Paradigma... ¿Bieber o Beadles?

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~µ~

Acababa de instalarme en Marieta, el lugar realmente era bonito. Casas americanas eso era lo que había en cada esquina, en cada calle, típico, me dije.
Mamá me dijo que saliera, que vaya por ahí a conocer a las personas. Lo único que le respondí fue: No estoy de acuerdo con venir acá, por ello tampoco con hacer vida social. Y era cierto.
Al principio me alegré, pero luego me di cuenta que no podía dejar a Raul, no podía.
En fin llegamos acá, y llegué yo dispuesta a no hacer nada que me una a esta ciudad: Eso implica ser antisocial.

Llegué a una heladería, mamá me había dado 20 dólares, empezaría mi gasto con un delicioso helado de crema Pedí un helado de Fresa con chispas de Chocolate.
Me senté en una de las mesas a esperar mi pedido y un chico se acerca y se sienta en mi mesa, por instinto miré a la derecha y un grupo de chicos se estaban riendo y viéndonos, "oh, una apuesta o viene para molestar", pensé.

~ii~

— Si es una apuesta o vienes a molestar dime que harás.
— Tss. ¿Cómo crees que...?
— Bien, entonces me iré y tú pagarás.
— Espera ¿Un beso?
— ¿Y lo dices así no más? ¿Ahora apuestan esas cosas? Que inmaduros. Y seguro te crees el mejor, ¿verdad? No eres más que un niño.
Después de eso se dio media vuelta y se fue. Eso si me hizo sentir mal, los demás solo se rieron.
— La señorita... —dijo el mesero al venir.
— Si, démelo, yo lo pago.
Me dio un helado de fresa con chispas de chocolate, el helado de fresa me encanta y un detalle adicional no lo hace menos. Pero eso no importaba, me sentía la peor persona del mundo. Una desconocida sin conocerme me dijo... Ya no quiero no recordar, pero no puedo olvidar.

— Muy bien clase, tenemos una nueva alumna, ella es _____ _______y viene desde ____(tp). Así que haganla sentir como en casa. Vamos _____, siéntate en una carpeta vacia.
¡Por Dios! ¡Era ella! Me recosté en la carpeta para que no me viera, estaba muy avergonzado por lo de ayer.
— Señor Beadles ­—gritó la profesora—. ¿Temprano y durmiendo? —por suerte ella se sentó en la carpeta que estaba detrás mío.
— Lo siento.
— Eso lo va diciendo desde que esta en primer año. Por su comportamiento, será usted quien guíe a la señorita ____.
— Como si fuera un castigo. —escuché murmurar a _____ y no pude evitar reírme.
— ¿Qué es gracioso señor Beadles?
— Nada. Yo la guiaré.

~µ~

Wow, si que era estricta. El chico, que al parecer se apedillaba Beadles volteó y, Dios...
— ¿Tú?
— Si me permite profesora Miriam Manson, voy a guiarle...
— A la hora del receso Beadles. Continuemos...
— Veo que seré tú guía. —lo miré mal—. No fue mi...
— Ya fue Beadles.
— Soy Christian, dime Chris.
— Prefiero Beadles.
— Veo que nos estamos entendiendo, no digas nada, me agradas.— Y se volteó como si... ¡sinvergüenza!

~ii~

Queriendo o no, aceptó que sea su guía, ignoraba mis comentarios, me seguía mirando mal y continuaba llamándome Beadles.
— Y este es el salón de Música. Vendrás acá siempre y cuando esté en tu horario, ¿me lo prestas?... —me dio su horario— Si, te toca música, —afirmé— veo que también estaremos en esta clase.
— Es la cuarta vez que me dices eso Beadles, cánsate, ¿sí?
— Gileando otra vez enano. —dijo Caitlin.
— Ella es Caitlin, la que el año pasado...
— ¡Calla! Disculpa al enano, es tan...
— Impaciente, impertinente, molesto, a veces desagradable, ¿Puedo continuar?
— Claro, me agradas.

— ¿Cómo se llama la chica nueva? —preguntó Payton.
— ¿_____?
— Si, ella, ¿está en tu salón?
— Si, en Música, Matemáticas y no sé qué más.
— ¿Matemáticas?, yo también estoy en matemáticas. —dijo Brogan.
— Nadie te preguntó.
— Será por eso que no le agradas.
— No es eso, simplemente no quiere hacer amigos.
— ¿Cómo lo sabes? —preguntó Caitlin
— Cada vez que alguien le hablaba en el salón, solo respondía: "Si, no, o, te digo después de que termine de hablar la profesora" ¡Y nunca lo hacía! Miren por allá. —dije señalando hacia donde estaba ella.
Vimos que hablaba con tres chicas. Notamos como luego la llamaban para ir no sé a dónde, sin embargo ella se alejó de ahí, seguro con una escusa.

~µ~

Conocí a unas chicas: Nazarena, Dara y Milagros. Me cayeron bien, pero no viene a hacer amigos ¿o sí? Me fui a mi casillero, ahí una chica se acercó y empezó a hacerme preguntas, típico por ser nueva; creo que uso mucho esa palabra últimamente: "típico". Al sonar la campana miré mi horario, me tocaba Francés en el aula 204.
Como no habían asientos vacíos, me acerqué a un chico de cabello castaño a preguntarle si podía sentarme con él y tal fue mi sorpresa al darme cuenta que era...
— Enserio, esto no puede estar pasándome...
— Pues, querida, si está pasando, será el...
— El destino, si, si, lo que digas; mejor me voy a otra carpeta. —le interrumpí.
—Buenas tardes alumnos, srta. ¿______?, ¿verdad?, alumnos, ella es la alumna nueva, por favor siéntese con el sr. Beadles.
Me senté al lado de Beadles, estuvo molestando toda la clase... Preguntándome cosas de mi vida, porque me mude, si me gusta estar acá, si me gusta él... Dios, que estresante.
— ¿Profesora, me puedo cambiar de asiento?
— Lo siento, pero ya no hay sitios libres. La próxima venga temprano y encontrará asientos.
Siguió con la encuesta, enserio, es insoportable.
Me siguió a mi casillero, me siguió al patio. Luego me tocaba Ed. Física —por suerte no con él—, pero de todas maneras me siguió. Por Dios ¿Perdería una clase solo para molestar?
Así fue el resto del día. Como mi casa quedaba a unas cuadras del colegio fui caminando. Y Beadles continuaba siguiéndome.
— Dime que te hice. —dije al llegar.
— Nada, yo vivo ahí —dijo señalando la casa que estaba en frente mío.
— ¡Oh! Si. Ahora empezarás con que es cosa del destino, ¿verdad?
— ¡Es cierto!
— Déjame tranquila ¿Puedes? —gritando— No quiero hacer amigos, y menos que tú lo seas ¿Por qué me mudé? Porque mi hermano murió, ¿si? —solté unas lágrimas— ¿Me gusta vivir acá? ¡No! Y menos tú. ¿Quisiera regresar a _____(tp)? Si, es lo que más quiero en estos momentos. ¿Contento? Creo que ya dije mucho, ¿o quieres que continúe?
— No —dijo avergonzado.
— Ahora: ¡Adiós! —corrí a casa, abrí la puerta, y la cerré de un portazo.
Maldito Beadles. En un segundo me hizo recordar a Raúl, recordar que ya no está, que estoy sola acá, solo él me entendía, solo en él podía confiar, en él y en mamá, pero mamá tiene tantas preocupaciones...