Re: Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA)

por **berenice_89** Miér 25 Abr 2012, 9:41 am

MOLESTANDO DE NUEVO HAHA

por **jonatic&diectioner** Miér 25 Abr 2012, 10:48 am

siguela...q capitulo mas genial de lo genial!!! me muero si no la sigues..xfaa.........

por **aranzhitha** Miér 25 Abr 2012, 12:39 pm

siguela!!!!

por **chelis** Miér 25 Abr 2012, 3:16 pm

PORFIISSS

por **aranzhitha** Miér 25 Abr 2012, 6:51 pm

:( :( :( :( siguela

por **berenice_89** Miér 25 Abr 2012, 11:45 pm

SIGUELA

por **andreita** Jue 26 Abr 2012, 1:05 pm

CAPPPPPPPPPPPP

por **chelis** Jue 26 Abr 2012, 1:59 pm

PPOOORFIIIIISSS

por **DanieladeJonas** Jue 26 Abr 2012, 3:09 pm

estoy muriendo sin tu nove!!!

siguela pronto!!!

por **chelis** Jue 26 Abr 2012, 3:36 pm

por **berenice_89** Jue 26 Abr 2012, 6:23 pm

PORQUE NO SUBES?

por **ElitzJb** Jue 26 Abr 2012, 6:44 pm

ok ya estoy aqui con nuevo capitulo no desesperen se q este capitulo les encantara muchisimo es very very hot hot espero q les guste como me encanto a mi las cosas se pondran mas q calientes :twisted:
ah y no habia subido capitulos xq estoy leyendo un libro q me deja loca es muy bueno bueno no las entretengo mas disfruten del capitulo

Capítulo 9: Primera Parte
Pecado Mortal

Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 9 95040483

Sus manos se aventuraron hasta el botón de mi pantalón, lo desabrochó con urgencia y deslizó el cierre. Antes de continuar desvistiéndome besó mi abdomen plano y descubierto, en el interior de mi estómago sentía el típico cosquilleo de nerviosismo, o una especie de vacío como cuando te elevas por los aires, tan placentero como insoportable y tan satisfactorio como paralizante, sentía mi pecho cerrarse, el aliento de Joe en mi cuello, su piel desnuda empezando quemarme, el peso de su cuerpo, el calor que manaba, sus ojos mirándome con deseo, sus labios sobre los míos, sus músculos templándose, sus jadeos excitantes. Entrelacé mis dedos en su cabello, tiré de su pelo con suavidad para acercar más su rostro al mío, él también metió sus dedos entre las greñas de mi pelo mientras su lengua penetraba en el interior de mi boca. Cada movimiento era desenfrenado, como si el deseo fuera incontrolable.
–Así que… yo soy tu próxima víctima –departí en voz baja y sorprendentemente sensual.
–¡Oh si! Contigo iré directo al infierno, nena –balbuceó Joe–. Eres todo un pecado mortal.
Como una manzana prohibida, pensé.
Iba a olvidarme de pronto de todas las reglas, estaba a punto de cometer un grave error, un grave pero placentero error, pero me propuse disfrutarlo como si fuera mi último día de vida.
Mientras besaba su cuello repentinamente tenía su sangre en mi boca, una de mis mordidas se había pasado de tono sin que yo pudiera evitarlo, entonces tenía su piel bajo mis labios, mis colmillos enterrados en su garganta y mi lengua degustando toda esa sangre que corría a través de mi boca y se extendía por mi garganta, Joe profirió un grito ahogado por los besos y se aferró a mí con más fuerza al sentir el dolor cuando yo lo mordía, con urgencia necesitaba algo más, mis impulsos me pedían más, cada vez que probaba su sangre y mordía su cuello se alteraban mis sensaciones y mis hormonas, al tiempo que continuaba probando su sangre aproximé su rostro a mi cuello necesitando que lo hiciera, que me mordiera sin piedad, y eso fue lo que pasó. Tuve que morder más fuerte su cuello para ahogar el grito estancado en mi garganta. Yo bebía su sangre y él la mía, probábamos de primera mano nuestros secretos enterrados en lo más hondo de nuestro ser, empezábamos a conocer cada gesto, cada perfecto detalle de nuestra alma, si es que teníamos alguna.
En cierto punto el sabor de la sangre se convirtió en algo tan revelador que decidimos dejar de mordernos, los colmillos de Joe se deslizaron fuera de mi garganta, yo también repetí la acción, recorrí su herida nueva con mi lengua para limpiar los últimos rastros de sangre, Joe hizo lo mismo. Besamos nuestros ensangrentados labios que aún tenían el sabor uno del otro. El sabor de Joe era suculento, exquisito, impecable, satisfactorio y mejor que cualquier otro sabor, no sólo el sabor de su sangre, sino además el sabor de su cuerpo, de sus labios, de sus besos, sabía a cielos.
Él arrodillado en la cama sobre mis caderas y yo acostada entre sus piernas, comenzó a arrancarse el cinturón y a desabrochar su pantalón y así de rápido fue corriendo mis pantalones a través de mis piernas para sacarlos. Posé mis manos en el borde de sus Jeans. En minutos ambos estábamos sólo en ropa interior, él con sus bóxers ajustados mientras yo sentía que la temperatura de mi cuerpo aumentaba.
Con cientos de caricias más terminamos por desnudarnos completamente, y ahora me sentía más necesitada, nunca había sentido una necesidad tan grande por placer.
Joe entró en mí, nos convertimos en una sola persona moviéndose al ritmo de la satisfacción que causábamos uno sobre el otro. Su cuerpo me embestía con furor y pasión, sus gemidos eran una satisfactoria melodía para mí, sus manos aferradas a mí me hacían sentir que me necesitaba, pude llorar de dolor y satisfacción, todo al mismo tiempo. Sensaciones abarrotadas en mi interior, sus manos tocándome, esos besos que dejaba esparcidos en mis pechos.
–¡mmmmm _______! –gimió revolviéndose de placer.
Sin darme cuenta yo había mordido su hombro en los momentos más apasionados y clavaba mis dedos en su espalda. Él apretaba sus dientes contra sus labios.
–Joe –dije a cambio con voz entrecortada y ronca.
Él y yo estamos sin aliento, sin habla, sin respiración, agitados, con el corazón latiendo a mil por segundo y las sensaciones a flor de piel. Él estaba sonrojado de forma increíble e inverosímil, su rostro estaba refulgente, sus labios hinchados y más rojos que de costumbre.
Experimenté sensaciones que jamás había sentido en mi vida, descubrí partes de mi cuerpo que ni siquiera imaginé que existían. La experiencia fue absolutamente increíble, extraordinaria, prodigiosa, asombrosa, fantástica, indescriptible, era mi primera vez y no me arrepentía, fui irresponsable, tonta, estúpida, perdí la razón, me comporté como una cualquiera, seduje a un hombre, no fue más que un desliz, una tentación en la que caí, pero era la estupidez más grande de la que nunca me habría arrepentido, era el traspié más complaciente que podía existir, era la tentación más inexorable y más cercana al paraíso.

Agotados y con la respiración agitada terminamos de hacer el amor y seguíamos besándonos como si todavía no hubiéramos tenido suficiente.
–¿Por qué no me dijiste que tú eras virgen? –susurró Joe a mi oído, su voz se transmitía como ondas vibratorias que me erizaban la piel.
Lo abracé, pensando en si habíamos hecho el amor o si para él sólo había sido sexo.
–¿Cómo lo supiste? –musité con cierto nerviosismo, miedo en realidad.
–Digamos que tengo experiencia –sonrió y me dio un corto beso en los labios–. Si te soy sincero, nunca sospeché que fueras virgen.
–Ya no lo soy –mi voz sonaba arrepentida pero no, no lo estaba.
–Eso me consta –me dedicó una sonrisilla, acarició mi rostro con sus manos. Fue un gesto tan cercano que me estremecí–. ¿Te arrepientes?
Negué con la cabeza con inseguridad.
–¿Tú? –cuestioné. Necesitaba saberlo.
–Por Dios, ¿cómo hacerlo? Eres mejor en la cama que cualquier experta. Muy buena, excelente, casi la mejor –me respondió.
¿Casi la mejor? ¿Y quién era la mejor?
Bueno, al menos debía alegrarme porque lo hice bien.
Me cubrí con las sábanas de Joe para salir de la cama. ¿Cómo podía avergonzarme de estar desnuda frente a él después de lo que habíamos hecho?
Joseph no dejaba de mirarme desde su cama mientras yo buscaba mi ropa en su habitación, él estaba cubierto de su cintura para abajo con otra de sus fundas, lo que dejaba a la vista su abdomen, su vientre, su pecho y sus regalados y poderosos brazos, apoyaba su cabeza en sus manos sin dejar de mantener aquella perfecta sonrisa blanca dotada de colmillos.
Mi ropa interior volvió a donde debía estar, en mi cuerpo, y mi camisa pues... No era más que dos trozos de tela rasgada. Prácticamente todavía desnuda me volví hacia Joe para reclamarle lo que había hecho con mi ropa.
–¿Ahora qué me voy a poner? No tenías que ser tan salvaje –gruñí en broma.
–Me gustaría verte con una de mis camisas –contestó de inmediato.
Se levantó envolviendo sus caderas con la otra sábana, su ropa no estaba acomodada en el armario, seguía en su bolso que había traído cuando nos mudamos hasta el castillo, rebuscó entre sus cosas y me aventó un sweater que a él le hubiera quedado extraordinariamente bien y que a mí me quedaría colgando como un enorme camisón.
Entré en su sweater y Joe no paró de verme, se aproximó a mí, me tomó del mentón y me dio un suave beso con su mirada pícara, los ojos entrecerrados iluminados y el rostro ruborizado.
–Te ves muy sexy –aseveró.
Enrojecí de forma notable. Mi corazón se paralizó.
Devolví mis pantalones a mis piernas, arremangué las larguísimas mangas del sweater, arreglé mi cabello con mis manos y salí de la habitación de Joe en silencio total, sin decirle siquiera adiós.
Suspiré recostada del lado afuera de la puerta, entrelacé mis dedos en mi cabello luchando con mi consciencia que me atormentaba por lo que acababa de hacer. No sólo pensaba en nick quien con seguridad se enojaría si llegaba enterarse de eso, también pensé en mi familia, en la gran decepción que hubiese sido para mis padres si hubiera hecho algo así en mi vida humana. La culpabilidad estaba volviéndome loca. No era arrepentimiento, era culpa.

Esa misma noche me encerré la habitación, me recosté en mi cama sin lograr conciliar el sueño. ¿Quién podría dormir con tantas cosas en las que pensar? ¿Y por qué demonios Joe no se salía de mi cabeza? Justo cuando empezaba a quedarme dormida percibí por segunda vez el golpeteo en las puertas del balcón. Irritada me levanté de la cama y removí las cortinas. Otra vez estaba Darius allí, con su tez pálida y su aspecto desaliñado, lo dejé entrar, no me saludó.
–No es nick de quien debes desconfiar –casi gritó.
Me sorprendí por su actitud.
–¿Y acaso me espías? –rezongué con el mismo tono que él usó–. ¿Y quién se supone que eres para decirme en quien confiar y en quien no? ¿Y si quieres advertirme de algo por qué no te dejas de rodeos y me dices quien es la persona en la que no debo confiar? ¿Y qué te importa si me hago daño o confió en gente peligrosa? Darius Ross.
–Sólo dime Darius. Es mi trabajo advertirte, si quieres o no tomarme en cuenta es tu problema y te aviso que las cosas se pondrán feas –terminó por decir.
Lo vi volver al balcón y volvió a irse saltando desde las alturas.
¿Qué se cree este chico? Pensé y luego solté un resoplido.

La siguiente noche yo me paseaba por la casa caminando de un lado a otro llena de ansiedad, con mi cuello envuelto en una bufanda para ocultar aquella mordida de la pasada noche, Joe por su parte lo ocultaba levantando el cuello de su abrigo, nick ya había hecho su rutina de desaparecer esa noche, Adolph había salido a algún lugar, Alan miraba el único televisor en toda la casa y Nina...
–¡________ MOORE!!! –gritó ella desde el cuarto de lavado.
Entrecerré los ojos y fruncí el ceño al oír mi llamado, a marcha rápida me dirigí hasta donde ella estaba.
La vi ahí erguida, con los ojos verdes echando fuego y enojadísima, llevaba una peluca de color azul brillante de cabello liso y también corto hasta su cuello.
–¿Qué diantres has hecho con mi ropa? –señaló mostrándome el trozo de tela de lo que quedaba de la camisa que Joe me había arrancado.
Ella estaba estrechamente enfurecida.
Tragué saliva, la miré con expresión pálida pero tratando de parecer divertida o agradable.
–Me pregunto cómo rayos has podido hacer esto –volvió a mostrarme de cerca el trozo de camisa y lo aventó a la papelera, luego me examinó con osadía y duda, alzando una de sus cejas, inspeccionándome como un detective–. ¿Te acostaste con nick?
Abnegué radicalmente perturbada.
–Eso aún no pasa Nina –seguí negando pero mi nerviosismo era obvio.
–¿Te acostaste con Joe?
Me sobresalté, mis ojos se abrieron como platos.
–Nina por favor. Qué cosas dices –solté una estúpida risilla nerviosa.
Ella me miró con malicia.
–¡No lo puedo creer! –chilló Nina–. Sí lo hiciste.
Tiró de mi bufanda haciendo que ésta se desenvuelva de mi cuello y dejándolo descubierto. Nina abrió la boca de par en par al ver mi nueva mordida.
Le arrebaté de las manos la bufanda.
–¿Cómo sabes si no fue con nick? –interrogué insegura.
–Te pusiste nerviosa cuando dije Joe. Sí lo hiciste, puedo verlo. Dejas a la vista todas las evidencias en tu rostro, y puede que el sweater de Joe esté repentinamente inundado de tu olor –concluyó Nina sacando de la cesta de ropa sucia el sweater de Joe que yo había utilizado.
Maldije las habilidades vampíricas, estúpido olfato súper desarrollado.
–No hice nada con Joe –renegué devolviendo la bufanda a mi cuello.
–Admítelo de una vez, ______. A menos que tengas otra explicación para que hayas roto en dos mi camisa favorita –cruzó sus brazos en su pecho.
Suspiré conforme.
–¡Lo siento! –casi grité con irritación. Lo sentía por su camisa favorita.
Ella sonrió.
–Puedes mentirme pero yo sé lo realmente pasó.
–No pasó nada –mentí y salí de esa habitación.

De camino a la sala, mientras recorría el pasillo principal se atravesó en mi camino Harvey, me sonrió, el gato negro apareció a su lado.
–Hola preciosa –me dijo Harvey–. Vamos a jugar hoy.
Su mirada se transformó, tenía una mirada hambrienta y cuando amplió su sonrisa vi un par de colmillos puntiagudos exhibiéndose. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo no pude notar que Harvey era un vampiro? Era él en quien no debía confiar, supuse que de él hablaba Darius.
–Vampiro, ¿eh? –balbuceé–. ¿Por qué rayos no me di cuenta?
–Sé ocultarlo muy bien –aseguró.
En el tiempo que pude pestañear Harvey se abalanzó sobre mí, me arrojó fuertemente hacia la pared, tan fuerte sentí como la pared se agrietaba tras mi espalda, contuve el llanto de dolor, cerré los ojos sintiendo adolorida todas las partes de mi cuerpo. Si hubiese sido humana hubiera perdido el conocimiento, pero era vampiro y mi cuerpo estaba prácticamente desmayado de dolor, creí que me había roto unos cuantos huesos. Harvey me cargó en brazos, fui incapaz de impedírselo, apoyé mi mano en mi cabeza
adolorida, todo se veía borroso, él mayordomo se dirigió conmigo en brazos a las afueras de la mansión hasta un sótano. El lugar estaba lo sufrientemente oscuro para que ningún humano pudiera ver, sin embargo yo si podía ver debajo de toda esa espesa oscuridad a las tres hermanas mellizas con sus caras de ángeles góticos, y mas allá se observaba a Adolph y a nick atados con cadenas a la pared de piedra, el lugar era algún tipo de calabozo, había celdas por doquier, el suelo y las paredes eran de sólida roca.
–Traje a la novata –masculló el mayordomo.

hasta aqui
ahora diganme q tal les gusto baba

x favor no me odien :(

por **DanieladeJonas** Jue 26 Abr 2012, 7:47 pm

what!!??? como la dejas ahi??!!!!

primero me matas con la escena de amor de Joe y la rayis!!!

y luego cuando logro revivir para terminar de leer vuelvo a morir al

enterarme que ya saben que son vampiros y tienen a Adolph y a Nick!!!

lo dije y lo repito...eres perversa!!!! siguela pronto o te juro que me

acabare mis uñitas de la intriga!!! ESTA NOVE SI ES ADICTIVA!!!

por **aranzhitha** Jue 26 Abr 2012, 7:54 pm

pero es que eres diabolica NyJ como la dejas asi me vas a causar algo si muero sera por ti porque me dejas intrigada
Awwww Joe Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 9 779977

Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 9 779977

me imagine todo y santo dios me mori y volvi para morir de nuevo que HOT estuvo el encuentro pobre rayita no sabe disimular jaja pero Joe en serio que sexy es Tentación y Seduccion I y II temporada Joe Jonas & Tu (TERMINADA) - Página 9 779977

Entonces las brujas les tendieron una trampa a ellos?? Los van a matar ??? Que va a pasar???? Pobre Nick que no le pase nada que tambien es mio al igual que Joe los dos son mios, malditas brujas
Uff hoy si me inspire escribiendo :)
Siguela!!!

por **aranzhitha** Jue 26 Abr 2012, 7:59 pm

morire y pesara en ti :( :(

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