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Mensaje por Jaeger. Mar 17 Abr 2018, 8:45 pm

here:



CAPÍTULO 05
Vittani & Craig



Lo escucha, pero no puede creerlo. Craig trata de sonreír, aunque se le es imposible que su sonrisa no se desvanezca cuando el profesor Robbs lo mira compasivo y le arrebata su pase de la clase especial.

—Lo siento, Turney. Estas fuera.

Antes lo llamaba por el nombre, ahora por el apellido. ¿Cuánto podía cambiar un solo error en su vida académica, y encima por un error que él no cometió?

—Profesor, por favor. Usted sabe que esto es importante para mí —intenta convencerlo, por muy difícil que sea necesita el programa especializado en medicina. —¿Enserio cree que yo hice explotar los experimentos?

—No, no lo creo. Sé que eres un buen chico—pone la mano en su hombro, como si ese gesto pudiera consolar la perdida grande que es para él ser expulsado de su clase preferida—Pero así lo pidió la dirección. No puedo negarme. Tienes que agradecer que al menos todavía conserves tu beca. Esto tal vez es temporal, Craig.

—¿Hasta cuándo? Quizá cuando vuelva ya estaré atrasado con el programa y...

Un pequeño bullicio se escuchaba fuera del aula.

—Podemos hablar de esto en otro momento, ¿de acuerdo?

Craig baja los hombros, desanimado. Robbs suspira.

—Escucha, no dejes que esto te conmocione demasiado. Aun tienes posibilidades de entrar a Symonds sin este curso. Eres talentoso e inteligente, no te desanimes.

Pese a que trato de animarlo, lo único que hizo fue empeorar el humor de Craig. Pocas veces conoció el malhumor de sí mismo, y no existe duda alguna que ahora está recordando cómo es estar enojado. Muy enojado. Symonds University, la universidad mas grande en medicina, es lo que siempre soñó desde que puso la primera bandita en la rodilla de un niño que había caído cuando jugaban juntos. Si podía entrar, pero eso requería más esfuerzo, más dinero y estudios que se le están siendo prohibidos por algo que él no hizo.  Creyó poder soportar la acusación, creyó que la culpa y el castigo no serían demasiado graves. Casi prefería pasar los fines de semana del año limpiando la escuela para que lo dejasen entrar. Pero era imposible. Intento hablar con los directivos, presentar su inocencia y todo fue en vano.

Su celular suena, devolviéndolo a la realidad. Craig suspira con frustración al leer el nombre de su padre en la pantalla. Apenas, contesta y lleva el celular al oído, el silencio asesino está ahí, latente y mortífero.

—Papá.

—¿Jugando con los experimentos del laboratorio? Debió ser divertido, ¿eh? —dice Charles con sarcasmo y malhumorado. Craig contiene el suspiro.

—No es lo que piensas. Yo no…

—¿Piensas que el dinero no cuesta y que estás ahí para divertirte? Cuando me dijiste que querías ir a la Roca A2, acepte porque pensé que eras un chico maduro y que realmente deseabas estudiar, no ponerte a hacer bromas como un maldito imbécil. ¡¿Qué demonios contigo, Craig?!

—No fui yo. Enserio, no fui yo.

Charles toma una respiración profunda antes de hablar. El rubio sabe que está tratando de calmarse

—Pues, más te vale que no vuelva a suceder algo así. De lo contrario, no costeare ni un maldito centavo para tu universidad. ¿Entendiste?

—Sí, señor.

Corta la llamada y tiene el impulso de tirar el celular contra el suelo, pero si lo hace se queda sin móvil y ya hay demasiada mala suerte en su día, o en las últimas semanas, mejor dicho. No ha hablado con Charles desde hace dos meses y cuando lo llama, solo le grita. Ni siquiera escucho su lado de la historia, ni siquiera le creyó cuando dijo que él no fue. ¿Qué tan mal hijo fue todos esos años como para que un error lo condene?

—Turney —lo llaman de pronto, deteniendo su paso. Al girar, se encuentra con la secretaria del director, la señora Bloom. Le echa una pequeña sonrisa en un intento de mejorar su humor, en vano. Ella le devuelve la sonrisa con lastima—¿Estas yendo a clases?

Su expresión de cayo.

—Sí, eso creo…

—Entiendo —busca entre las hojas que mantiene en su mano todas apiladas y saca dos—Estos son los horarios de tu trabajo comunitario y el grupo que pertenecerás en el grupo especial.

El ceño de Craig se frunció al máximo.

—Pero ese es el grupo para los chicos problemas.

La señorita Bloom le da una sonrisa triste.

—Lo siento, Craig.

Se marcha, dejándolo con una terrible impotencia golpeando sus cuerdas vocales. Al fijarse las horas de trabajo comunitario que tiene realizar, se da cuenta que le han agregado horas extras y, por lo tanto, más días para pagar algo por lo que él no hizo. Arrugo la hoja del grupo y la lanzo al tacho, guardando la otra en su bolsillo trasero. Con un mal sabor en la boca y el ceño fruncido por el malhumor, decide ir hacia el entrenamiento. No suele ir los miércoles porque se tiene la clase de medicina avanzada, pero ahora que está suspendido, no puede permitirse el lujo de faltar a clases y que sigan tachándolo como un matón.

El malhumor de Craig no desciende incluso cuando se toma el camino más largo para llegar a la sala de entrenamiento. Es raro que este enojado y más le enoja estar así, pero no puede evitarlo y sabe que no se le pasara rápido. Cuando Craig se enoja enserio, no lo hace por una o dos horas, sino que puede estar días y días furioso solo con el ceño fruncido y respondiendo evasivamente, siempre tratando de no hablar lo suficiente. Podría descargar su furia en la primera persona que lo hace molestar en lo más mínimo.

Va hacia los vestidores de hombres y se pone su traje de entrenamiento, se va hacia el campo donde Rush está practicando con otro chico, pero rápidamente lo hace a un lado sin ningún esfuerzo cuando este intenta atacarlo. Se acerca con pasos largos hacia él, notando de inmediato el humor de su amigo.

—Fue feo, ¿cierto?

—Hnn.

—Mierda, sí que lo fue. ¿Quieres vengarte? Podemos ir a pintarle el auto al maldito de  Robbs y Karrown.

—Hnn.

—No entiendo tus malditos monosílabos —resoplo Rush cuando Craig paso de su lado sin más—No sé si es un sí o un no.

Sin embargo, la mirada gélida que Craig le envió fue una evidente señal que no lo molestara, al menos no ese día. Lo soportaría en cualquier otra ocasión, pero en esa corre el peligro de que sea el saco de boxeo.

Arriba de las colchonetas, Craig y Rush se posicionan en modo de ataque. Rush es el primero en avanzar y Craig lo sostiene de una llave con fuerza, sonándole el hueso a Rush.

—¡Mierda! ¡Carajo, Craig! ¡Suelta, suelta!

Lo hace al instante y se aleja de él sin quitar el ceño fruncido de su rostro. Rush se masajea el brazo mientras le lanza una mirada fulminante en su dirección.

—No tenías que ser tan bruto. ¿Qué mierda te pasa?

—¿Vas a pelear o vas a seguir lloriqueando? —pregunta con seriedad.

—Sé que estás enojado, pero eso no te excusa de ser un imbécil.

Esta vez, es Craig quien lo ataca tomándolos de las rodillas y tumbándolo, pero Rush esta vez está preparado logra rodar hasta quedar arriba de él, deteniéndolo de los brazos.

—Esta es la posición más gay que he tenido que hacer en la vida —confiesa con desagrado—Amigo, tranquilo. Te ayudare si quieres desquitarte, pero no intentes matarme. Seria genocidio para toda la galaxia. No lo soportarían sin ver este hermoso rostr—¡Mierda!

El rubio le da una patada en el costado, sacándoselo de encima. Se levanta casi de inmediato y está a punto de embestir contra él, no es hasta que detrás de su adolorido amigo ve al parasito que causo todos sus problemas: Ziv McTharpe. Va hacia el chico con pasos rápidos, seguido por Rush, quien seguramente ya habrá adivinado sus intenciones, aun así no dice nada y lo acompaña, todo por no ser su saco de arena. Craig de inmediato le sonríe a Ziv y a Kira, la chica que a Rush le gusta.

—¿Cómo va ese entrenamiento? —pregunta de modo casual.

Kira lo observa sin ningún tipo de expresión mientras que Rush se asoma por su costado a saludar con la mano, siempre volviéndose un poco más tímido alrededor de la chica.

—Bien —contesta sin más.

Ziv se cruza de brazos con desinterés, como si esperara con molestia a que se retiraran. Craig tira del brazo de su amigo y lo empuja hacia el frente.

—Perdón por interrumpir, pero Rush quería pelear contra ti, Kira —los ojos de la chica se abren brevemente, no duran mucho porque vuelve a su expresión de indiferente—¿No les molestaría cambiar por esta ronda?

El otro rubio lo mira con los ojos en grande, fulminándolo. Craig ni siquiera le presta atención y mantiene cuidado de no mirar a Ziv, solo observa a amablemente a Kira, quien parece un poco reacia a la idea, pero finalmente acepta.

—No te molesta, ¿cierto? —pregunta en dirección a Ziv.

—Qué más da, solo ve —el pelinegro se encoge de hombros sin mucha importancia.

Rush se va con Kiara hacia la colchoneta que era de ellos, no sin antes enviándole una mirada de advertencia. Lo ignora por completo, volviendo a su actuación de chico bueno. Le sonríe en grande a Ziv y lo invita a practicar con él.

—Si el profesor nos ve sin hacer nada, entonces va a sumarnos otro castigo.

—Si tú lo dices.

Ziv se puso en modo de ataque y Craig dejo que lo derribara. La sonrisa arrogante en el chico solo logro aumentar su furia contra él, aun así le sonrió.

—Vaya, eres bueno.

—Lo sé —presumió el chico encogiéndose de hombros —¿Ves a Kira pateándole el culo a tu amigo? —Le echa un vistazo hacia atrás, comprobando que está en lo cierto. El pobre de Rush parece ser masacrado—Yo le enseñe todo lo que sabe.

Casi se ríe en su cara. Todos saben que Kira es una de las mejores en la clase y es obvio que a Ziv le falta mucho por alcanzarla.

Concentrándose en la pelea de nuevo, dejo que el pelinegro fuera el primero en avanzar, y cuando lo tuvo lo suficientemente cerca le dio un gancho seguido de un golpe en el estómago, haciéndolo gemir. Tomo distancia, saltando cortamente entre sus pies.

—Despacio, Turney. Es entrenamiento—replica Ziv con una mano sobre el abdomen, frunciéndole el ceño en su dirección.

Sin embargo, Craig fingió una sonrisa de arrepentido.

—Vamos, hombre, probemos otra vez.

Fue su turno de ir y, justo como a Rush, le hizo una llave desde el suelo, logrando que el idiota soltara un chillido de dolor.

—¡Suéltame, demonios! ¡Me vas a romper el brazo!

—¿No crees que debería? —ejerce más presión, haciendo que Ziv grite más fuerte—Después de todo, estoy jodido por tu culpa.

Ziv lo mira casi rogándole que le suelte, pero eso solo hace enfurecer más a Craig. Se incorpora y lo levanta desde el cuello, se gira y pone el brazo del chico hacia su hombro, haciendo una palanca. Ziv cae sobre la colchoneta con medio cuerpo al suelo, jadeando de dolor.

—¿Esto es por lo del laboratorio? —pregunta aun gimiendo de dolor—¡No fui yo! ¡Fue la loca de Vittani!

—Pudo haber sido ella. Realmente no lo sé y no me interesa. No golpeo chicas. Pero a ti—una sonrisa corta y nada amistosa se cruzó en su rostro antes de mirarlo como si hubiese jurado quitarle hasta el último suspiro— a ti fue quien le di la maldita llave. Te ayude a no suspender ninguna materia, a no suspender el año. ¿Y así me pagas?

—¡Espera, Craig, espera! ¡Kira, ayúdame!

Lo vuelve a levantar del cuello, incorporándolo en el suelo. Sin más empezó a soltar puñetazo tras otro y en todas partes del cuerpo. Rostro, abdomen, brazos. No fue hasta que Kira se puso enfrente de Ziv y tomo uno de sus puños en su mano, fulminándolo con la mirada. Ziv cae hacia atrás con la nariz rota.

—¡Joder! ¡Me las vas a pagar, Turney!

Quiere abalanzarse hacia él, pero Rush lo sostiene desde atrás y Kira vuelve a interponerse en el camino. Sus compañeros de práctica han estado prestando atención a la pelea y no tardan en acercarse para cuchichear entre ellos. Pronto llega el profesor de la práctica soplando el silbato.

—¡Turney! ¡McTharpe! ¿Qué sucede aquí?

—¡Ese imbécil me golpeo! ¡¿No ve que estoy sangrando?!

El profesor lo inspecciono antes de volver hacia un Craig molesto y con la respiración errática.

—¿Turney?

Pero Craig no contesta. Sigue observando a Ziv como si deseara que se esfumara mientras este se encoge. Entrecierra la mirada y se separa con brusquedad de Rush. Camina sin más hacia la salida, ignorando el bullicio a sus espaldas y el llamado del profesor.

—¡Turney! ¡Ven aquí antes de que suspenda!

Craig ya sabe que está suspendido por golpear al idiota McTharpe y lo será hasta la siguiente semana. Y sabe que no quiere permanecer más tiempo en la misma habitación que Ziv antes de que los instintos asesinos se desaten e incluso salte arriba de Kira y de Rush.

En su casillero, Rudy lo espera apoyada a dos casilleros suyos con un libro abierto en la mano. Lo cierra y le echa una sonrisa cuando lo siente acercarse, pero de inmediato la sonrisa de su amiga se borra. Craig la ignora, consciente de que Rudy sabe que no está de buen humor aquel día.

—¿Paso algo malo?

—No quiero hablar de ello ahora.

Rudy asintió, no muy segura.

—¿Llevas el traje de entrenamiento? Pensé que estabas en tu clase de medicina avanzada.

Suspirando, el rubio se giró hacia ella.

—Rudy, perdón, pero enserio que no quiero hablar.

—Entiendo, pero… espera, ¿por qué te vas? Todavía no terminaron las clases.

—Te veo luego.

Craig intento pasar de ella y llegar lo más rápido posible a la comodidad de su hogar, hallar cualquier cosa que lo distraiga de su malhumor, incluso una siesta sonaba más atractivo que quedarse todo el día enojado y encerrado.

—Sé que no estas de buenas, pero tengo que preguntarte esto porque ya dieron el grupo formado para el viaje, estamos juntos en el grupo problema —Rudy se pone enfrente, deteniéndolo. Craig cuenta mentalmente hasta diez para no gritarle. Rudy es su mejor amiga y la adora, solo que ahora no quiere ver a nadie, ni siquiera a ella—Pensaba que yo podría sentarme con Alvie y tú…

—¿Alvie?

—Sí, Alvie. Mi amiga del cabello rapado.

—Ah.

—Como te decía, necesito sentarme con Alvie para unas notas, pero Vittani no quiere estar sola con desconocidos y no tiene más amigos en la clase. Pensé que tal vez contigo, se llevarían bien y no estuviese tan incómoda. Digo, es que…

—Espera un momento, Rudy —la mirada se le endurece, retrocediendo un paso a su amiga—¿Estás hablando de Vittani Jung?

—Eh, sí.

Craig simplemente estalla. Fue demasiado de lo que puede aguantar y ya no lo soporta, ni siquiera cuando es contra Rudy y sabe que más tardar se odiara por eso, pero ahora no puede pensar en nada más.

—¿Quieres que me siente con Vittani Jung, la chica que hizo explotar los experimentos del laboratorio junto con Ziv?

—Ya te dije que ella no fue…

—¡No me importa, Rudy, me metió en problemas de todas formas! —le grita, callándola de pronto. Craig nunca le ha gritado a Rudy. Si se las ha tomado con Rush, pero nunca con ella—Ahora no solo estoy fuera del maldito cuadro de honor, sino también de la clase de medicina avanzada y quizás también este suspendido de la escuela por golpear al idiota de Ziv—la morena abre los ojos en grande, sorprendida—Mi padre me llamo solo para gritarme y decirme que no va a costearme la universidad por una jodida mierda que no fue mi culpa. Y luego vienes tú y dices que me siente con Vittani Jung. Me importa una mierda si tú le crees. Para mí, esa mocosa insoportable es tan culpable como McTharpe en este maldito asunto. Olvida la idea que tengas en tu mente, Rudy. Me sentare con Rush sino quieres sentarte conmigo. No quiero que vuelvas a hablarme de ella. No si aún quieres que sea tu amigo.

Rudy lo observa con la boca abierta, incrédula por sus palabras. Craig simplemente pasa de ella, aun sabiendo que quizás se pasó, pero el orgullo que nunca tiene sale a flote cuando esta de malhumor. Definitivamente, necesitaba ir a dormir cuanto antes o puede que destruyera algo de su propia casa. Ya es demasiada mala suerte para aquel día.

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Rudy vuelve a mirar hacia adelante con una mirada triste en el rostro. Los ojos de Vittani se llenan de lágrimas al instante, observando la espalda rígida y tensa de Craig caminar por los pasillos hasta perderse en la curva. Sabía que seguramente estará odiándola por toda su alma por haber provocado que fuera suspendido de la escuela y echado de la clase especial de medicina. Pero enserio no fue su culpa, fue culpa del maldito de Ziv.

Su rostro se tiñe de rojo mientras que sus manos se vuelven puños. El odio y la furia van tomando cada parte de su cuerpo y no duda un segundo en ir directo hacia la enfermería. Si Craig lo golpeo, entonces tiene que estar en la enfermería.

—¡Vitta, espera! —le grita Rudy en sus espaldas, pero la ignora y le da más incitación a sus piernas para correr más rápido.

Solo bastan cinco minutos corriendo para llegar al otro lado del edificio, justo cuando Ziv está volviendo de la enfermería con una gasa sobre la nariz y Kira acompañándolo. Sin más, salta arriba del chico y lo toma de los pelos, tironeándole y aprovechando a darle golpes en la cabeza y el rostro, preferentemente la nariz.

—¡Auch, maldición! ¡Salte, mocosa endemoniada!

—¡Te odio, te odio! —Vitta le grita mientras suelta chillido tras chillido—¡Todo es tu maldita culpa! ¡Voy a matarte!

—¡Basta, Vittani! —le grita Kira, pero no le hace ni caso.

Grandes brazos la sostienen por detrás mientras ella se remueve con ferocidad tratando de soltarse y volver a su tarea de asesinar a la escoria humana. Ziv se pone detrás de Kira mientras esta suspira con frustración.

—Menos mal que la enfermería está a la vuelta—rechista y lo toma del brazo para llevarlo—Encárgate de ella, Caster.

—Todo el trabajo sucio a mí —gruñe este.

—¡Suéltame, imbécil! ¡Déjame matarlo!

—¡Vitta! —Rudy se acerca corriendo junto con Alvie y tratan de calmarla—¡Deja de gritar o vendrán los profesores!

—¡No! ¡No me importa, solo quiero cortarle la cabeza a ese maldito! —chilla más fuerte y lanza un gruñido feroz en dirección a Ziv, estremeciéndolo—¡Me voy a vengar! ¡Vitta va a vengarse!

—¿Qué le hiciste, McTharpe? —pregunta Alvie molesta en dirección del chico, pero no le da tiempo de responder porque enseguida vuelve a la tarea de calmar a su hermana. —Vamos, Vitta, no grites…

—Llevémosla de aquí antes que la escuchen—le dice Rudy a Rush, quien asiente y se la lleva por la escalera más aislada del establecimiento que lleva directo al patio trasero.

—¡Venganzaaaaaaa!


Pasa alrededor de diez minutos en que en el patio trasero. Vitta sentada en una banca junto a sus dos amigas a su lado mientras Rush está parado con los brazos cruzados, suspirando por todo el lío que fue esa mañana. La castaña de ojos rasgados no deja de llorar, soltando lágrima tras lágrima, como si una catarata se formara por debajo de sus ojos. Por más que Alvie intento limpiarle las lágrimas con el pañuelo del rubio, fue todo en vano. Vittani está triste y se siente culpable porque Craig este pagando consecuencias por un problema que ella tuvo con McTharpe.

—Vitta, por favor…

—Craig dijo que Vitta —habla entre respiraciones entrecortadas por el llanto—era la culpable de los castigos que tiene. Que Vitta era una mocosa insoportable. Pero Vitta no fue. Fue ese maldito de Ziv y ahora Craig odia a Vitta…

Con otro llanto desatándose, Alvie dejo que apoyara su cabeza en el hombro mientras Rudy asintió ante la declaración de la castaña.

—No lo tomes enserio, chiqui. Craig está enojado por lo que paso, no contigo —la morena intento consolarla, pero no logro calmar el llanto.

—Es cierto, hoy casi me rompe el brazo. Se pone de esa manera cuando se molesta. Hasta él es un imbécil cuando quiere.

—¡Craig no es un imbécil, no le digas así! —Jung le chilla al rubio, sobresaltándolo—¡Tiene razones para estar enojado!

Rush levanta las manos en alto. —Está bien, está bien. Perdón.

Vittani volvió a echarse en el hombro de Alvie para llorar.

—Ya verás que en unos días se lo piensa mejor y cambiara de opinión. Lo conozco bien —Rudy puso una mano en la espalda de la chica, sobándola con cariño—Hablare con él cuando se le pase.

—¡No! Si hablas con él, va a odiar más a Vitta. Odia escuchar de ella. Es obvio que vas a hablar bien de mí porque Vitta es amiga de Rudy-Ru. No va a tomarte en cuenta…

—Eso es cierto, y con lo enojado que esta —Rush silbo, dando a entender su punto.

Recibe dos miradas fulminantes mientras Vittani vuelve a chillar mientras llora a todo dar.

—Ey, ¿y por qué no le hablas tú? —sugirió Rudy de pronto, atrayendo la mirada de todos, incluso la de la castaña.

—¿Yo?

—Sí, tu. Eres su mejor amigo, te escuchara.

—Tú eres su mejor amiga  y no te escucho. ¿Qué no escuchaste cuando dije que casi me rompe el brazo?

—Solo inténtalo —le anima Alvie—No pierdes nada con intentarlo.

—Ugh, no me gusta meterme en los asuntos de los demás. Por lo que…

Vittani se le llenan los ojos de lágrimas mientras que Rush traga saliva con dificultad. Es difícil decir que no ante sus ojos de borrego y Vitta lo sabe, por lo que utiliza todo de su ser manipulable para que el rubio acepte. Al cabo de unos segundos, este suspira y termina por asentir.

—Ya que. Hablare con él. Pero habrá que esperar hasta el viernes al menos. No creo que hoy o mañana salga. Se pone muy terco cuando se enoja.

—Eso es cierto. Además, yo verificare que lo haga —Rudy le guiña un ojo a la castaña, quien por fin deja de llorar y se limpia las lágrimas.

Alvie la abraza y ella deja que la mimen porque lo necesita. Ojala logren convencer a Craig que no fue ella y existan pruebas que incriminen a Ziv, el verdadero autor de la maldad. Sin embargo, Vitta sabe que por más que Ziv sea hallado culpable, no es posible darle un castigo peor que una suspensión de tres días. McTharpe padre es el mayor inversionista de la academia, por lo que la mayoría de los directivos estarían lamiéndole el culo y no hacer nada que dañe el historial académico del hijo de papi. Incluso ella, siendo culpada injustamente, no había tenido grandes consecuencias porque es una estudiante especial y su padre también invierte dinerales por año en Alvie y ella. Craig era el único que pagaría las consecuencias porque al parecer no tiene influencias en la Roca A2, y es malditamente injusto.

Tal vez podría creerle, pero eso no borraría que fue su culpa por la que Ziv lo metió en problemas.

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Dos días después de haber sido suspendido, Craig se encontraba de mejor humor comparado con los días pasados. Ya había vuelto su usual sonrisa y su alegre temperamento, por lo que decide ese viernes hacer limpieza general y acomodar sus libros de estudio y notas. Puede que no se presente en las clases de medicina avanzada, pero el profesor Robbs le envió un correo la noche pasada diciendo que era injusto que él pagara los platos rotos. No está autorizado para aceptarlo en sus clases, nadie le dijo que no podría darle material de preparación y trabajos prácticos. Al menos, eso alivio en gran medida su preocupación y bajo muchos niveles de desesperación.

Luego de una mañana-tarde productiva, se decide por una ducha caliente para aliviar tensiones y quizá más tarde vaya a cenar algo afuera. Hace tiempo no se da el gustillo y ese día pinta ser uno bueno para hacerlo.

—¡Alohaaaa! —canturrean de pronto, interrumpiéndolo. Escucha el sonido de la puerta cerrarse.

—¿Rush? —inquiere aun dentro de la ducha.

—¿Quién más?

Deja salir un largo suspiro, pensando que se tardó demasiado en venir. El rubio no tarda en llegar hasta el baño.

—Tengo que hablar contigo, amigo.

—Por Dios, Rush. ¿No podemos hablar en otro momento?

Por suerte, la barra de metal esta activada y le da más privacidad, o de seguro es capaz de meterse a duchar con él. A veces se arrepentía de haberle dado la contraseña de su departamento su amigo, sabe que la necesitara cuando peleara con su hermano las veces que no está en casa y por ello se la dio. Eso y porque Rush había protestado que si Rudy sabe la contraseña, entonces él como su mejor amigo también.

—Esto es importante, Turney. Solo escucha—insiste el rubio, se sienta en la tapa del retrete, bajándola.

Craig solo suspira y lo deja hablar.

—Creo que deberías pensar nuevamente si crees que Vittani es la culpable de lo que paso...

—Rush —Craig asoma la cabeza por la barra—Ya pasaron semanas de eso. Ni siquiera me importa si fue Vittani o Ziv, solo quiero tratar de salir del cuadro de horror y volver al de honor.

—Te teñiste el pelo —señala sorprendido y decepcionado a la vez.

—¿Y por qué esa cara? —pregunta divertido por la expresión del chico.

—Lograr que te tiñeras el pelo fue lo único rebelde que hiciste en la vida y mira: ya vuelves a parecer un buen chico.

—Yo soy un buen chico, a diferencia de ti —Craig le arroja una esponja, Rush la toma al instante antes que le golpeara la cara.

—Envidioso, te gustaría ser como yo —bromea Caster tirándole la esponja de vuelta—Ya no tiene gracia. Debería buscarme otro amigo.

—Suerte en ello. No creo que encuentres otro que te deje usar su ropa, vaciar su alacena y copiarse en las tareas.

—Todos quieren ser amigos de Rush Caster.

—No, todos quieren darte un buen golpe, incluso yo—cierra la llave del agua y toma la toalla que esta al costado de la ducha para enrollársela en la cintura. La barra de metal retrocede, abriéndole paso—Ahora estoy interesado en saber porque Vittani Jung es importante en esta conversación.

—Porque la odias y ella no tiene nada que ver en esto —contesta Rush siguiéndolo hasta el cuarto. Se recostó en el sillón vibrador, apenas recostándose comienza a moverse. Craig se mete en el tubo-vestidor y al cabo de cinco segundos ya está cambiado—Y no quiero que te equivoques con ella, amigo. Es una buena mocosa.

—Pensé que dijiste que estaba loca.

—Exageras —aletea la mano, restándole importancia—Pero Vitta se quedó mal cuando le dijiste a Rudy que no te sentarías con ella. Estabas furioso, Craig, y es raro verte tan enojado.

El ahora pelinegro lo medito por un momento a la vez que terminaba de alistarse. Si, el miércoles no fue de sus mejores días. Estaba enojado por la expulsión de las clases, ingresado en el grupo problema para la excursión, las horas extras por el castigo, la llamada de su padre, la suspensión por golpear a Ziv y, sumándole a todo esto, Rudy le quería cambiar el asiento a Vittani porque quería sentarse con Alvie. Ni siquiera estaba enojado con Vittani en sí, solo estaba furioso por todas las cosas que sucedieron en tan poco tiempo. Pareciera que la vida se le había dado vuelta por un solo error que tuvo: no haber cerrado el laboratorio él mismo.

—¿Ella me escucho?

—Por Dios, Craig. Estaba detrás de ti. Oyó todo, incluso cuando dijiste que era mocosa insoportable y que todo fue culpa suya.

La culpabilidad golpeo el rostro del chico, arrepintiéndose de inmediato.

—¿Enserio?

—Aja. Fuiste un cretino.

—Demonios, fui igual que tú.

Rush se encoge de hombros, dándole la razón. La puerta de la casa volvió a emitir la corta melodía, anunciando que alguien más entra al departamento. Rudy aparece a los pocos segundos y Craig cree seriamente que sus amigos deberían aprender a tocar la puerta.

Cruzada de brazos y sin caminar más allá del marco de la puerta, el pelinegro se da cuenta que su amiga está enojada y no es lo de menos.

—Lo siendo, Rud. Las tome contigo.

—No solo conmigo.

Una sonrisa de disculpas y de arrepentimiento se forma en sus labios.

—Intentare ser menos gilimpollas.

—Para eso deberías dejar de juntarte con Rush, pero ambos sabemos que no lo harás.

—O tal vez deberías dejar de juntarte con Rudy. Tanto carácter viene de una mala influencia —señalo Rush, la morena solo le saco el dedo del medio en respuesta—Que madura.

El pelinegro solo sonrió divertido y meneo la cabeza. El timbre suena y se dirige hacia la entrada.

—Creo que es mi paquete, lo pedí la semana pasada —comenta, prosigue a salir  de la habitación, no sin antes acariciar el cabello de Rudy en modo de disculpas, las cuales fueron aceptadas cuando esta le sonrió.

Agarra el paquete traído por un Android, después de una firma este se va y Craig entra a su casa, dejándolo arriba de la mesa. Ha pedido un microscopio especial para su clase de medicina avanzada, y aunque no cree tener muchas oportunidades de usarlo, será una gran herramienta para el próximo año. Acercándose nuevamente a la habitación, se detiene al escuchar los murmullos de sus amigos.

—¿No te dijo nada más sobre Vitta?

—Solo puso su cara de chico arrepentido cuando supo que ella lo escucho. ¿Pero que espera Vittani? ¿Qué Craig le pida perdón?

—Eso sería lo ideal. Se quedó mal, Rush, la viste.

—Ya sé. Pero Craig no sabe.

—¿Saber qué? ¿Sobre eso?

—¿Sobre qué Vittani Jung gusta de mí?—interrumpe entrando en la habitación, creyendo que es suficiente con esconderse. Sus dos amigos se sobresaltan, sorprendiéndose por su presencia y sus palabras. El pelinegro solo les medio sonríe para buscar una chaqueta en el armario.

—¿Ya lo sabes?

—Sip.

—¿Hace cuánto te diste cuenta?—cuestiono Rudy sin poder creerlo—¿Por qué no dijiste nada?

Craig solo se encoge de hombros.

—No soy tan ingenuo, chicos. Puedo darme cuenta de cosas sencillas.

—¿Vas a salir con la mocosa?

—Claro que no, Rush. Vittani solo esta encaprichada conmigo. Todavía es joven para enamorarse.

—No lo creo. Esa enana esta media loca.

—¡Rush! —exclama Rudy—Es cierto que es un poco rara, pero es una buena chica, y Craig—se dirige hacia el tercero con los brazos cruzados—No te tomes a la ligera sus sentimientos, puedes lastimarla más.

—No tengo intenciones de lastimarla, Rudy. Lo siento, y gracias por el consejo —sonríe Craig sinceramente—Si quieres que me disculpes, lo haré. Lo cierto es que no estuvo bien de mi parte tomarlas con ella. Si tú crees en su inocencia, entonces también debería creerle.

—No es lo que yo crea, sino…

—Dejemos el tema por ahora, les invito una pizza.

—¡Yuju!—salta Rush de la cama y no duda en agarrar su chaqueta, disparando hacia la puerta—Eso sí, amigo, le va a doler a tu billetera.

Rudy revolea los ojos y los sigue tras un suspiro de derrota. Craig sabe que es mejor no indagar demasiado en el tema, más cuando le cuesta rechazar a las chicas cuando se declaran y lo que menos quiere es herir a Vittani más de lo que ya hizo. Pasa un brazo por los hombros de la morena y la atrae, regalándole una sonrisa. Ella se deja guiar sin estar demasiada convencida, pero todos saben que Rudy ama la pizza y no va a negarse cuando le compre su preferida.

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Vittani suspira, aburrida y triste porque no ha visto a Craig más de dos días y con el fin de semana se le hará larguísimo. Además, aún tiene en mente que él la odia y no sabe que Rush y Rudy habrán tenido éxito en su misión. Alvie salió a hacer unos recados y ella se negó a acompañarla, desanimada como para querer salir del departamento.

Toma una manzana del cesto de frutas al momento en que su celular suena. Una llamada de voz por parte de su padre, seguramente demasiado ocupado para una video llamada o una llamada de presencia artificial. Al menos este mes la llama, el mes pasado no lo hizo. No debería contestarle, pero tiene que hacerlo antes que llame a Alvie y esta la regañe por no contestar.

—Hola papa —dice apenas contesta, entre alegre y resentida.

—Hola princesa, ¿Cómo estás? ¿Qué estás haciendo? Te extraño.

—Si me extrañaras llamarías más seguido o vendrías a verme.

—Lo siento, amor, estoy con un proyecto grande. Te veré pronto—dice un tanto emocionado, prendiendo la curiosidad de Vittani.

—¿Cuándo será eso?

—Hay una conferencia en dos semanas que tengo que asistir.

La sonrisa se forma en su rostro de inmediato, olvidando el resentimiento. Joon empieza a contarle la idea genial de crear un planeta habitable y verdadero, un proyecto que está planeando hace años con sus colegas y que finalmente saldrá a la luz en la conferencia. Vitta se emociona, sabe que es el sueño de su papá hacer algo grande por la humanidad y este sin dudas será uno de sus mejores inventos.

—Para eso voy a necesitar tu ayuda.

Las alarmas de Vittani se encienden, presintiendo a donde se dirige aquella conversación.

—Cariño, ¿has pensado en lo que te dije?

—¿En qué?

Joon gruñe desde el otro lado de la línea mientras Vittani sigue comiendo su manzana fingiendo no darle demasiada importancia. Claro que sabe de qué habla, es obvio porque ya se lo ha dicho varias veces, pero ni siquiera se le pasa por la cabeza hacerlo.

—La universidad de Marte es la mejor de toda la galaxia para estudiar Mecánica, Ingeniería, y todo lo que quieras.

—No soy tan inteligente...

—No vengas con sandeces, nena. Tu podrías terminar una carrera tan compleja solo en dos años, quizá menos —le recuerda su padre, pues sí, es verdad —Estas desperdiciando tu potencial. Podrías estar rodeada de los últimos avances, investigarlos y ayudarnos a crear un planeta nuevo, Vitta, uno real. Trabajarías junto a mí y estaríamos juntos.

—Pero sin Alvie —replica la castaña con cierta molestia—Y Vitta no quiere estar sin Alvie.

—Alvie puede venir...

—A Alvie le gusta estar aquí. Además será diferente, ya no iría a la escuela con ella.

—Vittani...

Ella solo suspira y deja de mordisquear su manzana para tirarla al tacho de basura, ya se le ha cerrado el apetito y no anda de ánimos. Siente mucho miedo cuando su padre le habla sobre dejar la Roca A2 para ir a estudiar en la universidad. No es que no lo quiera, en Marte la tecnología esta tres veces más evolucionada y seria como el paraíso para ella. Es lo que siempre quiso incluso desde niña, es para lo que nació y para lo que tantos años Joon se ha sacrificado, para darle la oportunidad de aprender de los mejores ingenieros. El problema es que Vitta se ha apegado demasiado a Alvie, y si se aleja de ella sabe que la soledad va a consumirla y la marchitara. Y no quiere, aunque no le guste la Roca A2 como Marte, por lo menos puede ir a la escuela y vivir con su hermana. No puede pedirle a Alvie que renuncie a la escuela y sus amigos, ya ha renunciado a muchas cosas solo por estar con ella.

—Solo piénsalo —insiste Joon

—No hay nada que pensar —refuta con seriedad—No voy a ir.

El suspiro de Joon la pone alerta. Puede rendirse o darle más pelea, y Vitta cree que será la última.

—¿Debería mandar a Alvie a otro planeta?

—¡Papá!

—No me grites, Vittani.

—Entonces no bromees con eso...

—No estoy bromeando —dice con simpleza. El rostro de Vittani se va deformando ante la amenaza—Ella iría a cualquier lugar que yo le ordenara. Después de todo, yo le salve la vida.

—¡¿Y por eso quieres mandarla lejos?! —chilla histérica, presa del pánico—¡Ella ha cuidado más de mí de lo que tú has hecho en toda mi vida! ¿Acaso no es suficiente con que te pague de esa manera?

—Alvie no lo hizo porque se lo ordenara, sino porque quiso.

—¡No me vengas con ese razonamiento de mierda!

—¡Vittani!

—¡No!—la desesperación junto con la impotencia provocan las lágrimas de Vittani—¡No vas a separarme de Alvie! ¡Ya no vas a separarme de nadie más!

—Nena...

—¡Primero fue mama! ¡Ella se fue por tu culpa!

—¡Sabes que no es así!

—¡Se fue porque eres un monstruo feo y horrendo que no tiene sentimientos! —los sollozos cada vez van dificultándole su habla, pero Vittani no se detiene—¡Si llegas a mandar a Alvie lejos de mí, entonces voy a suicidarme! ¡Voy a dejar de ser tu hija y no vas a volver a verme nunca! ¡No te metas con Alvie! ¡No soy uno de tus hombres, yo hago lo que quiero!

—¡Tu no haces lo que quieres! ¡Tú harás lo que yo diga!—grito Joon, y aunque estuviese en otro planeta, Vittani aun así tembló por la promesa. Nunca jura en vano, de eso es seguro.—En dos semanas te vienes a Marte conmigo después de la conferencia. Es eso o Alvie se va a otro planeta, y créeme, Vittani, cuando te digo que nunca  sabrás cual.

Vittani solo tira el teléfono contra la pared, rompiéndolo en el acto. Comienza a llorar ante la sola idea de no volver a Alvie y sentirse sola como se sintió antes que ella llegara. Agarra la chaqueta colgada del perchero y sale corriendo por la puerta antes que su hermana llegue y la vea en ese estado. Tiene que pensar rápido, solo quedan dos semanas y necesita un plan para no marcharse. ¿Pero qué? Su padre siempre consigue lo que quiere, es un rasgo que ella heredo de él. El problema es que es su tutor y hasta la mayoría de edad no va a poder decidir por su cuenta.

—¡Es un ogro, es un ogro! —chilla caminando con las lágrimas cayendo una y otra vez por sus mejillas, ignorando las miradas de las personas sobre ella—¡No puedo creer que le haga esto a Vitta!

Y enserio que no lo cree. Antes hacía hasta lo imposible por mantenerla alejada de las instalaciones y ahora la quiere dentro de ellas. Quizá en otro tiempo hubiese aceptado con emoción y completamente entregada, pero aunque lo niegue miles y miles de veces, la vida tranquila y rutinaria en la Roca A2 ha llegado a ser agradable y reconfortante. Casi se siente al igual que los demás y puede fingir por un segundo que es normal y no una niña genio súper dotada. Nunca le ha molestado ser esto último, pero ahora parece tener un peso mucho más grande de lo que creía.

Todavía puede recordar cuando Alvie llego a su casa. Ella lucia tan triste y decaída, no ayudaba tampoco que Vittani le hiciera broma tras broma para que se fuese de su casa y dejara de aprovecharse de su padre —o era eso lo que creía. No fue hasta que Alvie se cansó y la puso en su lugar, y desde ese día no ha querido separarse de ella. Quizá Vitta es insoportable, infantil y chillona, pero cuando quiere a las personas es para siempre y se dedica de lleno a ellas.

Eran Alvie y Vitta. No se separan nunca y no van a un lugar sin la otra.

—¿Y si ella se siente mejor sin mí?—pensó deteniéndose, dejando que la calle avanzara por si sola.

¿Y si todo ese tiempo es lo que Alvie había buscado? Nunca la deja sentarse con más personas que Rudy para almorzar, no le gusta que tenga más amigas porque no quiere que nadie más que ella fuese más importante, le gusta que Alvie le hiciera hasta las cosas más sencillas solo para que la mimara.

—Quizá Alvie este mejor sin Vitta —susurra aun llorando en silencio.

Puede sentir la mirada de las personas sobre ella, pero no le importa en lo más mínimo. Lo único que puede hacer es llorar hasta que pudiese disimular cuando llegara a casa para que Alvie no se entere de lo sucedido. No puede entender a su padre, él adora a Alvie y ella siempre ha estado agradecida con él por salvarle la vida. ¿Y así está jodiendo las cosas entre los tres?

Sale de la acera mecánica y se asoma a uno de los parques sentándose en una banca, llorando con más tranquilidad, pero no menos triste.

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Sentados los tres en la pizzería, Rush devora de a dos porciones la pizza extra queso que compro el pelinegro mientras Rudy come una tras otra con devoción. Es la segunda que piden y Craig se pregunta si alguno de los dos comió algo esos dos días en que se quedó encerrado. No es secreto para ninguno de los tres que si no fuese por él, los dos se echarían a morir lentamente por hambre. Rudy no es fanática de la cocina y mucho menos Rush, por lo que vuelve a sentirse más culpable por haber abandonado ese lapso de tiempo a sus amigos. Sabe cuánto dependen de él y, aunque ellos no lo sepan, Craig depende mucho de ellos.

—¿Quieren una tercera pizza?

Ambos levantan la vista hacia él para asentir con rapidez y volver a su tarea de devorar. Se le forma una sonrisa divertida en el rostro y pide otra al androide camarera. No pasan más de cinco minutos en que la traen, dejándola arriba de la mesa.

—¿Esa no es Vittani?

La pregunta de Rush hace que levante la cabeza de su rebanada de pizza. Guiándose por la mirada de su amigo, observa a través del cristal en el parque de al frente. Efectivamente es ella, sentada en la banca con lágrimas cayendo sobre su rostro. Se le hace un nudo en el estómago al verla así. Le recuerda a Sia, su hermana menor, llorando sola y triste.

Rudy de inmediato deja su pizza y va casi corriendo hacia el frente.

—¿Qué habrá sucedido?

—Seguramente, está llorando por ti —le dice Rush, atrayendo su mirada sorprendida —¿Qué? A la enana le gustas. Todavía debe pensar que la odias.

Se levanta de su asiento y tiene toda la intención de ir hacia donde esta Vittani, pero Rush lo detiene con estirar una mano.

—Espera, amigo, no creo que sea bueno que vayas.

—¿Por qué? Si es mi culpa tengo que solucionarlo.

—Pero quizás no es tu culpa y no quieres que la veas así. ¿No entiendes el corazón de las mujeres?

—El experto eres tú, no yo.

—Exacto —Rush se limpia la boca con una servilleta y se levanta—Y porque hoy fuiste más generoso de la cuenta, y porque estoy seguro que llevaras una pizza a tu casa para que yo pueda degustarla después, voy a tomar las riendas de este asunto.

Lo observa con el ceño fruncido sin entenderle. Sin embargo, Rush le sonríe como si estuviese a punto de salvar el mundo. Deja a Craig sentado dentro de la pizzería con la promesa que pronto volverá Rudy a terminar la pizza con él. El pelinegro vuelve a mirar en dirección a donde están las dos chicas con Rush acercándose hacia ellas. Vittani solo llora, pero no parece abrir la boca. El rubio intercambia unas palabras con Rudy y luego con Vitta. Esta asiente repetidas veces y Rush se agacha dándole la espalda. Craig se sorprende cuando Vittani se sube arriba de él y se marchan hacia el sentido contrario.

Su morena amiga vuelve sin perder rastros de los dos aun dentro del local.

—¿Qué paso? —inquiere apenas se acerca.

Solo se encoge de hombros.

—No quiso hablar para nada, y eso es extraño.

—¿Y Rush?

—La llevo a su casa. Vitta dijo que no podía moverse así que se ofreció a llevarla, solo si prometíamos no decirle nada a Alvie sobre esto.

—¿Crees que sea mi culpa?

Meneo la cabeza en forma de respuesta.

—Es algo más, pero Vitta es dura para hablar. Si no quiere decirle a Alvie es porque es grabe.

Craig asiente y los observa perderse en la lejanía. Se preocupa por la chica aunque no sea su amiga, nunca es de su agrado ver a las personas mal y no poder hacer nada para ayudarlos. Solo espera que Rush la deje sana y salva en casa.

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Pegada su mejilla a la espalda de Rush Caster, Vittani no piensa que puede haber algo más humillante que esto. La encontraron con Rudy lloriqueando en el parque, se sentía tan mal que sus piernas se durmieron y tuvo que aceptar que el rubio la llevara a su casa antes que se hiciese más tarde y preocupe a Alvie. Al menos había dejado de llorar. La presencia de otra persona la obligo a retener sus lágrimas y a calmarse.

Rush no dijo nada en todo el camino a su departamento y se lo agradeció silenciosamente. Pero, por supuesto, no podía durar mucho.

—¿Estas mejor?

—Aja.

—Todavía estas triste, pinocho.

Suspirando, lo admite.

—¿Por qué no quieres decirle a Alvie? —pregunta con curiosidad—Pensé que, después de Craig, estabas enamorada de ella.

—Alvie se pondría muy triste si le cuento —contesta haciendo omiso a la broma.

Rush carraspea, tal vez dándose cuenta que la situación es más grave de lo que piensa.

—¿Y no quieres contarme a mí?

—Pensé que no te gustaba meterte en los asuntos de los demás.

—Hablar entre amigos no significa meterse en los asuntos, es como una obligación.

—¿Somos amigos?

Un breve silencio pensativo se formó entre los dos, seguramente pensando si su relación de vendedor-comprador de fotografías de Craig en todo tipo de situación los llevaba a una amistad.

—¿Me seguirás cobrando las fotos de Craig?

—Por supuesto.

—Pero no una conversación, ¿cierto?

—Nop.

—¿Y mantener un secreto?

—Mi segundo nombre es “silencio”.

—Pensé que era “idiota”.

—También.

Vitta suelta una risita por primera vez en el día. Al menos tiene a alguien a quien contarle. Así empieza: le cuenta la idea de su papá llevándola a Marte en dos semanas para asistir a la universidad, pero no quiere que Alvie deje todo por ella una vez más como lo hizo hace dos años solo porque no sabe mantenerse fuera de los problemas. Ahora está obligada a ir, de lo contrario enviarían a Alvie a otro planeta y quizá jamás lo sabría.

—¿Alvie no puede revelarse?

—No lo creo. Papá le salvo la vida y la adopto legalmente. Alvie es muy fiel y haría lo que él le pidiera

—Pero también haría cualquier cosa por ti. Tienes que tener eso en cuenta y no dejar a Alvie fuera de tus decisiones. No puedes cargar con todo sola.

Tiene razón, por mucho que le cueste reconocer.

—Aun así, es difícil —suspira con tristeza—No es que no quiera ir a la universidad de Marte. Amo Marte y amo a papá, pero solo tengo catorce años. Me gusta sentirme normal a veces.

—Espera —Rush se detiene, para la curiosidad a Vittani—¿Todo este tiempo intentabas ser normal? ¿Enserio? Pero estas loca como una cabr—¡Auch, auch, era una broma!

Vitta detiene los golpes en la cabeza del chico, solo porque recuerda que tuvo un gesto amable con ella y la está llevando a casa.

—Vitta no está loca.

—¿Por qué hablas en tercera persona siempre?

—Porque a Vitta le gusta.

—Sí, ya sé que le gusta, pero debe haber un porque. ¿Siempre lo hiciste?

La castaña vuelve a deprimirse y se recuesta de nuevo en la espalda del chico.

—No, empezó cuando tenía siete años. Vitta lo hace para…

—¿Para?

—Para no sentirse sola —confiesa, dándose cuenta que es la primera vez que se lo dice a alguien. Joon y Alvie lo habían descubierto por sí mismos, por ello jamás se quejaron cuando lo hacía. —Si trataba a Vitta como otra persona, entonces la casa no sería tan grande y Vitta tendría con quien jugar, aunque sea solo con ella.

—Entiendo—es lo único que le dice en un tono suave.

El resto del camino es en silencio y ninguno de los dos dice nada hasta que llegan. Vittani se baja de su espalda, tambaleándose. Rush la sostiene del brazo para que no caiga. La incomoda tensión entre ellos los hace sentir extraños el uno con el otro, no es hasta que Vitta levanta la mirada hacia él.

—Vitta está muy agradecida por lo de hoy.

—Cuando quieras —responde Rush con las manos en los bolsillos de su chaqueta—No eres tan pesada como pensaba.

—Vitta no pesa tanto —frunce el ceño, molestándose.

Rush le echa una sonrisa antes de despeinarla. La castaña solo lo aguanta porque fue lindo con ella, de lo contrario le hubiese dado un puntapié. Caster se va con el sol artificial a minutos de perderse hasta el próximo día y Vittani entra en el edificio, subiendo por el ascensor hasta su departamento. Toma un respiro enorme antes de apretar el código y se adentra a su hogar, observando a Alvie terminando de poner la cena en la mesa. Le sonríe desganada mientras que su hermana le devuelve una sonrisa a todo dar, pero disminuye cuando nota algo en ella.

—¿Estuviste llorando?

Vittani solo se encoge de hombros. Alvie va a abrazarla y ella se deja mecer en sus brazos, reconfortada por la cercanía.

—Verás que Rudy y Rush van a arreglar las cosas con Craig. No pienses mucho en ello.

Ni siquiera recordó preguntarle a alguno de los dos sobre aquel tema, pero ya era suficiente para aquel día. Se sientan con Alvie y cenan viendo su programa preferido. Vittani observa a la de pelo rapado sonreír a la tele y piensa que será difícil no estar con ella cuando se vaya. Pero Rush tiene razón, Alvie haría cualquier cosa por ella y no puede cargar con todo ella sola. Todavía no se atreve a contarle nada, solo tiene que pensar una solución para que ambas estén juntas. No importa el precio por pagar. Vittani también haría lo que fuera por Alvie.


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A una semana de la expedición, las clases se vuelven un poco más relajadas de lo normal porque lo único que hacen los profesores es sobre hablar de la excursión y sobre lo preparados que deben estar para ello. Vitta ya se aburre con todo lo que dicen y larga suspiro tras suspiro, más concentrada en su libro sobre mecánica avanzada que en ello. Alvie ha tratado de llamarle la atención para que tome apuntes, pero Vitta sabe que se las pasara más tardar en el almuerzo o en casa, por lo que no se preocupa para nada. Aun piensa en una manera efectiva de evitar que la lleven a Marte y a Alvie a otro planeta. Lo mejor sería fugarse juntas. El problema es como…

—Señorita Jung —le llama la atención el profesor a cargo. Vitta levanta su vista del libro—¿Puede prestar atención un momento en la clase.

—Lo siento —dice pero no lo siente realmente.

—Como les decía, este botón —muestra una proyección de un botón bordo—Les enviará a un planeta en caso de que haya algún problema en la nave. Deben estar tranquilos y con los cinturones abrochados. Es importante que…

—¿Nos enviara a cualquier planeta? —pregunta uno de los chicos.

—A una de nuestras bases. Hay tres: Plutón, Júpiter y Venus. Una vez que estén allí, deberán ir a una de las instalaciones cerca a pedir ayuda para que los envíen aquí. Asegúrense que sea la nave correcta. Habrá más escuelas espaciales en una misma expedición, por lo que recomiendo mucha atención.

Vitta recalcula las palabras del profesor hasta que la alocada idea se le pasa por la cabeza. Mira hacia Alvie con la boca abierta, al segundo la cierra y voltea a mirar hacia adelante, por suerte su hermana no se dio cuenta de ello y siguió tomando nota. Conociéndola perfectamente, si le cuenta lo que planea hacer su padre, hay dos opciones: irse con ella a Marte y abandonar todo en la Roca 2A o enfrentar a Joon para pedirle que lo reconsidere. En todo caso, Alvie no estará de acuerdo con la escapada, nunca. Lo mejor es hacerlo a sus espaldas y luego convencerla una vez que estén en otro planeta. Tal vez este obligándola a abandonar todo en la Roca 2A, pero Vitta conoce a su papa: en cualquier momento va a pedirle que renuncie a Alvie porque creerá que es una distracción de sus estudios. Su padre es bueno y amoroso con ella, pero es obsesivo cuando se trata de sus estudios, no por nada la obligo a adelantarse dos años e incluso quiso adelantarla aún más, pero logro que desistiera de la idea cuando casi provoca la explosión de la planta. No puede volver a hacer algo tan peligroso solo para convencerlo. Lo va a extrañar a horrores y se sentirá muy triste sin él, pero peor será si está lejos de Alvie.

El timbre suena dando por finalizada la clase. El profesor se va no sin antes decirle que tienen una hora libre por ausencia de otro profesor y que aprovechen a juntarse con su grupo. Vitta sabe que está en el grupo “especial”, o, como otros dicen, el grupo de los problemáticos. Para su desgracia, Ziv también está en él.

—Genial, con las perdedoras —rechista observando a Vitta, Alvie y Rudy moviéndose hacia donde está la letra  “E” proyectada en el aire en una esquina del aula.

—Si estamos aquí es por tu culpa, McTharpe—replica Rudy dándole una mirada fulminante.

—Son ustedes las problemáticas. Sobre todo tú, mocosa —señala a Vitta.

—¡No soy una mocosa!

—No la molestes. Después de lo que le hiciste, no tienes derecho a siquiera dirigirle la palabra —Alvie se pone delante de su hermana mientras que Ziv frunce el ceño—Si antes no te soportaba, ahora menos. Por tu culpa, Vitta la paso mal mientras tu solo puedes lavarte las manos por el dinero de papi.

—¡Cállate! Ni siquiera sabes de lo que hablas —refuta Ziv y Vitta puede notar un pequeño sonrojo en sus mejillas y la punta de su nariz.

—Claro que lo sé —se cruza de brazos—Conozco como eres. Seguro ahora mismo estás pensando en decirle a tu papa que hable con los directivos para que te cambie de grupo.

El rostro de Ziv se puso más rojo.

—¡Si, eso era lo que el mimado pensaba! —chilla Vitta riéndose de él—El pobre tonto no sabe hacer nada sin ayuda de papi.

—¡Tú también cállate, mocosa!

—A ella ya no le afecta que le digas así, más viniendo de un verdadero mocoso —le enfrenta Rudy, poniendo una mano sobre Vitta. A ella si le afecta porque odia que le llamen así, pero tampoco es como si va a contradecir la genialidad de Rudy-Ru.

—Vamos a estar en el mismo grupo, por lo que recomiendo que empieces a tratarnos con más respeto—dice Alvie acercándose a él. El rostro de Ziv no puede estar más rojo, y Vitta no sabe pero presiente que la razón no le gusta para nada—No te trataremos bien a menos que tú lo hagas primero. Espero que seas colaborativo para sacar una buena nota. No todos podemos comprarlas como tú.

Esta vez, el rostro de Ziv se contrae, como si lo hubiese lastimado. La mira con profundidad antes de menear la cabeza.

—Tú no sabes nada.

Se da media vuelta y camina con pasos largos hasta la salida de la clase, sorprendiendo a las tres. Puede que tal vez Alvie se haya pasado un poco, pero nada de lo que dijo era mentira.

—¿Me pase?

—Se lo merece —replica Vitta ante la duda de su hermana y se cuelga de su hombro—Mejor veamos quien más estará en nuestro grupo problema.

—Estará Craig —le recuerda Rudy.

Intenta no de mostrar lo nerviosa que eso le pone. Estar en la excursión con Craig y en la misma nave será toda una odisea de sentimientos para ella.

—¿Y quién más, Rudy-Ru? —pregunta esperando que no noten sus nervios.

—Creo que Rush y Kira.

—¿Enserio?

—Hola —Austen, el chico tímido de la clase, se acerca a ellas.

—¡Aus-Aus! —exclama Vitta, colocándole uno de sus peculiares apodos—¿También en el grupo problema?

—Por lo de las flechas.

El rostro de todas se deforma con la culpa. Después de todo, fue a causa de las tres que lo hayan castigado y que encima lo pongan en la lista negra.

—Lo siento tanto…

—Está bien, fue una broma divertida —dice un tanto nervioso, interrumpiendo a Rudy.

—¡No te preocupes, Aus-Aus! No hay mejor grupo que este. Has sido bueno con nosotras y nosotras seremos tres veces más buenas contigo—le codea Vitta con simpatía, arrebatándole una corta sonrisa al chico—Vamos a tener una de las más grandes aventuras, ya lo verás.

Puede que ella en ese momento lo sabe, pero vaya que si acertó.


Jaeger.
Jaeger.


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Planet Survival - Página 4 Empty Re: Planet Survival

Mensaje por Jaeger. Mar 17 Abr 2018, 8:50 pm


EXTRA
Vittani & Craig


Vittani no pensó que tantas personas están molestas con ella por los experimentos explotados de la clase de medicina. Ni mucho menos que estos están enojados solo porque la enviaron a escribir una disculpas de quinientas palabras sin ningún tipo de consecuencias. Vittani sabe que eso debe a la influencia de su padre en la Academia y, aunque no le agrade del todo, la ayudado de zafar de los trabajos comunitarios y un expediente manchado.

Ahora la tienen en el patio de la escuela, acorralada entre tres paredes mientras ellos le impiden la única salida. Se mantiene seria aunque por dentro este asustada. Son dos chicos, uno de pelo negro y el otro castaño rojizo, y hay una chica rubia de ojos claros. Los ha visto en la clase de Craig, sobre todo a la rubia que siempre parece estar queriéndose colgar del brazo de este. Se llaman Bradley, Ethan y Teresa.

—Yo no hice explotar los experimentos —repite por tercera vez ante la acusación.

—Eso no es lo que dicen —refuta Teresa, dando un paso hacia el frente con la mirada flameante en ella—Por tu culpa, expulsaron a Craig del programa de medicina. ¿Te sientes feliz?

—¡No fue mi culpa! —exclama Vitta, recordando lo triste y enojado que Craig estaba por ello.

—Y no solo eso —el chico de cabello rojizo, Ethan, toma la palabra—Sino que ahora tenemos que hacer el maldito proyecto de nuevo. Pero escuche que eres una genio —la sonrisa maliciosa que cruza por su rostro no le gusta nada.

De pronto, el pelinegro la sostiene desde el brazo con fuerza.

—Vas a hacer nuestros proyectos de nuevo —dice y aprieta su agarre hasta quitarle un quejido de dolor.

—¡No voy a hacerlo! —chilla Vitta y trata de zafarse en vano—¡Suéltame! ¡Estás haciéndole daño a Vitta!

—Esta chiflada como dijeron —se ríe Ethan.

—¡Cierra la boca idiota! ¡Y tu suéltame, estúpido!

—Que fiera.

La castaña le da un punta pie que logra hacerlo retroceder, solo que lo ha enfurecido más. Corre entre Bradley y Teresa, consciente que la tienen acorralada, pero la rubia le toma del cabello, deteniéndola. Vittani chilla e intenta zafarse del agarre.

—¡Deja de molestar a Vitta!

—Escucha, mocosa, ya te has sobrepasado—tira del cabello con más fuerza, Vittani ya no grita para no darle el gusto—Lo que le hiciste a Craig y a nosotros nos las vas a pagar. Hare que asumas toda la responsabilidad, así que sé buena y has lo que te digo.

—¡No lo haré, y ya te dije que no es mi culpa!

Vitta da una patada hacia atrás y logra golpearle con fuerza la pierna. La chica la suelta e intenta escaparse, pero el otro chico la toma del brazo. Aunque este resistiéndose, se da cuenta que no es tan fuerte como ella cree y que seguramente le darán una paliza por golpear ya a dos de ellos. Lo malo es que no sabe dónde está Alvie y Rudy para que la ayuden. Las lágrimas se llenan en sus ojos y los cierra con fuerza para que no caiga ninguna de ellas, no puede dejar que la vean débil.

—Demonios —escucha la maldición salir de su captor.

—Ey, idiota —Vittani abre los ojos sorprendida al escuchar la voz familiar. Delante de ella esta Rush y Craig, ambos cruzados de brazos y observando a los bravucones con seriedad—Quítale las manos de encima antes que te las parta.

—Rush —balbucea Bradley, asustado, llevando la mirada entre un chico y el otro.

—¿Qué esperas? —la voz de Craig se escucha más gruesa y, por ende, más sexy. Vitta siente su cara roja de solo pensarlo—¿Acaso quieres que te las parta yo?

Bradley la suelta de golpe. Ni tonta ni perezosa, Vittani corre al lado de Rush y se esconde detrás de él, aferrándose a su brazo.

—Tranquila, no va a pasarte nada—le dice el rubio regalándole una de sus sonrisas socarronas antes de volver hacia los otros—¿Qué se supone que hacían?

—Le estamos dando su merecido —dice Teresa con la expresión calmada y los brazos cruzados—Esa mocosa fue la culpable de que te expulsaran del programa, Craig. Y no solo eso, por su culpa tenemos que reiniciar un trabajo que nos llevó más de medio año hacer. Lo mínimo que puede hacer es compensarlo.

—¿Estás hablando enserio, Teresa? —pregunto Craig, incrédulo. La chica se remueve en su lugar, insegura—No pensé que fueses así.

—¿Cómo? Solo estoy tratando de ayudarte, Craig —replica, dolida por las palabras del chico—Por su culpa te echaron.

—No fue su culpa, y si lo fuese, no creo que este tenga que ser tu asunto.

Teresa abre la boca en grande para replicar de nuevo, pero la cierra de golpe mientras sus lágrimas llenan sus ojos y sale corriendo. Vittani le daría pena que Craig la trate así porque ella se sentiría tan mal si él lo hiciera en su contra. Solo que su cuero cabelludo le duele y le saca toda empatía.

—¿Y ustedes? —pregunta Rush sonándose los dedos. Los dos chicos se ponen en alerta—¿Acaso también están enamorados de Craig o qué?

—Ja-ja, que gracioso —Turney le sonríe torcido y les echa un ojo a los otros dos—No quiero volver a verlos haciendo esto. Puede que este afuera del programa, pero todavía creerán en mi si les digo que estuvieron molestando a la alumna más inteligente y valiosa de la Roca 2A—el rostro de Vittani enrojece de solo escuchar el alago de Craig.

—¿Qué esperan? —Rush da un paso hacia delante y es suficiente para que los dos bravucones se vayan corriendo—Ja, les da miedo enfrentarse al gran Rush Caster.

—¿Estas bien, Vittani? —pregunta Craig en su dirección.

La castaña se sonroja aún más cuando escucha su nombre salir de esos preciosos y sexys labios. Asiente con timidez mientras se sigue aferrando al brazo de Rush, casi ocultándose.

—Gra-gracias, Craig.

—¿Y para mi qué? —inquiere el rubio fingiendo estar molesto—Yo te ayude más que él. Solo porque te gust—¡Maldita sea, Jung!

Vitta de inmediato le había dado un puntapié antes que terminara su frase mientras lo observaba de manera fulminante.

—¿Así me pagas por defenderte? ¿Enserio?

—Porque me ayudaste es porque Vitta está siendo considerada—entrecierra la mirada hacia él y de sopetón recuerda la presencia de Craig. Se asoma hacia el costado para echarle una mirada, el pelinegro sonríe divertido ante la escena, y cuando sus ojos se cruzan, Vitta se sonroja nuevamente—Gracias a los dos por ayudarme. Perdón que estén metidos en este lío por mí.

—Deberías pagarnos—Turney le da una palmada en la cabeza a Caster—¡¿Y ahora qué?!

—No seas así, la paso mal —le regaña antes de darle dos golpecitos en la espalda—Ahora ve. Tengo que hablar a solas con ella.

Vitta abre en grande los ojos y se dedica una mirada significativa con Rush, quien está igual de sorprendido que ella. El rubio le manda una sonrisa burlona hacia su amigo y otra de cómplice a Vittani.

—Está bien, los dejo solos, chicos.

Rush se escapa velozmente, creyendo que así le haría un favor a Vitta. Esta solo quiere hacer un pozo y mantenerse allí de por vida antes de enfrentar una conversación a solas con Craig. Siempre deseo poder hablar con él, creyendo que se enamoraría al instante de ella y vivirían un hermoso romance hasta volverse abuelitos y morir juntos. Pero la realidad va más allá de sus fantasías y recién cae en la cuenta de ello. Esta es la primera vez que habla frente a frente.

Craig le sonríe amable, dándose cuenta que la chica está nerviosa.

—Quería hablar contigo a solas sobre lo que paso con los experimentos del laboratorio—el color se va del rostro de Vitta. El pelinegro lo nota de inmediato y sube sus manos hacia arriba—Sé que no fuiste tú, tranquila —Vitta se muestra más aliviada, pero no menos tensa. —Sé que todo esto fue un truco de Ziv y que no tuviste nada que ver. Y sé que me escuchaste aquel día cuando hable con Rudy

Jung baja la mirada sintiendo sus ojos cristalizarse, llena de vergüenza.

—Yo…

—Espera, deja que termine —le pide suavemente, haciéndola sonrojar de nuevo—Siento mucho las cosas que dije sobre ti. En verdad, no pienso que seas una mocosa insoportable ni que sea tu culpa. Estaba enojado y fui un cretino.

—No, está bien —corre un mechón que cae hacia delante por detrás de su oreja—Lo cierto es que Ziv lo hizo para meterme en problemas a mí y termino por afectarte a ti también.

—Aun así, no es justo que asumas una responsabilidad que no te corresponde.

—Tú ya la estas asumiendo con el castigo, al menos yo debería asumir esta —musita muy bajito, pero lo suficiente para que él la escuchara.

Craig vuelve a sonreírle, esta vez pensando que se ve tierna tratando de ocultar su rostro con las mangas de su uniforme.

—Quiero recompensarte por lo mal que te hice sentir.

—¡No es necesario! —exclama de inmediato, sonrojada, aun mas cuando sus miradas se encuentran una vez más y baja la cabeza—No es necesario…

—Supe que estas en el mismo grupo que yo en la expedición. El grupo problema —Vittani asiente, recordándolo también—¿Quieres sentarte conmigo en el viaje?

Sus ojos salen disparados hacia el chico, quien se rasca con un poco de nervios la parte trasera de la cabeza.

—No soy tan divertido como Rush o Rudy, pero me las ingeniare. ¿Qué te parece?

Tiene que recordarse a sí misma que no debe perder la cordura, al menos no delante de Craig. Le dice que si en un susurro y Turney vuelve a sonreírle.

—Genial. Entonces, nos vemos por ahí —la despide con una última sonrisa y se da media vuelta para ir camino a casa.

Solo hasta que Craig se pierde de su vista, Vitta se pone las manos en la boca y suelta un grito que queda ahogado entre sus palmas mientras salta sobre sus pies.

—¡Vitta va a sentarse con Craig, Vitta va a sentarse con Craig! —chilla dando una pirueta tras otras. Es el mejor día de su vida.

Por otro lado, Craig voltea a mirar hacia atrás con una sonrisa divertida en el rostro al escucharla.

—Ey, no estarás ilusionando a la mocosa, ¿cierto? —pregunta Rush a su lado, quien estuvo espiándolos todo aquel tiempo.

—Claro que no —menea con la cabeza aun sonriendo—Solo que es tierna.

—Y loca.

—Pero tierna.

—Generalmente, lo que te resulta tierno termina por gustarte —puntualiza y advierte al mismo tiempo—No te tomes las cosas ligeramente, Craig, al menos no los sentimientos de las mujeres. Ellas dan miedo cuando se enojan.

—Apuesto que eso lo sabes muy bien —señala lo obvio—Ya te dije, solo me parece tierna y realmente me siento mal por las cosas que dije. Además, estoy seguro que cuando me conozca verá que no soy tan genial como ella cree.

—No sé porque esto me da un mal presentimiento.

—No pasara nada. Déjate de locuras—le palmea la espalda—Vamos, te invito una pizza.

—Andas con dinero, ¿cierto?

—Compasivo, mejor dicho.

Rush le da un manotazo en la cabeza que Craig devolvió con otro, empezando una pequeña pelea de puños y patadas juguetonas. Puede que su amigo tenga razón sobre que está tomándose las cosas a la ligera, es que no quiere hacer sentir mal a Vittani siendo una niña. Ya en el viaje se las arreglará para hacerle saber que no es porque sea ella, sino que no está interesado en las citas en sí. Con ello en mente, vuelve a mirar hacia delante y sigue al rubio, alcanzando su paso. Solo espera que la expedición sea una experiencia de lo más placentera para todos y puedan volver a casa tranquilos.

Nada saldrá como Craig lo espera.

Jaeger.
Jaeger.


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Mensaje por Ariel. Miér 18 Abr 2018, 12:10 pm

Ayyyyyyyyyyyyyy me deleitare
Ariel.
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Mensaje por Jaeger. Miér 08 Ago 2018, 5:50 pm

comentenme desgraciadas o les pongo una falta xD
Jaeger.
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Mensaje por hange. Miér 08 Ago 2018, 8:10 pm

NO NONONONON YO COMENTARE
hange.
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Mensaje por indigo. Jue 09 Ago 2018, 8:13 am

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Voooooy. Que te debo comentarios como en cinco ncs. Están los desastres y después estoy yo Planet Survival - Página 4 563750256
indigo.
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Mensaje por indigo. Lun 20 Ago 2018, 8:06 am

Bien, mi "voy" se alargó como por dos semanas. Pero al final "vine" *chistes malos y después los míos*. Y ahora me voy a autocastigar cinco minutos en el rincón xd. Aunque antes me pongo seria: perdón por haber tardado tanto Planet Survival - Página 4 1477071114

Cande in the sky with diamonds Planet Survival - Página 4 3136398239
indigo.
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Mensaje por Jaeger. Sáb 22 Sep 2018, 9:43 pm

Gracias por tu comentario, Kate Planet Survival - Página 4 1477071114 es un placer que te guste, cariño Planet Survival - Página 4 1477071114
Jaeger.
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Mensaje por Jaeger. Sáb 22 Sep 2018, 9:45 pm

Dani, Kate, les aviso que hay nuevo tema general de la nc, nuevo muro interactivo y nuevo tema de fichas. Si, todo nuevo Planet Survival - Página 4 1313521601 por favor, pásense cuando tengan tiempo Planet Survival - Página 4 1477071114

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Mensaje por hange. Dom 20 Ene 2019, 4:37 pm


Bueno, después de 10mil años, vengo a comentar en Planet mientras busco inspiración para mi capítulo Planet Survival - Página 4 1477071114 Primero que nada, perdonen por haber tardado mas de un año en comentarles Planet Survival - Página 4 2333868493 y segundo, estoy tratando de volver mis feels más resumidos (?) para no irme en una comentando así que(? aquí voy Planet Survival - Página 4 1857533193

dani:


kateee:

candeee:
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Mensaje por Jaeger. Lun 18 Mar 2019, 6:36 pm

Gracias por el comentario mi Emilia bella Planet Survival - Página 4 1477071114 espero pronto tu capitulo Planet Survival - Página 4 1477071114
Jaeger.
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Mensaje por hange. Mar 19 Mar 2019, 7:07 pm

AY ME TOCA CIERTO
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Mensaje por Jaeger. Miér 20 Mar 2019, 11:24 pm

No te hagas la loca y sube! Ya casi pasa un año :(
Jaeger.
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Mensaje por hange. Vie 10 Mayo 2019, 7:11 pm

pERDONENME LA VIDA:


CAPÍTULO 06
Alvie & Ziv


Varios días antes de la gran excursión del año escolar, los estudiantes están reunidos en uno de los salones multimedia para charlar con las cabezas de aulas. Todos rodeados por paredes con pantallas incrustadas donde había videos explicando con detalle en qué consistían las misiones de terraformación, los tipos de equipos necesarios y las actividades que podrían realizar allí. Tenía el aspecto de un salón humano cualquiera, con piso de una muy idéntica imitación a la madera.

Cada estudiante debía presentar su acuse de recibo firmado por un tutor para poder entrar al salón. Los “acuses” realmente eran documentos digitales incrustados en un diminuto dado tecnológico que servía de memoria USB para temas académicos. Hacían fila en una de las seis entradas al salón, metían el dado en la ranura de la computadora en cada puerta y si está firmado, pueden pasar.

Una vez dentro, Ziv comienza a buscar con los ojos a la única persona de su curso que no le cae mal. Su estatura le sirve para varias cosas: para guiarse cuando hay una lluvia de meteoritos en formas de estudiante, o para intimidar a las personas cuando quiere salirse por la suya (el músculo no le hace falta). Sus ojos redondos y azules pasan con frialdad e irritación hasta que ve el cabello negro y ondulado de Kira. Comienza a dar zancadas, codeando a los estudiantes que no se quitan de su camino sin decir ninguna palabra.

Junto a Kira están los demás estudiantes de su grado. Coincidentemente, los que más detesta. Mira a Kira con una mueca exagerada en el rostro.

—¿Por qué tenemos que estar aquí otra vez?
—El maestro dijo que nos vamos a reunir con nuestros grupos definitivos —Kira se cruza de brazos, rodando los ojos—. Y ya sabes que, por culpa de alguien, estamos en el “grupo problema”.
—Ya te dije que no-
—Ya no importa —Kira lo interrumpe, con ese tono tan final y monótono—, eso no nos va a sacar de aquí.

Ziv entrecierra los ojos, pero decide apretar los labios y quedarse callado. Está aprendiendo lentamente, para su disgusto, que siempre lo van a pintar en una mala luz —aunque no halla hecho nada.

Veinte minutos después, la profesora Martínez comienza a dividirlos por grupos para que vayan con sus respectivos guías.

—Muy bien, chicos. Tengo algo que anunciarles, antes de pasar con las actividades y el equipaje —el profesor mira a Ziv fugazmente, antes de mirar hacia un punto detrás de todos—. A su grupo se estarán uniendo tres chicas: Vega y Noelani Lebesque, y Rena Moon. Tal vez las conozcan los que están en ultimo año con ella, tal vez los demás no.

La primera en presentarse es Rena Moon. De ojos rasgados, rostro ovalado y cabello rubio, se planta junto a Craig y no dice mucho.  Luego dos chicas idénticas se unen a la mesa redonda. Delgadas, de cabello voluminoso y castaño y con la mirada clara y profunda. Una de ellas tiene lentes negros y tamborilea los dedos en la superficie de plástico de la mesa, mientras la otra teje una corta trenza en un mechón de su frente.  Hasta que se dan cuenta de que toda la mesa las está mirando. Ziv, que queda junto a ellas, tiene el ceño fruncido y la boca semiabierta.

—Um, ¿cuál es cuál? —se atreve a preguntar Vitta, mirando de una chica a la otra.

Una de ellas, la de la trenza, abre la boca para responder, pero alguien interrumpe.

—¿Qué hacen aquí? —Ziv se inclina en la mesa, apoyando ambos codos y mirándolas ceñudo.
—Hola, soy Noelani —la chica sonríe, ignorando deliberadamente a un Ziv boquiabierto—. Ella es Vega —inclina la cabeza suavemente hacia su copia exacta—. Y respondiendo a la pregunta de este maleducado —señala a Ziv con la mano—, nosotras fuimos las causantes de la explosión del laboratorio.
—¿QUÉ?

El grito colectivo se escucha por todo el salón. El profesor se cubre los oídos mientras que la quijada de Ziv se desencaja. Todos comienzan a hacer preguntas, distinguiéndose la voz chillona de Vitta, los reclamos de Craig y las exclamaciones de Rudy, tratando de calmar las aguas.

—Fue una prueba que salió mal, ¿ok? —Vega ajusta sus lentes, sin mirar directamente a nadie— Fuimos al baño para arrojar una parte del proyecto por el inodoro y cuando volvimos todo era un desastre —se encoje de hombros.
—¿Y por qué no lo dijeron hasta ahora? —Craig se cruza de brazos, de pie, con el rostro tan serio como cuando fue expulsado.
—Queríamos seguir trabajando en el experimento —Noelani se encoge de hombros y le pasó un brazo a Ziv por el cuello, medio ahorcándolo—, así que sobornamos a Ziv para que se hiciera pasar por el culpable.

El segundo chillido colectivo de sorpresa es mayor. El posible hecho de que la serpiente de Ziv haya caído bajo ese tipo de tratos era casi imposible para sus compañeros de clase —que vivían un martirio a diario por su complicada personalidad. Ziv aprieta los dientes y mantiene la mirada en la mesa, con la punta de la nariz roja, mientras todos lanzan preguntas a diestra y siniestra.

El profesor interrumpe la discusión para comenzar a dar orientaciones sobre lo que deben llevar y los suministros que les darán una vez estén montados en la nave. Mientras recalca una y otra vez la importancia del trabajo en equipo para lograr una maravillosa experiencia educativa, varias personas del grupo miraban a Ziv de reojo. Una diminuta dosis de culpabilidad amarga los está fastidiando desde que las gemelas admitieron su culpa en el desastre. Porque ninguno había dudado en culpar a Ziv. ¿Por qué hacer, si él siempre buscaba como joder a los demás?

—Mantenerse en grupo, llevar equipaje liviano con la lista de herramientas que les hemos dado y llevar ropa cómoda, aunque usaremos el uniforme de la compañía una vez estemos en el planeta —el profesor Kollan aplaude dos veces para llamar la atención de todos—. Eso es todo por ahora, ya pueden regresar a sus clases.

El “grupo problema” empieza a dispersarse. Vitta se va corriendo hacia donde Rush, y Alvie inmediatamente piensa que tendría que ver algo con su obsesiva crush. Se levanta y se fija en las gemelas: conoce muy poco de ellas, solo que son muy buenas inventando cosas y que pasan mucho tiempo en los laboratorios. Una de ellas, de las trenzas, le pellizca la mejilla a Ziv sonriendo. Ziv le espanta la mano y le saca la lengua. Mientras ellas se despiden y avanzan a la salida del salón, Alvie se mordisquea los labios, avanzando hacia él.

—¿Qué? —Ziv enarca una ceja, brusco, con los ojos medio abiertos.

Alvie se rasca el poco cabello que tiene y suspira. Ziv se queda sentado, sin entender muy bien a qué va eso.

—Creo que… —ella junta las cejas—, siento haberte inculpado tan rápido de lo del laboratorio…—masculla al final.
—Sí, ni te molestes, eh —Ziv arruga la nariz y se cruza de brazos—. No me suma ni me resta.

Alvie no tarda mucho en retraerse. Da dos pasos hacia atrás y sacude la cabeza.

—Disculpa retirada —Alvie entrecierra los ojos y levanta el dedo de en medio—. No tienes que ser tan idiota siempre.
—Mal por ti, porque siempre soy así —Ziv sonríe sin mostrar los dientes—. Bye.
—No, no siempre —suelta en un murmuro.

La mueca de Ziv se borra como si ella hubiese presionado un botón. Los ojos marrones de Alvie lo perforan por unos segundos que parecen eternos. Entonces, cuando suena la alarma de que faltan pocos minutos para la siguiente clase, el contacto se rompe.

Alvie rueda los ojos y va directo hacia la salida, en busca de su casillero. Se planteó ir hasta donde él y realmente disculparse porque todos lo condenaron y estuvo mal de su parte, pero siendo tan terco, solo la exaspera mucho más.

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Una vez devuelta al salón esperando su próxima clase, los pasos robóticos, cortos y rápidos de Chako se escucharon por el piso de concreto. De no ser porque hablaba más que todo el mundo, era rosada y andaba en dos patas, cualquiera podría confundirla con un gato real. De esos de los libros de historia, que antes acompañaban en los humanos cuando solían vivir en su propio planeta.  La pequeña robot se detiene frente al pupitre de Ziv, y lo mira con sus ojazos de gato y una sonrisa maliciosa.

—Entonces, fuiste un p’ndejo que se dejó sobornar por las gemelas Lebesque —chasquea su lengua artificial, cruzándose de brazos—. No lo puedo creer.

Ziv rueda los ojos y voltea la mirada, tratando de ignorarla. No es la primera ni la última persona que viene a cuestionarlo acerca de eso. “¿Te dejaste sobornar? ¿Estás seguro de que no es al revés?”

—No te voy a responder —masculla, con el ceño fruncido.
—¡No seas un bebé! Estoy hablando contigo, señorito —de un salto, le pincha la nariz.
—¡Ay, Chako! —Ziv se sacude con brusquedad—. Eso es violencia doméstica.
—¿Las conoces? —Vitta se levanta de su pupitre, caminando hasta Chako— A las gemelas, quiero decir.
—Claro, conozco a t’do el mundo por aquí —guiña un ojo y suelta a Ziv—. No sé como se llevarían ustedes, pero te agradarían sus inventos. Son unos cerebritos.
—¿Más cerebrito que Vitta? —Vitta desencaja la quijada e inclina la cabeza hacia delante— Porque no hay nadie más cerebrito que Vitta.
—Por favor, tienes el ego tan grande como Jupiter —espeta Ziv, recostándose en el pupitre—. No te creas la gran cosa.
—¡Mira quién habla! —chilla y extiende los brazos—. Eres el egocéntrico mayor de esta academia.

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Al día siguiente, Alvie y Vitta están de camino hacia la plaza comercial por la acera eléctrica, caminando a paso lento, pero moviéndose más rápido gracias a la tecnología. Los edificios de cubos metálicos van quedando atrás para dar paso a una zona más comercial. La mayoría de los negocios tienen fachadas de plástico duro transparente, y varios negocios empiezan a recibir gente antes de las 8 am. Por esa vía, la Academia les queda a menos de 15 minutos si van caminando a su velocidad normal. La Plaza queda un poco más lejos. Ocasionalmente, el metro se deslizaba con rapidez por su izquierda, con una velocidad triplicada.

—¿Podemos ir a comer a la repostería? —Vitta enreda su brazo con el de Alvie, sonriendo de oreja a oreja.
—Los postres no son comida —Alvie chasquea la lengua.
—¡Pero a Vitta le gustan! Además, también venden cosas saladas.
—Pero tu no vas a comer cosas saladas.
—No, no lo haré —Vitta se encoge de hombros.
—Y tampoco vas a querer pagar, vas a querer que te pague yo.
—Sí, muy cierto —asiente con fuerza, provocando el movimiento de su melena oscura.
—Pues no.
—¡Alvie!

Al final, Alvie cede. No porque Vitta le gritó por dos minutos seguidos con su voz chillona. Porque ya está acostumbrada a la personalidad de su hermana. Sino porque desde hace unos días la ha notado algo rara. No está segura si tiene que ver con el asunto de Craig, pero ha decidido no meterse a menos que Vitta inicie el tema. Que aprenda a manejar sus problemas por su propia iniciativa y contarle, es mejor para ella que estarla mimando siempre. Así que prefiere mimarla con un inofensivo postre.

Llegan a la parada de la plaza y de un salto, salen de la acera movible y avanzan hacia el centro. La entrada de la plaza es semicircular, con una fuente hecha de metal en el centro. Un árbol hecho por el hombre con agua brotando de sus diversas ramas, y cayendo otra vez hacia la base redonda.

El área de comida esta en el ala izquierda de la plaza, dependiendo del tipo de comida, cada puesto es diferente al otro. Divididos por áreas rectangulares y con mesas que cambian de color según el local. Las personas van de aquí hacia allí con bultos, hablando por transmisión holograma o paseando a sus mascotas robots.

Van directo hacia su repostería preferida. Fundada por una familia que creía en la teoría del que planeta origen de los humanos, La Tierra, sería habitable alguna vez en el futuro. Sus postres eran libros de historia transformados en comida: animales de la prehistoria fabricados de harina, azúcar, chocolate y mermelada.

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En otro punto de la colonia, Ziv se encuentra en la sala de su lujoso departamento. Hecho con más habitaciones de las que necesita, con piso gris oscuro y paredes gris claro. Con cuadros minimalistas que son replicas de artistas que existieron hace muchísimos años —y que a su madre le gustan, pero no sabe por qué.

Su madre se encuentra de pie frente a él. Con su mismo cabello negro y corto, vestida con unos pantalones de tela azul marino y un blazer beige. Si le preguntan, diría que se ve como toda una señora adicta al trabajo. Lo que no está muy lejos de la realidad.

—Entonces, ¿no fue tu culpa lo del accidente del laboratorio? ¿Te quitaron la sanción? —la señora Zara levanta la mirada de su tableta por unos segundos—. ¿Ya no hay problemas?
—¡Que sí! Ya les había dicho —Ziv se cruza de brazos y frunce el ceño—, pero no me creen. Gran novedad.

Suelta un chasquido y su madre detiene sus dedos en la Tablet para mirarlo con más atención esta vez. Aun con botas de tacón puestas, Ziv es más alto que ella.

—No teníamos prueba alguna y, encima-
—Encima, Ziv, has estado metiéndote en demasiados problemas últimamente —la voz de su padre se escucha por el pasillo—, ¿qué quieres que pensemos?

Su padre sale del ascensor en el pasillo del departamento y se acerca a ellos, vestido con la misma finalidad formal que su madre. Con pelo rubio canoso, nariz larga y ojos azules brillantes. Según su opinión, Ziv es la imperfecta mezcla entre los dos.

—¡Pues creerme! —chilla, cuando ambos están frente a él— Se supone que soy su hijo y mira ya…
—No empieces con tus cosas —el señor Irvin levanta el brazo y le da una palmada en el hombro—. Te dejamos dinero en la cuenta para que vayas a comprar lo que necesites.
—Sí, lo bueno es que ya sabemos que no eres totalmente un chico problema —su madre le sonríe y se voltea para buscar su bolso.
—¿Un qué? —Ziv sacude el brazo de su padre y los mira, con ojos saltones y nariz arrugada.

Se suponía que ese día lo acompañarán a comprar sus materiales para ir al viaje. Sin embargo, surgió una reunión con un cliente a última hora y ya tendrá que ir solo. Es algo tan usual que ya no se sorprende.

—Cuando hablamos con tu maestro, también nos explicó lo del grupo asignado que tienen —su padre le da una corta sonrisa—, lo cual creo que está bien para ti. Te mimamos demasiado.
—¡Ja! Claro que no.
—Igual, ya vamos tarde, así que continuamos esta noche, ¿de acuerdo?

Ziv rueda los ojos y masculla una afirmación entre dientes, sabiendo muy bien que probablemente lleguen y se encierren en sus oficinas a hacer más negocios. No entiende cómo pueden existir personas con tal obsesión por el trabajo.

Muy a su pesar, sus padres se despiden despeinándolo y dándole besos en la mejilla.

—¡Despídanse como gente normal! —les grita cuando van saliendo.

Al final, intenta llamar a Kira para que lo acompañe a comprar. Pero ella sigue enojada con él, así que se rinde y decide llamar a Noelani. En el departamento solo se escuchan sus pasos, y la música de rock suave de fondo que a veces pone para ahogar el silencio.

—McTharpe, ¿qué necesitas? —la voz estruendosa de Noe contesta a los dos toques.
—¿Qué harás las próximas horas? —cuestiona, tirándose en un sillón de cuero que rechina al mínimo toque.
—Pues, tenía pensado revisar mi inventario de materiales… —se escucha metal moviéndose por encima de su voz, como siempre.
—Genial, ¿puedes ir conmigo a comprar lo que necesito para el viaje?
—¿Y qué pasa con tu séquito de fans?  —casi pudo escuchar la sonrisa de Noe a través de la línea.
—No tengo nada de eso —Ziv frunce el ceño y se sienta más erguido—. ¿Puedes o no?
—Puedo —hace una pausa y escucha algo encenderse—, pero Vega dice que no va porque le caes mal.
—Nada nuevo ahí —rueda los ojos y suspira—, te veo en media hora en el centro.
—¡Bye bye!

Noelani es, junto con Kira, tal vez de las pocas personas que puede considerar para llamar algún día cotidiano. Incluiría a Vega, que físicamente es casi idéntica a su hermana y casi siempre andan juntas —pero ella lo detesta como la plaga. No puede hacer nada contra eso.

Luego de ducharse y preparase, Ziv toma un taxi aéreo hasta el complejo de plazas comerciales, que queda alrededor de diez minutos de su departamento. Cuando llega, Noelani ya está esperándolo, con un jumper de tela jean con manchas irregulares de pintura y las rutinarias trenzas en la parte delantera de su cabello.

—Para que lo sepas, hoy te toca comprarme algo de comer —Noelani sonríe a modo de saludo—, ¿está bien?
—Bien —Ziv rueda los ojos y le dedica una pequeña sonrisa—. Vamos primero a comprar una mochila para viajes.
—¿No tienes mochila? —ella lo mira boquiabierta, mientras empiezan a caminar.
—No para excursiones, son muy rústicas —se encoge de hombros y tuerce los labios.
—Eres un jodido niño rico.
—Tu también lo eres, sabionda.
—Eso no es una palabra.
—Sí, porque yo lo digo.

Se chocan los hombros mientras avanzan por la plaza, y dentro de poco Noelani está halándole una oreja mientras Ziv trata de deshacerle una trenza.

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Llevan alrededor de una hora comprando cosas cuando deciden tomar un descanso para ir a comer. Para alivio de Ziv, que ha llevado casi todas las bolsas durante todo el tiempo. Ademas de la mochila y termos, compraron chaquetas protectoras (requisito del colegio) y cualquier otra cosa que se le antojo en el camino. Noe ha comprado varios materiales cuya finalidad Ziv no entiende, como una cuerda “estática” y una “dinámica”. Pero lleva años acostumbrado a la peculiaridad de las hermanas Lebesque, así que no dice nada.

—¿Qué quieres comer? —pregunta Ziv, cuando van llegando al área de comida.
—¿En serio tienes que preguntar? —Noe se le adelanta, para mirarlo con la boca abierta y una mano en el pecho— ¡La repostería de Fifi!
—Ya, pensé que podrías innovar alguna vez —se encoge de hombros, sonriendo.
—No molestes, con esos postres no se juega.
—Si, si, como digas.

Fifi es una repostería famosa por sus postres caseros con formas de animales. Animales de libros de historia que ninguno de ellos ha visto fuera de documentales y en la clase —pero es divertido imaginárselos. Las mesas cuadradas y pintadas de verde manzana frente a Fifi están casi todas llenas, y el olor a pan caliente les llena las narices cuando se van acercando.

Ziv revisa el menú sin prestar mucha atención en lo que Noe pide y espera sus bocadillos en forma de dinosaurios herbívoros con una batida de naranja. Para el, solo pide brownies en forma de tortugas y una botella de agua. Ziv agarra las bolsas y deja a Noe con la bandeja, cuando empiezan a caminar donde sentarse.

—Vamos hacia el otro lado, Noe...—Ziv se voltea cuando ella no lo sigue—, ¿que pasa, viste una mesa?
—¡Aja! —inclina la cabeza hacia la derecha— ¿Esas no son tus amigas?
—Eh…no, no lo son. —A Ziv le toma pocos segundos para ubicar a Alvie y a Vitta sentadas frente a la otra en una mesa de cuatro, pero solas—. Prosigamos.
—Pero te he visto hablando con la pelona —Noelani sonríe, como si supiera un secreto—. Además, estamos en el mismo grupo de excursión y debemos tener espíritu de colaboración.

La quijada de Ziv se desencaja y vuelve a apretarse con fuerza, varias veces. No hay nada peor que Noelani cuando quiere salirse con las suyas. Suspira con lentitud e intenta hablar como si no tuviera una piedra en la boca.

—Eso es porque los profesores aman jodernos la vida, no porque haya “espíritu de colaboración” —Ziv hace un énfasis sin ganas en la ultima frase—. Así que vamos a seguir nuestro camino.
—Pues decidí que quiero colaborar con ellas y, además, no hay más mesas tan cerca —Noelani alza la barbilla y se propone a caminar hacia las chicas.
—Eres la maldad pura —Ziv desvía la mirada, con la punta de su nariz algo rosada.
—Me adoras —Noe sonríe y guiña un ojo—. Además, son tus compañeras de clase, ¿cuál es el problema?
—Eso mismo que acabas de decir —Ziv vuelve a mirarla como si quisiera evaporarla.
—No seas un bebé.
—Tu eres la beb-

Noelani lo ignora, avanzando con largas zancadas hasta las chicas. Se pone de pie en la silla vacía junto a Vitta, y ambas hermanas detienen su conversación al instante. Ziv termina de acercarse con pasos lentos, con ganas de llamar un taxi a su casa y dejar los brownies.

—¡Hola! ¿Podemos sentarnos aquí? —con la bandeja, Noe apunta hacia la mesa.

Vitta para lo que le está contando sobre Craig a medio chisme. Ambas hermanas se miran en silencio por un momento, notando que atrás de ella está alguien más. Vittani abre los ojos, y sacude su cabeza de la forma más disimulada que puede. No obstante, Alvie mira a la chica, que parece ser lo bastante simpática desde que los presentaron, esperando con una pequeña sonrisa. Por lo que, sin pensarlo mucho, asiente y señala con la barbilla a los asientos vacíos.

—Uh…esta b-
—No con el engendro de Ziv —Vitta entrecierra sus pequeños ojos y le saca la lengua.
—No estoy aquí porque quiero, pequeña rabiosa —Ziv chasquea la lengua.
—¡Ziv, no seas idiota! —Noelani pone la bandeja en la mesa y le pellizca el brazo.
—…Disculpa, no estoy aquí porque quiero, niña con capacidad de madurez baja. ¿Mejor? —sonríe, aunque realmente tiene ganas de tirarle algo a Noelani.
—¡Qué pesado! ¡Vitta no es inmadura! —Vittani estampa un brazo contra la mesa.
—No tienes remedio —masculla Noe, mirando a su amigo.

Al final, se sienta junto a Vitta y Ziv termina sentándose, a regañadientes, junto a Alvie, que no le ha dirigido la palabra. Supone que aun esta enojada por no haber aceptado sus disculpas. Pero le da igual, con Ziv no va la hipocresía de ningún tipo. Ni siquiera para ser cortés.

—Ignorando a mi idiota amigo —Noelani bate su mano en dirección a Ziv, como si fuera un estorbo—, es que no conozco a casi nadie de nuestro grupo de excursión, por eso vine a presentarme por un rato.
—Será porque no tienes conocimiento de vergüenza —Ziv enarca una ceja.
—Tu tampoco —interviene Alvie, subiendo una ceja y ladeando la cabeza, al mismo tiempo que Ziv alarga su brazo para tomar la botella de agua.
—No la necesito —Ziv inclina la cabeza hacia ella, sonriendo de lado—. Así que- ¡Mierda!
—¡Atrás! —Vitta le ha pegado por debajo de la mesa— Te vigilo.

Comienzan a insultarse otra vez. Alvie suspira y rueda los ojos, pero con los hombros sueltos, porque su hermana parece más relajada que antes. Noelani come de sus bocadillos de dinosaurio mientras observa la discusión entre Ziv y “Vitta”, decidiendo que le cae bien siempre y cuando haga que Ziv pierda los estribos de esa forma. Momentos después, Alvie llama su atención.

—Disculpa, ¿eres Noelani o Vega? —inquiere, alzando una ceja— Porque en verdad, son idénticas.
—Oh, si, cierto —se da una palmada en la frente—. Soy Noelani, Vega es la de los lentes —sonríe y la señala—. Y tú eres Alvie, ¿cierto? Ya escuché el nombre de Vitta, por igual.
—Si, ¿cómo sabes mi nombre?
—Ah, eso es porque hace-¡shgey!

Ziv acaba de estirar su largo brazo para meterle una pata de dinosaurio en la boca a Noelani, con el ceño fruncido y la nariz roja. Después, le pasa la batida para que no se atragante y se queda mirándola como si vigilara una bomba, hasta que ella termina de tragarse el bocadillo.

—¿Por que hiciste eso? —Alvie lo mira boquiabierta.
—¿La quieres matar? —Vitta vuelve a pegarle por debajo de la mesa.
—¡Déjame, te voy a reportar si me sigues golpeando!
—Que bebecita eres —Vitta se ríe, cruzando los dedos por encima de la mesa.

Noelani le devuelve la mirada a Ziv, con los ojos cristalizados porque casi se atasca, pero igual en las esquinas de sus labios hay un asomo de una sonrisa. Carraspea y se limpia la boca con una servilleta, sin decir nada.

—Bueno, no pasa nada, chicas —al final, ella sonríe con un brillo en los ojos—. ¿De que hablábamos…?

Comenzaron a hacerse preguntas de los cursos y que otros experimentos fallidos Vitta y Noelani han hecho para acabar siendo reprochadas por los maestros. Ziv se dedica a comer sus brownies todo el momento, comentando en pocas ocasiones, mayormente para discutir con una de las tres. Al final, Alvie pregunta lo que le ha estado comiendo el cerebro desde unos días.

—¿Por qué hiciste que Ziv cargara con la culpa del experimento? —lo mira de reojo y vuelve su atención a ella.
—No fue que “hice”, per sé —Noe se traga su ultimo bocadillo y se encoge de hombros—. Él dijo que estaba bien si era para ayudarnos.
—Ayudarte. Vega me da igual.
—Ajá, di lo que quieras, yo sé que nos amas a las dos —le dedica una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Ziv, amar otra cosa que no sea su reflejo? —masculla Vitta, moviendo su sorbete en la batida— ¡Ja!
—Mira, niña, al menos no tengo la costumbre totalmente rara de hablar en tercera persona —Ziv se reclina en la silla, con los brazos colgados hacia detrás—. O una cantidad inmensa de celos absurdos con mi hermana.
—¡Qué te importa! —Vitta le sacó la lengua— Al menos yo si tengo amigos de verdad, no como el séquito ese de idiotas.
—Vaya, ustedes nunca paran, ¿cierto? —Noelani apoya el mentón en su mano, contemplando el inicio de otro argumento.
—Cierto —murmura Alvie, pasándose una mano por la cabeza.

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Alvie Kidder tiene una amarga tradición cada vez que va a suceder algo importante en su vida. Cuando entró a la Academia, cuando recibió honores, cuando entró al curso avanzado de biomecánica. Y ahora, la noche antes de la excursión escolar.

Se levanta de madrugada para pasear por el departamento. El suelo de metal es frío, pero no le molesta en los pies mucho. Le da una rara sensación de estar viva. El departamento donde viven es más grande de lo que necesitan, pero el padre de Vitta no quiso cambiarlo. Semimoderno, cuenta con la apariencia de las fotos de los departamentos minimalistas del Siglo XXI en la Tierra. Hay grandes ventanales en la sala, los sillones son de un material que imita el cuero y el comedor tiene una mesa marrón que parece madera, aunque en realidad es plástico.

Cruza por el pasillo de las habitaciones hasta la sala, y se dirige a una puerta de color gris oscuro. Como todas las puertas de la casa, son de tecnología corrediza y con un suspiro, la puerta se abre. Se mete a una habitación pequeña, con velas aromáticas encendidas que se consumen por si solas. El olor a fresa invade el pequeño espacio. Solo hay un sillón pequeño y una mesa redonda, de una sola persona, en la pared opuesta a la puerta.

Encima de la mesa hay diversas linternas y varios hologramas en constante movimiento. Fotografías de sus padres: cuando eran novios, en su boda, trabajando en expediciones, embarazada con ella, con ella cuando era pequeña y finalmente la época en que sucedió el accidente. Alvie empieza su rutina sentándose en el sillón, se arropa con una manta verde desgastada y con algunos agujeros, mirando fijamente las fotos pasar.

—Hola de nuevo —murmura, torciendo los labios.

Cada cierto tiempo, vuelve a soñar con el accidente. No es exactamente como pasó, aunque tampoco es que lo recuerda con toda la lividez del mundo. Sin importar en que planeta o satélite se encuentren, o incluso en una nave en el medio del espacio, siempre es lo mismo: Un asteroide los golpea de la nada, dañando justo una parte de los motores de una construcción en progreso. Los protocolos de evacuación empiezan, pero no hay suficiente tiempo. Los ingenieros intentan arreglar la falla para poder escapar sin riesgos, cuando el otro motor explota. Y de ahí, es una cadena de fuego, olor a metal y sangre, olor a humo, tos incontrolable. Un pedazo de metal cayéndole arriba del costado del cuerpo. Y después sus padres, borrosos como si fueran pintura, besándole el rostro y metiéndola en una cápsula de escape. Una cápsula individual.

Se limpia los ojos con las manos y suelta respiraciones intercaladas, mientras se acurruca en el sillón. Como queriendo acurrucarse de todo lo que siente.

—¿Adivinan? Ahora nos vamos de excursión para un planeta, a vivir experiencias de terraformación.

Alvie fue a terapia hasta hace casi un año. Su terapeuta descubrió lo bueno que le hace hablarles de vez en cuando. “Te ayuda a lidiar mejor con las cosas”, le decía. Así que siempre viene a contarles su progreso en la vida. Que es buena estudiante una gran parte del tiempo, que hay niños estúpidos, que tiene amigos y que tiene un sueño. En un momento de su vida llegó a pensar que nunca iba a vivir otra vez. Que mejor le cambiaban el cerebro por uno artificial, así dejaba de ser humana. Sin embargo, su familia y la terapia la ayudaron a salir de eso. Poco a poco.

—…vamos a estar cara a cara con las máquinas, cómo se programan y…

Cuando dan las 6:40 de la mañana, Alvie se levanta del sillón y sale de la habitación con pasos relajados. Cruza la sala y se detiene un momento en el ventanal, observando la ciudad. Un montón de torres asimétricas, como bloques colocados uno encima del otro en orden aleatorio, pero en equilibrio, coloridas. Complejos habitacionales modernos, donde viven toda clase de personas. Muchos cerrados a esta hora de la mañana, donde el sol artificial no es tan potente.

Cruza por el pasillo hasta su habitación, la puerta de la derecha, y comienza su rutina del día. Dobla la manta y la coloca en el diván frente a su cama. Se mete a la ducha y coloca la temperatura del agua en la pantalla de control junto a la puerta. Cuando se está vistiendo, escucha la ducha de la habitación de en frente y una pequeña sonrisa curva su rostro. Vitta emocionada es la única Vitta capaz de levantarse temprano (o a tiempo, en este caso).

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Antes de irse a la Academia, las hermanas tienen una corta conversación con el padre de Vitta. Alvie siente la extraña sensación de estar perdiéndose algo, pero se imagina que es porque Vitta quiere ir a Marte de vacaciones y su padre le ha dicho que no por haberse metido en problemas. Se despide de él luego de prometerle que, como siempre, va a cuidar de Vitta durante la excursión.

En la Academia, algunos padres han ido a despedir a sus hijos antes de subirse a los autobuses. Están divididos por clase, y una vez en la nave, se van a dividir por los grupos. Alvie y Vitta pasan por las puertas de la escuela, con mochilas en mano, y van directo hacia Rudy que está sentada en uno de los bancos frente a las escaleras principales.

—¡Rudy, Ru! —Vitta da pequeños saltos hacia ella— ¿Lista para el mejor viaje de tu corta vida?
—Umm, claro que sí —Rudy le da un corto abrazo y sonríe con debilidad—. ¿Y ustedes?
—Vitta no durmió, por si no se nota —Alvie la señala con un gesto de la cabeza.

Rudy vuelve a sonreír, no del todo ganas y Alvie se queda mirándola por un momento más de lo necesario. Pero no dice nada. En ese momento, Kira y Austen se acercan a ellos, diciéndoles que ya es momento de abordar el bus.

El camino hacia la estación de despegue es tedioso. Ubicada a 30 minutos de la Academia, al borde de la cúpula que rodea la Colonia A-2. Todos sentados en el autobús de aire, con sus equipajes en mano y respondiendo constantemente a la lista del maestro. Y con Chako dándole un zape a cualquiera que empezara a hablar demasiado alto.

{...}

En unos minutos, los autobuses los dejan en la estación de despegue, ubicado en las afueras de la colonia. Desde allí, solo la cúpula los separa del espacio sideral. La estación parece una ciudad en sí misma, con edificaciones grises, puertas gigantes por donde pasan cientos de personas con equipajes, pilotos, androides azafatas; un montón de personas que viajan de colonia a colonia para trabajar o para hacer lo mismo que ellos: terraformación.

Alrededor de una hora después, los estudiantes de la Academia llegan a la salida correspondiente: un túnel que conecta la estación con la nave espacial. En todo el trayecto, Vitta no deja de saltar emocionada y Alvie mira todo con ojos brillantes y una sensación de temblor por todo el cuerpo. Desde la salida, las paredes de plafón son reemplazadas por paredes transparentes y con ello, les da vista a toda la pista de aterrizaje y despegue.

La nave está al otro lado del túnel, tan gigante que tal vez todos los alumnos de la Academia cabrían multiplicados por tres. Era de la forma de una ballena de los libros de historia: Beluga. Pero de color azul marino con plateado. Cientos de óvalos y rectángulos de cristal forman ventanas alrededor de toda la superficie. Los propulsores de abajo ya estaban encendidos, levitando levemente en el aire, esperando.

«Todos los pasajeros hacia al Satélite Jupiter-2, por favor abordar.»

Por dentro, es como una plaza. Tan grande como la plaza de la urbanización. Suben al segundo piso por escaleras eléctricas, donde se encuentran con diferentes secciones de asientos. Cada sección cuenta con alrededor de 4 asientos por línea, y por fila entre 20 y 25. Cada sección se encuentra enumerada según el tipo de pasajero, puesto que en la nave hay más de una parada y de una escuela.

—Academia Dignitae, por favor tomar los asientos del lado del ventanal y colocar sus mochilas a sus pies —indica uno de los maestros—. Luego del despegue, les diremos qué hacer.

Entre cada sección, hay azafatas y ciborgs azafatos que monitorean que todo el mundo se siente en orden. Preguntan por refrigerios e indican en qué dirección ir. A cada lado de las secciones, hay diversas pantallas que muestran la información de relevancia. Como el conteo para el despegue, en menos de 15 minutos.

{…}

El maestro llama la atención de sus estudiantes y comienza a dividirlos por sus respectivos grupos. Cada líder de grupo tiene la tarea de velar porque los miembros no perturben el tiempo de los pasajeros en la nave, de dejar sus equipajes en los casilleros correspondientes y de mantener el orden en todo momento. Entonces, Alvie mira al grupo que le ha tocado y suspira, preguntándose si realmente podrán lograrlo.

—Antes de que se vayan, lo que haremos será esto: Tienen 20 minutos para explorar la nave —explica el maestro, gesticulando con el brazo hacia su alrededor—. En 20 minutos nos encontramos en la cafetería para tomar refrigerios y venir a sus asientos asignados. ¿Bien?

Los casilleros están junto al área de asientos, cada uno con el número de asiento correspondiente. Vitta está parloteando sobre explorar la nave mientras Alvie termina de guardar sus cosas, cuando Craig Turney se acerca hacia ellas.

—Hola —les sonríe sin mostrar los dientes.

Eso es suficiente para que Vitta casi se atrabanque con su saliva. Aunque logra recomponerse relativamente rápido, abre los ojos demasiado y se le inflan las mejillas. Alvie lo saluda lo más disimulado que puede.

—Vittani, ¿te parece si damos un paseo por la nave? —pregunta directamente, dando un paso hacia ella.
—¿Un que? —Vitta pega un salto en su lugar. Alvie tiene que morderse los labios para no explotar de la risa— Um, eh, si, claro que si.
—Genial, entonces.

Craig sonríe y se adelanta. Por un momento, Alvie se pregunta si realmente él no sabe nada de Vittani. Porque su hermana es tan sutil como una feroz lluvia de meteoritos. Cuando Craig se voltea, Vitta le hala el brazo de un lado a otro con tal fuerza que por un momento cree que se lo arranca.

—Alvie, Alvie, Alvie, Alvie-
—Si, si —se saca el brazo y le da un masaje— Nos vemos en la cafetería en un rato. Intenta no acosarlo.

Vitta se va dando cortos saltitos hasta Craig, que la espera en la puerta. Alvie los observa irse y no puede evitar sonreír cuando ve el largo cabello de su hermana moverse por la emoción con la que habla.

Se gira para sacar una capucha de su mochila y al terminar de ponérsela, se topa con algo que le deja un sabor asqueroso en la garganta. Ziv está mandando a un niño de la otra clase a que le tome fotos por toda la nave. El chico tiene el rostro pálido, destacando todas sus pecas; lo mira como si quisiera irse corriendo, pero sin poder. No se sorprende de que no haya más nadie en los casilleros, pero tampoco tiene ganas de ir a buscar a alguna autoridad. Se mueve sin pensarlo.

Alvie cierra su casillero con fuerza y le da un empujón a Ziv con sus caderas. Se queda de brazos cruzados, con la vista fija en el niño. Ante eso, Ziv se pone tan tenso como una pared de cemento y la fulmina con la mirada —aunque Alvie ni siquiera lo mira de reojo.

—No le hagas caso a nada de lo que te dijo —Alvie estira el brazo para tomar la cámara de las manos del chico—. Ziv solo está algo mal de la cabeza, ¿está bien?
—¿Qué mierda dices? —suelta el pelinegro, con dientes apretados— Yo no-
—¿Bien? —Alvie se acerca al chico y lo empuja con suavidad hacia la salida— Ve con tus amigos.
—¿Estás...segura? —el chico dirige una mirada por encima de la pelona, traga audiblemente y vuelve a mirarla con rapidez— Se está poniendo rojo.
—Si, es otra de sus peculiaridades —le guiña un ojo—. Anda, yo me encargo.

Por un momento, el chico duda, pero finalmente se va con pasos rápidos. Ziv le grita unas cuantas barbaridades, antes que Alvie se gira y le estampa la cámara contra el tórax con fuerza. Ziv trastabilla, pero al final recupera el equilibrio y la mira con ojos azules saltones, chispoteando.

—Si me la rompes, no sabes lo mucho que cuesta —le toca varios botones, chequeando que funcionara bien—. ¿Por qué siempre te metes donde no te llaman?

Ziv no espera respuesta. La rodea y sale del salón de casilleros, con pasos largos y fuertes. Se va caminando por el pasillo, mirando el ventanal de pared a pared que da con el espacio cideral. Cientos de estrellas a miles de años luz le devuelven la mirada, pero con menos capas de frustración. Alvie lo alcanza al poco tiempo, colocándose a su lado, siguiendo su paso.

—¿Por qué lo haces? —Alvie ladea la cabeza y entrecierra los ojos.
—Explícate, chica robot —Ziv no quita la mirada del espacio.

Alvie ignora el insulto como so fuera una tuerca oxidada. Ziv utiliza su cámara para tomar una foto rápida del espacio, deseando perderse entre la negrura y las estrellas. Pero nunca lo pueden dejar en paz. Alvie suspira y se planta junto a él, admirando el paisaje por igual, pero sin dejarlo fuera de su vista. Recuerda al niño y aprieta los dedos.

—Tratar a las personas como si fueran tus peones.
—Yo no-
—Sí lo haces, Ziv.
—¿Qué te importa? —la mira por fin, con el rostro arrugado, alzando un poco la voz— Vinimos a una excursión, no a que me des lecciones de moral.
—Debería darte lecciones de moral, de hecho. Pero creo que la vida se encargará de hacerlo por sí sola —Alvie le da varias palmadas en el brazo y Ziv da un paso hacia atrás con rapidez.
—Ajá, déjame con tus mierdas del destino, tengo una nave que explorar —se gira y camina dando las largas zancadas que le permiten sus piernas.
—No debemos separarnos mucho dijo el profes-
—No voy a separarme mucho, ¿ok? —grita, interrumpiéndola.

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Caminando hacia el otro lado del pasillo, Alvie se encuentra con Rudy. Apoyando los brazos en el barandal frente al ventanal, con los ojos mirando los colores de las estrellas, pero da la sensación de que realmente mira otra cosa. Sus pasos hacen que Rudy se gire para mirarla, moviendo la cabeza de un lado a otro.

—¿Donde esta Vittani? —cuestiona, con las cejas juntas— Pensé que estaría pegada a ti.
—Lo estuvo por un tiempo —Alvie mete las manos en los bolsillos de su capucha—, pero cuando estábamos guardando las mochilas, Craig vino a preguntarle si quería dar un paseo por la nave y ya sabes.
—Ah, seguro se fue saltando de alegría —sonríe, mirando sus zapatos antes de volver la vista hacia fuera.

Ambas pasan un rato explorando la nave. Yendo al planetario miniatura que cuenta el estado actual de la tierra y todas las colonias que hay en los planetas. Se entretienen hablando un poco sobre Marte, de donde viene Alvie; y de colonia lejanas como en Plutón, donde debe ser casi inhabitable. De momentos, Alvie observa con atención la gesticulación de Rudy, pero no le dice nada. Es cuando llegan a la cafetería a la hora planteada que Alvie decide soltar lo que tiene en la cabeza.

—¿Te pasa...algo? —pregunta, cruzándose de brazos— Es que has estados más o menos...um, apagada. Pero no tienes que responder si no quieres.

Al principio, Rudy se queda callada. Pero mientras avanzan en la fila para tomar sus bocadillos, le pasa un brazo por los hombros y choca sus cabezas de lado.

—No es nada del otro mundo —murmura, queriendo sonreír de lado.
—Aja, no disminuyas tus problemas solo porque haya cosas peores en la vida —Alvie balancea su bandeja en ambos brazos.
—Qué sabia, ¿de dónde sacó eso, señorita?
—Creo que lo dijo mi papa hace tiempo...no sé.
—Bueno…la verdad es que sí me pasa algo —Rudy mueve el rostro hacia otro lado, con una mueca en el rostro—. Podemos resumirlo…en que son problemas, um, familiares.
—Tómate tu tiempo.

Avanzan en la fila y a pesar de que Alvie quiere que le cuente, se obliga a sí misma a apretar la boca y no decir nada. Rudy se rasca el cuello varias veces y abre la boca, pero termina cerrándola. Suelta un suspiro y mueve los hombros en círculos, al mismo tiempo que se gira para mirar a su amiga otra vez. Sus ojos oscuros son un enigma, y lo único que Alvie puede distinguir con claridad es que hay demasiada turbulencia.

—Es…complicado —expresa, al final.

Les interrumpe el androide que atiende el mostrador, cuando llama el siguiente turno.

Alvie se asegura de sonreírle de oreja a oreja, y espera que entienda que eso significa que no hay problema si no quiere contarlo. En la cafetería, las mesas son rectangulares con superficie verde. Ambas caminan automáticamente cuando ven a Vitta sentada con Craig y Rena, la otra chica nueva. Poco tiempo después, Rush y Kira se unen a ellos.

—¿Vieron el planetario, chicas? —Vitta les pregunta cuando se sientan, saltando emocionada en la silla— ¡Me encantaría saber cómo hicieron eso!
—Sí, estuvo-
—Que ni se te ocurra ponerte a tocar nada que no s’deba, señorita —de un salto, Chako sube al regazo de Alvie, señalando a Vitta con su redonda y rosada pata—. Que quieras entender como funciona, no significa que debas.
—Chako, ¿por qué estas con nosotros? — inquiere Rush, inclinándose hacia ella— Pensé que un profesor iba a monitorearnos.
—¿Cómo que po’que? Po’que son unos niños problema, ¿qué esperaban? —Chako se cruza de brazos y da varios toques en el suelo—. Excepto Austen, el se quedo implicado por culpa de ciertas personillas

Los ojos felinos de Chako miran sin disimulo alguno a Vitta, Alvie y Rudy. Austen hace amago para abrir la boca, pero al final se queda callado y toma de su bebida. Sin importar cuantas veces les haya dicho a las chicas que no importa, siguen disculpándose con él cada tanto que pueden.

—No somos malos —Vitta se cruza de brazo y hace un puchero–. Lo que pasa es que Ziv se metió con quien no tenía que meterse.
—Y ustedes no saben resolverlo sin implicar a otros —opina Kira, encogiéndose de hombros.
—¡Fue un error! —las mejillas de Vitta se tornan rosadas, y mira a Craig de soslayo antes de atragantarse un bocadillo.

Alvie le da varias palmadas en el hombro y Rudy suspira, sacudiendo la cabeza. Al parecer a la pequeña chica a un no se le olvida lo que hizo pasar a su “crush” por estar de vengadora. Un incómodo silencio se cierne sobre la mesa, interrumpido al poco momento por la llegada de las gemelas Lebesque. Se sientan al otro extremo de la mesa, con bandejas en mano. Noelani, la de las trenzas comienza a hablar inmediatamente.

—Pueden amargarse y comenzar a discutir porque nos pusieron a todos juntos —se encoge de hombros, echando salsa a sus galletas—. O pueden abrir la mente y disfrutar lo divertido que es estar con un grupo tan diferente.
—Eso lo dices porque no tienen mucho conociendo a esta loca —Rush señala a Vitta, sonriendo de lado—. Después veremos que pien-
—¡Rush, que malo er-

Una turbulencia hace que todo se mueva como si estuviera dentro de una batidora. La mesa, las sillas y todas las bebidas terminan cayéndose. Un coro de exclamaciones y maldiciones irregulares se escucha por toda la cafetería.

—¿Qué mierda fue eso? —masculla Rudy.
—Todos calmados y no se muevan —ordena Chako, saltando de la silla a la mesa, mirando hacia todos lados—. Puede que solo sea una turbu-

Chako sale volando de la mesa cuando otra turbulencia golpea la nave. Austen logra sujetarla entre sus brazos antes de que se golpee con el suelo, aunque él también se tambalea de forma violenta. Alvie sujeta a Vitta por los brazos y comienza a buscar la salida, volteando su cara hacia todos lados. Los recuerdos de Marte y la explosión le golpean la cabeza como turbulencias personales. Se le acelera la respiración e intenta recordar, sin éxito, a donde se supone que tiene que dirigirse si algo va mal.

—¿Alvie? —Vitta la mira con el ceño fruncido, haciendo una mueca.
—Hmm… —es lo único que puede decir. Pero al ver la cara de su hermana, se pellizca la muñeca y trata de asentir—. Tranquila.

Es lo más absurdo que le puede decir. Pero sus pensamientos van a la velocidad de una nave espacial. Su boca pierde el hilo. Vuelve a pellizcarse otra vez.

—¿Qué está pasando? —grita Rush.
—¡No entren en pánico! —exclama Kira, poniéndose de pie.

Los demás tripulantes ya han empezado a correr de un lado a otro, buscando la salida más cercana, tumbando mesas, sillas y a otras personas en el proceso. Desde donde están, pueden ver como los androides tratan de calmar a las personas en vano. Todos se agarran de la mesa, con respiraciones agitadas.

—¿Qué hacemos? –pregunta Vega, ajustándose los lentes.
—Por ahora volvamos a la zona de asientos, donde nos organizamos por primera vez —ordena Chako, ahora posicionada en los hombros de Austen—. ¡En fila!

Todos tardan un momento en moverse. Alvie siente como cada segundo que pasa, sus pensamientos parecen acelerarse más, chocar entre sí y dispersarse nuevamente. El accidente. El dolor. Que pase un accidente ahora. Las personas corriendo y gritando. Intenta concentrarse en su respiración y en no soltar a Vittani. Los aplausos de Rudy le llaman la atención.

—¡Muy bien! —se mueve con su cojera característica al frente, manteniendo la voz firme—. Agárrense de las manos y vamos a avanzar sin ir muy rápido para no perdernos, ¿está bien?

Le tiembla la voz al final, pero de todos modos se coloca al frente y Austen al final, con Chako exclamando para que mantuviesen la calma. Los gritos del resto aumentaron cuando otra turbulencia hizo que mucha gente terminase en el suelo. Todo parece moverse como si la nave completa estuviera vibrando.

En ese momento, la alarma comienza a sonar, como un tono repetitivo y lo suficientemente alto para escucharse por encima del bullicio. Las bocinas no dicen nada, pero las pantallas alrededor de la nave indican que la alarma es para reunirse en puntos de encuentro marcados en los mapas. Eso baja la guardia de algunos, porque no se trata de una emergencia letal, o ya lo habrían anunciado.

Alvie se deja llevar de Vitta, que está delante de ella. Escucha los gritos de Chako y la algarabía del resto como si tuviera tapones en sus oídos. Su respiración no logra calmarse, y trata de no hacerle notar a los demás. Eso no evita que Vitta la mire con el ceño fruncido cada par de segundos. Lo único en su cabeza, además de los martillazos de los recuerdos, son números. Intenta contar sus pasos una y otra vez, aunque se pierda, para no perder los pocos estribos que le quedan.

Llegando hacia el área de casilleros, se encuentran con Ziv, que viene corriendo desde el otro lado de la nave con el cabello desarreglado y el rostro más pálido de lo usual. Cuando ve a Chako por encima de todas las cabezas, rompe filas a codazos y llega hasta donde ellos. Sujetadas de las manos de Austen, se encuentran Vega y Noelani.

—¿Qué está pasando? —jadea, caminando junto a ellas.
—Hay turbulencias, aun no sabemos por qué —Chako lo mira desde arriba—. Muévete, tenemos que irnos en grupo hasta-
—¿Turbu-qué? ¿Por que mierda hoy? —Ziv estira los brazos con energía y se sujeta los cabellos— ¿Justo hoy, cuando estamos nosotros?
—Ziv, nadie puede predecir estas cosas —Noelani saca su mano de la de Austen para que entre a la fila—. Ahora-
—¡Y una mierda! —grita, interrumpiéndola—. Entonces, que-
—¡Si no te mueves, te voy a golpear, idiota! —Vega lo empuja hacia donde están Austen y Chako—. Todos estamos asustados, pero quedarse de pie preguntando no hará nada.
—Así que agárrate de nosotros antes de que la multitud te lleve —completa Noelani, extendiendo su mano.

Están llegando al área de pasajeros, donde ven con rapidez los demás grupos de su Academia. En ese momento, la alarma deja de sonar. En cambio, una voz femenina y calmada empieza a emitir un mensaje por todos los rincones de la nave.

«Anuncio de emergencia. Hay una tormenta gravitacional acercándose con rapidez hacia nosotros. La nave entrará en fase de teletransportación de emergencia. Por favor, todos diríjanse hacia las naves de escape de emergencia. Mantengan la calma y sigan el protocolo de evacuación.»

El mensaje se repite cada 15 segundos. Los maestros hacen lo posible por organizar a sus estudiantes por grupos, y asignarles las naves por orden alfabético. Mientras van pasando lista, Alvie trata por todo lo bueno en su vida dejar de tratar de calmarse, pero lo único que logra hacer es tamborilear sus dedos en los lados de sus muslos, mientras espera que los envíen a su nave asignada de una vez por toda.

—Grupo D, confirmado, con la adición de Chako —anuncia el profesor Kolan, mirando su tableta electrónica con toda la tranquilidad del mundo—. Los grupos de miembros confirmados, por favor, aseguren sus pertenencias en mano y muévanse con calma hacia la sección de naves de escape. Cada grupo tiene una asignada.

Esta vez se mueven casi en silencio y con mucha más seguridad por el gigante pasillo gris, hacia el área de casilleros automáticos. Con manos torpes y movimientos nerviosos, cada uno saca sus pertenencias apresuradamente. Alvie tiene que poner su clave tres veces antes de poder sacar su mochila. Vitta se amarra la mochila incluso en la cintura. Ziv no deja de mascullar maldiciones con dientes entrecerrados.

—Vamos, vamos, vamos —murmura Rush a su casillero.
—No puedo creer esta mierda.
—¿Ya sacaste lo tuyo, Rena?
—Todo en orden —contesta, parándose junto a Craig.
—No los quiero presionar, pero… ¡muévanse! —grita Chako, de pie en la puerta.

La primera en estar lista es Kira, seguida por Craig y Rudy. El resto va llegando y en fila, agarrados de manos, avanzan por el tumulto de personas hasta llegar a su nave asignada. Austen y Chako abren la puerta justo cuando otro mensaje, esta vez con una voz masculina, se apodera de todas las bocinas de la nave.

«Les habla Levinson, el capitán de la nave. Si nos movemos hacia las naves de escape, definitivamente haremos teletransportación y evitaremos la tormenta gravitacional sin ningún problema. Por favor, permanezcan calmados y evacúen con precaución.»

—Ya lo escucharon, no hay por qué estar nerviosos —comenta Chako, y con el brazo hace un gesto hacia la puerta—. Ahora, adentro.

La puerta es de metal y se abre hacia arriba, como un búnquer. Para entrar, hay que bajar por unos escalones delgados. Una vez dentro, todos comienzan a avanzar automáticamente a la sección de asientos. En la cola hay dos puertas, una con un letrero de baño y la otra con las palabras “almacén” escritas en negro.  

La otra sección consta de 2 filas de 8 asientos cada una. Un pequeño pasillo donde cabe una persona a la vez. Compartimientos de almacenaje arriba de los asientos y más adelante, sin una puerta de por medio, está el área de pilotos. En cada asiento y en la cabina del piloto hay ventanas de cristal ovaladas. Alvie baja las escaleras automáticamente, fijándose en todo como si tuviera un velo invisible entre ella y el resto. Sus pensamientos son como una neblina: no son ni la dejan ser.

—Tomen asiento y abróchense los cinturones —escucha decir a Rudy, que está avanzando hasta las primeras filas.
—Metan sus mochilas en las partes de arriba —agrega Kira, abriendo uno de los compartimientos.

En la pequeña nave de escape, fuera del alboroto de las personas corriendo y gritando y con una alarma mucho más suave, una sensación casi falsa de seguridad los envuelve. Las gemelas guardan sus bultos, pero sus nervios son superados por las ganas de ir a explorar el “almacén” de la nave. Así que avanzan con cuidado hasta allí, hasta que otra turbulencia sacude todo y a todos.

—¡Nada de chusmear, a sentarse! —chilla Chako.
—Ella tiene razón, chicas —comenta Craig, sentándose como para probar el punto—. No busquemos más líos.
—Exacto, ya es suficiente con que tengamos que evacuar de esta manera —lo apoya Teresa, sentándose junto a Craig, del otro lado del pasillo.
—Esto es una mierda muy horrible, eso es lo que es —Ziv arroja su bulto en el primer compartimento que ve—. Justo nos tiene que tocar esto a nosotros.
—No es culpa de nadie —Rush rueda los ojos.
—Aja.

El resto termina de sentarse sin hacer mucho alboroto. Vittani mira a su hermana para asegurarse de que está bien, así que Alvie cruza los brazos detrás del cuerpo para pellizcarse la muñeca y sonreír como que no pasa nada. Aunque su rostro se sienta tan tieso como una pared de metal.

—Estoy bien… —su rostro se siente apretado, como de piedra—. Solo fue el alboroto.

Vitta la mira por unos segundos, hasta que asiente y se voltea para meter su mochila en el compartimiento. Alvie se sienta en la parte trasera, abrocha su cinturón y comienza a contar hasta el infinito mientras golpea sus muslos con sus dedos. Lo único que quiere en ese momento es salir de allí y llegar a su casa. Ni siquiera tiene la capacidad de decirle a Vitta que se siente en vez de caminar por la nave. A penas pudo decirle eso y mantenerse lo más neutral posible.

«A todos los pasajeros, por favor mantenerse en los asientos y colocarse los cinturones. El conteo regresivo para la teletransportación comenzará en breve.»

Por otro lado, Chako sigue ordenando a los que restan que acaben de sentarse. Ziv comienza a caminar hacia delante, pero en vez de sentarse, cruza a la cabina del piloto. Se tira en uno de los asientos, recostándose y teniendo la audacia de cruzar las piernas.

—Ya qué, voy a sentarme aquí —masculla, cruzando los brazos por detrás de la cabeza—. Es bastante genial.
—¡Ziv, deja eso y ven a sentarte aquí atrás! —chilla Rudy, al mismo tiempo que se levanta.
—Oblíguenme.

Vitta no se deja esperar y avanza por el corto pasillo con el único objetivo de arrastrarlo por las orejas. Puede que sea por la complicada situación, aunque ella nunca deja pasar una oportunidad para enfrentarse con él. Por un momento, ya que solo escucha pasos, Ziv se espera a Alvie, así que suelta un gritito cuando es su hermana chillona que lo sacude a muerte y trata de que se levante del asiento.

—¡Ven y deja de ser tan inmaduro! —le estira el suéter con toda la fuerza que puede.
—¡Saca tus manos de encima! —Ziv intenta empujarla sin tumbarla encima del panel de control.

«Iniciando conteo para teletransporación.
15, 13, 12…»


El área, sumamente pequeña para permitir movimiento libre, les juega en contra a ambos. Forcejean en la cabina, corriendo el riesgo de golpearse con los asientos o meterse con los controles que manejan la pequeña nave.

—¡Dejen de estar peleando y siéntense los dos! —chilla Rudy.
—Ziv, por el amor a Dios —exclama Craig, haciendo amago de levantarse.
—¡Nadie más se pare! —ordena Chako— ¡Dejen de ser tan inmaduros!

Sin embargo, Ziv y Vitta no saben cuando parar. Vitta lo empuja hacia el asiento, gritando; no tiene éxito porque Ziv la agarra de los brazos y pretende empujarla hacia el otro lado. Pero ambos se caen de bruces encima de los controles, cuando una turbulencia vehemente sacude la nave. Rudy y Chako también terminan en el suelo.

—¡Se sientan o me paro a sentarlos! —exclama Rena desde su asiento.

La nave sigue temblando constantemente. Con rapidez y sin tiempo para seguir insultándose, Vitta y Ziv se sientan en los asientos de piloto y copiloto. Rudy agarra a Chako entre sus brazos y se sienta en el asiento más cercano, abrochando el cinturón.

La nave se revuelve como si estuviera en una licuadora, tan fuerte que todo el mundo cierra los ojos. El sonido del metal crujiendo se escucha por encima del conteo y una alarma empieza a sonar. La agitación incrementa, a tal mundo que Alvie siente que va a terminar explotando en cientos de partículas.

Hasta que todo se tranquiliza. El temblor baja drásticamente a una vibración leve. Se queda quieta unos momentos, apretando sus muslos con sus dedos y con la espalda encogida. Cuando escucha un grito ahogado de una de las chicas, entonces abre los ojos. Y se encuentra con su peor pesadilla.

En las ventanas ovaladas de la nave ya no se ve el espacio o un costado de la nave mayor. Sino que se ven los rayos violeta, azul y morado intermitentes, rodeados por un negro infinito. Alvie siente como todos sus interiores se congelan. Se le flojan los brazos y se deja caer contra el asiento. Por un momento, jura que está alucinando. Tiene que estar alucinando.

Los temblores de la nave vuelven a aumentar considerablemente al mismo tiempo que todos se van mirando, y la alarma que no deja de sonar. Vega es la primera que se atreve a hablar.

—¡No estamos en la nave! ¡Estamos en la jodida tormenta!

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hange.
hange.


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Mensaje por Jaeger. Sáb 11 Mayo 2019, 5:09 pm

CAPITULO!!
voy a estar leyendo y comentando pronto Planet Survival - Página 4 2841648573
Jaeger.
Jaeger.


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