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"Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
omg como la dejas asi que hara joe cuando se entere que tiene dos hijos awww ya quiero saber que pasara sisuela pronto pliis y me encanto la rayiz parecia no se abogada ya me imagino esa escena jajajaja siguela
aranzhitha
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Que se traen con los gatitos? xD y tu porque la dejas así eh? Siguela pronto!!
Ceecy Geller
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
ahhh joe ya se va aneterar lo de los bbs..
siguela!!
siguela!!
jamileth
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Awww mi grasa ya tiene
Algo en común los dos han pensado
Que son gatitos jejejejejejejeje
Vamos SIGUELA plis
Me encanta la nove
Bueno mas bien me encantan
Todas tus noves
SIGUELA ya!!
Algo en común los dos han pensado
Que son gatitos jejejejejejejeje
Vamos SIGUELA plis
Me encanta la nove
Bueno mas bien me encantan
Todas tus noves
SIGUELA ya!!
Karli Jonas
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Capitulo 3
Su mente le gritó que aprovechara el momento para salir, pero el sonido lo hizo reaccionar. Los gatitos le gustaban y pensó que no le haría daño ir a ver de qué se trataba.
Se acercó a la puerta que estaba entreabierta. En la habitación tenuemente iluminada vio un canasto apoyado con cojines, sobre la cama. Dentro había dos bebés. Tenían los ojos cerrados, pero estaban empezando a moverse. Los observó sonriente.
De modo que aquella mujer tenía unas criaturas en un edificio de apartamentos donde no se permitía tener niños.
Se le ocurrió que ese era el motivo de la extraña actitud de su vecina. ¿Buscaba un padre para esas criaturas? De ser ese el caso, debía salir de allí inmediatamente.
-Adiós, criaturas -murmuró-. Ojalá consigan un nuevo padre pronto. Volveré a verlos.
Se volvió dispuesto a marcharse.
___ perdió el aliento al darse cuenta de que Joe había entrado en su habitación, pero tuvo que contestar la llamada porque el Servicio Social podría estar llamándola. Hacía tiempo que había dejado su mensaje. Pero no le había hablado de la situación a la recepcionista, sólo había pedido información. Necesitaba tener más datos para tomar una decisión tan importante.
El punto más importante, desde luego, era que todo eso no le incumbía. Las criaturas eran de él y ella no tenía derecho a pedirle cuentas. Al mismo tiempo, su conciencia no le permitía entregarle a los bebés a un monstruo. Debía notificárselo a alguna autoridad.
Pero no la llamaba el Servicio Social, era Gary, su jefe en el museo.
-Estás enfadada ¿verdad? -dijo sin esperar el acostumbrado saludo-, te has ido demasiado pronto. Debes entrar en razón, ___. Esos recortes quizá sean verdaderos. Sería muy descuidado si...
-Gary, espera un momento -se llevó una mano a la sien-. No estoy enfadada. Hace horas que no pienso en ese asunto.
-___, ___, ___, no trates de engañarme. Sé cuando estás irritada y cuando estás...
-Gary -lo interrumpió-. Tengo visita y prisa.
-Ah.
Era evidente que eso no se le había ocurrido. ___ hizo una mueca ante el auricular.
-¿Quién es? -preguntó severo-. ¿Alguien con quien vas a salir?
___ estuvo a punto de decir la verdad, pero se detuvo. Si trataba de explicar lo que ocurría estaría hablando una hora. Sería mejor que él creyera que estaba ocupada y que no debía interrumpirla. Tiró del cable del teléfono para acercarse a la puerta de la cocina y vio que su vecino se asomaba a su habitación. Debía ir a la sala de inmediato.
-Sí, es una cita -dijo deprisa-. Te veré el lunes y hablaremos.
-No sabía que estabas saliendo con alguien. ¿Va en serio el asunto? -preguntó después de una pausa.
-Gary. Tengo que volver con mi amigo.
-Muy bien -el suspiro de Gary la hubiera enternecido de haber tenido tiempo para pensar en ello-. Te veré el lunes.
Cortó la comunicación, corrió a la sala y se chocó de frente con su invitado. Deprisa trató de interpretar su mirada.
-Sus bebés son encantadores -comentó en tono divertido.
Ella lo miró sorprendida. ¿No reconocía a sus propios hijos?
-¿Mis bebés? -preguntó.
-Esos enanitos que tiene aquí. No me había dicho que había venido con unos bebés recién nacidos.
-¿Quiere decir que nunca los había visto? -preguntó ceñuda.
-¿A ésos? -no comprendía-. Por supuesto que no. ¿Dónde podía haberlos visto?
Por lo visto el asunto era peor de lo que ___ imaginaba. Él no había ido a ver a Janine después del nacimiento de las criaturas. ¡Qué desgraciado! ¿No tenía ni una pizca de decencia? Lo observó de arriba abajo con desprecio.
-Podía haber ido al hospital cuando nacieron -dijo a secas-. Así al menos podría reconocerlos. ¿No se le ocurrió hacer eso? -movió la cabeza-. ¿Qué clase de desgraciado insensible es usted?
Joe parpadeó, miró a los bebés de nuevo y luego a ella. Era el momento de enfrentarse a los hechos. Aquella mujer estaba completamente loca. Debía irse en ese momento y comenzó a retroceder hacia la puerta.
-Mire, criatura, sus bebés son muy bonitos...
-No son míos -dijo con exasperación-. ¿Todavía no lo comprende? Son suyos.
-¿Míos? -quiso reír, pero le bastó mirarle a los ojos para comprender que no bromeaba y de pronto, dudó. No era posible ¿o sí? El no la había visto en su vida y además, siempre era muy cuidadoso en ese tipo de asuntos-. No nos conocíamos -declaró lo que era un hecho.
Ella se encogió de hombros. ¿Qué tenía que ver eso con los niños?
-Lo sé.
Ella lo sabía y lo aceptaba. Entonces, ¿por qué seguía mirándolo de forma acusadora?
-¿Cómo, entonces, pude engendrar a esas criaturas?
-Como es normal, esas cosas suceden.
-No me suceden a mí.
-Dígaselo a los pequeños -le apretó el brazo-. No comprendo cómo alguien puede negar su propia sangre de esa manera. Por lo que sé, usted no estuvo presente cuando esas criaturas nacieron. Nunca envió dinero ni fue a verlas. No le importaron. ¿Me equivoco?
Todo eso era cierto, pero, ¿por qué debía haberlo hecho? No eran hijos suyos.
Pero ella no aceptaba la verdad y no aclaraban nada hablando con acusaciones y negativas.
-Espere un momento. Comencemos de nuevo. ¿Cuándo tuvo a esos bebés?
-No los tuve yo -echó la cabeza hacia atrás.
-¿No los tuvo usted? -movió la cabeza y le escudriñó los ojos en busca de cualquier vestigio de racionalidad en la conversación-. Entonces, ¿quién les dio la vida?
-Janine, por supuesto.
Por supuesto, ¿por qué no se le había ocurrido a él?
-¿Quién diablos es Janine? -vociferó.
-Shh, los bebés -se llevó un dedo a los labios-. ¿Ni siquiera la recuerda?
Por fin hubo un elemento diminuto de duda en su voz. Quizá existía la esperanza de que el asunto quedaría aclarado. Aunque a él no le importaba. El enfado comenzaba a sustituir su buen humor.
-Está bien, yo empezaré por el principio -sugirió al dominarse-. Quizá podamos desenredar esto. Esos bebés no tienen nada que ver conmigo. Nada. Yo no engendro hijos con mujeres que no conozco. No sé de dónde ha sacado la idea de que lo he hecho y para serle sincero, me molestan sus acusaciones.
-Entonces, ¿por qué los abandonaron frente a su puerta? -lo miró indecisa y luego a los bebés.
-No sabía que hubieran hecho eso -le recordó-. Yo no los he visto en mi casa. Sólo cuento con su palabra.
Aquello era el colmo. ¿La acusaba de tenderle una trampa? Frunció el ceño con irritación.
-Está bien, Adam.
-¿Por qué insiste en llamarme Adam? No me llamo así.
Las palabras la detuvieron. Si él no era Adam...
-¿Cómo se llama?
-Joe. Joe Jonas.
-Luego, ¿quién es Adam?
-¿Cómo voy a saberlo?
Sacó el sobre del canasto y lo observó. De pronto perdió la certeza que hasta ese momento tenía. Quizá él estuviera diciendo la verdad y de ser así no podía culparlo por estar tan enfadado.
-Abandonaron a los bebés, dentro del canasto, con esta nota, frente a su puerta.
Su mente le gritó que aprovechara el momento para salir, pero el sonido lo hizo reaccionar. Los gatitos le gustaban y pensó que no le haría daño ir a ver de qué se trataba.
Se acercó a la puerta que estaba entreabierta. En la habitación tenuemente iluminada vio un canasto apoyado con cojines, sobre la cama. Dentro había dos bebés. Tenían los ojos cerrados, pero estaban empezando a moverse. Los observó sonriente.
De modo que aquella mujer tenía unas criaturas en un edificio de apartamentos donde no se permitía tener niños.
Se le ocurrió que ese era el motivo de la extraña actitud de su vecina. ¿Buscaba un padre para esas criaturas? De ser ese el caso, debía salir de allí inmediatamente.
-Adiós, criaturas -murmuró-. Ojalá consigan un nuevo padre pronto. Volveré a verlos.
Se volvió dispuesto a marcharse.
___ perdió el aliento al darse cuenta de que Joe había entrado en su habitación, pero tuvo que contestar la llamada porque el Servicio Social podría estar llamándola. Hacía tiempo que había dejado su mensaje. Pero no le había hablado de la situación a la recepcionista, sólo había pedido información. Necesitaba tener más datos para tomar una decisión tan importante.
El punto más importante, desde luego, era que todo eso no le incumbía. Las criaturas eran de él y ella no tenía derecho a pedirle cuentas. Al mismo tiempo, su conciencia no le permitía entregarle a los bebés a un monstruo. Debía notificárselo a alguna autoridad.
Pero no la llamaba el Servicio Social, era Gary, su jefe en el museo.
-Estás enfadada ¿verdad? -dijo sin esperar el acostumbrado saludo-, te has ido demasiado pronto. Debes entrar en razón, ___. Esos recortes quizá sean verdaderos. Sería muy descuidado si...
-Gary, espera un momento -se llevó una mano a la sien-. No estoy enfadada. Hace horas que no pienso en ese asunto.
-___, ___, ___, no trates de engañarme. Sé cuando estás irritada y cuando estás...
-Gary -lo interrumpió-. Tengo visita y prisa.
-Ah.
Era evidente que eso no se le había ocurrido. ___ hizo una mueca ante el auricular.
-¿Quién es? -preguntó severo-. ¿Alguien con quien vas a salir?
___ estuvo a punto de decir la verdad, pero se detuvo. Si trataba de explicar lo que ocurría estaría hablando una hora. Sería mejor que él creyera que estaba ocupada y que no debía interrumpirla. Tiró del cable del teléfono para acercarse a la puerta de la cocina y vio que su vecino se asomaba a su habitación. Debía ir a la sala de inmediato.
-Sí, es una cita -dijo deprisa-. Te veré el lunes y hablaremos.
-No sabía que estabas saliendo con alguien. ¿Va en serio el asunto? -preguntó después de una pausa.
-Gary. Tengo que volver con mi amigo.
-Muy bien -el suspiro de Gary la hubiera enternecido de haber tenido tiempo para pensar en ello-. Te veré el lunes.
Cortó la comunicación, corrió a la sala y se chocó de frente con su invitado. Deprisa trató de interpretar su mirada.
-Sus bebés son encantadores -comentó en tono divertido.
Ella lo miró sorprendida. ¿No reconocía a sus propios hijos?
-¿Mis bebés? -preguntó.
-Esos enanitos que tiene aquí. No me había dicho que había venido con unos bebés recién nacidos.
-¿Quiere decir que nunca los había visto? -preguntó ceñuda.
-¿A ésos? -no comprendía-. Por supuesto que no. ¿Dónde podía haberlos visto?
Por lo visto el asunto era peor de lo que ___ imaginaba. Él no había ido a ver a Janine después del nacimiento de las criaturas. ¡Qué desgraciado! ¿No tenía ni una pizca de decencia? Lo observó de arriba abajo con desprecio.
-Podía haber ido al hospital cuando nacieron -dijo a secas-. Así al menos podría reconocerlos. ¿No se le ocurrió hacer eso? -movió la cabeza-. ¿Qué clase de desgraciado insensible es usted?
Joe parpadeó, miró a los bebés de nuevo y luego a ella. Era el momento de enfrentarse a los hechos. Aquella mujer estaba completamente loca. Debía irse en ese momento y comenzó a retroceder hacia la puerta.
-Mire, criatura, sus bebés son muy bonitos...
-No son míos -dijo con exasperación-. ¿Todavía no lo comprende? Son suyos.
-¿Míos? -quiso reír, pero le bastó mirarle a los ojos para comprender que no bromeaba y de pronto, dudó. No era posible ¿o sí? El no la había visto en su vida y además, siempre era muy cuidadoso en ese tipo de asuntos-. No nos conocíamos -declaró lo que era un hecho.
Ella se encogió de hombros. ¿Qué tenía que ver eso con los niños?
-Lo sé.
Ella lo sabía y lo aceptaba. Entonces, ¿por qué seguía mirándolo de forma acusadora?
-¿Cómo, entonces, pude engendrar a esas criaturas?
-Como es normal, esas cosas suceden.
-No me suceden a mí.
-Dígaselo a los pequeños -le apretó el brazo-. No comprendo cómo alguien puede negar su propia sangre de esa manera. Por lo que sé, usted no estuvo presente cuando esas criaturas nacieron. Nunca envió dinero ni fue a verlas. No le importaron. ¿Me equivoco?
Todo eso era cierto, pero, ¿por qué debía haberlo hecho? No eran hijos suyos.
Pero ella no aceptaba la verdad y no aclaraban nada hablando con acusaciones y negativas.
-Espere un momento. Comencemos de nuevo. ¿Cuándo tuvo a esos bebés?
-No los tuve yo -echó la cabeza hacia atrás.
-¿No los tuvo usted? -movió la cabeza y le escudriñó los ojos en busca de cualquier vestigio de racionalidad en la conversación-. Entonces, ¿quién les dio la vida?
-Janine, por supuesto.
Por supuesto, ¿por qué no se le había ocurrido a él?
-¿Quién diablos es Janine? -vociferó.
-Shh, los bebés -se llevó un dedo a los labios-. ¿Ni siquiera la recuerda?
Por fin hubo un elemento diminuto de duda en su voz. Quizá existía la esperanza de que el asunto quedaría aclarado. Aunque a él no le importaba. El enfado comenzaba a sustituir su buen humor.
-Está bien, yo empezaré por el principio -sugirió al dominarse-. Quizá podamos desenredar esto. Esos bebés no tienen nada que ver conmigo. Nada. Yo no engendro hijos con mujeres que no conozco. No sé de dónde ha sacado la idea de que lo he hecho y para serle sincero, me molestan sus acusaciones.
-Entonces, ¿por qué los abandonaron frente a su puerta? -lo miró indecisa y luego a los bebés.
-No sabía que hubieran hecho eso -le recordó-. Yo no los he visto en mi casa. Sólo cuento con su palabra.
Aquello era el colmo. ¿La acusaba de tenderle una trampa? Frunció el ceño con irritación.
-Está bien, Adam.
-¿Por qué insiste en llamarme Adam? No me llamo así.
Las palabras la detuvieron. Si él no era Adam...
-¿Cómo se llama?
-Joe. Joe Jonas.
-Luego, ¿quién es Adam?
-¿Cómo voy a saberlo?
Sacó el sobre del canasto y lo observó. De pronto perdió la certeza que hasta ese momento tenía. Quizá él estuviera diciendo la verdad y de ser así no podía culparlo por estar tan enfadado.
-Abandonaron a los bebés, dentro del canasto, con esta nota, frente a su puerta.
Nani Jonas
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
aww ya me revolvi mucho, :roll: quien es Adam? :scratch: y quien es el padre de los bebes? y que pasara con esos dos empezaron mal pero terminaran en la cama oknot me adelante demasiado pero es que super interesante la nove siguela pronto
aranzhitha
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Waaaaaaaaa
Te lo ruego sube mas CAPS plis
Esta súper bueno me encanta la nove
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
Te lo ruego sube mas CAPS plis
Esta súper bueno me encanta la nove
Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
Karli Jonas
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
q mal pobres bbs ahora si q no tiene familia..
siguela!!!
siguela!!!
jamileth
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Entonces joe no es adam? waaa siguelaaaa!
Ceecy Geller
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Capitulo 4
Joe tomó el sobre, lo abrió y leyó rápido.
-¿No se mudó usted aquí el fin de semana pasado? -preguntó más tranquilo y ella asintió.
-Entonces lleva aquí una semana más que yo.
-¿Qué? -preguntó sorprendida.
-Es cierto. Alguien llamado Adam Sanford vivía en mi apartamento antes de que yo lo ocupara. Vienen a buscarlo a menudo.
-Comprendo -tragó en seco y bajó los hombros.
-Adam Sanford es un delincuente de primera -le explicó él luego de haber sacado su carnet de conducir de su billetera para confirmar su identidad-. Últimamente lo han mencionado con frecuencia en los periódicos, lo buscan para interrogarlo sobre el asesinato que hubo en un hotel la semana pasada. Supongo que habrá leído la noticia.
-Nunca me fijo en ese tipo de noticias -murmuró moviendo la cabeza lentamente.
-Me lo imagino -volvió a sonreír al ver su actitud de erudita. Seguro que para entretenerse aquella mujer sólo leía la sección financiera y los editoriales.
Era un alivio poder aclarar por fin el asunto. Joe consultó el reloj y pensó en Chenille. Si se daba prisa, llegaría a tiempo para ver la primera función.
-Supongo que ya sabes dónde estamos -dijo de forma amistosa-. Esos bebés no tienen nada que ver conmigo.
-Lo siento mucho -lo miró con tristeza-. Sólo trataba de protegerlos.
Él sonrió y de pronto su aspecto fue bastante agradable. Quizá, a pesar de todo, llegaran a ser buenos vecinos.
-No ha habido daños -contestó encogiéndose de hombros-. De hecho, ha sido interesante de alguna manera -se volvió hacia la sala-. Tengo un compromiso y debo irme ya.
-Pero... deja a los bebés.
-No puedo acudir a una cita con ellos -se volvió para despedirse y la vio tan angustiada que tosió con discreción-. Además, no son míos.
-Supongo que eso ya lo hemos dejado claro -asintió con la cabeza inclinada de lado para verlo bien-. Pero tampoco son míos.
-Usted se los ha encontrado -se la quedó mirando porque no comprendía y comenzaba a preocuparse, pero le ofreció su sonrisa más irresistible-. Quien encuentra algo se queda con ello.
-A los niños no se les puede meter en el armario como se hace con unos patines o una pelota nueva de baloncesto. Necesitan cuidados constantes.
Él titubeó y observó la habitación como si fuera a encontrar la respuesta en las paredes. Cuidados constantes.
-Entonces, ¿qué hacemos ahora? -preguntó-. ¿Llamar a la policía?
-Es lo último que querría hacer -movió la cabeza más angustiada y titubeante-. La policía no está equipada para cuidar a recién nacidos. Tienen otras cosas que atender.
-¿No están las agencias del gobierno para atender este tipo de problemas?
-He llamado al Servicio Social -miró el reloj-. Dese cuenta de la hora que es. Las oficinas deben estar cerradas ya y no me han llamado -lo miró con aire de desafío-. Creo que comprende lo que eso significa. A menos de que Adam aparezca o vuelva Janine para llevárselos, tendremos que quedarnos con las criaturas toda la noche.
-¡Toda la noche! No, eso sí que no -___ creyó que lo vio ponerse lívido. Comenzó a alejarse de ella preocupado al comprender la situación-. Imposible. Además, ¿a quiénes se refiere al decir tendremos?
-Usted y yo -lo siguió para no permitir que saliera-. ¿Cómo cree que voy a dejar que los cuide solo?
-Pensaba que por ser mujer, usted se ofrecería a cuidarlos. Es algo que saben hacer las mujeres.
___ hizo un movimiento negativo con la cabeza y esbozó una sonrisa.
-Lo siento, Joe. No será tan fácil. Verá, aunque yo sea mujer, no sé nada de bebés.
-Yo tampoco -respondió acongojado.
Los dos suspiraron moviendo la cabeza, unidos con un lazo de tristeza, pero un sonido en la siguiente habitación los hizo reaccionar.
disfrutenlo
Joe tomó el sobre, lo abrió y leyó rápido.
-¿No se mudó usted aquí el fin de semana pasado? -preguntó más tranquilo y ella asintió.
-Entonces lleva aquí una semana más que yo.
-¿Qué? -preguntó sorprendida.
-Es cierto. Alguien llamado Adam Sanford vivía en mi apartamento antes de que yo lo ocupara. Vienen a buscarlo a menudo.
-Comprendo -tragó en seco y bajó los hombros.
-Adam Sanford es un delincuente de primera -le explicó él luego de haber sacado su carnet de conducir de su billetera para confirmar su identidad-. Últimamente lo han mencionado con frecuencia en los periódicos, lo buscan para interrogarlo sobre el asesinato que hubo en un hotel la semana pasada. Supongo que habrá leído la noticia.
-Nunca me fijo en ese tipo de noticias -murmuró moviendo la cabeza lentamente.
-Me lo imagino -volvió a sonreír al ver su actitud de erudita. Seguro que para entretenerse aquella mujer sólo leía la sección financiera y los editoriales.
Era un alivio poder aclarar por fin el asunto. Joe consultó el reloj y pensó en Chenille. Si se daba prisa, llegaría a tiempo para ver la primera función.
-Supongo que ya sabes dónde estamos -dijo de forma amistosa-. Esos bebés no tienen nada que ver conmigo.
-Lo siento mucho -lo miró con tristeza-. Sólo trataba de protegerlos.
Él sonrió y de pronto su aspecto fue bastante agradable. Quizá, a pesar de todo, llegaran a ser buenos vecinos.
-No ha habido daños -contestó encogiéndose de hombros-. De hecho, ha sido interesante de alguna manera -se volvió hacia la sala-. Tengo un compromiso y debo irme ya.
-Pero... deja a los bebés.
-No puedo acudir a una cita con ellos -se volvió para despedirse y la vio tan angustiada que tosió con discreción-. Además, no son míos.
-Supongo que eso ya lo hemos dejado claro -asintió con la cabeza inclinada de lado para verlo bien-. Pero tampoco son míos.
-Usted se los ha encontrado -se la quedó mirando porque no comprendía y comenzaba a preocuparse, pero le ofreció su sonrisa más irresistible-. Quien encuentra algo se queda con ello.
-A los niños no se les puede meter en el armario como se hace con unos patines o una pelota nueva de baloncesto. Necesitan cuidados constantes.
Él titubeó y observó la habitación como si fuera a encontrar la respuesta en las paredes. Cuidados constantes.
-Entonces, ¿qué hacemos ahora? -preguntó-. ¿Llamar a la policía?
-Es lo último que querría hacer -movió la cabeza más angustiada y titubeante-. La policía no está equipada para cuidar a recién nacidos. Tienen otras cosas que atender.
-¿No están las agencias del gobierno para atender este tipo de problemas?
-He llamado al Servicio Social -miró el reloj-. Dese cuenta de la hora que es. Las oficinas deben estar cerradas ya y no me han llamado -lo miró con aire de desafío-. Creo que comprende lo que eso significa. A menos de que Adam aparezca o vuelva Janine para llevárselos, tendremos que quedarnos con las criaturas toda la noche.
-¡Toda la noche! No, eso sí que no -___ creyó que lo vio ponerse lívido. Comenzó a alejarse de ella preocupado al comprender la situación-. Imposible. Además, ¿a quiénes se refiere al decir tendremos?
-Usted y yo -lo siguió para no permitir que saliera-. ¿Cómo cree que voy a dejar que los cuide solo?
-Pensaba que por ser mujer, usted se ofrecería a cuidarlos. Es algo que saben hacer las mujeres.
___ hizo un movimiento negativo con la cabeza y esbozó una sonrisa.
-Lo siento, Joe. No será tan fácil. Verá, aunque yo sea mujer, no sé nada de bebés.
-Yo tampoco -respondió acongojado.
Los dos suspiraron moviendo la cabeza, unidos con un lazo de tristeza, pero un sonido en la siguiente habitación los hizo reaccionar.
disfrutenlo
Nani Jonas
Re: "Un Regalo En Mi Puerta" - Joe y tu Terminada
Que belloo!!!
Joe que frescolita eres ..
jaja siguela
Joe que frescolita eres ..
jaja siguela
JB&1D2
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