no dejes que esto acabe

    Imperio, poder y dinero son las palabras que definen a mi negocio. Discriminación, inferioridad y desigualdad, son palabras que por décadas las mujeres hemos tenido que aguantar para luchar por nuestros derechos.
    Desde la ventana del segundo piso de la oficina observo mi amada discoteque. “Morningstar” se ha convertido en uno de los clubs nocturnos más exitosos de Austin, he dedicado varios años para que eso sucediera, por lo que estoy orgullosa de él.
    Tuve la ayuda de una persona muy especial, mi mejor amiga Octavia Jackson. Ella fue un pilar fundamental en mi vida, me ayudó cuando lo necesité y la apoyé cuando lo necesitó; por lo que no dudé cuando me pidió que el club fuera una tapadera y la sede de los negocios de Nanny's. Ahora, Octavia está muerta y yo quiero venganza.
    Siento unos pasos que caminan lentamente hacia mí, por el reflejo de la ventana observo que Ezra Nielsen se acerca y me toma fuertemente de las caderas. No me gusta que me toquen sin mi consentimiento, ni mucho menos un policía.
— ¡No te di permiso para tocarme!  —mascullo enojada—. Es mejor que traigas alguna noticia del caso de Octavia —lo miro molesta—. Porque no te pedí que vinieras.
— Creo que estás de mal humor —Ezra intuye mientras quita sus manos de mi cadera—. Sí, puede que tenga alguna información del caso.
    Volteo, observo como él se sienta en uno de los sillones de la oficina y voy hacia donde está, pero en vez de sentarme a su lado, lo hago en un sillón frente a él. Ezra me mira con ojos de cachorro; sé lo que quiere, pero no será tan fácil.
— Se registró un video de seguridad de la noche del asesinato —Ezra comienza mirándome intensamente.
    Ese pedazo de información no es suficiente, necesito más antecedentes para saber quién asesinó a Octavia. Camino hacia él, mis tacones tocando de manera suave la alfombra de terciopelo. Me detengo frente a Ezra, lentamente subo mi vestido de color dorado y de manera sensual me quito las bragas, dejándolas en su mano. Tomo sus hombros y me siento a horcadas en su regazo, su erección está dura como una roca.
— ¿Algo más? —susurro en su oído mientras mordisqueo el lóbulo de su oreja.
    La respiración de Ezra se acelera. Deja las bragas en el sillón, toma fuertemente mi cintura, llevando mi coño a su erección y la mueve hacia adelante y atrás.
— También, se encontraron cartuchos en la escena del crimen —gime fuertemente—. Los verifiqué, pero el arma no está registrada.
    Quito sus brazos de mi cintura y los estiro en el respaldo del sillón. Me gusta dominar a los hombres, sobre todo a Ezra porque sé qué hará todo lo que le pida. Tomo sus muñecas, las encierro con mis dedos y las dejo clavadas en el respaldo.
— ¿Alguna otra cosa? —gimo en su oído, mientras muevo mis caderas contra su erección—. ¿Analizaron el video? ¿Encontraron algún auto con la descripción del vehículo? ¿Alguna matrícula? ¿Alguna huella serial en los cartuchos?
    Ezra tiene problemas para contestarme, sus ojos están cristalinos y respira de manera agitada. Nos miramos a los ojos intensamente, acerco mis labios a los suyos y lo beso mientras sigo moviendo mis caderas.
    Sus labios se mueven frenéticamente sobre los míos, siento como su lengua entra en mi boca y toca la mía con toques sutiles, pero a la vez gentiles, sé que Ezra está enamorado de mí, por lo que siempre me ha tratado con gentileza.  
    Quito mis manos de sus muñecas, tomo su cabeza y masajeo su cabello mientras lo beso; Ezra toma mi cabello y separa su boca de la mía para exhalar un leve gemido, él está a punto de llegar al orgasmo.
— Necesito un orgasmo —exijo en sus labios—.  Tócame.
    Ezra desliza su mano derecha por mi muslo hasta que llega a mi coño, desliza su pulgar por mi clítoris y lo mueve lentamente, mientras siento un pequeño estremecimiento.
— ¡Más fuerte! —gimo desesperada en su oído—. ¡Más fuerte! Necesito ese orgasmo ¡AHORA!
— Por ti, nena — Ezra susurra mirándome intensamente—. Haría lo que sea, con tal de que seas feliz.
  Comienza a presionar mi clítoris más fuerte, siento una corriente eléctrica que circula por todo mi cuerpo, el orgasmo se está acercando. Ezra introduce dos dedos al interior de mi coño, los mueve rápidamente al igual que su dedo pulgar en mi clítoris.
— ¡Dios! —gimo sintiendo los primeros inicios del orgasmo.
  Ezra toma con fuerza mi cabello para que lo mire a los ojos, quedando solo a centímetros de su rostro; con una sonrisa engreída mueve sus dedos hasta que arqueo la espalda, mi corazón se acelera, las paredes interiores de mi coño se contraen llego al orgasmo. Grito sobre su cuello y lo muerdo hasta dejar una marca. Caigo suevamente sobre el cuerpo de Ezra, mientras él acaricia mi espalda tiernamente.
— Sabes que puedo ayudarte a salir de esta vida —susurra tiernamente en mi oído—. Podríamos irnos a un lugar cálido —besa la coronilla de mi cabeza—. Tener una casa en la playa, para ver el amanecer juntos.
    Ezra nunca ha aceptado mi vida al interior de Nanny's. Él tiene la esperanza de que todavía sigo siendo aquella niña que conoció hace mucho tiempo y que le regaló una galleta a su nuevo vecino, pero aquella niña murió hace mucho tiempo.
         Me separo de Ezra, acomodo el vestido y me dirijo hacia el escritorio.
— Soy la nueva presidenta de Nanny's —lo observo fríamente sentándome—. Necesito que averigües lo que pregunté, debe haber alguna otra pista para saber quién es el asesino de Octavia.
— Electra...
— ¡AHORA! —lo interrumpo.
    Ezra está dolido, lo noto al observar su mirada. No quiero darle muchas esperanzas, siempre he sabido que ha estado enamorado de mí desde que éramos niños, pero la vida me enseñó a no confiar ciegamente en las personas.
— Vete y averigua lo que te pedí —lo despido con la mano sin mirarlo—. Sal sin que nadie te vea, no quiero tener que explicar por qué un policía estaba en mi oficina.
    Él se marcha tras un fuerte portazo, se fue enojado, pero no me importa, él es sólo un juguete.
    Comienzo a revisar las bitácoras de información que Octavia siempre escribía sobre sus reuniones con los demás jefes de las organizaciones, es necesario saber sobre ellos para enfrentarme a mi trabajo como la nueva presidenta de Nanny's. Hay información sobre los presidentes Billy Parker de Black Power, Joshua Ayers de Priere Vie, Stephen Willies de White Power, Makari Davis de Mc Caronte's he incluso de Rickmond Caine el comisionado de policía de Austin.
    La puerta de la oficina se abre lentamente, al observar veo entrar a mi hermana Venus. Está vestida completamente de negro, camiseta de corte v, pantalones y botas altas.
— Siempre juegas con Ezra —dice con desprecio—. Tal vez un día el probrecito se dará cuenta de que lo estás utilizando y dejará de ser tu perrito faldero.  
    Veo que sus ojos me miran con odio, desde su iniciación nunca me ha mirado de otra manera, por lo que siento que mi hermana menor me odia.
— ¡No te involucres en asuntos que no te importan! —contesto fríamente—. ¿Tienes la información que te pedí?
    Venus camina hacia el escritorio y deja caer sus manos fuertemente. Me observa con una sonrisa engreída y una mirada altanera.
— ¡Te convertiste en la presidenta de Nanny's porque Octavia lo decidió antes de morir! —en el tono de su voz se oía mucha rabia—. Sé que muchas chicas de la organización están inconformes con el nuevo liderazgo.
    Me levanto del asiento y alzo el rostro quedando a solo centímetros del rostro de Venus.
— ¡Y tú eres una de esas chicas! —la miro y me siento decepcionada—.  ¿Por qué me odias tanto? ¿Qué es lo que te hice?
    Venus me observa con más odio en su mirada. Cuando éramos niñas siempre la protegí, entré a esta vida de tráfico y muerte para poder tenerla a mi lado. Cuando lo conseguí estuve feliz y estuvimos bien, pero ella me odia desde antes del día de su iniciación y no sé los motivos.
— ¡Lo sabes! —dice mirándome con odio—. Pero nunca podrás admitirlo porque la culpa te corroe por dentro.
    Quedo sorprendida y sin palabras. Mi hermana me observa con una sonrisa malvada, sabe que esa frase tuvo un efecto en mí. Se aleja moviendo su cabello rubio de manera seductora.
— Alguien le está vendiendo armas a Black Power —me da la espalda—. Averiguaré quién es y traeré su contacto, ellos no deberían ser los únicos con juguetes nuevos.
    Venus abre la puerta y sale de la oficina dando un fuerte portazo. Me siento en la punta del escritorio, en estos momentos no tengo tiempo para averiguar los problemas de Venus, necesito enfocarme en mi negocio y en la organización. Aunque eso no significa que no me afecte lo que mi hermana piensa de mí. Quiero desahogarme con alguien y sé justo a la persona que necesito, por lo que tomo mi celular y envío un mensaje a Tristán.
“Necesito verte ¿Puedes ir a mi casa como a las 3:00?”
    Al principio de la relación con Tristán pensé que él sería solo revolcón para tener de vez en cuando, pero con el tiempo él se volvió algo más, aunque no quiero involucrar a mi corazón para no salir lastimada.
“Sí, estaré allá. Llevaré algo para comer” — responde a través de un mensaje.
    Tras esta pausa, sigo revisando la información que tenía Octavia, alguna de estas personas debe tener un secreto y pronto lo descubriré.






    Me llaman Killer Queen porque no dejo a mis enemigos respirando por mucho tiempo. Desde hace dos malditos años me uní a la organización Nanny's, aunque no fue por elección.
    Cuando mi hermana me llevó por primera vez a la sede de la organización sentí que no era mi lugar, pero no quería defraudarla porque la amaba mucho. Por un tiempo intenté complacer los deseos de ella y aprender sobre la organización, pero nunca estuve a gusto, hasta una fatídica noche que cambió mi vida en 180 grados.
    En estos momentos estoy en “Morningstar” tomando una copa de whiskey, pensado en quién podría ser la persona que le está vendiendo armas a Black Power. Quizás una de las hermanas sabe quién es aquella persona, pero Nanny's ha estado dividida desde que Octavia murió y Electra asumió el mando, por lo que no confío en ninguna de las hermanas.
    Hago una señal al camarero para que llene la copa, él lo hace y tomo el líquido de un solo golpe. En estos momentos se escucha la canción “Last dance” de Dua Lipa, observo la pista de baile y hay muchas personas en ella bailando.
    Mi sexto sentido me dice que alguien me está observando de manera intensa. Giro hacia la derecha y veo que hay un chico rubio que me observa. Él está vestido con una remera blanca, chaqueta de cuero negra, pantalones negros con algunas rasgaduras en las piernas y botas de combate. Tiene una copa en la mano derecha, mientras se peina el cabello con la mano izquierda. Cuando se da cuenta de que lo estoy observando, levanta su copa hacia arriba y me guiña un ojo.
    No conozco al chico es la primera vez que lo veo, pero por su mirada presiento que él me conoce. Camino hacia él, a la distancia noto que sus ojos son de color diferente, uno es de color azul y el otro es marrón.
   Antes de llegar hacia él por el rabillo del ojo veo a Xavier Scott, miembro de Black Power. Es la persona que necesito, por lo que cambio de dirección y camino hacia Xavier, el chico rubio lo nota; levanta nuevamente la copa y sonríe de manera engreída. ¿Quién es él? ¿Me conoce? En estos momentos no necesito ninguna distracción, pero averiguaré quién es y qué quiere de mí.
    Llego donde está Xavier, está de espaldas por lo que toco su hombro.
— ¡Hola guapo! ¿Cómo estás? —lo saludo de manera coqueta.
    Él voltea, sonríe al ver que soy yo. He tenido varios encuentros interesantes con Xavier, por lo que, si muevo un par de sus hilos lo más seguro es que me dirá el nombre de la persona que le vende armas a Black Power.
— ¡Hola muñeca! —responde alegre tomando mi cintura—. ¿Cómo has estado?
    Odio que me llamen muñeca, es una palabra tan despectiva para una mujer, pero esta vez lo dejaré pasar.
— He estado bien —susurro en su oído mientras coloco ambos brazos en su cuello—. Tenía ganas de verte —hago un pequeño puchero—. He estado muy solita.
— Estoy a un mensaje de texto —besa mi cuello—. Podrías haberme llamado, también quería verte, por eso estoy dentro de la boca del lobo.
    Morningstar es la sede de Nanny's, hay habitaciones que se utilizan para diversas cosas, algunas legales y otras ilegales. Los miembros de cualquier organización no deben ser vistos en el bar a menos que sean invitados por la presidenta, quizás Xavier nos está espiando por lo que tendré cuidado con él. Tomo su mano, subimos las escaleras hasta la zona VIP; abro la cortina de color rojo, entramos a una pequeña sala y cierro la cortina.
— Necesito pedirte un favor —miro hacia el suelo tratando de parecer inocente—. Es un favor muy grande y complicado.
    Camino hacia el sillón de cuero de color rojo, junto mis piernas y dejo las manos encima de ellas. Observo a Xavier con ojos llorosos, debo ser convincente en mi papel de dama inocente en peligro, esa ha sido siempre la debilidad de Xavier. Él camina rápidamente hacia el sillón y se sienta a mi lado.
— ¿Qué necesitas? —toma mi rostro y me mira tiernamente—. Haré cualquier cosa que me pidas —su voz suena desesperada—. ¡No quiero que te lastimen!
— Necesito algo muy importante —corren algunas lágrimas por mis mejillas—. Electra necesita información para la organización, si no la consigo es capaz de matarme.
— ¡Eres su hermana! —señala sorprendido—. No puede matarte, eres su hermana de sangre ¡Su familia!  
— ¡Sabes que mi hermana no me quiere! —exclamo llorando exageradamente—. ¡Es cruel conmigo! ¡Siempre me trata mal y me humilla delante de las demás hermanas de Nanny’s!
    Quito su mano de mi rostro y lo cubro con mis manos fingiendo que estoy llorando. Las manipulaciones son mi fuerte, sobre todo en el sexo masculino. Finjo llorar un poco más, las lágrimas caen por mis mejillas, estoy segura de que Xavier caerá redondito a mis pies. De repente siento que sus manos toman las mías, las entrelaza con las suyas y las deja en mi regazo.
— Dime —observa decidido con sus ojos de color chocolate—. ¿Cuál es la información que necesitas?
    Sabía que Xavier caería en mi manipulación, él es un buen chico. No entiendo los motivos por los cuales está involucrado en Black Power, a veces es un misterio para mí.  
— Necesito saber el nombre de la persona que le está vendiendo armas a Black Power —sonrío dulcemente con los ojos llorosos—. También, necesito saber la manera de contactarlo —toco sus manos con delicadeza—. Si le llevo la información a Electra, ella no me matará.
    Xavier me observa de manera fría. No sé si tiene la información que le estoy pidiendo, pero quizás pueda conseguírsela con alguno de sus compañeros de la organización.
— Si no tienes la información —acaricio su brazo derecho lentamente—. La puedes conseguir con alguno de tus compañeros.
    Xavier me observa de manera sospechosa, comienzo a sentir un poco de nerviosismo, pero tengo que ser muy convincente en mi papel de damisela en peligro. Tomo su rostro y me acerco lentamente hacia él.
— Por favor —ruego cerca de sus labios—. Mi vida está en peligro, necesito la información.
    Al acercarme a su rostro, observo sus labios los cuales se ven suaves y cálidos, tengo la necesidad de besarlos y lo hago. Al tocarlos siento como mi corazón late como si fuera las alas de un colibrí, es la primera vez que lo siento. Xavier mueve sus labios lentamente, pero en ningún momento no intenta propasarse o ir más allá que un simple beso.
— Tengo la información que me estás pidiendo —susurra separándose de mis labios a regañines—. Te envío el nombre y su número de teléfono.
    Xavier saca su teléfono, teclea un par de cosas y el mío vibra por la llegada de un mensaje de whatsapp. Saco el teléfono de entre medio de mis senos, reviso el mensaje de Xavier y veo que el nombre del distribuidor de armas de Black Power se llama Conrad King.
— ¡Ese tal Conrad es un engreído!  —señala enojado—. No lo conozco personalmente, pero lo vi conversar con Billy Parker y el tipo cree que es de la realeza —sonríe engreído—. De seguro le gano en un duelo de armas a ese idiota.
    Xavier es un poco fantasioso, lo conozco desde hace poco tiempo; pero sé lo fuerte que es, aunque debe ser cuidadoso porque no quiero que lo maten en algún enfrentamiento. Al pensar en esto, me siento ansiosa porque no suelo pensar en el bienestar de otras personas, sólo pienso en mí.
— ¡Gracias! —digo alegremente saliendo de mi estupor—. Me salvaste la vida, Electra estará satisfecha con la información.
    Beso la mejilla de Xavier a modo de despedida, me levanto del sillón y abro la cortina, estoy a punto de irme cuando siento que una mano delicadamente toma mi brazo izquierdo Al voltear, veo que es Xavier.
— Si tienes algún problema, sabes que puedes buscarme en cualquier momento —susurra mirándome con ojos suplicantes—. ¡Por favor, tienes que hacerlo, no quiero que te maten!
    No pude decir algo que lo consolara, pero lo beso de manera delicada apenas rosando sus labios.
— Descuida —tomo su rostro con mis manos y lo miro tiernamente—. Lo haré.
    Salgo de la pequeña habitación, bajo las escaleras hasta llegar a la barra y le pido un shot de tequila el cual bebo de un solo golpe. Saco mi teléfono celular y envío la información a Electra a través de un mensaje de whatsapp. Tengo la sensación de que alguien me observa, miro hacia todos los lados, pero no veo a nadie; debe ser mi imaginación.
    No tengo nada más que hacer en “Morningstar”, por lo que decido irme. Mientras camino hacia la salida comienza a sonar la canción “Tu sicaria “de Ms Nina. Contorneo las caderas al ritmo de la canción, mientras me despido del guardia de seguridad lanzándole un beso y salgo a la noche de Austin.
— ¡Eres una pequeña manipuladora! —escucho una voz grave a mi lado izquierdo—. Me han contado de ti, Venus Hargreeves.
    Al prestar atención hacia el lugar de la voz, veo que la persona que me habla es el chico rubio que me observó en el bar con anterioridad, el cual está fumando en una esquina del callejón. Me parece sospechoso, por lo que de mi espalda saco mi arma Magnum beretta de 9mm y apunto hacia su pecho.
— ¿Quién eres? —pregunto en estado de alerta—. ¿Quién te habló de mí? ¿Qué es lo que quieres?
    El chico rubio simplemente da una calada a su cigarrillo, expulsa el humo de su boca y arroja lo último de la colilla al suelo. Se acerca quedando a centímetros de mi cuerpo, sólo nos separan mis brazos extendidos con el arma en la mano, la cual toca su pecho.
— ¿Quién soy? —pregunta con una sonrisa engreída en su rostro—. Me llamo Wolfgang Schulze y soy alguien que entrará a tu mundo para sacudirlo.
    Toma mi cintura con rapidez y me besa. Estoy sorprendida, este chico llamado Wolfgang tiene mis brazos doblados con un arma entre nosotros, pero aun así se atreve a besarme.
    Sus labios están helados, pero se vuelven cálidos después de moverlos contra los míos. Su lengua fuerza la entrada a mi boca, lo hago, siento la humedad de su lengua y me rindo a su beso como si estuviera sedienta y él fuera el agua. Sus brazos aprietan mi cintura e intensifica el beso volviéndolo salvaje.
    Apenas puedo respirar, pero me encanta que el beso sea así de intenso y a mi cuerpo igual le gusta, porque mi parte íntima inferior se humedece ante su toque. Me suelta de manera fuerte, me hubiera caído al suelo si no fuera por la pared en la que estoy apoyada.
— ¡ERES UN BRUTO! —grito limpiándome la boca con el dorso de la mano—. ¿QUIÉN ERES Y QUÉ ES LO QUE QUIERES DE MÍ?
    Él se ríe cómo si le hubiera contado un buen chiste.
— Te dije que soy la persona que sacudirá tu mundo —mira de manera arrogante—. Mi nombre es Wolfgang Schulze —me recuerda—. No lo olvides wunderschön.
    Sin decir nada más, Wolfgang va hacia su auto un Ferrari de color rojo, se sube y arranca el motor sin mirar hacia atrás.
— ¿Wunderschön? —murmuro mientras guardo el arma en mi espalda—. ¿Qué significa eso?
    Observo como el auto de Wolfgang se va rápidamente. Averiguaré sobre él, sabré lo que realmente quiere de mí y lo pondré en su lugar. Nadie me toca a la fuerza, ni mucho menos besarme. Wolfgang Schulze tiene los días contados, de eso estoy segura.







    Hace un par de horas Electra me envió un mensaje diciendo que necesita verme ¿Le habrá pasado algo malo? ¿Por qué necesita verme con urgencia? Estoy ansioso porque quiero saber si ella está mal, odio cuando le sucede algo malo, nunca creí que iba a sentir esto por una mujer.
    Compro comida antes de ir a la casa de Electra; una pizza de peperoni con extra queso y un café dulce con leche de Starbucks. Aunque no estoy solo, durante todo este tiempo me ha acompañado mi mejor amigo Zed Rooks, el cual no está contento con lo que estoy haciendo.
— ¡Ella te está engatusando, hermano! —Zed comenta desesperado mientras salimos de la tienda de Starbucks—. Siempre vas hacia ella como su fueras su perrito faldero.
— ¡Eso no es verdad! —digo enojado contrariando sus palabras—. Tenemos algo especial, sé que en el fondo ella siente algo por mí, pero se niega a decirlo por temor a algo.
    Zed patea una piedra en el camino, sé que él no le gusta mi relación con Electra, pero es mi vida y la vivo como me plazca.
— Siren te está manipulando —mi amigo continúa esta vez más enojado—. ¡Ella es la nueva presidenta de Nanny's! —suena irritado—. ¡Por Dios Hombre!¡Quiere información sobre el Mc Caronte's y destruirlo!
— ¡ESO NO ES VERDAD! —grito enojado—. ¡Ella me quiere! —digo más calmado—. Sé que me quiere.
    Me dirijo hacia el pequeño maletero que tengo incorporado a mi Harley, usualmente no lo tengo en la motocicleta, pero decidí incorporarlo debido a que tenía que comprar comida. Guardo la pizza junto con el café y me doy vuelta para enfrentar a Zed.
— ¡Ella en ningún momento me ha preguntado información sobre el Mc! —encaro enojado a Zed—. Soy el vicepresidente de Mc Caronte's, pero ella en ningún momento me ha pedido información sobre la organización ¡Así que deja de decir que ella me está engatusando! —presiono fuertemente mi dedo índice contra su pecho—. Ella no es así, no me busca para obtener información de algo, a ambos nos gusta estar con el otro —lo miro decepcionado—. Eres mi mejor amigo Zed, pero te estás metiendo en algo que no te incumbe.
    Él queda impactado, nunca le he habado de esta forma tan dura, pero tiene que entender que mi vida privada es asunto mío. Subo a mi motocicleta y la enciendo.
— Si alguien del Mc pregunta por mí —miro a Zed con confianza—. Diles que estoy en la casa de mi madre y que pasaré la noche allí.
— ¡Está bien! —murmura Zed abatido—. Pero ten cuidado, Electra quizás está jugando contigo y tú no lo estás viendo porque estás ciego de amor por ella.
    Tras decir eso se despide moviendo su mano, sube a su motocicleta y se dirige a las calles oscuras de Austin.
    Observo melancólicamente las estrellas y quedo pensando en lo dijo Zed. Hace 7 meses mi relación con Electra era solo sexo salvaje sin emociones de por medio. Sin embargo, desde hace tres meses comencé a sentir cosas por ella, mi corazón comenzaba a acelerarse cada vez que la veía y no dejaba de pensar en ella.
    Desde hace un mes me di cuenta de que estoy enamorado de Electra y eso me asusta. Yo era un chico que pensaba que el amor era algo imposible, incluso tenía una folla-amiga para pasar el rato. Hasta conocí a Electra y caí profundamente enamorado de ella sin saberlo, aunque no sé lo que ella siente por mí.
   Creo que en estos momentos estoy divagando, Electra me está esperando por lo que arranco la motocicleta y voy hacia su casa a un ritmo moderado para no derramar la comida.
    Tardo treinta minutos en llegar a su casa, ella vive en una zona elegante, discreta y secreta. Pocas personas saben dónde realmente vive, hace creerle a todo el mundo que ella tiene un departamento cerca de su bar debido a sus enemigos, por lo que soy uno de los pocos afortunados que sabe la verdad. Al llegar toco el timbre que está en el portón y espero.
— ¡Hola! —escucho su voz sensual a través del citófono—. ¿Quién es? —ríe—. No estoy esperando a nadie.
— ¡Sabes que soy yo, Electra! — intento no sonar impaciente—. Abre la puerta, hace frío y la pizza se está enfriando.
— ¡Trajiste pizza! —su voz es alegre—. ¡Eres tan lindo, Tristán!
  Mi corazón se acelera cuando dice aquella frase, pero a mi mente llegan las palabras de Zed, por lo que seré cauteloso con ella. Electra abre el portón automático, entro al patio delantero de su casa, me detengo en la entrada y observo que ella está en la puerta. Tiene una sonrisa en el rostro y está vestida con una bata de seda de color rosa que le llega hasta la mitad de los muslos.
— ¡Hola! —saluda tímidamente caminando hacia mí—. Pensé que no ibas a venir.
    Chica tonta, cada vez que ella llame yo estaré yendo hacia ella, soy como un imán atraído hacia ella.
— No tenía nada que hacer —finjo indiferencia ladeando un poco mi rostro—. Y estaba aburrido —ella levanta una ceja a modo de indignación—. Así que decidí venir y pasar un rato agradable contigo.
— No creo que hayas estado aburrido —ella toca mi pecho con su mano y lo acaricia lentamente—. Tu siempre encuentras la manera de no aburrirte —sonríe de manera coqueta—. Así que no te creo —me abraza colocando sus brazos en mi cuello—. Sé que me extrañas y yo te extraño a ti.
    Electra es irresistible, estoy hipnotizado por su mirada azul grisácea. Tomo su cintura y la subo a horcadas a la motocicleta, ella suelta un grito de sorpresa.
— Mentirosa —coqueteo con ella acercándola a mi cuerpo—. Tienes a muchos hombres rendidos a tus pies, estoy seguro de que estás ocupada con ellos y no tienes tiempo para extrañarme.
    Ella sonríe, me encanta su sonrisa porque sé que es genuina, no es la sonrisa falsa que le enseña a los demás.
— ¡Es verdad! —ronronea acariciando mi cabello—. Me gusta tu compañía, hablar y estar contigo —mira mis ojos intensamente—. No pienses que todo lo que digo es mentira.
    Cuando observo sus ojos siento que sus palabras son sinceras, pero debo ser cauteloso, no quiero salir lastimado de lo que sea que haya entre nosotros. Ella quita sus manos de mi cuello, pero las deja en mi cintura. La bata cae de uno de sus hombros y veo uno de sus senos, cuyo pezón está erizando por el frío.
    Electra se da cuenta de que estoy observando su cuerpo, por lo que me mira de manera sensual mientras lentamente tira de las cintas de la bata y deja que caiga de sus hombros en la parte trasera de la motocicleta. Está completamente desnuda, su coño tocando el asiento, siempre he soñado con hacerle el amor encima de mi motocicleta.
    Observo que su respiración está acelerada, sus senos se mueven al compás de su respiración, sus dientes muerden su labio inferior y sus ojos están de color azul intenso, está excitada.
— ¡Fóllame! —susurra desesperada mientras toca mis manos—. ¡Fóllame aquí y ahora!
     Lleva mis manos a sus senos, con su mirada pide que los acaricie y lo hago suavemente. Desamarro su cabello el cual cae en ondas hasta llegar al inicio de sus senos, se ve tan hermosa, es tan irresistible, me estoy excitando tan solo verla.
— ¡Tristán! —Electra susurra estremeciéndose.
    Por un instante pienso en hacer mi sueño realidad, pero no quiero que ella piense que me tiene en la palma de su mano, tengo que hacerle las cosas más difíciles, aunque me muera por hacerle el amor en este instante.
    Miro sus ojos azul intenso, me acerco; siento que ella olfatea mi cuello y un gemido sale de sus dulces labios. Mi erección está dura como una roca, pero tengo que luchar contra mis instintos, por lo que tomo la bata que está detrás de ella y se la coloco encima de los hombros cubriendo su desnudez.
— Entremos—beso su cuello y siento el latido de su corazón—. La pizza y el café se están enfriando.
    Bajo de la motocicleta y acomodo la enorme erección que tengo en mis pantalones. Doy la espalda a Electra, mientras saco las cosas del pequeño maletero y paso por al lado de ella sin mirarla.
    La puerta de la casa está abierta, por lo que entro; voy hacia la cocina, dejo la comida en la mesa  y escucho un portazo que viene de la entrada principal. Voy hacia la entrada y veo que Electra se encuentra recostada en la puerta.
— ¡Eres un idiota! — grita enojada—. ¡Vete de mi casa!
    Sus ojos están un poco húmedos, creo que la humillé y ese no era mi objetivo, pero se ve condenadamente hermosa cuando se enoja.
    Voy rápidamente hacia ella, tomo sus caderas; la alzo hacia arriba fijándola entre la pared y mi cuerpo, mientras ella rodea mi cintura con sus piernas. Mis manos van a sus muslos tocando su tatuaje de serpiente y acerco su coño desnudo a mi erección cubierta por los pantalones.
— Sientes lo duro que estoy —susurro intensamente en su oído—. Haces que me excite con solo una mirada —tomo su trasero con ambas manos y lo muevo en mi entrepierna—. Estoy duro como una roca, pero no quiero que nuestra relación se base solamente en el sexo, princesa.
    Al escuchar esas palabras, Electra mi observa asombrada y después atemorizada.
— Tristán, yo…
— Está bien — la interrumpo con cariño—. Vayamos lento o como tú quieras —ella rodea sus brazos en mi cuello—. Pero ten por seguro que soy el hombre de tu vida, así que me tendrás a tu alrededor por mucho tiempo.
     Electra me observa de manera intensa, veo fuego en su mirada; me acerca hacia ella y me besa.
    Cierro mis ojos, siento pequeñas mariposas que vuelan en mi estómago; saboreo sus labios los cuales son como un algodón de azúcar, suaves y dulces. Siento que estoy en el paraíso, presiono sus labios con mi lengua hasta que toco la suya y la masajeo lentamente. Profundizo el beso, ella gime mientras comienza a mecer sus caderas en mi entrepierna y sus senos acarician mi pecho con sus pezones erectos.
— Mujer —susurro separando nuestros labios—. ¡Soy un hombre, no un santo! Quiero hacer las cosas bien, cortejarte, mimarte y después hacer el amor.
— ¡Tristán! —ella sonríe de manera engreída—. Sabes que me encantan los desafíos —lame y agarra el lóbulo de mi oreja de manera seductora—. Estaré encantada de siempre llevarte hasta el límite de la locura.
    Tomo las caderas de Electra, la ayudo a bajar de las mías, mientras doy un paso al costado. Ella me observa con una mirada intensa, su bata está abierta, por lo que veo su cuerpo desnudo y tengo pensamientos fogosos con ella.
— ¡Por favor! —gruño caminando hacia la cocina—. Ponte algo de ropa, dije que no soy un santo —la miro hacia atrás y guiño un ojo—. Soy un lobo vestido de oveja.
    Voy a la cocina, mientras siento como ella ríe y se dirige a su habitación para cambiarse de ropa. Me gusta coquetear con ella, pero estaba en desventaja y necesito una barrera entre nosotros, aunque sea física.
    Soy un chico que le gusta mimar a la mujer que le gusta, por lo que comienzo a preparar una cena tardía. Coloco la pizza en el horno a temperatura moderada, vierto el café en una taza y lo dejo en la mesa de centro que está en el living.
    Mientras acomodo los cojines del sillón siento unos suaves pasos, al voltear observo a Electra. Ella tiene el cabello suelto, está vestida con un baby doll de color rojo transparente, no lleva brasier por lo que veo sus pezones y viste unas bragas transparentes de color negro. Siento que mi cuerpo suda, estoy jugando con fuego y en algún momento me quemaré.
— ¡Aliméntame! —dice mientras se sienta en el sillón—. Más tarde podría quemar las calorías de la pizza —me guiña un ojo coqueteando—. Al ver el bulto que hay en tus pantalones, puedo deducir que me deseas.
    Me acomodo el bulto que hay en mis pantalones, no estoy avergonzado; sonrío con mi mejor cara, le guiño el ojo y ella ríe melodiosamente como su fuera el canto de una sirena.
    Suena la campana del horno, voy a la cocina; sirvo la pizza en un plato para cada uno y voy hacia el living. Al llegar, observo que Electra está arrodillada en el suelo jugando con su gato negro llamado Salem.
— ¡Mi lindo gatito! —acurruca en su regazo a la bola de pelos—. Eres un caballero muy lindo, mi bello Salem, eres mi macho favorito.
    Muchas personas piensan que Electra es una chica fría y estratégica, pero muy pocas conocen su lado amable y tierno el cual me llevó a enamorarme de ella.
— Tengo envidia de ese gato —digo un poco indignado dejando la comida en la mesita—. Siempre obtiene más cariño que yo.
— ¡Tú fuiste el que dijo que nuestra relación no debía basarse sólo en sexo! —Electra señala sonriendo de manera coqueta—. Si fuera por mí, estaríamos en la cama y esperando a que me des múltiples orgasmos —guiña un ojo y sonríe—. Sólo piénsalo.
    Ella inclina su cuerpo para buscar la pelota del gato, muestra su trasero y juro por Dios que moriré de convulsión espontánea. Su trasero es sexy, quiero tocarlo y nalguearlo, pero fui el que dijo que no debíamos basar nuestra relación sólo en sexo, ahora me siento como un completo imbécil por decirlo.  
— La comida está lista —digo sentándome en el sillón mientras intento conservar la calma—. ¡Ese gato puede jugar solo! —regaño celoso—. Ven a comer antes de que se enfríe.
    Electra ríe divertida, sabe que estoy celoso de ese pulgoso con cara de gato que hace seis meses encontró en la basura.
    Ella llega, se sienta a mi lado, toma la pizza y comemos en silencio. No la observo mientras cenamos, pero siento como ella gime de placer al comer cada bocado de la pizza y al beber un trago del café.
— ¿Sabes algo del asesinato de Octavia? —pregunto casualmente mientras trago la comida—. Sé que estás buscando pistas.
    Ella me observa de manera fría, el asesinato de Octavia es un tema delicado que a Electra le afecta mucho.
— Sé algunas cosas —murmura de manera hostil—. ¿Sabes algo? —pregunta de manera inquieta acercándose más a mí—.  ¿Tienes alguna pista? O mejor dicho ¿Mc Caronte's sabe algo del asesinato de Octavia?
    Sabía que existía la posibilidad de que Electra me preguntara si Mc Caronte's tendría alguna información del asesinato. Nuevamente recuerdo las palabras de Zed, diciendo que Electra me está utilizando, pero tengo confianza en ella, sé que está preocupada debido a que Octavia era su mejor amiga. No creo que me esté utilizando, pero debo tener cuidado porque soy el vicepresidente de Mc Caronte's y mi deber es cuidar a la organización.
— No sabemos nada —respondo con un tono de voz indiferente—. Sólo sabemos algunos rumores y que las chicas de Nanny's están preguntando por el asunto buscando pistas.
— Tenía la esperanza de que tuvieras información —murmura apenada dejando el plato vacío en la mesita—. Tenemos muy pocas pistas, necesito saber quién es el culpable de su muerte —noto que formó sus manos en puños y las aprieta fuertemente—. ¡Quiero justicia por su muerte! —está enojada—. ¡Mataré a quién lo haya hecho! ¡Lo juro!
    No me gusta ver a Electra se esta manera, con una sed de venganza tan grande que sería capaz de matar a cualquier persona. Ella es una chica que ha pasado por muchas cosas difíciles y merece tener una vida mejor que ésta.
    Dejo mi plato en la mesita, tomo la cintura de Electra y la siento a horcadas en mi cintura abrazándola fuertemente. Al principio ella me golpea, pero después se relaja, me abraza dejando sus brazos en mi cuello y su cabeza en mi hombro.
— Lo que realmente quieres es venganza —susurro intensamente en su oído mientras acaricio su espalda—. ¿Has pensado que quizás Priere Vie está involucrado en el asunto?
— ¿Sabes algo? —dice incorporándose rápidamente—. Si sabes algo tienes que decírmelo, Tristán —su voz suena muy desesperada—. Puede ser que en realidad quiera vengarme de la persona que asesinó a Octavia, pero ella era mi mejor amiga, la persona que estuvo conmigo en los peores momentos de mi vida.
    De sus ojos comienzan a salir un par de lágrimas que limpio con la punta de mis dedos y tomo su rostro con una de mis manos.
— Yo no sé nada, pero el Padre Joshua Ayers es un hombre manipulador —digo con certeza—. Él haría cualquier cosa por obtener poder, yo investigaría por ese lado —enfatizo—. Ese hombre debe tener muchos secretos, ahora tienes acceso a las reuniones que realizan los líderes de las organizaciones y a mucha información de ellos.
    Sé que todos los líderes se investigaban entre ellos. Al ser vicepresidente de Mc Caronte's tengo acceso a parte de esa información, sé algunas cosas de los líderes incluso de Electra, pero nunca utilizaría esa información contra ella.
— ¡Tienes razón! —murmura entusiasmada—. Voy a pedir una reunión con el Padre Joshua y averiguar si él envió a alguien a asesinar a Octavia.
— Ten cuidado con él —la miro preocupado—. ¡Prométemelo! ¡Promete que te cuidarás!
   Electra toma mi rostro en sus manos y sonríe de manera coqueta.
— Siempre me cuido —se acerca a mis labios—. Aunque me gusta que te preocupes por mí —sus dientes juegan con mi labio inferior—. Eres aún más sexy cuando eres mandón —me da un pequeño beso cerca de los labios—. Hace que me excite, mis bragas están empapadas.
    Muevo mi mano derecha, toco sus bragas y están empapadas. Electra está excitada, eso hace que mi miembro esté duro como una roca; lo único que quiera es penetrarla, pero necesito que ella comprenda que nuestra relación no es esporádica, la quiero tener para siempre a mi lado.
— ¡Fóllame! —ella ruega mirándome a los ojos—. Sé que quieres follarme, siento tu erección en mi entrepierna —pasa sus manos por mi cabello y lo agarra con fuerza—. Quiero que me des un orgasmo ¡Ahora!
    Tomo el rostro de Electra y rápidamente la beso. Cierro los ojos cuando nuestros labios se tocan, siento un fuego que comienza a arder desde mi estómago hasta mi pecho y mi corazón comienza a acelerarse. Ella revuelve mi cabello lentamente, mientras mueve sus labios sobre los míos. Insto sus labios con mi lengua, ella me deja entrar a su boca y masajeo su lengua con la mía. Nos besamos como si el mundo se acabara en aquel instante.
    Ella separa sus labios de los míos, me observa con una mirada intensa; toma la parte inferior de su baby doll, lo quita por encima de su cabeza y lleva sus manos a sus senos acariciándolos lentamente.
    Quito sus manos y las reemplazo con mi boca, lamiendo su pezón izquierdo el cual parece un pequeño caramelo, mientras masajeo su seno derecho con mi otra mano. Electra toca mi cabello con sus manos, incitándome a que continúe mientras disfruta y gime de placer.
— ¡Tristán! —ella gime—. ¡Más fuerte!
    Cambio de posición, lamo su pezón derecho y acaricio el izquierdo. Electra gime más fuerte, siento sus manos en mi espalda quitándome la chaqueta de cuero y dejándola en el suelo, intenta quitar la camiseta, pero la detengo con mis manos.
— ¡Mi ropa se queda! —exclamo firmemente.
    Ella intenta quitarme la camiseta, por lo que retengo sus manos en su espalda con mi mano izquierda.
— ¡Mi ropa se queda en su lugar! —enfatizo y sonrío de manera coqueta—. Aunque la tuya es la que se irá, princesa.
    Alcanzo sus bragas y las arranco fuertemente de sus caderas. Electra respira de manera acelerada, sus senos rebotan; sus pezones están duros, lame sus labios con su lengua rosada y en su mirada hay fuego ardiente de pasión. Tomo sus caderas, me levanto con Electra a horcadas, mientras ella rodea mi cuello con sus brazos y mis caderas con sus piernas.
    Camino para llegar a la alcoba de Electra, pero ella besa mi cuello y alcanzamos a llegar hasta una pared que está a la salida del living. Arrimo a Electra en aquella pared, llevo mis dedos hasta su coño y lo acaricio de manera lenta y sensual.
— ¡Tristán! —ella gime desesperada mientras inclina la cabeza contra la pared—. ¡Tristán por favor quiero un orgasmo!
    Llevo mis labios a su cuello, al principio lo beso de manera tierna, pero después lo muerdo hasta dejar una pequeña marca; mientras sigo moviendo mis dedos en su coño, el cual está completamente húmedo y resbaladizo.
    Electra lleva sus manos a mi espalda e intenta quitar mi camiseta, esta vez la ayudo a sacarla y siento que sus uñas se clavan en mis omóplatos. Llevo mi pulgar hasta su clítoris, lo masajeo fuertemente mientras introduzco uno de mis dedos en su coño y lo muevo lentamente.
— ¡Tristán! ¡Estoy cerca! —ella grita estremeciéndose de placer—. ¡Estoy cerca!
    Ejerzo más presión en su clítoris, mientras gimo en su oído y trato de no pensar en quitarme los pantalones y tomarla contra la pared. Siento que las paredes de su coño se contraen, sé que está a punto de llegar al orgasmo; muevo mi pulgar en su clítoris con más fuerza, hasta que siento que las uñas de Electra arañan mi espalda y llega al orgasmo gritando de placer.
    Tras unos minutos el torso de Electra cae en mi pecho, siento que sus piernas están débiles por lo que tomo su trasero y la acomodo contra mi torso. Ella abraza mi espalda, deja su cabeza en mi hombro y siento que ronronea de satisfacción.
— ¡Fue un maldito buen orgasmo, princesa! — coqueteo besando su coronilla.
— Cama —escucho que susurra en mi cuello—. Llévame a la cama.
    Beso nuevamente la coronilla de su cabeza, quito su espalda de la pared y me dirijo hacia su alcoba la cual está en el segundo piso de la casa. Al llegar la habitación está oscura, pero he estado muchas veces en ella, por lo que dejo a Electra en el centro de su cama mientras ella enciende la lámpara que está en la mesita de noche.
    La luz ilumina su cuerpo de sirena, su cabello está desordenado; ella aprieta sus senos con ambas manos y abre sus piernas mostrando su coño húmedo sin ningún pudor.
— ¡Tristán! —gime llevando una de sus manos a su coño—. ¡Te necesito!
    Introduce uno de sus dedos en su coño, se masturba mientras su dedo entra y sale. Su espalda se arquea, cierra sus ojos; está llegando nuevamente al orgasmo, pero hoy seré el único que se los dará. Rápidamente voy hacia ella y quito la mano de su entrepierna.
— ¡Espera, princesa! —toco su muslo derecho.
    Electra me observa, su mirada está cargada de excitación; sus mejillas están sonrojadas y sus dientes mordisquean su labio inferior.  
— Entonces quítate la ropa —coquetea—. ¡Ven, bésame y hazme tuya!
— No tendremos sexo —río ante su mirada desconcertada—.  Esta noche se trata de que disfrutes de las sensaciones.
    Quito mis botas junto con los calcetines, desabrocho el cinturón y me saco los pantalones. No me quito los bóxers, porque sé que seré débil, le haré el amor y dejaré mi objetivo de lado.
    Electra me observa en todo momento, sus ojos azul grisáceo me llaman. Subo a la cama hipnotizado por su mirada, me acuesto entremedio de sus piernas mientras beso su cuello; tomo sus manos y las dejo por encima de su cabeza, ella gime suavemente como si fuera el canto de una sirena.
— No quites las manos de encima de tu cabeza, es una regla —ordeno en su oído mientras muerdo el lóbulo de su oreja—. Tendrás un castigo si lo haces —ella mueve sus manos y toca mi espalda—. ¡Te lo dije!
    Tomo sus piernas, ladeo su cintura hasta que queda de lado y golpeo su trasero. Electra toca mi erección, así que golpeo su trasero dos veces seguidas, alternando en cada nalga.
— Cada vez que rompas la regla, golpearé tu trasero —miro sus ojos—. ¡Mañana sentirás el dolor cada vez que te sientes en tu oficina para conquistar el mundo!
— ¡Azótame, Tristán! —gime con su voz de sirena—. ¡Azótame, haz que no me olvide de ti fácilmente!
    Con esas palabras siento un desafío en mi mente y en mi corazón, necesito que ella nunca deje de recordarme. Muevo las caderas de Electra hasta que ella queda de rodillas apoyada en sus brazos, acaricio una de sus nalgas y la golpeo mientras ella gime excitada. Acaricio su otra nalga y la golpeo con fuerza.
    Golpeo varias veces el trasero de Electra, alternando entre su nalga izquierda y su nalga derecha. Ella inclina su trasero cada vez que la golpeo, gime y se retuerce de placer, creo que tengo en mis manos a una pequeña masoquista.
— ¡Es suficiente! —exclamo golpeando por última vez—. Ponte de espalda y abre tus lindas piernas.
— ¡Mandón! —Electra me observa y coquetea descaradamente—. Sabes, eres el único hombre con el que he sido muy blanda —guiña un ojo—. Eres afortunado porque a los demás hombres los tendría en la punta de mi zapato.
    Electra ríe mientras coloca su espalda en el colchón, observo que su coño está húmedo, lo toco y está resbaladizo. Beso sus senos, su torso, llevo sus piernas a los lados de mi cabeza y beso lentamente su dulce coño.
— Esta noche no tendremos sexo —relamo su muslo derecho—. Pero tendrás el mejor sexo oral del mundo, los anteriores no se compararán con el mío.
    Ahora sobran las palabras, debe haber más acción. Ésta vez lamo el coño de Electra, ella levanta sus caderas invitándome a que siga; tendrá el mejor sexo oral de su vida, de eso estoy seguro.







    Los rayos de sol se filtran por las cortinas de la ventana y me despiertan de mi cálido sueño. El brazo de Tristán está mi cintura, él me abraza y siento su respiración en mi cuello. Giro con cuidado para no despertarlo, toco su mejilla con la punta de mis dedos y lo observo con cuidado.
    Tristán ha sido el único hombre con el que he bajado mis murallas, siento un poco de debilidad por él, algo que en estos momentos no me puedo permitir. Toco sus labios, los cuales anoche me practicaron el mejor sexo oral que he tenido en mi vida, al parecer Tristán cumplió esa pequeña promesa.
    No puedo creer que anoche no tuvimos sexo, pero fue una noche mágica donde por primera vez no me sentí usada. La relación que tengo con Tristán no es la misma que tengo con Ezra, con Tristán puedo ser yo misma, en cambio con Ezra tengo que utilizar manipulación, engaños y mentiras.
    Sé que debo alejarme de Tristán, sobre todo ahora que soy la presidenta de Nanny's; pero no puedo, tengo sentimientos por él y eso me confunde. Beso su mejilla, lentamente quito su brazo de mi cintura y me levanto de la cama. Visto la bata que está en la silla de mi tocador, tomo mi celular y voy hacia el living.
    Al llegar limpio el desastre de la noche anterior, llevo mis bragas y baby doll a la lavadora y lavo la loza sucia. Salem acaricia mis piernas, sirvo comida en su plato y él lame mi mano agradeciéndolo.
   Al terminar voy hacia el living, me siento en el sillón y decido llamar al Padre Joshua, líder de Priere Vie.
— ¡Qué gusto saber que me llamas, Electra Hargreeves! —él contesta entusiasmado—. ¿A qué debo el placer de esta llamada?
    La voz de este hombre nunca me ha gustado, es siniestra y siento que oculta muchos secretos.
— Quiero hablar con usted, Padre Joshua —digo de manera indiferente—. ¿Puedo ir a visitarlo a su iglesia esta tarde?
— Mmmm….—murmura sospechosamente—. ¿Qué es lo que quieres hablar conmigo?
— De varias cosas —sonrío—. Al ser la nueva presidenta de Nanny's, tengo que ponerme al corriente de muchas cosas, hablar con los demás líderes, etc —río de manera coqueta—. Y tal vez quiera confesarme con usted, Padre.
— Mmm....—murmura de manera lúgubre—. Sí, puedes venir a la hora que quieras  Electra, estaré encantado de hablar contigo.
— Entonces es una cita —respondo fingiendo que estoy contenta—. Estaré allí alrededor de la cinco de la tarde.
— Nos vemos —escucho que el Padre se despide de manera indiferente antes de cortar.
    Mis instintos me dicen que debo tener cuidado con el Padre Joshua, Octavia sabía muchos secretos de él, por lo que sé que es un hombre peligroso.
    Tomo mi celular, reviso los mensajes de whatsapp y veo el de Venus. Ella consiguió el contacto del distribuidor de armas de Black Power, un chico llamado Conrad King.Guardo el número en la lista de contactos y lo llamo.
— ¡Hola! Habla con Conrad King —saluda una voz ronca y egocéntrica—. ¿Con quién tengo el placer de hablar?
— Hola Conrad, hablas con Electra Hargreeves —respondo con voz de negocios—. Soy la presidenta de Nanny's, escuché que estas vendiendo armamentos a los idiotas de Black Power —río de manera engreída—. Quiero hablar de negocios.
— Esperaba tu llamado, Electra —ríe de manera engreída y siento odio por su tono de voz—. Conocí a una de tus chicas, esperaba que ella te dijera mi nombre y contacto.
— ¿Conoces a Venus? —pregunto de manera casual—. Ella me entregó tu contacto.
— ¿Venus? —pregunta intrigado—. No, conozco a otra chica de Nanny's; no recuerdo su nombre, deberías saber porque tú diriges la organización —murmura pensativo—. Pero vamos al grano, si quieres hacer un trato conmigo tenemos que vernos en persona.
— Sí, veámonos hoy en la noche en el bar “Morningstar” —coqueteo un poco—. Tomemos unos tragos y hablemos de negocios.
— La noche es para los pecadores —Conrad señala de manera coqueta—. Tal vez esos tragos se conviertan en otra cosa.
— Promesas, promesas —río ante su coqueteo—. Nos vemos hoy en la noche en “Morningstar”.
— Nos vemos en la noche, Electra —él susurra mi nombre como si tuviéramos algún secreto.
    Cuelgo la llamada y pienso en este misterioso chico llamado Conrad King. No lo conozco, su nombre no lo he escuchado en ninguno de los círculos en los que estoy, tendré cuidado con él.
    Pienso en lo que dijo, él conoce a una de las chicas de Nanny's y no es Venus, por lo que tengo sospechas de que una de las hermanas me está traicionando, debo descubrir quién es y saber si es mi aliada o mi enemiga.
— ¡Electra! —escucho que Tristán llama—. ¿Dónde estás, princesa?
    Al principio odiaba que me llamara “princesa”, me recordaba a los idiotas con los que he estado en el pasado; aquellos que alguna vez me hicieron sentir sucia, pero con Tristán es distinto. Con él puedo olvidarme por un momento de la vida que llevo, esta vida de mierda que me está consumiendo de a poco, más ahora que mi mejor amiga Octavia, está muerta.
    Por ahora me concentro en el presente y en el hombre que está esperándome en la cama.  Veo su chaqueta de cuero tirada en el suelo, la tomo y observo en la espalda la imagen que distingue a Mc Caronte's, “Wittrock” el apodo de Tristán y el parche de VP cosido en su brazo izquierdo. Esa es la prueba de que somos enemigos, pero eso no me importa, él me hace sentir bien y punto.
    Quito la bata de los hombros, me pongo su chaqueta y voy hacia la alcoba. Al llegar veo que Tristán está con las manos detrás de su cabeza, me observa y sonríe.
— ¿Cómo me veo? —pregunto dando una vuelta.
— Te ves sexy con mi chaqueta —responde sonriendo—. Tal vez un día te dé una chaqueta con mi nombre para que todos sepan que eres mi mujer.
    Eso me sorprende, nunca hemos hablado del futuro, pero me gusta cómo suena eso. Voy hacia él, quito las mantas de su cuerpo y observo que su miembro está erecto. Subo a sus caderas a horcadas, él toma mi cintura y la acerca a su excitación.
— Me gustaría —sonrío tímidamente—. Me gustaría tener una chaqueta con tu nombre.
    Él sonríe, aquella sonrisa me da esperanzas de tener un futuro con él. Tomo su miembro, comienzo a masturbarlo lentamente, mientras siento que sus manos tocan mi trasero y lo aprieta.
   Estoy excitada y frustrada sexualmente. Llevo mis dedos a mi coño y me masturbo, mientras él me observa con una mirada de excitación. Llevo el pulgar a mi clítoris, siento que una corriente eléctrica recorre mi espalda y aumento los movimientos en mi coño.
    Observo a Tristán, su respiración está acelerada, quita mis dedos de mi coño y los reemplazar por los suyos. Tristán me masturba y yo a él, bajo mi cabeza, tomo sus labios y lo beso. Al principio fue delicado, pero después el beso se volvió pasional y necesitado.
— ¡Tristán! —suspiro en sus labios—. Hoy no quiero que seas un caballero, hoy quiero al hombre que me hace suspirar por las noches —llevo mis labios a su oído—. Al hombre que me da los mejores orgasmos que he sentido —muerdo el lóbulo de su oreja—. Al hombre con el que pienso todas las noches mientras me masturbo en esta misma cama.
    Él me observa con una mirada de deseo, quita su mano de mi coño; saco mi mano de su erección y por su mirada sé que tendremos sexo.
— Anoche dije que esta relación es más que solo sexo —asegura mientras me mira tiernamente—. Princesa, te haré el amor de manera dulce y delicada, para que nunca olvides al hombre que te hace suspirar.
    Sin decir otra palabra más, me toma de las caderas mientras tomo su erección y lentamente lo introduzco dentro de mí. Ambos gemimos de placer al sentirnos íntimamente, siento que las paredes de mi coño aprietan su erección, coloco mis manos en su pecho y entre los dos comenzamos a bailar una danza de pasión y frenesí.
    Amor es una palabra muy ambigua para mí, no conozco el amor; nunca he sentido esa sensación de ser querida y amada, hasta ahora. Creo que me estoy enamorando de Tristán, es inevitable, pero es un amor que nos pondrá en peligro.
    Tengo varias preocupaciones en este momento, pero por ahora pasaré este buen tiempo con Tristán, después enfrentaré todo lo que tengo a mi alrededor.

Hola Brenda, gracias por tu comentario
me reí mucho con él