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Fiesta privada-Joe y Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Chicas no saben lo feliz que me hace saber que tengo 3 nuevas lectoras :) ya que hace poco el foro lo cerraron por mantencion y me borraron 33 noves y perdi a todas mis lectras, porsupuesto menos a yhosdaly que ella me busco por cielo mar y tierra asta encontrar mi nove xD bueno un beso y muchas gracias por leer la nove
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
porfavor a todas las chicas de Mexico que me digan si estan bien ya que me entere del sismo 7.6 que sufrieron ojala no halla ningun problema, ademas se lo que es estar en un terremoto ya que soy chilena y vivi uno en carne propia hace 2 años...
bueno un beso y toda mi fuersa para ustedes
:)
Capítulo
11
bueno un beso y toda mi fuersa para ustedes
:)
Capítulo
11
Las palabras de _________ seguían resonando en la cabeza de Joe dos días
después, mientras intentaba concentrarse en los preparativos de la boda que se
iba a celebrar al cabo de una semana. Prométeme que no vas a desaparecer. Dios.
Pero si era ella la que se iba; en dos días, para ser exactos. Y debería
sentirse aliviado. Le había estado costando concentrarse lo que no está en los
escritos y una vez que _________ se fuera, quizá al fin podría centrarse en la
boda del infierno.
Pero lo único que ansiaba era meterse en la bolsa de lona de Louis Vuitton de
_________ y seguirla hasta San Francisco.
Esa mañana, en la cama, había sentido la tentación incluso mayor de pedirle que
se quedara para que pudieran averiguar de una vez lo que había entre ellos.
Pero Joe conocía a la familia de _________ y sabía que el deber la llamaba. Lo
había notado en el ceño que había fruncido la frente femenina cuando se había
asomado al balcón de Joe. Con sus vacaciones a punto de terminar, la vida real
y todas sus preocupaciones comenzaban a hincar las garras en _________ para
apartarla de la isla y llevarla de regreso con su familia y un mundo donde no
había sitio para él.
Pero tampoco importaba, se recordó Joe con fiereza. No era como si estuviera
listo para sentar la cabeza y tener una relación para el resto de su vida, ni
siquiera con _________.
¿Entonces por qué anhelaba la presencia de aquella mujer por encima de todas
las cosas? Al principio había intentado achacarlo a la satisfacción de una
fantasía. Después de todo, llevaba casi una década codiciándola. Era de esperar
que se permitiera ciertos lujos.
Pero ya habían pasado cuatro días. Cuatro de los días más asombrosos de su
vida, una vida superficial y emocionalmente en quiebra, y Joe comenzaba a
preguntarse qué tendría para ofrecerle su existencia una vez que se fuera
_________.
Sacudió la cabeza e intentó olvidarse de unos pensamientos tan ridículos.
Estaba drogado por el sexo. Eso era todo. El sexo con _________ era mucho mejor
de lo que lo había sido en mucho tiempo —está bien, nunca— con nadie, tanto que
estaba dominado por la novedad. ¿Pero y si _________ se quedaba allí con él? El
lustre se desgastaría y con el tiempo dejarían de obsesionarle sus espesos
rizos rubios y la sensación que sentía cuando le rozaban los muslos cuando
_________ bajaba la cabeza para…
—¡Tierra llamando a Joe!
La bola arrugada de papel lo golpeó en toda la boca entreabierta.
—Tienes que llamar al proveedor de licores otra vez —dijo Carla mientras
agitaba una factura delante de él—. El precio que nos dio por el champán, es
inferior a lo que nos está cobrando.
Joe sacudió la cabeza en un intento de despejarla de cualquier visión de
_________ y su perfecta y rosada boquita.
—Perdona. Estoy un poco distraído.
Carla puso los ojos en blanco.
—Eso es porque tienes toda la sangre en la otra cabeza.
Joe esbozó una sonrisa avergonzada pero no discutió. Carla tenía razón y estaba
empezando a ser un auténtico problema. En los últimos cuatro días, Joe había
cometido un error en el pedido del catering, se había liado con las reservas de
la familia de la novia y había colocado a ocho de ellos en una quinta de dos
dormitorios en lugar de en una de las mansiones, y sin querer había puesto la
dirección de la novia en un email que le había mandado a Carla y en el que llamaba
a la futura esposa «fulana malcriada y más agarrada que un chotis.
Menos mal que Carla había podido solucionar sus desastres. Incluso así, y si no
faltara solo una semana para la boda, a Joe no le cabía duda de que la novia ya
habría cambiado de escenario.
—Esto no es propio de ti —dijo Carla por centésima vez esa semana—. Por lo
general siempre estás muy centrado. Jamás te había visto ponerte tan tonto por
una mujer.
Joe hizo una mueca y clavó los ojos en las facturas que tenía encima de la
mesa. Por eso precisamente debería alegrarse de que _________ se fuera en un
par de días. Estaba distraído por completo en un momento en el que, desde
luego, no podía permitírselo. Esa boda podía ser un don del cielo para sus
relaciones públicas o un desastre, y estaban tan cortos de personal que tanto
Carla como él tenían que concentrarse al cien por cien en la boda y en llevarla
a su fin sin ningún contratiempo.
Sin embargo, se había pasado la mañana luchando contra el impulso de
escaquearse del trabajo, ir a buscar a _________ y arrastrarla hasta su casa.
Pero se tragó el resentimiento de tener que desperdiciar en el trabajo un solo
momento de los días que le quedaban a ella en la isla y se centró en lo que le
estaba diciendo Carla.
—No quería decirte nada —continuó Carla— porque lo cierto es que pareces feliz,
pero te necesito aquí, Joe. No puedo hacer esto sola y lo sabes.
—Es verdad, lo sé. Y desde ahora mismo, ya estoy aquí, al cien por cien.
_________ tendrá…
—¿Yo tendré qué?
Joe sintió que el cerebro se le convertía en gachas cuando la causa de su
distracción .apareció en la puerta de su despacho con un aspecto delicioso, con
aquel alegre vestido de playa estampado de flores y sujeto por unos tirantes
muy finos. Calzaba unas chanclas de tacón alto muy poco prácticas y la mirada
masculina se tropezó con el reflejo plateado del anillo que le rodeaba el
cuidado dedo corazón del pie derecho.
Joe sintió una tensión incómoda en la entrepierna cuando recordó que había
estado chupando ese mismo dedo esa mañana, con el pie de _________ apoyado en
su hombro mientras su polla se abría camino por el sexo femenino. Poquito a
poco, centímetro a centímetro, tal y como a _________ le gustaba…
—¿Yo tendré qué? —repitió _________.
Joe le echó una rápida mirada a Carla, que lucía una expresión severa y
expectante. Trabajar. Eso. Centrarse. Cómo no.
—Tendrás que entender que tengo que anular el almuerzo para poder resolver unos
detalles de la boda que estamos organizando.
—La actriz, ¿no? —preguntó _________ mientras se acercaba al escritorio de Joe
para mirar por encima de su hombro.
Carla le lanzó a Joe una mirada furiosa.
—¿Se lo has dicho? ¿Sabes cuántas veces me ha puesto a parir Dan el Capullo
insistiendo en lo importante que es que nadie averigüe que Jane va a celebrar
su boda aquí? —Dan el Capullo era el apodo cariñoso que le había dado Carla al
jefe de seguridad de Jane—. Te juro que si aparece por aquí un solo periodista,
yo te mato.
_________ intervino antes de que Joe pudiera responder.
—No tienes nada de qué preocuparte. —Y levantó una mano para darle énfasis—.
Créeme, entiendo la necesidad de discreción que exige el tema.
Carla asintió y se volvió a acomodar en su sillón mientras lanzaba, un suspiro
exasperado.
—A decir verdad, parte de mí siente la tentación de filtrárselo a la prensa
para que Jane cancele la boda. Está siendo un auténtico coñazo con todo —dijo
Carla.
Antes de que Joe pudiera detenerla, _________ cogió la factura del distribuidor
de licores y se le formó una arruga adorable en la frente cuando la leyó.
—Sabréis que os están cobrando más de la cuenta por estas cajas —dijo
_________.
—Ya lo sé —respondió Carla—. Nos dijo trescientos cincuenta dólares por caja
pero ahora dice que dado que la cantidad ha cambiado, tiene que cobrarnos
trescientos setenta y cinco dólares…
_________ la interrumpió con una carcajada áspera.
—No, me refiero a que os está cobrando de más de verdad. No es la primera vez
que trabajo con estos tíos y sé que pueden haceros un precio mejor.
Joe sintió que se le ponían los pelos de punta al oír lo que insinuaba
_________, que era demasiado estúpido para saber cuándo lo estaban timando.
Sabía lo que estaba haciendo, coño, y solo porque ella se pasara los días
revoloteando por la oficina de ventas del Winston, no significaba que tuviera
idea de cómo sacar adelante un evento como aquel.
—Creo que ya nos ocupamos nosotros de eso —le soltó a _________—. ¿Hay algo de
lo que quieras hablarme?
Joe fingió no notar la mirada herida que le lanzó _________ aunque necesitó de
toda su fuerza de voluntad para no sentarla en su regazo y besarla hasta que lo
perdonara.
—Vine a ver si querías comer conmigo —dijo _________—, pero es obvio que no es
un buen momento.
Se dio la vuelta para irse pero antes de llegar a la puerta oyó la voz de
Carla.
—¿Así que conoces a alguien en Kingsley's?
—Trabajé con ellos cuando estuve en el hotel que tiene D&D en St. Barts
—dijo _________—. Podría llamarlos por vosotros si queréis.
—No… —empezó a decir Joe.
—¿Por qué no? —Carla se encogió de hombros—. Toma el número.
—Ya me lo
sé —dijo _________ mientras se encaramaba al borde del escritorio de Carla y
marcaba.
Joe y Carla la observaron y escucharon, conmocionados y admirados a la vez. En
la conversación más dulce y civilizada que Joe había oído jamás, _________ se
las arregló para negociar el precio de su proveedor de licores y bajarlo otro
treinta por ciento.
—Eso ha sido… —empezó Carla.
—Impresionante —terminó Joe por ella.
—Gracias —dijo _________ con un encogimiento de hombros—. Teniendo en cuenta
que es como me gano la vida, es agradable saber que se me da bien mi trabajo.
—Yo creía… —comenzó Joe pero _________ lo interrumpió.
—Sé exactamente lo que creías. Pensabas que el mío no era más que un título sin
sentido, que porque soy la hija del jefe, nunca me he molestado en trabajar de
verdad.
_________ se tomó el silencio de Joe como un asentimiento. No sabía, por qué le
sorprendía tanto, ni por qué le dolía tanto que Joe la viera como la veían,
todos los demás. La princesita malcriada de papá, cuyo trabajo no era más que
un título en una tarjeta de visita con su nombre en un elegante relieve.
Era cierto que disfrutaba de un estilo de vida muy agradable, cortesía de la
fortuna de sus padres, pero también le gustaba su trabajo como directora de
eventos especiales del Winston, y se rompía los cuernos para asegurarse de que
las recepciones que organizaba superaran todas las expectativas.
Bajo su dirección, el Winston se había convertido en el sitio más «in» de San
Francisco para celebrar las fiestas más despampanantes de todas las fiestas
despampanantes de la alta sociedad de la ciudad.
_________ contuvo el impulso de hacerle una lista a Joe de todos sus logros. No
tenía que justificarse ante él. Pero era una dosis de realidad que le costó
asumir después de la idílica semana que habían pasado juntos. Mientras ella se
iba enamorando de él cada vez más, él la veía como una chica de la alta
sociedad, superficial y ociosa. Lo cual no era la receta ideal para vivir
felices para siempre.
Carla se quedó mirando a _________ con una expresión especulativa en los ojos.
—Joe, ¿puedo hablar contigo un minuto? —Carla se levantó y le señaló la puerta
con un gesto.
Joe la siguió al pasillo y dejó a _________ allí, dándole vueltas a la cabeza,
_________ no oyó nada de la conversación, solo susurros apagados junto a la
puerta. Contuvo el impulso de acercarse a escuchar y se quedó donde estaba,
sentada en el escritorio de Carla.
Regresaron al cabo de unos minutos; Carla parecía impaciente y satisfecha, Joe
indudablemente incómodo.
—Esto te va a sonar muy raro —dijo Carla con las manos juntas—, y no se me
ocurriría pedírtelo si no fueras una amiga tan… —hizo una pausa y le lanzó una
mirada de soslayo a Joe— íntima de Joe.
_________ se apoyó en el borde del escritorio de Carla y le hizo un gesto para
que continuara.
—Supongo que te habrá contado que nuestro jefe de catering nos dejó sin avisar
hace unas dos semanas y que también hemos perdido a otros miembros de nuestro
personal…
—¿Queréis que os ayude con la boda? —la interrumpió _________.
—Te lo agradeceríamos más de lo que te puedes imaginar —dijo Carla con una
sonrisa de alivio.
La expresión de Joe era tan sombría como la de Carla satisfecha.
—No sé, Carla. No te ofendas, _________, pero una cosa es hacer una llamada y
usar tu nombre para conseguirnos un buen precio y otra organizar los detalles
de un evento de esta magnitud.
—Ah, no me digas —dijo _________, el desdén chorreaba de cada una de sus
palabras—. ¿Y cuántos «eventos de esta magnitud» has organizado tú? —preguntó
cuando sabía de sobra que la respuesta era cero patatero—. Porque solo el año
pasado fui la coordinadora de la boda de Whitney Taylor. —Hasta Joe, que nunca
le había prestado mucha atención a la alta sociedad de San Francisco, reconoció
el nombre de la heredera del imperio petrolero—. Asistieron mil personas, Joe,
así que creo que puedo echar una mano en una boda diez veces más pequeña.
Joe no parecía demasiado convencido y _________ sabía exactamente lo que estaba
pensando. Que su idea de coordinar una boda se limitaba a elegir las flores y
sugerir langosta como plato principal. Bueno, obras son amores, pensó.
_________ disfrutó de la oportunidad de demostrarle que se equivocaba y
enseñarle que ella era mucho más de lo que parecía.
—Muy bien —dijo—. Hagamos un trato. Dame el resto de la tarde para trabajar
contigo. Sí lo único que hago es estorbar y no contribuyo con nada, me voy a
casa el sábado como estaba planeado.
—De acuerdo —dijo Joe con tono brusco y la instaló al otro lado de su escritorio.
Dos horas después, _________ había reorganizado por completo sus archivos y
había ideado cuatro menús diferentes para satisfacer las incomprensibles
preferencias de Jane Bowden. Después se reunió con el chef y utilizó hasta el
último gramo de su adorable hechizo rubio y sus ojos azules, hasta tal punto
que el cocinero se mostró encantado de preparar todos los platos para que Jane
Bowden los catara y aprobara cuando llegara.
Y para perplejidad de Carla y su infinito agradecimiento, _________ había hablado
con Dan el Capullo y lo había convencido —¡y para colmo sin gritos ni
maldiciones!— que no había razón alguna para rodear la isla con yates repletos
de guardas armados para mantener a la prensa a raya.
Al final, Joe se levantó de su sillón y levantó las manos.
—Lo admito. Siento haberte subestimado. Sí todavía estás dispuesta, me
encantaría que te quedaras y nos ayudaras con la boda.
_________ sabía que su sonrisa era bastante engreída pero no pudo evitarlo.
—Quizá se me pueda persuadir, depende de la oferta.
Joe estiró la pierna para rozarle la de ella bajo el escritorio.
—Puedo ofrecer grandes beneficios —dijo moviendo las cejas.
_________ se echó a reír; su anterior irritación comenzaba a desvanecerse bajo
la fuerza de aquella sonrisa. La verdad, ¿quién podía culparlo por
subestimarla? Si ni siquiera su propio padre tenía idea de cuánto trabajaba, y
eso que era su jefe.
—La verdad es que necesitamos tu ayuda —le dijo Joe, ya más en serio. El
empresario se cruzó de brazos y se derrumbó en su sillón.
—Tampoco tienes que poner esa cara —dijo _________.
—Piensa cómo te sentirías tú si tuvieras que pedirle a un huésped que está
pagando una fortuna para alojarse en un complejo de D&D que te ayudara con
un evento. Es embarazoso, por no decir otra cosa.
_________ entendía cómo se sentía Joe. Sabía bien la presión que implicaba
ocuparse de todos los caprichos de un huésped sin aparente esfuerzo. Permitir
que alguien viera el trabajo que costaba arruinaría la ilusión.
—Es que yo no soy un huésped cualquiera, soy tu… —cerró la boca de golpe. Guau,
había estado a punto de referirse a sí misma como su novia. Eso sí que lo
habría hecho huir despavorido—. Soy tu amiga —empezó otra vez— y resulta que
tengo mucha experiencia con este tipo de cosas.
—Y por supuesto se te devolverá el importe de todas tus vacaciones —dijo Carla.
Después miró a Joe en busca de aprobación.
Carla se dirigió a su escritorio para comprobar su ordenador. Después frunció
el ceño cuando empezó a recorrer la página.
—Solo hay un problema… —Pinchó otra vez con el ratón y sacudió la cabeza—. Esto
es muy embarazoso… —Miró a _________ con una mueca tensa en la cara—. Con lo de
la boda vamos a estar al completo desde el sábado, incluyendo tu quinta. Sé que
es un abuso pero tenemos habitaciones de sobra disponibles en el alojamiento
del personal y estoy segura de que podemos arreglar algo.
—_________ se va a alojar conmigo —interpuso Joe.
—¿Contigo? —dijo Carla sin molestarse en ocultar su sorpresa—. Pero si nadie se
queda jamás en tu casa. Incluso esa vez que estábamos al completo y vino tu
mejor amigo a visitarte, lo obligaste a dormir en mí casa…
_________ sintió que se le hacía un nudo en el estómago, quizá había esperanza.
Quizá eso era una señal, una. indicación de que Joe quería algo más que una
simple aventura. Quizá sentía algo por ella que iba más allá de la lujuria y la
amistad.
—¡Por Dios, tampoco es para tanto! —dijo Joe mientras se pasaba los dedos por
el pelo. Miró primero a _________ y luego a Carla. Después repitió en un tono
de voz mucho más bajo—: No es para tanto.
_________ se miró los pies varios segundos y se centró en el rosa brillante de
las uñas de los pies. Sí parpadeaba, las lágrimas que le llenaban los ojos iban
a correrle por las mejillas y eso sería la humillación definitiva.
Siempre se le había dado bien
ocultar sus emociones y no ceder a las lágrimas de frustración o rabia delante
de nadie. Y desde luego tampoco pensaba hacerlo delante de Joe. Así que no era
para tanto. Quedarse en su casa no significaba nada, como tampoco acostarse con
él. ¿Acaso no llevaba toda la semana repitiéndose lo mismo?
_________________________
_________ se pasó los dos días siguientes trabajando codo a codo con Joe y
Carla para organizar los últimos detalles de la boda. Joe había insistido en
que tenía que divertirse también y se había asegurado de que esa tarde tuviera
tiempo de sobra para disfrutarlo en la playa o en la piscina con Amy, Jen, Kara
y Chrissy. Las chicas se iban a la mañana siguiente y después de eso, _________
se pasaría todo el tiempo ocupada, ayudando a Joe y Carla con los últimos
preparativos de la boda que se iba a celebrar a la semana siguiente.
Incluso a pesar de la insistencia de Joe, _________ se sintió culpable al
tomarse la tarde libre. Parte de ella todavía estaba resentida por las dudas
iniciales de Joe. Siempre había tenido la sensación de que tenía que trabajar
más y echar más horas que los demás para demostrarles a los otros empleados que
no había conseguido aquel trabajo solo por puro nepotismo. Y la presión se
multiplicaba en aquella boda porque quería demostrarle a Joe lo bien que hacía
su trabajo, que podía contar con ella.
Con todo, era un placer alejarse de él unas cuantas horas, despejarse un poco y
empezar a lidiar con unas emociones que se le estaban yendo de las manos. Era
una situación peligrosa. Si bien _________ siempre se había llevado bien con él
y había disfrutado de su amistad, cuanto más tiempo pasaba con Joe, más crecía
su admiración por él. Le encantaba la inteligencia de aquel hombre, su
penetrante perspicacia empresarial, su capacidad para manejar las crisis y
seguir motivando a un personal al que ya se le exigía un esfuerzo sobrehumano.
Y le encantaba notar que él comenzaba a confiar en ella y le permitía hacer lo
que mejor sabía hacer _________: organizar los detalles y asegurarse de que
todas las partes implicadas en el evento quedaban satisfechas, con la seguridad
de que todo iba a salir a la perfección. La madre de la novia ya había llamado
a Carla para felicitarla por su nueva coordinadora de bodas.
—Es fabulosa —se había entusiasmado la señora Bowden—. Por supuesto que sabía
que lo tenías todo controlado —matizó de inmediato—, pero es un placer saber que
_________ nos está cuidando.
—Menuda impresión después de solo una llamada de teléfono —había dicho Joe con
una sonrisa cálida.
El recuerdo de la aprobación que había brillado en los ojos masculinos todavía
era capaz de provocarle un cosquilleo por la columna. Era una tontería, en
realidad. _________ ya sabía que hacía muy bien su trabajo. No sabía por qué la
admiración de Joe le parecía tan importante, pero llenaba un vacío en su
interior al saber que alguien la necesitaba.
Claro que sus motivos no se basaban solo en la generosidad y el deseo de ayudar
a Joe. Quedarse allí unos días más también le resultaba útil a ella. O a su
cobardía, dependiendo del punto de vista que se adoptase. Sabía que solo estaba
evitando la realidad, retrasando el enfrentamiento inevitable que se produciría
cuando volviera a casa. No era la primera vez que se preguntaba qué iba a pasar
cuando llegara a San Francisco. Algo había cambiado en ella y no le parecía que
pudiera regresar a su vida cotidiana sin más.
No era solo que su vida amorosa ya no le resultara satisfactoria. En los
últimos días, mientras trabajaba con Joe, no había podido evitar pensar en su
carrera, o la falta de ella. Cierto, tenía un empleo y tenía la fortuna de
sentir pasión por él. Pero ya fuera la hija del jefe o no, tenía que
enfrentarse a una dura verdad: su carrera profesional en D&D tenía unos
límites muy claros. Al contrarío que Joe, que estaba dispuesto a confiar en el
instinto de _________ y a escuchar de verdad sus ideas, su padre por lo general
se la quitaba de encima con la proverbial palmadita en la cabeza.
Joe tenía razón, en cierto sentido. Para su padre, el trabajo de _________ no
era más que un cargo en una tarjeta de visita. Una forma de mantenerla ocupada
y bajo control hasta que se casara, tuviera hijos y dejara de trabajar para
criar a la siguiente generación de príncipes y princesitas de la alta sociedad.
E incluso aunque su padre tuviera planes para hacer ascender a _________ en la
empresa, la joven no estaba muy segura de que eso fuera lo que ella quería.
Siempre sería la compañía de su padre, con sus reglas y las cosas hechas a su
manera.
Por no mencionar que tendría que trabajar con Nick, cosa en la que prefería no
pensar siquiera. Ojalá se pareciera más a Joe y tuviera el valor para dejar
atrás su familia y abrirse camino ella sola. Pero se había pasado los últimos
veintiséis años haciendo siempre lo que debía, cumpliendo con su obligación de
cara a sus padres y la empresa. No podía darles la espalda de repente a todas
sus obligaciones.
Suspiró, se obligó a relajar la mandíbula y se recordó que no era el momento de
hacer análisis de su vida. Era el momento de disfrutar del calor del sol sobre
su piel, de la suave brisa del Caribe en su pelo y del aroma salobre del mar.
Ojalá pudiera quedarse allí, en el paraíso, para siempre.
—No sé lo que te está haciendo para que tengas esa expresión, pero ya estoy
celosa.
_________ giró la cabeza de repente para mirar a Jen, recostada en la hamaca
que tenía al lado.
—Sí —dijo Amy—. Creí que a mi prometido se le daba bien pero es obvio que Joe
tiene habilidades que van más allá de las de cualquier mortal.
—Seguramente es verdad —sonrió _________—, pero de hecho estaba pensando en lo
divertido que es trabajar con él. Nos compenetramos muy bien.
—Apuesto a que sí —dijo Chrissy con una risita—. Apuesto a que se compenetra
contigo por todo el escritorio, en la silla…
—Tienes una mente muy sucia —se rió _________.
Pero al tiempo que protestaba, su cerebro se inundó de imágenes de la tarde
anterior. A pesar de toda la locura de la boda, Joe había encontrado un momento
para jugar.
Carla se había ido para ir a hablar con el cocinero.
—Vuelvo en veinte minutos —dijo mirándolos a los dos con intención—.
¿Entendido? Veinte minutos.
Joe había respondido con expresión inocente a la mirada severa de Carla pero en
cuanto su prima cerró la puerta tras ella, Joe se levantó de la silla y rodeó
el inmenso escritorio. Sin una sola palabra había sacado a _________ de su
silla y la había sentado a pulso sobre la resbaladiza superficie de la mesa.
—¿Pero qué…?
Joe había ahogado las protestas de la joven con un beso y le había metido la
mano bajo la falda sin miramientos.
Ya solo aquella urgencia había provocado una vibración de calor en _________
que la atravesó entera. Saber que aquel hombre la deseaba hasta ese punto ya
era suficiente para que estuviera lista al instante. Joe había dejado escapar
un gemido de satisfacción al sentir la humedad que había saturado en un momento
la tela sedosa de las bragas de su chica.
Después no había perdido un instante y se había puesto a toda prisa el condón
que había tenido la precaución de meterse en el bolsillo de los pantalones
cortos. Le quitó a _________ las bragas, la echó en la mesa y la penetró con
urgencia, hundiéndose todo lo que pudo con un solo embate.
_________ sintió que el cuerpo se le tensaba de placer al recordar el modo en
que se había corrido casi de inmediato. Habían terminado con cinco minutos de
sobra, lo que le dio a _________ tiempo suficiente para correr al baño a
asearse y salpicarse la cara con agua, fría para mitigar el rubor orgásmico que
le teñía las mejillas.
Para cuando Carla regresó, _________ había vuelto a su puesto en el escritorio,
enfrente de Joe, y estaba estudiando la última, revisión de los arreglos
florales, _________ estaba convencida de que habían salido impunes de la
travesura, y eso que Joe se había negado a devolverle las braguitas, que había
preferido guardarse en un bolsillo.
—Para que me den suerte —dijo con una sonrisa que le quitó el aliento a _________.
Pero Carla no tenía por qué saberlo.
—Lo vuestro es ridículo, francamente —dijo Carla y _________ captó la expresión
de asco en su rostro cuando levantó el envoltorio vacío del condón—. Trojan
Mágnum —leyó Carla en la etiqueta—. Joe, eres un fantasma, que lo sepas. Y
ahora decidme que no lo habéis hecho encima de mi mesa.
_________ se lo aseguró entre tartamudeos y contuvo el impulso de huir del
obvio desdén de Carla mientras Joe, el muy gilipollas, se reía, a carcajada
limpia al ver a su prima comprobar su mesa en busca de pruebas.
—Pero qué colgaaada estás de él —dijo Amy con tono cantarín. Las otras chicas
se unieron tirando besitos al aire.
—_________ y Joe, sentados en un árbol, f-o-1-1… —canturreó Jen.
—No digas eso, Jen —dijo Chrissy—. Es obvio que están haciendo el amoooor.
—¿Pero queréis
callaros de una vez? Estoy intentando disfrutar del último día que vamos a
pasar aquí, ¿estamos? —soltó Kara de repente—. No es tan fácil relajarse cuando
actuáis como si estuviéramos en el recreo. Así que Joe se está tirando a
_________. ¿A quién coño le importa?
_________ no tenía ni idea de cómo había conseguido Kara aquella reputación de
juerguista. Jamás en su vida había conocido a nadie tan capaz de terminar con
toda la diversión de cualquier momento. El caso era que, de repente, el sol del
Caribe le pareció bochornoso, la brisa le estaba metiendo arena por la nariz y
la boca le sabía a sal por el baño que se había dado. Aunque todavía le
quedaban un par de horas antes de regresar con Joe y Carla, _________ decidió
recoger sus cosas.
—No te vayas, ________ —le rogó Amy—. Es nuestro último día y quiero pasar un
rato contigo.
—Sí, no le hagas ni caso a esa. —Jen no se molestó en levantar la cabeza del
libro que estaba leyendo para señalar a Kara—. Está cabreada porque a ella no
se la folla nadie y si hacemos mucho ruido, la isla tiene sitios de sobra donde
puede ir para estar sola.
Kara sacó su iPod de la bolsa y con una mirada llena de intención, se puso los
auriculares.
—No pasa nada —dijo _________ mientras recogía su bolsa de la playa—. Debería
irme, de todos modos.
—Oh, venga —dijo Jen—. Puedes quedarte un ratito más. Nos tomamos una copa y
nos cuentas más detalles de la boda supersecreta.
_________ se echó a reír.
—Si creéis que voy a picar, vais listas. —Las chicas llevaban todo el día
intentando sonsacarle información sobre los novios. Habían jurado por todo lo
sagrado que mantendrían el secreto pero _________ sabía de sobra que sería
demasiado jugoso para no compartirlo con nadie. Incluso a ella le estaba
costando un triunfo resistirse al impulso de llamar a Wendy: Jane Bowden era
una de las actrices favoritas de su mejor amiga.
—Os prometo que hoy salgo pronto y voy a cenar con vosotras —dijo _________ con
un pequeño gesto de la mano sin hacer caso de las afables protestas de las
chicas.
—¡Eh, _________!
_________ sonrió. Sus amigas no la echarían de menos mucho tiempo. Mike, Brad,
Greg y Dan se acercaban por la playa. _________ se tomó un momento para admirar
el suculento despliegue de carne bronceada sobre músculos sin grasa. Ninguno de
ellos le llegaba a Joe a la suela de los zapatos, claro estaba, pero tampoco
estaba ciega.
Amy tenía razón. Estaba muy colgada de él. Pero mucho. Y trabajar con Joe solo
estaba empeorando las cosas, creando un efecto de bola de nieve. Cuanto más
tiempo pasaba con él, más anhelaba su compañía. Por no hablar del sexo. Eso
también parecía alimentarse de sí mismo. En lugar de disiparse, el deseo que
sentía por él parecía hacerse más intenso cada vez que hacían el amor.
En su momento _________ había creído estar enamorada de Nick pero al fin había
comprendido que ni siquiera se había acercado. El moderado afecto y la
atracción pasajera que sentía por el hermano mayor de Joe no tenía ni punto de
comparación con lo que sentía en esos momentos. Pero no había razón para que Joe
se enterara. En lo que a él sé refería, _________ se lo estaba pasando bien con
un viejo amigo, haciendo realidad un antiguo encaprichamiento. Y sí cuando
llegara el momento de irse, dejaba la isla con el corazón magullado y
maltratado… bueno, la única responsable sería ella.
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Awooooo me encato tu comentario, te consegui por mar y tierra! *-*
Me encanto el capii!!!!! Wiii la rayis se quedara mas *-*
Siguelaaaaaaaaaaaa
Me encanta de panaaaa! *_*
Siguelaa att: tu mega fielisima lectora!
Me encanto el capii!!!!! Wiii la rayis se quedara mas *-*
Siguelaaaaaaaaaaaa
Me encanta de panaaaa! *_*
Siguelaa att: tu mega fielisima lectora!
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
ajaja....me encanto!!!!...hay obvio quien va igualar a el papacito de joe...Awwwww <3, nadie!!!! ni ciegaq fuera ajaja.....Siguela!!
Me encantaaaa....cuidate.
Me encantaaaa....cuidate.
Liz...=)
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Yhosdaly escribió:Awooooo me encato tu comentario, te consegui por mar y tierra! *-*
Me encanto el capii!!!!! Wiii la rayis se quedara mas *-*
Siguelaaaaaaaaaaaa
Me encanta de panaaaa! *_*
Siguelaa att: tu mega fielisima lectora!
asta ahora eres una de las mas importante de mis lectoras...
ahhaha me encanta el cap que subire haora es el que ma me gusta xD
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Liz...=) escribió:ajaja....me encanto!!!!...hay obvio quien va igualar a el papacito de joe...Awwwww <3, nadie!!!! ni ciegaq fuera ajaja.....Siguela!!
Me encantaaaa....cuidate.
hahaha siii es que jor es tan tan tan caliete que dioss imaginarselo haci no cuesta nada xD ahahah
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Val's Matth. escribió:Yhosdaly escribió:Awooooo me encato tu comentario, te consegui por mar y tierra! *-*
Me encanto el capii!!!!! Wiii la rayis se quedara mas *-*
Siguelaaaaaaaaaaaa
Me encanta de panaaaa! *_*
Siguelaa att: tu mega fielisima lectora!
asta ahora eres una de las mas importante de mis lectoras...
ahhaha me encanta el cap que subire haora es el que ma me gusta xD
Awooo q bellaa, tu tambn eres una mis mas importantes escritoras! de pana tu tienes un no se que que me adicta a tus noves!!!!
si si si espero el capiii *_* estoy segura q me gustara igual o mas q a tii!!!
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Chicas les dejo el cap de hoy y les digo si llegan a pa pagina 8 les subo mini maraton ok ??
ojo la mini maraton tiene 6 comentarios de capitulos
Capítulo
12
ojo la mini maraton tiene 6 comentarios de capitulos
Capítulo
12
Joe hizo lo que pudo por parecer absorto en lo que decía la supermodelo pero su
atención la acaparaba _________, que estaba sentada con sus amigas y los
buceadores. También observó, no sin alivio, que Mike estaba muy ocupado con
Chrissy encaramada a su regazo.
Dado que era la última noche para varios invitados, incluyendo al grupo de
amigas y al de buceadores, el deber de Joe era socializar y alternar con sus
clientes antes de irse a cenar con __________. Pero lo que quería hacer en
realidad era encerrarse en su casa con ella, como ya había hecho varias veces
en la última semana.
Lo cual era una locura, teniendo en cuenta que también estaba pasando varias
horas al día con ella en la oficina para trabajar en la organización de la
boda. Descubrió que después de terminar el trabajo del día, la idea de llevar a
__________ a uno de los tres restaurantes del complejo tenía muy poco atractivo
para él. La mayor parte de las noches lo que le apetecía era pedirle algo al
servicio de habitaciones y pasar la velada viendo las películas favoritas de
los dos y haciendo el amor.
Esa misma tarde __________ había trasladado todas sus cosas a la casa de él
para que su quinta pudieran ocuparla a la mañana siguiente varios invitados de
la boda. Joe se había plantado allí, a verla deshacer las maletas y guardar su
ropa en los cajones, junto a la de Joe, y a ver cómo colocaba su cuchilla con
cuidado en el borde de la ducha. Todo aquello debería haberlo hecho sentir una
intensa sensación claustrofóbica pero en lugar de eso, se sentía extrañamente
satisfecho.
Aquello se le estaba yendo de las manos. Se estaban haciendo realidad todos sus
recelos sobre una posible relación con __________. Siempre había sido la única
chica que no había podido olvidar, la chica buena, dulce y sexy que lo había
vuelto loco. La había puesto en un pedestal y se había obligado a no tocarla
jamás, temeroso de que un solo beso, una caricia, nunca fuera bastante.
mie&$a, cómo odiaba tener razón. Cuando __________ había llegado a Cayo
Holley, Joe se había convencido de que aquella chica había cambiado con los
años. Que la jovencita dulce, divertida y sorprendentemente inteligente por la
que había perdido en secreto la chaveta en la universidad ya no existía, si es
que alguna vez lo había hecho. Esa chica jamás se hubiera casado con Nick. Ni
tampoco hubiera utilizado a Joe para echar un polvo y vengarse de su marido en
su noche de bodas. Joe comprendió que se había engañado de forma deliberada al
pensar que podía mantenerse a distancia y darle lo que querían los dos: una
aventura sin compromisos que satisficiera el gusto de ambos por lo prohibido.
Menudo idiota. Desde el momento en que la había visto en la cena de gala
familiar, antes de su boda, y había tenido aquella extraña sensación, como si
se precipitara, sin control por un acantilado, había sabido que más le valía no
acercarse o se arriesgaría a salir chamuscado. Bueno, pues estaba bien jodido,
a lo grande. Porque en el poco tiempo que __________ había pasado con él, le
había demostrado a Joe que era todo lo que él había creado en su mente, y mucho
más. Trabajaba cada día a su lado y con cada día iba cayendo más y más bajo el
embrujo de __________. No le costaba nada imaginársela allí, en su vida.
Convertida en su compañera, en su amante.
La observó al otro lado del bar atestado y sintió un nudo en el pecho cuando
__________ le sonrió a otro huésped. En los últimos dos días había sentido la
tentación más de una vez de pedirle que se quedara. A la mie&$a con la
vuelta a casa, a la mie&$a con su vida en San Francisco. Podía quedarse
allí, con él, y ver a dónde iba aquello. Pero a pesar de la asombrosa conexión
que había entre los dos, Joe no sabía en realidad a qué atenerse. Era obvio que
a __________ le gustaba, y que le gustaba estar con él, y a Joe no le cabía
duda de que la joven disfrutaba del sexo.
Pero no era idiota. Sabía que una gran parte de la razón que la había llevado
allí había sido poder escapar del caos que tenía en casa, y que había
prolongado su estancia para evitar eso mismo. Pero a la hora de la verdad,
__________ no estaba lista (si llegaba a estarlo alguna vez) para darle la
espalda a su familia y comenzar una nueva vida con él.
—Estamos deseando volver con Nicole y su novio, pero tienes que prometer que no
se lo vas a filtrar a la prensa —le decía Nadia.
—Por supuesto —respondió Joe mientras intentaba obligarse a centrarse en la
conversación y no en la ambigua relación que mantenía con __________—. Aquí
somos famosos por nuestra discreción.
—¿Discreción? Supongo que eso solo se aplica a tus huéspedes y no a ti mismo.
Joe se giró al oír la voz. Tenía a Kara tan cerca que cuando se dio la vuelta,
no pudo evitar rozarle los amplios pechos. Y solo por si Joe no había notado el
profundo escote del vestido que llevaba, sin mangas ni espalda, Kara apretó los
brazos con sutileza contra los costados de los pechos hasta que estos
amenazaron con escaparse de los confines del vestido.
En otras circunstancias, Joe habría agradecido la generosa exhibición de carne
femenina pero el caso fue que le resultó desconcertantemente fácil centrarse en
el rostro de Kara cuando le contestó.
—No sé muy bien a qué te refieres.
—A ti y a __________ —respondió Kara al tiempo que sustituía la sonrisa coqueta
por un puchero huraño—. A cómo os vais metiendo mano por las esquinas; estoy
segura de que a la prensa le encantaría saber cómo ha pasado la chica de un
hermano a otro.
Joe se puso tenso.
—No sé cómo lo iban a averiguar —dijo con tono de advertencia.
—A mí no me mires. —Kara adoptó una expresión inocente—. No me hace falta darle
a la prensa más razones para molestarme.
Joe, que era muy consciente de la reputación de aquella mujer, bufó.
—Serías capaz de ir al estreno de una camiseta si creyeras que va a haber
paparazzi.
La sonrisa de la joven se tensó en las comisuras y sus ojos verdes adoptaron un
matiz duro como una piedra.
—En cualquier caso, a mí no me
hace falta competir por un espacio en la prensa —dijo con una mirada desdeñosa
hacia __________—. Tampoco es que tenga mucho de lo que preocuparme. —Pasó los
dedos con ademán seductor por el antebrazo de Joe—. Escucha, cuando Doña Niña
Buena se vaya a casa, si te hace falta una mujer de verdad, dame un toque. El
jet de papá está preparado las veinticuatro horas del día.
Joe contuvo el impulso de limpiarse el sitio donde lo había acariciado Kara
pero antes de que pudiera responder, sintió una presencia cálida y familiar
tras él. __________. Ni siquiera tenía que darse la vuelta para saber que
estaba allí. Podía oler su perfume suave, a flores, y el aroma limpio de su
champú.
Se giró, aliviado, le rodeó la cintura con un brazo y la atrajo en un abrazo
ceñido.
—Eh, Botoncito. —Después se inclinó sobre ella y le dio un jugoso beso en la
boca.
La expresión de su chica se suavizó pero también le lanzó una mirada recelosa a
Kara, que parecía resuelta a fingir que __________ no existía.
—Todo el mundo va hacia el restaurante —le dijo __________ a Kara con una gran
sonrisa—. Amy quería que te lo dijera.
Kara le lanzó a Joe una última y seductora mirada antes de dar la vuelta y
alejarse con un pavoneo.
—Una mujer a la que no voy a echar de menos —dijo __________ con fiereza.
Joe lanzó una risita.
—Parece que nos sentimos un poco territoriales, ¿eh?
—¿Tienes algún problema con eso? —__________ alzó la barbilla, retadora.
—Desde luego que no —sonrió el empresario al tiempo que le cogía esa barbilla
testaruda. Y el caso era que no le importaba, lo que daba un poco de miedo. Por
lo general, cuando una mujer empezaba a dar muestras de celos, Joe pensaba que
era hora de poner distancia entre los dos—. Me gusta que te pongas celosa.
—Bien —susurró __________ y se alzó un poco para besarlo en el cuello, en el
sitio exacto que garantizaba que la polla de Joe se pusiera en posición de
firmes. Al mismo tiempo le metió algo en la mano.
—¿Qué es esto? —consiguió decir él.
—Solo un recordatorio.
Joe sintió que se le ponía incluso más dura cuando bajó la cabeza y vio la
bolita de tela sedosa que tenía en el puño. Las bragas de __________. El tanga
de encaje y seda de color rosa pálido de __________. Gimió al tiempo que
sonreía. Ni en un millón de años se habría imaginado a __________ __________
dándole el tanga en medio de un restaurante. Era otro de los sorprendentes
lados de la joven que Joe adoraba: la mujer asombrosa, sensual y sexualmente
segura de sí misma que había cobrado vida en su cama. Recordó la primera vez
que lo habían hecho, solo unas semanas atrás, pero tuvo la sensación de que
habían pasado años. Joe se había preocupado mucho aquella noche, y se había
contenido para no asustarla con toda la fuerza del deseo que sentía por ella.
Pero desde la noche que había empezado en la playa y había terminado en su
cama, __________ se había deshecho de todas sus inhibiciones. Joe le había dado
rienda suelta a su lujuria porque sabía que __________ podía asumirlo todo y
devolverle incluso más. Para gran regocijo de Joe, había descubierto que detrás
de que aquellos ojos grandes e inocentes se ocultaba una mente muy sucia.
—¿Un recordatorio? —preguntó mientras sus ojos examinaban el bar en busca de la
ruta de escape más rápida. A la mie&$a con lo de alternar con los clientes.
Tenía que meter a __________ en algún sitio más privado antes de hacerse daño,
o hacerle daño a alguien, con la inmensa erección que lucía de repente.
—Un recordatorio de lo que te espera. —__________ se echó a reír y arrastró los
dedos por el antebrazo masculino en una clara burla de la caricia de Kara. Pero
en lugar de repugnarle como le había ocurrido con la otra chica, el roce suave
de __________ envió esquirlas calientes a todas sus terminaciones nerviosas. Joe
le deslizó la mano por la espalda, hasta la cintura, y le dio a la voluptuosa
curva un buen apretón mientras la atraía hacia él con más firmeza.
—Te veo en la cena —susurró __________ al tiempo que se deslizaba de entre sus
brazos. Otro beso suave en el cuello y la joven había desaparecido.
Dejándolo solo y dolorido mientras intentaba dominar su erección. Giró el
cuerpo hacia la barra con la esperanza de que nadie notara que los pantalones
cortos le quedaban antinaturalmente ceñidos en el trasero.
_________________________
__________ se metió en el reservado junto a Greg con una sonrisita satisfecha.
Misión cumplida, y con no poca finura, aunque estuviera mal que lo dijera ella.
A __________ siempre se le habían dado bien las negociaciones. Nunca perdía la
calma ni permitía que la situación se hiciera hostil. ¿Quién habría pensado que
sus habilidades le vendrían tan bien en el mundo de las citas?
Kara le lanzaba miradas asesinas pero __________ se limitaba a responderle con
una sonrisa serena. La cara que había puesto Joe cuando le había dado sus
braguitas… Aunque solo fuera eso, era agradable saber que la atención de su
amante no estaba decayendo. Le producía un cosquilleo de emoción nada razonable
saber que ella, que hasta hacía muy poco tenía una vida sexual francamente
normalita, era capaz de poner de rodillas a todo un atleta sexual como Joe.
Se excusó para ir al baño mientras los demás esperaban los aperitivos.
Acababa de terminar y estaba en la puerta cuando esta se abrió de golpe y la
envió tropezando y sorprendida al pasillo. Antes de poder reaccionar, un par de
grandes manos bronceadas la volvían a meter de un empujón en el baño.
—¿Pero qué estás…?
Joe la miró desde su altura con una sonrisa que era decididamente animal.
—¿Crees que me puedes dar las
bragas y marcharte tan contenta? —La arrinconó hasta que la tuvo sentada en el
mostrador que había junto a los lavabos—. Tienes que aprender a no jugar con
fuego, Botoncito.
—¿Y si entra alguien? ¿No tienes clientes de los que ocuparte? —tartamudeó
__________, Pero después se quedó callada cuando la expresión de los ojos de Joe
la hizo mojarse en ese mismo instante.
—Tienes razón, será mejor que bloqueemos la puerta.
Con un movimiento tan rápido que a __________ le dio vueltas la cabeza, Joe la
bajó del mostrador y la apoyó en la puerta. Después le levantó la falda hasta
la cintura mientras ella le desabrochaba a toda prisa los pantalones cortos y
se los bajaba por las caderas.
—Me vuelves loco —gimió Joe contra el cuello femenino, después se estremeció de
dicha cuando la joven le rodeó la erección con los dedos—. Pienso en ti,
desnuda y mojada —deslizó dos dedos por la hendidura de __________ como si
quisiera demostrar su argumento— y se me olvida todo.
La soltó de repente y le cogió el bolso con un gruñido de satisfacción cuando
encontró un condón. A los pocos segundos se lo había puesto. Dobló las
rodillas, levantó a __________ todavía apoyada en la puerta del baño, y la
penetró con fuerza.
—Eres una niña muy mala, mira que darme las bragas así. —Después le mordió el
hombro desnudo.
__________ ahogó sus gemidos en el hombro de Joe y le rodeó la cintura con las
piernas. Una gota de sudor rodó por las mejillas encendidas del empresario.
—En lo único que puedo pensar es en ti, en hacer que te corras —gruñó Joe—. Por
ti me olvido de todo, salvo en meterme dentro de ti, hasta el fondo y con tanta
fuerza como pueda.
Las palabras de Joe, combinadas con la impresión de sentirlo tan duro y pesado
en su interior, fueron suficientes para que __________ cayera disparada por el
abismo. Las manos masculinas le apretaban el culo en una presa que debería
haberle dolido pero __________ se aferró a él sin poder contenerse mientras él
seguía martilleándola con las caderas. Después, Joe se apoderó de su lengua y
ahogó su propio gemido cuando se corrió con tal intensidad que se le doblaron
las rodillas.
—Creo que si no tenemos cuidado, nos vamos a matar —murmuró Joe mientras hacía
lo que podía por recuperar la compostura.
Justo entonces se oyeron unas voces junto a la puerta. __________ gruñó cuando
la puerta se abrió un par de centímetros, solo para que la bloqueara su nuca.
—Solo un segundo —rezongó Joe.
__________ no pudo evitar lanzar una risita cuando vio el reflejo de los dos en
el espejo. Dejando aparte que ella tenía la falda por las axilas y Joe los
pantalones cortos por los tobillos, dejando aparte la ropa desaliñada, era
obvio lo que había estado pasando en aquel baño.
La cara de __________ estaba ruborizada con un intenso color rosado y llevaba
el pelo pegado a las mejillas en mechones sudorosos. Además tenía la piel
alrededor de la boca irritada por el rastro de barba de Joe, __________ levantó
la cabeza y miró a Joe, que se apoyaba con las dos manos en la pared. El sudor
le corría por la cara y estaba jadeando como si acabara de correr los cien
metros lisos.
—Esto no va crear muy buena impresión —murmuró él con una risita reticente.
__________ le rodeó el cuello con los brazos y le dio un rápido beso en la
barbilla.
—Bobadas. Cayo Holley tiene fama de ser un sitio muy sexy. ¿Qué tiene de malo
que el propietario aproveche la coyuntura?
—Sexy es una cosa. Guarro, otra.
__________ le dio un manotazo en el hombro haciéndose la ofendida.
—Solo porque tenga relaciones sexuales en un baño público no significa que sea
una guarra. —Por lo menos __________ prefería pensar que no lo era.
—Tú jamás podrías ser una guarra —dijo Joe mientras se apartaba un poco de ella
para poder subirse los pantalones—. Tienes demasiada clase.
—Pero sexy con clase, ¿no? ¿No es que sea una de esas estiradas con clase? —El
tono de __________ era ligero pero estaba un poco preocupada. Había hecho todo
lo que había podido durante la última semana para demostrarle a Joe que era
algo más que una princesita buena y malcriada, y le parecía que había hecho
algún progreso.
—Con clase y muy, pero que muy sexy, definitivamente —la tranquilizó él
mientras la ayudaba a estirarse el vestido—. Tan sexy que si no salimos de aquí
pronto, la que esté esperando fuera va a terminar en el lavabo de caballeros.
____________________
Para cuando se reunieron con el grupo para cenar, Joe sentía esa clase de
relajación que solo se obtiene de una inmensa satisfacción sexual. Pero, por
asombroso que pareciera, bastaba con que __________ le rozara el muslo con la
mano para que su verga cobrara vida, esperanzada. Por fortuna, el mantel
ocultaba todo lo que le pasaba de la cintura para abajo y Joe aprovechó la
circunstancia para deslizar la mano por la pierna bien tonificada de
__________, bajo la tela sedosa de la falda, para poder sentir el calor húmedo
y suave del sexo de la joven, completamente desnudo bajo sus caricias.
Kara les lanzó una mirada asesina, como si supiera con exactitud lo que había
pasado entre la visita de __________ al baño y su regreso con Joe del brazo. Joe
le respondió con una sonrisa engreída. Una mujer de verdad, se había llamado
Kara. No tenía ni idea de la diosa del sexo que se ocultaba bajo la imagen de
niña buena que __________ cultivaba con tanto esmero. No podía creer que le
hubiera llevado tanto tiempo averiguarlo.
Y no podía creer que le quedara tan poco tiempo para disfrutarlo.
Se le hizo un nudo en el estómago y el exquisito
mahi-mahi a la parrilla que estaba masticando de repente le supo a tierra. Bajó
la mano un poco y la dejó en la rodilla de __________.
—Bueno, __________, ¿y cuándo vuelves tú a casa? —le preguntó Jen, como si
leyera los pensamientos de Joe.
—El próximo sábado —dijo __________. A Joe lo animó un poco ver que al menos
parecía un poco triste.
—Tienes que llamarme en cuanto vuelvas a San Francisco —dijo Amy—. Puedes venir
a visitarme a la bodega. Y, por supuesto, tienes que venir a mi boda el mes que
viene.
—Es muy amable por tu parte —dijo __________.
—Joe, ¿quizá puedas ir tú también con ella?
La sonrisa huyó de la cara de __________ y Joe se encontró esperando en tensión
la respuesta de su chica.
—Estoy segura de que Joe tiene mucho que hacer aquí —dijo __________ con tono
despreocupado, como si aquello fuera una idea ridícula.
—Por desgracia, estamos al completo. No podría dejar a Carla en la estacada así
como así —contestó Joe, que actuaba como si no sintiera la tentación de
seguirla hasta San Francisco como un puñetero y penoso cachorrito abandonado.
—Además —dijo Kara con desdén—, tampoco es que __________ pueda pasear a su
nuevo amante por el club de campo sin que las cotorras de la alta sociedad se
lancen como posesas a por sus pastilleros.
Aunque el comentario pretendía ser burlón, Joe no pudo negar que Kara había
dado justo en el clavo. Con su pericia sexual recién hallada o sin ella,
__________ no era de las que hacía alarde abiertamente de la aventura que
estaba teniendo con el hermano de su marido.
__________ se recostó en el respaldo de su silla y clavó en Kara una mirada
gélida.
—Tiene que ser muy triste —dijo __________— saber que la única forma de
conseguir llamar la atención es que te conozcan como la arpía más grande del
mundo, y que has llevado esa necesidad de atención tan lejos que ya ni siquiera
les caes bien a tus propias amigas.
Una gran carcajada estalló entre los labios de Jen, seguida de inmediato por la
risita ahogada de Chrissy. Kara ahogó un grito de indignación y miró a Amy en
busca de apoyo pero esta evitó sus ojos al tiempo que sacudía poco a poco la
cabeza y se ruborizaba.
—Es que te pasas, Kara, y ya no tiene gracia. —dijo Jen.
Kara se levantó y los miró furiosa a todos y cada uno. Pero a través de la
arrogancia y la indignación, Joe vio unos vestigios de vulnerabilidad. Por un
momento creyó vislumbrar a una niña pequeña que gritaba, para que alguien,
quien fuera, le prestara atención, y durante esa fracción de segundo sintió
lástima por ella. Pero la niña quedó oculta de inmediato por una sonrisita
engreída de superioridad.
—Puede que sea una zorra, pero nadie se olvida jamás de mi nombre. —Después se
fue con paso colérico y agitando su espesa melena castaña.
—Bien hecho —dijo Jen, que alzó una copa para brindar por __________—. Es
agradable ver que la gatita dulce y bien educada también sabe sacar las uñas.
Todos los demás siguieron su ejemplo y brindaron por __________, por
enfrentarse a una de las zorras más grandes del universo conocido. En las pocas
semanas transcurridas desde que habían vuelto a verse, aquella mujer divertida,
sexy y sorprendentemente dura había dejado pasmado a Joe a cada momento, y se
preguntó una vez más cómo coño iba a arreglárselas para dejarla marchar.
Disfruten el capitulo...
Val's Matth.
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Awooo eso ultimo no me gusto :(
y no podia creer q le quedaba tan poco tiempo para disfrutarlooo :(
siguelaaa de pana me encanto el capi, pero lo ultimo noo!!!
ahhh al fin ya casi joe admiteee q esta eridamente enamorado de la rayiss!!
siguelaaa de pana q me encanta!!
tus noves tiene un no se que q me adictan!!
aiguelaaa
y no entendo eso de q la mini maraton tiene solo 6 comentarios!:S
siguelaaa
att: tu fielisimaaa lectoraa!!! besoss
espero mi capi nañana :*
<3
y no podia creer q le quedaba tan poco tiempo para disfrutarlooo :(
siguelaaa de pana me encanto el capi, pero lo ultimo noo!!!
ahhh al fin ya casi joe admiteee q esta eridamente enamorado de la rayiss!!
siguelaaa de pana q me encanta!!
tus noves tiene un no se que q me adictan!!
aiguelaaa
y no entendo eso de q la mini maraton tiene solo 6 comentarios!:S
siguelaaa
att: tu fielisimaaa lectoraa!!! besoss
espero mi capi nañana :*
<3
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
Ainnn que belloooooooooooo no la va a dejar marchararr
ashhh provoca matar a karlaa!! como va a decir eso delante de todos!! :S
bien hecho la rayisss se defencioo
hey hey informo q mañana hagooooo muchoooo ESPCIOOOOO ESPECIOOOO EN MIS COMENTARIOS PA' LLEGAR A LA PAGINA 8 PARA EL MINI MARATON PERO PORFISS TAMBN AYUDENMEE!!
BESOSSSS
TE QUIERO ESCRITORaa!!
ashhh provoca matar a karlaa!! como va a decir eso delante de todos!! :S
bien hecho la rayisss se defencioo
hey hey informo q mañana hagooooo muchoooo ESPCIOOOOO ESPECIOOOO EN MIS COMENTARIOS PA' LLEGAR A LA PAGINA 8 PARA EL MINI MARATON PERO PORFISS TAMBN AYUDENMEE!!
BESOSSSS
TE QUIERO ESCRITORaa!!
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
hehehehee llegue a la 7
UFFFFF FALTA MENOS PA' LA 8
MAÑANA LA PASOOOO!!
ME FUI A DORMIRRR!!!
UFFFFF FALTA MENOS PA' LA 8
MAÑANA LA PASOOOO!!
ME FUI A DORMIRRR!!!
Yhosdaly
Re: Fiesta privada-Joe y Tu
AMEI EL CAP!!!!
QUE BUENO QUE SUBES SEGUIDO!!!! TU NOVE ESTA MUY BUENA!!!
SIGUELAAA!!!
QUE BUENO QUE SUBES SEGUIDO!!!! TU NOVE ESTA MUY BUENA!!!
SIGUELAAA!!!
*Stephanie*
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