Flight of the Dragon {One Direction}. TERMINADA.

De un momento a otro las chicas comenzaron a llegar.

Una muchacha llegó junto con su dragón. Tranquilamente y sin llamar la atención.
—Hola —dijo ella. —Soy Sofía —sonrió y estrechó su mano con la mía—, ella es Headwind.
—Un gusto —sonreí. —Soy ______, él es Draco.
—Nueva en esto, ¿no? —asentí. —Sí, lo he notado… tienes un precioso ejemplar azul… cuando Heady nació era un poco más pequeña —acarició el cuello de Dray.
—¿Los conoces? —señalé a los muchachos que estaban a nuestro alrededor.
—No… pero he escuchado hablar sobre el jinete del dragón verde.
—¿Qué has escuchado? —pregunté.
—No son cosas malas, no te preocupes… pero todos dicen que Shyvana es poderosa… y… bueno no hay mucho que se interponga en su camino.
—Oh…
Junto con el atardecer cayó otra muchacha. Rubia, casi pelirroja. Nos miraba, evaluándonos desde el lomo de su dragón purpura. El segundo de esta tarde.
—Lake, tranquilo —susurró al tiempo que apoyaba los pies en la tierra. —Mi nombre es Linda Johansen, y vengo en búsqueda del nuevo dragón.
Con Draco entre nosotras comenzó la charla. —Yo soy la jinete de ése dragón del que hablas.
—Un gusto conocerte, niña —dijo.
Al parecer todos eran mayores que yo. —______ —dije—, ______ Varssara.
Miré a mí alrededor, notando que todos estaban rodeándonos. Expectantes. Queriendo saber qué sucedería.
Tuve que echarme hacía atrás cuando otro dragón buscó aterrizar en medio de aquella ‘ronda’. Draco se quedó a mi lado en todo momento.
El dragón rojo se echó en medio, con su jinete sobre él.
—¿Cuál es Benyaan? —agachó la cabeza para ver a dicha criatura.
Benyaan me miró, a mí y a Draco.
—Tu nombre, nueva —exigió. —Tu nombre y el de tu dragón.
—Soy ______, él es Draco. Cálmate.
—¡Aang! —gritó Liam. —Trátala bien, sé gentil.
La muchacha giró para ver al castaño. —¿Desde cuándo tú tienes derecho a decirme qué hacer? —dijo con mala cara.
—Desde ahora, Angie, y si no te calmas…
—¡¿Qué si no me calmo?! ¿Qué piensas hacer?
El rostro de Payne se desfiguró. —Khea, no —susurró poniendo su mano frente a ella, reteniéndola. —Ella no tiene la culpa de nada, fue elegida por un dragón. ¿Has venido a hacer desastres? Si es así puedes irte ahora.
—¡No voy a irme a ningún lado!
Las alas del dragón de la muchacha se alzaron, envolviéndola.
Un silencio molesto se produjo entre todos nosotros.
—¡Ya basta Benyaan! —se quejó. —Sé quién soy, sé quiénes son, no tienes por qué explicarme qué es lo que sucede y cómo tengo que actuar. ¡Deja de decirme qué hacer!
Benyaan dejó de cubrir a su jinete y me miró con ojos suplicantes.
Asentí con la cabeza, y me decidí por contestar si preguntaba y sino ignorarle.
Por el momento la castaña decidió no decir nada más, y agradecí por su decisión.
De momento, otra muchacha rubia aterrizó allí… con su dragón amarillo.
—Hola —dijo con una sonrisa infantil. —¿Qué tal todo? Por cierto, soy Julieta Seffran… ella es Deffoní.
—Hola —dijimos todos amigablemente, ¡por fin alguien normal! —Un gusto.
Nos presentamos, uno a uno sonriendo.
—Soy ______ Varssara, un gusto rubia —sonreí. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que ella y yo seríamos grandes amigas.

Luego de un rato, todos estábamos charlando animadamente, hasta Angie hablaba amigablemente con los demás. Por lo visto no se había mostrado como en realidad era de primer momento. Era atenta y le gustaba bromear.
—Entonces, ______, ¿cómo encontraste el huevo de Draco? —preguntó Liam.
—Tenía catorce años, iba por el pan que mamá me había pedido… quise desviarme para visitar a Blade, un amigo, y resbalé en un pequeño barranco. Empecé a inspeccionar los alrededores y me topé un árbol escarlata, pero era raro y tenía muchas inscripciones que desconocía… pero… ahora que Niall me ha hecho notar la marca en la palma de mi mano una de las tantas era esta —extendí la mano hacia delante, para que la vieran. —Había muchas más, claro… —reí. —Dos años después, o sea hoy. Decidí saber qué ocultaba el huevo, subí al ático donde lo mantuve escondido todo ese tiempo. Sin querer lo toqué con la palma de la mano y se abrió... fue totalmente extraño pero no dolió para nada.
—Quizá todas las historias sean parecidas —dijo Harry. —Yo encontré a Frevian una tarde de otoño en el jardín de mi casa. Se me ocurrió salir en el momento que me quedé solo y juntó al huevo había una roca con las mismas características del árbol que tú viste —me miró—, claro que una de las tantas inscripciones era la misma que tengo ahora en la mano —sonrió al mirarla. —Frevian cambió mi vida, ______, Draco también cambiará la tuya.
—Yo encontré a Zaescer en la playa, creo que ese es el motivo de que nos guste tanto estar juntos allí… —Niall apoyó su espalda en el lomo del dragón. —Iba caminando, estaba triste y enojado… había pelado con mi hermana y mi madre. Mojaba mis pies, distraído y miraba el agua… amo la sensación que estar en la playa me transmite. Me siento tranquilo, siento que nada puede pasarme allí —sonrió. —Pateé algo y refunfuñé por la dureza del objeto… agaché la mirada para arrojar la cosa al océano, pero al darme cuenta de que era un huevo algo me hizo tomarlo y llevármelo. A diferencia de ti, ______. Lo toqué de primer momento y un pequeño dragón amarillo se presentó frente a mí —alzó las cejas. —Las inscripciones estaban en la arena, por todas partes —miró su mano. —A mí sí me dolió cuando esto apareció —apoyó su dedo índice en ella—, en verdad dolió…
—Yo encontré a Bea haciendo una de mis tantas travesuras… —dijo Lou. —Corría por la calle principal de mi ciudad, intentando escapar de mis amigos. Sin pensarlo me arrojé detrás de un arbusto y allí estaba. Un huevo naranja. Al principio me sorprendí y me negué a tomarlo… pero luego me dije que no iba a volver a ver uno así en mi vida y lo toqué —rió. —Ésa fue la primera vez que vi a Beawulf, fue inolvidable.
—El huevo de Lake lo encontré en un río —dijo Linda. —Esa tarde había discutido con mi madre, como muchísimas otras veces, y decidí irme de casa. Sin rumbo. Caminé y caminé. El destino me llevó a ese río, aquel que ahora significa muchísimo para mí —sonrió y miró a su dragón. —Metí los pies en el agua, y cuando comencé a caminar resbalé empapándome por completo, me incorporé de rodillas y vi un huevo violeta brillar frente a mí. Estiré la mano para tocarlo y ¡zaz! Lake salió del agua volando, mostrándose ante mí con un esplendido volador.
—Khea llegó a mí sin previo aviso —dijo Liam. —Estaba pasando por Génova, una ciudad que adoro con mi vida. Viajé a visitar a mi abuela y volví a casa con una enorme y blanca sorpresa —sonrió. —Salí a nadar con unos amigos, a último momento recordé que había olvidado unas cosas en casa y corrí a por ellas. Tomando un pequeño atajo, sin saber con lo que me encontraría a la vuelta de la esquina —me miró. —Giré y caí, me puse de pie y seguí corriendo… me topé con un callejón sin salida y una pequeña bola blanca en el suelo, a mitad de éste. Me decidí por tomarla, y no me arrepiento —rió y acarició el hocico de Khea.
—Encontré a Heady en el bosque —dijo Sofí. —Estaba desolada, sola y dolida, había peleado con quien ahora es mi ex novio. Me interné entre los árboles, deseando perderme. Pero en vez de eso me encontré un huevo, un hermoso huevo azul —rió. —Lo tomé entre mis manos al momento que lo vi, y ella salió de allí adentro sonriendo. Agradeciéndome por haberla sacado de ahí.
—“Nunca se pierde, se gana o se aprende” —dijo Angie. —Con Benyaan llegó esa frase, había perdido todo lo que amaba. Mis amigos. Aquellas personas que estaban ahí para apoyarme en todo momento, solo por el capricho de mis padres sobre mudarse. ¿Qué necesidad había? —dijo bajando su voz dos octavas. —Al entrar en la nueva casa, y encerrarme en mi habitación encontré el huevo sobre mi cama, el acolchado tenía todas las inscripciones —recordó. —Lo tomé entre mis manos para dejarlo en el suelo y no volver a pensar en él… cuando la luz proveniente del huevo pobló la habitación, las manos comenzaron a quemar por lo que lo dejé caer sobre la cama. Justo en ese momento Benyaan apareció en su lugar. Una preciosura roja que pronto me sacaría canas de todos los colores —rió y besó la cabeza de su dragón.
—Mi turno… —dijo Julie. —Deffoní llegó junto con el invierno parisino. La nieve cubría la ciudad y yo estaba contentísima —sonrió. —Ese día salí a comprar un café a Starbucks, cuando noté que no iba a ser un día normal. Caminé a lo largo de las calles con el presentimiento de que todo cambiaría para mí. Aterrada. Me di cuenta de que un muchacho me seguía y me asusté aún más, corrí hacia la plaza principal que siempre estaba llena de gente. Los hombres dejaron de seguirme, fui por el café y volví a mi casa. Al subir a mi habitación y salir al balcón lo encontré. Encontré un huevo amarillo como el sol y lo tomé entre mis manos —nos miró. —Ahí fue cuando todo comenzó.
—Te toca, Zayn —dije recargándome en Dray, mi dragón me cubrió con su ala izquierda, la noche comenzaba a caer y el sueño comenzaba a golpearme.
—Yo encontré a Shyvana en mi armario —dijo riendo. —Fue totalmente raro, ¿qué hacía ahí un huevo? Y… ¿cómo había llegado? El huevo descansaba sobre una camiseta negra, con las inscripciones que todos tenemos en nuestras manos. Extrañado lo tomé con ella y lo traslade hasta mi cama… muerto por saber qué era, qué ocultaba —admitió. —Me recosté para observarlo, encontrarle un parecido a otra cosa… pero el solo hecho de que fuera verde me descolocaba. Lo toqué con la palma de mi mano, en búsqueda de su textura y… ¡bam! Una dragona verde apareció de la nada, sonriéndome.
Ahora todos sabíamos la historia de cada uno, creo que había más confianza… pero… el sueño me venció. Logrando que me quedase dormida entre las alas de mi dragón.

Desperté bajo las alas de Khea, a un lado de Liam.
—Buenos días, ______ —dijo él gentilmente.
—Buen día, Liam —sonreí. Me estiré un poco y luego recordé. —¿Y Draco? —lo miré.
—Frevian, Beawulf, Headwind y él congeniaron de maravilla… por lo visto. Estaban jugando allá —alzó la mano y señaló una pequeña arboleda.
—Wou… —reí, acomodando mi cabeza sobre mi brazo. —Nunca dormí así en toda mi vida.
—Las alas de Khea dan calor —me informó—, siempre me salva en momentos de urgencia.
—Genial —acaricié la pata de la dragona y ella me miró sonriendo. —¿Sólo tú puedes hablar con ella? Digo, ¿puede hablar con otros jinetes?
—Sí, es una cualidad del dragón blanco… según sé los demás dragones no pueden.
—Buenos días, entonces, Khea.
—Buenos días, linda —su voz era profunda, materna.
—Gracias por mantenerme caliente durante la noche —dije.
—No hay por qué.
Me giré, mirando el cielo. —Aún no puedo creer todo esto… —murmuré— …es demasiado para mí.
—Draco ya te ha tomado cariño —me dijo. —No le falles.
—No lo haré… pero tengo que acostumbrarme…
—Sí —dijo Payne—, debes hacerlo. Dray estará contigo hasta que mueras, porque él no morirá antes. “La muerte del jinete, la del dragón conllevara.” Entonces, y sólo entonces, se separaran.
—Yo no quiero alejarme de él —me senté para mirar al castaño.
—Ninguno de nosotros quiere tal cosa, pero cuando el momento llegué no habrá vuelta atrás.
—Entiendo —mascullé.
La noticia fue como un balde de agua fría, sabía que ellos morirían con nosotros. Pero existe la posibilidad de que alguien mate a mi dragón antes de aquello… prefiero no pensar en eso.
Angie se acercó a nosotros y se sentó.
—Buen día, ______ —sonrió amigablemente. —¿Cómo has dormido?
—De maravilla —le sonreí de vuelta. —¿Dray? Buenos días.
—¡______! Despertaste —supe que estaba sonriendo.
Llegó volando a mi lado, recostándose allí y refregando su cabeza contra mi pierna.
—Hola, precioso —reí y besé su cabezota. —Has crecido.
—Sí —me miró. —Podemos volar hoy sí así lo quieres.
—¡Claro! Sí.
Me monté sobre el lomo de Draco y él comenzó a volar. Jamás creí sentirme de esta manera. El viento sobre mi rostro, mi cabello revoloteando detrás de mis orejas. Pronto Aang y Benyaan se unieron a nuestro vuelo, fue hermoso. Verlos volar… saber que todo esto era real aunque no parecía tal cosa. Niall y Zaescer se apresuraron para alcanzarnos, al igual que Harry, Frev, Louis y Bea. Liam volaba con Khea delante, dirigiéndonos. Sofí y Lin junto con Heady y Lake volaban sobre nosotros… al final Zayn, Julie junto con Shyvana y Deffoní quedaron rezagados, pero pronto lograron acercarse.
—¡Vamos a la playa! —gritó Niall.
—Vale —respondimos todos juntos.
Fue totalmente indescriptible, nunca pensé volar sobre un dragón… pero siempre hay una primera vez y agradezco que haya sido con Dray, con los muchachos que me acompañaron en todo momento.
Aterrizamos en la playa y yo reté a Draco una carrera hasta el océano… él ganó…
—¡No vale! Yo no puedo volar —me quejé.
—Sí puedes —acotó Linda—, al menos yo pude… claro que Lake me dio una pata.
—¿Tú puedes hacer eso? —miré a Dray.
—Supongo…
—Todos los dragones pueden —dijo Zayn. —Podemos volar y jugar con juego sin quemarnos si ellos nos lo permiten.
—¡¿En verdad?! —exclamé sorprendida.
El moreno asintió, Shyvana cerró los ojos por un momento, luego los abrió… y se echó en la arena. Zayn se impulsó con las piernas y comenzó a volar, riendo y gritando. Al fin y al cabo era un chico normal… claro que era exuberante y me daban ganas de llenarle la cara de dedos pero… iba a contenerme.
—¡Eso es genial! —dije divertida. —Yo quiero intentar.
Draco hizo lo mismo que Shy anteriormente. —Ahora —me dijo y yo di un salto.
—Wuuuuuuuuuuju —exclamé.
Disfrutando de mi nueva cualidad, di un par de vueltas alrededor de Malik, sonriendo. Él me tomó por los brazos deteniéndome y comenzando a girar conmigo.
—Saber que podemos hacer esto cuando queramos es genial.
—Sí —sonreí. —Eh, Malik, ida y vuelta, hasta la isla —me solté de su agarre y comencé a volar en línea recta hasta aquel punto. Gritaba y reía como una loca, pero aquello era impresionante. Toqué la isla con los pies y me impulsé para volver. —¡Te gané, Zayn, te gané! —di algunas vueltas en el aire y bajé hasta el suelo.
—¡Genial, ______! —exclamó contento.
Realmente esperaba un: “Suerte de principiante, querida.”, pero no. Ése chico no deja de sorprenderme.
—¿Qué fue lo que dijiste del fuego? —preguntó Louis.
—No —dijo Liam riendo. —No vamos a explicarte, y Bea tiene prohibido ayudarte —aclaró el castaño mirando a la dragona.
—Vale —hizo puchero y se dejó caer sobre la arena con los brazos cruzados.
—Para ti lo mismo, Hazza —rió Niall.
—¡Egoístas! —se sentó junto a Loui.
Bea y Freiv se echaron detrás de ellos riendo.
—¿Zaescer? —susurró Niall. Su dragón lo miró, sonriendo, agitó las alas una vez y sonrió. Por lo visto Horan ya había hecho eso antes. De la palma de su mano salió una lengua de fuego, flotando sobre ella. El rubio comenzó a reír y luego arrojó el fuego sobre la arena… —Debes usar la mano en la que tienes la marca, de otra manera no va a funcionar.
—Vale —dije.
—Venga, ______, hazlo.
Extendí la mano hacia delante e imité a Niall, pero a diferencia de él no fue una lengua, y tampoco fue de fuego. Era una bola azul. Era como esos rayos que abundan en las tormentas. Otra diferencia fue que pude usar ambas manos, sosteniendo aquello que había salido de la primera.
Niall me miraba sorprendido.
Utilizando las dos manos esa cosa alcanzo un tamaño mediano. La arrojé contra la arena y cuando el humo se disipó una preciosísima gema azul apareció.
Zayn la tomó entre sus manos. —Un momento —pidió y se alejó de todos nosotros.
—Eso fue demasiado extraño —dijo Linda.
—Ya lo creo —alegué.
—Nunca vi algo como eso —admitió Niall. —¡Pudiste sostenerla con las dos manos! Jamás pude hacer algo como eso.
El moreno volvió, había hecho de la gema un collar. —Mira —sonrió.
—Es precioso —sonreí, sinceramente lo era. Me di vuelta, dándole la espalda y levantando mi cabello con las manos. Él paso sus manos por mi cuello y abrochó el collar. —Gracias.
—De nada.
—Ella es diferente —la voz de Khea llegó a mis oídos, y a los de todos los demás. —Es diferente a ustedes… ______ es la elegida.

Todos nos quedamos más que paralizados con aquella noticia. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, me sentí… ahogada y de momento no podía moverme. Quería correr, correr y esconderme… y no salir jamás.
Zayn seguía parado detrás de mí, con los ojos bien abiertos. Igual de sorprendido que yo. Niall, Linda, Sofí, Julie, Aang, Liam, Lou y Hazza estaban totalmente desorientados. No sabían qué hacer o qué decir.
Khea me miraba expectante, y yo no podía despegar mis ojos de Draco.
—¿Qué significa eso? —pensé, aislando mis pensamientos solo para mi dragón… sin saber si lo había logrado o no.
—No lo sé —respondió mirándome comprensivamente, aunque sonó defraudado.
Quise llorar, esconderme. Desaparecer. Pero seguía sin poder moverme y eso era frustrante.
—______ —la voz de Khea nuevamente. —Esto significa que estás destinada a la guerra, a la guerra que el dragón negro va a desatar. Una que debemos ganar si no queremos que nuestra especie se termine. Si es que no queremos… desaparecer.
Sus palabras quemaron en mi piel.
Sentí que mi cuello quemaba, jamás había sentido aquello. Cerré los ojos con fuerza y apoyé mi mano en la raíz del dolor. La mano de Zayn rodeó la mía y la alejó de allí.
Escuché el susurró proveniente de sus labios: —No puede ser…
—¿Qué? ¿Qué pasa? —me alarmé.
—Sonará tonto pero… ¿tenías un tatuaje en la espalda? —me miró por sobre mi hombro.
—No, claro que no. Me aterran las agujas —las palabras de Zayn me alarmaron más, si es que eso era posible…
Su dedo índice se paseó por aquel lugar. —“I don’t need to be saved” —masculló.
—No necesito ser salvada —las lágrimas se agolparon en mis ojos, caí sobre mis rodillas y cubrí mi rostro con mis manos. —No… —susurré al tiempo que rompía en llanto—, esto no puede estar pasando —me puse de pie en un arranque y tomé a al moreno por la camiseta. —¡Dime que esto es tan sólo un sueño! ¡Dímelo, Zayn!
Noté que todos miraban la escena estupefactos, nadie sabía qué carajos decir o cómo reaccionar. Lo sabía. Todo lo bueno… todo lo bueno tiene algo malo.
—No, _______, esto es real y debes afrontarlo —alejó mis manos de su camiseta, envolviéndolas en las suyas. —Este es tu destino —me dijo—, nosotros estaremos ahí para lo que quieras. Podemos ayudarte a entrenar, mostrarte las cualidades de tu dragón, enseñarte a usar las tuyas —sonrió. —No debes rendirte, no voy a dejar que lo hagas. ¿Entiendes? Debes mantenerte fuerte, ayudar a esta raza… ¿te arriesgarías a perderlo? —señaló a Dray. Negué con la cabeza. —Entonces debes ayudarle, a él y a todos ellos. No los abandones, no nos abandones a nosotros. Eres especial ______. Eres la heroína de ésta historia.
Me quedé en silencio, mirando aquel par de ojos avellana… intentando contener las lágrimas. Agaché la mirada y suspiré. —Lo haré. No voy a defraudarlos, lo prometo.
Los brazos del moreno me rodearon, dándome la fuerza que necesitaba… ahora yo era “líder” de esto… y todo tenía una causa… proteger nuestras vidas y la de nuestros dragones.
—¡Eso es, ______! —gritó Angie sonriendo.
—Esa es la actitud —dijo Liam pasando su brazo por sobre los hombros de ella. Me di cuenta de cuánto se querían en el momento que comenzaron a pelear cuando Aang llegó.
—Entonces, si se aproxima una guerra, nos merecemos aprender muchas cosas —dijo Louis.
—Sí —alegó Hazza.

Seguíamos en la playa a dos horas de la enorme noticia. Estaba recostada sobre el lomo de Draco. Charlando con él.
—Entonces… ¿cómo te sientes? —preguntó mi dragón.
—No lo sé… —susurré en respuesta. —Al principio fue rarísimo… sentí el peso de todo esto y quise escaparme, huir… pero me he dado cuenta de que ustedes nos necesitan…
—Sí, ______. Zayn te lo ha dicho, eres la heroína de esta historia… y aquello conlleva aquello que apareció en tu cuello hace unas horas. “Soy la heroína de esta historia, no necesito ser salvada.” Y no, no lo necesitas… porque puedes. Eres alguien capaz de muchas cosas, sólo necesitas sacar a relucir esa cualidad, preciosa —rozó mi brazo con su cola, haciéndome sonreír.
Julie acarició el hocico de mi dragón y subió a su lomo sentándose a mi lado. —Ten —dijo extendiendo su mano.
—¿Qué es? —la miré a los ojos.
—Una pulsera —simplificó. —Es una especie de amuleto de la suerte, y Deffí la ha encantado. Puedes comunicarte conmigo mediante esto —estiré el brazo, para que pudiera atarla en mi muñeca. —En verdad, te deseo mucha suerte.
—No, no me la desees. Todos necesitaremos de esa misma suerte.
—Sí… —sonrió inocentemente. —Bueno, toda tuya —sonrió. —Debo ir con Lou.
—Vale —le guiñé un ojo a modo de broma y reí.
Me erguí y miré qué hacían los demás. Harry estaba aprendiendo aquello de controlar el fuego y Linda, junto con Sofí, volaban. Julie se paró junto a Tommo y él pasó su brazo por los hombros de ella.
—Ellos están haciendo esto porque saben que los necesitarás —me dijo Dray.
—Lo sé, pero no quiero que se arriesguen —dije. —No quiero que ellos salgan lastimados, además no podría soportar ver morir a nadie ni a ellos ni a sus dragones —lo miré. —Y menos que menos a ti, pequeño —acaricié su cabeza y me incliné hacia él—, no podría verte herido Dray, jamás.
—Jamás —me miró—, eso no va a suceder, preciosa —sonrió. —¿Entiendes? Yo estaré siempre aquí, para ti, lo prometo.
—Gracias —besé su cabezota.