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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Los nuevos mutantes capitulo 7
O W N :: Originales :: Originales :: Fantasía
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Página 4 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
No te preocupes la salud siempre es primero.
Ojala que tengas buenas notas en tus examenes!
Espero el nuevo cap!
Kiss☆
Ojala que tengas buenas notas en tus examenes!
Espero el nuevo cap!
Kiss☆
Jiyong
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
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Capitulo 5
Evan P.O.V
Caminaba nervioso por mi habitación, no había podido conciliar el sueño desde que llegue a mi habitación luego del almuerzo. Estaba preocupado por Frida. ¿Estará bien? Había algo que me dejaba intranquilo, pero no sabia bien que era. Parecía como si mi instinto me estuviera advirtiendo que algo no estaba bien.
Todavía no era de noche, eran alrededor de las siete de la tarde y por la época del año en la que estábamos era probable que estuviera comenzando a atardecer. Me gustaría poder verlo, saber cómo es un atardecer, sentir los últimos rayos de sol en mi cara para que lentamente el frio de la noche comenzara a abrazarme y cuando comience a tener frio, poder abrazar a… a Frida.
Demonios, los pelos de mi cuerpo entero se erizaron y una extraña electricidad me atravesó por completo.
- Algo simplemente no está bien.
Me detuve por un segundo y comencé a mirar a mi alrededor, debía encontrar la manera de salir de allí y buscar a Frida.
Sabía que la puerta solo se abriría del lado de afuera y con las tarjetas que las enfermeras llevaban siempre con ellas, pero pasarían horas hasta que finalmente alguna decidiera venir a mi habitación, después de todo se suponía que debía estar durmiendo.
Los nervios y la ansiedad comenzaron a invadirme, no fue algo gradual, más bien pareció un golpe en el rostro.
Mis manos comenzaron a sudar, mi estómago se retorcía y mi corazón latía como loco. Me apoye en la pared de mi habitación y lentamente me deje caer al suelo. Volvía a sentirme tan asustado como cuando era niño, tan débil y expuesto.
Escondí mi rostro entre mis piernas, abrazaba mis rodillas y pellizcaba mi ropa buscando consuelo a ese golpe de emociones que estaba sintiendo, pero algo llamo mi atención.
Algo estaba vibrando, era algo leve, muy suave y casi imperceptible, claro, para alguien que no tuviera ciertas habilidades como yo. Sentí como la vibración avanzaba hasta quedar sobre mí. Miré hacia el techo y me di cuenta que allí estaba el conducto de ventilación. ¿Qué seria eso? No tarde en tener una respuesta. En cuanto la vibración se detuvo, un pequeño recipiente calló desde las rejillas, era un tuvo metálico que no había visto jamás. Este comenzó a desprender un humo de color verde y con un olor muy desagradable.
Todos mis sentidos se activaron y sin pensarlo comencé a levantarme. Mis manos y pies pegados a la pared, levantándome del suelo hasta quedar en altura. Literalmente estaba caminando por las paredes. Esto no era algo nuevo para mí, era parte de quien era aun cuando no me gustara mostrarlo.
Me detuve cuando mi cabeza golpeo el ducto de la ventilación, estaba entrando en pánico. Estire mis brazos hasta que estos pasaron por delante del ducto, despegue los pies de la pared y quede colgando en el aire. El humo era denso y poco a poco subía por la habitación, inundando el aire. Me di la vuelta, mis ojos negros observando todo, buscando una solución, estaba aterrado… ¡hasta que lo vi! Las rejillas de ventilación estaban flojas, alguien había quitado los tornillos. Levante mis rodillas hasta la altura de mi pecho y con todas mis fuerzas la golpee, haciendo que esta terminara por salirse. No pensé mucho la situación, solo seguía mis instintos y me adentré al conducto. Estaba oscuro pero la falta de luz no era un problema, al menos no para mí.
Estaba todo en calma. Demasiado silencio.
- Debo salir antes de que el humo llegue.
Gatee en dirección a las vibraciones que sentía con la yema de mis dedos
- ¿Qué? – exprese al sentir más vibraciones provenir desde otra dirección.
Los pelos de mis brazos y nucas se erizaron, advirtiéndome del peligro. Me quede quieto en mi lugar y frente a mí un pequeño roedor color caramelo paso corriendo.
- ¡Maya! – grite. El roedor se detuvo y en un segundo Maya estaba parada frente a mi, sus ojos abiertos de par en par y una expresión de terror en su rostro.
- Eva, ay dios, que bueno verte – dijo y soltó un suspiro - ¿Qué está sucediendo? – pregunto, pero yo tenía tantas respuestas como ella.
- No lo sé, pero debemos irnos. Tengo el presentimiento que tiene algo que ver con Frida.
- Pase por su habitación y no estaba. Sé que las cosas han estado tensas desde… bueno, tu sabes, pero no podía dejarla, tal vez se la llevaron.
Maya estaba frenética, sus palabras salían atropelladas de su boca. Sé que se sentía culpable pero no era el momento. Me acerque y toque su pierna.
- Este no es el momento, debemos irnos ¡Ya!
Ella asintió con la cabeza y ambos seguimos arrastrándonos por el ducto. Hasta que a lo lejos comenzamos a ver una pequeña fuente de luz anaranjada.
- ¿Hueles eso? – pregunto.
- Si, es aire fresco.
El final del ducto llevaba a una caída, tal vez de unos cinco metros o menos.
- Bajare primero – dije y Maya volvió a convertirse en roedor.
Debía ser valiente. Debía sacarnos de allí.
Respire hondo y me lance por el hueco, primero cayeron mis pies. El piso estaba frio y húmedo, estaba acolchonado por las hojas de los árboles. Mis ojos estaban cerrados, tenía miedo de abrirlos, no sabía con qué me encontraría.
Lentamente los abri, la luz solar era demasiado fuerte para mis ojos, no estaba acostumbrada a ella. Me tomo un minuto adaptarme.
Cuando logre terminar de abrirlos quede maravillado por lo que tenía en frente. Nunca había visto algo igual en mi vida. Miles y miles de árboles frente a mí. Estaba en una pequeña colina y podía ver todos esos árboles que terminaban en un hermoso mar azul. El sol los bañaba en una luz color naranja y las copas de estos parecían salidos de una pintura.
- ¡Maya, puedes bajar! ¡Es hermoso aquí abajo!
- ¡Evan! – la escuche gritar mientras se lanzaba. La atrape entre mis brazos. al igual que yo sus ojos estaban cerrados – Ábrelos – le indique y ella lentamente lo hizo.
- Oh, dios… - dijo por lo bajo – Esto es hermoso.
- Lo se – conteste mientras la ponía en el suelo.
Maya se dio la vuelta, observando el edificio de Conven. Era la primera vez que estábamos fuera de este, sin guardias viéndonos o una cerca electrificada que limitaba nuestro espacio.
- Nunca creí que pudiéramos salir de allí – le dije.
- Yo tampoco
De repente, algo cambio en el aire, nuevamente me sentía en peligro.
- Maya – llame su atención.
- ¿Qué sucede? – pregunto y note que ella también estaba sintiendo aquel peligro.
- Debemos seguir.
Tome su mano y comenzamos a correr colina abajo, no sabía a dónde íbamos, solo nos alejaba de aquel lugar. La luz del sol lentamente iba bajando dejándole lugar a la oscuridad de la noche.
Nuestros pies descalzos chocaban contra el sueño, las ramas y las hojas de los árboles. Estábamos haciendo demasiado ruido.
- Evan, necesito descansar – Maya prácticamente se lanzó al suelo.
- Debemos seguir – me agache hasta quedar a su altura. Puse mis dos manos en sus hombros e intenté hacer que se levante pero ella ya no tenía fuerzas.
- Son solo cinco minutos – agacho su cabeza y la apoyo en mi hombro – Por favor.
Me quede pensativo unos segundos.
- Esta bien, tu descansa. Iré a recorrer por los alrededores, buscare algún lugar donde podamos dormir esta noche.
Me levante y tome registro de en donde estábamos situados y seguí caminando en dirección al mar.
No paso mucho tiempo hasta que la luz del sol se fue. Mis pies me dolían, pero no me importaba. Quería salir de allí antes que los guardias nos encontraran pero, sobre todo, quería encontrar a Frida. No sabía dónde estaba o si estaba bien. Debía encontrarla sin importar que.
- ¿Ya los subieron al bote? – una voz masculina joven llamo mi atención. Rápidamente me escondí detrás de unos arbustos.
- Esta todo allí, amiguito – contesto otro.
Mire en dirección a las voces y habían dos hombres. Uno de ellos debía medir un metro setenta, de cabello corto y claro, el segundo era un hombre de mi altura, cuerpo robusto y calvo.
- Mike, soy el cerebro de esta operación. Un poco más de respeto por favor – el más bajo de los dos parecía irritado.
- Deberías calmarte, Pete. Todo salió bien – el hombre alto estaba relajado.
- Solo dime que no lastimaron a nadie
- Están todos bien, nadie salió lastimado, son soldados fuertes.
- Me refiero a los mutantes
- Si… están todos bien. Aunque, hubieron dos de ellos que lograron salir de las instalaciones antes de que llegáramos a las habitaciones.
Demonios.
Esos éramos nosotros.
Debía avisarle a Maya. Di la media vuelta y comencé a correr hasta donde estaba ella. Al llegar mi corazón casi dio un vuelco. Maya estaba acostada en el suelo, parecía desmayada y sobre ella una chaqueta con el logo de Conven.
- Ella esta bien. Solo la cede un poco, tenemos un viaje largo Evan – sentí un arma apoyarse en mi espalda. Lentamente me di la media vuelta y una mujer joven de baja estatura y piel morena me miraba a los ojos – No te resistas, ven conmigo en paz y te dejare ver a Frida…
JuanitaLuzStyles
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Holaaa, qué ilusión me ha hecho ver que habías subido capítulo.
Me encantó, de verdad, me encanta como escribes. Evan tan atento con Frida aw, lo amo. Además, me intrigan mucho sus poderes, me encanta saber de nuevas habilidades.
Qué raro lo del humo, no puedo esperar a saber más sobre él.
AHHHHH MAYA Y EVAN, me encantó verlos juntos, jo, quiero que sean amigos jeje. ¡CONSIGUIERON ESCAPAR! AHHHHH, ESTO ES GENIAL. AUNQUE ESE FINAL E.E. Espero que no les hagan daño, seguro que luego vuelven a por Frida.
Síguela cuando puedas, me encantó.
lalalands
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Chicas!
Me alegra mucho ver que todavia estan presente, ¡Gracias!
Más me alegra saber que les gusto el capitulo jeje
Besos
Luz
Me alegra mucho ver que todavia estan presente, ¡Gracias!
Más me alegra saber que les gusto el capitulo jeje
Besos
Luz
JuanitaLuzStyles
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Capitulo 6
Frida P.O.V
Estaba sumergida en un mundo oscuro, flotando en la nada, sentía que estaba nadando en un gran mar profundo, podía escuchar el sonido de las olas, pero no veía la superficie. Mi cuerpo estaba más liviano de lo normal, mi cabello se movía con lentitud y en distintas direcciones alrededor de mi rostro. una sensación de paz habitaba en mi.
- ¿Qué es este lugar? – pensé mirando a mi alrededor.
¿No es obvio?
- Otra vez esa maldita voz -estaba comenzando a irritarme escucharla siempre.
Esta voz es lo que nos mantiene con vida, por si lo olvidas.
La voz no parecía proceder de algún lugar en específico, al contrario, parecía venir de todos lados. Hacía eco por todos lados.
- Al menos dime donde estamos.
En ningún lado en especial, estamos en la nada misma, dormidas mientras quien sabe que le hacen a nuestro cuerpo.
- ¿Nuestro cuerpo? – me reí – Lo único real soy yo.
Soy tan real como tú, incluso más poderosa. Solo dame tiempo y lo veras por tu cuenta.
- Al menos podrías decir que eres – me sentía amenazada.
Soy tu otra mitad Frida. Esa que tanto intentas ocultar. Soy tu parte más salvaje, impulsiva y sádica.
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué no me dejas en paz? – lo grité tan fuerte como pude.
¿A caso no escuchaste? No puedo irme, soy tu, somos la misma persona. Jamás me iré.
De repente el sonido de las olas se tornó más fuerte y violento.
Ahora, te recomiendo que despiertes. Algo esta pasando afuera.
Levante mi cabeza y sobre mi pude ver una luz celeste muy brillante. Comencé a acercarme a ella, a atravesarla y poco a poco el sonido de las olas se volvía más nítido.
Mis ojos se abrieron con lentitud, no podía ver bien donde estaba, todo estaba borroso. Sentía que mi cuerpo se movía de un lado a otro, subiendo y bajando.
Trataba con todas mis fuerzas enfocar mi vista, saber dónde estaba, pero me sentía muy débil y tenía un sabor raro en la boca.
Deje salir un gruñido al tiempo que me acostaba sobre mi espalda. Mis ojos volvían a cerrarse
- ¿Frida? – era Evan.
Abri nuevamente mis ojos. La sombra de Evan tapaba la poca luz que había en aquel lugar. No podía distinguirlo.
- Evan, no puedo ver – dije. Mi voz salió ronca.
- ¿Qué le sucede? ¿Por qué no puede verme? – estaba desesperado. Con las pocas fuerzas que tenia lleve mi mano, arrastrándola por el piso, hasta tocar su pierna. Estaba arrodillado a mi lado – No te preocupes, todo estará bien. ¿¡Pueden hacer algo!? – lo escuche gritar.
- Estoy bien – trataba de calmarlo. Nunca me había gustado verlo asustado. Reí por lo bajo pero Evan logro escucharme – Esto es gracioso, generalmente eres tu quien me tranquiliza.
- No se preocupen, es normal – una segunda voz apareció. Era una mujer que ya conocía, pero no fue eso lo que la delato, fue su aroma, era la doctora que estaba conmigo en la enfermería hacia unas atrás, la que me había dormido ambas veces – Su mente esta despierta, pero su cuerpo aun esta sedado.
Unos pasos se acercaron a mi y sentí que pinchaban mi brazo. No me moví. No me queje. Nada.
- Esto hará que tu cuerpo se despierte.
Nadie decía nada. Escuche los pasos alejarse. Evan se acomodo más cerca mío, coloco mi cabeza en sus piernas y con sus dedos acariciaba mi cabello.
- ¿Dónde estamos? – pregunte. Mantenía mis ojos cerrados.
Escuche como Evan suspiraba.
- En un barco.
- ¿Por qué?
- No lo se. No me dijeron, pero salimos de Conven.
Abrí mis ojos, seguía viendo solo sombras. Mi entrecejo se frunció. ¿Era verdad?
- Pero estaremos bien, juntos, como siempre.
Llevo sus manos a mis magillas para acariciarlas. Quede mirando hacia el rostro de Evan, la nitidez estaba volviendo a mi, al menos comenzaba a notar sus facciones.
- Estaremos bien – repetí.
De repente sentí un dolor agudo en mi estomago. Mis manos fueron a mi estomago automáticamente.
- Evan… quiero vomitar – dije intentando mantener la compostura.
Evan me ayudo a sentarme. Su mano estaba apoyada en mi espalda y delante de mi un balde de metal apareció.
- Usa eso – me dijo.
Lo tomé y comencé a vomitar dentro. Mi cabeza metida en aquel balde mientras que el acariciaba mi espalda y mantenía mi cabello lejos de mi rostro.
- ¿Podrías hacer menos ruido?
Saque mi cabeza del balde y mire hacia el otro lado de la habitación.
Había un chico delgado, de piel pálida y piernas largas. Estaba sentado en una banca y a su lado estaba Angélica durmiendo. El la tenia rodeada con sus brazos y las piernas de ella estaban sobre las de el. La tenia acurrucada contra su pecho.
- Yo te conozco – dije – Tu nombre es Tae, estabas con ella en la enfermería.
Tae asintió con la cabeza. Su rostro era serio, demasiado, no era el mismo chico que estaba en la enfermería o en las instalaciones.
- Angélica…
- Ella está bien. Aun duerme – me interrumpió.
Podía escuchar pasos sobre nosotros, estaban arriba nuestro.
- Esto no se parece al barco pirata que había en el patio de juegos – Evan bromeo. Volviendo a acomodarme delante de él. Sus piernas a mi lado y mi espalda en su pecho. Reí por lo bajo y me relajé.
- Así no es como imaginaba salir de aquel lugar.
- Lo sé – beso suavemente mi cuello, haciendo que miles de choques eléctricos recorrieran mi cuerpo.
- Evan… Maya, ella? – no podía completar la oración. Nunca habíamos tenido la mejor relación, pero siempre estaba con nosotros en los almuerzos o en la biblioteca.
- Ella esta bien, la tienen acostada en una habitación de arriba. Quieren evitar que se escape.
Las horas pasaban con demasiada lentitud. Estaba comenzando a recuperar mi vista en su totalidad, los distintos aromas llenaban la habitación, podía escuchar las aves afuera del barco, las olas golpearlo y las voces de quienes nos habían atrapado sobre cubierta. Las náuseas se habían ido al igual que las temperaturas frías.
Estaba apunto de dormirme cuando una luz brillante y amarilla entro por el techo, habían abierto las puertas y alguien bajaba por las escaleras de madera.
- Hemos llegado al comienzo del final de este viaje – era la misma doctora – Ahora vendrán a ayudarlos a salir, entraran en orden a una camioneta y serán llevados hasta una casa segura lejos de Conven – se paro en medio de la habitación y nos miraba con una sonrisa en el rostro. estaba contenta, emocionada, excitada, podía sentirlo por el olor que desprendía – Solo queremos ayudarlos.
- ¿Cómo podemos confiar en ustedes? – me sorprendió escuchar a Angél. Ella estaba cubierta en mantas mirándola fijamente.
- Tendrán que hacerlo, les prometo que valdrá la pena. Ya no tendrán que esconderse en la noche o estar todo el día dentro de cuatro paredes.
- Bien – le dijo – Pero nos contaran todo. Porque estamos aquí y quienes son ustedes.
La muchacha sonrió de oreja a oreja.
- Me parece justo
-----
Me sorprende no haber tardado semanas en subir capitulo nuevo jajaja espero que les guste, este capitulo fue más de relleno porque lo necesitaba para lo que sigue.
En los proximos capitulos se enteraran de los poderes de Evan y Frida.
Besos
Luz :)
Frida P.O.V
Estaba sumergida en un mundo oscuro, flotando en la nada, sentía que estaba nadando en un gran mar profundo, podía escuchar el sonido de las olas, pero no veía la superficie. Mi cuerpo estaba más liviano de lo normal, mi cabello se movía con lentitud y en distintas direcciones alrededor de mi rostro. una sensación de paz habitaba en mi.
- ¿Qué es este lugar? – pensé mirando a mi alrededor.
¿No es obvio?
- Otra vez esa maldita voz -estaba comenzando a irritarme escucharla siempre.
Esta voz es lo que nos mantiene con vida, por si lo olvidas.
La voz no parecía proceder de algún lugar en específico, al contrario, parecía venir de todos lados. Hacía eco por todos lados.
- Al menos dime donde estamos.
En ningún lado en especial, estamos en la nada misma, dormidas mientras quien sabe que le hacen a nuestro cuerpo.
- ¿Nuestro cuerpo? – me reí – Lo único real soy yo.
Soy tan real como tú, incluso más poderosa. Solo dame tiempo y lo veras por tu cuenta.
- Al menos podrías decir que eres – me sentía amenazada.
Soy tu otra mitad Frida. Esa que tanto intentas ocultar. Soy tu parte más salvaje, impulsiva y sádica.
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué no me dejas en paz? – lo grité tan fuerte como pude.
¿A caso no escuchaste? No puedo irme, soy tu, somos la misma persona. Jamás me iré.
De repente el sonido de las olas se tornó más fuerte y violento.
Ahora, te recomiendo que despiertes. Algo esta pasando afuera.
Levante mi cabeza y sobre mi pude ver una luz celeste muy brillante. Comencé a acercarme a ella, a atravesarla y poco a poco el sonido de las olas se volvía más nítido.
Mis ojos se abrieron con lentitud, no podía ver bien donde estaba, todo estaba borroso. Sentía que mi cuerpo se movía de un lado a otro, subiendo y bajando.
Trataba con todas mis fuerzas enfocar mi vista, saber dónde estaba, pero me sentía muy débil y tenía un sabor raro en la boca.
Deje salir un gruñido al tiempo que me acostaba sobre mi espalda. Mis ojos volvían a cerrarse
- ¿Frida? – era Evan.
Abri nuevamente mis ojos. La sombra de Evan tapaba la poca luz que había en aquel lugar. No podía distinguirlo.
- Evan, no puedo ver – dije. Mi voz salió ronca.
- ¿Qué le sucede? ¿Por qué no puede verme? – estaba desesperado. Con las pocas fuerzas que tenia lleve mi mano, arrastrándola por el piso, hasta tocar su pierna. Estaba arrodillado a mi lado – No te preocupes, todo estará bien. ¿¡Pueden hacer algo!? – lo escuche gritar.
- Estoy bien – trataba de calmarlo. Nunca me había gustado verlo asustado. Reí por lo bajo pero Evan logro escucharme – Esto es gracioso, generalmente eres tu quien me tranquiliza.
- No se preocupen, es normal – una segunda voz apareció. Era una mujer que ya conocía, pero no fue eso lo que la delato, fue su aroma, era la doctora que estaba conmigo en la enfermería hacia unas atrás, la que me había dormido ambas veces – Su mente esta despierta, pero su cuerpo aun esta sedado.
Unos pasos se acercaron a mi y sentí que pinchaban mi brazo. No me moví. No me queje. Nada.
- Esto hará que tu cuerpo se despierte.
Nadie decía nada. Escuche los pasos alejarse. Evan se acomodo más cerca mío, coloco mi cabeza en sus piernas y con sus dedos acariciaba mi cabello.
- ¿Dónde estamos? – pregunte. Mantenía mis ojos cerrados.
Escuche como Evan suspiraba.
- En un barco.
- ¿Por qué?
- No lo se. No me dijeron, pero salimos de Conven.
Abrí mis ojos, seguía viendo solo sombras. Mi entrecejo se frunció. ¿Era verdad?
- Pero estaremos bien, juntos, como siempre.
Llevo sus manos a mis magillas para acariciarlas. Quede mirando hacia el rostro de Evan, la nitidez estaba volviendo a mi, al menos comenzaba a notar sus facciones.
- Estaremos bien – repetí.
De repente sentí un dolor agudo en mi estomago. Mis manos fueron a mi estomago automáticamente.
- Evan… quiero vomitar – dije intentando mantener la compostura.
Evan me ayudo a sentarme. Su mano estaba apoyada en mi espalda y delante de mi un balde de metal apareció.
- Usa eso – me dijo.
Lo tomé y comencé a vomitar dentro. Mi cabeza metida en aquel balde mientras que el acariciaba mi espalda y mantenía mi cabello lejos de mi rostro.
- ¿Podrías hacer menos ruido?
Saque mi cabeza del balde y mire hacia el otro lado de la habitación.
Había un chico delgado, de piel pálida y piernas largas. Estaba sentado en una banca y a su lado estaba Angélica durmiendo. El la tenia rodeada con sus brazos y las piernas de ella estaban sobre las de el. La tenia acurrucada contra su pecho.
- Yo te conozco – dije – Tu nombre es Tae, estabas con ella en la enfermería.
Tae asintió con la cabeza. Su rostro era serio, demasiado, no era el mismo chico que estaba en la enfermería o en las instalaciones.
- Angélica…
- Ella está bien. Aun duerme – me interrumpió.
Podía escuchar pasos sobre nosotros, estaban arriba nuestro.
- Esto no se parece al barco pirata que había en el patio de juegos – Evan bromeo. Volviendo a acomodarme delante de él. Sus piernas a mi lado y mi espalda en su pecho. Reí por lo bajo y me relajé.
- Así no es como imaginaba salir de aquel lugar.
- Lo sé – beso suavemente mi cuello, haciendo que miles de choques eléctricos recorrieran mi cuerpo.
- Evan… Maya, ella? – no podía completar la oración. Nunca habíamos tenido la mejor relación, pero siempre estaba con nosotros en los almuerzos o en la biblioteca.
- Ella esta bien, la tienen acostada en una habitación de arriba. Quieren evitar que se escape.
Las horas pasaban con demasiada lentitud. Estaba comenzando a recuperar mi vista en su totalidad, los distintos aromas llenaban la habitación, podía escuchar las aves afuera del barco, las olas golpearlo y las voces de quienes nos habían atrapado sobre cubierta. Las náuseas se habían ido al igual que las temperaturas frías.
Estaba apunto de dormirme cuando una luz brillante y amarilla entro por el techo, habían abierto las puertas y alguien bajaba por las escaleras de madera.
- Hemos llegado al comienzo del final de este viaje – era la misma doctora – Ahora vendrán a ayudarlos a salir, entraran en orden a una camioneta y serán llevados hasta una casa segura lejos de Conven – se paro en medio de la habitación y nos miraba con una sonrisa en el rostro. estaba contenta, emocionada, excitada, podía sentirlo por el olor que desprendía – Solo queremos ayudarlos.
- ¿Cómo podemos confiar en ustedes? – me sorprendió escuchar a Angél. Ella estaba cubierta en mantas mirándola fijamente.
- Tendrán que hacerlo, les prometo que valdrá la pena. Ya no tendrán que esconderse en la noche o estar todo el día dentro de cuatro paredes.
- Bien – le dijo – Pero nos contaran todo. Porque estamos aquí y quienes son ustedes.
La muchacha sonrió de oreja a oreja.
- Me parece justo
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Me sorprende no haber tardado semanas en subir capitulo nuevo jajaja espero que les guste, este capitulo fue más de relleno porque lo necesitaba para lo que sigue.
En los proximos capitulos se enteraran de los poderes de Evan y Frida.
Besos
Luz :)
JuanitaLuzStyles
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Aaaahhh en serio grito cuando subis capitulo! Siempre te lo digo pero en serio amo tu forma de mantener los personajes!
Creo que ya se el de frida, pero no lo dire por si me equivoco :)
Tae♡.♡
Siguelaaa plis!
Creo que ya se el de frida, pero no lo dire por si me equivoco :)
Tae♡.♡
Siguelaaa plis!
Jiyong
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
¡Holis! Me encantó el cap, lo digo con todos pero de verdad amo como escribes. No puedo creer que ya hayan escapado, me da que ahora están con los buenos pero no termino de fiarme. Qué curioso lo de la voz de Frida, no puedo esperar a saber más de eso. Síguela cuando puedas
lalalands
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Porfis sube nuevo cap (en cuanto puedas obvio♡), espero que te encuentres bien ☆
Jiyong
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Como se te haga mas comodo! Pero profis sube nuevo cap entre hoy o mañana ♡.♡JuanitaLuzStyles escribió:La sigo hoy?? La sigo mañana??
Jiyong
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Ay, que rápido jajaja estoy escribiendo el cap :)Jiyong escribió:Como se te haga mas comodo! Pero profis sube nuevo cap entre hoy o mañana ♡.♡JuanitaLuzStyles escribió:La sigo hoy?? La sigo mañana??
JuanitaLuzStyles
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Capítulo 7
Evan P.O.V
Estábamos apunto de bajar del barco y por primera vez sentiríamos los rayos de sol, en su máximo esplendor, tocar nuestras pieles. Todos estábamos ansiosos por salir, pero también tensos y asustados.
Tae no había soltado a Ángel en ningún momento y yo no había sabido nada de Maya.
- ¿Qué sucede? – la voz de Frida me saco de mis pensamientos.
La mire con una pequeña sonrisa y bese su frente. Ella coloco lentamente sus brazos a mi alrededor, abrazándome.
- No es nada – conteste intentando relajar mi cuerpo.
- Es Maya, ¿verdad? – notaba que en su voz había tensión.
De un momento a otro sentimos como el barco chocaba contra algo. Aquel choque nos hizo perder el equilibrio por unos segundos y por instinto abrace con fuerza a Frida colocándola contra mi pecho. Mi vista se fijo en la pequeña puerta de salida, aquella que al abrirse dejaría el sol iluminar aquella fría habitación.
Sentíamos varios pasos sobre cubierta. Los segundos parecían horas.
El lugar se lleno con olor a distintas emociones; ansiedad, tensión, estrés, miedo…
¿Qué es lo que nos esperaba allí afuera? ¿Por qué solo fuimos nosotros los que salieron? ¿Realmente podíamos confiar en ellos? La ventaja de la duda había sido mi único aliado hasta ese momento. Debía seguir confiando en que estaríamos bien.
- Quiero salir – susurro Frida.
- Ya, solo espera un poco más.
Ella levanto su mirada. Sus ojos color miel me miraban con intensidad.
Las puertas se abrieron.
- Por favor, salgan de a uno – era un hombre. El mismo hombre que había visto en la orilla del mar. Mike era su nombre.
- Tae, vamos – Angélica lo tomo de la mano y fueron los primeros en salir.
- ¿Estas lista? – baje mi mirada a Frida. Ella sonrió de oreja a oreja y asintió con la cabeza – Vamos – bese rápidamente sus labios y aun abrazados nos encaminamos a las escaleras.
Sentí como Frida escondía su rostro en mi pecho. La luz era muy fuerte.
Los pájaros se escuchaban a lo lejos, las olas golpeando con la madera del barco era lejana y los murmullos de personas nos rodeaban.
- Tengan – nos dijo Mike – Son lentes de sol, los ayudaran a poder ver hasta que se adapten a la luz del día.
Nos colocamos los lentes y lentamente abrimos nuestros ojos.
- Oh, wow – fue lo único que salió de mis labios. Todo se veía majestuoso. Estábamos en una clase de puerto, frente a nosotros grandes colinas verdes se extendían por el horizonte, podía ver el camino de tierra por el que iría el camión del que la doctora nos había hablado. Había leído muchos libros sobre viajes en barco, pero jamás hubiera sido capas de imaginar aquel lugar.
- ¿Tu también lo ves? – pregunto Frida. Estaba tan asombrada por el paisaje como yo – Huele eso – olfateaba todo y dejaba salir pequeños suspiros – Todo es tan puro y limpio.
- Lo logramos – susurre cerca de su oído.
- ¡Evan! – el grito de Maya llamo mi atención.
Sin pensarlo dos veces me di la vuelta y solté a Frida, Maya corrió hacia mi para abrazarme.
- Qué bueno que estés bien – dijo feliz.
- Me preocupe cuando te colocaron en otra habitación.
- No me dejaban salir. ¿A dónde crees que nos llevan?
- A…
Estaba por contestar cuando sentí que sujetaban mi mano, apartándome de Maya.
Frida la miraba fijamente, podía sentir su mirada a través de los lentes de sol. Su mano me sujetaba con fuerza y un pequeño gruñido salió del fondo de su garganta.
No dejaban de mirarse.
- Deberíamos ir con ellos – quise cortar la tensión entre ambas. Nunca podre entender su comportamiento, aunque lo intentara.
Los tres caminamos hasta el camión.
- Antes de subirse deben saber que el viaje no será tan largo como en el barco. Llegaremos a un hogar seguro en un poco más de dos horas, justo a tiempo para la cena – la doctora nos miraba con una gran sonrisa.
- Tengo una pregunta – Ángel estaba cruzada de brazos – ¿Quién es usted?
- Mi nombre es Jayleen Drums, siéntanse cómodos de llamarme como les guste.
- ¿Secuestradora esta bien? – el típico tono sarcástico de Ángel no se hizo esperar. Era obvio que ya se sentía mucho mejor.
Jayleen no parecía afectada por el comentario, al contrario, su sonrisa nunca desapareció.
- No queremos que nos vean de esa manera.
- ¿Cómo deberíamos hacerlo entonces? – Tae era más calmado al hablar.
- Solo queremos ayudarlos a que tengan una vida. Una real.
Intercambiamos mirada entre los cinco. Todos queríamos lo mismo. Queríamos ser libres, vivir, ser parte del mundo y esta era nuestra oportunidad.
Frida P.O.V
Uno a uno comenzamos a subir al camión. Evans ubio antes que mi y estaba a punto de subirme cuando Maya se me adelanto. Evan le tendió la mano y la ayudo a subirse.
Deberíamos golpearla.
Por más que en ese momento odiara admitirlo, estaba de acuerdo con la voz.
Desde que tengo memoria Maya siempre ha estado en medio de los dos. A donde fuera que estuviéramos con Evan ella nos encontraba y no se iba hasta que las enfermeras nos llevaban nuevamente a nuestras habitaciones, siempre allí, como una molestia en el zapato.
Tendí mi mano a Evan nuevamente pero el no la tomo. Miro por sobre su hombro y con una mueca triste en el rostro me dijo
- Ya no hay más lugar, lo siento.
- …. – lo mire directo a los ojos. Debía ser un chiste - ¿Y donde iré yo?
- Tal vez el sepa ayudarnos – Evan miraba por sobre mi.
Me di la media vuelta y detrás de mi había un joven.
Era de mi altura, tal vez unos centímetros más alto, su cabello castaño casi rubio era corto y podía notar que tenia la mandíbula marcada. Miraba una pequeña pantalla que sostenía entre sus manos.
- Disculpa – dije con nerviosismo. No era buena haciendo sociales, menos con quienes me sedan sin mi consentimiento.
El levanto la mirada y rápidamente sus ojos conectaron con los míos y aunque estaba usando los lentes de sol, sentí que podía verme directamente. Sus ojos eran azules, era más joven de lo que creí, tenía facciones fuertes y marcadas aun así, su mirada era penetrante y analítica.
- Dime – su voz no era del todo gruesa. Era como si todavía no llegaba a la adultez.
- No hay más lugar en el camión – dije apuntando con mi dedo pulgar al camión detrás de mi.
- Estamos llenos – la voz de Evan me hizo volver en mi.
Despegue mi mirada del muchacho y la agache al suelo.
- No hay problema. Puedes viajar en la parte de adelante conmigo y Mike – su tono de voz era amable. Me quede en silencio – ¿Estas bien?
Asentí con la cabeza.
Lo seguí hasta la parte delantera del camión y me subí sin mirarlo. Al terminar de acomodarme mire al conductor.
Era un hombre alto, robusto y musculoso, sus brazos eran de un tono trigueño y en su cabeza no había cabello.
- Parece que tenemos compañía – dijo sonriente.
La puerta a mi lado se cerro y junto a mi estaba el muchacho joven, mirándome casual.
- Si, no había más lugar en la parte de atrás.
Me quede en silencio mirándolos.
- Soy Mike – se presentó – Y el – dijo ahora señalando al más joven – Es Pete. ¿Tu como te llamas?
Solo lo miraba.
- No debes tener miedo con nosotros. Vamos, seamos amigos.
- Frida – dije por lo bajo.
- Ese es un lindo nombre ¿No lo crees Pete? – había algo raro en su voz.
Pete estaba nuevamente con la pequeña pantalla. Nos miro por unos segundos y asintió con la cabeza.
Me quede viéndolo por unos minutos. Mike puso en marcha el camión y comenzamos a andar por la carretera.
Los primeros minutos estaban en silencio, Mike tarareaba algunas canciones, trataba de reconocer alguna pero se me era difícil.
- ¿Conoces alguna canción? – pregunto si quitar la vista del camino.
- No – dije al mismo tiempo que negaba con mi cabeza – Tu pareces conocer muchas – dije con timidez.
- Solía ser músico cuando joven.
- Hace una década atrás – comento Pete.
Mire a Mike desconcertada. Parecía un adulto común y corriente, ¿En verdad tenia esa edad? No llegue a formular la pregunta cuando recibí mi respuesta.
- No soy tan grande. A penas estoy en mis 35 años. A ti te quedan muchos años por aprender, niño.
Voltee a ver a Pete. El rodo los ojos y me miro.
- Para ser un hombre de esa edad esta en bastante mal estado.
- No lo se – conteste – Nunca conocí a alguien de esa edad. Al menos no dentro de Conven.
Ambos intercambiaron miradas.
- ¿A que te refieres?
- Me refiero a que nunca conocí a alguien como yo de esa edad. Cuando comienzas a desarrollar tus habilidades los doctores te envían a otras instalaciones. Allí tenemos otra utilidad para ellos – mi voz sonaba apagada.
Había visto a muchas personas irse de un momento al otro. A veces los sacaban en la hora del almuerzo o simplemente se los llevaban durante el día y nunca más sabíamos de ellos.
Era consciente de que al hacerme mayor las cosas en mi vida cambiarían y algo dentro mío sabia que no era mejor de lo que ya vivía.
- Pete, pon algo de música – Mike cambio de tema. Tal vez habían notado mi malestar.
Pete cruzo su brazo por delante de mi, rozándome levemente. Mi cuerpo entero se tensó, pero ¿por qué?
Mantenlo lejos.
Demonios, tenia razón.
Lo mire con una pequeña sonrisa, mientras hacia mi cuerpo más hacia atrás. Hundiéndome en el asiento. El miraba la radio. La encendió y la música comenzó a salir de los parlantes.
- Si quieres puedes descansar. Nos queda un par de horas de viaje.
Me agradaba Mike.
No me sentía en peligro, así que seguí el consejo y cerré mis ojos, rápidamente caí en un sueño profundo y esta vez había podido descansar.
Al llegar a la casa, lo primero que vieron mis ojos fue una gran mansión, con grandes ventanas, muchas ventanas y un hermoso porche en la entrada.
- Es hermosa, ¿no crees? – Pete miraba la mansión con alegría – Aquí se quedarán, están seguros y nadie los mantendrá prisioneros.
- ¿Podremos salir?
- En cuanto sus ojos se acostumbren a la luz, si.
Salí de la camioneta y lo primero que sentí fueron unos brazos fuertes rodearme.
Evan.
Lo abrace y cerré los ojos, apoyando mi rostro en su pecho y aspirando su aroma. Amaba hacer eso. Volvía a sentirme en paz. El malestar anterior había desaparecido por completo.
- Aquí podremos ser libres – le dije con alegría.
- Así es – susurro.
Los cinco seguimos a Jayleen hasta el interior de la casa. Habían varias personas vestidas con los mismos trajes de seguridad que los que estaban en la enfermería antes que nos sacaran de Conven.
- Angélica tenemos una habitación especial para ti – dijo Jayleen mientras le entregaba unas llaves – Tae, se que querrás estar cerca de ella, tienes la habitación contigua – Ángel y Tae se miraron felices, era la primera vez en mucho tiempo que veía a Ángel así – Maya espero no te moleste que te envié al ala este con ellos.
- Para nada – contesto y tomo la tercer llave. Los tres se fueron.
- Para ustedes tengo algo especial – nos dio una misma llave. Tenia el numero 8 marcado en el extremo – El tiempo que estuve en Convén aprendí que no pueden estar separados. Tenemos una habitación para ustedes que se adecua a sus necesidades.
- Gracias – Evan estaba siendo sincero.
Subimos las escaleras y al final de estas habían pequeños carteles que indicaban la dirección de las habitaciones.
Primer piso:
-Este; habitaciones 1 – 5
-Oeste; Habitaciones 6 – 8, baño y escaleras a 2° piso
Me quede mirando el cartel. ¿Habrían más habitaciones en el segundo piso?
- Ven, vamos por aquí – Evan estaba ansioso por llegar a la habitación. sentía su pulso acelerado.
Rápidamente encontramos la habitación y entramos en ella.
Había una cama realmente grande en medio, del techo colgaban telas de color marfil que caían a los costados de la cama. Esta estaba repleta de almohadas de todos los tamaños, un sillón azul oscuro estaba contra la pared, mirando a la cama y a un gran ventanal con cortinas de un tono más claro que el sillón.
- Esto es increíble – dije y seguido Evan me tomo en sus brazos y me llevo hasta la cama, lanzándome en ella. Deje salir un pequeño grito y las risas no tardaron en aparecer. Evan se lanzo a mi lado.
Ambos estábamos riéndonos acostados en una gran cama y por primera vez no me sentía atrapada o ansiosa.
Las risas se detuvieron y me acomode más cerca de el, apoyando mi cabeza en su pecho. Su mano apoyada en mi espalda baja, haciendo pequeñas caricias contra mi piel.
- Estaremos bien, ¿verdad? – pregunte rompiendo el silencio.
- Si estamos juntos, si. Disfrutemos esto.
Levante mi mirada hasta conectar con la suya. Lentamente nos acercamos hasta que nuestros labios chocaron.
Nos dimos pequeños besos, lentos y dulces, pero solo eso.
Teníamos toda una nueva vida por delante.
----
Capitulo nuevo, espero que lo disfruten!
Gracias por los lindos comentarios, por la presencia y la paciencia
Besos
Luz
PD: Si quieren foto de los personajes nuevos o quienes "representan" a Evan o Frida, díganme y les subo imágenes en el próximo capitulo :)
Evan P.O.V
Estábamos apunto de bajar del barco y por primera vez sentiríamos los rayos de sol, en su máximo esplendor, tocar nuestras pieles. Todos estábamos ansiosos por salir, pero también tensos y asustados.
Tae no había soltado a Ángel en ningún momento y yo no había sabido nada de Maya.
- ¿Qué sucede? – la voz de Frida me saco de mis pensamientos.
La mire con una pequeña sonrisa y bese su frente. Ella coloco lentamente sus brazos a mi alrededor, abrazándome.
- No es nada – conteste intentando relajar mi cuerpo.
- Es Maya, ¿verdad? – notaba que en su voz había tensión.
De un momento a otro sentimos como el barco chocaba contra algo. Aquel choque nos hizo perder el equilibrio por unos segundos y por instinto abrace con fuerza a Frida colocándola contra mi pecho. Mi vista se fijo en la pequeña puerta de salida, aquella que al abrirse dejaría el sol iluminar aquella fría habitación.
Sentíamos varios pasos sobre cubierta. Los segundos parecían horas.
El lugar se lleno con olor a distintas emociones; ansiedad, tensión, estrés, miedo…
¿Qué es lo que nos esperaba allí afuera? ¿Por qué solo fuimos nosotros los que salieron? ¿Realmente podíamos confiar en ellos? La ventaja de la duda había sido mi único aliado hasta ese momento. Debía seguir confiando en que estaríamos bien.
- Quiero salir – susurro Frida.
- Ya, solo espera un poco más.
Ella levanto su mirada. Sus ojos color miel me miraban con intensidad.
Las puertas se abrieron.
- Por favor, salgan de a uno – era un hombre. El mismo hombre que había visto en la orilla del mar. Mike era su nombre.
- Tae, vamos – Angélica lo tomo de la mano y fueron los primeros en salir.
- ¿Estas lista? – baje mi mirada a Frida. Ella sonrió de oreja a oreja y asintió con la cabeza – Vamos – bese rápidamente sus labios y aun abrazados nos encaminamos a las escaleras.
Sentí como Frida escondía su rostro en mi pecho. La luz era muy fuerte.
Los pájaros se escuchaban a lo lejos, las olas golpeando con la madera del barco era lejana y los murmullos de personas nos rodeaban.
- Tengan – nos dijo Mike – Son lentes de sol, los ayudaran a poder ver hasta que se adapten a la luz del día.
Nos colocamos los lentes y lentamente abrimos nuestros ojos.
- Oh, wow – fue lo único que salió de mis labios. Todo se veía majestuoso. Estábamos en una clase de puerto, frente a nosotros grandes colinas verdes se extendían por el horizonte, podía ver el camino de tierra por el que iría el camión del que la doctora nos había hablado. Había leído muchos libros sobre viajes en barco, pero jamás hubiera sido capas de imaginar aquel lugar.
- ¿Tu también lo ves? – pregunto Frida. Estaba tan asombrada por el paisaje como yo – Huele eso – olfateaba todo y dejaba salir pequeños suspiros – Todo es tan puro y limpio.
- Lo logramos – susurre cerca de su oído.
- ¡Evan! – el grito de Maya llamo mi atención.
Sin pensarlo dos veces me di la vuelta y solté a Frida, Maya corrió hacia mi para abrazarme.
- Qué bueno que estés bien – dijo feliz.
- Me preocupe cuando te colocaron en otra habitación.
- No me dejaban salir. ¿A dónde crees que nos llevan?
- A…
Estaba por contestar cuando sentí que sujetaban mi mano, apartándome de Maya.
Frida la miraba fijamente, podía sentir su mirada a través de los lentes de sol. Su mano me sujetaba con fuerza y un pequeño gruñido salió del fondo de su garganta.
No dejaban de mirarse.
- Deberíamos ir con ellos – quise cortar la tensión entre ambas. Nunca podre entender su comportamiento, aunque lo intentara.
Los tres caminamos hasta el camión.
- Antes de subirse deben saber que el viaje no será tan largo como en el barco. Llegaremos a un hogar seguro en un poco más de dos horas, justo a tiempo para la cena – la doctora nos miraba con una gran sonrisa.
- Tengo una pregunta – Ángel estaba cruzada de brazos – ¿Quién es usted?
- Mi nombre es Jayleen Drums, siéntanse cómodos de llamarme como les guste.
- ¿Secuestradora esta bien? – el típico tono sarcástico de Ángel no se hizo esperar. Era obvio que ya se sentía mucho mejor.
Jayleen no parecía afectada por el comentario, al contrario, su sonrisa nunca desapareció.
- No queremos que nos vean de esa manera.
- ¿Cómo deberíamos hacerlo entonces? – Tae era más calmado al hablar.
- Solo queremos ayudarlos a que tengan una vida. Una real.
Intercambiamos mirada entre los cinco. Todos queríamos lo mismo. Queríamos ser libres, vivir, ser parte del mundo y esta era nuestra oportunidad.
Frida P.O.V
Uno a uno comenzamos a subir al camión. Evans ubio antes que mi y estaba a punto de subirme cuando Maya se me adelanto. Evan le tendió la mano y la ayudo a subirse.
Deberíamos golpearla.
Por más que en ese momento odiara admitirlo, estaba de acuerdo con la voz.
Desde que tengo memoria Maya siempre ha estado en medio de los dos. A donde fuera que estuviéramos con Evan ella nos encontraba y no se iba hasta que las enfermeras nos llevaban nuevamente a nuestras habitaciones, siempre allí, como una molestia en el zapato.
Tendí mi mano a Evan nuevamente pero el no la tomo. Miro por sobre su hombro y con una mueca triste en el rostro me dijo
- Ya no hay más lugar, lo siento.
- …. – lo mire directo a los ojos. Debía ser un chiste - ¿Y donde iré yo?
- Tal vez el sepa ayudarnos – Evan miraba por sobre mi.
Me di la media vuelta y detrás de mi había un joven.
Era de mi altura, tal vez unos centímetros más alto, su cabello castaño casi rubio era corto y podía notar que tenia la mandíbula marcada. Miraba una pequeña pantalla que sostenía entre sus manos.
- Disculpa – dije con nerviosismo. No era buena haciendo sociales, menos con quienes me sedan sin mi consentimiento.
El levanto la mirada y rápidamente sus ojos conectaron con los míos y aunque estaba usando los lentes de sol, sentí que podía verme directamente. Sus ojos eran azules, era más joven de lo que creí, tenía facciones fuertes y marcadas aun así, su mirada era penetrante y analítica.
- Dime – su voz no era del todo gruesa. Era como si todavía no llegaba a la adultez.
- No hay más lugar en el camión – dije apuntando con mi dedo pulgar al camión detrás de mi.
- Estamos llenos – la voz de Evan me hizo volver en mi.
Despegue mi mirada del muchacho y la agache al suelo.
- No hay problema. Puedes viajar en la parte de adelante conmigo y Mike – su tono de voz era amable. Me quede en silencio – ¿Estas bien?
Asentí con la cabeza.
Lo seguí hasta la parte delantera del camión y me subí sin mirarlo. Al terminar de acomodarme mire al conductor.
Era un hombre alto, robusto y musculoso, sus brazos eran de un tono trigueño y en su cabeza no había cabello.
- Parece que tenemos compañía – dijo sonriente.
La puerta a mi lado se cerro y junto a mi estaba el muchacho joven, mirándome casual.
- Si, no había más lugar en la parte de atrás.
Me quede en silencio mirándolos.
- Soy Mike – se presentó – Y el – dijo ahora señalando al más joven – Es Pete. ¿Tu como te llamas?
Solo lo miraba.
- No debes tener miedo con nosotros. Vamos, seamos amigos.
- Frida – dije por lo bajo.
- Ese es un lindo nombre ¿No lo crees Pete? – había algo raro en su voz.
Pete estaba nuevamente con la pequeña pantalla. Nos miro por unos segundos y asintió con la cabeza.
Me quede viéndolo por unos minutos. Mike puso en marcha el camión y comenzamos a andar por la carretera.
Los primeros minutos estaban en silencio, Mike tarareaba algunas canciones, trataba de reconocer alguna pero se me era difícil.
- ¿Conoces alguna canción? – pregunto si quitar la vista del camino.
- No – dije al mismo tiempo que negaba con mi cabeza – Tu pareces conocer muchas – dije con timidez.
- Solía ser músico cuando joven.
- Hace una década atrás – comento Pete.
Mire a Mike desconcertada. Parecía un adulto común y corriente, ¿En verdad tenia esa edad? No llegue a formular la pregunta cuando recibí mi respuesta.
- No soy tan grande. A penas estoy en mis 35 años. A ti te quedan muchos años por aprender, niño.
Voltee a ver a Pete. El rodo los ojos y me miro.
- Para ser un hombre de esa edad esta en bastante mal estado.
- No lo se – conteste – Nunca conocí a alguien de esa edad. Al menos no dentro de Conven.
Ambos intercambiaron miradas.
- ¿A que te refieres?
- Me refiero a que nunca conocí a alguien como yo de esa edad. Cuando comienzas a desarrollar tus habilidades los doctores te envían a otras instalaciones. Allí tenemos otra utilidad para ellos – mi voz sonaba apagada.
Había visto a muchas personas irse de un momento al otro. A veces los sacaban en la hora del almuerzo o simplemente se los llevaban durante el día y nunca más sabíamos de ellos.
Era consciente de que al hacerme mayor las cosas en mi vida cambiarían y algo dentro mío sabia que no era mejor de lo que ya vivía.
- Pete, pon algo de música – Mike cambio de tema. Tal vez habían notado mi malestar.
Pete cruzo su brazo por delante de mi, rozándome levemente. Mi cuerpo entero se tensó, pero ¿por qué?
Mantenlo lejos.
Demonios, tenia razón.
Lo mire con una pequeña sonrisa, mientras hacia mi cuerpo más hacia atrás. Hundiéndome en el asiento. El miraba la radio. La encendió y la música comenzó a salir de los parlantes.
- Si quieres puedes descansar. Nos queda un par de horas de viaje.
Me agradaba Mike.
No me sentía en peligro, así que seguí el consejo y cerré mis ojos, rápidamente caí en un sueño profundo y esta vez había podido descansar.
Al llegar a la casa, lo primero que vieron mis ojos fue una gran mansión, con grandes ventanas, muchas ventanas y un hermoso porche en la entrada.
- Es hermosa, ¿no crees? – Pete miraba la mansión con alegría – Aquí se quedarán, están seguros y nadie los mantendrá prisioneros.
- ¿Podremos salir?
- En cuanto sus ojos se acostumbren a la luz, si.
Salí de la camioneta y lo primero que sentí fueron unos brazos fuertes rodearme.
Evan.
Lo abrace y cerré los ojos, apoyando mi rostro en su pecho y aspirando su aroma. Amaba hacer eso. Volvía a sentirme en paz. El malestar anterior había desaparecido por completo.
- Aquí podremos ser libres – le dije con alegría.
- Así es – susurro.
Los cinco seguimos a Jayleen hasta el interior de la casa. Habían varias personas vestidas con los mismos trajes de seguridad que los que estaban en la enfermería antes que nos sacaran de Conven.
- Angélica tenemos una habitación especial para ti – dijo Jayleen mientras le entregaba unas llaves – Tae, se que querrás estar cerca de ella, tienes la habitación contigua – Ángel y Tae se miraron felices, era la primera vez en mucho tiempo que veía a Ángel así – Maya espero no te moleste que te envié al ala este con ellos.
- Para nada – contesto y tomo la tercer llave. Los tres se fueron.
- Para ustedes tengo algo especial – nos dio una misma llave. Tenia el numero 8 marcado en el extremo – El tiempo que estuve en Convén aprendí que no pueden estar separados. Tenemos una habitación para ustedes que se adecua a sus necesidades.
- Gracias – Evan estaba siendo sincero.
Subimos las escaleras y al final de estas habían pequeños carteles que indicaban la dirección de las habitaciones.
Primer piso:
-Este; habitaciones 1 – 5
-Oeste; Habitaciones 6 – 8, baño y escaleras a 2° piso
Me quede mirando el cartel. ¿Habrían más habitaciones en el segundo piso?
- Ven, vamos por aquí – Evan estaba ansioso por llegar a la habitación. sentía su pulso acelerado.
Rápidamente encontramos la habitación y entramos en ella.
Había una cama realmente grande en medio, del techo colgaban telas de color marfil que caían a los costados de la cama. Esta estaba repleta de almohadas de todos los tamaños, un sillón azul oscuro estaba contra la pared, mirando a la cama y a un gran ventanal con cortinas de un tono más claro que el sillón.
- Esto es increíble – dije y seguido Evan me tomo en sus brazos y me llevo hasta la cama, lanzándome en ella. Deje salir un pequeño grito y las risas no tardaron en aparecer. Evan se lanzo a mi lado.
Ambos estábamos riéndonos acostados en una gran cama y por primera vez no me sentía atrapada o ansiosa.
Las risas se detuvieron y me acomode más cerca de el, apoyando mi cabeza en su pecho. Su mano apoyada en mi espalda baja, haciendo pequeñas caricias contra mi piel.
- Estaremos bien, ¿verdad? – pregunte rompiendo el silencio.
- Si estamos juntos, si. Disfrutemos esto.
Levante mi mirada hasta conectar con la suya. Lentamente nos acercamos hasta que nuestros labios chocaron.
Nos dimos pequeños besos, lentos y dulces, pero solo eso.
Teníamos toda una nueva vida por delante.
----
Capitulo nuevo, espero que lo disfruten!
Gracias por los lindos comentarios, por la presencia y la paciencia
Besos
Luz
PD: Si quieren foto de los personajes nuevos o quienes "representan" a Evan o Frida, díganme y les subo imágenes en el próximo capitulo :)
JuanitaLuzStyles
Re: Los nuevos mutantes capitulo 7
Wiiii me encanto el cap!
Frida es celosa con Evan haha me encanto!
Aww Tae ♡
Absolutamente amo tu historia! Siguela MUY pronto porfis ♡
Frida es celosa con Evan haha me encanto!
Aww Tae ♡
Absolutamente amo tu historia! Siguela MUY pronto porfis ♡
Jiyong
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