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"La Imagen Del Amor" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "La Imagen Del Amor" - Joe y tu Terminada
Ay no por que la dejas ahí!! Tienes que seguirla pronto porfa :-)
Me encantó el cap
Me encantó el cap
roxithap
Re: "La Imagen Del Amor" - Joe y tu Terminada
Capitulo 32
—Pero _________...
—No, por favor. Olvídalo. Lo digo en serio —afirmó, a pesar de que sentía la necesidad de arrancarle el cabello a Charlene—. No hay necesidad de meter a Joe en esto. Ya he tenido más que suficiente.
—Muy bien, _________ —dijo June. Entonces, lanzó a Charlene una mirada de desprecio-. Sólo por ti.
_________ salió de la cocina con rapidez. Deseaba fervientemente poder alcanzar el santuario de su dormitorio. Sin embargo, antes de que llegara a la escalera, se encontró con Joe.
-¿Acaso has estado en la guerra, _________? -le preguntó, al ver las manchas rojas que llevaba en el jersey—. Y parece que has perdido.
—Yo no teñía nada que perder —musitó ella antes de tratar de seguir con su camino.
—Un momento... ¿Qué te pasa? -le preguntó Joe tras agarrarla por el brazo.
-Nada...
—No me vengas con ésas... Mírate -le ordenó Joe. Trató de agarrarle a _________ la barbilla, pero ella se lo impidió—. No hagas eso. ¿Qué te pasa? —insistió. Le agarró el rostro y se lo inmovilizó.
—No me pasa nada —replicó ella—. Simplemente estoy cansada de que me manoseen.
Rápidamente, observó cómo los ojos de Joe se oscurecían hasta alcanzar una tormentosa expresión.
—Tienes suerte de que haya otras personas en la casa o te daría un buen ejemplo de lo que es realmente manosear. Es una pena que yo respetara tu frágil inocencia, pero te aseguro que, en el futuro, mantendré las manos alejadas de ti.
Joe la soltó por fin. Entonces, con la barbilla y el brazo doloridos por la presión, _________ lo empujó con suavidad y comenzó a subir tranquilamente las escaleras.
.................
Febrero dio paso a marzo. El tiempo era tan desangelado y triste como el estado de ánimo de _________. Desde aquel fatídico fin de semana en los Adirondacks no había tenido noticias de Joe ni esperaba tenerlas.
La edición de Mode con el reportaje de _________ había salido ya publicada, pero ella no pudo entusiasmarse en modo alguno mientras miraba las fotografías que cubrían las páginas. El sonriente rostro del papel cuché parecía pertenecer a otra persona, a una desconocida que _________ ni reconocía ni con la que se identificaba. Sin embargo, el reportaje fue un rotundo éxito y la revistas se vendieron rápidamente. Ella se vio acosada por constantes ofertas de trabajo, pero ninguna de ellas la emocionaba. Contemplaba la continuidad de su carrera con infinita indiferencia.
Una llamada de June puso fin a su apatía. La llamada suponía una reunión con Joe Jonas. _________ dudó si aceptar o no, pero decidió que prefería enfrentarse a Joe en su despacho a que él fuera a buscarla a su casa.
Se vistió cuidadosamente para la reunión. Eligió un elegante traje amarillo claro. Se recogió el cabello y se lo cubrió con un sombrero de ala ancha. Después de mirarse cuidadosamente, se quedó muy satisfecha con la imagen de tranquilidad y sofisticación que le devolvía el espejo.
Mientras subía en ascensor al despacho de Joe, _________ se dijo que debía permanecer distante, por lo que reflejó en su rostro una expresión de fría cortesía. Decidió que él no vería el dolor que la embargaba. Ella misma se ocuparía de ocultar bien su vulnerabilidad. Su habilidad para reflejar lo que la cámara le pedía sería su defensa. Sus años de experiencia no la traicionarían.
June la saludó con una alegre sonrisa.
—Entra —dijo, mientras apretaba un botón del intercomunicador—. Te está esperando.
_________ ahogó el miedo y se colocó una permanente sonrisa antes de entrar en la guarida del león.
—Buenas tardes, _________ —la saludó Joe. Se recostó en su asiento, pero no se levantó—.Ven a sentarte.
—Hola, Joe —respondió ella, con un tono de cortesía idéntico al que Joe había utilizado. Mantuvo la sonrisa a pesar de que el estómago se le había empezado a tensar al ver los ojos de él.
—Tienes buen aspecto.
—Gracias, tú también.
—Acabo de mirar de nuevo el reportaje. Ha tenido tanto éxito como esperábamos.
—Sí, me alegro de que haya salido tan bien para todos.
— ¿Cuál de estas mujeres eres tú? —preguntó él mientras observaba las fotografías—. ¿La alegre niña, la mujer elegante, la profesional dedicada, la amante esposa, la devota madre o la exótica seductora? -añadió. De repente, estaba mirando a _________ muy fijamente a los ojos.
—Yo soy sólo un rostro y un cuerpo que hacen lo que se les dice y que proyectan la imagen que se requiere. Por eso me contrataste, ¿no es verdad?
-Es decir que, como un camaleón, cambias de una a otro según se exige.
—Por eso me pagan —respondió ella. Se sentía ligeramente molesta.
—Pero _________...
—No, por favor. Olvídalo. Lo digo en serio —afirmó, a pesar de que sentía la necesidad de arrancarle el cabello a Charlene—. No hay necesidad de meter a Joe en esto. Ya he tenido más que suficiente.
—Muy bien, _________ —dijo June. Entonces, lanzó a Charlene una mirada de desprecio-. Sólo por ti.
_________ salió de la cocina con rapidez. Deseaba fervientemente poder alcanzar el santuario de su dormitorio. Sin embargo, antes de que llegara a la escalera, se encontró con Joe.
-¿Acaso has estado en la guerra, _________? -le preguntó, al ver las manchas rojas que llevaba en el jersey—. Y parece que has perdido.
—Yo no teñía nada que perder —musitó ella antes de tratar de seguir con su camino.
—Un momento... ¿Qué te pasa? -le preguntó Joe tras agarrarla por el brazo.
-Nada...
—No me vengas con ésas... Mírate -le ordenó Joe. Trató de agarrarle a _________ la barbilla, pero ella se lo impidió—. No hagas eso. ¿Qué te pasa? —insistió. Le agarró el rostro y se lo inmovilizó.
—No me pasa nada —replicó ella—. Simplemente estoy cansada de que me manoseen.
Rápidamente, observó cómo los ojos de Joe se oscurecían hasta alcanzar una tormentosa expresión.
—Tienes suerte de que haya otras personas en la casa o te daría un buen ejemplo de lo que es realmente manosear. Es una pena que yo respetara tu frágil inocencia, pero te aseguro que, en el futuro, mantendré las manos alejadas de ti.
Joe la soltó por fin. Entonces, con la barbilla y el brazo doloridos por la presión, _________ lo empujó con suavidad y comenzó a subir tranquilamente las escaleras.
.................
Febrero dio paso a marzo. El tiempo era tan desangelado y triste como el estado de ánimo de _________. Desde aquel fatídico fin de semana en los Adirondacks no había tenido noticias de Joe ni esperaba tenerlas.
La edición de Mode con el reportaje de _________ había salido ya publicada, pero ella no pudo entusiasmarse en modo alguno mientras miraba las fotografías que cubrían las páginas. El sonriente rostro del papel cuché parecía pertenecer a otra persona, a una desconocida que _________ ni reconocía ni con la que se identificaba. Sin embargo, el reportaje fue un rotundo éxito y la revistas se vendieron rápidamente. Ella se vio acosada por constantes ofertas de trabajo, pero ninguna de ellas la emocionaba. Contemplaba la continuidad de su carrera con infinita indiferencia.
Una llamada de June puso fin a su apatía. La llamada suponía una reunión con Joe Jonas. _________ dudó si aceptar o no, pero decidió que prefería enfrentarse a Joe en su despacho a que él fuera a buscarla a su casa.
Se vistió cuidadosamente para la reunión. Eligió un elegante traje amarillo claro. Se recogió el cabello y se lo cubrió con un sombrero de ala ancha. Después de mirarse cuidadosamente, se quedó muy satisfecha con la imagen de tranquilidad y sofisticación que le devolvía el espejo.
Mientras subía en ascensor al despacho de Joe, _________ se dijo que debía permanecer distante, por lo que reflejó en su rostro una expresión de fría cortesía. Decidió que él no vería el dolor que la embargaba. Ella misma se ocuparía de ocultar bien su vulnerabilidad. Su habilidad para reflejar lo que la cámara le pedía sería su defensa. Sus años de experiencia no la traicionarían.
June la saludó con una alegre sonrisa.
—Entra —dijo, mientras apretaba un botón del intercomunicador—. Te está esperando.
_________ ahogó el miedo y se colocó una permanente sonrisa antes de entrar en la guarida del león.
—Buenas tardes, _________ —la saludó Joe. Se recostó en su asiento, pero no se levantó—.Ven a sentarte.
—Hola, Joe —respondió ella, con un tono de cortesía idéntico al que Joe había utilizado. Mantuvo la sonrisa a pesar de que el estómago se le había empezado a tensar al ver los ojos de él.
—Tienes buen aspecto.
—Gracias, tú también.
—Acabo de mirar de nuevo el reportaje. Ha tenido tanto éxito como esperábamos.
—Sí, me alegro de que haya salido tan bien para todos.
— ¿Cuál de estas mujeres eres tú? —preguntó él mientras observaba las fotografías—. ¿La alegre niña, la mujer elegante, la profesional dedicada, la amante esposa, la devota madre o la exótica seductora? -añadió. De repente, estaba mirando a _________ muy fijamente a los ojos.
—Yo soy sólo un rostro y un cuerpo que hacen lo que se les dice y que proyectan la imagen que se requiere. Por eso me contrataste, ¿no es verdad?
-Es decir que, como un camaleón, cambias de una a otro según se exige.
—Por eso me pagan —respondió ella. Se sentía ligeramente molesta.
Nani Jonas
Re: "La Imagen Del Amor" - Joe y tu Terminada
Aaaaahh por favor sube otro cap! Me encanta la nove.
Ed Sheeran
Re: "La Imagen Del Amor" - Joe y tu Terminada
siguela ya quiero saber
q es lo q va a pasar en la conversacion de la rayis y joe
siguelaaaa
q es lo q va a pasar en la conversacion de la rayis y joe
siguelaaaa
jamileth
Re: "La Imagen Del Amor" - Joe y tu Terminada
Capitulo 33
—He oído que has recibido muchas ofertas. Debes de estar muy ocupada.
-Sí -mintió ella fingiendo entusiasmo-. Ha sido muy emocionante. Aún no he decidido cuáles aceptar. Se me ha dicho que debería contratar a un agente para que se ocupe de este tipo de cosas.
Tengo una oferta de un fabricante de perfumes muy conocido que implica un contrato a largo plazo, tres años de publicidad en la televisión y, por supuesto, en las revistas. Creo que, por el momento, es la más interesante...
—Ya veo. También me han dicho que se ha dirigido a ti una de las cadenas de televisión.
—Sí, pero también tendría que actuar, por lo que tengo que pensarlo muy bien. No sé si haría bien en elegir algo como eso.
Joe se puso de pie y se dio la vuelta para mirar por la ventana. Ella lo observó sin decir palabra, preguntándose en qué estaría pensando. Sin poder evitarlo, se fijó cómo el sol se reflejaba en su abundante cabello.
—Ya has terminado el contrato que tenías conmigo, _________. Aunque estoy dispuesto a hacerte una oferta, no sería tan lucrativa como la de un canal de televisión.
Otro contrato... _________ se alegró de que él estuviera de espaldas para que no pudiera observar la expresión de su rostro. Al menos, ya sabía por qué él había deseado verla. Sólo era para ofrecerle otro contrato, otro trozo de papel. Aunque no tenía intención alguna de aceptar ninguno de los otros contratos, tendría que rechazar la oferta de Joe. No podría soportar volver a trabajar con él.
Antes de responder, se puso de pie.
—Te agradezco mucho tu oferta, Joe, pero debo pensar en mi trayectoria profesional. Te estoy más que agradecida por la oportunidad que me diste, pero...
— ¡Ya te dije antes que no quiero tu gratitud! —exclamó él, interrumpiéndola. Entonces, se volvió para mirarla—. No me interesan las expresiones obligatorias de gratitud y apreciación. Lo que hayas recibido como resultado de tu trabajo en mi revista, te lo has ganado tú sola. Ahora, quítate ese sombrero para que pueda verte la cara.
Sin esperar que _________ lo hiciera, le agarró el sombrero y se lo colocó en las manos. _________ resistió la necesidad que sentía de tragar saliva. Lo miró a la cara sin pestañear.
—Tú eres la autora de tu propio éxito, _________. Yo, ni soy responsable de él ni quiero serlo —añadió él en un tono de voz más tranquilo y preciso, con un esfuerzo aparente por recuperar el control—. No espero que aceptes la oferta que yo te hago. Sin embargo, si cambias de opinión, estaría dispuesto a negociar. Decidas lo que decidas, te deseo buena suerte... Me gustaría creer que eres feliz.
—Gracias —replicó ella. Con una ligera sonrisa en los labios, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.
-_________...
Con la mano ya puesta sobre el pomo de la puerta, ella cerró los ojos durante un instante y trató de encontrar la fuerza necesaria para enfrentarse de nuevo a él.
— ¿Sí? —preguntó por fin.
Joe la miró fijamente. A ella le dio la sensación de que estaba memorizando todos y cada uno de sus rasgos.
—Adiós.
-Adiós -contestó ella. Entonces, giró el pomo y se escapó.
Completamente aturdida, se apoyó contra el reverso de la puerta. June la miró asombrada.
— ¿Te encuentras bien, _________? ¿Qué te ocurre?
_________ la miró fijamente sin comprender. Entonces, sacudió la cabeza.
—Nada —susurró—.Y todo.
Con un sollozo ahogado salió corriendo del despacho.
Unas noches después, _________ tomó un taxi con poco entusiasmo. Había permitido que Larry y June la persuadieran para que asistiera a una fiesta al otro lado de la ciudad, en el ático de Bud Lewis. Sabía que no debía hundirse en la autocompasión ni aislarse de sus amigos. Mientras se arrebujaba en su chal para tratar de derrotar la fresca brisa de abril, se dijo que ya era hora de que pensara en el futuro. Pasarse el día sentada en casa no le iba a servir de nada.
Como resultado de tanta reflexión, llegó a la fiesta con ánimo de divertirse. Bud la acompañó hasta la barra del bar y le preguntó qué le apetecía tomar. _________ estaba a punto de pedir su habitual bebida sin alcohol cuando un bol lleno de un ponche de color rosado le llamó la atención.—Oh, eso tiene buen aspecto. ¿Qué es?
—Ponche de frutas —le informó él mientras le llenaba un vaso sin esperar su respuesta.
_________ decidió que sería una bebida bastante inocua. Le dio un sorbo y le pareció deliciosa. Entonces, empezó a mezclarse con los invitados.
Saludó a personas ya conocidas y a los rostros nuevos, deteniéndose de vez en cuando para reír o charlar. Iba de grupo en grupo, sorprendida de lo alegre que se sentía. La depresión y la infelicidad parecían haberse disuelto como la bruma de verano. Aquello era lo que había necesitado desde el principio. Gente, música y una nueva actitud ante la vida.
Se había tomado ya tres vasos de ponche y se lo estaba pasando estupendamente. Estaba flirteando con un hombre alto y moreno, que se había presentado como Paul, cuando una voz conocida habló a sus espaldas.
—Hola, _________. Qué casualidad encontrarte aquí.
_________ se dio la vuelta y se sorprendió de ver a Joe. Sólo había accedido a asistir a la fiesta porque June le había asegurado que Joe tenía otros planes. Le dedicó una vaga sonrisa y, durante un instante, se preguntó por qué su imagen estaba algo borrosa.
—Hola Joe. ¿Has decidido mezclarte con tus súbditos esta noche?
Él le miró las sonrojadas mejillas y la ausente sonrisa antes de observarla de arriba abajo. Cuando volvió a mirarla a la cara, tenía una ceja fruncida.
—Lo hago de vez en cuando... Es bueno para mi imagen.
—Mmm —replicó ella antes de tomarse el resto de ponche que le quedaba en el vaso—. A los dos se nos da muy bien cuidar de nuestra imagen, ¿verdad? —añadió. Entonces, se volvió hacia el hombre que estaba de pie a su lado con una brillante sonrisa—. Paul, sé un cielo y ve por otro de éstos para mí. Es el ponche ése que está sobre la barra... En el bol...
— ¿Cuántos te has tomado ya, _________? —le preguntó Joe mientras Paul iba a cumplir el encargo—. Pensaba que dos copas eran tu límite.
—Esta noche no hay límite —replicó ella con un violento movimiento de cabeza—. Estoy celebrando que he vuelto a nacer. Además, sólo es ponche de frutas.
—He oído que has recibido muchas ofertas. Debes de estar muy ocupada.
-Sí -mintió ella fingiendo entusiasmo-. Ha sido muy emocionante. Aún no he decidido cuáles aceptar. Se me ha dicho que debería contratar a un agente para que se ocupe de este tipo de cosas.
Tengo una oferta de un fabricante de perfumes muy conocido que implica un contrato a largo plazo, tres años de publicidad en la televisión y, por supuesto, en las revistas. Creo que, por el momento, es la más interesante...
—Ya veo. También me han dicho que se ha dirigido a ti una de las cadenas de televisión.
—Sí, pero también tendría que actuar, por lo que tengo que pensarlo muy bien. No sé si haría bien en elegir algo como eso.
Joe se puso de pie y se dio la vuelta para mirar por la ventana. Ella lo observó sin decir palabra, preguntándose en qué estaría pensando. Sin poder evitarlo, se fijó cómo el sol se reflejaba en su abundante cabello.
—Ya has terminado el contrato que tenías conmigo, _________. Aunque estoy dispuesto a hacerte una oferta, no sería tan lucrativa como la de un canal de televisión.
Otro contrato... _________ se alegró de que él estuviera de espaldas para que no pudiera observar la expresión de su rostro. Al menos, ya sabía por qué él había deseado verla. Sólo era para ofrecerle otro contrato, otro trozo de papel. Aunque no tenía intención alguna de aceptar ninguno de los otros contratos, tendría que rechazar la oferta de Joe. No podría soportar volver a trabajar con él.
Antes de responder, se puso de pie.
—Te agradezco mucho tu oferta, Joe, pero debo pensar en mi trayectoria profesional. Te estoy más que agradecida por la oportunidad que me diste, pero...
— ¡Ya te dije antes que no quiero tu gratitud! —exclamó él, interrumpiéndola. Entonces, se volvió para mirarla—. No me interesan las expresiones obligatorias de gratitud y apreciación. Lo que hayas recibido como resultado de tu trabajo en mi revista, te lo has ganado tú sola. Ahora, quítate ese sombrero para que pueda verte la cara.
Sin esperar que _________ lo hiciera, le agarró el sombrero y se lo colocó en las manos. _________ resistió la necesidad que sentía de tragar saliva. Lo miró a la cara sin pestañear.
—Tú eres la autora de tu propio éxito, _________. Yo, ni soy responsable de él ni quiero serlo —añadió él en un tono de voz más tranquilo y preciso, con un esfuerzo aparente por recuperar el control—. No espero que aceptes la oferta que yo te hago. Sin embargo, si cambias de opinión, estaría dispuesto a negociar. Decidas lo que decidas, te deseo buena suerte... Me gustaría creer que eres feliz.
—Gracias —replicó ella. Con una ligera sonrisa en los labios, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.
-_________...
Con la mano ya puesta sobre el pomo de la puerta, ella cerró los ojos durante un instante y trató de encontrar la fuerza necesaria para enfrentarse de nuevo a él.
— ¿Sí? —preguntó por fin.
Joe la miró fijamente. A ella le dio la sensación de que estaba memorizando todos y cada uno de sus rasgos.
—Adiós.
-Adiós -contestó ella. Entonces, giró el pomo y se escapó.
Completamente aturdida, se apoyó contra el reverso de la puerta. June la miró asombrada.
— ¿Te encuentras bien, _________? ¿Qué te ocurre?
_________ la miró fijamente sin comprender. Entonces, sacudió la cabeza.
—Nada —susurró—.Y todo.
Con un sollozo ahogado salió corriendo del despacho.
Unas noches después, _________ tomó un taxi con poco entusiasmo. Había permitido que Larry y June la persuadieran para que asistiera a una fiesta al otro lado de la ciudad, en el ático de Bud Lewis. Sabía que no debía hundirse en la autocompasión ni aislarse de sus amigos. Mientras se arrebujaba en su chal para tratar de derrotar la fresca brisa de abril, se dijo que ya era hora de que pensara en el futuro. Pasarse el día sentada en casa no le iba a servir de nada.
Como resultado de tanta reflexión, llegó a la fiesta con ánimo de divertirse. Bud la acompañó hasta la barra del bar y le preguntó qué le apetecía tomar. _________ estaba a punto de pedir su habitual bebida sin alcohol cuando un bol lleno de un ponche de color rosado le llamó la atención.—Oh, eso tiene buen aspecto. ¿Qué es?
—Ponche de frutas —le informó él mientras le llenaba un vaso sin esperar su respuesta.
_________ decidió que sería una bebida bastante inocua. Le dio un sorbo y le pareció deliciosa. Entonces, empezó a mezclarse con los invitados.
Saludó a personas ya conocidas y a los rostros nuevos, deteniéndose de vez en cuando para reír o charlar. Iba de grupo en grupo, sorprendida de lo alegre que se sentía. La depresión y la infelicidad parecían haberse disuelto como la bruma de verano. Aquello era lo que había necesitado desde el principio. Gente, música y una nueva actitud ante la vida.
Se había tomado ya tres vasos de ponche y se lo estaba pasando estupendamente. Estaba flirteando con un hombre alto y moreno, que se había presentado como Paul, cuando una voz conocida habló a sus espaldas.
—Hola, _________. Qué casualidad encontrarte aquí.
_________ se dio la vuelta y se sorprendió de ver a Joe. Sólo había accedido a asistir a la fiesta porque June le había asegurado que Joe tenía otros planes. Le dedicó una vaga sonrisa y, durante un instante, se preguntó por qué su imagen estaba algo borrosa.
—Hola Joe. ¿Has decidido mezclarte con tus súbditos esta noche?
Él le miró las sonrojadas mejillas y la ausente sonrisa antes de observarla de arriba abajo. Cuando volvió a mirarla a la cara, tenía una ceja fruncida.
—Lo hago de vez en cuando... Es bueno para mi imagen.
—Mmm —replicó ella antes de tomarse el resto de ponche que le quedaba en el vaso—. A los dos se nos da muy bien cuidar de nuestra imagen, ¿verdad? —añadió. Entonces, se volvió hacia el hombre que estaba de pie a su lado con una brillante sonrisa—. Paul, sé un cielo y ve por otro de éstos para mí. Es el ponche ése que está sobre la barra... En el bol...
— ¿Cuántos te has tomado ya, _________? —le preguntó Joe mientras Paul iba a cumplir el encargo—. Pensaba que dos copas eran tu límite.
—Esta noche no hay límite —replicó ella con un violento movimiento de cabeza—. Estoy celebrando que he vuelto a nacer. Además, sólo es ponche de frutas.
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