Lost it all

"Yo gobernaba el mundo 
con estas manos 
sacudí el cielo y la tierra 
viva el reí de la muerte 
entonces lo perdí todo..."
Todos tenemos un momento de gloria, en que nos sentimos el centro del mundo y que nadie puede hacerlo mejor que tú. Que todo lo que pase al lado tuyo se arrodilla, que no te interesa la opinión de nadie y que te da lo mismo si las personas te odian.
Sientes, que eres el verdadero rey. Pero no es así, después de la subida, viene la bajada.
Todos estos adolescentes y mayores perdieron la esperanza de volver a tener lo que tanto apreciaban. Dinero, fama, títulos, casa, comida… fe; todo se les fue arrebatado como si de algo material se tratara, como si no valieran nada y como si su nombre nunca hubiera sido conocido por nadie.
Pero la fe es lo último que se pierde.
Personas humildes, de buen corazón y con poco pero mucho que dar, acogen a estos egocéntricos y ricachones en sus casas, los alimentan en sus cocinas y les enseñan el verdadero precio de la gloria.
"yo creo que todos podemos caer a veces 
no puedes ver? 
todos caemos alguna vez..."

Audiciones ━ Personajes/Orden ━ Muro interactivo ━ Lugares ━ Fichas.

Recorría las calles del barrio Francés. Eran las cinco de la tarde y se suponía que yo tenía que barrer mi casa, estaba realmente echa un desastre y luego de haberme mudado, no había ordenado ni las cajas, los bolsos y menos las miles de bolsas que había sacado de mi casa con medicamentos. Lo primero que había hecho, era tomar mi cámara y salir a recorrer, mientras que el sol aún estaba en la vista de todos.
La gente me miraba… No sé cómo describirlo. La mayoría tenia cara de que yo era solo una turista obsesionada con el lugar, otras que estaba loca por emocionarme con cada cosa que veía en las vidrieras y las otras, bueno, no les preste demasiada atención, después de todo, había logrado lo que quería. Vivir en Nueva Orleans.
No había tardado demasiado en pensar que salir era una buena idea. Apenas había llegado a mi nueva y pequeña casa, quería dejarla para que en la noche pudiera recorrerla, era nueva y era mía. Yo había logrado eso, luego de tantos años de trabajo y esfuerzos, todo lo que tenía yo lo había logrado. Mis padres me habían ayudado, pero siempre teníamos lo justo y suficiente, así que no quería pedirles más dinero del que hacía falta, ya que, con seis hermanos menores, ellos tenían a quienes cuidar. Kota y yo habíamos salido de casa, juntos. Vivíamos a dos cuadras de diferencia, pero no sabíamos que queríamos y que no recorrer, así que dijimos que lo haríamos por separado, hasta el día siguiente.
Mi familia estaba fascinada de que sus dos hijos menores se mudaran, Kota y yo ya habíamos vivido demasiado en casa, hasta habíamos estudiado nuestras profesiones ahí y realmente queríamos tener una vida lejos de lo que ya conocíamos. Papá fue el que se tomó mejor la noticia de donde iríamos, él amaba que siguiéramos nuestros sueños y fue uno de los principales ayudantes, Mamá, bueno ella era un caso diferente, tenía su carácter y amaba que todo estuviera perfecto, así que nos hizo y nos deshizo nuestras maletas como diez veces seguidas, o porque faltaba algo o porque tenía demasiado. Los gemelos estuvieron con Kota casi en todo momento, así que les costó separarse, en mi caso, las gemelas m siguieron hasta que los pies no les dieron más. Por último, estaba Kenna. Ella había sido mi confidente, mi mejor amiga y la chica que siempre había tratado de ser invisible, aunque no lo había logrado. Teníamos los mismos ojos verdes, aunque mi cabello había salido casi rubio, Kenna había heredado los colores oscuros de mi mamá. Todo lo que hacíamos, era juntas. Ir a fiestas de cumpleaños, al parque, proyectos, totalmente todo y esto, era como si yo la hubiera abandonado.
Livin’on a player de Bon Jovi sonaba en mis oídos mientras volvía a mi casa. Eran casi las siete y más tarde saldría para hacer unas compras y cenar con Kota-si era que el aún no había cenado-. Tarareaba la canción animadamente mientras arrastraba el tanque de oxígeno casi llegando a la casa color pastel. Estaba un poco agitada, pero se arreglaba, así que me tranquilice y abrí la pequeña puerta de entrada, la cual estaba casi destrozada y tenía por seguro que arreglar.
Mientras buscaba las llaves de mi casa, i see fire de ed sheeran comenzó a sonar, avisando de que alguien me estaba llamando. A través de la pantalla, visualice la foto que tenía con mi mamá y supe que era ella de inmediato, habíamos hablado hace tres minutos y bueno, como ya les había dicho, mi mamá era una paranoica.
— ¿Mamá? —conteste una vez dentro de mi casa.
—Oh bebe, ¿Cómo estás? ¿Ordenaste todo ya? Dime que si, por favor. —Su voz sonaba como si hubiera corrido una maratón.
Dude lo que debía contestarle, hasta que opte por una mentira piadosa.
—Sí. ¿Sabes? Puedes hasta ver tu reflejo en el piso. —Mentira, mentirosa, mentira. Me reí en mis adentros, mi madre estaba aliviada y yo, pues yo trataba de aguantarme la risa.
—Oh Gracias a Dios—se escuchó un murmullo del otro lado—. Si, le diré. Amor, papá dice que te ama y que quiere que seas feliz a tu manera y… que le avises si tienes novio.
Me golpee la cara con mi mano, el objetivo de mi madre era casarme y el de mi padre, alejar a todo idiota que se me acercara. Conté todas las veces que mi padre y Kota habían alejado a mis novios y sonreí, ellos sabían realmente como mostrar a la persona detrás de la perfección.
Una vez el chico resulto gay, luego estuve con uno que se hacía pasar por medico pero no sabía ni siquiera cómo funcionaba mi tanque de oxígeno y termino que mi mamá había contratado un gigoló para que saliera conmigo. Fue el peor día de mi vida, ya que pensaba que todo había sido real y que no había tenido vergüenza de mi estúpido cáncer. Desde esa vez nunca más hable sobre mis novios con mamá. Era capaz de cualquier cosa.
—Está bien, dile que le amo. Tengo que cortar mamá, Kota de seguro que me debe estar esperando. —Suspire.
—Bueno hija, dile a tu hermano que lo amamos y los extrañamos. —Su manera de hablar era muy rápida—Y recuerda…
—Siempre mantener una sonrisa y dar una cálida bienvenida al que lo necesite. —Le corte—Te amo, mamá. Hablamos luego.
—Adiós bebé. —Fue lo último que le escuche decir antes de cortar.
Tire mi celular en mi bolso y lo deje en el gran sillón de entrada. Camine unos cuantos pasos a la cocina para tomar dinero, mi billetera estaba ahí y debía llevar dinero para comprar algo y llevarlo a la casa de Kota. Encontré unos cuantos dólares, los cuales me alcanzaban para comida Italiana y unas cuantas cosas más de bebida. Quería una cerveza rápida y fresca.
Cuando salí de mi casa, el cielo ya estaba oscureciendo. Me había cambiado nuevamente ya que el clima estaba fresco, una polera azul grande, unos jeans negros y unos botines me mantenían caliente. No usaba maquillaje alguno, no me gustaba demasiado, luego de eso, deje mi cabello suelto y pues, me sentí cómoda.
Mire hacia los costados y pude ver un pequeño mercado el cual tenía todo lo necesario. Entre. Parecía los mercados de las películas; pequeños y acogedores. Luego de haber encontrado todo lo necesario—Dos paquetes de fideos y una Coca-Cola—Pague y salí caminando las dos cuadras restantes a la casa de mi hermano.
Kota y yo éramos como gemelos. Ambos teníamos el pelo casi rubio de papá, los ojos verdes de mamá y la contextura física grande. No éramos gordos, pero mis caderas tenían más curvas que las modelos de las revistas; mis hombros eran más anchos y mis pechos y trasero, bueno ellos eran grandes y no trataba de ocultarlos demasiado.
Otra cosa que había aprendido de mi madre.
Nunca ocultar tus atributos femeninos, si los tienes, muéstralos.
Me había colocado mis auriculares y en mis oídos sonaba Girls de The 1975. No era gran fanática de esa banda, solo tenía algunas de sus canciones y nunca había visto algún video de ellos. Prácticamente solo me sabía dos o tres canciones, tal vez más, no lo recordaba.
Estaba a dos casas antes de la de mi hermano. Su color resaltaba, un azul entre dos casas blancas, digamos que a Kota le gustaba llamar la atención. Rio, mi hermano era un egocéntrico de porquería, pero lo amaba. Porquería o no.
—Escuche. —Un sonido se escuchó en uno de los arbustos. Me pareció estúpido, no creía que alguien se podría acostar en un arbusto.
Digo, a menos que fuera un idiota de los grandes.
Camine hasta allí con la bolsa en forma de arma. Me sentía estúpida, realmente estúpida por haber puesto como arma de defensa a dos paquetes de fideos.
— ¿Quién anda ahí? —Pregunte con la voz firme. Pero por dentro, tenía las piernas como dos palos rompiéndose.
Un cuerpo se levantó, estaba como agotado. Logre ver unos ojos oscuros y una piel pálida, parecía de papel por su forma estética, como si hubiera sufrido hambre. Pero su ropa era de cuero y me pareció realmente extraño.
La persona se derrumbó frente a mis ojos y lo primero que hice fue correr hacia la casa de Kota.
Alguien necesitaba ayuda y mi hermano y yo se la daríamos.

Gracias chicas. De verdad que estaba muy poco convencida de mi capitulo pero me ha empezado a gustar gracias a sus comentarios. Las amo y esperemos el capitulo de Zoey