Flight of the Dragon {One Direction}. TERMINADA.

Casi una hora más tarde, Frank, Zayn y yo nos encontramos sentados en el parque. Habíamos estado hablando de cómo habían sido las cosas cuando él se fue, cómo las vivió él y cómo las viví yo.
—Ahora entiendo porque no querías que te llamase “nena” —dijo mi novio acariciando mi cabello, mi papá se tensó, pero no le di importancia. Le sonreí a Zayn y besé sus labios.
—De todas maneras no vas a hacerlo —reí. Desvié mi vista hasta mi padre. —¿Por qué nos abandonaste? —le pregunté. —Sigues sin responderme.
—No es momento, hija —murmuró. —Vas a entenderlo en algún momento.
Acepté la respuesta que me había dado, pero iba a averiguar qué fue lo que sucedió. ¿Fue por mí?, ¿por Danny?, ¿habrá sido alguna discusión con mamá en la que nosotros participamos indirectamente?
—Debo irme —la voz de Frank irrumpió en mis pensamientos.
—¿Te volveré a ver? —pregunté.
—Claro que lo harás —dijo, besó mi frente y se alejó caminando a paso ligero.
Unos segundos de silencio pasaron antes de que Zayn diera su opinión.
—No lo entiendo… —susurró. —¿Por qué hace esto?, ¿por qué prefiere dejar todo en una gran incógnita y no decírtelo?
Lo miré a los ojos, entendía de qué hablaba… pero…
Zayn movió las manos. —No le encuentro una respuesta válida, ¿me entiendes? Es tu padre, lo sé, pero… no me cierra —dijo. —Oculta demasiadas cosas.
—Zayn… comprendo lo que dices… pero es mi padre y ahora que lo he encontrado no voy a dejar que se escape. No de nuevo. No quiero volver a sufrir la perdida.
—Te amo, y respeto tus decisiones. Pero esto me parece absurdo… él aparece; de la nada. Primero huye y luego acepta que lo encontraste… es diferente… ya no te llama por los apodos que antes usaba cariñosamente para contigo. Cree que no le interesas… déjame decirte que el ladrón juzga por su condición.
Entre-cerré los ojos. Enojada. —No puedo creer lo que estás diciendo… no quiero creerlo. Deberías de ser mi respaldo… apoyarme. Ayudarme, no encargarte de arrojar mis expectativas al suelo —lo fulminé con la mirada. —Me voy a casa —me puse en pie y caminé algunos pasos, alejándome de él. —Te llamaré cuando lo crea necesario. Mientras tanto ni siquiera te preocupes en intentar.
—Oye.
—¿Qué? —me giré para mirarlo, aunque luego iba a arrepentirme.
—No le digas a tu madre que Frank ha regresado… no creo que vaya a tomarlo muy bien… no quiero meterme… y sé que no debería. Pero en verdad. Siento que Danny no va a tomarlo a la ligera… y tu mamá tampoco —se acercó y tomó mi brazo. —Te amo. Jamás te olvides de eso —besó mis labios y comenzó a caminar de regreso a su casa.
Tenía razón. Quiera o no quiera aceptarlo él hablaba en serio, y no estaba errado.
—Mierda… —murmuré.
La situación me resultaba totalmente frustrante. Y obligarme a callar mi felicidad era aun peor.
Centré mis pensamientos en otra cosa. Intentando mantenerme con las ideas fijas en la guerra que nos amenazaba y comencé a caminar hacia casa.

Al llegar Danny y Doug estaban recostados en los sillones hablando boberías.
—Princesa —sonrió abiertamente.
—Hola Danny, Dougie —les sonreí y me senté en el sofá. —¿Qué tal todo?
—De maravilla, ¿tú?
—Tuve un pequeño intercambio de opiniones con Zayn.
—¿Primera pelea?
—Podría decirse…
—¿Te ha hecho llorar? —preguntó mi mejor amigo.
—Nope —le sonreí. —Sólo fue una pequeña pelea, no un “no quiero verte nunca más” ¿me entienden? Nada más que eso.
—Más le vale.
—No sean imbéciles. No voy a separarme de Zayn nunca. Lo amo demasiado.
—No. Calla. Eres empalagosa, preciosa —rió Dougie.
—¿Me vas a decir que jamás te enamoraste de nadie? Joder, hombre —reí—, ¿y tú? —miré a Daniel.
—Tú y mamá son los amores de mi vida.
—Daniel —me quejé.
—Vale. Hubo una muchacha… pero no estoy preparado para nada formal… además nuestras Galaxy Defenders…
—Si son verdaderas Galaxy Defenders van a aceptarlo.
—Lo sé…
—¡Entonces sienta cabeza, joder! —exclamé. —Quiero un sobrinito —hablé con más calma.
—Tú vas a ser virgen hasta que yo me muera —sentenció mi hermano.
—Doug trae un cuchillo —le susurré y luego me volví a ver a Danny. Él negó con la cabeza y se rió. —No es una broma, idiota… ¡trae un cuchillo, Dougie Poynter! O tú serás el próximo —sentencié.
Me apoyé en el respaldo del sofá y comencé a reír. Ellos acompañaron mis risas.
Dejé de carcajear y miré a mi hermano. —Quiero-un-sobrino. ¿Está claro? Antes de los dieciocho. Así que muévete —le dije y me giré para mirar a mi mejor amigo. —De ti espero lo mismo.
Doug asintió con una sonrisa en el rostro, besó mi mejilla y corrió escaleras arriba.
—Dougie tiene novia, princesa —rió.
—Joder. ¡Dougie, era broma! ¡No violes a tu novia! —grité a todo pulmón y sentí la risa de Draco dentro de mí.
—No puedo creer esto —rió mi dragón.
—¿Por qué? —sonreí.
—Ese muchacho, por ti, se arrojaría de un risco.
Reí hacia mis adentros y Dray apareció en la ventana. Me paré, la abrí y lo tomé entre mis brazos para luego besar su cabeza. —Te quiero, Draco —sonreí y lo apretujé un poco.
—Yo también te quiero, ________, no me mates… —su risa llegó luego de eso.
El aleteo irregular de un dragón se coló en el ambiente. Abrí grande los ojos y sentí el impulso de correr hacia el bosque, cosa que hice unos segundos más tarde, seguida de Dray y Danny. Al llegar a un claro me encontré con un dragón gris. La forma gatuna de Draco se hizo trizas. Dejando a un dragón azul frente a nosotros.
—Detrás de mí, es peligroso —por lo visto las palabras de Draco no fueron sólo para mí, ya que Daniel tomó mi mano y me puso detrás de él.
—Vengo a traer un mensaje por parte del jinete oscuro —dijo. —La guerra se llevará a cabo en tres días. En el bosque donde ustedes entrenaban, así es. Hemos estado vigilándolos. El dragón negro me dio otra advertencia para ustedes… no se acobarden. O Londres arderá, acabará en ruinas —el alado gris se alejó volando, pero una última advertencia llegó a mis oídos. —Debes temer elegida. Debes temer.
—¿Eso fue real? —preguntó Danny. —Escuché todo lo que el dragón dijo, el no movió la boca.
—Draco tampoco lo hace.
—¡¿Qué ha sido eso?! —los gritos de Dougie llegaron a nosotros. —He escuchado todo. ¿Qué fue?
Las palmas de mis manos llegaron a mi rostro instantáneamente. —Un dragón. La guerra será en tres días.
Dougie se quedó en silencio. —________, ese dragón acaba de hacernos participes. A mí y a tu hermano —dijo. —Yo no pienso quedarme con los brazos cruzados.
Cerré los ojos. —¿Zayn…? —pensé, forzando mi habilidad y utilizándola para hablar con él.
—Sí. Fue real. Lo escuché y creo que todos lo hicieron.
—No puedo creerlo…
—Yo tampoco.
Me anulé cuando la frase del dragón gris golpeó mis sentidos. “DEBES TEMER ELEGIDA. DEBES TEMER.”

Cerré la puerta y apagué la luz.
Me encontré encerrada en mi habitación. Atrapada entre cuatro paredes blancas que, invadiendo mi cerebro, no me permitían escapar de mi imaginación. Me veía sobre el lomo de Draco… pero nada sucedía y eso era extraño. Parecía que el tiempo estaba congelado. Nadie se movía, y yo tampoco podía ver mucho. Aquello me aterró.
Alguien tocó la puerta y yo no pude evitar sobresaltarme.
—Pasa —dije despreocupadamente.
La silueta de Zayn se hizo visible ante mis ojos. La necesidad de estar entre sus brazos me invadió, y no logré evadirla… por lo que me puse de pie y corrí hasta él refugiándome entre sus brazos y escondiendo mi cabeza en su cuello.
—Te amo —murmuré. —No me dejes, te necesito.
Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mi rostro, acabando en su camiseta. No tuve el tiempo para retenerlas. Un montón de sentimientos se hicieron presentes. Jamás en mi vida había sentido tantas cosas juntas, no de esa manera.
Una de las manos del moreno se alejó de mi cuerpo, y luego la luz llenó la habitación.
—Nunca. Nunca jamás voy a dejarte —murmuró. —Te amó aún más.
Sus labios hicieron presión contra los míos y yo recuperé mi tranquilidad y mi cordura.
Llevé mis manos hasta su cuello, deseando que nos quedáramos así para siempre. Que por alguna razón el tiempo se congelará. Que todo pasará sin nosotros. Que pudiéramos amarnos para siempre.
—No importa lo que pase —susurró mirando mis ojos, los suyos brillaban como nunca antes los había visto—, no importa qué, por qué, cómo o cuándo. Tú y yo siempre estaremos juntos. ¿Quieres saber por qué? —rozó mi nariz contra la suya. —Porque no voy a dejarte escapar, amor —sonrió juguetonamente. —Eres mía —besó mis labios levemente—, eres mía y yo soy tuyo —me besó de nuevo—, sólo tuyo.
—Te amo, te amo demasiado como para dejarte ir —susurré de la misma manera que él lo había hecho.
Me recostó sobre la cama y besó mis labios otra vez. Sonriendo.
Unos momentos luego, después de llenarme de besos se acostó a mi lado y puso su brazo debajo de mi cabeza.
Nos quedamos en silencio, disfrutando de la compañía.

—Tan sólo tres días —la voz de Harry sonó implacable. Sus ojos se nublaron por el miedo. También me di cuenta de que los ojos verdes del castaño habían perdido su característico brillo… parecía tomarse la guerra con total seriedad.
Louis chasqueó la lengua, sus ojos azules me mostraban el mismo miedo que Harry sentía. Todos estaban aterrorizados. Las chicas hacían fuerza para no llorar. Julie se encontraba detrás de Lou, con su cabeza recargada sobre la columna del castaño. Zayn estaba parado detrás de mí. Tenía la vista perdida en la nada, y la sonrisa se le había escapado. Liam estaba sentado en el suelo, apoyado en el lomo de Khea, Aang sentada entre sus piernas… ella tenía los ojos cerrados. Niall… bien… él había llegado con Zaes y luego había comenzado a caminar. Se alejó de nosotros y aún no ha vuelto. Sofí y Lin estaban sentadas juntas. Linda tenía su cabeza sobre el hombro de Sofía, y ella esperaba que Niall volviera pronto.
—Sé que todo esto les preocupa —habló Zayn. —Pero vamos a vencer, estoy completamente seguro. ¡Somos fuertes! —exclamó al tiempo que rodaba su mirada sobre todos los presentes.
Camille cayó de pie sobre un árbol caído. —¡Voy a ayudarles! —gritó. —¡Tienen que mantenerse cuerdos! —imitó a Zayn. —No ganaran si no tienen la mente en eso, concentrados.
—¡No podemos quedarnos quietos! —colaboré.
—Con mi magia y la de ella venceremos —dijo la morocha recién llegada. —Ustedes mismos han visto de lo que _______ es capaz. Puedo igualar su poder. ¡No voy a dejar que ninguno de ustedes muera! —los animó. —¡No pienso vivir con la culpa de verlos morir! ¿Me entienden?
Sentí pasos a mis espaldas y la presencia de Zayn desapareció. Uno. Dos. Tres golpes y un quejido.
Me giré. —¡Daniel Jones! —grité con todas mis fuerzas. —¡Déjalo en paz! —empujé a mi hermano. —¿Qué haces? Joder, ¿estás loco?
Un par de brazos me tomó por detrás.
Dougie.
—¡Suéltame, Poynter! —grité y forcejeé contra él.
Zayn me miró desde el suelo, dos segundos después estaba de pie nuevamente. Empujó a Daniel y ahora fue él quien estaba en el suelo. Los veintiséis años de Daniel, contra los diecinueve del moreno. Sé que la edad no hace la fuerza, pero… el tamaño… eso es diferente.
—No sé qué es lo que te suceda —dijo Zayn. —Pero no puedes llegar de la nada y golpearme cómo lo has hecho —lo sostuvo contra el suelo, privándolo de poder moverse. —Al menos no sin llevarte algunos golpes de vuelta.
—¡Zayn, no! —lo miré. Malik se detuvo, pero no soltó a Daniel. —Dougie —murmuré y forcejeé una vez más. Él me soltó. —¿Qué mierda les sucede? —los miré. Todos presenciaban la escena. Hazza se había acercado un poco, al igual que Lou y Liam.
—¡Él tiene la culpa! —exclamó Danny empujando al moreno, sin lograr alejarlo.
—¡Te equivocas! —le dije. —Zayn no tiene la culpa de nada, yo encontré el huevo de Draco. Joder, Daniel… eres un imbécil. ¡Y tú no te quedas atrás! —empujé a Doug empujando mis manos contra su pecho. —Jamás pensé que esto podría suceder. ¡Ustedes habían entendido cómo serían las cosas!
Por el rabillo del ojo noté que Camille empuñaba arco y flecha, preparada para atacar en cualquier instante.
De un momento a otro Daniel estaba sobre Zayn, y amenazaba con golpearlo nuevamente.
—Ah, no, eso sí que no —el moreno golpeó sus manos contra el suelo y luego tomó a mi hermano por el cuello de la camisa que llevaba. Ambos en el aire. El castaño llevaba las de perder. Louis hizo lo que Zayn, tomando a Dougie por los brazos y elevándolo en el aire.
—¡Nadie golpea a mis amigos y se la lleva gratis! —exclamó Tomlinson.
—No entiendo… —susurré. —¿Por qué hacer esto? ¿No? —miré a mi hermano y a mi amigo. —No veo la necesidad.
—Queremos pelear con ustedes —dijo Poynter cuando logró derrotar el miedo que sintió cuando Louis lo elevó. —¡No vamos a quedarnos con los brazos cruzados! ¡¡Te lo he dicho!!
—¡Ustedes no pueden pelear! —acotó Camille. —¡Mírense! Ellos los han reducido en menos de diez minutos —los miró. —¿Qué habilidades pueden llegar a tener un par de simples muchachos?
Evité una risa ante eso.
—Vale. He entendido… ya no golpearé a nadie —dijo Daniel. —¡Bájame!
Zayn amagó con dejarlo caer, y él agarró los brazos del moreno con fuerza. Luego de aquello el castaño pisó tierra.
—La próxima vez vas a pensarlo dos veces —sonrió mi novio y caminó hasta mi.

La noche había caído sobre Londres.
Todos estábamos de vuelta en casa. Mi hermano, Dougie y yo, junto con Zayn y su pequeña hermana.
—¿Puedo jugar afuera? —preguntó ella.
—Claro, nena —sonreí. —Ve —acaricié su cabello y ella salió corriendo. —Es hermosa… ¿no crees? —reí.
—Sí —rió él y besó mis labios. —Te amo.
Los pasos que rodaban escaleras abajo me impidieron responder. Dirigí mi vista hacia las escaleras y vi a Danny y a Doug.
—Lo sentimos… —dijo mi mejor amigo. —Lo de ésta tarde… nos comportamos como idiotas.
Daniel se sentó frente a Zayn. —Lo siento, Zayn… creo que me dejé llevar.
—No se preocupen —sonrió mi novio.
—Deben entender —les dije—, la guerra es nuestra. Nosotros debemos encargarnos… he hablado con ustedes sobre esto.
—Tan sólo les pedimos que tengan cuidado…

Los días pasan con rapidez. Todos estamos alborotados. Ninguno quiere aceptar lo que va a suceder pero aún así nos preparamos y nos mantenemos en forma.
Intentamos calmar nuestros miedos y preferimos callar las idioteces que nuestro subconsciente produce… porque eso son idioteces.

El último día se hace presente ante nosotros. Las cosas están listas, ya sólo falta que llegue el momento, rezar y esperar a que todo salga bien. Estar seguros.
Porque los deseos se cumplen, ¿no es así? Porque si deseas algo con mucha fuerza, y lo esperas con anhelo sucede.
Me alegra no tener que decir que necesitaremos un milagro, porque no es así. Estamos listos. Somos fuertes. No dejaremos que nos venzan.
Nosotros venceremos.

Nos reunimos en el bosque que ladea mi casa. Danny y Dougie me acompañan. Insistieron en estar allí cuando partiera hacia la guerra.
La espada cuelga de la cinturilla de mis jeans. La pulsera mágica de Julie aún se encuentra en mi muñeca. La aproximé hasta mis labios, y susurré mi deseo… esperando que se cumpla.
—¿Lista? —los ojos de Zayn se clavaron en los míos.
—Sí —sonreí. Abracé a mi hermano y besé la mejilla de Doug. —Los amo —dije—, y no se preocupen por mí… estaré bien.
—¡Lo estará! —gritó el moreno y se subió al lomo de Shyvana.
Imité la acción de Malik, subiéndome a Draco. —¡Vayan a casa! —agité mi mano al tiempo que Dray agitaba las alas.
—¿Preparada?
—Más que nunca, Dray. Más que nunca.
A los pocos minutos el vuelo de mi dragón cesó, al igual que el de todos los demás. Pero ninguno se bajó de su dragón.
—¡He llegado! —la voz de Camille se hizo presente.
—Sube —dije y extendí mi mano para ayudarla.
Llevaba su carcaj en la espalda. Ésta vez, a diferencia de nuestros otros encuentros, las flechas son doradas y parecen tener alguna cualidad mágica.
—Estás en lo correcto —me dijo. —Son mágicas, y serán de gran ayuda.
Sonreí contenta. —Vale, sólo nos queda esperar a que suceda.
Los minutos pasan, las nubes se acumulan en el cielo. Aún todos estamos sobre nuestros dragones. Disminuyendo el factor sorpresa.
No hay un plan de ataque.
No hay nada.
Más que valentía, y decisión.
—Londres va a salvarse —aquel susurró proveniente de la garganta de Niall llegó a mis oídos.
—Sí —me giró para mirarlo a los ojos. —Sí, Niall, Londres va a salvarse y nadie saldrá herido —aunque aquello no está en mis manos.
Podremos.
Esto tan sólo será un recuerdo. Se convertirá en una historia que contar. Podremos decirle a nuestros hijos de lo que fuimos parte. Tendremos manera de demostrarlo.
Mi corazón dio un brinco dentro de mi pecho cuando vi al imponente dragón negro aparecer de la nada misma a unos pocos metros de nosotros, acompañado de dragones de todos los colores, rojos, azules, verdes, purpuras, amarillos y naranjas. El dragón mensajero, aquel alado gris también se encuentra presente. Todos tienen sus jinetes.
Un pensamiento se hizo presente: «El único dragón blanco está en nuestro equipo».
Aunque ellos nos superen en número, ninguno sabe lo que yo sé. Ninguno tiene en su poder la espada que cuelga de mis jeans.
Nuestros adversarios nos escanearon con sus miradas, nosotros nos encargamos de hacer lo mismo.
El jinete oscuro alzó sus brazos en señal de ataque. Todos los dragones comenzaron a volar, aunque de momento ninguno atacaba realmente. Decidimos empezar nosotros.
Zaescer se alejó primero, Niall arrojaba fuego y golpeaba a los demás jinetes lanzándose sobre los lomos de los dragones enemigos.
Lake, junto con Linda, se alejó después. Fuego, golpes, flechas. Lin no se privó de nada.
Beawulf lo siguió, Louis volaba por sobre ella, arrojándose sobre los adversarios. No dejaba que atacaran a Bea, e interceptaba los ataques formando alguna clase de escudo con el fuego que salía de sus manos.
Headwind voló con fuerza alejándose de nosotros, atacando sin piedad a todo lo que volaba.
Luego fue el turno de Frevian, que junto con Harry, se encargó de tirar a los jinetes que volaban sobre los dragones.
Deffoní y Julie volaban alto y desde arriba caían en picada para derribar a varios de un solo golpe.
Benyaan se alejó con toda la furia que llevaba contenida desde hacia tiempo, arrojando fuego por la boca mientras Aang se encargaba de repartir puñetazos en todas las direcciones.
Zayn voló tras Benyaan luego de exclamar un sincero: «Te amo, _______». Shyvana esquivaba todo lo que decidían arrojarle y él arrojaba fuego para ayudarla.
Liam, Camille y yo, junto con Khea y Draco, decidimos acercarnos al jinete oscuro. Camille usaba su arco para defendernos y Khea hacía uso de su fuego, al igual que Dray, Liam y yo. Una de las flechas de la morocha fue directa al jinete del dragón negro. Mientras Payne distraía a ese jinete, me iba a encargar de acercarme por la izquierda. Volé por sobre Draco y me envolví en el fuego azul de la misma manera en que lo hice la primera vez. Haciendo uso y abuso de aquello me arrojé sobre ese hombre. Cuando caímos al suelo se le cayó la capucha que llevaba y lo que vi no fue muy agradable.
No podía ser cierto.
Me encontraba sentada sobre el regazo del jinete oscuro, impidiendo que se alejara.
—Papá —susurré y miré su rostro. —¿Por qué…? —pregunté sin poder creerlo. Esto no podía estar pasando… ¿mi padre? ¿Mi padre era el jinete oscuro?
Alguien aterrizó a mi izquierda. Me giré y vi un Zayn algo lastimado, con magulladuras en el rostro y los brazos raspados. Shyvana apareció detrás de él.
—¿Frank? —la voz de Zayn salió de su garganta demasiado amortiguada.
Me puse de pie, pero mi padre no se movió. Seguía en el suelo. Di algunos pasos y me dejé caer sobre mis rodillas. Los pesados pasos de Shy se aproximaron a mí y ella me cubrió con sus alas.
—Eres un jodido cabrón —dijo el moreno. —¡No puedo creer que le hayas hecho esto a _______! Es tu hija, joder. Ella confía en ti y lo único que haces es lastimarla. La abandonaste, y te perdonó. Dime, ¿qué clase de persona hace eso?, ¿crees que todos lo harían? Pues estás equivocado. _______ es la mejor persona que he conocido en mi vida, siempre está feliz. Bromea. Le gusta reír… y tú… tú llegas y arruinas todo eso.
Me escabullí de entre las alas de Shy para poder ver qué sucedía.
—Mira todo esto —lo tomó por el cabello, poniéndolo de pie y mostrándole el cielo. Refiriéndose a la guerra que estaba teniendo lugar ahí arriba. —Has hecho llorar a mi novia, has hecho llorar a su hermano, su madre sufrió por ti… y… ¿sabes algo? No soy de los chicos que se quedan con los brazos cruzados —su mano se hizo puño y aterrizó en el rostro de Frank. —Pará la guerra —masculló antes de golpearlo de nuevo—, si alguno de mis amigos muere…
Las palabras del moreno cesaron cuando Draco cayó sobre el cuerpo de mi padre. Acercó su cabeza a él, gruñendo y mostrándole sus grandes dientes.
Luego Benyaan hizo vibrar el suelo cuando aterrizó con el cuello del dragón negro en su boca y Aang sobre su lomo.
—¿Deberíamos darle el placer de vivir? —preguntó la casi pelirroja.
—Lo mismo me pregunto —Zayn me arrojó una mirada, cargada de odio y curiosidad.
Todos los demás tocaron tierra… y saber que todos estaban vivos me tranquilizó.
—Creo que…
—No hay que darle la posibilidad —dijo Niall. —No la merece.
Camille cayó de pie detrás de mí, empuñando su arco y flecha. —Yo pienso que merece morir, por todos los dragones que cayeron aquí hoy —su tono fue implacable.
Miré los ojos de mi padre, y movió los labios en suplica. Aquello me enfureció… después de todo Zayn sí tenía razón. El moreno caminó hasta mí, luego de poner a aquel hombre de rodillas.
—Es tu decisión, preciosa —susurró.
—Tantos años pensando que estuvo muerto… viviendo sin él. Creo que ahora aquella mentira puede hacerse realidad.
—¿Quieres hacerlo tú? —preguntó Camille.
—No, no, tú hazlo. Lo odias de la misma manera que yo lo hago ahora.
Malik entrelazó sus dedos con los míos y apretó mi mano.
La morocha tensó el arco, apuntó y… adiós. La guerra estaba terminada.
El dragón que aún se encontraba entre los dientes de Benyaan cerró los ojos y dejó de forcejear. También estaba muerto.
—¡Vencimos! —Louis golpeó el suelo con sus pies y voló alto. —¡Lo logramos, joder!
—¡Yay! —gritó Harry y siguió al castaño.
Todos estallamos en vítores y sonrisas. Gritos y abrazos, besos, saltos.
¡Estábamos vivos! Eso era lo que importaba. Habíamos ganado la guerra, acabado con el jinete negro, y su dragón.
Ya no más presión.

Los años pasaron y la guerra, junto con la muerte de mi padre, se ha convertido en un recuerdo. La espada es parte del ático, al igual que la brújula. Draco sigue siendo parte de mi vida, mi compañero de aventuras. Aunque ahora eso ha disminuido bastante… al menos desde que Nathan llegó a la familia. Ahora divido mi tiempo entre Zayn, Nath y la universidad.
Mi sobrino –casi ahijado– es castaño como mi hermano, tiene los ojos marrones de su madre y una sonrisa que ilumina. Su mamá se llama Joyce y es una de las mejores personas que he conocido.
McFly se ha tomado un año… “sabático” digamos, y las Galaxy Defenders han aceptado esto con enormes sonrisas y muchos regalos para el pequeño monstruo.
Respecto a Doug y los chicos… bueno, Peyton –la novia de mi mejor amigo– está embarazada… una niña viene en camino, aun le quedan tres meses para llegar; pero la esperamos con los brazos bien abiertos. Aún sigo viendo a los chicos, de todas maneras veo más a Niall y a Liam. Ya que Louis, junto a Julie, y Harry, con Linda, decidieron darle la vuelta al mundo… aún siguen en eso.
—_______, ¿puedes fijarte? Nathan está llorando —me pidió Joy al pasar por mi izquierda arrastrando una maleta.
—Claro. —Corrí escaleras arriba y entre a la habitación de Danny y tomé al niño en brazos. —Tranquilo Nath —besé su cabeza. —Papá y mamá están subiendo las cosas al auto. ¿Me vas a extrañar?
—Tía —sonrió.
—¡Pequeño monstruo! —exclamé con una enorme sonrisa. —Dilo de nuevo —lo miré.
—Tía —dijo y tomó mis mejillas en sus manitos. —Tía, tía, tía —reía contento.
—Te amo, Nathan. Te amo —le dije. La puerta se cerró de repente y me giré para ver quién era. —Zayn —sonreí.
—Hola preciosa —sonrió y besó mis labios.
—No —dijo Nathan empujando a Zayn. —Tía mía —lo miró.
El moreno se rió y tomó al pequeño castaño en brazos. —Esa tía tuya es mi novia, Nath.
El niño miró a Zayn con los ojos bien abiertos.
—No entiende, amor —lo miré. Yo ya rozaba los veinte y él había alcanzado los veintidós.
—Sí que entiende, es pequeño pero no tonto, preciosa —se rió. —Eres todo un galán —le dijo. —No puedo creer que seas hijo de mi cuñado —soltó una carcajada y besó la frente de mi ahijado. Luego de quedarse mirándolo un rato me miró. —¿Te imaginas?
—¿Qué cosa? —lo miré sin entender.
—Un hijo nuestro. Tendría tus ojos y mi cabello. Mi valentía y tu tranquilidad.
—Sería hermoso —murmuré. —Pero aún es pronto.
—¿En verdad? Yo siento que deberíamos dar ése paso —miró mis ojos y besó la punta de mi nariz. —Quiero pasar el resto de mi vida contigo, amor —susurró.
Abracé a Zayn por las caderas, teniendo una vista plena de Nathan. En verdad… podía imaginarme un niño moreno de ojos azules. Sería una sensación hermosa.
—¿Muchachos? —preguntó Danny. —¿Pueden soltar a Nath? —rió. ¿En qué momento había entrado?
—Sí, sí —dijo Zayn algo nervioso. —Ve con papá, pequeñín.
Daniel tomó a su hijo en brazos y rió. —Creo que se merecen un tiempo a solas —sonrió y salió.

Danny y Joyce, junto con mi pequeño ahijado, se iban de la casa. Ya era tiempo de que emprendieran una vida, juntos.
—¡Adiós! —exclamé con lágrimas en los ojos. Jamás pensé en ver a mi hermano irse de la casa. —¡Los voy a extrañar!
—¡Tú tienes llave, niñera oficial, puedes venir cuando quieras! —bromeó mi hermano.
—¡Nosotros también, ______! —gritó Joy.
—Zayn —dijo Daniel antes de encender el auto y alejarse. —Me quitó el sombrero ante ti, hermano —le sonrió y le dio arranque al carro. —Nos veremos pronto —me guiñó un ojo y ahora sí, se alejó de la casa. Frenó en la esquina y asomó la cabeza por la ventanilla. —Te amo mamá —gritó a todo pulmón y aceleró.
Mi madre lloraba sin control sentada en el pórtico.
—Ya, mamá —le dije y me senté a su lado. —No llores, veremos a Danny cuando queramos. Además eres la abuela de ese precioso niño, no debes sentirte así.
—No me llames abuela —sollozó—, me haces sentir vieja.
Zayn se sentó del otro lado de mi madre. —Tranquila, Lilianne. Daniel no podrá vivir sin ti.
—Oh, muchacho —rió armoniosamente.
La relación entre mi madre y Zayn mejoró notablemente luego de la guerra… durante estos tres años vivieron de broma en broma y eso era realmente genial.
Mi celular sonó dentro del bolsillo de mi pantalón. Lo tomé y atendí.
—¿Hola?
—Hola, ______. Soy Peyton —su voz sonó nerviosa.
—¿Qué pasó, Pey? —pregunté.
—Doug aún no llega y hoy tenemos turno para una ecografía.
—¿Dónde? —nombró el hospital. —Ahora mismo salgo para allá —le dije y guardé nuevamente el celular en el bolsillo de mis jeans. —Me voy —besé los labios de Zayn y la mejilla de mamá. —¡Préstame tu auto! —exclamé y miré al moreno sacudiendo las llaves. Abrí la puerta, me subí y aceleré.
—¡Joder, ______! —gritó Malik poniéndose de pie. —Odio cuando haces eso —se quejó.
Yo reí sonoramente y encendí el radio.
A los pocos minutos apagué el carro en el estacionamiento de la clínica y entré. Vi a mi cuñada sentada en uno de los sillones que allí yacían. Tenía una barriga enorme, la cual abrazaba con ternura.
—Llegué —le sonreí.
—Gracias a Dios, ______ —susurró ella abrazándome, claro que la pequeña niña no dejaba que lo hiciéramos como se debía. —No sé dónde está Dougie… —dijo unos momentos después mirándome a los ojos.
—Supongo que se perdió, o está retrasado —la tranquilicé. —El tráfico aquí es infernal.
—Lo sé, pero…
—¿Hayes? —preguntó una voz femenina. —Por aquí —y se metió de nuevo al consultorio.
Entramos juntas. La doctora hizo que se acostará en la camilla, levantó la camiseta de la morocha y esparció un gel sobre su barriga al tiempo que Peyton se estremecía.
—Sí, está helado —rió la mujer.
Encendió la maquina y acercó un aparato a su panza. En la pantalla pudimos ver a la bebe… esperen…
—¿Doctora, hay sólo uno? —pregunté. —Veo… veo cuatro bracitos —susurré y tomé la mano de mi amiga con fuerza.
—Tienes razón —dijo. —Hay dos. Una niña, y un niño —sonrió.
Le lancé una sonrisa socarrona a Pey y besé su mano. —Es genial. Tienes a la pareja —dije y no pude evitar una risa nerviosa.
Dougie no estaba aquí para presenciar esto, y sabía que ella estaba pensando en eso. Su novio no se encontraba presente en una ecografía totalmente importante… espero que ese imbécil tenga una buena excusa… porque yo voy a encargarme de torturarlo.
Alguien golpeó la puerta, la doctora indico que pasará. Mi mejor amigo entro en la habitación. Sostenía un enorme ramo de flores y ofrecía una sonrisa de disculpa que parecía cocida a su rostro.
—Lo lamento, amor —susurró y besó la frente de ella. —El tráfico no me dejaba llegar, y… las fans tampoco —le restó importancia a eso último. —Hola ______ —besó mi mejilla.
—¿Usted es el padre? —preguntó la doctora y él asintió. —Pues tengo el placer de informarle que usted será padre de mellizos.
Lo próximo que se escuchó dentro de esas cuatro paredes fue un rotundo golpe contra el piso, Poynter se había desmayado. Las flores que había traído estaban esparcidas por todos lados. Reí sonoramente.
—Vale… creo que no se lo esperaba —dije y reí de nuevo.

—¡Serás padre de mellizos! —gritó mi mamá cuando entramos a mi casa. Le había contado mediante mensajes de texto. —¡No puedo creerlo! —abrazó a Peyton y luego sacudió un poco a Doug.
—Los felicito —sonrió Zayn.
—Yo tampoco puedo creerlo tía Lilianne —dijo mi amigo.
—Podrás —le dijo su novia besando tiernamente sus labios. —Tranquilo.
Me senté sobre las piernas de Zayn y besé sus labios. —Te amo —susurré.
Mamá convenció a Peyton y Dougie de ir a comprar cosas para los bebes y salieron de la casa.
—¿______? —la voz de Zayn llegó a mis oídos. Me giré para mirarlo y sonreí.
—¿Zayn? —bromeé.
—No te das una idea de cuánto te necesito —susurró, y comenzó a besar mis labios.
Sí, era el momento.
Yo quería pasar el resto de mi vida con él, y estaba segura de que Zayn tenía el mismo sentimiento.