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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
The Lonely Hearts Club.
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The Lonely Hearts Club.
- Spoiler:
- Ficha Obligatoria.Título: The Lonely Hearts Club.
Autor: Varios.
Adaptación: Sí, de la biología de Elizabeth Eulberg con el mismo nombre.
Género: General.
Contenido: Depende de cada escritora.
Otras páginas: No.d
THE LONELY HEARTS CLUB.
«Juro solemnemente que no volveré a salir con chicos… por el momento». Si te han roto el corazón. Si has sido utilizada. Si su influencia te ha separado de tus amigas. Si has dejado de ser quien eras por agradarles. Si te has cansado de sus manipulaciones: Estás leyendo el artículo correcto, mi querida desconocida. No te preocupes, no eres la única que se ha llevado una desilusión de la envergadura de los Estados Unidos al descubrir que bajo las sonrisas encantadoras, las palabras encandiladoras y sus ojos luminosos, solo hay un enorme montón de basura. Como he dicho, no tienes de qué preocuparte. Pronto descubrirás no solo que tu vida no será horrible sin su presencia, sino que mejorará notablemente. Dame la oportunidad de demostrarte que tu experiencia en el instituto será memorable con la sola presencia de tus amigas, porque ellas, nunca te abandonarán por un partido de fútbol, ni te engañarán con la primera que se cruce por su camino. Yo también fui una adolescente, yo también me tumbé en la cama a llorar con el corazón lleno de agujeros. Si te he convencido con mis palabras, te esperamos el sábado a las 9:00 de la noche en «The Cavern». Trae toda la compañía que desees. ¡Te esperamos! Att: La antigua presidenta del Club de los Corazones Solitarios de Nueva York. | ||
Última edición por gxnesis. el Miér 10 Abr 2019, 4:12 pm, editado 5 veces
indigo.
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Re: The Lonely Hearts Club.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
COMENZAMOSSSS, ayyy estoy emocionada espero el prólogo con ansiaaas
hange.
Re: The Lonely Hearts Club.
Hola, soy Leila y andaba en modo stalker cuando la novela apareció, así que déjenme decirles que ya me tienen, tlhc es de mis libros favoritos y ahora seré su fan [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], ahq.
greywaren
Re: The Lonely Hearts Club.
Juraba que me había pasado por este tema hace ratos estúpida memoria de pez ;_;
Pero bueno, al fin ya hay tema jcjdkfjsks yyy ya quiero leer él prólogo Mora
Pero bueno, al fin ya hay tema jcjdkfjsks yyy ya quiero leer él prólogo Mora
Atenea.
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Re: The Lonely Hearts Club.
¡Bienvenidas chicas! Estoy escribiendo el prólogo justo ahora, así que espero terminarlo pronto
Y Leila bienvenida, creo que hablo por todas cuando digo que nos hace ilusión tener una lectora El libro es maravilloso Quizá nos conozcamos, pero con esto de los cambios de usuario y mi memoria de pez...
Y Leila bienvenida, creo que hablo por todas cuando digo que nos hace ilusión tener una lectora El libro es maravilloso Quizá nos conozcamos, pero con esto de los cambios de usuario y mi memoria de pez...
indigo.
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Re: The Lonely Hearts Club.
- We're sorry but it's time to go:
- Preciosas, aquí el prólogo No es demasiado largo (ni demasiado bueno tampoco) porque no creí necesario extenderme mucho. Espero que os guste En esta nueva versión de la nc Penny y Eleanor cobrarán más importancia en la historia (al menos durante las reuniones), ya que las habíamos dejado un poco olvidadas xd. Dicho esto, ahora pido un poco de paciencia con mi capítulo porque debo subir antes para otra colectiva, pero lo subo lo antes posible
PRÓLOGO.
ESCRITO POR: gxnesis.
Cuando era adolescente solía volcar todas mis esperanzas en el futuro. Se trataba de una necesidad casi patológica, necesitaba creer que todo iría mejor. Que el instituto era una especie de purgatorio por el que todo adolescente debía pasar antes de alcanzar el Nirvana.
¿Adivináis qué? Me equivocaba. Dicen que la delgada línea que separa la valentía de la imprudencia se llama esperanza. Creo que también hay una línea, no sé si de esperanza o algo más, que nos separa a los estúpidos de los realistas. El futuro no es mejor. Solo es el presente que nos aguarda más adelante, a veces incluso peor que el que vivimos ahora.
Me llamo Penny Bolton y me han roto el corazón tantas veces que llevo un registro. Lo más irónico de todo es que la mayoría de ellas —las más importantes—, tuvieron lugar tras marcharme del instituto. Esa es otra lección que he tenido que aprender a base de golpes: los hombres son hombres sin importar la edad en la que se encuentren. Te encandilan con sus sonrisas lobunas hasta que consiguen llevarte a casa de La Abuelita y te comen el corazón sin piedad. La única diferencia que los separa de la adolescencia es que con el paso del tiempo es que aprenden a camuflar mejor sus intenciones.
Así que aquí estoy yo a los veinticuatro años, en mi ridículo piso, sintiéndome tan devastada como cuando tenía diecisiete tras mi última ruptura. Se llamaba Diego y, como acostumbro a hacer, al conocerlo creí que sería diferente. ¿Podéis ver por qué soy una estúpida, verdad? No importa cuántas veces me rompan el corazón, que yo sigo sirviéndoselo a los hombres en bandeja de plata.
Pero ya no. Si sigo así no habrá corazón que romper dentro de poco. Han sido necesarios todos los discos de Taylor Swift, dos tarrinas de chocolate más grandes que mi sofá y una caja de pañuelos para plantarme. Así es, por segunda vez en mi vida digo adiós a los hombres.
El timbre suena en ese momento, aparto la manta y me arrastro con mi pijama de Batman hasta la puerta. Justo detrás está Eleanor Ridley, con sus decenas de trenzas oscuras atadas en una coleta y sus labios pintados con rojo para comerse el mundo: la acompañan su presencia imponente y el habitual olor a café que la envuelve. Además de una bolsa de papel de la que sale un olor delicioso.
—¿Son ravioli? —pregunto emocional, a punto de llorar.
—Estás hecha un asco. —Me estrella la bolsa contra el pecho y se abre paso por mi apartamento hasta el sofá. Tomo su ataque verbal como un «sí».
Con la bolsa bien aferrada, cierro la puerta para seguirla. Está sentada en el sofá, ya sin la chaqueta y con los pies encima de la mesa a sabiendas de que odio que lo haga. Lo dejo pasar, porque es mi mejor amiga y me ha traído la cena.
—Gracias —menciono cuando saco el recipiente de plástico, empañado por el calor de su contenido.
Permanecemos en silencio mientras ceno. Eleanor se dedica a hacer zapping en Netflix, es todo cuanto hace
siempre: probar una serie tras otra sin llegar a ver ninguna. La comida caliente es como un bálsamo, con el estómago lleno la angustia palpitante de mi pecho y el dolor de cabeza que me habían provocado las lágrimas desaparecen de forma progresiva.
—¿Te sientes mejor? —inquiere Eleanor cuando cierro el recipiente y lo devuelvo a la bolsa.
Me acurruco a su lado en el sofá, en busca de cariño. Ella pasa su brazo alrededor de mis hombros y apoya la mejilla en mi cabeza.
—Al menos he dejado de llorar. Pero estaré bien —aseguro. La experiencia de rupturas te da la certeza de que por muy mal que lo pases, llega el momento en el que ya no duele. Por otro lado, mi relación con Diego solo había durado dos meses.
—Hasta que llegue el próximo… —deja caer Ele, con reproches ocultos.
Me aparto de su cobijo para poder trabar nuestros ojos.
—No habrá próximo, relego a los hombres de mi vida —confieso, tratando de verter credibilidad en mis palabras. Mi mejor amiga es difícil de convencer.
Pero sus ojos marrones no me miran escépticos. Sino todo lo contrario, parece que todo en mí denota que digo la verdad, que no es cosa del momento.
—¿De vuelta al club, eh? —bromea.
Pero la broma no es acogida por mí como esperaba. Es como si acabasen de abrirme las puertas hacia el paraíso que nunca termina por llegar. Me siento extasiada y estupefacta. El club… nuestro Club de los Corazones Solitarios.
La primera vez que veté a los hombres de mi vida, creé un club para chicas que como yo se habían visto arrasadas por los aullidos de los chicos. Al principio, solo lo conformamos Eleanor y yo, poco a poco se unieron casi todas las chicas de nuestro instituto y cuando quisimos darnos cuenta, se había convertido en un fenómeno sin parangón que se extendió por todo el país. Llegaron a existir cien réplicas de nuestro club. E incluso salimos en los periódicos y en programas de televisión nacionales. Pero eso no fue lo importante, lo importante fue que ese club convirtió los años más desastrosos para una chica insegura como yo, en los más memorables de su vida.
Tras graduarnos en la secundaria, nos vimos en la obligación de disolverlo, aunque seguimos reuniéndonos una vez al año para ponernos al día. Hace ya diez años que terminó, la mayoría de las chicas se han casado y viven fuera de la ciudad. En realidad, los únicos corazones que permanecen solitarios son el mío y el de Eleanor. Pero, quizá…
—¡Eso es! —aúllo agarrando a Eleanor por el antebrazo, aprieto tanto que su piel tostada emblanquece—. ¡Retomemos el club!
Me mira con una ceja alzada, segura de que se me han caído todos los tornillos. Yo sigo apretando, mientras trato de no empezar a dar saltos.
—Penny, somos demasiado viejas —dice con tono apagado, reticente.
—Lo abriríamos para las adolescentes de ahora, las guiaríamos, las acompañaríamos, como una especie de mentoras —aclaro—. Hay miles de chicas en la ciudad sintiéndose como lo hicimos nosotras entonces.
—Hacer de niñera no es uno de mis fuertes —ignoro su comentario desesperanzador.
Casi puedo oírlas llorar, lamentarse, llenarse de miedos, esperando por una invitación al baile que no necesitan y preparándose para una cita desastrosa. Veo cómo malgastan su adolescencia en mini demonios que no lo merecen. En lugar de disfrutar tanto como puedan de la experiencia del instituto.
Eleanor comienza a enrollarse las trenzas en la muñeca, con la vista fija en sus pantalones de rayas azules y blancas.
—Hubo una réplica del club hace pocos años, no salió bien —vuelve a renegar.
—Porque no se centraron en lo importante —defiendo mi idea con firmeza. Cuando se me mete algo entre ceja y ceja es difícil disuadirme.
Me mira con suspicacia. Necesito que me apoye. No se trata solo de los hombres, desde hace un tiempo mi vida viene a ser un despropósito que no hay por dónde mirar. Mi trabajo es en una franquicia de cafeterías, cuando se suponía que a estas alturas sería una editora de éxito. Las relaciones con mi familia no son las mejores y me levanto todas las mañanas con la certeza de que todo será igual que ayer. Necesito el club. Un cambio, una motivación.
—¿Y cómo vamos a hacer llegar un club olvidado a todas las adolescentes de Nueva York?
Sin remedio, comienzo a aplaudir por la emoción. Eleanor por lo menos se muestra receptiva a escucharme, es todo un paso para ella. Porque cuando dice que no, es no —y eso pasa la mayoría del tiempo—. Así que aprovecho mi golpe de suerte.
—Contigo… —menciono alargando la palabra.
—Claro, cómo no —deja caer la cabeza contra el respaldo del sofá, clavando la vista con el techo medio
enmohecido.
Eleanor es locutora en un importante programa de radio musical de la ciudad. Es una pequeña pez grande en el mundo de las comunicaciones. Con sus influencias, podemos difundir el anuncio de que el Club de los Corazones Solitarios está en marcha de nuevo. Así que se lo explico. Pasamos cerca de dos horas discutiendo nuestros posibles medios de propaganda. Cuando terminamos, Eleanor se acerca a la nevera a por dos cervezas. Me tiende una para brindar.
—Por el nuevo Club de los Corazones Solitarios, de Penny Bolton —adelanta su cerveza hacia la mía y yo hago lo propio, el sonido del cristal nos envuelve.
—Ya, no creo que deba seguir llevando mi nombre —rebato dando un trago.
—Entonces el Club de los Corazones Solitarios, de Nueva York.
¿Adivináis qué? Me equivocaba. Dicen que la delgada línea que separa la valentía de la imprudencia se llama esperanza. Creo que también hay una línea, no sé si de esperanza o algo más, que nos separa a los estúpidos de los realistas. El futuro no es mejor. Solo es el presente que nos aguarda más adelante, a veces incluso peor que el que vivimos ahora.
Me llamo Penny Bolton y me han roto el corazón tantas veces que llevo un registro. Lo más irónico de todo es que la mayoría de ellas —las más importantes—, tuvieron lugar tras marcharme del instituto. Esa es otra lección que he tenido que aprender a base de golpes: los hombres son hombres sin importar la edad en la que se encuentren. Te encandilan con sus sonrisas lobunas hasta que consiguen llevarte a casa de La Abuelita y te comen el corazón sin piedad. La única diferencia que los separa de la adolescencia es que con el paso del tiempo es que aprenden a camuflar mejor sus intenciones.
Así que aquí estoy yo a los veinticuatro años, en mi ridículo piso, sintiéndome tan devastada como cuando tenía diecisiete tras mi última ruptura. Se llamaba Diego y, como acostumbro a hacer, al conocerlo creí que sería diferente. ¿Podéis ver por qué soy una estúpida, verdad? No importa cuántas veces me rompan el corazón, que yo sigo sirviéndoselo a los hombres en bandeja de plata.
Pero ya no. Si sigo así no habrá corazón que romper dentro de poco. Han sido necesarios todos los discos de Taylor Swift, dos tarrinas de chocolate más grandes que mi sofá y una caja de pañuelos para plantarme. Así es, por segunda vez en mi vida digo adiós a los hombres.
El timbre suena en ese momento, aparto la manta y me arrastro con mi pijama de Batman hasta la puerta. Justo detrás está Eleanor Ridley, con sus decenas de trenzas oscuras atadas en una coleta y sus labios pintados con rojo para comerse el mundo: la acompañan su presencia imponente y el habitual olor a café que la envuelve. Además de una bolsa de papel de la que sale un olor delicioso.
—¿Son ravioli? —pregunto emocional, a punto de llorar.
—Estás hecha un asco. —Me estrella la bolsa contra el pecho y se abre paso por mi apartamento hasta el sofá. Tomo su ataque verbal como un «sí».
Con la bolsa bien aferrada, cierro la puerta para seguirla. Está sentada en el sofá, ya sin la chaqueta y con los pies encima de la mesa a sabiendas de que odio que lo haga. Lo dejo pasar, porque es mi mejor amiga y me ha traído la cena.
—Gracias —menciono cuando saco el recipiente de plástico, empañado por el calor de su contenido.
Permanecemos en silencio mientras ceno. Eleanor se dedica a hacer zapping en Netflix, es todo cuanto hace
siempre: probar una serie tras otra sin llegar a ver ninguna. La comida caliente es como un bálsamo, con el estómago lleno la angustia palpitante de mi pecho y el dolor de cabeza que me habían provocado las lágrimas desaparecen de forma progresiva.
—¿Te sientes mejor? —inquiere Eleanor cuando cierro el recipiente y lo devuelvo a la bolsa.
Me acurruco a su lado en el sofá, en busca de cariño. Ella pasa su brazo alrededor de mis hombros y apoya la mejilla en mi cabeza.
—Al menos he dejado de llorar. Pero estaré bien —aseguro. La experiencia de rupturas te da la certeza de que por muy mal que lo pases, llega el momento en el que ya no duele. Por otro lado, mi relación con Diego solo había durado dos meses.
—Hasta que llegue el próximo… —deja caer Ele, con reproches ocultos.
Me aparto de su cobijo para poder trabar nuestros ojos.
—No habrá próximo, relego a los hombres de mi vida —confieso, tratando de verter credibilidad en mis palabras. Mi mejor amiga es difícil de convencer.
Pero sus ojos marrones no me miran escépticos. Sino todo lo contrario, parece que todo en mí denota que digo la verdad, que no es cosa del momento.
—¿De vuelta al club, eh? —bromea.
Pero la broma no es acogida por mí como esperaba. Es como si acabasen de abrirme las puertas hacia el paraíso que nunca termina por llegar. Me siento extasiada y estupefacta. El club… nuestro Club de los Corazones Solitarios.
La primera vez que veté a los hombres de mi vida, creé un club para chicas que como yo se habían visto arrasadas por los aullidos de los chicos. Al principio, solo lo conformamos Eleanor y yo, poco a poco se unieron casi todas las chicas de nuestro instituto y cuando quisimos darnos cuenta, se había convertido en un fenómeno sin parangón que se extendió por todo el país. Llegaron a existir cien réplicas de nuestro club. E incluso salimos en los periódicos y en programas de televisión nacionales. Pero eso no fue lo importante, lo importante fue que ese club convirtió los años más desastrosos para una chica insegura como yo, en los más memorables de su vida.
Tras graduarnos en la secundaria, nos vimos en la obligación de disolverlo, aunque seguimos reuniéndonos una vez al año para ponernos al día. Hace ya diez años que terminó, la mayoría de las chicas se han casado y viven fuera de la ciudad. En realidad, los únicos corazones que permanecen solitarios son el mío y el de Eleanor. Pero, quizá…
—¡Eso es! —aúllo agarrando a Eleanor por el antebrazo, aprieto tanto que su piel tostada emblanquece—. ¡Retomemos el club!
Me mira con una ceja alzada, segura de que se me han caído todos los tornillos. Yo sigo apretando, mientras trato de no empezar a dar saltos.
—Penny, somos demasiado viejas —dice con tono apagado, reticente.
—Lo abriríamos para las adolescentes de ahora, las guiaríamos, las acompañaríamos, como una especie de mentoras —aclaro—. Hay miles de chicas en la ciudad sintiéndose como lo hicimos nosotras entonces.
—Hacer de niñera no es uno de mis fuertes —ignoro su comentario desesperanzador.
Casi puedo oírlas llorar, lamentarse, llenarse de miedos, esperando por una invitación al baile que no necesitan y preparándose para una cita desastrosa. Veo cómo malgastan su adolescencia en mini demonios que no lo merecen. En lugar de disfrutar tanto como puedan de la experiencia del instituto.
Eleanor comienza a enrollarse las trenzas en la muñeca, con la vista fija en sus pantalones de rayas azules y blancas.
—Hubo una réplica del club hace pocos años, no salió bien —vuelve a renegar.
—Porque no se centraron en lo importante —defiendo mi idea con firmeza. Cuando se me mete algo entre ceja y ceja es difícil disuadirme.
Me mira con suspicacia. Necesito que me apoye. No se trata solo de los hombres, desde hace un tiempo mi vida viene a ser un despropósito que no hay por dónde mirar. Mi trabajo es en una franquicia de cafeterías, cuando se suponía que a estas alturas sería una editora de éxito. Las relaciones con mi familia no son las mejores y me levanto todas las mañanas con la certeza de que todo será igual que ayer. Necesito el club. Un cambio, una motivación.
—¿Y cómo vamos a hacer llegar un club olvidado a todas las adolescentes de Nueva York?
Sin remedio, comienzo a aplaudir por la emoción. Eleanor por lo menos se muestra receptiva a escucharme, es todo un paso para ella. Porque cuando dice que no, es no —y eso pasa la mayoría del tiempo—. Así que aprovecho mi golpe de suerte.
—Contigo… —menciono alargando la palabra.
—Claro, cómo no —deja caer la cabeza contra el respaldo del sofá, clavando la vista con el techo medio
enmohecido.
Eleanor es locutora en un importante programa de radio musical de la ciudad. Es una pequeña pez grande en el mundo de las comunicaciones. Con sus influencias, podemos difundir el anuncio de que el Club de los Corazones Solitarios está en marcha de nuevo. Así que se lo explico. Pasamos cerca de dos horas discutiendo nuestros posibles medios de propaganda. Cuando terminamos, Eleanor se acerca a la nevera a por dos cervezas. Me tiende una para brindar.
—Por el nuevo Club de los Corazones Solitarios, de Penny Bolton —adelanta su cerveza hacia la mía y yo hago lo propio, el sonido del cristal nos envuelve.
—Ya, no creo que deba seguir llevando mi nombre —rebato dando un trago.
—Entonces el Club de los Corazones Solitarios, de Nueva York.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Hace tanto tiempo que no me pasaba por The Cavern que había olvidado cómo me siento aquí. A parte de aplastada, sudorosa y medio sorda. Me siento en casa. Frank nos ha dejado el sitio de siempre, un reservado a mano izquierda de la puerta, con mesas llenas de comida y sillas y taburetes desperdigadas entre ellas. Un muro de piedra de medio metro de alto por dos de largo nos separa de la pista de baile. Incluso siguen estando las fotos de club colgadas del muro de piedra, entre las ventanas que ofrecen una vista nocturna maravillosa de Central Park. Nuestras yoes adolescentes nos observan con sonrisas plenas y extasiadas, felices.
—Bueno, al menos tenemos excusa para emborracharnos —comenta Eleanor, bebiendo de su segunda cerveza.
Yo tamborileo con las uñas sobre la superficie de madera, al son de una canción que no conozco. La actividad del local se encuentra en pleno apogeo, la gente baila y grita a nuestros alrededor, rodeados de luces. Pero mis ánimos no son para nada festivos. Hace una hora que dio por comenzada la primera reunión oficial del club, un mes después de que decidiéramos reabrirlo: pero aún no ha aparecido nadie.
—Todavía es pronto —trato de convencerme a mí misma.
Usamos todos los medios disponibles para anunciar el evento. El programa de Eleanor, los periódicos gratuitos de cada distrito, folletos que repartí por varios restaurantes y cafeterías. Alguien ha tenido que recibir nuestros anuncios.
—Penny, lo hemos intentado, volvamos a nuestras miserables vidas —me insta mi mejor amiga, que ya se ha rendido.
Entonces, aparecen las dudas: ¿Y si esto no va a ninguna parte? A lo mejor las adolescentes de hoy en día no necesitan un estúpido club para hacerse valer. ¿Y si mi desgracia personal, mi necesidad de pretender que tengo un propósito, son las que nos han arrastrado hasta aquí? Quizá lo mejor es olvidarme de todo esto y regresar a casa, a mi vida…
—Disculpad. ¿Es esta la reunión del Club de los Corazones Solitarios?
Eleanor y yo nos miramos con los ojos muy abiertos, sobresaltadas, ella está a punto de escupir la cerveza. Al mismo tiempo, giramos la cabeza hacia la voz. Un pequeño grupo de chicas rodean la mesa en las que nos encontramos. La que supongo que ha hablado, lleva uno de los folletos que diseñé agarrado en la mano.
Sonrío a la comitiva, aliviada y emocionada. Mis entrañas me dicen que este será el comienzo de una gran aventura. Por supuesto que las adolescentes de hoy en día siguen necesitando este club, porque los adolescentes de hoy en día siguen siendo igual de gilipollas.
—Bienvenidas —anuncia Eleanor.
—Bueno, al menos tenemos excusa para emborracharnos —comenta Eleanor, bebiendo de su segunda cerveza.
Yo tamborileo con las uñas sobre la superficie de madera, al son de una canción que no conozco. La actividad del local se encuentra en pleno apogeo, la gente baila y grita a nuestros alrededor, rodeados de luces. Pero mis ánimos no son para nada festivos. Hace una hora que dio por comenzada la primera reunión oficial del club, un mes después de que decidiéramos reabrirlo: pero aún no ha aparecido nadie.
—Todavía es pronto —trato de convencerme a mí misma.
Usamos todos los medios disponibles para anunciar el evento. El programa de Eleanor, los periódicos gratuitos de cada distrito, folletos que repartí por varios restaurantes y cafeterías. Alguien ha tenido que recibir nuestros anuncios.
—Penny, lo hemos intentado, volvamos a nuestras miserables vidas —me insta mi mejor amiga, que ya se ha rendido.
Entonces, aparecen las dudas: ¿Y si esto no va a ninguna parte? A lo mejor las adolescentes de hoy en día no necesitan un estúpido club para hacerse valer. ¿Y si mi desgracia personal, mi necesidad de pretender que tengo un propósito, son las que nos han arrastrado hasta aquí? Quizá lo mejor es olvidarme de todo esto y regresar a casa, a mi vida…
—Disculpad. ¿Es esta la reunión del Club de los Corazones Solitarios?
Eleanor y yo nos miramos con los ojos muy abiertos, sobresaltadas, ella está a punto de escupir la cerveza. Al mismo tiempo, giramos la cabeza hacia la voz. Un pequeño grupo de chicas rodean la mesa en las que nos encontramos. La que supongo que ha hablado, lleva uno de los folletos que diseñé agarrado en la mano.
Sonrío a la comitiva, aliviada y emocionada. Mis entrañas me dicen que este será el comienzo de una gran aventura. Por supuesto que las adolescentes de hoy en día siguen necesitando este club, porque los adolescentes de hoy en día siguen siendo igual de gilipollas.
—Bienvenidas —anuncia Eleanor.
Última edición por gxnesis. el Miér 10 Abr 2019, 5:40 pm, editado 2 veces
indigo.
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Re: The Lonely Hearts Club.
- im not crying:
- Penny ya me parece fascinante y bastante melodramática xdd, aunque amé mucho que fuese tan soñadora.Creo que también hay una línea, no sé si de esperanza o algo más, que nos separa a los estúpidos de los realistas. El futuro no es mejor. Solo es el presente que nos aguarda más adelante, a veces incluso peor que el que vivimos ahora.
Me mato lo del registro, y que triste que todos los que le rompieron el corazón hayan sido ya después del instituto. Y omg a opinión que tiene Penny de los hombres es increíble, me imagino que antes no era tan pesimista
Y el hecho de que se esté sintiendo como cuando tenía diecisiete, que triste, por qué le hacen eso a Penny T-T. Diego you suck dude u-u, bueno todos los que lastimaron a Penny apestan, malditos)?Han sido necesarios todos los discos de Taylor Swift, dos tarrinas de chocolate más grandes que mi sofá y una caja de pañuelos para plantarme. Así es, por segunda vez en mi vida digo adiós a los hombres.
Taylor Swift queda como anillo al dedo para la situación
La pijama de Batman me mato xddd. *tiene una* Ya en la sola entra de Eleanor la amé. Es hermosa, basta, se ve soft pero rude, es
Y Penny toda feliz por la comida xddd. Y Eleanor tipo "¿si quiera te has bañado esta semana?" lmaooo. Y Penny perdonando el hecho de que Eleanor tenga los pies sobre la mesa solo porque le llevo comida.
Eleanor es yo con Netflix, lo juro, nunca dejo nada puesto al final xdd. Además es hermosa por preocuparse de Penny y cuidarla, son hermosas, basta...—Hasta que llegue el próximo… —deja caer Ele, con reproches ocultos.
JAJAJAJAJA. La amé, Eleanor es savage, estoy segura que es la que le pone/pondrá los pies en la tierra a Penny en muchas ocasiones xddd. Y Penny re NO, NO QUIERO DE ESAS COSAS DE NUEVO. ya me imagino que Eleanor la conoce tan bien como para no creer en lo que dice xd.—¿De vuelta al club, eh? —bromea.
Ele fue la que le trajo la idea de nuevo a Penny, ni modo además la fama que gano el club antes y todas ya casadas y la cosa y Ele y Penny no, que injusto—Penny, somos demasiado viejas —dice con tono apagado, reticente.
En serio, es lo máximo, la adoro.
—Hacer de niñera no es uno de mis fuertes —ignoro su comentario desesperanzador.
Repito, es lo más)?
De verdad Penny es lo más drámatico xddd, me la imaginé callada pensando en chicas llorando y sufriendo por culpa de alguien looool.
Y Eleanor como "que no" y Penny "SISISISIS" es hermosa. Pero al final Eleanor cede y dice que sí y ;-;—Por el nuevo Club de los Corazones Solitarios, de Penny Bolton —adelanta su cerveza hacia la mía y yo hago lo propio, el sonido del cristal nos envuelve.
—Ya, no creo que deba seguir llevando mi nombre —rebato dando un trago.
—Entonces el Club de los Corazones Solitarios, de Nueva York.
amé esa parte
-Hace tanto tiempo que no me pasaba por The Cavern que había olvidado cómo me siento aquí.
Ya me puse fan con The Cavern, mis feels
El hecho de que todavía estén las fotos—Bueno, al menos tenemos excusa para emborracharnos —comenta Eleanor, bebiendo de su segunda cerveza.
ya dije que es savage? me fascina xddd.
Estaba re omg nadie llegooo, y Penny como cruzando los dedos literal—Penny, lo hemos intentado, volvamos a nuestras miserables vidas —me insta mi mejor amiga, que ya se ha rendido.
yeppp, y cuando llegan y preguntan si es el club y los feels—Bienvenidas —anuncia Eleanor.
oficialmente comienza
Invitado
Invitado
Re: The Lonely Hearts Club.
Hola<3
Me a encantado todo lo que han escrito, de verdad.
Pero me gustaría saber mas a fondo donde de que trata, si alguien pudiese explicarme con detalle, lo agradecería de corazón <3
Me a encantado todo lo que han escrito, de verdad.
Pero me gustaría saber mas a fondo donde de que trata, si alguien pudiese explicarme con detalle, lo agradecería de corazón <3
mishel
Re: The Lonely Hearts Club.
Keniia Joanna escribió:Hola<3
Me a encantado todo lo que han escrito, de verdad.
Pero me gustaría saber mas a fondo donde de que trata, si alguien pudiese explicarme con detalle, lo agradecería de corazón <3
Hola Me alegra mucho que te haya gustado, te doy las gracias de parte de todas
La historia central de la novela colectiva es el Club de los Corazones Solitarios, como se dice el prólogo la creadora del club y su mejor amiga, deciden reabrir el club para otras chicas. Al club acudirán adolescentes que han pasado recientemente o hace ya un tiempo por una situación amorosa de la que no han salido bien paradas. Entonces se cansan y se unen al club, que tiene como norma no salir con chicos mientras estén en él. Se reunirán todos los sábados en The Cavern y bueno, ahí empieza la historia, realizarán actividades juntas como ir a los bailes del instituto, salir de comprar, organizarán eventos benéficos, etc. Y después entran en escena los chicos que complicarán las cosas (como siempre xd). Espero que mi explicación te haya aclarado un poco las cosas, porque soy un asco explicando
indigo.
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