Secretos en Hogwarts. (Draco Malfoy y Tu -Haley Rose-) CAPITULO 2.

Después de alejarse varias calles, se dejo caer sobre la acera de la calle Magnolia, jadeando a causa del esfuerzo. Se quedó sentado, inmóvil, todavía furioso, escuchando los latidos acelerados del corazón. Pero después de estar unos minutos solo en la oscura calle, le sobre cogió una nueva emocion: el miedo. Le dio un escalofrío. La luz de la farola que iluminaba la calle empezó a tintinear, hasta que finalmente se apago, miro a ambos lados de la calle Magnolia, el ruido de los columpios detrás de el le asusto, el poco viento que hacia los movía como si alguien estuviera jugando en es momento. El sonido de una rama rompiendo hizo que Harry se sobre saltara, miro delante de el, entre los arbustos pudo ver lo que parecía un enorme perro negro, sin pensarlo se puso de pie y saco su varita apuntando a los arbustos del otro lado de la calle. El perro ladro. Sonó un estruendo que hizo que Harry retrocediera cayendo en la acera. Un segundo más tarde, un vehículo de ruedas enormes y grandes faros delanteros frenó con un chirrido exactamente en el lugar en que había caído Harry. Era un autobús de tres plantas, pintado de azul, que había salido de la nada. Durante una fracción de segundo, Harry pensó si no lo habría aturdido la caída. El cobrador, con un uniforme destartalado y unas dos tallas mas grande se apoyo en la puerta abierta, se aclaro la garganta y leyendo una pequeña tarjeta dijo sin mirar a nadie:

•Stan: Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el brujo o mago extraviado, me llamo Stan Shumpike, —Dijo señalando un identificador que tenia en la chaqueta. —Estoy a tu completa disposición esta noche.

Stan se guardo la tarjeta en el bolsillo. Stan era un joven de unos dieciocho o diecinueve años, delgado, de pelo negro por los mechones que se veían debajo de la gorra y con acne. Cuando levanto la vista vio a Harry que seguía en el suelo.

•Stan: ¿Qué haces tirado en el suelo?
•Harry: Me he caído
•Stan: ¿Para que te has caído?
•Harry: No ha sido a propósito. —Dijo levantándose del suelo.
•Stan: Esta bien, sube, ¿a que esperas? Que vamos a echar raíces.

Harry se acerco al extremo del autobús recordando el porque se había caído y miro hacia los arbustos del otro lado de la calle, pero entre ellos ya no había nada.

•Stan: ¿Qué estás mirando? —Dijo asomándose.
•Harry: Nada.
•Stan: Pues venga a dentro. —Harry fue a coger su baul. —No, no, no, ya lo cojo yo, tu sube.

Harry hizo caso y subió al autobus, Stan con mucho esfuerzo cogió el baúl de Harry y también lo subió al autobús. Una vez dentro Harry vio que no había asientos; en su lugar, al lado de las ventanas con cortinas, había media docena de camas de hierro, en el techo del autobús colgaba una enorme lampara.

•Stan: Venga vamos, vamos, vamos, vamos. —Dijo para que Harry se diera prisa.

Llegaron a una cama que había detrás del conductor del autobús. Ernie Prag que era el nombre del conductor, era un brujo anciano que llevaba unas gafas muy gruesas, Stan se paro delante de Harry y le dio su billete, que lo guardo en el bolsillo de su pantalón.

•Stan: Dale caña Ern. —Dijo dandole unos golpecitos al cristal.
•X: Sii dale cañita Ernie, el trayecto va a ser movidito. —Dijo riendo una pequeña cabecita que colgaba del retrovisor.

Se oyó otro estruendo y al momento Harry se encontró sentado en la cama, por la aceleración del autobús noctámbulo. Al incorporarse vio que pasaban a una velocidad tremenda por las calles que apenas podía reconocer donde estaba exactamente.

•Stan: ¿Como decías que te llamabas? —Le pregunto a Harry.
•Harry: No lo he dicho.
•Stan: ¿Tampoco a donde te diriges?
•Harry: Al Caldero Chorreante, esta en Londres. —Dijo con dificultad, intentaba mantenerse quieto en la cama pero le costaba algo de esfuerzo debido a la velocidad del autobús.
•Stan: ¿Lo conoces Ern? El Caldero Chorreante, esta en Londres. —Dijo riendo.
•X: El Caldero Chorreante si hay crema de guisantes cómetela o te comerá ella antes. —Dijo de nuevo la diminuta cabeza.

Ernie conducía aquel autobús con demasiada facilidad, esquivaba los coches sin ningún problema a pesar de la tremenda velocidad que llevaban, como si no hubiera nadie mas en la calle salvo ellos.

•Harry: ¿Y los muggles, no pueden vernos?
•Stan: ¿Muggles? Esos no ven nada colega.
•X: Pero si les clavas un tenedor brincan. —Dijo de nuevo la cabeza colgante. —Eh Ernie ancianita invalida a las doce.

Ernie freno de golpe y con tanta brusquedad que Harry acabo con la cara estampada contra el cristal que lo separaba de Ernie. La señora iba cruzando la calle muy poco a poco con su bastón. La pequeña cabeza que colgaba del retrovisor empezó una cuenta regresiva algo que parecía entusiasmarle.

•X: Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, tres y medio, dos, uno y tres cuartos... ¡Ya!

El autobús volvió a ir a la velocidad del rayo, cuando a la ancianita solo lo había pasado medio centímetro. Stan había abierto un ejemplar de El Profeta y lo leía con la lengua entre los dientes. En la primera página, bajo un rotulo que decía Huido de Azkaban habia una gran fotografía de un hombre con rostro triste y pelo largo y enmarañado que parecía gritar desesperado. A Harry le resultaba extrañamente familiar.

•Harry: ¿Quién es ese, ese hombre?
Stan volvió a la primera pagina.
•Stan: ¿Como que quien...? ¿Qué quien es? Es Sirius Black, ¿Quién va a ser? —Le enseño de nuevo la primera pagina a Harry. —¿No me digas que nunca has oído hablar de Sirius Black? —Harry negó con la cabeza. —Es un homicida, acabo preso en la prisión de Azkaban por eso.
•Harry: ¿Como ha escapado?
•Stan: Esa es una buena pregunta , si señor, es el primero que lo consigue, era fiel colaborador de quien tu sabes, veo que a ese lo conoces.
•Harry: Si, no sabes cuanto.
•X: Ernie dos autobuses a las doce en punto, se están acercando Ernie. —Dijo con nerviosismo.

Harry veía acercarse esos dos autobuses a gran velocidad y empezó a preguntarse como harían para no chocar con ellos.

•X: Ernie los tenemos encima...

Ernie aminoro la velocidad del autobús y tiro de una especie de palanca que había en el techo, el autobús parecía que iba a cámara lenta, incluso los dos autobuses londinenses parecían pasar a cámara lenta. El autobús noctámbulo empezó a comprimirse y a pasar entre los dos autobuses. En cuanto consiguieron pasar el autobús volvió a su forma natura y a ir a su velocidad habitual. A los pocos minutos Ernie volvió a frena en seco y Harry volvió a quedarse con la cara estampada en el cristal. Aunque esta vez parecía que Ernie había frenado un poco tarde y a diferencia de con la señora que ni le rozo ahora le había dado un pequeño golpe a un coche que parecía plateado, lo que hizo que sonara la alarma del coche.

•Stan: El Caldero Chorreante.
•X: Próxima parada el callejón nocturno.

Un hombre clavo, viejo, encorvado y con una pronunciada chepa subió al autobús.

•Tom: Ahh señor Potter, al fin.

Harry bajo del autobús que enseguida volvió a recorrer las calles a la velocidad del rayo. Una vez en la calle Harry siguió al señor dentro del Caldero Chorreante. Tom antes de cerrar la puerta saco una llave de su bolsillo y apago la alarma del que parecía su coche.

Harry espero a que Tom cerrara la puerta y lo siguió hasta una habitación bastante amplia, como si fuera un despacho. Nada mas entrar Harry vio a su lechuza.

•Harry: ¡Hedwig! —Dijo acercándose a la lechuza.
•Tom: Tiene una lechuza muy inteligente Señor Potter, llego aquí cinco minutos antes que usted.

Un hombre que había al final de la sala detrás de un escritorio se aclaro la garganta para que Harry le prestara atención antes de empezar a hablar.

•Fudge: Como ministro de magia es mi deber informarle Señor Potter, de que esta misma tarde, la hermana de su tío ha sido localizada al sur de Sheffield girando al rededor de una chimenea.

Mientras el Señor Fudge hablaba Tom había hecho que Harry se sentara en una de las sillas y le había ofrecido algo de comer, cosa que Harry rechazo, estaba demasiado pendiente de lo que el ministro le decía por miedo a que lo echaran del colegio.

•Fudge: El departamento de reversión de magia accidental fue informado de inmediato, ha sido convenientemente desinflada y se le ha modificado su memoria, no guardara ningún recuerdo del incidente sufrido, por tanto eso pone fin al evento sin nada que lamentar. ¿Crema de guisantes? —Dijo cuando se acerco a Harry.
•Harry: No, gracias. Ministro…
•Fudge: ¿Si?
•Harry: No lo entiendo
•Fudge: ¿Entender?
•Harry: Infringí la ley, los menores de edad no pueden hacer magia en casa.
•Fudge: Oh vamos Harry, el ministerio no manda a nadie a Azkaban por inflar a su tía.

Tom empezó a reírse pero se callo de inmediato avergonzado en el momento en el que el señor ministro lo miro con desaprobación.

•Fudge: Aunque por otro lado, salir corriendo así, dada la situación actual fue muy, muy irresponsable.
•Harry: ¿La situación actual?
•Fudge: Un asesino anda suelto.
•Harry: ¿Se refiere a Sirius Black? ¿Que tiene que ver conmigo?
•Fudge: Ohh —rió nerviosamente. —Nada desde luego, estas a salvo, eso es lo que importa. —Dijo estrechándole la mano a Harry. —Y mañana estarás de regreso a Hogwarts. Oh ahí tienes tus nuevos libros —Dijo señalando una pila de libros. —Me he tomado la libertad de encargar que te los trajeran aquí, ahora Tom te llevara a tu habitación.

Tom se acerco a la silla donde Harry estaba sentado y con el pie hizo girarla, Harry se levanto y lo siguió, cuando estaba a punto de salir por la puerta llamo a Hedwig quien enseguida voló hacia su brazo. El señor ministro volvió a hablar ya sentado en la silla del escritorio.

•Fudge: Ah por cierto Harry, mientras estés aquí, lo mejor seria que no salieras.

Al día siguiente por la mañana Harry miraba por la ventana de su habitación a la gente que había en la calle o el tren que pasaba en ese momento y hacia retumbar su habitación. Se giro hacia la pequeña mesa donde había dejado los libros, había uno diferente a los demás entre marrón y verde como de piel, atado con una especie de cinturón, el libro tembló y emitió como un pequeño gruñido. Harry se acerco al libro y desabrocho el cinturón que lo cerraba. En cuanto Harry lo cogió y lo miro un par de segundos el libro hizo ademan de morderle. Harry intento cerrarlo, pero el libro era bastante fuerte, Harry tiro el libro en el suelo el libro iba a morderle y Harry se subió a la cama. El libro se metió debajo de la cama, Harry se asomo a ver donde estaba pero nada mas asomarse el libro se lanzo a morderle, Harry se levanto en la cama de nuevo y el libro volvió a esconderse. Harry se quito una zapatilla y la dejo en el suelo esperando que el libro fuera a por ella, efectivamente nada mas tocar la zapatilla en el suelo el libro la mordió, Harry salto sobre el libro y lo aplastó, lo volvió a cerrar, lo dejo de nuevo en la mesa y salió de la habitación. Al salir se cruzo con una rata perseguida por un gato naranja. Cuando llego a las escaleras escucho dos voces muy conocidas que discutían.

•Ron: Te lo advierto Hermione, mantén a esa maldita vestía lejos de Scabbers o lo convierto en un felpudo. —Dijo furioso.
•Hermione: Es un gato, ¿Que esperabas? Es su naturaleza.
•Ron: ¿Un gato? ¿Eso te han dicho? A mi me parece mas un cochinillo con pelos.
•Hermione: Parece mentira que lo diga el dueño de ese cepillo sucio y fétido, tranquilo Crookshanks ignora al enano mental.
•Ron: ¡Harry! —Dijo levantando la vista y sonriendo.
•Hermione: Harry. —Dijo girando a verlo.

Despues de saludar a Harry se sentaron en una mesa, Ron le enseño un recorte de el periódico El Profeta donde ponía en letras grandes: El ganador del gran premio visita Egipto. Debajo había una gran foto en blanco y negro de la familia Weasley.
•Harry: ¿Egipto?¿Como es?
•Ron: Genial, muchas cosas, momias, tumbas, hasta Scabbers se divirtió.
•Hermione: Los egipcios adoraban a los gatos.
•Ron: Ya, y a los escarabajos peloteros.
•George: No seguirás enseñando ese recorte por ahí ¿Verdad?
•Ron: No, pues claro que no. —Dijo mientras George le quitaba el recorte de periódico.
•Fred: No, ni a un alma, solamente a Tom.
•George: A la que friega.
•Fred: Al vigilante.
•George: Al cocinero.
•Fred: Al que vino a reparar el lavabo.
•George: Y aquel mago belga.
•Molly: ¡Harry! —Dijo con una sonrisa acercándose al muchacho.
•Harry: Señora Weasley.
•Molly: Cuanto me alegro de verte.
•Harry: Yo también.
•Molly: ¿Tienes ya lo que necesitas?
•Harry: Si.
•Molly: ¿Si todos los libros?
•Harry: Si esta todo arriba.
•Molly: ¿Y toda tu ropa?
•Harry: En la habitación.
•Molly: Buen chico.
•Harry: Gracias.
La señora Weasley se marcho justo cuando llegaba su marido a saludar a Harry.
•Arthur: Harry Potter. —Dijo dandole la mano.
•Harry: Señor Weasley.
•Arthur: Harry, ¿Puedo hablar un momento contigo?
•Harry: Si, claro.
•Arthur: ¿Con ganas de empezar el curso?
•Harry: Si, va a ser genial.

El Señor Weasley se llevo a un lado a Harry, parecía que lo que le iba a contar era bastante serio a juzgar por la cara del Señor Weasley una vez que se apartaron.

•Arthur: Harry, en el Ministerio algunos me recomendarían encarecidamente que no divulgara lo que estoy apunto de revelarte. Pero considero que es algo que debes saber. Estas en peligro, en grave peligro.
•Harry: ¿Tiene que ver con Sirius Black señor?
•Arthur: ¿Qué sabes tu de Sirius Black, Harry?
•Harry: Solo que ha escapado de Azkaban.
•Arthur: ¿Y sabes por qué? Hace trece años al impedir que…
•Harry: Voldemort.
•Arthur: No digas su nombre.
•Harry: Perdón.
•Arthur: Cuando derrotaste a Quien-Tu-Sabes, Black lo perdió todo. Aun así el continua siendo su fiel siervo. En su mente, tu eres el único impedimento, para que Quien-Tu-Sabes recupere su poder. Ese es, el motivo por el que a escapado de Azkaban. Para buscarte.
•Harry: Y matarme.
•Arthur: Harry, quiero que me jures que oigas lo que oigas, no iras en busca de Sirius Black.
•Harry: Señor Weasley ¿Por qué iba a buscar a alguien que quiere matarme?