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Planet Survival
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Re: Planet Survival
Disculpen me falta poco para terminar el capitulo pero no he podido volver a mi otra casa por los problemas en el pais. En la semana lo subo, lo prometo.
Ariel.
---
Re: Planet Survival
CAPÍTULO 03
KIRA&RUSH
Cada mañana era igual a la anterior, era la misma rutina de siempre: despertar, alistarse, salir a correr, volver, comer algo, alistarse e ir a la escuela. La vida estaba volviéndose algo cotidiano y aburrido para Kira, y ella no lo soportaba. No era el tipo de chica que se aferrara a la monotonía como cualquiera. No era lo suyo estar siempre en lo mismo e incluso en el mismo lugar, eso la hacía llevarse tan mal con su madre ya que esta no apoyaba el comportamiento tan desinteresado por parte de ella. Desde que sus padres se separaron, Kira vivía de aquí para allá para no estar en el mismo lugar, se aburría de las paredes blancas en casa de su padre y se marchaba a ver las paredes rosas en casa de su madre. Aun así la vida se le estaba haciendo rutinaria y se sentía cada día más agobiada.
Llega un punto en que los pensamientos la absorben y la chica se detiene en medio de su carrera de vuelta a la casa y se inclina sobre sus rodillas tomando unas cuantas respiraciones. La escuela –el problemón que se armó con laboratorio de medicina- y la vida en casa estaban estresándola más de la cuenta al punto de no dejarla terminar su ruta de trote matutina.
- ¿Todo bien?- La voz del chico toma por sorpresa a Kira haciéndola enderezarse.
- Caster- saluda sin muchos ánimos.
- ¿Viste lo que paso en la escuela?- pregunta tratando de sacarle conversación a la chica pero esta solo asiente con la cabeza -Te ves cansada.
- Lo estoy.- afirma y mueve sus brazos en direcciones opuestas destensando sus músculos.- Luego te veo.
Ni siquiera le da chances al chico para que le responda y solo se echa a correr desinteresadamente. Rush por su parte se queda quieto en medio de la acera sin alejar sus ojos de la castaña corriendo en dirección contraria. El hecho de que Kira no estuviera interesada en alguien como él lo perturbaba, se comportaba como el típico chico buscón y mujeriego del cual cualquier chica se enamoraba, pero esta ni siquiera parecía interesada en su amistad.
Rush comienza su camino a casa de Craig para darse un baño y alistarse para la escuela por la flojera de ir hasta su departamento y escuchar la rutina de quejas de su hermano mayor por dejar la escuela de pilotos.
- ¿Qué haces aquí?- inquiere Craig sin muchos ánimos desde su cama.
- Tenía flojera de escuchar a Rylie quejarse de mí como lo hace a diario así que vine a quitarte ropa y pedirte tu baño.- se detiene en el escritorio del rubio y se vuelve a mirarlo algo preocupado por su amigo- ¿Estas bien? Digo, lo de ayer estuvo mal.
- Pase de estar en el cuadro de honor a ser un…
- ¿un poco como yo?
- Según el rector todo esto se debe a tu mala influencia.- dice con agria diversión.
- Soy el culpable de todos los males de la galaxia- dice abriendo los brazos de forma exagerada.
- No creo que llegues tan lejos, recuerda que compites con Ziv.
Ambos chicos se ríe de su tan irónica y sarcástica conversación y Rush comienza a sacarse la ropa antes de que su amigo se dé cuenta que estuvo corriendo de nuevo para mirar a Kira de cerca. Rush era consiente que estaba casi al borde como lo estaba Vittanie, pero según él, su obsesión por Kira era simple admiración profesional y nada más que eso. Craig, por supuesto, se aprovechaba de eso para molestarlo, solo que Rush no era una persona fácil de sacar de sus cabales.
La castaña acomoda su casillero y saca sus guantes de lucha para llevarlos en su bolso. La parte favorita de sus días era cuando tenía que pasar dos horas de entrenamiento en el gimnasio. No hablaba más que lo necesario con las personas, conocía a todos y todos la conocían, pero ella no les permitía acercase mucho así que las personas dejaron de intentarlo. Era una persona popular entre los pilares de la comunidad y eso le fastidiaba porque sentía que se debía al rango de su engreído padre.
- Oye, Kira- La castaña se da la vuelta y le sonríe gentilmente a Alvie detrás de ella.
- ¿Qué tal chica?- le da un apretón en el brazo. Alvie era una de las pocas personas que le inspiraba confianza y aun así tampoco se acercaba mucho.
- Estoy bien, gracias- sonríe y le extiende un pedazo de papel- Podrías pasarle esto a Ziv, no quiero topármelo.
- De acuerdo- asiente y toma el papel- ¿Ahora que te hiso?
- No necesita hacerme algo a diario para que yo no lo soporte, no entiendo como tú lo haces.
- Crianza… y mucha paciencia.
- Una represa hidroeléctrica no sería suficiente para almacenar la paciencia a tener con ese chico.- Alvie se rasca el cuero cabelludo con molestia haciendo sonreir a Kira.
- Supongo que entonces es solo la crianza.- agrega al final y entonces suena el tiembre avisando de las clases.
Alvie se despide de Kira y cada una sigue su camino hacia sus secciones. Kira solía preguntarse porque Ziv siempre era tan estúpido con alguien como Alvie. A veces llegaba a creer que el solo quería discutir con Vittanie por la atención de Alvie, pero no sería ella quien se lo dijera. Lo que el chico tenia de luchador lo tenía también de infantil.
- Hoy estoy pensando en los demás más de la cuenta- se queja para sí misma y entra en el el laboratorio de química avanzada.
Craig y Rush sentados en los puestos de en medio se vuelven a mirar a la chica antes de que Craig le dé una mirada divertida a Rush. El rubio se mofa y se concentra en su cuaderno mientras Kira entra sin darle ningún interés a nadie. No pasan desapercibidos todos los lame suelas que la saludan al entrar en el laboratorio pero ella solo sonríe falsamente y saluda antes de tomar su lugar en la primera fila.
El sr Lamonsog comienza con su clase la cual no está tomando la atención de Rush y Craig aun con su ensimismamiento por sus problemas, lo nota y le arroja un pedazo de papel. El chico rubio le da una mala mirada y su amigo le hace señas de que le preste atención a la clase.
- No me molestes- susurra.
- Estas obsesionado.- susurra de vuelta el otro rubio- No va a darte bola.
- No me importa su atención- ataca Rush entre murmullos- es muy rara.
- ¡Te encanta!
- ¡Claro que no!
- Señor Caster- El hombre frente a la clase llama la atención del rubio y hace que este trague pesado y todos los ojos se posen en el, todos menos Kira que se mantiene ocupada tomando notas de la pizarra virtual. - ¿Algo que desee compartir con todos?
- No, lo siento sr Lamonsog, no volverá a ocurrir.
- Claro que no.- se mofa el hombre y se vuelve hacia su escritorio tomando una papeleta- Vaya a la sala de castigo, sr Caster.
- ¿Tan rápido?- se queja. Aun así se levanta, toma su chaqueta y bolso.
- Es para que no pierda la costumbre.- El hombre canoso le sonríe falsamente- apuesto a que la señora Nora está esperándote.
El chico toma la amonestación y pasa frente a la clase no sin antes darle una mirada a Kira – quien aún no le presta atención- y por supuesto a Craig que se ríe desde su asiento. El rubio levanta su dedo medio en regalo para su compañero y el profesor no tarda en gritarle, en ese momento el grito del hombre logra que Kira salga de su ensimismamiento completamente confundida y vea del hombre hasta Rush, una vez que parece comprender la situación se ríe por lo bajo y le da una mirada a Rush compadeciéndolo. El chico le da una mirada victoriosa a su amigo y sale del aula engrandecido por haber llamado la atención de Kira por unos segundos.
- ¿Lista para morder el polvo, compañera?- Ziv se acerca a la colchoneta de lucha mientras mueve sus brazos tronado sus huesos y estirando sus musculos. Kira se rie del chico se acerca haciendo los mismos movimientos que el.
- ¿Cuándo fue la ultima vez que lograste ganarme, Ziv?
- Hoy será distinto, princesa- comenta tomando posiciones.
- No lo creo.- se burla ella.
Ambos chicos toman su lugar a cada lado de la colchoneta de lucha y comienzan a girar en torno a ella esperando el ataque del otro. Como era esperado por la chica, Ziv se avento de primero y ella en un movimiento rápido se agacho y metió gancho directo en garganta, quijada y patada por los tobillos dejando al chico en el suelo en menos de lo que el mismo esperaba.
- Hablas mucho para lo poco que haces, Ziv.- Kira se burla completamente divertida mientras su enfurruñado compañero se levanta del suelo para hacerse frente de nuevo.
- Engreída.
- Yo no soy la que anda alardeando, bebe.
Ziv vuelve a adelantarse y la chica lo esquiva ágilmente dándole un codazo en la nuca y empujando sus rodillas hasta el piso de una patada.
- Por cierto, Alvie me dio algo para ti. – comenta una vez que Ziv se reincorpora y vuelve a ponerse a defensiva.
- ¿Qué quería el esperpento ese?
- Ten más respeto, Ziv.- advierte haciéndose a un lado cuando el chico se avecina de nuevo.- es una chica.
- Gran cosa- refunfuña dejando en blanco sus ojos azules y se abalanza en contra de Kira otra vez y siendo detenido por una llave de piernas directo a su cuello dejándolo en el suelo y dando tres golpes en la colchoneta para que la chica suelte- ¡Maldición! Eres peligrosa- refunfuña entre respiraciones.
- Ventajas de ser una chica.
Kira se levanta de la colchoneta y se acerca a su maletín por algo de agua siendo seguida por un exhausto Ziv. Kira saca de su bolso la amonestación de Ziv y se la entrega, él pone mala cara y ella se encoge de hombros. Eso no estaría en sus manos si no pasara tanto tiempo molestando a Alvie y sus amigas.
Kira suelta un enorme bostezo, no muy común en ella, y se hace para atrás en la pared pensando un poco en su vida de nuevo y el nuevo acuerdo de su padre y madre por el destino de la chica una vez graduada. Lo que menos esperaba cuando regreso a casa de su ruta de carrera era que Henry – su niñero androide- le dijera que sus padres estaban acordando un puesto de pasantías en el senado para ella. Eso le estaba causando completa indigestión.
- Te vez distraída.
- Aun asi te di una paliza.
- Pss- se mofa- solo me tumbaste unas veces, cosas simples de niña.
- ¿Quieres que volvamos a las colchonetas?- el chico la mira de mala gana y luego toma una respiración.
- Mejor vayamos a la práctica de Arco y Flecha.
- Eso crei- se burla y le suena un gran manotazo en la cabeza.
Mientras se encaminan con sus instrumentos, Kira no evita echar el ojo hacia el otro lado del gimnasio y reírse un poco del sufrimiento de algunos, La mayoría de los chicos de Roca resultaban muy flojos, por eso muy pocos se quedaban en tierra firme, la mayoría de los buenos eran enviados a los satélites para entrenarse en pilotaje u otras cosas. En parte ella añoraba esa libertad del drama familiar.
Kira se despierta un momento notando que si hay alguien que valga la pena mirar. Rush Caster el chico “problemas” estaba haciendo un increíble trabajo y además de que parecía un buen luchador, ella no pude contenerse a no mirarlo de cerca. A ella no le interesaba tener amistades conflictivas – o de algún tipo- por eso no le daba mucha atención a Rush, además de resaltar que ella no era una chica del todo detallista. Con Ziv tenía suficiente de amistad conflictiva. Pero esta vez, el chico Caster había llamado su atención y no por comportarse como un holgazán.
- Bueno, está haciendo algo bien para variar.- murmura sonriendo.
El rubio no pasa desapercibido el que lo estén mirando y se vuelve encontrándose con los ojos impresionados de Kira. Ziv comienza a quejarse de que deben apresurarse y esta asiente y se marcha con el sin darle más atención de la necesaria a Rush y eso lo enfurruñó.
- ¿Tanto te molesta que la chica sea tan indiferente?- la llegada de Craig toma a Rush por sorpresa y este se quita el guante derecho para tirárselo en la cara.
- Eres molesto.
- Tú lo eres, te la pasas todo el día molestándome.
- ¿Te sientes rebelde porque ahora estas en la lista negra?
- Me siento desahuciado, no quiero estar en la lista negra… todo por culpa de Ziv.
- Pues dale su merecido- se encoge de hombros y se acerca a tomar su bolso. – El chico es algo macabro, alguien tiene que ponerlo en su sitio.
- Me agradaba.
- Te metió en problemas y apuesto mi huevo izquierdo a que él lo hiso para molestar a Vitta también- agrega señalándolo con su botella de agua.
- ¿Crees que no haya sido ella?
- Pues, Vittani será loquita, pero no es una mente maestra del crimen, Craig.
Los chicos discuten sobre el tema mientras salen del gimnasio y Rush insiste en defender a Vittani. No eran amigos, de hecho ella no lo soportaba y el pasaba la mayor parte del tiempo molestándola por su obsesión con Craig y estafándola con fotos que no le costaban ni un centavo, pero estaba claro de que la chica no seria capaz de destruir un laboratorio de medicina, mucho menos si es donde su amigo Craig pasaba la mayor parte del tiempo.
- Debo ir a cumplir labor comunitaria, te veo luego.- Rush asiente en despedida de su amigo y se marcha también en dirección a su departamento.
Desde que dejo el satélite ya no tenía más nada que hacer por las tardes, las clases de lucha no cubrían su tiempo completo y le molestaba tener que volver a casa temprano y escuchar los reclamos de su hermano una y otra vez, pero así de amargada era su vida en casa, y el la odiaba al punto de querer mudarse debajo de un poste de luz y dormir en un pedazo de carton.
- ¡oye Caster!- El llamado de Vittani lo detiene en el camino y este se voltea a mirarle.
- Hoy no tengo nada para ti, Vitta- chasquea los labios con algo de culpa por estafar a la chica y dejándola ir cuando recuerda lo rico que es gastar su dinero.
- No es por eso- ella hace un gesto desinteresado con su mano y se acerca un poco mas bajando la voz- de casualidad ¿Craig está molesto conmigo?
- ¿Por qué debería?
- Lo de ayer- escupe ahora de mala gana- no juegues con mis emociones, Caster. La vida va a castigarte si te haces la fiesta conmigo.
- No lo hago- le dice entre risas no siendo del todo honesto- Él no está molesto contigo, está molesto con Ziv.
- ¿Ziv? – la confusión se dibuja en rostro de la chica y una vena aparece atravesada sobre su ceja- ¿Por qué con esa rata?
- Pues porque se supone que Ziv llevaría la llave al aula de maestros porque Craig estaba algo atareado.
El rostro de la chica se desfigura tanto que Rush se alarma y se hace para atrás preocupado de que la chica se convierta en una especie de bomba. Rush le pregunta si está bien y la chica comienza a escupir un montón de groserías que impresiona al muchacho al ver que todo eso se guarda en ese cuerpecito de infante que tiene. El escándalo de la chica comienza a llamar la atención y no pasan mas de dos segundos cuando ya esta toda la escuela rodeándolos e incluso, Alvie, totalmente confundida, se acerca a pregunta que ocurre a su amiga.
- ¿Qué le hiciste Caster?- pregunta en tono exhausto
- Por primera vez en mi vida soy inocente de algo que se me acusa.- La androide le tuerce los ojos ante toda su palabrería y antes de responderle es interrumpida por las exclamaciones de su compañera.
- ¡Te dije que yo era inocente!- grita dejando aturdido al chico- ¡Fue el gusano de Ziv!
- Oye, te tienes que tranquilizar un poco- pide Rush.- no sabes si fue Ziv
- Tú acabas de deci…
- El dejo el aula abierta, solo eso dije.
- Es obvio que fue el.- refunfuña la chica cruzándose de brazos.
Rush no apreciaba el que lo metieran en chismes o en más problemas de los que ya el lo hacía, no le gustaba caer en el “dicen por aquí, dicen por allá” asi que cuando veía el césped arder solo hacia lo que estaba haciendo en ese momento: levantar las manos en el aire librándose de cualquier culpa, dar retroceso y huir del lugar. No estaba interesado en los acontecimientos escolares y mucho menos si tenían que ver con el baboso de Ziv y la escandalosa de Vitta, solo le interesaba el que ella comprara las fotos de Craig para mantener su bolcillo.
- Últimamente no quieres ir a ningún lugar solo- dice Kira con buen ánimo mientras ajusta su bolso de practica en el hombro derecho y sus libros en su pecho- ¿de qué te estas escondiendo?
- Uff, no soy del tipo que se esconden
- Si, lo eres.- se burla ella.
Ziv definitivamente era como el primo que nadie soporta y solo uno de sus primos lo aguanta por no ser descortés, o asi lo veía Kira. Era muy raro que el la llamara para que se fueran juntos al instituto, era obvio para ella que de algo estaba huyendo y el que anduviera con ella lo mantenía a salvo. No estaban muy lejos del lugar de destino por lo que podían hacer una rápida caminata y separarse cada quien por su cuenta.
La mañana de Kira no había sido la mejor habiendo discutido con su padre sobre su actitud tan acida con su esposa actual. El hecho de que el hombre decidiera apoyar a su nueva querida molestaba a Kira más de lo que quería demostrar. Definitivamente tomo la decisión errónea en ir a dormir la noche anterior a casa de su padre.
- Entonces… ¿Eres la culpable de los males familiares?
- Así parece- responde con simplicidad.
- Tus padres son unos imbéciles.
- Mi padre lo es.- afirma- mi madre comienza a darme lastima.
- A veces me pregunto si de verdad son tus padres.
- Yo igual.- suspira.
Lo cierto era que si. Incluso desde niña Kira se había preguntado muchas veces porque era tan distinta a sus padres, de no ser idéntica a su madre estaría segura que no es hija de ambos. El senador Klaus Manning era todo menos desinteresado, era la persona más ambiciosa que Kira conocía, mientras que su madre la, Dr Fiona Lee, era una persona dramática y novelera. Kira era consciente de que se parecía incluso mas a su niñera androide que sus propios padres.
Ziv distrae a Kira de su ensimismamiento familiar preguntándole sobre la practica entre otras cosa. En parte era agradecida la compañía del chico ya que le impedía pensar en lo básico de su estado familiar.
- Estoy harta, enano
- ¿De qué?- inquiere confundido ante el cambio de tema de Kira.
- Mi vida…- suspira y se detiene sentándose en el murito de la acera.- Estoy agobiada del desastre en el que vivo a diario, de que las personas me alaben por el puesto de Klaus en el senado, de que esperen tanto de mi, de mi madre y sus estupideces. ¡Dios! Es todo tan monótono que se me hace tedioso.
- De acuerdo.- asiente el oji azul procesando la información- primero que nada, necesitas un psicólogo. – señala logrando que la chica se ria- segundo, Kira eres genial, la primera en tus clases, la primera en los entrenamiento, eres mi única competencia. Deja de pensar que te alaban por el ridículo de tu padre, eres genial.
- Se que soy buena en muchísimas cosas, Ziv. – aclara fregándose el rostro con cierta frustración acumulada- Pero me cansa.
- El problema contigo es que eres natural, Kira, naturalmente buena en todo.- la chica se rie y se levanta.
- Ya estas agregándole a la cosa.
- Lo digo en serio- se queja mientras la sigue en el camino de la entrada de la escuela- no te esfuerzas es ser la mejor, cosa que me deprime por cierto, solo trata de seguir siendo tu. Estas comenzando a dudar de ti misma por la locura de tus padres y la presión que ejerce la sociedad sobre ti.
- Supongo que tienes razón- masculla- no suelo ser tan quejumbrosa.
- Jamás hablas de mas, la verdad es que estoy algo perturbado de escucharte la voz en tantas quejas.- la chica estalla en carcajadas y le da un empujón a Ziv.
- Idiota.
- Me conoces.
Kira entre risas intenta hablar de nuevo pero es silenciada ante el escándalo que se acerca a ella en la entrada del instituto. La castaña nota la alarma en el rostro de su amigo y se da la vuelta en busca del problema cuando el agua helada impacta sobre ellos mojándolos de pie a cabeza. Kira suelta un quejido ante el agua fría y se vuelve a mirar a Ziv de mala manera. Por supuesto que estaba molesta, tenía claro que el chico escondía algo cuando le pidió que caminara con él a la escuela, pero jamás se imaginó terminar en medio de una venganza.
- ¡Oh, por el amor de dios!- exclama Alvie corriendo frente a Kira intentando ayudar- ¿Estas bien?
La castaña solo asiente titubeante ante el frio de la brisa mas el agua helada que acaban de verter sobre ella. Maldecir mentalmente una y otra vez para no golpear a su atacante, quien ni en un millón de años ella pensaría que seria capas de tal cosa. Vitta frente a ella se friega el rostro con vergüenza y repartiendo miradas de odio hacia el chico junto a Kira.
- ¡esto es culpa tuya!
- ¿Mia? –grita el chico- tu definitivamente tienes algún retraso mental.
- ¡Y tu eres un imbécil de pie a cabeza, Ziv!- continua gritando la pequeña chica- tu fuiste quien empezó.
Kira rechista con molestia y se saca su chaqueta ante la penetrante y burlona mirada de todos en el instituto. Alvie trata de ayudarla pero Kira se rehúsa tratando de ser amable con la chica y fallando ante la molestia de tener que lidiar con la situación. Chasquea la lengua con molestia llamando la atención de Vitta y le da una mala mirada causando que la pequeña sienta vergüenza y comience a disculparse.
- Dios, Kira de verdad lo siento.- comienza a excusarse sin dejar de mover las manos en todas direcciones de forma exagerada.- No era contigo. Es que el siempre está molestándome y lo último fue…
- No me interesan sus problemas, Vittani- dice con un tono sepulcral- Ten mejor puntería para la próxima.
- Kira…
- Ya te veré luego, Ziv- eso era una amenaza y el chico lo sabía.
La castaña avanza entre ambas chicas mientras hiperventila y respira profundamente para no lanzarse sobre Vittani. Más le valía a la chica que no hubiera próxima. No podrían importarle menos los problemas de Ziv con la escuela, pero más valía que no jodieran con ella o de lo menos que tendrían que preocuparse es de su ridículo padre, sino de una flecha atravesando su cabeza.
- Eh, Manning.
- Craig- saluda sin ánimos.
- ¿Estás bien?
- ¿Tu que crees?- responde ganándose una risa penosa por parte del rubio.
- ¿Qué te paso?- inquiere Rush llegando detrás de su amigo.
- La loca de Vittani vertió su venganza sobre mí- masculla- Debo seguir hasta el baño, luego los veo.
- Espera- el chico la detiene del brazo y se vuelve a buscar dentro de su bolso sacando una camisa de cuadros azules y negros- Ten, pon a secar eso o te vas a enfermar.
La chica lo mira sin expresión alguna durante unos segundos sin darle mucha importancia a la mirada burlona en el rostro de Craig cuando le mira de reojo. Suelta un suspiro y asiente tomando la camisa de Rush con resignación, después de todo no tiene nada que ponerse más que su ropa de practica – cosa que la incómoda al caminar por los pasillos con un traje tan ajustado-.
- Gracias, Caster.- la zarandea y le brinda una sonrisa agradecida- Te la devuelvo luego. Nos vemos, Craig.
Kira sigue su camino hacia dentro del edificio mientras los otros dos chicos se quedan detrás. Rush se queda mirando a la castaña n su camino hacia el instituto y Craig no pierde segundo en golpearlo con el hombro con un gesto burlón y pasar de él.
- “ Pon eso a secar o te vas a enfermar”- cita el rubio burlándose- eres un completo ridículo.
- Déjame en paz, estaba titubeando- lo empuja- estaba siendo amable.
- No dejo de sorprenderme de lo amable que puedes llegar a ser por una falda.
- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me interesa Kira Manning?
- No importa cuántas veces me lo digas, no te creo.
- Da igual.- se encoge de hombros y comienza a caminar- No me hagas probarte que no estoy interesado en nada de esas tonterías sentimentales.
- Rush, el hecho de que te hayas acostado con la mayor parte de la escuela, y de Roca, no significa nada.
- A mi si me dice algo; Soy un Adonis.
- Eres un pobre diablo, Caster.
- También, pero sobre todo soy un adonis.
Asistir a clases con una camisa que te queda tres veces más grande de tu talla es un problema, sobre todo cuando tienes un mal día y todo te molesta. Ziv había estado escondiéndose durante el resto de la mañana y Kira lo sabía, ni siquiera se esforzaba en buscarlo ya que el caería en algún momento frente a ella y el mejor momento era durante la práctica. Nada levantaba más el ánimo de Kira en ese momento que pensar en la vergüenza de Ziv cada vez que ella lo vencía y ese día no seria la excepción – seria mas implacable- Solo si el cobarde se presentaba para la práctica. Lo que ella estaba anhelando.
La chica se detiene frente a su casillero en busca de su bolso para ir a la práctica cuando la puerta se cierra de golpe sobre saltándola y haciéndola actuar por reflejo y golpear al pelirrojo junto a ella de forma en que el chico queda en el suelo.
- Ok…- canturrea Ezra desde el suelo levantando las manos alarmado- No vayas a matarme, Manning.
- ¿estas estúpido?- gruñe- no debes asustarme así.
- No era mi intención- ella asiente y extiende su mano hacia el chico para ayudarlo a ponerlo de pie.- Estas sensible hoy.
- ¿Te parece poco mi incidente de esta mañana?
- Me entere- el chico se recuesta de los casilleros con una suave sonrisa en sus labios- Ziv metiéndote en problemas, pensé que al menos a ti te respetaba.
- Hare que comprenda eso en la práctica.
- Hablando de la práctica, necesito ayuda.- Kira asiente para que continúe y el chico se comienza a mover con una sonrisa engreída en el rostro- acabo de terminar un proyecto en el que he estado trabajando para tu equipo.
- ¿Armas?
- Nop, no todo en la vida son juguetes para tu arco, cariño. –toma un respiro y luego agrega de mala manera:- Para eso esta Rowan
- Solo sentía curiosidad.- se ríe- esa chica hace cosas geniales.
- Apuesto a que si- masculla dejando los ojos en blanco- acompáñame.
Kira ajusta el bolso a su hombro algo quejumbroso por el peso y comienza a caminar detrás de Ezra en dirección al patio de prácticas que había estado inutilizado durante mucho tiempo debido al estado crítico de las instalaciones.
- No deberíamos acercarnos al Cor-1, Ezra- Kira se detiene antes de llegar a la entrada – Se está hundiendo.
- Corrección- levanta la mano con superioridad haciendo reir a la chica- Ya no se está hundiendo porque yo soy un genio, por eso te traje.
Confundida se acerca a la entrada y echa el ojo dentro de la cúpula encontrándose con algo totalmente diferente de lo que esperaba. El trabajo estaba hecho a base de madera y algo de hierro, había levantado los cimientos por completo y ahora lucia como el Cor-4 remodelado incluso mejor. La madera le daba un aspecto rural y campestre. El chico había hecho un increíble trabajo, incluso había reconstruido las bases de los equipos de entrenamiento.
- Wow, ¿Ezra desde cuando haces algo útil por la escuela?
- ¿Te sorprendí?
- Bastante.- murmura aun asombrada- Hiciste un gran trabajo.
- Bien, sabía que te gustaría- el chico se agacha y saca el arco y las flechas de Kira de su bolso- Ten, quiero que pruebes la base de Tiro. Me costó un montón hacerla porque justamente ahí ocurrió el hundimiento.
El chico toma a Kira por el brazo y la arrastra hasta el centro de la base de tiro. La castaña toma su arco de las manos de Ezra. Kira estaba tan sorprendida tanto como su ánimo había mejorado, Ezra tenía razón, estaba encantada con su proyecto. Si había algo que relajaba a Kira eran sus prácticas, sobre todo si se encontraba sola.
- De acuerdo, una vez que se active la base comenzaran a venir hacia ti los hologramas.
- Es increíble que hicieras esto.
- Lo sé, soy genial.
Ezra presiona el botón en la pared y se aleja cuando comienza a bajarse la luz y los sonidos se intensifican una vez que los hologramas aparecen frente Kira y comienza a utilizar su arco e incluso e incluso solo sus flechas cuando los hologramas están muy cerca. La adrenalina recorre cada poro en el cuerpo de la chica haciéndola moverse tan rápido como los latidos de su corazón. Era buena para eso y le gustaba presumirlo.
Una vez que Kira lanza su última flecha, el ruido se silencia y las luces vuelven a encenderse en toda la base. Ezra se acerca dando unos aplausos y sonriendo de oreja a oreja complacido de que la base no se hundiera ante el ensayo de Kira.
- Hiciste un gran trabajo.
- Si, estoy bastante contento y a ti se te quito la cara de perro mojado.
- Me gusta cuando tengo esas subidas de adrenalina.- sonríe complacida y guardando sus cosas de nuevo en su bolso- Tengo que ir a la práctica y patear el culo de Ziv frente a todos. Tengo fe de que el líder de tu equipo estará feliz con este trabajo.
- Eso espero, mi inventiva es lo que me mantiene estudiando aquí, mi comportamiento es un asco.
- Mientras hagas algo útil estarás bien- se ríe- luego te veo Ezra.
- ¿Aun no entiende que te echaron?
- El cree que solo por ser su hermano me dejaran entrar de nuevo.- refunfuña- Tampoco me interesa volver.
No era un acto de malcriadez o de rebeldía en contra de su hermano, simplemente Rush no creía necesitar estar lejos de Roca como su hermano lo pensaba. Rylie no se cansaba de repetirle que debía volver al satélite y Rush estaba cansado del tema, el prefería pasar más tiempo en casa de Craig que estar en su propia casa. La muerte de sus padres había alterado demasiado a Rylie incluso mas que a Rush quien además de ser el menor había perdido a su melliza. Quizá eso era lo que Rylie no quería entender.
- Rylie no quiere entender que no puedo volver al satélite sin Rina. Actué como un imbécil allí y me echaron por mi actitud problemática, acabe con dos instalaciones de práctica y el cree que por ser uno de los mejores pilotos puede hacerme volver. – suspira- No pienso si quiera intentar volver sin Rina.
- Quizás si lo sabe, Rush.- el rubio se encoje de hombros y le arroja a su amigo el bolso de las practicas- quizás está intentando que retomes tu vida por ambos, el satélite también era el sueño de Rina
- No intentes manipularme con eso.- se queja y se cruza de brazos – Soy un tonto sentimental, así que me quedo aquí donde no estoy solo, punto.
- Bien, como quieras. – el rubio le da un empujón amistoso en el hombro y se aleja- Me voy a cumplir con mis horas de castigo.
- Se siente bien que intercambiemos papeles.
- No, no se siente bien: yo soy el sensato y tú el bruto.
El instituto y el satélite resultaban polos opuestos para Rush. Cuando el y Rina fueron seleccionados para ir al satélite no entraba tanta felicidad en sus cuerpos, sobre todo para Rina quien estaba mas que extasiada con la idea de ser piloto. A Rush le gustaba, pero solo acepto ir por Rina, el iría donde ella se lo pidiera. Luego del accidente no tenía sentido volver al satélite donde su hermano podría hacerlo volver –incluso luego de ser expulsado- , era mejor permanecer en casa e ir al instituto con Craig.
Rush se adentra en los vestidores de los chicos y comienza a cambiarse para entrar en la práctica de lucha. Estar dentro de los simuladores de combate le recordaban al satélite y le gustaba esa sensación, pero ni siquiera ese sentir de añoranza lo hacían preferir estar en ese lugar tan lejano de casa.
- Te ves pensativo, Caster.- El rubio se da la vuelta y le brinda un asentimiento a Gray.
- ¿Todo bien?
- Por ahora.- masculla y se sube sobre el lavamanos. - ¿Vas a las practicas?
- Sí, me inscribí al comienzo del año.
- Genial, eso explica tu poca asistencia por el área de detención.
- Estuve ahí ayer- se rie- Tu enamoramiento por mi esta siendo algo fastidioso.
- Ya quisieras.
Tanto como Craig era su mejor amigo, era Gray quien siempre estaba con el en los momentos de rebelión. No eran amigos pero ambos chicos tenían una increíble mente diabólica y eso los unía de vez en cuando para molestar la paz de los padres de Gray y de Rylie.
- Tengo entendido que Rowan está en ese equipo
- Ella está en el área de armamentos.
- ¿Crees que quiera darme una mano?
- ¿Vas a meterla en problemas?
- Su nombre no va a estar implícito, te doy mi palabra.
- Tu palabra vale muy poco cuando se trata de tus padres, Gray.
- Solo necesito que me hagas pasar en esa área y ya luego te desapareces.
- Bien…- Rush lo ve de arriba abajo y luego mira su bolso- Eres delgado, seguro entras en mi bolso.
El chico se mofa y bajando del lavamanos le da un manotazo a Rush.
- ¿Por qué todo el mundo me empuja?
- Porque eres un imbécil cuando quieres.- gruñe- tu solo ayúdame a entrar sin que los instructores me vean.
- Si haces que me echen voy a golpearte.
Ambos chicos salen del vestuario en dirección al Cor-4. Una vez en la puerta, Rush se escabulle dentro primero y luego le hace de campana a Gray para que pase detrás de el. El olor particular del Cor-4 hace arrugar la nariz al chico y quejarse por lo bajo. Rush le da una mala mirada y camina buscando a la pelirroja y sorprendiéndose al encontrarla junto a Kira. La pequeña chica se encuentra mostrándole su nueva invención a Kira quien luego de haberle dado su merecida paliza a Ziv, estaba mas tranquila.
- Estas son de fuego y estas son eléctricas- explica la pelirroja mostrando cada cartucho de flechas- Ambas se cargan en sus cartuchos y además se adaptan perfectamente a cualquier arco. No tiene que ser un arco recargable.
- Están geniales, Row.
- Hola Row Row- saluda con simpatía fingida Gray, ganándose una mirada confundida de ambas chicas.
- Gray.
Rush traga pesado y decide terminar de acercarse por precaución de que las locuras de Gray no salpiquen en Kira e incluso en la pelirroja. Conociéndolo sabia cuan desastroso podría ser y ya la chica había tenido un mal comienzo en ese día – o al menos esa era la razón que el intentaba creerse a si mismo para acercarse a ella- por otro lado, Kira al notar a Rush se acerca a su bolso para sacar su camisa y entregársela con una sonrisa agradecida en el rostro.
- Oye gracias por el gesto esta mañana.
- Fue un placer- dice con una amplia sonrisa para luego empujar a Gray con el codo- Has lo que venias a hacer y vete.
- Necesito hablar contigo Row.- Apura el chico, antes dándole una mala mirada a Rush.
- No sé si estar preocupada al respecto- murmura no muy segura. Gray se rie pasando de Rush y Kira llevándose a la pelirroja.
- Pobre chica- dice la castaña riendo un poco y pasando frente a Rush- te veo luego, Caster
- ¿Vas a practicar?
- Voy a probar estos- señala los cartuchos- Rowan los hizo para mí.
- Ire contigo a ver qué tal- el rubio toma su bolso y camina junto a Kira probando su suerte al no ser rechazado.
El tener un observador tan de cerca y poco familiar como lo era Rush, le daba cierta sensación de incomodidad a Kira. Debido a la paliza que le había dado a Ziv el chico tuvo que retirarse, pero él era el único con el que la chica se sentía cómoda en las prácticas debido a la cantidad de tiempo que tenían conociéndose y la mierda esa de que prácticamente eran familia. Pero la castaña trabajaba fuerte en desechar la sensación de nervios que le provocaba la mirada fija de Rush, le gustaba creer que era buena desechando sensaciones innecesarias e incluso a las personas.
- Es raro que me mires tan de cerca.- masculla de reojo mientras arma su arco y apunta al blanco.
- Nunca dejas que nadie se acerque.- responde el con simplicidad encogiéndose de hombros.
- No se me da bien el trato con la gente- dice sin más, tomando una respiración y dejando ir la flecha, impactando en el centro del blanco e incendiándose.
- ¡Wow!
Ella se sonrie ante la impresión de Rush y se agacha para tomar el cartucho de las flechas de descarga eléctrica esta vez. Rush por su parte se queda mirando mientras el blanco se incendia y la regadera en el techo se activa para apagar el fuego. Para el eran fascinantes las habilidades de Kira y si se le agregaban ese tipo de cosas era aún mejor, pero nunca lo admitiría. Kira era una persona demasiado cerrada y eso lo incomodaba y lo atraía a la vez. No era desde hace dos días que ella llamaba su atención, era incluso antes de marcharse al satélite. Eso lo hiso fruncir el entrecejo y enfurruñarse, lo hacía sentir ridículo porque ella no era como las otras chicas con las que estaba acostumbrado a lidiar. Lo que más le jodia era que nunca lo seria.
- ¿Por qué la mala cara?- Pregunta al mirar de reojo a Rush. El solo niega con la cabeza y ella vuelve su atención al blanco y dispara.
La descarga eléctrica causa mayor fascinación en Kira y sonríe grande debido a eso. Podría pensar en llevar un par de esas para joder al androide que servía en su casa como su niñero. No estaría mal vengarse de unas cuantas, el problema estaba en que ella no podía utilizar sus armas hasta graduarse a menos de que estuviera dentro del instituto, eso era ridículo, arcaico y aburrido.
- Rowan ha hecho un buen trabajo.
- Ella siempre hace cosas geniales.- asegura ella guardando ambos cartuchos y dándole una mirada a Rush- Bueno, solo iba a probarlas- se encoge de hombros- gracias por la… compañía y por ayudarme esta mañana- asiente al final en un gesto educado.
- No hay de que, Vita es un poco loca a veces.
- ¿A veces?- inquiere burlándose.
- Bueno- se ríe – Ziv tampoco es un ángel.
- Estoy de acuerdo- asiente riendo- Es un dolor de cabeza.
Un bullicio a espalda de los chicos llama su atención y ambos se vuelven sobre sus pies para mirar el círculo que se forma alrededor de las colchonetas. Rush le da una mirada confundida a Kira y ella se encoge de hombros buscando a los instructores con la mirada sin tener mucho éxito. Rush se acerca estirándose por encima de los demás y alcanza a ver los causantes del problema, sorprendiéndose al encontrar a Rowan en medio de Gray y de Ziv.
- Pensé que le habías dado una paliza a Ziv y por eso no estaba contigo.- se vuelve confundido en dirección a Kira y esta abre los ojos en grande con total alarma y se acerca.
- Lo hice.- afirma y se escabulle entre la gente para encontrarse con Ziv y Gray intentado matarse.- ¡Ziv, es suficiente!- grita enojada.
- ¡Haz algo Kira!- pide Rowan enojada.
La pelirroja logra tomar a Gray de la camisa pero este se suelta casi de inmediato y eso provoca que la chica termine en el suelo y ellos golpeándose de nuevo. Rush se acerca por detrás y levanta a la pelirroja del suelo. Estaba comenzando a molestarse porque recordaba haberle dicho a Gray que no quería problemas y era lo primero que hacía.
- ¡Maldición!- masculla tratando de meterse en medio de ambos y ganándose un puñetazo de Ziv en la cara. Rush se vuelve hacia el chico dándole una mirada asesina y lo toma del cuello de la camisa. Ziv sería más ágil pero Rush era mas grande que el- ¡Se acabó o voy a matarte!
- ¡Me gustaría verte intentarlo!
- ¡Ziv, ya basta!- repite Kira escabulléndose y tomando a Gray del estómago- ¡Tú también, Gray!
- ¡Son dos inmaduros!- chilla Rowan desde atrás.
Ninguno de los dos chicos se deja detener tan fácil y Kira y Rush terminan envueltos en el medio del círculo donde todos los espectadores gritan para que continúen peleando. Kira no logra retener a Gray mas tiempo y este se le escapa de las manos para tirarse de nuevo sobre Ziv y por ende, también sobre Rush.
- ¡Pense que te había enviado a la enfermería!- gruñe Kira hacia su amigo sin obtener ninguna respuesta.
La castaña se vuelve hacia su bolso de práctica y saca dos discos de un cartucho. Si no se calmaban por las buenas, lo harían por las malas. Se acerca sigilosa entre los demás y lanza uno de los discos directo al cuello de Gray, el chico comienza a recibir su descarga eléctrica y cae al suelo justo cuando todos los presentes comienzan a moverse como locos a su alrededor y gritando. Kira sin notar el motivo de la locura de los demás se vuelve hacia Ziv aun tratando de seguir pateando a Gray inconsciente en el suelo y Rush forcejeando con el cuando lanza el siguiente disco y es zarandeada por la truya de gente. El disco cae en el cuello equivocado y Kira palidece cien tonos.
- ¡Mierda!- grita el instructor Leeng.
Kira se lleva las manos hasta su boca con impresión y nerviosismo en su gesto. Rush suelta a Ziv para tomar al hombre, recibiendo un corrientoso al tocarlo.
- ¡oh por dios!- murmura la castaña con horror
- Tranquila- le pide Rush con calma y se vuelve para tomar a Ziv de la parte trasera de su camisa- ni creas que vas a huir de esto.
- ¡Es tu culpa, Ziv!
- ¡Por supuesto que no!-0 chilla defendiéndose y señala el cuerpo inconsciente de Gray- El empezó.
- Tú estabas en la enfermería, Ziv.
- Vine a disculparme contigo por lo de esta mañana.
Kira detiene la discusión entre ambos por no seguir contestándole y aguantándose las ganas de golpearlo de nuevo. Acababa de dejar inconsciente a un instructor y eso iba a ameritar un jodido castigo que su madre exageraría y su padre tendría que meter la mano por ella. Pero estaba casi segura de que no saldría ilesa de eso, utilizar las armas de entrenamiento para nada mas que la practica ya era malo, usarlas en un profesor eran motivos de expulsión.
- Señorita, Kirami- Henry llega de nuevo de la cocina y le tiene un vaso de jugo a la chica- Como seguía diciéndole, fue un acto vandálico lo que ocurrió allí. No puede repetirse, señorita. A cualquier otro alumno lo habrían expulsado. A usted solo la castigaron y tendrá que permanecer en la lista negra un largo tiempo.
- No me interesa, Hen- se encoge de hombros- Lo único que me molesta son los quejidos de mis padres.
- Ellos son sus padres, señorita- responde como si fuese la mejor respuesta del mundo, a lo que Kira se rie.
- Ellos son un desastre.
- Se preocupan por usted.
Kira bufo y decidió dejar el tema hasta ahí. No iba a entrar en detalles con su niñera por culpa de sus ridículos padres y el hecho de que Henry solo trataba de hacerla sentir querida por ambos. Lo cierto era que Kira tenía más que claro que lo único que sus padres hacían bien era competir entre ellos, y ambos se llevaban la medalla a los peores padres del universo.
Kira se levanta del taburete del desayunador y se vuelve sobre sus pies para dejar a Henry hablando solo en la cocina mientras friega los trastes. Era canso escuchar tres regaños cada vez que metía la pata. Aun así el único que para ella tenía mas fuerza era el de Henry ya que el si acarreaba a la chica por todos lados. No sus padres. Toma una profunda respiración y sale de la casa para sentarse en las escaleras del frente en la entrada. Al menos la tarde estaba bonita y podía tomarse su jugo mientras observaba a la gente correr en las camineras y a los chicos jugando. Era preferible tomar un respiro afuera que estar adentro llevando mas sermones. Era solo cuestión de tiempo para que su madre volviera para seguir diciéndole cuan parecida era a su padre y luego su padre llamaría para seguir comparándola con su descabellada madre. De solo pensarlo le generaba jaqueca. Sin imaginar todas las artimañas que su padre debería haber implementado para salvarla de la expulsión. Había roto una regla importante y casi mataba a un profesor. Estaba en zona roja ahora.
- Señorita, Kirami.- la mención de su nombre hace que desvié la mirada de las multitudes hasta encontrarse a Ezra frente a las escaleras de su casa. El chico le sonríe divertido- Asi que ahora eres asesina a sueldo.
- Asi parece- sonríe sin muchos ánimos.
- ¡eh, tranquila!- dice tratando de animarle- Estarás bien, fue grave pero no paso a mayores.
- Por lo menos.- masculla
- ¿Pateaste el culo de Ziv?
- ¡Ja! Ese imbécil más vale que no se me aparezca enfrente por un buen rato…
- O hasta que se te olvide- rie el chico y ella niega con la cabeza.
- No se me va a olvidar- asegura- Tendrá que hacer méritos.
- Sera bueno de ver- ambos rien hasta que el chico se aleja de las escaleras- Bueno, si es inteligente lo hará. Te metió en la lista negra de roca.
Por mas que era divertido reírse de la situación, Kira comenzaba a sentirse abrumada por el problema. Su padre actuaba con prepotencia normalmente, pero su tono severo y sus palabras duras escondían algo, tendría que haber un motivo del porque su padre estaba actuando como un lunático, si bien el hombre nunca actuaba normal, esta vez era peor. Algo del problema en que Kira estuviera en zona roja tenía al hombre infeliz y echando fuego por la boca y Kira era lo suficientemente observadora para notarlo.
- Me habría gustado que me pusieran un castigo mas largo en las tardes. Pasaría menos tiempo en la casa lidiando con las competencias de mis padres.
Ezra suelta unas carcajadas y decide sentarse en las escaleras de nuevo junto a Kira mientras ambos observan hacia las personas pasar. El chico siempre había sido agradable con ella, era hora de devolverle el favor siendo un poco más sociable con él. Haría sufrir a Ziv al menos por una semana o más, el chico tenía que aprender su lección. También le debía una disculpa a Rush por envolverlo en su mierda salvaje, y ella se encargaría de que lo hiciera.
Llega un punto en que los pensamientos la absorben y la chica se detiene en medio de su carrera de vuelta a la casa y se inclina sobre sus rodillas tomando unas cuantas respiraciones. La escuela –el problemón que se armó con laboratorio de medicina- y la vida en casa estaban estresándola más de la cuenta al punto de no dejarla terminar su ruta de trote matutina.
- ¿Todo bien?- La voz del chico toma por sorpresa a Kira haciéndola enderezarse.
- Caster- saluda sin muchos ánimos.
- ¿Viste lo que paso en la escuela?- pregunta tratando de sacarle conversación a la chica pero esta solo asiente con la cabeza -Te ves cansada.
- Lo estoy.- afirma y mueve sus brazos en direcciones opuestas destensando sus músculos.- Luego te veo.
Ni siquiera le da chances al chico para que le responda y solo se echa a correr desinteresadamente. Rush por su parte se queda quieto en medio de la acera sin alejar sus ojos de la castaña corriendo en dirección contraria. El hecho de que Kira no estuviera interesada en alguien como él lo perturbaba, se comportaba como el típico chico buscón y mujeriego del cual cualquier chica se enamoraba, pero esta ni siquiera parecía interesada en su amistad.
Rush comienza su camino a casa de Craig para darse un baño y alistarse para la escuela por la flojera de ir hasta su departamento y escuchar la rutina de quejas de su hermano mayor por dejar la escuela de pilotos.
- ¿Qué haces aquí?- inquiere Craig sin muchos ánimos desde su cama.
- Tenía flojera de escuchar a Rylie quejarse de mí como lo hace a diario así que vine a quitarte ropa y pedirte tu baño.- se detiene en el escritorio del rubio y se vuelve a mirarlo algo preocupado por su amigo- ¿Estas bien? Digo, lo de ayer estuvo mal.
- Pase de estar en el cuadro de honor a ser un…
- ¿un poco como yo?
- Según el rector todo esto se debe a tu mala influencia.- dice con agria diversión.
- Soy el culpable de todos los males de la galaxia- dice abriendo los brazos de forma exagerada.
- No creo que llegues tan lejos, recuerda que compites con Ziv.
Ambos chicos se ríe de su tan irónica y sarcástica conversación y Rush comienza a sacarse la ropa antes de que su amigo se dé cuenta que estuvo corriendo de nuevo para mirar a Kira de cerca. Rush era consiente que estaba casi al borde como lo estaba Vittanie, pero según él, su obsesión por Kira era simple admiración profesional y nada más que eso. Craig, por supuesto, se aprovechaba de eso para molestarlo, solo que Rush no era una persona fácil de sacar de sus cabales.
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La escuela estaba revolucionada por los acontecimientos del día anterior, nadie podía creer lo que había ocurrido, no solo por la destrucción del laboratorio sino por los responsables de que eso hubiera ocurrido. Kira no estaba del todo segura de que eso fuese culpa de Craig y de Vittanie pero no sería ella quien se apresurara a investigar nada sobre el asunto, según ella Craig era muy centrado y maduro como para ser tan irresponsable de dejar el laboratorio abierto y en cuanto a Vittanie pues, quedaba claro que la chica era muy infantil como para realizar actos criminales. Por lo general iba corriendo por ahí proclamando a Alvie como “Suya” y no pensando en planes macabros para acabar con la escuela. Solo había alguien capaz de hacer de las suyas de manera épica y culpar a alguien más, y ese era Ziv. Se habían criado juntos y se sentían cómodos el uno con el otro porque ambos se especializaban en armas y lucha, sin embargo ella nunca estaba de acuerdo con su comportamiento de imbécil holgazán, por lo general ella siempre tenía que sacarlo a él y a su culo travieso de muchos problemas.La castaña acomoda su casillero y saca sus guantes de lucha para llevarlos en su bolso. La parte favorita de sus días era cuando tenía que pasar dos horas de entrenamiento en el gimnasio. No hablaba más que lo necesario con las personas, conocía a todos y todos la conocían, pero ella no les permitía acercase mucho así que las personas dejaron de intentarlo. Era una persona popular entre los pilares de la comunidad y eso le fastidiaba porque sentía que se debía al rango de su engreído padre.
- Oye, Kira- La castaña se da la vuelta y le sonríe gentilmente a Alvie detrás de ella.
- ¿Qué tal chica?- le da un apretón en el brazo. Alvie era una de las pocas personas que le inspiraba confianza y aun así tampoco se acercaba mucho.
- Estoy bien, gracias- sonríe y le extiende un pedazo de papel- Podrías pasarle esto a Ziv, no quiero topármelo.
- De acuerdo- asiente y toma el papel- ¿Ahora que te hiso?
- No necesita hacerme algo a diario para que yo no lo soporte, no entiendo como tú lo haces.
- Crianza… y mucha paciencia.
- Una represa hidroeléctrica no sería suficiente para almacenar la paciencia a tener con ese chico.- Alvie se rasca el cuero cabelludo con molestia haciendo sonreir a Kira.
- Supongo que entonces es solo la crianza.- agrega al final y entonces suena el tiembre avisando de las clases.
Alvie se despide de Kira y cada una sigue su camino hacia sus secciones. Kira solía preguntarse porque Ziv siempre era tan estúpido con alguien como Alvie. A veces llegaba a creer que el solo quería discutir con Vittanie por la atención de Alvie, pero no sería ella quien se lo dijera. Lo que el chico tenia de luchador lo tenía también de infantil.
- Hoy estoy pensando en los demás más de la cuenta- se queja para sí misma y entra en el el laboratorio de química avanzada.
Craig y Rush sentados en los puestos de en medio se vuelven a mirar a la chica antes de que Craig le dé una mirada divertida a Rush. El rubio se mofa y se concentra en su cuaderno mientras Kira entra sin darle ningún interés a nadie. No pasan desapercibidos todos los lame suelas que la saludan al entrar en el laboratorio pero ella solo sonríe falsamente y saluda antes de tomar su lugar en la primera fila.
El sr Lamonsog comienza con su clase la cual no está tomando la atención de Rush y Craig aun con su ensimismamiento por sus problemas, lo nota y le arroja un pedazo de papel. El chico rubio le da una mala mirada y su amigo le hace señas de que le preste atención a la clase.
- No me molestes- susurra.
- Estas obsesionado.- susurra de vuelta el otro rubio- No va a darte bola.
- No me importa su atención- ataca Rush entre murmullos- es muy rara.
- ¡Te encanta!
- ¡Claro que no!
- Señor Caster- El hombre frente a la clase llama la atención del rubio y hace que este trague pesado y todos los ojos se posen en el, todos menos Kira que se mantiene ocupada tomando notas de la pizarra virtual. - ¿Algo que desee compartir con todos?
- No, lo siento sr Lamonsog, no volverá a ocurrir.
- Claro que no.- se mofa el hombre y se vuelve hacia su escritorio tomando una papeleta- Vaya a la sala de castigo, sr Caster.
- ¿Tan rápido?- se queja. Aun así se levanta, toma su chaqueta y bolso.
- Es para que no pierda la costumbre.- El hombre canoso le sonríe falsamente- apuesto a que la señora Nora está esperándote.
El chico toma la amonestación y pasa frente a la clase no sin antes darle una mirada a Kira – quien aún no le presta atención- y por supuesto a Craig que se ríe desde su asiento. El rubio levanta su dedo medio en regalo para su compañero y el profesor no tarda en gritarle, en ese momento el grito del hombre logra que Kira salga de su ensimismamiento completamente confundida y vea del hombre hasta Rush, una vez que parece comprender la situación se ríe por lo bajo y le da una mirada a Rush compadeciéndolo. El chico le da una mirada victoriosa a su amigo y sale del aula engrandecido por haber llamado la atención de Kira por unos segundos.
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- ¿Lista para morder el polvo, compañera?- Ziv se acerca a la colchoneta de lucha mientras mueve sus brazos tronado sus huesos y estirando sus musculos. Kira se rie del chico se acerca haciendo los mismos movimientos que el.
- ¿Cuándo fue la ultima vez que lograste ganarme, Ziv?
- Hoy será distinto, princesa- comenta tomando posiciones.
- No lo creo.- se burla ella.
Ambos chicos toman su lugar a cada lado de la colchoneta de lucha y comienzan a girar en torno a ella esperando el ataque del otro. Como era esperado por la chica, Ziv se avento de primero y ella en un movimiento rápido se agacho y metió gancho directo en garganta, quijada y patada por los tobillos dejando al chico en el suelo en menos de lo que el mismo esperaba.
- Hablas mucho para lo poco que haces, Ziv.- Kira se burla completamente divertida mientras su enfurruñado compañero se levanta del suelo para hacerse frente de nuevo.
- Engreída.
- Yo no soy la que anda alardeando, bebe.
Ziv vuelve a adelantarse y la chica lo esquiva ágilmente dándole un codazo en la nuca y empujando sus rodillas hasta el piso de una patada.
- Por cierto, Alvie me dio algo para ti. – comenta una vez que Ziv se reincorpora y vuelve a ponerse a defensiva.
- ¿Qué quería el esperpento ese?
- Ten más respeto, Ziv.- advierte haciéndose a un lado cuando el chico se avecina de nuevo.- es una chica.
- Gran cosa- refunfuña dejando en blanco sus ojos azules y se abalanza en contra de Kira otra vez y siendo detenido por una llave de piernas directo a su cuello dejándolo en el suelo y dando tres golpes en la colchoneta para que la chica suelte- ¡Maldición! Eres peligrosa- refunfuña entre respiraciones.
- Ventajas de ser una chica.
Kira se levanta de la colchoneta y se acerca a su maletín por algo de agua siendo seguida por un exhausto Ziv. Kira saca de su bolso la amonestación de Ziv y se la entrega, él pone mala cara y ella se encoge de hombros. Eso no estaría en sus manos si no pasara tanto tiempo molestando a Alvie y sus amigas.
Kira suelta un enorme bostezo, no muy común en ella, y se hace para atrás en la pared pensando un poco en su vida de nuevo y el nuevo acuerdo de su padre y madre por el destino de la chica una vez graduada. Lo que menos esperaba cuando regreso a casa de su ruta de carrera era que Henry – su niñero androide- le dijera que sus padres estaban acordando un puesto de pasantías en el senado para ella. Eso le estaba causando completa indigestión.
- Te vez distraída.
- Aun asi te di una paliza.
- Pss- se mofa- solo me tumbaste unas veces, cosas simples de niña.
- ¿Quieres que volvamos a las colchonetas?- el chico la mira de mala gana y luego toma una respiración.
- Mejor vayamos a la práctica de Arco y Flecha.
- Eso crei- se burla y le suena un gran manotazo en la cabeza.
Mientras se encaminan con sus instrumentos, Kira no evita echar el ojo hacia el otro lado del gimnasio y reírse un poco del sufrimiento de algunos, La mayoría de los chicos de Roca resultaban muy flojos, por eso muy pocos se quedaban en tierra firme, la mayoría de los buenos eran enviados a los satélites para entrenarse en pilotaje u otras cosas. En parte ella añoraba esa libertad del drama familiar.
Kira se despierta un momento notando que si hay alguien que valga la pena mirar. Rush Caster el chico “problemas” estaba haciendo un increíble trabajo y además de que parecía un buen luchador, ella no pude contenerse a no mirarlo de cerca. A ella no le interesaba tener amistades conflictivas – o de algún tipo- por eso no le daba mucha atención a Rush, además de resaltar que ella no era una chica del todo detallista. Con Ziv tenía suficiente de amistad conflictiva. Pero esta vez, el chico Caster había llamado su atención y no por comportarse como un holgazán.
- Bueno, está haciendo algo bien para variar.- murmura sonriendo.
El rubio no pasa desapercibido el que lo estén mirando y se vuelve encontrándose con los ojos impresionados de Kira. Ziv comienza a quejarse de que deben apresurarse y esta asiente y se marcha con el sin darle más atención de la necesaria a Rush y eso lo enfurruñó.
- ¿Tanto te molesta que la chica sea tan indiferente?- la llegada de Craig toma a Rush por sorpresa y este se quita el guante derecho para tirárselo en la cara.
- Eres molesto.
- Tú lo eres, te la pasas todo el día molestándome.
- ¿Te sientes rebelde porque ahora estas en la lista negra?
- Me siento desahuciado, no quiero estar en la lista negra… todo por culpa de Ziv.
- Pues dale su merecido- se encoge de hombros y se acerca a tomar su bolso. – El chico es algo macabro, alguien tiene que ponerlo en su sitio.
- Me agradaba.
- Te metió en problemas y apuesto mi huevo izquierdo a que él lo hiso para molestar a Vitta también- agrega señalándolo con su botella de agua.
- ¿Crees que no haya sido ella?
- Pues, Vittani será loquita, pero no es una mente maestra del crimen, Craig.
Los chicos discuten sobre el tema mientras salen del gimnasio y Rush insiste en defender a Vittani. No eran amigos, de hecho ella no lo soportaba y el pasaba la mayor parte del tiempo molestándola por su obsesión con Craig y estafándola con fotos que no le costaban ni un centavo, pero estaba claro de que la chica no seria capaz de destruir un laboratorio de medicina, mucho menos si es donde su amigo Craig pasaba la mayor parte del tiempo.
- Debo ir a cumplir labor comunitaria, te veo luego.- Rush asiente en despedida de su amigo y se marcha también en dirección a su departamento.
Desde que dejo el satélite ya no tenía más nada que hacer por las tardes, las clases de lucha no cubrían su tiempo completo y le molestaba tener que volver a casa temprano y escuchar los reclamos de su hermano una y otra vez, pero así de amargada era su vida en casa, y el la odiaba al punto de querer mudarse debajo de un poste de luz y dormir en un pedazo de carton.
- ¡oye Caster!- El llamado de Vittani lo detiene en el camino y este se voltea a mirarle.
- Hoy no tengo nada para ti, Vitta- chasquea los labios con algo de culpa por estafar a la chica y dejándola ir cuando recuerda lo rico que es gastar su dinero.
- No es por eso- ella hace un gesto desinteresado con su mano y se acerca un poco mas bajando la voz- de casualidad ¿Craig está molesto conmigo?
- ¿Por qué debería?
- Lo de ayer- escupe ahora de mala gana- no juegues con mis emociones, Caster. La vida va a castigarte si te haces la fiesta conmigo.
- No lo hago- le dice entre risas no siendo del todo honesto- Él no está molesto contigo, está molesto con Ziv.
- ¿Ziv? – la confusión se dibuja en rostro de la chica y una vena aparece atravesada sobre su ceja- ¿Por qué con esa rata?
- Pues porque se supone que Ziv llevaría la llave al aula de maestros porque Craig estaba algo atareado.
El rostro de la chica se desfigura tanto que Rush se alarma y se hace para atrás preocupado de que la chica se convierta en una especie de bomba. Rush le pregunta si está bien y la chica comienza a escupir un montón de groserías que impresiona al muchacho al ver que todo eso se guarda en ese cuerpecito de infante que tiene. El escándalo de la chica comienza a llamar la atención y no pasan mas de dos segundos cuando ya esta toda la escuela rodeándolos e incluso, Alvie, totalmente confundida, se acerca a pregunta que ocurre a su amiga.
- ¿Qué le hiciste Caster?- pregunta en tono exhausto
- Por primera vez en mi vida soy inocente de algo que se me acusa.- La androide le tuerce los ojos ante toda su palabrería y antes de responderle es interrumpida por las exclamaciones de su compañera.
- ¡Te dije que yo era inocente!- grita dejando aturdido al chico- ¡Fue el gusano de Ziv!
- Oye, te tienes que tranquilizar un poco- pide Rush.- no sabes si fue Ziv
- Tú acabas de deci…
- El dejo el aula abierta, solo eso dije.
- Es obvio que fue el.- refunfuña la chica cruzándose de brazos.
Rush no apreciaba el que lo metieran en chismes o en más problemas de los que ya el lo hacía, no le gustaba caer en el “dicen por aquí, dicen por allá” asi que cuando veía el césped arder solo hacia lo que estaba haciendo en ese momento: levantar las manos en el aire librándose de cualquier culpa, dar retroceso y huir del lugar. No estaba interesado en los acontecimientos escolares y mucho menos si tenían que ver con el baboso de Ziv y la escandalosa de Vitta, solo le interesaba el que ella comprara las fotos de Craig para mantener su bolcillo.
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- Últimamente no quieres ir a ningún lugar solo- dice Kira con buen ánimo mientras ajusta su bolso de practica en el hombro derecho y sus libros en su pecho- ¿de qué te estas escondiendo?
- Uff, no soy del tipo que se esconden
- Si, lo eres.- se burla ella.
Ziv definitivamente era como el primo que nadie soporta y solo uno de sus primos lo aguanta por no ser descortés, o asi lo veía Kira. Era muy raro que el la llamara para que se fueran juntos al instituto, era obvio para ella que de algo estaba huyendo y el que anduviera con ella lo mantenía a salvo. No estaban muy lejos del lugar de destino por lo que podían hacer una rápida caminata y separarse cada quien por su cuenta.
La mañana de Kira no había sido la mejor habiendo discutido con su padre sobre su actitud tan acida con su esposa actual. El hecho de que el hombre decidiera apoyar a su nueva querida molestaba a Kira más de lo que quería demostrar. Definitivamente tomo la decisión errónea en ir a dormir la noche anterior a casa de su padre.
- Entonces… ¿Eres la culpable de los males familiares?
- Así parece- responde con simplicidad.
- Tus padres son unos imbéciles.
- Mi padre lo es.- afirma- mi madre comienza a darme lastima.
- A veces me pregunto si de verdad son tus padres.
- Yo igual.- suspira.
Lo cierto era que si. Incluso desde niña Kira se había preguntado muchas veces porque era tan distinta a sus padres, de no ser idéntica a su madre estaría segura que no es hija de ambos. El senador Klaus Manning era todo menos desinteresado, era la persona más ambiciosa que Kira conocía, mientras que su madre la, Dr Fiona Lee, era una persona dramática y novelera. Kira era consciente de que se parecía incluso mas a su niñera androide que sus propios padres.
Ziv distrae a Kira de su ensimismamiento familiar preguntándole sobre la practica entre otras cosa. En parte era agradecida la compañía del chico ya que le impedía pensar en lo básico de su estado familiar.
- Estoy harta, enano
- ¿De qué?- inquiere confundido ante el cambio de tema de Kira.
- Mi vida…- suspira y se detiene sentándose en el murito de la acera.- Estoy agobiada del desastre en el que vivo a diario, de que las personas me alaben por el puesto de Klaus en el senado, de que esperen tanto de mi, de mi madre y sus estupideces. ¡Dios! Es todo tan monótono que se me hace tedioso.
- De acuerdo.- asiente el oji azul procesando la información- primero que nada, necesitas un psicólogo. – señala logrando que la chica se ria- segundo, Kira eres genial, la primera en tus clases, la primera en los entrenamiento, eres mi única competencia. Deja de pensar que te alaban por el ridículo de tu padre, eres genial.
- Se que soy buena en muchísimas cosas, Ziv. – aclara fregándose el rostro con cierta frustración acumulada- Pero me cansa.
- El problema contigo es que eres natural, Kira, naturalmente buena en todo.- la chica se rie y se levanta.
- Ya estas agregándole a la cosa.
- Lo digo en serio- se queja mientras la sigue en el camino de la entrada de la escuela- no te esfuerzas es ser la mejor, cosa que me deprime por cierto, solo trata de seguir siendo tu. Estas comenzando a dudar de ti misma por la locura de tus padres y la presión que ejerce la sociedad sobre ti.
- Supongo que tienes razón- masculla- no suelo ser tan quejumbrosa.
- Jamás hablas de mas, la verdad es que estoy algo perturbado de escucharte la voz en tantas quejas.- la chica estalla en carcajadas y le da un empujón a Ziv.
- Idiota.
- Me conoces.
Kira entre risas intenta hablar de nuevo pero es silenciada ante el escándalo que se acerca a ella en la entrada del instituto. La castaña nota la alarma en el rostro de su amigo y se da la vuelta en busca del problema cuando el agua helada impacta sobre ellos mojándolos de pie a cabeza. Kira suelta un quejido ante el agua fría y se vuelve a mirar a Ziv de mala manera. Por supuesto que estaba molesta, tenía claro que el chico escondía algo cuando le pidió que caminara con él a la escuela, pero jamás se imaginó terminar en medio de una venganza.
- ¡Oh, por el amor de dios!- exclama Alvie corriendo frente a Kira intentando ayudar- ¿Estas bien?
La castaña solo asiente titubeante ante el frio de la brisa mas el agua helada que acaban de verter sobre ella. Maldecir mentalmente una y otra vez para no golpear a su atacante, quien ni en un millón de años ella pensaría que seria capas de tal cosa. Vitta frente a ella se friega el rostro con vergüenza y repartiendo miradas de odio hacia el chico junto a Kira.
- ¡esto es culpa tuya!
- ¿Mia? –grita el chico- tu definitivamente tienes algún retraso mental.
- ¡Y tu eres un imbécil de pie a cabeza, Ziv!- continua gritando la pequeña chica- tu fuiste quien empezó.
Kira rechista con molestia y se saca su chaqueta ante la penetrante y burlona mirada de todos en el instituto. Alvie trata de ayudarla pero Kira se rehúsa tratando de ser amable con la chica y fallando ante la molestia de tener que lidiar con la situación. Chasquea la lengua con molestia llamando la atención de Vitta y le da una mala mirada causando que la pequeña sienta vergüenza y comience a disculparse.
- Dios, Kira de verdad lo siento.- comienza a excusarse sin dejar de mover las manos en todas direcciones de forma exagerada.- No era contigo. Es que el siempre está molestándome y lo último fue…
- No me interesan sus problemas, Vittani- dice con un tono sepulcral- Ten mejor puntería para la próxima.
- Kira…
- Ya te veré luego, Ziv- eso era una amenaza y el chico lo sabía.
La castaña avanza entre ambas chicas mientras hiperventila y respira profundamente para no lanzarse sobre Vittani. Más le valía a la chica que no hubiera próxima. No podrían importarle menos los problemas de Ziv con la escuela, pero más valía que no jodieran con ella o de lo menos que tendrían que preocuparse es de su ridículo padre, sino de una flecha atravesando su cabeza.
- Eh, Manning.
- Craig- saluda sin ánimos.
- ¿Estás bien?
- ¿Tu que crees?- responde ganándose una risa penosa por parte del rubio.
- ¿Qué te paso?- inquiere Rush llegando detrás de su amigo.
- La loca de Vittani vertió su venganza sobre mí- masculla- Debo seguir hasta el baño, luego los veo.
- Espera- el chico la detiene del brazo y se vuelve a buscar dentro de su bolso sacando una camisa de cuadros azules y negros- Ten, pon a secar eso o te vas a enfermar.
La chica lo mira sin expresión alguna durante unos segundos sin darle mucha importancia a la mirada burlona en el rostro de Craig cuando le mira de reojo. Suelta un suspiro y asiente tomando la camisa de Rush con resignación, después de todo no tiene nada que ponerse más que su ropa de practica – cosa que la incómoda al caminar por los pasillos con un traje tan ajustado-.
- Gracias, Caster.- la zarandea y le brinda una sonrisa agradecida- Te la devuelvo luego. Nos vemos, Craig.
Kira sigue su camino hacia dentro del edificio mientras los otros dos chicos se quedan detrás. Rush se queda mirando a la castaña n su camino hacia el instituto y Craig no pierde segundo en golpearlo con el hombro con un gesto burlón y pasar de él.
- “ Pon eso a secar o te vas a enfermar”- cita el rubio burlándose- eres un completo ridículo.
- Déjame en paz, estaba titubeando- lo empuja- estaba siendo amable.
- No dejo de sorprenderme de lo amable que puedes llegar a ser por una falda.
- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me interesa Kira Manning?
- No importa cuántas veces me lo digas, no te creo.
- Da igual.- se encoge de hombros y comienza a caminar- No me hagas probarte que no estoy interesado en nada de esas tonterías sentimentales.
- Rush, el hecho de que te hayas acostado con la mayor parte de la escuela, y de Roca, no significa nada.
- A mi si me dice algo; Soy un Adonis.
- Eres un pobre diablo, Caster.
- También, pero sobre todo soy un adonis.
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Asistir a clases con una camisa que te queda tres veces más grande de tu talla es un problema, sobre todo cuando tienes un mal día y todo te molesta. Ziv había estado escondiéndose durante el resto de la mañana y Kira lo sabía, ni siquiera se esforzaba en buscarlo ya que el caería en algún momento frente a ella y el mejor momento era durante la práctica. Nada levantaba más el ánimo de Kira en ese momento que pensar en la vergüenza de Ziv cada vez que ella lo vencía y ese día no seria la excepción – seria mas implacable- Solo si el cobarde se presentaba para la práctica. Lo que ella estaba anhelando.
La chica se detiene frente a su casillero en busca de su bolso para ir a la práctica cuando la puerta se cierra de golpe sobre saltándola y haciéndola actuar por reflejo y golpear al pelirrojo junto a ella de forma en que el chico queda en el suelo.
- Ok…- canturrea Ezra desde el suelo levantando las manos alarmado- No vayas a matarme, Manning.
- ¿estas estúpido?- gruñe- no debes asustarme así.
- No era mi intención- ella asiente y extiende su mano hacia el chico para ayudarlo a ponerlo de pie.- Estas sensible hoy.
- ¿Te parece poco mi incidente de esta mañana?
- Me entere- el chico se recuesta de los casilleros con una suave sonrisa en sus labios- Ziv metiéndote en problemas, pensé que al menos a ti te respetaba.
- Hare que comprenda eso en la práctica.
- Hablando de la práctica, necesito ayuda.- Kira asiente para que continúe y el chico se comienza a mover con una sonrisa engreída en el rostro- acabo de terminar un proyecto en el que he estado trabajando para tu equipo.
- ¿Armas?
- Nop, no todo en la vida son juguetes para tu arco, cariño. –toma un respiro y luego agrega de mala manera:- Para eso esta Rowan
- Solo sentía curiosidad.- se ríe- esa chica hace cosas geniales.
- Apuesto a que si- masculla dejando los ojos en blanco- acompáñame.
Kira ajusta el bolso a su hombro algo quejumbroso por el peso y comienza a caminar detrás de Ezra en dirección al patio de prácticas que había estado inutilizado durante mucho tiempo debido al estado crítico de las instalaciones.
- No deberíamos acercarnos al Cor-1, Ezra- Kira se detiene antes de llegar a la entrada – Se está hundiendo.
- Corrección- levanta la mano con superioridad haciendo reir a la chica- Ya no se está hundiendo porque yo soy un genio, por eso te traje.
Confundida se acerca a la entrada y echa el ojo dentro de la cúpula encontrándose con algo totalmente diferente de lo que esperaba. El trabajo estaba hecho a base de madera y algo de hierro, había levantado los cimientos por completo y ahora lucia como el Cor-4 remodelado incluso mejor. La madera le daba un aspecto rural y campestre. El chico había hecho un increíble trabajo, incluso había reconstruido las bases de los equipos de entrenamiento.
- Wow, ¿Ezra desde cuando haces algo útil por la escuela?
- ¿Te sorprendí?
- Bastante.- murmura aun asombrada- Hiciste un gran trabajo.
- Bien, sabía que te gustaría- el chico se agacha y saca el arco y las flechas de Kira de su bolso- Ten, quiero que pruebes la base de Tiro. Me costó un montón hacerla porque justamente ahí ocurrió el hundimiento.
El chico toma a Kira por el brazo y la arrastra hasta el centro de la base de tiro. La castaña toma su arco de las manos de Ezra. Kira estaba tan sorprendida tanto como su ánimo había mejorado, Ezra tenía razón, estaba encantada con su proyecto. Si había algo que relajaba a Kira eran sus prácticas, sobre todo si se encontraba sola.
- De acuerdo, una vez que se active la base comenzaran a venir hacia ti los hologramas.
- Es increíble que hicieras esto.
- Lo sé, soy genial.
Ezra presiona el botón en la pared y se aleja cuando comienza a bajarse la luz y los sonidos se intensifican una vez que los hologramas aparecen frente Kira y comienza a utilizar su arco e incluso e incluso solo sus flechas cuando los hologramas están muy cerca. La adrenalina recorre cada poro en el cuerpo de la chica haciéndola moverse tan rápido como los latidos de su corazón. Era buena para eso y le gustaba presumirlo.
Una vez que Kira lanza su última flecha, el ruido se silencia y las luces vuelven a encenderse en toda la base. Ezra se acerca dando unos aplausos y sonriendo de oreja a oreja complacido de que la base no se hundiera ante el ensayo de Kira.
- Hiciste un gran trabajo.
- Si, estoy bastante contento y a ti se te quito la cara de perro mojado.
- Me gusta cuando tengo esas subidas de adrenalina.- sonríe complacida y guardando sus cosas de nuevo en su bolso- Tengo que ir a la práctica y patear el culo de Ziv frente a todos. Tengo fe de que el líder de tu equipo estará feliz con este trabajo.
- Eso espero, mi inventiva es lo que me mantiene estudiando aquí, mi comportamiento es un asco.
- Mientras hagas algo útil estarás bien- se ríe- luego te veo Ezra.
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- Mi hermano ha estado jodiendo de nuevo con lo de volver al satélite.- ¿Aun no entiende que te echaron?
- El cree que solo por ser su hermano me dejaran entrar de nuevo.- refunfuña- Tampoco me interesa volver.
No era un acto de malcriadez o de rebeldía en contra de su hermano, simplemente Rush no creía necesitar estar lejos de Roca como su hermano lo pensaba. Rylie no se cansaba de repetirle que debía volver al satélite y Rush estaba cansado del tema, el prefería pasar más tiempo en casa de Craig que estar en su propia casa. La muerte de sus padres había alterado demasiado a Rylie incluso mas que a Rush quien además de ser el menor había perdido a su melliza. Quizá eso era lo que Rylie no quería entender.
- Rylie no quiere entender que no puedo volver al satélite sin Rina. Actué como un imbécil allí y me echaron por mi actitud problemática, acabe con dos instalaciones de práctica y el cree que por ser uno de los mejores pilotos puede hacerme volver. – suspira- No pienso si quiera intentar volver sin Rina.
- Quizás si lo sabe, Rush.- el rubio se encoje de hombros y le arroja a su amigo el bolso de las practicas- quizás está intentando que retomes tu vida por ambos, el satélite también era el sueño de Rina
- No intentes manipularme con eso.- se queja y se cruza de brazos – Soy un tonto sentimental, así que me quedo aquí donde no estoy solo, punto.
- Bien, como quieras. – el rubio le da un empujón amistoso en el hombro y se aleja- Me voy a cumplir con mis horas de castigo.
- Se siente bien que intercambiemos papeles.
- No, no se siente bien: yo soy el sensato y tú el bruto.
El instituto y el satélite resultaban polos opuestos para Rush. Cuando el y Rina fueron seleccionados para ir al satélite no entraba tanta felicidad en sus cuerpos, sobre todo para Rina quien estaba mas que extasiada con la idea de ser piloto. A Rush le gustaba, pero solo acepto ir por Rina, el iría donde ella se lo pidiera. Luego del accidente no tenía sentido volver al satélite donde su hermano podría hacerlo volver –incluso luego de ser expulsado- , era mejor permanecer en casa e ir al instituto con Craig.
Rush se adentra en los vestidores de los chicos y comienza a cambiarse para entrar en la práctica de lucha. Estar dentro de los simuladores de combate le recordaban al satélite y le gustaba esa sensación, pero ni siquiera ese sentir de añoranza lo hacían preferir estar en ese lugar tan lejano de casa.
- Te ves pensativo, Caster.- El rubio se da la vuelta y le brinda un asentimiento a Gray.
- ¿Todo bien?
- Por ahora.- masculla y se sube sobre el lavamanos. - ¿Vas a las practicas?
- Sí, me inscribí al comienzo del año.
- Genial, eso explica tu poca asistencia por el área de detención.
- Estuve ahí ayer- se rie- Tu enamoramiento por mi esta siendo algo fastidioso.
- Ya quisieras.
Tanto como Craig era su mejor amigo, era Gray quien siempre estaba con el en los momentos de rebelión. No eran amigos pero ambos chicos tenían una increíble mente diabólica y eso los unía de vez en cuando para molestar la paz de los padres de Gray y de Rylie.
- Tengo entendido que Rowan está en ese equipo
- Ella está en el área de armamentos.
- ¿Crees que quiera darme una mano?
- ¿Vas a meterla en problemas?
- Su nombre no va a estar implícito, te doy mi palabra.
- Tu palabra vale muy poco cuando se trata de tus padres, Gray.
- Solo necesito que me hagas pasar en esa área y ya luego te desapareces.
- Bien…- Rush lo ve de arriba abajo y luego mira su bolso- Eres delgado, seguro entras en mi bolso.
El chico se mofa y bajando del lavamanos le da un manotazo a Rush.
- ¿Por qué todo el mundo me empuja?
- Porque eres un imbécil cuando quieres.- gruñe- tu solo ayúdame a entrar sin que los instructores me vean.
- Si haces que me echen voy a golpearte.
Ambos chicos salen del vestuario en dirección al Cor-4. Una vez en la puerta, Rush se escabulle dentro primero y luego le hace de campana a Gray para que pase detrás de el. El olor particular del Cor-4 hace arrugar la nariz al chico y quejarse por lo bajo. Rush le da una mala mirada y camina buscando a la pelirroja y sorprendiéndose al encontrarla junto a Kira. La pequeña chica se encuentra mostrándole su nueva invención a Kira quien luego de haberle dado su merecida paliza a Ziv, estaba mas tranquila.
- Estas son de fuego y estas son eléctricas- explica la pelirroja mostrando cada cartucho de flechas- Ambas se cargan en sus cartuchos y además se adaptan perfectamente a cualquier arco. No tiene que ser un arco recargable.
- Están geniales, Row.
- Hola Row Row- saluda con simpatía fingida Gray, ganándose una mirada confundida de ambas chicas.
- Gray.
Rush traga pesado y decide terminar de acercarse por precaución de que las locuras de Gray no salpiquen en Kira e incluso en la pelirroja. Conociéndolo sabia cuan desastroso podría ser y ya la chica había tenido un mal comienzo en ese día – o al menos esa era la razón que el intentaba creerse a si mismo para acercarse a ella- por otro lado, Kira al notar a Rush se acerca a su bolso para sacar su camisa y entregársela con una sonrisa agradecida en el rostro.
- Oye gracias por el gesto esta mañana.
- Fue un placer- dice con una amplia sonrisa para luego empujar a Gray con el codo- Has lo que venias a hacer y vete.
- Necesito hablar contigo Row.- Apura el chico, antes dándole una mala mirada a Rush.
- No sé si estar preocupada al respecto- murmura no muy segura. Gray se rie pasando de Rush y Kira llevándose a la pelirroja.
- Pobre chica- dice la castaña riendo un poco y pasando frente a Rush- te veo luego, Caster
- ¿Vas a practicar?
- Voy a probar estos- señala los cartuchos- Rowan los hizo para mí.
- Ire contigo a ver qué tal- el rubio toma su bolso y camina junto a Kira probando su suerte al no ser rechazado.
El tener un observador tan de cerca y poco familiar como lo era Rush, le daba cierta sensación de incomodidad a Kira. Debido a la paliza que le había dado a Ziv el chico tuvo que retirarse, pero él era el único con el que la chica se sentía cómoda en las prácticas debido a la cantidad de tiempo que tenían conociéndose y la mierda esa de que prácticamente eran familia. Pero la castaña trabajaba fuerte en desechar la sensación de nervios que le provocaba la mirada fija de Rush, le gustaba creer que era buena desechando sensaciones innecesarias e incluso a las personas.
- Es raro que me mires tan de cerca.- masculla de reojo mientras arma su arco y apunta al blanco.
- Nunca dejas que nadie se acerque.- responde el con simplicidad encogiéndose de hombros.
- No se me da bien el trato con la gente- dice sin más, tomando una respiración y dejando ir la flecha, impactando en el centro del blanco e incendiándose.
- ¡Wow!
Ella se sonrie ante la impresión de Rush y se agacha para tomar el cartucho de las flechas de descarga eléctrica esta vez. Rush por su parte se queda mirando mientras el blanco se incendia y la regadera en el techo se activa para apagar el fuego. Para el eran fascinantes las habilidades de Kira y si se le agregaban ese tipo de cosas era aún mejor, pero nunca lo admitiría. Kira era una persona demasiado cerrada y eso lo incomodaba y lo atraía a la vez. No era desde hace dos días que ella llamaba su atención, era incluso antes de marcharse al satélite. Eso lo hiso fruncir el entrecejo y enfurruñarse, lo hacía sentir ridículo porque ella no era como las otras chicas con las que estaba acostumbrado a lidiar. Lo que más le jodia era que nunca lo seria.
- ¿Por qué la mala cara?- Pregunta al mirar de reojo a Rush. El solo niega con la cabeza y ella vuelve su atención al blanco y dispara.
La descarga eléctrica causa mayor fascinación en Kira y sonríe grande debido a eso. Podría pensar en llevar un par de esas para joder al androide que servía en su casa como su niñero. No estaría mal vengarse de unas cuantas, el problema estaba en que ella no podía utilizar sus armas hasta graduarse a menos de que estuviera dentro del instituto, eso era ridículo, arcaico y aburrido.
- Rowan ha hecho un buen trabajo.
- Ella siempre hace cosas geniales.- asegura ella guardando ambos cartuchos y dándole una mirada a Rush- Bueno, solo iba a probarlas- se encoge de hombros- gracias por la… compañía y por ayudarme esta mañana- asiente al final en un gesto educado.
- No hay de que, Vita es un poco loca a veces.
- ¿A veces?- inquiere burlándose.
- Bueno- se ríe – Ziv tampoco es un ángel.
- Estoy de acuerdo- asiente riendo- Es un dolor de cabeza.
Un bullicio a espalda de los chicos llama su atención y ambos se vuelven sobre sus pies para mirar el círculo que se forma alrededor de las colchonetas. Rush le da una mirada confundida a Kira y ella se encoge de hombros buscando a los instructores con la mirada sin tener mucho éxito. Rush se acerca estirándose por encima de los demás y alcanza a ver los causantes del problema, sorprendiéndose al encontrar a Rowan en medio de Gray y de Ziv.
- Pensé que le habías dado una paliza a Ziv y por eso no estaba contigo.- se vuelve confundido en dirección a Kira y esta abre los ojos en grande con total alarma y se acerca.
- Lo hice.- afirma y se escabulle entre la gente para encontrarse con Ziv y Gray intentado matarse.- ¡Ziv, es suficiente!- grita enojada.
- ¡Haz algo Kira!- pide Rowan enojada.
La pelirroja logra tomar a Gray de la camisa pero este se suelta casi de inmediato y eso provoca que la chica termine en el suelo y ellos golpeándose de nuevo. Rush se acerca por detrás y levanta a la pelirroja del suelo. Estaba comenzando a molestarse porque recordaba haberle dicho a Gray que no quería problemas y era lo primero que hacía.
- ¡Maldición!- masculla tratando de meterse en medio de ambos y ganándose un puñetazo de Ziv en la cara. Rush se vuelve hacia el chico dándole una mirada asesina y lo toma del cuello de la camisa. Ziv sería más ágil pero Rush era mas grande que el- ¡Se acabó o voy a matarte!
- ¡Me gustaría verte intentarlo!
- ¡Ziv, ya basta!- repite Kira escabulléndose y tomando a Gray del estómago- ¡Tú también, Gray!
- ¡Son dos inmaduros!- chilla Rowan desde atrás.
Ninguno de los dos chicos se deja detener tan fácil y Kira y Rush terminan envueltos en el medio del círculo donde todos los espectadores gritan para que continúen peleando. Kira no logra retener a Gray mas tiempo y este se le escapa de las manos para tirarse de nuevo sobre Ziv y por ende, también sobre Rush.
- ¡Pense que te había enviado a la enfermería!- gruñe Kira hacia su amigo sin obtener ninguna respuesta.
La castaña se vuelve hacia su bolso de práctica y saca dos discos de un cartucho. Si no se calmaban por las buenas, lo harían por las malas. Se acerca sigilosa entre los demás y lanza uno de los discos directo al cuello de Gray, el chico comienza a recibir su descarga eléctrica y cae al suelo justo cuando todos los presentes comienzan a moverse como locos a su alrededor y gritando. Kira sin notar el motivo de la locura de los demás se vuelve hacia Ziv aun tratando de seguir pateando a Gray inconsciente en el suelo y Rush forcejeando con el cuando lanza el siguiente disco y es zarandeada por la truya de gente. El disco cae en el cuello equivocado y Kira palidece cien tonos.
- ¡Mierda!- grita el instructor Leeng.
Kira se lleva las manos hasta su boca con impresión y nerviosismo en su gesto. Rush suelta a Ziv para tomar al hombre, recibiendo un corrientoso al tocarlo.
- ¡oh por dios!- murmura la castaña con horror
- Tranquila- le pide Rush con calma y se vuelve para tomar a Ziv de la parte trasera de su camisa- ni creas que vas a huir de esto.
- ¡Es tu culpa, Ziv!
- ¡Por supuesto que no!-0 chilla defendiéndose y señala el cuerpo inconsciente de Gray- El empezó.
- Tú estabas en la enfermería, Ziv.
- Vine a disculparme contigo por lo de esta mañana.
Kira detiene la discusión entre ambos por no seguir contestándole y aguantándose las ganas de golpearlo de nuevo. Acababa de dejar inconsciente a un instructor y eso iba a ameritar un jodido castigo que su madre exageraría y su padre tendría que meter la mano por ella. Pero estaba casi segura de que no saldría ilesa de eso, utilizar las armas de entrenamiento para nada mas que la practica ya era malo, usarlas en un profesor eran motivos de expulsión.
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Henry no paraba de parlotear y de regalarle a Kira por toda la casa. Obviamente el director había llamado a sus padres para informarle sobre el problema durante la práctica y de que casi ocasiona que el entrenador Leeng tenga un paro cardiaco. Su madre actuaba como una loca contoneándose de aquí para alla reclamándole cuan irresponsable había actuado, que era una salvaje al igual que su padre, mientras que su progenitor le había llamado echo una furia para acusarle de irresponsable y salvaje, igual que su madre. Kira solo parecía estar aburrida de ambos y de cuan repetitivo eran sus acusaciones. Honestamente comenzaba a sentir que era hija de Henry en vez de sus ridículos padres. - Señorita, Kirami- Henry llega de nuevo de la cocina y le tiene un vaso de jugo a la chica- Como seguía diciéndole, fue un acto vandálico lo que ocurrió allí. No puede repetirse, señorita. A cualquier otro alumno lo habrían expulsado. A usted solo la castigaron y tendrá que permanecer en la lista negra un largo tiempo.
- No me interesa, Hen- se encoge de hombros- Lo único que me molesta son los quejidos de mis padres.
- Ellos son sus padres, señorita- responde como si fuese la mejor respuesta del mundo, a lo que Kira se rie.
- Ellos son un desastre.
- Se preocupan por usted.
Kira bufo y decidió dejar el tema hasta ahí. No iba a entrar en detalles con su niñera por culpa de sus ridículos padres y el hecho de que Henry solo trataba de hacerla sentir querida por ambos. Lo cierto era que Kira tenía más que claro que lo único que sus padres hacían bien era competir entre ellos, y ambos se llevaban la medalla a los peores padres del universo.
Kira se levanta del taburete del desayunador y se vuelve sobre sus pies para dejar a Henry hablando solo en la cocina mientras friega los trastes. Era canso escuchar tres regaños cada vez que metía la pata. Aun así el único que para ella tenía mas fuerza era el de Henry ya que el si acarreaba a la chica por todos lados. No sus padres. Toma una profunda respiración y sale de la casa para sentarse en las escaleras del frente en la entrada. Al menos la tarde estaba bonita y podía tomarse su jugo mientras observaba a la gente correr en las camineras y a los chicos jugando. Era preferible tomar un respiro afuera que estar adentro llevando mas sermones. Era solo cuestión de tiempo para que su madre volviera para seguir diciéndole cuan parecida era a su padre y luego su padre llamaría para seguir comparándola con su descabellada madre. De solo pensarlo le generaba jaqueca. Sin imaginar todas las artimañas que su padre debería haber implementado para salvarla de la expulsión. Había roto una regla importante y casi mataba a un profesor. Estaba en zona roja ahora.
- Señorita, Kirami.- la mención de su nombre hace que desvié la mirada de las multitudes hasta encontrarse a Ezra frente a las escaleras de su casa. El chico le sonríe divertido- Asi que ahora eres asesina a sueldo.
- Asi parece- sonríe sin muchos ánimos.
- ¡eh, tranquila!- dice tratando de animarle- Estarás bien, fue grave pero no paso a mayores.
- Por lo menos.- masculla
- ¿Pateaste el culo de Ziv?
- ¡Ja! Ese imbécil más vale que no se me aparezca enfrente por un buen rato…
- O hasta que se te olvide- rie el chico y ella niega con la cabeza.
- No se me va a olvidar- asegura- Tendrá que hacer méritos.
- Sera bueno de ver- ambos rien hasta que el chico se aleja de las escaleras- Bueno, si es inteligente lo hará. Te metió en la lista negra de roca.
Por mas que era divertido reírse de la situación, Kira comenzaba a sentirse abrumada por el problema. Su padre actuaba con prepotencia normalmente, pero su tono severo y sus palabras duras escondían algo, tendría que haber un motivo del porque su padre estaba actuando como un lunático, si bien el hombre nunca actuaba normal, esta vez era peor. Algo del problema en que Kira estuviera en zona roja tenía al hombre infeliz y echando fuego por la boca y Kira era lo suficientemente observadora para notarlo.
- Me habría gustado que me pusieran un castigo mas largo en las tardes. Pasaría menos tiempo en la casa lidiando con las competencias de mis padres.
Ezra suelta unas carcajadas y decide sentarse en las escaleras de nuevo junto a Kira mientras ambos observan hacia las personas pasar. El chico siempre había sido agradable con ella, era hora de devolverle el favor siendo un poco más sociable con él. Haría sufrir a Ziv al menos por una semana o más, el chico tenía que aprender su lección. También le debía una disculpa a Rush por envolverlo en su mierda salvaje, y ella se encargaría de que lo hiciera.
Última edición por Ariel. el Vie 25 Mayo 2018, 11:02 pm, editado 3 veces
Ariel.
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Re: Planet Survival
Voy a comentar tan pronto pueda, ya te dije que me encantó por whatsapp
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hange.
Re: Planet Survival
Ya leí los capítulos y me encantaron (dejo comentarios decentes lo más pronto posible) y también me puse a escribir, así que espero subir pronto el capítulo
indigo.
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Re: Planet Survival
No esperaba tener los comentarios tan pronto, pero me ha poseído algo y al final los he acabado ahora Espero que os gusten
- Kande:
- Como siempre, lamento haber tardado en comentar Pero me pilló duranto los últimos meses del curso y me fue imposible Aunque ya estoy aquí, así que vamos con el capítuloYa han pasado dos meses desde que ha hablado con su padre y desde entonces no ha respondido a sus llamados. El escaso contacto con su progenitor es algo triste para Craig. También le produce sentimientos de enojos y odio hacia él, pero al mismo tiempo puede comprender por qué las cosas son de ese modo. Es triste y lo sabe, sin embargo no puede hacer más que esperar a que el tiempo haga lo suyo.
El primer párrafo y ya me estaba muriendo de pena por Craig Eso de que no hable con el papá y que se le junten tantos sentimientos respecto a ello *cries in spanish* Aunque demuestra mucha madurez dando a entender que tiempo al tiempo. Amo a Craig, es un trozo de pan Además de que se le ve todo madurez y tú me dijiste que va a ser súper bueno—Siempre estás en la biblioteca. ¿Qué tal si me acompañas a la pista? —insiste Rush animado.
Craig le sonríe apenado.
—De verdad no puedo. Tengo la entrega y debo hacerlo antes de la excursión...
—Sobre la excursión, supe que van a mezclarnos con los de tercer año.
—¿Por qué te interesan tanto los de tercero?
—Hay chicas lindas —Rush le guiña el ojo y Craig menea la cabeza. Su amigo nunca cambiara.
Él todo responsable pensando en los proyectos que tiene que entregar y Rush contento porque los van a poner con chicas guapas en la excursión Son como la noche y el día xd.Desde que conoció a Ziv, Vittani supo que se había cruzado al imbécil más grande de todas las galaxias.
Creo que esa sensación la comparten todos los seres humanos (y no humanos) de cada galaxia El muchacho es realmente insoportable. Pero me encanta con Vitta y Rudy le dan su merecido :power:—No es algo que se me dé. Esa es tarea de mujeres —dice Ziv volviendo su vista a su revista con una sonrisa pedante en el rostro.
"Tarea de mujeres". Esta mujer se va a convertir en ciudadana de Roca A-2 y le va a patear el trasero hasta que se lo deje más liso que una baldosa—No es como si fuera la primera vez —Vitta se separa y se encoge de hombros —Difícilmente le tengo miedo a algo, Rudy.
—Yo creía que le temías a que Alvie me quiera más a mí que a ti.
El rostro de Vittani se contrae y frunce el ceño. Rudy se da cuenta que logro molestarla y no se ríe aunque quiera hacerlo.
—Alvie es solo mía —Vitta se cruza de brazos a la vez que infla las mejillas.
Vale, aunque la adoración que siente Vitta por Alvie es un poco compulsiva, a mí me hace mucha gracia. Ya te dije que soy fan de Vitta, que sea tan excéntrica y que le importe un pimiento lo que los demás puedan decir de ella Y su manía de hablar sola, es que me resulta tan cómico y tan tierno a la vez.Al otro día, con la misma rutina de ser despertada por Alvie y obligada a salir de las cálidas sabanas de su cama por las amenazas de desplazarla, Vittani se siente triste y melancólica. Extraña a su papa a horrores y quiere verlo antes de irse a la excursión. Sabe que Joon Jung es un hombre ocupado —últimamente demasiado —y no tiene las suficientes vacaciones que se merece para ir a verla. Vitta sabe que en parte es su culpa por estar viviendo lejos de él, después de todo casi hace explotar una de las bases por un descuido estúpido de su parte y no solo su padre estaba furioso, sino también Alvie, quien no le dirigió siquiera palabra alguna o mirada por dos semanas; dos largas y tormentosas semanas.
Estoy segura de que no quiere tanto a Alvie cuando la obliga a salir de la cama (yo no la querría, desde luego). Y, ¿qué le pasa a estos padres con sus hijos? O sea, se ve que el padre de las chicas sí las quiere o eso espero, pero no sé una pequeña visita al mes—La semana pasada quisiste meterte en la empresa de autobuses para saber cómo funcionaban con energía solar.
—¡No me digas que a ti tampoco te causa curiosidad! —acusa la castaña con los ojos entrecerrados.
—Se lee en internet, Vitta, no es necesario que entres en el sistema o que intentes desarmar un autobús.
—No tendría sentido si lo leyera y ya —refunfuña molesta y se levanta bruscamente de su asiento —Me voy.
Esta Vitta es genial Ella se va por el camino difícil, emocionante, aunque la detengan por ello. Pero me encanta que sea así, desde luego que experiencias no le faltan a la chica :posoc:—¿Qué? ¿No está contenta de verme, enana? —Rush le revuelve el cabello bruscamente.
—¡No me despeines! —chilla la castaña apartándolo de un manotazo y le clava su mirada fulminante —Eres odioso. ¿Nunca vas a dejar de molestarme?
—Oye, pero que mala agradecida eres. Y yo que vine a hacer negocios contigo... —el muchacho finge estar ofendido y se cruza de brazos a la vez que menea la cabeza —Pensé que querías unas fotografías de... tu amorcito.
Vitta salta en el lugar y vuelve a mirar al rubio con una sonrisa risueña. Rush se aguanta las ganas de reír y mantiene su postura.
—¡Dámelas, dámelas!
—No lo sé, realmente me lastimo como me trataste...
Es muy divertido que todos la traten como si fuera un bebé, aunque he de decir que sí que tiene bastantes comportamientos infantiles. Y me mató esta escena de contrabando de fotografías de Craig. Esta chica está dispuesta a todo por su crush Cuando se pone a decir que está haciendo un álbum de fotos para mostrarle a Craig cuando estén juntos (no sé cómo se lo tomaría él). Y luego Rush que es un aprovechado y le saca dinero a la chica xd.—¿Qué es lo que sucede aquí?
—Demonios, Craig, te amo —dice Rush aliviado aun en los brazos del rubio, quien a su vez lo ayuda a incorporarse. Ahora dirige una mirada asesina y vengativa hacia Vittani —Esta mocosa...
—¡No me digas así! ¡Tú fuiste quien empezó! —replica Vitta con las mejillas sonrojadas.
Rush le da una corta mirada hacia las fotografías que la castaña sostiene y ella se da cuenta, por lo que las guarda rápidamente en su bolsillo del uniforme.
—¿Sabes, Craig? Hay algo que debo decirte —la sonrisa socarrona de Rush vuelve a su rostro con su mirada divertida y prometedora de venganza.
Ese horroroso y terrible momento en que crees que tu crush se va a dar cuenta de lo obsesionada que estás con él y te hierven los siete infiernos en la sangre Menos mal que fue falsa alarma y Rush no la traicionó
Sino iba a ir a pegarle.—No —mascullo la castaña meneando la cabeza rápidamente.
—¿No eres Vittani Jung? —el corazón de la muchacha de se congela por un breve momento. ¿Él sabe sobre ella? ¿Enserio? — ¿La niña genio?
—¡No soy una niña! —chilla molesta, más por impulso que por enojo, pero al instante tapa su boca con ambas manos al ver el rostro sorprendido de Craig.
—¿Lo ves? Esta loca.
—Rush...
—Lo siento —dice Vittani con un nudo en la garganta. Quiere vomitar y ya —Yo...
Pero es aún peor cuando tu crush decide hablarte y tu te olvidas de como ser una persona coherente- Spoiler:
- —¡Deja de hacer eso! —chilla Vitta cuando Ziv le patea a Austen cuando estaba por embocar un punto a su equipo.
El pelinegro solo se ríe y Austen choca contra una de las paredes que tienen relleno hasta llegar al suelo. Gray se acerca y lo ayuda a levantarse. Vittani se reúne con ellos cuando Rowan suena el silbato del descanso de dos minutos antes de volver a continuar. Solo quedan diez minutos de juego antes de que termine la hora.
—Esto no puede seguir así —dice Gray con el ceño fruncido —Esos dos idiotas están pasándose de la raya.
—¡Son unos brutos! ¡Incluso tiraron a Lina-Li! —exclama Vitta recordando cuando Ziv empujo a su compañera para tomar la pelota e incluso la empujaba hacia ella para que se golpeara.
—Van ganando. No creo que podamos ganarle —Austen se limpia el sudor de su frente con la mano y voltea a mirar el contador virtual en el centro de la cancha. Van 8-5.
—Solo necesitamos dar un buen tiro para sumarle otros tres puntos.
—Estaríamos empatados, eso es peor que perder —Vittani se muerde las uñas y le echa un vistazo al equipo enemigo.
Ziv choca los cinco con Jessie mientras se ríen, Lina esta de brazos cruzados fulminando con la mirada a sus compañeros. Pronto el líder del grupo les dirige una mirada repleta de superioridad y de burla, lo que logra encender aún más el enojo en Vitta y sus compañeros.
—Quiero patearle el culo.
—Somos dos.
—No, somos tres —Jung truena sus dedos y voltea a mirar a los chicos —creo que tengo un plan.
Tuve que citar toda es parte. Fui Vittani durante todo el partido, quería mandar a Ziv fuera de la colonia para que le explotara la cabeza por imbécil. No hay nada peor que un abusón. Pero mi chica decide tomar las riendas de la situación, movilizar a todo el equipo y hacérselo pagar—A Vitta le gusta —ella se encoge de hombros y muestra una enorme sonrisa —¡Le diré a Alvie que me ponga crema y me haga masajes! ¡A Vitta le encanta cuando Alvie se preocupa por ella y la mime!
—¿Más de lo que ya hace? —inquiere Rowan acercándose a las chicas.
—Para Vitta jamás es suficiente los mimos, y más si son de Alvie.
—Creo que Ziv tiene razón. Quizá Vittani es lesbiana —susurra Lina a Rowan mientras se dirigen a la salida.
—¡Oye! ¡Escuche eso! —chilla la muchacha siguiéndolas.
Se me olvidó mencionar lo mucho que me río cuando le da por hablar en tercera persona. Es genial, la hace más excéntrica y me sigue encantando que le chupe tres huevos si a la gente le gusta o noLo que más desea Craig es ser médico y encontrar la cura de enfermedades como la de su hermana. Esta tesis hará que de un gran paso hacia su meta, y ahora está mucho más completa que el profesor Robbs le presto sus apuntes de la universidad y sus libros. Tiene que devolverlos antes de que este se marcha, por lo que toma rápidamente todo cuando ve en el reloj virtual en el medio del aula que ya está a punto de marcharse.
Aquí es cuando mi corazón vuelve a hacer crack otra vez a causa de Craig Lo que le pasó a la hermana es tan triste y tan bonito por su parte que decida estudiar medicina para encontrar cura a enfermedades como la de ella y que nadie vuelva a pasar por ello Es un trozo de pan, como ya dije y lo amo y solo es el primer capítulo Además me doy cuenta que tiene muchas semejanzas con Rudy y estoy toda emocionada con su amistad. Sé que no viene al caso, pero tenía que decirlo—Cierra la puerta y devuélvela a la sala de profesores, por favor. Te debo una.
NO CRAIG, NO Eres demasiado bueno, amo que seas bueno, pero no puedes fiarte de alguien como Ziv. Cuando leí esto ya intuía que iba a hacer algo malo con esa llave, malnacido—¡Alvie! ¡Si hubiese hecho algo malo, te lo habría dicho para que me ayudes!
Fue una breve batalla de miradas, pero lo suficiente como para que Alvie se diera cuenta que ella no mentía.
—Cámbiate rápido. Hay que ir a la escuela urgente.
—¿Que paso? —inquirió la castaña levantándose.
—Llamaron de la escuela. Alguien hizo explotar los proyectos del laboratorio de medicina.
—¿Y qué pinta Vitta en eso?
—Encontraron tu cadena allí.
ENCIMA EL MUY DESGRACIADO CULPA A VITTA PARA LIBRARSE ¿Pero qué le funciona mal en el cerebro a este chico? ¿Se cayó de la cuno de pequeño? En serio, alguien tiene que mirarle esa disposición gratuita a hacer daño a la gente, no es normal
Amé tu capítulo Kande, como siempre, no podía ser de otra manera Me encanta como escribes, me río muchísimo con tus capítulos y siempre consigues que conecte con tus personajes en el acto. Me dejaste con muchas ganas de seguir leyendo (eché de menos tus capítulos largos), así que espero que avancemos rápido en la ronda para volver a leer de la loca de Vitta y del trozo de pan de Craig
- Dani:
- Bueno Dani, a ti no te conozco así que igual retengo un poco los feels para que no pienses que estoy mal de la azoteaCada mañana era igual a la anterior, era la misma rutina de siempre: despertar, alistarse, salir a correr, volver, comer algo, alistarse e ir a la escuela. La vida estaba volviéndose algo cotidiano y aburrido para Kira, y ella no lo soportaba. No era el tipo de chica que se aferrara a la monotonía como cualquiera. No era lo suyo estar siempre en lo mismo e incluso en el mismo lugar, eso la hacía llevarse tan mal con su madre ya que esta no apoyaba el comportamiento tan desinteresado por parte de ella. Desde que sus padres se separaron, Kira vivía de aquí para allá para no estar en el mismo lugar, se aburría de las paredes blancas en casa de su padre y se marchaba a ver las paredes rosas en casa de su madre. Aun así la vida se le estaba haciendo rutinaria y se sentía cada día más agobiada.
Me imagino cómo debe de sentirse Kira respecto a la monotonía, yo me asfixiaría si todos mis días fueran iguales, como ella. Pero hay veces que por mucho que lo intentes no puedes salirte de la rutina. Aunque se nota que ella lo intenta por cómo se cambia de residencia cada dos por tres para no agobiarse tantoNi siquiera le da chances al chico para que le responda y solo se echa a correr desinteresadamente. Rush por su parte se queda quieto en medio de la acera sin alejar sus ojos de la castaña corriendo en dirección contraria. El hecho de que Kira no estuviera interesada en alguien como él lo perturbaba, se comportaba como el típico chico buscón y mujeriego del cual cualquier chica se enamoraba, pero esta ni siquiera parecía interesada en su amistad.
A lo largo del capítulo me ido dando cuenta de que el crush que siente Rush por Kira es algo muy real, aunque no lo lleve de una manera tan loca como Vittani con Craig Aunque no sé si es que de verdad le gusta Kira o es solo que su ego masculino de macho alfa está herido porque ella no babea por él. Supongo que lo averiguaré con el tiempoSolo había alguien capaz de hacer de las suyas de manera épica y culpar a alguien más, y ese era Ziv. Se habían criado juntos y se sentían cómodos el uno con el otro porque ambos se especializaban en armas y lucha, sin embargo ella nunca estaba de acuerdo con su comportamiento de imbécil holgazán, por lo general ella siempre tenía que sacarlo a él y a su culo travieso de muchos problemas.
Estoy segura de que Kira es la única persona del universo capaz de aguantar y llevar a Ziv, la aplaudo por ello Porque yo haría tiempo que lo hubiera mandado de una patada a que se quemara al sol- No me molestes- susurra.
- Estas obsesionado.- susurra de vuelta el otro rubio- No va a darte bola.
- No me importa su atención- ataca Rush entre murmullos- es muy rara.
- ¡Te encanta!
- ¡Claro que no!
Aquí Rush de nuevo haciéndose el no hay tal crisis porque Kira no le da bola, pero Craig (y yo) sabemos que no le da tan igual- ¿Lista para morder el polvo, compañera?- Ziv se acerca a la colchoneta de lucha mientras mueve sus brazos tronado sus huesos y estirando sus musculos. Kira se rie del chico se acerca haciendo los mismos movimientos que el.
- ¿Cuándo fue la ultima vez que lograste ganarme, Ziv?
- Hoy será distinto, princesa- comenta tomando posiciones.
- No lo creo.- se burla ella.
No voy a mentir, disfruté mucho leyendo como Kira lo hacía morder el polvo. La chica es toda una máquina de combate. Es tipo Katniss Everdeen y me encanta- ¡oye Caster!- El llamado de Vittani lo detiene en el camino y este se voltea a mirarle.
- Hoy no tengo nada para ti, Vitta- chasquea los labios con algo de culpa por estafar a la chica y dejándola ir cuando recuerda lo rico que es gastar su dinero.
Es un poco rastrero por parte de Rush aprovecharse del crush que siente Vitta por su amigo para ganar dinero, pero bueno, hay que aprovechar las oportunidades que te da la vida, como dicen. Y solo de imaginarme a Rush con la cámara detrás de Craig me río sola- Últimamente no quieres ir a ningún lugar solo- dice Kira con buen ánimo mientras ajusta su bolso de practica en el hombro derecho y sus libros en su pecho- ¿de qué te estas escondiendo?
- Uff, no soy del tipo que se esconden
- Si, lo eres.- se burla ella.
Aquí tenemos al más chulo del colegio escondiéndose detrás de su amiga porque sabe que tarde o temprano alguien llegará a vengarse por lo que hizo.- El problema contigo es que eres natural, Kira, naturalmente buena en todo.- la chica se rie y se levanta.
- Ya estas agregándole a la cosa.
- Lo digo en serio- se queja mientras la sigue en el camino de la entrada de la escuela- no te esfuerzas es ser la mejor, cosa que me deprime por cierto, solo trata de seguir siendo tu. Estas comenzando a dudar de ti misma por la locura de tus padres y la presión que ejerce la sociedad sobre ti.
- Supongo que tienes razón- masculla- no suelo ser tan quejumbrosa.
Si al final va a resultar que Ziv tiene sentimientos y todo. Me gustó comprobar que al menos con Kira muestre sentimientos benignos y que haya tratado de animarla (a su manera). Y me da pena Kira, que se sienta tan ahogada con su vida, tan cansada de todo Después llega el agua y ese momento de amistad y adiós paz y adiós todo. Por un momento pensé que Kira explotaría de rabia y ahorcaría a alguien por haber acabado toda empapada. Pero realizó todo un ejercicio de contención y me sentí orgullosa de ella Y después Rush le dejó la camisa, creo que los empiezo a shipearNo era un acto de malcriadez o de rebeldía en contra de su hermano, simplemente Rush no creía necesitar estar lejos de Roca como su hermano lo pensaba. Rylie no se cansaba de repetirle que debía volver al satélite y Rush estaba cansado del tema, el prefería pasar más tiempo en casa de Craig que estar en su propia casa. La muerte de sus padres había alterado demasiado a Rylie incluso mas que a Rush quien además de ser el menor había perdido a su melliza. Quizá eso era lo que Rylie no quería entender.
Rush perdió a sus padres y a su melliza y encima su hermano no hace más que decirle que vuelva al satélite. Al final Rush sufre más de lo que aparenta o esa es la sensación que me da a mí. Y me encanta que tenga esa relación con Craig y que se vaya a su casa siempre, son friendship goals
La parte de la pelea me tuvo así todo el rato Encima Kira acabó metiéndose en problemas por intervenir y no es justo, siempre acaba en problemas por culpa de Ziv- Señorita, Kirami- Henry llega de nuevo de la cocina y le tiene un vaso de jugo a la chica- Como seguía diciéndole, fue un acto vandálico lo que ocurrió allí. No puede repetirse, señorita. A cualquier otro alumno lo habrían expulsado. A usted solo la castigaron y tendrá que permanecer en la lista negra un largo tiempo.
- No me interesa, Hen- se encoge de hombros- Lo único que me molesta son los quejidos de mis padres.
- Ellos son sus padres, señorita- responde como si fuese la mejor respuesta del mundo, a lo que Kira se rie.
- Ellos son un desastre.
- Se preocupan por usted.
Es una lástima que sienta así respecto a sus padres, pero a veces nuestros padres se lo buscan. Es normal que Kira se aburra de ellos y que piense que son un desastre, en vez de hablar con ella se turnan para reclamarle y gritarle, así no se educaEra solo cuestión de tiempo para que su madre volviera para seguir diciéndole cuan parecida era a su padre y luego su padre llamaría para seguir comparándola con su descabellada madre.
¿Ves a lo que me refiero? No le hacen ningún bien a Kira aprovechando que encuentran algo para culparla para lanzarse pullas unos a otros Además de que la comparan con ellos y eso no está bien.- ¿Pateaste el culo de Ziv?
- ¡Ja! Ese imbécil más vale que no se me aparezca enfrente por un buen rato…
Patéale el culo Kira, yo te hago de animadora- Me habría gustado que me pusieran un castigo mas largo en las tardes. Pasaría menos tiempo en la casa lidiando con las competencias de mis padres.
Me parte el corazón que diga esto, se supone que tu casa es el sitio al que vas a refugiarte cuando estás harto de todo y sus padres consiguen que Kira sienta todo lo contrario. Me dan ganas de sermonearlos
Me ha gustado mucho tu capítulo Dani, al igual que tus personajes. Sé que Kira va a tener mucho que ofrecer y que Rush es mucho más serio de lo que parece (o eso creo yo, igual he metido la pata xd). En fin, espero con ansias tu próximo capítulo. Un beso
indigo.
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Re: Planet Survival
- Holaa:
- Me emocioné escribiendo y terminé el capítulo hace un rato Espero haber usado bien a vuestros personajes, sino cualquier cosa me decís y lo cambio. Si hay alguna falta o incoherencia, lo siento,
pero no lo corregí con demasiada atención xd.
CAPÍTULO 04
Rudy Holmes & Austen Ellsworth
Rudy Holmes arregla cosas. Lo que sea. Desde una pelea hasta un brazo electrónico. Cualquier cosa; salvo sus problemas. Ojalá pudiera encontrar una manera de extraer recuerdos o sentimientos como la culpa, que la persiguen hasta en sueños. O, mejor aún: ojalá pudiera sustituir el pasado por uno nuevo, menos doloroso.
Pero no. Lo suyo no tiene arreglo. Porque en el fondo sabe que se lo merece. Es el precio que tiene que pagar por estar viva.
—¡Buenos días! —canturrea Alvie agarrándola por los hombros como puede, pues Vittani está enganchada a su brazo mecánico, como de costumbre.
—Serían buenos si no tuviera que ver la cara de Ziv durante siete horas —bromea a medias. Una parte de ella está segura de que el día mejoraría de verdad sin su presencia.
—Esa es una suerte que no tendremos —las compadece Alvie.
Rudy acopla el paso al de sus amigas, ya que tiene por costumbre andar a una gran velocidad. El cansancio físico la ayuda a no pensar, a no divagar entre sus pensamientos más tormentosos. Sin embargo, la compañía de Vitta y Alvie es el mejor bloqueo.
—Vitta tiene sueño —se queja la muchacha apoyando la cabeza contra el hombro de su hermana mayor.
Aunque a muchos les resulta molesta o, cuanto menos extraña el hábito de Vittani por referirse a ella misma en tercera persona, a Rudy le gusta. Sabe por experiencia que las personas excéntricas y llamativas son más felices.
Cuando el silencio se impone, es demasiado pronto para hablar y se ven tan a menudo que a veces escasean los temas de conversación; Rudy introduce la mano en el bolsillo de su chaqueta, de donde extrae un manojo de alambres con los que empieza a juguetear. Sus dedos se mueven veloces, aunque no presta mucha atención, es algo que le sale solo. Podría construir una nave mientras estudiaba para los exámenes finales sin cometer un solo error.
El resultado de sus movimientos es una representación en miniatura del planeta Tierra, al menos del que ha visto en las fotografías antiguas. Cuando el planeta todavía era habitable.
—¡Qué bonito! —exclama Vitta.
—Te lo regalo. —Rudy estira dos alambres y los arregla para formar una especie de gancho. Tras lo cual se lo cuelga a la chica de la pechera de la chaqueta.
—Si emplearas todo tu tiempo en cosas como estas en vez de meterte en peleas… —suspira Alvie.
Alvie es lo más parecido que tiene a una mejor amiga, desde luego, es de lejos la persona que más la conoce —salvo Craig, aunque él es como su familia— pero le molesta que le diga que desaprovecha su potencial en tonterías. Ha intentado explicarle cientos de veces que no es que le gusten los problemas, sino que ellos tienen algo especial con Rudy: la llaman, la buscan y, desafortunadamente, la encuentran. Odia que Alvie se enfade por eso.
—¡Que no es a propósito! —exclama haciéndose la ofendida. Por suerte, los enfados entre ellas duran un pestañeo.
En parte porque Rudy odia la peleas, ya que le recuerdan a su padre.
—Déjalo, mi Alvie siempre piensa que nos metemos en líos porque nos gusta —interviene Vitta, que suelta un hondo suspiro de resignación.
—¿Cuándo se ha convertido esta conversación en una caza de brujas contra mí?
Rudy le guiña un ojo con astucia y Alvie la responde asomando la punta de su lengua. Justo en ese momento
aparece la escuela en su campo de visión, una construcción austera y brillante, a unos cien metros por delante. Aglomeraciones de alumnos descansan en la entrada, sus gritos viajan hasta ellas a través del viento.
—Creo que puedo arreglármelas para sentarme con Craig en el viaje que haremos —expone Vittani, pero no sabe si espera una respuesta o habla en voz alta para ella misma, otra de sus costumbres.
—Se va a sentar conmigo en la nave —informa Rudy, tirando de las correas de la mochila. No puede tener las manos vacías, ni quietas, es un tic nervioso.
—Vitta tiene que sentarse con él. Vitta quiere impregnarse con su colonia.
Lo que sí que no le gusta de ella es su predisposición al melodrama amoroso. La saca bastante de sus casillas. Aunque intenta no recordárselo mucho. Rudy porta una sinceridad demoledora, pero encuentra su límite en Vittani. A veces es más fácil callar su opinión respecto a lo que siente por Craig. Cuando trata de convencerla de que centrar todas sus energías en un ficticio romance con él no desembocará en nada bueno, se pone como loca y no la habla durante días. Después de todo, cada loco con su tema…
—Para el carro, hermanita, no vaya a pensar que eres rara —dice con cariño Alvie.
—Primero me dices que me busque un compañero porque tú vas con Alvie. Ahora quieres que te dé a mi compañero… —enumera Rudy con los dedos—. No me marees —pone los ojos en blanco.
Vitta se suelta del brazo de su hermana y atrapa las muñecas de Rudy con sus pequeñas manos, que son suaves y delicadas, como su apariencia.
—¡Por favor, Rudy, por favor! —exclama zarandeando a la muchacha—. Así podré hablar con él y verá que soy el amor de su vida y que tenemos que estar juntos y…
—Respira hondo —le pide Rudy, ya que ve que sus mejillas enrojecen por momentos.
—Te dejo que te sientes con Alvie —propone, mirando a su hermana por encima del hombro.
—Alvie se siente un poco abandonada —bromea, imitando la costumbre de Vitta.
Rudy lo sopesa. La realidad es que le trae sin cuidado con quién sentarse durante el viaje —siempre que no sea Ziv, claro—, pero no sabe cómo se tomará Craig que le cambie el puesto con Vitta. Su amigo no tiene ni la más remota pista de lo que siente Vitta por él. Tampoco quiere meterlo en una encerrona.
—No vas a parar hasta que acepte, ¿no es así? —suspira con pesadumbre.
Vitta realiza una perfecta caída de ojos que pretende despertar ternura, pero Rudy casi puede ver al diablo bailando en ellos. Ni siquiera sabe por qué pregunta, no hay nada capaz de disuadir a Vittani si se trata de Craig.
—Está bien —acepta.
—¡Eres la mejor! —la zarandea rebosante de adrenalina —Pero sé sutil, dile que te tienes que poner con Alvie porque su brazo falla mucho últimamente.
—Mi brazo está perfectamente, gracias —dice la chica, retomando la marcha.
Rudy se ríe.
—A sus órdenes, mi capitana.
Pero no. Lo suyo no tiene arreglo. Porque en el fondo sabe que se lo merece. Es el precio que tiene que pagar por estar viva.
—¡Buenos días! —canturrea Alvie agarrándola por los hombros como puede, pues Vittani está enganchada a su brazo mecánico, como de costumbre.
—Serían buenos si no tuviera que ver la cara de Ziv durante siete horas —bromea a medias. Una parte de ella está segura de que el día mejoraría de verdad sin su presencia.
—Esa es una suerte que no tendremos —las compadece Alvie.
Rudy acopla el paso al de sus amigas, ya que tiene por costumbre andar a una gran velocidad. El cansancio físico la ayuda a no pensar, a no divagar entre sus pensamientos más tormentosos. Sin embargo, la compañía de Vitta y Alvie es el mejor bloqueo.
—Vitta tiene sueño —se queja la muchacha apoyando la cabeza contra el hombro de su hermana mayor.
Aunque a muchos les resulta molesta o, cuanto menos extraña el hábito de Vittani por referirse a ella misma en tercera persona, a Rudy le gusta. Sabe por experiencia que las personas excéntricas y llamativas son más felices.
Cuando el silencio se impone, es demasiado pronto para hablar y se ven tan a menudo que a veces escasean los temas de conversación; Rudy introduce la mano en el bolsillo de su chaqueta, de donde extrae un manojo de alambres con los que empieza a juguetear. Sus dedos se mueven veloces, aunque no presta mucha atención, es algo que le sale solo. Podría construir una nave mientras estudiaba para los exámenes finales sin cometer un solo error.
El resultado de sus movimientos es una representación en miniatura del planeta Tierra, al menos del que ha visto en las fotografías antiguas. Cuando el planeta todavía era habitable.
—¡Qué bonito! —exclama Vitta.
—Te lo regalo. —Rudy estira dos alambres y los arregla para formar una especie de gancho. Tras lo cual se lo cuelga a la chica de la pechera de la chaqueta.
—Si emplearas todo tu tiempo en cosas como estas en vez de meterte en peleas… —suspira Alvie.
Alvie es lo más parecido que tiene a una mejor amiga, desde luego, es de lejos la persona que más la conoce —salvo Craig, aunque él es como su familia— pero le molesta que le diga que desaprovecha su potencial en tonterías. Ha intentado explicarle cientos de veces que no es que le gusten los problemas, sino que ellos tienen algo especial con Rudy: la llaman, la buscan y, desafortunadamente, la encuentran. Odia que Alvie se enfade por eso.
—¡Que no es a propósito! —exclama haciéndose la ofendida. Por suerte, los enfados entre ellas duran un pestañeo.
En parte porque Rudy odia la peleas, ya que le recuerdan a su padre.
—Déjalo, mi Alvie siempre piensa que nos metemos en líos porque nos gusta —interviene Vitta, que suelta un hondo suspiro de resignación.
—¿Cuándo se ha convertido esta conversación en una caza de brujas contra mí?
Rudy le guiña un ojo con astucia y Alvie la responde asomando la punta de su lengua. Justo en ese momento
aparece la escuela en su campo de visión, una construcción austera y brillante, a unos cien metros por delante. Aglomeraciones de alumnos descansan en la entrada, sus gritos viajan hasta ellas a través del viento.
—Creo que puedo arreglármelas para sentarme con Craig en el viaje que haremos —expone Vittani, pero no sabe si espera una respuesta o habla en voz alta para ella misma, otra de sus costumbres.
—Se va a sentar conmigo en la nave —informa Rudy, tirando de las correas de la mochila. No puede tener las manos vacías, ni quietas, es un tic nervioso.
—Vitta tiene que sentarse con él. Vitta quiere impregnarse con su colonia.
Lo que sí que no le gusta de ella es su predisposición al melodrama amoroso. La saca bastante de sus casillas. Aunque intenta no recordárselo mucho. Rudy porta una sinceridad demoledora, pero encuentra su límite en Vittani. A veces es más fácil callar su opinión respecto a lo que siente por Craig. Cuando trata de convencerla de que centrar todas sus energías en un ficticio romance con él no desembocará en nada bueno, se pone como loca y no la habla durante días. Después de todo, cada loco con su tema…
—Para el carro, hermanita, no vaya a pensar que eres rara —dice con cariño Alvie.
—Primero me dices que me busque un compañero porque tú vas con Alvie. Ahora quieres que te dé a mi compañero… —enumera Rudy con los dedos—. No me marees —pone los ojos en blanco.
Vitta se suelta del brazo de su hermana y atrapa las muñecas de Rudy con sus pequeñas manos, que son suaves y delicadas, como su apariencia.
—¡Por favor, Rudy, por favor! —exclama zarandeando a la muchacha—. Así podré hablar con él y verá que soy el amor de su vida y que tenemos que estar juntos y…
—Respira hondo —le pide Rudy, ya que ve que sus mejillas enrojecen por momentos.
—Te dejo que te sientes con Alvie —propone, mirando a su hermana por encima del hombro.
—Alvie se siente un poco abandonada —bromea, imitando la costumbre de Vitta.
Rudy lo sopesa. La realidad es que le trae sin cuidado con quién sentarse durante el viaje —siempre que no sea Ziv, claro—, pero no sabe cómo se tomará Craig que le cambie el puesto con Vitta. Su amigo no tiene ni la más remota pista de lo que siente Vitta por él. Tampoco quiere meterlo en una encerrona.
—No vas a parar hasta que acepte, ¿no es así? —suspira con pesadumbre.
Vitta realiza una perfecta caída de ojos que pretende despertar ternura, pero Rudy casi puede ver al diablo bailando en ellos. Ni siquiera sabe por qué pregunta, no hay nada capaz de disuadir a Vittani si se trata de Craig.
—Está bien —acepta.
—¡Eres la mejor! —la zarandea rebosante de adrenalina —Pero sé sutil, dile que te tienes que poner con Alvie porque su brazo falla mucho últimamente.
—Mi brazo está perfectamente, gracias —dice la chica, retomando la marcha.
Rudy se ríe.
—A sus órdenes, mi capitana.
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Apunta con decisión, tensa la cuerda al máximo y la suelta. La flecha sale disparada con un fuerte zumbido y segundos más tarde: impacta en el centro de la diana. Se permite una sonrisa de orgullo. Repite el proceso hasta que se le terminan las flechas. Termina sudando y con un leve hormigueo en el hombro. Traza círculos con él para destensarlo.
De su bolsa de deporte saca una botella de agua y se rocía la cara con ella para desprenderse del calor. A continuación guarda el arco y la aljaba en ella. Se marcha de la sala de entrenamiento antes de que alguien irrumpa allí.
Austen Ellsworth va todos los días una hora antes a la escuela para poder entrenar solo. No le gusta la compañía cuando trabaja, le pone tenso siquiera pensar que alguien puede estar atento de sus movimientos. A causa de ello, siempre termina fallando cuando alguno de los instructores lo pone a prueba o se interesa más de lo acostumbrado por él.
Lo odia, porque cuando no hay nadie demuestra una plena precisión en sus movimientos. Una lástima, que no pueda hacer saber al resto del mundo que no es tan inútil como aparenta. Las personas son como plantas desconocidas en un planeta extraño. No hay manera de saber si son inofensivas, venenosas o carnívoras hasta que no lo has vivido en carne propia. Así se siente Austen la mayoría del tiempo, un forastero en un planeta inhóspito.
Camina hacia el vestuario masculino para darse una ducha rápida antes de que las clases den comienzo. Vive cerca de la escuela y podría irse a casa; pero prefiere no hacerlo. Seguramente, allí habrá comenzado el programa matutino de peleas entre su hermana y su madre. Lyra sigue emperrada en demostrarle a su madre que escribir es un trabajo como cualquier otro —aunque en realidad nunca escribe y, mucho menos, trabaja— y su madre porque sigue dolida con ella por abandonar el excelente programa de medicina en el que estaba.
Austen niega quejumbroso, para borrar la escena de su cabeza. Pensar en ello siempre desemboca en su padre. Y en los sucesos que propiciaron su muerte hacía cinco años atrás. Entonces comenzaban los temblores, seguidos de las palpitaciones y de la privación de aire. Reviviendo así el miedo paralizante y desgarrador que determina la vida del muchacho.
Cuando abandona el vestuario tras la ducha, se encamina a la cafetería para agenciarse algo de desayunar. Los pasillos comienzan a llenarse poco a poco del gentío adolescente. Austen tiene el tiempo justo para comprar algo y marcharse a su clase de primera hora antes de que los pasillos diverjan en una asfixiante multitud.
A veces, cuando se queda atrapado entre el gentío, sin remedio; cierra los ojos. Le abruma que todo vaya tan rápido. Todos parecen avanzar hacia delante sin titubeos, dispuestos a seguir los caminos que les son impuestos. Sin preguntarse si hay más caminos, si merece la pena titubear en ciertos momentos, para tomar ciertas decisiones.
Quizá es que Austen duda demasiado, su confianza tiende a flaquear a menudo. Porque, como la mayoría, tiene claro lo que quiere hacer. Pero le da demasiado miedo seguir dicho camino. Austen quiere seguir los pasos de su madre, encajar las botas en las huellas que él dejó. Su meta es convertirse en científico. Sin embargo, el miedo prevalece. Todavía no ha sido capaz de informarle a su madre de la decisión. Teme que no acoja bien la noticia.
Después de todo, él estuvo allí cuando ocurrió.
Estuvo, pero no hizo nada.
Fue testigo de la explosión. Cuando el miedo le sopló en la nuca por primera vez.
Su padre estaba muerto por su culpa.
Llega a clase antes que nadie. Debido a la explosión que causó Ziv dos días atrás, el laboratorio está inhabilitado, así que a primera hora tienen clase de Historia. Austen aborrece esa clase. No hay nada mejor para decaer el ánimo que una charla sobre cómo el mundo se fue al traste. Un recordatorio de que vive en una cúpula, que respira aire artificial y que el cielo de su cabeza es menos real que su valentía.
Aguarda tranquilo a que lleguen sus compañeros, sentado en el último asiento de una de las filas, donde no llame mucho la atención. Una gran cuantía de sus compañeros son agradables, el problema reside en que Austen nunca se ha sentido con ánimos para interactuar con ellos. Es como si algo tirase de él hacia atrás cada vez que se propone ser más abierto. Se limita a responder si le preguntan y a mantener conversaciones superfluas con aquellos que no lo miran como si tuviera un retraso mental. Lyra siempre se mete con él por ser tan callado cuando acompañan a su madre a algún evento y Austen se apostilla en una esquina. Entonces siempre recuerda las palabras de su padre «No te rías de tu hermano, las aguas estancadas pueden bravas en el interior». Lyra continúa burlándose de Austen, pero a él le da igual: porque su padre creía en él.
A menudo se pregunta si lo culpó por quedarse parado aquel día. Si el último pensamiento que dirigió a él fue el de que era un cobarde. Cuando lo piensa, se le cierran las cuerdas vocales.
—Mira a quién tenemos aquí.
La voz hace que Austen ponga los ojos en blanco y apriete los puños bajo la mesa. Ha llegado Ziv, la pesadilla de toda persona. Que debe de tener una plaza asegurada en el Inframundo desde el momento en el que exhaló su primera bocanada de aire.
No le responde. Nunca lo hace. Prefiere no gastar saliva en una persona que piensa que brilla más cuanto más pisotea al resto. Puede que no se sienta muy cómodo con las personas, pero no merecen que un simple chico los moleste así.
Como siempre, Ziv no se rinde. Tiene un único propósito, y es que Austen algún día responda a sus provocaciones. Casi parece un reto personal para él. Ziv camina con sus andares altivos hasta que alcanza su mesa. Austen desciende la vista hasta sus manos.
—He oído por ahí que te asustó tanto la explosión que acabaste mojando los pantalones —empieza, juntando las cejas.
Austen bosteza.
—Hace falta algo más que una de tus bromas para eso —responde con neutralidad, sin imprimir ni un atisbo de emoción en su voz.
Casi puede escucharlo gruñir. Se da la vuelta sobre los talones. Aunque eso no ha acabado ahí, aún le quedan siete horas para torturarlo con sus vilipendios. Ziv se toma el arte de acosar con mucha dedicación. Por suerte, a Austen le importa bien poco lo que los demás puedan decir de él o que Ziv lo deje en evidencia —algo que ocurre con frecuencia—.
Convive con demonios mucho más aterradores en su cabeza y esos, al contrario que el flacucho de Ziv con sus ataques verbales, sí que pueden conseguir que moje los pantalones.
A los pocos minutos, comienzan a llegar compañeros. Rowan lo saluda con una sonrisa y se sienta en el lugar contiguo al suyo. Es la persona con la que más ha hablado Austen desde que está en Roca A-2.
Entonces, aparece ella, acompañada por sus amigas: Rudy Holmes.
Como de costumbre lleva el pelo agarrado en un precario moño en lo alto de la cabeza, tiene una macha de grasa en la barbilla. Pero le queda bien, a Rudy todo le queda bien, incluso la suciedad. La piel morena le resalta por la luz blanca artificial. Pisa firme con sus zapatillas desgastadas, aunque Austen ya se ha fijado en que cojea casi de forma imperceptible al andar. Viste sus pantalones negros y su chaqueta militar llena de bolsillos, de los que a lo largo de una clase puede sacar todo tipo de cosas: desde tornillos y tuercas hasta manojos de cable y pequeñas construcciones automatizadas. Incluso la ha visto sacar herramientas. Tiene los dedos manchados de distintos colores, porque además de arreglar cosas, la ha visto pintar.
Porta una sonrisa que vive entre la mueca triste y la felicidad. Como si tuviera sombras que eclipsan los buenos momentos: igual que le pasa a Austen. O eso quiere creer él, porque si es así, tiene algo en común con ella. Pero lo que más le gusta de Rudy son sus ojos oscuros, a juego con el tono tostado de su pelo. Le gustan porque son profundos como la galaxia, pero con el brillo justo para ser humanos.
Rudy Holmes le fascina. Cada centímetro de ella supone una incógnita para Austen. Pero es algo que nunca podrá decirle, porque cada vez que la escucha hablar —aunque las palabras no sean para él— enmudece. Se siente intimidado por su fuerza, por su energía. Pero, especialmente: por el aura de tristeza que parece rodearla.
De su bolsa de deporte saca una botella de agua y se rocía la cara con ella para desprenderse del calor. A continuación guarda el arco y la aljaba en ella. Se marcha de la sala de entrenamiento antes de que alguien irrumpa allí.
Austen Ellsworth va todos los días una hora antes a la escuela para poder entrenar solo. No le gusta la compañía cuando trabaja, le pone tenso siquiera pensar que alguien puede estar atento de sus movimientos. A causa de ello, siempre termina fallando cuando alguno de los instructores lo pone a prueba o se interesa más de lo acostumbrado por él.
Lo odia, porque cuando no hay nadie demuestra una plena precisión en sus movimientos. Una lástima, que no pueda hacer saber al resto del mundo que no es tan inútil como aparenta. Las personas son como plantas desconocidas en un planeta extraño. No hay manera de saber si son inofensivas, venenosas o carnívoras hasta que no lo has vivido en carne propia. Así se siente Austen la mayoría del tiempo, un forastero en un planeta inhóspito.
Camina hacia el vestuario masculino para darse una ducha rápida antes de que las clases den comienzo. Vive cerca de la escuela y podría irse a casa; pero prefiere no hacerlo. Seguramente, allí habrá comenzado el programa matutino de peleas entre su hermana y su madre. Lyra sigue emperrada en demostrarle a su madre que escribir es un trabajo como cualquier otro —aunque en realidad nunca escribe y, mucho menos, trabaja— y su madre porque sigue dolida con ella por abandonar el excelente programa de medicina en el que estaba.
Austen niega quejumbroso, para borrar la escena de su cabeza. Pensar en ello siempre desemboca en su padre. Y en los sucesos que propiciaron su muerte hacía cinco años atrás. Entonces comenzaban los temblores, seguidos de las palpitaciones y de la privación de aire. Reviviendo así el miedo paralizante y desgarrador que determina la vida del muchacho.
Cuando abandona el vestuario tras la ducha, se encamina a la cafetería para agenciarse algo de desayunar. Los pasillos comienzan a llenarse poco a poco del gentío adolescente. Austen tiene el tiempo justo para comprar algo y marcharse a su clase de primera hora antes de que los pasillos diverjan en una asfixiante multitud.
A veces, cuando se queda atrapado entre el gentío, sin remedio; cierra los ojos. Le abruma que todo vaya tan rápido. Todos parecen avanzar hacia delante sin titubeos, dispuestos a seguir los caminos que les son impuestos. Sin preguntarse si hay más caminos, si merece la pena titubear en ciertos momentos, para tomar ciertas decisiones.
Quizá es que Austen duda demasiado, su confianza tiende a flaquear a menudo. Porque, como la mayoría, tiene claro lo que quiere hacer. Pero le da demasiado miedo seguir dicho camino. Austen quiere seguir los pasos de su madre, encajar las botas en las huellas que él dejó. Su meta es convertirse en científico. Sin embargo, el miedo prevalece. Todavía no ha sido capaz de informarle a su madre de la decisión. Teme que no acoja bien la noticia.
Después de todo, él estuvo allí cuando ocurrió.
Estuvo, pero no hizo nada.
Fue testigo de la explosión. Cuando el miedo le sopló en la nuca por primera vez.
Su padre estaba muerto por su culpa.
Llega a clase antes que nadie. Debido a la explosión que causó Ziv dos días atrás, el laboratorio está inhabilitado, así que a primera hora tienen clase de Historia. Austen aborrece esa clase. No hay nada mejor para decaer el ánimo que una charla sobre cómo el mundo se fue al traste. Un recordatorio de que vive en una cúpula, que respira aire artificial y que el cielo de su cabeza es menos real que su valentía.
Aguarda tranquilo a que lleguen sus compañeros, sentado en el último asiento de una de las filas, donde no llame mucho la atención. Una gran cuantía de sus compañeros son agradables, el problema reside en que Austen nunca se ha sentido con ánimos para interactuar con ellos. Es como si algo tirase de él hacia atrás cada vez que se propone ser más abierto. Se limita a responder si le preguntan y a mantener conversaciones superfluas con aquellos que no lo miran como si tuviera un retraso mental. Lyra siempre se mete con él por ser tan callado cuando acompañan a su madre a algún evento y Austen se apostilla en una esquina. Entonces siempre recuerda las palabras de su padre «No te rías de tu hermano, las aguas estancadas pueden bravas en el interior». Lyra continúa burlándose de Austen, pero a él le da igual: porque su padre creía en él.
A menudo se pregunta si lo culpó por quedarse parado aquel día. Si el último pensamiento que dirigió a él fue el de que era un cobarde. Cuando lo piensa, se le cierran las cuerdas vocales.
—Mira a quién tenemos aquí.
La voz hace que Austen ponga los ojos en blanco y apriete los puños bajo la mesa. Ha llegado Ziv, la pesadilla de toda persona. Que debe de tener una plaza asegurada en el Inframundo desde el momento en el que exhaló su primera bocanada de aire.
No le responde. Nunca lo hace. Prefiere no gastar saliva en una persona que piensa que brilla más cuanto más pisotea al resto. Puede que no se sienta muy cómodo con las personas, pero no merecen que un simple chico los moleste así.
Como siempre, Ziv no se rinde. Tiene un único propósito, y es que Austen algún día responda a sus provocaciones. Casi parece un reto personal para él. Ziv camina con sus andares altivos hasta que alcanza su mesa. Austen desciende la vista hasta sus manos.
—He oído por ahí que te asustó tanto la explosión que acabaste mojando los pantalones —empieza, juntando las cejas.
Austen bosteza.
—Hace falta algo más que una de tus bromas para eso —responde con neutralidad, sin imprimir ni un atisbo de emoción en su voz.
Casi puede escucharlo gruñir. Se da la vuelta sobre los talones. Aunque eso no ha acabado ahí, aún le quedan siete horas para torturarlo con sus vilipendios. Ziv se toma el arte de acosar con mucha dedicación. Por suerte, a Austen le importa bien poco lo que los demás puedan decir de él o que Ziv lo deje en evidencia —algo que ocurre con frecuencia—.
Convive con demonios mucho más aterradores en su cabeza y esos, al contrario que el flacucho de Ziv con sus ataques verbales, sí que pueden conseguir que moje los pantalones.
A los pocos minutos, comienzan a llegar compañeros. Rowan lo saluda con una sonrisa y se sienta en el lugar contiguo al suyo. Es la persona con la que más ha hablado Austen desde que está en Roca A-2.
Entonces, aparece ella, acompañada por sus amigas: Rudy Holmes.
Como de costumbre lleva el pelo agarrado en un precario moño en lo alto de la cabeza, tiene una macha de grasa en la barbilla. Pero le queda bien, a Rudy todo le queda bien, incluso la suciedad. La piel morena le resalta por la luz blanca artificial. Pisa firme con sus zapatillas desgastadas, aunque Austen ya se ha fijado en que cojea casi de forma imperceptible al andar. Viste sus pantalones negros y su chaqueta militar llena de bolsillos, de los que a lo largo de una clase puede sacar todo tipo de cosas: desde tornillos y tuercas hasta manojos de cable y pequeñas construcciones automatizadas. Incluso la ha visto sacar herramientas. Tiene los dedos manchados de distintos colores, porque además de arreglar cosas, la ha visto pintar.
Porta una sonrisa que vive entre la mueca triste y la felicidad. Como si tuviera sombras que eclipsan los buenos momentos: igual que le pasa a Austen. O eso quiere creer él, porque si es así, tiene algo en común con ella. Pero lo que más le gusta de Rudy son sus ojos oscuros, a juego con el tono tostado de su pelo. Le gustan porque son profundos como la galaxia, pero con el brillo justo para ser humanos.
Rudy Holmes le fascina. Cada centímetro de ella supone una incógnita para Austen. Pero es algo que nunca podrá decirle, porque cada vez que la escucha hablar —aunque las palabras no sean para él— enmudece. Se siente intimidado por su fuerza, por su energía. Pero, especialmente: por el aura de tristeza que parece rodearla.
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Rudy está exenta de la hora de Educación Física a causa de la lesión que tiene en la pierna izquierda. Otro de los muchos recordatorios físicos del accidente. Aunque no esté obligada a participar en la clase, Rudy se presenta de todas formas. Se sienta en una esquina y pasa la hora haciendo retratos de sus compañeros. Es uno de los momentos más relajantes del día.
Abandona los libros en la taquilla y los sustituye por el ajado cuaderno de bocetos y la caja de carboncillos. Piensa en dejar la chaqueta, pero al final decide que es mejor llevarla, a pesar del calor: nunca sabe cuándo puede necesitar uno de los muchos artilugios que anidan en los bolsillos.
Al cerrar la puerta aparece su pesadilla personal: Ziv. Apoyado en la taquilla contigua con una sonrisa velada que no augura nada bueno.
—Piérdete —dice Rudy antes de darle la oportunidad de pronunciarse.
Por supuesto, eso no es suficiente.
—¿Por qué eres tan arisca? —rebate con fingido arrebato.
—Da gracias a que no te saco los ojos con las uñas. —Rudy empieza a caminar hacia el gimnasio, donde debería estar Ziv.
—No puedes privar al mundo de una belleza como la de mis ojos.
—¿En serio? Yo creo que el mundo me lo agradecería bastante.
Ziv ríe con ensayada inquina. Pasa un brazo por los hombros de Rudy, que refrena las ganas de aplastarle la cabeza con el cuaderno.
—Advierto cierto tono de celos en tu voz —susurra Ziv—, me parece que a alguien no le gusta que todas las chicas del instituto suspiren por mí.
Suficiente.
Rudy se saca el brazo de Ziv de los hombros y se lo retuerce hacia atrás, quedando a su espalda.
—No te conviene tocarme mucho las narices después de lo que le hiciste a Craig y Vitta —lo amenaza—. Porque te
espera algo mucho peor que un balde de agua fría.
—Ay, eso duele —lloriquea Ziv.
Se oye un carraspeo a su espalda. Rudy cierra los ojos y murmura una maldición, a sabiendas de lo que le espera. Suelta al imbécil de Ziv y se da la vuelta. Como temía, allí está el orientador académico, el señor Norman. Es un hombre bastante joven, alejado aún de la mediana edad. Viste con camisas de franela de distintos colores que combina con vaqueros desteñidos. Tiene el pelo largo y rizado, a la altura de los hombros y una expresión siempre amable.
—¡Me estaba pegando! —se chiva Ziv.
—Señor McTharpe, ambos sabemos que la inocencia no es un don con el que fue bendecido. —Engañar al orientador Norman es un trabajo extenuante. Tiene calados a todos los alumnos.
—Pero…
—Si estoy en lo cierto, tiene clase de Educación Física —lo interrumpe el hombre sin prestar atención—, váyase antes de que aumente sus horas de castigo.
—No estoy castigado —masculla Ziv, desconcertado.
El orientador Norman amaga una sonrisa y cruza los brazos a la altura de las costillas.
—Ahora sí, aquí tiene su hoja de castigo —le extiende el papel. Ziv lo acepta de malas maneras y se marcha hacia el gimnasio.
El orientador se gira hacia Rudy, que maldice por no haber construido un aparato que la permita encoger hasta ser invisible.
—En cuanto a usted, señorita Holmes, siempre espero una conducta más digna de su comportamiento. Teniendo en cuanta que es la Presidenta Estudiantil.
—Lo siento, señor Norman.
El cargo de Presidenta es una maldición para Rudy. Aún no sabe por qué motivo accedió a tomar el puesto. Quizá porque es algo que hubiese hecho Rue, y ella tiene por costumbre hacer cosas que a ella le hubiesen gustado. Es otro tic nervioso.
Se supone que tiene que ser un ejemplo de buena conducta; pero es todo lo contrario. No porque no lo intente —porque lo hace—, pero siempre termina en el epicentro de los problemas. A veces se lo merece, controlar su temperamento es todo un ejercicio de retención, pero otras veces lo único que intenta es solucionar los altercados.
Así que, como resultado, su grupo es el más problemático.
El señor Norman realiza un ademán con la mano, invitándola a caminar. Sus pasos retumban contra las taquillas, de las clases emana el murmullo acompasado de soliloquios impartidos por profesores.
—Hay algo que me gustaría comentarle —anuncia el orientador.
Rudy presiente que no le gustará lo que tiene para decirle. Siempre se muestra atento con ella y, la invita —que quiere decir que la obliga— a pasarse por su despacho al menos una vez al mes para hablarle de cómo está llevando las cosas. A pesar de que Rudy guardo bajo siete llaves los acontecimientos de su pasado, la escuela está al tanto de lo que sucedió. Por ello el orientador hace tanto hincapié en su bienestar.
—Usted dirá —lo anima, deseando acabar cuanto antes.
—He visto que has presentado la solicitud para ingresar en el programa de Ingeniería Espacial el próximo año.
Se estremece, por supuesto que no le gusta el derrotero que ha tomado la conversación. De forma mecánica, lo dedos de Rudy comienzan a tamborilear sobre la superficie metálica del estuche.
—Así es —carraspea.
El orientador Norman le regala una sonrisa conciliadora.
Presentó la solicitud el mes anterior, en un arranque de valentía o, de dolor, no sabe cuál de los dos la impulsó más. En cualquier caso, no nació del deseo.
—Sin embargo, por lo que he visto —prosigue el orientador con tono elocuente—, te inclinas más por la Mecánica. Tu proyecto del semestre pasado para robótica fue revolucionario.
Rudy calla, no sabe qué decir. Cualquier afirmación que expire de su boca será una mentira, una farsa completa. Porque el señor Norman tiene razón: prefiere la Mecánica.
—No son tan diferentes —alega sin ánimos. Porque sí hay diferencias, la más importante consiste en que no le gusta. Se suponía que Rue sería la ingeniera y Rudy la mecánica.
—Hablé con tu padre hace unos días, Rudy. —Al llamarla por su nombre quiere crear un ambiente seguro y de confianza para la chica—. Me dijo que tu hermana quería estudiar Ingeniería.
«Padre», qué palabra tan íntima para una relación tan fría. Rudy nota que la sangre comienza a hervirle como gasolina cerca del fuego. Claro que ha hablado con él. Darwin no tiene problema en aparecer siempre que sea para recordarle a Rudy lo que «hubiera hecho Rue», como si ella sola no se bastara.
—La próxima vez que hable con él, mándele recuerdos de mi parte —dice con toda la calma que puede agasajar—. Ya que a mí solo me llama cuando quiere recriminarme algo.
Termina por saltarse también la clase de Física, está demasiado enfada como para aceptar compañía. No quiere terminar pagando su frustración con otra persona. Por lo que se marcha a un aula que hace las de almacén de proyectos de ciencias de años pasados. Suele estar cerrada, pero Chako pasa mucho tiempo allí para entretenerse y en un descuido del gato: Rudy se hizo con la llave.
Se ha montado un pequeño taller detrás de una representación automatizada de los anillos de Saturno y un prototipo de nave espacial que debería funcionar con luz estelar. Lo último en lo que está trabajando —al menos en la escuela— es en los agujeros de gusano. Los primeros ingenieros habían logrado utilizar los agujeros de gusano para viajar de un planeta a otro en cuestión de minutos. Pero Rudy busca la manera de aplicarlos a las personas. Poder introducirlos en un dispositivo de bolsillo que permita a las personas transportarse de un lugar a otro con solo apretar un botón.
Pero hoy le resulta imposible concentrarse. No debería haber perdido el control con el orientador. Su salida de tono solo lo motivaría a ayudarla con más empeño. El señor Norman no comprende que no es el primero en intentar salvar la relación de Rudy con su padre, ella lo hizo primero.
Sin embargo, con el mismo don que tiene para arreglar algo, también sabe distinguir las cosas que no tienen salvación. La relación con su padre es una de esas cosas. Lo intentó varios años, hasta que se cansó. Bastante tenía Rudy con sus demonios. No necesitaba que nadie le recordara día tras día que había sobrevivido la hija equivocada.
Cuando suena el timbre que anuncia el final de la cuarta clase, Rudy recoge sus cosas y se marcha a la cafetería. Una vez allí divisa a Craig, acompañado por Rush en una de las mesas; lo saluda con la mano y empieza a buscar a Alvie, está en la mesa de siempre: mira al resto de alumnos mientras se muerde el labio, sus ojos emanan frustración. Sonríe, si fuera por su amiga cada día se sentaría con una persona distinta a la hora del almuerzo.
—¿Dónde te has metido? —la regaña Alvie cuando alcanza la mesa.
Se deja caer en el banco frente a su amiga.
—No estaba de humor —explica con acritud.
Alvie no insiste más, advierte la tormenta que la rodea. Es una de las cosas que más aprecia de ella, uno de los motivos por lo que se ha convertido en su amiga más cercana. Alvie no indaga, ni la atosiga. Acepta sin más que hay días en los que Rudy se apaga, como una máquina a la que se le acaba la potencia.
—¿Dónde está Vitta? —pregunta, percatándose de que no está pululando por allí. Lo cual es bastante extraño, porque Vitta adora orbitar al son de su hermana.
—Quien sabe.
Tras el hombro de su amiga, Rudy advierte un pequeño corro de gente, en el centro hay un niño de primer curso. Se repliega sobre su propio cuerpo y mantiene la vista fijada a sus zapatos. Está atemorizado por Ziv. Rudy aprieta los puños, la mandíbula, los músculos… lo que sea para reprimir sus impulsos por descuartizarlo en piezas que ni siquiera ella pueda juntar de nuevo. Alvie advierte el cambio en su amiga y mira por encima del hombro.
—Maldito condenado —masculla.
—Tenemos que hacer algo —sentencia Rudy.
Alvie dibuja una mueca con los labios.
—La última vez que se lo intentamos hacer pagar, no salió muy bien.
Rudy no participó en la venganza a la que sometieron a Ziv la semana pasada, pero por lo que le había contado Alvie y Vitta, las cosas se fueron de madre. Habían terminado por empapar a Kira.
—Eso es porque no contabais con mi maravilloso cerebro —bromea, dándose unos toquecitos en la sien.
—¿Qué ocurre con tu maravilloso cerebro?
Vitta aparece con su bandeja del almuerzo en ese momento. Se sienta al lado de Alvie, todo lo cerca que puede.
—Rudy quiere vengarse de Ziv —explica Alvie, poniendo los ojos en blanco.
—No soy la única… —apostilla arrastrando las palabras.
—Yo me apunto —afirma Vitta, buscando las gominolas de color azul que tanto le gusta en la bolsa.
Alvie suspira. Aunque no está tan dispuesta a meterse en líos, Rudy sabe que prefiere participar para controlarlas —en especial a ella—.
—¿Qué podemos hacer? —pregunta Alvie.
Rudy vuelve a mirar a Ziv, que parece haber terminado con su tortura de la hora del almuerzo. Es una persona vanidosa y materialista, como es bien sabido por todos, vive de las apariencias. Así que es ahí por donde deben atacar.
—Creo que se me ocurren un par de cosas… —confiesa Rudy, sacando a pasear su sonrisa más conspiradora.
Vitta aplaude con emocionada. Alvie rueda los ojos.
Abandona los libros en la taquilla y los sustituye por el ajado cuaderno de bocetos y la caja de carboncillos. Piensa en dejar la chaqueta, pero al final decide que es mejor llevarla, a pesar del calor: nunca sabe cuándo puede necesitar uno de los muchos artilugios que anidan en los bolsillos.
Al cerrar la puerta aparece su pesadilla personal: Ziv. Apoyado en la taquilla contigua con una sonrisa velada que no augura nada bueno.
—Piérdete —dice Rudy antes de darle la oportunidad de pronunciarse.
Por supuesto, eso no es suficiente.
—¿Por qué eres tan arisca? —rebate con fingido arrebato.
—Da gracias a que no te saco los ojos con las uñas. —Rudy empieza a caminar hacia el gimnasio, donde debería estar Ziv.
—No puedes privar al mundo de una belleza como la de mis ojos.
—¿En serio? Yo creo que el mundo me lo agradecería bastante.
Ziv ríe con ensayada inquina. Pasa un brazo por los hombros de Rudy, que refrena las ganas de aplastarle la cabeza con el cuaderno.
—Advierto cierto tono de celos en tu voz —susurra Ziv—, me parece que a alguien no le gusta que todas las chicas del instituto suspiren por mí.
Suficiente.
Rudy se saca el brazo de Ziv de los hombros y se lo retuerce hacia atrás, quedando a su espalda.
—No te conviene tocarme mucho las narices después de lo que le hiciste a Craig y Vitta —lo amenaza—. Porque te
espera algo mucho peor que un balde de agua fría.
—Ay, eso duele —lloriquea Ziv.
Se oye un carraspeo a su espalda. Rudy cierra los ojos y murmura una maldición, a sabiendas de lo que le espera. Suelta al imbécil de Ziv y se da la vuelta. Como temía, allí está el orientador académico, el señor Norman. Es un hombre bastante joven, alejado aún de la mediana edad. Viste con camisas de franela de distintos colores que combina con vaqueros desteñidos. Tiene el pelo largo y rizado, a la altura de los hombros y una expresión siempre amable.
—¡Me estaba pegando! —se chiva Ziv.
—Señor McTharpe, ambos sabemos que la inocencia no es un don con el que fue bendecido. —Engañar al orientador Norman es un trabajo extenuante. Tiene calados a todos los alumnos.
—Pero…
—Si estoy en lo cierto, tiene clase de Educación Física —lo interrumpe el hombre sin prestar atención—, váyase antes de que aumente sus horas de castigo.
—No estoy castigado —masculla Ziv, desconcertado.
El orientador Norman amaga una sonrisa y cruza los brazos a la altura de las costillas.
—Ahora sí, aquí tiene su hoja de castigo —le extiende el papel. Ziv lo acepta de malas maneras y se marcha hacia el gimnasio.
El orientador se gira hacia Rudy, que maldice por no haber construido un aparato que la permita encoger hasta ser invisible.
—En cuanto a usted, señorita Holmes, siempre espero una conducta más digna de su comportamiento. Teniendo en cuanta que es la Presidenta Estudiantil.
—Lo siento, señor Norman.
El cargo de Presidenta es una maldición para Rudy. Aún no sabe por qué motivo accedió a tomar el puesto. Quizá porque es algo que hubiese hecho Rue, y ella tiene por costumbre hacer cosas que a ella le hubiesen gustado. Es otro tic nervioso.
Se supone que tiene que ser un ejemplo de buena conducta; pero es todo lo contrario. No porque no lo intente —porque lo hace—, pero siempre termina en el epicentro de los problemas. A veces se lo merece, controlar su temperamento es todo un ejercicio de retención, pero otras veces lo único que intenta es solucionar los altercados.
Así que, como resultado, su grupo es el más problemático.
El señor Norman realiza un ademán con la mano, invitándola a caminar. Sus pasos retumban contra las taquillas, de las clases emana el murmullo acompasado de soliloquios impartidos por profesores.
—Hay algo que me gustaría comentarle —anuncia el orientador.
Rudy presiente que no le gustará lo que tiene para decirle. Siempre se muestra atento con ella y, la invita —que quiere decir que la obliga— a pasarse por su despacho al menos una vez al mes para hablarle de cómo está llevando las cosas. A pesar de que Rudy guardo bajo siete llaves los acontecimientos de su pasado, la escuela está al tanto de lo que sucedió. Por ello el orientador hace tanto hincapié en su bienestar.
—Usted dirá —lo anima, deseando acabar cuanto antes.
—He visto que has presentado la solicitud para ingresar en el programa de Ingeniería Espacial el próximo año.
Se estremece, por supuesto que no le gusta el derrotero que ha tomado la conversación. De forma mecánica, lo dedos de Rudy comienzan a tamborilear sobre la superficie metálica del estuche.
—Así es —carraspea.
El orientador Norman le regala una sonrisa conciliadora.
Presentó la solicitud el mes anterior, en un arranque de valentía o, de dolor, no sabe cuál de los dos la impulsó más. En cualquier caso, no nació del deseo.
—Sin embargo, por lo que he visto —prosigue el orientador con tono elocuente—, te inclinas más por la Mecánica. Tu proyecto del semestre pasado para robótica fue revolucionario.
Rudy calla, no sabe qué decir. Cualquier afirmación que expire de su boca será una mentira, una farsa completa. Porque el señor Norman tiene razón: prefiere la Mecánica.
—No son tan diferentes —alega sin ánimos. Porque sí hay diferencias, la más importante consiste en que no le gusta. Se suponía que Rue sería la ingeniera y Rudy la mecánica.
—Hablé con tu padre hace unos días, Rudy. —Al llamarla por su nombre quiere crear un ambiente seguro y de confianza para la chica—. Me dijo que tu hermana quería estudiar Ingeniería.
«Padre», qué palabra tan íntima para una relación tan fría. Rudy nota que la sangre comienza a hervirle como gasolina cerca del fuego. Claro que ha hablado con él. Darwin no tiene problema en aparecer siempre que sea para recordarle a Rudy lo que «hubiera hecho Rue», como si ella sola no se bastara.
—La próxima vez que hable con él, mándele recuerdos de mi parte —dice con toda la calma que puede agasajar—. Ya que a mí solo me llama cuando quiere recriminarme algo.
Termina por saltarse también la clase de Física, está demasiado enfada como para aceptar compañía. No quiere terminar pagando su frustración con otra persona. Por lo que se marcha a un aula que hace las de almacén de proyectos de ciencias de años pasados. Suele estar cerrada, pero Chako pasa mucho tiempo allí para entretenerse y en un descuido del gato: Rudy se hizo con la llave.
Se ha montado un pequeño taller detrás de una representación automatizada de los anillos de Saturno y un prototipo de nave espacial que debería funcionar con luz estelar. Lo último en lo que está trabajando —al menos en la escuela— es en los agujeros de gusano. Los primeros ingenieros habían logrado utilizar los agujeros de gusano para viajar de un planeta a otro en cuestión de minutos. Pero Rudy busca la manera de aplicarlos a las personas. Poder introducirlos en un dispositivo de bolsillo que permita a las personas transportarse de un lugar a otro con solo apretar un botón.
Pero hoy le resulta imposible concentrarse. No debería haber perdido el control con el orientador. Su salida de tono solo lo motivaría a ayudarla con más empeño. El señor Norman no comprende que no es el primero en intentar salvar la relación de Rudy con su padre, ella lo hizo primero.
Sin embargo, con el mismo don que tiene para arreglar algo, también sabe distinguir las cosas que no tienen salvación. La relación con su padre es una de esas cosas. Lo intentó varios años, hasta que se cansó. Bastante tenía Rudy con sus demonios. No necesitaba que nadie le recordara día tras día que había sobrevivido la hija equivocada.
Cuando suena el timbre que anuncia el final de la cuarta clase, Rudy recoge sus cosas y se marcha a la cafetería. Una vez allí divisa a Craig, acompañado por Rush en una de las mesas; lo saluda con la mano y empieza a buscar a Alvie, está en la mesa de siempre: mira al resto de alumnos mientras se muerde el labio, sus ojos emanan frustración. Sonríe, si fuera por su amiga cada día se sentaría con una persona distinta a la hora del almuerzo.
—¿Dónde te has metido? —la regaña Alvie cuando alcanza la mesa.
Se deja caer en el banco frente a su amiga.
—No estaba de humor —explica con acritud.
Alvie no insiste más, advierte la tormenta que la rodea. Es una de las cosas que más aprecia de ella, uno de los motivos por lo que se ha convertido en su amiga más cercana. Alvie no indaga, ni la atosiga. Acepta sin más que hay días en los que Rudy se apaga, como una máquina a la que se le acaba la potencia.
—¿Dónde está Vitta? —pregunta, percatándose de que no está pululando por allí. Lo cual es bastante extraño, porque Vitta adora orbitar al son de su hermana.
—Quien sabe.
Tras el hombro de su amiga, Rudy advierte un pequeño corro de gente, en el centro hay un niño de primer curso. Se repliega sobre su propio cuerpo y mantiene la vista fijada a sus zapatos. Está atemorizado por Ziv. Rudy aprieta los puños, la mandíbula, los músculos… lo que sea para reprimir sus impulsos por descuartizarlo en piezas que ni siquiera ella pueda juntar de nuevo. Alvie advierte el cambio en su amiga y mira por encima del hombro.
—Maldito condenado —masculla.
—Tenemos que hacer algo —sentencia Rudy.
Alvie dibuja una mueca con los labios.
—La última vez que se lo intentamos hacer pagar, no salió muy bien.
Rudy no participó en la venganza a la que sometieron a Ziv la semana pasada, pero por lo que le había contado Alvie y Vitta, las cosas se fueron de madre. Habían terminado por empapar a Kira.
—Eso es porque no contabais con mi maravilloso cerebro —bromea, dándose unos toquecitos en la sien.
—¿Qué ocurre con tu maravilloso cerebro?
Vitta aparece con su bandeja del almuerzo en ese momento. Se sienta al lado de Alvie, todo lo cerca que puede.
—Rudy quiere vengarse de Ziv —explica Alvie, poniendo los ojos en blanco.
—No soy la única… —apostilla arrastrando las palabras.
—Yo me apunto —afirma Vitta, buscando las gominolas de color azul que tanto le gusta en la bolsa.
Alvie suspira. Aunque no está tan dispuesta a meterse en líos, Rudy sabe que prefiere participar para controlarlas —en especial a ella—.
—¿Qué podemos hacer? —pregunta Alvie.
Rudy vuelve a mirar a Ziv, que parece haber terminado con su tortura de la hora del almuerzo. Es una persona vanidosa y materialista, como es bien sabido por todos, vive de las apariencias. Así que es ahí por donde deben atacar.
—Creo que se me ocurren un par de cosas… —confiesa Rudy, sacando a pasear su sonrisa más conspiradora.
Vitta aplaude con emocionada. Alvie rueda los ojos.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Austen vuelve a la sala de entrenamiento durante la hora del almuerzo. Obteniendo así un nuevo descanso del bullicio mundano que tan poco le gusta. Para él, la soledad es una bendición, siempre y cuando sus demonios no lo cacen. En la sala, a veces está Kira Manning, pero la chica parece disfrutar tanto como él sin compañía, ni siquiera se fija en Austen, así que no pierde la concentración.
Ese día solo está él. Se ha decidido por los objetivos en movimiento, hologramas de personas que tratan de atacarlo. No es tan bueno como con los objetivos fijos, pero cuanto más practica menos hologramas se le escapan.
Los ataca sin piedad, uno tras otro, fragmentándolos en cientos de píxeles que desaparecen antes de tocar el suelo. Tras su tercera ronda, cuando se acerca a los mandos para repetir la frecuencia y aumentar el número de hologramas, alguien lo aferra por el hombro. Da un respingo y todo su cuerpo se tensa.
—Hola —escucha que lo llama una voz aguda, pero suave, que cree reconocer.
Se da la vuelta con lentitud. Da un respingo: rodeándolo, están Alvie, Rudy y Vitta, con tres sonrisas arteras. Nota cómo se le ponen los pelos de punta, traga saliva con fuerza. Mira a Rudy de reojo y nota cómo se enrojece por momentos.
—¿Estás bien? —pregunta ella con suspicacia, ladeando levemente la cabeza. Más vasos sanguíneos que se
calientan en su rostro, en todo el cuerpo.
—¿Se te ha roto la lengua? —Es Vitta quien lo cuestiona, con aire travieso—. Rudy puede arreglártela o, yo misma.
A ver, déjame… —Da un paso al frente, como si de verdad quisiera abrir la boca de Austen, su hermana la intercepta con su brazo robótico, con una expresión divertida.
—Ho-ola —logra tartamudear.
—Necesitamos tu ayuda para una cosa —comenta Alvie. Usa un tono amable y reducido. Parece haberse dado cuenta de su turbación.
Austen se obliga a volver a respirar. No es la primera vez que Rudy se acerca a hablar con él, lo ha hecho varias veces en clase. Tiene que controlarse.
—¿Para qué? —Las palabras salen de una sola vez, pero son demasiado aguadas. Nota que le resbalan gotas de sudor por la nuca.
—Digamos, que para un bien mayor —anuncia Rudy—. ¿Podrías dejarnos unas cuantas flechas?
—Las cogeríamos nosotras mismas, pero no queremos que nos castiguen por robar —explica Vitta como si fuera necesario.
—Nos comprometemos a devolverlas de una pieza —asegura Alvie.
Rudy y Vitta fruncen el ceño de manera conjunta.
—O, a comprarte unas nuevas —añade Rudy.
Austen lanza una mirada a la aljaba que descansa a sus pies.
—Supongo que puedo prestaros… —empieza a murmurar.
—Necesitamos cuatro, gracias —interrumpe Alvie.
¿Para qué pueden necesitar cuatro flechas? Ninguna de ellas está en el programa de entrenamiento. Seguro que no es para nada bueno. Pero Rudy Holmes le está mirando, para lo que sea que las necesiten han decidido acudir a él. Y, aunque estúpido, le emociona ese hecho.
—De acuerdo —suspira y se agacha para coger las flechas, están hechas de microfibra, pesan menos que una flecha normal, son un regalo de Rowan. —Aquí tenéis—. Se las tiende a Alvie, pues teme que si se las da a Rudy, la mano empiece a temblarle de manera descontrolada.
—¡Muchas gracias! —exclama Vitta, aplaudiendo.
—Sí, gracias —la secunda Rudy, regalándole una de sus ambiguas sonrisas. Aunque en ese momento parece tirar más hacia la alegría que hacia la tristeza.
Tiene que tragar saliva de nuevo para responder.
—De nada.
Le muestran un trío de sonrisas antes de darse la vuelta para marcharse. En ese momento, Austen está emocionado porque Rudy ha hablado con él. Pero no sabe que terminará por arrepentirse del préstamo que les ha hecho…
Ese día solo está él. Se ha decidido por los objetivos en movimiento, hologramas de personas que tratan de atacarlo. No es tan bueno como con los objetivos fijos, pero cuanto más practica menos hologramas se le escapan.
Los ataca sin piedad, uno tras otro, fragmentándolos en cientos de píxeles que desaparecen antes de tocar el suelo. Tras su tercera ronda, cuando se acerca a los mandos para repetir la frecuencia y aumentar el número de hologramas, alguien lo aferra por el hombro. Da un respingo y todo su cuerpo se tensa.
—Hola —escucha que lo llama una voz aguda, pero suave, que cree reconocer.
Se da la vuelta con lentitud. Da un respingo: rodeándolo, están Alvie, Rudy y Vitta, con tres sonrisas arteras. Nota cómo se le ponen los pelos de punta, traga saliva con fuerza. Mira a Rudy de reojo y nota cómo se enrojece por momentos.
—¿Estás bien? —pregunta ella con suspicacia, ladeando levemente la cabeza. Más vasos sanguíneos que se
calientan en su rostro, en todo el cuerpo.
—¿Se te ha roto la lengua? —Es Vitta quien lo cuestiona, con aire travieso—. Rudy puede arreglártela o, yo misma.
A ver, déjame… —Da un paso al frente, como si de verdad quisiera abrir la boca de Austen, su hermana la intercepta con su brazo robótico, con una expresión divertida.
—Ho-ola —logra tartamudear.
—Necesitamos tu ayuda para una cosa —comenta Alvie. Usa un tono amable y reducido. Parece haberse dado cuenta de su turbación.
Austen se obliga a volver a respirar. No es la primera vez que Rudy se acerca a hablar con él, lo ha hecho varias veces en clase. Tiene que controlarse.
—¿Para qué? —Las palabras salen de una sola vez, pero son demasiado aguadas. Nota que le resbalan gotas de sudor por la nuca.
—Digamos, que para un bien mayor —anuncia Rudy—. ¿Podrías dejarnos unas cuantas flechas?
—Las cogeríamos nosotras mismas, pero no queremos que nos castiguen por robar —explica Vitta como si fuera necesario.
—Nos comprometemos a devolverlas de una pieza —asegura Alvie.
Rudy y Vitta fruncen el ceño de manera conjunta.
—O, a comprarte unas nuevas —añade Rudy.
Austen lanza una mirada a la aljaba que descansa a sus pies.
—Supongo que puedo prestaros… —empieza a murmurar.
—Necesitamos cuatro, gracias —interrumpe Alvie.
¿Para qué pueden necesitar cuatro flechas? Ninguna de ellas está en el programa de entrenamiento. Seguro que no es para nada bueno. Pero Rudy Holmes le está mirando, para lo que sea que las necesiten han decidido acudir a él. Y, aunque estúpido, le emociona ese hecho.
—De acuerdo —suspira y se agacha para coger las flechas, están hechas de microfibra, pesan menos que una flecha normal, son un regalo de Rowan. —Aquí tenéis—. Se las tiende a Alvie, pues teme que si se las da a Rudy, la mano empiece a temblarle de manera descontrolada.
—¡Muchas gracias! —exclama Vitta, aplaudiendo.
—Sí, gracias —la secunda Rudy, regalándole una de sus ambiguas sonrisas. Aunque en ese momento parece tirar más hacia la alegría que hacia la tristeza.
Tiene que tragar saliva de nuevo para responder.
—De nada.
Le muestran un trío de sonrisas antes de darse la vuelta para marcharse. En ese momento, Austen está emocionado porque Rudy ha hablado con él. Pero no sabe que terminará por arrepentirse del préstamo que les ha hecho…
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De vuelta en el almacén, Rudy y Vitta trabajan con tesón en manipular las flechas, así es cuando mejor se entienden. No necesitan hablar, no discuten y Vitta se desprende de su habitual actitud infantil. Mientras tanto, Alvie las observa en silencio, con las piernas cruzadas, atenta por si necesitan algo. El horario lectivo ha terminado, así que es el momento perfecto para llevar a cabo su plan.
—Sí que te tenías esto guardado —comenta Alvie, saturada del silencio.
Rudy alza la vista un segundo, sin embargo, sus manos prosiguen manipulando cables. Se encoge de hombros. El almacén es el sitio al que va cuando todo en su interior amenaza con explotar, como unas horas atrás, tras la conversación con el orientador Norman. Tiene tanto sellado que a veces cuesta retenerlo. Arreglar y crear es la manera que ha encontrado de que todo siga a buen recaudo en las profundidades de su ser.
Vitta empieza a tararear la melodía de una canción que le gusta, al tiempo que introduce en el astil de una de las flechas los compresores de tinta de color naranja mandarina que han fabricado a toda prisa. Rudy, por su parte, comienza a juntar las piezas de la estructura automática que ha construido para que las flechas salten en cuanto Ziv abra su taquilla, tras su hora de entrenamiento.
—¿Cómo vas? —pregunta a Vitta.
La chica introduce la última punta en la última flecha, manipulada para que esta se abra como una flor una vez salga disparada. Quieren darle una lección a Ziv, pero no matarlo.
—¡Listo! —asegura, apartándose el pelo de la cara con el dorso de la mano.
Rudy aprieta las últimas tuercas. Es una estructura rectangular, del tamaño de una taquilla, con dos comportamientos tubulares en cada lado, en los que encajan las flechas. Del fondo de los compartimentos, salen cuatro cables, unidos a un sensor de movimiento que ha tomado prestado de un sistema de seguridad abandonado en el almacén. Una vez en la taquilla, pegará el sensor en la parte de atrás de la taquilla y, cuando Ziv la abra, las flechas impactarán en su cuerpo manchándolo de distintos colores, resistentes al agua, con una duración de dos días.
Introducen las cuatro flechas en los compartimentos, así, la primera parte de su plan es completada.
—Tenemos quince minutos para colocarlo —anuncia Alvie, mirando el reloj que lleva incorporado en su brazo.
Sin tiempo que perder, recogen la estructura, tapada ahora con una sábana. Alvie mira a ambos lados del pasillo antes de dar luz verde a sus compañeras. Juntas se precipitan fuera, todo el mundo sigue en sus clases extraescolares. En cada giro, vigilan que no haya ningún profesor, o peor aún, que no esté Chako. Alcanzan la taquilla de Ziv con diez minutos de margen. Rudy le da un codazo justo debajo de la cerradura y ésta se abre: es un truco que aprendió de Rue. Sin perder un segundo, encajan la estructura en el rectángulo. Pegan el sensor de movimiento y la cierran. Justo en ese instante, la sirena marca el fin de las extraescolares.
—¡Lo conseguimos! —exclama Alvie, satisfecha.
—Creo que la estamos pervirtiendo —bromea Rudy.
—Mi Alvie es incorruptible —espeta Vitta, que no acepta ninguna broma a su hermana si no sale de su boca.
—Por Saturno, que es una broma, no sabía que no podía…
—No empecéis a discutir. —Alvie suspira, agarra a cada una de un brazo y las arrastra a unas cuantas taquillas de distancia, camufladas entre alumnos, desde donde podrán observar la perpetuación de su plan.
Ziv aparece unos diez minutos después, con sus andares de amo del universo. Rudy nota que Vitta le clava las uñas en la muñeca por la excitación, le da una manotazo sin perder de vista al chico, que se detiene frente a su taquilla.
—Vamos… vamos… —murmura entre dientes Alvie.
Ziv estira el brazo, comienza a marcar la combinación de la taquilla y…
Las flechas salen disparadas antes de que sea capaz de reaccionar. La primera se le clava en la frente, de la que cae un tono rosa cliché. La siguiente va al centro de su pecho y su camiseta blanca pasa al más intenso de los azules aguamarina. Para finalizar, las dos que restan, acaban en sus piernas, chorreando naranja mandarina.
Los alumnos se congregan alrededor de Ziv, algunos incluso sacan cámaras para inmortalizar el momento. Ziv sigue quieto, manos en alto al lado de la cabeza. Es todo un arcoíris de color. Las tres chicas caminan hacia el círculo y se abren paso entre sus compañeros.
—Y así, el cazador se convierte en presa —se burla Rudy, incapaz de contener la sonrisa.
Ziv reacciona al verlas, se arranca las flechas del cuerpo y las tira al suelo. A continuación se encara con ellas.
—¡Os voy a matar! —brama y el rosa de su cara se oscurece por el rojo bermellón de sus mejillas.
—Pero qué mono estás, casi te pareces a mi muñeco de la infancia —lo pica Alvie.
—¡Sí, Míster Rainbow! —la secunda Vitta.
—Creo que debo mencionarte que la pintura es permanente durante unos cuantos días —prosigue Rudy.
—¡YO OS MATO!
Los puños de Ziv se contraen, a tal punto que la pintura azul de sus manos se agrieta en los nudillos. Justo cuando está a punto de decir algo más, Austen aparece en el centro del corro. Sus ojos verdes viajan desde las flechas tiradas en el suelo hasta el cuerpo de Ziv. Una mueca de horror asoma a su rostro.
—¿Para esto queríais las flechas? —dice en voz baja a Alvie, pero no lo suficientemente bajo y Ziv lo escucha.
—Has tentado demasiado a la suerte, rarito —lo amenaza Ziv.
—Él no ha tenido nada que ver, se las robamos —afirma Rudy, adelantándose para quedar cerca de su adversario.
No va a permitir que Austen se convierta en su objetivo, bastante se ensaña ya con él.
—¿Qué está ocurriendo aquí?
El aire desaparece del pasillo. La señora Martínez, la profesora de Literatura, emerge de entre los alumnos. Los ojos se le escapan de las órbitas cuando se cruza con Ziv, este, por el contrario, sonríe con inquina.
—Profesora, miren lo que me han hecho estos cuatro.
—¡Austen no ha tenido nada que ver! —repite Alvie.
—Es verdad, es culpa nuestra —asegura Vitta, tratando de adoptar su expresión más inocente.
Rudy no tercia palabra, con su sed de venganza había dejado pasar las consecuencias que tendría. Una nueva amonestación, una llamada de la dirección a su padre y más reproches, más gritos. ¿Cuándo aprenderá a estarse quieta?
Ziv se agacha a coger una de las flechas.
—Y si no ha tenido nada que ver —hace una pausa melodramática—, ¿por qué está su nombre grabado en el culatín?
Extiende la flecha a la profesora, para que lo compruebe con sus propios ojos. Rudy lanza una mirada a Austen por encima del hombro: el chico mantiene los ojos quietos en la punta de las zapatillas, las manos se le cierran en un puño.
La profesora Martínez suspira.
—Holmes, Jung, Kidder y Ellsworth, al despacho del director —anuncia con solemnidad—. El resto a sus casas, esto
no es un espectáculo.
Rudy precede la marcha, al pasar choca su hombro con el de Ziv a propósito. Los alumnos abren un pasillo para que puedan caminar. Todo en cuanto puede pensar Rudy, es en la hoja de amonestación que se sumará a su expediente académico.
Si sigue así, nunca podrá acceder al programa de Ingeniería, ni compensárselo a Rue.
—Sí que te tenías esto guardado —comenta Alvie, saturada del silencio.
Rudy alza la vista un segundo, sin embargo, sus manos prosiguen manipulando cables. Se encoge de hombros. El almacén es el sitio al que va cuando todo en su interior amenaza con explotar, como unas horas atrás, tras la conversación con el orientador Norman. Tiene tanto sellado que a veces cuesta retenerlo. Arreglar y crear es la manera que ha encontrado de que todo siga a buen recaudo en las profundidades de su ser.
Vitta empieza a tararear la melodía de una canción que le gusta, al tiempo que introduce en el astil de una de las flechas los compresores de tinta de color naranja mandarina que han fabricado a toda prisa. Rudy, por su parte, comienza a juntar las piezas de la estructura automática que ha construido para que las flechas salten en cuanto Ziv abra su taquilla, tras su hora de entrenamiento.
—¿Cómo vas? —pregunta a Vitta.
La chica introduce la última punta en la última flecha, manipulada para que esta se abra como una flor una vez salga disparada. Quieren darle una lección a Ziv, pero no matarlo.
—¡Listo! —asegura, apartándose el pelo de la cara con el dorso de la mano.
Rudy aprieta las últimas tuercas. Es una estructura rectangular, del tamaño de una taquilla, con dos comportamientos tubulares en cada lado, en los que encajan las flechas. Del fondo de los compartimentos, salen cuatro cables, unidos a un sensor de movimiento que ha tomado prestado de un sistema de seguridad abandonado en el almacén. Una vez en la taquilla, pegará el sensor en la parte de atrás de la taquilla y, cuando Ziv la abra, las flechas impactarán en su cuerpo manchándolo de distintos colores, resistentes al agua, con una duración de dos días.
Introducen las cuatro flechas en los compartimentos, así, la primera parte de su plan es completada.
—Tenemos quince minutos para colocarlo —anuncia Alvie, mirando el reloj que lleva incorporado en su brazo.
Sin tiempo que perder, recogen la estructura, tapada ahora con una sábana. Alvie mira a ambos lados del pasillo antes de dar luz verde a sus compañeras. Juntas se precipitan fuera, todo el mundo sigue en sus clases extraescolares. En cada giro, vigilan que no haya ningún profesor, o peor aún, que no esté Chako. Alcanzan la taquilla de Ziv con diez minutos de margen. Rudy le da un codazo justo debajo de la cerradura y ésta se abre: es un truco que aprendió de Rue. Sin perder un segundo, encajan la estructura en el rectángulo. Pegan el sensor de movimiento y la cierran. Justo en ese instante, la sirena marca el fin de las extraescolares.
—¡Lo conseguimos! —exclama Alvie, satisfecha.
—Creo que la estamos pervirtiendo —bromea Rudy.
—Mi Alvie es incorruptible —espeta Vitta, que no acepta ninguna broma a su hermana si no sale de su boca.
—Por Saturno, que es una broma, no sabía que no podía…
—No empecéis a discutir. —Alvie suspira, agarra a cada una de un brazo y las arrastra a unas cuantas taquillas de distancia, camufladas entre alumnos, desde donde podrán observar la perpetuación de su plan.
Ziv aparece unos diez minutos después, con sus andares de amo del universo. Rudy nota que Vitta le clava las uñas en la muñeca por la excitación, le da una manotazo sin perder de vista al chico, que se detiene frente a su taquilla.
—Vamos… vamos… —murmura entre dientes Alvie.
Ziv estira el brazo, comienza a marcar la combinación de la taquilla y…
Las flechas salen disparadas antes de que sea capaz de reaccionar. La primera se le clava en la frente, de la que cae un tono rosa cliché. La siguiente va al centro de su pecho y su camiseta blanca pasa al más intenso de los azules aguamarina. Para finalizar, las dos que restan, acaban en sus piernas, chorreando naranja mandarina.
Los alumnos se congregan alrededor de Ziv, algunos incluso sacan cámaras para inmortalizar el momento. Ziv sigue quieto, manos en alto al lado de la cabeza. Es todo un arcoíris de color. Las tres chicas caminan hacia el círculo y se abren paso entre sus compañeros.
—Y así, el cazador se convierte en presa —se burla Rudy, incapaz de contener la sonrisa.
Ziv reacciona al verlas, se arranca las flechas del cuerpo y las tira al suelo. A continuación se encara con ellas.
—¡Os voy a matar! —brama y el rosa de su cara se oscurece por el rojo bermellón de sus mejillas.
—Pero qué mono estás, casi te pareces a mi muñeco de la infancia —lo pica Alvie.
—¡Sí, Míster Rainbow! —la secunda Vitta.
—Creo que debo mencionarte que la pintura es permanente durante unos cuantos días —prosigue Rudy.
—¡YO OS MATO!
Los puños de Ziv se contraen, a tal punto que la pintura azul de sus manos se agrieta en los nudillos. Justo cuando está a punto de decir algo más, Austen aparece en el centro del corro. Sus ojos verdes viajan desde las flechas tiradas en el suelo hasta el cuerpo de Ziv. Una mueca de horror asoma a su rostro.
—¿Para esto queríais las flechas? —dice en voz baja a Alvie, pero no lo suficientemente bajo y Ziv lo escucha.
—Has tentado demasiado a la suerte, rarito —lo amenaza Ziv.
—Él no ha tenido nada que ver, se las robamos —afirma Rudy, adelantándose para quedar cerca de su adversario.
No va a permitir que Austen se convierta en su objetivo, bastante se ensaña ya con él.
—¿Qué está ocurriendo aquí?
El aire desaparece del pasillo. La señora Martínez, la profesora de Literatura, emerge de entre los alumnos. Los ojos se le escapan de las órbitas cuando se cruza con Ziv, este, por el contrario, sonríe con inquina.
—Profesora, miren lo que me han hecho estos cuatro.
—¡Austen no ha tenido nada que ver! —repite Alvie.
—Es verdad, es culpa nuestra —asegura Vitta, tratando de adoptar su expresión más inocente.
Rudy no tercia palabra, con su sed de venganza había dejado pasar las consecuencias que tendría. Una nueva amonestación, una llamada de la dirección a su padre y más reproches, más gritos. ¿Cuándo aprenderá a estarse quieta?
Ziv se agacha a coger una de las flechas.
—Y si no ha tenido nada que ver —hace una pausa melodramática—, ¿por qué está su nombre grabado en el culatín?
Extiende la flecha a la profesora, para que lo compruebe con sus propios ojos. Rudy lanza una mirada a Austen por encima del hombro: el chico mantiene los ojos quietos en la punta de las zapatillas, las manos se le cierran en un puño.
La profesora Martínez suspira.
—Holmes, Jung, Kidder y Ellsworth, al despacho del director —anuncia con solemnidad—. El resto a sus casas, esto
no es un espectáculo.
Rudy precede la marcha, al pasar choca su hombro con el de Ziv a propósito. Los alumnos abren un pasillo para que puedan caminar. Todo en cuanto puede pensar Rudy, es en la hoja de amonestación que se sumará a su expediente académico.
Si sigue así, nunca podrá acceder al programa de Ingeniería, ni compensárselo a Rue.
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Rudy llega a casa mucho más tarde de lo normal, después del sermón al que los sometió del director por su inapropiado comportamiento, decidió volver un rato al almacén. Pero como había ocurrido por la mañana, fue incapaz de avanzar con su proyecto.
Así que la frustración, el enfado y el sentimiento de inutilidad se convierten en sus acompañantes en el camino de vuelta a casa: se pelean por acaparar su atención, por ser la protagonista de su círculo vicioso de reproches. Sabe que en cuanto ponga un pie dentro del apartamento, habrá una llamada de Darwin.
Deja que las cintas transportadoras de las calles la arrastren hasta su sector. Normalmente, prefiere caminar, pero está demasiado agotada. En cuanto entra en la zona metropolitana, se enchufa al reproductor de música para que el sonido de los trenes no alcance sus oídos.
Echa el cuello hacia atrás y se choca con las estrellas parpadeantes. Estrellas falsas, sin historia, sin formas, un mero producto de las máquinas terraforma. Cuando todavía tenía una familia, su madre solía contarles por las noches cuentos sobre las estrellas. Su favorita era y, es, el mito de la constelación del águila. Para los griegos era un animal sagrado que protegía el planeta, pues era la encargada de recoger los rayos que Zeus lanzaba al planeta desde el Olimpo.
De pequeña, Rudy creía que su madre era lo más parecido que tenía a un águila. Las protegía, a ella y a Rue. Pero entonces murió… A veces trata de consolarse creyendo que se ha unido a la constelación del águila y que sigue protegiéndola, de alguna manera.
Hasta que recuerda que las estrellas de su cielo son simples luces artificiales. Su madre no está en ningún sitio, ni tampoco Rue. Todo lo que queda de ellas son dos cuerpos putrefactos enterrados a cuatro metros bajo tierra en el cementerio.
Rudy está sola.
Llega a su complejo de apartamentos quince minutos más tarde. Es una construcción de acero inoxidable, en la que se reflejan las luces de las farolas y la hacen brillar. Su apartamento está en la última planta. Cuando abre la puerta, el olor a pintura acrílica, aceite de motor y velas inunda sus fosas nasales.
Es una construcción elitista, equiparada con todas las maravillas tecnológicas. Tiene contratado el servicio de un robot de limpieza, que llega al apartamento todas las mañanas tras marcharse Rudy a clase, que se encarga de arreglar el desastre que inunda su apartamento. Que tiene las paredes inundadas con planos de proyectos, guías de construcción de máquinas terraforma y naves espaciales. El suelo está plagado de prototipos a la mitad y si no lleva cuidado, siempre termina por clavarse una de las muchas tuercas que aparecen en el suelo en los momentos inoportunos. También están los cuadros, apelotonados bajo la pantalla de plasma, bajo la mesa del café y, hasta en el baño. Por último, los cuatro caballetes que tiene apostados frente a la ventana.
Deja caer la mochila al lado de la puerta, se quita las zapatillas a talonazos y se marcha al baño. La pantalla electrónica que hace de espejo capta su rostro. Las ojeras resaltan más por el color castaño de su piel. A veces, si se queda mucho rato mirándose, cree que ve a Rue.
Pero se trata solo de un espejismo de su cabeza. A pesar de ser gemelas univitelinas, nunca llegaron a parecerse. Rue siempre fue mejor; menos revoltosa, obediente, risueña y responsable. Nunca se enfadaba y todo lo que le decían sus padres le parecía bien. Hacía lo que le decían sin presentar un desafío. Eran dimensionalmente opuestas. Rudy es un desastre, la antípoda a su hermana gemela.
Cuando cree verla, no puede evitar pensar que Darwin lleva razón y, sobrevivió la gemela equivocada. Desde luego que Rue no hubiese traído tantos problemas. Seguro que a ella no la hubiese mandado a vivir al otro lado de la ciudad porque daba una mala imagen de la familia. Seguro que Rue hubiese conseguido que Darwin se sobrepusiera al dolor y hubieran hallado la forma de ser una familia de nuevo.
Se lava la cara y se suelta el moño. Tras lo cual, se hace con la sudadera y el pantalón de chándal raídos que utiliza para dormir y se lanza al sofá.
—Televisión —dice con voz alta y el plasma se enciende con el menú de opciones. Selecciona el del contestador de voz, pero está vacío.
No sabe qué es peor. Si una reprimenda escueta de su progenitor o un silencio absoluto.
En ese momento alguien llama a la puerta. Se arrastra desde el sofá hasta ella. Cuando abre se encuentra con Craig, su sonrisa luminosa y una bandeja de la que sale un olor delicioso.
—He pensado que tendrías hambre —indica a modo de saludo, estirando la bandeja.
—Eres el mejor —agradece, haciéndose a un lado para que pueda pasar.
Craig camina hasta la zona del salón y abandona la bandeja sobre la mesa. Viste una camiseta negra y un pantalón de pijama de cuadros, además lleva puestas las zapatillas de andar por casa. Craig vive unos cuantos pisos por debajo del suyo. De no ser por él, Rudy no hubiese sobrevivido a la soledad.
Craig siempre está disponible para ella, sabe que tiene la puerta de su casa abierta por si quiere pasarse, le hace la cena y la acompaña cuando tiene un mal día. Pero, sobre todo, la despierta de sus pesadillas.
Es un salvavidas en medio del mar embravecido en el que habita.
Rudy se deja caer frente a la bandeja al tiempo que saca la tapa. Descubre un plato inmenso de macarrones con queso, su comida favorita. Craig se sienta en el sofá y pone un programa musical de entretenimiento.
—Rush me ha contado lo que has hecho.
—No he sido solo yo —responde Rudy a punto de meterse una enorme cantidad de macarrones a la boca.
Craig suelta una risita.
—Pero seguro que la idea ha sido tuya.
—Qué mala imagen tienes de mí —lo fulmina con la mirada, Craig le saca la lengua y se pasa la mano por el pelo rubio.
—¿Te han castigado? — pregunta.
—Resérvame un sitio mañana en el aula de castigo. —Su amigo sigue pagando el pato de la trampa que le tendió Ziv.
—Podrían haberte expulsado —la regaña.
—Sabes que no lo harán, soy la hija de uno de los miembros del Consejo de la Federación Espacial —anuncia con voz grave y cómica, de burla absoluta.
El puesto de su padre es el único motivo por el que sigue en la escuela, a pesar de que expediente cuenta con unas cincuenta hojas de incidencias. La hija de Darwin Holmes merece un trato especial, porque si no él puede hacérselo pagar caro a la institución.
—Bueno, pues la próxima vez que quieras meterte en líos piensa en el programa de Mecánica —la chantajea Craig.
Por poco se le atragantan los macarrones en la faringe. Se obliga a tragar y abandona el tenedor sobre el plato: ya no tiene hambre. Sube al sofá y mira a Craig.
—Presenté la solicitud para el programa de Ingeniería —confiesa.
Craig se da una palmada en la frente.
—Rudy, no tienes por qué hacerlo.
La chica aprieta los dientes. Craig es el único que sabe lo del accidente. Así que es el único que puede sermonearla.
—Te equivocas.
Craig suspira y se acerca a ella, con el pulgar y el índice le alza la barbilla y lo obliga a mirarlo. Ve su expresión de desolación en los ojos azules de su amigo. Odia sentirse así, pero en especial odia que haya ocasiones en las que es incapaz de relegar del dolor.
—No le debes nada a tu hermana —dice Craig con firmeza—. Tienes que dejar de culparte por lo que ocurrió.
Lo que le pide es difícil. Tiene las palabras de Darwin grabadas en cada centímetro de piel: «Ojalá hubiese sido Rue quien sobrevivió al accidente». La propia Rudy sabe que lleva razón, por descorazonador que resulte. Y, por ese error del universo, debe pagar un precio. Debe hacer algo que compense que Rue muriera aquel día y ella no.
—¿Podemos ver este estúpido programa y dejar el tema? —ruega a Craig, ignorando las punzadas en su pecho.
Craig pone los ojos en blanco.
—Como quieras —acepta.
Un rato después logra deshacerse de todos los demonios, le dan una tregua. En momentos como estos, en los que está con Craig viendo la televisión. Piensa, que quizá no está tan sola como cree.
Así que la frustración, el enfado y el sentimiento de inutilidad se convierten en sus acompañantes en el camino de vuelta a casa: se pelean por acaparar su atención, por ser la protagonista de su círculo vicioso de reproches. Sabe que en cuanto ponga un pie dentro del apartamento, habrá una llamada de Darwin.
Deja que las cintas transportadoras de las calles la arrastren hasta su sector. Normalmente, prefiere caminar, pero está demasiado agotada. En cuanto entra en la zona metropolitana, se enchufa al reproductor de música para que el sonido de los trenes no alcance sus oídos.
Echa el cuello hacia atrás y se choca con las estrellas parpadeantes. Estrellas falsas, sin historia, sin formas, un mero producto de las máquinas terraforma. Cuando todavía tenía una familia, su madre solía contarles por las noches cuentos sobre las estrellas. Su favorita era y, es, el mito de la constelación del águila. Para los griegos era un animal sagrado que protegía el planeta, pues era la encargada de recoger los rayos que Zeus lanzaba al planeta desde el Olimpo.
De pequeña, Rudy creía que su madre era lo más parecido que tenía a un águila. Las protegía, a ella y a Rue. Pero entonces murió… A veces trata de consolarse creyendo que se ha unido a la constelación del águila y que sigue protegiéndola, de alguna manera.
Hasta que recuerda que las estrellas de su cielo son simples luces artificiales. Su madre no está en ningún sitio, ni tampoco Rue. Todo lo que queda de ellas son dos cuerpos putrefactos enterrados a cuatro metros bajo tierra en el cementerio.
Rudy está sola.
Llega a su complejo de apartamentos quince minutos más tarde. Es una construcción de acero inoxidable, en la que se reflejan las luces de las farolas y la hacen brillar. Su apartamento está en la última planta. Cuando abre la puerta, el olor a pintura acrílica, aceite de motor y velas inunda sus fosas nasales.
Es una construcción elitista, equiparada con todas las maravillas tecnológicas. Tiene contratado el servicio de un robot de limpieza, que llega al apartamento todas las mañanas tras marcharse Rudy a clase, que se encarga de arreglar el desastre que inunda su apartamento. Que tiene las paredes inundadas con planos de proyectos, guías de construcción de máquinas terraforma y naves espaciales. El suelo está plagado de prototipos a la mitad y si no lleva cuidado, siempre termina por clavarse una de las muchas tuercas que aparecen en el suelo en los momentos inoportunos. También están los cuadros, apelotonados bajo la pantalla de plasma, bajo la mesa del café y, hasta en el baño. Por último, los cuatro caballetes que tiene apostados frente a la ventana.
Deja caer la mochila al lado de la puerta, se quita las zapatillas a talonazos y se marcha al baño. La pantalla electrónica que hace de espejo capta su rostro. Las ojeras resaltan más por el color castaño de su piel. A veces, si se queda mucho rato mirándose, cree que ve a Rue.
Pero se trata solo de un espejismo de su cabeza. A pesar de ser gemelas univitelinas, nunca llegaron a parecerse. Rue siempre fue mejor; menos revoltosa, obediente, risueña y responsable. Nunca se enfadaba y todo lo que le decían sus padres le parecía bien. Hacía lo que le decían sin presentar un desafío. Eran dimensionalmente opuestas. Rudy es un desastre, la antípoda a su hermana gemela.
Cuando cree verla, no puede evitar pensar que Darwin lleva razón y, sobrevivió la gemela equivocada. Desde luego que Rue no hubiese traído tantos problemas. Seguro que a ella no la hubiese mandado a vivir al otro lado de la ciudad porque daba una mala imagen de la familia. Seguro que Rue hubiese conseguido que Darwin se sobrepusiera al dolor y hubieran hallado la forma de ser una familia de nuevo.
Se lava la cara y se suelta el moño. Tras lo cual, se hace con la sudadera y el pantalón de chándal raídos que utiliza para dormir y se lanza al sofá.
—Televisión —dice con voz alta y el plasma se enciende con el menú de opciones. Selecciona el del contestador de voz, pero está vacío.
No sabe qué es peor. Si una reprimenda escueta de su progenitor o un silencio absoluto.
En ese momento alguien llama a la puerta. Se arrastra desde el sofá hasta ella. Cuando abre se encuentra con Craig, su sonrisa luminosa y una bandeja de la que sale un olor delicioso.
—He pensado que tendrías hambre —indica a modo de saludo, estirando la bandeja.
—Eres el mejor —agradece, haciéndose a un lado para que pueda pasar.
Craig camina hasta la zona del salón y abandona la bandeja sobre la mesa. Viste una camiseta negra y un pantalón de pijama de cuadros, además lleva puestas las zapatillas de andar por casa. Craig vive unos cuantos pisos por debajo del suyo. De no ser por él, Rudy no hubiese sobrevivido a la soledad.
Craig siempre está disponible para ella, sabe que tiene la puerta de su casa abierta por si quiere pasarse, le hace la cena y la acompaña cuando tiene un mal día. Pero, sobre todo, la despierta de sus pesadillas.
Es un salvavidas en medio del mar embravecido en el que habita.
Rudy se deja caer frente a la bandeja al tiempo que saca la tapa. Descubre un plato inmenso de macarrones con queso, su comida favorita. Craig se sienta en el sofá y pone un programa musical de entretenimiento.
—Rush me ha contado lo que has hecho.
—No he sido solo yo —responde Rudy a punto de meterse una enorme cantidad de macarrones a la boca.
Craig suelta una risita.
—Pero seguro que la idea ha sido tuya.
—Qué mala imagen tienes de mí —lo fulmina con la mirada, Craig le saca la lengua y se pasa la mano por el pelo rubio.
—¿Te han castigado? — pregunta.
—Resérvame un sitio mañana en el aula de castigo. —Su amigo sigue pagando el pato de la trampa que le tendió Ziv.
—Podrían haberte expulsado —la regaña.
—Sabes que no lo harán, soy la hija de uno de los miembros del Consejo de la Federación Espacial —anuncia con voz grave y cómica, de burla absoluta.
El puesto de su padre es el único motivo por el que sigue en la escuela, a pesar de que expediente cuenta con unas cincuenta hojas de incidencias. La hija de Darwin Holmes merece un trato especial, porque si no él puede hacérselo pagar caro a la institución.
—Bueno, pues la próxima vez que quieras meterte en líos piensa en el programa de Mecánica —la chantajea Craig.
Por poco se le atragantan los macarrones en la faringe. Se obliga a tragar y abandona el tenedor sobre el plato: ya no tiene hambre. Sube al sofá y mira a Craig.
—Presenté la solicitud para el programa de Ingeniería —confiesa.
Craig se da una palmada en la frente.
—Rudy, no tienes por qué hacerlo.
La chica aprieta los dientes. Craig es el único que sabe lo del accidente. Así que es el único que puede sermonearla.
—Te equivocas.
Craig suspira y se acerca a ella, con el pulgar y el índice le alza la barbilla y lo obliga a mirarlo. Ve su expresión de desolación en los ojos azules de su amigo. Odia sentirse así, pero en especial odia que haya ocasiones en las que es incapaz de relegar del dolor.
—No le debes nada a tu hermana —dice Craig con firmeza—. Tienes que dejar de culparte por lo que ocurrió.
Lo que le pide es difícil. Tiene las palabras de Darwin grabadas en cada centímetro de piel: «Ojalá hubiese sido Rue quien sobrevivió al accidente». La propia Rudy sabe que lleva razón, por descorazonador que resulte. Y, por ese error del universo, debe pagar un precio. Debe hacer algo que compense que Rue muriera aquel día y ella no.
—¿Podemos ver este estúpido programa y dejar el tema? —ruega a Craig, ignorando las punzadas en su pecho.
Craig pone los ojos en blanco.
—Como quieras —acepta.
Un rato después logra deshacerse de todos los demonios, le dan una tregua. En momentos como estos, en los que está con Craig viendo la televisión. Piensa, que quizá no está tan sola como cree.
indigo.
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Re: Planet Survival
AY CHICAS, me encantaron todos los capítulos, todos los personajes!!! basta amo a ziv, y a rudy todos sus capítulos están escritos hermosos, me inspiran todas
Invitado
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Re: Planet Survival
Dani de mi corazóooooooooon perdón por tardar en comentarte, pero quería hacer un comentario digno de tu capitulo!
Primero empecemos con Kira. Me encanta! Es distinto a los otros personajes que vi antes, ella es tan madura,
seria y le fastidia todo la pobre no solo lidia con el pesado de Ziv, creo que también va a lidiar con la pesada de Vitta
Rush esta loquito por Kira eso me gusta, que sufra porque una chica por fin le es indiferente. Y Craig siempre jodiendolo, tratando de sacarlo de quicio pero todo en vano porque Rush sigue negandolo aunque todas sabemos que le gusta
Pobre mi Craig, Ziv si que lo jodio y eso que antes estaba en el cuadro de honor, ahora paso a ser parte del bando de Rush
Menos mal que Ziv tiene a Kira, porque de lo contrario no habria ser humano ni maquina que lo soporte. Lo que hace la crianza
Me da cierta pena que nadie lo soporte, pero tampoco es como si el no se lo buscara, es odioso y pesado como ninguno
Craig también tiene su lado malvado, no le dio ni culpa que mandaran a Rush al castigo por su culpa Aunque Rush consiguio la atención de Kira asi que no fue del todo malo que lo hayan mandado a la sala de castigo, injustamente claro
Y cuando Kira se fija en Rush en la clase de combates! Me encanta, me encanta! Ella tiene un leve interes en él, se tornara mas fuerte y profundo en la isla, yo sé que si Ya quiero romance entre ellos
Adore cuando Rush la defendio Ellos serian grandes amigos si Vitta no fuera tan loca y Rush no le quitara tanto dinero, se siente culpable por hacerle gastar tanta plata en fotos de Craig, pero creo que todos salen ganando y Vitta también tiene la culpa por dejarse gastar asi tanto. Deberia pedirle fotografias a Craig y ya(?
Menos mal que Rush se largo antes Vitta estaba furiosa por el mocoso de Ziv
Ziv tiene razón, los padres de Kira son unos imbéciles, me da cosa que tenga que estresarse desde tan chica por problemas de grandes y las presiones en que la someten, no se dan cuenta que estan jodiendo a su hija y la hacen sentir mal. Ojala que aprendan
AY DIOS NO JAJAJAJAJAJ ESA VITTANI! Por que siempre Kira liga la peor parte? Todo por culpa de Ziv que la uso como escudo y Vitta que no apunto bien y le lanzo el agua sin mas. No me extrañaria que quisiera matarla, pero tiene que entender que mi niña no lo hizo aproposito
AYYYY PERO TAMBIÉN VALIO LA PENA, NENA! Rush todo caballero poniendole la camisa y Craig luego burlandose de él. Eso suma muchos muchos puntos, Caster
Me puse triste por Rush Su hermano es un pesado que no entiende como se siente él, aunque crea que le hace un bien, si Rush no puede es porque realmente no esta preparado. Tendria que apoyarlo y no joderlo para que se escape siempre a lo de Craig.
Noooo, por qué siempre Ziv la mete en problemas? primero el chapuzon que le dio Vitta y ahora dejo inconsciente al instructor por tratar de detener la pelea, Kira nunca se mete en problemas y mira donde se viene a meter justo ahora
Ni el castigo la salva a la pobre de soportar a sus padres :roll: enserio espero que estos cambien porque la verdad es agotador que estén encima de uno y entre las peleas. Kira deberia mandarlos a comer mierda a ver si asi dejan de joderse
Dani cariñoooo! Me encanto el capitulo, estoy ansiosa por leer otro cap tuyo y ver como se desarrollan tus personajes, estoy muuuuy interesada en ello tenemos que hacer mas tramas juntas en esta nc, amo loquear contigo, asi que cuando estes libre de examenes nos pondremos al corriente
Por último, me pone muy feliz que mi capitulo te haya inspirado! En el futuro espero que sea asi siempre, y si no, pues, te me inspiras igual
Te quiero nena
PD: te lo deje sin spoiler para que lo puedas leer
Primero empecemos con Kira. Me encanta! Es distinto a los otros personajes que vi antes, ella es tan madura,
seria y le fastidia todo la pobre no solo lidia con el pesado de Ziv, creo que también va a lidiar con la pesada de Vitta
Ni siquiera le da chances al chico para que le responda y solo se echa a correr desinteresadamente. Rush por su parte se queda quieto en medio de la acera sin alejar sus ojos de la castaña corriendo en dirección contraria. El hecho de que Kira no estuviera interesada en alguien como él lo perturbaba, se comportaba como el típico chico buscón y mujeriego del cual cualquier chica se enamoraba, pero esta ni siquiera parecía interesada en su amistad.
Rush esta loquito por Kira eso me gusta, que sufra porque una chica por fin le es indiferente. Y Craig siempre jodiendolo, tratando de sacarlo de quicio pero todo en vano porque Rush sigue negandolo aunque todas sabemos que le gusta
Pobre mi Craig, Ziv si que lo jodio y eso que antes estaba en el cuadro de honor, ahora paso a ser parte del bando de Rush
- No necesita hacerme algo a diario para que yo no lo soporte, no entiendo como tú lo haces.
- Crianza… y mucha paciencia.
- Una represa hidroeléctrica no sería suficiente para almacenar la paciencia a tener con ese chico.- Alvie se rasca el cuero cabelludo con molestia haciendo sonreir a Kira.
- Supongo que entonces es solo la crianza.- agrega al final y entonces suena el tiembre avisando de las clases.
Menos mal que Ziv tiene a Kira, porque de lo contrario no habria ser humano ni maquina que lo soporte. Lo que hace la crianza
Me da cierta pena que nadie lo soporte, pero tampoco es como si el no se lo buscara, es odioso y pesado como ninguno
- ¡Te encanta!
- ¡Claro que no!
- Señor Caster- El hombre frente a la clase llama la atención del rubio y hace que este trague pesado y todos los ojos se posen en el, todos menos Kira que se mantiene ocupada tomando notas de la pizarra virtual. - ¿Algo que desee compartir con todos?
- No, lo siento sr Lamonsog, no volverá a ocurrir.
- Claro que no.- se mofa el hombre y se vuelve hacia su escritorio tomando una papeleta- Vaya a la sala de castigo, sr Caster.
- ¿Tan rápido?- se queja. Aun así se levanta, toma su chaqueta y bolso.
- Es para que no pierda la costumbre.- El hombre canoso le sonríe falsamente- apuesto a que la señora Nora está esperándote.
Craig también tiene su lado malvado, no le dio ni culpa que mandaran a Rush al castigo por su culpa Aunque Rush consiguio la atención de Kira asi que no fue del todo malo que lo hayan mandado a la sala de castigo, injustamente claro
Y cuando Kira se fija en Rush en la clase de combates! Me encanta, me encanta! Ella tiene un leve interes en él, se tornara mas fuerte y profundo en la isla, yo sé que si Ya quiero romance entre ellos
- Te metió en problemas y apuesto mi huevo izquierdo a que él lo hiso para molestar a Vitta también- agrega señalándolo con su botella de agua.
- ¿Crees que no haya sido ella?
- Pues, Vittani será loquita, pero no es una mente maestra del crimen, Craig.
- ¡oye Caster!- El llamado de Vittani lo detiene en el camino y este se voltea a mirarle.
- Hoy no tengo nada para ti, Vitta- chasquea los labios con algo de culpa por estafar a la chica y dejándola ir cuando recuerda lo rico que es gastar su dinero.
Adore cuando Rush la defendio Ellos serian grandes amigos si Vitta no fuera tan loca y Rush no le quitara tanto dinero, se siente culpable por hacerle gastar tanta plata en fotos de Craig, pero creo que todos salen ganando y Vitta también tiene la culpa por dejarse gastar asi tanto. Deberia pedirle fotografias a Craig y ya(?
- ¿Ziv? – la confusión se dibuja en rostro de la chica y una vena aparece atravesada sobre su ceja- ¿Por qué con esa rata?
- Pues porque se supone que Ziv llevaría la llave al aula de maestros porque Craig estaba algo atareado.
Menos mal que Rush se largo antes Vitta estaba furiosa por el mocoso de Ziv
- Tus padres son unos imbéciles.
- Mi padre lo es.- afirma- mi madre comienza a darme lastima.
- A veces me pregunto si de verdad son tus padres.
- Yo igual.- suspira.
Ziv tiene razón, los padres de Kira son unos imbéciles, me da cosa que tenga que estresarse desde tan chica por problemas de grandes y las presiones en que la someten, no se dan cuenta que estan jodiendo a su hija y la hacen sentir mal. Ojala que aprendan
Kira entre risas intenta hablar de nuevo pero es silenciada ante el escándalo que se acerca a ella en la entrada del instituto. La castaña nota la alarma en el rostro de su amigo y se da la vuelta en busca del problema cuando el agua helada impacta sobre ellos mojándolos de pie a cabeza. Kira suelta un quejido ante el agua fría y se vuelve a mirar a Ziv de mala manera. Por supuesto que estaba molesta, tenía claro que el chico escondía algo cuando le pidió que caminara con él a la escuela, pero jamás se imaginó terminar en medio de una venganza.
AY DIOS NO JAJAJAJAJAJ ESA VITTANI! Por que siempre Kira liga la peor parte? Todo por culpa de Ziv que la uso como escudo y Vitta que no apunto bien y le lanzo el agua sin mas. No me extrañaria que quisiera matarla, pero tiene que entender que mi niña no lo hizo aproposito
- Espera- el chico la detiene del brazo y se vuelve a buscar dentro de su bolso sacando una camisa de cuadros azules y negros- Ten, pon a secar eso o te vas a enfermar.
AYYYY PERO TAMBIÉN VALIO LA PENA, NENA! Rush todo caballero poniendole la camisa y Craig luego burlandose de él. Eso suma muchos muchos puntos, Caster
- Rylie no quiere entender que no puedo volver al satélite sin Rina. Actué como un imbécil allí y me echaron por mi actitud problemática, acabe con dos instalaciones de práctica y el cree que por ser uno de los mejores pilotos puede hacerme volver. – suspira- No pienso si quiera intentar volver sin Rina.
Me puse triste por Rush Su hermano es un pesado que no entiende como se siente él, aunque crea que le hace un bien, si Rush no puede es porque realmente no esta preparado. Tendria que apoyarlo y no joderlo para que se escape siempre a lo de Craig.
Kira detiene la discusión entre ambos por no seguir contestándole y aguantándose las ganas de golpearlo de nuevo. Acababa de dejar inconsciente a un instructor y eso iba a ameritar un jodido castigo que su madre exageraría y su padre tendría que meter la mano por ella. Pero estaba casi segura de que no saldría ilesa de eso, utilizar las armas de entrenamiento para nada mas que la practica ya era malo, usarlas en un profesor eran motivos de expulsión.
Noooo, por qué siempre Ziv la mete en problemas? primero el chapuzon que le dio Vitta y ahora dejo inconsciente al instructor por tratar de detener la pelea, Kira nunca se mete en problemas y mira donde se viene a meter justo ahora
Ni el castigo la salva a la pobre de soportar a sus padres :roll: enserio espero que estos cambien porque la verdad es agotador que estén encima de uno y entre las peleas. Kira deberia mandarlos a comer mierda a ver si asi dejan de joderse
Dani cariñoooo! Me encanto el capitulo, estoy ansiosa por leer otro cap tuyo y ver como se desarrollan tus personajes, estoy muuuuy interesada en ello tenemos que hacer mas tramas juntas en esta nc, amo loquear contigo, asi que cuando estes libre de examenes nos pondremos al corriente
Por último, me pone muy feliz que mi capitulo te haya inspirado! En el futuro espero que sea asi siempre, y si no, pues, te me inspiras igual
Te quiero nena
PD: te lo deje sin spoiler para que lo puedas leer
Jaeger.
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Re: Planet Survival
- kate:
- Kate aquí estoy yo pa' comentar. Lo bueno es que no me tarde tanto en comentarte y leí el capitulo como tres veces, asi que espero poder hacerte un comentario decente
Primero que nada, es triste como empieza. Rudy no puede lidiar con sus problemas porque la superan, le traen sentimientos y recuerdos feos de lo que le paso. Creo que es uno de los personajes que mas dificil lo tiene, mas con el padre lame bolas que tiene. Lo detestoAunque a muchos les resulta molesta o, cuanto menos extraña el hábito de Vittani por referirse a ella misma en tercera persona, a Rudy le gusta. Sabe por experiencia que las personas excéntricas y llamativas son más felices.
Me gusta que alguien, aparte de Alvie, no le haga drama que Vitta hable en tercera persona, ven que es mas adorable así?—Creo que puedo arreglármelas para sentarme con Craig en el viaje que haremos —expone Vittani, pero no sabe si espera una respuesta o habla en voz alta para ella misma, otra de sus costumbres.
—Se va a sentar conmigo en la nave —informa Rudy, tirando de las correas de la mochila. No puede tener las manos vacías, ni quietas, es un tic nervioso.
—Vitta tiene que sentarse con él. Vitta quiere impregnarse con su colonia.
Por muy adorable que sea Vitta, no deja de ser la acosadora y fan numero uno de Craig Turney Y practicamente obliga a Rudy a que acepte, es eso o que la mocosa le ponga toda su insistencia encima y la joda por dias. Tenia que aceptar por su bien mental—¡Por favor, Rudy, por favor! —exclama zarandeando a la muchacha—. Así podré hablar con él y verá que soy el amor de su vida y que tenemos que estar juntos y…
—Respira hondo —le pide Rudy, ya que ve que sus mejillas enrojecen por momentos.
Lo siento, pero ella no puede evitarloAusten niega quejumbroso, para borrar la escena de su cabeza. Pensar en ello siempre desemboca en su padre. Y en los sucesos que propiciaron su muerte hacía cinco años atrás. Entonces comenzaban los temblores, seguidos de las palpitaciones y de la privación de aire. Reviviendo así el miedo paralizante y desgarrador que determina la vida del muchacho.
Austen tambien es otro que lo tiene dificil. Que haya visto morir a sus padres seguramente no solo fue doloroso, también es trumatico y mas aun si siente que fue su culpa ¿Pero que podía hacer él en aquel momento? Estoy seguro que su papa hubiese preferido que no hiciera nada antes que también le sucediera algo a él. Su madre y su hermana son unas brujas si creen que Austen tiene la culpa, en que razonamiento cabe eso?
Yo creo que debería mostrar el potencial que tiene. No es un tipo inútil, no tiene porque dejar verse así. A ese chico le falta confianza en si mismo y aprender a perdonarse. Ojala que lo logre o va a seguir haciendome sufrir—He oído por ahí que te asustó tanto la explosión que acabaste mojando los pantalones —empieza, juntando las cejas.
Austen bosteza.
¡Otra vez el odioso de Ziv! no sé que tiene con querer sacar de quicio a Austen, aunque a él le vale madre lo que él tenga que decirle, lo admiro por soportarlo porque yo le daria una paliza En verdad, Austen deberia golpearlo solo para que se calme un poco, Ziv es un enano bocon y él es grande, musculoso y sexy, tiene puntos a favor :posoc:Rudy Holmes le fascina. Cada centímetro de ella supone una incógnita para Austen. Pero es algo que nunca podrá decirle, porque cada vez que la escucha hablar —aunque las palabras no sean para él— enmudece. Se siente intimidado por su fuerza, por su energía. Pero, especialmente: por el aura de tristeza que parece rodearla.
AYYYY A AUSTEN LE GUSTA RUDY No me lo vi venir en le primer capitulo, pero me encanta! Aunque el pobre es tan timido que le cuesta hablarle, pero yo sé que en la isla se comunicaran muuuuuy bien—No estoy castigado —masculla Ziv, desconcertado.
El orientador Norman amaga una sonrisa y cruza los brazos a la altura de las costillas.
—Ahora sí, aquí tiene su hoja de castigo —le extiende el papel. Ziv lo acepta de malas maneras y se marcha hacia el gimnasio.
Por fin le dan su merecido a ese odioso ame al orientador, si que sabe ponerlo en su sitio!«Padre», qué palabra tan íntima para una relación tan fría. Rudy nota que la sangre comienza a hervirle como gasolina cerca del fuego. Claro que ha hablado con él. Darwin no tiene problema en aparecer siempre que sea para recordarle a Rudy lo que «hubiera hecho Rue», como si ella sola no se bastara.
—La próxima vez que hable con él, mándele recuerdos de mi parte —dice con toda la calma que puede agasajar—. Ya que a mí solo me llama cuando quiere recriminarme algo.
Sigo insistiendo en que detesto al padre de Rudy es que es odioso! Por qué siempre esta pendiente de lo que hubiera hecho Rue? Es cruel decirlo, pero ella ya esta muerta y tiene que agradecer que tiene una hija con él a su lado y que se esfuerza en grande por hacerlo feliz. Lo único que hace es que Rudy se pierda a si misma y siga tan traumada y triste por lo que ocurrio. Nadie deberia sentir culpa por estar vivo luego de las cosas feas que paso. Nunca, nunca. Me haces sufrir, Kate—¡Lo conseguimos! —exclama Alvie, satisfecha.
—Creo que la estamos pervirtiendo —bromea Rudy.
—Mi Alvie es incorruptible —espeta Vitta, que no acepta ninguna broma a su hermana si no sale de su boca.
—Por Saturno, que es una broma, no sabía que no podía…
—No empecéis a discutir. —Alvie suspira, agarra a cada una de un brazo y las arrastra a unas cuantas taquillas de distancia, camufladas entre alumnos, desde donde podrán observar la perpetuación de su plan.
JAJAJA esa vitta es tan posesiva con su alvie, no deja ni que hagan una pequeña broma. Como Rudy la soporta? Eso si, adoro como son las tres con el equipo técnico, serán grandes juntas y una bomba nuclear si trabajaran en proyectos mas grandes que hacer sufrir a Ziv
ADORE LA BROMA Le dieron a Ziv su merecido y encima lo llenaron de pinturas. Aunque después la cacharon, eso si que fue mierda y el pobre de Austen se hundio con ellas, debió haber borrado su nombreRudy está sola.
YA ESTA BIEN CON MI CORAZÓN, KATEEn ese momento alguien llama a la puerta. Se arrastra desde el sofá hasta ella. Cuando abre se encuentra con Craig, su sonrisa luminosa y una bandeja de la que sale un olor delicioso.
—He pensado que tendrías hambre —indica a modo de saludo, estirando la bandeja.
—Eres el mejor —agradece, haciéndose a un lado para que pueda pasar.
ayyy eso lo adore los voy a shippear juntitos, Craig sera un gran gran amigo para Rudy y Rudy le habrá saber cuando haga pendejada tras pendejada(como salir con cierta persona cuando no tiene sentimientos por ella)
Sobre todo de los dos, me gusto que Craig si le haga ver que ella no tiene porque deberle nada a Rue. Y en el caso contrario que Rue estuviera con viva y Rudy muerta, también seria lo mismo. Nadie le debe nada a los muertos mas que respeto y recordarlos con cariño, jamas con tristeza.
PERO ESA RUDY TAN TERCA Ya aprendera, todavia le duele mucho la perdida de su hermana y la indiferencia del idiota de su padre.
Kaaaaaaaate! Hace poco nos conocemos (ósea, hace poco estamos tratando una con la otra de manera mas directa xd), pero siempre me gusto como escribiste y adoro hacer tramas contigo Estoy ansiosa por lo que se viene en la nc Adore el cap
Jaeger.
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