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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Isolated Key Motel.
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Re: Isolated Key Motel.
- LEER:
- Bien, creo que saben que tiendo a subir todos los comentarios que debo antes de subir mi capítulo, pero no he podido terminarlos. Y terminé el capítulo hace par de días. Bueno, subiré los comentarios tan pronto pueda, pero ya no quería seguir atrasando la nc. Aquí les va y espero que les guste Y, nenas, actívense(? no las veo mucho por aquí :c
Capítulo 11
Marley Stone, Nathaniel Stryde, Edik Hathaway, Vennie Voyles, Kalia Netto, René Agers || Escrito por Megara || Sigue: rouge.
Era de esperarse que la cocina tuviera un montón de trabajo para la fiesta de apertura. Por eso, Caleb se ocupó de mandar a algunos que habían terminado de sus labores para que pudieran terminar todo a tiempo y que quedara tiempo de arreglarse para el evento. Aunque no estuvo particularmente alegre de que su abuela se quedara trabajando, Vennie agradeció la ayuda infinitamente.
—¿Qué tan buena eres haciendo postres con alcohol? O, ¿algo como cócteles y sangrías? —preguntó Cedric, dando un golpe en la meseta.
—¿Para qué? —Vennie juntó las cejas.
—¿Para qué más? ¡Para dar la los invitados! —exclamó— Creo que ya hay suficiente comida y bebida sin alcohol. Ahora falta lo bueno, ¿sabes? —sonrió de lado y alzó las cejas varias veces.
—Secundo a Cedric —dijeron Kalia y René al mismo tiempo.
Los meseros estaban ayudando a colocar toda la comida y bebida en su lugar, además de arreglos bajo las órdenes de las señoras Betton ocasionalmente.
—Entonces, ¿sabes hacerlos? —insistió Cedric.
—Solo sé si ustedes me ayudan —Vennie se cruzó de brazos—, no voy a hacerlo todo sola.
—¡Pues no se hable más!
—Dinos qué hacer, jefa —bromeó René y guiñó un ojo—. Todavía tenemos tiempo.
Si se comparaba el área de la piscina al comienzo de la aventura de Caleb y Ro, con la belleza que era ahora, no muchos lo creerían. El empeño de todos había dado resultados magníficos. Había luces colgando por todos lados, la comida y las bebidas tenían a los huéspedes y a los empleados tan felices como se podía imaginar y la música se escuchaba desde dentro del motel hasta el bosque de los alrededores.
René observó todo con una pequeña sonrisa en el rostro. Si él se sentía orgulloso, no se imaginaba cómo se sentían Caleb y Ro. Aprovechando el silencio entre Kalia, Saga y él en esos momentos, se puso a buscar a Ro con la mirada entre los presentes.
Con Kalia no había problema estando en silencio. Conocía muchas personas que lo rechazaban por completo —sin embargo, nunca pudo dejar de pensar que había cierta autorrealización en poder estar sin decir nada con alguien más. Reflexionando juntos.
O en este particular caso, viendo como la chica que le gustaba bailaba con alguien más. Y el problema no era que bailara, sino cómo le brillaban los ojos al hacerlo. Solo miró la escena por varios segundos, porque si continuaba observando, iba a sentir aquel punzón en el pecho que no podía ignorar sin importar cuánto lo intentara.
En el justo momento, Alaska apareció frente a él. Con esos ojazos que podían ver lo que René disimulaba con una sonrisa amistosa, un guiño de ojos. Sin decir nada, extendió el brazo hacia él y ladeó la cabeza hacia la pista de baile. Tomó su mano y se puso de pie.
—Nos vemos luego, señoritas —se despidió de Kalia y Saga, que habían estado hablando de algo a lo que no atendió.
René le dio un apretón a la mano de Alaska. No era la más conversadora ni la más extrovertida —pero tal vez por eso, se sentía tan suertudo de tenerla como amiga. Porque era difícil lograr pasar de las barreras de alguien como Alaska.
—¿No se supone que la chica espere que el chico la invite a bailar? —René alzó una ceja, sonriendo— Al menos, lo que yo…
—Eso es de lo más machista que te he escuchado decir —Alaska entrecerró los ojos.
—Vale, solo bromeo —se rió—, sabes que no creo en esas porquerías.
—Más te vale.
René la sujetó por la cintura y comenzaron a bailar al ritmo de la música. Le dio una vuelta y la miró con ambas cejas alzadas.
—¿Alaska Hamilton me acaba de amenazar? —abrió la boca en forma de círculo— No puedo creerlo. ¿Me están filmando?
Alaska soltó una risita y rodó los ojos.
—No seas tonto.
—¡Y ahora me insultas! Estás en fuego hoy, señorita —la señaló con el índice y le dio otra vuelta— ¿Acaso tomaste algo? ¿Dejaste que Edik y Cedric te dieran alcohol?
Alaska no pudo aguantar y se rió con más ganas, provocando que René se riera por igual. Siguieron moviéndose al compás (o descompás, daba igual) de la música pop que se escuchaba. Y se olvidó momentáneamente de sus penas, enfocándose en la noche.
Edik y Willow decidieron tomar un descanso de bailar como diez canciones seguidas por un momento. Él porque quería re-llenar su balde interno de alcohol y Willow para tomar un poco de aire. Fueron hasta la barra para pedir dos tragos, mientras.
Edik agradeció a Adam y dio un largo trago a su cerveza. Por encima de Willow, sus ojos chocaron con los de alguien que conocía. No porque había hablado con él, sino porque le habían hablado de él. Hugo le devolvió la mirada por tre segundos antes de girar su rostro hacia otro lado.
Edik entrecerró los ojos y dio otro trago a su cerveza, antes de mirar a Willow con una ceja enarcada.
—Creo que hay alguien que no me quiere ver bailando contigo —musitó Edik y suspiró—, qué mal por él que no me importa.
Willow frunció el ceño y siguió la línea de visión de Edik, tan disimulada como pudo. De soslayo, alcanzó a ver la cabellera de Hugo al otro lado de la piscina. Dio un trago a su cerveza y se volvió hacia Edik.
—Solo está enojado porque le hablé mal cuando lo vi.
—¿Ah sí? —Edik asintió— ¿Qué tan segura estás de eso?
Willow detuvo la botella de cerveza a medio camino. Miró a Edik con los labios torcidos y buscando algo en sus ojos claros que no fuera travesura o picardía. Pero en ese momento no podía decidir si el brillo de Edik era porque así era casi siempre o porque realmente sabía algo que ella no.
—¿Qué está tratando de decirme, señor Darcy?
Edik sonrió y sacudió la cabeza.
—No trato de decirte nada, mi querida Lizzie —volvió a tomar de su cerveza—. Espera, rebobina. Si trato de decirte algo: que tomando así, nunca vas a disfrutar el verdadero poder del alcohol.
—¿Cuál, embriagarse y vomitar? —Willow sonrió de lado— No, gracias.
Edik se llevó una mano al pecho.
—¡No! Embriagarse y hacer un montón de locuras que no harías cuerdo.
—¿En serio? Si es por eso, entonces tu siempre estás borracho.
Edik le lanzó dagas con la mirada y Willow se carcajeó. Pero él no la dejó burlarse por mucho tiempo: con velocidad, soltó la cerveza en la barra y le sacó la de ella por igual. Con un grito de guerra, la abrazó por las piernas y la alzó en el aire. Y comenzó a dar vueltas como una batidora.
—¡Edik! —chilló Willow.
—¡No te escucho!
Desde el otro extremo de la barra, Ro filmaba todo tratando de no mover mucho el celular a causa de sus carcajadas. Vennie estaba junto a ella, aprovechando el momento en que Jeff no estaba allí.
—Creo que al final de esto, tendrás todo el material para hacer un documental de Motel —comentó Vennie—. Lo filmas todo.
—¡Eso es una buena idea! —exclamó Ro, sonriendo— Lo tomaré en cuenta.
—Mientras yo no salga en él, está bien —Vennie se encogió de hombros y tomó un trago de su vodka.
Ante eso, Ro se giró automáticamente hacia ella, con el celular todavía filmando. El flash la cegó momentáneamente.
—¿Qué es eso de no salir en los videos, eh? —musitó Ro.
—¡Ey! Quita esa cámara de mi cara —bramó Vennie— ¿Quieres que te eche el vodka encima?
—No vas a desperdiciar tu alcohol así, ¿verdad que no?
Vennie Rae siempre corría por las mañanas, al menos tres veces a la semana. Era su forma de meditar, de comenzar el día bien y sin ningún estrés. Y eso no cambiaría por estar en el motel. Así que se levantó a las cinco y se colocó licras y camiseta para trazar un perímetro alrededor del motel.
Minutos después, trotaba por el perímetro mientras contemplaba la hermosa naturaleza que rodeaba el Motel y escuchando la música que hacían los sonidos de los animales e insectos en sus actividades matutinas.
El cabello rojo y suelto no le molestaba, por eso se lo había cortado. En su mente no había más nada que lo relajante que se sentía tener ese momento con la naturaleza. Claro que, no todo salía como uno lo esperaba. La paz que le traía la caminata se extinguió a la velocidad de la luz cuando, de repente, alguien la alcanzó y comenzó a correr junto a ella.
—Veo que todavía tienes el hábito —comentó Edik, corriendo sin esfuerzo a su misma velocidad.
Vennie maldijo su torpeza al no traer su Ipod para ignorarlo. Además, conocía a Edik demasiado bien para estar segura de que, si ella intentaba ignorarlo, él terminaría arrancándole los audífonos y arrastrando su Ipod con ello. Y eso acabaría con ella enterrándole la cara en el lodo. Aunque no era que tuviera problema con hacerlo —sin embargo, quería comenzar su día lo mejor posible. Tenía que trabajar duro en un par de horas.
—¿No hay otra ruta, de casualidad? —Vennie lo miró de soslayo.
—No —Edik mantuvo la vista al frente, con una pequeña sonrisa en el rostro.
—¿Así que vas a correr en mi espacio?
—Sí —Edik mantenía su expresión.
Vennie apretó los labios y soltó una respiración.
—Pues no hables, gracias.
—Siempre con tan buenos modales —Edik chasqueó la lengua.
—Los aprendí de ti.
Vennie ni siquiera trató de correr más rápido. Edik la alcanzaría sin problemas, era tan atlético como ella o más.
Vennie pensó deshacerse de Edik tan pronto como se ducharon y se preparasen para hacer sus labores del día en el hotel. Ella iba a la cocina, él iba a la recepción. Pero se equivocó rotundamente, porque la siguió desde las cabañas hasta la parte de la piscina, por donde hacía camino para ir a la cocina.
Llegando allí, se toparon con René, que probablemente iba en el mismo camino que Vennie. Les dio una ojeada a ambos: Vennie de brazos cruzados y mirando al frente con los labios formando una línea uniforme; y Edik, junto a ella, con un brillo en sus ojos que le recordó a su primo travieso de doce años.
—Yo pensé que no se llevaban bien —terció René.
—No lo hacemos, él me acosa —Vennie siguió de largo mientras Edik rodó los ojos y sonrió de lado.
Se colocó junto a René, tratando de crear la mayor distancia entre Edik y ella. Estaba tratando de no romper con su regla de “no violencia antes de las 11 de la mañana”, pero se le estaba haciendo increíblemente difícil. Cuando se percató de que seguía siguiéndoles, comenzó a soltar sus pensamientos al aire.
—Edik es la personificación de un dolor de cabeza —masculló.
—Sabes que estoy aquí, ¿cierto?
—Como ese zumbido que no se te quita ni con el calmante más caro de la farmacia —manoteó en el aire.
—Estás ignorándome a propósito, ¿verdad? —Edik frunció el ceño.
—Y se te meten estas ganas de que el dolor de cabeza sea como una bola de felpa para poder explotarla.
René solo miraba de un rostro a otro, esperando que la granada explotara. Edik detuvo su caminata y suspiró.
—Okey, te lo buscaste.
Antes de que Vennie pudiera hacer algo, Edik se había agachado y la había subido encima de su hombro. Edik esperó todos los puñetazos en la espalda que comenzó a recibir una vez Vennie estaba colgando encima de él como un saco de papas —pero, como había dicho: ella se lo buscó.
—¡Hijo de tu grandísima-!
—¡Ey, hay niños aquí! —la interrumpió.
—¡Claro que no! ¡Bájame, pedazo de animal!
En vez de bajarla, Edik comenzó a caminar. Caleb, que salía a la piscina, se dio una palmada en la frente al ver como los huéspedes cercanos observaban la escena. Vaya profesionalismo demostramos, pensó.
Los que estaban viendo la divertida escena, soltaban carcajadas —unas menos disimuladas que otras. Como Marley, que estaba riendo a más no poder mientras buscaba su celular para grabarlo todo.
—¡Edik Isaac Hathaway, bájame ahora mismo! —Vennie seguía gritando y golpeando la espalda del chico.
—Si fueras inteligente, ya habrías dejado de golpearme —canturreó el castaño—. Porque ya sabes que no te bajaré, ¿cierto?
Vennie se calló de repente. No porque le estuviera haciendo caso a lo que le dijo Edik —si ella terminara haciéndole caso a él, acabaría peor que nunca. Se quedó callada porque, de cabeza, vio como Edik estaba acercándose a la piscina del Motel. Y entendió lo que iba a hacer en aquel momento. Cerró los ojos y maldijo haber conocido aquel chico.
—¿Qué se supone que estás haciendo, adefesio?
—¿Ahora nos vamos con insultos "cultos"? Ya veo —chasqueó la lengua y asintió satisfecho—. Bueno, estoy caminando…eso que haces cuando pones un pie delante del otro y-
—¡Ya entendí! —lo cortó y Edik se rió— Si no quieres terminar muerto más te vale que te alejes de la piscina —amenazó.
Edik soltó otra carcajada y ella sintió unas enormes ganas de estamparle un pilón contra la cabeza.
—¿Cuándo vas a entender que tú no me mandas? —preguntó— Además, ya te dije que lo buscaste.
Ya estaban en el borde. En realidad, los pies de Edik lo estaban. Vennie se preparó para lo que venía, que fue justamente lo contrario de lo que Edik planeó: Tan rápido como pudo, se agachó para lanzar a Vennie a la piscina, pero justo cuando bajó sus defensas, Vennie lo sujetó del pantalón y ambos terminaron cayendo de lleno en el agua. La maldición que soltó Edik no escapó los oídos de los que miraban todo y el ambiente se llenó de risas. Y claro, Ro y Marley lo grabaron todo con su celular.
Sacaron sus cabezas del agua con segundos de diferencia y, justo después de tomar aire, Vennie se lanzó contra Edik.
—¡Me van a meter presa porque voy a matarte, idiota! —le echó agua en la cara y trató de golpearlo, pero Edik la sujetó por las muñecas.
—No creo que quieras desperdiciar tu vida y tu talento de repostera en una celda de muerte, ¿o sí?
Lo primero que Marley hizo al llegar al motel, fue tomar fotos de todo el panorama. Daba gracias al cielo por haber comprado una memoria más para su cámara, o tendría problemas. Mientras Nathaniel los registraba, ella anduvo la recepción tomando fotos: de Nathaniel y el chico apuesto y sensual que lo atendió, del magnífico mural en la pared, de las flores, de la entrada desde fuera.
Era oficial: Amaba Isolated Key. Y apenas habían llegado.
Nathaniel le hizo prometer que no se irían al bosque de los alrededores hasta que él investigara un poco más del terreno y qué animales podrían haber allí. Porque Nathaniel solía investigar y meditar —aunque fuera un poco— sobre sus decisiones. Marley, bueno, ella prefería definir su toma de decisiones como un tornado.
Ambos se encontraban sentados en uno de los chair-longs en frente de la piscina. Acordaron que ese día no saldrían a ningún lado, para primero ver cómo era el ambiente del motel. Y fue lo mejor, porque así disfrutaron del espectácula de la pelirroja y el rubio hace un par de horas en el día.
Marley estaba sentada sobre sus rodillas de espalda a Nathaniel, ambos en traje de baño, con sus pieles morenas brillando contra el sol. Los dedos de Marley trabajaban con agilidad, tejiendo el ondulado, suave y oscuro cabello de Nathaniel. Le encantaba hacerle trenzas cada vez que tenía la oportunidad.
Y Nathaniel se veía bien con todo.
—¿No querrás ponerme una cinta de flores para rematar? —masculló Nathaniel.
—No te quejarías, ¿o sí?
Él no contestó y Marley sonrió. Mientras terminaba la trenza, su mirada cayó en uno de los huéspedes, que salía del motel. Sus dedos se quedaron estáticos e irguió la espalda. Lo había visto antes…
Sus ojos oscuros siguieron al chico hasta que llegó a una silla y comenzó a tender la toalla. Y porque Nathaniel tironeó de ella.
—¿A quién acosas?
—No acoso a nadie —Marley rodó los ojos.
—Estás babeando debajo de los lentes de sol, Marley —chasqueó la lengua—. Es el primer día y ya tienes un crush con alguien, haz roto tu record.
Las cejas de Marley se juntaron y entrecerró los ojos. Pero Nathaniel no la miró, sino que la empujó hacia un lado para recostarse en el charlong y cruzar los brazos por detrás de la cabeza. Solo estaba cubierto por los lentes y el traje de baño —quería tomar un poco de sol.
—No estoy babeando. Es que, ¿no te parece conocido?
—¿Quién?
Marley se levantó para pegar su chairlong al de él. Se sentó y movió el mentón de Nathaniel en dirección al chico. Mientras más lo veía, más se le hacía parecido a alguien. Y a alguien muy apuesto. Su cabello marrón estaba desarreglado, pero le lucía. El cutis de todo su rostro era perfecto. A menos, a distancia. Y tenía los pómulos altos, definidos. Estaba segura de que debajo de sus lentes oscuros habría dos hermosos ojos. Parecía modelo.
Y ahí fue cuando soltó una exclamación ahogada.
—Ah, ¿ya recordaste quién es? —musitó Nathaniel.
Continuó con su posición relajada a pesar de que Marley le apretó el brazo con ambas manos, con el cuerpo rígido y la boca semi abierta. No sabía disimular para nada.
—¿Te diste cuenta? —susurró furiosa— ¡Dios, no puedo creer que sea él!
—No vayas a armar un escándalo, probablemente esté aquí para salir del ajetreo de su vida.
—Es más lindo en persona —Marley suspiró—, ¿crees que se quedará aquí por mucho tiempo?
Nathaniel no respondió.
—Eso parece —Marley volteó a mirar todo el perímetro—, no veo ningún guardaespaldas por aquí.
—¿Por qué no vas a preguntarle?
—¡Ok!
Ella no perdió tiempo y se levantó. Nathaniel aprovechó para cerrar los ojos y disfrutar de esos pocos silencios que le otorgaba la vida cuando Marley no estaba o cuando estaba dormida.
La chica se colocó las sandalias blancas, que iban a juego con su bikini blanco con estampado de piñas. Comenzó a caminar con paso firme hasta donde estaba el muchacho; decidió dejarse los lentes puestos hasta que estuvo justo el frente de él.
Cuando él subió la mirada de su celular y se bajó los lentes para mirarla bien, casi se le cae la boca. Sí. Noah Hastings. Inspiró lo más silenciosamente posible y se subió los lentes a la cabeza. Le sonrió con toda la emoción que sentía en el momento. Tratando de no ser “escandalosa”, como la llamó Nathaniel. Ella que nunca subía la voz.
Él chico la miró con una ceja enarcada.
—Hola, soy Marley —le ofreció su mano.
En realidad, quiso besar su mejilla. Pero ella no sabía cómo reaccionaban los chicos famosos ante eso —si les gustaba o si solo eran casos estrictos de meets and greets.
—Un gusto —le tomó la mano y Marley soltó un respingo—, ¿puedo ayudarte en algo?
Marley notó como evitó decir su nombre por igual. Torció los labios en un puchero y se cruzó de brazos.
—¿Por qué no me dices tu nombre? No te voy a comer.
Su voz bajó una octava y de reojo, pudo ver como Noah trató de suprimir una sonrisa. Dejó su celular en la mesa para prestarle más atención y Marley tuvo que apretar los puños para no echarse a bailar.
—Creo que tu novio piensa que sí —comentó él.
Su acento era de lo más encantador. Podría quedarse escuchándolo siempre. Giró la cabeza hacia donde Noah señaló con un gesto, y se encontró con Nathaniel recostado como lo había dejado. Aunque tenía la cabeza en dirección hacia ellos.
—¿Nathaniel? No es mi novio —sacudió la cabeza y con ello, sus ondas marrones—. En realidad, fue él que me dijo que viniera a hablarte.
—¿Por qué?
—Pues porque eres Noah Hastings, obvio —Marley rodó los ojos y dio un manotazo en el aire—. Estoy tratando de no volverme loca. Pero en serio, eres mucho más lindo en persona.
La sorpresa de Noah porque sabía quién era fue momentánea. Segundos después, Marley juró que el sol le dio muy directo en los ojos. Porque vio a Noah Hastings sonreír, bajar la mirada y sonrojarse. Sin embargo, el momento se desvaneció en un vistazo. Así que concluyó que estaba tan loca como le decía Nathaniel.
—Uh…gracias.
—Es la verdad —Marley subió un hombro—. ¿Cuánto tiempo te hospedarás aquí? Si puedo saber.
Noah la miró con aquellos ojos que no dejaban salir mucho. Aunque ella no era tan buena leyendo a las personas como Nathaniel, había aprendido algunas cosas de él. Y en ese momento, supo que Noah estaba resguardando mucho. Tal vez tenía razones para hacerlo.
—Hasta ahora, no lo sé.
Marley sonrió de oreja a oreja y asintió levemente. Sus ojos se desviaron hacia detrás de Noah y volvieron hacia él.
—De acuerdo. Ya me voy, te veré por ahí —agitó su mano.
Antes de que se devolviera, Noah la sujetó por el brazo. Marley quiso chillar, pero se mordió el labio. Si vuelve a hacer algo así, no responderé por mi escadalosidad.
—No te lo tomes a mal —se apresuró a decir—, pero apreciaría que no comentaras quien soy con nadie.
Marley alzó las cejas por un segundo y luego asintió con energía.
—¡Claro, claro! No te preocupes —dio dos palmadas en su hombro—. Pero vas a tener que hacer por lo menos una sesión de aerobics conmigo —guiñó un ojo.
Y se dio la vuelta sin darle tiempo a responder. Ya no iba a aguantar más tiempo sin soltar algo más que hiciera alusión a lo hermoso que era. Además, detrás de él había una chica que le estaba lanzando miradas super tajantes. Y Marley detestaba todo lo relacionado con el drama.
No dejó de sonreír ni siquiera cuando llegó de nuevo junto a Nathaniel. Ni cuando el sol comenzó a picar tanto que le quemaba la espalda.
Luego de cambiarse de ropa, que la atrasó un montón, Vennie se fue a la cocina. Se colocó los audífonos, con música de AC/DC y comenzó a amasar sin prestar atención a más nada. Debía tener los bocadillos para antes de que abrieran la comida para el almuerzo.
No era muy buena con bocadillos salados, así que se limitó a hacer el que más conocía. Pero se esmeró con los postres: brownies, blondies, tres leche, pastel de queso. Ahogó su ira en la cocina.
En el primer descanso que tuvo, se fue a buscar a Ro. Ni siquiera se limpió el rostro de harina y topings. La encontró planeando un evento en la parte de atrás del hotel, anotando en una libreta y rascándose la cabellera blanca.
—¿Por qué me odias, Ro?
Ella ni siquiera subió la mirada.
—No te odio.
Vennie parpadeó y miró al cielo. Colocó cada brazo en su cintura y apretó los dientes. Ante el silencio, Ro levantó la mirada.
—¿No? A ver, hagamos un recuento: Primero, quieres hacerme socializar con Joe tu novio —las mejillas de Ro se ruborizaron.
—¡Él no es…!
Vennie no la dejó interrumpir.
— Segundo, me haces trabajar en el mismo edificio que Edik sin avisármelo para prepararme para ello —aunque nunca podría estar verdaderamente lista, la verdad—. Por último, me haces compartir cabaña con Zoey, cuando sabes que no nos llevamos bien… ¿Me faltó algo?
—Se llama Jeff…y no es mi novio —replicó Ro, frunciendo el ceño y sacudiendo la cabeza.
—¿Solo escuchaste eso, de todo lo que dije? —Vennie juntó las cejas.
—No —Ro sacudió la cabeza—, pero, V, ¿que quieres que haga? No voy a sacar a Edik ni a ti, porque los necesitamos a ambos —Vennie resopló—. Y sobre Zoey, bueno, trata de no hablarle mucho y ya está, ¿bien?
Vennie la miró con ojos llameando. No estaba enojada con ella, particularmente, pero no era muy buena ocultando sus emociones.
Se fue sin decir nada de vuelta a la cocina. Ella que pensó que lo más difícil de trabajar sería prepararse mentalmente para no recibir paga por ello. Resultó ser que lo más tedioso era tratar de amarrar sus reacciones a un poste de autocontrol—un poste que su conciencia trataba de crear. Pero ella no quería ningún poste. Quería que Edik la dejara en paz y que Zoey no estuviera en su mismo aire para dormir.
—Acéptalo, Caleb —insistió Edik.
Se encontraban en la recepción del Motel, organizando el papel de los registrados y esperando a que sea cambio de turno o que pasara la hora para ir a chequear a los demás. Edik estaba convencido de que la fiesta de apertura había sido un éxito por él, pero Caleb difería.
—Todos contribuyeron a que la fiesta fuera genial, no puedes quedarte con todo el crédito —Caleb rodó los ojos.
—Si, pero nadie puso a todos a bailar la macarena o la mangulina, ¿a qué no?
Caleb soltó una carcajada, recordando los momentos.
—No todos, Vennie no bailó.
—Ella no cuenta. Ahora, ¿vas a aceptarlo o no?
—No, porque no es verdad —Caleb sonrió cuando Edik lo fulminó con la mirada—, pero aceptaré que si eres el alma de la fiesta. Y más nada.
—Ya caerás —Edik se encogió de hombros—. Todos lo hacen.
—A veces me pregunto cómo somos amigos —Caleb rodó los ojos.
—¡Porque me amas!
Edik le lanzó el brazo por encima de los hombros y lo apretó con fuerza. Cuando lo soltó, fue a buscar unos folletos en el escritorio.
—Ahora, Ro me dijo que nos pongamos a planear los paseos por el bosque y el río. Así que, empecemos.
—¿Estás acatando una orden de mi hermana? —Caleb lo miró como si no lo reconociera.
—¿Estás insinuando que soy malo siguiendo órdenes? —Edik se llevó una mano al pecho.
—No lo insinúo, es así.
Edik lanzó dagas con sus ojos y Caleb sonrió, chistoso, con el ánimo en sus buenas.
Kalia tenía un descanso en su turno de mesera. No porque era oficial, sino porque actualmente, todos los clientes se encontraban comiendo o hablando entre sí. No la necesitaban. De todos modos, faltaba poco para su hora de comer.
Sin embargo, en vez de aprovechar para ir buscando su comida en la parte de atrás del restaurante, se quedó sentada en la parte más lejana del mostrador. Detrás de la barra, sentada en una de las sillas altas y con su pequeña libreta de dibujos en mano.
Uno de los huéspedes captó su atención y no pudo abstenerse a dibujarlo. Así que corrió a su casillero y sacó el pequeño cuaderno que llevaba siempre en su bolso, era lo suficientemente compacto para viajes. Desde donde estaba solo pudo captar el perfil del chico, pero eso era más que suficiente. Su cabello negro hasta los hombros, nariz larga, rostro ovalado. Sus ojos, que parecían ser profundos y misteriosos y no se veían mal a pesar de que tenía ojeras.
Estaba ensimismada, subiendo la mirada con velocidad mientras trataba de mover sus dedos con rapidez. Antes de que el cliente decidiera irse o cambiar de posición. Sus dedos afincaban el lápiz con ligereza, su muñeca se retorcía por el pequeño tamaño de la hoja con flexibilidad.
Y estuvo en el trance hasta que alguien sopló en su oído.
Como si le dieran un latigazo, se detuvo. Cerró el cuaderno de golpe y afirmó sus dedos sobre el lápiz negro de rayas rojas. Con el corazón casi en la boca, subió la mirada y se encontró con los ojos azules y brillantes de Edik.
—¿Te asusté, cariño?
—No, solo estoy exaltada porque tengo calor —Kalia frunció el ceño.
—Ah, ¿en serio? Pues ve a refrescarte, puedo-
—¡No te hagas el loco! —lo interrumpió y Edik se rio— ¿Por qué casi me matas del susto?
—Porque está contra el protocolo del empleado acosar a los huéspedes —Edik alzó una ceja y se cruzó de brazos—, y tu parecías que ibas a llenar un balde de baba mirando al chico de allá.
Con la cabeza, señaló hacia el muchacho que había bocetado. Kalia lanzó una mirada inexpresiva a Edik —como casi todas sus miradas. No obstante, Edik solo sonrió de lado y subió un hombro.
—Es la verdad. Ni siquiera lo niegas.
—Yo no acosé a nadie. ¿Qué quieres?
—Ver lo que dibujaste.
Estiró el brazo para tomar su cuaderno, pero Kalia lo resguardó entre los suyos y apretó los labios.
—¿Para qué?
—¿Qué, no puedo? —Edik ladeó la cabeza.
—De hecho, no puedes.
Él se quedó mirándola, casi sin parpadear, directamente a los ojos. Tenía la costumbre de hacerlo y le tomó más gusto cuando se percató de que una parte de las personas se ponen nerviosas al mirarlos a los ojos por mucho tiempo.
Kalia no. Le devolvió la mirada, pero sin ninguna emoción aparente más que la de serenidad y leve irritación. Sin importar las sonrisas ladinas, guiños y demás intentos de Edik por hacerla estallar. Aunque fuera un poco. Y había sido de ese modo desde que la conoció.
—Dame una razón lógica por la cual no puedo.
Edik alzó el mentón y esperó su respuesta.
—No quiero. Hay libertad de decisión y expresión, y este cuaderno es mi propiedad —Kalia alzó una ceja—, así que no.
—Touché por ahora, corazón —Edik asintió de mala gana—, pero veré ese cuaderno tarde o temprano.
—Claro que-
La llegada de Caleb los interrumpió. Parecía tener un imán detector de problemas, al menos, hasta cierto punto. Observó a Edik y a Kalia, que mantenían sus expresiones comunes: que parecía tramar algo y que parecía impávida ante todo.
—¿Todo bien por aquí? —dio un vistazo a todo el restaurante— ¿eh?
—Si, todo está perfecto —contestó Kalia, mirando a Edik de soslayo—. ¿Y por allá fuera?
Con el intento fallido de fastidiar a Kalia, salió del restaurante. Pensó ir a la cocina, pero recordó que ya era hora de descanso para almorzar. Así que fue a las cabañas, en busca de la persona que amaba poner con los pelos de punta.
En definitiva, allí estaba. Sentada fuera de las cabañas, sentada encima de un viejo tronco cortado con un plato de comida en la mano. Vennie Rae. Llevaba el cabello rojo en una cola baja y el uniforme de repostera que Caleb le obligó a usar.
Se acercó con pasos firmes hasta que estuvo a menos de un metro.
—¿Por qué estás comiendo aquí?
Edik observó como Vennie se tensó en su lugar. Sus dedos sujetaron el tenedor con fuerza y cerró los ojos lentamente, como si acabara de romper algo que no debía y no quisiera comprobar la realidad. Y Edik sonrió, porque le encantaba eso.
—No me gusta comer dentro con tantas personas.
—Oh, lo sé. Solo quería ver si era la misma razón que antes —Edik alzó un hombro—. No cambias, Vennie.
Vennie inspiró con lentitud. Las reacciones atadas en el poste, las reacciones atadas en el poste. No obstante, sin importar cuanto repitiera el mantra, las visiones de lo que quedaba de la comida estrellada contra el rostro de Edik eran mucho más grandes.
—¿Qué quieres, Isaac? —entrecerró los ojos.
Cuando la sonrisa de Edik se borró, casi sonreía. Pero se controló a tiempo. Edik tensó el mentón, acentuando más su quijada en el proceso.
—No me llames así, ¿quieres?
—¿No te gusta? —esta vez, Vennie sonrió y ladeó la cabeza.
Edik rodó los ojos y trató de no parecer enojado, pero uno solo podía intentar ciertas cosas. Se cruzó de brazos y juntó las cejas.
—Lo detesto.
La sonrisa de Vennie se amplió.
—Oh, lo sé. Solo quería ver si todavía lo odiabas —subió un hombro y se levantó del tronco—. Déjame en paz, Edik.
Se largó de allí tan rápido como se lo permitieron sus piernas.
hange.
Re: Isolated Key Motel.
acabo de leer todo otra vez y eSTOY TAN CONTENTA CON ESTA NC OMGGGGG
adore el capitulo por completo, lo lei dos veces porque quede fascinada. hasta leerte me puso de buen humor, mira que bien ahre.
adoro a tus personajes, siento que todos tienen sentido de humor (a su manera pero lo tienen) y todo esta narrado de tal forma que es fácil engancharse con lo que esta sucediendo.
ya quiero leer mas <333
adore el capitulo por completo, lo lei dos veces porque quede fascinada. hasta leerte me puso de buen humor, mira que bien ahre.
adoro a tus personajes, siento que todos tienen sentido de humor (a su manera pero lo tienen) y todo esta narrado de tal forma que es fácil engancharse con lo que esta sucediendo.
ya quiero leer mas <333
changkyun.
Re: Isolated Key Motel.
Ayyy Angieee, muchísimas gracias mujeeerr En serio, me alegro que te haya gustado y estoy contigo, también quiero mas capítulos (?
hange.
Re: Isolated Key Motel.
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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