que escribía, sentí a Joe inclinado hacia mí.


- “Te ves cansada. ¿Tuviste una noche agitada?” Susurró.


- “Te vi en la biblioteca.” Tuve el cuidado de mantener mi lápiz moviéndose
sobre mi examen, pareciendo que estaba trabajando duramente.


- “Lo más destacado de mi noche.”


- “¿Me estabas siguiendo?”


El movió su cabeza hacia atrás y rió suavemente.


Intenté otro ángulo. - “¿Qué estabas haciendo allí?”


- “Buscando un libro.”


Sentí los ojos del entrenador sobre mí y me dediqué a mi examen. Después de contestar
otras cuantas preguntas, miré disimuladamente a la izquierda y me sorprendí al descubrir
que Joe me estaba mirando. El sonrió.








Mi corazón dio un inesperado vuelco, sorprendida por su extrañamente atractiva sonrisa.
Para mi horror, estaba tan desconcertada, que se me calló el lápiz, rebotó varias veces
sobre la mesa y luego rodó hasta el borde. Joe se dobló para tomarlo, lo sostuvo en la
palma de su mano y tuve que concentrarme en no tocar su piel mientras lo tomaba.


- “Después de la biblioteca,” susurré, “¿a dónde fuiste?”


- “¿Por qué?”


- “¿Me seguiste?” Exigí en tono bajo.


- “Luces un poco agitada, (tn). ¿Qué pasó?” Sus cejas se juntaron con
preocupación, pero era todo fingido porque había un brillo burlón en el centro de sus
negros ojos.


- “¿Me estas siguiendo?”


- “¿Por qué querría perseguirte?”


- “Contesta la pregunta.”


- “(tn).” La advertencia en la voz del entrenador hizo que me volviera a
concentrar en mi examen. Pero no pude evitar especular sobre cuál hubiera sido su
respuesta y eso hizo querer alejarme de Joe, estar lejos de él en el salón. Al otro lado
del mundo.


El entrenador sopló su silbato.


-“Se acabó el tiempo. Pasen sus exámenes al que está en
frente. Esperen preguntas similares en el examen del viernes. Ahora,” él juntó
sus manos y el sonido seco que causó, hizo que me estremeciera,
“a la lección de hoy. Señorita Sky ¿quieres decir cuál será nuestro tema?”


- “S-e-x-o,” anunció Demi.


Precisamente, luego de que ella hablara, yo me desconecté. ¿Joe me estaba
persiguiendo? ¿Era su cara la que estaba tras la máscara de esquiar, si es que había una
cara tras ella? ¿Qué quería él? Abracé mis codos, sintiendo
súbitamente frío. Quería que mi vida volviera a ser como era antes de que Joe
irrumpiera en ella.








Al final de la clase, detuve a Joe antes de que se fuera. - “¿Podemos
hablar?”


Él ya estaba parado, así que se sentó en el borde de la mesa. - “¿Qué pasa?”


- “Yo sé que tú tampoco quieres sentarte conmigo y creo que el entrenador consideraría
cambiar nuestros asientos si tú hablas con él. Si le explicas la situación…”


- “¿La situación?”


- “Nosotros no somos… compatibles.”


El pasó su mano sobre su mandíbula, un calculador gesto con el cual ya me he
familiarizado en el poco tiempo que he ido conociéndolo. - “¿No lo somos?”


- “No estoy anunciando que se partió la tierra.”


- “Cuando el entrenador me pidió las características que deseo en una
compañera, le di las tuyas.”


Mi boca se abrió levemente. - “Retira lo dicho.”


- “Inteligente. Atractiva. Vulnerable. ¿No estás de acuerdo?”


Él estaba haciendo esto con el único propósito de contrariarme y eso solo me
puso más nerviosa.



-“¿Le pedirás al entrenador que nos cambie de asiento o no?”


- “Yo paso. Me he acostumbrado a ti.”


¿Cómo se supone que respondiera a eso?
Obviamente su objetivo era que yo reaccionara, lo cual no era difícil porque nunca sabía
cuando él esta bromeando o hablando en serio.


Traté de que mi voz sonara tranquila. - “Creo que estarás mejor sentado con otra
persona y creo que lo sabes.” Sonreí tensa, pero cortésmente.


“Creo que podría terminar sentado con Demi.” Su sonrisa parecía igual de cortés que la


mía - ---“No voy a presionar mi suerte.”


Demi apareció al lado de nuestra mesa, mirándonos a mí y a Joe. - “¿Interrumpo algo?”


- “No,” dije, cerrando mi mochila. “Le estaba preguntando a Joe sobre la lectura de
esta noche. No recuerdo cuáles fueron las páginas que el entrenador asignó.”


- “La asignación está en la pizarra,
como siempre. Como si no lo hubieras leído.”, dijo Demi.


Joe rió, pareció que estaba compartiendo una broma privada con él mismo. Sin ser la
primera vez, deseé saber qué él estaba pensando. Porque a veces estaba completamente
segura de que esas bromas tenían todo que ver conmigo. - “¿Algo
más, (tn)?”


- “No,” dije. “Te veo mañana.”


- “Eso espero.” El guiñó. De verdad guiñó.


Después de que Joe estuviera lo bastante lejos par que no pudiera escuchar, Demi
agarró mi brazo. - “Buenas noticias.
Cipriano. Ese es su apellido. Lo vi en la lista del entrenador.”


- “¿Y eso es algo por lo cual alegrarse porque…?”


-“Todo el mundo sabe que los estudiantes tienen que registrar en la enfermería
las medicinas recetadas.” Ella tiró del bolsillo frontal en mi mochila, en
donde yo guardaba mis píldoras de hierro. “Además, todo el mundo sabe que la oficina
de la enfermera esta convenientemente localizada dentro de la oficina principal, donde,
da la casualidad, están también guardados los archivos de los estudiantes.”


Con los ojos brillantes, Demi enlazó su brazo con el mío y me arrastró hacia la puerta. - “Es
hora de hacer trabajo detectivesco de verdad.”
ElitzJb
ElitzJb


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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn - Página 2 Empty Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn

Mensaje por ElitzJb Lun 18 Jun 2012, 5:06 pm

Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn - Página 2 Scaled.php?server=40&filename=28451600
Maraton 4/4

Capítulo 5.



-“¿Te puedo ayudar?”


Sonreí forzadamente a la secretaria de la oficina principal, esperando no verme tan
deshonesta como me sentía. - “Tengo una medicina recetada que debo tomar
diariamente en la escuela y mi amiga…”


Mi voz se estancó en la palabra. Me pregunto si después de hoy tendré ganas de
considerar a Demi otra vez mi amiga.


-“Mi amiga me informó que se supone que yo lo debo registre con la
enfermera. ¿Sabes si es eso correcto?” No podía creer que estaba aquí parada
intentando hacer algo ilegal. Últimamente estaba mostrando un comportamiento no
característico en mí. Primero seguí a Joe a un billar de mala muerte tarde en la noche.
Ahora estaba a punto de husmear en el archivo estudiantil. ¿Qué estaba pasando
conmigo? No. ¿Qué estaba pasando con Joe? ¿Por qué cuando se trata de él, no puedo
evitar tener mal juicio?


- “Ah, sí,” dijo solemnemente la secretaria. “Todas las medicinas necesitan ser
registradas. La oficina de la enfermera está allá detrás, tercera puerta a la
izquierda, al frente del archivo estudiantil.” Ella hizo señas hacia el pasillo
detrás de ella. “Si la enfermera no está ahí, puedes sentarte en el catre. Ella regresará en
cualquier momento.”


Fabriqué otra sonrisa. De verdad esperaba que no fuera tan fácil.


Mientras caminaba por el pasillo, me detuve par de veces para mirar sobre mi hombro.
Nadie venía tras de mí. El teléfono de la oficina principal estaba sonando, pero sonaba
como un mundo aparte del oscuro pasillo en donde estaba. Estaba sola, libre para hacer
lo que quisiera.


Me paré frente a la tercera puerta a la izquierda. Aguanté la respiración y
toqué a la puerta, pero por la oscuridad en la ventana, era obvio que el cuarto estaba
vacío. Empujé la puerta. Se movió con renuencia, haciendo un chirrido mientras se habría
hacia un pequeño cuarto con baldosas blancas. Por un momento me quedé parada en la
entrada, casi deseando que la enfermera apareciera y así no tener otra opción que






registrar mis píldoras de hierro e irme. Una rápida mirada a través del pasillo reveló una
puerta con una ventana que decía Archivo estudiantil. También estaba oscura.


Concentré mi atención en un insistente pensamiento en el fondo de mi mente. Joe
diciendo que él no había ido a la escuela el año pasado. Estaba bien segura de que él
estaba mintiendo, pero y si no lo estaba ¿tendría una record estudiantil? Al menos sí
tiene una dirección residencial, razoné. También la tarjeta de vacunas y las calificaciones
del semestre pasado. Aún así, una posible suspensión parecía un precio muy alto para
pagar por mirar la tarjeta de vacunas de Joe.


Recosté un hombro contra la pared y miré mi reloj. Demi me dijo que esperara por su
señal. Ella dijo que sería obvia. Grandioso.


El teléfono en la oficina principal volvió a sonar y la secretaria lo contestó.


Mordiéndome el labio, miré nuevamente a la puerta identificada como Archivo
Estudiantil. Probablemente estaba cerrada con llave. El archivo estudiantil
probablemente era considerado de mucha seguridad. No importaba que clase de
distracción Demi hubiera creado; si la puerta estaba cerrada, yo no iba a entrar.


Cambié mi mochila al otro hombro. Otro minuto pasó. Me dije a mi misma que debía
marcharme…


Por otro lado ¿y si Demi tenía razón? ¿Y si Joe tiene un pasado criminal? Como su
compañera de biología, el tener regularmente contacto con él podría ponerme en
peligro. Yo tenía la responsabilidad de protegerme… ¿cierto?


Si la puerta no estaba cerrada y los archivos estaban alfabetizados, no tendría ningún
problema en localizar rápidamente el record de Joe. A eso añadámosle un par de
segundos para leer por encima a ver si tiene record criminal y probablemente esté fuera
del cuarto en menos de un minuto. Lo cual sería tan rápido que probablemente ni se
sentiría que había entrado.


Todo estaba demasiado callado en la oficina principal. De repente, Demi se
apareció en la esquina. Ella se acercó a mí caminando agachada, pegada
Contra la pared, arrastrando sus manos por la pared y mirando furtivamente sobre sus
hombros. Estaba caminando como los espías lo hacían en las películas viejas.


- “Todo está bajo control,” ella susurró.


- “¿Qué le pasó a la secretaria?”








- “Tuvo que dejar la oficina por un minuto.”


- “¿Tuvo? No la incapacitaste ¿cierto?”


- “Esta vez no.”


Gracias a dios por las pequeñas bondades.


- “Llamé desde el teléfono público y dije que hay una amenaza de bomba,” dijo Demi. “La
secretaria llamó a la policía y luego corrió para buscar al director.”


- “¡Demi!”


Ella dio golpecitos en su muñeca. - “El reloj está contando. No queremos estar aquí
cuando llegue la policía.” Y me lo dices.


Demi y yo fuimos a la puerta de los archivos de los estudiantes.


- “Muévete,” dijo Demi, empujándome con su cadera.


Ella cubrió su puño con la manga de su camisa e intentó perforar la ventana. Nada pasó.


- “Eso fue solo práctica,” dijo y luego retrocedió para dar otro golpe, pero yo agarré su
brazo.


- “Podría estar abierta.” Giré el pestillo y la puerta se abrió.


- “Eso no fue nada divertido,” dijo Demi. Cuestión de opiniones.


- “Entra tú,” ordenó Demi. “Yo vigilo. Si todo va bien, nos encontraremos en una hora.
Espérame en el restaurante mexicano en la esquina de Drake y Demich.” Luego caminó en
cuclillas por el pasillo.


Me dejó allí parada, mitad adentro y mitad afuera del
estrecho cuarto revestido de pared a pared con archiveros. Antes de que mi conciencia
me dijera que me saliera de ahí, entré y cerré la puerta tras de mí, presionando mi
espalda contra ella.


Con un profundo respiro, me quité la mochila y me adelanté, trazando con mis dedos la
parte frontal de los archiveros. Encontré la gaveta marcada con CAR-CUV. La gaveta se






abrió de un jalón. Las etiquetas de los archivos estaban identificadas
a mano y me pregunté si Coldwater High era la última escuela en el país que aún no
estaba computarizada.


Mis ojos se posaron sobre el apellido “Cipriano”.


De un tirón, saqué el archivo de la repleta gaveta. Por un momento lo sostuve en mis
manos, tratando de convencerme de que no era tan malo lo que estaba a punto de
hacer. ¿Qué importaba que allí adentro hubiera información privada?
Como compañera de biología de Joe, tenía derecho a saber estas cosas.


Afuera, las voces llenaron el pasillo.


Abrí el archivo con torpeza e inmediatamente me estremecí. No tenía sentido.


Las voces avanzaban.


Al azar, introduje el archivo dentro de la gaveta y la empujé, enviándola
rápidamente devuelta al archivero. Mientras me giraba, me quedé paralizada. Al otro
lado de la ventana, el director se detuvo en seco y su vista estaba fija sobre la mía.


Lo que sea que le estaba diciendo al grupo, el cual consistía de los más
importantes de la facultad, se quedó en el olvido.


- “Discúlpenme un momento,” lo escuché decir. El grupo continuó caminando. Pero él no.


Él abrió la puerta. - “Esta área es prohibida para los estudiantes.”


Intenté mostrar una expresión indefensa. - “Lo siento. Intento encontrar la oficina de la
enfermera. La secretaria dijo que era la tercera puerta a la
derecha, pero creo que conté mal…” Puse mis manos en alto. - “Estoy perdida.”


Antes de que él pudiera responder, abrí la cremallera del bolsillo de mi
mochila.


-“Se supone que registre esto. Píldoras de hierro,” expliqué. “Soy anémica.”


Él me estudió por un momento frunciendo el ceño. Pensé que podía verlo
balancear sus opciones: quedarse aquí y lidiar conmigo, o lidiar con una
amenaza de bomba. El señaló hacia la puerta, alzando su barbilla, -“Necesito que salgas
del edificio inmediatamente.”








Él abrió la puerta y yo pasé bajo su brazo, mientras mi sonrisa colapsaba.


***


Una hora después me senté en uno de los cubículos del restaurante mexicano en la
esquina de Drake y Demich. Un cactus de cerámica y un coyote de peluche estaban
puestos en la pared frente a mí. Un hombre que llevaba puesto un sombrero más ancho
que él estaba paseándose por ahí, rasgueando acordes en su guitarra. El me dio una
serenata mientras la chica de alterne ponía menús sobre la mesa. Fruncí el entrecejo
cuando vi la insignia en la portada. The Borderline. Nunca antes había comido aquí, y sin
embargo algo en el nombre se me hacía vagamente familiar.


Demi vino detrás de mí y se sentó en la silla opuesta. Nuestro mesero estaba a sus pies.


- “Cuatro chimis, crema agria extra, un plato con nachos y otro con frijoles negros,” le
dijo Demi sin consultar el menú.


- “Un burrito rojo,” dije.


- “¿Cuentas separadas?” Preguntó él.


- “Yo no le voy a pagar a ella,” Demi y yo dijimos al mismo tiempo.


Después de que nuestro mesero se fue, dije, - “Cuatro chimis. Estoy ansiosa por saber su
conexión con las frutas.”


- “No empieces. Me muero de hambre. No he comido nada desde el almuerzo.” Ella hizo
una pausa. “Si no cuentas el Hot Tamales, porque yo no lo estoy contando.”


Demi es voluptuosa, una escandinava, y era increíblemente sexy de una manera no
ortodoxa. Ha habido días en los que nuestra amistad era la única cosa que evitaba mi
envidia. Junto a Demi, la única cosa que tenía a mi favor eran mis piernas y tal vez mi
metabolismo, pero definitivamente no mi cabello.


- “Más vale que traiga los nachos rápido,” dijo Demi. “Me va a dar urticaria si no como algo
salado en los próximos cuarenta y cinco segundos y de todas maneras las primeras tres
letras de la palabra ‘dieta’ debería decirte que es lo que quiero hacer.”


- “Ellos hacen la salsa con tomates,” mencioné. “Eso es rojo y los aguacates son una fruta,
creo.”








Su rostro resplandeció. - “Y ordenaremos daiquiris de fresa.”


Demi tenía razón. Esta dieta era fácil.


- “Vuelvo enseguida,” dijo ella, saliendo del cubículo. “Ese tiempo del mes. Después de
eso, voy hacer primera.”


Mientras esperaba por ella, me encontré concentrada en el chico que estaba unas mesas
más al frente. Él estaba trabajando duramente, estregando un trapo sobre
la mesa. Había algo extrañamente familiar en la manera en que se movía, en la manera
en que su camisa caía sobre el arco de su bien definida espalda. Casi como si él
sospechara que estaba siendo observado, él se enderezó, se dio la vuelta y sus ojos se
fijaron en los míos al mismo tiempo que yo comprendí por qué me era tan familiar.
Joe.


No podía creerlo. Pensé en golpearme la frente cuando recordé que él me había dicho
que trabajaba en el Borderline.


Limpiándose las manos en su delantal, él caminó hacia mí, aparentemente disfrutando de
mi incomodidad mientras yo miraba alrededor buscando alguna manera de escapar y
descubriendo que no podía ir a ninguna parte, que solo podía hundirme más en el
cubículo.



- “Vaya, vaya,” él dijo. “¿Cinco días a la semana no son
suficiente para mí? ¿También me tienes que dar una tarde?”


- “Me disculpo por la desafortunada coincidencia.”


Él se sentó en la silla de Demi. Cuando él puso los brazos sobre la mesa, estos eran tan
largos que cruzaron mi lado de la mesa. Él tomó mi vaso, haciéndolo girar entre sus
manos.


- “Todas las sillas aquí están ocupadas,” dije. Cuando él no respondió, agarré mi vaso de
vuelta y tomé un sorbo de agua, tragando accidentalmente un cubo de hielo que me
lastimó la garganta. - “¿No deberías estar trabajando en lugar de estar fraternizando con
clientes?” Dije ahogada.


Él sonrió. - “¿Qué vas a hacer el domingo en la noche?”






Yo bufé. Accidentalmente. - “¿Me estas invitando a salir?”


- “Te estás volviendo presumida. Me gusta eso, ángel.”


- “No me importa lo que te gusta. No voy a salir contigo. No en una cita.
Tampoco sola contigo.” Quería patearme por experimentar un ardiente
estremecimiento al imaginarme qué podría conllevar pasar una noche sola con Joe. Él
ni siquiera lo decía en serio. Él estaba provocándome por razones que sólo él conocía.
“Espera ¿me dijiste ángel?” Pregunté.


- “¿Y si lo hice?”


- “No me gusta.”


Él sonrió abiertamente. - “Entonces lo
dije. Ángel.”



Él se inclinó en la mesa, levantando sus manos hasta mi cara y rozó su pulgar en la
esquina de mi boca. Yo me alejé, muy tarde.


Él frotó brillo labial entre su pulgar y el dedo índice. - “Te ves mejor sin
eso.”


Intenté recordar de qué estábamos hablando, pero no me esforcé tanto como estaba
haciendo para intentar parecer que su contacto no me había causado nada.
Recogí mi pelo tras mi hombro, tomando de nuevo el hilo de nuestra previa
conversación. “De todas maneras, no me dejan salir cuando hay clases al otro día.”


- “Que mal. Hay una fiesta en la costa. Pensé que podríamos ir.”


Él de verdad parecía sincero, pero no podía saber si era cierto o no. En lo
absoluto. El calor de antes seguía corriendo en mis venas y tomé un largo
sorbido con mi pajilla, intentando enfriar mis sentimientos con un tiro de agua helada.
Tiempo a solas con Joe podría ser intrigante y peligroso. No estaba segura cómo
exactamente, pero esta vez estaba confiando en mis instintos.


Fingí un bostezo.- “Bueno, como ya dije,
al otro día hay clases.” Con la esperanza de convencerme más a mí que a él, añadí, “Si
estas interesado en esa fiesta, yo casi puedo garantizarte que no estaré.”






Listo, pensé. Caso cerrado.


Y luego, sin ninguna advertencia en absoluto, dije,- “¿Por qué me estas invitando?”


Hasta este preciso instante, había estado diciéndome que no me importaba lo que Joe
pensara de mí. Pero ahora, supe que era una mentira. Aunque probablemente me
arrepentiría, estaba lo suficientemente curiosa sobre Joe hasta el punto de ir a
cualquier parte con él.


- “Quiero estar contigo a solas,” dijo Joe. Solo con eso, mis defensas regresaron.


- “Escucha, Joe, no quiero ser grosera, pero…”


- “Seguro que quieres serlo.”


- “¡Bueno, tú comenzaste!” Adorable. Muy madura. “No puedo ir a la fiesta. Fin de la
historia.”


- “¿Porque no puedes salir en noches de escuela, o porque te da miedo estar sola
conmigo?”


- “Ambas.” La confesión se me escapó.


- “¿Te dan miedo todos los chicos… o solo yo?”


Entorné mis ojos dejando claro que no me iba a molestar en contestar una pregunta tan
estúpida.


- “¿Te hago sentir incómoda?” Su boca creó una línea neutral, pero detecté una sonrisa
especulativa atrapada tras ellos.


Sí, en realidad él tenía ese efecto en mí. También tenía la tendencia de
eliminar de mi cabeza todo pensamiento lógico.


- “Lo siento,” dije. “¿De qué estábamos hablando?”


- “De ti.”


- “¿De mi?”


- “De tu vida personal.”








Yo reí, insegura de qué otra respuesta dar. “Si esto es sobre mi… y el sexo opuesto… Demi
ya me dio ese discurso. No necesito escucharlo dos veces.”


- “¿Y qué te dijo la sabia Demi?”


Yo estaba jugando con mis manos y las deslicé fuera de la vista. - “No puedo imaginar por
qué estas tan interesado.”
Él sacudió suavemente su cabeza. “¿Interesado? Estamos hablando de ti.
Estoy fascinado.” Él sonrió y fue una sonrisa fantástica. El efecto fue un pulso agitado. Mi
pulso agitado.


- “Creo que deberías regresar a trabajar,” dije.


- “Es bueno saberlo, me gusta la idea de que en la escuela no haya ningún chico que junte
todas tus expectativas.”


- “Olvidé que eres la autoridad de mis tan nombradas expectativas,” bufé.


Él me estudió de una manera que me hizo sentir transparente. - “Tú no eres reservada,
(tn). Tampoco eres tímida. Solo necesitas una buena razón para salir de tu rutina y
conocer a
alguien.”


- “Ya no quiero hablar más sobre mí.”


- “Tú crees que lo sabes todo.”


- “No es cierto,” dije. “Por ejemplo, bueno, en este caso, yo no sé mucho
sobre… ti.”


- “Tú no estás lista para conocerme.”


No había nada despreocupado en la manera en que él lo dijo. En realidad, su expresión
era cortante.


- “Busqué en tu expediente.”


Mis palabras colgaron en el aire por un momento antes de que los ojos de Joe se
alinearan con los míos.






- “Estoy bastante seguro de que eso es ilegal,”
dijo él calmadamente.
-“Tu expediente estaba vacío. No había nada. Ni siquiera tu record de vacunas.”


Él ni siquiera fingió estar sorprendido. Él se reclinó en su silla y sus ojos
relucían como obsidianas. - “¿Y me estás diciendo esto porque tienes miedo de que
pueda causar un brote de sarampión o paperas?”


- “Te estoy diciendo esto porque quiero que sepas que yo sé que algo no está
bien contigo. Nos has engañado a todos. Voy a descubrir qué es lo que estas
tramando. Te voy a descubrir.”


- “Estaré esperando que lo hagas.”


Yo me sonrojé, comprendiendo muy tarde la indirecta. Sobre la cabeza de Joe,
pude ver a Demi abriéndose camino entre las mesas.


- “Demi viene. Te tienes que ir.”, Dije.


Él se quedó ahí, mirándome, pensando.


- “¿Por qué me estas mirando así?” Le dije a manera de reto.


Él se impulsó, preparándose para levantarse. - “Porque tú no eres como yo
pensaba.”


- “Tú tampoco lo eres,” rebatí. “Eres peor.”
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por jamileth Lun 18 Jun 2012, 9:00 pm

jajajajaj ahhh
siguelaaa
joe es un angel caido no???
ahhhhhhh
siguelaaaaaaaa
jamileth
jamileth


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Mensaje por DanieladeJonas Lun 18 Jun 2012, 9:05 pm

hay me encanto el maraton!!!!!
dios Joe es tan... tan... hay por dios lo amo!!!
hahaha es que me fascina su actitud!!
yo no se por que la rayis le da tantas vueltas!!
que salga con el!!!
y que onda con el choque?? me dejo confundida??
y los chicos que conocieron?
y que oculta Joe!!!
demasiadas preguntas estan en mi cabeza!!
siguela pronto porfavor!!!!
DanieladeJonas
DanieladeJonas


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Mensaje por jamileth Lun 18 Jun 2012, 9:14 pm

cappppp
jamileth
jamileth


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Mensaje por JB&1D2 Mar 19 Jun 2012, 3:49 pm

¿como que ella no es como el pensaba? oh vamos siguelaa esta nove estan misteriosa
JB&1D2
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Mensaje por Samm Jonas Mar 19 Jun 2012, 7:41 pm

Hahahaa no :( joe es muy frío JAJA pero me encanta !!! En Vdd yo quiero que Joe ya ande con _________ JAJA síguela si? Me llamo Samantha pero pues ya me presente en tu otra nove JAJA qe esta igual de buena que Esta!! Jajaja :3 síguela si? Jajaja porqe me encanta Joe y su rebeldía a la vez que no se sabe nada de el y aparte creo qe acosa a _______ JAJA esta interesantísima JAJA ya síguela :)
Samm Jonas
Samm Jonas


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Mensaje por jamileth Mar 19 Jun 2012, 8:46 pm

siguelaaaaa
jamileth
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Mensaje por aranzhitha Miér 20 Jun 2012, 9:29 am

awww me encanta Joe es tan grrr baba
Porque la rayiz no confia en él
Siguela!!!
aranzhitha
aranzhitha


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Mensaje por jamileth Miér 20 Jun 2012, 3:51 pm

siguelaaaa
jamileth
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Mensaje por JB&1D2 Jue 21 Jun 2012, 12:53 pm

siguelaaaaaaa
JB&1D2
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Mensaje por jamileth Jue 21 Jun 2012, 4:56 pm

cappp
jamileth
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Mensaje por ElitzJb Jue 21 Jun 2012, 7:12 pm

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Capítulo 6.


A la mañana siguiente estaba sorprendida de ver a Elliot entrar a la clase de
Educación Física, justo cuando la campana tardía sonó. Él estaba vestido con unos
pantalones de baloncesto que le llegaban hasta las rodillas y una sudadera Nike
blanca. Sus tenis parecían nuevas y costosas. El me miró, luego de entregarle
un papel a la Srta. Sully, me saludó de lejos y se reunió conmigo en las
gradas.


- “Estaba pensando cuándo sería el día en que nos encontráramos otra vez,” él
dijo. “La oficina principal se dio cuenta que no he cogido Educación Física en
los últimas dos años. No es requerido en las escuelas privadas. Están
debatiendo cómo cubriré cuatro años de EF en los próximos dos años y medio y,
pues aquí estoy. Tengo Educación Física a primera hora y en el cuarto período.”


- “Nunca escuché por qué te transferiste aquí,” dije.


- “Era demasiado costoso para mis padres. Les estaba costando todo el dinero
que habían ahorrado para su retiro.”


La Srta. Sully sopló su silbato.


- “Entiendo que el silbato significa algo,” me dijo Elliot.


- “Diez vueltas alrededor del gimnasio, sin cortar las esquinas.” Me levanté de
las gradas. “¿Eres atleta?”


Elliot se levantó de un salto, bailando en la punta de sus pies. Tiró al aire
unos cuantos ganchos y puños y terminó con un puño alto que terminó a solo
centímetros de mi mentón. Sonriendo, él dijo, -“¿Un atleta? De corazón.”


- “Entonces vas a adorar la idea de diversión que tiene la Srta. Sully.”


Elliot y yo trotamos juntos diez vueltas, luego salimos fuera del gimnasio,
dónde el aire estaba cubierto de una fantasmal niebla que parecía tapar mis






pulmones y me ahogaba. Del cielo cayeron unas cuentas gotas, amenazando con una
tormenta en la ciudad de Coldwater. Yo miré las puertas del edificio, pero supe
que no tenía caso, la Srta. Sully era muy firme.


- “Necesito dos capitanes para el softball,” ella gritó. “Vamos, luzcan con
vida. ¡Déjenme ver algunas manos en alto! Es mejor que lo hagan
voluntariamente, porque de lo contrario yo escogeré los equipos y no siempre
soy justa.”


Elliot levantó su mano.


- “Muy bien,” le dijo la Srta. Sully. “Ven aquí a la meta y… qué tal… Marcie
Millar como capitán del equipo rojo.”


Los ojos de Marcie se movieron sobre el cuerpo de Elliot. - “Veamos quién es el
mejor.”


- “Elliot, es el primero en escoger los miembros del equipo,” dijo la Srta.
Sully.


Cerrando sus dedos sobre su barbilla, Elliot examinó la clase, al parecer
midiendo nuestras destrezas en el juego con solo mirarnos.- - “(tn),” dijo.


Marcie echó su cuello hacia atrás y rió. - “Gracias,” le dijo a Elliot,
enviándole una sonrisa tóxica que, por razones más allá de mi conocimiento,
cautivaban al sexo opuesto.


- “¿Por qué?” Dijo Elliot.


- “Por regalarnos el juego.” Me señaló con un dedo.


- “Hay cientos de razones por las cuales soy porrista y (tn) no. Coordinación
es la primera.”


La fulminé con la mirada, luego caminé hasta ponerme al lado de Elliot y me
puse una camiseta azul.


- “(tn) y yo somos amigos,” le dijo Elliot a Marcie calmadamente, casi con
frialdad. Era algo exagerado, pero yo no lo iba a corregir. Marcie parecía como
si le hubieran echado un balde de agua helada y yo lo estaba disfrutando.






- “Eso es porque no has conocido a nadie mejor. Como yo.” Marcie enrolló su
pelo en su dedo. “Marcie Millar. Pronto escucharás todo sobre mi.” O su ojo
tenía un tic, o le lanzó una guiñada.


Elliot no dio ninguna respuesta en lo absoluto y continuó escogiendo a los
miembros de su equipo. Cualquier otro chico se hubiera puesto de rodillas y
rogaría a Marcie por un poco de atención.


- “¿Queremos quedarnos aquí toda la mañana esperando que venga la lluvia, o
queremos comenzar con el juego?” Preguntó la Srta. Sully.


Luego de dividirnos en equipos, Elliot dirigió el nuestro a la caseta y
determinó el orden de bateo. Entregándome un bate, puso un casco sobre mi
cabeza. “Tú vas primero, Grey. Todo lo que necesitamos es un imparable para
llegar a base.”


Casi lo golpeo mientras practicaba con el bate y le dije, “Pero tenía ganas de
hacer un cuadrangular.”


- “También tendremos uno de esos.” Él me dirigió hacia la meta. “Espera al
lanzamiento y batea con fuerza.”


Yo balanceé el bate en mi hombro, pensando que quizá debí haber prestado más
atención a la Serie Mundial. Mi casco me cubrió los ojos y yo lo empujé hacia
arriba, intentando ver el parque, que estaba cubierto por una macabra espiral
de neblina.


Marcie Millar tomó su lugar en el montículo del lanzador. Ella sostuvo la bola
en frente de ella y noté que su dedo del medio estaba alzado para mí. Ella
mostró otra sonrisa tóxica y lanzó hacia mí la bola.


Le di a una parte de ella, enviándola hacia el lado equivocado.


- “¡Eso es un strike!” Gritó la Srta. Sully desde su posición entre primera y
segunda base.


Elliot gritó desde la caseta, “¡Esa bola tenía mucha curva, lánzale una buena!”
Me tomó un momento para darme cuenta de que él le estaba hablando a Marcie y no
a mí.


Nuevamente la bola dejó la mano de Marcie, haciendo un arco en el sombrío






cielo. Yo intenté golpearle, pero fallé.


- “Segundo strike,” dijo Anthony Amowitz a través de la máscara del receptor.


Yo lo miré pesadamente.


Alejándome del plató, intenté nuevamente practicar con el bate. Casi ni sentí a
Elliot venir tras de mí. Él estiró sus brazos alrededor de mi y posicionó sus
manos en el bate, alineándose con las mías.


- “Déjame enseñarte,” él me dijo al oído. “Así. ¿Sientes eso? Relájate. Ahora
gira tus caderas, todo está en las caderas.”


Podía sentir mi cara calentarse al ver que toda la clase nos estaba mirando. - “Creo que
entendí, gracias.”


- “¡Vayan a un cuarto!” Nos gritó Marcie. Toda la clase rió.


- “Si le lanzaras decentemente,” Elliot le gritó, “ella golpearía la bola.”


- “Mi lanzamiento está bien.”


- “Y el bateo de ella está bien.” Elliot bajó la voz y me habló. “Tú pierdes
contacto visual al minuto que ella suelta la bola. Sus lanzamientos no son
rectos, así que tendrás que estar alerta para poder golpear.”


- “¡Estamos atrasando el juego, gente!” Gritó la Srta. Sully.


Justo en ese momento, algo en el estacionamiento más allá de la caseta llamó mi
atención. Creí que alguien me llamaba. Me giré, pero mientras lo hacía, supe
que mi nombre no había sido mencionado en alto. Lo había escuchado en mi mente.


(tn).


Joe llevaba puesta una desgastada gorra de béisbol y tenía sus dedos
enganchados en la verja de metal, recostándose contra ella. No llevaba abrigo a
pesar del clima. Simplemente iba de negro de la cabeza a los pies. Sus ojos
eran opacos e inaccesibles mientras me observaba, pero sospeché que había mucho
más oculto tras ellos.


Otra sucesión de palabras se introdujeron en mi mente.








¿Lecciones de bateo? Que rico… contacto.


Respiré profundamente y me dije que estaba imaginando las palabras. Porque la
otra alternativa consideraba que Joe tenía el poder de transmitir
pensamientos en mi mente. Lo cual no podía ser. Simplemente no podía. A menos
que estuviera loca. Eso me asustó más que la idea de él violando los métodos de
comunicación normal, por voluntad propia, y hablándome sin ni siquiera abrir su
boca.


- “¡Grey! ¡Concéntrate en el juego!”


Yo pestañeé, volviendo a la vida justo a tiempo para ver la bola rodando hacia mí
en el aire. Comencé a mover el bate, pero entonces escuché otro hilo de palabras.


Todavía… no.


Me detuve esperando que la bola viniera a mí y mientras descendía, me adelanté
al frente del plató y bateé con toda la fuerza que tenía.


Se escuchó un enorme crujido y el bate vibró en mis manos. La bola condujo
hacia Marcie, quién cayó de espaldas al suelo y apretujada entre segunda base y
campo cortó, la pelota rebotó en la grama del parque.


- “¡Corre!” Gritó mi equipo desde la caseta. “¡Corre, (tn)!”


Corrí.


- “¡Tira el bate!” Gritaron.


Lo lancé a un lado.


- “¡Quédate en primera base!”


No lo hice.


Tropezando con una de las esquinas de la primera base, le di la vuelta,
corriendo hacia la segunda. Ahora el campo izquierdo tenía la pelota, en
posición para sacarme. Yo agaché la cabeza, estiré los brazos y traté de
recordar cómo los profesionales en la ESPN se deslizaban hacia la base.
¿Primero los pies? ¿La Cabeza? ¿Detenerse, tirarse y dar vueltas?



La pelota navegó hacia donde estaba el de la segunda base, dejando una estela
blanca en algún lado de mi visión. Un emocionado coro con la palabra
“¡Deslízate!” vino desde la caseta, pero yo todavía no me había decidido qué
iba a golpear primero el suelo: mis zapatos o mi cara.


El de la segunda base agarró la pelota fuera del aire. Yo me lancé de cabeza,
con los brazos estirados. El guante vino de la nada descendiendo en picada
sobre mí. Aterrizó en mi cara, apestando fuertemente a cuero. Mi cuerpo se
abolló contra el suelo, dejándome con la boca llena de polvo y arena el cual se
disolvió bajo mi lengua.


- “¡Fuera!” Gritó la Srta. Sully.


Me puse de lado, inspeccionando mis daños. Mis muslos ardían con una extraña
mezcla de calor y frío y cuando levanté mi sudadera, decir que dos gatos habían
estado jugando en mis muslos era poco. Cojeando hasta la caseta, me dejé caer
en la banca.


- “Muy bonito,” dijo Elliot.


- “¿La maniobra que hice, o el rasgón en mi pierna?” Llevando mi rodilla contra
mi pecho, sacudí el sucio lo más que pude.


Elliot se dobló y sopló en mi rodilla. Varios de los pedazos más grandes de
tierra cayeron al suelo.


Un momento de incómodo silencio le siguió.


- “¿Puedes caminar?” Preguntó.


Parándome, demostré que aunque mi pierna era un desastre con rasgones y sucio,
aún podía usarla.


- “Puedo llevarte a la enfermería, si quieres, para que te venden,” él dijo.


- “De verdad estoy bien.” Miré a la verja en donde había visto a Joe. Él ya
no estaba allí.


- “¿Ese que estaba parado en le verja era tu novio?” Preguntó Elliot.






Me sorprendió el que Elliot hubiera notado a Joe. Él había estado de espaldas
a él. - “No,” dije. “Es solo un amigo.
En realidad, ni siquiera es eso. Es mi compañero de bilogía.”


- “Te estás sonrojando.”


- “Probablemente he estado demasiado tiempo expuesta al sol.”


La voz de Joe seguía haciendo eco en mi cabeza. Mi corazón latió más rápido y
mi sangre se puso fría. ¿Él habló directamente a mis pensamientos? ¿Había entre
nosotros alguna inexplicable conexión que permitía que eso pasara? ¿Estaba
enloqueciendo?


Elliot no pareció muy convencido. - “¿Estás
segura que no hay nada entre ustedes dos? No quiero estar tras una chica que no
está disponible.”


- “Nada.” Nada que yo fuera a permitir.


Espera. ¿Qué dijo Elliot?


- “¿Discúlpame, qué dijiste?”


Él sonrió. - “Delphic Seaport reabre el sábado en la noche, Jules y yo tenemos pensando
ir. El clima no se supone que esté tan mal. Quizá tú y Demi quieran ir…”


Tardé un momento en pensar sobre su oferta. Estaba muy segura que si le decía a
Elliot que no, Demi me mataría. Además, salir con Elliot parecía una buena
manera para escapar de mi incómoda atracción hacia Joe.
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por ElitzJb Jue 21 Jun 2012, 7:28 pm

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Capítulo 7.




Era la noche del sábado y Dorothea y yo estábamos en la cocina. Ella acababa de meter
una cacerola en el horno y yo estaba viento la magnitud de la lista de tareas que mi
mamá había colgado en la nevera con un imán.


- “Tu mamá llamó. No regresará hasta el lunes en la noche,” dijo Dorothea
mientras le echaba Ajax a nuestro fregadero y lo restregaba con tanto vigor,
que hacía que mi codo doliera. “Dejó un mensaje en la máquina. Quiere que la
llames. ¿La has llamado todas las noches antes de acostarte?”


Me senté en uno de los taburetes de la barra, mientras comía un panecillo con
mantequilla. Acaba de dar un mordisco enorme y ahora Dorothea me estaba mirando
como si quisiera una respuesta. “Mm-jmm,” dije, asintiendo con la cabeza.


- “Hoy llegó una carta de la escuela.” Ella señaló con su barbilla un grupo de
cartas que había sobre la encimera. “Tal vez sepas a qué se deba.”


Alcé los hombros, intentando parecer lo más inocente posible y dije, - “Ni
idea.” Mentalmente, me di en la frente con la palma de mi mano. Doce meses
atrás, abrí la puerta y me encontré con la policía. Tenemos malas noticias,
dijeron. Una semana después fue el funeral de mi papá. Desde entonces, todos
los lunes en la tarde me he presentado a mi sesión programada con el Dr.
Hendrickson, el psicólogo de la escuela. He faltado a las últimas dos sesiones
y si no enmendaba eso en esta semana, iba a tener problemas. La carta era más
bien una advertencia.


- “¿Tienes planes para esta noche? ¿Tú y Demi tienen algo bajo la manga? ¿Van a
ver una película en la casa?”


- “Quizá. Honestamente, Dorth, yo puedo limpiar el fregadero luego. Ven
siéntate y… toma la otra mitad de mi panecillo.”


El moño canoso de Dorothea se estaba comenzando a deshacer mientras restregaba.


- “Mañana voy a una conferencia,” dijo. “En Portland. La Dra. Melissa Sánchez va hablar.
Ella dice que la gente para ser más sexy, debe creer que es sexy. Las hormonas son una

medicina poderosa. A menos que les digamos qué queremos, estas nos estarán
traicionando.” Dorothea se dio la vuelta, apuntándome enfáticamente con el envasé de
Ajax. “Ahora me despierto en las mañanas, llevo mi labial rojo al espejo y escribo: Soy
sexy. Los hombres me desean. Sesenta y cinco es el nuevo veinticinco.”


- “¿Crees que está funcionando?” Le pregunté, esforzándome en no reír.


- “Está funcionando,” dijo con sobriedad.


Lamí la mantequilla de mis dedos, buscando una respuesta adecuada. - “Entonces
vas a pasar el fin de semana reviviendo tu lado sexy.”


- “Toda mujer necesita revivir su lado sexy. Me gusta eso. Mi hija se hizo
implantes. Ella dice que lo hizo por ella. ¿Pero para qué una mujer quiere
senos más grande? Son una carga. Ella se hizo los senos para un hombre. Espero
que no hagas cosas estúpidas por un chico, (tn).” Ella me señaló con el dedo.


- “Créeme, Dorth, no hay chicos en mi vida.” Está bien, quizá hay dos
acechando, rodeándome, pero como no conozco bien a ninguno de los dos, y uno me
asusta, se sentía más seguro cerrar mis ojos y fingir que no existían.


- “Eso es bueno y es malo,” dijo Dorothea, a regañadientes. “Si encuentras al
chico equivocado, buscarás problemas. Si encuentras al chico adecuado,
encontrarás amor.” Su voz se suavizó nostálgicamente. “Cuando era una chiquilla
en Alemania, tuve que decidir entre dos chicos. Uno era un chico muy malo. El
otro era mi Henry. Hemos estado felizmente casados por cuarenta y un años.”


Era tiempo de cambiar de tema. - “¿Cómo está tu ahijado… Lionel?”


Sus ojos se estrecharon. “¿Te gusta el pequeño Lionel?”


- “Noooo.”


- “Podría arreglar algo…”


- “No, Dorothea, de verdad. Gracias, pero… en realidad ahora mismo estoy
concentrada en mis estudios. Quiero entrar a una buena universidad.”


- “Si en el futuro…”


- “Te dejaré saber.”

Terminé mi panecillo con el sonido monótono del parloteo de Dorothea, respondiendo
con algunos “ah-ja” cada vez que ella se detenía lo suficiente para esperar por mi
respuesta. Yo estaba preocupada debatiéndome si en realidad quería encontrarme esta
noche con Elliot. Al principio, salir con él me había parecido
una gran idea, pero mientras más lo pensaba, más duda tenía. Conocía a Elliot
desde hace solo unos días y además no estaba segura de cómo mi mamá se sentiría
acerca de esto. Se me estaba haciendo tarde y el viaje hacia Delphic duraba al menos
media hora y para añadir, en los fines de semana, Delphic tenía
reputación de ser peligroso.


El teléfono sonó y el número de Demi apareció en el registro de llamadas.


- “¿Vamos a hacer algo esta noche?” Ella quería saber.


Abrí la boca, pensando cuidadosamente mi respuesta. No habría marcha atrás una
vez le dijera a Demi sobre la invitación de Elliot.


Demi chilló. - “¡Ay! ¡Ay dios ay dios! Acabo de derramar esmalte de uñas en el
sofá. Espera, voy a buscar papel toalla. ¿El esmalte de uñas sale con agua?”
Momentos después, regresó. “Creo que arruiné el sofá. Tenemos que salir esta
noche. No quiero estar aquí cuando mi último trabajo de arte accidental sea
descubierto.”


Dorothea se había ido al pasillo, al tocador, y no tenía deseos de pasar toda
la noche escuchándola gruñir acerca de las instalaciones del baño mientras
limpiaba, así que hice mi decisión. - “¿Qué tal si vamos a Delphic Seaport?
Elliot y Jules van a ir y quieren que nos encontremos allá.”


- “¡Ocultaste pistas! Esto es información vital, (tn). Te recogeré en quince
minutos.” Y me dejó escuchando el tono
muerto del teléfono.


Subí las escaleras y me puse un cómodo suéter blanco de cachemira, jeans
oscuros y mocasines azul marino. Con mis dedos, acomodé mi pelo para que
enmarcara mi rostro de la manera que aprendí a manejar mis rizos naturales y…
voilá! Rizos más o menos decentes. Me alejé del espejo para verme completa y
pensé que me veía como un cruce entre descuidada y casi sexy.


Exactamente quince minutos después, Demi estaba con su Neón al frente de la casa
y sonó su bocina al estilo staccato. A mí me toma diez minutos llegar a su

casa, pero usualmente yo presto atención al límite de velocidad. Demi entendía
la palabra velocidad, pero límite no era parte de su vocabulario.


- “Voy a ir a Delphic Seaport con Demi,” le grité a Dorothea. “Si mi mamá llama,
se lo dejas saber.”


Dorothea salió del tocador balanceándose. - “¿Vas a ir a Delphic tan tarde?”


- “¡Diviértete en tu conferencia!” Dije, escapando por la puerta antes de que
ella pudiera protestar o llamar a mi mamá por el teléfono.


El cabello rubio de Demi estaba recogido en una cola de caballo alta, dejando
caer sus grandes rizos. Aros dorados colgaban de sus orejas. Llevaba puesto
labial rojo cereza y rímel negro.


- “¿Cómo lo haces?” Pregunté. “Tuviste cinco minutos para estar lista.”


- “Siempre estoy preparada.” Demi sonrió de oreja a oreja. “Soy el sueño de un
Boy Scout.”


Demi me observó con ojo crítico.


- “¿Qué?” Dije.


- “Esta noche nos vamos a reunir con chicos.”


- “La última vez que verifiqué, sí.”


- “A los chicos les gusta las chicas que lucen como… chicas.”


Yo alcé mis cejas. - “¿Y cómo luzco yo?”


- “Como si hubieras salido de la ducha y
decidieras que eso solo era suficiente para parecer presentable. No me tomes a
mal. La ropa está bien, el pelo está bien, pero el resto… Toma.” Ella buscó en
su bolso. “Siendo la amiga que soy, te presto mi labial y mi rímel, pero solo
si juras que tus ojos no tienen una enfermedad contagiosa.”


- “¡No tengo ninguna enfermedad contagiosa!”


- “Solo cumplo con preguntar.”



- “No lo quiero.”


Demi se quedó boquiabierta, mitad jugando y mitad en serio. - “¡Te sentirás
desnuda si no lo usas!”


- “Suena como la manera en que tú quieres lucir,” dije.


Con toda honestidad, tenía sentimientos encontrados con esto de ir sin
maquillaje. No porque sí me sentía un poco desnuda, si no porque Joe había
puesto en mi mente la sugerencia de no usar maquillaje. En un esfuerzo para
hacerme sentir mejor, me dije que mi dignidad no estaba en juego y tampoco mi
orgullo. Me dieron una sugerencia y yo estaba dispuesta a llevarla a cabo. Lo que
no quería reconocer es que específicamente había escogido una noche en donde
sabía que no vería a Joe para que él la aprobara.



***


Media hora después Demi condujo hasta la entrada de Delphic Seaport. Fuimos
forzadas a estacionarnos en el lado más lejos del lote de estacionamiento,
debido al pesado tráfico del fin de semana de inauguración. El pueblo se
encuentra justo en la costa, así que Delphic no es conocido por su buen clima.
Un suave viento había comenzado, haciendo que las bolsas de hojuelas de maíz y
envolturas de dulces se envolvieran alrededor de nuestros tobillos mientras Demi
y yo caminábamos hacia la ventanilla de entradas. Hacía mucho que los árboles
habían perdido sus hojas y las ramas amenazaban sobre nosotras, como dedos
inconexos. El auge de Delphic Seaport duraba todo el verano junto con un parque
de diversiones, mascaradas, leedoras del tarot, músicos gitanos y un
espectáculo de fenómenos. Jamás podré estar segura si las deformidades humanas
eran reales o si solo eran una ilusión.


“Un adulto, por favor,” le dije a la mujer de la ventanilla de entradas. Ella
cogió mi dinero y deslizó bajo la ventanilla una banda para la muñeca. Luego
sonrió, mostrando unos colmillos plásticos de vampiros, pintados con labial
rojo.


“Que la pasen bien,” dijo con una voz sin aliento. “No olviden probar nuestra


recién remodelada atracción.” Ella golpeó su lado del cristal, señalando a una
pila de mapas del parque y volantes.


Yo tomé uno de cada uno mientras caminaba hacia la entrada giratoria. El volante
decía:


¡La nueva sensación del Parque de Diversiones Delphic! El Arcángel ¡Remodelado y
Renovado! Cae del cielo en esta caída vertical de cien pies.



Por encima de mi hombro, Demi leyó el volante y sus uñas amenazaban con perforar
la piel de mi brazo. - “¡Tenemos que ir a eso!” Exclamó.


- “A lo último,” prometí, esperando que si íbamos primero a las otras
atracciones, ella se olvidaría de esta. Desde años no le he temido a las
alturas, probablemente porque desde años he estado convenientemente evitándolas
y no estaba segura si estaba lista para saber si el tiempo había borrado mi
temor a ellas.


Después de montarnos en la estrella, en los carritos chocadores, en la
atracción de la Alfombra Mágica y jugar en los juegos de las casetas, Demi y yo
decidimos que era tiempo de buscar a Elliot y a Jules.


- “Jmm,” dijo Demi, mirando a todas partes del camino que cruzaba el parque.
Ambas nos quedamos calladas pensando.


- “En los videojuegos,” dije por último.


- “Bien pensado.”


Acabábamos de pasar por la entrada de los videojuegos cuando lo vi. No a
Elliot. Tampoco a Jules.


Joe.


Él me miró desde su videojuego. Llevaba puesta la misma gorra de béisbol que
cuando lo vi en ED y esta le tapaba casi toda la cara, pero estaba segura de
que vi una rápida sonrisa. A primera vista parecía amistoso, pero luego recordé
cómo él entró en mis pensamientos y me puse fría hasta los huesos.


Por suerte Demi todavía no lo había visto y la llevé hacia donde estaba toda la



gente, dejando a Joe fuera de la vista. Lo último que necesitaba era que ella
sugiriera ir a donde él y comenzar una conversación.


- “¡Allí están!” Dijo Demi, moviendo el brazo sobre su cabeza. “¡Jules! ¡Elliot!
¡Por aquí!”


- “Buenas noches, damas,” dijo Elliot, abriéndose camino entre la multitud.
Jules caminaba tras él, luciendo tan entusiasmado como un pastel de carne hecho
hace tres días. “¿Puedo comprarle a ambas una Coca-Cola?”


- “Me parece bien,” dijo Demi. Ella estaba mirando directamente a Jules. “Que la
mía sea dietética.”


Jules masculló una excusa de que tenía que ir al baño y se volvió a perder en
la multitud.


Cinco minutos después, Elliot regresó con las Coca-Colas y luego de que nos las
entregara, frotó sus manos y contempló el suelo. - “¿Por dónde comenzamos?”


- “¿Qué pasa con Jules?” Preguntó Demi.


- “Él nos encontrará.”


- “Hockey de mesa,” dije inmediatamente. El hockey de mesa estaba al otro lado
de los videojuegos. Mientras más lejos de Joe, mejor. Me dije que era una
coincidencia el que él estuviera aquí, pero mis instintos decían lo contrario.


- “¡Ah, mira!” Interpuso Demi. “¡Fútbol de mesa!” Ella ya estaba zigzagueando
entre la multitud, abriéndose camino hasta una mesa libre. “Jules y yo contra
ustedes dos. Los perdedores comprarán pizza.”


- “Muy justo,” dijo Elliot.


El fútbol de mesa hubiera estado bien, si esta no hubiera estado a tan corta
distancia de dónde Joe estaba jugando. Me propuse ig(tn)rlo. Si me mantenía
de espaldas a él, difícilmente notaría que estaba ahí. Quizá Demi tampoco lo
vería.


- “¿Oye, (tn), no es ese Joe?” Dijo Demi.


- “¿Jmm?” Dije inocentemente.


Ella señaló. - “Allí. Ese es él ¿cierto?”


- “Lo dudo. ¿Elliot y yo seremos el equipo blanco?”


- “Joe es el compañero de biología de (tn),” Demi le explicó a Elliot. Ella me
lanzó una guiñada traviesa, pero adoptó una expresión inocente al momento que
Elliot le dio su atención. Sutilmente, sacudí la cabeza, transmitiéndole
silenciosamente que se detuviera.


- “Él sigue mirando para acá,” Demi dijo bajando la voz. Ella se reclinó contra
la mesa del fútbol, intentando que nuestra conversación pareciera privada, pero
ella susurró tan alto, que Elliot no tuvo más opción que escuchar. “Se está
preguntando qué haces aquí con…” Ella balanceó su cabeza hacia Elliot.


Yo cerré los ojos e imaginé que golpeaba mi cabeza contra una pared.


- “Joe ha dejado bien claro que quiere ser para (tn) algo más que compañero
de biología,” continuó Demi. “Y nadie puede culparlo.”


- “¿Es cierto eso?” Dijo Elliot, mirándome de una manera que decía que no
estaba sorprendido. Que él ya lo sospechaba. Noté que él se acercó más a mí.


Demi me lanzó una sonrisa triunfante. Me lo agradeces después, decía.


- “No es eso,” corregí. “Es…”


- “Peor que eso,” dijo Demi. “(tn) sospecha que él la está siguiendo. La policía
está a punto de envolverse.”


- “¿Por qué no jugamos?” Dije en voz alta y tiré la bola al centro de la mesa,
pero nadie lo notó.


-“¿Quieres que hable con él?” Me preguntó Elliot. “Le explicaré que no estamos
buscando problemas. Le diré que estas aquí conmigo y que si tiene algún problema lo
puede discutir conmigo.”


Esta no era la dirección que quería que tomara nuestra conversación. Para nada.
- “¿Qué le pasó a Jules?” Dije. “Se ha ido por mucho tiempo.”


- “Sí, quizá se cayó en el inodoro,” dijo Demi.








- “Déjame hablar con Joe,” dijo
Elliot.


Aunque apreciaba su preocupación, no me gustaba la idea de Elliot hablando cara
a cara con Joe. Joe era un factor X: intangible, daba miedo y era
desconocido. ¿Quién sabe de qué era capaz? Elliot era demasiado bueno para ser
enviado en contra de Joe.


- “Él no me asusta,” dijo Elliot, como desaprobando mis pensamientos.
Obviamente esto era algo en lo que Elliot y yo no estábamos de acuerdo.


- “Mala idea,” dije.


- “Gran idea,” dijo Demi. “De otra manera, Joe podría volverse…
violento. ¿Recuerdas la última vez?”


¿La última vez? Le dije a Demi, articulando sin pronunciar palabra.


No tenía idea de por qué Demi estaba haciendo esto, aparte de que ella tenía una
tendencia a hacer todo lo más dramático posible. Su idea de drama era mi idea
de una mórbida humillación.


- “Sin ofender, pero este chico suena como un arrastrado,” dijo Elliot. “Dame
dos minutos con él.” Él comenzó a caminar.


- “¡No!” Dije, agarrándolo por la manga para detenerlo. “Él, eh, podría ponerse
otra vez violento. Déjame lidiar con esto.” Fulminé a Demi con la mirada.


- “¿Estas segura?” Dijo Elliot. “Estaría muy feliz de hacerlo.”


- “Creo que es mejor si se lo digo yo.”


Froté mis manos en mis jeans y luego de respirar tranquilamente, comencé a
cerrar la distancia entre Joe y yo, la cual se trataba del ancho de unas
cuantas consolas de videojuegos. No tenía idea de qué le iba a decir cuando
llegara a él. Con suerte, solo un breve hola y luego podría regresar y
asegurarle a Elliot y a Demi que todo estaba bajo control.


Joe estaba vestido con su ropa usual: camisa negra, jeans negros y una
delgada gargantilla de plata que brillaba sobre su oscura complexión. Sus


mangas estaban enrolladas hasta los codos y podía ver sus músculos trabajando
mientras él presionaba botones. Él era alto, delgado y sólido y no me hubiera
sorprendido si bajo su ropa tuviera varias cicatrices, legados de peleas
callejeras y otras conductas imprudentes. No es que yo quisiera ver bajo su
ropa.


Cuando llegué a la consola de Joe, la golpeé por el lado para llamar su
atención. Con la voz más calmada que pude lograr, dije, - “¿Pac-Man? ¿O es
Donkey Kong?” La verdad, parecía un poco más violento y militar.


Una lenta sonrisa se expandió en su rostro. - “Béisbol. ¿Crees que puedas
pararte tras de mí y darme un par de instrucciones?”


Bombas explotaron en la pantalla y cuerpos gritando navegaron en el aire.
Obviamente él no estaba jugando béisbol.


- “¿Cuál es su nombre?” Joe preguntó, señalando con la cabeza casi
imperceptiblemente hacia la mesa de fútbol.


- “Elliot. Mira, debo hacer esto rápido. Me están esperando.”


- “¿Lo he visto antes?”


- “Él es nuevo. Se acaba de transferir.”


- “Primera semana en la escuela y ya hizo amigos. Que suerte tiene.” Él me
deslizó una mirada. - “Podría tener un lado tenebroso y peligroso del cual no
conocemos.”


- “Parece ser mi especialidad.”


Esperé a que él captara lo que yo quería decir, pero él solo dijo, - “¿Quieres
jugar?” Él inclinó su cabeza hacia más allá de los videojuegos. Hacia la
multitud en dónde solo podía ver mesas de billar.


- “¡(tn)!” Gritó Demi. “Ven aquí. ¡Elliot me está ganando!”


- “No puedo.” Le dije a Joe.


- “Si yo gano,” él dijo, como si no tuviera ninguna intención de ser rechazado,
“le dirás a Elliot que pasó algo. Le dirás que ya no estarás libre esta noche.”

No podía evitarlo; él era demasiado arrogante. Dije, - “¿Y si yo gano?”


Sus ojos me observaron de la cabeza a los pies. Su sonrisa vino fácil. - “No
creo que debamos preocuparnos por eso.”


Antes de que pudiera detenerme, golpeé su brazo.


- “Cuidado,” él dijo en voz baja. “Ellos podrían creer que estamos flirteando.”


Me dieron ganas de patearme porque eso era exactamente lo que estábamos
haciendo. Pero no era mi culpa, era de Joe. Estando cerca de él,
experimentaba una confusa polaridad de deseos. Parte de mi quería correr, alejarme de
él gritando, ¡fuego! y una parte más imprudente estaba tentada de ver
qué tan cerca podía llegar sin… quemarme.


- “Una mesa de billar,” él tentó.


- “Estoy aquí con otra persona.”


- “Ve hacia los billares, yo me encargo de lo demás.”


Yo me crucé de brazos, esperando lucir severa y un poco exasperada, pero al
mismo tiempo, tuve que morderme el labio para no mostrar una reacción levemente
más positiva. -“¿Qué vas a hacer?
¿Pelear con Elliot?”


- “Si tengo que hacerlo.”


Estaba casi segura de que él estaba bromeando. Casi.


- “Se acaba de vaciar una mesa. Ve y ocúpala.” Yo… te… reto.


Me puse rígida. - “¿Cómo haces eso?”



Cuando él no lo negó inmediatamente, sentí un poco de pánico. Era real. Él
sabía exactamente lo que estaba haciendo. Las palmas de mis manos comenzaron a
sudar.


- “¿Cómo haces eso?” Repetí.

Él me sonrió maliciosamente. - “¿Hacer qué?”


- “No hagas eso,” le advertí. “No finjas que no lo estas haciendo.”


Él reclinó un hombro contra la consola y bajó la vista hacia mí. - “Dime qué es
lo que se supone que estoy haciendo.”


- “Mis… pensamientos.”


- “¿Qué pasa con ellos?”


- “Ya basta, Joe.”


Él observó a todos lados de una manera teatral. - “No dirás… que estoy hablándole a tu
mente
¿cierto? ¿Sabes lo loco que suena eso?”


Tragando, dije lo más calmada que pude, - “Tú me asustas y no estoy segura de
que seas bueno para mí.”


- “Yo podría hacerte cambiar de opinión.”


- “¡_________(tn)!” Se escuchó la voz de Demi llamar sobre todas las voces y los
sonidos electrónicos.


- “Encuéntrame en el Arcángel,” dijo Joe.


Me alejé un paso. - “No,” dije impulsivamente.


Joe se me acercó por detrás y un escalofrío recorrió mi espina. - “Te estaré
esperando,” me dijo al oído. Luego salió de los videojuegos.

continuara q tal les gusto ....?
ElitzJb
ElitzJb


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Mensaje por JB&1D2 Jue 21 Jun 2012, 7:48 pm

Oh me encantaron los dos cap
pero Joe que liso es....Bueno siguelaaaa
JB&1D2
JB&1D2


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Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn - Página 2 Empty Re: Un Ángel Caido y un Amor Prohibido (1.era y 2.da Tmprd) Terminada joe y _Tn

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