Frontera mental [Ziall] [Terminada]

La mañana estaba nublada, y de alguna forma, Niall se sentía identificado. No había amanecido bien, no había dormido bien. Sueños realmente extraños interrumpieron su tranquilidad, y lo dejaron traumado. Se tuvo que levantar incontables veces para “bajar el calor”. Váyase a saber la razón del mismo… El punto es que Niall se sentía mal, triste, desanimado, y raro. ¿Por qué no pudo animarse a pedirle matrimonio a Katherine? Sonaba y estaba tan seguro de hacerlo… Pero, algo fue. Algo fue que lo detuvo, que se lo prohibió hacerlo…

-Oye, ¿te pasa algo, Duendecillo? –le preguntó con suavidad Kat, ladeando la cabeza.

-Oh, no, no… Para nada, Katherine.

Ella seguía con su cabeza ladeada, sin creerle a su pareja. No le había dicho nada, pero la joven lo notó algo estresado cuando hicieron el amor. ¿Había pasado algo en su trabajo? A Niall, a pesar de que lo negaba rotundamente, le cohibía un poco su empleo. Tratar con personas que tenían problemas mentales, sea de cualquier tipo, era triste y complicado. Hasta ha habido días en los que él regresaba llorando a casa, y los cálidos brazos de Katherine lograban distraerlo, y hacerle olvidar los melancólicos sucesos del día. Pero ahora, ni los cariños de la hermosa joven lograrían sacar al moreno de la mente de Horan.

-Bueno, amor, tengo que irme a trabajar… -habló él, levantándose de la silla y sacudiéndose las migas de su camisa azul de enfermero.

-Claro… ¿Volverás muy tarde…? –inquirió Kat con cierto matiz de tristeza en su voz.

-Sí, lo siento, cariño…

Se despidieron y Niall marchó nuevamente a su trabajo. Su mente deambulaba por todas partes, pero de alguna forma, siempre terminaba pensando en Zayn. Ese maldito y sensual Zayn. Horan tendría que obligarse a sí mismo que el moreno era un ser repulsivo que no debía parecerle atractivo… Y también tendría que acallar su incesante curiosidad. Esa ansiedad de posar sus delgados y blancos dedos por el torso aceitunado de Malik, y conociendo cada parte de él… Y sus labios… oh sí, definitivamente quería darles una buena bienvenida a sus labios, salvaje e intensamente... “No, Horan, no… no pienses esas barbaridades, teniendo una mujer en casa y siendo totalmente heterosexual. A él nunca le llamaron la atención los varones, ¿por qué Zayn tenía que ser la excepción? Pero, y más importante, ¿por qué había una excepción?

Pero, Niall estaba seguro de que no estaba enamorado de Zayn. Era sólo atracción física… Y quién sabe, tal vez una simple atracción podría convertirse en una obsesión incontrolable, que desataría un estado de locura en la cabeza del joven irlandés...

Horan llegó a Calmwood. El lugar le resultaba más lúgubre de lo normal… Las rejas negras parecían estar manchadas de una sustancia aceitosa, y todas las cortinas estaban corridas, excepto una…

-Buen día, Niall –sonrió Emily.

-Hola, Mily…

Él pasó de largo y se dirigió rápidamente a la oficina de Brian Olivier, para hablar un rato con él. Allí estaba, ordenando y firmando papeles importantes. Niall hizo el menor ruido posible y se sentó en frente.

-Hola, Brian.

El hombre levantó la vista, y sus ojos cafés sonrieron. Sí, sus ojos sonrieron.

-Hola, Niall… ¿Lo hiciste?

“Demonios, qué directo…”

-Oh… Yo… ehhhh…

Su expresión demostraba ansiedad. Niall tragó con dificultad, y una gota de transpiración bajó por su cuello. Se sentía como amenazado, como si alguien le estuviera presionando un cuchillo en su espalda.

-¿Sí?

-La verdad es que no pude, Brian… -El rubio sabía que podía ser sincero con su
amigo. Él era buen consejero y oyente.

Una arruga se formó en la frente de Olivier. Su cara demostraba cierto desconcierto y decepción.

-¿Por qué?

-Po-porque… La verdad, no lo sé, Brian… Algo me… detuvo…

-¿Sabes? Desde que vino Zayn has estado muy raro. Al menos así yo te he notado…

-T-tienes razón… él es muy extraño… Me trata tan extraño…

-¿A qué te refieres?

-Pues… -¿Es que se lo tenía que decir? No, no, porque técnicamente Zayn no había hecho nada malo… Aún… -Solamente me mira raro, nada más… -acabó Niall, rascándose la barbilla pronunciada.

Pero Brian no quedó muy convencido que digamos…

-¿Acaso Zayn hizo algo que no debería?

-¡No, no! Pero, ¿qué crees? Zayn no me hizo nada… -explotó Horan, respirando muy velozmente.

-Tranquilo, Niall. No es para que te alteres…

Ahora, el rubio tragó saliva, y sin saber la razón, le dolió. ¿Qué diablos le pasaba? ¿Qué era lo que se imaginaba Brian Olivier? ¿Siquiera sospechaba que Malik lo acosaba sexualmente?

-¿Te molestaría acompañarme a ver a Zayn? Porque si no quieres verlo, lo entenderé… Pero es que necesito a un enfermero por si las cosas se salen de control… -añadió el doctor.

Niall puso una mueca, pero no se negó.

Brian posó su mano en la espalda pequeña del rubio y juntos caminaron hacia la habitación de Malik. Los corredores estaban infestados de personas perdidas, observando el vacío con la boca entreabierta. Un hombre con poco pelo en la cabeza se acercó tambaleándose a Niall. Tocó su brazo y Horan le sonrió con tristeza.

-Hola, John.

El hombre esbozó algo así como una sonrisa y otro enfermero se le acercó por detrás.

-Vamos, John. Es hora de tu paseo por la plaza… -le dijo con suavidad, tomándolo del brazo.

John debió reconocer la palabra “plaza” o “paseo” porque su sonrisa perdida se convirtió en una de completa felicidad. Empezó a brincar, y el corazón de Horan se hinchó de ternura y melancolía. Johnny tomó la mano del enfermero y lo jaló hasta la salida del hospital. El hombre de camisa azul rió de buena gana y los dos de marcharon.

-Eso fue muy emotivo… -susurró Niall, observando una estela invisible de ambos hombres.

-Sí… Hay que tener valor para trabajar aquí, Niall… Y por eso te aprecio tanto –admitió Olivier con ternura.

-No, yo te aprecio a ti, Brian, te admiro. Tu trabajo es mucho más complicado que el mío…

Los dos se dirigieron sonrisas cómplices.

-Digamos que los dos son difíciles y listo.

Continuaron su camino hasta que estuvieron frente al enorme 69. “Mmmm me pregunto por qué ese número es tan abrumador…”, pensó Horan con verdadera curiosidad.

Olivier ubicó la llave por la hendidura y la giró lentamente. Parecía que lo hacía a propósito. La ansiedad crecía y crecía dentro del pecho de Horan, y el miedo y el placer iban de la mano… Juntos inundaban la mente del pobre irlandés.

El hombre por fin abrió la puerta… y no había nadie en la habitación.

-¿Qué demonios…? –empezó Niall.

-No… -musitó el médico, corriendo hacia la ventana destrozada. Los vidrios estaban esparcidos en el piso, junto con gotas de sangre. Brian se apoyó el marco y observó el exterior. Luego, retrocedió y Niall quedó estupefacto. Aquél hombre no parecía ni asustado ni preocupado. Es más, se encontraba muy apacible. No como Horan, que sentía que el corazón podría salirse por su boca.

-¿Qué haremos, Brian? –preguntó con temor.

Se encogió de hombros.

-Pues esperar… -respondió, empezando a caminar para irse del cuarto de Zayn.

-¿Es-esperar? ¿Pero de qué hablas?

Brian se giró a enfrentar a su amigo, y este retrocedió un paso por inercia. Olivier era muy grande, en comparación a Niall… Bueno, todos eran gigantes en comparación a Niall.

-Niall, piensa. Los padres de Zayn están en Inglaterra, y él no tiene a nadie aquí. No conoce Mullingar, y no tiene dinero ni celular. No le quedará otra opción que volver aquí… su hogar…

Niall tragó saliva. Tal vez su amigo tuviera razón, pero eso no hacía desaparecer su inquietud. ¿Y si le pasaba algo a Zayn? ¿Y si no volvía a Calmwood? “¿Y si me abandona?”, pensó Horan con desesperación. No, no, Zayn volvería, como dijo Olivier. Volvería y Niall le daría una interesante bienvenida…
¿Qué? ¿Quién dijo eso?


-¿Puedes parar?

Niall dejó de golpear el lápiz contra la mesa y le dirigió una sonrisa de disculpa a Emily, cuya expresión de fastidio daba miedo.

-Lo siento…

-¿Estás nervioso por lo de Zayn?

-N-n-no…

-Ya, ya ni te esfuerces en negarlo, querido…

Horan se tocó el labio y volvió a pegar su vista en la puerta, esperando alguna anormalidad, pero la maldita se mantenía cerrada.

La chica bufó muy fuertemente y le tiró en las manos la llave de una habitación.

-Ve y fíjate si ha vuelto –resopló.

Niall bajó la vista y observó el 69 escrito con un rojo bien brillante. “Te amo, Mily”, pensó con una sonrisa imaginaria. Pero luego razonó que eso iba a sonar algo mal, así que solo le dedicó una sonrisa y echó a correr por el pasillo.

En el camino se encontró a varios enfermeros que le dedicaron miradas de curiosidad y extrañeza. ¿Por qué estaba tan apurado? ¿Por qué estaba tan desesperado? ¿Por qué de pronto era tan necesario verlo?

“Zayn, Zayn, Zayn, Zayn”, ésa era la mente de Niall. Él era su mente. Él era su todo… ¿Por qué? ¿Era su droga acaso? Demasiadas preguntas sin respuestas…

Cuando estuvo enfrente de esa puerta con el gran número, suspiró. Tomó el picaporte luego de utilizar la llave y lo giró muy lentamente, torturándose a sí mismo. Era realmente una situación masoquista… Suspenso, ansiedad y curiosidad. Esas emociones invadían el ambiente. Además de la tensión, claro.

La abrió, y se encontró a un joven tirado en el piso, bajo los vidrios manchados de sangre. Temblaba cual papel y estaba en posición fetal.

-Oh Zayn…

Niall se acercó a él y se puso en cuclillas a su lado. Tenía el cabello chamuscado y varios cortes superficiales en la frente. Sus manos las escondía debajo de su remera, y no dejaba de sacudirse…

-Volveré con ayuda –le susurró a su oído, inclinándose un poco.

Se incorporó y echó a correr nuevamente. En los corredores fue deteniendo a cada enfermero que veía, y les ordenaba que vayan a la habitación del paciente. Cuando encontró a Brian, lo tomó del brazo y le contó lo sucedido. No estaba tan sorprendido. Como había dicho, Zayn iba a volver…

Juntos se dirigieron al cuarto 69 y vieron que hombres y mujeres vestidos de azul estaban levantando a Zayn y colocándolo con sumo cuidado en su cama destendida. El doctor Olivier ordenó con voz autoritaria que se marcharan y los dejaran solos. El portazo que dieron al salir, sobresaltó al irlandés.

-¿Por qué, Zayn? ¿Creíste que esto iba a ser fácil? –inquirió con suavidad Brian.

Zayn soltó un sollozo y a Niall casi se le rompió el corazón. Nunca se imaginó ver a alguien como el moreno tan vulnerable y roto.

Olivier notó que Malik escondía sus manos por debajo de su camiseta manchada de sangre y sudor.

-¿Me permites…? –El hombre acercó sus manos al torso de Zayn y este se encogió al contacto. Brian suspiró y le dedicó una mirada a su amigo. Este se la devolvió incrédulo. ¿Por qué creía que con el rubio, Zayn se iba a dejar tocar? Pese a todo, extendió sus largos dedos y los acercó a las muñecas del paciente. Al principio, se contrajo, pero luego, al darse cuenta de que esas blancas y frías manos que lo tanteaban eran las del enfermero rubio, se relajó y dejó las suyas al descubierto.

Niall ahogó una exclamación. Estaban negras, algo chamuscadas, y se aferraban con fuerza a un encendedor, manchado de esa sustancia roja y viscosa.

-¿Qué has hecho? –dijo con hilo de voz.