Knocking On The Devil's Door |Niall Horan|

—Hola linda —Voltee rápidamente al escuchar esa voz familiar con acento británico esplendido que hace que sea como dulce melodía hacia tus oídos. Cuando quite su mano de mis ojos vi como reía levemente.

— Hola Zayn — Lo salude con una media sonrisa y termine de recoger mis cosas. La oscuridad se estaba adueñando del cielo y comencé a caminar en dirección al departamento.

— ¿A dónde vas, querida? —Zayn me tomo del brazo suavemente para que no me escapara. Realmente me había olvidado que estaba allí, aunque su presencia es notable en cualquier lugar donde este. Me soltó al notar que ya tenía toda mi atención.

— Al departamento

— ¿Qué le parece si la acompaño señorita Cossete? — Me ofreció su mano caballerosamente y la tome con un poco de inseguridad.

Zayn me acompaño durante todo el camino al departamento mientras contaba sus típicos chistes malos, pero son tan malos que te ríes de la pena. Es un buen amigo y es uno de los pocos que tengo en esta gran ciudad. Él vive a unas calles de nuestro edificio, pero nos visita muy seguido.

Cuando llegamos al departamento me despedí de él y entre a mi hogar. Mire a Louis en el sofá, solo con unos pantalones de pijama, una laptop en sus piernas con su torso desnudo y lo salude, verlo así era casi normal cuando vives con él.

— ¿Cómo te fue? — pregunto el con curiosidad.

—Bien, me siento mucho mejor.

— ¿Qué pintaste hoy? —Dejo la laptop a un lado y me miro atentamente.

— Una niña hermosa, fue la mejor modelo que pude tener. — Deje escapar un suspiro y me senté en el mismo sofá que Louis, él se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo.
— No fue tu culpa. — Sabia a lo que se refería, las lágrimas estaban en mis ojos y una escapo, resbalándose por mi cachete y dejándola ligeramente húmeda.

— Lo sé, siempre me lo repites. — Correspondí a su abrazo y nos quedamos así un buen rato, hasta que Louis me separo lentamente de él.

— ¿Qué quieres cenar? —preguntó el con una sonrisa de lado

—¿Qué preparaste? — El era un gran cocinero, siempre prepara la cena porque sabe que me encanta su comida, y me pone de buen humor.

— Pollo con oreos. —Deje escapar una risa y el rio conmigo. Siempre se le ocurrían las cosas más locas, pero raramente, sabían delicioso.

Lou sirvió en un plato su receta para mí y espero para ver mi reacción al probar ese extraño plato. Su extraña combinación de pasta de fideos y oreos no se miraba para nada apetitosa, pero no podía negarle probarla al menos. Lleve un poco a mi boca y le sentí un sabor exquisito. El sabía como combinar algo que nadie haría y hacerlo un plato verdaderamente delicioso. Lo felicite y vi como su sonrisa se ensanchaba al ver como comía ese plato.

Después de la deliciosa cena, vi un poco de televisión con Lou y me fui a mi habitación después de un rato, no sin antes darle las buenas noches a mi amigo. Camine hasta mi cama, cerré la puerta y me recosté para quedarme dormida.


Sentí un hormigueo en mi vientre y abrí lentamente mis ojos, para encontrarme a Louis tocando mi ombligo.

— ¿Qué estás haciendo? –pregunte lentamente, esto se me hacía muy extraño…

— Es tu hoyo estomacal —Emitió una leve risa y yo quiete su mano de mi vientre rápidamente

— No seas raro, Lou —Reí un poco y me senté en la cama.

— Te traje el desayuno, tienes que prepararte para tu sorpresa— Lo mire curiosamente y me señalo la pequeña mesa al lado de mi cama, donde había un plato con un desayuno completo junto con un jugo de naranja a un lado. El siempre hacia eso en las ocasiones especiales. Después de eso se fue de la habitación, dándome a entender que debía prepararme rápidamente.

Me puse una sudadera y unos pantalones ajustados con mis converse negras, termine el desayuno y salí con Louis del apartamento. Fuimos a su auto y después de unos minutos de camino llegamos a una galería de arte. Se podía ver a la gente entrando emocionada a esta y otra que parecía lo contrario, que en su cara tenía la expresión de querer morir en ese instante.

Cuando bajamos de auto, Louis me tomo de la mano y me llevo a la entrada corriendo. Había una larga fila para entrar, pero el solo enseño una clase de pases y nos dejaron entrar rápidamente. Escuche algunas protestas de la gente que había en la fila, pero decidí ignorarlos, aunque un sentimiento de culpa me invadió un instante.

— Te presento la galería de arte “Artistes Anonymes”* —Mire a mi alrededor y vi hermosas pinturas abstractas, de paisajes o de modelos que parecían haber nacido para estar en la galería. Una llamo mi atención de todas estas y camine hacia ella. Era un jardín repleto de flores, parecía que lo hubieran hecho en un mundo paralelo. Ninguna flor parecía marchita o algo así, todas eran hermosas, cada centímetro de esta pintura era hermoso.

— ¿Te gusta? —Louis estaba a la par mía, me miraba fijamente y después aparto su mirada para ver la hermosa obra.

— Es demasiado hermosa, me encanta —Dije con entusiasmo. Era la verdad, nunca había visto algo tan hermoso.

— No se sabe de dónde han sacado este paisaje, algunos dicen que es un jardín imaginario, pero yo no creo en esas mentiras— Lo mire interrogativamente y el continuo hablando— Pienso que el pintor no quiso revelar en donde esta este jardín para que nadie pudiera hacer una obra parecida a esta.

Después de ver todas las otras pinturas, regresamos al apartamento y cenamos algo ligero. Louis me había explicado en el camino que había preparado esto durante semanas para que yo tuviera la oportunidad de ver la galería, ya que no iba a estar por mucho tiempo más.

Después de cambiarme a mi pijama fui a ver televisión un rato. Hoy había sido un buen día, no hubo lágrimas ni nada, solo diversión con mi mejor amigo. Los programas eran aburridos, así que apague la televisión y fui a mi habitación con la intención de dormir un poco.

—Co, ven aquí —Louis me llamo desde la cocina y acudí a su llamado inmediatamente. — Alguien quiere hablarte. —Su cara parecía sorprendida y tuve una ligera sospecha de que algo no anda bien con él.

— ¿Quién es? –Pregunte con curiosidad, nadie me llamaba desde que había dejado a mi familia en Irlanda hace años en el verano.

— Averígualo tú misma —Me extendió el teléfono.

Tome el teléfono entre mis manos y lo lleve a cara para poder hablar — ¿Hola?—Pude oír un pequeño grito de emoción del otro lado del teléfono con una voz que me resultaba familiar.

— ¡Cossete! Pequeña estúpida, ¿Dónde te has metido? —Y allí fue cuando caí en cuenta de con quien estaba hablando. Esa voz tan melodiosa que invadió mis oídos solo podía ser de una persona, mi hermana. Vanessa…